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SALA

CONSTITUCIONAL
MAGISTRADO
PONENTE: FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ
 
Mediante
oficio Nº 657-2014 del 31 de marzo de 2014, el Juzgado Superior del Trabajo de
la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy remitió a este Tribunal Supremo
de Justicia el conocimiento de la causa contentiva del amparo
constitucional,
interpuesto por la sociedad mercantil LA CARIDAD C.A., inscrita
originalmente ante el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua el 27
de septiembre
de 1966, bajo el N° 102, Tomo 6 y posteriormente ante el Registro
Mercantil Segundo del Estado Aragua el 25 de febrero de
2005, bajo el N° 35,
Tomo 10-A, contra la actuación del 22 de noviembre de 2012, emanada del Juzgado
Segundo de
Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy,
mediante la cual se
declaró la admisión de los hechos con ocasión a la demanda por cobro de
prestaciones sociales incoada
por la ciudadana Eneida Maribi García Romero,
titular de la cédula de identidad N° V-12.285.151 contra su representada y
Maxipollo C.A.
 
Dicha
remisión se efectuó con ocasión al recurso de apelación tempestivo formulado
por la apoderada actora contra
la decisión dictada por el Juzgado Superior del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy el 8 de noviembre
de
2013, que declaró Sin Lugar la presente acción de amparo.
 
El
23 de abril de 2014, se dio cuenta en Sala y se designó Ponente al Magistrado FRANCISCO
ANTONIO
CARRASQUERO LÓPEZ, quien, con tal carácter, suscribe el presente
fallo.
 
Mediante
decisión N° 1025 dictada por esta Sala Constitucional el 5 de agosto de 2014, se
estimó necesario
requerir de la Sala de Casación Social, información sobre el
estado en que se encuentra el conflicto de competencia que le
fue remitido para
su resolución por la Sala Plena bajo el alfanumérico AA60-S-2011-0000271,
suscitado entre el Juzgado
Cuarto de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo del Estado Yaracuy y
el Tribunal
Primero de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución tanto del
Nuevo Régimen como del Régimen
Procesal Transitorio del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Falcón, en el marco del juicio por cobro de
prestaciones sociales incoado por la ciudadana Eneida Maribi García Romero
contra la sociedad Mercantil La Caridad
C.A y Maxipollos C.A. y, en el caso de
haberse dictado la sentencia respectiva, remitiera copia certificada del fallo.
 
El
1° de octubre de 2014, mediante oficio N° 2148, la Sala de Casación Social de
este Alto Tribunal remitió la
información que le fue requerida.
 
Siendo
la oportunidad para decidir el presente asunto, la Sala procede a hacerlo en
los siguientes términos:
 
I
ANTECEDENTES
 
La
sociedad mercantil La Caridad C.A., antes
identificada, ejerció el 15 de marzo de 2013, acción de amparo
constitucional
contra la actuación del 22 de noviembre de 2012, emanada del Juzgado Segundo de
Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, mediante la cual se
declaró la
admisión de los hechos con ocasión a la demanda por cobro de prestaciones
sociales incoada por la ciudadana
Eneida Maribi García Romero. Dicha acción le
correspondió en conocimiento al Juzgado Superior del Trabajo de la
Circunscripción Judicial de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, el
cual, la admitió el 21 de marzo de 2013 y
ordenó efectuar las notificaciones
correspondientes. De igual modo, acordó medida cautelar innominada consistente
en la
suspensión del embargo ejecutivo decretado en la causa N° 12-0017 el 10
de abril de 2013, hasta tanto se decidiera la
presente acción de amparo, para
lo cual ordenó librar la participación correspondiente al tribunal de la causa.
El
31 de octubre de 2013, se realizó la audiencia constitucional y se declaró sin
lugar la acción de amparo, luego de
lo cual, el 8 de noviembre de 2013, se
publicó el extenso del fallo.
 
Seguidamente,
el 12 de noviembre de 2013, la apoderada judicial de la parte actora, apeló del
fallo, recurso que fue
oído en un solo efecto por el tribunal de la causa.
 
Remitidas
las actuaciones a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, se
dio cuenta en Sala el 23 de
abril de 2014.
 
El
21 de mayo de 2014, consignó escrito contentivo de la fundamentación de la
apelación interpuesta.
 
Realizada
la lectura individual del expediente, esta Sala pasa a pronunciarse, previas
las siguientes consideraciones:
 
II
FUNDAMENTOS DE LA ACCION DE
AMPARO
 
                      Alegó
la parte accionante que ejerce su acción contra la
actuación del 22 de noviembre de 2012, emanada del
Juzgado Segundo de Primera
Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial
del Estado Yaracuy, mediante la cual se declaró la
admisión de los hechos con ocasión a la demanda por cobro de
prestaciones
sociales incoada por la ciudadana Eneida Maribi García Romero.
 
En primer
término, invocó el artículo 49.7 del Texto Constitucional, según el cual nadie
puede ser sometido a juicio
por los mismos hechos en virtud de los cuales hubiese
sido juzgado anteriormente y, en este sentido, informó que en el
Circuito
Laboral se introdujeron distintas acciones por la misma causa en los expedientes
UP11-L-2009-527, UP11-L-2012-
07 y UP11-L-2012-17, el último donde se
originó la decisión que da origen a la presente acción de amparo. Las acciones
fueron incoadas por los ciudadanos Eneida Maribi García Romero, Víctor Daniel
García, Emilio Antonio Lucambio
Torrealba, Ebel José Álvarez Sanguino,
Francisco Javier Rodríguez, Juan José Rivero, Heriberto Nisat y Jhoel José
Yusty
Natera.
 
Que en el
expediente N° 2009-0527, llevado ante el Juzgado Cuarto de Primera Instancia de
Sustanciación,
Mediación y Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del Estado Yaracuy, se dictó sentencia en la cual se
declaró la incompetencia
por el territorio para conocer de la causa y se declinó la competencia en
el
Tribunal Primero de
Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución
tanto del Nuevo Régimen como del Régimen Procesal
Transitorio del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Falcón,
quien, recibidas las actuaciones, igualmente
declinó la competencia y planteó
el conflicto correspondiente, para lo cual remitió las actas correspondientes a
la Sala Plena
del Tribunal Supremo de Justicia, donde se le asignó el N°
AA60-S-2011-0000271 y se está a la espera de la decisión.
 
            Que,
pese a que los trabajadores y su abogada tenían conocimiento del estado en que
se encontraba la causa, en el
año 2012 intentan nueva demanda a sabiendas de
que no iban a lograr la notificación de la demandada, por cuanto La
Caridad
C.A. ya no estaba en la Granja Las Carolinas desde el año 2009.
 
            Que
en esta nueva demanda -cursante en el expediente UP11-L-2012-17- el 22 de
noviembre de 2012, se dictó
sentencia mediante la cual se declaró la admisión
de los hechos en virtud de la incomparecencia de su representada a la
audiencia
preliminar efectuada el 14 de noviembre de 2012, en violación al debido proceso
y su derecho a la defensa, dada
la falta de notificación de su representada,
según se evidencia de la declaración del alguacil quien, no obstante, informó:
“procedí hacer entrega de la copia del cartel de notificación al ciudadano
Juan Castellanos, mayor de edad, titular de la
cédula de identidad N°
15.869.353, quien dijo ser oficial de seguridad, quien manifestó que dicha
empresa ya no funciona
en esa dirección sin embargo no se negó a recibir copia
del cartel”, la Juez de Sustanciación, en vez de continuar la
notificación
conforme el artículo 127 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, ordenó
notificar por carteles en un periódico
sin percatarse que en el derecho
procesal laboral existe la notificación por correo con acuse de recibo por ser
una persona
jurídica, más aun si los demandantes declararon conocer el
domicilio de su representada.
 
Que lo anterior
ocasionó que su representada no acudiera a la audiencia preliminar y existe el
riesgo que se le ejecute
un dinero estando la causa prescrita, sin haber podido
defenderse, por lo que solicita la nulidad de la sentencia denunciada
como acto
lesivo y se reponga la causa al estado de notificación.
 
Concluye
afirmando que la presente acción de amparo procede en razón de:
 
“1.
La violación inminente del debido proceso y del derecho a la defensa (…) en
virtud de que no se notificó
debidamente a mi representada conforme lo
establece la Ley Orgánica Procesal del Trabajo omitiendo el artículo
127, por
no considerar la notificación por correo con aviso de recibo habiendo la parte
demandada descrito en el
escrito libelar el domicilio fiscal y principal de la
empresa La Caridad C.A. produciéndose la ADMISIÓN DE LOS
HECHOS y declarando la
ejecución para el 10 de abril de 2013, violentando el derecho a la defensa y al
debido
proceso afectando a (sic) en el peculio a mi representada al cóbrarle
(sic) un dinero por conceptos prescritos por
cuanto la prestación de servicio
terminó en el 2009 sin que ella haya podido defenderse, por lo que solicita
este
amparo para que se declare nulo el procedimiento sustanciado en el
expediente UP11-L-2012-017 de conformidad
con el artículo 25 de la Carta Magna
caso ENEIDA MARIBI GARCIA ROMERO (…) Vs. LA CARIDAD C.A.
centro de trabajo de
mi representada GRANJA LAS CAROLINAS hasta octubre 2009 y la entidad de trabajo
MAXIPOLLO.
2. La acción de
amparo interpuesta procede en virtud de que es del conocimiento público que la
Zona C del
Municipio Palmazola y Distrito Silva es del Estado Falcón y la
circunscripción judicial del Estado Yaracuy no tiene
competencia por lo tanto
LA SENTENCIA dictada por el JUZGADO SEGUNDO DE PRIMERA INSTANCIA DE
SUSTANCIACIÓN, MEDIACIÓN Y EJECUCIÓN DEL TRABAJO DEL ESTADO YARACUY en fecha 22
de
NOVIEMBRE DE 2012, por medio de la cual se declaró la admisión de los hechos
por la inasistencia a la audiencia
preliminar de fecha 14 de noviembre de 2012,
por parte de mi representada en el expediente UP11-L-2012-017 debe
ser
declarado (sic) nula…”
 
III
DEL FALLO RECURRIDO
 
El 8
de noviembre de 2013, el
Juzgado
Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy
declaró
sin lugar la acción de amparo, bajo las consideraciones siguientes:
 
“…Dicho lo
anterior y, a objeto de resolver la acción de amparo constitucional interpuesta,
atendiendo a lo
delatado en el presente asunto, en primer lugar observa el
Tribunal que, en los expedientes números UP11-L-
2012-07 y UP-11-L-2012-17, los
ciudadanos ENEIDA MARIBI ROMERO (….) interpusieron demandas en
reclamo de
derechos de carácter laboral, contra las empresas LA CARIDAD C.A. y MAXIPOLLOS,
C.A. las
cuales una vez admitidas por el Tribunal Segundo de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y
Ejecución de la Circunscripción Judicial del
estado Yaracuy, se ordenó notificación de las accionadas
empresas mediante
carteles, los cuales fueron fijados por el Alguacil en el lugar denominado ‘Zona
C, Granja
La Carolina, Municipio Manuel Monge del Estado Yaracuy’, a pesar
que el empleado de seguridad allí
presente, manifestó que las mencionadas
empresas no funcionaban en esa dirección. Aún y cuando no es
posible para este
Tribunal Constitucional, la revisión de reclamos fundados en normas y derechos
de carácter
legal o sublegal, sino solo aquellos de fuerza y orden
constitucional, vale decir, los preceptuados en el Texto o
Carta Fundamental,
no obstante a este respecto, es importante resaltar que el artículo 26 y
siguientes de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, estipulan diferentes
fórmulas para la práctica de la notificación, pero de
carácter meramente
facultativo, no taxativo ni excluyente. Por lo que, atendiendo al Principio
Finalista de los
Actos Procesales, en el supuesto de que los mismos alcances (sic)
el fin para el cual han sido destinados y,
aún adoptando la Juez, la modalidad
contemplada en el artículo 233 del Código de Procedimiento Civil; en
concordancia con el artículo 11 de la citada ley adjetiva laboral, amén de que
no es éste el escenario judicial
propicio para resolver ese tema, ello no
necesariamente implicaría conculcación del trámite para hacer
efectiva la orden
de notificación emanada del Tribunal Sustanciador, todo esto dando lugar con la
consecuencia fatal de sendos decretos de presunción de admisión de los hechos
alegados por los demandantes
y, la posterior orden de ejecución de los fallos.
Todo lo anterior ocurrió, sin
advertir que, por ante el Tribunal Cuarto de Primera Instancia de
Sustanciación,
Mediación y Ejecución de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy, cursó expediente N° UP11-L-2009-
527, contentivo de similar (por no
decir igual) demanda interpuesta contra las empresas LA CARIDAD, C.A.
Y
MAXIPOLLOS C.A., por parte de los mismos ciudadanos ENEIDA MARIBI ROMERO,
VICTOR
GARCÍA, (…) y otros, declinando la competencia el Despacho aquel, en el
Estado falcón, obviamente por
razón del territorio, recayendo la misma en el
Juzgado Primero de Primera Instancia de Sustanciación,
mediación y ejecución de
la Circunscripción Judicial del Estado falcón, con sede en Santa Ana de Coro,
cuya
Juez también se considera territorialmente incompetente, deponiendo el
conocimiento del asunto, nuevamente
en el Tribunal del Estado Yaracuy y
proponiendo conflicto negativo de competencia, esta vez por ante la Sala
Plena
del Tribunal Supremo de Justicia, el cual corre inserto en el Expediente N°
AA10-L-2011-000271 (…).
De las copias certificadas, al proceso aportadas por la
representación de la quejosa, observa éste Tribunal que,
a la fecha de la
última actuación contenida en las mismas (17 de abril de 2013), la máxima
instancia judicial
del país, aún no había emitido pronunciamiento alguno
respecto al mérito de lo planteado. En consecuencia y,
a fin de asegurar tutela
judicial efectiva y, evitar una decisión chocante e invasiva de la que
corresponde al
Supremo Tribunal, resulta imposible para éste Juzgado
Constitucional, emitir opinión acerca de la
procedencia o no, respecto de la
competencia del Tribunal de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación
y
Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, para
llevar la causa propuesta
contra una empresa, presuntamente ubicada en la
denominada ‘Granja La Carolina de la Zona C’, por cuanto
que, de acuerdo a lo
dispuesto en el numeral 51° del artículo 5 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de
Justicia y, según la forma como está planteado el asunto aquel, es
la Sala Plena, la que legítimamente detenta
la resolución del tema referente a
la cuestionada competencia territorial en un juicio exactamente igual al de
autos, con identidad de sujetos y de causa. Por lo cual, la demanda en amparo
constitucional, solicitada en el
caso de marras no puede en derecho prosperar,
vale decir, debe este Tribunal en la definitiva desestimar la
denuncia
interpuesta, por indeterminación de los derechos presuntivamente lesionados, vale
decir, en forma
no plausible. ASÍ SE DECIDE…”.
 
IV
FUNDAMENTO DE LA APELACIÓN
 
            El
21 de mayo de 2014, el abogado Ernesto Gilmond, inscrito en el Inpreabogado
bajo el N° 122.165, actuando
como apoderado judicial de la sociedad mercantil
La Caridad C.A., presentó escrito de “ratificación de los planteamientos
de
la acción de amparo”, indicando que la sentencia apelada declaró sin lugar
la presente acción obviando las denuncias
formuladas en su solicitud de amparo,
entre ellas, la falta de notificación de su representada respecto al segundo juicio
incoado en contra, ya descritas en el capítulo I del presente fallo.
 
Que
al respecto la norma establece “que la citación por carteles es el paso
previo para el nombramiento del defensor
y no el paso previo para declarar  la
incomparecencia por la obvia falta de conocimiento de la existencia de una
demanda”
ya que el legislador “nunca pretendió desproteger a la
demandante sino por el contrario con esta notificación se procede no
a
continuar la causa sin la demandada con la excusa de que se le va a nombrar un
defensor para que proteja los derechos
constitucionales del demandado”.
 
Que
en la acción preexistente conocida por la Sala Plena de este Alto Tribunal,
el juez superior omitió la prueba
fundamental consignada en copia certificada, la
cual consiste en los oficios emanados de la Alcaldía del Municipio
Palmasola
Estado Falcón, donde señalan “ que el Catastro Municipal dentro del
Municipio Palmasola del Estado Falcón, se
encuentra en proceso de creación, así
mismo es importante resaltar que el poblado C, se encuentra dentro de los
límites de
nuestro estado, según lo establece la gaceta oficial del estado
Falcón, de fecha 21 de mayo de 1992”, además que omitió el
hecho de que su
representada está siendo juzgada por los mismos hechos en dos causas, como una
acción de mala fe de la
parte demandante en los juicios de cobro de
prestaciones sociales, por lo que “al abstenerse de decidir el Aquo (sic)
omitió
el pronunciamiento de Incompetencia por el Territorio del Tribunal Segundo
de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del Estado Yaracuy,
el hecho de mala fe de la doble demanda de los querellados y con ello todas las
consecuencias que de ello se derivan que se concluyen en la violación inminente
del debido proceso de mi represente por lo
que se solicita que la presente
apelación sea declarada con lugar”.
 
V
DE LA COMPETENCIA
 
En
primer lugar, esta Sala pasa a pronunciarse acerca de su competencia para
conocer de la apelación de la decisión
de amparo dictada por
el
Juzgado Superior del Trabajo de
la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, en tal sentido,
observa:
 
Mediante
sentencia de esta Sala Nº 1 del 20 de enero de 2000, (caso: “Emery Mata
Millán”), se estableció, a la luz
de los postulados de la Constitución de la República de Venezuela, el régimen competencial para conocer de las
acciones de
amparo constitucional y, en tal sentido, señaló que le correspondía
a esta Sala Constitucional conocer las apelaciones de las
sentencias
provenientes de los Juzgados o Tribunales Superiores de la República -exceptuando los Superiores en lo
Contencioso Administrativo-, las Cortes de lo
Contencioso Administrativo, las Cortes de Apelaciones en lo Penal y la Corte
Marcial, en tanto su conocimiento no estuviere atribuido a otro Tribunal, cuando ellos
conozcan la acción de amparo en
primera instancia.
 
Ahora bien, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, publicada en la Gaceta Oficial N°5.991
Extraordinario del 29 de julio de 2010, reimpresa en Gaceta Oficial Nº
39.522 del 1º de octubre de 2010, establece en el
artículo 25, numeral 19, que la Sala Constitucional es competente para “conocer las apelaciones contra las sentencias que
recaigan en los procesos de amparo constitucional autónomo que sean dictadas por
los juzgados superiores de la
República, salvo contra la de los Juzgados Superiores en lo Contencioso Administrativo”.
En el caso sub
iudice, la sentencia apelada ha sido dictada por el
Juzgado Superior del Trabajo de
la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy, al conocer, en
primera instancia, de la acción de amparo interpuesta contra el
Juzgado Segundo
de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación
y Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy.
Siendo ello así, esta Sala resulta competente para conocer de la presente
apelación, y así se declara.
 
VI
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
 
Corresponde
a esta Sala Constitucional pronunciarse respecto a la apelación interpuesta
contra la decisión dictada, el
8 de noviembre de 2013, por el
Juzgado Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy
que declaró
sin lugar la acción de amparo incoada contra la actuación del Juzgado
Segundo de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, con
base en que, como quiera que se
encontraba pendiente la resolución de un
conflicto de competencia ante la Sala Plena de este Alto Tribunal, le resultaba
imposible efectuar pronunciamiento.
 
Estima
necesario esta Sala Constitucional para una mejor comprensión del asunto
sometido a su consideración
describir la situación que da lugar a la presente
acción de amparo, ya que el fundamento de la decisión dictada por el a quo
constitucional se originó con motivo de la existencia de dos causas cuya
denominador común eran las sociedades
mercantiles La Caridad C.A. y Maxipollos
C.A. como partes demandadas y la ciudadana Eneida
Maribi García Romero,
como parte actora. Ello así tenemos:
 
Expediente
N° 09-0527
El
16 de diciembre de 2009, los ciudadanos Eneida Maribi
Garcia Romero, Víctor Daniel García, Emilio Antonio
Lucambio Torrealba, Ebel
José Álvarez Sanguino, Francisco Javier Rodríguez, Juan José Rivero, Heriberto
Nisat y Jhoel
José Yusty Natera, titulares de las cédulas de identidad números
12.285.151, 12.286.351, 7.579.315, 12.080.124, 7.511.722,
12.728.484,
24.544.261 y 13.442.960, respectivamente, asistidos por la abogada Zafiro
Navas, inscrita en el Inpreabogado
bajo el número 24.555, incoaron demanda por
cobro de prestaciones sociales contra las empresas mercantiles La Caridad
C.A.
y Maxipollos C.A.
 
Dicha
acción le correspondió en conocimiento al Juzgado Cuarto de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy, quien la admitió el 18 de diciembre de 2009 y le
asignó el N° 09-0527.
 
Practicada
la notificación de la parte demandada, la abogada Luimar Bastidas, inscrita en
el Inpreabogado bajo el N°
102.400, actuando como apoderada judicial de de La
Caridad C.A., solicitó se llamara como tercero a la sociedad mercantil
“Pollo
Premium C.A”.
 
El 11 de febrero de
2010, la apoderada judicial de la parte demandada solicitó al Juzgado Cuarto de
Primera
Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo del Estado
Yaracuy, “…se declare incompetente (…) por el
territorio y decline la
competencia en el Tribunal de Sustanciación, Mediación y Ejecución de Primera
Instancia del
Trabajo en el estado Falcón, Tribunal competente por el
territorio para conocer ésta causa…”.
 
Lo anterior dio
lugar a que mediante decisión del 26 de marzo de 2010,
el Juzgado Cuarto de Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución
del Trabajo del Estado Yaracuy se declarara incompetente por el territorio y declinó
la competencia en un Juzgado de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y Ejecución de la Circunscripción Judicial
del
Estado Falcón.
 
Recibidas
las actuaciones por el Juzgado Primero de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución
tanto del Nuevo Régimen como del Régimen Procesal
Transitorio del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Falcón, el 20
de mayo de 2010, se declaró igualmente incompetente para conocer de la causa,
motivo por el cual planteó
conflicto negativo de competencia y ordenó remitir
las actuaciones a la Sala de Casación Social para resolver el conflicto
planteado.
 
Remitidas
las actas al Tribunal Supremo de Justicia, mediante sentencia dictada el
31 de octubre de 2013, la Sala
Especial Primera de la Sala Plena del Tribunal
Supremo de Justicia ordenó su remisión a la Sala de Casación Social, toda
vez que, por error fueron recibidas en la Secretaría de la Sala Plena del
Tribunal Supremo de Justicia, cuando lo procedente
era su tramitación ante la
Sala de Casación Social.
 
Con
motivo de la información referida al conflicto de competencia requerida por
esta Sala Constitucional a la Sala de
Casación Social, ésta, mediante oficio n°
2148 del 1° de octubre de 2014, informó que el mismo fue resuelto en sentencia N°
968 del 30 de julio de 2014, la cual declaró que el tribunal competente para
conocer de la causa era el Juzgado Cuarto de
Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del Estado Yaracuy.
 
Exp.
12-0017
El
30 de enero de 2012, la ciudadana Eneida Maribi García Romero, asistida
por la abogada Zafiro Navas, incoó
demanda de cobro de prestaciones sociales
contra las sociedades mercantiles La Caridad C.A. y Maxipollos C.A (empresa
sustituta), la cual le correspondió en conocimiento al Juzgado Segundo de
Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy.
 
El
6 de febrero de 2012, el tribunal de la causa admitió la demanda y ordenó
emplazar a la “empresa mercantil LA
CARIDAD C.A. (empresa sustituida) en la
persona del ciudadano JUAN CURVELO, (…) en su condición de gerente y a la
empresa sustituta MAXIPOLLOS C.A., en la persona del ciudadano HEMONGER
URDANETA (…) en la siguiente
dirección: ZONA C, GRANJA LA CAROLINA, MANUEL
MONGE, ESTADO YARACUY…”.
 
El
23 de febrero de 2012, el ciudadano José González, en su condición de Alguacil
del Tribunal de la causa,
mediante diligencia, informó lo siguiente: “Se
consigna cartel de notificación dirigido a la empresa ‘La Caridad C.A.’ en la
persona del ciudadano Juan Curvelo en su condición de Gerente de la
empresa antes mencionada, en donde fije el cartel;
dejo constancia que el
representante de la empresa no se encontraba para el momento, observando que la
misma no tenía
secretaría ni oficina receptora de correspondencia, a tal
efecto, procedí a hacer entrega de la copia del cartel de
notificación al
ciudadano Juan Castellanos (…) quien dijo ser oficial de seguridad, quien
manifestó q (sic) dicha empresa
ya no funciona en esa dirección sin embargo no
se negó a recibir copia del cartel, por cuanto podía hacerla llegar por
medio
de un intermediario, en fecha (22-01-2012) siendo las (10:50 AM), ubicada en la
siguiente dirección: Zona C,
Granja La Carolina, Manuel Monge del Estado
Yaracuy”. Igual declaración efectuó ese mismo día con respecto a la
empresa
Maxipollos C.A.
 
El
4 de mayo de 2012, el tribunal de la causa, atendiendo a la solicitud formulada
por la apoderada actora, ordenó
librar cartel de notificación a las sociedades
mercantiles La Caridad C.A. y Maxipollos C.A., en su carácter de parte
demandada para que “una vez transcurra el termino de diez (10) días
continuos, siguientes la constancia en autos de la
publicación de la última
de dichas notificaciones y vencido que fuere dicho lapso, comenzará a decursar
el término de diez
(10) días hábiles a que hace referencia el artículo 128 de
la Ley Orgánica Procesal del trabajo, a los fines de que tenga
lugar la
celebración de la Audiencia Preliminar (…)”, ello de conformidad con el
artículo 233 del Código de Procedimiento
Civil. Dichos carteles se publicaron
en el Diario “El Nacional” y fueron consignados el 8 de junio de 2012 y 9 de
agosto del
mismo año, respectivamente, en el tribunal de la causa.
 
El
5 de noviembre de 2012, el Juzgado Segundo de Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial
del Estado Yaracuy, en la oportunidad de celebrarse la audiencia preliminar, acordó
fijar nueva oportunidad para el 14 de noviembre de 2012.
 
El
14 de noviembre de 2012, se llevó a cabo la celebración de la audiencia
preliminar en la cual se declaró la
admisión de los hechos en razón de la
incomparecencia de la parte demandada y, el 22 del mismo mes y año, se publicó
el
extenso del fallo.
El
3 de diciembre de 2012, el tribunal de la causa a fin de dar cumplimiento a lo
acordado en la sentencia definitiva
designó experto contable al ciudadano
Douglas Orozco, quien, el 20 de febrero de 2013, consignó las resultas.
 
El
26 de febrero de 2013, el tribunal de la causa concedió a la parte demandada
tres (3) días para el cumplimiento
voluntario de la sentencia. Seguidamente, el
11 de marzo de 2013, ordenó la ejecución forzosa y acordó el día 10 de abril de
2013 para la práctica de la medida de embargo ejecutivo sobre los bienes de la
parte perdidosa.
 
El
14 de marzo de 2013, se recibió ante el Juzgado Superior del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy, solicitud de amparo constitucional
interpuesta por la abogada Luimar Bastidas de Díaz, actuando como apoderada
Judicial de la sociedad mercantil La Caridad C.A., acción ésta que, como se
apuntó anteriormente fue admitida el 21 de
marzo de 2013. En la misma
oportunidad se acordó como medida cautelar la suspensión del “embargo
ejecutivo
presuntamente decretado en el Asunto UP11-L-2012-00017, el día 10 de
abril de 2013, hasta tanto sea decidida la presente
Acción de Amparo
Constitucional.
 
En
adición a lo anterior, la parte accionante en amparo hizo referencia a la causa
N° 12-0007, referida a la demanda
planteada el 18 de enero de 2012, por
los ciudadanos Víctor Daniel García, Emilio Antonio
Lucambio Torrealba, Ebel José
Álvarez Sanguino, Francisco Javier Rodríguez, Juan
José Rivero y Heriberto Nisat, asistidos por la abogada Zafiro Navas,
quienes
incoaron demanda de cobro de prestaciones sociales contra las sociedades
mercantiles La Caridad C.A. y
Maxipollos C.A. (empresa sustituta), que
igualmente le correspondió en conocimiento al Juzgado Segundo de Primera
Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, quien, el
18 de julio de 2012, celebró la audiencia preliminar, oportunidad en la cual
declaró la admisión de los hechos en razón de la
incomparecencia de la parte
demandada y, el 26 del mismo mes y año, publicó el extenso del fallo. El 13 de
febrero de 2013,
el tribunal de la causa se constituyó en la Agencia Bancaria
de la ciudad de Yaracuy de Banesco Banco Universal y procedió
a embargar la
cantidad de doscientos sesenta y cinco mil cuatrocientos cincuenta y dos
bolívares con setenta y ocho
céntimos (Bs. 265.452,78). Seguidamente, mediante
oficio del 22 de febrero de 2013, el a quo solicitó a la mencionada
entidad bancaria elaborar un cheque de gerencia a nombre de la apoderada
judicial de la parte actora, por la cantidad
embargada ejecutivamente
 
Dicho
esto, nos encontramos con 3 causas ejercidas contra
las
sociedades mercantiles La Caridad C.A. y Maxipollos
C.A.
 
La
primera de ellas (exp. N° 09-0527), fue incoada en el año 2009 por los
ciudadanos Eneida Maribi Garcia Romero,
Víctor
Daniel García, Emilio Antonio Lucambio Torrealba, Ebel José Álvarez Sanguino,
Francisco Javier Rodríguez, Juan
José Rivero, Heriberto Nisat y Jhoel José
Yusty Natera, la cual, con ocasión al conflicto de competencia surgido entre el
Juzgado Cuarto de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Yaracuy y el Juzgado
Primero de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución tanto del
Nuevo
Régimen como del Régimen Procesal Transitorio del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Falcón,
se
remitió a
la Sala de Casación Social de este Tribunal Supremo de Justicia, quien
mediante sentencia dictada el 30 de julio de 2014,
declaró que el
tribunal competente para conocer de la causa era el Juzgado Cuarto de Primera
Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy.
 
La
segunda (exp. N° 12-0017), fue incoada por
la ciudadana Eneida Maribi García Romero y, la tercera (exp.
N° 12-
0007) por los mismos ciudadanos de la causa signada con el N° 09-0527,
a excepción de los ciudadanos Eneida Maribi
García Romero y Jhoel José Yusty
Natera. Ambas acciones se interpusieron en el año 2012 y le correspondió el
conocimiento al Juzgado Segundo de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy. De lo anterior se desprende con meridiana claridad que estando
pendiente de
resolución el conflicto de competencia surgido en la causa N°
09-0527, los accionantes propusieron nueva demanda cuya
pretensión era el
cobro de prestaciones sociales.
Ahora
bien, el acto denunciado como lesivo en la presente acción de amparo lo
constituyó la decisión dictada en la
causa N°12-0017, por el
Juzgado Segundo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución
del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy el 22 de
noviembre de 2012, que
declaró la admisión de los hechos
demandados por la ciudadana Eneida Maribi
García Romero, ya que, en criterio de la parte accionante, la violación de los
derechos y garantías constitucionales de su representada se verificó: a) con la
omisión de notificación conforme al artículo
127 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo para la audiencia preliminar y,
b) por haberse dictado la sentencia
declarando la
admisión de los hechos, siendo que el Juzgado Segundo de Primera
Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Trabajo del Estado
Yaracuy, denunciado como agraviante, resultaba incompetente para conocer de
dicha causa en razón que
la Zona C del Municipio Palmasola y Distrito Silva es
del Estado Falcón y la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy no
tiene
competencia, por lo tanto, la sentencia dictada por el 22 de noviembre de 2012,
por medio de la cual se declaró la
admisión de los hechos, debe ser declarada
nula.
 
Sobre
este último particular, es decir, en lo que respecta al tribunal competente
para conocer de la causa N°12-0017,
esta Sala Constitucional debe necesariamente traer a colación la sentencia
dictada por la Sala de Casación Social de este
Tribunal Supremo de Justicia el 30 de julio de 2014,
mediante la cual, conociendo el conflicto de competencia surgido en la
causa N°09-0527,
declaró que el tribunal competente para conocer de la causa era el Juzgado
Cuarto de Primera Instancia de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo
de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy.
 
Si
bien es cierto que tal pronunciamiento tuvo lugar en una causa distinta en la
cual se dictó el acto denunciado como
lesivo, este es el exp. N° 09-0527,
del mismo emana cosa juzgada, en este caso “sobrevenida”, respecto al tribunal
competente por el territorio, dada la identidad de sujeto, objeto y causa en
ambos juicios, por lo cual, es forzoso para esta
Sala desestimar la denuncia
formulada por la accionante en amparo respecto a la incompetencia del Juzgado
de Primera
Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy que
dictó
el fallo el 22 de noviembre de 2012. Así se declara.
 
En
este punto es preciso acotar que esta
Sala Constitucional no comparte los argumentos por los cuales el a quo
constitucional declaró sin lugar la presente acción de amparo, a saber: “resulta
imposible para éste Juzgado Constitucional,
emitir opinión acerca de la
procedencia o no, respecto de la competencia del Tribunal de Primera Instancia
de
Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Yaracuy, para llevar la causa
propuesta contra una empresa,
presuntamente ubicada en la denominada ‘Granja La Carolina de la Zona C’, por
cuanto
que, de acuerdo a lo dispuesto en el numeral 51° del artículo 5 de la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia y,
según la forma como está
planteado el asunto aquel, es la Sala Plena, la que legítimamente detenta la
resolución del tema
referente a la cuestionada competencia territorial en un juicio
exactamente igual al de autos, con identidad de sujetos y de
causa”
pues tal pronunciamiento correspondería sólo en el caso de
que el juzgador efectuara un análisis acerca de que el
acto denunciado como
lesivo no lo es, lo cual no fue el caso de autos.
En
otras palabras, si el hecho de que se encontrara
pendiente una decisión sobre el tribunal que resultare competente para conocer
de la causa principal le impedía –en criterio
del juzgador- conocer de la
acción de amparo, ésta resultaba inadmisible conforme el artículo 6.5 de la Ley
Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, por estar
pendiente respecto a tal asunto las vías judiciales ordinarias.
 
Pero
la situación va más allá de que se tratara de un caso de “prejudicialidad”
donde se encontrara pendiente una
cuestión jurídica cuya resolución constituía
un presupuesto para la decisión de la controversia sometida a juicio. Se trata
de
una actuación de mala fe, en la cual la parte actora de la causa principal
donde se produjo el acto denunciado como lesivo,
omitió maliciosamente hechos
esenciales a la causa para evitar se declarara la litispendencia.
 
La
figura de litispendencia establecida en el Código de Procedimiento Civil
consiste en que dos o más causas tengan
necesariamente en común los sujetos, el
objeto y el título o causa petendi. Así, la presentada posteriormente, debe
declararse
inadmisible para así evitar que existan dos sentencias
contradictorias.
 
  No
pasa inadvertido para esta Sala Constitucional que la situación atípica que
aquí se analiza, es decir, la cosa
juzgada “sobrevenida” declarada en el
párrafo que antecede, es producto de la existencia de dos causas simultáneas
que se
dan como resultado de la conducta desleal por parte de la ciudadana Eneida
Maribi García Romero la cual actuó asistida por
la abogada Zafiro Navas (quien
a partir del 13 de marzo de 2012 se constituyó en su apoderada judicial en la
causa) , toda
vez que a sabiendas que se encontraba pendiente de decisión el
conflicto de competencia surgido en la causa N° 09-0527,
donde previamente
habían demandado igualmente el cobro de su prestaciones sociales, en lugar de
instar al órgano
jurisdiccional su pronta resolución, demandó nuevamente su
pretensión ante otro tribunal sin haber desistido expresamente
de ésta,
haciendo un ejercicio abusivo de las vías procesales y desatendiendo el mandato
expreso contenido en el artículo 48
de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y
170 del Código de Procedimiento Civil, según el cual:
 
“…Artículo
48. El
Juez del Trabajo deberá tomar, de oficio o a petición de parte, todas las
medidas necesarias
establecidas en la ley, tendentes a prevenir o sancionar la
falta de lealtad y probidad en el proceso, las contrarias a la
ética
profesional, la colusión y el fraude procesal o cualquier otro acto contrario a
la majestad de la Justicia y al
respeto que se deben los litigantes. A tal
efecto, el Juez podrá extraer elementos de convicción de la conducta
procesal
de las partes, de sus apoderados o de los terceros y deberá oficiar lo conducente
a los organismos
jurisdiccionales competentes, a fin de que se establezcan las
responsabilidades legales a que haya lugar.
Parágrafo
Primero: Las
partes, sus apoderados o los terceros, que actúen en el proceso con temeridad o
mala fe,
son responsables por los daños y perjuicios que causaren.
Se presume,
salvo prueba en contrario, que las partes, sus apoderados o los terceros, han
actuado en el
proceso con temeridad o mala fe cuando:
1. Deduzcan en el
proceso pretensiones o defensas, principales o incidentales, manifiestamente
infundadas;
            2. 
Alteren u omitan hechos esenciales a la causa, maliciosamente;
                    
3. Obstaculicen, de una manera ostensible y reiterada, el
desenvolvimiento normal del proceso…” (subrayado
de la Sala)
 
“…Artículo
170:
Las partes, sus
apoderados y abogados asistentes deben actuar en el proceso con lealtad y
probidad. En tal
virtud, deberán:
1 ° Exponer los hechos de acuerdo a la
verdad;
2° No interponer
pretensiones ni alegar defensas, ni promover incidentes, cuando tengan conciencia
de su manifiesta
falta de fundamentos;
 
Parágrafo
Único: Las
partes y los terceros que actúen en el proceso con temeridad o mala fe son
responsables por
los daños y perjuicios que causaren.
 
Se
presume, salvo prueba en contrario, que la parte o el tercero han actuado en el
proceso con temeridad o
mala fe cuando:

Deduzcan en el proceso pretensiones o defensas, principales o incidentales,  manifiestamente
infundadas;

Maliciosamente alteren u omitan hechos esenciales a la causa;

Obstaculicen de una manera ostensible y reiterada el desenvolvimiento normal
del
Proceso.
(resaltado de la Sala)
 
Pese
a que el thema decidemdum en la presente acción de amparo está limitado a
las actuaciones de la causa N° 12-
0017 llevada ante el Juzgado Segundo
de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, las apreciaciones efectuadas por
esta Sala respecto a la conducta procesal de la
ciudadana Eneida Maribi García
Romero y de la abogada Zafiro Navas, son extensibles a la actuación de los
ciudadanos
Víctor Daniel García, Emilio Antonio Lucambio Torrealba, Ebel José
Álvarez Sanguino, Francisco Javier Rodríguez, Juan
José Rivero, Heriberto
Nisat, en la causa 12-0007, quienes al igual que la ciudadana Eneida
Maribi García Romero,
demandaron nuevamente pese a la existencia de otro juicio
donde se debatía la misma pretensión.
 
Reprocha
aun más esta Sala, la conducta de la abogada
Zafiro Navas, quien patrocinó a los demandantes en las tres
(3)
causas, a saber: N° 09-0527, 12-0007 y 12-0017. Su actuación desdice de su
función como abogada de la República y
resulta contraria a los artículos 17 y 170
del Código de Procedimiento Civil, así como también a los artículos 4 y 20 de
la
Ley de Abogados, según los cuales es deber del abogado
actuar con probidad, honradez, veracidad y lealtad, evitando
aconsejar y
ejecutar actos que puedan calificarse de dolosos, y realizar acto alguno que
pueda entorpecer una eficaz y rápida
administración de la justicia. Es el
profesional del derecho, bien actuando como abogado asistente o como apoderado
judicial, quien tiene en el proceso la mayor responsabilidad en exponer los
hechos de acuerdo a la verdad, pues en definitiva
sin su patrocinio no pueden
las partes actuar en juicio por mandato expreso del artículo 4 de la Ley de
Abogado que dispone:
“Toda persona puede utilizar los órganos
de la administración de justicia para la defensa de sus derechos e intereses.
Sin
embargo, quien sin ser abogado deba estar en juicio como actor, como
demandado o cuando se trate de quien ejerza la
representación por disposición
de la Ley o en virtud de contrato, deberá nombrar abogado, para que lo
represente o asista
en todo el proceso”. Por ello, cuando
la conducta que se censura corresponde a actuaciones procesales -como ocurrió
en el
caso que aquí se analiza- el reproche está dirigido contra el profesional
del derecho como conocedor del derecho.
 
             Si
bien en el libelo de la demanda presentado por la ciudadana Eneida Maribi García
Romero, ésta hizo alusión a la
causa 09-0527 interpuesta ante el Juzgado Cuarto
de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución de la
Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy, fue con la intención de afirmar
que había interrumpido la prescripción y no
para exponer los hechos de acuerdo
a la verdad, es decir, que la causa aún estaba pendiente de decisión, pues de
manera
textual indicó que: “siendo remitido para el estado Falcón, por
declinatoria de competencia por territorio (sic), siendo
recibido por el
Juzgado Primero de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución de
la Circunscripción
Judicial del estado Falcón, y enviado por conflicto negativo
de competencia, al Tribunal Supremo de Justicia, como quiera
que se ha interrumpido
la prescripción, por actuación de la demandada”.
 
            En
lo que respecta a la omisión de notificación de la
parte demandada para la audiencia preliminar conforme al
artículo 127 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo en la causa N° 12-0017, hecho éste denunciado
como segundo acto
lesivo en la presente acción de amparo, esta Sala observa:
 
En
el proceso laboral el llamado del demandado a juicio se
produce mediante su simple notificación, entendida ésta
como el acto mediante
el cual se le informa que se intentó una acción en su contra y pretende, tal
como lo señala en la
Exposición de Motivos de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, “garantizar el derecho a la defensa, pero mediante un
medio
flexible, sencillo y rápido, para lo cual, la Comisión ha considerado idónea la
notificación, en virtud que la citación,
es de carácter eminentemente procesal
y debe hacerse a una persona determinada, debiendo agotarse la gestión
personal;
en cambio, la notificación puede o no ser personal, pero no exige el
agotamiento de la vía personal, que es engorrosa y
tardía”.
 
Ello
así, la notificación para la audiencia preliminar se encuentra regulada en el
artículo 126 y siguientes de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo que dispone:
 

“Artículo 126. Admitida la


demanda se ordenará la notificación del demandado, mediante un cartel que
indicará el
día y la hora acordada para la celebración de la audiencia
preliminar, el cual será fijado por el Alguacil, a la puerta
de la sede de
la empresa, entregándole una copia del mismo al empleador o consignándolo en su
secretaría o
en su oficina receptora de correspondencia, si la hubiere. El
Alguacil dejará constancia en el expediente de
haber cumplido con lo prescrito
en este artículo y de los datos relativos a la identificación de la persona que
recibió la copia del cartel. El día siguiente al de la constancia que ponga
el Secretario, en autos, de haber cumplido
dicha actuación, comenzará a
contarse el lapso de comparecencia del demandado.
Omissis...
El
Tribunal, a solicitud de parte o de oficio, podrá practicar la notificación del
demandado por los medios
electrónicos de los cuales disponga, siempre y cuando
éstos le pertenezcan. A efectos de la certificación de la
notificación, se
procederá de conformidad con lo establecido en la Ley Sobre Mensajes de Datos y
Firmas
Electrónicas en todo cuanto le sea aplicable, atendiendo siempre a los
principios de inmediatez, brevedad y celeridad
de la presente Ley. A todo
evento, el Juez dejará constancia en el expediente, que efectivamente se
materializó
la notificación del demandado. Al día siguiente a la certificación
anteriormente referida, comenzará a correr
el lapso para la comparecencia de
las partes a la audiencia preliminar.
Parágrafo
Único: La
notificación podrá gestionarse por el propio demandante o por su apoderado,
mediante
cualquier notario público de la jurisdicción del Tribunal”.

 
En
criterio de la parte accionante, la lesión de sus garantías constitucionales
fue producto de que al no haberse
logrado la notificación de su representada,
correspondía al tribunal efectuarla conforme el artículo 127 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, el cual dispone:

“Artículo 127. También podrá el


demandante solicitar la notificación por correo certificado con aviso de
recibo.
La
notificación por correo del demandado se practicará en su oficina o en el lugar
donde ejerza su comercio o
industria, en la dirección que previamente indique
el solicitante. El Alguacil depositará el sobre abierto conteniendo
el cartel a
que hace referencia el artículo 126 de esta Ley, en la respectiva oficina de
correo.
El
funcionario de correo dará un recibo con expresión de los documentos incluidos
en el sobre del remitente, del
destinatario, la dirección de éste y la fecha de
recibo del sobre y lo cerrará en presencia del Alguacil. A vuelta de
correo, el
administrador o director enviará al Tribunal remitente el aviso de recibo
firmado por el receptor del sobre
indicándose, en todo caso, el nombre apellido
y cédula de identidad de la persona que lo firma.
El
mencionado aviso de recibo será agregado al expediente por el Secretario del
Tribunal, dejando constancia de la
fecha de esta diligencia y al día siguiente
comenzará a computarse el lapso de comparecencia del demandado”.
 
Ahora
bien, conforme a la lectura efectuada al artículo 127 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo se evidencia que
el mismo contiene
una forma alternativa para lograr la notificación de la parte demandada. Cuando
la ley dice “También
podrá el demandante solicitar la notificación por
correo certificado con aviso de recibo”, debe entenderse que lo autoriza
para
requerir que la notificación del demandado se haga bien mediante la fijación de
un cartel como lo dispone el artículo
126 eiusdem o por correo
certificado con aviso de recibo como lo dispone el artículo 127 eiusdem. De
este modo, si bien el
juez de la causa en materia laboral está obligado a
agotar todas las vías que considere pertinente para la efectiva notificación
de
la parte demandada, no tiene un catálogo de prelación como si lo tiene el
Código de Procedimiento Civil en materia de
citación. Por ello, el no agotamiento
de la notificación de la parte demandada mediante correo certificado con aviso
de
recibo sino mediante un cartel publicado en la prensa, no constituyó por
parte del tribunal de la causa una violación del
derecho a la defensa de la
sociedad mercantil La Caridad C.A. Y, para el caso de que así fuera, tenía la
parte la vía de la
invalidación, pues conforme el artículo 328 del Código de
Procedimiento Civil, “la falta de citación, o el error o fraude
cometidos en
la citación para la contestación” constituyen una de las causales por las
cuales ésta resulta procedente.
 
Con
base en las consideraciones antes expuestas, la presente acción de amparo
resulta inadmisible conforme el
artículo 6.5 de la Ley Orgánica de Amparo sobre
Derechos y Garantías Constitucionales, en razón de que la parte accionante
contaba con las vías ordinarias para la impugnar el acto denunciado como lesivo.
Así se decide.
 
Precisado
lo anterior y pese a la declaratoria de inadmisibilidad de la presente acción
de amparo, la Sala no puede
dejar de referirse a las denuncias formuladas por
la apoderada judicial de la sociedad mercantil La Caridad C.A. que, según
afirmó, obstaculizaron la notificación personal de su representada en el
expediente N° 12-0017, ya que al margen de que el
tribunal de la causa ordenó
su infructuosa notificación personal y luego por carteles, no advirtió, en
primer lugar, que al
haberse alegado la sustitución de patronos, obviamente la
empresa sustituida ya no tenía su domicilio en el lugar donde
prestaba sus
servicios la ciudadana Eneida Maribi García Romero y, en segundo lugar, que la
propia parte actora había
indicado en el libelo que ésta tenía su sede
principal en el Estado Aragua.
 
            En
efecto, del libelo de la demanda presentado, el 30 de enero de 2012, por la
ciudadana Eneida Maribi García
Romero, asistida por la profesional del derecho
abogada Zafiro Navas, afirmó haber prestado sus servicios como secretaria
para
la empresa La Caridad C.A., ubicada en la Zona C, Granja la Carolina, Manuel
Monge del Estado Yaracuy, “siendo la
sede principal, en el sector La
Soledad, Edificio La Caridad, Maracay, Estado Aragua” y, en virtud de
haberse producido
supuestamente la sustitución del patrono la demandó conjuntamente
con la empresa sustituta Maxipollos C.:A. en la persona
del ciudadano “HEMONGER
URDANETA,(…) quien se desempeña como veterinario jefe, de la empresa
sustituta, como
domicilio en la Zona C, Granja La Carolina, Manuel Monge, de
este estado Yaracuy”.
 
De
acuerdo a lo anterior, resultaba evidente que en la causa   N° 12-0017,
fueron codemandadas las sociedades
mercantiles La Caridad C.A. y Maxipollos
C.A., una de las cuales, al haber sido sustituida por la otra, ya no se
encontraba
en la sede, aunado al hecho de que era conocido el domicilio de su
sede principal.
 

            Para
esta Sala, resulta pertinente traer a colación la sentencia N° 1299/04 (caso: Metalúrgica
Star, C.A.) emanada de
la Sala de Casación
Social,

      “…Por ser la notificación uno de los pilares


fundamentales del derecho a la defensa y de la garantía del debido
proceso, y
su validez de rango constitucional y de estricto orden público, la Sala examina
cómo ésta se llevó a cabo
en la causa, para lo cual se requiere establecer de
manera anticipada lo que señala el artículo 30 de la Ley Orgánica
Procesal del
Trabajo:

“Artículo 30: Las demandas o


solicitudes se propondrán por ante el Tribunal de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo competente por el territorio que corresponda. Se
consideran competentes, los Tribunales
del lugar donde se prestó el servicio o
donde se puso fin a la relación laboral o donde se celebró el contrato de
trabajo o en el domicilio del demandado, a elección del demandante. En
ningún caso podrá celebrarse o
convenirse un domicilio que excluya los
señalados anteriormente.(Subrayado de la Sala).

          El precitado dispositivo técnico legal, le


confiere al actor la potestad de escoger el Tribunal territorialmente
competente para conocer del caso, es decir, el sitio en donde intentará su
demanda o realizará sus solicitudes, Para
ello, la norma enuncia cuatro
posibilidades a escoger:

                        1. Ante los


Tribunales del lugar donde se prestó el servicio;
                        2. En el
lugar donde se puso fin a la relación laboral;
                        3. Donde se
celebró el contrato; y
                  4. En el domicilio
de la parte demandada.

          Respecto al domicilio, éste está referido en


principio al estatutario principal de la empresa demandada. No
obstante de
ello, la Sala por vía jurisprudencial ha señalado que cuando la empresa demandada
tenga agencias o
sucursales, puede demandarse y efectuarse la notificación en
una agencia o sucursal que efectivamente esté
funcionando y verificarse a su
vez que la persona a la cual se está indicando como representante legal de la
empresa,
realmente lo sea.

      A continuación se extraen algunos extractos de la


doctrina establecida por la Sala, mediante sentencia N° 663, de
fecha 14 de
junio de 2004:

‘Ahora bien, si es cierto que el juez de la causa


podrá admitir la demanda y sustanciarla en otra localidad
diferente a aquélla
en la cual se encuentre ubicado el domicilio estatutario principal de la
empresa demandada,
también es cierto que, debe ordenarse la notificación del
representante legal de la misma, pero en virtud de la
rectoría del juez en el
proceso, éste debe garantizar que el lugar en el cual se realizó tal acto
procesal es
efectivamente una sucursal o agencia de la empresa demandada y debe
oficiosamente verificar que la persona
que se imputa como representante legal
tenga esa atribución, pues, de lo contrario se puede verificar fraude en
la
notificación. Tales circunstancias no fueron verificadas por el Tribunal de la
causa.

Asimismo, la Sala observa que aun en el supuesto de


que se hubiere notificado a la persona del representante
legal frente a los
trabajadores de la empresa en una sucursal o agencia, el debido proceso implica
darle la
oportunidad a la empresa demandada, en su domicilio principal de tener
el suficiente tiempo para preparar su
defensa, en este caso, el lapso para
comparecer a la audiencia preliminar,(...)’.

En el caso bajo análisis, se demandó


a la empresa METALÚRGICA STAR, C.A., la cual según se desprende de
las actas
que conforman el expediente tiene su domicilio estatutario principal en la
ciudad de Caracas. El demandante
interpone su demanda en el Estado Lara, el
cual coincidentemente es su domicilio personal y uno de los varios
lugares en
donde éste afirma prestó sus servicios.

      Es el caso de que la notificación se ordenó


practicar por el tribunal de la causa a través de la figura del correo
certificado con aviso de recibo, en la que se debía hacer saber a la empresa
sobre la acción intentada, en la persona
del presidente ciudadano VITO VASSALLO
ZPERANZA. Pero, ésta se realizó con dirección en la carretera de
Charallave,
Cúa, Urbanización Industrial “Río Tuy”, Avenida Principal N° 50, de Charallave
del Estado Miranda,
que se correspondió a la indicada por el accionante en el
respectivo escrito libelar.

      Con relación a esta notificación practicada, cabe


hacerle unas observaciones, pues, el caso se erige como uno con
características
muy particulares que lo hacen sui generis.

          Primeramente, hay que precisar que el sitio donde


el demandante realizaba sus actividades no se logra
circunscribir a un lugar en
específico, pues, alegó el actor que en relación a la empresa METALÚRGICA STAR,
C.A., éste realizaba tales actividades en ‘a Zona territorial integrada por
los Estados Carabobo, Lara, Yaracuy,
Cojedes, Portuguesa, Zulia, Táchira,
Mérida, Barinas, Trujillo y Falcón, que constituía la Zona Occidental’. Por
lo
que se concluye que sus actividades no las llegó a realizar en el Estado
Miranda, circunscripción a la cual fue
dirigida la notificación.

      En segundo lugar, no consta en el expediente


dónde se celebró el contrato, así como tampoco consta el lugar
dónde culminó la
discutida relación existente entre el actor y la empresa demandada. Sobre esto
último es de especial
mención, el que estas dos situaciones muy bien pudieron
ocurrir en cualesquiera de los Estados antes señalados, y
que de paso tampoco
consta que hayan tenido lugar en el Estado Miranda.

          Por otra parte, tal como se indicó anteriormente,


se extrae del expediente que la empresa tiene su domicilio
estatutario
principal en la ciudad de Caracas, y que ésta a su vez posee otras sucursales o
agencias, pues, así se
desprendió en audiencia. De igual manera, el actor ha
señalado en audiencia que en el Estado Lara no existe alguna
de estas agencias
o sucursales y que la comunicación para con la demandada, lo fue siempre por
teléfono, fax,
correo, entre otros medios.
      Todo lo anterior, permite concluir que si bien el
Juzgado que conoció de la causa tiene competencia territorial
para conocer del
caso, pues, el actor señaló que uno de los Estados donde éste realizaba sus
actividades lo era en
Lara, no obstante de ello, la situación tal como ha sido
descrita permite señalar que lo correcto no era notificar en
Charallave, Estado
Miranda, toda vez que de ninguna manera se puede afirmar que exista una
conexión -que dadas
las características del caso concluye la Sala debe existir-
entre el demandante y la agencia o sucursal en cuestión.

      Por esta razón, surge la necesidad de que la Sala


profundice el criterio jurisprudencial que se aplica cuando la
notificación es
dirigida a una agencia o sucursal de una empresa demandada, ello a los efectos
de garantizar la
certeza en la notificación en los casos como el de autos.

          Para ello se deja sentado, que cuando se demande


a una empresa, y se pida la notificación en una agencia o
sucursal de la misma,
y no coincida el lugar de la celebración del contrato, o el lugar de la
prestación del servicio, o
el lugar donde se dio por terminada la relación con
la agencia o sucursal a la cual se pretende dirigir la notificación,
la misma
deberá practicarse en el domicilio estatutario principal de la empresa a los
fines de preservar la garantía del
derecho a la defensa y el debido proceso.

      Lo antes afirmado, se traduce en que cuando se


solicite la notificación de una empresa demandada en una agencia
o sucursal, la
misma necesariamente debe coincidir bien sea con el lugar donde se pactó el
contrato, o bien con el
lugar donde se prestó el servicio y en defecto de
cualquiera las dos posibilidades anteriores, con el lugar donde se
puso fin al
vínculo.

 
            Así
las cosas, para esta Sala resultaba más que evidente que al constar en actas mediante
la declaración efectuada por
el Alguacil del juzgado, la imposibilidad de
notificar a la sociedad mercantil La Caridad C.A. en la dirección donde prestó
sus servicios la ciudadana Eneida Maribi García Romero, lo procedente
era efectuarla en la sede principal estatutaria de la
empresa
a los efectos de garantizar la certeza en la notificación.
Aunado a lo anterior, se imponía que la abogada Zafiro
Navas tenía conocimiento
de que la notificación de la sociedad mercantil La Caridad C.A. debía
efectuarse en un lugar
distinto al que ordenó el tribunal de la causa, pues
necesariamente al alegar la sustitución de patrono tenía conocimiento de
que
éste no se encontraba en esa dirección. Nuevamente para esta Sala
Constitucional la conducta de la abogada Zafiro
Navas es reprochable toda vez
que estuvo orientada a evitar la participación de la parte demandada en la
causa N° 12-0017,
con el objeto de lograr que la pretensión de su
mandante se lograra sin contradictorio, en perjuicio del derecho a la defensa
de los demandados.
           
Es
preciso advertir que las consideraciones efectuadas por esta Sala en los
párrafos precedente no se efectúan con el
fin de restablecer la situación
jurídica infringida de la sociedad mercantil Las Caridad C.A., pues como quiera
que existían
las vías ordinarias para enervar los efectos del acto denunciado
como lesivo, la presente acción resulta inadmisible -como se
apuntó
anteriormente- a tenor de lo dispuesto en el artículo 6.5 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales.
 
                      Sin
embargo, dada la falta de probidad con que actuó la abogada
Zafiro Navas, como apoderada judicial de la
ciudadana Eneida Maribi García Romero, requería de esta Sala
pronunciamiento expreso, con el fin de no cohonestar tales
actuaciones.
En
razón de lo antes expuesto esta Sala Constitucional revoca la decisión dictada por
el Juzgado Superior del Trabajo
de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy, el 8 de noviembre de 2013, que declaró Sin Lugar la presente acción de
amparo y en su lugar la declara inadmisible.
 
Dada la conducta temeraria
con que actuó la abogada Zafiro Navas, inscrita en el Inpreabogado
bajo el número
24.555, esta Sala acuerda la remisión de copia
certificada del presente fallo al Colegio de Abogados de adscripción de la
mencionada abogada para la determinación de la responsabilidad disciplinaria a
que hubiere lugar.
 
IV
DECISIÓN
 
Por
las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional,
administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley, REVOCA
la sentencia objeto de apelación que dictó el
Juzgado Superior
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy,
el 8 de noviembre de 2013, y en su lugar declara
INADMISIBLE
la demanda de amparo que interpuso la sociedad mercantil Granja La Caridad
C:A. contra la actuación del
22 de noviembre de
2012, emanada del Juzgado Segundo de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Yaracuy, mediante la cual se declaró la admisión de los hechos con ocasión
a la
demanda por cobro de prestaciones sociales incoada por la ciudadana Eneida
Maribi García Romero, en su contra y
Maxipollo C.A.
 
En consecuencia, declara SIN LUGAR el
recurso de apelación que ejerció la accionante contra la decisión
que dictó
el Juzgado Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Yaracuy, el 8 de noviembre de 2013.
 
Se acuerda la remisión de copia certificada del
presente fallo al Colegio de Abogados de adscripción de la abogada
Zafiro
Navas, inscrita en el Inpreabogado bajo el
número 24.555, para la determinación de la responsabilidad
disciplinaria a
que hubiere lugar.
 
Publíquese,
regístrese y devuélvase el expediente al Juzgado Superior
del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del Estado Yaracuy.
 
Remítase
copia certificada de la presente decisión al Juzgado
Segundo de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación y Ejecución del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Yaracuy.
 
Dada, firmada y sellada
en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en
Caracas, a los 15 días del mes  de diciembre  dos mil catorce.
Años: 204º de la Independencia y 155º de la Federación.
 
La
Presidenta,
 
 
 
GLADYS MARÍA
GUTIÉRREZ ALVARADO
                     
El Vicepresidente,
 
 
 
     
FRANCISCO ANTONIO CARRASQUERO LÓPEZ      
                                                        
Ponente
 
Los Magistrados,
 
 
LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO
 
 
MARCOS TULIO
DUGARTE PADRÓN
 
 
CARMEN ZULETA DE MERCHÁN
 

 
 
ARCADIO DE JESÚS
DELGADO ROSALES
 
 
 
JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER
 
El Secretario,
 
 
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
 
 
FACL/
Exp. N° 14-0386
 
 

Quien suscribe, Magistrada Carmen Zuleta de Merchán,


salva su voto por disentir del criterio de la mayoría
sentenciadora, en los
siguientes términos:

La
decisión de la Sala declaró sin lugar la apelación ejercida, revocó el fallo
impugnado e inadmisible la acción de
amparo ejercida con base en lo dispuesto
en el numeral 5 del artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías
Constitucionales, al considerar que la parte accionante contaba con el recurso de
invalidación, siendo que, en

criterio de quien aquí disiente, el


recurso extraordinario de invalidación no está previsto ni regulado en la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, no siendo posible la aplicación analógica de
las normas del Código de Procedimiento Civil
que lo regulan al proceso laboral,
con fundamento en el artículo 11 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, por
las
siguientes razones:

1.- La inexistencia de
disposición alguna en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo que regule la
invalidación no
constituye una auténtica “laguna legal” que pueda ser
colmada o integrada mediante la aplicación de la analogía o
supletoriedad de la
Ley, sino que evidencia, más bien, un “silencio elocuente” del
legislador, cuya clara intención
reguladora fue la de excluir o no dar
cabida alguna a dicho recurso, ya que, si hubiese querido incluirlo, lo
hubiese
hecho expresamente, claro está, adaptándolo a los principios que
orientan la misma, o, en su defecto, hubiese dispuesto que
se aplicaran
supletoriamente, con ciertos matices, las normas del Código de Procedimiento
Civil, tal y como lo hizo
expresamente en el artículo 183 de la referida ley
para la regulación de lo relativo a la ejecución de las sentencias.

2.- El artículo 11 de
la Ley Orgánica del Trabajo habilita al Juez Laboral para que en caso de que no
exista norma en
su texto que disponga la forma en que ha de realizarse determinado
acto o actos procesales, decida los parámetros bajo los
cuales éste o éstos
han de llevarse a cabo, aplicando por analogía disposiciones
procesales que regulen casos semejantes, no
obstante, en criterio de quien
aquí suscribe el presente voto concurrente, dicha norma en modo alguno
autoriza al
operador de justicia para que eche mano de un conjunto de
preceptos, tanto sustantivos como adjetivos, que regulan
toda una institución
jurídica (invalidación) que no fue prevista en modo alguna por la ley, y
que, además, resulta
totalmente incompatible e irreconciliable con los
principios de inmediación, oralidad, brevedad, publicidad,
gratuidad,
concentración, prioridad de la realidad de los hechos y equidad que orientan la
actuación del Juez laboral.
Es criterio de quien
concurre, que cuando la sentencia ejecutoria u otro acto con fuerza de tal
son dictados en un
proceso laboral y éstos no ha sido ejecutados, la parte
o el tercero afectado por la ejecución puede resistirse a ella,
planteando una incidencia
en fase de ejecución con fundamento en el artículo 183 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo,
en concatenación con los artículos 533 y 607 del Código
de Procedimiento Civil, en la que puede alegar y probar que están
dadas
cualquiera de las causales de invalidación previstas en este último texto
adjetivo, e incluso, supuestos no regulados en
él, pero que también pudiesen
afectar sus derechos constitucionales, la transparencia de la justicia o, en
definitiva, atentar
contra los valores superiores que propugna nuestro Estado
democrático y social de Derecho y de justicia (artículo 2 de la
Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela).
Asimismo, es precisa la
indicación, de que contra la decisión que tome el Juez en dicha incidencia en
fase de
ejecución cabría recurso de apelación de acuerdo con lo que
establece el artículo 186 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo; control
de legalidad según lo ha admitido la Sala de Casación Social (Vid.
sentencia n° 1927/2005, caso: María
Encarnación Vizcaíno), y hasta el amparo
constitucional cuando el control de legalidad no haya tenido éxito
(3315/2005,
caso: José Emilio Jiménez). 

Ahora bien, cuando la


sentencia ejecutoria u otro acto con fuerza de tal dictados en un juicio
laboral ya han
sido ejecutados, considera quien concurre, que lo procedente
es el ejercicio del amparo o la revisión constitucional, ya
que,
por su intermedio, es perfectamente viable la obtención de la declaratoria de
nulidad del fallo o acto con fuerza de tal,
con la consecuente orden al juez
que conoció de la causa en la que se produjo el vicio procesal, fraude, error
sustancial o de
hecho para que reponga la misma o dicte nueva sentencia, según
corresponda, puesto que, al ser la “cosa juzgada” de las
que ellos
dimana contraria a la verdad real, está de por medio la transparencia de la
justicia y el orden público.

En
virtud de lo expuesto, considera quien disiente que la sentencia accionada en
amparo no podía ser cuestionada
con ningún medio procesal para enervar las
lesiones que se le imputaba, lo cual hacía al amparo admisible.

En
Caracas,  fecha  ut supra.

La Presidenta,
 

 
 
 
GLADYS M. GUTIÉRREZ ALVARADO
                          
Vicepresidente,        
 
 
 
 
FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ
                                                                                      
Ponente
 
Los
Magistrados,
 
 
 
 
LUISA ESTELLA
MORALES LAMUÑO
 
 
 
MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN
 
 
 
 
CARMEN
ZULETA DE MERCHÁN
                
Disidente
 
 
 
ARCADIO
DE JESÚS DELGADO ROSALES
 
 
 
 
JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER
 
El
Secretario,
 
 
 
 
JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO
 
 
 
 
 

 
 
V.S.Exp.- 14-0386
CZdM/
 

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