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Sesión 3
Estrategias didácticas para el desarrollo de
la competencia “Convive y participa
democráticamente en la búsqueda del bien común”
Reflexiona
De acuerdo con tu experiencia pedagógica, responde a las preguntas de
reflexión:
1. ¿Consideras que una situación como la vivida por Wilber permite desarrollar
la competencia “Convive y participa democráticamente en la búsqueda del
bien común?”, ¿por qué?
En relación con el dominio de contenidos, podemos decir que más del 60 % de los
estudiantes peruanos no logra comprender la idea de democracia como sistema
político, ni reconoce de qué manera las instituciones y las leyes pueden ser usadas
para proteger y promover los valores democrático en una sociedad. Tampoco logran
reconocer el rol de las y los ciudadanos como votantes en una democracia, ni la
influencia que tiene la ciudadanía activa en la sociedad. Además, aproximadamente
un 30 % no puede identificar los principios democráticos de equidad, cohesión social y
libertad, ni comprender la importancia de que las personas obedezcan la ley.
Por otro lado, el 34,8 % de las y los estudiantes peruanos reconoce la democracia como
sistema político y comprende que las instituciones y leyes pueden promover valores
democráticos en una sociedad, mientras que solo el 8 % es capaz de justificar y evaluar
posiciones políticas o leyes en función de principios democráticos y de la búsqueda del
bien común.
Sobre las actitudes ciudadanas, las y los estudiantes tienen dificultades para reconocer
situaciones que pueden afectar la democracia. Por ejemplo, cuando se les pregunta
sobre si está bien para la democracia que el Gobierno influya en las decisiones tomadas
por las cortes de justicia, 32,3 % afirma que es bueno para la democracia, y 49,1 %
que no es ni bueno ni malo. Cuando se les inquiere sobre el hecho de que los líderes
políticos den trabajo a sus familiares en el Gobierno, el 28,8 % afirma que está bien
para la democracia, y 43,1 % que no es ni bueno ni malo.
Por otro lado, logran reconocer que hombres y mujeres deben contar con las mismas
oportunidades de participar en el gobierno. Sin embargo, cuando se les pregunta sobre
situaciones específicas, como quién está más calificado para ser un líder, o si hombres
y mujeres deberían recibir un mismo salario por realizar el mismo trabajo, afloran
diferencias de género.
Finalmente, respecto a los contextos escolares, la prueba identifica que más del 60 %
de las y los estudiantes afirma haber recibido un apodo ofensivo en los últimos tres
meses. Más del 50 % mencionó que un estudiante hizo que otros se rieran de él en el
mismo periodo de tiempo. Y el 20 % mencionó haber sido atacado físicamente.
Como hemos podido ver, la prueba ICCS nos da un panorama sobre cuánto se ha
desarrollado el ejercicio ciudadano en los estudiantes peruanos. Es importante
afianzar conocimientos relacionados con la democracia, la institucionalidad, el bien
común, los roles de género, entre otros temas. Pero, sin embargo, lo más importante es
convertir la escuela en un espacio democrático: incentivar la participación de las y los
estudiantes en actividades que los involucren con la toma de decisiones en la escuela y
que generen capacidad de agencia y promover un espacio de convivencia en el que se
respeten las diferencias y se combata el acoso. Esto supone el involucramiento de toda
la comunidad educativa.
Una manera de abordar la discriminación puede ser a partir de un caso que hayamos
detectado en el aula o la escuela y que interpele a los estudiantes al evidenciar
actitudes discriminadoras que han sido normalizadas. Por ejemplo, juzgar a algunos
compañeros por la vestimenta que llevan o por su forma de hablar. Otra manera es
llevar al aula una situación de discriminación que encontremos en la sociedad y que,
a través de una noticia, por ejemplo, permita interpelar a las y los estudiantes al
exponer contextos de discriminación. También podemos usar otros recursos, como
videos o estadística, pero sin perder de vista que estos deben interpelar a las y los
estudiantes; es decir, provocar un conflicto cognitivo.
En este proceso es importante que estemos atentos a las preguntas que van
surgiendo para asegurarnos de que no falten algunas preguntas que sabemos serán
fundamentales para que puedan comprender la situación. No obstante, no debemos
perder de vista que el foco está puesto en las preguntas que elaboran los estudiantes,
por lo que las nuestras deben ser solo un complemento.
Luego, podemos distribuirlas en grupos para que averigüen sobre ellas y busquen
respuestas. Dependiendo del nivel de autonomía de nuestras y nuestros estudiantes,
podemos optar también por brindar algunas fuentes que, sabemos, les pueden servir
para responderlas. Sin embargo, es importante ayudarles a aprender a explorar en
fuentes confiables, para lo que podemos darles algunas pautas mínimas.
este proceso debemos velar por que la reflexión no quede solo al nivel de “está
mal” o “no debería haber discriminación”, sino conducirlos a que profundicen en las
razones de la discriminación, sus consecuencias y el rol de la sociedad y el Estado
frente a ella.
Finalmente, luego de que las y los estudiantes han explicado la situación y planteado
una postura, es momento de proponer alternativas de actuación frente a situaciones de
discriminación similares a la analizada. Lo importante aquí es que las y los estudiantes
puedan plantear alternativas realizables y orientadas a la convivencia cotidiana.
Además, esta capacidad menciona que las y los estudiantes se relacionan con
personas de distintas culturas respetando sus costumbres y creencias. Veamos
algunas estrategias al respecto.
Esta estrategia comienza pidiendo a las y los estudiantes que indaguen sobre su
historia familiar. Para ello, si el o la docente lo desea, puede comentar su historia
familiar para provocar el interés de las y los estudiantes. Otra opción es iniciar con
una pregunta como: ¿de dónde viene su familia?
Luego, debemos pedirles que hagan entrevistas para confirmar la información que
han encontrado y responder las preguntas formuladas. Estas entrevistas deben
hacerse, de preferencia, a los adultos mayores, y ser registradas de alguna manera
(a través de audio, video, fotografías, etc.). Aquí es importante que recojan lo que
las personas les dicen y también las expresiones que ven en ellas. Además, deben
entrevistar a diversas personas, para enriquecer sus perspectivas.
Terminado el momento de las entrevistas, las y los estudiantes deben elaborar algún
producto que dé cuenta de lo que han descubierto sobre su historia familiar. A partir
de ello, es útil generar la reflexión sobre lo que han descubierto, cómo se sienten con
ello, qué ha cambiado respecto de la forma como veían a su familia. Es importante
que esta reflexión venga acompañada de la búsqueda de puntos en común entre
las diversas historias familiares: ¿qué podemos encontrar que sea similar?, ¿qué
eventos han marcado la historia de nuestras familias?, son algunas de las preguntas
que se podrían proponer.
La diversidad cultural muchas veces está más cerca de lo que creemos. Probablemente
exista una comunidad con costumbres y creencias propias que no conocemos, pero
a la que podemos acceder por la cercanía. Esta se puede convertir en una gran
oportunidad para que las y los estudiantes reconozcan que la diversidad no es algo
que exista “en comunidades lejanas”, sino que es parte de nuestro día a día, aunque
no lo sepamos.
Luego, es importante que las y los estudiantes investiguen sobre esa comunidad.
Para eso, debemos promover que planteen lo que quisieran conocer de ella, a
manera de preguntas. Estas preguntas pueden estar orientadas a sus costumbres,
idioma, creencias, etc. Pero también debemos profundizar en otros aspectos: en qué
condiciones viven, cuán reconocidas son o si viven en condición de vulnerabilidad,
qué prejuicios podrían haber sufrido, entre otros. Nuevamente, mientras más
preguntas, mejor. Las pueden categorizar y luego, en grupos, ir indagando en cada
una de ellas.
El primer paso es una primera lectura del documento. Esto se puede gestionar en
grupos pequeños o de forma individual, pero sí es necesario que, al finalizar, las y los
estudiantes elaboren un producto que sintetice el documento: sus partes y explicación
de cada una. Además, en ese proceso deben identificar algunas interrogantes que
puedan surgir sobre ciertos puntos o sobre el documento en general: ¿sobre qué les
interesaría saber más o comprender mejor?, ¿qué otras preguntas les surgen a partir
de lo señalado en el documento?
El tercer paso consiste en procesar la información obtenida. Para esto, las y los
estudiantes deberían construir, como grupo-aula, un esquema en el que sinteticen la
información encontrada por todos los grupos. Con ese fin, se puede seguir esta ruta:
Como cuarto paso está contrastar la información encontrada con el análisis inicial
de las normas de convivencia. A partir de la síntesis y en grupos pequeños, las y los
estudiantes comparan lo encontrado con lo que analizaron inicialmente. La intención
de esta parte es profundizar en el análisis de las normas, identificar aspectos que
quizá no se vieron previamente y tener mayor claridad sobre la pertinencia (o no)
de las normas en relación con los derechos y la democracia. Algunas preguntas que
pueden orientar este paso son: ¿cómo se relacionan las normas con los principios
democráticos y los derechos?, ¿en qué coinciden?, ¿qué contradicciones podemos
identificar?, ¿qué podríamos sugerir frente a las contradicciones?
El quinto paso concierne al arribo a consensos. Cada grupo expone su análisis y, entre
todos, consensúan una versión del aula en la que identifican los aspectos en los que
coinciden (cuando las normas respetan los derechos y promueven la convivencia),
las contradicciones y las propuestas de mejora.
Como sexto paso se propone tener una reunión con el director o directora de la
escuela para explicar su análisis de las normas de convivencia de la institución y las
sugerencias de mejora que plantean. Es importante que quede en evidencia qué
fuentes sirvieron de base al análisis y de qué manera las mejoras sugeridas ayudan
a que las normas respondan mejor a la promoción de una convivencia democrática.
Además, luego de la presentación debe haber un espacio de diálogo con la autoridad
para intercambiar ideas y llegar a un consenso.
Por último, si bien las normas no podrían modificarse en ese momento debido a
los mecanismos propios de la escuela, sí es posible llegar a algunos acuerdos sobre
cómo se podría mejorar el documento y comprometer a la autoridad a que se invite
a los estudiantes a las instancias correspondientes para promover que se generen
los cambios propuestos.
pertinente para el conflicto que están atravesando. Además, que haya simetría de
poder, es decir, que las personas involucradas participen en igualdad de condiciones
y oportunidades. Considerando lo anterior, para la negociación en el conflicto
debemos tomar en cuenta los siguientes pasos.
La tercera fase consiste en empatizar con el otro. Para esto, se intercambian papeles
y se pide a una persona que asuma el rol de la otra, tratando de sentir lo que esta
persona está experimentando. En el proceso se pueden plantear preguntas como:
¿cómo crees que se siente la persona?, ¿de qué manera se podría resolver la situación
desde esa perspectiva? Aquí es clave que lo hagan respetando siempre al otro u otra.
Finalmente, el acuerdo. Aquí, las y los estudiantes involucrados evalúan las ideas
mencionadas y construyen con base en ellas una que sea real, viable, beneficiosa
para ambos y resuelva la situación conflictiva. Se sugiere que el acuerdo sea claro,
preciso y, de ser posible, se exprese por escrito, señalando quién hace qué, cómo,
cuándo y dónde.
Junto con las etapas, el MINEDU (2013b) recomienda considerar que la negociación
será exitosa si:
En secundaria, esta capacidad aterriza en que las y los estudiantes deliberan sobre
asuntos públicos a partir de una postura propia basada en fuentes confiables, principios
democráticos y la institucionalidad. Además, aportan a la construcción de consensos.
¿Qué estrategia podemos trabajar para lograrlo? Veamos.
De manera general, podemos decir que los organizadores gráficos son herramientas
visuales que ayudan a las y los estudiantes (y a las personas en general) a organizar
ideas de forma clara e interrelacionada, de manera que les permitan comprender
diversos conceptos. Existen diversos tipos de organizadores gráficos. En este caso,
nos centraremos en los mapas conceptuales.
Los mapas conceptuales son una herramienta que puede ayudar a las y los
estudiantes a desarrollar habilidades cognitivas que hagan posible, a través de
definir, priorizar y relacionar conceptos pertenecientes a temas o conceptos más
amplios, comprenderlos mejor y usarlos como parte de su proceso deliberativo.
Luego, podemos entregarles (o pedirles que busquen) las fuentes necesarias que
les ayuden a ampliar y reconstruir la definición del concepto sobre el que están
trabajando, y que las lean estando atentos a identificar las ideas clave que les
ayudarán a comprender mejor el concepto. Deberían extraer todas las ideas que
sean pertinentes para tal fin.
Ahora, en grupos, las y los estudiantes comparten el listado de ideas que han generado
y construyen, entre todos, una lista consensuada de las ideas que no podrían faltar
para construir la definición del concepto que están trabajando. Mientras lo hacen,
como docentes debemos asegurarnos de que se hayan considerado aquellas ideas
clave que sabemos que son fundamentales para comprender el concepto y, si no han
aparecido, plantear las preguntas pertinentes que ayuden a las y los estudiantes a
cuestionarse y poder encontrarlas por sí mismos.
2. Ubicar los conceptos desde los más generales hasta los más
específicos. Esto les ayudará a ir creando una jerarquía entre ellos
y establecer una sucesión de conceptos. Por ejemplo, mencionar
que el Poder Legislativo se encarga de elaborar y aprobar leyes
es un concepto más específico que mencionar que la democracia
tiene poderes independientes, por lo que el primero se explica
luego del segundo (sucesión).
Fuente: https://bit.ly/3u2zf0e
Cuando nos referimos a los momentos clave para llevar a cabo un proceso de
deliberación sobre asuntos públicos, podemos identificar tres: el análisis del asunto
público, la formulación de una postura sobre él y la construcción de consensos.
De manera transversal, durante estos tres momentos, el manejo de información
relacionada con la institucionalidad, la democracia y la ciudadanía es fundamental.
Además, antes del análisis se debe contar con el asunto público. Dependiendo de
la experiencia que tenga el aula con el trabajo de asuntos públicos, podemos optar
por llevar un asunto seleccionado previamente o elegir con las y los estudiantes el
asunto público que se va a abordar. En ambos casos, de acuerdo con el MINEDU
(2013b), debemos considerar que los asuntos públicos:
El análisis del asunto público. Las y los estudiantes deben contar con más de un
medio de comunicación que haga referencia al asunto púbico elegido. Puede ser un
recorte de periódico y un video con la noticia, por ejemplo. Esto les permitirá tener
una aproximación más amplia al asunto público detrás de la noticia.
A continuación, las y los estudiantes formulan todas las preguntas que les vengan a la
mente respecto al asunto o asuntos públicos identificados. Debemos promover que
planteen la mayor cantidad de interrogantes que puedan, pero que sean relevantes
para comprender mejor la situación. Algunas preguntas pueden ser literales:
¿quiénes están involucrados en el asunto público?, ¿de qué manera?, ¿qué fue lo
que ocurrió, ¿dónde ocurre la situación? Otras, por el contrario, más inferenciales:
¿cuáles serían las causas?, ¿y las consecuencias?; ¿qué otras fuentes requerimos
para profundizar en el asunto público?
Durante la exploración también tienen que recordar que deben ir distinguiendo los
hechos de las opiniones. Por ejemplo, cuando las fuentes son columnas de opinión o
editoriales. Esto es importante, porque les ayudará a usar los hechos como insumos
para comprender la situación y tomar las opiniones como las posturas que tienen las
personas respecto al asunto público en cuestión.
Esto supone que estén dispuestos a convencer a otros, así como dejarse convencer
por los demás. Este convencimiento debe venir de la mano de la calidad de la
argumentación y su validez en relación con la democracia y los derechos humanos.
Realizar esta acción es complejo, por lo que debemos ir cultivando la disposición de
forma paulatina durante toda la secundaria (y también la primaria, definitivamente).
En secundaria, esta capacidad aterriza en que las y los estudiantes proponen, organizan
y ejecutan acciones colectivas para promover el bien común y los derechos de las
personas, así como sus deberes como miembros de una comunidad. ¿Qué estrategia
podemos trabajar para lograrlo? Veamos.
Los proyectos participativos son una estrategia que permite a los y las estudiantes
ejercer su ciudadanía proponiendo acciones organizadas que responden a objetivos
claros y precisos, orientados a solucionar los problemas que identifican en la sociedad.
El segundo paso es que las y los estudiantes elaboren un mapa de actores involucrados
en el asunto público. Pueden ser personas, grupos o instituciones vinculados con lo
que ocurre en la problemática, ya sea como afectado, quien genera la afectación o
como parte del Estado. También es importante que establezcan las relaciones entre
los actores, cuando se dé el caso.
Un tercer paso está relacionado con seleccionar a un actor al que quisieren ayudar.
Aquí lo que se busca es que las y los estudiantes, luego de revisar el mapa de actores,
elijan a uno de ellos. Para la elección se debe tomar como criterios los siguientes, que
formulamos como preguntas: ¿cuál de los actores consideramos que es más importante
ayudar?, ¿con cuál nos sentimos más cercanos o nos llaman más la atención? Como
podemos ver, estas preguntas (u otras que podamos generar) son abiertas y permiten
a los equipos tomar decisiones sobre a quién quieren ayudar con el proyecto.
El cuarto paso tiene que ver con la organización de la solución. En este punto, los
equipos deben plantear una solución al problema que esté enfocada en el actor
elegido. Además, deben justificar por qué han planteado esa solución y de qué
manera ayudará al actor. También es preciso tomar en cuenta el plan de acción; es
decir, los pasos y elementos que necesitan considerar para diseñar e implementar la
solución que han planteado.
Como quinto paso está el diseño e implementación de la solución, que debe hacerse
a partir de lo planificado en el paso anterior, pero considerando la posibilidad de
hacer ajustes en el proceso. Es importante que procuremos acercar a los equipos
con los actores elegidos, de manera que puedan probar la solución con quienes van
a ser los reales beneficiarios. Esto también ayudará a que les den retroalimentación
y se hagan mejoras a la propuesta.
Ideas fuerza
1. Los docentes de un colegio en Lima han detectado que, durante los recreos, hay
un grupo de estudiantes que no participa de las actividades y juegos con el resto
desde hace algunas semanas, cuando se integraron a la escuela. Este grupo de
estudiantes tiene algo en común: son hijos de familias migrantes y hacen esfuerzos
por integrarse, pero son rechazados. ¿Consideras que esta situación permite
desarrollar un análisis de casos sobre discriminación?
b) Sí, porque es una situación real y cercana, que permite reflexionar sobre lo que
sucede, analizar información y tomar acciones al respecto.
d) Sí, porque es una situación cotidiana y el docente tutor puede llamar a la reflexión
y castigar a los responsables.
3. Un docente inicia el año escolar realizando una actividad para identificar los
intereses y preocupaciones de las y los estudiantes a nivel personal, local y nacional.
En el proceso, identifica que muchos de sus estudiantes son hijos de migrantes, y
que han sufrido (y sufren) por ello diversas situaciones de discriminación. A partir
de esta información, el docente planifica sus experiencias de aprendizaje. ¿A cuál
de estas competencias se refiere esta situación?
a) Construye su identidad.
a) Sí, porque permitirá escuchar las posturas de cada estudiante para contrastarlas
con fuentes diversas.
c) Sí, porque permitirá que las y los estudiantes se escuchen de manera activa y
expresen su rechazo a los actos de corrupción.
d) No, porque una asamblea sería más apropiada para la construcción de normas de
convivencia considerando principios democráticos.
a) Sí, porque son los estudiantes los que van a ejecutar las acciones del proyecto.
b) Sí, porque el docente planifica las acciones y los estudiantes las ejecutan, de modo
que ambos participan del proyecto.
d) No, porque el docente debió incluir a los delegados del aula en la planificación de
la experiencia de aprendizaje.
Bibliografía
Ministerio de Educación del Perú. (2013a). Aprendiendo a resolver conflictos en
las instituciones educativas. http://www.minedu.gob.pe/minedu/archivos/
a/002/02-bibliografia-comun-a-ebr-eba-y-etp/7-aprendiendo-a-resolver-
conflictos-en-las-instituciones-educativas.pdf
Ministerio de Educación del Perú. (2013b). Convivir, participar y deliberar para ejercer
una ciudadanía democrática e intercultural.