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Fernández, T. Pereda, C. (2010) Explicarintervenir Sobre La Desafiliación Educativa
Fernández, T. Pereda, C. (2010) Explicarintervenir Sobre La Desafiliación Educativa
en la enseñanza media
Tabaré Fernández1 - Cecilia Pereda2
1 Doctor en Sociología por el Colegio de México. Profesor Agregado e Investigador con Dedicación Total, Depar-
tamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Investigador Nivel
II del Sistema Nacional de Investigadores (ANII). Especializado en temas de desigualdad, pobreza y educación.
tabaref@fcs.edu.uy
2 Magíster en Sociología. Investigadora Asistente del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de la República (junio-diciembre 2009). Profesora en la Licenciatura en Educación
Inicial y en la Maestría en Educación de la Universidad Católica del Uruguay. cpb@adinet.com.uy
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reconocer que tenemos ahora más incertidumbres que al inicio, sobre todo en el plano de las
políticas y las prácticas; esto por supuesto, conlleva a plantear en forma mucho más modesta
y cautelosa todas las conclusiones y recomendaciones que hagamos.
Uno de los puntos que queremos presentar aquí es la discusión sobre la relación proble-
mática que existe entre las teorías explicativas y las estrategias de intervención, entendiendo
por éstas los proyectos y las acciones que se realizan a nivel de los centros educativos de
Enseñanza Media (liceos y escuelas técnicas). Entendemos que tal problemática se ubica en el
terreno epistemológico en la medida en que presupone tomar partido por algunos viejos proble-
mas de la disciplina: la relación entre conocimiento y acción; la relación entre observador y ob-
servado. Aquí sin embargo, no desarrollaremos una respuesta disciplinaria fundamentada, dado
que nos interesa volver a la frontera problemática: alcanzará con indicar que varias de nuestras
respuestas tienen por trasfondo una perspectiva espistémica fundada en la teoría de sistemas.
Los principales nudos que identificamos en este debate sobre el diseño de estrategias de
intervención sobre la desafiliación educativa son:
- Distinciones iniciales: desafiliación, abandono y ausentismo
- Conocimiento y acción: explicación e intervención
- Las teorías explicativas sobre la desafiliación educativa
- El ausentismo y el abandono, anticipos de la desafiliación educativa, como objeto de
intervención en los centros educativos
- Las intervenciones diseñadas para des-incentivar el proceso de desafiliación educativa.
- La sistematización de experiencias. ¿Qué aportan? ¿Qué agregan a las evaluaciones de
impacto? El enfoque de las buenas prácticas
A continuación repasaremos las principales tensiones que han hecho de cada uno de
estos puntos.
3 Hemos definido tal ratificación con el criterio de que los jóvenes desafiliados por dos años consecutivos no se
matriculan en ningún centro educativo formal.
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en el sistema educativo sin haber obtenido las credenciales educativas obligatorias implica la
pérdida de una de las fuentes de bienestar y de las protecciones sociales asociadas.
En síntesis, la desafiliación educativa es una forma de realizar la transición al mundo
adulto, un tipo de trayectoria, en la cual el joven decide que concluye su membresía a una
organización y anticipa la finalización de las protecciones sociales, modificando su posición en
el espacio social y quedando en una posición vulnerable o directamente excluido de las fuentes
de bienestar (mercado y estado).
Al incorporar la temporalidad como dimensión del fenómeno (aporte de la perspectiva
del curso de vida), es posible dar un paso más y conceptualizar un continuo de integración al
sistema educativo donde en un extremo se encuentra una situación de plena afiliación y en el
otro extremo tenemos la desafiliación. Entre medio de estos polos existen otras dos situaciones
de las que vale la pena hacer referencia aunque fuera brevemente. El ausentismo configura
un estado en el que el estudiante ha resquebrajado el vínculo pedagógico con el proceso de
enseñanza-aprendizaje debido que superó un umbral de (un elevado número de) faltas. El aban-
dono es un evento que marca otro cambio de estado: supone no solo una discontinuidad con el
proceso de enseñanza-aprendizaje sino la conclusión de la membresía con el centro educativo
al que se matriculó y por tanto, una discontinuidad del vínculo social (con sus pares al menos).
En este sentido, la desafiliación, el abandono y el ausentismo son tres objetos de explica-
ción, relacionados y a la vez diferenciados. Incluso se ha mostrado que empíricamente hay tra-
yectorias de desafiliación que no han experimentado previamente un abandono de algún centro
educativo (Fernández, Cardozo & Boado, 2009). Entendemos que sólo los dos últimos consti-
tuyen objetos de intervención para un centro educativo. Esto por la propia definición adoptada:
el estado de desafiliación requiere tiempo (dos años escolares) para configurarse y por tanto,
para ese momento, lo más frecuente es que la escuela hace tiempo que perdió contacto con el
estudiante. Las escuelas pueden intervenir desde una perspectiva de anticipación: suponiendo
que tienen alto riesgo de desafilarse aquellos estudiantes que tienen ausentismo o que aban-
donan (o abandonaron anteriormente otro o el mismo centro educativo). Más abajo volveremos
sobre el tema de la desafiliación, el abandono y el ausentismo como objetos de intervención
los determinantes cruciales: si aquellos que tienen una naturaleza estructural (no intencionales,
difícilmente manipulables) o accional (intenciones, reflexiones, expectativas). El cruce de estas
dimensiones produce un espacio teórico de cuatro celdas “típicas” que nos permitirá sintetizar
las tesis centrales de los distintos enfoques explicativos. El cuadro 1 representa este esquema.
Cuadro 1
En la celda [1] clasifican los autores que priorizan el nivel microsocial de análisis, sea
el adolescente y su familia, y proporcionan explicaciones donde las estructuras sociales o
mentales tienen el principal peso determinante. Los factores explicativos básicos empleados
aquí son la clase social, el género, la etnia o el estado de pobreza del hogar. En la celda [2] se
encuentran explicaciones a la vez microsociales y accionalistas que enfatizan las expectativas,
las acciones y decisiones de los jóvenes, sus familias y sobre todo, los grupos de pertenencia.
Permiten ver la desafiliación como una trayectoria inteligible en un curso de vida (Elder, 2004;
Alexander et al 2006). En la celda [3] el nivel de análisis enfatizado es una entidad colectiva, sea
una organización (por ejemplo, la escuela), el sistema educativo o toda la sociedad nacional.
Las explicaciones que se priorizan refieren a recursos, burocracias, instituciones4 o incluso, cul-
turas. Finalmente, la celda [4] combina el nivel macro social pero enfatiza acciones y voluntades
de actores colectivos o de agencias gubernamentales que definen políticas.
La revisión de la bibliografía sobre las teorías explicativas también enseña que las elabo-
raciones ubicadas en cada una de las celdas permite hacer contribuciones específicas y singu-
lares para una eventual intervención. Por ejemplo, la mirada sobre los individuos y su curso de
vida [celda 2] resulta imprescindible para poder plantearse un trabajo individual que atienda a
cómo los adolescentes han vivenciado y elaborado diferentes eventos, la mayoría negativos, en
relación al sistema educativo (y muchas veces sus padres con anterioridad). Sólo así es posible
no sólo presentarles “nuevos horizontes” y acompañarlos en una reelaboración. A su vez, una
teoría sobre la incidencia de las organizaciones resulta fundamental para pensar intervenciones
porque la investigación muestra que “hacen diferencia”: una parte importante de las políticas
ha consistido por ejemplo, en redimensionar el tamaño de las organizaciones, especializarlas
(por ejemplo, en niveles y ciclos escolares) y en incrementar la diferenciación interna de roles,
en particular, generando la figura de docentes referentes y tutores.
Esta primera constatación lleva a una segunda: las intervenciones ganan una mayor inte-
gralidad en la medida en que se apoyan en varias teorías con diferentes perspectivas. El logro
4 En el sentido sociológico de normas y regulaciones socialmente vigentes, aunque no estén legalmente estable-
cidas.
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5 Podríamos considerar aquí la excepción de aquellos centros educativos y/o programas que se asignan como
tarea principal de un centro, ocupados de re-integrar a estudiantes que se desafiliaron de la educación formal
y que tomaron la decisión de volver a estudiar. Tal sería el caso de las Aulas Comunitarias del Ciclo Básico de
Secundaria o la Formación Profesional Básica (FPB) Plan 2008 de la Enseñanza Técnica de nivel Medio Básico
(EMBT).
6 Aceptamos que la noción “susceptible de ser modificado” es en sí misma problemática puesto que para su
definición son necesarios ciertos marcos teóricos sobre la constitución de la sociedad y su cambio.
Explicar/intervenir sobre la desafiliación educativa en la enseñanza media 171
tica); y la adaptación de los cursos y su evaluación a los ritmos de aprendizaje de alumnos que
abandonaron el sistema educativo formal (CECAP Rivera, en convenio con CES).7
7 El análisis de estas experiencias forma parte del capítulo 11 del libro que se publicará en 2010 con los resulta-
dos del Proyecto.
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académica pre-existente bajo dos vías distintas. Por un lado, pueden ser complementarias al
curso regular, con asistencia a los y las estudiantes y/o sus familias en bienes (alimentación,
vestimenta, becas de apoyo económico, subsidios de transporte, etc.) o en servicios centrados
en el desarrollo de habilidades sociales, apoyo personal y actividades de integración social
(resolución de conflictos, reconocimiento como estudiante y pertenencia en el centro, monito-
reo a la asistencia y comunicación escuela-familia, comunidad, etc.). Sintéticamente, a la vida
académica normal que tienen todos los estudiantes se le añaden nuevas actividades específicas
para aquellos identificados como estudiantes en riesgo.
Pero por otro lado, la articulación puede implicar reformular la dimensión académica, al
punto que la estrategia de intervención diseña una organización alternativa al curso regular, sea
dentro del mismo centro educativo (denominada en inglés “school within school”) o erigiendo
centros educativos especializados. Se trata de programas educativos completos pero con una
propuesta diferencial a la que es regularmente ofrecida en las aulas y/o en las escuelas y que
pueden o no incluir también bienes o servicios complementarios. Las alternativas pueden ser
totales (todo un curso o grado escolar) o parciales (una materia, clases de compensación,
tutorías) y por lo general se instalan en unidades de enseñanza aprendizaje de tamaño más
pequeño que las regulares, lo que habilita una mayor personalización del vínculo entre docen-
tes y alumnos/as. Pero en todos los casos, estas actividades sustituyen las que normalmente
realizan los estudiantes.
En tercer lugar, la bibliografía sobre evaluación de programas informa que en toda in-
tervención sobre la desafiliación hay una pretensión de cambio organizacional que puede ser
clasificado según sus alcances en una de las siguientes tres grandes categorías: 1) cambios de
estructura, organización y gestión; 2) cambios en el currículo e innovaciones; y 3) sistemas de
cuidado del trabajo docente con tiempos en común, criterios ajustados, capacitación y acom-
pañamiento a los docentes (v. Mc Partland & Jordan, 2004). Dicho de otra forma, estas inter-
venciones disponen en (y requieren para) su diseño de un tipo de conocimiento específico que
ponen en juego: el análisis organizacional en educación, en especial sobre las críticas al modelo
burocrático implantado y sobre las ventajas de los modelos post-burocráticos que enfatizan la
coordinación horizontal, el enriquecimiento de los roles (o des-especialización) y la asignación
de tareas a equipos en lugar de personas individuales.
un mismo tema, diversas entre si por sus modalidades y contextos. Desde una rápida revisión
de “buenas prácticas” sistematizadas en diferentes áreas, se puede decir que los aspectos
transversales a éstas, más allá de la temática y los contextos específicos en que se ubican son:
- Emergen desde la práctica específica de la intervención más que del diseño de la plani-
ficación, aun siendo posibilitadas por éste (las buenas prácticas surgen en el marco de
innovaciones previstas o no previstas).
- Son exitosas en el logro de sus objetivos y este éxito está posibilitado por los aprendiza-
jes metodológicos que emergen como hallazgos de la práctica desarrollada. (La innova-
ción no acaba en el diseño).
- Tienen la potencialidad de ser “experiencias demostrativas”, como ejemplos que de-
muestran cómo hacer en el marco de las condiciones contextuales específicas en que se
producen (lo transferible no es la buena práctica de por si sino los modos de realizarla).
- Se conciben en plural, por tanto se parte de la base de la diversidad de las prácticas,
como requisito indispensable para el surgimiento de innovaciones en el nivel de la imple-
mentación de la política social.
- Requieren de un proceso inductivo de re construcción de los aprendizajes generados,
así como de su inserción en un marco más amplio para su documentación, difusión e
incidencia en los niveles de diseño de la política social.
- Una buena práctica es participativa, por tanto el proceso de reconstrucción también lo
es. Su reconstrucción y análisis constituye de por si un proceso de aprendizaje para sus
protagonistas.
En términos metodológicos, las buenas prácticas son experiencias innovadoras por los
aprendizajes generados con su implementación. En términos de la toma de decisiones, el lugar
de las buenas prácticas es fundamental para la retroalimentación del diseño, implementación y
evaluación de las políticas públicas.
Buenas prácticas y lecciones aprendidas son conceptos afines y articulados. Las ense-
ñanzas de las buenas prácticas, una vez sistematizadas, generalizadas y difundidas pueden
ser consideradas como lecciones aprendidas. Su incorporación en niveles más amplios de la
planificación permite, a su vez, la emergencia de buenas prácticas, basadas en los aprendizajes
sintetizados en estas lecciones. Estas son lecciones sobre las “formas de hacer” que, desde
el contexto específico de su aplicación, pueden ser demostrativas para otras situaciones en
otros contextos. En el nivel de las lecciones aprendidas, es que se realiza el aporte al marco
conceptual y metodológico sobre el área en que se desarrollan las buenas prácticas.
¿Cómo se han llevado adelante estrategias desincentivadoras de la desafiliación educa-
tiva? Las reflexiones sobre las experiencias de buenas prácticas toma esta interrogante como
punto de partida para su reconstrucción.
El análisis de experiencias que involucró este proyecto logra identificar algunas claves
metodológicas en las modalidades desarrolladas en los centros educativos para ayudar a aque-
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llos estudiantes con mayor riesgo de abandonar sus estudios a que se mantengan y sigan
estudiando (en ese u otro centro educativo), así como para motivar a los que han abandonado a
que retornen la educación formal. Surge de una convocatoria que comprendió no sólo la invita-
ción a participar de un relevamiento realizado desde el Departamento sino también a compartir
y reflexionar sobre sus aprendizajes y desafíos en dos Seminarios-Taller regionales a los que
acudieron docentes de enseñanza media e investigadores de la FCS.
Estas claves señalan las condiciones organizacionales, pedagógicas y de interrelación
comunitaria que pueden incentivar a los estudiantes en riesgo de abandono a re inscribirse en
el mismo centro educativo u otra organización escolar, de la misma modalidad educativa o en
una modalidad diferente a la que estaba inscripto/a por última vez.
Síntesis
El recorrido que hemos realizado a la interna del equipo y que presentamos en esta po-
nencia resulta de utilidad en diferentes niveles.
Por una parte tiene, para nosotros, una aplicación inmediata: enmarcar la sistematización
de las 15 experiencias que relevamos en los Seminarios-Taller y que publicamos a mediados de
2010 junto a investigaciones explicativas de la temática.
Por otra parte, esta exposición puede ser aprovechada a nivel de los centros educativos
para enmarcar éstas u otras experiencias. En la respuesta a la pregunta ¿qué podemos hacer
para desincentivar la desafiliación educativa?, o en otras palabras, para el diseño de las estra-
tegias de intervención, en los diagnósticos situacionales que se realicen (y que caracterizan,
identifican y jerarquizan los problemas y recomiendan las acciones a seguir) es importante
poder retomar: a) las concepciones sobre la desafiliación educativa de las que se parte, a partir
de los aportes desde las teorías explicativas; b) los factores sobre los que se debería actuar,
desde las investigaciones explicativas sobre el fenómeno; c) los componentes que integrarán
la estrategia para abordarlos, desde los aportes de las evaluaciones de impacto; y d) la com-
binación específica del alcance, los actores involucrados y las líneas de acción en la propuesta
específica de una estrategia, desde las sistematizaciones de experiencias ya realizadas.
Una mirada de más largo alcance puede encontrar aquí elementos para re-conceptualizar
la (difusa) noción de “buenas prácticas”, cómo definirlas y sobre todo, cómo articular los dife-
rentes tipos de conocimiento puestos en juego en éstas. Y extendiendo aún más la mirada, esta
ponencia puede resultar sugerente a la hora de elaborar recomendaciones sobre cómo llevar
una relación (tal vez menos distante) entre la academia y la hechura de las políticas educativas.
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