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Dominación de Babilonia

1. Caída del reino de Judá


Durante los veinte últimos años del Reino de Judá (609-587 a.C.), estuvieron en el trono del
reino de Judá cuatro reyes: Joacaz, Joaquim, Sedecías y Joaquín; donde, según el relato bíblico,
cada uno de ellos era más débil que su predecesor. En primer lugar, tras la batalla de Meguido en
el 609 (2 Reyes 23,29) Joacaz murió como prisionero del faraón Nekao en Egipto, después de
sólo nueve meses de reinado. Así pues, Nekao puso como rey en su lugar a Joaquim. Así, cuatro
años después el ejército egipcio fue derrotado por el príncipe Nabucodonosor, general e hijo de
Nabopolasar, rey de Babilonia, de allí que todo el territorio cayó en poder de los babilonios.
Luego Nabopolasar murió y Nabucodonosor debió retornar a tomar el mando del reino de
Babilonia.
El rey Joaquim obstinado en las promesas hechas por Dios a la dinastía de David favoreció la
rebelión contra Nabucodonosor. Así, en contra de los consejos del profeta Jeremías, Joaquim
desafió a los babilonios y en 601 se volvió hacia su antiguo aliado, Egipto. Nabucodonosor envió
su ejército y puso sitio a Jerusalén. El país fue completamente arrasado y Joaquim fue asesinado.
Su hijo Joaquín subió al trono. Los babilonios, luego de tres meses, entraron en la ciudad,
depusieron a Joaquín, y le enviaron cautivo a Babilonia con la reina madre, las mujeres, eunucos
y dignatarios. En total 10.000 exilados, entre los cuales los obreros especializados, herreros y
fabricantes de armas. Después de esta primera deportación Nabucodonosor puso en el trono a
Sedecías, último rey de Judá.
Se impuso en Judea un tributo que había que pagar el cual era muy duro. Babilonia quedaba
lejos y era muy impopular, por ello el partido “belicista” arrastró al rey a la rebelión contra
Babilonia, y le hicieron alejar a Jeremías, para dirigirse de nuevo a Egipto en búsqueda de
alianzas. Por ello, los ejércitos de Nabucodonosor volvieron a asolar el país. Los caldeos hicieron
brecha en el muro de Jerusalén en el 587. Sedecías intentó huir, pero fue alcanzado en Jericó y
conducido delante de Nabucodonosor que le sacó los ojos después de haberle hecho presenciar la
masacre de sus hijos (2 R 25,7). El comandante babilonio hizo su entrada en la ciudad y la
incendió. El pueblo tuvo que marchar al exilio.
2.- Figura de Jeremías 
Al inicio del profetismo en Israel, los profetas hablaron tanto en el reino del Norte y como en
del Sur. Aquello que Amós y Oseas habían anunciado se realizó, pues Samaría fue tomada,
deportada y poblada por extranjeros. Aun así, años más tarde, Jeremías profetizó en el reino de
Judá la ruina del reino, la destrucción de Jerusalén y el fin de la dinastía, lo que también sucedió
tal como Jeremías lo había anunciado. Sin embargo, hasta el fin de los reinos, ni los reyes ni el
pueblo oyeron las palabras de los profetas y la catástrofe se produjo.
Este es el caso de Jeremías, pues lo consideraron un traidor, lo marginaron y lo despreciaron,
pues su vida se sitúa en una época muy difícil. Desde el año 627 vio derrumbarse el imperio
asirio y fue testigo del comienzo del imperio babilónico, también vivió el período en el que el rey
Josías se liberó de los poderes extranjeros, reformó el culto y ensanchó las fronteras del reino.
Después vio la trágica muerte de Josías y la tensión entre Egipto y Babilonia, para finalmente ser
testigo de la caída y destrucción de Jerusalén.
Las dificultades de su vida comenzaron desde el momento en que pronunció su discurso a la
puerta del templo (Jr 7), cuando ataco el culto formalista y la falsa seguridad de las gentes de
Jerusalén. Se pronunció abiertamente contra el dogma supremo de la inviolabilidad del Templo y
de la ciudad. Se le acusó desmoralizar al público y erosionar la euforia reinante en Jerusalén.
Pero a pesar de ser profeta de desgracias, tuvo siempre una última palabra de esperanza para
Jerusalén. Tras la catástrofe, anuncia la restauración del pueblo en sus páginas de consolación,
que se cuentan entre las más hermosas de todo el Antiguo Testamento.
3. El destierro
Jerusalén fue en su totalidad arrasada y el templo fue incendiado. En el territorio sólo
quedaron campesinos pobres en condiciones muy precarias (los detalles de la destrucción se
encuentran en 2 R 25 y Jr 52). Aun así, la parte más pobre de la población se quedó en el país. La
mayoría de los habitantes fueron dispersados, unos huyeron a Egipto (Jr 42-43) o a Transjordania
(Jr 41,15) y otros fueron deportados a Babilonia sobretodo la elite del país. Sin embargo,
Nabucodonosor no quiso desarticular completamente las instituciones judías, pues buscó
reconstituir un simulacro de gobierno autónomo con Godolías, poniendo su capital en Mitspá e
intentando restaurar el orden. No obstante, Godolías fue asesinado por un miembro de la familia
real, por lo que muchos judíos decidieron huir a Egipto y Judá pasó a ser una provincia del
imperio babilónico.
El exilio de Babilonia es la etapa más importante del pueblo hebreo. Pues en primera
instancia, se puede ver ahí una extraordinaria capacidad de supervivencia y de flexibilidad para
adaptarse a nuevas circunstancias. Por ejemplo, según la carta de Jeremías dirigida a los exilados
después de la primera deportación, se da a entender que pudieron instalarse, construir edificios y
cultivar la tierra (Jr 29). El rey Joaquín en su exilio conservó su título real. También los ancianos,
sacerdotes y profetas, procuraron la cohesión de los deportados, tratando de concentrarlos en
localidades reservadas como Tel Aviv, al borde del río Kebar, donde Ezequiel se encontró con
los exilados.
La vida religiosa continuó, pues como se evidencia en Ez 33,30, los ancianos venían a
consultar a Ezequiel. Entre los deportados habían escribas y sacerdotes que impulsaron a una
gigantesca empresa de consignar y completar las tradiciones que sostenían la fe hebrea, la fuente
sacerdotal de la escritura. Por ello, se desarrollan temas doctrinales como el sábado, la
circuncisión, las reglas de alimentación o los signos de identidad que les impedían disolverse en
el ambiente pagano. De allí que para el pueblo se desarrollen dos cuestiones: la primera acerca
de la interpretación de los acontecimientos que han abatido a Israel desde un punto de vista
divino, y la segunda, acerca de si hay una esperanza para Israel. Este esfuerzo, contando con la
destrucción del Templo y la imposibilidad del culto, permitirá a Israel desarrollar una primera
reflexión teológica.

4. Renovación teológica
El exilio y las confrontaciones contra Babilonia han demolido la teología oficial del reino que
estaba fundada sobre la alianza de Dios con la casa de David, por ello el exilio se configuró
como el fin de una era política y de una interpretación de la alianza. De allí que el primer cambio
radica en la nueva noción de judaísmo ligado a la comunidad religión más que a la nación
israelita.
Deportados de la tierra los judíos son llevados a la gran ciudad de Babilonia, donde van a
encontrarse con el lujo, la cultura y el poder del reinado. Aun así, su fe sobrevivirá, grandemente,
gracias a los profetas que reinterpretan la teología de la alianza, haciendo ver que todo había sido
ya previsto y anunciado por Jeremías. Seguidamente, Ezequiel y el Segundo Isaías hicieron ver
que el desastre era previsible y no probaba nada contra Dios, pues debía ser integrado en el plan
salvífico como tiempo de purificación, del cual la alianza iba a ser restablecida de nuevo con un
Resto. Así, Nabucodonosor se convierte el ejecutor de los proyectos de Dios (Is 10,5) y el pueblo
babilonio en el medio para castigar a su pueblo, por lo que, después de haber sido utilizado, este
medio va a ser entregado al fuego.
Las promesas divinas son renovadas con un ‘resto’ que se va a constituir como una
comunidad religiosa, que se caracterizará, no por la región o la nacionalidad, sino por la adhesión
a la Ley, los judíos serán cuantos acepten orientar su vida conforme a la ley del Señor. Así pues,
el Señor hace una nueva alianza con ellos dándoles un corazón nuevo, reuniéndoles (Ez 36,36;
34,13), por eso aquí la religión adquiere una dimensión más personal, es decir, la “religación” al
Señor se hace mediante el compromiso personal de cada individuo. Incluso después del exilio la
idolatría desaparecerá totalmente de Israel, pues dicha experiencia permitirá la destrucción de
altares y dioses en la tierra de Israel.
También cabe resaltar que es justo en el destierro donde la fe de Israel se purifica de
influencias politeístas. En el destierro, con las grandes crisis políticas, económicas y religiosas,
con la pérdida de la tierra y a la destrucción del Templo, es cuando se estabilizaron y se
consagraron muchas de las tradiciones antiguas de Israel relacionadas con el desierto. Por
ejemplo, la figura y la situación de Moisés en el desierto se volvió emblemática y modelo para el
pueblo Israel que tras el destierro tenía que vivir según las palaras del Deuteronomio.
5. El anuncio de la liberación
Comúnmente se designa como Deutero-Isaías o Segundo Isaías a un profeta anónimo que
profetizó entre 550 y 520, es decir, los últimos años del imperio babilonio. Así pues, la figura de
los capítulos 40 – 54 del libro de Isaías representan la cumbre más alta de toda la esperanza del
Antiguo Testamento. Pues los oráculos del primer Isaías son de carácter amenazante, los de la
segunda parte del libro son mensajes de consuelo, es el "Libro de la consolación de Israel". El
estilo literario es oratorio y ampuloso, pero sobre todo el pensamiento contenido está construido
de una forma más teológica, como lo demuestran las ideas acerca de la impotencia de los falsos
dioses, sobre la sabiduría y la providencia de Dios en la historia o. incluso, en el nuevo
universalismo religioso se exprime por primera vez.
En esta sección libro están cuatro piezas líricas muy favorables tanto al judaísmo como al
cristianismo, son los cantos del siervo de Yahvé que describen al discípulo ideal que predica la fe
verdadera, sufre para expiar los pecados del pueblo y es glorificado por Dios. Se desarrolla la
idea de que Dios llama a un mensajero para que venga del exilio y realice la consolación, pues
Dios perdona a su pueblo después de dejarle sufrir un poco abriendo así un nuevo camino
marcado por una larga etapa de signos, en especial, la liberación de la capital.
6. Literatura bíblica
En lo que refiere a las tradiciones y los escritos literarios de Israel en este periodo, ya se ha
afirmado la gran importancia que tuvo el destierro en la conformación de la religión y de una
especie de nueva tradición escriturística, marcada e influenciada por todos los acontecimientos y
realidades del pueblo antes, durante y después del destierro. Por eso, una lista probable de dicho
desarrollo en diversos ámbitos sería mas o menos así:
 Ámbito familiar: Tradiciones orales, oraciones personales y de culto, proverbios y frases
vitales de unión con Dios.
 Teología del templo: Von Rad sitúa aquí la posible redacción del código “yehovista”.
También se generó, probablemente, el Deuteronomio junto con los tres grandes códigos
legales: Ex 20 - 23; Dt 12 – 26 y Lv 19, 26. Finalmente, se redactaron también nuevos
salmos como el 21, el 47, 48, el 68, el 77, entre otros.
 La corte: Aparecen por escrito las crónicas de los reinados y nuevas colecciones de
proverbios que continúan las ideas previas.
 Ámbito carismático: Surgen los oráculos proféticos, los ciclos de Elías y Eliseo, y el núcleo
de algunos de los libros proféticos como los de Amós, Oseas, Miqueas, el primer Isaías,
Sofonías, Jeremías, Nahum y Habaquq.
Un recuento posible de aquello que contenía la TaNaK, al final de este período, sería el
siguiente:
 Torah: Un núcleo formado por la tradición JE (Yahvista-Elohísta), el núcleo de la tradición
D (Deuteronomista) más algunas tradiciones de los sacerdotes
 Nebiim: Se dan los relatos de la conquista, crónicas de los reinos de Israel y Judá,
tradiciones carismáticas, palabras de Amós, Oseas, Miqueas, Isaías, Jeremías.
 Ketubim: Hay salmos, proverbios, cantos de amor (cercanos al Cantar de los Cantares)
Otro trabajo importante tanto como interesante se da en la comparación los relatos paralelos
que ofrecen los libros de Reyes y Crónicas junto con la narración posterior de Flavio Josefo en
Antigüedades Judías, inspirada en los libros bíblicos. Hoy se pueden establecer paralelismos con
otras fuentes históricas extrabíblicas sobre todo con la documentación encontrada de las
principales ciudades asirias. Pues en estas crónicas se menciona con frecuencia al reino de Israel
como el “reino de Omrí”

 
Bibliografía
 Los judíos en la trama de los Imperios antiguos – Enrique J. Dunayevich
https://issuu.com/enriquedunayevich/docs/los_judios_en_la_trama_2da_18mayo_con_portadagif
 El exilio y la diáspora: ¿Israel sin templo? – Miren Junkal Guevara Llaguno
http://www.scielo.org.co/pdf/thxa/v62n174/v62n174a05.pdf
 Seminario bíblico Reina Valera – Juan Manuel Matín Moreno
http://seminarioabierto.com/tiempos07.htm
 Historia ilustrada del Israel bíblico: Un pueblo se siente elegido por Dios

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