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GOBIERNO DE ALVARO OBREGÓN

En 1920, Álvaro Obregón subió a la presidencia, dentro de su gobierno buscó la


alianza con los trabajadores y con los antiguos zapatistas. Obregón luchó por
tener el reconocimiento de su gobierno por parte de los Estados Unidos, y creyó
que el problema consistía en que México aceptara pagar sus obligaciones
financieras y reconquistar de esa manera el crédito internacional, un marcado
contraste con las posturas de Carranza y De la Huerta. Sin embargo, lo limitaban
la herencia nacionalista de Carranza y la negativa del gobierno provisional a recibir
el reconocimiento, a cambio de un Tratado de Amistad y Comercio que garantizara
los derechos adquiridos por extranjeros sobre la tierra y el petróleo. Su estrategia
a seguir, por consejo de su secretario de Hacienda, Adolfo Huerta, era llegar a
acuerdos con las compañías petroleras y los banqueros y aun con el gobierno de
los Estados Unidos, antes de firmar un tratado políticamente riesgoso que echaría
por tierra los contenidos nacionalistas de la Constitución de Querétaro de 1917.
Además, su gobierno tuvo varias dificultades para llegar a un acuerdo con la
Iglesia, por lo que ocasionó varios choques entre los miembros de la
Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), una fuerte organización
sindical apoyada por el Gobierno, y los miembros de la Acción Católica de la
Juventud Mexicana (ACJM). 

En 1921, De la Huerta definió la deuda nacional como el conjunto de obligaciones


contratadas por los gobiernos legales precedentes y manifestó la disposición de la
administración de Obregón de pagar todas sus deudas. Posteriormente, llegó a
México Thomas W. Lamont, un banquero norteamericano, y William Wiseman, un
allegado al Banque de Paris et des Pays Bas (casa accionista importante del
Banco Nacional de México) a la capital mexicana, acompañado de Vicent W.
Yorke, presidente de la Mexican Railway Ltd. Desde el 12 de enero hasta el 22 de
marzo, Vicent y Wiseman exploraron el terreno y elaboraron informes favorables
respecto a la situación mexicana. Pero Lamont rechazó el esquema obregonista
de reanudación de los pagos de la deuda externa, pues para él era inaceptable
que los ingresos fiscales petroleros sirvieran de palanca para normalizar los
compromisos internacionales de México, porque ello propiciaría un enfrentamiento
entre banqueros y petroleros. Así que el secretario de Hacienda propuso entonces
que fueran los banqueros quienes sometieran un nuevo plan, por lo que Lamont
elaboró un documento consistente en una serie de líneas generales que llamó
"principios necesarios para el restablecimiento del crédito del gobierno mexicano
en los mercados líderes de inversión del mundo", pero fue un fracaso, debido a la
insistencia de De la Huerta en llevar adelante el programa de la compra de bonos
de deuda con los petroleros. 

En 1922, Lamont siguió la línea estratégica de Washington de mantener un


estrecho cerco financiero a México, bloqueando los créditos e impidiendo los
contactos del gobierno obregonista con cualquier casa bancaria, antes de la
existencia de un arreglo global de la deuda. Su mayor éxito fue unirse a Speyer &
Co, un accionista del Banco de Comercio e Industria. El secretario de Hacienda lo
había invitado a México a acercarse a los petroleros para proponerles formar el
sindicato comprador de los bonos por 80 millones de dólares, pero el plan se
frustró. Ya convencido por Lamont, el Comité de los Ejecutivos Petroleros notificó
el 1º de diciembre al secretario De la Huerta que no estaba en la capacidad de
sostener la cláusula de la compra de bonos. Ante tal rechazo, Adolfo de la Huerta
emprendió caminos nuevos, pero Lamont reaccionó con aspereza ante la postura
del secretario de Hacienda, y le advirtió que si realizaba la compra de obligaciones
por medio de bancos locales, se daría al traste cualquier posibilidad de
negociación, pues tal acto significaba un repudio de México a sus obligaciones
financieras. Pero De la Huerta lo tranquilizó asegurándole que lo recaudado en
efectivo por impuestos petroleros permanecería sin tocarse. 

De ese modo, el 22 de mayo, el presidente Álvaro Obregón autorizó al secretario


De la Huerta negociar con los banqueros en Nueva York la consolidación de la
deuda pública y la relacionada con los Ferrocarriles Nacionales y la Caja de
Préstamos. Finalmente, De la Huerta firmó un acuerdo reconociendo la totalidad
del capital original de las viejas deudas, así como una parte considerable de los
intereses atrasados. 

Ya para 1923, el gobierno mexicano prometió utilizar los impuestos del petróleo
para establecer un fondo de 30 millones de dólares que estarían destinados a la
deuda. El acuerdo fue ratificado por el Congreso Nacional y durante dos años el
gobierno mexicano envió pequeñas remesas de pesos en plata a Nueva York. 

Por otro lado, las dificultades con la Iglesia continuaban, en especial cuando el
delegado apostólico del Vaticano, monseñor Ernesto Philipi, acudió a bendecir el
Cerro del Cubilete (en Silao, Guanajuato) donde sería puesto el monumento a
Cristo Rey. El gobierno del general Obregón interpretó aquel acto como un abierto
desafío a la autoridad y un ataque a la Constitución, por lo que sancionó con el
artículo 33 de la Constitución a Philipi, obligándolo a abandonar el país.

En cuanto a Villa, Álvaro Obregón tenía miedo de que con estos acontecimientos
levantara una emboscada en armas durante la rebelión delahuertista, así que
decidió matarlo mediante una emboscada organizada por la policía secreta o por
pistoleros a sueldo de familiares de antiguas víctimas de Villa. 

En 1924, hubo una disminución en la producción de petróleo, pues la


administración hacendaria mexicana no contaba con otros recursos que los
impuestos petroleros para pagar sus deudas. Así, la Secretaría de Hacienda se
encontró imposibilitada para pagar a sus acreedores, por lo que la caída del
ingreso del petróleo, junto con una serie de conflictos internos, obligó al presidente
Obregón a anunciar en junio que el servicio de la deuda se suspendía. El Comité
Internacional de Banqueros se las arregló con el nuevo ministro de finanzas
mexicano, Alberto J. Pani, quien accedió a la solicitud del Comité con respecto a
una futura privatización de los Ferrocarriles Nacionales, esperando que esta
iniciativa se adoptara en el lapso de un año.

La lucha con la Iglesia continuaba, y en 1925, el gobierno ordenó que fueran


aplicados los artículos 130, 27 y 3 constitucionales con todas sus consecuencias a
183 sacerdotes extranjeros que fueron encerrados en 74 conventos.

GOBIERNO DE PLUTARCO ELIAS CALLES


Siendo presidente electo se enfrentó con los problemas del país resultantes de los
anteriores movimientos sociales y políticos. Obligó a la alta oficialidad a revalidar
su grado y modernizó y profesionalizó las fuerzas armadas. Promovió la
legislación agraria, de irrigación y de crédito para el campo. Fundó los bancos
Ejidal y Agrícola. Reestructuró la escuela de Chapingo y la de Medicina
Veterinaria. Estableció escuelas rurales y mantuvo en funcionamiento las Misiones
Rurales con técnicos agrícolas. Destinó capital a la construcción de presas y
nuevos caminos. Repartió más de 3 millones de hectáreas a 300 mil campesinos.
Promulgó las leyes reglamentarias de los artículos 4° y 123°, normando las
relaciones laborales; tuteló la sindicalización; expidió la Ley General de Pensiones
Civiles a favor de los empleados federales y estimuló la creación y funcionamiento
de cooperativas. Respaldó al movimiento obrero mediante la Confederación
Regional Obrera Mexicana y el Partido Laborista. Nombró a Luis N. Morones, jefe
de ambos agrupamientos, como secretario de Industria, Comercio y Trabajo. 

Durante su gobierno se construyó la carretera México-Puebla y se iniciaron la


México-Acapulco y la México-Pachuca; se terminó el ferrocarril de Sudpacífico; se
reorganizó el servicio postal, inaugurándose la primera línea aérea de correo
(México-Tuxpan-Tampico); se estableció la comunicación telefónica con Estados
Unidos y Gran Bretaña y se realizaron leyes sobre comunicaciones. Se inició el
gravamen de los ingresos personales, los giros de comercio, industria, agricultura
y finanzas. Se creó la Comisión Nacional Bancaria, se expidió la Ley General de
Instituciones de Crédito y se fundó el Banco de México, única institución
autorizada para emitir moneda. 

También se inicia la llamada Guerra Cristera, debido a que el gobierno comenzó a


instigar a la Iglesia Católica. Entonces el clero católico realizó una campaña contra
diversas normas legales, por lo que Calles expulsó a los sacerdotes extranjeros y
cerró locales religiosos, provocando una respuesta violenta por parte de la
jerarquía eclesiástica con el apoyo del papa Pío XI. La guerra cristera no acabó
hasta 1929. 
Calles rechazó las presiones de Whasington contra el artículo 27° Constitucional
que reivindicaba la propiedad originaria de la nación sobre sus tierras y aguas. 

En 1927 reformó la Constitución para que Obregón volviera a la presidencia, lo


cual provocó protestas que fueron sofocadas mediante la violencia. Ejecutó a los
generales Arnulfo R. Gómez y Francisco R. Serrano. Álvaro Obregón fue electo
presidente en 1928. Unos días después de la elección es asesinado en "La
Bombilla" por José de León Toral. Fue preciso convocar a nuevas elecciones,
designándose entre tanto un presidente interino; Emilio Portes Gil fue nombrado
presidente interino por el Congreso de la Unión

MAXIMATO
El período comprendido entre los años 1928 y 1934 y conocido con el nombre de
Maximato. Se le conoce como así porque durante ese tiempo el poder se
concentró en el Jefe Máximo.
Tres presidentes se suceden en este tiempo: el primero es Emilio Portes Gil, el
segundo, Pascual Ortiz Rubio, presidente constitucional elegido por el PNR para el
período de 1930 a 1934 y que solamente permaneció en la presidencia dos años
Abelardo Rodríguez, que gobernará hasta finalizar el período que correspondía a
Ortiz Rubio.
La crisis política por la que atravesaba la familia revolucionaria, en el poder desde
1926, se hizo más severa a raíz del asesinato de Obregón. Como consecuencia
del asesinato del presidente electo, el Congreso designó como presidente
provisional a Emilio Portes Gil.
Calles manifestó en su informe la idea de constituir un gran partido revolucionario
que incorpore a los miembros de las diferentes facciones revolucionarios,
destinadas a controlar la política general del país pero reconociendo la autonomía
de los partidos locales. La idea del partido como agente institucionalizador había
quedado esbozada aquel primero de septiembre solamente faltaba que fuera
aceptada por todos los hombres fuertes que constituían a la familia revolucionaria.
Así pues calles consiguió que fuera elegido Emilio portes Gil, un joven político que
no había ocupado puesto en alguno de su gabinete y podía considerarse como
obregonista sin que fuera contrario al callizo.

La formación de partido y las nuevas elecciones:


En 1929 nació el Partido Nacional revolucionario (PNR). En las nuevas elecciones
ganó el candidato del PNR, Pascual Ortiz Rubio; fue una votación muy discutida
contra José Vasconcelos, que era candidato independiente. Sin embargo, el
verdadero poder lo tuvo Plutarco Elías Calles, llamado Jefe Máximo de la
revolución.
En noviembre de 1928 la prensa anunciaba que los representantes de los partidos
políticos estatales habían aceptado formar parte del partido nacional
revolucionario (PNR), cuya dirección estaría a cargo del general calles. Era
previamente pretensión de centralizar la política mediante una maquinaria nacional
que fuera controlada por una sola persona; no obstante, se mantenía el principio
federativo al señalar que se respetaría la autonomía de los partidos locales. La
declaración de principios del PNR muestra una clara congruencia con la filosofía
de calles, que en más de un sentido era herencia de Obregón. El documento
señalaba:

1) El partido revolucionario acepta en forma absoluta, y sin reservas de ninguna


naturaleza, el sistema democrático y la forma de gobierno que establece la
constitución política de los estados unidos mexicanos.
2) El partido nacional revolucionario tendrá como una de sus finalidades
esenciales la de realizar en nuestro país un mejor social y en el orden de ideas
que comprende la lucha de clases velara por la formación y cumplimiento de las
leyes que constituyen una garantía de los derechos del proletariado.
3) El partido nacional revolucionario declara que el constante e indeclinable
sostenimiento de la soberanía nacional debe ser la base de la política
internacional.
4) El partido nacional revolucionario declara que los gobiernos emanados de
acción política del partido deberán dedicarse sus mayores energías a la
reconstrucción nacional, prosiguiendo la labor que han desarrollado ya las
administraciones revolucionarias.
5) El partido revolucionario reconoce que el poder público será factor concurrente
a la revolución de estos postulados si su integración se hace con elementos de la
debida filiación política.

El PNR proponía el fomento a la industria mexicana, proposición en concreto


consistía en brindarle protección, crear bancos emprender campañas públicas
para hacer crecer al consumo de artículos mexicanos.
El PMR reforzaba los principios del artículo 3 constitucional y se proponía que la
educación se encauzara hacia una vigorización del nacionalismo.
Por aquellas fechas de la creación del PNR, calles apenas comenzaba a ser el
hombre fuerte. Ya se ha señalado que de hecho no contaba con un número de
seguidores capaz de contrarrestar al poderoso grupo obregonista a la hora de
buscar los candidatos para la presidencia constitucional. Aarón Sáenz, un
miembro de ese grupo y jefe después de la muerte del caudillo, era considerado
en los medios políticos como el candidato idóneo. Pero este no reunía las
condiciones necesarias para continuar la obra callista, y mucho menos estaría
dispuesto a permitir la injerencia del jefe máximo en su gobierno, calles aconsejo a
portes Gil que simulara aceptar la candidatura de Sáenz, con el propósito de
apaciguar a los obregonistas, muchos de los cuales seguían culpando a calles de
la desaparición de su líder. Sáenz renuncio entonces a la gobernatura de nuevo
loen y se dispuso a preparar su campaña de 1929.
Mientras tanto portes Gil manda a llamar a pascual Ortiz rubio, un ingeniero en
minas que había participado en la revolución a favor del carrancismo; en ese
momento Ortiz rubio tenía el puesto de embajador de Brasil. El presidente interino
dijo haberle llamado para que colaborara en su gabinete como secretario de
gobernación. Al llegar a México, Pascual O. Rubio se entrevistó con calles por
iniciativa del presidente, y al saberse de éste encuentro se fueron inclinando a
favor de la candidatura del recién llegado todos los políticos que estaban de
desacuerdo con la candidatura de Sáenz. Las razones impulsaron a calles a
escoger a Ortiz rubio para la presidencia parecen comprensibles: en primer lugar
el candidato estuvo descontento de la situación política de México durante los seis
años que permaneció en extranjero, circunstancia que hacía difícil que poseyera
fuerza política propia, de manera que no tendría más remedio que aceptar los
consejos del jefe máximo, a esta ventaja se agravaba el hecho que Ortiz era
poseedor de una indiscutible honestidad, lo cual le puede parecer a calles muy
favorable a su propósito.
Sobre la agricultura, el programa del PNR proponía restituir y dotar de tierras a los
ejidos) colonizar aquellas regiones de la república que fueran previamente
favorecidos con obras de irrigación c) apoyar a los empresarios agrícolas, siempre
que no contravinieran a la política agrarista
Fin del Maximato:
Cárdenas tomó posesión de la presidencia en diciembre de 1934, y su primer
gabinete era típico del maximato, pues reunía a representantes de las principales
facciones del grupo gobernante, y varios de los cargos de mayor importancia
estaban en manos de incondicionales del general Calles.
La noche del 11 de junio reunió al gabinete y exigió la renuncia inmediata de todos
sus integrantes, y destituyó al Comité Ejecutivo Nacional del Partido Nacional
Revolucionario. En los días posteriores designó a los nuevos secretarios de
Estado y a los líderes del partido gobernante, mientras obligaba a renunciar a los
gobernadores y a los generales con mando de tropa leales a Calles; también
consiguió que la mayoría de los diputados y senadores convirtieran su lealtad a
Calles en lealtad a la figura presidencial
La influencia de Calles terminó cuando el siguiente presidente de la
República, el general Lázaro Cárdenas, lo expulsó del país.

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