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01 de febrero

Jeremías 4

Circuncidar
el corazón

“Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro


corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no
sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya
quien la apague, por la maldad de vuestras obras”
(Jeremías 4:4).

El comienzo del capítulo 4 presenta una conexión con


el capítulo anterior. El autor sigue en su exposición
declarando la importancia de recordar cómo las
elecciones que hacemos cambian nuestra vida,
destacando la necesidad urgente de quitar del corazón
su pecado.
El profeta Jeremías, entonces, destaca que es necesario
“circuncidar el corazón”, y con eso podemos entender
que la idea es claramente cortar, retirar de nuestra
mente lo que está vinculado a nuestras pasiones,
porque al decir ‘nuestro corazón’ se refiere al carácter
moral. Al final, ¿qué contemplamos cada día?
La exhortación al arrepentimiento se presenta una
vez más, pues cuando no existe un cambio de hábitos
en la vida, nuestro corazón se asemeja a un suelo
sin la debida preparación para que ocurra una buena
cosecha. Nuestro corazón por naturaleza es corrupto y
no desea hacer la voluntad del Señor, por eso, así como
el salmista, necesitamos rogarle a Dios para que nos
dé un corazón puro: “Crea en mí, oh, Dios, un corazón
limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo
51:10).
Jeremías no sentía alegría por transmitir un mensaje de
desorden por toda la tierra. El profeta no sentía placer
en dar esos mensajes de ira. Infelizmente, el destino
de la nación era solo un reflejo de lo que eligieron cada
día. Aunque la corrección divina sea severa, podemos
confiar en que sus reprensiones son justas y sirven
para transformarnos en nuevas criaturas.

Para reflexionar
Es inevitable no entristecerse con el relato presentado
y ver el continuo rechazo del pueblo a las misericordias
del Señor. También es una gran alerta para nuestra vida,
porque Dios también nos invita a hacer una evaluación
de nuestra vida y cortar, circuncidar, lo que afecta nuestro
carácter moral. ¿Cuál será su decisión?
02 de febrero

Alguien está
mirando

“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a


dónde huiré de tu presencia?”
(Salmo 139: 7).

Un hombre decidió meterse en uno de los muchos


campos que pertenecían a su vecino, para robar un
poco de maíz. Si saco un poco de cada campo, nadie
se dará cuenta, pensó. De esa manera, tendré mucho
maíz fácilmente. Entonces, esperó una noche oscura y
nublada para llevar a cabo su plan. Furtivamente, salió
de su casa, llevándose consigo a su pequeña hija.
“Cariño”, susurró, “quédate quieta y observa. Avísame
si alguien aparece”. El hombre se deslizó en el primer
campo de maíz y comenzó a recoger todo el maíz que
pudo. Apenas había comenzado cuando escuchó a su
hija decir en voz baja: “¡Papá, alguien te está mirando!”.
El hombre miró a su alrededor, pero no pudo ver a nadie.
Puso todo el maíz que había recogido en una bolsa
y se dirigió rápidamente al segundo campo. “¡Papá,
alguien te está mirando!”, la niña advirtió a su padre
por segunda vez. El hombre miró por todos lados, pero
nuevamente no vio a nadie. Molesto, le dijo a su hija:
“¿Por qué sigues diciendo que alguien me está mirando?
He buscado por todos lados y no veo a nadie”. “Papá”,
susurró la niña señalando el cielo oscuro, “Alguien te
está mirando desde arriba”.
Esta sencilla historia nos ayuda a comprender que
cuando cometemos pecados solos, de noche y ocultos,
en realidad estamos pecando en la presencia de Dios.
Una de las formas más seguras de vivir fielmente
es tener presente que Dios siempre está de nuestro
lado. Esta comprensión no debe traernos miedo o
inseguridad, sino alegría al saber que Dios, nuestro
Salvador y nuestro Redentor, camina a nuestro lado y
que su presencia y compañía merecen la expresión de
nuestra fidelidad.
Viviendo así, podremos permanecer fieles, incluso
cuando estemos lejos de nuestro cónyuge. Podremos
honrar a Dios, incluso si somos los únicos cristianos en
el salón de clases o en el trabajo. Viviremos de acuerdo
con la voluntad de Dios, incluso si todos los que nos
rodean deshonran a Dios.

Llamado: Al expresar tu fidelidad a través de la devolución


de diezmos y ofrendas, agradece a Dios por el privilegio
de poder vivir y caminar en la compañía de un Dios de
amor y misericordia.
03 de febrero

Jeremías 6

Así dice
el señor

“Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande,


cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el
sacerdote, todos son engañadores”
(Jeremías 6:13)

El capítulo 6 muestra a Dios casi gritándole a su


pueblo. La expresión “Así dice el Señor” aparece por lo
menos cinco veces en 30 versículos, una vez cada seis
versículos. El tiempo de arrepentimiento para evitar el
castigo prácticamente ya se terminó. No hay vuelta
atrás. El esfuerzo ahora es hacer que el pueblo escuche
lo que sucederá y como deben vivir ese momento.
El versículo uno tiene un orden: “Huid [...] de en medio
de Jerusalén, y tocad bocina”. El mal está a las puertas.
Salgan de la ciudad que un día fue el refugio del pueblo,
la seguridad, la habitación de Dios. No hay más virtud
en ella, será castigada, porque solo hay en ella “maldad;
injusticia y robo, enfermedad y herida” (V. 7). Uno de
los grandes problemas de la nación está descrito en el
versículo 10: “¿A quién hablaré y amonestaré, para que
oigan? […] he aquí que la palabra de Jehová les es cosa
vergonzosa, no la aman”. Es normal que los que no
conocen a Dios no deseen oír su voz. La gran pregunta
es: ¿por qué el pueblo de Dios ya no quiere oír su voz?
¿Por qué no lo buscan? ¿Por qué no sienten falta de él?
Desde los chicos hasta los adultos. El profeta y el
sacerdote, los líderes de la nación que era guiada por
Dios, ellos mismos son engañadores (V. 13). Fingen
tratar las heridas de los pecados del pueblo, diciendo:
“Paz, paz; y no hay paz” (V. 14). Están al borde del abismo
eterno, pero ninguna voz se levanta. En los versículos
16 y 17, Dios da dos órdenes al pueblo: “Preguntad por
las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad
por él”; “Escuchad al sonido de la trompeta”. Pero las
respuestas son: “No andaremos. No escucharemos”.
A pesar de todo, el profeta fiel a Dios y que ama a su
pueblo, aún envía avisos: “No salgas al campo, ni andes
por el camino; porque espada de enemigo y temor hay
por todas partes” (V. 25).

Para reflexionar
¿Será que hemos oído las voces de los que realmente
aman a la Iglesia y buscan la unidad? ¿O hemos escuchado
las voces que nos separan y nos dividen?
04 de febrero

Jeremías 7

Corrijan
su camino

“Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a


vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad
en todo camino que os mande, para que os vaya bien”
(Jeremías 7:23)

En la primera parte de este capítulo, Jeremías proclama


un llamado urgente para un pueblo infiel. Después
de comunicarle este mensaje, Dios le da una orden a
Jeremías. En el versículo 16, dice: “No ores por este
pueblo, ni levantes por ellos clamor, ni oración, ni
ruegues; porque no te oiré”.

Aunque el Señor desee estar junto a su pueblo, el vivir


practicando el pecado desagrada a Dios y corta la
comunión con Él.
El mensaje de Dios a Judá refleja el tipo de relación
que busca tener con su pueblo. Dios quiere ir
más allá de lo ceremonial. Acumular sacrificios y
holocaustos, pero no oír la voz de Dios, vacía la
religión. “A pesar de su aserto de ser el pueblo
escogido de Dios, únicamente la reforma del corazón
y de las prácticas en la vida podría salvarlos del
resultado inevitable de la continua transgresión”.
La espiritualidad basada en el formalismo no logra
sustentar una vida de obediencia y será vencida por
las tentaciones. Es posible mantener la apariencia
de cristiano y, sin embargo, no serlo realmente.
Pero es imposible ser un cristiano verdadero sin
que eso se manifieste en una vida de fidelidad.
La historia del pacto de Dios con su pueblo es una
historia de altos y bajos. En algunos momentos, el
pueblo se comprometía con la ley de Dios y era fiel,
pero muchas veces le dio la espalda e incumplió
los votos que había hecho. El mensaje de Jeremías
señalaba el pacto hecho en Sinaí: “Oigan mi voz, y
yo seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo”.

Para reflexionar
Dios tiene un mensaje urgente de arrepentimiento
para nuestros corazones. Él espera que busquemos
corregir nuestros caminos, escuchar su voz y confiar
para ser salvos. ¿Quieres que Jehová sea tu Dios?
¿Quieres andar en sus caminos? Haz tu oración y
dile cuál es tu decisión.
05 de febrero

Jeremías 8:

El resultado
del pecado

“¿Por qué es este pueblo de Jerusalén


rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron
el engaño, y no han querido volverse”
(Jeremías 8:5).

El capítulo 7 de Jeremías es un llamado al


arrepentimiento y a la conversión. El pueblo no
escuchó y no corrigió su camino; por eso, el capítulo
8 de Jeremías es un registro triste, que presenta la
condición del pueblo y el juicio de Dios.

Dios nunca tuvo la intención de castigar a su pueblo.


Cada profecía de juicio divino era un intento de despertar
al pueblo ante los peligros de la idolatría y del pecado,
rescatar a la nación de la ruina inminente. Pero, Judá
se desviaba cada vez más lejos de Dios.
El versículo 6 dice: “Cada cual se volvió a su propia
carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la
batalla”. El juicio de Dios sobre Judá es un recordatorio
de que, cuando decidimos ser señores de nuestras
elecciones, nosotros nos hacemos esclavos de las
consecuencias.
El pecado es algo serio. Causa dolor y sufrimiento. Pero
no es solo el ser humano el que sufre; sino que Dios
también sufre cuando nuestras malas elecciones nos
producen dolor y aflicción. En el versículo 5, el Señor
lamenta que su pueblo se haya apartado. Él dice: “¿Por
qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía
perpetua?”. A través de ese lamento, se nos invita a
acercarnos al corazón de Dios, y notar las lágrimas en
sus palabras.
Todo lo que Dios espera de su pueblo es que se
arrepienta genuinamente. La autosuficiencia llevó a
Judá a abandonar la ley del Señor. La sabiduría de la
que se enorgullecían era sabiduría solo a sus propios
ojos. Por más agradables que puedan parecer algunas
ideas, si nos llevan a no considerar más la Palabra de
Dios como la guía para el próximo paso, esas ideas
deben ser rechazadas. “La negligencia en cuanto a
arrepentirse y rendir obediencia voluntaria acarreará
hoy a hombres y mujeres consecuencias tan graves
como las que sufrió el antiguo Israel”.

Para reflexionar
No debemos vivir como si la realidad del juicio divino
no existiera, sin avergonzarnos del pecado, porque si
lo hacemos así, tendremos el mismo destino de Judá.
¿Cuál será tu decisión?, ¿Seguirás el camino que le llevo
a Juda a la destrucción o seguirás los consejos divino-
registrados en su palabra?
06 De febrero

Jeremías 9

El conocimiento
de Dios

“¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis


ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y
noche los muertos de la hija de mi pueblo!”
(Jeremías 9:1).

En el capítulo 9, podemos ver la angustia de Jeremías


frente a la corrupción galopante de Judá. Las personas
vivían de maldad en maldad, cometiendo adulterio
espiritual y no sintiendo ninguna constricción. El llamado
“profeta llorón”, al ver el pecado de su pueblo, no pudo
sofocar la angustia en su pecho. Era tanta la conexión
con ellos que su deseo ardiente no era otro, sino que sus
ojos se volvieran una “fuente de lágrimas” para lamentar
la suerte que sus compatriotas eligieron. Ese dolor nos
remite al que Jesús, al contemplar la ciudad de Jerusalén,
sintió y por el que lloró por los pecados de sus amados.
Llorar por los pecados. En nuestros tiempos es difícil ver
un pesar sincero por los errores que cometemos y, más
difícil todavía, reconocer en nosotros alguna lágrima
sincera derramada por los pecados ajenos. Nuestros
días son de corrupción evidente. Los valores familiares
están siendo pisoteados. La pureza y la santidad son
consideradas como temas ridículos. Hay prisa por decir
mentiras y “derramar sangre”. Pero, aunque estamos
envueltos en esas circunstancias de espiritualidad
degradante, no nos manifestamos.
Permanecemos inertes, fríos, desconectados. El pecado
se normalizó y, en vez de lamentarnos por los pecadores,
permanecemos insensibles en nuestro “mundo
particular”, alegando que la salvación es individual.
Ese no era el espíritu de Jeremías, ni tampoco el de
Jesús. Tenemos que poseer, como ellos, un corazón
compasivo, vencer la indiferencia, una característica
de nuestro tiempo, abrazando las llagas del mundo.
Necesitamos orar: ¡Dame lágrimas, Señor, tus lágrimas,
las de quien ama!
En su falsa seguridad, ese pueblo se vanagloriaba de
muchas cosas: La sabiduría con la que conducía los
asuntos públicos; su fuerza militar, su riqueza. Y allí
que el Señor dice que la verdadera gloria no se alcanza
pautando la vida en la ostentación del mundo. La mayor,
o la genuina gloria del hombre, es conocer a Dios, su
ser, sus atributos y someterse a Él.

Para reflexionar
Decide esta noche dos cosas: Primero, conocer la gloria
de Dios cada día y segundo, exhortar a las personas de
tu alrededor que tengan una relación más autentica y
profunda con Él.
07 de febrero

Jeremías 10

El contraste
entre el Señor
y los ídolos

“No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres


tú, y grande tu nombre en poderío”
(Jeremías 10:6)

En el capítulo 10, podemos ver el absoluto contraste


entre el Señor y los ídolos. La nación israelita cayó en
la seducción de asimilar las costumbres abominables
de los impíos y, una de ellas, era la idolatría en la forma
de imágenes esculpidas.

Dios siempre abominó la veneración de imágenes y


esculturas. Reducir a Dios a imágenes talladas es un
acto de violencia contra su honor; un atentado a su
majestad y una violación clara al decálogo.
Dios no es manipulable. Un ídolo es hecho
por manos humanas. Es el resultado de las
proyecciones y la creatividad humana y, por lo
tanto, está sujeto a sus caprichos. Es inerte, sin
vida. Su relevancia depende de la disposición
de quien lo manipula. Pero, el Dios soberano,
autodeterminado, jamás podrá ser un títere. El
Dios Creador nunca podrá ser el “dios criatura”.
Al prescribir el mandamiento contra la idolatría, el
Señor siempre quiso enseñarnos esas verdades
que, infelizmente, han sido ignoradas.
Dios es incomparable. Al ser absolutamente singular,
único, para Dios no hay otro igual en este mundo
ni en toda la creación. “No hay semejante a ti, oh,
Jehová […]” (V. 6). La dignidad de Dios demuestra
su esencial diferenciación entre todo lo que fue
creado. Una imagen esculpida es una antítesis de
esa verdad, pues el artífice reduce a Dios a lo que
sus ojos pueden ver. No se trata de una analogía,
sino de una limitación de quién es Dios.

Cuando no hay una línea divisoria clara y sagrada


entre el Creador y la criatura, la experiencia de
adoración siempre es perjudicada y, en muchos casos,
imposibilitada. Como criaturas de Dios, debemos
asombrarnos ante lo divino, maravillarnos ante cuán
inimaginable es él y, además, paradójicamente,
percibir cuán cerca está él y cuánto se identifica con
nosotros.
08 de febrero

Jeremías 11

“Este pacto”

“Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo


varón de Judá, y a todo morador de Jerusalén”
(Jeremías 11:2).

El capítulo 11 de Jeremías presenta una porción del


mensaje dado en el “Discurso del Templo” que fue
presentado en capítulos anteriores (capítulo 7) y
después repetido por todo Judá. Con la expresión “este
pacto”, este capítulo tiene un realce muy especial. El
motivo se debe al hallazgo del “libro de la ley” (el libro
de Deuteronomio o parte de ello). El libro que contenía
un resumen de las condiciones del pacto, y orienta al
pueblo a no ser negligentes con el mensaje.
Jeremías refuerza que ellos se estaban olvidando de que
en un pacto ambas partes poseen responsabilidades.
Dios siempre había cumplido su parte, proveyendo
todo lo que necesitaban; pero el pueblo debería
recordar que el Señor nunca había prometido conceder
bendiciones si ellos continuaban desobedeciendo. Era
necesario un arrepentimiento genuino y apartarse del
pecado. Infelizmente, ellos no aceptaron el llamado
y “anduvieron según la imaginación de su malvado
corazón” (V. 8).
En los versículos siguientes (V. 11-17), Jeremías
presenta las consecuencias de las elecciones del
pueblo al apartarse de Dios. Inevitablemente, ellos
serían perseguidos y serían sorprendidos por varias
trampas, para las cuales estarían sin fuerzas para
resistir. En medio de los muchos problemas, los
rebeldes comprenderán que sus muchos altares de
idolatría de nada sirven para resolver sus luchas, y que
sus oraciones no serán atendidas, pues ellos están
lejos del Señor. (V. 14).

Podemos reflexionar en oración sobre el fuerte mensaje


de ese capítulo y extraer por lo menos dos lecciones
importantes para nuestra vida:
1. No olvidar que en el acuerdo del pacto con Dios
necesitamos estar en un camino de doble mano.
Tenemos muchas promesas y privilegios de
parte del Señor, pero a nosotros nos cabe ser
obedientes y oír la voz de Dios que nos muestra
el camino con mucho amor.
2. Recordar que la justicia viene del Señor, y si
alguien nos hace el mal, tenemos un Dios a quien
podemos recurrir y clamar, donde nuestra causa
ganará. En el tiempo apropiado nuestro Juez
justo nos hará justicia.
09 de febrero

Dioses
falsos

“[Ellos] cambiaron la verdad de Dios por la mentira,


honrando y dando culto a las criaturas antes que,
al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”
(Romanos 1: 25).

Cualquier cosa que se relacione con nuestra vida y


no esté completamente en las manos de Dios puede
convertirse en un dios falso. Los griegos, los romanos y
otros pueblos antiguos eran conscientes de ello porque,
para ellos, todo podía convertirse en un dios. Por lo tanto,
crearon a Hefesto, el dios de los trabajadores; Mammón,
el dios del dinero; Himeros, el dios del sexo, etc.
Debemos admitir que, como seres humanos, somos
adictos a los falsos dioses. Por ejemplo, el trabajo es
una bendición, pero cuando se convierte en la máxima
prioridad, se vuelve como el dios Hefesto en nuestras
vidas. El sexo fue idealizado por Dios antes del pecado,
pero cuando fallamos en seguir el patrón establecido
por Dios para nuestra sexualidad, se convierte en un
dios falso como Himeros. Cualquiera de estos dioses
falsos puede destruir nuestra vida espiritual.
En Romanos 1:25, Pablo habla del intento humano de
reemplazar la adoración del único Dios verdadero con la
adoración de las creaciones y las criaturas. Pablo afirma
que este tipo de adoración se basa en una mentira que
nunca hará verdaderamente feliz a un ser humano.
Él llama a este tipo de actitud locura (ver Romanos
1: 22). Debes entender que es una locura buscar la
verdadera felicidad en las cosas y en las personas. Solo
un tonto quiere la paz buscando la autorrealización,
las adicciones o la verdadera felicidad en los recursos
económicos. Solo en Dios somos plenamente felices.
Uno de los dioses falsos más destructivos es el dios
de la codicia y la búsqueda desenfrenada del dinero.
Por eso Jesús dijo: “Ningún siervo puede servir a dos
señores, porque odiará al uno y amará al otro, o estimará
al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios
y a las riquezas” (Lucas 16: 13).
La fidelidad y la generosidad son la mejor manera de
deshacerse de la codicia. Cuando decidimos devolver
fielmente el diez por ciento de nuestros ingresos como
diezmo y elegir un porcentaje para la devolución regular
de las ofrendas, estamos permitiendo que Dios mate
todos los días al falso dios de la avaricia que trata de
dominarnos.

Llamado: Al devolver tus diezmos y ofrendas, pídele a Dios


que te ayude a matar a los dioses falsos que controlan los
diversos aspectos de tu vida. Decide ponerte a ti mismo
en último lugar y a Dios en primer lugar.
10 de febrero

Jeremías 13

El costo de la
infidelidad

“¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus


manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer
bien, estando habituados a hacer mal?”
Jeremías 13:23

El capítulo 13 de Jeremías habla esencialmente de la


relación de Dios con todo el pueblo de Israel, que ahora
era solo la parte sur del reino. Para demostrar su relación
con su pueblo, Dios usa un cinto y un jarro para describir
la infidelidad de la nación. El capítulo tiene un tono de
advertencia y reprensión al pueblo y es un aviso de que
la condenación ocurriría pronto debido a los pecados
de Israel.
En la primera parte del capítulo, Dios le da una orden
a Jeremías para que compre un cinto y lo entierre en
las márgenes del río Éufrates. Algún tiempo después,
el cinto se había podrido. Dios le da una nueva orden
a Jeremías para que busque el cinto de dónde lo
había enterrado. A partir de eso, el Señor informa que,
de manera semejante a lo que sucedió con el cinto,
ocurriría con Israel debido a su orgullo, idolatría e
infidelidad. Un hecho digno de mención es que Dios
le ordenó a Jeremías que no mojara el cinto, pues eso
facilitaría la descomposición. De igual manera, Dios no
dio ninguna razón para que la nación hebrea pecara;
fue una elección de ellos, así como nosotros tenemos
que elegir.
En nuestra vida, la situación es semejante. Podemos
estar acostumbrados a convivir y experimentar
diariamente pensamientos, palabras y acciones
que no son adecuados. Tal vez, tengamos “pecados
acariciados”, aparentemente inofensivos y que son
comunes en nuestro medio social. Pero no podemos
adorar a Dios si vivimos en constante pecado y la única
manera de dar solución a esta mancha de maldad es
ir a Él.

Mi decisión
Decido hoy escuchar la voz del Señor, arrepentirme de
mis pecados (infidelidad, avaricia, idolatría, etc.) y volver
a los caminos y a la casa del Padre.
11 de febrero

Jeremías 14

Tenga sed
de Dios

“Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad


de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado”
(Jeremías 14:20)

El capítulo 14 de Jeremías inicia una nueva profecía


sobre el agua o, mejor dicho, la falta de ella. Al comienzo,
vemos que hay una gran sequía y que ni los seres
humanos ni los animales son capaces de encontrar
agua. Después, se demuestra un pedido de perdón de
parte de Jeremías por el pueblo, y Dios lo reprende y
se rehúsa a atender a su clamor, demuestra el error de
la nación y denuncia a los falsos profetas. Entonces,
el capítulo termina con una nueva confesión de los
pecados por parte del profeta y un clamor por Dios y la
ayuda divina.
La falta de agua era tan grave que estaba conduciendo
a Judá a la ruina. La desesperación asombraba a la
nación, pues el agua significa la conservación de la
vida. El agua es claramente necesaria para el consumo
individual, pero también es esencial para las plantaciones
y la subsistencia de los animales. En términos más
claros, sin agua no hay vida, y ante la muerte, la nación
del pacto se encontraba con el Señor. Sin embargo,
cuántas veces nos contentamos con vivir sin el agua
de la vida prometida por Jesús (Juan 4) y vivimos en
paz de esa manera, siendo esa agua tan importante (o
más que el agua común).
El capítulo continúa con la intercesión del profeta
Jeremías ante la crisis. Asumiendo los pecados de
toda su nación, Jeremías pidió perdón y confesó los
pecados de forma colectiva. Pidió que Dios recordara
que ellos eran un pueblo que le pertenecía y que los
había llamado por el nombre. Al reconocer su error
y el de la nación de Judá, el profeta buscó a Dios.
Aquí tenemos la enseñanza de que, en medio de las
situaciones más adversas, ya sea por nuestras propias
elecciones erróneas, o por cualquier otro motivo,
debemos buscar siempre al Señor, pues él es el único
que puede perdonarnos y librarnos.

Para reflexionar
Así como Jeremías, es necesario que nosotros tengamos
verdadera sed de la presencia de Dios, que busquemos
adorarlo de todo corazón y que confesemos nuestros
pecados al Señor, porque él tiene el poder para limpiarnos
y restaurarnos.
12 de febrero

Jeremías 15

Esperanza en
medio del caos

“Y te libraré de la mano de los malos, y


te redimiré de la mano de los fuertes”
(Jeremías 15:21)

En este capítulo, se presentan dos grandes figuras, dos


personas conocidas y respetadas en el medio judío:
Moisés y Samuel. Sin embargo, el Señor le declara al
profeta que, aunque esos grandes hombres de oración
se pusieran para interceder delante de Dios en favor de
su pueblo, el Señor los echaría fuera de su presencia,
porque no podrían convencerlo de cambiar su decisión.
El pueblo había ido tan lejos en el pecado que
ninguna oración podría ayudarlo. Judá ahora
estaba lejos de cualquier esperanza.
En los versículos 3 y 4, Dios continúa presentando
la situación de Judá. El versículo 3 presenta
cuatro maldiciones: muerte, espada, hambre y
cautiverio. En el versículo 4, Judá fue removido
y entregado “a todos los reinos de la tierra”.
“Tú me dejaste”, declara el Señor (v. 6). Por
esa razón, Dios estaba llamando la atención
de la nación de Judá. Para eso, Dios usaría un
aventador (v. 7) para lanzar al viento a la nación
de Judá, como el grano es lanzado al viento para
que la paja sea soplada.
La metáfora sugiere que la destrucción no
sería total. Un remanente fiel del pueblo sería
perdonado. Y para el pueblo, la única esperanza
en medio del caos sería el exilio.

Para reflexionar
Dios nos llama para regresar de nuestros malos
caminos, y en medio del caos, la esperanza tiene
un nombre: Jesucristo. “Y te libraré de la mano
de los malos, y te redimiré de la mano de los
fuertes” (Jer. 15:21). Antes de ir a descansar, dile
al Señor, decido volver a tus brazos, quiero ser
parte del pueblo remanente. Gracias por tu amor
y paciencia.
13 de febrero

Jeremías 16

Misericordia
en medio del
caos

“Y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres;


porque he aquí que vosotros camináis cada uno tras la
imaginación de su malvado corazón, no oyéndome a mí”
(Jeremías 16:12)

Para despertar la atención del pueblo, a veces, Dios


usaba una pedagogía diferente. A veces, les pedía a los
profetas que hicieran cosas extrañas. En este capítulo,
el diálogo entre Jeremías y el Señor continúa, y Dios le
pide tres cosas inusitadas al profeta, pero que servirían
de testimonio para la nación de Judá.
1. Jeremías no debería casarse ni tener hijos (v. 2)
Pero, ¿por qué? La negación de casarse era un acto
simbólico, ya que el exilio era inminente, los hijos e
hijas de las familias judías morirían por la espada
o por el hambre en la invasión de Babilonia. No era
el momento para crear nuevos vínculos familiares
por el gran riesgo de que se les impusiera grandes
sufrimientos por la destrucción del pueblo y de la
ciudad.
2. El profeta no debería llorar en los funerales (v.5)
Eso demostraría frialdad y falta de simpatía por
parte del profeta. Pero la idea era demostrar que
Dios había retirado su paz y consuelo de en medio
de los judíos. Además, indicaba que el juicio que
vendría sería tan terrible que el pueblo sería incapaz
de expresar su pesar.
3. No debería de participar de banquetes (v.8) Los
casamientos eran siempre acompañados por
grandes banquetes, y esos duraban días, siempre
con mucha música, felicidad y alegría. ¿Cómo
podrían los judíos celebrar, alegrarse y festejar
cuando había una nube de destrucción flotando
sobre ellos? Llegaría el día en que las voces felices
de las novias y de los novios se acabarían. En
verdad, toda la alegría y el placer dejarían la Tierra.
En medio de la ira, Dios no deja de manifestar la esperanza
y el profeta anuncia el mensaje: un día los exiliados
volverían a la tierra. Un “segundo éxodo”, una nueva
liberación, y su gloria sería todavía mayor que la salida
de Egipto (V. 14, 15).

Para reflexionar
¿Usted está lejos de Dios? Vuelva mientras hay tiempo. ¿Está
cerca de Él? Disfrute de su presencia y camine diariamente
con Él.
14 de febrero

Jeremías 17

Confia en
el Señor

“Bendito el varón que confía en


Jehová, y cuya confianza es Jehová”
(Jeremías 17:7)

El versículo de hoy fue escrito por Jeremías en


circunstancias dramáticas. La destrucción del pueblo
se acercaba. Era inevitable. Los ejércitos enemigos se
preparaban para el ataque. Y el propio Jeremías era el
portador de malas noticias para su gente. A pesar de
eso, el profeta dice que, aun en medio del dolor y de la
tristeza, el varón que confiase en el Señor sería bendito.
¿De qué bendición estaba hablando?
El versículo ocho trae la respuesta: El que confía en el
Señor, “Será como el árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá
cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde;
y en el año de su sequía no se fatigará, ni dejará de
dar fruto.” Interesante la promesa divina. No dice que
el calor no vendrá, ni que la sequía no llegará. Afirma
que, en medio de las situaciones adversas, sus hojas
estarán verdes y producirá mucho fruto.
La tragedia de las personas no consiste en las luchas
y dificultades que se presentan cada día, sino en la
falta de confianza para ir en pos de la victoria. Cuando
el dolor llega, el que confía en Dios es como el árbol
cuyas raíces saben dónde buscar agua. Aún en medio
del desierto es posible encontrar palmeras. Árboles
gigantescos y erectos en medio de la sequía y de los
vientos. Las palmeras están allí, no porque carezcan de
dificultades. El secreto de su permanencia es la fuente
de vida que sustenta su existencia. Las inclemencias
del clima les enseñaron a cavar hondo. Sus raíces se
deslizan silenciosas en busca de agua.

Para reflexionar:
Si hoy ha sido un día terrible y sientes que estás solo.
Si te faltan fuerzas y estás a punto de desanimarte y
abandonar la batalla, quita tus ojos de las cosas en las
cuales confiaste y deposítalos en el Señor. Puede parecer
infantil, a veces. En este mundo pragmático en el que
vives, puedes tener la impresión de que estás actuando
como un niño.
15 de febrero

Jeremías 18

Dios nuestro
alfarero

“¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero,


oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que, como
el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros
en mi mano, oh casa de Israel”.
(Jeremías 18:6)

El alfarero moldea con amor su barro. No se precipita.


Quiere que sea perfecto. Incluso antes de que esté
hecho sabe cómo será. Tiene un plan para su creación:
será distinto a todas sus otras obras. ¿Qué hace el
barro mientras el alfarero lo diseña? ¿Lo cuestiona?
¿Se queja de lo que se está haciendo? No. El barro se
rinde totalmente al alfarero sabiendo que este tiene un
propósito perfecto en mente. «Porque yo sé los planes
que tengo para vosotros —declara el SEÑOR— planes
de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y
una esperanza» (Jeremías 29:11).
Dios siempre hará lo que sea mejor para nosotros,
aunque tengamos que pasar por situaciones difíciles
y dolorosas. Él es nuestro alfarero y nos moldeará.
Es decir, que ÉL hará los cambios que necesitamos.
El Señor quiere hacer de nosotros una vasija perfecta,
pero solo la hará si nosotros estamos dispuestos
a permitirle que obre en nosotros; lo hará si no nos
importa ser quebrantados por ÉL. Vale la pena soportar
el quebranto, porque después que nos haya moldeado
seremos totalmente de su agrado. El propósito del
Señor es perfeccionarnos. Al ser nosotros el barro en
sus manos, debemos estar dispuestos a aceptar los
cambios que ÉL haga.
Cuando pasemos por situaciones difíciles de dolor y
quebranto, no debemos desesperarnos. Recordemos
que en esas circunstancias es Dios quien está obrando
para nuestro bien. Permitamos que el Señor nos otorgue
una nueva forma, quitando todas las imperfecciones
en nosotros. Es reconfortante saber que mi ALFARERO
me ama, y que siempre hace lo que es mejor para mí.
¿Y tú? ¿Estás pasando por una situación difícil? Confía
en Dios. ÉL sabe lo que hace.

MI ORACIÓN
Haz lo que quieras de mí, Señor, tú eres el alfarero, yo el
barro soy; dócil y humilde anhelo ser, cúmplase siempre
en mí tu querer. Amén.
16 de febrero

¿Qué hacer
cuando no
confío?

“¡Levántate, Dios! ¡Aboga tu causa! Acuérdate


de cómo el insensato te injuria cada día”
(Salmo 74: 22).

Algunas personas argumentan que no devuelven los


diezmos y las ofrendas porque no pueden estar de
acuerdo con la forma en que la iglesia utiliza sus recursos
y no perciben transparencia en el uso de los diezmos y
ofrendas. ¿Cómo debemos actuar cuando no estamos
de acuerdo con la forma en que se conducen las cosas
en la iglesia? Esta pregunta es tan importante que me
gustaría responderla con una cita de Elena G. de White.
Ella dice:
“Algunos han estado descontentos, y han dicho: “No
pagaré más mi diezmo; porque no tengo confianza en
el modo en que se manejan las cosas en el centro de la
obra”. Pero ¿robaréis a Dios porque os parezca que la
dirección de la obra no es correcta? Presentad vuestras
quejas clara y abiertamente, con el debido espíritu, a
quienes incumba. Enviad vuestras peticiones para que
se ajusten y pongan las cosas en orden; pero no os
retiréis de la obra de Dios, ni os demostréis infieles,
porque otros no estén haciendo lo recto” (Obreros
evangélicos, p. 238).
Esta cita nos enseña tres verdades profundas:
1. Cuando eliges ser infiel porque, en tu percepción,
los líderes de la iglesia no están administrando
los recursos adecuadamente, estás robando a
Dios.
2. Presenta tus consultas a personas competentes
que dirigen la iglesia de Dios. No siga el espíritu
revolucionario de nuestra época que enseña que
la exposición es la única forma de resolver los
problemas.
3. Presenta tus dudas con el debido espíritu cristiano.
Pídele a Dios que ponga amor en tus palabras
y te dé sabiduría al enviar tus preguntas. Actúa
como alguien que quiere ayudar y no destruir.
La cita concluye diciendo: “Pero no os retiréis de la
obra de Dios, ni os demostréis infieles, porque otros
no estén haciendo lo recto”. No te apartes de la obra
de Dios. Él tiene trabajo que hacer en esta tierra y te
invita a unirte a él.

Llamado: Tal vez has perdido la confianza en la forma en


que se ha llevado a cabo la obra de Dios. Si ese es el
caso, quiero invitarte a orar ahora mismo y pedirle a Dios
sabiduría para actuar de acuerdo con la guía profética, y
especialmente para mantenerte involucrado con la causa
de la verdad, siendo fiel.
17 de febrero

Jeremías 20

La maldición
y el lamento

“Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante;


por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no
prevalecerán; serán avergonzados en gran manera,
porque no prosperarán…”
(Jeremías 20:11).

Al llevar la Palabra, en algún momento de la trayectoria,


podemos sentir que la carga se hace cada vez más pesada,
y corremos el riesgo de agotarnos, principalmente
por las luchas y adversidades que estamos sujetos
a enfrentar. Como consecuencia de eso, podemos
cuestionar nuestro llamado. En determinado momento
de su ministerio, el profeta Jeremías pasó por una
experiencia así.
El capítulo 20 comienza con el hecho de que el profeta
fue puesto en el cepo (un tronco) por el sacerdote
Pasur, quien era un príncipe de la casa del Señor. Allí
fue azotado por estar “perturbando” la paz del templo.
Después de haber enfrentado esa situación, Jeremías
habla sobre el peso del mensaje divino, pero al mismo
tiempo relata la obra del Espíritu en su corazón, pues
cuando pensó en callarse, el peso se volvió algo leve,
pero la incomodidad fue peor que hablar.
Muchas veces, la verdad se vuelve pesada. Hoy, nadie
nos pone en un cepo para ser azotados, pero Satanás
nos ataca sin piedad por llevar al mundo lo que Dios
nos pide. Tal vez, la mayoría de las veces, queremos
retroceder e incluso deseamos huir de la existencia para
obtener alivio. Pero si estamos conectados con Dios,
nos sentiremos angustiados al ver que las personas se
pierden y que no les llevamos el evangelio de salvación.
No debemos desanimarnos. Tenemos que recordar que
el Señor está con nosotros y que la venganza se hará
para su honra y gloria, porque el mensaje lo damos por
Él, y así llevar a otros al conocimiento de la verdad.

Para reflexionar
Cada uno de nosotros fuimos llamados para proclamar
el mensaje de salvación, y debemos hacerlo, aunque
con luchas y persecuciones, pero siempre confiando en
la futura y pronta intervención divina en nuestro favor.
Mientras tanto, transmítales a otros que el juicio está
llegando.
18 de febrero

Jeremías 21

Soberbia
y ruina

“Así dijo Jehová: Haced de mañana juicio, y librad


al oprimido de mano del opresor, para que mi ira no
salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo
apague, por la maldad de vuestras obras”
(Jeremías 21:12).

En el capítulo 21 del libro del profeta Jeremías vemos


un mensaje extremadamente fuerte que el Señor le dio
a Sedequías, rey de Judá, a través de Jeremías. Ahora
estaba por atacar la ciudad por tercera vez. La esperanza
y el deseo de Sedequías eran que Dios protegiera al
pueblo y a la ciudad de Jerusalén, no permitiendo su
destrucción.
La respuesta de Dios a través del profeta es
absolutamente fuerte y frustrante para el rey. El Señor
dijo que todos los esfuerzos que Sedequías intentara
contra Nabucodonosor fallarían, pues Dios estaba del
lado del rey de Babilonia. El dominio sobre Jerusalén
era algo determinado y guiado por Dios. Desde el rey
Sedequías hasta el pueblo, toda Judá y Jerusalén
serían puestas bajo el dominio de Nabucodonosor. Los
que quisieran permanecer con vida deberían rendirse
a los babilonios. Los que intentaran rebelarse serían
muertos por el ejército babilónico o por el hambre o
por las enfermedades.
Había llegado el juicio para Judá, ellos violaron el pacto
y estaban viviendo en un estado de rebeldía continua
y deliberada contra Dios y su ley. Confiaban en su
estatus de “pueblo escogido” como una garantía de
que siempre estaría con ellos. Muchas veces vivían
una religión centrada en rituales vacíos, destituidos
del verdadero espíritu de amor y bondad. Esta historia
ciertamente nos enseña muchas lecciones, entre ellas
el hecho de que a veces pensamos que, por ser parte
del pueblo de Dios, él nos protegerá de cualquier cosa
mala, y lo que hacemos y cómo vivimos no importa.
De nada vale conocer la verdad si no buscamos vivirla
diariamente. La verdad solo puede vivirse plenamente
si la motivación es el amor a Dios y al prójimo.

Para reflexionar
Que Dios nos ayude a ver nuestra pobreza espiritual y
nuestra condición pecaminosa. Que, por el Espíritu, nos
arrepintamos de nuestros errores, nos libremos de la
arrogancia espiritual y seamos limpios, por la gracia de
Cristo, por fuera y por dentro.
19 de febrero

Jeremías 22

Conocer
a Dios

“Él juzgó la causa del afligido y del


menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No
es esto conocerme a mí? dice Jehová”
(Jeremías 22:16).

En el capítulo 22 de Jeremías, Dios continúa advirtiéndole


al rey de Judá que había incumplido el pacto, e invita
al rey y al pueblo a volverse a Él. Algo muy interesante
e importante para observar es que el Señor elige el
cuidado, la atención y la justicia hacia los necesitados
como un símbolo de la verdadera fidelidad al pacto y
conocimiento de Él.
En el versículo 16, al hablar al respecto del justo rey
Josías, Dios dijo que Josías demostró que lo conocía
verdaderamente, porque “Él juzgó la causa del afligido
y del menesteroso”.
Y ese fue el “secreto” del éxito de Josías en su reinado
y en su vida. Por otro lado, el rey Joacim solo estaba
atento a su propia avaricia y promovía la violencia y la
injusticia en medio de su pueblo. Si no se arrepentía y
volvía al pacto, Dios haría que las maldiciones previstas
a través de Moisés recayeran sobre el pueblo y la ciudad.
Un punto que llama la atención en este capítulo es que
el Señor podría haber usado muchas cosas para decir
que Josías lo conocía, pues él promovió la lectura de
la ley al pueblo después de mucho tiempo, restauró
la celebración de la Pascua y de las demás fiestas
ordenadas por Dios. Pero él eligió hablar del cuidado
hacia el afligido y el necesitado como una prueba de
que en realidad el rey Josías lo conocía.
Eso no significa de ninguna manera que las otras
cosas no son importantes. La lectura de las
Escrituras, la celebración de la Pascua, el sábado y
los otros mandamientos ordenados por el Señor son
extremadamente relevantes, y sin duda, Dios se había
alegrado con todo eso.
La pregunta es: ¿cómo el conocimiento de las
Escrituras y la observancia de los mandamientos de
Dios impactan mi vida y la forma en que miro a mi
semejante? Cada vez que nos volvemos a Dios, nos
pide que nos volvamos hacia nuestro prójimo. La
forma como nos preocupamos y tratamos a otras
personas, especialmente a los que sufren, nos muestra
cuánto conocemos a Dios, y no solo tenemos teorías
y conceptos sobre él.

Para reflexionar
Antes de ir a descansar, decide ser un cristiano, como el
rey Josías, quien cuidaba al afligido y al menesteroso.
20 de febrero

Jeremías 23

Una gran
responsabilidad

“En sus días será salvo Judá, e Israel habitará


confiado; y este será su nombre con el cual le
llamarán: Jehová, justicia nuestra”
(Jeremías 23:6).

Después de denunciar los pecados cometidos por los


líderes de Israel (capítulo 22), el profeta amplía aún más
las consecuencias de la impiedad cometida por ellos.
Esos líderes son presentados como pastores malos por
el hecho de ser negligentes con el cuidado de las ovejas
del Señor (v. 2). Las expresiones “los pastores”, “mi
pueblo”, mis ovejas” demuestran que lo que los líderes
de Israel estaban administrando no les pertenecía a
ellos sino al Dios de Israel.
Tal vez, una de las mayores bendiciones que
acompañaron la intervención divina sobre su pueblo
sea el hecho de no permitir que esos “malos pastores”
continúen dirigiendo al pueblo de Dios, y de levantar
otros líderes que pudieran dirigir al pueblo en el temor
del Señor, dando protección y cuidado, no permitiendo
que ninguna oveja falte en el aprisco. Y esta promesa
se cumplió en la persona de Jesús, que es el “renuevo
justo”, que reinará, y actuará sabiamente, “y hará juicio
y justicia en la tierra” (v. 5).
Además, otro fuerte mensaje de juicio es dado a estos
líderes, les dice que son cómplices del pecado del
pueblo de Israel, por no reprenderlos, y por aprobar sus
prácticas (v. 14). Sus mensajes son mentirosos, porque
hablan de lo que ven de sí mismos y no lo que el Señor
había ordenado (v. 16). Hablan de “paz” y prosperidad
cuando el Señor no pidió que eso fuera pronunciado
(v. 17).
A diferencia de lo que ellos estaban haciendo, el deber
de esos profetas debería ser que el pueblo volviera a los
caminos del Señor, abandonando sus malos caminos
y la maldad de sus acciones (v. 22). Infelizmente, ellos
eran copartícipes de sus prácticas. Por lo tanto, Dios
lanzaría juicios sobre ellos, por rehusarse a obedecer
al Señor (v. 39, 40).

Para reflexionar
Que gran lección aprendemos de este capítulo,
tenemos la responsabilidad de cuidar el rebaño del
Señor conforme a lo que está escrito en su palabra. Y
al mismo tiempo de predicar a otros no lo que quieren
escuchar sino lo que Dios tiene para ellos. ¿Estás
dispuesto ser un mensaje que predique la palabra de
Dios con un escrito esta? Ora al Señor por ello.
21 de febrero

Jeremías 24

Las dos
Clases

“Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como


a estos higos buenos, así miraré a los
transportados de Judá, a los cuales eché de
este lugar a la tierra de los caldeos, para bien”
(Jeremías 24:5).

Después de darles fuertes reprensiones a los líderes


de Israel en el capítulo anterior, Jeremías destaca las
características de las dos clases de personas que habría
luego de la invasión del rey de Babilonia al reino de Judá.

En la visión, el Señor le mostró al profeta dos cestas


de higos puestas delante del templo de Jehová (V.1).
Mientras que en una había “higos muy buenos, como
brevas, la otra cesta tenía higos muy malos, que de
malos no se podían comer” (V. 2).
Cuando se le preguntó acerca de lo que veía, Jeremías
recibió la explicación de la visión: el primer grupo
de higos representaban a los exiliados de Judá en
Babilonia, y el segundo al rey Sedequías y a todos los
que se quedaron en la ciudad de Jerusalén y los que
fueron a vivir a Egipto (v. 5, 8). Las características de
cada tipo de higo se refieren al carácter que cada grupo
desarrollaba:
1. Los exiliados de Judá estaban destinados a
pasarla mejor que los que permanecieran en
la tierra. Ellos parecían dispuestos a aceptar el
liderazgo de Dios. La historia demuestra que “la
condición material y económica de los judíos en
Babilonia en la época del regreso del cautiverio
estaba muy por encima de la situación de
esclavos y prisioneros”. Además, cuando los
exiliados volvieron, nunca más adoraron a los
ídolos. Habían vivido en carne propia el cautiverio
debido a esa inclinación.
2. Por otro lado, a los que permanecieron en
Jerusalén y a los que fueron a Egipto se los
describe como compartiendo un destino malo
(v. 9, 10). De ellos surgieron muchos intentos
de rebelión contra los caldeos, pero sin éxito (2
Rey. 24:20; 2 Crón. 36:13). Preferían confiar en la
fuerza y en el poder humano que en la dirección
y presciencia divinas.

Conclusión
Por lo menos, podemos aprender dos lecciones de
este pequeño capítulo: (1) Dios conoce el fin desde el
principio, por lo tanto, debemos buscar en Él fuerzas para
enfrentar las dificultades, porque él sabe qué es lo mejor
para nosotros. (2) Debemos aprender de las dificultades,
porque nuestro carácter es modelado a través de las
pruebas severas, y Dios nos prepara para ser su pueblo,
y Él nuestro Dios. Decido ser fiel y obediente a la palabra
de Dios, aun cuando eso pareciera difícil de aceptar.
22 de febrero

Jeremías 25

Juicio de
misericordia

“Cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y


de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que
os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre”
(Jeremías 25:5).

El llamado para que el pueblo se arrepintiera a través de


los profetas fue constante por parte de un Dios. Después
de repetidos intentos sin resultado por parte de los
profetas, Dios permitió que el pueblo fuera enviado al
cautiverio. El capítulo 25 de Jeremías amplía y especifica
la profecía de las cestas de higo del capítulo anterior al
mencionar los 70 años de cautiverio en Babilonia.
Notamos el ciclo común utilizado por Dios para restaurar
al pueblo: enviar a sus profetas para invitar a todos
a convertirse al Señor (v. 4-6), y si el llamado no fuera
atendido, ejecutar la siguiente etapa de las maldiciones
del pacto.
En la historia de Israel es notable que la última etapa
era el exilio (v. 7-9). A su vez, es interesante notar
que cualquiera que fuera la respuesta de rebelión del
pueblo, Dios actuaría con la intención de rescatarlo. Lo
que aprendemos es que el anuncio del juicio de Dios
siempre tiene como objetivo salvar al pecador.
La Biblia está repleta de llamados al arrepentimiento,
para que las personas vuelvan al estado original como
fueron creadas en el Edén. El resumen de la historia de
este mundo es justamente el de un Dios que resuelve el
problema del abismo de separación que fue originado
por el pecado entre él y el ser humano.
Vea entonces lo que el profeta escribe en el versículo
11 que comprueba esto: “Toda esta tierra será puesta
en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al
rey de Babilonia setenta años”. Tal vez, usted note un
aparente desprecio de parte de Dios hacia su pueblo
a través de la inminente destrucción de la nación. Ese
desprecio, era una reacción al pecado que el pueblo no
deseaba abandonar. Pero enfoquémonos en el punto
que nos muestra la gracia de Dios, cuando nos muestra
que el exilio sería temporario. Fueron entregados por un
período de 70 años, lo suficiente para que se volvieran al
Señor. Después de ese tiempo, volverían y reconstruirían
la nación, símbolo del regreso y la reconstrucción de la
relación con Él.

Aplicación para mi vida


Si hay algo de lo que usted necesita arrepentirse, no espere
a que llegue el cautiverio. Dios desea que regrese hoy.
Jeremías 25 nos enseña que Él quiere reconciliarse con
sus hijos y que no necesitamos esperar destrucciones
para ser recreados. Esa recreación puede comenzar hoy.
Basta con que usted acepte.
23 de febrero

Protegiendo
el corazón de
nuestros niños

“Porque donde esté vuestro tesoro, allí


estará también vuestro corazón”
(Mateo 6: 21).

Anthony era un padre que sufrió el mismo dolor que


miles de otros padres cristianos: sus tres hijos adultos
habían dejado la iglesia. Ya vivían con sus propias
familias y no mostraban ningún deseo de asistir a los
cultos.

Anthony los invitaba constantemente a la iglesia y, en


las reuniones familiares, siempre hablaba del peligro de
estar lejos de Dios. Esto estaba causando molestias a
sus hijos, por lo que le pidieron a su padre que dejara
de invitarlos a la iglesia.
Anthony decidió intensificar sus oraciones por sus
hijos. Una mañana, mientras oraba por ellos, le cruzó
por la mente el texto de Mateo 6: 21: “Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
Cuanto más oraba, más volvía a su mente ese versículo.
Decidió reunirse con sus hijos y decirles que había
decidido acceder a su pedido, por lo que ya no insistiría
en que volvieran a la iglesia, con la condición de que
devolvieran sus diezmos y ofrendas. Pensaron que
sería un buen acuerdo, en vista de que su padre ya no
los molestaría con ese asunto. Algún tiempo después,
Anthony tuvo el privilegio de ver a sus tres hijos regresar
a la iglesia.

Elena G. de White dice:


“Ha habido gran dejadez de parte de los padres en
procurar interesar a sus hijos en el desarrollo de la
causa de Dios. En muchas familias, parece que se hace
caso omiso de los niños, como si ellos fuesen seres
irresponsables. Algunos padres aún roban a Dios lo que
por derecho le pertenece como diezmos y ofrendas, para
poder juntar riquezas para sus hijos, sin pensar que,
al hacerlo, están abriendo a sus amados una puerta
de tentación que por lo general provocará su ruina”
(Consejos sobre obra de la Escuela Sabática, p. 158).

Llamado:
Pide al Señor que ayude a tus hijos a poner a Dios y su
causa en primer lugar.
24 de febrero

Jeremías 27

La señal de
los yugos

“Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan


falsamente en mi nombre, para que yo os arroje y
perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan”
(Jeremías 27:15).

Jeremías 27:15 es un pasaje bíblico que nos habla


sobre la responsabilidad de los profetas y su relación
con Dios. Este versículo nos muestra que no todos los
que dicen ser portavoces de Dios realmente lo son, y
que debemos estar alerta y discernir cuidadosamente
las palabras que escuchamos.
En este pasaje, el profeta Jeremías está hablando
al pueblo de Judá, que había sido conquistado por
Babilonia. Algunos falsos profetas habían surgido
en ese momento, afirmando que Dios había dicho
que Babilonia sería derrotada y que el pueblo judío
recuperaría su libertad. Sin embargo, Jeremías afirma
que estos profetas estaban engañando al pueblo, y
que sus palabras en realidad podrían llevarlos a una
tragedia aún mayor.
En este sentido, Jeremías nos enseña que no debemos
confiar en todo lo que nos dicen, especialmente si las
palabras parecen demasiado buenas para ser verdad.
Debemos evaluar cuidadosamente a los profetas y
los mensajes que nos ofrecen, y buscar siempre la
voluntad de Dios, que nunca nos llevará por caminos
equivocados.
Este versículo también nos habla sobre la importancia
de cumplir la voluntad de Dios, incluso cuando no
queremos hacerlo. A veces, puede ser tentador creer que
sabemos mejor que Dios lo que necesitamos, o tratar
de buscar soluciones fáciles para nuestros problemas
en lugar de confiar en Él. Sin embargo, Jeremías nos
muestra que esta actitud puede ser peligrosa y que
podemos ponernos en peligro a nosotros mismos y a
los que nos rodean si no seguimos la voluntad de Dios.

Conclusión
Hay dos lecciones importantes en este capítulo: (1) Pedir
la dirección de Dios para discernir, su mensaje, y no
desviarnos con mensajes falsos. (2) Ser portavoces de su
palabra, conforme a su voluntad “a la ley y al testimonio”
¿Estás dispuesto a interiorizar en tu vida estos dos
mensajes?
Si es así, si estas solo o con tu familia, haz una oración
estos momentos, pidiendo la ayuda y guía de Dios.
25 de febrero

Jeremías 28

Falsa
profecía de
Hananías

“Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta


Hananías, delante de los sacerdotes y delante de
todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová”
(Jeremías 28:5)

Jeremías 28:5 es un verso interesante en la Biblia, que


describe el encuentro entre dos profetas. El profeta
Jeremías se enfrenta al profeta Hananías delante de
los sacerdotes y del pueblo que estaba en la casa
de Jehová. ¿Qué significado tiene este verso y cómo
podemos aplicarlo en nuestra vida diaria?
Para entender este verso, es necesario conocer el
contexto histórico y cultural en el que se desarrolla.
Durante el tiempo de Jeremías, el pueblo de Israel estaba
en una situación difícil.
Habían caído en la idolatría y la desobediencia a Dios,
lo que resultó en su cautiverio en Babilonia. Jeremías
fue un profeta fiel que advirtió al pueblo sobre el juicio
venidero de Dios si no se arrepentían.
En este contexto, el profeta Hananías se presenta a sí
mismo como un profeta, pero hace afirmaciones falsas
y engañosas al pueblo al decirles que, en dos años, Dios
liberaría a Israel de la opresión Babilónica. Jeremías,
en respuesta, confrontó a Hananías delante del pueblo,
exponiendo sus mentiras y declarando que su mensaje
no venía de Dios sino de su propio deseo.
Este verso nos enseña la importancia de ser fiel a la
palabra de Dios y no dejarnos engañar por aquellos
que pretenden ser profetas, pero no lo son. Vivimos en
un mundo donde hay muchas voces que pretenden ser
verdaderas, pero no siempre lo son. Es importante que
sepamos discernir lo que es verdad y lo que es falso, y
esto solo se puede lograr a través del conocimiento de
la palabra de Dios.
Cuando Jeremías confrontó a Hananías, lo hizo con
amor y preocupación por el pueblo. Él no lo insultó
ni lo juzgó, sino que expuso la verdad de una manera
clara y directa. Esto nos muestra que, cuando estamos
en desacuerdo con alguien, debemos hacerlo desde el
amor y la sabiduría, sin caer en el pecado del orgullo
o la ira.

Para reflexionar
Que este versículo nos inspire a buscar la verdad en todo
momento y a estar siempre dispuestos a confrontar
aquellos que difunden mentiras en el nombre de Dios.
26 de febrero

Jeremías 29

Me buscaréis
y me hallaréis

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque


me buscaréis de todo vuestro corazón”
(Jeremías 29:13).

Muchas veces nos acostumbramos a buscar a Dios de


una forma rutinaria o por religiosidad. En otras ocasiones
le buscamos por necesidad, porque queremos que nos
conteste nuestras peticiones, que nos sane, o que supla
nuestras necesidades.
Al no tener respuesta nos desanimamos, murmuramos,
nos entristecemos, pensamos que Dios no nos oye, o
que se ha olvidado de nosotros.
Si ponemos atención a la promesa dada por Dios en
Jeremías 29:13, nos damos cuenta de que Dios nos dice:
“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de
todo vuestro corazón.” Si usted ve, hay un requerimiento
para encontrar al Señor cuando le buscamos, y este
es, buscarlo de corazón. Si le buscas por un ritualismo,
por miedo a que te castigue, por religiosidad, o por
recibir lo que quieres tener, no lo vas a encontrar. Solo
lo encontrarás, si le buscas por amor a él, por quien él
es, para adorarlo y bendecir su Santo Nombre.
Dios no quiere que la motivación de nosotros para orar
solamente sea para pedir por nuestras necesidades.
Claro está que, Él quiere suplir nuestras necesidades y
desea que le contemos todo en oración.
No obstante, También quiere que anhelemos tener
comunión con Él, que vengamos a su encuentro con un
corazón lleno de amor y gratitud por habernos salvado.
Dios quiere que lo adoremos, que demos acciones de
gracias por todas sus bondades.

Para reflexionar
Así que, si sientes que Dios no te oye, que no lo puedes
encontrar, acuérdate que Él va a venir a tu encuentro
cuando le busques de todo tu corazón. ¡Amén!
27 de febrero

Jeremías 30

Inescrutable
dolor

“Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que


está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos;
los multiplicaré, y no serán menoscabados”
(Jeremías 30 :19).

Jeremías 30 es parte del libro profético en el Antiguo


Testamento. Este capítulo contiene una profecía de
restauración para el pueblo de Israel después de una
época de sufrimiento y exilio. Durante siglos, Dios había
advertido a los Israelitas que, si no se arrepentían de
sus pecados y no seguían sus mandamientos, serían
castigados con la pérdida de su tierra y su libertad. La
profecía de Jeremías anuncia que Dios les devolvería
lo que les había sido quitado y les daría prosperidad y
seguridad.
En el versículo 19, Jeremías profetiza que los que serán
restaurados saldrá “acción de gracias y voz de nación
en regocijo”. Esta expresión retrata la alegría y el júbilo
que se producirán como resultado de la restauración
y multiplicación del pueblo. Después de haber sufrido
tanto, la alegría será desbordante y la gratitud será una
respuesta natural.
“Y los multiplicaré” (vers. 19b) Dios no solo los restaurará,
sino que los multiplicará, aumentará su número y les
dará prosperidad. El término “no serán menoscabados”
significa que nada los reducirá a menos, nadie podrá
quitarles lo que Dios les ha dado.
Aunque la profecía de Jeremías se dirige a un pueblo y
un tiempo específicos, su mensaje tiene una aplicación
eterna. Es una afirmación de la promesa de Dios
de trabajar en favor de su pueblo, de bendecirlos y
prosperarlos. Dios quiere que su pueblo tenga alegría
y gratitud, especialmente cuando experimentan la
restauración, después de una temporada difícil.

Aplicación para hoy


En la actualidad, esta profecía puede ser reconfortante
para aquellos que atraviesan momentos difíciles. Dios
conoce nuestras luchas, ha prometido acompañarnos
en ellas y traernos restauración. Es importante recordar
que la restauración no solo viene en forma de bienes
materiales, sino que también se manifiesta en las
relaciones, salud emocional y espiritual. Debemos
confiar en la promesa de Dios de multiplicarnos y no
menoscabarnos.
28 de febrero

Jeremías 31

Amor eterno

“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo,


diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te
prolongué mi misericordia”
(Jeremías 31: 3).

El libro de Jeremías es uno de los que más mensajes


proféticos trae a la humanidad. En diferentes pasajes
podemos encontrar las palabras que Jehová habla a
su pueblo a través de él. Una de esas revelaciones es la
que se encuentra en el capítulo 31, donde se expresa el
amor eterno de Jehová hacia su pueblo. Este pasaje nos
transmite un mensaje de esperanza, consuelo y certeza,
que nos muestra la gracia y misericordia de Dios en su
máxima expresión.
Al leer este versículo, se puede notar la manifestación
del amor eterno de Dios hacia su pueblo. No solamente
es un amor incondicional, sino que es un amor que
no tiene fin. Él siempre ama y cuida a su pueblo, y los
protege de las adversidades de la vida. Esta es una
manifestación que se encuentra en muchas partes de
la Biblia, y en este versículo, en particular, se expresa
de forma muy poderosa.
Jehová es un Dios de misericordia, pero la prolongación
de la misericordia no significa que Dios pasa por alto
el pecado. Su amor nos lleva al arrepentimiento, y es
a través de su gracia que podemos ser perdonados
y tener vida eterna. Es por esto que es importante
recordar que el amor de Dios es incondicional, pero
también es Santo y justo. Debemos estar dispuestos
a arrepentirnos de nuestros pecados y hacer lo que es
correcto delante de Él.

Para reflexionar
Que este versículo nos sirva como recordatorio del amor
y la misericordia que Dios tiene por nosotros, y que nos
lleve a buscar una relación más cercana con Él. Que
siempre podamos confiar en su amor y su protección, y
siempre estemos dispuestos a arrepentirnos y hacer lo
que es correcto delante de Él.

Repite una vez más el versículo de hoy, y da gracias a


Dios por su gran amor.
29 de febrero

Jeremías 32

Un nuevo
corazón

“Y les daré un corazón, y un camino, para que


me teman perpetuamente, para que tengan
bien ellos, y sus hijos después de ellos”
(Jeremías 32:39).

Este versículo de Jeremías 32, nos habla acerca de la


relación que Dios desea tener con su pueblo. Y promete
darles un nuevo corazón y un nuevo camino para que
le teman y sirvan a Él.
La primera parte nos habla de un nuevo corazón que
Dios promete darnos. Pero, ¿qué significa exactamente
un nuevo corazón? En la Biblia, el corazón se utiliza para
referirse al centro de nuestro ser, a nuestros deseos,
emociones y pensamientos. Un nuevo corazón, por lo
tanto, se refiere a una transformación interior completa
que cambia nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Es importante destacar que esta transformación no es
algo que podamos hacer por nuestra cuenta. Es un don
gratuito de Dios que recibimos al creer en Él y aceptarlo
como nuestro salvador. Al recibir ese nuevo corazón,
somos capaces de amar a Dios y a los demás de una
manera más profunda y sincera.
La segunda parte nos habla de un nuevo camino que
Dios promete darnos. Este nuevo camino se refiere a
seguir en obediencia a los mandamientos de Dios y a
vivir según su voluntad. A través de la guía del Espíritu
Santo, somos capaces de caminar en un camino nuevo,
alejados del pecado y enfocados en servir a nuestro
Señor.
Es importante tener en cuenta que este nuevo camino
no es fácil. Requiere disciplina, perseverancia y una
constante renovación de nuestro corazón y mente en
la palabra de Dios. Al seguirlo, experimentamos una
vida abundante y plena, llena de la paz y el gozo que
solamente Él puede dar.

Conclusión
Debemos recordar que tenemos un papel importante en
llevar este mensaje a los demás. Como portadores de un
nuevo corazón y un nuevo camino, podemos compartir
el amor y la verdad de Dios con aquellos que nos rodean
y llevarlos a una transformación en Él. ¿Estás dispuesto a
compartir este mensaje, el decir a las personas que Dios
está dispuesto a darles un nuevo corazón?

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