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Resumen
Texto
Las conductas que pertenecen al ámbito del derecho disciplinario, en general, son aquellas que
comportan quebrantamiento del deber funcional por parte del servidor público. En cuanto al
contenido del deber funcional, la jurisprudencia ha señalado que se encuentra integrado por (i)
el cumplimiento estricto de las funciones propias del cargo, (ii) la obligación de actuar acorde a
la Constitución y a la ley; (iii) garantizando una adecuada representación del Estado en el
cumplimiento de los deberes funcionales. Se infringe el deber funcional si se incurre en
comportamiento capaz de afectar la función pública en cualquiera de esas dimensiones. El
incumplimiento al deber funcional es lo que configura la ilicitud sustancial que circunscribe la
libertad configurativa del legislador, al momento de definir las faltas disciplinarias
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN SEGUNDA
SUBSECCIÓN “B”
1. ANTECEDENTES
Para una mejor compresión del caso, la Sala se permite realizar un resumen de la situación
fáctica de la parte demandante, así:
El señor Luis Henry Vela Jordán se encuentra vinculado en el nivel ejecutivo de la Policía
Nacional en el grado de Patrullero desde el 28 de agosto de 2008.
Como concepto de violación la apoderada del actor señaló que los actos acusados estuvieron
viciados por el cargo que se pasan a exponer:
Quebrantamiento del debido proceso. Señaló que no fueron tenidos en cuenta los
argumentos que propuso en el proceso disciplinario, específicamente, al momento en que rindió
los descargos y explicó las razones por las cuales cometió la conducta que le fue endilgada.
Aunado a ello, el operador disciplinario no efectuó una debida valoración de las pruebas,
porque existió una falta de imparcialidad de la búsqueda de la prueba.
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Falsa motivación. Afirmó que los motivos expuestos en los fallos disciplinarios no
corresponden a la realidad, concretamente, porque las pruebas con las que se le atribuyó la
responsabilidad al disciplinado fueron valoradas de manera inadecuada.
2. Contestación de la demanda
Precisó que al realizar una verificación al proceso disciplinario adelantado en contra del señor
Luis Henry Vela Roldán se puede evidenciar que el operador disciplinario actúo conforme a los
principios del ordenamiento jurídico, dio estricto cumplimiento a los requisitos establecidos en la
Ley 734 de 2002 para proferir la decisión y respetó los derechos y garantías de los sujetos
procesales, como quiera que, estableció las razones y motivos por los cuales fue sancionado el
demandante, toda vez que existe prueba en donde se demostró su responsabilidad y por ende
le fue impuesto un correctivo disciplinario de suspensión e inhabilidad por el término de 6
meses.
3. La sentencia apelada7.
Señaló que no es suficiente cuestionar sin que se profundice en las razones fácticas o jurídicas
para aducir que no fueron tenidos en cuenta los argumentos propuestos en los descargos
presentados por el demandante dentro del proceso disciplinario, puesto que de la lectura del
fallo disciplinario de primera instancia se evidencia que fueron considerados y resueltos los
argumentos que aquél propuso tanto en los descargos como en los alegatos.
Frente a la presunta falta de acreditación de las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que
ocurrieron los hechos y que condujeron a la configuración de la conducta disciplinaria, anotó
que, en el curso del proceso disciplinario fueron varias las pruebas recaudadas que
comprometían su responsabilidad por culpa grave en la pérdida de un bote que se encontraba
bajo custodia de la Policía Nacional en momentos en que el demandante se encontraba en
turno de vigilancia.
En efecto, se logró demostrar fehacientemente dentro del proceso disciplinario que el bote que
se encontraba bajo custodia de la Policía Nacional fue puesto bajo responsabilidad del
demandante en el turno de vigilancia, motivo por el cual le figuraba a aquél entre sus deberes,
en calidad de Comandante de Guardia, el velar por el cuidado y preservación de los elementos
asignados bajo su responsabilidad, con lo cual es dable concluir que desatendió el reglamento
y, por lo mismo, susceptible de ser enjuiciado disciplinariamente.
4. El recurso de apelación8.
El apoderado de la parte demandante interpuso recurso de apelación, por los argumentos que
se exponen continuación:
Expresó estar inconforme con la sentencia proferida por el a-quo, en la medida en que le fue
vulnerado el debido proceso al no demostrarse dentro del proceso disciplinario que el señor
Luis Henry Vela Jordán hubiese cometido la falta que le fue imputada y, además, porque el bote
desaparecido no pertenecía a la Policía Nacional y por lo tanto no era posible imputarle la falta
enlistada en el literal d) numeral 21 del artículo 34 de la Ley 1015 de 2006, específicamente, en
razón a que esta normativa no dispuso ningún tipo disciplinario sobre bienes particulares.
1. CONSIDERACIONES
Si al señor Luis Henry Vela Jordán le fue quebrantado el debido proceso, por cuanto estuvieron
fundados con pruebas que no comprometen la responsabilidad en la conducta que le fue
endilgada y, además, si el operador disciplinario quebrantó el principio de tipicidad, en la
medida en que, aparentemente, no se le podía imputar alguna falta sobre un bien que no le
pertenecía a la Policía Nacional.
Dado que el apoderado del demandante manifestó que le fue vulnerado el debido proceso por
cuanto no se acreditó la existencia de la falta que le fue endilgada, la Sala, considera necesario
para resolver este cargo, abordar los siguientes temas: i) la prueba como garantía del debido
proceso en el proceso disciplinario; y, ii) el análisis del cargo.
“(…) (i) El derecho a la jurisdicción, que a su vez conlleva los derechos al libre e igualitario
acceso a los jueces y autoridades administrativas, a obtener decisiones motivadas, a impugnar
las decisiones ante autoridades de jerarquía superior, y al cumplimiento de lo decidido en el
fallo;
(ii) el derecho al juez natural, identificado como el funcionario con capacidad o aptitud legal para
ejercer jurisdicción en determinado proceso o actuación, de acuerdo con la naturaleza de los
hechos, la calidad de las personas y la división del trabajo establecida por la Constitución y la
ley;
(iii) El derecho a la defensa, entendido como el empleo de todos los medios legítimos y
adecuados para ser oído y obtener una decisión favorable. De este derecho hacen parte, el
derecho al tiempo y a los medios adecuados para la preparación de la defensa; los derechos a
la asistencia de un abogado cuando sea necesario, a la igualdad ante la ley procesal, a la
buena fe y a la lealtad de todas las demás personas que intervienen en el proceso;
(iv) el derecho a un proceso público, desarrollado dentro de un tiempo razonable, lo cual exige
que el proceso o la actuación no se vea sometido a dilaciones injustificadas o inexplicables;
(v) el derecho a la independencia del juez, que solo es efectivo cuando los servidores públicos a
los cuales confía la Constitución la tarea de administrar justicia ejercen funciones separadas de
aquellas atribuidas al ejecutivo y al legislativo y
(…)”.
Es por lo anterior que, la actividad de producción y valoración de las pruebas en las actuaciones
administrativas o jurisdiccionales, se encuentran sujetas a reglas normativas que deben ser
acatadas como garantía del derecho de defensa y del debido proceso, de manera que tienen
que ser apreciadas en conjunto, de acuerdo con las reglas de la sana crítica porque, como ha de
recordarse, las pruebas conducen, a través de la objetividad y de la abstracción, al
establecimiento de aquellas realidades que han de conducir al operador disciplinario a decidir
3.3. Siendo el proceso un conjunto sucesivo y coordinado de actuaciones en virtud del cual se
pretende, hacer efectivo el derecho objetivo, restablecer los bienes jurídicos que han sido
lesionados o puestos en peligro y garantizar los derechos fundamentales de las personas,
resulta razonable que el legislador haya determinado unas oportunidades dentro del proceso en
donde las partes puedan presentar y solicitar pruebas, y el juez, pronunciarse sobre su
admisibilidad y procedencia, e incluso para ordenarlas oficiosamente y, además, valorarlas
(…)11”.
Es así como la actividad probatoria en sus distintas etapas, desde la obtención hasta la
valoración de la prueba que servirá de fundamento a la imposición de una sanción disciplinaria,
no debe ser ajena a lo establecido al artículo 29 de la Constitución Política, ni mucho menos a lo
dispuesto en los artículos 128 y siguientes de la Ley 734 de 200212.
Es importante recordar que la autoridad disciplinaria cuenta con una potestad de valoración
probatoria amplia, que lo habilita para determinar, cuándo obran en un determinado proceso
disciplinario suficientes pruebas, la ocurrencia –o no ocurrencia- de determinados hechos. Al
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Por último el artículo 142 de la Ley 734 de 2002 expresó que no se podrá proferir fallo
sancionatorio sin que obre en el proceso alguna prueba que conduzca a la certeza sobre la
existencia de la falta y de la responsabilidad del investigado.
En virtud de lo anterior es dable concluir que cuando no se realiza un juicio valoratorio integral
de la prueba, se incurre en una irregularidad en la actividad probatoria, la cual atenta no solo el
derecho de defensa, sino también el debido proceso, ya que se infringen principios, garantías,
derechos y deberes, previstos en la ordenamiento constitucional y legal, que rigen los actos
probatorios y las pruebas en sus etapas de solicitud, decreto, práctica, valoración e impugnación
de las mismas.
Para efectos de solucionar el planteamiento formulado por el apoderado del recurrente, la Sala
relacionará los motivos por medio de los cuales le fue iniciada la investigación disciplinaria al
señor Luis Henry Vela Jordán, posteriormente, enunciará no las pruebas que fueron tenidas en
cuenta por los operadores disciplinarios al momento de expedir los actos acusados y, luego,
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(…)”.
El 28 de febrero de 2012 fue allegado, por parte del Subintendente Roger Calderón Castillo, la
copia del libro de anotaciones en el cual se evidencia que el 18 de octubre de 2011 de lo
siguiente16:
“(…) Dejo constancia que el servicio del muelle victoria regio “Delfín” el PT. ARTURO
BAUTISTA reporta que pasando revista a los elementos que se encuentran en consigna,
relacionados en la minuta de servicio del puesto, encuentra la novedad que hace falta 01 bote
de aluminio de aproximadamente 6 metros de largo, el cual se encontraba en custodia,
incautado a la gobernación por el grupo de la reacción (…)”.
“(…) PREGUNTADO. Indique al despacho para el 17 de octubre del 2011 que actos del servicio
cumplía y cuál era su función. CONTESTO. Yo me encontraba asignado a un grupo llamado la
REACCIÓN en al cual cubrimos toda la jurisdicción de la estación de policía Leticia, cuando la
central me dio un comunicado que en la comunidad de la playa había un inconveniente con un
bote de aluminio, me dirigí con un personal a cargo creo que eran 4 unidades y al llegar a la
comunidad de la playa nos entrevistamos con la señora CURACA GLORIA YANETH
AHUANARY quien nos manifestó que se había encontrado a orillas del lago la playa un bote
escondido dentro de la maleza, ella lo noto sospechoso y con varios habitantes de la comunidad
lo cogieron y lo llevaron a otro lugar donde pudimos constatar que estaba el bote y procedimos a
informar a la central que efectivamente había un bote y que lo íbamos a llevar al muelle mientras
aparecía el dueño. Antes de entregarnos el bote la señora CURACA (autoridad indígena) nos
había manifestado que habían llegado personas extranjeras y por el acento parecían Brasileras
y de manera amenazante le pidieron el bote y la amenazaron diciéndole que ella no sabía con
quien se estaban metiendo y con esta información lo sacamos rápidamente de la comunidad. El
bote tenía en uno de sus costados de manera borrosa "GOBERNACIÓN AMAZONAS" eso era
lo que se podía detallar porque estaba lijado. El bote fue trasladado al muelle de Leticia
mientras yo hacia la averiguación en la alcaldía y gobernación si el bote era de ellos para yo
ponerlo a disposición de ellos y en la alcaldía me dijeron que ellos no manejaban esa
información que esa información la manejaba la gobernación, me dirigí a la gobernación y allá
me dijeron que me entrevistar con WILLIAM, almacenista de la gobernación pero el almacén
estaba ubicado en otro lugar del casco urbano de Leticia, me entreviste con él, me pidió los
datos del bote y empezó a buscar en su archivo y no encontró registro del bote en sus archivos y
de igual manera le dije que yo le ayudaba a buscar con más calma y no encontré datos de ese
bote en el archivo de la gobernación. Y al no tener datos no pude dejarlo a disposición y por eso
lo dejé a disposición del comandante de estación señor ST. ZAPATA JIMÉNEZ JAMES,
mediante oficio y anotación quedando bajo custodia del comandante de guardia del servicio del
muelle de la policía amarrado en al plataforma junto a los botes de la policía. Después de dejar
el bote a disposición varias personas me abordaron que eran dueños del bote y yo les decía que
trajeran la documentación y al verificar se le entregaría el bote pero como no traían la
documentación no volvían. (…)”.
“(…) PREGUNTADO: sírvase manifestar a este despacho que funciones cumplía para los días
17 y 18 de octubre de 2011 CONTESTADO: para el 17 de octubre yo me encontraba como
comandante del muelle fluvial recibí tercer turno anteriormente se llamaba puesto DELFÍN,
estaba realizando tercer (3) turno que comienza de 14:00 a las 22:00 horas, siendo las 22:00
horas cuando se realizaba el respectivo relevo del día 17 de octubre de 2011 se le hace entrega
de los elementos en consigna del puesto muelle fluvial al patrullero VELA JORDÁN ya que el
realizaba primer (1) turno que es desde 22:00 hasta las 07:00 horas realizando el respectivo
relevo el 18 de octubre a las 07:00 horas me doy cuenta de que el bote que estaba en consigna
no se encontraba en su lugar, el lugar era que estaba amarrado a los botes de la policía las
características del bote son las siguientes un bote de aluminio de aproximadamente 6 mts sin
carpa en regular estado de igual manera me entrevisto con el patrullero VELA JORDÁN y le
digo que donde se encontraba el bote el cual me manifestó que no sabía dónde estaba y
desconocía donde estaba, lo cual informo al comandante de la jurisdicción de la novedad
ocurrida y me dispongo hacer el respectivo informe de novedad, teniendo en cuenta que el
patrullero VELA JORDÁN LUIS me manifestó que no le había entregado el bote en consiga
siendo las 22:00 horas del 17 verificando la anotación del libro de minuta de servicio del puesto
FLUVIAL DELFÍN el patrullero escribe en la minuta de servicio del muelle y después hace otra
anotación que pasa revista no me acuerdo muy bien si eran las 22:15 horas que le pasa revista
a los botes de la policía y el de consigna encontrando como novedad que el bote no estaba de
igual manera yo PATRULLERO ARTURO BAUTISTA verificó si la información plasmada de la
minuta de servicio del muelle fluvial es cierta ya que en el relevo del día 17 de octubre siendo
las 17:00 horas se le había entregado los botes de la policía y el bote que estaba en consigna
por lo tanto en el momento le pedí la colaboración ala de cámara de la central de
comunicaciones viendo que siendo las 22:15 horas el bote seguía en el lugar y me manifestó
que siendo las 22:30 el bote estaba en el lugar y me dijo que iba a seguir viendo el video para
ver que paso después de un momento el compañero que maneja las cámaras de
comunicaciones me llama y me informa que siendo las 00:05 minutos se encuentran 2
personajes sumergidos con 2 linternas y que siendo las 00:18 minutos se observa a los 2
personajes arrastrando el bote de aluminio que estaba en consigan, es de anotar que el rio
estaba crecido, con respecto a esto hago el oficio de la novedad ocurrida en el puesto del
muelle fluvial PREGUNTADO: manifieste al despacho desde cuando estaba el bote de aluminio
de aproximadamente 6 mts de numero de serie 2198 de sigla SED en custodia por pate de los
comandantes de guardia del muelle fluvial CONTESTO: el bote estaba en consigna desde el 12
o 10 de octubre de 2011 mas o menos en esa fecha lo dejaron en consigna PREGUNTADO:
manifieste al despacho los motivos que lo impulsaron a acudir a la central de comunicaciones a
recibir algún tipo de explicaciones de lo sucedido CONTESTADO: yo module a la central para
la verificación si el patrullero VELA JORDÁN LUIS había avisado si durante el turno de la
novedad del bote o si le informo algún comandante lo que había pasado pero no informo nada
de igual manera para confirmar con las cámaras del muelle fluvial la novedad del bote, (En esta
etapa de la diligencia interviene el doctor BOHÓRQUEZ OLIVERO EUVER Identificado con
cedula de ciudadanía No. 11.313.322 apoderado de confianza del investigado señor Patrullero
VELA JORDÁN LUIS HENRY, para que ejerza su derecho a la defensa y contradicción en la
presente diligencia, preguntando al señor patrullero ARTURO BAUTISTA SAAVEDRA lo que a
continuación se plasma) PREGUNTADO: patrullero BAUTISTA sírvase decir cuánto o que
tiempo llevaba prestando turno en el muelle fluvial para la fecha de los hechos. CONTESTADO:
yo llevaba como unos 15 días PREGUNTADO: sírvase decirme en esta diligencia para la época
de los hechos en debate usted le entrego el servicio al patrullero VELA JORDÁN LUIS
CONTESTADO: efectivamente el día 17 de octubre yo me encontraba haciendo 3 turno en el
muelle y siendo las 22:00 horas se hace el respectivo relevo y a esa hora me recibió mi
patrullero VELA JORDÁN (…)”.
El 18 de julio de 2012 el señor Samir de Jesús Castro Algarín «quien era el encargado de
atender la línea 123» expresó en la declaración que rindió, lo siguiente18:
Con fundamento en las anteriores pruebas recaudadas, el 8 de junio de 2012 el Jefe Oficina de
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Pues bien, al relacionar cada uno de los elementos probatorios que tuvo en cuenta el operador
disciplinario para sancionar al señor Julián Esteban Porras Rojas, pasa la Sala a resolver cada
uno de los cuestionamientos que éste presentó en contra de la sentencia proferida por el a –
quo, en el recurso de apelación.
Sin embargo, al valorar el material probatorio que fue recaudado dentro del proceso disciplinario
es dable concluir que son suficientes para efectos de endilgar responsabilidad, pues, de un
lado, existe una falta en la cual se tipifica hecho de permitir que se pierdan bienes que fueron
puestos bajo su responsabilidad; y de otro, un conducta realizada por parte del disciplinado que
encaja dentro de dicha falta.
En efecto, dado que es evidente que existió una incautación de un bote de aluminio por parte
del Grupo de Reacción de la Policía Nacional de Leticia el cual fue puesto a disposición del
Comandante de éste y, además, que el Patrullero Arturo Bautista Saavedra no fue lo
debidamente diligente cuando prestó su turno de servicio, por cuanto al revisar las cámaras de
seguridad se logró establecer que durante este tiempo había ingresado un personal ajeno a la
institución y fue llevado por un matorral con dirección a Brasil, en tal sentido, no fue garantizada
la seguridad de los bienes que se encontraban en las instalaciones.
Además, el señor Luis Henry Vela Jordán no solo era conocedor de los elementos que estaban
a su cargo, ya que de acuerdo con la minuta en donde se realizan todas y cada una de las
anotaciones relacionadas con las novedades presentadas durante el servicio se dejó plasmado
que había sido incautado un bote por parte del Patrullero Remingio Alfonso de la Hoz Rojas;
sino también, que no tuvo conocimiento a qué horas habían sustraído dicho elemento, pues de
lo contrario, había informado la anomalía de manera oportuna.
Nótese que las declaraciones que obran en el plenario, el acta de incautación, así como el libro
de minuta, entre otros, son concluyentes y de determinantes en señalar que el 17 de octubre de
2011 fue incautado un bote que aparentemente era de propiedad de la Gobernación del
Amazonas, el cual fue puesto a disposición del Comandante de la Estación de Policía de Leticia
mientras realizaban las correspondientes pesquisas, por lo mismo, era deber del comandante de
guardia del muelle fluvial velar por su integridad; no obstante, pese a que fue advertido el
disciplinado de los bienes que estaban puestos bajo su responsabilidad, lo cierto es que
permitió que se hubiese perdido.
Se insiste, las pruebas que obran en el proceso disciplinario arrojaron datos significativos que
demuestran las condiciones en que sucedieron los hechos materia de investigación, pues todos
ellos fueron concluyentes en señalar al señor Luis Henry Vela Jordán como el presunto infractor
de la ley disciplinaria, quien fue descuidado no solo con los bienes que fueron puestos bajo su
cuidado, sino que además, no informó oportunamente ni solicitó el apoyo correspondiente para
efectos de recuperar el bien.
Bajo ese contexto, no es procedente señalar que no existió el suficiente material probatorio, por
cuanto además de que existen suficientes pruebas que comprometen la responsabilidad del
disciplinado frente al cargo que le fue endilgado; el legislador dotó al operador disciplinario de
una facultad de valoración y apreciación probatoria «libre convicción» que incluye el poder para
determinar cuándo se ha logrado recaudar un nivel de pruebas suficiente como para concluir
con certeza y convicción que se pudo haber cometido una falta.
Es por ello que, en el ámbito de los procesos disciplinarios no existe una tarifa probatoria legal,
pues el artículo 131 de la Ley 734 de 2002 dispuso que la falta y la responsabilidad del
investigado podrán demostrarse con cualquiera de los medios de prueba legalmente
reconocidos21; en tal sentido no es aceptable exigir que fueran allegadas más pruebas al
proceso disciplinario, en razón a que el operador disciplinario contó con otros elementos
probatorios que, se insiste, comprometen la responsabilidad de éste.
De esta manera, sin entrar más en el debate que sobre la responsabilidad disciplinaria se surtió
en sede administrativa, es evidente que la entidad demandada no desconoció el debido
proceso, pues en las providencias sancionatorias explicaron las razones por las cuáles el actor
debía ser sancionado y se dejó consignada la valoración probatoria que para el efecto llevó a
cabo.
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Vale la pena decir que la autoridad disciplinaria cuando realiza la valoración de la prueba bajo
las reglas de la sana crítica, en procura de establecer tanto la existencia de la falta, como la
responsabilidad de implicado y su grado de culpabilidad, por motivos ya plasmados, goza de un
margen de valoración probatoria fundada en la lógica y en la experiencia para establecer más
allá de toda duda razonable, la existencia del hecho y la culpabilidad del implicado, que se
traduce en el logro de la certeza exigida en el artículo 142 del C.D.U.22, y esa tarea la realizó en
debida forma la entidad demandada.
Como quiera que el demandante manifestó que el Jefe de Control Disciplinario Interno del
Departamento de Policía de Amazonas no le podía endilgar la falta descrita en el literal d)
numeral 21 del artículo 34 de la Ley 1015 de 2006, la Sala esbozará brevemente, un marco
referencial referido al principio de tipicidad, para luego confrontarlo con los supuestos fácticos
concretos.
1. El principio de tipicidad.
Este principio, como un componente vital del debido proceso consagrado en el artículo 29
Superior23, es desarrollo del principio fundamental de legalidad ‘nullum crimen, nulla poena
sine lege’, que se traduce en (a) la existencia de una ley previa que determine la conducta
objeto de sanción, y (b) la precisión que se emplee en la norma para determinar la conducta o
hecho objeto de reproche y la sanción que ha de imponerse.
Principio aplicable en las diversas áreas en las que el Estado ejerce su poder punitivo, entre
ellas la disciplinaria24. Sin embargo, en múltiples oportunidades, nuestro Tribunal
Constitucional ha precisado que si bien el principio de tipicidad forma parte de las garantías
estructurales del debido proceso en los procedimientos disciplinarios, no es menos cierto que
“no es exigible el mismo grado de rigurosidad que se exige en materia penal, en atención a la
naturaleza de las conductas reprimidas, los bienes jurídicos involucrados, la teleología de las
facultades sancionatorias, los sujetos disciplinables y los efectos jurídicos que se producen
frente a la comunidad, hacen que la tipicidad en materia disciplinaria admita -en principio- cierta
flexibilidad”25.
Así las cosas, quien adelanta la investigación disciplinaria dispone de un campo amplio para
establecer si la conducta investigada se subsume o no en los supuestos de hecho de los tipos
legales correspondientes, sin que ello sea una patente para legitimar posiciones arbitrarias o
caprichosas en ese proceso.
Como quiera que la inconformidad del demandante se encuentra dirigida a cuestionar el hecho
de que no puede ser sujeto disciplinable por cuanto no existe una obligación de proteger
aquellos bienes que son de los particulares, la Sala, relacionará las funciones que tenía a su
cargo y las comparará con las presuntas disposiciones de orden legal y reglamentario, para
efectos de establecer si existió atipicidad en la conducta.
Registrar en los libros las entradas y salidas del personal al servicio y de vehículos
Garantizar la seguridad del personal, de las oficinas y de los bienes que se encuentran en las
instalaciones.
(…)
(…)
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Las demás que le sean asignadas de acuerdo con la ley, los reglamentos o la naturaleza del
cargo.
(…)”.
Por su parte el operador disciplinario consideró que con la conducta del demandante, se
quebrantó la siguiente falta:
“(…) artículo 34, numeral 21 item d) como gravísima, el cual reza “respecto de los bienes y
equipos de la Policía Nacional o de otros puestos bajo su responsabilidad, violar la ley,
reglamentos, o instrucciones superiores mediante las siguientes conductas d) extraviarlos,
permitir que se pierdan, dañarlos, cambiarlos o desguazarlos (…)”. (Lo subrayado y resaltado
en negrilla es del operador disciplinario).
Visto lo anterior se debe señalar que el artículo 4 de la Ley 734 de 2002, dispuso que «el
servidor público y el particular en los casos previstos en este código solo serán investigados y
sancionados disciplinariamente por comportamientos que estén descritos como falta en la ley
vigente al momento de su realización», siendo esta la consagración legal que impone la
realización de un proceso de subsunción típica en cada proceso disciplinario, que implica que el
operador determine expresamente en cada caso si el comportamiento investigado, según como
haya sido demostrado, se adecua efectivamente a la descripción típica establecida en la Ley
que se va a aplicar.
En efecto, el señor Luis Henry Vela Jordán estaba en la obligación de velar por el cuidado y
preservación del elemento que le habían dejado bajo su responsabilidad en el correspondiente
turno que realizó entre el 17 y 18 de octubre de 2011, máxime cuando era conocedor de los
reglamentos institucionales, tal es el caso del Manual Logístico de la Policía Nacional; sin
embargo, tal y como se expuso en el anterior acápite, el disciplinado permitió que se perdiera
por descuido un bien que había sido incautado, con lo cual se afectó el deber funcional sin
justificación alguna, pues no demostró dentro del transcurso del proceso disciplinario que
existiera alguna causal de exclusión de responsabilidad.
Al respecto, es importante precisar que este deber es inherente a la prestación de los servicios,
al cumplimiento de las funciones y a la consecución de los fines del Estado, con los criterios que
impone su condición de Estado social y democrático de derecho, que está al servicio de la
comunidad y propende por el cumplimiento de los demás fines previstos en el Preámbulo y en el
artículo 2º de la Constitución. En otras palabras, el Debito Funcional está relacionado con la
actuación del Estado a través de sus agentes, para hacer efectivos los principios de equidad,
igualdad, legalidad y calidad, que son los criterios.
Se ha dicho por esta Sala30 que las conductas que pertenecen al ámbito del derecho
disciplinario, en general, son aquellas que comportan quebrantamiento del deber funcional por
parte del servidor público. En cuanto al contenido del deber funcional, la jurisprudencia31 ha
señalado que se encuentra integrado por (i) el cumplimiento estricto de las funciones propias del
cargo, (ii) la obligación de actuar acorde a la Constitución y a la ley; (iii) garantizando una
adecuada representación del Estado en el cumplimiento de los deberes funcionales. Se infringe
el deber funcional si se incurre en comportamiento capaz de afectar la función pública en
cualquiera de esas dimensiones. El incumplimiento al deber funcional es lo que configura la
ilicitud sustancial que circunscribe la libertad configurativa del legislador, al momento de definir
las faltas disciplinarias32.
Las normas disciplinarias poseen como finalidad encauzar la conducta de quienes cumplen
funciones públicas mediante la imposición de deberes para cumplir los fines estatales, por ende,
el objeto de protección del derecho disciplinario es el deber funcional de quien tiene a su cargo
una función pública. Este soporte de responsabilidad se articula con las relaciones especiales
de sujeción surgidas entre el Estado y el servidor público o el particular que cumpla funciones
públicas, las cuales están orientadas a la consecución o materialización de los fines estatales.
En ese orden de ideas, como dentro del Manual Logístico de la Policía Nacional está la
responsabilidad de velar por los bienes que habían sido incautados, como ocurre en el sub-lite,
se puede concluir que por su descuido o negligencia era susceptible de ser sancionado, como
quiera que el derecho disciplinario valora la inobservancia del ordenamiento superior y legal
vigente así como la omisión o extralimitación en el ejercicio de funciones, concretamente,
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porque la ley disciplinaria se orienta a asegurar el cumplimiento de los deberes funcionales que
le asisten al servidor público o al particular que cumple funciones públicas, cuando sus faltas
interfieran con las funciones estipuladas.
Lo anterior, permite considerar que el operador disciplinario sí tenía los elementos de juicio
suficientes para endilgar responsabilidad al demandante, ya que las pruebas fueron valoradas
en el marco de las reglas de la sana crítica y que la interpretación que de ellas hizo el juzgador
disciplinario, llevaron a la conclusión de que la falta disciplinaria sí se cometió y que fue
responsable de ella.
III. FALLA
3 Ley 1437 de 2011, “(…) Artículo 138. Nulidad y restablecimiento del derecho. Toda persona
que se crea lesionada en un derecho subjetivo amparado en una norma jurídica podrá pedir que
se declare la nulidad del acto administrativo particular, expreso o presunto, y se le restablezca el
derecho; también podrá solicitar que se le repare el daño. La nulidad procederá por las mismas
causales establecidas en el inciso segundo del artículo anterior. (…)”
9 “(…) ARTICULO 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas.
Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez
o tribunal competente y con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio.
En materia penal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se aplicará de
preferencia a la restrictiva o desfavorable.
Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso.
(…)”.
12 “(…) Artículo 128. Necesidad y carga de la prueba. Toda decisión interlocutoria y el fallo
disciplinario deben fundarse en pruebas legalmente producidas y aportadas al proceso por
petición de cualquier sujeto procesal o en forma oficiosa. La carga de la prueba corresponde al
Estado.
Artículo 130. Medios de prueba. Son medios de prueba la confesión, el testimonio, la peritación,
la inspección o visita especial, y los documentos, los cuales se practicarán conforme a las
normas del Código de Procedimiento Penal en cuanto sean compatibles con la naturaleza y
reglas del derecho disciplinario.
Los indicios se tendrán en cuenta al momento de apreciar las pruebas, siguen do los principios
de la sana crítica.
Los medios de prueba no previstos en esta ley se practicarán de acuerdo con las disposiciones
que los regulen, respetando siempre los derechos fundamentales.
Artículo 132. Petición y rechazo de pruebas. Los sujetos procesales pueden aportar y solicitar la
práctica de las pruebas que estimen conducentes y pertinentes. Serán rechazadas las
inconducentes, las impertinentes y las superfluas y no se atenderán las practicadas ilegalmente.
(…)
Artículo 140. Inexistencia de la prueba. La prueba recaudada sin el lleno de las formalidades
sustanciales o con desconocimiento de los derechos fundamentales del investigado, se tendrá
como inexistente.
Artículo 141. Apreciación integral de las pruebas. Las pruebas deberán apreciarse
conjuntamente, de acuerdo con las reglas de la sana crítica.
En toda decisión motivada deberá exponerse razonadamente el mérito de las pruebas en que
ésta se fundamenta.
Artículo 142. Prueba para sancionar. No se podrá proferir fallo sancionatorio sin que obre en el
proceso prueba que conduzca a la certeza sobre la existencia de la falta y de la responsabilidad
del investigado.
(…)”.
19 Visible a páginas 117 a 127 parte 1 del CD que obra a folio 136.
20 Visible a páginas 128 a 136 parte 3 del CD que obra a folio 136.
22 “(…) Artículo 142. Prueba para sancionar. No se podrá proferir fallo sancionatorio sin que
obre en el proceso prueba que conduzca a la certeza sobre la existencia de la falta y de la
responsabilidad del investigado.
(…)”.
23 En el inciso segundo del artículo 29 se dice que: “Nadie podrá ser juzgado sino conforme a
las leyes preexistentes al acto que se le imputa”
“El servidor público y el particular en los casos previstos en este código sólo serán investigados
y sancionados disciplinariamente por comportamientos que estén descritos como falta en la ley
vigente al momento de su realización”.
26 Sentencia C-030 de 2012, MP Dr. Luis Ernesto Vargas Silva. En igual sentido se pueden
consultar las sentencias C-124 de 2003, MP Dr. Jaime Araujo Rentería; C-393 de 2006, MP Dr.
Rodrigo Escobar Gil, C-507 de 2006, MP Dr. Álvaro Tafur Galvis. y C-762 de 2009, MP Dr. Juan
Carlos Henao Pérez, por mencionar unas de tantas.
29 Por medio de la cual el Director General de la Policía Nacional expidió el Manual Logístico
de la Policía Nacional.
31 Corte Constitucional, sentencias C- 712 de 2001 y C- 252 de 2003, M.P. Jaime Córdoba
Triviño; sentencia C- 431 de 2004, MP, Marco Gerardo Monroy Cabra.
32 Corte Constitucional, Sentencia C-819/06. Magistrado Ponente Dr. Jaime Córdoba Triviño.