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Universidad Autónoma de Santo Domingo

Facultad de ciencias de la salud

Escuela de Medicina

Hospital Docente Universitario Maternidad nuestra señora de la Altagracia

Internado Rotatorio - Ciclo de Pediatría

Docente:
Dra. Ysaideliz Matos

Sustentante:
Zoila A. Pujols Bautista EU-7418
 

Ensayos
Módulo III: Crecimiento y desarrollo como indicador de salud
Módulo IV: Psicosocial y adolescentes
 
Fecha
20 de julio del año 2021
Modulo III

crecimiento y desarrollo como indicador de salud

En este módulo desarrollaremos el tema de crecimiento y desarrollo, como bien es


sabido, los niños aprenden solos a reconocer distintas formas y distintos conocimientos,
los niños desde la concepción tienen algunos reflejos.

Para poder estudiar los diversos procesos de las personas se debe recurrir a la
psicología, la cual puede indagar a fondo los procesos mentales de personas esta
diciplina analiza las tres dimensiones de los mencionados procesos: cognitiva, efectiva,
conductual.

Hay diferentes factores que influyen en el estudio del desarrollo del niño, desde como se
relaciona dentro de su entorno y como se desenvuelve con los distintos actores de la
educación y pares.

La infancia desde mi punto de vista es una etapa por la que a todos los seres humanos
pasamos, sin embargo su significado se ha ido formando a lo largo de la historia, la
humanidad se ah ido adaptando desde su naturaleza, a lo largo del tiempo con base en
sus necesidades, ha ido evolucionando en diferentes ambientes en donde hay un
desarrollo humano diferente gracias a la diversidad cultural, multiculturalidad es una
herencia de nuestros antepasados , las tradiciones , las culturas y nuestro estilo de vida
es gracias al pasado, a las ideas que tenían nuestros antecesores, así mismo la crianza
influye en el modo de vida que manejamos actualmente.

Durante el desarrollo del niño va a pasar por un proceso de distintas etapas en donde va
a crecer física y mentalmente, durante los primeros meses de vida en el aprendizaje de
los pequeños consiste en coordinar distintas acciones para poder desarrollar nuevos
conocimientos durante su adolescencia va a madurar y en donde ya va a saber
comportarse y donde va a estar regido bajo una normalidad ya que tiene una conciencia
y un sentido de lo que se debe y no debe hacer.

En el crecimiento normal las desviaciones de los patrones de crecimiento pueden ser


inespecíficas o constituir indicadores importantes de trastornos médicos serios y
crónicos. Se debe realizar una medición exacta de la longitud/altura, el peso y la
circunferencia cefálica en cada visita de revisión del niño sano, y compararlos con las
normas estadísticas en las gráficas de crecimiento.

Las mediciones seriadas son mucho más útiles que las mediciones únicas para detectar
desviaciones en el patrón de crecimiento particular, incluso si el valor permanece dentro
de los límites normales definidos estadísticamente (percentiles). El seguimiento de la
tendencia ayuda a definir si el crecimiento está dentro de límites aceptables o justifica
más evaluación.

El crecimiento se evalúa mediante la inscripción de mediciones exactas en gráficas de


crecimiento, y la comparación de cada conjunto de mediciones con las mediciones
previas obtenidas en las visitas de revisión del niño sano.

Dentro de los trastornos del crecimiento las razones más comunes para las mediciones
desviadas son técnicas (es decir, fallos del equipo y errores humanos). La repetición de
la medición desviada debe ser el primer paso.

Se dispone de gráficas de crecimiento separadas que deben emplearse para lactantes


nacidos con peso muy bajo ( < 1.500 g) y para pacientes con síndrome de Turner,
síndrome de Down, acondroplasia y otros varios síndromes di morfológicos.

La evaluación del niño a lo largo del tiempo combinada con una anamnesis y una
exploración física cuidadosas ayuda a determinar si el patrón de crecimiento es normal
o anormal. Las alturas de los padres pueden ser útiles para decidir si es necesaria una
evaluación más profunda. Los niños en general siguen el patrón de crecimiento de sus
padres, aunque existen muchas excepciones.

El patrón de crecimiento de un niño con peso, longitud y circunferencia cefálica bajos se


asocia comúnmente a estatura baja familiar, estos niños son genéticamente normales,
pero más pequeños que la mayoría de sus compañeros. El niño que, por edad, es
preadolescente o adolescente e inicia la pubertad más tarde que otros pueden presentar
la variante normal llamada estatura baja constitucional.
Estos niños deben ser explorados cuidadosamente en busca de anomalías del desarrollo
puberal, aunque la mayoría son normales. Se debe considerar un estudio para descartar
una amenorrea primaria en cualquier chica adolescente que no haya alcanzado la
menarquia a los 15 años o no la haya alcanzado en los 3 años posteriores a la telarquia.
La ausencia de desarrollo mamario a los 13 años también debe ser estudiada.

En el desarrollo normal los cambios del desarrollo físico del cuerpo son paralelos a los
cambios del desarrollo del cerebro (es decir, cognición, lenguaje, conducta).

Para el desarrollo neonatal los reflejos neonatales primitivos son únicos del periodo
neonatal y pueden dilucidar o eliminar la preocupación de la función asimétrica.

Los reflejos más importantes para evaluar durante el período neonatal son los siguientes:

- El reflejo de Moro se provoca permitiendo que la cabeza del lactante se mueva


hacia atrás de forma suave pero rápida, lo que da lugar a que el niño se sobresalte
y ello origina abducción y movimiento hacia arriba de los brazos, seguidos por
aducción y flexión.
- El reflejo de hociqueo se provoca tocando la comisura de la boca del lactante, lo
que origina descenso del labio inferior en el mismo lado, con movimiento de la
lengua hacia el estímulo.
- El reflejo de succión aparece cuando se coloca cualquier objeto en la boca del
recién nacido. El lactante responde con una succión vigorosa. El reflejo de succión
es sustituido más tarde por la succión voluntaria.
- El reflejo de prensión ocurre cuando se coloca un objeto, por ejemplo un dedo, en
la palma del lactante (prensión palmar) o en la planta del pie (prensión plantar).
- El reflejo cervical tónico asimétrico se provoca colocando al lactante en posición
supina y girándole la cabeza hacia el lado.

Vamos a decir que en la lactancia, con el desarrollo de las capacidades motoras


groseras, el lactante es capaz de controlar primero la postura, después la musculatura
proximal y, por último, la musculatura distal.

El lactante también puede tener deformidades relacionadas con la posición intrauterina.


Las deformidades fijas justifican la consulta ortopédica pediátrica inmediata.
Ya para el desarrollo en la edad preescolar y en la adolescencia, los niños de edad
escolar avanzada, que comienzan a participar en deportes competitivos, requieren una
anamnesis deportiva y una exploración física completas, incluyendo una evaluación
detallada del sistema cardiovascular.

Cualquier antecedente de enfermedad cardíaca o la presencia de un soplo requieren la


remisión al cardiólogo pediátrico para su evaluación. El niño con antecedentes de disnea
o dolor torácico con el ejercicio, frecuencia cardíaca irregular (es decir, extrasístoles,
palpitaciones) o síncope también debe ser enviado a un cardiólogo pediátrico. Los
antecedentes familiares primarios (familia inmediata) o secundarios (familia inmediata de
la familia inmediata) de enfermedad aterosclerótica (infarto de miocardio o enfermedad
cerebrovascular) antes de los 50 años o de muerte inexplicada súbita a cualquier edad
también requieren una evaluación adicional.

Los adolescentes necesitan una evaluación sanitaria completa anual para confirmar que
progresan a través de la pubertad sin problemas importantes.

La maduración sexual es otro aspecto importante en los adolescentes. Todos los


adolescentes deben ser evaluados para determinar la progresión por las etapas de
maduración sexual. Otros problemas del desarrollo físico incluyen escoliosis, obesidad y
traumatismos.

El uso de hitos para evaluar el desarrollo se centra en conductas específicas que el


médico puede observar o aceptar como presentes por informe parental.

Esta estrategia se basa en comparar la conducta del paciente con la de muchos niños
normales cuyas conductas evolucionan según una secuencia uniforme dentro de unas
gamas de edades específicas.

El desarrollo del sistema neuromuscular, de modo similar al de otros sistemas de


órganos, está determinado primero por la constitución genética y después es moldeado
por influencias del medio ambiente. Aunque una secuencia de conductas específicas,
medibles con facilidad, puede representar de forma adecuada algunas áreas del
desarrollo (motor grosero, motor fino y lenguaje).
Los términos vinculación afectiva y conexión describen las relaciones afectivas entre los
padres y los lactantes. La vinculación afectiva ocurre poco después del nacimiento y
refleja los sentimientos de los padres hacia el recién nacido (unidireccional).

La conexión de los lactantes fuera del período neonatal es crucial para el desarrollo
óptimo. Los lactantes que reciben atención extra, como una respuesta inmediata de los
padres a cualquier llanto o inquietud, muestran menos llanto e inquietud al final del primer
año. La ansiedad causada por personas extrañas aparece entre los 9 y los 18 meses de
edad.

Los preescolares criados con cariño comienzan a desarrollar cierta autonomía que
les permite la separación de los padres. En épocas de estrés, los preescolares
dependen con frecuencia de sus padres, pero en las actividades usuales pueden
separarse de modo activo. La edad de 2 a 3 años es una época de avances importantes
en las capacidades motoras finas. sociales, cognitivas y de lenguaje. La dependencia de
la lactancia cede a la independencia del desarrollo; es la edad del «yo puedo hacerlo
solo». El establecimiento de límites resulta esencial para equilibrar la independencia
emergente del niño.

Por eso en la educación en la primera infancia, cada vez existen más datos que indican
que los niños que en etapas tempranas se rodean de entornos de aprendizaje de gran
calidad están más preparados para tener éxito en el colegio. Cada dólar invertido en
educación infantil temprana puede ahorrar a los contribuyentes hasta 13 dólares en
costes futuros. Estos niños cometen menos delitos y están mejor preparados para
acceder al mundo laboral al acabar el colegio. Los programas Early HeadStart (en
menores de 3 años), Head Start (3-4 años) y en el parvulario (4-5 años) demuestran
mejores logros educativos, aunque cuanto antes comiencen, mejores son los resultados.

La preparación del preescolar depende del desarrollo de autonomía y de la capacidad


de los padres y del niño para separarse durante unas horas. Las experiencias de la época
preescolar ayudan al niño a desarrollar capacidades de socialización, mejorar en el
lenguaje, aumentar la capacidad de relacionar colores, números y letras, y facilitar la
solución de problemas (rompecabezas). Ya la preparación para el colegio requiere
madurez emocional, capacidades sociales con los individuos y con los grupos de
compañeros, capacidades cognitivas y capacidades motoras finas y groseras, algunos
aspectos son la edad cronológica y el sexo. Aunque la relación no es exacta, los niños
evolucionan mejor en el jardín de infancia si su quinto cumpleaños ocurre al menos 4 a
6 meses antes de ingresar en el colegio. Las niñas suelen estar preparadas antes que
los niños.

Algunos definen la adolescencia como la edad comprendida entre los 10 y los 25 años,
pero quizá es preferible caracterizar la adolescencia por fases del desarrollo
(adolescencia precoz. media y tardía) que todos los individuos deben atravesar para
convertirse en adultos.

Durante la adolescencia temprana la atención se centra en el presente y en el grupo de


compañeros. Las preocupaciones guardan relación, sobre todo, con los cambios físicos
corporales y la normalidad. Los esfuerzos por la independencia son ambivalentes.

Estos adolescentes jóvenes son difíciles de entrevistar, debido a que a menudo


responden con frases cortas o entrecortadas, y pueden tener poca perspicacia. Están
empezando a acostumbrarse al pensamiento abstracto.

La adolescencia media puede ser una época difícil tanto para los adolescentes como
para los adultos en contacto con ellos. Los procesos cognitivos son más sofisticados.
Conforme maduran, estos adolescentes se centran en temas de identidad no limitados
únicamente a los aspectos físicos de su cuerpo. Muchos adolescentes en la fase media
exploran esos valores sólo en sus mentes, pero otros lo hacen a través del desafío de la
autoridad de los padres. Los esfuerzos de los adolescentes en la fase media por obtener
independencia, desafiar los límites y exigir autonomía son, con frecuencia, angustiosos
para las familias, los profesores y otras figuras de autoridad.

La adolescencia tardía suele estar marcada por un pensamiento operacional formal, que
incluye pensamientos sobre el futuro (p. ej., educacional, vocacional y sexual). La
ansiedad de separación no resuelta, procedente de fases previas al desarrollo, en esta
fase los adolescentes suelen estar mas interesados en sus parejas.

Dentro de las conductas psicosociales podemos decir que la conducta infantil está
determinada por la herencia y por el medio ambiente. La teoría conductual postula que
la conducta es, sobre todo, producto de determinantes ambientales externos, debemos
tener en cuenta que la manipulación de los antecedentes medioambientales y las
consecuencias de la conducta pueden usarse para modificar el comportamiento mal
adaptado y favorecer el comportamiento favorable. Hay cuatro métodos principales del
condicionamiento operante son el refuerzo positivo, el refuerzo negativo, la extinción y el
castigo. Por otro lado el refuerzo negativo por lo general disminuye la frecuencia de una
conducta a por la eliminación, la cesación o la evitación de un acontecimiento
desagradable. En cambio el refuerzo positivo aumenta la frecuencia de una conducta
haciéndola seguir de un acontecimiento favorable. La extinción ocurre cuando existe una
disminución de la frecuencia de una conducta previamente reforzada debido a la
supresión del refuerzo. El castigo disminuye la frecuencia de una conducta a través de
consecuencias desagradables.

Es importante saber que el refuerzo positivo es mucho mas importante y eficaz que el
castigo, tomando en cuenta que el castigo es mucho más eficaz cuando se combina con
el refuerzo positivo.

Hablando sobre el temperamento nos podemos dar cuenta que existen importantes
diferencias individuales en el desarrollo normal del temperamento estilo conductual. Es
importante saber que el temperamento debe tenerse en cuenta, dado que si un patrón
esperado de conducta se define de modo demasiado estricto, el comportamiento normal
puede ser erróneamente etiquetado como anormal o patológico.

Al hablar del temperamento no podemos dejar de mencionar tres etapas importantes en


este tema como es en niño fácil, que es aquel que se caracteriza por una regularidad en
las funciones biológicas, con un horario constante, es predecible para comer, dormir y
evacuar, además consta de una actitud positiva ante nuevos retos y estímulos, se adapta
muy bien a los cambios, siempre tiene humor positivo.

En cuanto al niño difícil este se va a caracterizar por irregularidades de las funciones


biológicas, suele tener retiradas negativas ante estímulos nuevos, no se adapta
fácilmente, y puede tener respuestas intensas a humor negativo.
El niño de calentamiento lento caracteriza por un nivel de actividad bajo, retirada frente
a nuevos estímulos, adaptabilidad lenta, intensidad ligera de las respuestas y humor algo
negativo.

El temperamento de un niño individual tiene implicaciones importantes para el cuidado


de parte de los padres, para los consejos que puede proporcionar el pediatra como una
guía anticipada puede llegar a ser de mayor importancia para solucionar problemas
conductuales.

Ya pasando al tema de los trastornos del desarrollo, es de vital importancia prestar


atención en esta parte dado que los problemas de desarrollo y la conducta son más
frecuentes que cualquier otra categoría de problemas en pediatría, excepto las
infecciones agudas y los traumatismos.

Hay que tomar en cuenta que hasta el 25% de los niños experimentan problemas
psicosociales serios.

Con frecuencia los padres olvidan mencionar que esos problemas al pensar que el
médico no está interesado o no les puede ayudar.

Quiero recordarles que es necesario la vigilancia y el desarrollo y detectar la presencia


de problemas en las visitas pediátricas, sobre todo antes de los años preescolares.

La vigilancia del desarrollo, que se realiza en cada visita a la consulta, es un proceso


informal que compara los niveles de habilidades con listas de hitos. Por otro lado El
cribado del desarrollo conlleva el uso de pruebas para detección sistemática
estandarizadas con el fin de identificar a los individuos que requieran más evaluación
diagnóstica.

Las pruebas de cribado pueden clasificarse como generales, que cubren todos los
dominios conductuales, o centradas en un área del desarrollo. Muchas de ellas se llevan
a cabo en la consulta por los profesionales, otras se llevan a cabo en casa. En este tema
es bueno mencionar la prueba de cribado del desarrollo Denver II, esta evalúa el
desarrollo de los niños desde el nacimiento hasta los 6 años en los cuatro dominios como:
personal-social, motor fino-adaptativo, lenguaje, motor grosero.
Esta prueba tiene la ventaja de que enseña hitos del desarrollo cuando se administra.
Los ítems de estas pruebas son seleccionados por su fiabilidad y concordancia de
normas en los diversos subgrupos y culturas.

En cuanto al cribado del autismo se recomienda para todos los niños a los 18-24 meses
de edad. Ya que muchos pediatras utilizan la Modified Checklist for Autism in Toddlers
(M-CHA T). Este es un cuestionario que se empleó en la consulta para interrogar a los
padres sobre 23 conductas típicas en estos pacientes.

Hablando un poco sobre el cribado del lenguaje guarda mejor relación con el desarrollo
cognitivo en los años tempranos. Aunque el lenguaje expresivo es el elemento del
lenguaje más obvio, los cambios más marcados en el desarrollo del lenguaje durante los
primeros años conllevan reconocimiento y comprensión (lenguaje receptivo). Siempre y
cuando exista un retraso del lenguaje y/o el habla debe considerarse la posibilidad de un
déficit de audición. La aplicación del cribado universal de la audición en los recién nacidos
detecta muchos, quizás la mayoría, de esos niños en el período neonatal, y pueden
proporcionarse servicios de intervención precoz apropiados.

Otros aspectos de la evaluación del desarrollo y la conducta, la podríamos resumir en


que la ignorancia de las influencias ambientales sobre la conducta del niño puede
conducir a una intervención ineficaz e inapropiada.

El entablar una relación con los padres y el niño es un requisito para obtener información
delicada con frecuencia, es esencial para obtener y comprender temas relacionados con
la conducta y el desarrollo. Por lo general la relación se puede establecer con rapidez si
los padres sienten que el medico se relaciona con el niño, si participa en conversaciones
y juegos apropiados para su edad, puede proporcionar juguetes mientras va
entrevistando a los padres.

En la evaluación de los problemas del desarrollo y la conducta, respuestas a las


preguntas con respuestas abiertas proporciona con frecuencia indicios de que puede
haber problemas subyacentes que no se expresan o se identifican en la dirección mas
apropiada para que surjan nuevas preguntas de un modo más dirigidas.
Si la impresión del médico sobre el niño difiere mucho de la descripción de los padres,
puede haber algún problema parental crucial todavía no expresado a causa de la
dificultad para hablar de él (p. ej., problemas conyugales), a que es inconsciente o a que
los padres pasaron por alto su relevancia para la conducta del niño.

Las vacunaciones son de suma importancia, ya que nos evita cientos de enfermedades
futuras al mismo tiempo de que nuestros niños crean un sin número de anticuerpos, el
registro de vacunaciones debe comprobarse en cada visita a la consulta, cualquiera que
sea su razón, y se administrarán las vacunas apropiadas.

Dentro de la evaluación nutricional la representación del crecimiento de un niño en las


gráficas estándar es un componente vital de la evaluación nutricional. Debe realizarse
una anamnesis dietética, puesto que el contenido de la dieta puede indicar un riesgo de
deficiencia nutricional.

Por guía anticipada se entiende la información transmitida a los padres verbalmente, en


textos escritos o incluso indicando a los padres ciertas páginas de Internet para ayudarles
a facilitar el crecimiento y el desarrollo óptimos de sus hijos.

Los temas de seguridad son sumamente importantes, ya que sabemos que a nivel
mundial la mayoría de los padres no toman en cuenta o no saben cómo llevar en un
vehículo a un niño, debemos tener en cuenta que la causa más común de muerte en los
lactantes entre 1 mes y 1 año son los accidentes de tráfico. Ningún niño debería ser
entregado a sus padres sin asegurarse primero de que sea adecuado su traslado a casa,
o a cualquier otro lugar. Orientar a los padres sobre el corrector uso de los asientos en
cuanto a las edades es de suma importancia y puede salvar la vida de la mayoría d ellos
niños, La iniciativa Back to Sleep (de espalda para dormir) ha reducido la incidencia de
síndrome de muerte súbita infantil (SMSI). Antes de esta iniciativa, los lactantes eran
colocados sistemáticamente en decúbito prono para dormir. Desde 1992, cuando la AAP
recomendó este programa, la tasa anual de SMSI ha disminuido en más del 50%.

Para favorecer el desarrollo optimo, deberíamos saber que la diciplina significa


enseñanza, no solamente castigo. Este objetivo es para lograr el autocontrol del niño,
por lo general el castigo con abuso de autoridad para controlar la conducta del niño
interfiere con el proceso de aprendizaje y el control externo a expensas del desarrollo del
autocontrol. Para estos padres que establecen limites muy pocos razonables se pueden
sentir frustrados porque el niño no controla su propio comportamiento. Para llevar a cabo
una buena diciplina se debe enseñar al niño lo que se puede esperar de él, mediante el
soporte y el refuerzo de las conductas positivas y una respuesta apropiada a las
conductas negativas y positivas, con limites razonables. Siempre será bueno reforzar el
comportamiento bueno al llegar al punto de castigar lo malo.

Las técnicas que con frecuencia son utilizadas para controlar las conductas indeseables
en los niños incluyen reprimendas, castigos físicos y amenazas. Estas técnicas tienen
potenciales efectos adversos sobre el sentido de seguridad y la autoestima del niño.
Mientras más prolongada es amenaza o reprimenda, menor efecto tendrá, ya que esto
normalmente afecta la autoestima del niño. Esto no debería de prolongarse puesto a que
puede llevarse a cabo el uso de la ira, malos comentarios hacia los pequeños y afecta
hasta el estado de los padres en cuanto al pensamientos de los infantes.

Es bueno recordarles a los padres que el niño es bueno aunque no tenga una buena
conducta en un momento, que no se debe comparan a ninguno de los niños (en caso de
que hayan varios en casa), el fomentar los golpes como manera reprensión no es un
buen acto, pues esto alimenta la mente de los infantes haciéndoles pensar que al golpear
es una acción merecida, que por tener mal comportamiento esta bien recibir maltrato
físico, otra cosa seria que los niños más grandes piensen que esta bien golpear a los
demás por el simple hecho de que en casa lo hagan con él.

La crianza de los hijos conlleva un equilibrio dinámico entre el establecimiento de límites


por una parte y permitir y favorecer la libertad de expresión y la exploración por otra. Un
niño cuya conducta está fuera de control mejora cuando se establecen y se imponen
límites claros a su conducta. El límite debe ser razonable en relación con la edad, el
temperamento y el nivel de desarrollo del niño. El límite y la consecuencia de
quebrantarlo deben exponerse claramente al niño. La imposición del límite debe ser
coherente y firme. En todas las situaciones, para resultar efectivo, el castigo debe ser
breve y relacionado directamente con la conducta. El cambio conductual más eficaz
ocurre cuando el castigo también va unido a alabanza del comportamiento pretendido.
La extinción es un método eficaz y sistemático para eliminar una conducta frecuente,
molesta y relativamente inocua, ignorándola. En primer lugar, los padres deben tomar
nota de la frecuencia de la conducta para apreciar de modo realista la magnitud del
problema y evaluar el progreso. Se identifica una conducta apropiada para proporcionar
al niño una alternativa positiva que los padres pueden reforzar.

En cuanto al tiempo de tregua consiste en un período corto de aislamiento


inmediatamente después de observar un problema de conducta. La tregua interrumpe la
conducta y la relaciona inmediatamente con una consecuencia desagradable. Quizás
sea necesario que el padre o la madre sujeten físicamente al niño durante la tregua. Este
método requiere un esfuerzo considerable por parte de los padres, porque el niño no
quiere ser aislado. Cuando se establece este sistema, una técnica de aislamiento simple,
como hacer que el niño permanezca de pie en una esquina o enviarlo a su habitación,
puede ser efectiva.

La evaluación de los niños con necesidades especiales, como: discapacidades,


enfermedades crónicas graves, defectos congénitos y problemas de educación y
conductuales relacionados con la salud son niños con necesidades especiales de
cuidado sanitario (NECS). El término niños con necesidades especiales de cuidado
sanitario define a estos niños de una manera no categórica, sin referencia a diagnósticos
específicos, en términos de necesidades de servicio aumentadas. Muchos de estos niños
comparten un grupo amplio de experiencias y se enfrentan a problemas similares, como
dificultades escolares y estrés familiar.

El objetivo de la asistencia a un niño con NECS es aumentar al máximo el potencial del


individuo para el funcionamiento adulto productivo mediante el tratamiento de la
enfermedad primaria y la ayuda al paciente y a la familia para hacer frente a las
dificultades y las anomalías secundarias a la enfermedad o discapacidad. Siempre que
se diagnostica una enfermedad crónica, los miembros de la familia experimentan
típicamente pena y muestran ira, negación, negociación (en un intento de evitar lo
inevitable) y depresión. Puesto que el niño con NECS es un recuerdo constante del objeto
de la pena, las familias pueden tardar mucho tiempo en aceptar el trastorno.
Por esto es de vital importancia que un medico proporcione la ayuda adecuada a los
familiares, para minimizar la culpa y la negación por la cual pasan la mayoría de estas
familias, el observar comportamientos, ayudarlos a entender por qué están pasado esta
situación y orientar a la parte más efectiva de como sobrellevar la situación es muy
importante en este tema.

La evaluación psicológica incluye pruebas de capacidad cognitiva y valoración de la


personalidad y el bienestar emocional. Las puntuaciones de cociente intelectual (CI) y de
edad mental, tomadas de manera aislada, sólo describen parcialmente las capacidades
funcionales de una persona, que son una combinación de habilidades cognitivas,
adaptativas y sociales.

Dentro del control de los problemas del desarrollo, en la intervención del contexto del
cuidado primario el medico debe decidir si un problema requiere ser referido para más
estudios diagnósticos y tratamiento, o si es apropiado el control en el contexto de la
atención primaria. En el niño pequeño, gran parte de la interacción del consejo tiene lugar
entre los padres y el médico, y conforme el niño madura, el consejo directo se desvía
cada vez más hacia el niño. El médico crea un clima de confianza que permite que la
familia exprese pensamientos y sentimientos difíciles o dolorosos. La expresión de las
emociones puede permitir a los padres o al cuidador progresar en la labor de compresión
y resolución. La educación de los padres sobre el desarrollo y la conducta normales y
aberrantes puede prevenir problemas mediante la detección precoz y la guía anticipada,
y comunica el interés del médico por oír sus preocupaciones.

Dentro de los principios de asesoramiento podemos decir que en lo que respecta al niño,
el cambio conductual debe ser aprendido, no simplemente impuesto, resultaría más fácil
aprender cuando la lección es simple, clara y coherente, y se presenta en una atmósfera
carente de miedo o intimidación. Los padres intentan con frecuencia imponer el cambio
conductual en un ambiente que suele estar cargado emocionalmente, esto por lo general
viola el comportamiento. Los profesionales de la salud con frecuencia intentamos orientar
a los padres a que con consejos ofrecidos de manera precipitada, cuando los padres
están distraídos por otras preocupaciones o no interesados en el cambio conductual
sugerido. La mayoría de los padres se sienten culpables cuando sus hijos presentan un
problema del desarrollo o de la conducta. La culpabilidad puede estar causada por el
miedo a que el problema se deba a una crianza inadecuada, o a una previa respuesta
airada a la conducta del niño. Si es posible y apropiado, el médico debe encontrar
métodos para aliviar la culpabilidad, que puede ser un serio impedimento para la
resolución del problema.

La intervención de un equipo interdisciplinario, en mucho de los casos es necesario un


equipo de profesionales para proporcionar la amplitud y la calidad de los servicios
necesarios, con el fin de atender de forma apropiada al niño con NECS.

La intervención educacional para el niño pequeño comienza como estimulación de la


lactante basada en el hogar, a menudo con un educador infantil especialista (p. ej.,
enfermera/terapeuta) que proporciona estimulación directa al niño y entrena a la familia
para que suministre dicha estimulación.

La intervención psicológica puede ir dirigida a los padres o la familia, o en el caso del


niño mayor puede dirigirse principalmente a él mismo. Son ejemplos de estrategias
terapéuticas las terapias de guía, como el consejo directivo, el consejo para que
solucionen por ellos mismos los problemas, la psicoterapia, las técnicas de control
conductual, los métodos psicofarmacológicos (de un psiquiatra) y la terapia cognitiva.

La intervención motora puede realizarla un terapeuta físico u ocupacional. La terapia del


neurodesarrollo, el método usado con más frecuencia este se basa en el concepto de
que el desarrollo del sistema nervioso es jerárquico y está sometido a cierta plasticidad.

La intervención sobre el habla y el lenguaje por parte de un terapeuta/patólogo del habla


y del lenguaje (terapia oral-motora) suele formar parte del programa de educación global
y se basa en la evaluación de los puntos fuertes y débiles del lenguaje del niño.

Los problemas clínicos en el niño con necesidades especiales como el retraso mental, lo
podríamos definir como un funcionamiento intelectual significativamente subnormal
durante el desarrollo del niño, junto con defectos en la conducta adaptativa, como el
autocuidado, vida en el hogar, comunicación e interacciones sociales. Este se define
desde un punto estadístico como un rendimiento cognitivo de dos desviaciones por
debajo de la medida.
El primer paso para el diagnóstico y control de un niño con retraso mental es identificar
los puntos fuertes y los puntos débiles para fines de terapia médica. Dentro de la
anamnesis y la exploración física pueden sugerir una aproximación diagnóstica que
después puede confirmarse mediante pruebas de laboratorio y/o de imagen.

Hablando sobre la escala de Denver podemos decir que es una herramienta empleada
en pediatría para valorar si el desarrollo psicomotor de un niño, según su edad, funciona
de forma acorde a lo esperable en esa franja. Así, se estudia el desarrollo de las
habilidades manuales, las motoras, y el uso del lenguaje.

Se realizan una serie de pruebas acordes con la edad del niño y se puntúa según si es
capaz de llevarlas a cabo o no. Se utilizan instrumentos básicos como la tapa de un
frasco, cubos, pelotas, campanas, canicas, lápices, sonajeros y madejas de lana roja.

El resultado final se dividirá entre anormal (con dos fallos o más en dos o más áreas),
dudoso (fallos en varias áreas o dos en una misma), o irrealizable (hay tantos fallos que
no se puede realizar una evaluación en condiciones normales).

En conclusión podemos decir que el crecimiento y desarrollo del nuestro chiquitín, es de


vital importancia que los padres estén involucrados en todas las actividades que estos
requieran, nosotros como personal de salud debemos orientar a la población en base a
ciertos comportamientos, enfermedades y demás, para que los papas sepan que hacer
en caso de que sus niños padezcan de algún caso como los que vimos en este módulo.
Debemos de estar a la par con los papas si miedo alguno ya que somos la principal
fuente de confianza en ellos. Siempre dar informaciones claves de que hacer en caso de
que los niños se tornen rebeldes, cuando a situación se salga de las manos, es buenos
siempre estar para ellos, porque la mayoría recurre a la violencia por parte de la
desesperación, incluir programas de orientación en cada consulta, recordarles que no
solo s lleva al niño a la consulta cuando está enfermo, también se debe hacer para ver
el progreso de este.
Articulo científico crecimiento y desarrollo

De la sobrevida al desarrollo integral de la infancia: Pasos en el desarrollo del


sistema de protección integral a la infancia

Introducción

Anualmente más de 200 millones de niños menores de 5 años de países en desarrollo


no logran desplegar su óptimo potencial de desarrollo físico, psíquico y social (Grantham-
McGregor et al. 2007). Los factores que inciden sobre estos resultados son múltiples y
responden tanto a condiciones biológicas, como sociales y ambientales, dístales y
proximales al niño que han sido sistematizadas en base al modelo ecológico del
desarrollo humano (Bronfenbrenner 1979).

El modelo ecológico del desarrollo infantil considera que el desarrollo en su conjunto


depende de la interacción dinámica del niño o niña con su entorno. En esta visión (figura
1), los ambientes y entornos están representados por el Estado, la comunidad y la familia,
y cada uno de ellos posee sus normas y valores; el Estado a través de formulación de
políticas y marcos institucionales; la comunidad, mediante sus modelos de organización
y participación; y las familias, en su papel trascendente de protección, cuidado y
satisfacción de necesidades inmediatas de la niñez.

El modelo ecológico aplicado al desarrollo reconoce los determinantes biológicos


asociados a la genética y a situaciones de salud, sin embargo resalta la evidencia
acumulada, proveniente de las neurociencias, ciencias del comportamiento, ciencias
sociales y económicas que muestran como factor determinante del desarrollo humano,
a aquellos factores a asociados a las condiciones de vida, educación de los padres,
entorno físico y psicosocial, en donde el niño nace, crece, juega, se educa, así como la
forma en que se accede a servicios de salud, educación, protección social y las formas
de organización de las comunidades (Benguigui Y., Molina H. Editores 2004).

Así mismo, los últimos 50 años de investigación neurobiológica ha probado la existencia


de períodos críticos o sensibles en el desarrollo temprano de varios sistemas (visual,
lenguaje), que definen tiempos y ventanas de oportunidad en las que se "imprimen o
marcan" en el desarrollo cerebral, las posibilidades para desplegar una función, con
múltiples efectos a corto y largo plazo en el desarrollo cognitivo, psicológico y social que
impactan de forma permanente en la salud y el desarrollo a lo largo de toda la vida.

Desde las ciencias económicas hay sólida evidencia de que una fuerte inversión social
en primera infancia tiene el poder de romper el ciclo intergeneracional de la pobreza (Sen
A. 1999) y que la tasa de retorno de la inversión en programas y políticas públicas para
primeros 6 años de vida puede ser hasta de 8 veces, retorno que va disminuyendo
progresivamente al aumentar la edad (Carnero P. & Heckman J. 2003).

Recientemente Organización Mundial de la Salud, reconociendo el Desarrollo infantil


temprano como un determinante de la salud y el desarrollo humano, lo incorporo como
una de las áreas nucleares a trabajar en las redes de conocimiento generadas por la
Comisión Mundial de Determinantes Sociales (2005). El objetivo de esta comisión fue
recabar datos científicos sobre posibles medidas e intervenciones dirigidas a reducir las
inequidades sanitarias susceptibles de solución dentro de cada país y entre los países.
El informe final de la red de conocimientos sobre desarrollo infantil temprano muestra
que las intervenciones en la primera infancia pueden actuar como un poderoso
ecualizador de las inequidades en salud y se hacen importantes recomendaciones para
los países. Mucho de estas intervenciones son de bajo costo y de aplicación inmediata.

En sus recomendaciones generales la comisión (2008) afirma que los países deben:

1. Comprometerse con una estrategia integral que aborde los primeros años de vida y
ponerla en marcha, partiendo de los programas de supervivencia infantil existentes y
ampliando el alcance de las intervenciones destinadas a la primera infancia para que
incluyan el desarrollo socioemocional y lingüístico-cognitivo.

2. Establecer un mecanismo interinstitucional que garantice la coherencia de las


políticas para el desarrollo de la primera infancia, a fin de que el conjunto de las
instituciones aplique un enfoque integral.

3. Velar por que todos los niños, madres y otras personas que tengan niños a su
cargo se beneficien de un amplio conjunto de programas y servicios de calidad para el
desarrollo de la primera infancia, con independencia de su capacidad de pago.

El Desarrollo Integral de la Infancia en Chile: Una deuda pendiente

En América latina y muy especialmente en los países del cono sur en los últimos años,
se ha producido un significativo y sostenido descenso de la mortalidad infantil. En
particular Chile ha alcanzado una mortalidad de 7.9 por mil nacidos vivos en el año 2005,
según el último informe de Los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos datos y otros
son muy semejantes a los países desarrollados con ingresos per cápita hasta 10 veces
mayor, lo que demuestra la eficacia y eficiencia de las políticas, planes y programas
sociales y de salud materno infantil desarrollados en Chile en las décadas anteriores.

Sin duda han sido factores claves políticas públicas sostenidas que han permitido el
avance en saneamiento básico, agua potable, acceso a servicios de salud, atención
profesional del parto y los programas de inmunización.
Pese a los indiscutibles avances en estos indicadores de salud el desarrollo integral y la
calidad de vida en la infancia sigue siendo una deuda pendiente para Chile. Datos
recientes

del módulo infantil en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (2006), realizada a 4.997
hogares con niños o niñas menores de 5 años, con representatividad nacional, regional
y urbano-rural, muestra que cerca de un 30% de niños y niñas chilenos (tabla 1), no son
capaces de realizar todas las funciones que están en proceso de desarrollo para su grupo
de edad, ubicándolos en situación de riesgo de potencial retraso en el desarrollo. Cuando
estos datos se analizan considerando los quintiles de ingreso familiar, los resultados
muestran importantes brechas de inequidad dentro del primer y cuarto año de vida
especialmente (tabla 2). En tanto que las prevalencias de retraso en los quintiles de
ingreso extremos muestran notables diferencias en todos los rangos etarios (figura 2)
Chile Crece Contigo: Un sistema integrado de servicios a favor de la primera
infancia

A un mes de iniciado su gobierno, por decreto supremo (Decreto Supremo n°072,4 abril
de 2006) la presidenta de la República Michelle Bachelet constituyó un Consejo Asesor
Presidencial para la Reformas de las Políticas de Infancias. Tal consejo tuvo por mandato
"Elaborar un diagnóstico de la situación actual y de las insuficiencias existentes en
materia de protección a la infancia, para luego, formular y proponer un conjunto de
políticas y medidas idóneas para efectos de implementar un sistema de protección a la
infancia”. El organismo entregó a la Mandataria un informe denominado "El Futuro de los
Niños es Siempre Hoy". Tal informe contenía las propuestas de consenso para
implementar una reforma profunda de los servicios sociales y de salud para la primera
infancia. Tal propuesta se basó en un amplio proceso de participación ciudadana, donde
se escuchó, analizó e incorporó las visiones de especialistas, organizaciones de la
sociedad civil y de la ciudadanía en general; se recibieron a más de 45 grupos y
organizaciones, además de realizar audiencias en cada región, además se recibieron
más de 17 mil correos electrónicos de adultos y más de 7 mil de niños(as) de todo el
país.

El Informe del Consejo fue recibido para su análisis por un Comité de ministros de
Infancia, coordinado por el Ministerio de Planificación. El objetivo central de este comité
técnico fue analizar las propuestas del Consejo Asesor Presidencial, estudiar su
viabilidad, y proponer iniciativas de implementación. Finalmente, parte importante de las
recomendaciones contenidas en el informe final del consejo llegaron a plasmarse en lo
que hoy se denomina Sistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo
(ChCC).

Este sistema ha sido creado con la misión de igualar oportunidades de desarrollo en


niños, niñas, sus familias y comunidades. El sistema busca generar una red integrada de
servicios dirigidos a optimizar el ambiente de desarrollo desde la gestación y hasta los
cuatro años, edad en la cual se espera que muchos niños de esta generación ingresen
al sistema de educación preescolar.

La operación de este sistema se sustenta en la gestión local de los servicios (figura 3)


con múltiples apoyos desde el gobierno central. Así cada repartición pública pone a
disposición del sistema su oferta programática en materia de primera infancia en un
territorio particular. Por ejemplo, el sector salud integra sus múltiples acciones y servicios
dirigidos a familias con niños menores de 4 años. Por otra parte, el sector de educación
comienza un progresivo incremento en la oferta de servicios de apoyo al cuidado infantil
y de ecuación temprana.

Es interesante notar que una de las principales recomendaciones del consejo para el
sector salud, fue hacer una profunda modificación del enfoque en la atención de la salud
de los niños, niñas y sus familias. Ampliar la visión biomédica clásica del crecimiento y
desarrollo hacia un modelo con mayor énfasis en la dimensión psicosocial, que considere
centralmente la dimensión social del desarrollo infantil.

Chile Crece Contigo es una intervención universal y selectiva

Chile Crece Contigo se erige como una Red que busca la articulación e integración de
los servicios a favor del desarrollo infantil con el objeto de responder oportuna y
pertinentemente a las necesidades de cada niño, niña y familia (figura 4).

En esta red los servicios de salud son fundamentales para el sistema, dado que es
mediante los frecuentes contactos del niño o niña y su familia se puede dar un
seguimiento cercano a la trayectoria de desarrollo. En Chile el 84% de los niños nacen
el sistema público, por ello este constituye la puerta de entrada privilegiada a un
seguimiento personalizado del desarrollo de cada niño, niña y su familia.
La instalación progresiva de importantes modificaciones a los programas dirigidos a la
salud infantil y a la salud sexual y reproductiva, es la base de lo que se denomina
componente de Salud del Sistema o "Programa de Apoyo al Desarrollo Biopsicosocial"
(PADBP) que se implementa en los servicios de salud de la atención primaria, secundaria
y terciario.

Así, el PADBP sirve de plataforma para la activación de alarmas e intervenciones


selectivas de otros servicios, para aquellos niños o niñas y sus familias que viven alguna
situación de vulnerabilidad o que pertenecen al 40% más de las familias chilenas.

Las acciones contempladas en el PADBP incluyen algunas que históricamente el sector


salud ha realizado en el proceso de atención de la gestación y los primeros 4 años de
vida, sin embargo el enfoque y rediseño de gran parte de tales acciones implica un salto
cualitativo en la calidad de los servicios que se ofrece.

El PADBP considera acciones en los tres niveles de la red mediante las siguientes
estrategias:

1. Fortalecimiento de los Cuidados prenatales.

2. Atención personalizada del proceso de nacimiento.


3. Atención integral durante la hospitalización de una mujer en gestación o de un niño/a.

4. Fortalecimiento del control de salud infantil.

5. Fortalecimiento de las intervenciones en niños en riesgo o con rezagos en su


desarrollo.

El fortalecimiento del control prenatal para todas las usuarias del sistema público de
salud incluye entre otras actividades la entrega de una guía anticipatoria denominada
"Empezando a Crecer", la inclusión de una evaluación psicosocial abreviada como
sistema de vigilancia y tamizaje para la activación de prestaciones diferenciadas (visita
domiciliaria integral por ejemplo), oferta universal de educación prenatal y la garantía de
acompañamiento de una figura significativa en todo el proceso.

El componente prenatal puede resultar en la reducción de la tasa de cesáreas, reducción


de los niveles de ansiedad al parto, reducción de la incidencia de exposición prenatal a
tabaco, alcohol y otras drogas de abuso, reducción de la violencia de género y mayor
empoderamiento de las mujeres mediante la educación sobre sus derechos.

Se establecen mecanismos efectivos de coordinación entre el nivel terciario y la atención


primaria con el objeto de dar una efectiva continuidad en la atención entre el centro
hospitalario y el centro de atención primaria más cercano al lugar de residencia de esa
familia.

Las intervenciones posteriores al nacimiento incluyen la entrega de una guía


anticipatoria del desarrollo entre los 0 y 24 meses denominada "Acompañándote a
Descubrir", materiales para la estimulación del desarrollo del lenguaje y del juego, y el
aumento progresivo en la oferta de programas educativos dirigidos apoyar el proceso de
desarrollo en todas las familias.

La oferta integrada de múltiples intervenciones busca reducir la brecha de rezagos en el


desarrollo (motor, cognitivo, social o emocional) infantil entre grupos socioeconómicos
extremos. La mayor parte de estas intervenciones se producen en el nivel de atención
primaria y están dirigidas a la promoción del desarrollo infantil saludable y la prevención
mediante la educación grupal para el desarrollo de habilidades parentales, visitas
domiciliarias integrales y acciones de coordinación y trabajo integrado entre los centros
de salud, sala cunas y jardines infantiles de un territorio. Por otra parte se considera
como prioritario la integración de niños con mayor vulnerabilidad (biológica o social) a
alguna modalidad estimulación temprana, sea esta por la vía de la educación temprana
o por modalidades no convencionales, tal como las salas de estimulación en los centros
de salud, o modalidades itinerantes de estimulación del desarrollo en territorios con una
mayor dispersión geográfica.

Pese a lo central que puede parecer el componente de salud de este sistema, se debe
considerar que para que Chile Crece Contigo se encuentre operando en un territorio
determinado, debe existir una red más amplia de servicios en coordinación que incluyen
la educación preescolar y otras múltiples agencias del gobierno que operan programas
que apoyan el desarrollo de niños, niñas, sus familias y comunidades. Esta red comunal
básica (figura 3), activa y conecta los múltiples servicios requeridos disponibles en el
territorio. Mucho de la evidencia disponible actualmente sobre la efectividad de
programas como ChCC, muestra que es esta red la que puede hacer la diferencia.

La oferta integrada de servicios se basa en el desarrollo de las redes comunales de


ChCC, con el objeto de lograr un acceso oportuno y pertinente a diferentes modalidades
de estimulación del desarrollo acordes a las necesidades particulares de las familias y
comunidades.

Es por ello por lo que se debe considerar que Chile Crece Contigo, más que la entrega
de un servicio o prestación específico es un esfuerzo nacional por mejorar los servicios
ya existentes mediante el rediseño, fortalecimiento y gestión territorial para el logro de
un desarrollo integral de la primera infancia.

Reflexiones y recomendaciones para el proceso

El proceso de instalación de Chile Crece Contigo es reciente y por lo tanto es prematuro


evaluarlo. Las primeras 161 comunas comenzaron la instalación en agosto del año 2007
y recién en el segundo trimestre de 2008 han comenzado a nacer los primeros niños
afectados por la intervención del sistema desde su gestación. Así mismo, datos
provenientes de otros programas con objetivos similares (Sure Start 2008) muestran que
muchos programas locales no están totalmente operativos sino hasta 3 años de iniciada
su implementación.

Los diagnósticos están hechos, tenemos la evidencia científica que avala estas
intervenciones, existe decisión política para implementar las medidas necesarias. Esta
tarea requiere complejas coordinaciones, que involucrarán necesariamente del
desarrollo de nuevos mecanismos de gestión, mayores niveles de empoderamiento y
liderazgo local.

La evaluación del proceso e impacto de Chile Crece Contigo podrá enseñarnos mucho
sobre cómo mejorar las condiciones del ambiente de desarrollo de muchos niños. Los
datos del proceso de instalación son prometedores en múltiples sentidos; ChCC ha
generado una gran convocatoria en todos los servicios públicos, imprimiendo una nueva
mística al trabajo, así mismo los datos crudos muestran un crecimiento exponencial de
prestaciones de salud relegadas al olvido por el modelo curativo, tales como la visita
domiciliaria y los espacios educativos para la promoción del desarrollo infantil y la
crianza.

Sabemos que el desafío es grande, la instalación de Chile Crece Contigo es una de


las mayores tareas en materia de gestión de servicios públicos integrados, por lo mismo
su agenda de trabajo requiere del apoyo político y de un presupuesto seguro para que
todas las reparticiones públicas relacionadas al sistema puedan cumplir sus
compromisos.

Chile Crece Contigo no es sólo una agenda programática de un gobierno, es un desafío


nacional y un compromiso ético. En palabras de Gabriela Mostral "El Futuro de los Niños
es Siempre Hoy", ellos no pueden esperar.
Modulo IV

Psicosocial y adolescentes

El mundo contemporáneo vive en condiciones histórico-concretas, permeadas por


graves problemas que son comunes para todos los habitantes del planeta, tales como:
la destrucción del medioambiente, las guerras, el terrorismo, el consumo de drogas etc.,
y otros que son específicos de una región o nación relacionados con la identidad cultural,
los valores, la familia, el matrimonio, el empleo, entre otros.

Los cambios que generan a escala social, los problemas económicos, políticos,
culturales y ambientales, penetran el sistema educativo e inciden en la concepción del
proceso educativo en cualquier institución destinada para este propósito en todos los
niveles en que se organiza este. En tal sentido, la formación integral de las nuevas
generaciones no puede estar ajena a los problemas sociales; su tratamiento y
contextualización en el proceso educativo escolar es de vital importancia para educar al
ser humano en los valores que sustenta la sociedad en que vive y el significado de ellos
en la conservación de la propia humanidad.

Dicha problematización responde a un contexto específico; por eso se hace muy difícil
trazar líneas de trabajo centralizadas para el tratamiento de situaciones específicas que
afectan una colectividad poblacional. El diagnóstico del lugar donde se desarrolla el
proceso educativo escolar es fundamental para su determinación y posterior
incorporación como contenido de la educación. Esta es una característica que diferencia
a los contenidos generales, del proceso educativo, de los contenidos de los programas
docentes que, por lo general, ya han sido seleccionados en otros niveles de educación,
pues se enriquecen en la institución escolar con las vivencias y experiencias sociales de
los miembros de la comunidad educativa.

Empezaremos hablando sobre el retraso del crecimiento, con esto podemos decir que
los lactantes mal nutridos y aquellos niños que no cumples con sus expectativas en los
estándares del crecimiento. Se pueden describir casos de malnutrición asociada a
factores asociadas a factores ambientales y psicosociales.
Dentro de la etiología cabe destacar que las posibles causas de alteración del
crecimiento que suelen ser diversas y multifactoriales el tratamiento del retraso del
crecimiento se debe comenzar con la investigación exhaustiva de su etiología. Estas
causas varían en cuanto a la edad con la que debe indicarse en la evaluación.

En la mayoría de los casos una anamnesis detallada y una buena exploración física son
suficientes para descartar o sugerir una enfermedad medica como causa principal del
retraso del crecimiento. La alteración del crecimiento a menudo es un síntoma de
problemas familiares de mayor enlace.

Para su diagnóstico y manifestaciones clínicas debemos destacar que en la anamnesis


deben incluirse los antecedentes de prematuridad y el tamaño del niño al nacer (peso,
longitud y perímetro craneal), así como antecedentes familiares y de viajes. Es esencial
detallar la dieta durante la evaluación. En los lactantes, el retraso mental, suele deberse
a dificultades en la lactancia materna o a errores en la preparación de la fórmula
adaptada de leche materna. Ya para los niños mayores es esencial evaluar la ingesta de
alimentos sólidos y líquidos. Por la creencia dietética de algunos padres los niños reciben
dietas inapropiadamente restrictivas; otros beben cantidades excesivas de zumos de
frutas, produciendo malabsorción o anorexia.

En las alteraciones del crecimiento pueden verse implicados factores relacionados con
el niño (temperamento, desarrollo), los padres (depresión, violencia  de género,
aislamiento social, retraso mental, drogadicción) y el entorno y la sociedad (pobreza,
desempleo, analfabetismo, toxicidad por plomo).

Es muy importante que durante la exploración física completa y el cribado del desarrollo
deben valorarse signos de lesiones producidas intencionadamente; problemas orales o
dentales; signos indicativos de afectación pulmonar, cardíaca o gastrointestinal, y
características dismórficas que pudieran sugerir una causa genética o teratogénica del
crecimiento retrasado. Los antecedentes y los hallazgos de la exploración física orientan
la evaluación de laboratorio.

El tratamiento debe dirigirse a satisfacer tanto las necesidades nutricionales del niño
como los aspectos sociales de la familia. El tratamiento inicial debe centrarse en el control
nutricional y médico del niño, involucrando a la familia en el plan terapéutico. Ya que los
padres de niños malnutridos pueden sentirse personalmente responsables y
amenazados por el diagnóstico de retraso del crecimiento.

Los niños con malnutrición leve cuya causa es fácilmente identificable pueden ser
tratados por el médico de atención primaria y por la familia. Ya en los casos más
complicados se requiere la intervención de un equipo multidisciplinar formado por
pediatras, dietistas, especialistas en desarrollo, enfermeros y trabajadores sociales, para
mejorar los resultados nutricionales de los niños con retraso mental.

La piedra angular de este tratamiento es el control nutricional y es independiente a su


etiología Para promover el crecimiento, los niños con retraso mental pueden requerir una
ingesta calórica y proteica 1,5 veces superior a la esperada para su edad. Estos niños
que sufren anorexia y sólo toman pequeñas cantidades de alimentos pueden no ser
capaces de consumir tanta cantidad en volumen y requieren alimentos calóricamente
densos.

Dependiendo de la gravedad de la malnutrición, el inicio de la recuperación del


crecimiento puede tardar 2 semanas. Pueden observarse aumentos iniciales de peso del
orden de 2-3 veces el crecimiento normal. La mejoría en el peso precede a la mejoría en
la estatura. En los niños con malnutrición crónica y grave se requieren muchos meses
para revertir la tendencia del crecimiento.

Dentro de sus complicaciones  la malnutrición produce alteraciones en las defensas del


paciente. Los niños con RC pueden presentar ciclos de malnutrición-infección, en los
cuales las infecciones recurrentes pueden exacerbar la malnutrición, lo que condiciona
una mayor susceptibilidad a la infección. Con la restitución rápida de la alimentación tras
el ayuno puede perderse el equilibrio hidroelectrolítico. Las alteraciones de la
concentración de electrólitos y sus complicaciones asociadas se denominan en conjunto
síndrome de realimentación.

Estos cambios afectan típicamente al fósforo, al potasio, al calcio y al magnesio, y


pueden poner en peligro la vida por complicaciones cardíacas, pulmonares o
neurológicas. Los niños con marasmo, kwashiorkor y anorexia nerviosa, y aquellos con
ayuno prolongado, tienen mayor riesgo de sufrir síndrome de realimentación. Esto puede
evitarse si se realimentan lentamente y monitorizar los electrolitos en suero durante los
primeros días del tratamiento.

De los problemas que tienen un impacto sumamente profundo esta el maltrato t el


abandono infantil ya que esto afecta su bienestar. Los eventos adversos en la infancia,
como el maltrato o el abandono, aumentan el riesgo de que los individuos desarrollen
comportamientos en la adolescencia y en la edad adulta que condicionen morbilidad
adulta y mortalidad precoz. El abuso infantil es una conducta parental destructiva del
desarrollo físico y emocional normal del niño. Las definiciones de abuso varían de
acuerdo con las creencias religiosas y culturales, las experiencias individuales y la
educación familiar; por ello, distintos médicos tienen umbrales diferentes para comunicar
una sospecha de abuso.

El abandono infantil se define como el conjunto de omisiones que impiden que se cubran
las necesidades básicas del niño. El maltrato y el abandono infantiles suelen
considerarse en amplias categorías denominadas maltrato físico, abuso sexual, abuso
emocional y abandono. Donde este último es lo más frecuente y supone
aproximadamente la mitad de los informes presentados a las agencias de protección de
la infancia, el maltrato y el abandono se producen como resultado de una interacción
compleja de factores de riesgo individuales, familiares y sociales ya que muchos de estos
niños carecen de necesidades como son una alimentación adecuada, vestido,
supervisión, vivienda, atención sanitaria, educación y cuidado.

El maltrato físico de los niños por parte de sus padres puede producirse a cualquier edad,
Las madres son las responsables más frecuentes del maltrato; sin embargo, las lesiones
más graves, como el traumatismo craneoencefálico o abdominal, son más
probablemente producidas por los padres o por las parejas de las madres.

En muchos casos el diagnostico del maltrato físico no es evidente, pero por lo general el
diagnóstico de maltrato físico puede establecerse con facilidad si el niño presenta
magulladuras o lesiones externas obvias, o si es capaz de referir detalles del maltrato.
Los antecedentes proporcionados por los padres suelen ser imprecisos, porque son
incapaces de contar la verdad o porque el progenitor que acompaña al niño desconoce
el abuso, aparte de que los niños suelen estar muy asustados para contar lo sucedido.

Cualquier sistema orgánico puede afectarse en caso de maltrato físico, pero algunas
lesiones son más frecuentes, como los hematomas, aunque éstos también se producen
en niños sanos. Los hematomas que indican abuso son los que presentan patrones
característicos, como marcas de bofetadas en la cara o de latigazos en el cuerpo. Los
hematomas de los niños que no son maltratados generalmente se distribuyen sobre las
prominencias óseas; los que presentan distribución inusual, como los restringidos al
tronco, las orejas o el cuello, deben levantar sospechas. Las quemaduras son frecuentes
en las lesiones pediátricas y suelen deberse a traumatismos no intencionados y
prevenibles. Las quemaduras intencionadas pueden ser resultado del contacto con
objetos calientes (planchas, radiadores o cigarrillos), pero es más frecuente que se
deban a lesiones por escaldadura.

Hablando un poco sobre el abuso sexual infantil consiste en la implicación de los niños
en actividades sexuales que no pueden entender, para las cuales no tienen un desarrollo
adecuado y a las que no pueden dar su consentimiento, y que violan tabúes sociales.
crónico. La mayoría de los perpetradores son adultos o adolescentes conocidos del niño
y que tienen para él poder real o percibido. Aunque a veces se producen agresiones por
extraños, son poco frecuentes,  de los abusos implican manipulación y coerción, y no
suponen violencia física. Todos los perpetradores tratan de conseguir que el niño no
revele el abuso, y a menudo lo consiguen con coerciones o amenazas. En general, las
víctimas son identificadas al revelar los abusos al otro progenitor, a sus hermanos, a
familiares, a amigos o a su profesor. El abuso sexual también debe considerarse como
una posibilidad en los niños con problemas de conducta, aunque ningún comportamiento
es patognomónico.

El abuso sexual se reconoce en ocasiones por el descubrimiento de lesiones


inexplicables en la vagina, el pene o el ano, o de una enfermedad de transmisión sexual.

El diagnostico en la mayoría de los casos de abuso sexual se da por la anamnesis del


niño, en el caso de que el niño hable sobre el abuso con cualquiera d ellos progenitores
o con la policía en frente de la visita medica no necesita un examen forense, ya que este
ah confesado el abuso. Siempre se debe preguntar al niño claramente y dejarlo que
responda por si solo, si ha tenido hemorragias, secreciones o dolor genital.

Dentro de su exploración física se debe hacer completa con sumo cuidado de los
genitales y el ano, ya que la mayoría de los niños que son victimas de abuso tiene una
exploración genital normal al momento de la evaluación médica. Las lesiones genitales
podemos verlas normalmente en los niños antes de las 72 horas, tras la última agresión,
así como en niños con hemorragias genitales, pero estos pacientes se diagnostican en
un porcentaje muy bajo.

Muchos tipos de abuso sexual (tocamientos, coito valvar, contacto urogenital) no


lesionan el tejido genital, tomando en cuenta que la mucosa genital cicatriza rápido y por
completo por lo cual no se evidencian las lesiones en el momento de la exploración
médica.

La evaluación de laboratorio de un niño víctima de abuso sexual viene definida por la


edad del niño, los antecedentes y los síntomas. Es innecesaria la realización de cribado
universal de enfermedades de transmisión sexual en los niños prepúberes, ya que el
riesgo de infección es bajo en los niños asintomáticos.  El diagnóstico de la mayoría de
las infecciones de transmisión sexual en los niños pequeños requiere la investigación de
abuso sexual.

El manejo del niño que ha sufrido abuso incluye tratamiento médico para las lesiones e
infecciones, documentación médica de las declaraciones verbales y de los hallazgos, así
como apoyo continuado a la seguridad y la salud del niño, siempre deben ser informados
sobre la sospecha de abuso y la necesidad de comunicación a los SPM, centrándose en
la necesidad de garantizar la seguridad y el bienestar del niño. En ocasiones los médicos
son llamados a declarar en el juzgado en relación con cuestiones civiles, como la
dependencia o la custodia, o con eventos penales.

La homosexualidad y la identidad de genero se produce a lo largo de la vida del niño, la


sexualidad incluye los roles de género, la identidad de género, la orientación y la
conducta sexuales. Está influenciada por factores biológicos y sociales, así como por la
experiencia individual. El pediatra debe proporcionar un entorno abierto y sin juicios para
poder ser un recurso útil para un adolescente que plantea preguntas respecto a las
conductas heterosexuales, la homosexualidad o la identidad de género, ya que pueden
ser consultados por los padres al no sentirse cómodos con la orientación sexual de sus
hijos.

En el desarrollo de la identidad sexual, se producen conductas sexuales a lo largo de


toda la infancia. En períodos tempranos de la vida, los niños pueden presentar
erecciones y en las niñas se observa lubricación vaginal.

Durante el período preescolar, es común la masturbación en ambos sexos.

Entre el segundo y el tercer año de vida los niños se identifican como niño o niña, pero
la comprensión de que uno siempre es un hombre o siempre es una mujer puede no
desarrollarse hasta los 4-5 años.

Los niños en edad preescolar necesitan comenzar a aprender que los genitales y las
conductas sexuales son algo privado, es frecuente que los niños toquen y muestren sus
genitales en público, o que se desvistan delante de otros.

La mayoría de los niños de educación primaria ya muestran una identidad de género


fuerte y consistente reflejada en su conducta (roles de género), un niño de esta edad
asume conductas típicas del sexo opuesto, los padres pueden preocuparse por las
posibles burlas y por la posibilidad de que su hijo presente una orientación sexual
homosexual. A esta edad no es frecuente vestirse como el sexo opuesto y mucho menos
verbalizar que se desea pertenecer a él, pero es frecuente jugar con juguetes diseñados
para el sexo opuesto.

Los cambios biológicos, sociales y cognitivos que se producen durante la adolescencia


se centran en la sexualidad. Casi la mitad de los estudiantes de educación secundaria
comunican que han tenido una experiencia sexual. Encontrarse confortable con su
sexualidad forma parte del desarrollo, y es normal que ello incluya preguntas y
experimentación.

Aunque muchos adolescentes tienen experiencias sexuales con parejas del mismo sexo,
sólo unos pocos tienen una orientación homosexual al final de la adolescencia.
Una familia es un sistema dinámico de interacciones de individuos que tienen una
relación biológica, social o legal; la familia tiene un poder único para promover o interferir
con la salud y el desarrollo. Cuando una familia funciona correctamente, las interacciones
apoyan las necesidades físicas y emocionales de todos sus miembros, y sirve como
recurso a un miembro individual que tiene dificultades.

Las funciones que desarrolla la familia en el soporte del niño pueden agruparse de forma
general en las siguientes categorías: cubrir las necesidades físicas, apoyar
emocionalmente, proporcionar educación y favorecer la socialización, todas las familias
presentan fortalezas y debilidades.

Tanto recibir apoyo por exceso como por defecto puede interferir con la salud y el
desarrollo óptimo del niño. En la mayoría de los casos de abuso infantil, la familia fracasa
en su función de proporcionar un entorno seguro al niño, mientras que en los casos de
abandono se produce un apoyo inapropiado al desarrollo físico, emocional o social del
niño.

En algún momento de la vida, en torno al 30% de los niños viven en familias


monoparentales, mientras que más del 40% de los niños nacen de madres solteras, en
muchas ocasiones se trata de madres jóvenes que no tenían planeado el embarazo, en
otras la madre así lo decidió.

Otros niños viven en familias monoparentales a causa de un divorcio o por la muerte de


uno de los progenitores, la mayoría de estas familias monoparentales están formadas
por madres, y los casos de hombres están aumentando.

Muchos niños con progenitores homosexuales se conciben en el contexto de una


relación heterosexual. Algunos progenitores no supieron de su homosexualidad en el
momento del matrimonio, mientras que otros se consideran bisexuales o se casan a
pesar de que reconocen que son homosexuales.

Los hombres y las mujeres homosexuales también pueden ser padres por si mismos o
en una relación ya establecida con un miembro de su mismo sexo mediante adopción,
inseminación o utilización de una madre de alquiler.
La adopción es un proceso legal y social que proporciona al hijo no biológico de los
padres adoptivos todos los derechos de un miembro más de la familia. Una importante
proporción de las adopciones legales e informales son realizadas por las parejas de sus
progenitores o por familiares del niño. Cada tipo de adopción presenta cuestiones
específicas para las familias y para el sistema sanitario. Las adopciones abiertas, en las
cuales los padres biológicos y los padres adoptivos se ponen de acuerdo para
interactuar, son cada vez más frecuentes y crean nuevos problemas entre la tríada de la
adopción (padres biológicos, padres adoptivos y niño).

El acogimiento es una forma de proporcionar protección a los niños que requieren ser
cuidados fuera de su hogar; frecuentemente, ello se debe a no disponer de una vivienda
adecuada, incapacidad de los padres para atenderlos, drogadicción de los padres, o
abandono o maltrato infantil. En una situación ideal, el acogimiento proporciona un
servicio de apoyo para estos niños y sus familias, ayudando a la reunificación o a la
adopción. Con demasiada frecuencia, los niños experimentan cambios frecuentes de
familia, Jo que exacerba los problemas que suelen tener en sus relaciones de confianza
con los cuidadores adultos, manifestando estas dificultades por resistencia a los intentos
de los padres de acogida de desarrollar una relación estrecha con ellos.

En conclusión podemos decir que este modulo fue de suma importancia porque nos
habla de los temas que hoy en día deberíamos dominar como profesionales de la salud
y como padres, entender que los abusos sexuales son reales y sobre todo las
consecuencias que estos tienen son letales, que los retrasos del desarrollo no solo se
dan por parte genética si no que puede influir los cuidados en el embarazo, que no se
debe llegar al maltrato ni abuso infantil porque esto tarde o temprano repercute en su
futuro, saber que el desarrollo en la sexualidad de nuestros hijos puede llegar a ser
influenciada por los mismo adultos y que no hay que menospreciarlos por esto. Con este
módulo queda una idea clara de que se pueden organizar charlas para los padres,
infantes y adolescentes a modo de que se sientan en confianza a la hora de hablar de
estos temas, estar en plena comunicación con el departamento de abusos infantiles y
fomentar uno en cada hospital de nuestro país, para que así los niños se sientan
cómodos a la hora de denunciar un acto terrorífico.
Articulo científico psicosocial y adolescentes

Desarrollo psicosocial del adolescente

Introducción

Resulta cada vez más necesario que los pediatras tengan mayores conocimientos de
salud del adolescente, entre otras cosas, debido al aumento del peso de este grupo etario
–que tiene necesidades específicas– dentro de su población objetivo. Los cambios
demográficos experimentados por la población chilena han modificado la distribución
etaria de la población pediátrica, en la que han disminuido los individuos de menor edad
y aumentado los mayores1,2.

Como punto de partida, estos profesionales de la salud infanto-juvenil deben conocer y


comprender el proceso de desarrollo psicosocial que se produce durante la adolescencia.
Esto les resultará indispensable en la atención de este grupo etario, tanto para abordar
a los adolescentes adecuadamente y realizar con ellos intervenciones de promoción,
prevención, tratamiento y rehabilitación respecto de su salud integral, como para orientar
a sus padres en cuanto a cómo apoyarlos para el logro de los objetivos de estas.

El conocimiento y consideración del grado de desarrollo psicosocial del joven no solo


serán importantes para supervisar que su crecimiento y desarrollo se estén dando de
manera normal, sino que tendrán una incidencia determinante en los diversos aspectos
de su atención. De este dependerán, entre otras muchas cosas, el tipo de lenguaje que
se tendrá que utilizar, la sintomatología que podrá relatar, los niveles de confidencialidad
a garantizar al joven, la conciencia de problema y grado de motivación al cambio que
podrá esperarse, el nivel de competencia que se le reconocerá para la toma de
decisiones respecto de su salud, en qué medida podrá responsabilizársele de las
indicaciones y cuánto se deberá involucrar a los padres en el manejo.

El objetivo de este artículo es llevar a cabo una revisión del tema del desarrollo
psicosocial normal del adolescente, con el fin de aportar a los pediatras información
relevante que les facilite la adecuada atención de sus pacientes pertenecientes a este
grupo etario.
Para esta revisión se realizó una búsqueda bibliográfica en PubMed de los artículos de
revisión del tema publicados entre el 1 de enero de 2003 y el 31 de marzo de 2014, en
inglés y español. Las palabras clave empleadas para ello fueron «psychosocial
development», «psychological development», «cognitive development», «social
development», «sexual development» y «moral development», combinadas con los
términos «adolescence» y «adolescents». Esta revisión bibliográfica se complementó
con otras fuentes de información que se consideraron relevantes.

El proceso de adolescencia

El término adolescencia deriva del latín «adolescere» que significa «crecer hacia la
adultez»3,4. La adolescencia es aquella etapa del desarrollo ubicada entre la infancia y la
adultez, en la que ocurre un proceso creciente de maduración física, psicológica y social
que lleva al ser humano a transformarse en un adulto. En este período, en el que ocurren
cambios rápidos y de gran magnitud, la persona se hace tanto biológica, como
psicológica y socialmente madura y capaz de vivir en forma independiente (o más bien
en camino hacia ello en la actualidad, aunque depende de las circunstancias).

Las características del desarrollo psicosocial normal en la adolescencia son el resultado


de la interacción entre el desarrollo alcanzado en las etapas previas del ciclo vital,
factores biológicos inherentes a esta etapa (el desarrollo puberal y el desarrollo cerebral
propio de este período, fenómeno a la vez relacionado en parte con los cambios
hormonales de la pubertad) y la influencia de múltiples determinantes sociales y
culturales3,5-9. En las últimas décadas se ha avanzado significativamente en el
conocimiento del desarrollo cerebral que ocurre en esta etapa y su relación con las
conductas de los adolescentes8,9, cuyo análisis escapa al propósito de este artículo.

Existe escaso consenso respecto a cuándo comienza y finaliza la adolescencia3, entre


otras cosas, porque si bien su inicio se asocia generalmente a fenómenos biológicos
(pubertad) y su término a hitos psicosociales (adopción de roles y responsabilidades de
la adultez), hay gran variabilidad individual en las edades en que ambos se producen.
Aun así, resulta claro que esta etapa se ha prolongado por el adelanto de la pubertad
evidenciado durante el siglo XX (relacionado con mejoras en la higiene, nutrición y salud
infantil)4 y en especial por el retraso que se ha producido en el logro de la madurez social.
Hoy en día los jóvenes demoran más tiempo en completar su educación, lo que retarda
su incorporación a un trabajo estable y con ello la adquisición de su independencia y la
adopción de roles propios de la adultez4,10,11.

La adolescencia ha sido definida tradicionalmente por la Organización Mundial de la


Salud como el período comprendido entre los 10 y 19 años de edad3,12,13. Sin embargo,
en los últimos años los especialistas en el área están tendiendo a considerar bajo su
ámbito de acción a aquellos individuos entre 10 y 24 años –grupo denominado
«población joven» o «gente joven»3,12,13-, ya que actualmente este rango etario abarca a
la mayoría de las personas que están pasando por los cambios biológicos y la transición
en los roles sociales que definieron históricamente la adolescencia4. Ello resulta
congruente con lo explicitado en el párrafo anterior.

Fases y tareas de la adolescencia

Ningún esquema único de desarrollo psicosocial puede aplicarse a todo joven, pues la
adolescencia constituye un proceso altamente variable en cuanto al crecimiento y
desarrollo biológico, psicológico y social de las diversas personas. Además de las
diferencias en cuanto a la edad en que los jóvenes inician y terminan su adolescencia,
las variaciones individuales en la progresión a través de las etapas que a continuación
describiremos pueden ser sustanciales. Así también, el proceso puede ser asincrónico
en sus distintos aspectos (biológico, emocional, intelectual y social) y no ocurrir como un
continuo, sino presentar períodos frecuentes de regresión en relación con estresores.
Además, muestra diferencias y especificidades derivadas de factores como el sexo y
etnia del joven, y del ambiente en que se produce (urbano o rural, nivel socioeconómico
y educacional, tipo de cultura, etc.)3,5-7.

Aun teniendo en cuenta las limitaciones previas, el desarrollo psicosocial en la


adolescencia presenta en general características comunes y un patrón progresivo de 3
fases. No existe uniformidad en la terminología utilizada para designar estas etapas, sin
embargo, lo más tradicional ha sido denominarlas adolescencia temprana, media y
tardía3. Tampoco existe homogeneidad respecto a los rangos etarios que
comprenderían, sin embargo, estos serían aproximadamente los siguientes14-17:
1. Adolescencia temprana: desde los 10 a los 13-14 años.
2. Adolescencia media: desde los 14-15 a los 16-17 años.
3. Adolescencia tardía: desde los 17-18 años en adelante.

Estas fases, que se abordarán en detalle posteriormente, se dan habitualmente de


manera más precoz en las mujeres que en los hombres debido a que ellas inician antes
su pubertad, y los cambios que involucran aumentan en complejidad a medida que los
adolescentes progresan de una a otra.

De forma similar a lo que ocurre con las otras etapas del ciclo vital, la adolescencia posee
sus propias tareas del desarrollo. Estas constituyen tareas que «surgen en cierto período
de la vida del individuo cuya debida realización lo conduce a la felicidad y al éxito en las
tareas posteriores, y cuyo fracaso conduce a la infelicidad del individuo, a la
desaprobación de la sociedad, y a dificultades en el logro de tareas posteriores»5. El
progreso del desarrollo se visualiza en la medida en que estas tareas se logran e integran
con competencias que emergen posteriormente, llevando finalmente a un
funcionamiento adaptativo durante la madurez.

La tarea central de este período fue definida por Erikson como la búsqueda de la
identidad5,6,18. Dicha identidad (el ¿quién soy yo?, un sentido coherente y estable de
quién se es, que no cambia significativamente de una situación a otra) hace a la persona
diferente tanto de su familia, como de sus pares y del resto de los seres humanos. El
logro de una identidad personal hacia fines de la adolescencia y comienzos de la adultez
involucra varios aspectos: la aceptación del propio cuerpo, el conocimiento objetivo y la
aceptación de la propia personalidad, la identidad sexual, la identidad vocacional, y que
el joven defina una ideología personal (filosofía de vida), que incluya valores propios
(identidad moral)5,18. Este autoconocimiento, que no aparece como consecuencia
inexorable del desarrollo, sino que es producto de un proceso activo de búsqueda18, hace
necesario que el adolescente distinga entre quién es de verdad y quién desea ser, y se
haga cargo tanto de sus potencialidades como de sus limitaciones. Lo logra solo después
de que ha considerado seria y cuidadosamente varias alternativas en los diversos
aspectos involucrados en la identidad y ha llegado a conclusiones por sí mismo. Los
jóvenes pueden experimentar con distintas conductas, estilos y grupos de pares como
una forma de buscar su identidad, proceso que también involucra algún grado de rebeldía
respecto de la imagen familiar. Las personas que logran una identidad se sienten en
armonía consigo mismas, aceptan sus capacidades y limitaciones19. Así también, una
vez establecida esta identidad personal, adquieren una buena disposición para la
intimidad y para comprometerse con una pareja y una vocación (además pueden hacerlo
con una ideología política y creencia espiritual)19. La extensión actual del período
adolescente impacta en el desarrollo de la identidad, que puede tardar más en
consolidarse20.

Otra tarea del desarrollo en la adolescencia es el logro de la autonomía15,20, lo que ocurre


cuando el joven llega a ser emocional y económicamente independiente de sus padres.
Para conseguirlo, el adolescente deberá separarse progresivamente de su familia de
origen, lo que habitualmente conlleva un grado de conflicto e incluso de rebeldía con sus
padres. A la vez y como parte del mismo proceso, establecerá lazos emocionales cada
vez más profundos (de amistad, de pareja) con personas de su misma edad, migrando
así su centro de gravedad emocional desde la familia hacia el grupo de pares. Para
alcanzar su autonomía, el joven tendrá también que adquirir destrezas
vocacionales/laborales que le permitirán avanzar en el camino que lo llevará más
temprano o más tarde a hacerse autosuficiente financieramente. Así entonces, hacia el
término de la adolescencia y comienzos de la adultez, si el proceso ha sido favorable, la
mayoría de los jóvenes logrará su autonomía psicológica (sentido de sí mismo que
permite tomar decisiones, no depender de la familia y asumir funciones, prerrogativas y
responsabilidades propias de los adultos), y dependiendo de las circunstancias, su
independencia física (capacidad de dejar la familia y ganarse el propio sustento). Es
importante que los padres faciliten que su hijo adolescente consolide una identidad
propia y se haga independiente, tanto para favorecer su desarrollo saludable, como para
que este vuelva a acercarse a la familia más tarde.

La adolescencia se caracteriza también por el desarrollo de competencia emocional y


social15,20. La primera se relaciona con la capacidad de manejar o autorregular las
emociones y la segunda con la habilidad para relacionarse efectivamente con otros.
Respecto de esta última, además de facilitar la progresiva autonomía, las relaciones con
los pares cumplen otras funciones importantes, contribuyendo significativamente al
bienestar y desarrollo psicosocial de los jóvenes14,20,21. Influyen en el proceso de
búsqueda y consolidación de la identidad, amplían la perspectiva de las costumbres y
normas sociales, y proveen el contexto para el ejercicio de destrezas y la satisfacción de
una serie de necesidades interpersonales (de intimidad, de validación mutua, de pareja).
La amistad también puede servir como un tampón que los protege de desarrollar
problemas psicológicos ante experiencias vitales estresantes.

Los procesos previos se verán facilitados por una serie de fenómenos que ocurren
durante la adolescencia, de los cuales, uno de los más importantes es el desarrollo de
nuevas habilidades cognitivas6,15,16,22. De acuerdo a las investigaciones de Piaget,
durante esta etapa se avanza desde el pensamiento concreto (operatorio concreto) al
abstracto (operatorio formal)6,16,22. El joven se libera de la realidad concreta inmediata y
se adentra en el terreno de los conceptos abstractos, en el mundo de las ideas. Pasa de
ser un pensador concreto, que piensa acerca de las cosas que conoce o con las que
tiene contacto directo, a ser un pensador abstracto, que puede imaginar cosas que no
ha visto ni experimentado. El adolescente alcanza el pensamiento operatorio formal
mediante un proceso gradual que lo dota de habilidades de razonamiento más
avanzadas. Estas incluyen, entre otras, la habilidad de pensar en todas las posibilidades
y la de razonamiento hipotético-deductivo, que le permiten una mejor resolución de
problemas a través de explorar una amplia gama de alternativas de manera sistemática
y lógica (deduciendo también sus posibles consecuencias). Además, lo faculta para
entender y construir teorías (sociales, políticas, religiosas, filosóficas, científicas, etc.),
participar en la sociedad y adoptar una actitud analítica (y frecuentemente crítica) con
relación a las ideologías de los adultos, lo que habitualmente se acompaña de un deseo
de cambiar la sociedad e incluso, si es necesario, de destruirla (en su imaginación) para
construir una mejor. El pensamiento operatorio formal lo capacita también para
reflexionar analíticamente sobre su propio pensamiento (pensar sobre el pensamiento) y
para participar en matemáticas más avanzadas.

Los fenómenos previamente descritos y otros más se profundizarán a continuación, en


el contexto de las diferentes etapas de la adolescencia y áreas del desarrollo
psicosocial3,6,15,16,20. Si bien las últimas se describen por separado, existe una interacción
y un flujo constante entre ellas, que determina que lo que sucede en una tenga
repercusión en las otras. En forma paralela, el desarrollo físico (incluyendo el cerebral)
impacta significativamente en el funcionamiento en estas diversas áreas.

Adolescencia temprana

Los procesos psíquicos de la adolescencia comienzan en general con la pubertad y los


importantes cambios corporales que trae consigo. El desarrollo psicológico de esta etapa
se caracteriza por la existencia de egocentrismo, el cual constituye una característica
normal de niños y adolescentes, que disminuye progresivamente, dando paso a un punto
de vista socio céntrico (propio de la adultez) a medida que la persona madura. Además,
de acuerdo con Elkind23, va variando en su naturaleza, calidad y características desde la
infancia a la adolescencia, a medida que el desarrollo cognitivo progresa.

El egocentrismo adolescente se evidencia -entre otras cosas- a través de la existencia


de un foco general en sí mismo y de los fenómenos a los que Elkind llama la «audiencia
imaginaria» y la «fábula personal»23. El adolescente se encuentra muy centrado en su
propia conducta, cambios corporales y apariencia física, y asume que los otros tienen
perspectivas y valores idénticos(as) a los(as) suyos(as) («Es ridículo que mi profesora
espere que yo haga todas esas tareas cuando tengo un campeonato este fin de
semana»). Por otra parte, siente y cree que los demás –en especial sus pares– están tan
preocupados de su apariencia y conducta como él mismo, y que son a la vez tan críticos
o admiradores de estas como él mismo lo es. Así, construye en su propio pensamiento
una «audiencia imaginaria» y reacciona ante ella. Siente que está constantemente sobre
un escenario, como actor principal, y que es centro de atención de un público constituido
por todos sus pares, sobre el cual proyecta sus autoevaluaciones tanto positivas como
críticas, y también sus preocupaciones («¿Cómo me voy a tomar el remedio en el
colegio? ¡Todos se van a dar cuenta de que tengo un problema!» o «¡No puedo ir a la
fiesta con esta espinilla! ¡Todo el mundo me va a encontrar horrible!»)15,23. Elegirá
también –entre otras cosas- su vestimenta, peinado, accesorios, lenguaje y música, y
tendrá conductas específicas (incluso de riesgo), para satisfacer y/o ser admirado por
esta audiencia. La «fábula personal» se refiere a la creencia del adolescente de que es
un ser único15,23. Este fenómeno se aprecia en la convicción de que sus pensamientos,
sentimientos, creencias, ideales y experiencias son muy especiales, incluso únicos(as),
y que los demás son incapaces de llegar a entenderlos(as) («Nadie se ha sentido nunca
como me siento yo»).

En el área del desarrollo psicológico, en esta etapa también ocurren otros fenómenos.
Existe labilidad emocional -con rápidas y amplias fluctuaciones del ánimo y de la
conducta («Mi hija puede estar riéndose conmigo en un minuto y gritándome al
siguiente»)–, una tendencia a magnificar la situación personal («¡Me voy a morir si no
voy a ese concierto!»), falta de control de impulsos, y necesidad de gratificación
inmediata y de privacidad («Mi hijo vive encerrado en su pieza»). Además, aumenta la
habilidad de expresión verbal y en el ámbito vocacional, los jóvenes presentan metas no
realistas o idealistas (ser modelo top, estrella de rock, actor o actriz de cine, piloto de
carreras, etc.).

El desarrollo cognitivo de esta etapa comprende el comienzo del surgimiento del


pensamiento abstracto o formal. La toma de decisiones empieza a involucrar habilidades
más complejas, que son esenciales para la creatividad y el rendimiento académico de un
nivel superior. Estos cambios se manifiestan frecuentemente como un «soñar despierto»,
que no solo es normal, sino además importante para el desarrollo de la identidad, porque
le permite al adolescente representar, explorar, resolver problemas y recrear importantes
aspectos de su vida. Sin embargo, a estas alturas este tipo de pensamiento es lábil y
oscilante, tendiendo aún a predominar el pensamiento concreto. En esta fase se produce
un incremento de las demandas y expectativas académicas.

En el ámbito del desarrollo social, se inicia la movilización hacia afuera de la familia.


Aumenta el deseo de independencia del joven y disminuye su interés por las actividades
familiares. El adolescente empieza a poner a prueba la autoridad, evidencia más
resistencia a los límites («¿Por qué me quieren ir a buscar a la fiesta a las 12? ¡A todo el
mundo lo dejan hasta la una!»), a la supervisión y a aceptar consejos o tolerar críticas de
parte de los padres. Se muestra insolente ocasionalmente y adquiere más conciencia de
que los padres no son perfectos. Todo ello causa cierta tensión con estos. Sin embargo,
el joven continúa dependiendo de la familia como fuente de estructura y apoyo, entre
otras cosas. El grupo de pares adquiere mayor importancia y el adolescente se hace más
dependiente de las amistades como fuente de bienestar. El involucramiento con los pares
se caracteriza por el contacto principalmente con aquellos del mismo sexo y la aparición
de la necesidad de amistades exclusivas –mejor(es) amigo(s)–, con quienes divertirse y
compartir secretos. Estas son idealizadas con frecuencia y pueden volverse intensas,
generándose fuertes sentimientos de cariño hacia determinados pares, que pueden
incluso llevar a dudas, temores, exploración y/o relaciones homosexuales3,16. Debe
destacarse que en esta etapa existe una importante susceptibilidad a la presión de los
pares.

En cuanto al desarrollo sexual, en esta fase se produce una acentuada preocupación por
el cuerpo y los cambios puberales. Las rápidas transformaciones corporales llevan al
adolescente a preocuparse en forma creciente por su imagen, a focalizarse en hallazgos
físicos triviales, a hacerse repetidamente la pregunta ¿soy normal? y a necesitar
reafirmación de su normalidad. Está inseguro respecto de su apariencia y atractivo, y
compara frecuentemente su cuerpo con el de otros jóvenes y con los estereotipos
culturales («Mi hija pasa horas frente al espejo»). En esta etapa aparece pudor o
inquietud de ser visto desnudo («Mi hija ya no me deja entrar a su pieza cuando se está
vistiendo») y aumenta el interés en la anatomía y fisiología sexual, lo que incluye dudas
y ansiedades acerca de la menstruación, las poluciones nocturnas, la masturbación, el
tamaño de las mamas o el pene, entre otras cosas. La menarquia representa un hito para
las mujeres, que puede acompañarse de confusión o vergüenza si no ha existido una
preparación adecuada para enfrentarla. Por otra parte, se intensifican los impulsos de
naturaleza sexual (que se alivian frecuentemente a través de la masturbación) y
aparecen las fantasías sexuales y los «sueños húmedos» (poluciones nocturnas).
Hombres y mujeres exploran roles de género más diferenciados (¿Cómo se comporta
una mujer/un hombre?).

Por último, respecto del desarrollo moral, en esta etapa se avanza desde el nivel
preconvencional al convencional (Kohlberg)24. En el primero, que es propio de la infancia,
existe preocupación por las consecuencias externas, concretas para la persona. Las
decisiones morales son principalmente egocéntricas, hedonistas, basadas en el interés
propio, en el temor al castigo, en la anticipación de recompensas o en consideraciones
materiales («Si me pillan fumando me van a matar» o «Mi mamá me dijo que me llevaría
de compras si no tengo anotaciones negativas este mes»). En el segundo nivel existe
preocupación por satisfacer las expectativas sociales. El adolescente se ajusta a las
convenciones sociales y desea fuertemente mantener, apoyar y justificar el orden social
existente («He decidido no tener relaciones sexuales hasta que me case, porque ello iría
contra los valores de mi familia y de la Iglesia»).

Adolescencia media

El hecho central en este período es el distanciamiento afectivo de la familia y el


acercamiento al grupo de pares. Ello implica una profunda reorientación en las relaciones
interpersonales, que tiene consecuencias no solo para el adolescente sino también para
sus padres.

En cuanto al desarrollo psicológico, en esta etapa continúa aumentando el nuevo sentido


de individualidad. Sin embargo, la autoimagen es muy dependiente de la opinión de
terceros. El joven tiende al aislamiento y pasa más tiempo a solas, se incrementa el rango
y la apertura de las emociones que experimenta, y adquiere la capacidad de examinar
los sentimientos de los demás y de preocuparse por los otros. El egocentrismo es
significativo, y durante décadas se le responsabilizó de generar en los adolescentes un
sentimiento de invulnerabilidad que los predisponía a conductas de riesgo, las cuales
son frecuentes en esta etapa. Se planteaba que esta sensación de omnipotencia les
deterioraba el juicio y producía una falsa sensación de poder, que en situaciones críticas
les acarreaba consecuencias negativas, pues los llevaba a tener convicciones tales como
«nunca me voy a quedar embarazada» a pesar de tener relaciones sexuales no
protegidas o «imposible que me convierta en un adicto» aunque consumiesen drogas.
Sin embargo, la investigación reciente en neurodesarrollo ha demostrado que los
adolescentes tienen conciencia de los riesgos que corren, pero esto no los inhibe de
presentar estas conductas debido a que atraviesan por un período de incremento
sustancial de la inclinación hacia la búsqueda de recompensas o sensaciones, lo que
aumenta en presencia de pares. Ello sería producto de la maduración más temprana del
sistema cerebral socioemocional que del sistema de control cognitivo, con el resultado
de que, en condiciones de excitación emocional, el primero sobrepasa la capacidad
regulatoria del segundo (todavía relativamente inmaduro). Así, en situaciones que son
particularmente cargadas emocionalmente (p. ej, en presencia de otros jóvenes o cuando
existe posibilidad de una recompensa), aumenta la probabilidad de que estas influyan en
sus conductas más que la racionalidad8,9,20.

También en el ámbito psicológico, en la adolescencia media persiste la tendencia a la


impulsividad (otro factor relevante en las conductas de riesgo), siendo las aspiraciones
vocacionales de los jóvenes menos idealistas ya.

El desarrollo cognitivo en esta etapa se caracteriza por un incremento de las habilidades


de pensamiento abstracto y razonamiento («¡Al fin entiendo álgebra!»), y de la
creatividad. El adolescente ya no acepta la norma, sino hasta conocer el principio que la
rige. La posibilidad de razonar sobre su propia persona y los demás lo lleva a ser crítico
con sus padres y con la sociedad en general. Cabe destacar, que el pensamiento puede
revertir al nivel concreto en situaciones de estrés («Es difícil creer que esa adolescente
a la que le acabamos de diagnosticar diabetes tenga promedio 6,7 en el colegio. ¡No
parece entender nada de lo que le decimos!»). Por otra parte, aumentan
significativamente las demandas y expectativas académicas. Se espera que durante este
período el joven obtenga logros académicos y se prepare para el futuro.

Respecto del desarrollo social, en esta fase el involucramiento del adolescente en la


subcultura de pares es intenso (alcanza su máximo). No existe otra etapa en la que el
grupo de pares sea más poderoso e influyente. El joven adopta la vestimenta, la conducta
y los códigos y valores de su grupo de pares («Mi hija siente que tiene que hacer
exactamente lo mismo que sus amigas»), en un intento de separarse más de la familia y
encontrar su propia identidad. La presión de los pares puede influir tanto en forma
positiva –motivándolo a destacar en lo académico, deportivo, a postergar el inicio de
relaciones sexuales, etc.–, como negativa, favoreciendo por ejemplo que se involucre en
conductas de riesgo. Las amistades y los grupos pasan a ser de ambos sexos, y
frecuentemente se establecen relaciones de pareja. Las parejas desempeñan un rol
progresivamente mayor a medida que avanza la adolescencia, sin embargo, las
relaciones de amistad siguen siendo extremadamente importantes, ofreciendo
compañía, un contexto para la apertura íntima y la satisfacción de otras necesidades.

A la vez, durante la adolescencia media el joven lucha para emanciparse de su familia.


Muestra un franco menor interés por sus padres, volcando su motivación y tiempo libre
principalmente hacia sus pares y a actividades fuera del hogar («Pasa todo el tiempo con
los amigos. ¡No lo vemos nunca!») o a estar solo. Es esperable que en esta etapa el
adolescente desafíe los valores y la autoridad de los padres («¡Es mi vida! ¡Puedo ir
adonde yo quiera y con quien quiera!»), y ponga a prueba sus límites. Esta es una parte
necesaria del proceso de crecer, pues para alcanzar la madurez, debe separar su propia
identidad de aquella de su familia y avanzar en el desarrollo de su autonomía. El joven
necesita demostrarse a sí mismo que es capaz de trazar su propio camino en la vida y
que no necesita de las opiniones ni las directrices de sus padres. Busca activamente
juicios y valores propios, sin aceptar ya automáticamente los de ellos. Magnifica los
errores y contradicciones de estos para facilitar su proceso de desapego, llegando a
descalificarlos con frecuencia. Como consecuencia de todo lo anterior y de la reacción
de los padres a estos cambios, los conflictos padres-hijo alcanzan su máximo en este
período.

En cuanto al desarrollo sexual, en la adolescencia media aumenta la aceptación del


propio cuerpo y la comodidad con él. La mayoría de los adolescentes ha tenido ya gran
parte de los cambios puberales y está menos preocupado de ellos. Sin embargo, los
jóvenes dedican mucho tiempo a tratar de hacer su cuerpo más atrayente. Prueban su
atractivo sexual experimentando con su aspecto (peinado, maquillaje, ropa, tatuajes y
piercing pasan a ser muy importantes) y con su comportamiento (coqueteo). En este
período se toma conciencia de la orientación sexual (¿Hacia quién me siento atraído
sexualmente?) y aumenta el involucramiento en relaciones de pareja. Estas son
habitualmente breves y utilitarias («Mi polola es la más ‘rica’ del colegio y tiene refugio
en la nieve»), predominando en ellas la exploración, la búsqueda, la descarga de
impulsos sexuales y el egocentrismo. Las relaciones de pareja pueden también
comprender fantasías idealistas y románticas («Mi pololo y yo vamos a estar juntos para
siempre. Vamos a casarnos y a tener hijos...»). Por último, en esta fase aumenta la
experimentación de diversas conductas sexuales, incluyendo el inicio de relaciones
coitales con cierta frecuencia25.

El nivel de desarrollo moral en la adolescencia media corresponde generalmente al


convencional, en el cual funcionan también la mayoría de los adultos.

Adolescencia tardía

Esta es la última etapa del camino del joven hacia el logro de su identidad y autonomía.
Para la mayor parte de los adolescentes es un período de mayor tranquilidad y aumento
en la integración de la personalidad. Si todo ha avanzado suficientemente bien en las
fases previas, incluyendo la presencia de una familia y un grupo de pares apoyadores,
el joven estará en una buena vía para manejar las tareas de la adultez. Sin embargo, si
no ha completado las tareas antes detalladas, puede desarrollar problemas con el
aumento de la independencia y las responsabilidades de la adultez joven, tales como
depresión u otros trastornos emocionales16.

En el ámbito del desarrollo psicológico, en esta etapa la identidad se encuentra más firme
en sus diversos aspectos. La autoimagen ya no está definida por los pares, sino que
depende del propio adolescente. Los intereses son más estables y existe conciencia de
los límites y las limitaciones personales. Se adquiere aptitud para tomar decisiones en
forma independiente y para establecer límites, y se desarrolla habilidad de planificación
futura. Existe gran interés en hacer planes para el futuro, la búsqueda de la vocación
definitiva apremia más y las metas vocacionales se vuelven realistas. Idealmente el joven
realizará una elección educacional y/o laboral que concilie sus intereses, capacidades y
oportunidades. Avanza en el camino hacia la independencia financiera, la que logrará
más temprano o más tarde, dependiendo de su realidad. Aumenta el control de impulsos,
se puede postergar ya la gratificación y aparece la capacidad de comprometerse.

En cuanto al desarrollo cognitivo, en la adolescencia tardía existe un pensamiento


abstracto firmemente establecido. Si las experiencias educativas han sido adecuadas,
se alcanza el pensamiento hipotético-deductivo propio del adulto. Aumenta la habilidad
para predecir consecuencias y la capacidad de resolución de problemas («He estado
informándome y conversando del tema, y me parece que puedo enfrentarlo de 3
maneras. Puedo...o.…o.., pero creo que la última es la mejor porque...»).

El desarrollo social en esta etapa se caracteriza por una disminución de la influencia del
grupo de pares, cuyos valores se hacen menos importantes a medida que el adolescente
se siente más cómodo con sus propios principios e identidad. Las amistades se hacen
menos y más selectivas. Por otra parte, el joven se volverá a acercar a la familia,
aumentado gradualmente la intimidad con sus padres si ha existido una relación positiva
con ellos durante los años previos. Ya ha alcanzado un grado suficiente de autonomía,
se ha convertido en una entidad separada de su familia, y ahora puede apreciar los
valores y la experiencia de sus padres, y buscar (o permitirles) su ayuda, pero en un
estilo de interacción que es más horizontal. La relación padres-hijo alcanza nuevas
dimensiones, que acrecientan el desarrollo personal y familiar, cuando el clima es de
verdadero respeto y valoración de las diferencias.

Respecto del desarrollo sexual, en la adolescencia tardía se produce la aceptación de


los cambios y la imagen corporales. El joven ha completado ya su crecimiento y
desarrollo puberal, los que no le preocupan a menos que exista alguna anormalidad.
Acepta también su identidad sexual, con frecuencia inicia relaciones sexuales25 y
aumenta su inclinación hacia relaciones de pareja más íntimas y estables, las que
comprenden menos experimentación y explotación, estando más basadas en intereses
y valores similares, en compartir, y en la comprensión, disfrute y cuidado mutuo.

Por último, desde la perspectiva del desarrollo moral, en esta etapa la mayoría de los
adolescentes funciona en el nivel convencional, alcanzando solo algunos el
posconvencional. En este último y avanzado nivel, existe eminentemente preocupación
por principios morales que la persona ha escogido por sí misma. El acercamiento a los
problemas morales ya no se basa en necesidades egoístas o en la conformidad con los
otros o con la estructura social, sino que depende de principios autónomos, universales,
que conservan su validez incluso más allá de las leyes existentes («Si bien estoy súper
comprometida con mi religión, no comparto algunas de sus enseñanzas, porque yo veo
que la realidad es distinta»)24.
Para finalizar, debe destacarse que el desarrollo no llega a su fin con el término de la
adolescencia y que el adulto joven que emerge de este proceso no es un «producto
acabado». El desarrollo es un proceso que tiende a continuar a lo largo de toda la vida,
por lo que si bien los cambios futuros pueden no ser tan rápidos y tumultuosos, los
adultos jóvenes se verán enfrentados a otras tareas del desarrollo –tales como la
adquisición de la capacidad para establecer relaciones íntimas estables–, cuyo logro
dependerá en gran parte de la resolución saludable del proceso adolescente.

Conclusiones

La adolescencia es un período de la vida que se ha prolongado por el adelanto de la


pubertad y el retraso de la madurez psicosocial. Constituye un proceso altamente
variable en cuanto a su edad de inicio y término, a la progresión a través de sus etapas
y a la sincronía del desarrollo en las distintas áreas, evidenciando también diferencias
debidas a otros factores como el sexo, la etnia y el ambiente del individuo. Aun así, el
desarrollo psicosocial en este período presenta características comunes y un patrón
progresivo de 3 fases: adolescencia temprana, media y tardía. Una de las tareas del
desarrollo de esta etapa de la vida es la búsqueda y consolidación de la identidad en sus
diversos aspectos. Otra es el logro de la autonomía psicológica y la independencia
financiera, que se alcanzará más temprano o más tarde, dependiendo de la realidad del
joven. Este período se caracteriza también por el desarrollo de competencia emocional
y social. Los procesos previos se verán facilitados por la aparición del pensamiento
abstracto. Durante las diversas fases de la adolescencia el joven irá experimentando una
serie de cambios a nivel psicológico, cognitivo, social, sexual y moral –que repercuten
entre sí y a la vez están influidos por el desarrollo físico (incluyendo el cerebral)– los
cuales le permitirán ir logrando progresivamente las tareas antes descritas. La familia se
verá sometida a tensiones durante esta etapa, siendo importante que favorezca que el
joven consolide una identidad propia y se haga independiente. Si todo ha evolucionado
favorablemente, a fines de la adolescencia el individuo estará en buena situación para
enfrentar las tareas de la adultez joven. Si no es así, puede presentar problemas en las
etapas posteriores del desarrollo.
Nota en relación con la terminología: A lo largo de este artículo, cuando se menciona
«el» o «los» adolescente(s) o joven(es), se está aludiendo a personas de ambos sexos
de estas edades. Así también, bajo la denominación «padre(s)» se incluye a la(s)
madre(s) y a otros adultos que ejerzan el rol parental.

Bibliografía
1. Marcdante, Karen J., Kliegman, Robert M. Nelson ‐ Pediatria Esencial. 7th ed. Saunders E, editor. 
España: Elsevier; 2015. 

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