Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2
NOTA
Los autores (as) y editoriales también están en Wattpad.
Las editoriales y ciertas autoras tienen demandados a usuarios que
suben sus libros, ya que Wattpad es una página para subir tus propias
historias. Al subir libros de un autor, se toma como plagio.
Ciertas autoras han descubierto que traducimos sus libros porque
están subidos a Wattpad, pidiendo en sus páginas de Facebook y grupos
de fans las direcciones de los blogs de descarga, grupos y foros.
¡No subas nuestras traducciones a Wattpad! Es un gran problema
que enfrentan y luchan todos los foros de traducciones. Más libros
saldrán si se deja de invertir tiempo en este problema.
También, por favor, NO subas CAPTURAS de los PDFs a las
redes sociales y etiquetes a las autoras, no vayas a sus páginas a
pedir la traducción de un libro cuando ninguna editorial lo ha hecho,
no vayas a sus grupos y comentes que leíste sus libros ni subas 3
capturas de las portadas de la traducción, porque estas tienen el logo
del foro.
No continúes con ello, de lo contrario: ¡Te quedarás sin Wattpad,
sin foros de traducción y sin sitios de descargas!
STAFF
Auris
Beatrix Miry
Jadasa Val_17
Julie
Vane Black
ÎNDICE
Sinopsis
Capítulo 1: Feelgood en mis pantalones
Capítulo 2: Un reto desafiante
Capítulo 3: Cazando al éxito de ventas
Capítulo 4: Pizza y pasión
Capítulo 5: En el clavo
Capítulo 6: Todo irá bien, eventualmente
Capítulo 7: Tan no
Capítulo 8: La mangosta y la cobra
Capítulo 9: El idiota de al lado
Capítulo 10: Empeora
5
Capítulo 11: Oh, no, no lo hizo
Capítulo 12: Corazones rotos y paredes invisibles
Capítulo 13: Escribe sobre
Capítulo 14: Sarcasmo y arrogancia
Capítulo 15: Cobro de impuestos sobre la esperanza
Capítulo 16: Tan jefe
Capítulo 17: Libro quemado
Capítulo 18: Ajetreado
Capítulo 19: Toda la verdad
Capítulo 20: Solo amigos
Capítulo 21: Sin remordimientos
Capítulo 22: Expuesto
Capítulo 23: Castillo de Naipes
Capítulo 24: El sueño imposible
Capítulo 25: Nuestra historia
Sobre la autora
SINOPSIS
¿Qué puede hacer una chica cuando un hombre que tiene
innumerables matices de mal se siente tan bien?
La ambiciosa editora de libros, Asha Tate, es una romántica
empedernida. A pesar de su historial mediocre con los hombres, cree en
desmayos, suspiros, y el amor eterno de las verdaderas almas gemelas.
Claro, el sexo está bien, pero ella no es alguien que alguna vez haya sido
impulsada por sus impulsos animales.
Hasta ahora.
Cuando Asha se topa con el candente contenido de Instagram de
alguien que se llama a sí mismo Profesor Feelgood, se pone lujuriosa
primera vez. No solo se queda jadeando sobre el insano cuerpo del
profesor, sino que su poesía llena de angustia por perder su único amor
verdadero le habla directamente al alma.
Desesperadamente necesitada de un éxito de ventas para su 6
empresa editorial con problemas, Asha sabe que el potencial del profesor
para venderse a sus millones de leales seguidores podría ser el salvavidas
que sus jefes necesitan. Sin embargo, la tinta apenas está seca en el
contrato por libros antes de que se dé cuenta de que ha cometido un
terrible error. Claro, el profesor es increíblemente talentoso y más sexy
de lo que cualquier hombre tiene derecho a ser, pero el hombre detrás de
la persona no es en absoluto lo que imaginó. En la vida real, es intenso,
arrogante y exasperante, y su extraña habilidad para rozarla de manera
incorrecta convierte el proyecto de su sueño en una completa pesadilla.
Saber que el profesor es todo lo que no quiere en un hombre,
debería ayudar a Asha a ignorar sus impulsos ocasionales de montarlo,
pero rápidamente descubre que la química explosiva e indeseada puede
hacer que incluso las personas inteligentes hagan cosas estúpidas.
Masters of Love #2
1
Feelgood en mis pantalones
Traducido por Val_17
Corregido por Jadasa
1Es un juego de palabras ya que Feelgood puede traducirse como Sentirse bien (y
también es como se hace llamar el protagonista). En español sería: Se siente bien en
mis pantalones.
entonces, caí por un agujero de conejo en su mundo. Hay fotos pixeladas
y artísticas de él, todas tomadas en ángulos que hacen imposible ver su
rostro. Algunas se han tomado en el extranjero frente a lugares famosos,
mientras que otras están tan cerca de su cuerpo musculoso que siento
que estoy acariciándolo con sólo mirarlas.
Pero más que las imágenes provocadoras, son sus palabras las que
me matan. Sus palabras a veces dulces, a veces tristes, siempre sexys,
sobre el amor y la pérdida parecen pasar por alto mi cerebro y hablarle
directamente a mi alma.
3De la película Mad Max, en la cúpula del trueno tenían la consigna de que dos hombres
entraban, sólo uno salía.
—En realidad no. Estos son los manuscritos más interesantes que
han llegado recientemente, y ninguno de ellos ha prendido fuego a mis
pantalones.
Le entrego la hoja suelta y luego me siento.
Serena presiona sus labios de color rojo cereza mientras revisa mi
lista. Con su cabello corto platinado brillando a la luz de la mañana y su
vestido en su habitual paleta de crema, beige y blanco, se parece a un
hermoso ángel a la moda con gafas de montura azul. Nunca he conocido
a una mujer tan perfecta como Serena. Parece flotar por la vida sin un
cabello fuera de lugar o incluso una pizca de mancha en su prístina y
pálida ropa. Es inspirador e irritante a la vez.
Personalmente, prefiero más un estilo antiguo y elegante, y termino
comiendo mi lápiz labial carmesí a los cinco minutos de aplicarlo. Aprendí
a no vestirme nunca de blanco, porque siempre que lo hago me derramo
cosas con la regularidad de un niño descoordinado.
Después de leer mi lista, coloca cuidadosamente la hoja de papel
en su escritorio. —Estas son perspectivas poco emocionantes.
Dime algo que no sepa.
—Voy a seguir buscando. Pero honestamente, Serena, este desafío
es ridículo, ¿verdad? Es como decir que alguien que tiene la suerte de
comprar un billete de lotería ganador debería convertirse en asesor 20
financiero. No es una forma lógica de elegir un nuevo editor.
Asiente y se quita las gafas. —Sé que contabas con este ascenso,
Asha, pero tengo las manos atadas.
Cuando me devuelve la lista, la hago una bola. —Sé que no puedes
hacer nada, pero… soy la única novata en la que has confiado con
algunos de tus más grandes autores. Devin tardó tres semanas en editar
el nuevo manual de simulacros de incendio. Necesitaría una supervisión
constante.
—Lo sé. —Escanea la oficina a través de la pared de vidrio detrás
de mí antes de inclinarse y bajar la voz—. Asha, estás a kilómetros por
delante de los otros asistentes, pero Robert siempre tiene que hacer las
cosas a su manera. A menos que encuentres algo que lo aleje, no tendré
pierna en la que pararme. Entonces tienes que cumplir, ¿de acuerdo?
Asiento, aunque no me siento optimista. —De casualidad tienes
alguna pista sobre dónde se supone que debo encontrar a un elusivo éxito
de ventas.
Me da una mirada compasiva. —Si tuviera algo con algún tipo de
potencial, te lo daría sin dudar. Desafortunadamente, nada emocionante
ha cruzado mi escritorio en semanas. Pero incluso ahora que el panorama
de los libros más vendidos parece desolado, tengo fe en ti. Eres lista y
tienes buenos instintos.
—Para ser justas, lo mismo podría decirse de Devin. Además, es
parte del clan Shields-Whip de los pesos pesados de la publicación, por
lo que tendrá ojos y oídos en cada gran fango de la ciudad.
—Devin no tiene tu ingenio. Ahí es donde puedes vencerlo. Tráenos
algo inusual. Algo que no hayamos visto antes.
Como si fuera una tarea fácil.
—Está bien, gracias, Serena. Haré mi mayor esfuerzo.
Sonríe. —Siempre lo haces. Por eso eres mi favorita.
Desafortunadamente, ser su favorita significa un pepino en esta
situación.
Cuando regreso a mi escritorio, me paso las manos por el pelo.
Regularmente rebusco entre las profundidades de los manuscritos de la
compañía, pero encontrar cualquier cosa con potencial de estrella de oro
en la montaña de manuscritos no solicitados es como sumergirse de lleno
en el basurero y emerger con un prístino bolso de Chanel.
Podría rastrear la gran cantidad de ficción gratuita online y ver si
puedo encontrar algún talento allí, supongo. Se han descubierto más de
unos pocos autores de gran éxito de esta manera, pero no muestra mucho
en cuanto a la originalidad.
Todavía estoy pensando profundamente cuando mi amiga Joanna 21
aparece a mi lado. Por la expresión de su rostro, ya ha escuchado las
noticias. Por otra parte, Joanna tiene una manera de descubrir cosas que
nadie más puede. Si estos fueran tiempos de guerra, ella habría sido un
espía increíble. Parece tener redes de informantes por todas partes.
—Devin ya le envió un correo electrónico a Sandra Larson sobre la
presentación de un nuevo libro —susurra mientras se hunde en la silla
junto a mi escritorio. Abro la boca para decir que es una idea ridícula,
pero ya está negando con la cabeza—. Sé que no ha publicado en cinco
años y todos piensan que se ha retirado, pero el hermano de Devin en
Random House la conoce, y jura que está escribiendo de nuevo. Casi ha
terminado con el primer borrador de un nuevo libro ambientado en el
universo de Rageheart.
La tensión en mi estómago aumenta una muesca. Rageheart era
una trilogía de fantasía masiva que no sólo fue un éxito de ventas
internacional, sino que también engendró una franquicia de películas de
gran éxito. ¿Cómo diablos se supone que debo competir con una serie
para la que hay todo un conjunto de figuras de acción, por el amor de
Dios?
—Seguramente, primero ella tendría que ofrecerlo a su editor
actual —le digo—. ¿Por qué se mudaría con nosotros? Somos mucho más
pequeños.
—La cuestión es que ha sido infeliz allí por un tiempo y está
buscando un cambio. Devin podría ser el chico para convencerla de que
venga con nosotros. Sabes que su lengua de plata es la única razón por
la que tiene sexo.
Mi mente se tambalea. —Si lo logra, obtendrá ese ascenso en un
abrir y cerrar de ojos.
Asiente. —Sí. Entonces, tenemos que encontrarte algo mejor.
Me quito las gafas y me froto los ojos. —¿Mejor que un spin-off de
una serie de fantasía muy popular? ¿Como qué?
Se encoge de hombros. —No lo sé, pero puedes hacerlo totalmente.
Puedo sentirlo en mis tetas.
Eso me hace sonreír. Una cosa que me encanta de Joanna es su
positividad. Parece tener un pozo de optimismo sin fin y está contenta de
compartirlo.
—Bueno, siempre y cuando tus tetas crean en mí…
Joanna toma mis manos y me tira para enfrentarla. —Escucha, no
le digo esto a muchas personas, porque les asusta saber lo poderosa que
soy, pero a menudo tengo fuertes presentimientos sobre los eventos y las
personas, y sé que si aprovechas esta oportunidad con ambas manos, va
a tener un gran impacto en tu vida. Confía en mí en esto. Mis tetas nunca
se equivocan. —Me aprieta las manos y luego se pone de pie—. Ahora,
ponte a trabajar. Voy a ir a buscarte un poco de café. Lo vas a necesitar.
22
Cuando se va, me recuesto en mi silla y cierro los ojos. Un éxito de
ventas seguro. Dos semanas. No hay problema.
Echo un vistazo rápido bajo mis axilas. Lamentablemente, no
aparecen los duendes.
Parece que estoy por mi cuenta.
3
Cazando al éxito de ventas
Traducido por Gesi & AnnyR’
Corregido por Julie
27
Me digo a mí mismo que debo dejarlo atrás, que debo dejar de depositar
mis esperanzas en lo imposible.
Lo intento.
Reflexiono en estupor, y luego termino el trabajo con licor.
Castigo un saco de boxeo hasta que mis nudillos están magullados,
entonces sangro las palabras en una página en blanco.
Reorganizo todo mi mundo, por lo que apenas puedo ver los lugares
donde alguna vez estuviste.
Y aun así, cada vez que me giro, allí estás.
Cazando los rincones de mi memoria.
***
36
4
Pizza y pasión
Traducido por Dakya & Miry
Corregido por Julie
***
Estar contigo fue tan fácil como respirar. Hasta que no lo fue.
Un día sin previo aviso, te miré y todo el aire salió de la habitación.
Odio que mis sentimientos hayan cambiado.
Y odio aún más que los tuyos no lo hicieran.
45
Suspiro de placer y paso a la siguiente publicación.
54
5
En el clavo
Traducido por Gesi
Corregido por Jadasa
59
6
Todo irá bien, eventualmente
Traducido por Umiangel & Anna Karol
Corregido por Karen_D
***
***
5 Insane Clown Posse, es un dúo de hip hop originario de Detroit, Estados Unidos. Está
formado por Joseph Bruce y Joseph Utsler, quienes actúan bajo personalidades de
payasos malvados.
Me señala como la inspectora Poirot al final de una novela de
Agatha Christie. —Él tomó esas fotos en sus viajes. ¡Jacob es el Profesor!
—Oh, Dios mío, Eden. ¿Podría haberte llevado más tiempo llegar
allí?
Ahora parece aún más confundida. —Pero Jacob es alto y delgado.
Pelo largo. Parece un vampiro urbano. No es alto, grandote y entintado.
—Bueno, al parecer, ha estado visitando la sala de tatuajes y el
gimnasio mientras viajaba, porque estaba enorme.
Joanna está empezando a sentirse frustrada. —¿Quién diablos es
Jacob Jacob? Por favor, díganme.
—Maldita sea —dice Eden, sacudiendo la cabeza—. De todos los
idiotas en todas las trampas juntas de todo el mundo, tuviste que
desarrollar un enamoramiento literario con El Idiota de al Lado. —Le
lanza una mirada a Joanna—. Así es como Ash solía llamarlo.
—Por el amor de las tetas de Hera —dice Joanna, lanzando sus
brazos al aire—. ¡¿Alguien por favor me ilumina acerca de este Jacob
Jacob antes de que explote mi curiosidad?!
Eden recoge la botella de vino y distribuye el contenido restante
entre nuestros tres vasos. —Jacob Stone solía vivir al lado de nosotros.
Él y Asha eran mejores amigos cuando eran pequeños.
97
Casi me ahogo con mi vino. —Ligera exageración.
—¿En serio? —dice, dándome su expresión sarcástica—. Desde los
tres a los once años, prácticamente estaban unidos por la cadera. La
gente pensaba que eran hermanos, por el amor de Dios. Pasó tanto
tiempo en nuestra casa, que todos en el vecindario pensaban que mamá
tenía tres hijos. Él era como de la familia.
Pongo mis piernas debajo de mí para poder envolver la manta
alrededor de ellas. —Sí, bueno, eso fue hace mucho tiempo.
—Oooh —dice Joanna, y sus ojos se iluminan—. Entonces, dame
los chismes jugosos. ¿Fue el novio de al lado el que rompió tu corazón?
—No —le digo, un poco demasiado a la defensiva—. Jake y yo
nunca tuvimos sentimientos románticos el uno por el otro. Solo éramos
amigos. El novio de al lado era su hermanastro, Jeremy.
Eden se levanta y se acerca a un librero cercano. —Oh, la tensión
en nuestro vecindario entre los tres. Salió de una película de John
Hughes. Los mejores amigos se convierten en enemigos amargos, cuando
la chica comienza a prestar atención al hermano despreciado del niño.
—Hermanastro.
—Lo que sea. Incluso antes de que comenzara la charla, no tenía
idea de cómo alguien podría ser amigo de Jake. Era un fastidio para todos
excepto para Asha. Pero cuando se convirtió en un adolescente rebelde y
angustiado, también dejó de ser amable con ella. Quiero decir, sé que
tenía una vida familiar de mierda y todo eso, pero realmente se convirtió
en un gran idiota. —Agarra un álbum de fotos grueso de la estantería y
regresa al sofá—. Hagan sitio, perras.
Aprieta su trasero entre Joanna y yo antes de abrir el álbum.
—Ahora, veamos si todavía tenemos alguna evidencia fotográfica
del señor Adolescente Oscuro y Tormentoso. —Hojea las páginas hasta
que llega a una foto de Jeremy y de mí. Estamos parados en su patio
delantero, abrazados, radiantes como los adolescentes enamorados en
general—. Aquí estamos —dice Eden, mientras saca con cuidado la foto.
Luego despliega el lado izquierdo para revelar a un joven Jake, parado
detrás del hombro de su hermano, burlándose y mostrando el dedo del
medio.
Recuerdo el día en que se tomó esta foto. Jeremy me acababa de
decir que me amaba por primera vez. También fue el día en que lo dejé
tocar mis tetas por primera vez. Supongo que esos dos eventos estaban
vinculados.
En ese momento, pensé que ninguna otra niña en el planeta podría
amar a un niño más de lo que yo amaba a Jeremy. Ahora, ese
pensamiento me hace sentirme mal. Si eso es lo mejor que puedo hacer
en mi vida amorosa, es mejor que me dé por vencida ahora.
Dirijo mi mirada hacia Jake. Mostrar el dedo del medio era su
principal afición en aquellos días. No creo que tenga una sola foto de él
98
mayor de doce años en la que esté sonriendo. No es que sonriera mucho
antes de eso, tampoco, pero fue por esa época en que nos distanciamos.
Mirando su rostro, puedo reconocer los andamios del hombre que
vi esta noche, especialmente en la oscuridad de su cabello y ojos, las cejas
fuertes y el corte afilado de su mandíbula. Pero en la foto, está claro que
todavía es un niño. No creo que Jake hubiera empezado a afeitarse
cuando se tomó esta foto.
Dirijo mi atención a la otra cara de la imagen. Ah, Jeremy, el chico
que parecía pertenecer a una película de Disney. El rubio, de ojos azules.
Un novio perfecto.
Resultó que también era un completo imbécil.
—Vaya —dice Joanna mientras toma la foto para verla más de
cerca—. Mírate, Ash. Siempre hermosa, por supuesto. Y este chico
Jeremy... caray. Era bastante guapo.
Tomo vino y desvío la mirada de la foto. —Sí, pero como mi tía Judy
siempre decía, hay que tener cuidado con los guapos.
—¿Cuánto tiempo estuvieron saliendo? —pregunta Joanna en
tanto levanta la vista de la foto.
—Durante la mayor parte de la escuela secundaria. —Es molesto
lo pesada que se me queda la garganta al hablar de Jeremy. Siempre creí
que el primer amor tenía una inocencia especial, como si fuera un
cuaderno prístino en el que escribes una historia de amor épica. Luego
te das cuenta de que hay garabatos débiles entre las palabras. Mensajes
ocultos que probablemente podrías leer si te esforzaras lo suficiente, pero
no lo haces, porque no son la historia que quieres que cuente.
Esa fue mi relación con Jeremy. Su letra pequeña fue inesperada y
dolorosa, y ahora, cuando pienso en el radiante y brillante libro de mi
primer amor, me doy cuenta de que es la basura en los márgenes la que
cuenta la verdadera historia.
—Es cierto —dice Eden, sintiendo mi incomodidad—. Jeremy era
hermoso, pero resultó ser un idiota traidor, así que puede ir a chupar
una bolsa de penes, para siempre. Jake pudo haber sido un fastidio, pero
nunca fingió ser otra cosa. Jeremy era un lobo con piel de oveja. Si alguna
vez lo vuelvo a ver, le debo una patada giratoria en la cara por la forma
en que trató a Ash.
Joanna se ve abatida. —Bueno, mierda. Entonces, tu ex mejor
amigo convertido en Frankenstein aparece esta noche y admite que es el
Profesor Feelgood, y... ¿qué? ¿Sigue siendo un imbécil?
—Muchísimo.
—¿Esto significa que no estarás editando para él?
—Desafortunadamente, lo tenía escrito en su contrato solo para
molestarme.
Eden hace un ruido de disgusto. —Ese pedazo de mierda.
99
—Podrías ir donde Serena —dice Joanna—. Cuéntale la verdadera
historia.
—¿Y decir qué? ¿Que no quiero trabajar con el tipo con el que se
gastaron una fortuna a petición mía, porque tenemos un pasado difícil?
Ella se reiría de mí fuera de su oficina. Se reiría de mí. Oh, sí, y la otra
noticia que descubrí esta noche fue que Jake no firmó con nosotros
porque nuestro adelanto era el más grande. No, aparentemente, otro
editor se ofreció a hacerlo millonario.
Las mandíbulas de ambas chicas se caen.
—¡¿Qué?! —La expresión de Eden se ve tan atontada, que es
cómica.
Las cejas de Joanna han desaparecido en su línea del cabello.
—Es una broma, ¿verdad?
—No. Claramente, no soy la única que ve las ventas potenciales en
sus millones de seguidores.
—Santa mierda —dice Eden, con los ojos vidriosos—. Un millón de
dólares.
Asiento. —Esa fue mi reacción.
La expresión de Joanna se transforma en asombro. —Entonces...
él eligió la pasión sobre la codicia. A ti, sobre el dinero. ¿Estás segura de
que este hombre te odia?
—Mucho —decimos al unísono Eden y yo.
—Entonces, ¿cuál fue el gran evento que los enfrentó a los dos?
Quiero decir, aparte de salir con su hermano.
—Hermanastro —digo, más por costumbre que por cualquier otra
cosa—. No hubo un gran evento. Solo años de creciente animosidad. El
goteo constante de nuestra mala voluntad se desgastó lentamente a
través de los lazos de amistad que habíamos construido. —Tomo mi
vino—. Y toda esta situación del libro es una forma de venganza
enfermiza. Estoy tratando de encontrar una salida, pero mientras tanto,
tengo que averiguar cómo trabajar con él sin esconder todos los
implementos afilados.
—Estarás bien —dice Joanna—. Tengo la sensación de que todo
saldrá bien al final. Solo sigue recordándote que él está allí por las
razones correctas. Si fuera un imbécil irredimible, habría llevado la idea
de tu libro a otro editor y habrían destrozado tu nombre en la ciudad. El
hecho de que no lo hizo es un punto a su favor. Recuerda eso cuando
surja la necesidad de lastimarlo. —Nos da un abrazo aplastante—.
Buenas noches, dulces hermanas Tate. Nos vemos mañana.
Le damos las buenas noches, y después de que ella se va, Eden y
yo nos quedamos en silencio y miramos tontamente a la televisión.
—¿Quieres hablar de él? —pregunta ella, sin mirarme.
—No.
100
—Bueno.
Hablar de Jake y todas las formas en que me molestó, lastimó,
humilló nunca fue mi fuerte.
Después de drenar el resto de mi vino, me retiro para darme una
ducha rápida. Cualquier frío persistente se derrite con el agua caliente,
pero mi tensión a fuego lento permanece.
Cuando termino, me envuelvo en mi bata y me dirijo hacia la
habitación de Eden. Está escribiendo en su computadora, pero cuando
me ve, se detiene. —¿Quieres acurrucarte?
—¿Tienes tiempo?
—Por supuesto. Max estará entrenando al personal hasta tarde. —
Retira las sábanas—. Ven aquí.
Me meto en la cama y apoyo la cabeza en su hombro mientras ella
vuelve a su trabajo.
—¿Estás bien? —pregunta, mientras piensa en algunas ideas de
historias para la próxima semana—. Has estado bastante apagada desde
que llegaste a casa. ¿Estás decepcionada por todo el asunto de Jacob?
—Por supuesto. Quiero decir, pensé que terminaría la noche
triunfante, habiendo firmado una nueva y valiente voz literaria, y en
cambio terminé siendo transportada en el tiempo y teniendo una pelea a
gritos con Jake en medio de la acera.
—Ugh, ¿en serio?
—Sí. Creo que ya no conocemos otra manera de tratarnos. Los
viejos hábitos son difíciles de erradicar.
—¿Estás segura de que no puedes convencerlo de que pida un
editor diferente?
Me levanto sobre mi codo. —Edie, es Jake. Incluso si tuviera un
millón de dólares extra para ofrecerle, él todavía insistiría en que esté a
su entera disposición, solo para molestarme. Ya sabes cómo es.
—Sí, siempre tuvo algún tipo de placer sádico al sacarte de tus
casillas.
—Lo que más temo es que implosionemos en una nube atómica de
toxicidad, y no solamente arruinemos el libro, sino que saquemos a
Whiplash del negocio en el proceso. Eso es mucha presión para una
editora primeriza que odia a su autor.
Eden cierra su computadora portátil y lo pone en su mesita de
noche antes de acurrucarse y envolver su brazo alrededor de mí.
—Ash, si alguien puede hacer esto, eres tú. Solo trata de recordar
lo que te gustaba de Jake cuando eran niños. Tal vez incluso puedan
volver a ser amigos.
Me vuelvo y la miro. —¿Estás hablando en serio?
Se encoge de hombros. —Está bien, eso es tan probable como que 101
tu almohada corporal de Hemsworth se contratada para la próxima
película de Thor. Pero estoy tratando de ser optimista.
—Lo sé.
—Si las cosas se ponen muy mal entre ustedes, házmelo saber.
Estaría encantada de venir e insertar un cactus gigante en el culo del
señor Stone.
La imagen mental me hace reír, y Eden me abraza antes de que
ambas suspiremos y nos quedemos en silencio. Por unos minutos, nos
quedamos allí, ambas perdidas en nuestros propios pensamientos.
Estoy empezando a pensar que Eden se ha quedado dormida
cuando ella dice: —¿Ash?
—¿Sí?
—Um... Sé que es un tema delicado para ti, pero... se acerca tu
cumpleaños, y…
Inmediatamente me tenso. —Edie, por favor no vayas allí.
—...Nannabeth cree que deberías tener una fiesta.
—No.
Debería haber sabido que esto iba a venir. Nannabeth ha estado
dejando pistas durante semanas, y no importa cuántas veces trate de
cambiar de tema, es como un perro con un hueso y se niega a soltarlo.
—Ash, vamos. Solo unas pocas personas. Tú, Max, Toby, Joanna y
yo. Todos queremos celebrarlo contigo. Nan le ha comprado a Moby un
sombrero de fiesta especial y todo.
—Bueno, ella no debería haberlo hecho. Conoces la regla. No hay
fiesta. Ni escándalos. Por favor.
Maldición, Nan ya debería saberlo. No me gustan los cumpleaños.
No me han gustado desde que tenía nueve. Todos los años intentan
cambiar mi posición, y cada año los derribo. En serio me gustaría que se
den cuenta de que las celebraciones de cumpleaños son un límite difícil
para mí.
Sintiendo mi familiar terquedad, Eden cede con un suave suspiro.
Cuando vuelve a hablar, sé que está eligiendo sus palabras con cuidado.
—Ash, sé que todos tenemos nuestro equipaje, y Dios sabe que
tengo tanto como tú. Pero una cosa que Max me ha enseñado es que
todas esas cosas de nuestro pasado... tenemos que lidiar con eso en algún
momento para poder dejarlo atrás. No es saludable aferrarse a cosas así.
Nos decimos a nosotros mismos que no afecta nuestras vidas y nuestras
relaciones, pero sí lo hace. A veces necesitamos purgar el pasado para
poder alcanzar nuestro futuro. Estoy aprendiendo poco a poco cómo
hacerlo, y creo que tú también deberías hacerlo.
No le respondo, porque no tengo nada que decir. Estoy de acuerdo
102
en que todos tenemos nuestros problemas, pero decirle a alguien que lo
supere no tiene sentido. Algunos eventos están escritos con tinta
permanente en nuestra psique, y ninguna cantidad de lavado mental los
borrará.
Le doy un último abrazo y salgo de la cama. —Mejor me voy. No
quiero que Max venga y me encuentre invadiendo su lugar. El hombre
tiene una mirada impresionante cuando el estado de ánimo se lo permite.
—Por favor, no te enojes.
Me vuelvo hacia ella. —No me enojo, honestamente. Solo estoy
cansada. Y por esa razón, cuando Max llegue, recuerda que estas paredes
son finas y no puedo eliminar ciertos sonidos, incluso con mis tapones
para los oídos.
Puedo ver la sombra de la preocupación todavía coloreando su
expresión, pero ella me sonríe de todos modos. —Intentaré dar lo mejor
de mí. Dios sabe que el hombre hace que sea difícil guardar silencio. Te
veo en la mañana.
—Sí. Hasta entonces.
—Vuelvo a mi habitación y apago la luz antes de quitarme la bata
y meterme en la cama.
Estoy conectando el cargador a mi teléfono cuando aparece un
mensaje en la pantalla.
¿Cómo estuvo tu día? ¿Es la vida de un editor recién
ascendido todo lo que pensabas que sería?
Sacudo la cabeza y escribo una respuesta: No exactamente. Mi
nuevo autor será un desafío, pero descubriré cómo tratar con él.
Por supuesto. No hay nada que no puedas hacer. Hermosa,
talentosa, con infinitos recursos. No tiene ninguna posibilidad.
Estoy celoso de que pueda estar contigo todos los días. Bastardo
con suerte. Te extraño.
Sonrío cuando el calor me invade. Luego de un día tan estresante
y de mierda, eso es exactamente lo que necesitaba escuchar. En serio es
el hombre más dulce que he conocido.
Entonces, ¿por qué no puedes superar tu basura y dejar que te haga
el amor?
Me quito de encima la negatividad.
Yo también te extraño. Mucho mucho. Estoy totalmente
agotada esta noche, pero hablaremos mañana, ¿de acuerdo?
Después de enviar el mensaje, apago mi teléfono y dejo escapar un
suspiro.
Mi padre solía tener un dicho: “Solo hay tantos machetes como
para que alguien pueda hacer malabares antes de que empiece a perder
los dedos”. Más tarde descubrí que estaba hablando de tratar con varias
mujeres sin que mamá se enterara, pero ahora creo que ese dicho es
relevante para la vida en general. Me pregunto cuánto tiempo más podré 103
ocultarle a mi novio mi disfunción sexual antes de que alguien termine
lastimado.
Me pongo de lado y me quedo mirando la pared. Después de la
locura de los eventos demenciales de hoy, todo lo que quiero hacer es
dormir, pero mi cerebro está girando con un montaje de recuerdos de mi
infancia. Jake, de tres años, me mira fijamente desde su jardín el día que
se mudó a la casa de al lado; Jake, de cinco años, que me hace reír
haciendo ruidos de sable de luz mientras da vueltas y frena con un palo
de escoba roto; Jake, de doce años, que parece enfadarse cada vez más y
empieza a venir cada vez menos; Jake, de catorce años, que ya no me
habla y se burla de mí la primera vez que me hace llorar.
Es difícil reconciliar al hombre de veinticuatro años en el que se ha
convertido con cualquiera de esos recuerdos, y es aún más difícil aceptar
que cualquier versión de Jake es el atractivo Profesor Feelgood, pero esa
es la realidad con la que tengo que vivir, me guste o no.
Lo único que me consuela cuando finalmente me voy a dormir es
que mañana no puede ser peor que hoy.
Como era de esperar, sueño con machetes cayendo.
10
Empeora
Traducido por Anna Karol & queen-ari-
Corregido por Karen_D
—Mierda.
Me limpio una mancha de delineador de ojos mientras trato de
completar mi maquillaje en tiempo récord. —Mierda, mierda, mierda. —
Por supuesto, en el día más importante de toda mi carrera, por primera
vez me quedé dormida, a pesar de mi alarma. Otra adición a mi archivo
cada vez mayor de Cosas Aleatorias que Apestan. Ahora estoy llegando
muy tarde al trabajo, y como siempre, cuando estoy en una carrera de 104
locos, nada sale a mi favor.
—Aquí, ten —dice Eden mientras entra en el baño y mete unas
tostadas en mi boca—. Y Max te ha hecho café. Está en la encimera.
—Gacias —le digo, hablando con una bocanada de pan tostado en
la boca. Rápidamente me pongo una capa ligera de rímel y un poco de
polvo antes de correr descalza a mi habitación para agarrar mis zapatos
y mi bolso.
—Oh, mierda. Eden, dejé mi abrigo en el bar anoche. ¿Me prestas
uno tuyo?
Pasa por delante de mi puerta y regresa en pocos segundos con su
chaqueta roja. —Aquí. ¿Algo más?
—No. Me voy.
Sigue detrás de mí cuando entro a la cocina para tomar mi café.
Tomo un trago rápido y dejo la taza. —No hay tiempo para terminarlo.
Pero gracias.
Max está allí, inclinado sobre la laptop de Eden. —¿Ash?
—¿Sí?
—Uh, antes de irte, es mejor que mires esto. —Ilumina la pantalla
para que pueda verla—. Más vale estar prevenida y todo eso.
Un popular blog de publicación muestra el titular: Whiplash roba
estrella de redes sociales a una importante editorial. Además del titular
encantador, el artículo me ataca personalmente diciendo que Whiplash
está arriesgando su inversión de seis cifras al “confiar el proyecto de alto
riesgo a una editora novata sin experiencia”.
No es falso, pero aun así... me hace sentir como una mierda.
—Maldito Devin —murmuro, antes de señalar agresivamente la
pantalla—. Y por última vez, no robamos a nadie. ¡Lo descubrí!
O bien Devin no comprende la precaria situación en la que se
encuentra Whiplash en este momento, o está decidido a recibir algunos
golpes contra la mujer que le quitó su ascenso. De cualquier manera, es
un hombrecito mezquino.
Max me da una mirada compasiva. —Lo siento.
Suspiro. —No es tu culpa. Todo bien. Gracias, Max.
Eden me da un rápido abrazo. —Qué tengas un buen día. —Suena
más como una pregunta que como una declaración.
—Es poco probable, pero aprecio el sentimiento.
Salgo del apartamento y presiono el botón para llamar a nuestro
chirriante ascensor. Cuando entro y las puertas se cierran, dejo caer mis
zapatos al piso y meto mis pies. De todas las mañanas a llegar tarde. Será
suficiente como para presentarles a Jake a mis colegas, pero esperaba
tener un tiempo de calidad con Serena, para darle una idea sobre cómo 105
abordar la narrativa del libro de Jake.
Cuando pensé que él era otra persona, no tenía ningún problema
en imaginarme dirigiendo esta nave en la dirección correcta. Pero ahora…
Espero en contra de la esperanza de que una buena noche de
descanso lo haya llevado a la idea de que trabajemos juntos. Me doy
cuenta de que no es probable, pero una chica puede soñar.
Busco en mi bolso mi pintalabios mientras el viejo elevador hace
su descenso chirriante a la planta baja. Debería haber tomado las
escaleras. Acabo de terminar de deslizar un poco de color carmesí
brillante cuando suena mi teléfono.
—Mierda. —Gimo cuando veo el nombre de Serena parpadeando
en la pantalla—. Oh, mierda por dos.
Cuando se abre el ascensor, respondo a la llamada mientras lucho
por meter los brazos en el abrigo de Eden.
—Serena, hola. Lo lamento mucho por no estar allí. Tuve un
percance de alarma esta mañana, pero voy en camino.
Empujo las puertas que conducen a la calle y me detengo. Está
lloviendo. Fuerte.
—¿Me estás tomando el pelo?
—Asha, ¿qué ocurre?
Respiro y sostengo mi bolso de mano Fendi sobre mi cabeza antes
de ir corriendo a la estación de metro. —Bueno, no me di cuenta de que
estaba lloviendo, y no traigo paraguas.
—Con el clima no. Todo el equipo está en la sala de conferencias,
esperando que les informe sobre el Profesor.
—Oh. Bueno. Sí, bien…
—¿Viste The Pub Hub esta mañana?
—Sí, lo hice, y estoy enojada por eso…
—La gente ya nos está juzgando por confiarte este proyecto. No les
demuestres eso al dejar caer la pelota. Deberías haber estado aquí hace
media hora.
—Lo sé. Lo siento mucho, solo...
Estoy corriendo por las escaleras del metro cuando me deslizo
sobre las baldosas mojadas. Cuando suelto un grito, mi teléfono y mi
bolso salen volando, y caigo pesadamente por los escalones restantes.
Gruño cuando me golpeo la rodilla y el codo al caer, hasta que al final
aterrizo como un costal sin gloria en la parte inferior.
—¡Maldita mierda! —La gente se agolpa a mi alrededor,
preguntándome si me encuentro bien, y ayudándome a levantarme.
Rápidamente agarro mi bolso, pero cuando busco mi teléfono, no está a 106
la vista.
—¿Alguno de ustedes tomó mi teléfono?
Habiendo cumplido con su deber mínimo para ayudar a un extraño
en necesidad, los miembros de mi grupo de rescate murmuran varias
versiones de “no” antes de apresurarse a tomar sus propios trenes.
Cuando se van, vuelvo a escanear el área, y cuando casi vuelvo a caer,
me doy cuenta de que el tacón se me ha zafado del zapato. Lo veo en la
parte inferior de las escaleras antes de hacer una búsqueda final de mi
teléfono.
—¿Cariño? —Hay una limpiadora femenina parada cerca que
sostiene un trapeador. Irónicamente, está justo al lado de una señal de
advertencia “Resbaladizo cuando está mojado”.
Un poco demasiado tarde.
—¿Estás buscando un teléfono con una funda amarilla brillante?
—pregunta.
—¡Sí! —lloro, cojeando hacia ella—. ¿Lo encontraste?
—No, pero vi a un joven punk con una sudadera con capucha y
una mochila huyendo con él a la derecha después de que cayeras. Traté
de agarrarlo, pero fue demasiado rápido.
—Oh, Dios mío, ¿en serio?
Ella señala un conjunto de escaleras a poca distancia. —Se fue por
allí. ¿Quieres que llame a seguridad?
—Ah, no, no hay tiempo. Gracias.
Me marcho lo más rápido que puedo con un zapato lisiado.
—¡Cariño! —me dice—. No te molestes. Ya se ha ido.
La ignoro y me dirijo a las escaleras, pero manteniéndome fiel a la
determinación del karma de joderme, veo que el tren se apresura hacia
el túnel sucio, justo cuando llego al pie de las escaleras.
—¡Jodidas bolas de mierda! ¿Es en serio?
Me desplomo con derrota. Mi vida estaba en ese teléfono. Ahora
llego tarde, mojada, con un tacón, sin llamadas telefónicas y con
moretones en varios lugares. Y para colmo, mi jefa debe pensar que le
colgué mientras me reprochaba por llegar tarde. Bueno, al menos este
día no puede empeorar, ¿verdad?
¿Olvidaste que pasarás la mayor parte del día con el Rey de los
Idiotas? Susurra una vocecita en mi mente.
—Cállate —siseo en voz baja—. Tan solo cierra tu boca sucia.
***
***
***
139
145
13
Escribe sobre
Traducido por IsCris
Corregido por Pame .R.
***
158
—Tiempo.
Cuando la voz de Jake atraviesa mi concentración, mis dedos
vuelan sobre las teclas, y la repentina distracción hace que presione
todas las letras equivocadas. Si mi flujo de escritura fuera el tráfico, Jake
acababa de provocar un choque de diez autos.
—Sólo un segundo —digo, retrocediendo para poder corregir la
gran cantidad de errores tipográficos. No hay forma de que le ofrezca una
oportunidad de criticar mi gramática.
Termino de corregir el párrafo y luego exhalo. —Bien, listo.
Lo miro y extiendo la mano. —Muéstrame lo que tienes.
Sacude la cabeza. —Oh, no. Las damas primero. Insisto.
Se levanta y se sienta a mi lado antes de colocar mi computadora
en su regazo y desplazarse hasta la parte superior de la página. Comienza
a leerlo en voz alta, pero levanto la mano.
—Dios, no. Es muy raro. Lee en silencio, por favor.
Asiente y se vuelve hacia la pantalla. Me siento demasiado
avergonzada para ver su reacción, así que en lugar de eso escaneo las
palabras otra vez, solo para asegurarme de que corregí todos los errores.
La primera vez que puse los ojos en Jacob Stone, estaba orinando
en el rosal favorito de mi madre. Había una reja alambrada que separaba
nuestras destartaladas casas, y cuando salí a nuestro desnivelado porche,
allí estaba él, concentrado, con los ojos entornados mientras le daba una
buena regada al Arctic White favorito de mi madre. Tenía tres años, cabello
oscuro y rebelde, y ojos aún más oscuros. Se quedó mirando el rosal
mientras orinaba, y la intensidad de su expresión hacía que pareciera que
estaba enojado con el mundo.
Cuando terminó, se acomodó y luego echó un vistazo para
examinarme con una combinación de curiosidad y cautela. Era de la
misma manera en la que yo estudiaba a los insectos en mi atrapa insectos,
siempre tratando de averiguar si eran inofensivos o albergaban aguijones
ocultos. En la naturaleza, como en la vida, hay una delgada línea entre
amigos y enemigos.
Estaba fascinada por la profundidad de sus ojos oscuros, pero su
intensidad me ponía nerviosa. Recuerdo haber dicho una oración
silenciosa para gustarle.
Después de unos momentos de escudriñarme con el ceño fruncido,
Jacob pareció tomar una decisión. Dio un paso adelante, inclinó la barbilla
hacia mí, y con una voz clara y fuerte dijo “Hola”.
Eso fue todo. Nada de presentaciones. Nada de sonrisas. Solo,
“Hola”. 159
Eso es todo lo que necesitamos para ser amigos.
***
178
17
Libro quemado
Traducido por MadHatter & Julie
Corregido por AnnyR’
***
203
19
Toda la verdad
Traducido por Beatrix & Genevieve
Corregido por Pame .R.
***
***
***
Lentamente me doy cuenta de que alguien acaricia mi cabello. Se
siente como si me hubiera dormido, así que me resisto a abrir los ojos.
Además, me encanta que me acaricien el cabello, por lo que no tengo
ninguna prisa en que se detenga.
—Ash.
Es Jake. Oh, sí, estoy en su cama. Es conveniente ya que tenía un
sueño increíblemente erótico sobre él.
Abrazo una almohada y suspiro. Dios mío, él huele bien. Siempre
lo hizo.
—Asha.
—Hmmm.
Los dedos acariciándome se mueven desde mi cabeza hasta mi
brazo. Siento que mi piel se cubre con piel de gallina.
—¿Estás despierta?
Me quedo callada. Las caricias suaves se sienten increíbles. Todo
se está calentando. Muevo mis caderas y hago un ruido de aprobación.
Extiendo mi mano y lo encuentro. Está cerca. Tejido suave. Muevo
mi mano hacia abajo y luego empujo debajo de la tela, donde hay una
piel cálida y surcos de músculos firmes. Se siente increíble.
223
Hace un ruido. —Asha, tocarme así no es una buena idea, a menos
que quieras redefinir nuestro pacto de amigos.
Abro un ojo. Jake está justo a mi lado, apoyado sobre las
almohadas, con un cuaderno en la mano. —¿Así que estás despierta?
Mi mano se ha deslizado debajo de su camiseta y está presionando
contra su estómago, peligrosamente cerca de la cintura de sus
pantalones.
Me está mirando con el mismo calor que la noche anterior, y hoy
no es menos emocionante y aterrador.
—Pregunta seria —dice, su voz tensa—. ¿Estás tratando de
volverme loco? Has estado haciendo todo tipo de ruidos sexuales, y ahora
con el toque...
Alejo mi mano. —Lo siento. Solo... —Sacudo la cabeza y me
estremezco por el dolor detrás de mis ojos—. Te sentías bien. Caliente.
Me encontraba medio dormida. Lo siento.
Deja salir un resoplido. —No te disculpes. Es solo que una mujer
no me ha tocado así durante mucho tiempo, y mi cuerpo comenzaba a
entusiasmarse por finalmente obtener algo de acción.
No puedo creer lo que estoy escuchando. No solo la confesión
inesperada de que lo excito, sino también la improbable noticia de que
no se está acostando con docenas de mujeres de forma regular.
—¿Cuánto tiempo ha sido para ti? —digo—. Asumí que parte de tu
búsqueda para superar a Ingrid incluía grandes cantidades de sexo
caliente. Después de todo, no es que no tengas millones de mujeres que
te deseen. —Cada vez que pienso en cuántas mujeres lo desean, me
siento profundamente incómoda. En mi opinión, mi atracción por él es
única y especial, pero tal vez eso es lo que creen todas las que fantasean
con él—. Tu bandeja de entrada debe estar llena de ofertas. ¿Nunca
tuviste la tentación de aceptar alguna de ellas?
Reclina su cabeza contra la cabecera. —No. Las conexiones sin
sentido ya no funcionan para mí. Cuando volví del extranjero, probé
algunas aventuras de una noche. Eran torpes como el infierno. Llegué a
la conclusión de que necesito algo más que una atracción física. —Se
vuelve hacia mí—. Si no puedo conectarme con alguien en un nivel más
profundo, no tiene sentido siquiera intentarlo.
Mientras dice esto, me mira a los ojos, y la oleada de deseo hace
que el dolor en mi cabeza se desvanezca en el fondo.
—¿Qué hay de ti? —pregunta en voz baja—. ¿Estás planeando
superar a Derek con una terapia de sexo caliente? Estoy seguro de que
no faltarán voluntarios.
Me río. Sí, un montón de tipos se alinean para salir con la mujer que
se convierte en un pez frío en el momento en que la meten en la cama. Es
el sueño de todo hombre.
—Eh… no. Realmente no es lo mío, tampoco.
224
Permanece en silencio, y durante unos largos segundos parece
mirarme como si pensara que puede encontrar el significado del universo
en mi cara. —¿Qué es lo tuyo, Ash? ¿Qué te excita más que cualquier
otra cosa?
Antes de que pueda detenerlo, una respuesta singular se forma en
mi mente.
Tú.
—Eh…
Es seguido inmediatamente por destellos mentales rápidos e
intensos.
Tú tocándome. Besándome. Lentamente desnudándome y poniendo
tu boca sobre mí.
—Yo, eh...
Subiéndote encima de mí. Separando mis piernas a medida que me
penetras. Haciendo un ruido bajo mientras me penetras por completo.
—Jesús…
Tú haciéndome el amor. Empujando y gimiendo y haciendo que cada
parte de mí te pertenezca.
El torrente de escenas llega tan denso y rápido, que tengo que
cerrar los ojos para bloquearlas. Mi cabeza late por el esfuerzo.
La cama se mueve, y antes de darme cuenta, Jake está ahuecando
mi mejilla. —¿Asha? —Agarro su brazo—. ¿Estás bien? —Coloca su
palma en mi frente—. Mierda, estás ardiendo.
—Dolor de cabeza —murmuré, esforzándome por no ceder a las
ganas de tirarlo encima de mí—. Uno malo.
—¿Te estás enfermando? ¿Necesito conseguir un balde?
Me alejo de él. —Estoy bien. Probablemente solo deshidratada.
Mi cerebro aún se agita, proyectando cómo sería sentir sus manos
sobre mí. Su boca. Su lengua.
Querida Madre María, su lengua.
—¿Asha?
Salgo de la cama y me dirijo al baño, tratando de no mirarlo. —
Estoy bien. Solo necesito un segundo. Solo... —Bésame, lámeme,
fóllame—. Eh... sigue con tu escritura. Enseguida vuelvo.
—Hay analgésicos en el armario del baño.
—Lo tengo. Gracias.
Cierro la puerta del baño detrás de mí y me desplomo contra ella.
Mierda, mierda, mierda.
225
Dejo escapar un largo suspiro. Bueno, eso escaló rápidamente. ¿Ni
siquiera puedo hablar de lo que me excita sin pensar en él en los términos
más pornográficos posibles? Inaceptable.
Dejo correr el agua fría y me salpico un poco en la cara.
—¡Joder! —El agua fría de Jake debe llegar a Brooklyn a través del
Ártico, porque está congelada. Por el lado positivo, el frío extremo hace
que mi rubor insoportable se sienta mejor y, posteriormente, mi resaca
comienza a desvanecerse lentamente. Todavía hay una advertencia de
peligro de incendio extremo en mis regiones inferiores, pero no me estoy
desviando para salpicar esa área con agua.
Abro el gabinete sobre el fregadero y agarro un par de analgésicos
antes de tragarlos con un puñado de agua. Más vale prevenir que
lamentar.
Pongo ambas manos sobre el tocador y dejo caer la cabeza. Debe
haber alguna defensa contra la locura que él me provoca. Y si está ahí
fuera, tengo que encontrarla, porque no voy a sobrevivir sintiéndome así
por mucho tiempo.
Mi prioridad en este momento necesita ser terminar este libro. Eso
es. Todas las otras distracciones necesitan irse a la mierda.
Me seco la cara con una toalla de mano de olor dulce, respiro hondo
y abro la puerta.
***
—¿Puedo verlo, por favor? —Hay un toque de lloriqueo en mi voz,
pero es lo que ocurre cuando insiste en la gratificación retrasada.
—Todavía no. Ten un poco de paciencia, mujer. —Su mano se
mueve más rápido.
—Jake, has estado fastidiándome por una hora. Venga. Sálvame
de esta miseria.
Suelta un gruñido. —Dios, me encanta cuando ruegas. Hazlo otra
vez.
—¡Jacob!
Sonríe y termina con un ademán ostentoso. —De acuerdo. Déjate
los pantalones puestos. O no. Lo que sea que te haga sentir más cómoda.
—Se acerca y toma siento junto a mí, luego me entrega el cuaderno—. Sé
amable. Mi ego es frágil.
—Sí, igual de frágil que el titanio. —Echo una hojeada y me
sorprendo al descubrir que ha escrito diez páginas, ambos carillas.
Le echo un vistazo. —¿Escribiste todo esto hoy?
Asiente. —Es increíble lo que puedo lograr cuando no me estás
gritando. ¿Será suficiente para satisfacer a Serena?
226
—Sin duda. Aunque creo que es un poco injusto pedirte esto el
segundo día.
Hace un rato, recibimos un mensaje de Serena pidiendo algunas
páginas de muestra para ver cómo íbamos. Jake cree que ella está
controlando para asegurarse que su inversión de trecientos mil dólares
no es un desperdicio. Yo, que lo hace para asegurarse que su pupila
editora no es una porquería. Sea cual sea, se siente la presión de
conseguir algo suficientemente impresionante para apaciguar sus
temores. Si en estas páginas no hay nada que provoque que se caiga de
la puta impresión, tan solo tenemos unas pocas horas para inventar algo
más.
Muerdo la uña de mi pulgar mientras leo las primeras páginas del
nuevo material.
Oh, dios. Que empiece el juego, Serena.
—Jake… esto es bueno.
—¿Sí?
Me enderezo y leo el resto. —Sí. —Después de todo, quizás era
nuestra relación disfuncional lo que lo retenía; pues lo que sea que haya
sido ese bloqueo mental que tenía ayer, desapareció. Lo que ha escrito es
apasionado y da para pensar, y ha elegido en un interesante estilo
literario que incorpora la imaginería de sus elementos poéticos. El último
par de párrafos me hace estremecer.
El enojo es una emoción poderosa. Simplifica todo. Puedes tomar el
miedo, la ansiedad, humillación, decepción y soledad, y sintetizarlas en
una forma potente y única. Y si permites que el enojo se salga con la suya,
nunca tendrás que preocuparte de sentir nada más. Es un bálsamo para
los desolados. Un escudo para los vulnerables. Es la acogedora manta de
la negación que te convence que nunca nada fue tu culpa.
Cuando te aterra de estar tan destrozado para ser amado, la ira te
recuerda que no necesitas serlo.
Y cuando incineras el mundo y te quedas de pie en las ruinas
ardientes de tu vida, la ira sigue allí, felicitándome. Insultándote.
Convenciéndote que el humo en tus pulmones no te está matando
lentamente.
Giro hacia Jake, cuyas manos estás juntas frente a su boca, con
los codos en las rodillas, esperando a que diga algo.
Solo hay una cosa que puedo decir—: Santa jodida mierda. Lo
lograste.
—¿Crees que a Serena le guste?
—Jake, es probable que tenga un orgasmo y te mande una canasta
con frutas.
227
Su sonrisa es instantánea. —Espectacular.
—Puedo ver tu hoyuelo —digo, tocando la hendidura en su
mejilla—. Ha pasado mucho tiempo desde que eso pasó.
Se tensa bajo mi toque, y alejo mi mano. —Ha pasado mucho
tiempo desde que me sentí tan feliz.
—No desde Ingrid.
Luce confundido. —¿Qué?
—En aquella foto de ustedes, tu hoyuelo se veía. Eras feliz con ella.
Echa un vistazo al depósito que contiene sus fotografías. —Parece
haber ocurrido hace toda una vida.
Pero no es así, quiero decir. Y pese a que deseo creer que tu amor
por ella no reprimirá tus futuras relaciones, sé que será así. Otra razón
convincente para ignorar cómo me has estado mirando todo el día.
Le entrego su cuaderno y me pongo de pie. —Bueno, deberías
seguir escribiendo en tanto los dioses de la palabra están de tu lado.
—Asha, espera. —Toma mi mano y levanta la mirada hacia mí—.
Yo… eh… no creo haberte agradecido.
—¿Por qué?
Acaricia mis dedos, y jadeo. Es algo que solía hacer cuando éramos
niños, pero nunca se sintió así.
—Por creer en mí. Por darme esta oportunidad de hacer algo de lo
que pueda sentir orgullo. Todo esto es gracias a ti.
Estoy hipnotizada por la suave acaricia de su piel contra la mía.
Normalmente no contaría mis dedos como una zona erógena, pero con él
sí que lo son.
—Solo abrí la puerta, Jake. —Rezo que no pueda notar lo
intensamente que mi corazón está latiendo—. Tú fuiste quien tuvo el
talento para pasar por ella.
Retiro mi mano, y la abro y cierro un par de veces para deshacerme
del hormigueo.
Él mira mi mano y luego aclara su garganta. —¿Los amigos
tampoco se pueden tomar de la mano?
—No, no cuando se siente así.
Se pone de pie y se acerca, casi tocándome, pero no del todo. No
levantaré la vista. Si miro aquellos oscuros y apasionados ojos suyos,
estaré acabada.
—Sabes —dice en voz baja—, creí que volver a ser amigo tuyo sería
igual de fácil que respirar, y de una forma, lo es. Pero solíamos tocarnos
todo el tiempo, y ni lo notábamos. Ahora, simplemente estar en el mismo
cuarto contigo se siente diferente.
228
Observo su cuello. Sus latidos son eufóricos, y me complace más
de lo que me gustaría.
—Pero lo último que quiero es arruinar esto, Ash. Ha tomado
muchísimo tiempo llegar aquí. Así que necesito que me sigas diciendo
cuando cruzo algún límite, ¿de acuerdo?
Asiento. —Por supuesto.
Ambos nos quedamos en silencio, y tras unos instantes, dice—: Los
amigos no pueden estar tan cerca del otro, ¿o sí?
—Nop.
Se aleja justo cuando suena su teléfono, y en cuanto soy libre de
su sumisión, suelto un suspiro y me desplomo en el sillón. Juro por Dios
que mi cuerpo no puede soportar tanta estimulación cada día. Muy
pronto, mis vasos sanguíneos van a explotar, y me desangraré en una
nube de lujuria candente. Lo más estrafalario de esta ardiente atracción
es que estar junto a él es el mejor cardio que he tenido.
Calmo mi respiración en lo que él contesta el teléfono y camina
hacia el gran ventanal, mientras comienzo a usar el teclado para escribir
las palabras de hoy. Solo necesito unas páginas para enviárselas a
Serena, de modo que una vez que tenga todo listo en el documento,
escogeré mis favoritas.
No pretendo escuchar lo que dice por teléfono, pero es imposible no
hacerlo en este lugar.
—Ya, puedo pasado las cinco… ¿Seguro?... de acuerdo, genial. Nos
vemos. —Cuelga y se acerca.
—¿Tienes una cita sexy para más tarde? —bromeo simplemente,
pero aun así creo que mi ojo crispa.
—Eh, sí. Algo así. —Se sienta junto a mí—. Necesito irme más
temprano hoy para ir al crematorio.
Dejo de escribir. —¿Llevarás a una chica al crematorio? Qué…
mórbido.
—Supongo. La cita es con mi papá. Iré a despedirme.
—¿Tu papá…?
—Será incinerado esta noche. Pregunté si podía ir.
Me doy la vuelta hacia él. —Espera, anoche cuando me dijiste que
murió, supuse que fue hace mucho tiempo. ¿Cuándo falleció?
—Antes de ayer.
Me quedo pensando un instante. —Pero eso fue… fue tu primer día
en Whiplash. ¿Por eso te fuiste en cuanto terminó la reunión?
Asiente. —Llamó el hospital. Dijeron que se deterioraba y que debía
llegar lo más pronto posible.
Justo cuando pienso que no puedo sentirme peor por no apoyarlo, 229
me entero de que sí puedo. Me enfadé con él por huir para estar con su
agonizante padre. —Dios, Jake. Lo siento mucho.
—Está bien. Ha estado enfermo ya por un tiempo. Sabía que
pasaría.
—Es una lástima que no estará para ver que te conviertas en un
autor publicado. ¿Sabía del libro?
—Sí. Pensó que mentí sobre el avance, porque, y cito, “¿qué tipo de
idiota pagaría tanto dinero por tus estúpidos malditos poemas de amor?”.
Ah, sí, El señor Stone siempre fue amoroso y de gran apoyo.
Recuerdo la vez que Jake le dijo a su padre que no seguiría sus pasos
para ser policía, y el señor Stone lo empujó contra la pared de la cocina
tan fuerte, que rompió el yeso. Jake tenía diez años.
—Bueno, al menos fue congruente hasta el final —digo.
—Sí. —Jake toma unas pelusas del cojín del sillón—. Pero dijo algo
que me sorprendió. Cuando le dije que trabajaría contigo, me dijo algo.
—Déjame adivinar… ¿aléjate? ¿Renuncia ahora mismo? ¿Consume
algunas drogas?
Jake se pone de pie y baja la mirada hacia mí. —Dijo “cásate con
ella”. —Sacude la cabeza—. Me habrá odiado, pero a ti siempre te quiso.
Permanezco en silencio, aturdida mientras recoge las tazas vacías
de café y pasteles a medio comer de la mesa de centro y las lleva a la
basura.
—¿Jake? —Gira hacia mí—. ¿Deseas compañía esta noche? No me
importaría despedirme de tu papá, también. —Sin importar lo inestable
que era su relación, sé que es algo que sin duda no debería hacer solo.
—¿Estás segura? Es viernes por la noche. Probablemente tienes un
millón de cosas más importantes que hacer.
Niego. —Nada es más importante que esto. No estuve para ti en el
pasado, pero seguro como el maldito infierno que puedo estar para ti
ahora.
Asiente, y no me pierdo lo aliviado que luce. —Entonces, los amigos
no pueden abrazarse ni tomarse de las manos, pero ¿pueden
acompañarte en el ritual de incineración de recientes miembros
familiares fallecidos?
Sonrío. —Absolutamente pueden.
230
21
Sin remordimientos
Traducido por Joselin & Gesi
Corregido por Daliam
Todas las amistades son diferentes. Algunas son tan fuertes que
pueden resistir cualquier tormenta, mientras que otras son tan frágiles
que se desintegrarían con la brisa más suave. Luego están las que
desafían la definición. Se extienden a lo largo de una línea invisible como
un artista de circo en el cable alto, y no estás segura de si estás ansioso
por llegar al otro lado de manera segura, o la sensación de hormigueo en
el estómago de una caída inesperada. Son esas amistades las que pueden 231
resultar en vínculos de por vida, o en una llamada repentina y poco
gloriosa.
Ahí es donde Jake y yo hemos estado viviendo durante las últimas
semanas, justo en medio de un balanceo equilibrado que podría ir de
cualquier manera en cualquier segundo.
Desde nuestra llamada de atención el mes pasado en la fiesta de
Felices por siempre, la presión de nuestro pasado no es un problema. A
pesar de nuestros años de animosidad unidos por sentimientos heridos
y culpa, pasar tiempo con él es como poner un disco favorito; puede que
no lo haya escuchado en mucho tiempo, pero conozco cada nota y cada
letra. Todavía me hace reír como solía hacerlo. Aún tiene un corazón
gigante, niveles de paciencia fluctuantes y una racha obstinada tan
ancha como el Gran Cañón. Todavía encajamos de muchas maneras
importantes, pero también hay muchas cosas diferentes. Me gusta la
forma en que no puedo evitar mirarlo cuando no está mirando; el tirón
apretado en mi pecho cada vez que escribe sobre su tiempo con Ingrid; el
sutil baile de la distancia en el que nos involucramos para asegurarnos
de no estar lo suficientemente cerca como para desencadenar momentos
tensos de anhelo mutuo.
Me estoy recordando constantemente que a pesar de mi atracción
extrema por Jake, algunas líneas simplemente no se pueden cruzar.
Dormir con mi autor y mejor amigo no sería profesional y arriesgaría todo
por lo que acabamos de recomponer. Y, por supuesto, dormir con un
hombre que todavía está enamorado de alguien más es pedir que me
rompan el corazón.
Pero incluso si todos esos problemas desaparecen por arte de
magia, y soy libre de actuar de acuerdo con mis impulsos más básicos,
no olvidemos mi molesto desorden de intimidad que haría que cualquier
actividad sexual se detuviera y cesara. Caer por Jake en medio de todos
estos obstáculos sería un suicidio emocional, y aun así... no puedo dejar
de anhelarlo.
¿Es de extrañar que haya empezado a hacer de Mylanta12 parte de
mi rutina matutina?
Hay un dicho que dice que el amor es solo amistad en llamas, y no
podría ser más cierto. En este momento, siento que estoy viviendo en un
edificio en llamas, y aunque hay una posibilidad de que me incineren,
estoy aquí sentada asando malvaviscos y tarareando el coro de “Disco
Inferno” para ahogar el sonido de sirenas.
—¿Segura que no quieres acompañarme? —pregunta Jake. Está
sin camisa, sudoroso, y sostiene una especie de loca posición de yoga
invertida que hace que todos sus músculos se revienten de las formas
más distractoras. No sé cómo solo puede estar usando shorts largos esta
mañana. Incluso con él subiendo involuntariamente mi temperatura, mis
sudaderas de vellón gris solo mantienen afuera el frío.
232
—Totalmente segura. Gracias por preguntar. —La única vez que
accedí a probar yoga con él, guio mi alineación con manos gentiles y
cargadas de electricidad. “Levanta un poco este brazo. Gira esa pierna.
Pon tu trasero lo más alto que puedas.” Dijo eso último en tanto estaba
parado detrás de mí con sus enormes manos agarrando mis caderas.
Después de eso, cada vez que decía el nombre de la posición, todo lo que
podía pensar era en la posición de perrito, y luego no podía dejar de
sonrojarme. Por supuesto, eso significaba que seguí perdiendo mi línea,
lo que a su vez lo llevó a que pusiera las manos encima mío una vez más,
etc, etc. Al final, solo pude superar los quince minutos de tortura sensual
y lenta antes de quedar agotada.
Ahora, él generalmente hace estas cosas antes de que yo llegue
cada mañana, pero quería comenzar temprano hoy, así que aquí estamos.
Intento mantener mis ojos en la pantalla de mi computadora, pero mi
cabeza parece girarse por voluntad propia. Puede que esté en el otro lado
del apartamento, pero debido a su estúpida falta de paredes, no hay nada
que oculte de mi vista su cuerpo de locura. Estoy segura de que tiene un
número antinatural de abdominales.
—Deja de contar mis abdominales —dice en tono cansado mientras
se agacha en una posición en la que se sostiene del suelo con un solo
brazo—. Ya te lo dije, no soy anormal.
12Este medicamento se usa para tratar los síntomas causados por el exceso de ácido
estomacal, como acidez, malestar estomacal o indigestión ácida.
—Bueno, eso es discutible. No te gusta el pastel. Eso te hace un
bicho raro.
—Sí, bueno, eres una detractora del café aun siendo adicta a él.
Casas de cristal, señorita.
Lo saludo levantando mi taza de café antes de terminar con lo que
queda. Dios, ¿cómo puede algo con cuatro cucharadas de azúcar y un
poco de crema ser tan condenadamente amargo? Si mi cerebro no gritara
por sus efectos regulares de cafeína, lo habría abandonado hace años.
Redoblando mis esfuerzos por mantener mis ojos alejados de Jake
y su magnífico cuerpo, vuelvo a transcribir su trabajo del día anterior. A
pesar del constante hervor de la tensión sexual entre nosotros, el libro
está empezando a tomar forma. Tanto Serena como el señor Whip han
estado recibiendo capítulos a medida que los terminamos, y están
satisfechos con nuestro progreso.
Mi computadora emite un pitido bajo cuando aparece un mensaje
instantáneo en mi pantalla. Es de Joanna.
Oyeeeeee. ¿Qué pasa?
No mirar a Jake haciendo sensualmente yo, eso es seguro.
Agh. Tienes el trabajo más duro. ¿Tienes tiempo para
llamarme? Hice algo por lo que podrías estar enojada. No llames
hasta que estés segura que Jake no puede escucharte. Estaré 233
esperando.
Bueno, eso es misterioso e intrigante.
Echo un vistazo a Jake. Está haciendo una posición de palanca con
los pies fuera del suelo. Dios mío, su fuerza central debe ser fuera de este
mundo.
Agarro mi teléfono y el bolso y me dirijo hacia la puerta. —Voy a
conseguir bocadillos. ¿Quieres algo?
Se baja al suelo. —Cheetos, M&M, Oreos, Doritos rancheros, Fruit
Loops, Snickers, un par de tinas de helado de Betty Crocker... ya sabes.
Lo normal.
Sacudo la cabeza con disgusto. —¿Cómo es que no tienes todos los
tipos de diabetes? —Abro la puerta y salgo al rellano.
—¡Y Coca Cola Light! —grita justo antes de que cierre la puerta
detrás de mí. En serio, el hombre tiene el metabolismo de un guepardo
hiperactivo.
A medida que bajo por las escaleras y salgo a la calle, llamo a Jo.
Responde después del primer timbre.
—Hola. Lo primero es lo primero: ¿grabaste algún video de Jake
haciendo yoga?
—No. No tomó bien la última vez que hice eso.
—¿Le dijiste que era para mí?
—Sí, pero extrañamente, él todavía me fulminó con la mirada.
—Ah. Inesperado. De todos modos, ¿recuerdas que me contaste
cómo se conocieron él e Ingrid en la granja Zen en Bali?
—Sí.
—Bueeenoo, mi prima es dueña del Museo de Chocolate Orgánico,
no muy lejos de allí, así que conseguí que ella hiciera algo de investigación
sutil. Me devolvió la llamada hoy con el apellido de Ingrid. Puedo o no
haberte enviado por correo electrónico el enlace a su perfil de Facebook.
Me detengo en un cruce y aprieto el botón. —¿Qué? Dios, Jo...
—Espera, solo escúchame. Jake nunca tuvo un cierre con esta
chica, porque no tiene idea si ella fue a casa y se casó con su ex, ¿verdad?
Bueno, ahora podemos averiguar con certeza lo que Ingrid decidió al
indagar en su muro.
Cuando llego a la bodega local de Jake, agarro una canasta y me
dirijo hacia el pasillo de bocadillos. —Pero ha dejado claro que no tiene
interés en averiguarlo, y debemos respetar sus deseos.
—¿Debemos? Si él tuviera un desagradable absceso en su perfecto
cuerpo, ¿permitiríamos que la infección continuara envenenándolo? ¿O
lanzaríamos la maldita cosa, la vestiríamos con una gasa y luego lo
engrasaríamos?
234
—¿Aceitarlo hacia abajo? —Agarro los bocadillos solicitados por
Jake uno por uno y los tiro en la canasta.
—Es mi fantasía de enfermera, y en ella, definitivamente lo
aceitamos hacia abajo. Varias veces. Luego le damos un baño de esponja
y lo untamos un poco más.
Me rio y saco una botella de Coca Cola Light del refrigerador. —Jo,
te lo digo, si hacemos esto, él estará furioso.
—Solo si se entera, lo cual no sucederá.
Cargo todo en el mostrador y espero a que el cajero lo marque y lo
empaque. —Entonces, si ella no está casada y ha publicado muchas fotos
de “Dejé a mi único amor en Bali, y todo lo que recibí fue esta asquerosa
camiseta” en la que llora y se queja por él, ¿no le contamos?
—Ah. Ahora veo la falla en todo mi plan de "Él nunca necesita
saber”. Porque si ella se arrepiente de haberlo dejado, y él todavía la ama,
entonces...
Entonces deberían estar juntos. Incluso pensarlo me hace romper
en un sudor frío.
—Pero si ella está casada —dice Jo—, que es la opción más
probable, entonces puedes hacerle saber y ayudarlo a cerrar esa puerta,
de una vez por todas.
Tiene razón. ¿Cómo puede realmente seguir adelante sin un cierre?
Y, sin embargo, ir a sus espaldas no se siente bien.
Después de pagarle al cajero, agarro mi comida chatarra y me dirijo
de vuelta al apartamento.
—Jo, sé que solo estás tratando de ayudar, pero no creo que pueda
hacer esto. Se siente como una traición, y estoy realmente tratando de
ser su amiga. Y nada más.
Suspira. —Sí, entiendo lo que estás diciendo. No te presionaré.
—Gracias. Y te agradezco que hayas pasado por todo ese esfuerzo.
Tienes buenas intenciones.
—En realidad —dice—, es lo opuesto, pero aprecio el sentimiento.
Hablamos mañana.
Tras despedirnos, me desplazo a través de mis correos electrónicos
en mi camino de regreso al apartamento. Cuando veo el que contiene el
enlace de Ingrid en Facebook, me cierno encima durante unos segundos.
Luego, antes de que pueda cambiar de opinión, lo envío a la basura y
espero que haber tomado la decisión correcta.
Estoy en el medio de desempacar los suministros de Jake en la
cocina cuando sale del baño frotándose una toalla sobre el cabello
húmedo. Suspiro aliviadamente cuando veo que está vestido con una
camiseta blanca y vaqueros. Siempre es más fácil enfrentarlo cuando sus
músculos y tatuajes están cubiertos.
—¿Café? —dice, lanzando la toalla sobre una caja antes de llenar 235
una cacerola con agua.
—Sabes que ahora tienes el dinero para comprar una cafetera,
¿verdad? No tienes que seguir viviendo como un concursante de un
reality show.
Coloca la cacerola sobre la hornalla y la enciende. —Tú y amor por
los artilugios de lujo. Cafeteras, ordenadores, paredes. Eres blanda, Tate.
Blanda, ya te lo digo. —Pasa rozándome mientras agarra dos tazas, y eso
es todo lo que se necesita para que un zumbido comience en mis partes
más bajas. También hay un cambio en él. Su actitud relajada se afila y
su voz adquiere un ligero toque de irritación.
—Un día —dice—, te llevaré a caminar a través de la selva tropical
peruana, y entonces entenderás que mientras estabas perdiendo el
tiempo con tu preciada cafetera, deberías haber estado aprendiendo a
cómo eliminar con seguridad las sanguijuelas de tus partes privadas.
Mientras vierte el café en las tazas, coloco su Coca Cola Light en el
refrigerador. —Por favor, dime que esto no es algo que sucedió.
—Podría decirte eso, pero sería una mentira. Ningún hombre ha
conocido el verdadero terror hasta que baja la mirada mientras está
orinando y ve una sanguijuela peruana gigante devolviéndole la mirada.
Cierro el refrigerador y sonrío. —Me preocupas. Realmente. No
puedo creer la mierda que has hecho por diversión cuando no estuve
alrededor. —Me recuesto contra la encimera y lo observo trabajar. Agrega
crema y azúcar a las tazas, y cuando termina, sacude la cabeza y aprieta
la mandíbula.
—¿Qué? —pregunto.
—Nada.
Claramente no es nada, pero casi tengo miedo de preguntar.
Se concentra en el agua de la cacerola como si pudiera hacerla
hervir con la fuerza de su mirada.
Carraspeo y enderezo los cubiertos sobre la encimera. —Por cierto,
Serena envió un correo electrónico solicitando más detalles en el último
capítulo sobre Ingrid. —Su nombre siempre se siente mal en mi boca.
Se cruza de brazos y gruñe en respuesta.
—No seas una diva —digo, acercándome—. Como el gran escritor
que eres, siempre evitas la emoción de tus interacciones con ella. Sé que
es un tema doloroso, pero ese es el punto. Los lectores quieren
experimentar tu angustia y pena. —Sin importar cuánto podría afectarme.
—¿Por qué? —Sigue mirando el agua—. ¿Quiénes son estas
personas que se entusiasman con el sufrimiento de los demás?
Me encojo de hombros. —En cualquier buena historia, no hay
satisfacción sin lucha. Cuanta más adversidad tenga que superar el
héroe, más nos alentamos por él para que gane al final. Es la única forma 236
en que gana su felices para siempre.
—¿Sí? —Gira en mi dirección—. Entonces, ¿cómo vamos a terminar
este libro? ¿Cuál es mi felices para siempre?
—Bueno… —Tengo una imagen de él reconciliado con Ingrid y
cabalgando hacia el atardecer—. Eh… tendremos que resolverlo. Podría
ser tu carrera siendo un éxito. O tu habilidad para llegar a las personas
y ayudarlas con sus luchas emocionales. —Bajo la mirada—. U…
obteniendo un cierre de todo el asunto de Ingrid. El sol después de la
tormenta y todo eso.
Cuando levanto la mirada para verlo, me está observando, y la
oscuridad de sus ojos está más inmutable de lo habitual. —Ajá.
Hay tanto trasfondo en ese simple “ajá”, no tengo idea de lo que
está tratando de decir. ¿Está de acuerdo conmigo? ¿En desacuerdo?
—¿Esas son mis únicas opciones? —pregunta en voz baja—. ¿No
es que al final de la mayoría de las historias el héroe se queda con la
chica?
Parpadeo por unos segundos, seguro estoy malinterpretando lo que
está diciendo. —Bueno… si has reconsiderado tu decisión de no
contactar con Ingrid, entonces…
—No estoy hablando de Ingrid, y lo sabes.
Un calor comienza en la base de mi cuello y sube. No quiero seguir
mirándolo, pero no puedo apartar la mirada. No me está tocando. Ni
siquiera está parado particularmente cerca. Y aun así, cada vello de mi
cuerpo se pone de punta mientras un escalofrío de posibilidades me
recorre la piel.
—Dime lo que estás pensando. —Su voz es baja, pero hay una pizca
de exigencia—. Por una vez, seamos honestos sobre lo que queremos.
Mis pulmones se sientes estrechos. Admitir lo que anhelo es difícil.
Puede que no sea la única que tenga algo que perder, pero soy la que más
perderá. En el peor de los casos, soy un rebote. En el mejor, una segunda
opción. Ninguna posibilidad es estupenda.
Cuando sigo vacilando, se acerca y se para frente a mí, tan cerca
que puedo sentir su calor y oler su champú.
—¿Sabes de qué me gustaría hablar? —Se acerca más, solo a
milímetros de distancia. Mientras me mira, su mandíbula se flexiona y la
tensión de su cuerpo refleja la mía—. Vamos a abordar la maldita química
absolutamente demente que tenemos. No podemos seguir ignorándola,
Asha. Lo sabes tan bien como yo. —Baja la cabeza y por primera vez noto
lo cansado que se ve—. Cada día cuando entras por esa puerta, me cuesta
cada vez más mantenerme alejado de ti, y no puedo seguir haciéndolo.
Es malditamente agotador.
Me mira y luego acuna mi mejilla, contengo la respiración a medida
que su pulgar traza un suave arco sobre mi piel.
237
—Si quieres que me detenga, dilo. Si piensas que estoy equivocado,
dímelo. Pero si te sientes de la misma forma y quieres dejar de luchar
contra esto, entonces… háblame.
—Lo hablamos en la fiesta. —Intento no inclinarme hacia su mano,
pero es cálida, y quiero hacerlo—. Acordamos que era una mala idea.
Teníamos nuestras razones.
—Ya no se aplican, Ash. Terminaste con tu novio. El libro está
yendo bien. Ahora ya no hay excusas.
—No has superado a Ingrid.
Hace una pausa, y creo que muero un poco en ese momento. —Lo
hice.
—No te creo.
Traba nuestras miradas y respira profundamente. —Te juro que lo
hice. ¿No te das cuenta de que cuando estoy contigo no existe nadie más?
Ni siquiera Ingrid.
Alejo su mano de mi rostro y la sostengo. —Pero ella siempre tendrá
una parte de ti.
—Bueno, tú tuviste primero una parte de mí. —Pone su mano en
mi cuello y apoya su frente contra la mía—. ¿Recuerdas cuando
encontramos ese viejo diccionario de bolsillo en la basura de la señora
García? ¿Qué lo hojeamos juntos asombrados por lo circular que era?
Qué cada palabra necesitaba de otras palabras para describirlo.
No confió en mi voz ahora mismo, por lo que asiento.
—Así es cómo me siento cuando estoy contigo. Eres la persona que
me describe. Me das sentido. Incluso cuando estábamos peleando, lo
sentía. Eres la única cosa en el mundo que me ayuda a tener sentido.
Desliza su otra mano alrededor de mi cintura y me acerca. Cuando
mis pechos se están rozando contra el suyo, su boca se abre e inhala.
—¿Qué pasará si esto no funciona? —susurro.
Sacude la cabeza como si no estuviera viendo el resultado más
obvio. —¿Y si funciona? Intentamos ser enemigos. Apestó. Intentamos
ser amigos, y no es suficiente. Lo que siento por ti ya no es platónico. Es
primitivo. Y sin importar cuánto intente disuadirme y racionalizarlo, no
puedo. ¿Tú puedes?
Pongo mis manos sobre su pecho, y su camiseta es suave, pero los
músculos debajo son un pulso fuerte y martillante. —No. —Se siente tan
bien permitirme tocarlo, se me corta la respiración.
Nada hace un hoyo tan profundo en el corazón que el
arrepentimiento. Ese fue el mensaje que me envió cuando éramos
extraños en línea.
—Si voy a tener arrepentimientos —digo—, quiero que sea sobre
cosas que hice, no que deseo haber hecho.
238
Pongo mis manos alrededor de su cuello, y ambos sentimos un
cambio. Toda la restricción que hemos estado teniendo durante las
últimas semanas se está disolviendo, y la necesidad cruda y abrumadora
está aumentando y reemplazándola.
Ahora, tocándolo, no sé por qué pensé que tenía la fuerza para
luchar contra él. Al deseo no le importa si lo quieres o no. Simplemente
se enciende en tu interior, como una caja llena de fuegos artificiales que
se disparan a la vez. Y a veces, es como una vela que se quema
lentamente, incendiando todas tus terminaciones nerviosas antes de
dejar a tu cuerpo como un montón de cera derretida.
¿Por la forma en que Jake me está mirando ahora? Me estoy
derritiendo.
Deslizo mi mano por el costado de su cuello hasta su cabello, y me
acerca más con un gemido impaciente. Entonces se inclina y roza sus
labios contra los míos con tanta suavidad que me da escalofríos. Se queda
allí, no besándome del todo, pero tampoco alejándose. Tiene una mano
en mi rostro y un brazo alrededor de mi espalda. Mientras permanecemos
allí, me ahogo en la exquisita sensación de querer algo tan
desesperadamente, hay placer envuelto en dolor.
—Sin arrepentimientos —dice, como si fuera una certeza.
Mi cuerpo está vibrando, rogándome que haga algo. Cualquier
cosa. Respiro temblorosamente y aprieto mis dedos en su cabello. —Sin
arrepentimientos.
Finalmente, presiona sus labios contra los míos, y ambos dejamos
de respirar en tanto el tiempo se detiene. Mi corazón está latiendo tan
rápido y fuerte, estoy temblando.
Dios querido, lo estamos haciendo. Jacob Stone me está besando y
le estoy devolviendo el beso. Y aunque puedo sentir el irreversible cambio
tectónico de la seguridad de nuestra amistad a la jungla inexplorada de
lo que está más allá, mi sangre canturrea con la emoción de lo que viene
después.
Hace un ruido, luego se retira y me vuelve a besar. Sus labios son
suaves y están abiertos, pero todo lo demás en él es apretado. Siento
como si se estuviera conteniéndose de aplastarme bajo la fuerza de su
necesidad. Cuando siento la suave caricia de su lengua, gimo y busco
más, y entonces, se rompe la cuerda que lo refrenaba y soy golpeada por
toda la fuerza de la pasión de Jacob Stone.
Enganchando sus manos debajo de mis brazos, me levanta sobre
la barra de la cocina. Luego se mete entre mis piernas y me besa, duro y
profundo. Nuestras bocas se acercan y deslizan, y sus manos están por
todas partes, fuertes dedos alternando entre suaves y toscos. Hay tanta
sensación pulsando a través de mi cuerpo, me siento mareada y elevada.
Cuando me agarra el trasero y me empuja contra su erección, jadeo y
envuelvo mis piernas alrededor de su cintura.
Esto debería sentirse extraño. He conocido a este hombre durante 239
prácticamente toda mi vida. Sé que tiene una marca de nacimiento en su
tobillo izquierdo y una pequeña cicatriz sobre la ceja de cuando se estrelló
contra un árbol en tercer grado. He tocado y sostenido su cuerpo mil
veces de miles de formas diferentes sin sentir ni una fracción de lo que
siento ahora mismo. Y ahora, el chico que tanto amé es una poderosa
fuente de energía sexual que me toca como si siempre hubiera sabido
cómo. Quien me besa como si estuviera mapeando la forma exacta de mi
boca.
Durante mi vida, he tenido besos maravillosos, y otros que
preferiría olvidar. Pero besar a Jake… me hace sentir que todo lo demás
fue fingir y que ésta es la primera vez que es real.
—Asha… —Me besa como si le doliera detenerse, y luego me
envuelve en sus brazos y me lleva a su cama con pasos largos y decididos.
Desenredo mis piernas y me pone de rodillas. En un segundo, mi
sudadera está desabrochada y la saca de mis brazos. Mi remera es la
siguiente, y recién registro que la ha quitado cuando el aire fresco me
golpea la piel.
Con un gruñido, se quita la camiseta antes de moverme hacia el
centro de la cama. Cuando me recuesto, se posiciona sobre mí con sus
caderas entre mis piernas, meciéndose y presionando mientras toco lo
más que puedo.
Todo es perfecto, hasta que lo siento deslizar su mano por mi
espalda para agarrar el cierre de mi sujetador. De repente, un interruptor
se enciende en mi interior, dedos fríos de pánico me aprietan el estómago,
y se me cierra la garganta.
No, no, no, no. Por favor… no ahora. No con él.
Por favor…
Presiono mis palmas contras las cuencas de mis ojos y deseo que
se aleje, pero ya puedo sentir la sensación de entumecimiento.
—Asha. Detente. —En cuestión de segundos, retira mis manos y
las presiona contra el colchón junto a mi cabeza—. Mírame.
Abro los ojos y lo veo sobre mí, su expresión es intensa y
preocupada.
—Sea lo que sea que estés haciendo ahora mismo… —jadea—.
Cualquiera sea la voz que está tratando de convencerte de que no
disfrutes esto… no la escuches. La única voz que tienes permitido
escuchar es la mía. Y te estoy diciendo que te necesito. Cada parte de ti.
Trago y bajo la mirada, estoy avergonzada de que pueda ver a través
de mí.
Endurece su agarre en mis manos. —No, no apartes la mirada.
Quédate conmigo. Mírame a los ojos.
Regreso a él, y su extraordinario rostro está lleno de tanto cariño,
es fascinante. 240
—¿Confías en mí?
—Sí.
—Entonces déjate llevar. Deja de pensar. Deja de tener miedo. No
soy algún gilipollas que apenas te conoce y solo quiere follar con una
chica sexy. Soy el chico que ha estado trepando por la ventana de tu
habitación desde que tenía cinco años. Sin importar qué suceda después,
no puedes decepcionarme. ¿Lo entiendes?
Asiento, y no sé si es la forma en que me tiene atrapada en la cama,
o el tono en su voz que implica que no va a tolerar que me cierre, pero
tomo unas cuantas respiraciones profundas, y entonces… me rindo.
Renuncio a mí poder. A mis expectativas. Me obligo a quedarme en blanco
y esperar a lo que Jake escriba sobre mí.
Me suelta las manos y me levanto para permitir que alcance el
broche de mi sujetador otra vez. Cuando lo desprende, espero el fuerte
zumbido de ansiedad que me saque del momento, pero nunca llega.
Mientras se sienta sobre sus talones y suavemente baja el sujetador por
mis brazos, busco la marea de pánico, pero no está por ninguna parte. Y
cuando mira mis pechos desnudos como si estuviera viendo el rostro de
Dios, por primera vez en mi vida, mi cuerpo se enciende en vez de
apagarse.
Ohhhh, sí. Por fin.
—Eres perfecta —susurra—. Siempre lo has sido.
Cierro los ojos mientras deposita suaves besos a lo largo de la cima
de mis pechos, y cuando cierra la boca alrededor de un duro pezón,
enredo los dedos en su cabello y gimo su nombre.
—Una parte de mí no puede creer que estemos haciendo esto —
dice, besando desde mi esternón hasta mi estómago—. Y otra no puede
creer que no la hayamos hecho hace años.
Cuando alcanza mis pantalones de chándal, me mira cuando
agarra la cintura y lentamente los baja. Mis bragas son las siguientes, y
mantiene el contacto visual en tanto las desliza por mis piernas.
—No tienes ni idea de cuánto he soñado con esto.
Agarra mis caderas y me arrastra hasta el final de la cama. Luego
se pone de rodillas, coloca mis piernas sobre sus hombros y besa un
camino hacia arriba hasta donde me duele con tanta fuerza que estoy
dispuesta a rogar por un alivio. Apenas tengo tiempo de agarrar el grueso
edredón antes de que su boca se cierre sobre mí, y en el momento en que
empieza a mover su lengua, me curvo por la intensidad del placer.
—Sigue respirando —dice, tirándome de nuevo en el lugar—.
Apenas estoy empezando.
Vuelve a trabajar, alternando entre lamer y dar golpecitos, y
querido Señor en el cielo, nunca he sentido un placer así. Justo cuando
comienzo a pensar que no puede hacerlo más intenso, agrega más 241
succión, y cuando gime en mi contra, la vibración me devana aún más.
En algún momento, mi cerebro se apaga, y cuando los primeros
zarcillos de mi orgasmo comienzan a enrollarse, quiero quedarme en
silencio, pero no puedo. Creo que digo “por favor”. Estoy segura de que
digo “sí”. Y cuando Jake me agarra los muslos y me empuja más
firmemente hacia su boca caliente, estoy segura de que digo “joder”.
—Oh, Dios… me voy a venir. Ohhh, Dios. Oh, Dios. —Contengo la
respiración mientras todo se acelera, y luego solo susurro su nombre,
una y otra vez.
Así es como se supone que debe sentirse. Esto es lo que esperaba.
Después de todos estos años de entumecimiento, Jake me ha devuelto a
la vida. Es el primero. Estoy tan agradecida, la emoción se enreda en mi
garganta.
Después de todo, no estoy rota.
Cuando empieza el asalto, bajo la mirada hacia donde se mueve su
cabeza entre mis piernas, sus manos me aprietan y acarician los muslos.
Estoy jadeando por aire mientras me tambaleo allí, esperando el final,
emocionada por la caída, y cuando me mira con sus sentimentales y
apasionados ojos cuando da un último giro y golpe de su lengua, me
vengo violentamente.
Cada músculo tiene un espasmo al unísono, cuando el placer se
disipa y todo se vuelve pesado y suave, Jake está allí, besándome la
cabeza, envolviendo sus brazos a mí alrededor y atrayéndome al calor de
su abrazo. Es solo cuando noto la humedad que brilla en su pecho que
me doy cuenta de que estoy llorando.
242
22
Expuesta
Traducido por AnnyR’
Corregido por Pame .R.
***
250
Querido Jake:
No puedo creer que esto sea un adiós. Estos últimos meses contigo
han sido los más felices de mi vida. Pensé que nunca encontraría a alguien
como tú, y después de lo que sucedió con Roger, ni siquiera lo busqué. Pero
cuando miré desde la terraza a la Granja Zen, allí te encontrabas, y desde
la primera vez que te vi, supe que estabas destinado a ser mío. Eres el
primer hombre al que le he dado todo: mi corazón, mi mente, mi cuerpo y
mi alma. Y no importa adónde vayas o qué hagas, siempre llevarás parte
de mi alma contigo.
Desearía poder convencerte de que te quedes. Sé que tienes razones
para ir a casa, pero siento que estamos terminando incluso antes de que
empecemos, y cada vez que pienso en que te subirás a ese avión, mi
corazón se rompe y se destroza.
Cada día que estemos separados, estaré rogando para que cambies
de opinión sobre nosotros. Y si alguna vez lo haces, por favor, ten la
seguridad, estaré esperando.
Todo mi amor, siempre,
Ingrid.
251
23
Castillo de naipes
Traducido por Umiangel
Corregido por Pame .R.
Sopla una brisa fría cuando camino por mi viejo vecindario, pero
estoy lo suficientemente enojada como para sentirla. Lo que sea que Jake
haya planeado esta noche, voy a necesitar un montón de respuestas.
Tras unos minutos, estoy parada en la acera frente a la casa en la
que crecí, y me invade una extraña sensación de inevitabilidad. Es como
si pequeños pedazos de mí estuvieran abriéndose camino aquí desde que
Jake regresó a mi vida, y ahora el resto de mí se está poniendo al día. 252
Recordamos este lugar todo el tiempo, repasando momentos de
nuestra infancia, pero el hogar en mi memoria se parece poco a la casa
que tengo delante. Ese es el porche donde mamá tomaba su café de la
mañana, pero es más estrecho de lo que recuerdo. Están los escalones
de entrada donde Jake y yo organizábamos obras de teatro de un solo
acto, pero estoy segura de que eran más grandes. Incluso el Árbol del
Amor en el patio de Jake parece decaído y menos vibrante.
Dicen que nunca puedes volver a casa, pero eso no es cierto.
Puedes, pero siempre te sorprenderá lo pequeño que parece todo. El
padre de Jake se quedó en su antigua casa hasta el final, pero ni siquiera
sé quién vive actualmente en la nuestra. Ambas casas están a oscuras,
así que quizás Jake no esté aquí todavía.
Inclino mi cabeza cuando escucho música, y de inmediato sé de
dónde viene. Durante años, Jake y yo compartimos paredes y porches,
patios y camas. Pero el único lugar que era verdaderamente nuestro se
mantuvo por sí mismo.
Doy una vuelta por el lado de la casa y camino por el sendero. Al
final, acurrucado en las sombras de un enorme roble se encuentra el
garaje. Debido a que el padre de Jake no era dueño de un automóvil, se
usaba para almacenamiento y había un área en el ático que Jake y yo
reclamamos como nuestra. Era húmedo y mohoso, pero para nosotros
era el lugar más mágico del mundo. Cuando éramos pequeños, solíamos
robar mantas y almohadas de repuesto y subirlas por la escalera
destartalada. Y luego agregábamos libros, juguetes, lápices y papel. Una
vez, Jake encontró algunas viejas luces de navidad que uno de los vecinos
tiró a la basura. De alguna manera, las arregló y las clavamos en el techo,
para que pudiéramos fingir que estábamos en un lugar exótico bajo las
estrellas.
En este momento, luz se está derramando por las ventanas del
garaje, y cuando me acerco puedo ver que la música es un viejo álbum
de Natalie Cole. Era uno de los favoritos de mamá, y es lo que solíamos
escuchar cuando queríamos suavizar las asperezas de nuestras vidas.
Abro la puerta y entro, y lo que me saluda no es en absoluto lo que
esperaba. En el espacio que solía estar lleno de cajas y decoraciones
navideñas antiguas, ahora hay una gran alfombra persa coronada por un
enorme escritorio de madera; el tipo que se vería en la oficina de casa de
un abogado en los años cincuenta. En el escritorio hay pilas de
cuadernos, similares a los del apartamento de Jake.
Mi primer pensamiento es que si todos están llenos de palabras,
Jake es más prolífico de lo que jamás hubiera imaginado. Pero luego me
doy cuenta de que no hay forma de que haya llenado todos estos libros
en los últimos años. Ha estado escribiendo mucho más que eso.
Echo un vistazo hacia donde Jake está apoyado en el borde del
escritorio. Cuando me ve, se para, con las manos en los bolsillos, los
hombros encorvados. Cuando me acerco, trata de tomar mi mano, pero
retrocedo. Necesito escuchar lo que tiene que decir antes de dejar que me 253
desarme.
Asiente como si entendiera. —He imaginado tener esta
conversación contigo mil veces en mi cabeza, y nunca era fácil. Pero creo
que nunca pensé que tendría ganas de vomitar. —Se frota el dorso de la
mano en la barbilla—. Ash, no he sido sincero contigo, y odio que mi
mentira te haga sentir como si no fueras lo más importante del mundo
para mí, porque lo eres. —Vuelve a mirarme la mano, pero no me toca—
. Sé que te preocupa que Ingrid cambie de opinión y regrese, pero eso no
va a suceder. Ingrid no rompió conmigo. La dejé.
—Ya me di cuenta de eso. —Cuando saco la carta de Ingrid del
bolsillo y se la entrego, la arruga.
»No fisgoneaba —digo, como si importara cómo la encontré—. Eché
algunas cajas, y se cayó.
La deja caer sobre el escritorio, agitado. —Maldita sea. Lamento no
habértelo dicho. Es mi culpa haber esperado tanto tiempo.
—También revisé las redes sociales de Ingrid. Estás en todas
partes. Hace tan solo unos días, volvió a publicar un recuerdo de ustedes
dos y diciendo cuánto te extrañaba y te ama. ¿Qué demonios, Jake?
Baja la cabeza. —Fui tan estúpido al mentir sobre eso, pero no
sabía qué más hacer. Te vendieron mi historia sufriendo por el alma
gemela que perdí, e Ingrid era la elección obvia.
—Entonces, ¿todo ha sido una mentira? Todos los poemas... ¿esos
poemas hermosos y apasionados eran solo palabras? ¿Hiciste un relato
falso para hacer que parecieran más profundos de lo que eran?
Me mira fijamente por unos segundos, como si hubiera conectado
los puntos, pero no pudiera ver la imagen que formaban. —Esos poemas
no eran falsos, eran de mi corazón. Cada emoción en ellos era real.
Simplemente no los escribí para Ingrid. —Toma una respiración
profunda—. Eran sobre ti.
Mi corazón vacila cuando los recuerdos de todas esas palabras
increíbles inundan mi mente. Estoy demasiado sorprendida para
responder.
—Siempre has sido tú, Asha. ¿Cómo no sabes eso a estas alturas?
Trato de asimilarlo, pero no puedo. —Entonces, el viaje... Ingrid...
los poemas no empezaron hasta después de ella.
—Dejé Brooklyn para alejarme de ti, pero fui un idiota al pensar
que podría superar mis sentimientos. En lugar de estar extrañándote
aquí, me senté frente al Taj Mahal y lo hice. Miré desde lo alto de la Torre
Eiffel y quería mostrarte la vista. Te anhelé en todos los continentes,
frente a cada obra de arte que me hizo agradecer la vida. Pero todo
terminó sin significar nada sin ti para compartirlo.
Hace un gesto hacia la nota arrugada en el escritorio. —Y luego 254
conocí a Ingrid, y pensé, Dios mío, finalmente. Una mujer que podría
ocupar tu lugar en mi corazón. Y lo intenté con ella. Hice todo lo que se
encontraba a mi alcance para darle solo una pequeña parte de mí. Pero
no sirvió de nada. Te pertenezco. Todo mi ser.
Todo encaja en etapas, pero nada de eso me hace sentir mejor.
—Todo este tiempo creí que ella era tu alma gemela y que yo era tu
segunda opción. ¿Tienes alguna idea de cómo me hizo sentir eso?
Se acerca a mí cautelosamente. —Ash, nunca quise lastimarte. Eso
era lo último que pretendía. ¿Nunca dijiste una mentira tan profunda que
no sabías cómo salir? Me senté frente a ti y tus jefes y te dije un montón
de mierda sobre Ingrid. Y luego tuve que continuar, porque sabía que, si
hubiera admitido lo que hice, me hubieras mirado como lo estás haciendo
ahora. Incredulidad. Un poco de disgusto. —Toma mis manos—. Lo
lamento mucho. Odio haberte engañado.
Me alejo, demasiado enojada como para permitir que me toque. —
No solo yo, Jake. Todo el mundo. Todos creímos tu historia. Tus
fanáticos, literalmente, te creyeron. Nos vendiste a todos una mentira. Y
me veo como la mayor idiota de todos, porque eres la persona de la que
pensé que sabía todo. Nadie va a creer que no lo sabía. Mi reputación
será arrastrada por el barro junto con la tuya.
—No hiciste nada malo. Esto es sobre mí.
—No, no lo es, Jake. Ese es el problema. Es sobre todos. Cada
persona en Whiplash. Se suponía que este libro iba a revivir nuestra
empresa. Ibas a ser nuestro salvador. Hay cientos de miles de pedidos
anticipados en todo el país, y ahora... todo se fue a la basura.
—¿Y si cambiamos el nombre de Ingrid? Convertirla en un
personaje ficticio.
Me siento en la silla detrás del escritorio y dejo caer mi cabeza en
mis manos. —La razón por la que este libro ha recibido tanto entusiasmo
es porque todos piensan que es auto-biográfico. Hay un millón de
romances ficticios por ahí. Este se suponía que era algo verdadero. Si
alguien descubre que es falso, y lo harán, todos seremos etiquetados
como fraudes.
Permanecemos en silencio, y siento como si fuéramos un dúo de
equilibristas que acaban de caer al suelo. Todo iba tan bien. El libro.
Nosotros. Y ahora no puedo ver el camino. Cada recorrido mental que
trato de andar nos hace pedazos.
Jake pone sus manos sobre el escritorio y me mira. —Debe haber
algo que podamos hacer.
—Lo hay —le digo, con cansancio—. Veré a Serena por la mañana
y le diré la verdad. Cancelará tu contrato, ordenará que devuelvas el
anticipo, me despedirá y luego probablemente anuncie que Whiplash está
cerrando sus puertas debido a la quiebra.
Las fosas nasales de Jake se ensanchan. —Ese no es un resultado 255
aceptable.
—Bueno, ese es el único que puedo prever.
—¿Y qué pasa contigo y conmigo?
Sacudo la cabeza, incapaz de formar un pensamiento coherente
sobre nada, y mucho menos de nosotros. —Ni siquiera puedo pensar en
nosotros en este momento.
—Escucha, Ash, no voy a dejar que mi estúpido error nos arruine
o a tu carrera. Arreglaré esto.
—¿Cómo?
Saca su teléfono y marca. —Todavía estoy trabajando en eso.
Confía en mí. —Se dirige a las puertas, y mientras se va, oigo—: Hola,
Serena. Es Jake Stone. Necesitamos hablar.
Me froto los ojos y giro mi cuello. No veo ninguna solución para
esta situación, no importa lo seguro que parezca Jake. Si puede
convencer a Serena sobre algún tipo de compromiso, será un milagro.
Echo un vistazo a la escalera que conduce al ático. Las luces
navideñas están encendidas y me llevan de vuelta a un momento más
simple, cuando mi problema más complicado era si beber una caja de
jugo de manzana o de uva.
Me acerco y subo la escalera, teniendo en cuenta que soy mucho
más grande que cuando estuve aquí por última vez. Cuando llego a la
cima, sonrío a pesar de mi mal humor. No solo se ve exactamente como
lo recuerdo, sino que Jake debió haber pasado tiempo limpiando y
lavando todas las almohadas y alfombras, porque creo que nunca he visto
el lugar tan impecable. En el bote de basura volteado que usábamos como
mesa, hay un libro. Cuando voy a recogerlo, veo nuestro viejo diccionario,
el que encontramos entre la basura de la señora García. Pienso en lo que
dijo Jake, que cada palabra necesita otra palabra para describirla. En
este momento, si allí hubiera una entrada para “Jake y Asha”, la
definición sería “total y absolutamente jodido”.
Odio que haya mentido, y detesto que todo pueda irse al infierno
por eso. ¿En qué pensaba? ¿Realmente creyó que un día no regresaría
para morderle el culo?
En algún lugar, muy profundo en mi interior, siento algo de alivio
de que no soy su segunda opción después de todo; pero ahora mismo,
está enterrado bajo capas de ansiedad y miedo, no solo por mí, sino por
todos mis amigos que perderán su trabajo si Jake no hace las cosas bien.
Me acerco a la gruesa alfombra en medio del espacio y me tumbo.
Sin pensarlo, pongo mis manos sobre mi estómago y cruzo los tobillos;
nuestra pose por defecto para observar estrellas. Cierro los ojos y
pretendo que nada de esto está sucediendo. Estoy en una tierra lejana,
dormitando bajo un cielo estrellado, sin ninguna preocupación en el
mundo aparte de las cajas de jugo.
Debajo de mí, puedo escuchar el bajo ruido de Jake hablando por 256
teléfono, y por su volumen y tono, puedo decir que está discutiendo. Al
cabo de un rato, oigo crujir la escalera, y siento su calor al recostarse a
mi lado.
—¿Y bien? —digo, abriendo los ojos.
Mira las luces. —Está enojada, comprensiblemente. Por su parte,
el libro está muerto, pero la convencí de que concertara una reunión entre
ella y Robert por la mañana para hablar más sobre el tema. Si retrasan
la fecha de lanzamiento unos meses, puedo entregar un libro totalmente
nuevo.
—Cambiar las fechas de lanzamiento es un problema muy grande,
Jake. Especialmente en este punto en el calendario de producción. Iré
contigo a la reunión.
Se vuelve hacia mí. —No. Este no es tu problema. Es mío. Y lo
arreglaré o moriré en el intento. No te fallaré, Ash.
Es lo suficientemente firme como para creer que lo intentará, pero
no tengo la confianza suficiente para pensar que tendrá éxito.
Vuelve a mirar las luces, y me uno a él. Está claro ambos estamos
tensos; pero esperamos que nuestro antiguo santuario nos preste algo de
magia, muy necesaria.
—Entonces, ¿nunca se te ocurrió mencionarme que soy tu alma
gemela? —pregunto.
—No es algo que haya surgido naturalmente en la conversación.
Tampoco me dijiste que yo era la tuya, aunque sé muy bien que lo soy.
—Cierto.
Hay una pausa, luego dice: —Muchas veces, durante la
secundaria, casi te dije cómo me sentía. Casi golpeé tu puerta en medio
de la noche. Pensé en escalar por tu ventana. Casi te entregué una de las
docenas de cartas que escribí en las que declaraba lo estúpido e
irrevocablemente enamorado que me encontraba de ti. Tantos “casi”.
—¿Por qué no lo hiciste?
Gira para mirarme. —Debido a que me hallaba casi seguro de que
me rechazarías, y no importaba lo mucho que doliera sospechar que no
tenías ese tipo de sentimientos, me habría matado saberlo con seguridad.
Continúa mirándome, y maldita sea, no puedo evitar apartar la
mirada. Todavía debería estar enojada, pero es casi imposible bloquear
nuestra conexión cuando está tan cerca. Es como si todos los buenos
momentos que tuvimos aquí nos estén infundiendo nostalgia, invitando
a confesar viejos secretos.
—Ojalá hubieras golpeado a mi puerta —digo—. Tantas noches me
quedé despierta, sabiendo que te hallabas a pocos metros de distancia.
Mueve su brazo para que su mano esté justo al lado de la mía. —
¿Recuerdas la noche en que tú y Jeremy tuvieron una gran pelea sobre 257
lo coqueta que era Shelley con él? Irrumpiste en mi habitación y le
cerraste la puerta en la cara.
Lo recuerdo bien. —Me sentía tan furiosa que no podía ver por qué
era un problema, tenía que alejarme de él.
—Y sabías que correr hacia mí lo haría enojar.
Parpadeo, sorprendida de que estuviera tan lejos de mi motivación.
—No fue por eso por lo que corrí a tu habitación.
—Entonces ¿por qué?
—Porque te extrañaba. Y sabía que había arruinado todo entre
nosotros y lo odiaba. Y porque sabía... —Enredo mi meñique con el
suyo—. Sabía que, si te hubiera elegido, nunca me habrías tratado así.
Muestra un leve indicio de una sonrisa —No me dijiste ni una
palabra. Te acostaste en la cama a mi lado, volviste la cara hacia la pared
y cerraste los ojos.
—Y me ignoraste.
Hace un ruido. —Te puedo asegurar, no te ignoré. En el momento
en que entraste en mi habitación, todo lo demás dejó de existir.
—No me hablaste. O consolaste.
Desliza sus dedos entre los míos. —No pude. Si te hubiera tocado,
no hubiera querido parar. Si te hubiera hablado, te lo habría confesado
todo.
—Tal vez si lo hubieras hecho, no hubiera regresado con Jeremy.
—Y tal vez sí. Y no fui lo suficientemente valiente como para correr
ese riesgo.
Nos miramos el uno al otro por unos momentos más, luego
volvemos a mirar el techo, nuestras manos aún unidas.
—Lo siento, arruiné todo —dice Jake—. Pero lo prometo, lo
arreglaré. Solía estar bien solo. He tenido mucha práctica. Pero
finalmente, ¿llegar a tenerte y luego perderte? No pasará.
Quizás sea el ático, las luces, o la niña optimista que hay en mí,
pero esta vez cuando lo dice, le creo.
258
24
El sueño imposible
Traducido por Umiangel
Corregido por Pame .R.
265
25
Nuestra historia
Traducido por Valentina Rose & AnnyR’
Corregido por Pame .R.
278
Sobre la autora
Escribir ha sido siempre la gran pasión de Leisa
Rayven y, aunque inicialmente le hubiera gustado
ser actriz, pronto empezó a volcarse en crear obras
de teatro en su escuela de interpretación. Esas
obras eran malas. Muy malas. Bueno, sus amigos
pensaban que eran buenas pero eso es porque
siempre los elegía para interpretarlas y cualquier
oportunidad para subirse al escenario era acogida
con una exagerada demostración de entusiasmo.
Desde entonces, ha ido perfeccionando el oficio y
muchas de sus obras han sido producidas y
representadas en giras por toda Australia. El
teatro ha dejado ahora paso a la escritura de
ficción y su primera novela, Maldito Romeo, ha sido recibida con un éxito
extraordinario desde su aparición como autopublicada en diversas webs.
Leisa vive en Australia con su marido, sus dos hijos y tres gatos con
mucha personalidad. 279