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Unidad 1.2 Sistema esquelético.

Tarea 3

Biomateriales para Prótesis Faciales


OSCAR EDUARDO PÉREZ ALVARADO
202000320
202000320@estudiantes.upqroo.edu.mx

Resumen

El propósito de esta investigación es, mediante la revisión de la literatura, mostrar los principales
conceptos sobre los biomateriales empleados para adaptar nuevas respuestas ante las necesidades de la
población y revisar esta información sobre los materiales protésicos utilizados en la construcción de
prótesis que se utilizan para restaurar las estructuras óseas de la cara debido a que constituyen parte
integrante de la rehabilitación de pacientes que sufrieron daños, sea de origen patológica, traumática o
congénita. Aunque el éxito del tratamiento con prótesis faciales está asociado con la capacidad artística del
profesional en reproducir las estructuras perdidas, no se puede descuidar la buena adaptabilidad de las
prótesis en cuanto a la asociación de materiales y técnicas empleadas para la confección de prótesis. Hay
una variedad de materiales utilizados que incluyen resina acrílica y silicona con modificaciones avanzadas
en los últimos años además de nuevas tecnologías que continúan en desarrollo para obtener mejores
resultados.

Introducción
¿Qué son los biomateriales?
Se han propuesto muchas definiciones diferentes; tal vez tantas como libros de texto sobre el tema hayan
sido publicados. Por lo tanto, no existe una única definición obtenida por el acuerdo general entre los expertos
en el campo. Sin embargo, las siguientes definiciones dan una idea general de las cosas que se abarcan:
a) Material utilizado en un dispositivo médico, pensado para interactuar mutuamente con sistemas
biológicos.
b) Cualquier sustancia o combinación de sustancias de origen natural o artificial que puede ser usada
durante cierto tiempo como un todo o como parte de un sistema que permite tratar, aumentar o reemplazar
algún tejido, órgano o función del cuerpo humano.
c) Material sintético empleado para reemplazar parte de un sistema vivo o que está en íntimo contacto con
fluidos biológicos.
Aunado a esto, no cualquier material puede ser empleado como biomaterial. Para ello, debe tener una
característica muy especial, ser biocompatible.
La biocompatilidad es la habilidad de un material para ser aceptado por el cuerpo del paciente y que,
además, no irrite a los tejidos circundantes, no provoque una respuesta inflamatoria, no produzca reacciones
alérgicas y que no tenga efectos carcinogénicos, o sea, que no produzca cáncer.

Osteosíntesis y Biomateriales
Diferentes estudios experimentales en el campo de la biomecánica y fisiopatología de la consolidación ósea,
así como la investigación y perfeccionamiento de los biomateriales empleados, han resultado en los últimos
25 años en un vertiginoso avance en cuanto a técnicas y sistemas, gracias a los cuales se ha producido una
considerable disminución en los índices de complicaciones y fracasos terapéuticos en el manejo de las
diferentes técnicas de osteosíntesis craneofacial.
A toda placa de osteosíntesis se le exigen unas propiedades mínimas,
fundamentalmente resistencia adecuada (para proporcionar estabilidad), ductilidad suficiente (para permitir
un moldeado anatómico) y biocompatibilidad (para no producir efectos adversos locales o sistémicos). Los
materiales con los que se fabrican los implantes para osteosíntesis son variados; se usan principalmente acero
inoxidable, aleaciones de cobalto-cromo-molibdeno y el titanio, puro o aleado. Durante muchos años, el acero
inoxidable fue el material de elección. Consiste en una aleación de los metales hierro, cromo, níquel y
molibdeno en proporciones bien definidas (62,5-17,5-14,5 y 2,8% respectivamente) asociados a otros
componentes en menor proporción. Su resistencia, compatibilidad y propiedades anticorrosivas (ligadas
proporcionalmente a la presencia de cromo) resultan adecuadas, aunque en 1977 Steinemann describe cierta
potencialidad auto corrosiva por interacción entre diferentes componentes metálicos del implante fretting
corrosion. Esta circunstancia aconseja la sistemática retirada de materiales de acero inoxidable una vez
consolidada y mineralizada la fractura, al año aproximadamente de la intervención.
En este desarrollo tecnológico al que hacíamos referencia, el titanio como biomaterial se ha convertido en
uno de los protagonistas indiscutibles, dada su extremada pasividad química (y por tanto excelente
biocompatibilidad) y por reunir las propiedades físicas adecuadas para un buen comportamiento biomecánico
a largo plazo. Su densidad hace que los implantes pesen alrededor de un 45% menos que los implantes de
acero y de cobalto, factor importante respecto a la comodidad del paciente sobre todo en fijaciones largas. Su
bajo módulo de elasticidad es otra ventaja, ya que minimiza la protección contra la presión y ésta se transfiere
al hueso; la relativa importancia de la protección contra la presión se incrementa a medida que aumenta el
tamaño del implante. Por todo ello, desde mediados de los 80 los implantes fabricados con titanio puro son de
elección para la osteosíntesis en el territorio cráneo-maxilofacial.
Es difícil predecir las reacciones del tejido alrededor del implante y las que se producen en él. Sin
embargo, Babbush (1991), sugiere que la elección del material se puede basar en el conocimiento de sus
propiedades químicas y en las pruebas experimentales. Según el mismo autor, el implante reacciona por un
proceso de óxido reducción y que este proceso depende de: la solubilidad de la superficie, la superficie del
implante altamente reactiva, las bacterias, el pH, fluido intercelular y factores biomecánicos. Todos ellos
producen cambios en la composición química y en las propiedades de la interfase. En consecuencia, la
composición química de una superficie es particularmente importante por la tendencia de la superficie a
adsorber átomos o moléculas (Bascones, 1993. Bascones, 1996). Las diferentes superficies tienen diferentes
propiedades de adsorción y éstas están estrechamente relacionadas a los aspectos químicos de la
biocompatibilidad.

Implantes de Metal
Cromo-Cobalto-Molibdeno: Según lo señala Guzmán (1999), su uso en implantes data de hace 40 años.
Sin embargo, el tejido conectivo forma una cápsula fibrosa alrededor de estos implantes, aproximadamente en
un lapso de unas semanas a meses después de la implantación. En consecuencia, se ha observado reabsorción
ósea debajo de la estructura de estos tipos de implantes y la formación de dehiscencias en la mucosa las cuales
se infectan y conducen a la pérdida de hueso y la falla posterior del implante (Aparicio, 1990).
Acero Inoxidable: Este material es el más comúnmente usado quirúrgicamente. Anusavice (1998), señala
que presenta cambios oxidativos en un medio ambiente salino, como lo son los líquidos tisulares y que
pueden llevar a la falla por fatiga creando la respuesta más significativa en el huésped. Análogamente, Craig
(1998), asegura que, si se usa como material de implante, es encapsulado por un tejido conectivo delgado.
Esta encapsulación se vuelve más gruesa y perjudica la función del implante
Tantalio: En los comienzos de la implantología fue considerado el más bio-inerte de los cuatro materiales
principales, pero es obtenible solamente en alambres y hojas delgadas y no puede ser colado. Actualmente no
es usado (Aparicio, 1990).

Implantes de Cerámica
Las cerámicas poseen las características necesarias para tolerar las condiciones severas creadas por el medio
ambiente biológico humano. Su baja toxicidad y propiedades no carcinogénicas ni inmunogénicas, hacen de
ellos candidatos ideales para los implantes dentales. Ellos son frágiles por naturaleza, sin embargo, tienen baja
resistencia al impacto y poca ductilidad especialmente en situaciones que involucran concentraciones de
esfuerzos (Aparicio, 1990. Ulrich, 1998).
Cerámicas Porosas: En 1963, Satler, citado por Bascones (2002), utilizó una cerámica porosa, compuesta
de alúmina, sílica, calcio y óxidos de magnesio impregnados con una resina epóxica para reemplazar
porciones de las articulaciones de las rodillas de conejos. Los resultados clínicos de este estudio revelaron
inserción de tejido conectivo y hueso reticulado en los poros del aparato de inserción protésica.
Cerámicas Densas: Los implantes de cerámicas densas no poseen poros. La superficie es relativamente
rugosa diseñada para la retención en el hueso. Afirma Guzmán (1999), que los cristales simples y los
policristales de cerámicas densas poseen adecuada resistencia mecánica, excelente biocompatibilidad y
suficiente resistencia desgaste para resistir las tensiones masticatorias del medio ambiente bucal. La
acentuación clínica de este tipo de implantes ha sido variable dependiendo del diseño y del modelo animal
utilizado.
Compuestos: Aunque el objetivo clínico es el entrecruzamiento de tejido conectivo y hueso alrededor del
implante, Anusavice (1998) refiere que se pueden presentar dificultades si se hace necesaria la remoción del
implante cuando ocurra daño al tejido. Además, señala que, es esencial que estos implantes no posean altos
grados de biodegradabilidad ya que pueden producir inflamación crónica y posible falla.
Implantes de Polímeros: El PMMA no es inerte ya que produce irritación crónica en los tejidos adyacentes
con el predominio de células inflamatorias crónicas, así lo plantea Sicilia y sus colaboradores (1994), quiénes
además señalan que, los implantes de este tipo son encapsulados en tejido fibroso y no hay adaptación ósea.
Cuando se usan estos implantes se ha observado movilidad, osteomielitis, recesión gingival, incremento de
sacos periodontales y pérdida de hueso.

Implantes de Carbón
Carbón Vítreo: El carbón vítreo fue usado en el reemplazo de raíces de dientes, fiándose de su compatibilidad
biológica, resistencia mecánica, poca degradación, y de sus propiedades elásticas similares a las del hueso, sin
embargo, Guzmán (1999), recalca que la mayoría de las fallas con este tipo implantes se deben a un pobre
diseño o a la aplicación de cargas prematuramente.
Carbón Pirolítico: La mayoría de estos implantes son exitosos en relación a su biocompatibilidad. Sus
fallas usualmente han sido por pérdida de hueso, debido a la acumulación de tensiones por la forma del
implante, lo cual lleva a la reabsorción. Bascones (2002), asegura que al incrementar la movilidad se
interrumpe la adaptación epitelial, lo que facilita la invasión bacteriana, produciendo gingivitis y posterior
pérdida del implante.

Conclusión
En algunas ocasiones la recomendación acerca del uso de una prótesis facial es probablemente la mejor
alternativa para pacientes con defectos congénitos, alteraciones faciales traumáticas incluidas las quemaduras
o deformidades secundarias a manejo de patología oncológica, disminuyendo morbilidad, riesgos y dando una
apariencia estética similar a las estructuras anatómicas naturales
La cicatrización del hueso y los tejidos blandos alrededor de los implantes depende de la forma del
implante, del biomaterial y del procedimiento quirúrgico. Las características químicas de una superficie de
implante pueden ser cruciales para la adhesión y migración de células, porque la química de la superficie
influencia la adsorción de varias proteínas del suero. La adsorción de ciertas proteínas juega un papel clave en
los subsecuentes eventos celulares y moleculares que son críticos para la unión de células a la superficie de
los implantes. Puede ser posible manipular la química de la superficie de un implante para promover la unión
de diferentes tipos de células en una región específica. La interfase ósea de un implante está determinada por
el medio ambiente local y sistémico. Las modificaciones en la superficie mejoran tanto la biocompatibilidad
como la estabilización de los implantes.
El ingeniero biomédico debe estar preparado con los conocimientos necesarios para estar en la vanguardia
y desarrollar las prótesis con el mejor equilibrio entre la biocompatibilidad, precio y funcionalidad-estética.

Referencias
[1] G. Duffo, «Biomateriales,» INET, 2011. [En línea]. Available: http://www.inet.edu.ar/wp-
content/uploads/2012/11/biometales.pdf. [Último acceso: 28 Mayo 2021].
[2] Alqutaibi, Ahmed Yaseen “Materials of facial prosthesis: history and advance,” Int J Contemp Dent Med
Rev, vol.2015, Article ID: 021015, 2015. doi: 10.15713/ins.ijcdmr.90
[3] L. Bohorquez y D. Rodriguez, «BIOMATERIALES Y BIOMECÁNICA EN LOS IMPLANTES
OSEOINTEGRADOS,» ODOUS CIENTIFICA, [En línea]. Available:
http://servicio.bc.uc.edu.ve/odontologia/revista/v4n1/4-1-4.pdf. [Último acceso: 28 Mayo 2021].
[4] S. Martinez Villalobos, «Controversias en Cirugía Oral y Maxilofacial: Parte I Osteosíntesis´maxilofacial
con titanio,» Scielo, Noviembre 2004. [En línea]. Available: https://scielo.isciii.es/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S1130-05582004000600001. [Último acceso: 28 Mayo 2021].

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