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LA INSUFICIENCIA DE LA REVELACIÓN GENERAL PARA LA SALVACIÓN

DOCENTES: DR. MATTHEW BURT

ESTUDIANTE: ESTEBAN ALBERTO HERRAN SIABATTO

INTRODUCCIÓN A LA TEOLOGÍA

SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO

MEDELLÍN – 02 FEBRERO 2024


BOSQUEJO

Introducción

I. Definición de la revelación general

II. El valor y la importancia de la revelación general

III. La insuficiencia de la revelación general

Conclusión

Bibliografía
INTRODUCCIÓN

A lo largo del tiempo han surgido algunas religiones o corrientes de pensamiento,

como el deísmo, pelagianismo y cristianos liberales, que defienden una teología natural,

llegando a la conclusión de que el ser humano, por medio de una revelación general, puede

llegar a un entendimiento suficiente respecto al conocimiento de Dios. Por lo cual, este

pensamiento desmerita la revelación de Dios por medio de su Palabra, haciendo creer a las

personas que ellas mismas, con su racionalismo e investigación, son suficientes para

encontrar las respuestas a sus preguntas.

Esto ha causado que algunos cristianos tiendan a creer en una doctrina errónea,

totalmente contraria a las Escrituras. En ocasiones, tienen ideas panteístas, pensando que

creer en la mera existencia de un creador es más que suficiente para ser salvos; que solo

con observar el firmamento y contemplar las estrellas es todo lo que se necesita para

conocer al ser supremo que originó todo lo que los rodea. Ignoran totalmente su naturaleza

humana, el hecho de que su estado pecaminoso los hace culpables del castigo eterno, y que

la única manera de ser salvos es a través de la redención de Cristo.

De allí que surge la siguiente pregunta ¿Es la revelación general suficiente para la

salvación del hombre? Por lo tanto, este ensayo tiene como propósito responder a esta

problemática. Primero, será definida la doctrina de la revelación general. Segundo, se

mostrará el valor y la importancia de dicha revelación. Por último, se tratará el tema central

de este trabajo: la insuficiencia de la revelación general para la salvación de los seres

humanos.
I. Definición de la Revelación General

Para comprender el concepto de revelación general, primero se debe entender lo que

no es revelación. Como menciona Oliver Buswell: “Ordinariamente la palabra “revelación”

no se refiere a develar o hacer visible un objeto o una persona sino a dar a conocer una

verdad”.1 Por ende, cuando se habla de revelación en el sentido cristiano, se hace referencia

a que Dios se revela a sí mismo al hombre y a todas las verdades concernientes a su

persona.

Por otro lado, la palabra revelación proviene del latín “revelare” (que significa

descubrir, revelar o apartar un velo) y “velare” (que significa ocultar o cubrir con un velo). 2

En el ámbito religioso, la revelación es la manifestación de lo oculto por el poder de Dios.

Con base en la Escritura, el Señor ha revelado lo oculto a la humanidad: sus atributos y sus

planes con la raza humana. Por ende, satisface el deseo innato del ser humano de querer

conocer lo que está velado, un anhelo con el que el hombre nace. Esta revelación se divide

en dos tipos: la “revelación especial” y la “revelación general”.

Con respecto a la revelación general, Mario Cely la define como: “La manifestación

divina reflejada en la contemplación de los fenómenos de la naturaleza, la constitución y

operación de la mente y el cuerpo humano, y los hechos de la historia colectiva y la

experiencia personal”.3 Esta manifestación divina se hace a través de la creación: el

cosmos, la fauna, la flora, el mar, las estrellas, etc. La raza humana también es

1
Oliver, Buswell, Teología sistemática: Dios y su revelación, vol. 1 (Grand Rapids, MI: Zondervan
Publishing House, 2005), 175.
2
Francisco Lacueva, «Revelación». En Diccionario teológico ilustrado, ed. por Francisco Lacueva
(Viladecavalls, Barcelona: Clie, 2001), 517-518.
3
Mario Cely, Bibliología: orígenes, historia y teología de la Biblia (San José, Costa Rica: Clir, 2017), 40.
manifestación de la revelación general; se manifiesta a través de la conciencia humana, la

moral y el funcionamiento total del cuerpo humano. Es importante mencionar que el

hombre fue creado a imagen y semejanza del Todopoderoso. De allí que, la mera existencia

de las personas es otra forma de dicha revelación.

Es por ello que la revelación general se puede dividir en dos tipos de categorías. La

interna es la expresión innata de la deidad en la conciencia humana; se puede ver como si

hubiera una chispa en la mente de cada persona que le permite observar pequeños destellos

de la existencia de Dios.4 También se refleja en la moral, los valores y la búsqueda del

significado de la vida. La segunda categoría es la externa, que es el indicativo de la

naturaleza y el curso que sigue la historia de la providencia. Se expresa en las cosas

creadas, en los eventos históricos y en todas las circunstancias que rodean a las personas.5

Es importante aclarar que dicha revelación natural es propia de Dios. Es decir, nadie

ni nada obligó al Todopoderoso a dar estas manifestaciones de su propio ser; fue por su

voluntad, para la gloria y alabanza de su nombre. Esta expresión de amor y misericordia se

manifiesta a través de la naturaleza: en cada puesta de sol, al observar la belleza del

firmamento y las estrellas. De otro modo, la revelación está arraigada en la creación y en la

relación que Dios tiene con sus criaturas inteligentes, a las cuales Él trajo a la existencia.

Para concluir, la definición de la revelación general se puede expresar como la

manifestación que Dios hace de su propio ser y naturaleza divina; esto ocurre a través de su

creación, la naturaleza y el universo en general (categoría externa). Además, se manifiesta

4
B. Demarest, «Revelación». En Diccionario evangélico de teología, ed. por Alejandro Pimentel (Grand
Rapids, MI: Libros Desafío, 2016), 1175-1176.
5
Demarest, «Revelación», 1175-1176.
en la conciencia humana y en la moral de las personas (categoría interna). Por ende, es

crucial mencionar el valor, la importancia de esta revelación y considerar cómo la Palabra

de Dios la presenta.

II. El valor y la importancia de la revelación general

A través de la revelación general, las personas tienen la oportunidad de contemplar

algunos de los atributos de Dios manifestados en la creación. Entre estos atributos se

destacan la sabiduría, la soberanía, el poder del creador, su misma existencia, su gloria y, en

cierta medida, su bondad. Tal como se expresa en el Salmo 19:1, “Los cielos cuentan la

gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”. Mediante el simple acto de

la contemplación de la naturaleza que los rodea, el hombre puede ver una parte de la

majestuosidad de Jehová y de sus atributos. Tal como dice Richard Pratt:

Si Dios se revela claramente en la naturaleza del mundo. El orden del mundo señala
la sabiduría ordenadora de Dios. Las cosas buenas del mundo muestran la
misericordia de Dios. La hermosura del mundo muestra la gloria de Dios. El mundo
alrededor nuestro proporciona una gran cantidad de pruebas que permiten creer en la
existencia de Dios.

Gracias a esta voluntaria manifestación divina, el ser humano es consciente de la

existencia de un creador. Por tal razón, la revelación general hace totalmente responsable a

las personas delante de Dios al momento de rechazar y desviar todas estas pruebas o

evidencias que les han sido otorgadas: “porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto,

pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se

hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las

cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” (Rom 1:19-20).


El rechazo o desvío de esta revelación es la causa del surgimiento de otras

religiones humanas que pretenden explicar todas estas manifestaciones. Por ejemplo, el

hinduismo, el budismo y el islam. La tergiversación de esta doctrina se debe al pecado y a

la maldad de los hombres que, en su incredulidad y naturaleza pecaminosa, buscan dar

respuesta a todas estas manifestaciones por sus propios medios, en su racionalismo y

sentimentalismo, evitando atribuir las maravillas del cosmos al verdadero creador,

formulando teorías que sacan al Señor de la ecuación.

En el ser humano también existe una revelación divina directa en su propia

conciencia desde el nacimiento. Es como si hubiera un chip en la mente de cada persona

que la hace reconocer la existencia de un Dios, un ser Supremo que no solo es dueño de lo

que lo rodea, sino también de su propia vida. Esta revelación se manifiesta en la necesidad

innata de adoración que el hombre siente hacia algo o alguien. Incluso en el código moral

de la sociedad, son conscientes de la diferencia entre lo bueno y lo malo. La conciencia los

acusa o defiende, como menciona el apóstol Pablo en Romanos 2:14-15: “Porque cuando

los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, estos, aunque no

tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,

dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”.

Es por eso que los seres humanos sienten un deseo de relación o comunicación con

algo trascendental, algo sobrenatural; una conexión que vaya más allá de la simple

observación del entorno, una atracción hacia lo espiritual. Como lo explica el teólogo H.

Orton: “El hombre es tanto una criatura de la naturaleza como un ser personal de naturaleza
transcendente. Por tanto, se da cuenta de que es un ser espiritual hecho para tener comunión

con lo sobrenatural”.6

Para resumir, la revelación general tiene un valor importante al mostrar algunos

atributos de Dios, la naturaleza de la conciencia junto con la conducta humana en la

búsqueda de algo trascendental y en su código moral, el pecado del hombre y, lo más

importante, desvelar la existencia del creador. Pero, ¿es todo esto suficiente para la

salvación de las personas?

III. La insuficiencia de la revelación general para la salvación

Dios voluntariamente se reveló a los hombres, por medio de la naturaleza y la

conciencia humana. Pero debido a la caída y al pecado, las personas pervierten este

conocimiento y no logran tener un entendimiento pleno del Padre. Es por esto que,

Geoffrey Bromiley menciona que: “en cuanto al pecador, la revelación natural solamente

sirve para condenación: no tienen excusa”.7

Entonces, la revelación natural permite que las personas tengan un conocimiento

parcial de Dios, y son estas mismas las que, motivadas por su pecado, velan sus ojos ante

las manifestaciones divinas de la creación. Como resultado, es el hombre quien decide

rechazar al creador y queda sin ninguna excusa ante su incredulidad. Por ende, Pablo en

Romanos 1:20 dice: “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen

claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas

hechas, de modo que no tienen excusa.”

6
H. Orton y Paul Culbertson, Introducción a la teología cristiana, trad. de Honorato Reza (Kansas City, MO:
Beacon Hill Press, 1948), 48.
7
Geoffrey W. Bromiley, «Revelación natural». En Diccionario de teología, ed. por Everett Harrison (Grand
Rapids, MI: Libros Desafío, 2002), 542.
Si dicha revelación natural condena al pecador y lo deja sin excusa, ¿es esta misma

revelación suficiente para la salvación del hombre? Ante esta pregunta, hay varios puntos

que analizar, pero una respuesta rápida sería: no, la revelación general no es suficiente para

la salvación de la humanidad.

La revelación a través de la naturaleza y la mente humana solo proporciona pruebas

de la existencia de un ser supremo y su grandeza, pero nunca hablan o dejan claro al

hombre que es un pecador, que está muerto en sus delitos y concupiscencia, y que necesita

de un salvador, de una obra redentora que le dé vida nueva. No menciona la gracia

salvadora ni presenta a Jesucristo como su salvador y el único camino para la salvación de

su alma. De hecho, solo con esta revelación, el hombre no comprende la necesidad de un

salvador. En la introducción a la Teología Sistemática, Luis Berkhof indica: “Puesto que la

revelación general nada sabe de la gracia y del perdón, resulta enteramente insuficiente para

los pecadores”.8

Por otro lado, la revelación general no es suficiente para la salvación porque no es

guía indudable ni fiable9. A lo largo de la historia, muchos filósofos han intentado encontrar

respuestas a numerosas preguntas con el propósito de descubrir la verdad definitiva

mediante sus propias fuerzas y habilidades. Al igual, los científicos han formulado cantidad

de teorías y ecuaciones para descubrir el origen del cosmos, y a pesar de su raciocinio y

siglos de investigación, no han llegado a lo que ellos llaman la 'teoría del todo'. Algunas de

estas teorías niegan totalmente a Dios, pero las más robustas y respaldadas por la

comunidad científica han llegado a la conclusión de que se necesita un ser supremo que
8
Louis Berkhof, Introducción a la teología sistemática, trad. de Felipe Delgado (Grand Rapids, MI: Libros
Desafío, 1932), 145.
9
Berkhof, Introducción a la teología sistemática, 145.
haya dado una causa para el efecto de sus cálculos. Por medio del razonamiento humano,

hay muchos errores, y jamás se llegará al verdadero conocimiento de Dios.

En consecuencia, solo con saber que hay un creador detrás de todas las maravillas y

majestuosidad del universo, no es suficiente para tener una base sólida, una fe bien

fundamentada, ya que es imposible tener fe en alguien al que no se conoce plenamente. La

revelación general no cuenta con los pilares necesarios para una religión verdadera, porque

no cuenta la caída del hombre, la historia de Dios con su pueblo y el pacto para la

redención de los pecadores.

Una vez comprendida la insuficiencia de la revelación general para la salvación, es

importante mencionar que es solo por medio de la revelación especial que el hombre puede

ser salvo. La revelación especial está disponible para todos, dado que son las Escrituras las

que contienen dicha revelación y cualquier persona las puede leer. Pero simplemente con

leerlas no es suficiente, se necesita del sacrificio del Señor Jesús en la cruz para la

salvación de los pecados. Una vez que Jesús hace la obra en la persona, es el Espíritu Santo

quien ilumina el entendimiento humano para poder comprender la revelación de la Palabra

de Dios. Como lo afirma Millard Erickson:

La mayoría de la gente necesita un entendimiento más personal de Dios que el que


permite la naturaleza y la historia general. Dios ha proporcionado una revelación
particular de sí mismo. La forma en que se presenta la revelación personal de Dios
incluye su manera de relacionarse con las personas, la experiencia humana diaria y el
lenguaje y el entendimiento que utiliza. Las modalidades utilizadas por Dios incluyen
los eventos históricos, el discurso divino y la encarnación de Dios en Cristo.10

10
Millard Erickson, Teología Sistemática, trad. de Beatriz Fernández (Grand Rapids, MI: Clie, 2008), 202.
Con todo lo considerado anteriormente, se puede concluir, que la revelación general

es insuficiente para la salvación, dado que no proporciona el mensaje salvífico que solo se

puede conocer por medio de la Palabra de Dios. Puesto que, el hombre no puede ser

consciente de su estado pecaminoso con el simple hecho de contemplar la naturaleza. Sin

embargo, es suficiente en su propósito de mostrarle al hombre la existencia de Dios.


CONCLUSIÓN

La definición de la revelación general se puede expresar como la manifestación que

Dios hace de su propio ser y naturaleza divina; esto ocurre a través de su creación, la

naturaleza y el universo en general (categoría externa). Además, se manifiesta en la

conciencia humana y en la moral de las personas (categoría interna). Su propósito principal,

es dejar distintos tipos de manifestaciones que le sirvan al hombre para creer en la

existencia de Dios. Esta revelación divina es totalmente voluntaria, es un acto de amor y

misericordia por parte del creador.

La revelación general tiene un valor importante al mostrar algunos atributos de

Dios, la naturaleza de la conciencia junto con la conducta humana en la búsqueda de algo

trascendental y en su código moral, el pecado del hombre y, lo más importante, desvelar la

existencia del creador. Gracias a la maldad de los corazones de las personas, estas

manifestaciones divinas son desviadas y mal interpretadas, por que la humanidad se vuelve

totalmente responsable ante el Todopoderoso sin ningún tipo de excusa.

La revelación general es insuficiente para la salvación, dado que no proporciona el

mensaje salvífico que solo se puede conocer por medio de la Palabra de Dios. Debido a

que, el hombre no puede ser consciente de su estado pecaminoso con el simple hecho de

contemplar la naturaleza. Es por ello que necesita de una revelación especial que solamente

es dada por el sacrificio de Jesucristo en el monte calvario y como consecuencia, la

iluminación del Espíritu Santo.


BIBLIOGRAFÍA

Berkhof, Louis. Introducción a la teología sistemática. Trad. de Felipe Delgado. Grand

Rapids, MI: Libros Desafío, 1932.

Bromiley, Geoffrey. «Revelación natural». En Diccionario de teología, editado por Everett

Harrison, 542. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2002.

Buswell, Oliver. Teología sistemática: Dios y su revelación. Vol. 1. Grand Rapids, MI:

Zondervan Publishing House, 2005.

Cely, Mario. Bibliología: orígenes, historia y teología de la Biblia. San José, Costa Rica:

Clir, 2017.

Demarest, B. «Revelación». En Diccionario evangélico de teología, editado por Alejandro

Pimentel, 1175-1176. Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2016.

Erickson, Millard. Teología Sistemática. Trad. de Beatriz Fernández. Grand Rapids, MI:

Clie, 2008.

Lacueva, Francisco. «Revelación». En Diccionario teológico ilustrado, editado por

Francisco Lacueva, 517-518. Viladecavalls, Barcelona: Clie, 2001.

Orton, H, y Paul Culbertson. Introducción a la teología cristiana. Trad. de Honorato Reza.

Kansas City, MO: Beacon Hill Press, 1948.

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