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me notificaba q1ue se daba por concluidas mis funciones es decir fui despedida sin
justa causa y sin cumplirse con el procedimiento previo de calificación de despido,
motivo por el cual concurro ante usted, como garante de la Inspectoría del Trabajo
de este estado Táchira a solicitar y denunciar tal situación, en defensa de mis
derecho al trabajo, como es la solicitud de reenganche y pago de mis salarios
caídos, al encontrarme bajo el amparo de inamovilidad laboral decretada por el
Ejecutivo Nacional.
Mi cargo no está dentro de los supuestos de exclusión establecidos en el penúltimo
aparte del artículo 5 del citado decreto, por no ser un cargo de dirección, todo ello
conforme se evidencia del texto de la correspondiente solicitud de reenganche,
señalando además que: “tal cargo esta enmarcado dentro de los supuestos del
articulo 37 de la Ley Orgánica del Trabajo, de las Trabajadoras y Trabajadores, el
cual establece que se entiende por trabajador o trabajadora de dirección el que
interviene en la toma de decisiones u orientaciones de la entidad de trabajo, así
como el que tiene el carácter de representante del patrono o patrona frente a los
trabajadores, trabajadoras o terceros y puede sustituirlo en todo, o en parte, en sus
funciones”, y señalando que debido a ello esta exceptuada de la normativa legal
(sic), con base en lo cual se negó de admitir su solicitud de reenganche y pago de
salarios caídos.
fue precisamente el hecho de encontrarse amparada por el Decreto de inamovilidad
laboral dictado por el Ejecutivo Nacional, lo que determina la cosa juzgada en sede
administrativa, cuyo desconocimiento y/o modificación no puede ser posible por
encontrarse bajo los efectos de la inmutabilidad, propia de ese tipo de acto decisivo,
tanto más, cuanto generó en su favor derechos particulares que están bajo el
amparo especial de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las
Trabajadoras, en su artículo 18, ordinales 3°, 4° y 6°, además de los artículos 22,
39, 77(en su ultima parte), 85, así como también bajo la protección específica de los
artículos 87, 89 en su numerales 2° y 4°, y el artículo 93 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
Que además de las anteriores razones, las cuales son más que suficientes para
declarar la nulidad absoluta del acto administrativo objeto del presente recurso, es
de observar que el mismo también está viciado de nulidad al contravenir lo dispuesto
por el artículo 39 de la LOTTT, norma esta que refiere a uno de los principios
característicos más importantes del Derecho del Trabajo, como lo es precisamente,
la primacía de la realidad sobre los hechos y particularmente, en la calificación de
cargos. Ciertamente su condición de trabajadora amparada por la prohibición de
despido contemplada en el Decreto Presidencial, no puede ser desvirtuada por el
simple hecho de que la denominación de su cargo sea como JEFA DEL SERVICIO
DE LABORATORIO GENERAL, adscrita a la Gerencia Corporativa de Nueva
Esparta, en razón de que el mismo no está mencionado de manera específica
dentro de los supuestos de exclusión establecidos en el penúltimo aparte del artículo
5 del Decreto de Inamovilidad Laboral, siendo que en la misma solicitud de
reenganche se le señaló al Inspector del Trabajo que
Observa que la anterior denuncia se realizo en función de la revocatoria que la Inspectoría del
Trabajo hiciera del acto por el cual había declarado el reenganche de la actora, tomando en
consideración que esta era una trabajadora de dirección por cuanto de su solicitud se
evidenciaban las funciones que ésta ejercía en la empresa Compañía Anónima Hidrológica del
Caribe, C.A., indicando que para la calificación de un trabajador como empleado de dirección
se debe señalar las funciones, actividades y atribuciones que legalmente definen al mismo,
con las que efectivamente desarrolla, independientemente de la denominación del cargo o
puesto de trabajo, toda vez que será en definitiva la naturaleza real del servicio prestado, lo
que determine la condición de dichos trabajadores y no la calificación que convencional o
unilateralmente se confiera; por lo que es menester destacar que si la Inspectoría del Trabajo
de este estado, consideraba que se trataba de una trabajadora de dirección y en función del
principio de la primacía de la realidad sobre las formas o apariencias, debió en orden con sus
atribuciones, ordenar un despacho seneador junto a los recaudos que considera necesario
presentar a los fines de determinar la calificación del cargo que ostentaba la trabajadora y no
inadmitir de pleno derecho la solicitud planteada, vulnerando con tal proceder el acceso a la
justicia, conforme al articulo 425 ordinal 2° de la Ley Orgánica del Trabajo, Los Trabajadores y
las Trabajadoras, de la cual se deduce que toda persona tanto en procedimientos
administrativos como judiciales debe tener igualdad de oportunidades; considerando que el
interesado tiene derecho a corregir sus deficiencias en dichas solicitudes, presentar y evacuar
medios probatorios legales y pertinentes en tiempo oportuno.
En tal sentido es oportuno señalar sentencia de la Sala Constitucional de fecha 14 de mayo
2012, que ha interpretado el alcance del artículo 42 de la derogada Ley Orgánica del Trabajo,
hoy artículo 37 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, la cual
estableció lo siguiente:
(…) La definición de empleado de dirección contenida en el artículo 42 de la Ley Orgánica del
Trabajo es de naturaleza genérica y los criterios en ella mencionados son meramente
orientadores para determinar cuales trabajadores están incluidos en dicha categoría,
dependiendo siempre, la calificación de un empleado como de dirección de la naturaleza real
de los servicios prestados, antes que de la denominación que acuerden las partes para el
cargo ocupado o que unilateralmente imponga el empleador. Ello en aplicación de los
principios de irrenunciabilidad de los derechos del trabajador y de primacía del contrato
realidad, contenidos en los artículos 3° y 47 de la Ley Orgánica del Trabajo, respectivamente.
Así, pues, los empleados de dirección conforman una categoría que no disfruta de algunos
beneficios que si son percibidos por la mayor parte de los trabajadores, y visto que uno de los
principios que informa la Ley Orgánica del Trabajo vigente es el de proporcionar estabilidad al
mayor número de trabajadores, debe considerarse que la condición de empleado de dirección
es de carácter excepcional y por tanto restringida; en este sentido, la noción de empleado de
dirección es aplicable únicamente a los altos ejecutivos o gerentes de las empresas, que
participan en lo que se conoce como las grandes decisiones, es decir, en la representación de
la empresa y en la realización de actos de disposición de su patrimonio.
De lo antes narrados, esta Juzgadora considera que la Inspectoría del Trabajo lejos de negar
la admisión de la solicitud realizada por la trabajadora relacionada con el reenganche y pago
de salarios caídos, por el simple hecho de tomar referencia una carta de despido la cual
señalaba que la hoy recurrente tenia el cargo de Superintendente de Comerciales, se aparto
completamente de lo que las distintas jurisprudencia de nuestro m.T. ha interpretado en
cuanto a la figura del empleado de dirección, que no es otro que las funciones, actividades y
atribuciones que legalmente definen al empleado de dirección, e independientemente de la
denominación del cargo.
En cuanto a la denuncia de vicio de falso supuesto en sus dos modalidades que alega la
recurrente que ocurrió, cuando señalo que el Inspector sustento su decisión de negarse
admitir la denuncia del despido y consiguiente solicitud de reenganche y pago de salarios
caídos, en elementos que no constan en las actuaciones del expediente número 047-2014-
01355, como sería “que el cargo que desempeño se encuentra enmarcado dentro de los
supuestos del artículo 37 de la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores,
que son funciones de dirección.
Igualmente en la audiencia de juicio, denuncio la violación del vicio de falso supuesto, cuando
alego que se incurre en el falso supuesto en virtud que al decidir y establecer que el cargo que
ejerció era de dirección, cuando en el expediente administrativo no existe ninguna prueba que
sustente esa decisión.
En ese sentido es oportuno traer a colación, sentencia de fecha 7 de julio año 2014, de la Sala
de Casación Social de nuestro m.T.S.d.J., que reitero criterio de la Sala Político
Administrativa, en sentencia de fecha 19 de septiembre de 2002, con relación al vicio de falso
supuesto, de la siguiente manera:
(…) el vicio de falso supuesto se patentiza de dos maneras a saber: cuando la administración
al dictar un acto administrativo fundamenta su decisión en hechos inexistentes, falsos o no
relacionados con el o los asuntos objeto de decisión, incurre en el vicio de falso supuesto de
hecho. Ahora, cuando los hechos que dan origen a la decisión administrativa existen, se
corresponden con lo acontecido y son verdaderos, pero la administración al dictar el acto los
subsume en una norma errónea o inexistente en el Universo normativo para fundamentar su
decisión, lo cual incide decisivamente en la esfera de los derechos subjetivos del
administrado, se está en presencia de un falso supuesto de derecho que acarrearía la
anulabilidad del acto.
(…) esta Sala ha señalado reiteradamente que el derecho a la defensa y el debido proceso
constituyen garantías inherentes a la persona humana y, en consecuencia, aplicables a
cualquier clase de procedimientos. El derecho al debido proceso ha sido entendido como el
trámite que permite oír a las partes, de la manera prevista en la Ley, y que ajustado a derecho
otorga a las partes el tiempo y los medios adecuados para imponer sus defensas. (Sentencia
nro 5/2001, del 24 de enero). Así, el derecho a la defensa debe entenderse como la
oportunidad para el encausado o presunto agraviado de que se oigan y analicen
oportunamente sus alegatos y pruebas. En consecuencia, existe violación al derecho a la
defensa cuando el interesado no conoce el procedimiento que pueda afectarlo, se le impide
su participación o el ejercicio de sus derechos, o se le prohíbe realizar actividades probatorias
(sentencia N° 5/2001, del 24 de enero) (…)
Su Despacho.-
SELLO
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Afirmó que “(…) en virtud de los hechos explicados el Instituto Aeropuerto de Maiquetía en
fecha 16 de marzo de 2012, procedió al despido justificado de los referidos ciudadanos de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 102, literales a), d), e) e i) del referido Decreto-
Ley [Ley Orgánica del Trabajo vigente para fecha], haciendo la respectiva participación del
despido, en fecha 20 de marzo de 2012 al Juez de Sustanciación, Mediación y Ejecución del
Estado Vargas; considerando que el prenombrado ex trabajador, no gozaba de la
inamovilidad laboral establecida en el Decreto Presidencial N° 8.732, de fecha 24 de
diciembre de 2011, publicado en la Gaceta Oficial N° 39.828 de fecha 26 de diciembre de
2011, el cual en su artículo 6, excluye de su ámbito de aplicación a los trabajadores de
confianza. Con motivo de su despido el ex trabajador en fecha 19 de marzo de 2012, presentó
solicitud de reenganche y pago de salarios caídos ante los tribunales laborales, y en fecha 24
de abril de 2012, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Circuito Judicial del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Vargas,
declara la falta de jurisdicción del Poder Judicial para conocer y decidir sobre la causa,
remitiendo en consecuencia, dicho expediente a la Sala Político Administrativa a los fines de
la consulta de jurisdicción conforme a lo dispuesto en los artículos 59 y 62 del Código de
Procedimiento Civil”.
Uno de los aspectos más destacados en las legislaciones latinoamericanas ha sido
el respeto al debido proceso.
Definido por Parodi (2003) como el conjunto de orientaciones, condiciones y
requisitos procesales y jurídicos, que deben cumplirse para garantizar la justicia, a
los fines de dar protección legal respecto a los derechos de las partes involucradas
en el proceso.
Concretamente en Venezuela, el proceso judicial es uno de los mecanismos
dirigidos a proteger la Constitución y el Estado de Derecho, puesto que mediante
su ejercicio se salvaguardan los derechos fundamentales, se vigila la normativa
constitucional, se sancionan los delitos o faltas, así como también se puede impedir
arbitrariedades del poder y solucionar o prevenir los conflictos.
El artículo 425 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras,
regula el procedimiento de Reenganche y restitución de Derechos. La intención del
legislador con la modificación de este procedimiento, a la luz de lo contemplado en
la derogada Ley Orgánica del Trabajo, fue corregir las fallas, que a nuestro
entender, se generaban con la ejecución del procedimiento antiguo.
CAPÍTULO V
PETITORIO
Por las razones de hecho y de derecho anteriormente expuestas, por las constantes faltas de
respeto y consideración debidos al patrono o a la patrona, a sus representantes o a los
miembros de su familia que vivan con él o con ella” y evidente incumplimiento de
obligaciones que le impone la relación de trabajo, solicito respetuosamente a este Tribunal
autorice a mi representada a DESPEDIR JUSTIFICADAMENTE a la ciudadana
______________, cedula de identidad Nº _________.
EL ABOGADO PRESENTANTE
Sentencia N° 658 de fecha 18 de octubre de 2018, dictada por la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, que establece que el procedimiento para la ejecución de las
órdenes de reenganche y pago de salarios caídos proferidas por las inspectorías del trabajo
deben desarrollarse con apego a las garantías del derecho a la defensa y al debido proceso,
publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 41.514 de fecha
31 de octubre de 2018.
El corolario de esto, es que el acto administrativo preliminar de marras no se formó de manera
irregular, pero sí se ejecutó con severos vicios y desmanes del funcionario, que violentaron
derechos y garantías del debido proceso y afines, las cuales demandan en todo momento
estricto acatamiento, viciando por tanto el resto del procedimiento administrativo, en el
decurso de la formación del Acto (sic) Administrativo (sic) Definitivo (sic), a saber, de la
Providencia Administrativa final, de allí que no se demanda la nulidad de aquel acto
preparatorio, sino que se requiera, a través de otra figura procesal, como lo es la demanda
contra vías de hecho, la enervación de esa ejecución heterodoxa e írrita de dicho acto, con la
reposición solicitada.
De manera que, resaltando la naturaleza de la acción de fondo, es importantísimo recordar y
no perder de vista nunca, que las demandas para Enervar (sic) Vías (sic) de Hecho (sic) de la
Administración Pública, de manera ínsita suponen, la denuncia de violaciones de derechos
de rango constitucional, pues necesariamente, un abuso de autoridad de la administración
pública (sic), y/o conculcación de derechos vinculados al debido proceso por parte de esta,
comporta la violación de preceptos y garantías constitucionales, y está meridianamente claro,
el concepto de Vía (sic) de hecho que esta misma sala (sic) ha acuñado, según el cual, se
trataría siempre de, o bien la formación de un acto administrativo sin tener competencia para
ello, o prescindiendo del procedimiento establecido, o bien la ejecución de un acto
administrativo ya idóneamente formado, pero cuando tal ejecución se realiza con excesos y
abusos de autoridad (siendo este supuesto abstracto el que aplicado al caso concreto que nos
ocupa).
Así las cosas, el legislador patrio acuñó este medio procesal en la actual Lojca (sic),
inmanentemente con ello se estaba defenestrando la práctica a priori, de la acción de Amparo
(sic) Constitucional (sic), para enervar los efectos de esos abusos de autoridad y atropellos
de la administración, que comportaban violación de derechos constitucionales, pues se le
estaba dotando a los justiciables de u medio procesal a priori idóneo y expedito (…), ad hoc,
para tutelar esos derechos constitucionales, que fueran cercenados por obra de la
administración pública (sic), con lo cual, un eventual recurso de amparo en un caso de estos
sería inadmisible, en virtud de la existencia de ese otro medio, a menos que medien causas y
circunstancias excepcionales, que obviamente nunca se pueden descartar.
…omissis…
Bien es sabido entonces, que cuando un órgano de la administración pública (sic), atropella
derechos y garantías de rango constitucional de un administrado, este recurre dichos
atropellos ante la jurisdicción contencioso administrativa, como acaeció en el caso de marras,
y el órgano judicial en cuestión desestima esa denuncia, dicho órgano judicial esta
cohonestando esos excesos y abusos de autoridad, y si el caso es que se apela dicha sentencia,
y el juzgado de alzada, bajo los mismos criterios del a quo, o sobre la base de otros distintos
desestima la apelación y la declara sin lugar, como acontece en el caso de marras, pues
entonces esa cohonestación (sic), se habrá verificado en las dos instancias, y en ambos
tribunales, habiéndose agotado ya así la jurisdicción contencioso administrativa, habrán
hecho suyos esos abusos de autoridad y atropellos, al haberlos consentido y aprobado en sus
conceptos jurídicos.
…omissis…
Esta perniciosa labor adelantada por la Jueza recurrida de marras, de aprobar esta serie de
atropellos de la administración pública (sic) (…) declarando sin lugar la apelación, y
ratificando la declaratoria de sin lugar la demanda, la comienza a ejercer en un Punto (sic)
Previo (sic) suyo, en el cual hace, sobre la base de jurisprudencia de la materia, disposiciones
muy propias suyas sobre la figura de las Vías (sic) de Hecho (sic) de la Administración
Pública.
En dicho capítulo de su sentencia, hace la Jueza de alzada un baturrillo, basándose en un
corolario suyo del siguiente tenor, ‘la vía de hecho no es un acto administrativo’…
…omissis…
En el caso de marras, se evidencia que el Acto (sic) Administrativo (sic) Preliminar (sic) o
de Trámite (sic) patentizado en la mera orden de reenganche cautelar, era válido (…), no
obstante, su ejecución se adelantó de forma atropellante y conculcando garantías
constitucionales propias del debido proceso, con lo que se vició el resto del Procedimiento
(sic) Administrativo (sic) hacia el futuro obviamente, dándose lugar a que el Acto (sic)
Administrativo (sic) definitivo, valga decir, la Providencia Administrativa final, sí fuese
viciada, es por ello que la enervación de las vías de hecho denunciadas, tal y como se solicitó,
pasaba por la necesidad indefectible de reponer la causa, al estado de volver llevarse a cabo
la ejecución del reenganche cautelar, pero de manera regular y apegada a derecho.
Pues bien, allende de estas disquisiciones precedentes ya ejercidas en este capítulo, a tenor
de las cuales se evidenció, a grandes rasgos y a todo evento, que la sentencia recurrida de
marras es revocable, por el mero y sólo hecho de haber declinado el enervar atropellos de
derechos y garantías constitucionales, cometidos por un órgano de la administración pública
(sic)…”.
“…la Jueza ad quem le violentó a [su] representada (…) los siguientes derechos y/o garantías
constitucionales: 1.- El Derecho (sic) a la Asistencia (sic) Jurídica (sic), es decir, a hacerse
patrocinar y asesorar de abogado, establecido en el artículo 49.1 de la CRBV (sic), para
contestar una denuncia que pesaba en su contra, y hacer las respectivas alegaciones y
defensas de forma y fondo, con el agravante de que expresamente se solicitó el gozar de tal
asistencia. 2.-La Garantía Procesal de Presunción de Inocencia, establecida en el art. 49.2 de
la CRBV (sic) y el Derecho (sic) de Acceder (sic) a las Pruebas (sic)establecidos en el artículo
49.1 eiusdem, con el agravante también de que expresamente se solicitó la apertura de la
articulación probatoria respectiva. 3.- El derecho (sic) a ser Oído (sic) e intrínsecamente a
Contradecir (sic), establecido en el art. 49.3 de la CRBV (sic).
Adicionalmente, acusó la errónea valoración del acta de reenganche que se evacuó como
elemento probatorio del procedimiento contencioso administrativo que arrojó como resultado
en fallo impugnado con el ejercicio de la presente acción de amparo, estimando sobre este
particular que en el referido instrumento existen textos con distintas grafías que permitían
entrever “situaciones fuera de lo común que requerían la verificación por parte de la autoridad
judicial”.
Las vías de hecho administrativa se configura cuando la Administración Pública actúa sin
haber adoptado previamente una decisión que le sirva de fundamento jurídico o, cuando en
el cumplimiento de una actividad material de ejecución la Administración comete una
irregularidad grosera en perjuicio del derecho de propiedad o de una libertad pública. Es una
actuación realizada sin competencia o sin ajustarse al procedimiento establecido en la ley.
De igual forma, la jurisprudencia define la vía de hecho como una actuación de la
Administración contraria a derecho, capaz de lesionar la esfera jurídica subjetiva del
particular, sin llevar a cabo un procedimiento previo, quedando excluidas de esta categoría
las actuaciones materiales expeditas necesarias para la efectiva protección del interés general.
Para una posición de la doctrina, la vía de hecho se manifestará en tres gradaciones siguiendo
a la doctrina francesa: 1) La vía de hecho nacida de un acto administrativo dictado en
violación u omisión flagrante de uno o varios de los elementos esenciales constitutivos del
acto administrativos (objetivos, subjetivos o formales); 2) La vía de hecho surgida de la
ejecución forzosa e irregular de un acto administrativo o legislativo en violación del derecho
de propiedad o de alguna libertad pública; y 3) La vía de hecho nacida de una actuación
material de la Administración que afecte el derecho de propiedad particular o alguna de las
libertades públicas, sin que exista un acto legítimamente formado constituido y notificado,
que legitime o soporte tal actuación material. La jurisprudencia venezolana ha aceptado como
supuestos generadores de la vía de hecho la coacción administrativa ilegitima representada
por los presupuestos de incompetencia y de prescindencia total y absoluta del procedimiento
legalmente establecido.
Agrega otra posición en la doctrina nacional, que los elementos constitutivos de la vía de
hecho administrativa son: 1) Que el objeto de la lesión sea un derecho fundamental; 2) Que
la lesión sea grave; 3) Que la actuación de la Administración carezca de titulo (sic) jurídico.
A ello se añade como condicionamiento para que el actuar ilegitimo sea susceptible de
considerase una vía de hecho, que tal actuación deberá: 1) Estar expresamente prohibida; 2)
Carecer de un acto jurídico previo; 3) Lesionar un derecho o garantía constitucional, o
implicar una afectación a los derechos individuales o a los intereses jurídicos.
En ese orden de ideas, también se destaca que con el régimen de la vía de hecho se persigue
la prevención de las lesiones graves a los derechos fundamentales, o bien su cesación, y en
tal caso, la reparación de sus consecuencias.
No obstante tal tendencia doctrinaria, en sus recientes criterios la Sala Político Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia sigue apegada a la concepción tradicional de la vía de
hecho, y en tal sentido enuncia los tres casos que según la doctrina configurarían la vía de
hecho: a) Vía de hecho que resulta de la inexistencia de la decisión ejecutoria; b) Vía de
hecho que resulta de un vicio en la ejecución y; c) Vía de hecho que resulta de la inexistencia
de la decisión de ejecución. (Sentencia Nº 1500, emanada de la Sala Político Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia, de fecha: 27 de junio del 2000, Expediente Nº 16.689,
caso: ‘CONSTRUCTORA PEDECA C.A Vs. GOBERNACIÓN DEL ESTADO
ANZOÁTEGUI”).’. En este sentido se cita:
…omissis…
Colorario (sic) con las Decisiones (sic) up supra, cabe esta Juzgadora peguntarse ¿resulta
posible que un acto administrativo sea a la vez una vía de hecho? No, en primer lugar, por
aplicación de principios lógicos, a saber, los de identidad y de (no) contradicción. Un acto
administrativo no es más que eso, un acto administrativo, válido, nulo o anulable, pero no
por ello menos acto administrativo. De allí que la vía de hecho podrá ser cualquier otra cosa,
pero no un acto administrativo, toda vez que un acto jurídico (por mas viciado que esté) no
es susceptible de ser al mismo tiempo una vía de hecho, sobre todo si se considera que esta
ultima (sic) (la vía de hecho) se postula como precisamente lo opuesto a la vía de derecho.
Así las cosas, en el caso sub iudice alega la parte recurrente que, la Juez A quo vulnero (sic)
el articulo (sic) 335 de la Constitución de la Republica (sic) Bolivariana de Venezuela, por
cuanto a su decir interpreto (sic) erróneamente las disposiciones jurisprudenciales emanadas
de la Sala Constitucional de nuestro máximo Tribunal, inherente a la definición de vías de
hecho, así como las particularidades que permiten configurar las vías de hecho de la
Administración Publica (sic).
Igualmente señala la vulneración del derecho a la Tutela Judicial Efectiva establecida en el
artículo 26 y el alcance de la Jurisdicción Contencioso Administrativa establecida en el
artículo 259 ejusdem (sic), ambas normas establecidas en la Constitución de la Republica
(sic) Bolivariana de Venezuela.
de Especialista en Gestión Humana, en virtud que, ésta no actúa como funcionaria pública o
representante de la Inspectoría del Trabajo ni mucho menos. Como se dejo (sic) asentado, el
funcionario en ejercicio de sus funciones es quien da la fé (sic) pública de los hechos
acaecidos en el acto de restitución del trabajador a su puesto de trabajo, vale decir el día
11/08/2016. Siendo así las cosas, no quedo (sic) demostrado a los autos que el despido fuese
negado, por lo que, mal se pudo aperturar (sic) una articulación probatoria conforme lo prevé
el articulo (sic) 425, numeral 7 de la Ley Sustantiva Laboral. Mal puede asirse el recurrente
de una vulneración al acceso de una fase probatoria completa y exhaustiva, cuando el
funcionario en ejercicio de sus funciones compareció ante la demanda a los fines de
materializar la restitución del trabajador a su puesto de trabajo, dando fe en el acta de
reenganche de los hechos acontecidos, más no de la valoración que pretende la parte
recurrente que se le de (sic) a la referida acta de reenganche, es decir, de la supuesta negación
del despido. En conclusión se desecha la presente delación. Y ASI SE DECIDE.
En cuanto a la presunción de inocencia alegada, de conformidad con el artículo 49, numeral
2, de nuestra Carta Magna, sustenta que cuando un trabajador amparado con inamovilidad,
sea despedido, y éste siempre que sea negado, deberá necesariamente ser probado, pues se
presume la inocencia del patrono que esta indiciado del mismo. En este sentido, como se
explano sub iudice, no quedo (sic) demostrado a los autos que el despido fuese negado, por
lo que, mal se pudo aperturar (sic) una articulación probatoria conforme lo prevé el articulo
(sic) 425, numeral 7 de la Ley Sustantiva Laboral. Mal puede asirse el recurrente de una
vulneración al acceso de una fase probatoria completa y exhaustiva, cuando el funcionario
en ejercicio de sus funciones compareció ante la demanda a los fines de materializar la
restitución del trabajador a su puesto de trabajo. Dando fe en el acta de reenganche de los
hechos acontecidos, más no de la valoración que pretende la parte recurrente que se le de
(sic) a la referida acta de reenganche, es decir, de la supuesta negación del despido. En
conclusión se desecha la presente delación. Y ASI SE DECIDE.
Precisado lo anterior, se estima pertinente hacer notar que el procedimiento para el
reenganche y restitución de derechos contemplados en la vigente Ley Orgánica del Trabajo,
los Trabajadores y las Trabajadoras, ex artículo 425, se concibe como un proceso
administrativo en el que no se requiere la capacidad de postulación que sí es necesaria para
desplegar actuaciones válidas en sede jurisdiccional. Entiéndase así que, según lo
contemplado mencionado artículo de la ley marco sustantiva laboral, una vez que es admitida
la denuncia del trabajador requirente mediante la cual acusa la ruptura del vínculo laboral
que mantenía con una determinada entidad de trabajo por decisión unilateral de esta sin que
exista justo motivo que lo avale, el funcionario administrativo se trasladará en compañía del
denunciante a la sede física de la entidad empleadora y procederá a notificar al patrono o sus
representantes de la denuncia presentada y de la orden de reinstalación del trabajador a su
puesto de labores con el consecuente pago de los salarios y demás beneficios dejados de
percibir, la que procurara ejecutar en esa oportunidad.
No pretende más que significarse que la propia ley reguladora de esta actividad proteccionista
a la clase trabajadora, prevé que este especial procedimiento administrativo para la
materialización de la orden de reenganche y pago de salarios caídos debe llevarse a cabo
frente al patrono o a sus representantes, quienes podrán exponer en ese momento de forma
válida los argumentos que a bien tengan presentar ante la denuncia que le es allí impuesta,
siendo que para la realización efectiva de esa actividad alegatoria llevada a cabo dentro del
procedimiento administrativo, no es necesaria la presencia física de un profesional del
derecho, teniendo la obligación el funcionario actuante de dejar constancia en acta de todo lo
allí actuado tal y como se dispone en la parte in fine del artículo 425.3 de la Ley Orgánica
del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras.
Según lo concebido en el texto normativo de esta ley, en modo alguno la función tuitiva del
Estado al hecho social denominado trabajo debe estar supeditada a la presencia física de
determinados operadores de justicia, pero quienes están llamados a actuar frente a la
Administración Pública en este especial proceso restitutivo sí pueden asistirse de
profesionales del derecho, entendiéndose que esa asistencia no es la concebida como la
asistencia técnica que es necesaria para desplegar actuaciones válidas dentro de procesos de
índole jurisdiccional, sino la de consulta o asesoramiento que bien puede ser in situ, cuando
la situación lo permita, o través de canales que permitan la comunicación entre el profesional
del derecho y la parte patronal, verbigracia la vía telefónica, mensajería o a través de
cualquier otro medio que lo haga posible, de allí que no pueda concebirse la conculcación
del derecho a la defensa o al debido proceso alegado por la hoy quejosa sobre este particular
y así se deja establecido.
Ello así, se entiende que en el desarrollo del citado numeral 4 del artículo 425 de la Ley
Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, se permitió expresamente el
ejercicio del derecho a la defensa en un debido proceso que debe ser garantizado en las
actuaciones administrativas según lo consagrado en el artículo 49 constitucional, en este
sentido, se considera necesario resaltar que estos derechos deben ser entendidos con la
directriz de que en todo proceso, sea judicial o administrativo, deben cumplirse las garantías
indispensables para que se escuche a las partes, se les permita el tiempo necesario para
presentar pruebas y ejercer plenamente la defensa de sus derechos e intereses, siempre de la
manera prevista en la ley; de forma tal, que la controversia sea resuelta conforme a derecho,
en aras de una tutela judicial efectiva.
Siguiendo este hilo argumentativo, debe acotarse que estas garantías constitucionales
persiguen como finalidad que los derechos que poseen las partes en el iter procedimental
permanezcan incólumes, sin que los mismos se vean limitados o restringidos de manera tal
que impida el ejercicio pleno y efectivo de otros derechos relevantes dentro del proceso que
menoscaben los principios que el mismo debe ofrecer en la instrucción de un procedimiento,
el cual es definido como una serie ordenada, consecutiva y preclusiva de actos jurídicos
emanados de las partes o del órgano decisor, destinados a impulsar el proceso hasta la
efectiva satisfacción de las pretensiones deducidas en juicio. Ciertamente el artículo 257 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, consagra que el proceso constituye
un instrumento fundamental para la realización de la justicia y en armonía con esa disposición
constitucional, el artículo 49 del Texto Fundamental, desarrolla en forma amplia la garantía
del derecho a la defensa, con la finalidad de que toda persona ejerza el derecho a ser oída en
cualquier clase de proceso, con las debidas garantías y dentro de los lapsos razonables
determinados legalmente.
“…la actividad administrativa del Estado no debe ser observada desde una perspectiva
restringida en sentido sustancial, pues su carácter complejo conlleva a que se materialice a
través de actos administrativos materialmente compuestos que no acaban su contenido en la
concreción de una actividad eminentemente prestacional, sino que se extienden a normar y a
declarar el derecho y aplicar la ley, es decir, que un acto administrativo puede crear derecho
y al mismo tiempo y en términos de Cuenca (Derecho Procesal Civil. Caracas: Universidad
Central de Venezuela, 2° edición. 1969. P. 73), dirimir un conflicto.
Es evidente entonces, que la iuris-dictio o potestad de "decir" el derecho a los fines de
resolver una disputa donde se ventila una situación jurídica, no puede ser actualmente
concebida como aquella parte del ius imperium conferida de forma exclusiva y excluyente a
los juzgados, pues, se reitera ninguna función esencial del Estado es desarrollada de forma
impermeable por una de las ramas del Poder Público.
Con relación a los vicios imputados al razonamiento judicial cuestionado, consideró que “[la]
Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, al estimar en su sentencia del
04 de julio de 2012, que el demandante: ‘se desempeñaba como contratado en el cargo de
‘FISCAL DE SEGURIDAD’, sin que se evidencie que tenía atribuidas funciones de
dirección o confianza, ni que fuese un trabajador temporero, ocasional o eventual’, y concluir
que ‘para el momento del despido, el ciudadano D.R.G. se encontraba presuntamente
amparado por la inamovilidad laboral prevista en el precitado Decreto Presidencial N° 8.732,
en razón de lo cual debe esta Sala declarar que el Poder Judicial no tiene jurisdicción para
conocer la solicitud planteada, por corresponder su conocimiento a la Administración Pública
por órgano de la Inspectoría del Trabajo’, incurrió en las siguientes violaciones de derechos
y garantías constitucionales (…) el principio de la legalidad, el principio de la progresividad
de los derechos humanos, el derecho a la vida y seguridad de los usuarios del servicio, el
derecho al libre tránsito de las personas por el territorio nacional e internacional, el derecho
a un servicio público de calidad y la responsabilidad patrimonial del Estado, consagrados en
los artículos 19, 22, 43, 50, 55, 117, 137 y 140 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela (…)” (Destacado del texto citado).
A los fines de resolver las situaciones en que este derecho ha podido estar
vulnerado, en el país han existido desde Comisiones Tripartitas (regidas por la Ley
Contra Despidos Injustificados), vinculadas al Ministerio con competencia en
materia del trabajo, hasta Tribunales especializados y no especializados en la
materia laboral. A partir de la vigencia de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo
(LOPT), desde agosto de 2003, solo son competentes los Tribunales del Trabajo.
Aunque si se trata de la circunstancia de un trabajador que goza de fuero sindical
o de inamovilidad, o sea, situaciones de estabilidad absoluta, corresponde conocer
a las Inspectorías del Trabajo.
En este trabajo, nos abocaremos a considerar la regulación de la Estabilidad, a
partir de la Ley Orgánica del Trabajo, las Trabajadoras y los Trabajadores
(LOTTT), con vigencia desde mayo de 2012, haciendo algunas comparaciones con
lo antes previsto en la legislación.
Esta clase de estabilidad origina a favor del sujeto que la goza, el derecho a ser
reincorporado en el cargo del cual fue privado por su empleador, sin autorización
del Inspector del Trabajo de la jurisdicción. La Estabilidad Absoluta está
estrechamente relacionada con el llamado “fuero sindical” y la “inamovilidad”,
referidos en el artículo 418 LOTTT.
Por otro lado, están protegidos por inamovilidad, los trabajadores siguientes: las
trabajadoras en estado de gravidez; los trabajadores “pareja” de las anteriores; los
que adopten a niños menores de tres años; los que tienen hijos con alguna
discapacidad o enfermedad muy limitante; los trabajadores durante la suspensión
de la relación de trabajo (situaciones del Art. 72 LOTTT) y en otros casos
normativos (aquí cabe la inamovilidad por Decreto, aplicada de manera continua
desde 2002).
Queda establecido, que este fuero tiene carácter temporal, y así en muchos casos
la inamovilidad . Destacamos que la inamovilidad tiene carácter permanente en
casos como el de trabajadores con hijos que presenten alguna enfermedad o
discapacidad, que les impida o dificulte valerse por sí mismos (Art. 347 LOTTT).
En todo caso, ese carácter punitivo en estas normas, no ha sido obstáculo para la
constante violación de este derecho, tanto de parte de empleadores públicos como
privados, y por el contrario, el abarrotamiento de causas pendientes de trámite y
decisión en las Inspectorías del Trabajo es cada vez mayor.
Esta estabilidad tan solo genera a favor del trabajador, el derecho a una
indemnización cuando es retirado o despedido por causa imputable a su empleador.
Se trata de la clase de estabilidad general aplicable antes de la vigencia de la
LOTTT, siendo posible persistir en el despido mediante un pago indemnizatorio.
Por otro lado, está la Estabilidad Especial o sui generis, como refiere García Vara
(1995). la cual era reconocida a los trabajadores de la Industria Petrolera Nacional,
con fundamento legal (Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los
Hidrocarburos -Art. 24-, derogada por la Ley Orgánica de Hidrocarburos -Art. 32-
) y convencional (prevista en las distintas Convenciones Colectivas Petroleras).
Además contó con interpretaciones jurisprudenciales, orientadas a garantizarla,
pero a raíz del llamado “Paro Petrolero” de fines de 2002 y comienzo de 2003,
surgió un nuevo criterio (sentencia de fecha 29-05-2003 de la Sala de Casación
Social del Tribunal Supremo de Justicia), donde se estableció que a tales
trabajadores aplica el régimen de estabilidad relativa. A partir del “Paro Petrolero”,
se registraron despidos masivos y arbitrarios, lo que ha sido constatado en informes
del Comité de Libertad Sindical de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT, 2004).
Con base a todo lo anterior, aun cuando no se presenta con la mayor claridad en
la LOTTT, la Estabilidad Absoluta pasa a ser la regla en el sistema de relaciones
de trabajo en Venezuela, lo que se enfatiza, quizá con fines populistas, con la
emisión de los Decretos de Inamovilidad, que al no definir un límite de salario, y
considerar tan solo un (1) mes de antigüedad en el servicio, benefician la gran
mayoría de los trabajadores en el país, con pequeñas excepciones.
Quizá resulte mejor apreciar que “es una estabilidad absoluta frente al empleador
y relativa para el trabajador, quien tiene como opción recibir la indemnización
prevista en la ley voluntariamente, cuando es objeto de un despido injustificado, o
recuperar su empleo”. Y en todo caso, “pareciera un sistema más beneficioso para
los trabajadores, pues su permanencia en el trabajo depende de su conducta
correcta únicamente y no del libre albedrio de su empleador” (Bontes, 2013: 56).
En este sentido, compartimos el criterio de Garay (2009: 249), quien afirma: “El
fin que persigue (el Decreto) no se logra a cabalidad pues si el empresario carece
de libertad para despedir, se frenará de tomar nuevos trabajadores, con lo cual
continuará el desempleo”. Y es que la realidad indica, que con el conocimiento que
tienen los trabajadores sobre el efecto de la inamovilidad, junto a todas las
prebendas que les reconoce la LOTTT, prácticamente se promueve el ausentismo
laboral, y en definitiva, queda en juego la eficiencia de la empresa y la
productividad como tal.
3.1. N OCIÓN
Como referimos, por mandato constitucional (Art. 93 CN) la Ley debe limitar
toda forma de despido no justificado, y queda previsto que los despidos contrarios
a la Constitución son nulos. Por su parte, la LOTTT lo comprende entre las causas
de terminación de la relación de trabajo (Art. 76), precisando sus clases (Art. 77)
y las causas justificadas de despido (Art. 79). Como vemos, esta institución no ha
sufrido cambio de denominación en la LOTTT.
3.2. C LASES
Tomando en cuenta las circunstancias del Despido, pueden establecer sus clases,
a saber:
3.2.1. J USTIFICADO
Esta clase de despido tiene lugar, cuando el trabajador incurre en incumplimiento
de sus obligaciones, con base a lo establecido en la Ley (Art. 80 LOTTT). Es muy
importante en este sentido, destacar lo relativo a la convalidación de faltas (Art.
82).
3.2.2. I NJUSTIFICADO
3.3. E FECTOS
4.2.1.2. Instrucción
La ausencia o negativa del patrono a comparecer para algún acto previsto, dará
como válidas las declaraciones del trabajador afectado (numeral 4)
4.2.2.2. Instrucción
Tendrá lugar una articulación probatoria de ocho (8) días (de los cuales 3 para la
promoción y 5 para evacuación), en caso que el Inspector considere sea necesaria
para comprobar la existencia de la relación de trabajo (numeral 7). Para algún otro
efecto, tendría aplicación supletoria la LOPT.
Como fue descrito, podría haber lugar a una ejecución en el momento inicial del
procedimiento, cuando surge debidamente comprobada la existencia de la relación
de trabajo y la circunstancia del hecho. De otra manera, desarrollada la etapa
probatoria, y emitida la decisión, la ejecución, al igual que en el caso anterior,
estará en función a la naturaleza de la decisión.
Conclusiones
CARTA PODER
EL TRABAJADOR PODERDANTE
Bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb
bbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbbb
(…)
(…)
(…)
Por lo tanto, siendo ello así, y visto que la accionante se encontraba amparada
por el Decreto de inamovilidad laboral especial señalado supra, la Asociación
Civil Caja de Ahorro y Préstamos de los Empleados Públicos de la Gobernación
del Estado Miranda (CAPEM), antes de proceder a su despido, debió haber
tramitado ante la Inspectoría del Trabajo del Municipio Guaicaipuro del Estado
Miranda, de acuerdo al procedimiento previsto en el artículo 453 de la Ley
Orgánica del Trabajo, la autorización correspondiente para proceder a su retiro,
asegurando de esta manera que la culminación de la relación laboral estuviese
ajustada a derecho.
Al respecto, esta Sala en sentencia N° 1.482 del 28 de junio de 2002 (caso: José
Guillermo Báez), determinó que la aceptación de prestaciones sociales por parte
de un trabajador implica una renuncia de su derecho al reenganche, pero sólo
en los casos en que el trabajador goce de estabilidad relativa. En tal sentido, la
decisión en referencia señaló que: (Negrillas y subrayado nuestros)