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Enero, 2021
I. Introducción.
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irracional, arbitraria o sin justificación alguna. El objetivo del presente trabajo es
introducir el concepto de eficiencia como limite a la elección de opciones y así limitar
aún más la discrecionalidad estatal en los casos que no exista una solución técnica.
La elección libre del Estado entre varias opciones es llamada discrecional. “La
discrecionalidad conceptualmente es la potestad del Poder Ejecutivo de elegir entre
dos o más soluciones igualmente posibles dentro del ordenamiento jurídico.
Cualquiera de ellas es, entonces, jurídicamente plausible e igualmente razonable.” 1
Ahora bien, el tema es determinar esa discrecionalidad, delimitarla.
3
manera precisa la consecuencia jurídica asignable a un supuesto de hecho
determinado.”4
Este criterio generaba que, “Si el acto administrativo era emitido en ejercicio de una
facultad discrecional, se entendía que no era revisable en sede judicial porque la
Administración, en ese caso, actuaba siguiendo su libre arbitrio. Únicamente los actos
administrativos reglados eran susceptibles de impugnación ante los tribunales
judiciales.”6 Pero lo bueno es que “Este criterio fue paulatinamente abandonado en el
entendimiento de que los actos discrecionales no son una categoría completamente
excluida del control jurisdiccional.” 7 Por ello, “La doctrina tempranamente explicó que
los actos administrativos en ningún caso son íntegramente discrecionales ni
totalmente reglados, porque siempre confluyen en su formación aspectos en parte
4
CAMPOLIETI, Federico, El control judicial de la discrecionalidad administrativa, en el libro El Control de
la Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de Buenos Aires, pg. 108.
5
CAMPOLIETI, Federico, El control judicial de la discrecionalidad administrativa, en el libro El Control de
la Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de Buenos Aires, pg. 109.
6
CAMPOLIETI, Federico, El control judicial de la discrecionalidad administrativa, en el libro El Control de
la Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de Buenos Aires, pg. 113.
7
Ídem.
4
reglados y en parte discrecionales, es decir, aquéllos contienen aspectos de una y otra
facultad.”8
“La zona de discrecionalidad estatal está dentro del marco jurídico y, por tanto,
del control judicial con el límite de que el juez no puede sustituir al Poder
Ejecutivo cuando éste elige una de las soluciones normativamente posibles en
términos justificados y razonables, según su propio criterio de oportunidad y
mérito. Así, la decisión del Poder Ejecutivo es válida e irremplazable, salvo casos
de violación de los principios generales o de cualquier regla complementaria del
ordenamiento jurídico, en cuyo supuesto el juez debe declarar la nulidad de las
decisiones estatales.”9
El control puede realizarse, pero a su vez, dicho control debe obedecer a variadas
reglas que son bidireccionales “…Es decir, el Poder Ejecutivo debe explicitar las razones
de su decisión y su relación con el interés público comprometido. Por su parte, el juez
debe decir si ello cumple o no con los principios y reglas del ordenamiento … superado
el paso anterior, el juez debe declarar su validez, aunque no comparta el criterio de
oportunidad o mérito seguido por el Poder Ejecutivo.”10 11
Es importante dejar
explicitado que no existe un criterio de optimización en la decisión dentro del margen
o zona de discrecionalidad, por ello para el juez debe ser indiferente “…El mayor o
8
VICENTI, Rogelio W., El control judicial de la discrecionalidad administrativa. El caso de los elementos
reglados del acto, en el libro El Control de la Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de
Buenos Aires, pg. 320.
9
BALBIN F. Carlos, Manual de Derecho Administrativo, tercera edición actualizada, Thomson Reuters, La
Ley, Buenos Aires, 2015. Pg. 153.
10
BALBIN F. Carlos, Manual de Derecho Administrativo, tercera edición actualizada, Thomson Reuters,
La Ley, Buenos Aires, 2015. Pg. 153.
11
De igual forma Campolieti opina “Pero el hecho de que una norma permita optar por una
consecuencia jurídica entre varias posibles no releva a la Administración de decidir sobre la base de
fundamentos que justifiquen objetivamente la elección que realice y sean explicitados en la decisión.”
CAMPOLIETI, Federico, El control judicial de la discrecionalidad administrativa, en el libro El Control de la
Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de Buenos Aires, pg. 118.
5
menor acierto de la solución adoptada por la autoridad administrativa” 12 lo cual
concordante ya que “es un aspecto que se encuentra fuera del alcance del control
judicial.”13
La primera particularidad del caso chileno es que el actual sistema, es una respuesta al
trauma de que en la constitución de 1925, se establecieron los tribunales contenciosos
administrativos14, pero nunca se dicto dicha norma, llegándose incluso a plantear que
mientras no se dictara dicha ley ningún tribunal podía controlar a la administración.
Debido a ello, y especialmente a las modificaciones a la constitución de 1980 en 1989,
existen múltiples formas de demandar a la administración si un ciudadano siente que
se vulneraron sus derechos. El profesor Carlos Carmona Santander, llega a cuantificar
que, entre marzo de 1990 (inicio de la democracia) y diciembre de 2003, luego de
analizar 950 leyes, “existen 78 recursos o acciones susceptibles de impugnar un acto
administrativo”15 y eso sumado a los anteriores da un total de 120 recursos vigentes 16
independientes de su época de aprobación. No obstante, tal variedad de recursos, en
Chile se aplica o prefiere principalmente el recurso de protección o amparo, por su
rapidez y por ser des-formalizado, lo cual termina siendo muy ineficiente; así tan solo
12
CAMPOLIETI, Federico, El control judicial de la discrecionalidad administrativa, en el libro El Control de
la Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de Buenos Aires, pg. 118.
13
CAMPOLIETI, Federico, El control judicial de la discrecionalidad administrativa, en el libro El Control de
la Actividad Estatal, 1º Edición octubre 2016, Universidad de Buenos Aires, pg. 118.
14
CORDERO VEGA, Luis, Notas sobre el Control judicial de la administración en Chile, Curso
Responsabilidad del Estado, Universidad de Chile, 2012, pg.2.
15
CARMONA SANTANDER, Carlos, El contencioso administrativo entre 1990 y 2003, en Ferrada Bórquez,
Juan Carlos (coordinador), La justicia administrativa (Santiago de Chile, LexisNexis, 2005).p. 204.
16
Ídem.
6
el 13,98% de los recursos es acogido por la corte 17. En la actualidad esa visión ha
cambiado un poco en algunos ámbitos específicos, con la creación de tribunales
especiales medioambientales y fortalecimiento del tribunal de la libre competencia, lo
que pondrá en discusión el tema de la deferencia técnica, frente a un control
generalista (no especialista) de las cortes de alzada (Corte de apelaciones y Corte
Suprema).
En Chile ese control se divide, “En el modelo constitucional chileno, ese sistema de
control esta discriminado separadamente. Por lado, para la tutela de derechos, que es
competencia de los Tribunales de Justicia según el artículo 38.2 de la CPR4, y por la
otra para velar por la legalidad general de los actos de la administración, que está a
cargo de la Contraloría General de la República, según los artículos 98 y 99 de la CPR.”18
Lo importante es entender que en Chile el control de discrecionalidad se da por dos
organismos la Contraloría General de la República (órgano de la administración) y por
los jueces; sin embargo, se discute que incluso los dictámenes de contralaría pueden o
no ser revisados por los jueces19, lo que generaría que siempre todo acto de todo tipo
va finalmente a ser revisado en última instancia por los jueces.
Ahora bien, lo importante ahora es poder determinar los estándares de revisión que
usan los jueces en Chile. “Resulta obvio que el estándar de revisión judicial lo
constituye el derecho, en oposición a las consideraciones de mérito u oportunidad que
son propias de la Administración activa y que por diseño constitucional corresponden a
la Administración.”20
Así los criterios utilizados son: (1.) Estándar de legalidad general, que consiste en que
“…la administración no sólo debe respetar la ley en términos formales, sino que sus
17
CARMONA SANTANDER, Carlos, El contencioso administrativo entre 1990 y 2003, en Ferrada Bórquez,
Juan Carlos (coordinador), La justicia administrativa (Santiago de Chile, LexisNexis, 2005). Pág. 237.
18
CORDERO VEGA, Luis, Notas sobre el Control judicial de la administración en Chile, Curso
Responsabilidad del Estado, Universidad de Chile, 2012, pg.1.
19
Incluso existen en algunos casos difíciles de problemas de competencia entre tribunales y la
contraloría General de la República, que deben ser resueltos por el congreso; pero acá no lo veremos.
20
CORDERO VEGA, Luis, Notas sobre el Control judicial de la administración en Chile, Curso
Responsabilidad del Estado, Universidad de Chile, 2012, pg.14.
7
decisiones no pueden ser arbitrarias, es decir, sin motivo o justificación legitimadas por
el sistema legal.”21 Así el juez debe aplicar un (1.a.) estándar de legalidad formal – bajo
competencia legal-, (1.b.) estándar de razonabilidad – no abuso, ni capricho, ni
violentando derechos o garantías- (1.c.) Estándar de procedimiento e información.
-acto con respeto al procedimiento, con pruebas e información técnica.
En Chile tenemos variada jurisprudencia, existiendo casos donde los jueces fallan sin
evaluar las razones técnicas del caso, un buen ejemplo fue el conflicto de “la píldora
del día después” para interrumpir una posible gestación del nasciturus 24 (expertos en
salud). Así se acogió la impugnación por inconstitucionalidad (año 2009) del Decreto
Supremo que regulaba la utilización de ese medicamento en los planes de control de
21
CORDERO VEGA, Luis, Notas sobre el Control judicial de la administración en Chile, Curso
Responsabilidad del Estado, Universidad de Chile, 2012, pg.14.
22
Ob. Cit. Pg. 16.
23
CORDERO VEGA, Luis, Notas sobre el Control judicial de la administración en Chile, Curso
Responsabilidad del Estado, Universidad de Chile, 2012, pg.18.
24
CORDERO VEGA, Luis, La jurisprudencia administrativa en perspectiva: entre legislador positivo y juez
activista, Anuario de Derecho público UDP, Nº1, Chile, 2010.
8
fertilidad, donde se pidió incluso la eliminación del registro sanitario del producto;
cuestión que no prosperó. La argumentación no versó sobre argumentos técnicos,
sino sobre que el Tribunal constitucional debía promover el derecho a la familia 25 y la
píldora va en contra de ese derecho. No hizo la diferencia entre administrar, juzgar,
oportunidad o deferencia, no utilizó ninguno de los criterios antes expuesto.
9
Evolución de Casos en Argentina.
31
BALBIN F. Carlos, Manual de Derecho Administrativo, tercera edición actualizada, Thomson Reuters,
La Ley, Buenos Aires, 2015. Pg. 157.
32
BALBIN F. Carlos, Manual de Derecho Administrativo, tercera edición actualizada, Thomson Reuters,
La Ley, Buenos Aires, 2015. Pg. 154.
10
que por supuesto disminuyen la zona de discrecionalidad estatal. Es así como el
tribunal usa los siguientes criterios33 en sus fallos:
11
administración, cuando nombra los aspectos plausibles de control sostiene en la
discrecionalidad el control de “la motivación del acto estatal; es decir, las razones y su
relación con el objeto y el fin del acto, así ́ como el cumplimiento de los principios
generales del Derecho, en especial, su razonabilidad”36 Advirtiendo que aquello no ha
sido totalmente desarrollado por la jurisprudencia37.
Para analizar las razones y su relación con objeto y fin del acto, que expone el
ejecutivo, debemos tener un baremo para distinguir qué puede ser mejor que otra
razón y para qué es mejor. Una opción es reconfigurarlo como un principio de
eficiencia por eso quizás los profesores Tapia y Cordero ven positivamente todo
avance en dicho sentido38. ¿Pero qué es el principio de eficiencia y cómo funciona? Lo
primero que debemos sostener es que el concepto eficiencia se define como
“capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto Determinado” 39.
Ese concepto no es lo mismo que el principio valórico de maximización de la riqueza
como lo confunden Coase, Posner y Calabresi. Si bien es cierto que el principio de
maximización de la riqueza implica el concepto de eficiencia, no es menos cierto que,
el concepto de eficiencia no implica el principio de maximización de la riqueza. Por
ello hay que evaluar si algo es eficiente o no, no solo se considera la maximización de
la riqueza, sino el objetivo planteado por emisor de la norma (congreso o ejecutivo).
Comparativamente en relación con ese objetivo podremos luego determinar si es
eficiente o no; el objetivo no siempre va a ser la maximización de la riqueza; por eso
sería bueno que sea explicitado.
36
BALBIN F. Carlos, Manual de Derecho Administrativo, tercera edición actualizada, Thomson Reuters,
La Ley, Buenos Aires, 2015. Pg. 157.
37
Ob. Cit. Pg. 158.
38
“Con todo, hay signos positivos de un avance hacia una visión más económica, donde la Corte acepta
una visión más consecuencialista basada en la disuasión y la eficiencia.” TAPIA, Javier y CORDERO VEGA,
Luis, La revisión judicial de las decisiones regulatorias: una mirada institucional, Centro de Estudios
Públicos 139, Chile, invierno, 2015. Pg. 63.
39
RAE, diccionario de la lengua española. www.rae.es (2021)
12
ámbito de discrecionalidad. Las justificaciones y el razonamiento; debe ser realizado
en formato de eficiencia. Se debe explicitar el razonamiento entre medios y fines;
demostrando que una opción es mejor que otra. Es decir, no cualquier razonamiento
debiera ser aceptado para la discrecionalidad y justificación del acto administrativo;
debiendo ser presentando siempre como formato de que el objetivo es X, por ello
considero que el medio A es el mejor o más eficiente por sobre B. Con dicho
razonamiento explicitado, el juez tendrá un baremo a derrotar en base a medios a
fines. Debiendo decir que el medio utilizado no es idóneo o desproporcionado para el
fin perseguido; por ello, si el medio es idóneo y proporcionado, existirá deferencia. De
esa forma, tanto la administración como el controlador deberán presentar informes
para justificar la decisión y demostrar que la decisión tomada no es un capricho si no
una búsqueda de eficiencia en relación con el objetivo planteado. Es una regla tanto
para la administración como para el juez que controla. Sin estos conceptos, no veo la
posibilidad de un poder estatal limitado o controlar a un juez activista; de esa forma
dejamos de discutir en base solo a razonabilidad abstracta y le damos un contenido
que puede ser refutado científicamente. Podemos comprobar y estudiar con relación
a si el medio A o B es más eficiente para lograr el objetivo X. Dejamos el tema de la
lógica argumentativa y pasamos a medir. En un comienzo los actos se darán bajo la
justificación de intuición (pero como el controlador ni el emisor pueden refutarlo a
priori deberán ser permitidas deferentemente), pero luego al transcurrir el tiempo (a
posteriori) veremos que se dan en base a justificaciones experimentales de porque A
es mejor que B para lograr X; esa acumulación de conocimiento permitirá luego al
controlador judicial cuestionar con fundamentos de eficiencia, razonabilidad y
proporcionalidad la relación medios a fines del acto administrativo; generando y
resguardando así el mayor bienestar social.
VI.- Conclusiones.
13
irracionalidad o capricho. En concordancia con aquello, se superó el concepto de
facultades regladas y facultades discrecionales. Así nacen criterios para diferenciar
actos de administración de actos de juzgar. En los criterios de juzgar vimos los
conceptos de estándar de legalidad y deferencia. A ellos se les debe agregar otros
tipos de control como el de proporcionalidad, razonabilidad, el control de elementos
reglados y el concepto de motivación suficiente. Sin embargo, todo este set de
herramientas se constata que para controlar la discrecionalidad de un acto
administrativo se necesitan antecedentes que motivan al acto, específicamente las
razones y su relación con objeto y fin del acto, expresado como el objetivo es X, por
ello considero que el medio A es el mejor o más eficiente por sobre B. De esa forma
tenemos un baremo para poder discutir (controlar) en concreto el criterio adoptado
por la administración. Funcionando esta regla de eficiencia tanto como una exigencia
para la administración como un límite al control judicial.
VII.- Bibliografía:
14
- TAPIA, Javier y CORDERO VEGA, Luis, La revisión judicial de las decisiones
regulatorias: una mirada institucional, Centro de Estudios Públicos 139, Chile,
invierno, 2015.
- VICENTI, Rogelio W., El control judicial de la discrecionalidad administrativa. El
caso de los elementos reglados del acto, en el libro El Control de la Actividad
Estatal, Universidad de Buenos Aires, 1º Edición octubre, Argentina, 2016.
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