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Herramientas de auto-observación y auto-

reflexión por Alejandro Sanz


¿Qué significado tiene para ti ser testigo de ti mismo?
Se me ha hecho una pregunta fascinante, difícil de responder y es la siguiente,
¿Qué significa para mí ser testigo de mí mismo? 
Es difícil responder esa pregunta en abstracto. Yo la igualo, no sé si correcta o
incorrectamente, con la pregunta, ¿Qué significa avanzar en el conocimiento de mí
mismo? Yo lo único que puedo decir en abstracto, que creo que es
comprensible, es desarrollar la capacidad de observarme a mí mismo. ya esa no
es una tarea para nada fácil, y el problema con la pregunta es que, yo creo que
nadie puede indicarle a nadie qué es lo que tiene que hacer para observarse a sí
mismo. 
Es algo que cada uno de nosotros tiene que comenzar a descubrir. 
Entonces, para mayor claridad de lo que eso significa para mí, quiero
contarles una experiencia que transformó mi vida de una manera bastante
substancial. 
Fue con mi hija que en ese momento tenía alrededor de 10 años. Ella un día me
dijo que había una tarea de matemáticas que ella no sabía cómo resolver. 
La tarea, se imaginarán, no se me olvidará nunca. 
Le ponían un problema que decía, hay un camión en el cual se pueden poner
cuatro carros, y a ese camión se le puede remolcar un remolque en el cual caben
dos carros más. 
Le hacían entonces toda clase de preguntas diciéndole, ¿Cuántos viajes tiene que
hacer entre un lugar y otro para llevar equis número de carros? 
Ella, obviamente, solo tenía que saber sumar, restar, multiplicar y dividir. 
Y ella sabía muy bien sumar, restar, multiplicar y dividir, pero no tenía ni la más
remota idea del concepto de suma, el concepto de resta, el concepto de
multiplicación y el concepto de división. Entonces, esa falta de comprensión,
obviamente, la incapacitaba totalmente para usar lo que sabía en en general, para
resolver este problema. 
Entonces, comencé a explicarle, y me pasó una cosa vergonzosa. 
Yo creo que no había pasado uno o dos minutos, y me comencé a impacientar con
ella. Y ella inmediatamente sintió mi impaciencia, y eso, obviamente, la puso
todavía más nerviosa. 

Fue tan dura la cosa, que terminó ella llorando y yo también, y yo me preguntaba,
¿Cómo es posible que la persona que yo más quiero en la vida yo sea capaz de
torturarla en esta forma? Le pedí mil excusas, le dije que seguiríamos al otro día, y
que no volvía a ocurrir mi propia impaciencia. 
Seguimos al siguiente día, y volvió a ocurrir mi impaciencia, se repitió exactamente
lo mismo que en la primera oportunidad. Lo hicimos por tercera vez y ocurrió de
nuevo. 
Y ya en esa tercera vez yo me pregunté, ¿Cuál es el problema que yo tengo? 
Y ahí viene lo del autoconocimiento y lo de ser testigo de sí mismo. 
Entonces, me planteó un problema que sólo yo podía resolver, nadie lo podía
resolver por mí. Yo tenía que investigar qué era lo que había en mí que me
generaba esa impaciencia. Entonces en la cuarta oportunidad que nos
sentamos, cuando empecé yo a sentir que nacía de acá esa impaciencia, lo que
hice fue observarme con toda la atención que pudiera, a ver si descubría qué era
lo que me estaba generando esa impaciencia que yo sentía y vine haciendo de
nuevo por cuarta vez. 
Y descubrí una cosa absolutamente extraordinaria, que el problema era que yo,
como padre de ella, no quería tener una hija que tuviera problemas en
matemáticas. 
Era mi propio orgullo. 
Un poco tiempo después empezamos a estudiar en vacaciones por voluntad
de ella, y ella empezó a hacer los problemas dichosa, 
y en uno de esos problemas nuevamente se trabó y no pudo, y se atacó a llorar, y
lloraba amargamente. 
ya, obviamente, yo no solamente no me impacienté, sino que sentía una
compasión por ella enorme. 
Y le pregunté, mira, observa qué es lo que te hace sufrir. 
Y al cabo de cierto tiempo ella me dijo, el miedo, y yo le pregunté, ¿El miedo a
qué?, y me dijo, el miedo a que todos pueden y yo no. Desde ese día jamás volví
a maltratar a mi hija en ninguna circunstancia, ni enseñándole matemática ni en
ninguna otra circunstancia. Y aprendí muchísimo sobre cómo yo no fui capaz, no
había sido capaz con ella, de ponerme en sus zapatos desde el primer día que yo
empecé a trabajar con ella. 
Eso es un ejemplo para mí, es el mejor, el ejemplo tal vez más claro y más
conmovedor que tengo para explicar qué significa ser testigo de sí mismo o
avanzar en el conocimiento de uno mismo. Descubrir nuestros orgullos, nuestras
envidias, nuestras competencias, nuestras codicias, porque esas son las cosas
que nos llevan a establecer relaciones nocivas con los demás. 

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