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ENFERMEDAD QUÍSTICA ADQUIRIDA

También llamada riñón de diálisis. Este diagnóstico está restringido a la


enfermedad multiquística asociada con falla renal terminal (usualmente en diálisis
crónica) y no causada por una enfermedad renal quística primaria.

Puede ocurrir en pacientes con insuficiencia renal crónica que no están en diálisis
pero que generalmente reciben hemodiálisis o diálisis peritoneal. Su incidencia
aumenta con la extensión del tiempo de tratamiento de diálisis. Aproximadamente
el 80% de los pacientes que se han sometido a diálisis durante más de 4 años
tienen un quiste renal. Por definición, cada riñón necesita al menos 5 quistes.
Algunas series han informado de una mayor incidencia entre los afroamericanos.
Se desconoce la causa.

La mayoría de los casos son asintomáticos; el sangrado retroperitoneal y la


infección pueden causar dolor y, en ocasiones, pueden ser lo suficientemente
grandes como para causar dolor abdominal.

Macroscópicamente tienen un tamaño variable; los riñones presentan los cambios


crónicos de su daño irreversible; el aspecto de los quistes suele ser similar al de
los quistes simples, pero hay un número elevado, a veces cientos.
Microscópicamente están tapizados por epitelio simple plano o cúbico; algunas
veces con proyecciones papilares. En algunos quistes podemos encontrar un
epitelio de células columnares o un epitelio estratificado, algunas veces, incluso,
con atipia.

Se asocian a un aumento de la incidencia de cáncer de riñón, que parece ser


directamente proporcional al tiempo de diálisis, que es mayor en los hombres. Los
tipos de cáncer más comunes en estos pacientes son el cáncer papilar y el cáncer
convencional, a veces cánceres múltiples
QUISTES RENALES SIMPLES

Los quistes renales son bolsas de líquido que se forman en los riñones. A menudo
se describen como quistes "simples", lo que significa que tienen paredes delgadas
y como fluido contienen agua. A medida que envejecemos, los quistes renales se
vuelven muy comunes y generalmente no causan síntomas ni daños.

Estos generalmente son benignos, no agrandan los riñones, reemplazan su


estructura normal ni reducen la función renal como lo hacen los quistes en
personas con enfermedad poliquística renal el cual es un trastorno genético que
puede causar enfermedad renal crónica.

Su etiología no es clara, pero podrían relacionarse con divertículos en túbulos


renales. Pueden ser únicos o múltiples, uni o bilaterales y encontrarse en corteza
o médula. No conectan con la pelvis o con los cálices. Son esféricos u ovoides y
muchos se evidencian bajo la cápsula renal. La pared es lisa, tanto en su parte
externa si están bajo la cápsula renal, como en su revestimiento interno; contienen
líquido amarillo, a veces turbio y, ocasionalmente, con hemorragia. El tamaño es
variable, desde milímetros hasta más de 10 cm. Son uniloculados, pero,
ocasionalmente tienen septos internos o lobulaciones. Microscópicamente están
tapizados por un epitelio simple aplanado que puede ser discontinuo; su pared
está formada por tejido fibroso.

Ocasionalmente un quiste puede infectarse o presentar hemorragia. Si está cerca


a la pelvis y es de gran tamaño, puede producir obstrucción. Si un quiste renal
simple está causando síntomas por compresión debido al tamaño requerirá
decorticación laparoscópica del quiste. En este procedimiento se realizan
pequeñas incisiones por los que se introduce los llamados trócares y los espacios
corporales son suavemente inflados con gas. El quiste es identificado y la pared
del quiste cortada para deshacerse de éste y evitar que se vuelva a formar.
Por lo general, la decorticación laparoscópica del quiste está indicada en aquellos
quistes simples de riñón de gran tamaño que producen síntomas o son de gran
tamaño. El procedimiento es muy eficaz y por lo general las personas sólo
necesitan una noche de estancia en el hospital. Su principal problema radica en
que pueden confundirse con neoplasias; por fortuna, usando las técnicas de
imagen actuales, es poco probable. Algunos autores han asociado quistes renales
simples y neoplasias, pero parece poco probable que exista una relación causal.

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