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INTRODUCCIÓN

El conocimiento y sus formas de alcanzarlo han sido exploradas por muchos hombres a lo
largo de la historia. Se han creado corrientes filosóficas que han buscado responder la
cuestión de ¿cómo construimos conocimiento? Muchas de éstas han recorrido los mares del
pensamiento, han discurrido por aproximaciones a lo divino y se han opuesto unas a otras,
han entrado en contradicciones, han sido superadas y criticadas, pero sobre todo nos han
permitido explorar a profundidad lo complejo del pensamiento humano respecto al
conocimiento. En este ensayo intentaremos dar cuenta de las distintas corrientes filosóficas
que han hecho importantes aportaciones al campo del conocimiento.

PALABRAS CLAVE: Conocimiento, filosofía, verdad

DESARROLLO

Abordaremos cronológicamente las diversas corrientes filosóficas del pensamiento.

EL RACIONALISMO

Empezaremos abordando la filosofía del más antiguo, pero no por ello menos válido, me
refiero a René Descartes y el racionalismo. ¿Pero a qué llamaba Descartes racionalismo?
Pues bien, Descartes basó su pensamiento en la búsqueda de la certeza, a raíz de su profundo
interés en el método científico, específicamente el matemático, que se caracteriza por dar
resultados exactos y que no dejan cabida a la duda. Podemos decir que lo que buscaba
Descartes era dotar de método científico al pensamiento filosófico y que eran las matemáticas
una ciencia segura, que da certeza. Por lo tanto, para darle sentido a su búsqueda de certeza,
utilizó “la duda” como método parte aguas de su ciencia filosófica, pues según decía “Para
investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas, una vez en
la vida”.

Este nuevo planteamiento se basó en el aspecto metodológico de las cuatro reglas:


o Regla de la evidencia: “afirmar como verdadero sólo aquello que se revele
evidentemente como tal al pensamiento. Es evidente aquello que ya no admite
duda alguna porque ha sido “visto” clara y distintamente. (Descartes, Discurso
del método, 1637).

o Regla del Análisis: reducir lo complejo a sus partes más simples para conocerlo
correctamente. (Descartes, Discurso del método, 1637).

o Regla de la síntesis: ordenar los conocimientos, empezando siempre por los más
sencillos, elevándome por grados hasta llegar a los más compuestos, y suponiendo
un orden en aquéllos que no lo tenían por naturaleza". (Descartes, Discurso del
método, 1637).

o Enumeración o comprobación: Hacer enumeraciones tan completas y generales,


que me dieran la seguridad de no haber incurrido en ninguna omisión". O, en otras
palabras, comprobar si lo descubierto por la razón ha sido hallado de acuerdo a
las reglas anteriores. (Descartes, Discurso del método, 1637).

Sin embargo, este método no era infalible pues Descartes, tal como lo describe en su libro
Meditaciones metafísicas, se halló con un gran problema y es que no podía él encontrar
alguna verdad indudable sobre la cual pudiera fundamentar el conocimiento entero
(Descartes, Meditaciones Metafísicas, 1641).

Uno de los grandes conflictos con los que se encuentra es el de los sentidos y los engañosos
que pueden ser, mismos de los que duda e inevitablemente no se puede fiar de ellos. Introduce
aquí la duda hiperbólica, es decir, lleva al extremo la duda a tal grado de no poder asegurar
que nada sea realmente verdad.

Luego en su segunda meditación acuña su famoso Cogito Ergo Sum, pues encuentra en esta
frase una verdad indudable. Es decir, él halla seguridad en que es un ser que piensa, dejando
de lado incluso su cuerpo como ente existente, pues es este la vía de lo sensible que como ya
dijimos, es engañoso y de los engañoso uno no puede fiarse. Pero aquí también le surge lo
siguiente, ¿solo existo cuando pienso?
Y es en sus siguientes meditaciones, cuando argumenta que Dios existe, que da respuesta a
esta cuestión al describir que la idea de Dios, al estar en él y al haber sido puesta en él, pues
no nace de él, sino que debe un ser infinito el que la puso en él (osea Dios) es entonces Dios
la causa de la idea de infinito que encuentra en él, que es un ser finito. Por lo tanto, Descartes
deduce que Dios al ser un ser perfecto y por lo tanto totalmente bueno, no puede engañar.
Eventualmente, después de viajar por varias reflexiones Descartes menciona que es Dios la
garantía de su conocimiento pues al ser la realidad externa creación de Dios y él no puede
engañar, puede fiarse de su conocimiento siempre y cuando aplique su método de las 4 reglas.

Podemos decir que para Descartes la vía de llegar al conocimiento es a través de la intuición
(la experiencia sensible), y que la intuición sometida al método era, en un primer momento,
la única vía de llegar a la verdad.

¿Pero es esta la única forma de llegar al conocimiento?

EL EMPIRISMO

¿Qué dice el empirismo al respecto del conocimiento? John Locke, su máximo exponente
proponía que no podemos enfrentarnos correctamente a ningún problema filosófico sin antes
responder a ¿qué podemos conocer? Es decir, que para poder resolver cualquier problema
filosófico debemos ya tener resuelto el problema del conocimiento.

En Locke hallamos también una crítica al innatismo (las ideas concebidas al nacer) de
Descartes. Es decir, ningún conocimiento está implantado, sino que son adquiridos. (Locke,
1999). De ser así, enuncia Locke, todas las ideas innatas deberían ser aceptadas
universalmente, pero esto en la realidad no es así, pues muchas de las creencias y demás
formas del saber son desconocidas para muchos.

Propone entonces Locke que solo la experiencia puede llevarnos al conocimiento y la divide
en dos, experiencia interna y externa. Dicho de otra forma, hay dos categorías de las ideas,
las simples y las compuestas. Las ideas simples, provienen de la experiencia externa, y Locke
les llama ideas de sensación, estas nos pueden llegar por medio de un solo sentido a las que
llama cualidades secundarias (el color, el sabor el tacto). Y hay otras ideas simples de
sensación nos llegan a través de varios sentidos (el movimiento, la forma o la extensión), que
los objetos nos producen por sus cualidades primarias (la forma, su textura, etc). En palabras
sencillas, el cuerpo tiene características objetivas como las forma, la extensión, pero no en sí
cosas como el color, el sabor o el tacto, por lo Locke afirmaba que solo en el momento de
interacción entre los objetos y los sujetos se existe realmente.

Hay otro tipo de ideas simples, que son las de reflexión y estas provienen de hechos como el
pensar, el querer, etc. Es decir, de la experiencia subjetiva. Y por último hablaremos de las
ideas simples que surgen de la combinación de la sensación y la reflexión, como la idea por
ejemplo del placer. (Locke, 1999)

Ahora, hablemos de las ideas compuestas, Locke propuso que éstas son las que la mente
compone de ideas simples (Ensayo sobre el entendimiento humano) es decir de unir ideas
simples. Y estas uniones las propone de distintas formas: ya sea uniendo unas ideas con otras
(sustancia y modos), o yuxtaponiendo unas ideas con otras sin unirlas (relaciones), o
separando unas de otras por abstracción (ideas generales). Y de estas formas, la más relevante
es la primera la idea de sustancia, que puede ser corpórea, espiritual finita (el yo) o espiritual
infinita (dios). Y el tema importante de estas ideas es lo que las mantiene, es decir el sustrato,
lo substancial lo que está debajo de la idea de las cosas. Sin embargo, de la sustancia no
puedo acceder a saber qué es, pues no hay método empírico que me permita acceder a saberlo.

Para cerrar con la perspectiva de Locke, él menciona que “tenemos un conocimiento intuitivo
de nuestra propia existencia” y “nadie podrá desafiar de una manera tan abierta al sentido
común como para afirmar mediante palabras llanas alguna contradicción visible y directa”
(Locke 1690), por lo tanto, por sentido común y por necesidad, tenemos que creer en la
existencia de realidades que sean la causa de nuestra experiencia.

Pero en este momento introduciremos aquí a un personaje de suma importancia que llevaría
al empirismo al punto más radical.

Para Hume hay dos tipos de contenidos mentales: las ideas y las impresiones. Estas a su vez
se corresponden a la fuerza de su vivacidad, osea que la impresión es más fuerte que la idea.
Incluso, poniendo en oposición estas propuestas con las de Descartes, quien pensaba que se
tenía que dudar de los sentidos, Hume dice: Todos nuestros argumentos relativos a las causas
y efectos consisten en una impresión de la memoria o los sentidos y la idea de la existencia
que produce el objeto, de la impresión o que es producida por ella (Hume, 1739). O en otras
palabras que la evidencia de la realidad nos viene de la experiencia sensible y todo el
conocimiento se consigue a través de ella. Por lo tanto, toda idea que no esté conectada a una
impresión se trata solamente de una pseudoidea o aquello que la mente construya no será más
que una invención.

Hume llevó el empirismo al grado de afirmar incluso que la idea de dios, la idea del yo (alma)
y la idea de sustancia de Descartes, al no tener impresión de estas ideas, osea una experiencia
de ellas, todas ellas son una ficción, una invención.

Pero hasta aquí dejaremos al empirismo para poder abordar una de las corrientes filosóficas
más importantes de la historia de la filosofía, el criticismo de Immanuel Kant.

EL CRITICISMO

¿Qué proponía Kant sobre el conocimiento?

Pues bien, Kant construye su teoría del conocimiento en su libro “La crítica de la razón pura”,
para él la crítica significa poner a examen los métodos de la razón, sus límites y hasta dónde
puede llegar el conocimiento.

Kant se halló entre dos ideologías (empirismo que propone un escepticismo radical y
racionalismo que propone al método como dogma), y por tanto busca superar ambas
proponiendo que tanto la razón como la experiencia deben de fusionarse para poder llegar a
conocer la realidad.

Introduce entonces un concepto a lo largo de toda la crítica de la razón pura, lo trascendental,


para él la filosofía trascendental no se relaciona con la acepción de lo “importante”, sino más
bien a una filosofía que se centra en el sujeto y los modos en que los sujetos conocen las
formas.

Dice Kant: “Estos predicados presuntamente transcendentales de las cosas no son nada más
que requisitos y criterios lógicos de todo conocimiento de las cosas en general y ponen por
fundamento de él las categorías de la cantidad, a saber, las de unidad, pluralidad y
totalidad” (Kant, 1781). O, en otras palabras, nos dice que existen condiciones de posibilidad
para llegar al conocimiento.

Algunas de estas condiciones están en el sujeto, y se expresan, según Kant en juicios


analíticos y juicios sintéticos.

Los Juicios analíticos, dice Kant, son aquellos en los que la conexión del predicado con el
sujeto es pensada por identidad; pero aquellos en los que esta conexión es pensada sin
identidad, deben llamarse juicios sintéticos. (Kant, 1781)

Dicho de otra manera, los juicios analíticos son los atributos que se enuncian en el predicado
y que están contenidos en el sujeto, por ejemplo: un libro tiene páginas, lo que significa que
tener páginas significa ser un libro.

Y este tipo de juicios, les llama Kant a priori (independientes de la experiencia), es decir que
no me tengo que remitir al libro para verificar que en efecto es tiene páginas, sino que solo
debo acudir a mi juicio para saberlo. Entonces, al ser estos juicos independientes de la
experiencia tienen universalidad y necesidad, pero hay aquí un problema y es que estos no
nos aportan un conocimiento, sino que ya están porque ya está lo dicho contenido en el sujeto,
en este caso, nuestro libro. Serían meramente juicios de explicación.

Pero qué pasa con los juicios sintéticos; pues esto sí aportan conocimiento al sujeto pues sus
atributos no están contenidos en el predicado. Un ejemplo puede ser: Mi mamá es muy
intolerante.

Es claro decir que el concepto de mamá no está asociado con el concepto de intolerante
directamente, por lo tanto, estoy conociendo algo nuevo que no sabía al conocer solo al
sujeto, en este caso mi mamá. A diferencia de los juicios a priori, estos juicios serían
extensivos, osea, añaden algo nuevo, conocimiento. Son a posteriori.

Pero estos dos tipos de juicios no ayudan a fundamentar una ciencia del conocimiento.
Entonces Kant propone en la fusión de ambos dando lugar a los juicios sintéticos a priori,
diciendo: los juicios sintéticos a priori, si referimos a un posible conocimiento de
experiencia, en general, las condiciones formales de' la intuición a prion, la síntesis de la
imaginación, y la unidad necesaria de ella en una a percepción transcendental, y decimos:
las condiciones de la posibilidad de la experiencia en general son, a la vez, condiciones de.
la posibilidad de los objetos de la experiencia, y por eso tienen validez objetiva en un juicio
sintético a priori. (Kant, 1781).
Un ejemplo de esto para Kant es lo siguiente: “Todo lo que ocurre tiene una causa”. Este
enunciado posee juicio sintético porque “tener una causa” no está incluido en el sujeto “todo
lo que ocurre” y aporta conocimiento, pero es al mismo tiempo a priori pues es universal y
necesario. Entonces, para Kant los juicios sintéticos a priori serán el resultado de la fusión de
la razón y la experiencia. Una fusión entre categorías del pensamiento e intuiciones sensibles.

IDEALISMO ALEMÁN
Pues hemos llegado a este punto que da partida al último de los filósofos que abordaremos
en este ensayo, me refiero a Friedrich Hegel y su corriente filosófica, el idealismo alemán.
Hay que tener en cuenta que Hegel es un autor de gran dificultad, pues es uno de los filósofos
más complicados de entender, dado que los conceptos que usa y sus definiciones están
dotados de mucha complejidad, pero intentaré esbozarlo de la mejor manera.
Partamos enunciando que el idealismo como Hegel mismo lo señala: consiste en negarle a
lo finito su carácter entitativo, su carácter de verdadero ser, y comprenderlo como ideal
(Ardila, 2016).
Por lo tanto, Hegel propone la siguiente frase: “Todo lo real es racional, todo lo racional es
real”. Osea que lo que dice es que lo real es el desarrollo de la idea y la idea es el desarrollo
de lo real.
Hegel dice que el desarrollo intelectual es la elaboración lógicamente necesaria del espíritu.
No hay que olvidar que Hegel era profundamente religioso y su pensamiento no estaba
desligado de ello, por lo que el idealismo absoluto, dice, es aquel que consiste en que lo que
es real es la idea absoluta y esto no es sino el espíritu. Entonces, solo el espíritu que se conoce
a sí mismo es aquello que es real. Y menciona que el espíritu finito, el humano, es parte de
un espíritu más grande, al espíritu divino, en otras palabras, que lo absoluto está en nosotros.
Para Hegel, la realidad está en constante proceso de cambio que se da según un proceso
dialéctico.
Lo absoluto para Hegel, consta de tres elementos principales: El espíritu subjetivo (la lógica,
osea las ideas en sí mismos); el espíritu objetivo (la filosofía de la naturaleza) y la filosofía
del espíritu (las ideas en sí para sí). Y aquí, hace una división en ramas del saber, el propone
que a cada uno de estos elementos corresponden disciplinas del saber a decir: La psicología,
la antropología y la fenomenología (Espíritu subjetivo); moral, derecho y estado (espíritu
objetivo); arte, religión y filosofía (las ideas en sí para sí). (Hegel, 2003).
Para concluir (por decir algo) con Hegel, podemos decir que, para llegar al conocimiento
absoluto, la vía es conocer a Dios, pues lo absoluto es el todo y el todo está relacionado con
Dios.

CONCLUSIONES
Estas grandes corrientes del pensamiento filosófico nos dan un panorama amplio de las
formas en las que la humanidad ha intentado, a veces con éxito y otras no, acercarse al
conocimiento. Los aportes que realizan los autores dan cuenta de la complejidad y los límites
que el saber humano y también nos dejan una reflexión importante, que es no dejar de
explorar nuestras maneras de saber, no dejar de cuestionar qué es lo que estamos
constantemente aprendiendo y dudar de ello para poder formar criterios propios que sea útiles
para la vida cotidiana.

Bibliografía

Ardila, J. A. (2016). ¿En qué consiste para Hegel el Idealismo? Universitas Philosophica,
1(2), 33-45.
Descartes, R. (1637). Discurso del método. España: Colección Austral - Espasa Calpe.
Descartes, R. (1641). Meditaciones Metafísicas. España: Espasa Calpe.
Hegel, G. W. (2003). Fenomenología del espíritu. (W. Roces, Trad.) México: Fondo de
cultura económica.
Hume, D. (1739). Tratado de la naturaleza humana. (V. Viqueira, Trad.) España: Ediciones
en la red.
Kant, I. (1781). Crítica de la razón pura. (M. Caimi, Trad.) Buenos Aires, Argentina:
Colihue.
Locke, J. (1999). Ensayo sobre el entendimiento humano. (E. O´Gorman, Trad.) México:
Fondo de Cultura Económica.

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