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Probablemente, las personas que viven situaciones como las descritas y que están absorbidas por los
problemas de la vida diaria, no reflexionan sobre esas cuestiones. Por eso, es frecuente que muchos sostengan
que no saben de política o que no les interesa. Sin embargo, esos son asuntos políticos que afectan
directamente a todos en la vida cotidiana. No se trata de temas lejanos, propios de políticos profesionales
(personas que se dedican a competir por alcanzar y ejercer el poder), ni de politólogos (aquellos que se dedican
al estudio de los temas políticos), sino de cuestiones que conciernen a todos porque forman parte de la
convivencia y de las relaciones de poder, cuyos efectos afectan a la sociedad como conjunto.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA IDEA DE DEMOCRACIA. Alcanzar la democracia tal como la conocemos, llevó
siglos de evolución, en el que los ciudadanos emprendieron incontables luchas por sus derechos y limitar el
poder de los gobernantes. Cualquier estudio sobre la democracia nos remite a la antigua Grecia. Desde los años
508-507 a. C. hasta el año 322 a. C., los atenienses pusieron en práctica la idea de que el gobierno debía ser
ejercido por la mayor cantidad posible de ciudadanos. No obstante, pocos habitantes cumplían con los
requisitos necesarios para la ciudadanía, ya que solo tenían esa categoría los varones, hijos de padre y madre
atenienses, mayores de 20 años, y con la riqueza suficiente como para dedicar su tiempo a la política. La
organización en ciudades estado o polis, favorecía el contacto y conocimiento entre los que participaban en la
toma de decisiones. En la República romana, entre los años 509 a. C. y 27 a. C., hubo algunas prácticas de
participación, como en las asambleas o la elección de magistrados, aunque más limitadas. La idea de
democracia comenzó a resurgir en el contexto de la formación de los Estados nacionales europeos a partir del
siglo XV, y se consolidó recién en los procesos revolucionarios de los siglos XVII, XVIII y XX.
✓ Que la fuente del poder que instituye el Gobierno sea la voluntad mayoritaria del pueblo.
✓ Que las leyes sean dictadas por representantes genuinos de la ciudadanía.
✓ Que haya igualdad en derechos y garantías para los ciudadanos y ciudadanas.
✓ Que existan formas de controlar a los gobernantes, que las acciones se den a conocer y que haya
elecciones periódicas.
✓ Que aun la voluntad mayoritaria del pueblo tenga límites frente a los derechos de toda persona o
grupo.
Algunos especialistas consideran Estados de derecho solo a los regímenes democráticos de tipo liberal. Otros
incluyen a regímenes políticos diferentes, como algunos Estados socialistas, aunque se basen en principios
distintos a los liberales para diseñar mecanismos de elección de representantes y para definir qué derechos
consideran prioritarios.
EL SISTEMA DEMOCRÁTICO. Se considera que un Estado es democrático cuando cumple las siguientes
características:
CONDICIONES PARA LA VIDA DEMOCRÁTICA. A lo largo de la historia, las distintas teorías sobre la democracia
se han preocupado no solo por los mecanismos de acceso al poder y su ejercicio, sino también porque dentro
de las sociedades se creen las condiciones para su desarrollo.
Con la implementación del sufragio universal, que dio origen a la democracia de masas, los partidos políticos
se convirtieron en los canales de representación por excelencia. Hasta épocas recientes, la elección de los
representantes se asociaba a las características sociales, económicas y culturales de los votantes que se sentían
identificados con los partidos. Hoy existe una crisis en la idea de representación, la cual ya no logra asociarse
con identidades partidarias.
DEMOCRACIA Y SOCIEDAD MEDIÁTICA. En la actualidad, el sistema democrático se encuentra fuertemente
condicionado por el papel de los medios de comunicación. Ello ha implicado un conjunto de transformaciones
en lo que podríamos denominar una “sociedad mediática”.