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LÍMITES
LA EMISIÓN DE
DINERO FIDUCIARIO
La gente usa sustitutos del dinero
el problema de si existen o no
límites a
por dinero;
al banco de la obligación :
en Dinero Fíat.
El Planteamiento del problema
ha cambiado,
al suspenderse el pago en dinero.
El gobierno ha intervenido
imponiendo el curso forzoso.
El banco pierde toda su independencia :
es una herramienta en manos de los políticos,
es una filial del tesoro público.
Examinemos el problema de la coexistencia de
múltiples bancos independientes.
el Planteamiento
emitan
ya no podrá canjear
que emitió.
Si quiere evitar la insolvencia ;
debe retornar rápidamente a una política
que le permita aumentar su reserva
monetaria.
Debe renunciar a toda emisión adicional
de Dinero fiduciario.
Unos economistas demostraron la reacción del
mercado ante la expansión del crédito;
al banco emisor o
sí pretende prosperar
su capacidad y
al cobro ;
confianza en el banco.
La confianza en el banco y en el Dinero Fiduciario
emitido por el banco debe ser siempre total.
querían eliminar
Estas ideas
(base del intervencionismo económico)
se han impuesto por todas partes, sin que nadie
someta a crítica razonada, esas ideas.
Ningún gobierno está dispuesto a implantar la
competencia bancaria,
porque ello supondría renunciar a lo que el
gobierno considera fuente de ingreso fiscal.
la intervención estatal.
7.14. COMPETENCIA BANCARIA
Decir que no cabe crear dinero en exceso cuando
el banco se limita a conceder crédito a corto plazo
¡ Sólo se cumple
al contemplar
de los países :
Le cabía a los bancos privados de los países
conceder créditos sin límite contra los cuales el
cliente prestatario giraba cheques.
se halla siempre
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La aparición del dinero no borra la diferencia entre
los bienes en lo referente a su facilidad de
colocación en el mercado.
En la economía monetaria existe diferencia entre la
colocación del dinero y la colocación de los bienes.
No obstante, los bienes se diferencian en lo
referente a su facilidad de colocación en el mercado.
Para algunos bienes es fácil hallar un comprador
dispuesto a pagar el mayor precio que cabe exigir,
dadas las circunstancias de mercado.
En cambio, otros bienes, son más difíciles de
colocar.
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Una acción industrial es más fácil vender
por lo mismo,
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Podemos reducir nuestra reserva monetaria y,
consecuentemente, reducir los costos implícitos
en su mantenimiento
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A consecuencia de lo anterior, surge en el
mercado, específica demanda por esos bienes,
pues hay gente que desea demandar esos bienes
con miras a reducir el costo de “la tenencia de
dinero”.
de
Por el contrario,
pueden emitirse
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La banca privada de los países a los que acudía ese
dinero caliente (aun al darse cuenta de su acceso) no
veía peligro en manejar ese dinero caliente de manera
normal.
La banca privada aumentaba la concesión de préstamos
comerciales con ese dinero caliente.
Cerraban los ojos a las consecuencias, pese a que sabían
que ese dinero caliente sería sustraído tan pronto como
se produjeran dudas de la política fiscal y monetaria
nacional.
La falta de liquidez de la banca privada era evidente;
existían enormes sumas de dinero que los clientes de la
banca privada podían retirar casi sin preaviso,
“compensadas” sólo por créditos que, en cambio, los
prestatarios no habían de devolver sino una vez cumplido
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cierto plazo.
Por lo tanto, el único método seguro para
manejar ese dinero caliente consistía, en
conservar una reserva monetaria y moneda
extranjera lo suficientemente grande como para
devolver la totalidad del dinero recibido en
cualquier momento.
Ello hubiera obligado a la banca privada a exigir
específica comisión a sus clientes por la custodia
del correspondiente dinero.
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La crisis financiera se produce (en lo que
respecta a la banca privada de los países) aquel
día en que el país de donde salía el dinero
caliente devaluaba su moneda.
Los depositantes se asustaron; temieron que sus
países siguieran el ejemplo de ese país.
Todo inducía a pensar que los interesados
pretenderían transferir inmediatamente sus
fondos hacia otros países o a ese país, plaza
esta última que (por lo menos durante algunas
semanas) ofrecía menores riesgos de una nueva
devaluación.
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Sin embargo, la banca privada de esos
países, no podía devolver en el acto las
cantidades recibidas, sin el auxilio del
Banco Central.
La banca privada había prestado las
correspondientes sumas a empresas,
muchas empresas de las cuales incluso
estaban situadas en países que mediante el
control cambiario extranjero habían
bloqueado esos saldos.
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No existía otra salida que la salida de conseguir
los correspondientes fondos del Banco Central.
La solvencia de la banca privada de esos países
quedaría de esta manera a salvo; pero, una vez
así pagados, los depositantes exigirían
inmediatamente al Banco Central la conversión
de esos billetes recibidos en monedas
extranjeras.
Si el Banco Central no atendía esa exigencia, su
actitud, en la práctica, equivalía a abandonar el
Patrón moneda sana y a devaluar su moneda
nacional.
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Por el contrario, la conversión de esos
billetes en monedas extranjeras implicaba
para el Banco Central el desprenderse de la
mayor parte de sus reservas monetarias.
Ello habría desatado el pánico.
Los propios ciudadanos nacionales también
reclamarían las correspondientes entregas
de monedas extranjeras.
Esto hubiera supuesto la quiebra del
sistema monetario.
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La única alternativa para los Bancos Centrales de
esos países era no prestar ayuda a la banca privada;
pero entonces habrían, suspendido pagos los bancos
privados más renombrados.