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DERECHO SUCESORIO MEXICANO

RESUMEN

En lenguaje vulgar, designamos como "Sucesión” una relación de momento que


sigue a otra. Sin embargo, jurídicamente la noción es diferente, como expresa el
maestro Antonio de Ibarrola: “...El fenómeno que salta a nuestra vista es el de que
un patrimonio perdura a través del cambio de su titular. Es por ello que Savigny
expresa que la sucesión es una transformación puramente subjetiva de una
relación de derecho, es decir, hay un cambio de sujeto, mas no de objeto.
Asimismo, Cicerón, unos siglos antes, ya nos dice que la herencia es el conjunto de
bienes que a la muerte de alguien se transmiten, conforme a derecho, a otro”.

Otro autor que define a la sucesión es Planiol y lo hace de la siguiente manera: “.Es
la transmisión del patrimonio entero de un difunto a una o varias personas vivas”.
Esta definición ya empieza a dejarnos ver que la sucesión no es únicamente una
transmisión de bienes - como decía Cicerón - sino que igualmente se pueden
transmitir derechos y obligaciones.

Continúa el maestro De Ibarrola diciendo que hay que hacer notar que “.Existen
sucesiones inter vivos - lo cual no será tratado en esta tesis por exceder su campo
- en Derecho, por ejemplo, el comprador sucede al vendedor, el donatario al
donante. Pero allí no se verifica la sucesión más que en determinado bien, y no per
universitatem como en la sucesión mortis causa. El heredero no sucede solamente
en el dominio de cosas singulares, sino en todo el patrimonio del difunto, y todo lo
que en él hay se transfiere al heredero. El hombre muere, pero el patrimonio es
inmortal: perdura en la familia, en los descendientes.

Concepto antropológico de sucesión

El derecho sucesorio debe tomar en cuenta el fin que persigue la propiedad privada
en los intereses de la familia a la cual, en parte, están dedicados los bienes de los
padres y el derecho de disposición exclusiva para el caso de muerte que tiene el
propietario sobre sus bienes, sin el cual, la propiedad se convertiría en un simple
derecho de usufructo vitalicio. Es precisamente esta postura la que intentaremos
rebatir.

La finalidad del derecho sucesorio es regular y proteger las relaciones que existen
entre el sucesor y sus familiares, así como la protección de la libre disposición de
sus bienes y la protección de los terceros con quienes hay relaciones económicas
pendientes. Nosotros pensamos que debe existir un punto medio entre estos
objetivos, cuidando siempre que no se favorezca alguno a tal grado de menoscabar
el otro. Es por ello que estamos a favor de que las personas puedan disponer
libremente de sus bienes, pero sin que ello implique la desprotección de los
intereses familiares y las obligaciones que impone la propia naturaleza y razón
humanas.

Definición particular:

podemos decir que la sucesión es la transmisión mortis causa de los derechos y


obligaciones, pertenecientes al patrimonio del de cujus, que no se extinguen con su
muerte, sino que se transmiten a sus herederos o legatarios, con excepción de los
personalísimos.

Los derechos y obligaciones que se transmiten por herencia son los


siguientes:

 Todos los derechos reales, con excepción de aquellos que deban cesar con la
muerte de su titular, es decir, el usufructo, el uso y la habitación.
 Todas las relaciones nacidas del derecho de crédito, tanto de su lado activo, como
de su lado pasivo.

La posesión que tenía el ahora de cujus. Aunque es una situación de hecho, da


lugar a ciertas relaciones jurídicas entre el poseedor y los terceros. Por lo que hace
a nuestro estudio, el código civil local establece en su artículo 1149 que el que
prescriba puede completar el término necesario para su prescripción reuniendo, al
tiempo que haya poseído, el que poseyó la persona que le transmitió la cosa, con
tal de que ambas posesiones tengan los requisitos legales. Asimismo, el artículo
1704 del código civil preceptúa que la posesión de los bienes hereditarios se
transmite por ministerio de la ley a los herederos y a los ejecutores universales,
desde el momento de la muerte del autor de la herencia, salvo la posesión de los
bienes de la sociedad conyugal que tendrá el cónyuge supérstite hasta que se
verifique la partición de la herencia.

Las cuotas o primas que el de cujus hubiere acumulado que deban ser entregadas
a sus beneficiarios.

En el caso de existir sociedad conyugal, al momento del fallecimiento, se disuelve,


por lo que formarán parte de la herencia, los bienes que le hubieren correspondido
al autor de la herencia.

Los derechos y obligaciones que no se transmiten por herencia son los


siguientes:

 Los derechos públicos, entre ellos, los derechos humanos.


 El derecho al sufragio.
 Los personalísimos, ligados al titular por sus cualidades personales de parentesco
(patria potestad, tutela y curatela), confianza (derecho de alimentos) y cargo
(carácter de mandante y mandatario, comodatario y asociado).
 Los derechos patrimoniales vitalicios, entre ellos, el usufructo, el uso, la habitación
y la renta vitalicia.
 Obligaciones personalísimas del autor de la sucesión, como es el caso de los
contratos de prestación de servicios, intuitu personae.
 El importe de las prestaciones que empiezan a causarse con motivo de la muerte
del autor de la sucesión, las cuales nunca pertenecieron al mismo, y por tanto ni los
herederos ni los acreedores hereditarios tienen derecho sobre las mismas, ya que
pertenecen a los que hayan sido designados como beneficiarios en las respectivas
cuentas.
 Los derechos ejidales. Al respecto, la Ley Agraria establece que se debe hacer una
lista de sucesión, en cuyo caso pasarán estos derechos a los ahí designados, y no
a los herederos.

Algunas controversias en torno a la sucesión

Como sabemos, la herencia se defiere por la voluntad del testador o por


disposición de la ley. La primera se llama testamentaria y la segunda legítima. En la
actualidad, se mira con preferencia por las diversas legislaciones a la
testamentaria. La sucesión legítima es la más antigua y ambas formas de suceder
tienen partidarios acérrimos.

Algunos autores niegan todo derecho a la sucesión, ya legítima, ya testamentaria,


como los socialistas. Evidentemente, las doctrinas que no admiten el derecho de
propiedad son perfectamente lógicas al no admitir el derecho de sucesión. dicen
que la herencia es contraria a la justicia y al interés social, creando desigualdad
entre los hombres.

La sucesión se funda en la necesidad de que un patrimonio no quede desprovisto


de un titular, de dar estabilidad a la familia y fijeza a la economía. No puede
concebirse el orden jurídico sin la sucesión hereditaria.

Existe un interés público genérico y un interés específico en toda herencia, siendo


el primero que el patrimonio no quede privado de su titular y el segundo, la
exigencia de que el patrimonio del difunto pase a un determinado sujeto.

Desde nuestro muy particular punto de vista, estos dos derechos - los de la familia
y los de propiedad - no deben estar y de hecho no están el uno en contra del otro:
son perfectamente complementarios. Esta complementariedad puede lograrse a
través de un sistema de legítimas ordenado, donde se salvaguarden tanto los
derechos familiares, como la facultad que tiene el testador de disponer mortis
causa libremente de sus bienes. De hecho, en muchas ocasiones el testador
voluntariamente querrá heredar su patrimonio a sus propios descendientes o
ascendientes, en cuyo caso, no habría ningún conflicto, ya que éstos tendrían tanto
la parte que les corresponde por ley, su "porción legítima”, como la parte que
voluntariamente el testador desea heredarles, es decir, un sistema un tanto similar
al español, donde a esta situación se le conoce como "legítima mejora”. Pero,
donde el "Sistema Ordenado de Legítimas” que se propondrá más adelante en esta
tesis realmente protegería los intereses familiares, sería en los casos en donde una
persona totalmente desobligada, que nunca se ha preocupado por el bienestar y
desarrollo de sus descendientes o el cuidado de sus ascendientes -y
desgraciadamente sí existen este tipo de casos - quisiera heredar sus bienes a una
persona extraña a su familia, ya que, en este caso, de cualquier forma quedarían
salvaguardados los derechos familiares, que, pensamos, no se garantizan
debidamente con una pensión alimentaria, toda vez que las necesidades van
mucho más allá, por lo cual deben tener derecho a una porción de la herencia por
ley, en especial, aquéllos que aún no puedan subvenir a sus necesidades básicas
de desarrollo integral.

No se trata de limitar irracionalmente al testador al momento de disponer de su


patrimonio para después de su muerte, sino simplemente, de que no se olvide que
tiene ciertas obligaciones familiares que cumplir, por el hecho de ser el proveedor
de su familia, sobre todo cuando se ven involucrados y/o afectados, menores de
edad o incapaces.

El legislador, al regular esta materia, tiene que respetar ciertos principios básicos.
Dice el maestro De Ibarrola que toda ley positiva debe respetar unos principios que
se basan en la necesidad indiscutible de establecer cierto derecho de herencia,
como estímulo para que el hombre use de los bienes temporales de la manera más
provechosa para sí mismo y para el bien comUn.

Se citan a continuación los mencionados principios:

El derecho de testar: Si la ley positiva llegara a suprimirlo, el Estado se haría reo de


una grave injusticia.

El de los hijos de heredar a sus padres ab intestato, que debe prevalecer,


La obligación que tienen los padres de dejar sus bienes a sus descendientes.
Generalmente hablando, los padres no tienen obligación natural de ninguna clase
de repartir su hacienda entre sus hijos por partes iguales: deben tener en cuenta
las necesidades diferentes, los comportamientos desiguales, y también que a
veces la sociedad está interesada en la desigual repartición.

 El de la sustentación de la esposa superviviente.


 El que hace privar a la sucesión testamentaria sobre la legítima.”

Debemos, desde ahora, dejar muy claro que nuestra intención, no es que la
sucesión legítima prevalezca sobre la testamentaria, ya que el testamento es un
acto jurídico de enorme importancia, sino que, debemos hacer conciencia en el
hombre acerca de la también enorme importancia que tiene el que, al momento de
disponer de sus bienes mortis causa, no se olvide de las grandes obligaciones que
tiene para con sus ascendientes y descendientes, los primeros, porque fueron
quienes le dieron la posibilidad de un desarrollo y bienestar integral - en la medida
de sus posibilidades - , y los segundos, porque, al traerlos a la vida, se asume la
responsabilidad de brindarles los elementos necesarios para su desarrollo integral,
sobre todo cuando son menores de edad y aún no pueden subvenir a sus
necesidades más básicas o incapaces. No se exige ni se pretende exigir que todos
los bienes de la herencia sean para éstos, ya que, como hemos dicho, la libertad
para testar y asegurarse que sus bienes y derechos perduren aun después de su
muerte, es una de las prerrogativas más preciadas del hombre, sino simplemente
que puedan tener la tranquilidad de contar con cierta parte de la herencia para
cubrir las mencionadas necesidades y no quedar desamparados ante el eventual
fallecimiento del autor de la herencia.

Autonomía de la voluntad

Es indudable la importancia que representa para este trabajo el concepto de la


autonomía de la voluntad.
El testador tiene libertad para hacer sus disposiciones testamentarias en la forma
que juzgue conveniente. El legislador ha dejado libre a la persona para atender el
deber social de disponer de sus bienes, según su propia conciencia y según sus
propias inclinaciones. Sin embargo, la libertad del testador no es ni puede ser
absoluta. Debe ejercitarse en forma razonable, sin perjudicar la vida social e
instituciones de la misma. Es por ello que, el derecho no concede su sanción al
mero arbitrio, al capricho individual, sino a funciones que estima socialmente útiles
y relevantes para la comunidad.

La libertad para testar está debidamente regulada por normas que la encausan
dentro del orden existente.

A continuación, seguiremos el estudio que el maestro Arce y Cervantes hace de las


limitaciones actuales en el derecho mexicano respecto de la libertad de testar.
Menciona, entre otras, las siguientes:

 Las que velan por la libertad de los sucesores;


 Las que protegen a ciertas personas para que reciban alimentos; y
 Las que prohíben ser herederos a determinadas personas por su relación especial
con el testador o por motivos políticos.

Normas que velan por la libertad de los sucesores.

Estas normas protegen a los sucesores con la finalidad de que las disposiciones
hechas por el testador no menoscaben su libertad. Es por ello que la ley prohíbe
ciertas disposiciones, por ejemplo, las sustituciones de sucesores que van más allá
de una generación, ciertas prohibiciones de enajenar bienes, impuestas a los
sucesores, disposiciones fideicomisarias, condiciones imposibles o ilícitas, la
institución de heredero temporal o a plazo, la prohibición de tomar o dejar de tomar
estado, entre otros.

Normas protectoras de personas para que reciban Alimentos.


Estas normas afectan la facultad de disponer de los bienes al testar. La única
restricción existente actualmente en nuestro derecho es la obligación de dejar
alimentos a las personas y en los términos que señalan los artículos 1368 y
siguientes del código civil local, lo cual se estudiará más adelante en esta tesis al
hacer un análisis crítico de la insuficiencia de la aplicación y regulación de este
concepto en la práctica.

Es importante mencionar que el testamento en que no se deje la debida pensión


alimentaria (¿debida?) al preterido no es nulo, sino inoficioso. Esto tiene por efecto
que el preterido u "olvidado” tiene derecho a que se le otorgue la pensión
alimenticia que le corresponda, subsistiendo el testamento en lo que no perjudique
su derecho. El hijo póstumo tiene derecho a percibir la porción íntegra que le
correspondería como heredero legítimo si no hubiere testamento, a menos que el
testador hubiere dispuesto otra cosa. Esta disposición a favor del hijo póstumo
tiene semejanza con las porciones llamadas "legítimas”, una de las razones por
las cuales pensamos debe regularse para toda clase de hijos, y no únicamente los
póstumos.

Además, pensamos que la obligación de dejar alimentos debe ser personalísima


del testador, conforme a las circunstancias del caso concreto, según las
necesidades de quien debe recibirlos y la posibilidad de quien debe darlos, por lo
que nos parece excesivo que la pensión alimenticia pueda ser impuesta a un
heredero o legatario en particular, que verá incrementadas sus obligaciones
sustancialmente. Es por ello que, desde nuestro punto de vista, los alimentos
siempre deben ser carga de la masa hereditaria, pero no de un heredero o
legatario en particular.

Normas que prohíben ser herederos a determinadas personas por su


relación especial con el testador o por motivos políticos
En este tenor, primero podemos encontrar las normas que prohíben ser herederos
por presunción de influjo contrario a la libertad del testador y a la verdad e
integridad del testamento, y dentro de éstas, tenemos las siguientes subdivisiones:

■ Los tutores y curadores del menor no pueden ser sus herederos, a no ser
que hayan sido instituidos antes del cargo, o después de la mayor edad de aquél,
estando ya aprobadas las cuentas de la tutela.

Resulta relevante mencionar que los tutores y curadores del mayor de edad
incapaz tampoco pueden ser sus herederos, a no ser que hayan sido instituidos
después de estar aprobadas las cuentas de la tutela.

■ Tampoco puede ser heredero el médico que haya asistido al testador en su


última enfermedad, ni su cónyuge, ascendientes, descendientes y hermanos,
siempre que el testamento haya sido hecho durante esta última enfermedad.
Resulta evidente que si los herederos son sucesores legítimos, no aplica esta
prohibición.

■ Asimismo, tampoco pueden ser herederos el notario ni los testigos que


intervinieron en el testamento, ni sus respectivos cónyuges, descendientes,
ascendientes y hermanos.

Es importante señalar que, en términos del código civil local, no pueden ser
testigos de un testamento, las siguientes personas:

Artículo 1502. No pueden ser testigos del testamento:

 Los amanuenses del Notario que lo autorice;


 Los menores de dieciséis años;
 Los que no estén en su sano juicio;
 Los ciegos, sordos o mudos;
 Los que no entiendan el idioma que habla el testador;
 Los herederos o legatarios; sus descendientes, ascendientes, cónyuge o
hermanos. El concurso como testigo de una de las personas a que se
refiere esta fracción, sólo produce como efecto la nulidad de la disposición
que beneficie a ella o a sus mencionados parientes;
 Los que hayan sido condenados por el delito de falsedad.

Además, existe normativa especial aplicable a los notarios, su cónyuge, parientes


consanguíneos (hasta el cuarto grado) o afines (en la colateral hasta el segundo
grado) en línea recta sin limitación de grado, por lo que, en términos del artículo
45, fracción III de la Ley del Notariado para el Distrito Federal:

Artículo 45. Queda prohibido a los notarios:

 Actuar como notario en instrumentos o asuntos en que tengan interés,


disposición a favor, o intervengan por si, representados por o en
representación de terceros, el propio notario, su cónyuge o parientes
consanguíneos o afines hasta el cuarto y segundo grados, respectivamente,
o sus asociados o suplentes y los cónyuges o parientes de ellos en los
mismos grados o en asuntos en los cuales tenga esta prohibición el o los
notarios asociados, o el notario suplente;
 La intervención de estas personas o del interés de alguna de ellas en el
testamento, anula el acto, pero valdrán los demás.

■ Otro caso es el de los cónsules y vicecónsules que tienen fe pública para


hacer constar actos jurídicos que deban ser ejecutados en territorio mexicano.
Ellos no están expresamente impedidos para ser herederos en los testamentos
que autoricen, pero señala el maestro Arce y Cervantes que lo están
indirectamente y lo mismo sus esposas, parientes consanguíneos en la colateral
hasta el cuarto grado y afines hasta el segundo, porque no pueden autorizar un
testamento en que están interesados ellos mismos o sus parientes, en términos
del artículo 342 del Reglamento de la Ley del Servicio Exterior, bajo pena de
nulidad del acto.

■ Tampoco pueden ser herederos los ascendientes, descendientes, cónyuges


y hermanos de los ministros de culto respecto a las personas a quienes éste haya
prestado cualquiera clase de auxilios espirituales durante la enfermedad de que
hubieren fallecido o de quienes hayan sido directores espirituales.

Desde nuestro punto de vista, el haber sido director espiritual, aplica a cualquier
ministro de culto que hubiere ejercido esta función durante la vida del testador, y
no simplemente tiempo antes de su muerte, ya que en ambos casos puede tener
influencia contraria a la libertad del testador.

El texto constitucional resulta importante en este caso. El artículo 130 establece


que los ministros de cultos, sus ascendientes, descendientes, hermanos y
cónyuges, así como las asociaciones religiosas a que aquellos pertenezcan, serán
incapaces de heredar por testamento de las personas a quienes los propios
ministros hayan dirigido o auxiliado espiritualmente y no tengan parentesco dentro
del cuarto grado.

Ventajas y desventajas de ambas formas de entender la libre


testamentifactio

Antes de entrar de lleno a delimitar cuáles son las ventajas y desventajas de los
dos sistemas que hemos venido estudiando, conviene hacer notar, como lo hace
el maestro Arce y Cervantes en la publicación de un artículo titulado “La libre
testamentificación en el Código Civil y sus antecedentes históricos’, que en la
formación del patrimonio del autor de la sucesión intervienen distintas fuerzas o
elementos que convergen alrededor de la persona, como son:

1. La potestad de disposición que tiene la persona sobre los bienes que


constituyen su patrimonio y que nace del derecho de propiedad, evidentemente,
en los países que tienen por principio fundamental el de la propiedad privada.
Dicen quienes así piensan que el derecho de propiedad no es completo si no
incluye la potestad de disponer por causa de muerte de sus bienes, ya que, en
caso contrario, la propiedad sería algo semejante a un mero usufructo, que
disfrutaba el autor de la sucesión mientras vivía.
2. Los intereses de la familia sobre el patrimonio del fallecido, porque nuestra
civilización está montada sobre la "realidad familiar”, organismo no sólo social,
sino el más importante y trascendente. Cuando se trata de patrimonios de padres,
no solamente están obligados a proveer a la educación normal, psíquica y física
de los hijos y al sostenimiento económico de los mismos mientras viven, sino a
prever, en la medida de lo posible, la continuidad de dicha educación y al
sostenimiento de los mismos aun después del fallecimiento del padre, porque
¡llamar a un ser humano a la vida, es quedar obligado a ser la providencia suya!
Asimismo, los hijos, no sólo están obligados a amar y respetar a los padres, sino
a ayudarlos en caso de necesidad.

Se mencionan también los intereses de la sociedad, ya que gracias a ésta, el


hombre es capaz de hacerse de un patrimonio y de tener la garantía de que éste
será respetado. Esto se traduce en forma de impuestos sucesorios o del llamado a
la herencia legítima a falta de parientes hasta de cierto grado.

Esta es una cuestión que ha variado en el tiempo, y toca al legislador de cada


época determinarlo, con base en pautas de justicia, prudencia jurídica y política,
sin olvidar que existen obligaciones morales y legales del testador con su familia.

Libertad de testar sin restricciones

En los planteamientos tradicionales, la libertad de testar se concibe como un


presupuesto del derecho de propiedad que además, cumpliría determinadas
funciones, como el robustecimiento de la autoridad paterna, estímulo de la
cooperación de los hijos e instrumento que posibilita la conservación del
patrimonio familiar, al evitar la división excesiva, perjudicial para la hacienda
agraria, sobre todo cuando se trata de explotaciones pequeñas y medias (el
argumento es aplicable también a las pequeñas haciendas comerciales o
industriales) a la par que ofrece un refugio a los hijos no herederos.

Sus desventajas
Una vez analizado lo anterior, encontramos que en los sistemas jurídicos que
establecen la libertad absoluta de testar y desconocen la institución de las
legítimas, se han alzado voces críticas que destacan el papel de la defensa de la
familia que está llamada a cumplir la reserva por parte de la ley de una parte del
patrimonio del causante a favor de sus familiares más próximos, en particular de
sus hijos.'" La familia es la célula biológica y social de la humanidad, desde
siempre y para siempre. Es en el ámbito de la familia donde la exigencia de
subvenir las necesidades de nuestro prójimo adquiere un relieve mayor, que
autoriza a reclamar imperiosamente la intervención de la ley. El legislador
establece el núcleo familiar como la primera relación social en que se manifiesta la
obligación de socorro y asistencia. La obligación de no descuidar ni desproteger a
los familiares más cercanos aparece en el ámbito del derecho, por el núcleo
familiar, como manifestación de la aequitas, de la pietas, de la naturalis ratio, de la
caritas sanguinis, de la solidaridad, en suma, que liga a aquellos que tienen en
común el nombre, la sangre y los afectos.

Es por ello que, la ley, en determinadas circunstancias, impone la obligación de


suministrar a otra persona los recursos necesarios para atender a las necesidades
de la vida. Todas las doctrinas reconocen que, siendo la personalidad humana un
ser físico y espiritual, con necesidades de uno y otro orden para la realización de
sus fines, es indispensable que se provean de los medios necesarios para el
cumplimiento de dicho fin a los que por su propia debilidad, por imposibilidad física
o moral o por cualquier otra circunstancia, no pudieran bastarse a sí mismos,

fundándose en el derecho a la vida que tiene toda persona, así como en esa razón
suprema que es el principio de solidaridad entre los seres humanos, ya que el
individuo tiene derecho a la existencia y al desarrollo de la misma según sus
posibilidades, por lo mismo, la obligación de otras personas de proporcionar lo
necesario para que la existencia de los menos capacitados no se menoscabe, ya
que, de otro modo, daría como resultado que la vida humana se extinguiera,
deviene un deber social, porque no es de la voluntad de la que depende, sino que
se impone a todos como una condición indispensable para que la vida progrese y,
en consecuencia, el progreso sea concomitante a toda la humanidad. Es por ello
que, el concepto de "alimentos”, de la manera en que está regulado actualmente
en nuestra legislación, nos parece insuficiente para cubrir todas las necesidades
vitales del ser humano.

Libertad de testar restringida (sistema de legítimas)

La legítima, del latín legitimus, es una porción de la herencia de la que el testador


no puede disponer libremente, por asignarla la ley a determinados herederos.

Se han dado casos en la ley en los cuales la determinación legal excluye total o al
menos parcialmente, la decisión de los individuos para decidir quién o quiénes
habrán de sucederle en la propiedad de sus bienes. Esto no quiere decir que no
existan sucesores, pero no son designados por el autor de la herencia, sino que es
la ley quien hace esta designación, la cual es respecto de las personas a quienes
debe proveer a sus necesidades en vida, o inclusive a pesar de ya no tenerlas, se
trate de personas de la mayor cercanía del causante, como pueden ser los
descendientes, los ascendientes o el o la cónyuge.

La sucesión legítima reconoce prioridad a la testamentaria y su aparición se


genera por la falta de testamento. En cambio, la legítima es un régimen hereditario
forzoso que reduce la cuota disponible por testamento y hasta puede llegar a
excluir la posibilidad de testar. El legislador no deja en manos del particular la
designación de sus sucesores para parte o el total de sus bienes. Con la
aplicación de la legítima, los bienes se mantienen en la familia, pues suelen ser los

descendientes los primeros herederos forzosos, además de quedar garantizados


los alimentos para quienes de éstos los requieran.

Como antecedentes, tenemos que en el Derecho Romano, la legítima era la


cantidad que los descendientes, así como los ascendientes y los hermanos,
debían recibir por testamento. Equivalía a la cuarta parte de lo que les hubiera
tocado en la sucesión legítima. A pesar de que en Roma existía la libertad
testamentaria, con el tiempo se impusieron limitaciones a la libertad de disposición
del testador, limitaciones que tuvieron por objeto proteger los intereses de los
parientes más cercanos y cuya violación podía dar origen a la sucesión contra el
testamento o sucesión forzosa, que provocaba la modificación del testamento y a
veces su anulación, con la subsecuente aplicación de la sucesión legítima o
intestada.

Resulta de gran importancia, para entender la evolución de este sistema, analizar


los distintos tipos de sucesiones forzosas que fueron presentándose en Roma,
dependiendo de la época en la que nos encontremos

a. Sucesión forzosa formal: el antiguo derecho civil exigió al testador que si


quería desheredar a un heredero doméstico, debía hacerlo conforme a ciertas
reglas. La preterición de un hijo traía como consecuencia la anulación de todo el
testamento, no así la de los demás herederos domésticos, que sólo hacía que
éstos concurrieran con los herederos testamentarios.

b. Sucesión forzosa en el derecho honorario: el pretor ensanchó el círculo de


aquellas personas a quienes se debía desheredar de forma expresa, incluyendo
no sólo a los herederos domésticos, sino también a los emancipados.

Tipos de herederos en México

Hijo postumo

Al establecerse el sistema de libertad de testar en el código civil, el derecho


mexicano dejó de reconocer la existencia de los herederos forzosos, por lo menos
en el sentido estricto del derecho español, No obstante al hijo póstumo le
reconoce derechos hereditarios que subsisten al propio testamento. El artículo
1377 del Código Civil Federal, reserva para el hijo póstumo una porción igual a la
que le correspondería según las reglas de la sucesión legítima.

Hijo pretendo

Establece la costumbre que, al momento de testar, el testador debe señalar entre


otras cosas el nombre y edades de sus descendientes y declarar si a la fecha de
otorgamiento del testamento tiene hijos menores o incapaces para los que deba
estipular una pensión alimenticia, A la omisión voluntaria o involuntaria de un
descendiente, se le denomina preterición. Para el caso de México, la preterición
solo afecta en el caso de los menores e incapaces, y en tal caso, el hijo preterido
tiene derecho a solicitar la porción correspondiente a la pensión alimenticia que
según las reglas del código civil le correspondan, subsistiendo el testamento en
todo lo que no perjudique ese derecho, No obstante, la acción de preterición está
contemplada en el Código Civil Federal y en 29 de los códigos estatales, en
ningún ordenamiento se establece que el testador deba declarar el numero de
hijos habidos dentro o fuera del matrimonio como parte del contenido obligatorio
de las manifestaciones testamentarias personales y familiares del testador.

El testamento inoficioso

La Inoficiosidad se trata de un castigo, ya que el testamento surte todos sus


efectos legales. Es inoficioso un testamento cuando no se deje pensión
alimenticia. la pensión alimenticia debe entenderse como una carga en la
herencia.

Se establece una serie de hipótesis modeladas en función del parentesco y


conforme a las cuales el testador debe dejar alimentos pero junto con las mismas
establece una serie de circunstancias accesorias propias del deudor alimentista
que además han de satisfacerse; así para que proceda la pensión alimenticia es
necesario satisfacer el supuesto legal, que exista la ausencia o imposibilidad de un
pariente en próximo en grado, que el deudor alimentista no tenga bienes y que se
observe buena conducta

En el código vigente es inoficioso el testamento en que no se deje la pensión


alimenticia; sus efectos jurídicos están limitados a cubrir la pensión alimenticia de
los que tienen derecho a ella, subsistiendo el testamento en todo lo que no
perjudique el derecho de alimentos* El criterio de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación comulga con la doctrina, y aunque son pocas las tesis que existen en la
materia, hay una un tanto antigua que puede servir de precedente para todos
aquellos que pretendan abusar del derecho de alimentos, en virtud de la delgada
línea que separa los alimentos en virtud del parentesco, de los alimentos
testamentarios^

El domicilio

El domicilio, es el lugar donde reside la persona que contrae los derechos de


sucesión y donde se atiende como canal, para cualquier diligencia que tenga que
ver con los derechos y obligaciones contraídos, para efectos legales, ya sea como
el bien o patrimonio que se hereda, o como el lugar donde se puede encontrar a la
persona que contrae los beneficios y o responsabilidades de una herencia.

Se presume que una persona reside habitual mente en un lugar, cuando


permanezca en él por más de seis meses.

Capacidad para heredar

Todos los habitantes del Distrito Federal de cualquier edad que sean, tienen
capacidad para heredar, y no pueden ser privados de ella de un modo absoluto;
pero con relación a ciertas personas y a determinados bienes, pueden perderla
por alguna de las causas siguientes:

I. Falta de personalidad;

II. Delito;

III. Presunción de influencia contraria a la libertad del testador, o a la verdad o


integridad del testamento;

IV. Falta de reciprocidad internacional;

V. Utilidad pública;

VI. Renuncia o remoción de algún cargo conferido en el testamento. Testamento


hecho en país extranjero
No existe una disposición en Derecho mexicano que determine en qué país debe
otorgarse un testamento, ya sea por cuestiones de nacionalidad o de domicilio; por
ejemplo, que estableciera que un mexicano o un residente en México debe otorgar
testamento ante un notario en México, o que estableciera que debe otorgarse en
el lugar de donde el testador tenga la mayoría de sus bienes,

Lo anterior quiere decir que cualquier persona, independientemente de su


nacionalidad, de su domicilio o residencia, o del lugar en donde estén ubicados
sus bienes, puede otorgar testamento en México,

Por otra parte, y con fundamento en el artículo 13 fracción I del CCF, cualquier
testamento otorgado en el extranjero, ya sea por mexicano o por extranjeros,
conforme a su Derecho, deberá ser reconocido.

Pasos del Derecho sucesorio

A diferencia de otros procesos, los casos de sucesión deben resolverse cuando y


precisamente porque el autor ya no vive o se encuentre ausente o sea, que ya no
se puede contar con él.

Desde que se inicia el procedimiento hasta que termina, todos los pasos
procesales están determinados como en cadena de modo que cuando se da uno,
le sigue otro forzoso y, si dependen de la voluntad de alguno, hay otro previsto
para ese caso.

El fin del Derecho es ordenar las relaciones sociales conforme a la justicia y ésta
consiste en dar a cada uno lo que es suyo. Las normas jurídicas referentes a la
herencia tendrán por objeto dar "lo suyo" a cada quien en esta coyuntura del
fallecimiento de una persona. Ahora bien, "decimos que es de alguien lo que al
mismo está ordenado".

Corresponde entonces al orden jurídico positivo determinar a quién o a quiénes


corresponde, en justicia, ser el o los nuevos sujetos del patrimonio acéfalo y los
derechos que otras personas tengan sobre el mismo patrimonio. Debe, pues,
establecer, por medio de normas generales, el modo de determinar esos sujetos,
para lo cual deberá atender a estos factores:

a) El derecho de disposición sobre sus bienes por causa de muerte que tenía el de
cujus y, por consiguiente su facultad de disponer, en vida, la distribución de su
patrimonio para el caso de su muerte;

b) Las obligaciones que tenía el mismo con respecto a su cónyuge y a sus hijos y
demás parientes cercanos y, por consiguiente, reconocer cierta vocación natural
que tienen éstos a participar del patrimonio del fallecido, y

c) Los derechos que tiene el Estado sobre el mismo patrimonio en virtud de que ha
establecido y mantenido un orden jurídico que hizo posible al día.

Sucesión legítima

la sucesión hereditaria deberá sustanciarse ante el Juez o el Notario Público


competente, atendiendo a las reglas de la competencia en materia de sucesiones,
En todos los casos y a partir de la puesta en marcha del Registro Nacional de
Testamentos, todas las leyes adjetivas de la materia en el país establecen que,
para iniciar cualquier procedimiento sucesorio, el Juez ante que se denuncie la
sucesión o el Notario Público ante quien se solicite la tramitación extrajudicial
deberán:

recabar el informe de la existencia o inexistencia de alguna disposición testa


mentaría medíante la solicitud de búsqueda a la Dirección del Archivo General de
Notarías y al Registro Público de la Propiedad y del Comercio, y éstos a su ve?,
solicitaran en forma inmediata, vía internet el reporte de búsqueda al Registro
Nacional de Avisos de Testamento e incluir en su informe el resultado de la
solicitud.

Sucesión Testada
Lo normal es que un ordenamiento jurídico dé importancia a la voluntad del
fallecido, mayor o menor según qué casos, y que el Derecho de sucesiones esté
formado por normas dispositivas en mayor número que imperativas.

Por ese motivo, en caso de sucesión testada, se aplica prioritariamente la voluntad


del fallecido, en tanto en cuanto no entre en conflicto con las prohibiciones o
límites establecidos en la Ley.

La muerte del autor de la herencia determina Ja apertura de la sucesión. En el


caso de existir disposición de ultima voluntad, se da cumplimiento a la última
voluntad del causante mediante tramitación judicial o extrajudicial, La ley adjetiva
de los estados establece que, para ventilar (a Testamentaria ante notario, los
herederos han de ser mayores de edad e instituidos en un testamento público, El
albacea si lo hubiere, y los herederos, exhibiendo la partida de defunción del autor
de la herencia y un testimonio del testamento, se presentarán ante un Notario para
hacer constar que aceptan Ja herencia, que se reconocen sus derechos
hereditarios, y que el albacea va a proceder a formar el inventario de los bienes de
Ja herencia.

El Notario al igual que el Juez, radicará la Testamentaria y publicará la apertura de


la sucesión con dos publicaciones que se harán de diez en diez días, en el
Periódico Oficial y en otro de los de mayor circulación en d Estado, y al mismo
tiempo solicitará el informe de la existencia o inexistencia de alguna disposición
testamentaria al Registro Nacional de Testamentos (RENAT). Los procedimientos
sucesorios aute Fedatario se componen de las mismas 4 secciones que los
Juicios llevados ante autoridad judicial.

Sucesión Intestada

es aquella sucesión hereditaria mortis causa que se produce en el caso de


inexistencia o invalidez de testamento del fallecido. Dada la necesidad de la
elección de un sucesor, y ante la inexistencia de voluntad escrita del fallecido, la
ley suple esa voluntad designando sucesores por defecto.
La sucesión intestada, es un documento por el juez o por el notario en el que
podemos ser declarados herederos cuando una persona fallece sin dejar
testamento. Este trámite también es conocido como declaratoria de herederos. Se
tramita cuando el testamento no contiene herederos, o cuando el testamento
otorgado ha sido declarado nulo por el juez. Como ejemplo de esto último,
tenemos aquella situaciones en las que se prueba que testador sufría de
demencia senil o deterioro mental. También se le conoce como Sucesión Legal;
tiene sus efectos cuando no existen herederos específicos o documento legal
como el testamento que indique el sucesor de la herencia; previo fallecimiento del
titular de los bienes a heredar; a consecuencia de ello la ley tiene la obligación de
indicar los herederos de dicha masa patrimonial.

Por ello, en el caso de la sucesión intestada los herederos son establecidos por la
ley (herederos legales). La solución final adoptada difiere en cada sistema jurídico,
aunque suele basarse en relaciones de consanguinidad y afinidad y suele incluir
por este orden, a descendientes, ascendientes, cónyuge, colaterales y El Estado
en último lugar.

Desheredación

La desheredación, como podemos ver, es una facultad coercitiva del testador, la


cual debe ser expresa y estar fundada en una causa establecida en la ley. Debe
ser hecha con expresión de causa, ya que la omisión de ésta, o por causa que
fuere contradicha y no probada, o cuando no sea de las señaladas por la ley,
anulará la institución de heredero en cuanto perjudique al desheredado.

Desde nuestro punto de vista, no podría pensarse en una desheredación


subjetiva, ya que se corre el riesgo de caer en meros caprichos del testador, sino
que debe existir un elenco restrictivo de causales, si bien, amplio, que imposibiliten
a un heredero recibir la herencia. Es por ello que, la única forma de desheredación
que debe existir, es una de tipo objetiva, cuando menos si se trata de menores e
incapaces que no tienen la posibilidad de ofender al autor de la herencia.
La capacidad jurídica para desheredar la tienen todas las personas que gozan de
la capacidad para testar. En cuanto a la capacidad requerida para incurrir en
alguna de las causales de desheredación, las Partidas señalaban la edad mínima
de diez años y medio. Actualmente, el Código Civil Español no señala la edad en
la cual se puede incurrir en alguna causal de desheredación.

A diferencia del Código Civil Español, el Código Civil para el Distrito Federal no
contempla la figura jurídica de la desheredación, sin embargo, en el artículo 1316,
se enumeran las causales de incapacidad para heredar por testamento o
intestado, regulación que nos parece correcta.

disposición de los bienes.

En México, la institución romana de la cuota legítima se recibió a través de las


leyes castellanas, con influjos del derecho canónico. En ellas, se establecen once
causas de desheredación para los descendientes, entre las cuales podemos
encontrar, injurias graves contra el padre, el impedirle hacer testamento y el
abandono del padre demente; y ocho para la desheredación de los descendientes.
La cuota legítima en el Código Civil de 1870 se fijó en cuatro quintas partes del
total de la herencia líquida, es decir, deducidas las deudas, para los descendientes
legítimos.

Las Siete Partidas concedieron igual cuota a los hijos legítimos por subsecuente
matrimonio. Los hijos naturales y los espurios son herederos forzosos de la madre,

a falta de hijos legítimos. Para los ascendientes, fijan una cuota de un tercio del
caudal hereditario, que luego se aumentó a dos tercios en las Leyes del Toro.

El Código Civil de 1870 continuó el sistema de cuota hereditaria legítima del


derecho castellano, con algunas variantes: la cuota de los hijos legítimos sigue
siendo cuatro quintas partes de la herencia líquida; la de los hijos naturales es de
dos tercios, y la de los espurios, de una mitad. Para el padre y la madre, la cuota
es de dos tercios, o de una mitad, si son padres naturales. Si el testador no
respetaba las cuotas legítimas, el testamento se declaraba "inoficioso” y se
reducían sus disposiciones hasta el límite necesario para no afectar la cuota
legítima.

La calidad de heredero - como dice Escriche - no puede tener otro origen que la
voluntad del hombre o la disposición de la ley; de ahí proviene la distinción de
herederos en testamentarios y legítimos o ab-intestato. A su vez, los herederos
testamentarios se subdividen en forzosos o necesarios y voluntarios o extraños.

Son herederos forzosos aquellos que no pueden ser excluidos de la herencia por
el testador sin causa legal, o aquellos a quienes el testador tiene obligación
indeclinable, impuesta por la ley, de instituirlos como sucesores de determinada
porción de sus bienes. Éstos son los ascendientes y descendientes del testador,
sin limitación de grados. A esa porción de bienes se le llama "legítima”, por estar
determinada por la ley.

Postura propia: viabilidad de una reforma al código civil para el distrito


federal en materia de libertad de testar (y eventualmente en los códigos civiles
de las demás entidades federativas de la República Mexicana)

En este capítulo, nos permitimos plantear la posibilidad de una reforma legislativa


necesaria y conveniente en el Código Civil para el Distrito Federal.

En este sentido, se propone un "Sistema de Legítimas” que nosotros llamamos


"Equitativo”, es decir, no tan radical como el previsto en el Código Civil Español,
que únicamente deja al testador la libertad de disponer de su patrimonio en una
tercera parte. Es por ello que, en México, atendiendo a la gran importancia que
representa la libertad de testar para la población en general, se propone que se
divida la herencia en tres partes, y dos de ellas sean de libre disposición, dejando
un tercio del haber hereditario a los herederos legítimos, no descuidando así las
obligaciones naturales y legales que se tienen con ellos, con lo cual, podrán contar
con lo necesario para subvenir a sus necesidades, sobre todo tratándose de
menores de edad o mayores incapaces, y así poder empezar a formar su propio
patrimonio.
Encontramos al respecto, diversas causas que hacen necesaria la mencionada
reforma. Empezaremos por las razones históricas, para después llegar a razones
más actuales.

En Roma, existieron razones convencionales que motivaron la introducción de


limitaciones a la libertad de testar. La primera de las causas fue la proliferación de
los casos de desheredación injusta. En este sentido, se dieron cuenta de que
existían casos de desviaciones generalizadas de las facultades paternales a favor
del egoísmo individual y en detrimento del interés general del grupo y el interés
personal de los herederos legítimos, sobresaliendo de esta manera, el uso
indebido e inapropiado que se hacía de la libertad de testar, separándose de las
pautas morales de conducta para beneficiar en demasía y sin motivo aparente a
personas extrañas a la familia.

Fue así como se desprendió el carácter forzoso de la sucesión de ciertos parientes

- hijos, en su defecto padres, y a falta de éstos, hermanos y sobrinos - lo cual


dio lugar tiempo después a la figura de las "legítimas”, es decir, aquella porción de
la herencia que forzosamente deben adquirir estas categorías de sucesores.

La relajación de las costumbres y la pérdida de urbanidad en la conciencia de los


padres de familia desencadenaron una situación insostenible que requirió la
inmediata intervención del legislador para reprimir toda esta suerte de anomalías y
patologías sociales que entrañaban desviaciones individuales. Relajadas las
costumbres, no puede tolerarse la frecuencia con que los testadores se olvidan de
las personas más allegadas, y se oye a éstas cuando se quejan de que el
testador, si bien ha hecho uso de su derecho, no les deja bienes.

Por otra parte, consideramos conveniente aclarar que estamos de acuerdo con las
llamadas "indignidades” o causas de desheredación. No obstante, debemos tener
presente que no en todos los casos se configuran estas causas. Para ejemplificar
lo anterior, una tesis aislada del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito establece que la incapacidad para heredar por acusación de delito
que merezca pena capital o de prisión en contra del autor de la herencia, debe ser
en vida de éste, de otra manera no tendría razón de ser tal indignidad

Antes de finalizar, queremos recalcar la gran importancia que tiene la familia para
esta materia. La familia es considerada como el núcleo primario y fundamental,
cuya función consiste en proveer a la satisfacción de las necesidades básicas del
hombre, y sobre todo de los hijos, quienes por su carácter dependiente, deben
encontrar plena respuesta a sus carencias físicas, psíquicas y económico-
sociales, como requisito para lograr un óptimo resultado en su proceso de
crecimiento y desarrollo.

La familia conyugal moderna tiene una serie de características, que mencionamos


a continuación:

a) Es una institución socio-jurídica;

b) Es una relación sexual legítima y permanente;

c) Es un conjunto de normas que regulan la relación entre los


padres y los hijos, tanto jurídicas, religiosas, morales y sociales;

d) Es una regulación de actividades económicas;

e) Es la regulación de un patrimonio familiar.

La familia es donde el ser humano va formando una personalidad emotiva y social.


La única forma de realizar estas capacidades es a través de la sociedad. En
resumen, la familia es la institución mediante la cual el individuo satisface sus
necesidades biopsíquicas y sociales.

En los aspectos económicos, se encuentra el patrimonio familiar, la conservación y


transmisión del mismo. En España, la protección a los menores es tal, que existe
la obligación a cargo de los padres y ascendientes de respetar la legítima de los
hijos y descendientes (menores y mayores de edad).

Consideramos que no es suficiente con garantizarles una pensión alimenticia, sino


que deben tener derecho a participar en la propiedad familiar. Se considera que la
base fundamental para la proposición anterior es el artículo 3460 del Código Civil
para el Distrito Federal de 1870, en el cual se disponía respecto a la legítima que
es la porción de bienes destinada por la ley a los herederos en línea recta,
ascendientes o descendientes, que por esta razón se llaman forzosos. La
propuesta que realiza este autor sólo comprende a los hijos y descendientes
menores de edad, los cuales tienen derecho a que se conserven los bienes de la
familia (nosotros pensamos que también los mayores de edad, sobre todo, si son
incapaces o no pueden subvenir a sus necesidades). En relación con los
ascendientes, se considera que éstos tienen derecho a una pensión alimenticia.

Por último, debemos mencionar una vía de solución a la hipótesis planteada en


esta tesis: si una persona no hace testamento, su sucesión se llevará por la vía
legítima, por lo que la familia no se verá desprotegida, sino que, por el contrario,
tendrá la parte que le corresponda, según su grado de parentesco con el de cujus.
En cambio, si una persona realiza testamento público abierto, asesorado
profesionalmente por un notario, lo que se propone es que los notarios informen a
los testadores, al momento de llevar a cabo el otorgamiento del testamento que,
por ley, deben dejar una tercera parte de sus bienes y derechos a sus herederos
legítimos, es decir, a sus descendientes, cónyuge, ascendientes o demás
parientes dentro el cuarto grado, y que pueden disponer libremente de dos
terceras partes de los mismos. Únicamente así, se lograría que realmente se
protejan los intereses y obligaciones familiares que el de cujus no debe olvidar.

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