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EVALUACIÓN PARTICIPATIVA DEL PAPSIVI DESDE LA PERSPECTIVA DEL

QUEHACER DE LOS FUNCIONARIOS QUE PERTENECEN AL EQUIPO

PSICOSOCIAL EN BOGOTÁ D.C.

María del Pilar Pla Bustos


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Tabla de Contenido

1. Antecedentes .......................................................................................................... 3

2. Ruta de Acceso al PAPSIVI ................................................................................. 12

3. Evaluaciones Realizadas al PAPSIVI .................................................................. 13

3.1 Evaluación de Implementación Local ........................................................ 17

4. Marco Teórico ...................................................................................................... 25

4.1 Comprensión de lo psicosocial .................................................................. 30

5. Pregunta y Problema ............................................................................................ 34

6. Metodología ......................................................................................................... 37

6.1 Consideraciones Éticas .............................................................................. 39

7. Resultados y Discusión ........................................................................................ 42

7.1 Cómo dar una respuesta a la institución a pesar de los obstáculos que esta

misma impone: ............................................................................................................. 44

7.2 La importancia de responderse a sí mismos para brindar una atención de

calidad: ........................................................................................................................ 48

7.3 La prioridad es siempre poder responder a las víctimas. .......................... 56

8. Conclusiones ........................................................................................................ 61

Referencias .................................................................................................................. 63
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1. Antecedentes

Los más de 50 años de conflicto armado interno en Colombia, han dejado 8´874,110

víctimas (Red Nacional de Información, 2019), y es a raíz de esta monumental cifra que en

2011 se crea la ley 1448 o “Ley de Víctimas y Restitución de Tierras” cuyo objetivo es:

“establecer un conjunto de medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas,

individuales y colectivas, en beneficio de las víctimas de las violaciones contempladas en el

artículo 3º de la presente ley, dentro de un marco de justicia transicional, que posibiliten

hacer efectivo el goce de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de

no repetición, de modo que se reconozca su condición de víctimas y se dignifique a través de

la materialización de sus derechos constitucionales” Ley 1448 de 2011 Art. 1. Dentro de este

documento, en el artículo 25, se especifica que es derecho de las víctimas, ser reparadas de

manera adecuada, transformadora, diferenciada y efectiva por el daño ocurrido como efecto

de los hechos victimizantes ocurrido a partir del 1 de enero de 1985. Esta reparación debe

suplir las necesidades de la víctima a través de medidas como “la restitución, indemnización,

rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición, en sus dimensiones individual,

colectiva, material, moral y simbólica” Ley 1448 de 2011 Art. 25. Con el objetivo de acercar

el Estado a las víctimas, se crea la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las

Víctimas (UARIV) la cual se encarga de coordinar las medidas de reparación propuestas por

el Estado y coordinar las distintas entidades que hacen parte del Sistema Nacional para la

Atención y Reparación Integral Víctimas (SNARIV), este sistema se conforma por las

distintas entidades públicas o privadas encargadas de proponer, plantear o implementar

programas que atiendan a la reparación integral de las víctimas. Tras haber transcurrido 3

años de funcionamiento tanto de la UARIV como del SNARIV, la misma Unidad solicita una

evaluación que permita evidenciar si ha sido efectiva al implementar las medidas de

reparación explícitas en la Ley 1448 de 2011. Dicha evaluación es realizada por el Carr
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Center for Human Rights Policy, Harvard Kennedy School y the Harvard Humanitarian

Initiative. Uno de los puntos a resaltar en esta evaluación es que la UARIV busca reparar a

casi el 12.7% de la población colombiana en total cuando otros países con dificultad llegan al

1%. Esto sucede principalmente porque han decidido incluir a víctimas de desplazamiento

forzado, que, si bien es un avance importante, también exige que el programa no sólo sea

efectivo en la reparación sino además eficaz para lograr reparar al 100% de las víctimas.

(Sikkink, Pham, Johnson, Dixon, Marchesi, Vinck, & Culver, 2015)

Al hacer la evaluación de competencia y complejidad, el programa de reparación

colombiano puntúa entre los más altos lo que en teoría quiere decir que la política está en la

capacidad de atender una gran cantidad de población, pero, además, ofrece un amplio rango

de beneficios para reparar el daño. De igual forma, comparando este programa con aquellos

implementados en Guatemala, Indonesia, Perú, Sudáfrica, y Marruecos, se evidencia que

“Colombian reparations policies are the broadest and most comprehensive in the world in

terms of types of harm, eligibility, and forms of reparation” (Sikkink, et al, 2015). Sin

embargo, mencionan que es fundamental prolongar la duración de la política, aumentar la

cantidad de víctimas atendidas por año o hacer ambas cosas para poder tener una

implementación exitosa de la política pues hasta ahora hay más del 90% de víctimas que aún

no han sido reparadas.

Si bien la UARIV se ha visto efectiva al hacer las reparaciones individuales, a la hora

de hacer reparaciones comunitarias, no sólo han sido menos efectivos, sino que la

implementación de esta reparación se ha visto obstruida por la cantidad de personal

especializado que se necesita por las características de la población colombiana.

En trabajo conjunto con la UARIV, para lograr la reparación integral de las víctimas

del conflicto bajo la normatividad de la Ley 1448 de 2011, el Ministerio de Salud y

Protección Social desarrollan el Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a


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Víctimas (PAPSIVI), el cual surge como medida de reparación integral (mental, física y

psicosocial) para las víctimas del conflicto armado en Colombia. Debido al amplio rango de

edades, procedencias étnicas y otras características particulares de la población colombiana,

el PAPSIVI se encuentra enmarcado por un enfoque diferencial el cual se entiende como: “un

principio rector de la política pública para la prevención, atención, asistencia y reparación

integral a las víctimas desde su dimensión individual y colectiva, que permite focalizar

nuestra mirada y reconocer que hay poblaciones con características particulares en razón de

su edad, género, orientación sexual y discapacidad […] y en razón de su pertenencia étnica”

(Subcomité Técnico de Enfoque Diferencial, s.f) Esto quiere decir que, el Estado tiene la

responsabilidad de ofrecer mayores medidas de protección y garantía a las poblaciones que se

encuentren en mayor riesgo de ser vulneradas como mujeres, niños y niñas, personas

mayores, personas pertenecientes a comunidades étnicas, etc. con la intención de restituir sus

derechos de la manera más efectiva posible (Arteaga, 2012).

Bajo esta lógica se define el concepto de víctimas como todas aquellas personas que

hayan sufrido daños por hechos ocurridos a partir del 1 de enero de 1985 (violación de

derechos humanos) ya sean de manera individual o colectiva. La utilización de manera

adecuada de este término puede ser sumamente positiva debido a que permite caracterizar

una población específica de acuerdo con su cultura, su historia y sus transformaciones (Gallo,

Meneses & Minota, 2014) lo que facilitará entonces la implementación contextualizada de la

reparación integral.

Ahora bien, de acuerdo con el Ministerio, cualquier víctima del conflicto armado que

esté registrada en el Registro Único de Víctimas (RUV) y que posteriormente obtenga la

realización de un Plan de Atención, Asistencia y Reparación Integral (PAARI), podrá ser

acogido por el PAPSIVI y ser receptor de este programa.


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Dentro de esta política se encuentran dos tipos de atención. La primera, es la atención

psicosocial, la cual busca mitigar el sufrimiento emocional, los daños sociales, morales y el

daño en el proyecto de vida de las víctimas. Este tipo de atención lo brindan equipos de

psicólogos, antropólogos, sociólogos, trabajadores sociales y promotores psicosociales en 4

modalidades distintas: individual, familiar, comunitaria y Colectiva (Ministerios de Salud y

Protección social, 2017). Por otra parte, se encuentra la rama de atención integral en salud, la

cual pretende reparar las afecciones físicas causadas por el conflicto, mediante el

reconocimiento, comprensión y trato digno hacia las víctimas. De esta manera se busca la

superación de afectaciones físicas o mentales con la ayuda de médicos, enfermeros y

funcionarios del sector de la salud. En este caso se hace uso de tres modalidades: La

asistencia en salud, la promoción y prevención y la rehabilitación física y mental las cuales

son brindadas por IPS y EPS. (Ministerios de Salud y Protección social, 2017).

Dentro del componente de atención psicosocial, sin importar la modalidad en la que

se trabaje, se debe realizar un proceso que se compone de cinco momentos principales. El

primero es el alistamiento y análisis de contexto el que consiste en reconocer las

particularidades del territorio en el que se está realizando la intervención psicosocial, así

como los efectos particulares que dejó allí el conflicto armado. En segundo lugar, se hace la

priorización de la población registrada en el Registro Único de Víctimas y aquellas que se

encuentran inscritas como prioridad en las decisiones judiciales, decisiones administrativas y

medidas cautelares de reestructuración. El tercer momento es el acercamiento y

reconocimiento, es en este punto en que se reconoce a la víctima (familia o comunidad),

mediante una visita domiciliaria o una entrevista de remisión que en el caso de las

intervenciones individuales y familiares están a cargo del psicólogo o trabajador social, en el

caso de la intervención comunitaria, se hace una reunión con todo el equipo psicosocial y la

comunidad. Con estas entrevistas se busca entender cómo se han visto afectados por el
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conflicto y como le han hecho frente. En este punto también se explica el funcionamiento del

PAPSIVI y se pueden realizar primeros auxilios emocionales en caso de que sea necesario.

Continuando con el proceso se realizan los planes de trabajo en los cuales se debe especificar

el desarrollo de las sesiones, el enfoque metodológico a realizar y la periodicidad de las

mismas. Lo anterior se define mediante una entrevista realizada por un psicólogo, en la que la

víctima también puede solicitar el trabajo específico un área que le conflictúe. A partir de este

plan, se solicita a los profesionales que corresponda, iniciar el trabajo de reparación

psicosocial. En último lugar, se encuentra la valoración de continuidad o cierre en el cual se

plantea la posibilidad de continuar con el proceso o finalizarlo de acuerdo a los objetivos

planteados en un inicio. La evaluación se realiza en un espacio de entrevista dirigido por un

psicólogo o trabajador social en caso de que sean intervenciones individuales o familiares o

con reuniones dirigidas por todo el equipo psicosocial en caso de que sean intervenciones

comunitarias.

No obstante, las modalidades difieren en los objetivos que se plantean para cada tipo

de intervención y en el acercamiento. En el caso de la atención individual la víctima puede

ser vinculada a un proceso de Atención en Consejería y Apoyo o Atención Terapéutica. La

vinculación dependerá de la gradualidad y complejidad que se perciba de los efectos del

hecho victimizante. Si el proceso es el de Consejería y Apoyo, los temas a tratar serán

fortalecimiento de autoestima y recursos de afrontamiento, habilidades para fortalecer el

manejo de emociones, solución de problemas y reconstrucción de proyecto de vida, entre

otros. Por otra parte, la atención terapéutica busca abordar temas como emergencias

psicológicas, afrontamiento del miedo, afrontamiento de la amenaza y atención del duelo y

resignificación de la pérdida. Estos temas se abordan de manera distinta dependiendo de la

fase de “Acercamiento y Reconocimiento”, lo que permite entender el contexto cultural en el


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que se encuentra inscrita la víctima y también posibles efectos que tenga la cultura de

acuerdo con la edad buscando tener una atención específica para niños, niñas y jóvenes.

El enfoque comunitario por otra parte se realiza bajo tres circunstancias. La primera,

cuando hay una comunidad víctima del conflicto que permanece en su territorio original. La

segunda, cuando hay una comunidad víctima, pero se han movido de su ubicación geográfica

original y finalmente, cuando se han formado comunidades a raíz de un hecho violento como

el desplazamiento forzado. De esta manera, se presentan también distintas formas de atención

pues se puede dar atención por situaciones emergentes, por búsqueda del fortalecimiento

colectivo, reconstrucción de memorias y reconocimiento social. Al igual que en la atención

individual se hará una atención focalizada en niños, niñas y jóvenes, sin embargo, en este

caso el trabajo será ligado a la comunidad buscando resguardar su historia y creencias.

Por último, se encuentra el enfoque familiar en donde se aplican dos tipos de atención.

La atención en Consejería y Apoyo Familiar, en este espacio se busca solucionar problemas

intrafamiliares, mejorar la comunicación, facilitar el proceso de aceptación de nuevos roles,

fortalecer las habilidades de expresión emocional y atender las violencias de género

intrafamiliares. En la Consejería Psicosocial Terapéutica Familiar se trabaja el afrontamiento

de la culpa, el cuidado familiar, afrontamiento del miedo, se atienden procesos de

desaparición forzada, reclutamiento forzado, violencia sexual dentro del margen del conflicto

armado y a procesos de duelo. Nuevamente se busca hacer una atención específica a niños,

niñas y jóvenes que les permita seguridad dentro de su estructura familiar en las distintas

sesiones realizadas. A diferencia de las dos modalidades anteriores, en este caso el Ministerio

de Salud y Protección Social, realiza una sugerencia de número de sesiones y periodicidad

dependiendo del tipo de atención que se deba brindar y el tema a tratar.

Para poder cumplir con los objetivos planteados de la reparación integral a las

víctimas, el PAPSIVI tiene seis enfoques. El primero se denomina enfoque de derechos, el


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cual consiste en reconocer a la víctima como un sujeto de derechos, buscando así que el

Estado la proteja ante cualquier tipo de violencia y dignifiquen su vida mediante acciones

éticas, jurídicas y políticas. En segundo lugar, se encuentra el enfoque psicosocial el cual

consiste en valorar las diferentes expresiones de dolor y sufrimiento que trae el conflicto

armado. A continuación, se encuentra el enfoque diferencial que fundamentalmente busca

honrar el principio de equidad y no discriminación reconociendo las diferencias culturales y

sociales de los grupos poblacionales. Dentro del enfoque transformador, se busca “fortalecer

la capacidad de resiliencia” (Ministerios de Salud y Protección Social, 2017) de la víctima y

replantear su proyecto de vida. Este enfoque va muy de la mano con el siguiente, curso de

vida, el cual busca identificar las vivencias que tiene un sujeto a lo largo de su vida, cómo ha

sido su rol dentro de estas y evidenciar cuáles representan momentos significativos o de

transición. Por último, se encuentra el enfoque de Acción Sin Daño, el cual consiste en

realizar un análisis ético que permita evaluar las consecuencias de las acciones propuestas

teniendo en cuenta los valores mínimos de convivencia como lo son la pluralidad, dignidad,

autonomía y multiculturalidad entre otros. En el marco del PAPSIVI, el enfoque de Acción

Sin Daño se encuentra íntimamente ligado a las Acciones Afirmativas, estas son medidas

tomadas por el Estado que tienen como objetivo reducir escenarios de desigualdad social

cultural o económica para un grupo determinado de ciudadanos. Las Acciones Afirmativas

entonces, buscan resaltar la individualidad de cada sujeto victimizado por la violencia,

reconociendo su individualidad para así fortalecer procesos como la creación de identidad y

el libre desarrollo de la personalidad (Ministerios de Salud y Protección Social, 2017).

Del mismo modo, se realiza un proceso de formación del talento humano con el

objetivo de brindar información sobre el trato a las víctimas para así evitar la revictimización

lo que a su vez busca fomentar las actitudes profesionales que favorezcan la acción sin daño,

la generación de confianza del proceso psicosocial y el trato digno. Es por lo anterior que la
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formación se realiza de forma continua y progresiva a todos los funcionarios públicos que

dentro de su quehacer tienen contacto directo con las víctimas. La continuidad de la

formación se ve respaldada por convenios realizados con instituciones de educación superior

que dentro de sus programas académicos formen profesionales en el área de la salud y

Ciencias Sociales y Humanísticas. No obstante, las formaciones también se brindan en los

espacios de formación continua brindados por el SNARIV.

Con el objetivo de brindar una mejor atención, se implementan dos tipos de

formaciones los cuales deben cubrir un mínimo de 40 horas. Sin embargo, los programas se

deben finalizar únicamente cuando los objetivos planteados de acuerdo, a los niveles de

formación y los perfiles de los funcionarios a formar, sean alcanzados.

El primer tipo de formación se denomina generalizada ya que impacta a todos los

funcionarios públicos que tratan directamente con las víctimas, la cual consiste en:

“comprender la magnitud del conflicto armado y la violencia sociopolítica en el país; los

impactos psicosociales de la violación de los derechos humanos en individuos, familias y

comunidades; el enfoque psicosocial para atención de personas víctimas de violaciones de

derechos humanos; y se desarrollen competencias y habilidades comunicativas.” (Ministerio

de Salud y Protección Social, 2013 p. 23)

El segundo tipo de formación, de carácter especializado, se dirige únicamente a los

profesionales, auxiliares, técnicos y promotores que conforman los equipos psicosociales

interdisciplinarios. En este caso, los temas que debe incluir la formación son: “Conceptos y

conocimientos sobre el contexto histórico, cultural y sociopolítico, del conflicto armado en

nuestro país y la afectación a las poblaciones víctimas de la violencia. El marco normativo,

nacional e internacional, de la atención a las víctimas. Los enfoques psicosocial, de derechos,

de género, étnico, diferencial y transformador en la atención. Los derechos de las víctimas.

Las medidas de asistencia, rehabilitación y reparación. Los programas de atención en salud y


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atención psicosocial. Mecanismos y herramientas específicas en la atención, asistencia y

reparación de las personas víctimas. Mecanismos y herramientas para el cuidado emocional

de las personas que atienden personas víctimas” (Ministerio de Salud y Protección Social,

2013, p.24) Adicionalmente, los equipos psicosociales interdisciplinarios son también

formados en actitudes como el trato digno a las víctimas, la generación de alternativas, el

respeto y aceptación de las diferencias, y la disposición al servicio entre otras. Así como en

habilidades como el manejo de emociones, el pensamiento crítico, la creatividad, la empatía,

la asertividad y la toma de decisiones. Para hacer de la formación un proceso enriquecedor, se

busca que las sesiones sean presenciales y tengan material adicional en formato virtual.

Adicionalmente, es un requisito que, durante el ejercicio de sus labores, el equipo psicosocial

esté acompañado de profesionales con mayor experiencia en el área de atención a víctimas.

Dando continuidad a esta formación, se propone que las víctimas tengan un rol activo dentro

de la política, lo que consistiría en brindar la posibilidad de discusión de la política pública en

los lugares donde se realice la implementación de manera que se asegure que la política sea lo

más acorde posible a sus necesidades específicas. Para esto se destina la fase cuatro de

intervención

Es importante mencionar que las formaciones de talento humano no se limitan a

brindar herramientas teóricas de aplicación del programa. Dentro del Documento Marco del

PAPSIVI se esclarece la importancia de brindar herramientas de cuidado emocional de los

implementadores debido a que se reconoce el fuerte desgaste físico y emocional que requiere

el trabajo de reparación psicosocial en la medida en que se encuentra en constante

comunicación con “el sufrimiento humano” (Ministerios de Salud y Protección Social, 2017),

a esto se suma el estrés cotidiano del trabajo, “la contaminación temática, la traumatización

de los equipos y la fatiga por compasión” (Ministerios de Salud y Protección Social, 2017).

Es por esto que, para evitar los múltiples desgastes que pueden ocurrir a raíz de este estilo de
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trabajo, se proponen estrategias como el desarrollo de espacios que permitan el cuidado

emocional, el registro de fuentes de malestar, la planeación de reuniones grupales, técnicas de

relajación y de manejo de estrés entre otros.

2. Ruta de Acceso al PAPSIVI

Las víctimas pueden acceder a la atención psicosocial del PAPSIVI por tres rutas.

Sin embargo, sin importar la ruta que se elija, es necesaria la inclusión de la víctima en el

Registro Único de Víctimas. El registro se puede hacer efectivo acercándose a la Personería,

Procuraduría o Defensoría del municipio y narrando su declaración sobre el hecho

victimizante.

La primera ruta por medio de la cual es posible acceder al PAPSIVI, es por remisión

de la UARIV, en este caso se realiza un Plan de Atención, Asistencia y Reparación Integral

(PAARI) el cuál se hace basado en una entrevista que se le realiza a la víctima de manera

presencial o telefónica. Esto con el objetivo de identificar sus necesidades individuales,

familiares o comunitarias y así facilitar el acceso a las medidas de reparación integral a las

que tiene derecho. Una vez el personal de la UARIV realiza el PAARI e identifica que dentro

de las necesidades de la víctima se encuentran la afiliación a salud y/o atención psicosocial,

esta se remite a la Secretaría Departamental, Distrital o Municipal de Salud que corresponda,

donde posteriormente se inicia el proceso formal de atención psicosocial por el equipo

psicosocial del PAPSIVI. Es importante mencionar que, en caso de que el PAARI determine

que la atención requerida se limita a la Atención Integral en Salud, es posible que, al hacer el

triage en la atención por urgencia, se evidencie que es necesario complementar la atención en

salud con la atención psicosocial, así que se empezará trabajar en conjunto con el equipo

psicosocial del PAPSIVI.

En segundo lugar, es posible acceder a los servicios brindados por el PAPSIVI

mediante la remisión de entidades que conforman el Sistema Nacional de Atención y


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Reparación Integral a las Víctimas (SNARIV). A la fecha se reportan más de 50 entidades

asociadas a este sistema entre las que se encuentran Los Ministerios, la Oficina del Alto

Comisionado para La Paz, La Procuraduría, La Registraduría, el SENA, el ICETEX, el

ICEBF, el DNP y el Centro Nacional de Memoria Histórica. En este caso, la remisión por

entidades del SNARIV se hace inmediatamente a la Secretaría Departamental, Municipal o

Distrital de Salud que corresponda. Una vez en la Secretaría, se realiza una evaluación

preliminar por el equipo del PAPSIVI que permitirá determinar si la Atención necesaria es en

salud, psicosocial o ambas.

La tercera y última opción se da por medio de la remisión realizada por programas del

Ministerio de Salud como lo son el Programa Nacional de Salud, Medicina Familiar y

Comunitaria o los programas de promoción y prevención que se realizan a nivel nacional con

temáticas como la higiene bucal o la transmisión y tratamiento del VIH. En caso de que la

remisión sea por medio de estos programas, se hará directamente a la Secretaría

Departamental, Municipal o Distrital de Salud que corresponda, de ahí le corresponderá a la

Secretaría evaluar y asignar el tipo de atención que se requiera en cada caso, ya sea

psicosocial, integral a salud o ambas.

3. Evaluaciones Realizadas al PAPSIVI

En cuanto al seguimiento y monitoreo del programa, se encuentran múltiples tipos de

evaluación. Entre las que más sobresalen se encuentran evaluaciones cuantitativas y

cualitativas de cubrimiento a nivel nacional y municipal, percepción de efectividad de las

víctimas y evaluación a de implementación por parte de los funcionarios, entre otras. Una de

las evaluaciones más interesantes es “Quinto informe de seguimiento al Congreso de la

República 2017-2018” escrito por la Defensoría del pueblo, la Contraloría General de la

República y la Procuraduría General de la Nación, entidades dedicadas al control y

seguimiento de la implementación de la política. La meta de atenciones para los años 2015,


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2016, 2017 y 2018 ha superado la expectativa con un total de 434.186 atenciones brindadas.

Esto indica que si en los próximos 3 años, que se cumple la vigencia de la ley, se atienden

523.475 personas, se superaría la meta establecida inicialmente en casi un 15%. Sin embargo,

al hacer el análisis cualitativo, se evidencia que el PAPSIVI aún no logra llegar a todos los

departamentos pues sólo se encuentra siendo implementado en 29 departamentos de los

cuales se ha visto interrumpido en 7 sin ningún motivo público aparente. A esto se suma que

el presupuesto para la implementación de la política ha bajado sustancialmente pasando de

$24.632.381.241 a $19.507.511.000 lo que ha alterado la continuidad del programa pues la

poca estabilidad presupuestal impide la constancia de la implementación. En este punto de la

evaluación es posible ver que los resultados cuantitativos parecen mostrar cifras muy

alentadoras, sin embargo, es posible deducir una carencia en la implementación de la política

pues aún no se logra el cubrimiento deseado por la política.

En cuanto al progreso de la implementación específicamente en Bogotá, de acuerdo

a la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, para agosto de 2017 se atendieron 2,052 personas

en las distintas modalidades de atención psicosocial ofrecidas por el PAPSIVI. Actualmente

se encuentran funcionando las tres modalidades de atención. De acuerdo al “Anteproyecto De

Salud Para La Población Víctima Del Conflicto Armado Para El Año 2018” escrito por la

Secretaría Distrital de Salud, la Sub Secretaría de Gestión Territorial, Participación y Servicio

a La Ciudadanía, la Sub Secretaría de Servicios de Salud y Aseguramiento y la Sub

Secretaría de Salud Pública, la modalidad individual ha atendido un 24% de la población, la

comunitaria un 19%, la grupal un 2% y finalmente la modalidad que presenta mayores

índices de atención es la familiar con un 55% de la población lo que equivale a 1124 personas

atendidas, de las cuales 716 son de género femenino y 408 de género masculino.

Adicionalmente, 235 personas se encuentran en el rango de edad de 6 a 13 años, 180 en el

rango de 14 a 17, 129 en el rango de 18 a 26, 487 en el rango 27 a 59 y 93 personas en el


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rango de 60 en adelante. En cuanto a la procedencia étnica de la población atendida en esta

modalidad se evidencia que 80 personas se identifican con etnia indígena, 96 con la

afrocolombiana y 948 manifiestan no sentir ningún tipo de pertenencia étnica. En cuanto a los

hechos victimizantes, la mayoría de la población atendida (63.37%) manifiesta ser víctima de

desplazamiento forzado, aunque también se presentan casos por amenaza (21.24%) y

homicidio (8.93%) entre otros. En Bogotá se reporta que, si bien hay atención psicosocial en

19 de las 20 localidades, los Centros Locales para Atención a Víctimas (CLAV), donde se

realiza la implementación psicosocial de la política, que mayor cantidad de familias ha

recibido, son los de Suba con 394, Bosa con 379 y Kennedy con 376 familias atendidas.

Ahora bien, al hacer una evaluación sobre la implementación de los programas

regidos por la Ley 1448 de 2011, es posible encontrar el estudio realizado por el International

Center of Transitional Justice y Cristian Correa (2015), experto en implementación y

definición de programas de reparación de violaciones masivas a los derechos humanos,

hablando de la política de salud asegura que en principio la política parece ser deficiente en

diseño pues los efectos de haber estado en contextos de violencia, no se manifiesten de

manera puntual, por lo general son cíclicos y se repiten. Sin embargo, las atenciones

propuestas por el Ministerio de Salud y Protección Social, si bien aseguran la vinculación al

Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS), no asegura una atención de calidad

psicosocial a la que pueda acudir la víctima una vez haya terminado su proceso en el margen

normativo del PAPSIVI. Bajo esta lógica, el tratamiento brindado por el PAPSIVI sería

negligente pues no se consideran los efectos a largo plazo. Lo anterior se puede evidenciar en

los procesos de reparación integral llevados a cabo en países como Chile en el que se procede

a realizar un acompañamiento más prolongado cuando se reconoce que pueden existir

posibles recaídas en el proceso de reparación de la víctima, Es necesario entonces que el

gobierno, como dice Correa, (2015) empiece a asegurar el acceso a la salud mental a lo largo
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de la vida de las víctimas, así como lo hizo Chile en su proceso de reparación. A esto se suma

que, el rol del ministerio se limita a diseñar y evaluar el programa, la implementación es de

libre escogencia a nivel local lo que genera que no solo varíe, sino que pueda llegar a ser un

proceso poco efectivo, sin embargo, al realizar evaluaciones cuantitativas únicamente, es

posible que el ministerio no se dé cuenta de esta problemática en la implementación.

El presupuesto del proyecto también parece ser problemático pues no es muy claro

el destino del dinero y por tanto no parece haber mucho control sobre este (Correa, 2015).

esto fundamentado en que los recursos limitados no afectan únicamente la implementación

práctica de la política, sino que además limitan la participación de un equipo de profesionales

interdisciplinario, pues al estar contratados por prestación de servicios, se limitan las

posibilidades de formación y continuación del proceso, además de la posible desmotivación

laboral que puede existir entre los profesionales (Perea, 2017).

Finalmente, la forma en que el personal aplica el programa no es la más adecuada

pues de acuerdo a la investigación realizada por Nelson Camilo Sanchez de la Universidad de

Virginia y Adriana Rudling de Queen’s University Belfast, mediante las entrevistas

semiestructuradas se buscaba entender cómo había sido su experiencia con el conflicto

armado y, sobre todo, cómo había experimentado las medidas de reparación. Las entrevistas

fueron realizadas a 25 colombianos entre los que se encontraban representantes de

organizaciones de la sociedad civil, víctimas, funcionarios del gobierno y excombatientes que

se ubicaban en Cali, Medellín, Algeciras y Bogotá. Las entrevistas realizadas permiten

identificar que la experiencia de reparación con implementación psicosocial de PAPSIVI no

ha sido satisfactoria pues los funcionarios no trabajan sobre los hechos de violencia actuales,

sino que, se enfocan en lo eventos del pasado, esto es un problema en la medida en que la

víctima se sienta más afectada por el evento actual que por el pasado y no logre manifestarlo.

Es por esta razón que dentro de las recomendaciones se encuentran elementos como la
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claridad, que las víctimas entiendan sus derechos y lo que los programas les van a brindar,

para que así sus expectativas logren ser cumplidas y evitar generar más daño. Consultar

directamente con las víctimas el futuro de los programas de reparación, así como las

necesidades de la población, permitirles tomar decisiones sobre su propio bienestar. Hacer un

seguimiento efectivo de los procesos y no dejar la aplicación de manera libre. Esto con el

objetivo de entender que los problemas en salud mental que tienen las víctimas del conflicto

armado no son únicos y clasificables, por el contrario, al ser poblaciones tan vulnerables, su

historia está llena de eventos que aportan de una u otra manera a los distintos problemas de

salud mental que empiezan a sobreponerse entre sí. (Tamayo-Agudelo & Bello, 2019). Se

podría decir a modo de conclusión que, al no considerar obstáculos como el registro

desactualizado de las víctimas, los distintos tipos de victimización que siguen estando

vigentes y los nuevos tipos de victimización que aparecen a lo largo de los procesos, entre

otros, se pierde efectividad en el programa y posibilidades de reparación.

3.1.Evaluación de Implementación Local

A partir de la implementación de esta política, en Colombia se han realizado múltiples

trabajos académicos que permiten estudiar a profundidad la política, su implementación y

resultados. Sin embargo, al ser una política tan amplia y aplicada a nivel nacional, es posible

encontrar estudios con diferentes enfoques como la perspectiva de las víctimas, la carga

laboral en el personal encargado de implementar el PAPSIVI, perspectivas internacionales y

algunas evaluaciones gubernamentales o de resultados del programa.

Al ser una política enfocada en las víctimas del conflicto armado, hay una gran

cantidad de estudios que se enfocan en la percepción que tiene este grupo sobre la eficacia de

las intervenciones propuestas. Documentos como el de Andrés Cepeda Pérez (2018) realizan

un “Análisis de los factores que influyen en la recuperación psicosocial de las víctimas que

acceden al Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas del conflicto


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armado (PAPSIVI)” (Cepeda, 2018). Este análisis es realizado mediante un modelo

estadístico probit ordenado, se enfoca en dos variables dependientes, el abandono del

programa y la baja percepción de recuperación, esto asociado a variables independientes

como el género, edad, etnia y región entre otros.

En el documento Cepeda (2018) asegura que la política se muestra efectiva (teniendo

en cuenta únicamente estos dos factores) pues el nivel de abandono del programa es bajo en

las regiones Centro y Caribe, sin embargo, en la región Pacífica el nivel de deserción supera

el esperado. A esto se suma que la percepción de recuperación en los beneficiarios es positiva

y en su mayoría reportan que el proceso de reparación integral logró mitigar el dolor mental,

físico y psicosocial. Los datos obtenidos para este informe son los realizados por el personal

del PAPSIVI mediante una encuesta de satisfacción frente al cumplimiento de los objetivos

planteados para las sesiones, la cual consiste en 4 preguntas. ¿qué tanto ayudó el proceso a

comprender lo sucedido y los efectos que tuvo en la víctima? ¿Puede la víctima identificar

los mecanismos de afrontamiento y herramientas que tiene para aplicarlos después del

proceso? En tercer lugar, se presenta una pregunta sobre la valoración del proceso en cuanto

al apoyo emocional y las herramientas para poder expresar la emocionalidad. Finalmente, la

pregunta número 4 se considera un poco más general pues busca identificar si el malestar y

sufrimiento que generó la violencia disminuyó a lo largo del proceso de vinculación. Dichos

resultados se encuentran también en el documento de Gutiérrez (2015) quien asegura que si

bien la experiencia positiva no es compartida por todas las víctimas, en las entrevistas

realizadas en su investigación en Montes de María, Sucre las víctimas que fueron participes

de la dinámica de reparación, aseguran que existe un efecto positivo en la posibilidad de

narrar el evento de violencia, sus efectos y emociones, pero además tiene un gran peso la

sensación de ser escuchados por el Estado y poder hacer los reclamos necesarios.
19

Estos resultados parecen ser un poco contradictorios a los encontrados por Juan

David Villa Gómez, Daniela Barrera Machado, Laura Arroyave Pizarro y Yirley Montoya

Betancur (2017). En su documento “Acción con daño: del asistencialismo a la construcción

social de la víctima. Mirada a procesos de reparación e intervención psicosocial en

Colombia” (2017), se evidencia que el programa PAPSIVI no ha cumplido con su principal

objetivo, brindar atención psicosocial integral a las víctimas del conflicto armado en

Colombia. De acuerdo a las entrevistas y los grupos focales realizados a víctimas, maestros,

funcionarios y líderes comunales en Medellín y el Municipio de San Carlos, se pudieron

encontrar algunas razones principales por las cuales hay un bajo nivel de efectividad y

satisfacción en el programa. Una de las que más sobresale es la descontextualización del

programa. De acuerdo a Villa et al., la implementación del PAPSIVI en estas zonas se da por

entidades privadas encargadas de contratar los profesionales necesarios quienes, de acuerdo a

las entrevistas, son “funcionarios públicos, que no tienen perfil ni capacidades para atender

víctimas, están ahí por favores políticos” (Villa, Barrera, Arroyave & Montoya, 2017 p.6).

Este aparente desinterés percibido por las víctimas permite entender que la implementación

no se está realizando de acuerdo a la planeación original, la cual indica la necesidad de

formar a los funcionarios en el trato psicosocial a víctimas, pero, además, en el estudio

territorial y cultural de la zona en la que se planea realizar la intervención. Esta acción está

dejando de lado la diferenciación cultural que se debe tener en cuenta entre víctimas de las

distintas regiones del país, pues por costumbres, historia y cultura, no es lo mismo atender a

las víctimas de la región Pacífica que a las de la región Andina, así como no es lo mismo

tratar la desaparición forzada y todo lo que significa en un departamento como Chocó que en

el departamento de Antioquia.

En este mismo documento de Villa, Barrera, Arroyave y Montoya. (2017) se

evidencia que, con esta implementación generalizada y unificada del programa, las víctimas
20

manifiestan sentirse decepcionadas pues no hay una reparación verdadera. Esto se liga al

segundo problema que hay y es el clientelismo. Al ser un programa descontextualizado, las

víctimas con frecuencia sienten que los profesionales que los atienden van en busca del

sueldo y no tienen intenciones auténticas de prestar un servicio de reparación psicosocial.

Como bien lo manifiestan las 12 víctimas entrevistadas dentro del documento, cuando se les

pregunta sobre la percepción que tienen sobre la implementación del programa por parte de

los funcionarios, contestaron que los profesionales se limitaban a hacer lo básico, llenar

formularios y ganarse el dinero. Sin embargo, es importante mencionar que, bajo estas

mismas dinámicas desorganizadas, los 32 profesionales entrevistados manifiestan que se

encuentran agotados por la cantidad de gente que se tiene que atender y la carga emocional

que trae cada sesión.

Además de la descontextualización, se encuentran las promesas no cumplidas como

factor que determina la falta efectividad del programa. Las víctimas, han manifestado que

más allá de desilusionarse, dejan de confiar en los procesos de atención psicosocial y con

frecuencia tienden a desvincularse y resignarse a no ser reparados de ninguna manera.

Finalmente se encuentra la razón instrumental en la cual, a partir de las 32 entrevistas a

profesionales, es posible identificar que sienten que, dentro de este programa se ha olvidado

la parte humana, ahora solo se tienen en cuenta los roles administrativos. Los funcionarios

manifiestan que en el tiempo que llevan trabajando en reparación psicosocial con el

PAPSIVI, sienten que la meta se tiene en cuenta únicamente en cuanto a cifras, generando así

que los psicólogos y trabajadores sociales se preocupen más por la cantidad de casos

atendidos que por la calidad de atención en cada caso, generando un alto nivel de intolerancia

de parte de las víctimas.

Los resultados aquí expuestos son soportados por los estudios que se han realizado a

nivel local. Como lo expresa Patricia Esther Perea Rodríguez (2017), quién hace un análisis
21

del funcionamiento del PAPSIVI dentro del municipio de Quibdó entre el 2013 y el 2016.

Dentro de su documento asegura que la atención es precaria y desmotiva a las víctimas pues

falta preparación por parte de los profesionales que prestan el servicio. Durante las primeras

fases del programa, se atendieron un aproximado de 2,215 víctimas, un porcentaje muy bajo

considerando que para el 2016 la cantidad de víctimas del Chocó reportadas en el RUV se

acercaba a las 20,000 (Red Nacional de Información, 2019). Dicha cifra de atención fue

disminuyendo a medida que avanzaban las fases. Cifras similares se pueden observar en

Montes de María, Sucre, donde el proceso se ha llevado a cabo bajo el modelo de bola de

nieve, más que por el involucramiento directo de los prestadores de servicios de salud

encargados de implementar el programa. Se reporta una población de 50,000 habitantes de los

cuales aproximadamente 32,000 son víctimas del conflicto armado y dentro del programa de

reparación integral cuentan con 400 cupos únicamente. (Gutiérrez, 2015).

Como bien se mencionó anteriormente, las víctimas, si bien son el gran enfoque del

PAPSIVI, no son el único componente del mismo. Los funcionarios juegan un rol

fundamental pues son ellos quienes llevan a cabo los trabajos de intervención en las tres

modalidades que actualmente funcionan, individual, familiar y comunitaria. Al hablar de los

funcionarios salen a relucir dos problemas fundamentales. El primero, ya mencionado

anteriormente es la falta de preparación de los profesionales en salud para atender los asuntos

de post conflicto. Esto sucede debido a que los profesionales son contratados por medio de

terceros, lo que es un problema fundamentalmente porque estas empresas se empiezan a

vincular por medio de favores políticos de manera que buscan principalmente la utilidad de

los contratos y no necesariamente el bienestar de la población a la que van a atender. (Villa, et

al. 2017) lo que a su vez genera que se empiecen a cargar de emociones y culpabilidades

debido a que, siguiendo instrucciones del ministerio, promueven beneficios y métodos de

reparación que no se cumplen y son ellos quienes deben cargar no sólo con las quejas, sino
22

también, con el peso emocional de la desilusión de las víctima. La problemática anterior,

de acuerdo a Jorge Eduardo Moncayo y Manuel Alejandro Moreno (2015), sucede en gran

parte por el desconocimiento y la mala utilización de la palabra psicosocial. Dentro de

programas gubernamentales como el PAPSIVI, no parece haber algún tipo de reflexión en la

implementación, sino que una serie de acciones preestablecidas y rutinarias que se llaman

psicosociales por las características académicas de los profesionales que las implementan. Es

bajo esta lógica que se hace una fuerte crítica, en la medida en que se limitan a ser un proceso

político y burocrático en el que un agente del Estado empieza a dar órdenes y es necesario

tener una metodología para poder implementar dichas órdenes. Así la cadena va continuando

perfectamente estructurada hasta llegar a la implementación que sigue al pie de la letra las

indicaciones del primer eslabón, el cual, no debemos olvidar, se encuentra íntimamente

ligado al sector jurídico en la medida en que es mediante este que se definen sus funciones.

Es así entonces, como se llega a los funcionarios que actualmente se pueden encontrar

encargados de la aplicación del programa, rígidos, monótonos, rutinarios y poco sensibles al

dolor como las mismas víctimas sugieren. (Moreno & Moncayo, 2015). Esto no quiere decir

que no sea necesaria una cadena que marque una ruta y lineamientos generales a seguir, pero

es de suma importancia que su aplicación sea flexible. Lo anterior basado en que, al

implementar un programa con enfoque psicosocial, la relación humana debe primar sobre los

demás elementos, pues es ahí en dónde se puede generar la verdadera reparación al dejar de

ver a las víctimas y empezar a ver a cada una de manera individual, su historia, sus

costumbres y sus dolores.

Por otra parte, se encuentra el riesgo al que se tienen que ver enfrentados los

profesionales al implementar el programa en zonas rurales debido a que son ejes donde, por

lo general, se concentran los grupos armados al margen de la ley, por lo que acceder a esos

sitios requiere de horas extras por parte de los profesionales, lo que puede producir el posible
23

desgaste de estos. Lo anterior, sin considerar que, a su vez, ponen su vida en riesgo. Este es

uno de los principales motivos por los que, para el 2016, no se había implementado el

PAPSIVI en las zonas rurales, o por lo menos no en su totalidad pues adicionalmente,

tampoco se contaba con cobertura de EPS o IPS para la implementación. (Perea, 2017) Es

aquí en donde inicia la segunda problemática de los profesionales en salud. No hay manera de

forjar un vínculo cuando los profesionales se encuentran sobre explotados y no hay cuidado

emocional en los integrantes de los equipos psicosociales del programa. Como bien lo plantea

Zhelde Alexandrovich Vaisman (2015) es importante planear una intervención para el

personal encargado de implementar el PAPSIVI debido a que, basado en el texto de

Mosquera (2012) se puede concluir que el personal está presentando un fuerte degaste

emocional y físico en los procesos de atención. El volumen de víctimas supera la cantidad de

prestadores de servicio y, específicamente en el área de la psicología, se ha evidenciado que

existe una fuerte conexión emocional entre las víctimas y los terapeutas generando así un

gran desgaste emocional pues los psicólogos se cargan con cada historia que llega, una tras

otra y no tienen herramientas adecuadas, como el humor y el control de emociones

(Manoslava, 2017) para descargarse. A eso se suma el hecho de que físicamente la carga

laboral es sumamente pesada y los profesionales de la salud se ven fuertemente desgastados.

Con esta situación laboral, la reparación a víctimas tiene cada vez peor panorama y de hecho

se puede incurrir en una revictimización. Para evitar esta cadena de hechos que conducen a

un daño mayor, Vaisman (2015) propone hacer una intervención en la que se fortalezcan los

equipos que realizan la implementación del PAPSIVI, así como brindar herramientas que

permitan disminuir el desgaste y fortalecer vínculos entre el equipo y consigo mismos.

Además de las fuertes cargas laborales y emocionales con las que cargan los

funcionarios, en el trabajo realizado por Potes (2018) en Santiago de Cali, se entrevistó a 6

funcionarios del PAPSIVI quienes afirmaron que parte de su desmotivación radicaba en que
24

percibían que las víctimas preferían la reparación económica y material por lo que

consideraban la reparación psicosocial como una vía para acceder a eso, esto combinado con

la percepción de que el proyecto es muy ambicioso pues busca abarcar muchas

problemáticas, han generado que los miembros de los equipos psicosociales se desanimen

pues no creen que su labor esté dando frutos ni sea reconocida. (Potes, 2018) Esta situación

de falta de reconocimiento empeora cuando hay una fuerte percepción de que las

capacitaciones brindadas al equipo psicosocial no son suficientes pues no se esclarecen las

habilidades necesarias para el trabajo con víctimas como “componentes del saber-ser, saber-

hacer, y saber-convivir” (Potes, 2018), lo anterior genera que los funcionarios tengan la

percepción de que no hay un suelo que les permita tener cierto tipo de estabilidad y de

confianza a la hora de realizar la intervención. A esto se suma la escases de recursos

tecnológicos y materiales para el desarrollo de los programas, así pues, los funcionarios

aseguran que, si bien la implementación de este programa desarrolló habilidades como la

recursividad y la creatividad, la frustración solía inundarlos pues no sentían ningún tipo de

apoyo por parte del gobierno e incluso les tocaba responder económicamente por los

materiales de trabajo para poder realizar las actividades planeadas. (Potes, 2018)

La percepción desfavorable que puedan llegar a tener los funcionarios que integran

el equipo psicosocial sobre las víctimas atendidas en el PAPSIVI, generan conflictos en la

reparación psicosocial pues como asegura Fried (2013) la reparación se puede dar de manera

más plena en la medida en que el diálogo terapéutico se da manera empática pero

especialmente, si dentro del diálogo se logran entender a profundidad los significados

“semántico-sociales” y los significados personales que se dan a la conversación y narración

de los hechos. (Fried, 2013) Si a esta práctica dialógica se suma la perspectiva generativa, se

permite la transformación de los eventos desde el interior del diálogo y no de manera

impuesta. Lo anterior solo se puede lograr en la medida en que centro de las sesiones se
25

evidencia la construcción de una relación terapéutica en la que se encuentra constantemente

“la singularidad de cada encuentro, la construcción coordinada de significados, la

emocionalidad y la presencia encarnada de los participantes” (Fried, 2013). Sin embargo, al

no sentirse reconocidos, es posible que esta relación terapéutica no se construya de la manera

adecuada, lo que empeorará en caso de que se perciba que las víctimas no están interesadas

en realizar este proceso.

4. Marco Teórico

Para hablar de lo que es una política pública, es necesario primero entender lo que

significa política. Para esto es importante devolverse a Aristóteles quien define al humano

como un Zoon Politikon, un ser que es por naturaleza social debido a que pertenece a una

polis, esto entendido como una sociedad (Urmeneta & Legerén, 2016). Sin embargo, esta

sociabilidad racional de la que habla Aristóteles es posible únicamente en la medida en que se

entiende el lenguaje como la vía que posibilita el acceso a la verdad y a la comunicación con

otros, lo que a su vez permite la creación de conglomerados de hombres racionales que

resultan llamados sociedades. Esta ideología de política organizada y racional de hombres

griegos que eran capaces de encontrar una verdad mediante el diálogo y la construcción

conjunta de la misma empieza a ser entonces la ideología de política que empieza a transitar

(Urmeneta & Legerén, 2016).

Posteriormente, la política se entenderá como el mecanismo que se tiene no sólo para

dar un orden social, sino la manera en que se puede fomentar el bienestar social de una

población. Es así como se llega al origen de las políticas públicas que surgen como

mecanismos concretos mediante los cuales los gobernantes pueden exponer sus ideas de

bienestar y efectuarlas. De manera un poco más específica Wheelan (2010) las define como el

“proceso mediante el cual una sociedad crea e impone decisiones de los comportamientos que

son aceptables y que no lo son”, es de este punto precisamente de donde se desprende la parte
26

pública de la política pues es necesario que estas sean decisiones consensuadas que no

influyen únicamente en el comportamiento propio, sino que adicionalmente, permitan hacer

una reflexión sobre las conductas aceptables en la sociedad y hasta qué punto está dispuesto a

ceder cada individuo. De esta manera el principal factor de una política pública es que “debe

mejorar de manera generalizada el bienestar de la sociedad”. (Wheelan, 2001)

La definición de Wheelan (2001) permite ver una ideología de política pública a gran

escala, al igual que lo hacen Thomas Dye o Hugh Hecl (Gavilanes, 2009). Es por lo anterior

que Raúl Velásquez en su artículo “Hacia una nueva definición del concepto ‘política pública’”

hace un gran esfuerzo por crear una nueva definición de política pública, que no solo pueda ser

utilizada globalmente, sino que, además, sea tan clara que dentro de su definición se encuentre

la utilidad de las políticas públicas y la importancia de las mismas. Es por esa razón que, para

efectos de este texto, cuando se refiera a una política pública, de acuerdo a Velásquez (2009) se

hablará de:

“un proceso integrador de decisiones, acciones, inacciones, acuerdos e

instrumentos, adelantado por autoridades públicas con la participación eventual de los

particulares, y encaminado a solucionar o prevenir una situación definida como

problemática. La política pública hace parte de un ambiente determinado del cual se

nutre y al cual pretende modificar o mantener” (P. 156).

La anterior definición cobra sentido únicamente en la medida en que la política

pública “mejore de manera generalizada el bienestar de la sociedad” (Wheelan, 2001)

Esta definición además de ser plenamente descriptiva es efectiva en la medida en que

no se refiere a un sistema político específico, por el contrario, es una definición de lo que

debe ser una política pública bajo cualquier régimen de gobierno. Adicionalmente permite

evidenciar que una política consta de un proceso riguroso y que este proceso de creación no

es labor únicamente de los gobernantes, por el contrario, en ocasiones todos los miembros de

la sociedad deben hacer parte de esta labor. Finalmente, sitúa la política pública en un
27

contexto determinado. Este último elemento es fundamental pues es lo que posibilita que una

política pública sea en efecto pública. Cuando la política se realiza teniendo en cuenta el

contexto, permite entender que el objetivo de la misma es involucrar a toda la población y,

por tanto, dentro de su creación se vuelve fundamental entender el efecto que puede tener a

corto y largo plazo y buscar evitar los daños adversos que puedan traer consigo.

Es fundamental estudiar rigurosamente el proceso de creación de políticas públicas el

cual consiste en un procedimiento de carácter universal que inicia en la identificación del

problema (cuál es el beneficio social o la eliminación del daño que se puede lograr mediante

la implementación de esta política) a continuación seguirá la definición del problema el cual

tiene como objetivo encontrar el cambio necesario en el comportamiento para lograr la meta.

Lo seguirá entonces la identificación de las respuestas o alternativas de solución que tendrán

que ser sometidas a un riguroso proceso de evaluación y selección. El siguiente paso será la

implementación de la política seguida de su evaluación. Este último paso es el más

importante pues logrará identificar que tan efectiva y eficaz es la política, se hace un análisis

riguroso de su diseño, implementación y los resultados obtenidos (Torres-Melo & Santander,

2013).

Para lograr una evaluación adecuada, es necesario saber qué es lo que se quiere medir

de la política y de acuerdo con eso se elegirá el tipo de evaluación necesario. Como aseguran

Jaime Torres-Melo y Jairo Santander (2013) en su texto “Introducción a las políticas públicas

conceptos y herramientas desde la relación entre Estado y ciudadanía” si lo que se busca es

mitigar los efectos que puede traer una política a la población, o solucionar preocupaciones

de la misma, se hará una evaluación a priori de manera que, cuando la política sea

implementada, estos problemas ya no existan o se tenga un plan de acción para contener sus

efectos. Por otra parte, si lo que se busca es realizar una evaluación de la implementación de

la política, de manera que su desarrollo sea óptimo, entonces corresponderá hacer una
28

evaluación concomitante. Finalmente, está la evaluación ex post o retrospectiva, la cual busca

determinar los resultados de la política, posterior a su implementación. Estos resultados serán

analizados de acuerdo al problema definido dentro de la política y los objetivos planteados.

De manera generalizada, se pueden encontrar tres grupos grandes de evaluación de insumos

utilizados, de procesos y de resultados (Majone, 1999). Una vez elegido el tipo de evaluación

pertinente, existen dos grandes metodologías para realizar el estudio, cuantitativos y

cualitativos. Los métodos cuantitativos buscarán hacer un análisis costo beneficio mediante el

cual puedan estimar los resultados de manera generalizada por la validez estadística que

agregan (Torres-Melo & Santander, 2013). Por otra parte, los métodos cualitativos permiten

identificar el impacto percibido por las partes involucradas, estudiar casos individuales y

entender las dinámicas contextuales que favorecen o dificultan el cumplimiento de los

objetivos. (Torres-Melo & Santander, 2013).

Para finalizar, se encuentran los niveles de evaluación, los cuales permiten que la

evaluación sea mucho más específica y concreta. De acuerdo con Torres-Melo y Santander,

(2013). Los niveles más utilizados son lo de medios que, como su nombre indica, busca

evaluar si los medios utilizados para la implementación fueron los adecuados, no indica de

ninguna manera los resultados de la política; de resultados, en el que se evalúa si la política

cumple con los objetivos establecidos; de impacto, cuya finalidad es observar los efectos

generados en la población con la implementación de la política; de eficiencia y de

satisfacción, en este nivel se pretende medir si realmente se ha satisfecho una necesidad

básica de la población.

Sin embargo, desde hace unos años se ha empezado a construir una nueva forma de

evaluar la política pública la cual toma suma importancia a la hora de hablar de proyectos

como el PAPSIVI pues esta nueva opción que ofrece la evaluación de políticas públicas es la

metodología participativa, la cual tiene sus orígenes en Colombia en la constitución de 1991


29

en la cual se establece que la planeación de políticas públicas debe ser descentralizada y

democrática por lo que abre las puertas a la participación ciudadana en la planeación e

implementación de políticas. Esta nueva metodología se ha desarrollado por parte del Sistema

Nacional de planeación el cual ha permitido que la participación política de la sociedad

permee escenarios de planes de desarrollo tanto nacionales como municipales (Sánchez,

2017) Ahora, si bien es conocida como una forma de participación política, como se

mencionó anteriormente, también se puede ver como una forma de evaluación.

Como lo expone Esteban Nina Baltazar (2008) lo que busca la “evaluación

cualitativa participativa” es entender los efectos de implementación de la política a partir de

la interacción con los miembros de la sociedad que se encontraban participando ya sea como

implementadores o como receptores de la política. De esta manera la población receptora deja

de ser un agente pasivo y pasa a ser activo en la medida en que permite la modificación de la

política y su implementación para que tenga un mayor impacto.

Para lograr una evaluación participativa efectiva es necesario primero identificar los

objetivos del programa a evaluar para así poder establecer el cumplimiento de las metas a

partir de la interacción con la población y los funcionarios. “En términos generales, en este

modelo, el impacto se mide a través de la satisfacción de los beneficiarios y de la

coincidencia y pertinencia social entre las carencias o necesidades básicas identificadas por el

proyecto y las comunidades beneficiarias” (Nina, 2008). Sin embargo, como bien expone

Gallardo (2013) la evaluación participativa no solo permite el involucramiento de la

población atendida dentro de los programas, sino que también permite a los implementadores

ofrecer sus comentarios y sugerencias sobre el proyecto y, si procede, para influir en su

desarrollo y/o en proyectos futuros, así como también evalúa el nivel de implicación de los

actores en el proyecto y las formas en las que se ha buscado implementar mecanismos de

participación. (Gallardo, 2013).


30

4.1 Comprensión de lo psicosocial

Con el objetivo de tener una evaluación efectiva es importante tener en cuenta todos

los componentes que tiene una política pública, en el caso específico del PAPSIVI no se

puede pasar por alto su componente psicosocial y es aquí donde se instaura un gran conflicto.

Como dice Moreno & Moncayo, (2015) los creadores e implementadores de esta política

carecen de claridad a la hora de entender este término lo que afecta fundamentalmente los

resultados de la política pues uno de sus elementos pilares, no es absolutamente comprendido

y entonces se generan problemas en la implementación que se realiza bajo la comprensión

individual y abierta de dicho término.

Es importante mencionar que la definición de psicología social y por tanto de la

palabra psicosocial, así como la intervención, el acompañamiento y el enfoque psicosocial,

cambiará dependiendo del contexto en el que se encuentre inmerso y es por eso por lo que es

tan importante encontrar una definición acorde al contexto colombiano. La importancia de

ligar el conocimiento de la psicología a un contexto específico nace en Latinoamérica con

Martín-Baró, quien inicia una descolonización de la psicología, asegurando que si bien los

textos y términos psicológicos con el tiempo se han vuelto más cotidianos, es imposible

pretender que los diagnósticos y conocimientos realizados en países primermundistas con

unas condiciones históricas y sociales particulares, se acoplaran a cualquier tipo de sociedad

sin distinción del desarrollo histórico, condiciones sociales, económicas o culturales. Es así

como empieza la “psicología de la liberación” (Martín-Baró, 1983) en la que se establece que

la psicología, si bien debe tener una base fundamentada en conocimientos clínicos, estudios y

resultados experimentales, necesita ser construida a partir de la sociedad y en esta medida

aquellas personas afectadas por la guerra y la opresión política característica de

Latinoamérica, no serán más seres patológicos y anormales sino que por el contrario, la

disonancia mental que sufren será designada por el mismo Martín-Baró como “reacciones
31

normales ante eventos anormales” (Baró, 1990). Sin embargo, esto no quiere decir que la

psicología social se enfoque únicamente en grupos de personas, la forma en la que se

relacionan y su comportamiento en comunidad. Por el contrario, es una rama de la psicología

que permite estudiar al individuo a través de sus comportamientos sociales y sumergido en un

contexto particular, con condiciones y dinámicas exclusivas de esa persona en relación con

quienes lo rodean.

Esta perspectiva descolonizada de la psicología en la que se empieza a crear un

conocimiento psicosocial que se va expandiendo sobre todo a países de centro América y al

norte de sur América. En el Cono Sur, lo psicosocial encuentra su origen ligado a las

dictaduras y los abusos de poder de las mismas. Como bien expone Elizabeth Lira en su texto

“Trauma, Duelo, Reparación y Memoria” (2010), lo psicosocial surge cuando se evidencia la

necesidad de atender terapéuticamente a las víctimas de los desaparecidos o torturados

durante las dictaduras que ocurrieron entre 1973 y 1990. Durante este periodo, en Chile la

consulta psicológica se entendió como el método que permitía ver de manera clara las

consecuencias de los abusos de poder en los civiles chilenos. Los psicólogos empezaron a

tomar un rol activo, dando consulta privada y posteriormente se unieron a organizaciones que

buscaban proteger los derechos humanos y es en ese momento en el que surge lo psicosocial

como respuesta para lograr “la recuperación de los recursos propios de las personas para

reconquistar su condición de sujetos activos y participativos, de ciudadanas y ciudadanos con

derechos.” (Lira, 2010). De esta manera, lo psicosocial era flexible en la medida en que la

terapia no se limitaba a lo individual, por el contrario, se extendió a ámbitos comunitarios,

grupales, familiares e incluso ocupacionales. Con la terapia psicosocial, se buscaba también

la oportunidad de suplir otro tipo de necesidades como la atención médica y psiquiátrica

necesaria. (Lira, 2010).


32

Una vez comprendidos los orígenes del término psicosocial, es preciso entender

cómo su definición ha cambiado a lo largo de los años. De acuerdo con Moreno y Moncayo

(2015) el concepto de lo psicosocial cada vez se encuentra más desdibujado y con frecuencia

se entiende como intervención o acompañamiento psicosocial a aquellas acciones llevadas a

cabo por un grupo interdisciplinario de profesionales especializados en ciencias sociales,

asumiendo entonces que la profesión de quién aplica o realiza una serie de acciones que

buscan ser reparadoras son suficiente para llamarlas “intervención psicosocial”. Sin embargo,

es esta concepción superficial de lo psicosocial ha generado grandes problemáticas pues no

permite tener reparaciones situadas en los contextos donde ha ocurrido el daño, por el

contrario, se realizan una serie de pasos estandarizados sin distinción de la población a la que

sean aplicadas. Esto ha generado que las intervenciones psicosociales implementadas, no

sean efectivas debido a que no logran representar efectivamente a la población. Ejemplo de

esto es el caso de Bojayá (Bello, Martín, Millán, Pulido & Rojas 2005) en dónde las

intervenciones se caracterizaron por ser ineficiente en la medida en que son concebidas

como:

“Una atención que responde a la emergencia, al evento, entendido como “momento” y

situado en un espacio físico y social focalizado. Sin una perspectiva que se oriente a

evitar la fragmentación social y la recuperación emocional de las comunidades

enfrentadas a estos hechos” (Bello, et al., 2005 P.76)

La atención negligente entonces produce profundas fracturas en los ámbitos sociales

e impiden la reparación, ahí radica la importancia de hacer una intervención situada, a partir

de las necesidades de la comunidad que adicionalmente, integre sus creencias y costumbres lo

que permitirá una reparación profunda de los daños, esto incluirá la flexibilización de los

protocolos de implementación de manera que estructuras adicionales a la narración y la

terapia clínica se puedan abrir campo en las intervenciones psicosociales como métodos de

reparación. El arte, la música y la actuación, son algunos de los elementos que permiten
33

mostrar el dolor de maneras distintas cuando la narración se vuelve insuficiente o cuando el

silencio se ha elegido como método de expresión.

Ahora bien, para efectos de este texto, las definiciones pertinentes de lo psicosocial

serán aquellas que han influenciado la búsqueda de la atención a víctimas del conflicto

armado colombiano mediante la creación de una política pública (PAPSIVI). No obstante, lo

que propone el PAPSIVI, no es un análisis de la problemática desde una perspectiva

psicosocial, sino que plantea una atención psicosocial a las víctimas. Es pertinente entonces

diferenciar la intervención, el acompañamiento y el enfoque psicosocial. Estos tres términos

con frecuencia se encuentran ligados y relacionados, no obstante, a partir del texto

“Intervención psicosocial con fines de reparación con víctimas y sus familias afectadas por el

conflicto armado interno en Colombia: equipos psicosociales en contextos jurídicos”

(Estrada, Ripoll, & Rodríguez, 2010) se entiende que la base de una intervención psicosocial

es encontrar una población con condiciones sociales y culturales específicas que haya sido

afectada de alguna manera colectiva y por ende, requiera de atención psicológica, la cual se

dará bajo un riguroso plan de acción en el que se tengan en cuenta todos los factores

necesarios para lograr hacer un trabajo psicológico de reparación efectivo. En esta medida la

intervención psicosocial se refiere al proceso metodológico a seguir, que tendría como centro

la reparación del individuo en sociedad, lo que incluye la resignificación del mismo en el

contexto social, sus relaciones comunitarias e incluso su relación consigo mismo.

De la intervención psicosocial se desprende entonces el acompañamiento

psicosocial, el cual, de acuerdo con Villa, Barrera, Arroyave & Montoya (2017), se refiere a

un proceso que se dirige a favorecer las interacciones humanas y los contextos en los cuales

participan los sujetos, mediante la transformación o tratamiento del mundo emocional (Villa,

Barrera, Arroyave & Montoya, 2017). Bajo esta perspectiva es posible interpretar que el

acompañamiento psicosocial se refiere a las acciones concretas que toma el psicólogo, al


34

momento de implementar la intervención, con el objetivo de contener o acoger al sujeto que

lo necesite.

Finalmente, el enfoque psicosocial, como lo describe Pérez-Sales (2004), se refiere a

la perspectiva desde la que se ve el problema general. Esto principalmente porque

dependiendo del contexto social, a las catástrofes se les dará un manejo distinto. Un ejemplo

claro es el manejo de catástrofes en países norteamericanos o europeos en los cuales las

perspectivas terapéuticas suelen estar centradas en el afrontamiento individual de lo sucedido

(Pérez-Sales, 2004). En contraste, para realizar una reparación integral en países como

Colombia, es fundamental pensar en los factores comunitarios y su influencia en la

significación de la catástrofe.

Esta distinción de términos cobra sentido bajo el marco de referencia del PAPSIVI

en el cual se especifica que el objetivo es realizar un acompañamiento psicosocial debido a

que este abordaje permite entender al ser humano en sus distintas facetas de acción y, por

ende, su intervención será integral en la medida en que busca reparar al ser humano

interviniendo en su cuerpo y mente. “Hablar de acompañamiento psicosocial implica, por

tanto, una posición que atraviesa no solo lo teórico y la intervención misma, sino también un

lugar ontológico, ético-político, epistemológico y metodológico” (Juan David Villa 2012,

citado en PAPSIVI, 2017)

5. Pregunta y Problema

Después de lograr un tratado histórico en el que las Fuerzas Armadas Revolucionarias

de Colombia (FARC) acceden dejar las armas y volverse un movimiento político legítimo

con la condición de participar de manera activa en la reparación de las víctimas mediante el

perdón, la reconciliación y la verdad, sometiéndose así a la justicia transicional que abre estos

espacios de diálogo en los que se permite a las víctimas y los victimarios narrar los hechos y

tener claridad sobre lo sucedido. Es a partir de este momento que se inicia un riguroso
35

proceso de atención a víctimas que busca la reparación física y mental de las mismas. Bajo

esta premisa de reparación integral, el Ministerio de Salud y Protección Social realiza el

Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas (PAPSIVI) que se ha estado

implementando desde el 2016 en 19 de los 32 departamentos del país en tres modalidades

distintas: individual, familiar y comunitario. Esto se debe a que en la población colombiana

se desarrolla en múltiples círculos y, en aquellos lugares donde la violencia ha sido más

fuerte, la familia y la comunidad juegan un rol fundamental en la cotidianidad de los sujetos,

pues se vuelven elementos fundamentales en el desarrollo de la personalidad, creencias y

roles sociales. Esto se ve sustentado por las cifras reportadas en el documento de la Secretaría

de Salud de Bogotá en donde se asegura que la mayor cantidad de atenciones brindadas por

los Centros Locales de Atención a Víctimas, donde es implementado el PAPSIVI, se da a

través de la modalidad familiar. Ahora bien, al ser este un programa de carácter público se ha

visto sujeto a múltiples tipos de evaluaciones tanto cuantitativas como cualitativas que

permiten concluir que, si bien la política está muy bien planteada en metodología e intereses

de cubrimiento, en la práctica los resultados no son los esperados. Esta falta de efectividad se

puede entender desde dos perspectivas principales, la de las víctimas quienes reciben el

programa y la de los funcionarios quienes implementan el programa. En cuanto a las

perspectivas de las víctimas se encuentra que, en los casos en que no se percibe una

reparación integral efectiva, lo que la ha impedido es la falta de flexibilidad en la

implementación en la medida en que los funcionarios de la salud llegan a implementar las

tareas descritas en el PAPSIVI de manera generalizada sin hacer un estudio previo de la

historia de la población, las narrativas que utilizan y las dinámicas de poder que se dan en las

mismas. Esto evidencia que en la implementación se pretende tratar al individuo aislado de su

cultura y su comunidad, gran error cuando se entiende que la significación que se le da a los

hechos violentos dependerá de las narrativas comunales que se han construido a través de
36

años de historia y convivencia. En cuanto a la perspectiva de los funcionarios, se pueden

identificar cuatro problemáticas principales: el desgaste emocional y físico, la falta de

recursos para la implementación del programa, la percepción de que su trabajo carece de

sentido y la falta de reconocimiento sobre su labor. En la primera problemática se evidencia

que los funcionarios sufren de un alto nivel de desgaste pues la cantidad de víctimas

sobrepasa la disponibilidad de los mismos. Esto sin mencionar que el trabajo con víctimas

exige, por parte del funcionario, la disposición emocional para escuchar y trabajar cada caso.

De esta forma el desgaste se da de manera física en cuanto a la carga laboral, las largas

jornadas y el poco tiempo de descanso, pero también se da de manera emocional debido a las

cargas que el funcionario recibe en cada sesión y a que los espacios en donde se podrían

descargar son nulos o inexistentes. A esta problemática se suma la carga que se genera en los

funcionarios por parte del estado en la medida en que son reconocidos como mediadores

entre víctimas y gobierno y, por ende, son ellos quienes deben contener a las víctimas en caso

de que el gobierno incumpla con sus promesas. En segundo lugar, los funcionarios

manifiestan que, con frecuencia, carecen de los recursos necesarios para la implementación

del programa lo que afecta la calidad de su servicio (Potes, 2018) a lo que se suma la poca

estabilidad presupuestal que tiene el programa para su implementación pues esto también

pone en un limbo laboral a los implementadores quienes tienen contratos por prestación de

servicios. Adicionalmente, se evidencia que los funcionarios no sienten que su trabajo sea

reconocido por las víctimas pues sienten que, con frecuencia, estas acuden a la reparación

psicosocial para poder acceder eventualmente a la reparación administrativa. Lo anterior

puede resultar entonces, en la pérdida del sentido de la intervención lo que genera que los

funcionarios terminen realizando procedimientos monótonos y automáticos los cuales son

percibidos por las víctimas como negligentes (Moreno & Moncayo, 2015).
37

Las problemáticas manifestadas por los funcionarios afectan de manera directa y

sustancial la reparación de las víctimas pues no se permite la formación de una relación

auténtica y empática entre implementadores y víctimas. Es por lo anterior que es de suma

importancia realizar una evaluación participativa con el objetivo de enaltecer el trabajo de los

funcionarios y reconocer el esfuerzo que realizan por implementar de manera adecuada la

política, pero además con el objetivo de entender qué creen los propios funcionarios que es

necesario hacer para poder mejorar su bienestar y por ende la reparación psicosocial de las

víctimas. Para esto fue importante responder a la pregunta ¿Cuál es la perspectiva que tienen

los funcionarios, desde su quehacer, sobre la implementación del PAPSIVI en el Distrito

Capital?

6. Metodología

El estudio se realizó en Bogotá D. C. con los funcionarios que pertenecen al equipo

psicosocial, que realiza la implementación del PAPSIVI en el Distrito Capital. Si bien se

pretendía enfocarse en los Centros Locales de Atención a Víctimas, las entrevistas con los

funcionarios revelaron que el personal psicosocial está en constante movimiento por toda la

cuidad y no se limitan a atender por localidades. Debido a que el PAPSIVI detuvo su

funcionamiento a nivel distrital entre febrero y marzo del presente año, esperando la

asignación de presupuesto de la alcaldía en curso, no fue necesario pedir autorización de la

Secretaría Distrital de Salud debido a que no tenían ningún vínculo vigente con la misma,

adicionalmente los profesionales buscaban agendar las entrevistas en sus espacios libres de

manera que no coincidieran con los horarios laborales. A continuación, se procedió a hacer

contacto con los profesionales encargados de la atención psicosocial. Para esto se hizo

contacto con una de las personas encargadas del “cuidado a cuidadores” quien de manera

abierta preguntó a los profesionales quiénes estaban dispuestos a participar de la

investigación, a quienes accedieron se les facilitaron los datos de contacto de manera que
38

tuvieran la posibilidad de comunicarse con la persona encargada de la investigación. En

principio se estableció contacto con 8 profesionales 2 hombres y 6 mujeres de los cuales

accedieron a participar en el estudio 1 hombre y 5 mujeres. Los participantes tienen en

promedio 3 años de estar trabajando en la implementación del PAPSIVI y por lo menos dos

años más trabajando con víctimas como establece el marco legal de la política. Una vez

realizado el contacto se realizaron las entrevistas semiestructuradas que en promedio duraron

sesenta minutos. Dentro de la entrevista se habló del funcionamiento de la intervención

psicosocial en relación al proceso burocrático exigido por el Ministerio de Salud, esto con el

objetivo de entender si la presión de generar resultados cuantitativos es percibida de alguna

manera como retractor en los procesos de reparación. Lo anterior se ligó a la presión existente

de atender una gran cantidad de casos lo que pueda generar el desgaste emocional, bajo esta

categoría se preguntó sobre los métodos que utilizan para poder descargarse emocional y

físicamente después de jornadas laborales estresantes, entre los que se pueden encontrar el

apoyo en otros miembros del equipo o actividades recreativas realizadas de manera

voluntaria. Posteriormente, se hilaron las respuestas de las secciones anteriores con la

percepción de la relación terapéutica buscando entender cómo se establece este ambiente

íntimo entre funcionarios y víctimas, qué características identifican como fundamentales para

lograr un diálogo honesto y transformador. Esto con el objetivo de entender lo que es

importante para el funcionario a la hora de realizar la intervención, sus prioridades y

enfoques, así como los posibles obstáculos o dificultades que se puedan evidenciar.

Finalmente, se indagó sobre posibles recomendaciones que permitan una implementación

efectiva de la política. Estas entrevistas fueron registradas mediante la grabación de voz y de

manera escrita.

Si bien en un principio se había propuesto hacer una segunda fase etnográfica, el

tiempo de desarrollo de esta fase, la posible invasión de la privacidad de las víctimas, la falta
39

de preparación de la persona encargada de la investigación en trabajo con población

vulnerable y la repentina pausa del programa, impidieron que esta fase se desarrollara.

Una vez realizadas las entrevistas, se codificó la información de acuerdo con las

categorías establecidas para la entrevista y se agregaron algunas particulares como

obstáculos, funcionamiento de la política y herramientas particulares. A continuación, se

procedió a encontrar las conexiones entre las categorías. Para esto fue necesario revisar

cuidadosamente las entrevistas y encontrar la relación que la percepción de los funcionarios

tenía con el pilar psicosocial de la política, así como el concepto de política pública en

general. Al realizar las asociaciones fue posible evidenciar cinco nuevas categorías: la

disonancia entre la teoría y la práctica del cuidado personal de los funcionarios, la

comprensión de los psicosocial de la política y de los funcionarios, la formación académica y

brindada por el ministerio, los objetivos institucionales versus los objetivos de la política y la

evaluación de los resultados. Si bien la mayoría de la información se podía dividir en estas

cinco categorías, al revisar los códigos, se pudo evidenciar que en estas categorías tenían a su

vez tres perspectivas distintas. Fue así como se obtuvieron las tres categorías de análisis

principales. Los funcionarios de la atención psicosociales en el PAPSIVI tienen tres tipos de

respuesta, la principal y quizá la que adquiere más fuerza es la necesidad de responderle a las

víctimas de la mejor manera posible logrando la resignificación efectiva del hecho

victimizante, así como cumplir con los objetivos que las víctimas traen. El segundo tipo de

respuesta es la institucional, al ser un ambiente laboral, es necesario cumplir con los objetivos

y exigencias de la institución. Finalmente, se encuentra la respuesta a sí mismos, a su

vocación.

6.1 Consideraciones Éticas

El presente estudio trabajó con funcionarios de los equipos psicosociales que realizan

la implementación del Programa de Atención Psicosocial y Salud Integral a Víctimas los


40

cuales se encuentran distribuidos por todo el Distrito Capital. La participación de los

funcionarios consistió en contestar una serie de preguntas en un formato de entrevista sobre la

forma en la que se implementa el programa. Algunos de los temas que se abordaron fueron:

los objetivos de la implementación del PAPSIVI, las facilidades u obstáculos que se pueden

llegar a presentar en la implementación de una política pública y cuáles son las herramientas

que siente que, como profesional, le han permitido desarrollar la implementación del

PAPSIVI, entre otras. En caso de aceptar participar del estudios los posibles riesgos para los

participantes se exponen a continuación.

La participación en la investigación pudo representar un riesgo para los

funcionarios en múltiples aspectos. El primero consiste en la posible repercusión que puedan

tener a nivel laboral al evidenciar problemas institucionales, así como conflictos con sus

pares por la posible mención de uno de ellos a lo largo de la entrevista. Para poder evitar este

tipo de inconvenientes, se hicieron anónimos todos los datos que permitieran identificar a los

participantes o a algún tercero que se mencionara dentro de la misma. Esto se logró

cambiando todos los datos posibles que permiten la identificación del funcionario, después de

la entrevista, pues inicialmente la estudiante tiene total conocimiento de la identidad de los

participantes. En este caso, los seudónimos elegidos para anonimizar los datos fueron Ep

(entrevista papsivi) y se adicionó un número aleatorio del 1 al 6 para diferenciarlos. No

obstante, antes de usar la información de manera permanente en el documento, se

devolvieron las entrevistas transcritas a los funcionarios para que pudieran realizar cambios o

ajustes según lo considerarán conveniente, al igual que decidir no participar de la

investigación.

Otro tipo de riesgo que se pudo generar a partir de la participación de la

investigación fue el malestar emocional pues, uno de los ejes de observación de la entrevista

fue el autocuidado emocional de los funcionarios, este puede ser un tema sensible que puede
41

alterar a los funcionarios. A lo largo de las entrevistas no se evidenció de ninguna manera que

los participantes tuvieran algún tipo de malestar emocional. Sin embargo, en caso de que

hubiese sucedido, la remisión se hubiese hecho a los centros de atención universitarios como

El Servicio de Atención Psicológica de la Universidad Nacional, a organizaciones como

Yerbabuena SAT, a la Corporación Centro de Atención Psicosocial o a opciones telefónicas

como el 106. Es importante recalcar que la información de contacto y las metodologías de

acceso a los servicios se mantuvieron permanente disponibles con el objetivo de brindarlos a

tiempo en caso de que sean requeridos, incluso después de realizada la entrevista.

En vista de que las entrevistas indagaron sobre la rutina cotidiana de los

funcionarios en el área laboral, es posible que sintieran este cuestionamiento como invasión a

la privacidad o como una forma de evaluación de su trabajo. Para evitar esta sensación de

incomodidad se recordó al inicio de la entrevista que esta podía ser detenida en cualquier

momento que el funcionario considerara pertinente. Sin embargo, fue importante realizar las

preguntas de manera cuidadosa, evitando juicios de valor sobre las acciones realizadas por los

funcionarios y de esta manera plantear las preguntas con el objetivo de reconocer la labor de

los participantes resaltando sus habilidades y logros mencionados durante la entrevista.

Las grabaciones y transcripciones fueron manejadas únicamente por la estudiante

realizando la investigación. Para asegurar el cuidado de la información se utilizó un único

equipo portátil (computador) en el cual se guardó toda la información con clave. Sin

embargo, las medidas de anonimato impedirían que se identificara a los funcionarios en caso

de que un tercero hubiera llegado a acceder a la información.

Adicionalmente, dentro de la entrevista se abordaron los problemas institucionales

que puedan llegar a surgir dentro de la implementación, para evitar que el participante se

sienta culpabilizado al hablar de las deficiencias, se formularon las preguntas en forma de

sugerencias.
42

Con el fin de asegurar una participación informada por parte de los funcionarios,

se realizó un consentimiento informado en el cual se especificó la metodología a utilizar, los

posibles riesgos que existían al participar en la investigación y la mitigación de los mismos.

Así como la clarificación de que la participación podía ser interrumpida en cualquier

momento de la investigación y que esta decisión no tendría ningún tipo de repercusión

negativa. Del mismo modo, se informó sobre la posibilidad de detener las entrevistas en

cualquier momento o reservarse a responder cualquier tipo de pregunta que le generara algún

tipo de incomodidad. Este consentimiento tenía la posibilidad de ser modificado a

conveniencia del participante.

7. Resultados y Discusión

De acuerdo con la última evaluación publicada por el Ministerio de Salud en abril del

2020, para diciembre del 2018, 665.048 personas habían recibido atención psicosocial,

496.440 de estas fueron atenciones brindadas por el PAPSIVI mientras que 196.620 fueron

atenciones brindadas por Estrategias de Recuperación Emocional a Nivel Grupal (ERENG).

Lo anterior indica que casi el 70% de las atenciones llevadas a cabo hasta el momento son

realizadas por el PAPSIVI. A pesar de esto, entre los dos programas se calcula que solo se ha

dado atención a un 5,9% de las casi 8 millones de víctimas que se encuentran en el Registro

Único de Víctimas. Lo que quiere decir que tan sólo una de cada veinte víctimas puede

acceder a la atención psicosocial. A esto se suma que casi el 80% se hacen en las zonas de

cabecera y el 20% restante corresponde a zonas rurales (Ministerio de Salud y Protección

Social, 2020). Dentro del mismo documento se asegura que se cumplirá con una segunda fase

de evaluación, la cual pretende realizar entrevistas semiestructuradas, grupos focales y

encuestas además de hacer un estudio cuidadoso sobre el trabajo de campo. Si bien no se

hace explícito a quién se harán las entrevistas ni los participantes de los grupos focales, es

posible suponer que esta segunda fase de evaluación pretende cumplir con el numeral 7.2 del
43

documento marco del PAPSIVI “Participación efectiva de las víctimas en el proceso de

construcción conjunto del Programa” (Ministerio de Salud y Protección Social, 2017) en el

que se establece que se le dará a las víctimas la posibilidad de participar en su proceso de

reparación, así como se les brindarán formaciones sobre sus derechos y el funcionamiento de

la ley de víctimas dándoles así la posibilidad de ser agentes activos de su proceso psicosocial,

social, jurídico y económico.

Esta última fase de evaluación, parece ser entonces una evaluación participativa en

la medida en que tanto la institución como los receptores de la política pueden hacer

sugerencias sobre el funcionamiento de la misma. Sin embargo, como asegura Gallardo

(2013) para realizar una evaluación participativa efectiva del programa, todos los miembros

que participan en esta deben tener la posibilidad retroalimentar su ejecución. Esto quiere

decir que quien participe en la planeación diseño y ejecución de la política podría entonces

también ser sujeto activo en la evaluación. Es así que se vuelve fundamental escuchar no sólo

a las víctimas o a las cabezas visibles de la institución, sino también a las personas que

realmente se enfrentan con el sufrimiento de la población, los funcionarios encargados de la

atención psicosocial que son quienes en gran medida arriesgan varios aspectos de su vida por

brindar una atención de calidad.

Al darles una voz a los funcionarios también es posible entender su historia y su

motivación para llegar a atender víctimas. En este caso específico, escucharlos permitió ver

que los funcionarios que se encontraban vinculados al PAPSIVI hasta marzo del presente año,

sentían la inmensa necesidad de dar tres tipos de respuesta en la ejecución de su trabajo. La

primera, es la necesidad de responder a las víctimas con una atención efectiva que permita la

mitigación de los efectos emocionales que han dejado los hechos victimizantes. La segunda,

es la necesidad de responder a la institución y la última y tal vez la que se deja más de lado,

es la necesidad de responderse a ellos mismos, lo que cobra importancia debido a que es un


44

trabajo que exige un gran nivel de pasión. A continuación, se desarrollarán los tres tipos de

respuesta y lo que es posible entender a raíz de las entrevistas con los psicólogos encargados

de la atención psicosocial individual en Bogotá, D.C.

7.1 Cómo dar una respuesta a la institución a pesar de los obstáculos que esta misma

impone:

Mediante las entrevistas fue posible entender que esta respuesta ejerce una importante

presión en los funcionarios. En especial porque con frecuencia la institución genera

sensaciones contradictorias. Una de las más evidentes es el cuidado personal de los

funcionarios. Dentro del documento marco del PAPSIVI se establece una sección en la que se

asegura que se velará por el bienestar emocional y físico de los funcionarios:

“Las Estrategias Institucionales están relacionadas con la implementación de planes y

programas de seguridad y salud en el trabajo, especialmente para la prevención del

riesgo psicosocial, dentro de los cuales se pueden contemplar: asegurar las condiciones

mínimas laborales y de seguridad, formación en herramientas psicosociales para el

cuidado emocional, registro de las fuentes de malestar, desarrollo de espacios de

cuidado emocional, seguimiento a las señales de desgaste emocional, entre otros.”

(Ministerio de Salud y Protección Social, 2017 P. 58, 59.)

Si bien la carga emocional parece ser la más fuerte, el ritmo de los ciclos permite

que los profesionales tengan también un proceso emocional medianamente regular. Un pico

muy fuerte al inicio del ciclo en las sesiones de reconocimiento en las que se abren los casos,

un segundo momento de trabajo con la persona en la que puede haber múltiples emociones en

juego y por tanto habrá una variación de ánimo a lo lago de las sesiones y finalmente el cierre

del caso en el que la emocionalidad baja en intensidad y permite al funcionario empezar

nuevamente el ciclo. El verdadero problema se encuentra en la sensación de seguridad y las

altas cargas de trabajo que perciben los funcionarios, pues aseguran que la carga de labores

administrativas, como hacer los reportes de las 8 sesiones que se realizan con cada uno de los
45

15 casos abiertos al ciclo, impiden que existan tiempos efectivos de descanso. A esto se suma

que la atención se realiza en el espacio en el que la víctima se sienta más cómoda, esto

equivale muchas veces a su propia casa. Este traslado en muchos casos no solo genera un

fuerte desgaste, debido a que depende netamente del profesional, pero también lo obliga a

enfrentarse a situaciones de seguridad que lo ponen en riesgo.

“Ya amenazas directas para los profesionales en la calle y decirles usted no puede

seguir acá dejé de andar y ya han llegado o sea hasta hace dos meses más o menos la

última, a una profesional le llegó un panfleto a la portería de su apartamento. Entonces

eso ya pasa a ser una amenaza mucho más fuerte y es algo frente a lo que secretaría de

salud no ha podido tener un margen de acción porque no hay una estructura para ese

tipo de Denuncias” (Ep 1, comunicación personal, 10 marzo, 2020)

“Creo que hay muchos intereses que contradicen eso, es como decir ‘sabemos que

necesitan cuidado pero no podemos generarlo’ y no por las jornadas de cuidado a

cuidadores que a mí me parece que están bien planteadas, sino por los recursos con los

que uno cuenta para trabajar con la población entonces digamos la movilización ¿sí?

en la ciudad hay lugares que son muy peligrosos y uno tiene que ir solo entonces sí uno

puede ser también víctima de robos, de amenazas en los barrios que son muy peligrosos.

Hay compañeros que no han podido volver a subir a ciertos sitios porque están

amenazados” (Ep 4, comunicación virtual, 11 abril, 2020)

En estos casos se ven enfrentados a tomar la decisión de seguir con la atención y

hacer caso omiso a las amenazas arriesgando así su vida o dejar a la víctima sin ningún tipo

de acompañamiento en lo que puede ser la mitad de un proceso, lo que a su vez tiene una alta

probabilidad de generar aún más daño o incluso revictimizar a la víctima. El cuestionamiento

hacía la política y el cuidado de los funcionarios va mucho más allá de si les brinda espacios
46

de desfogue emocional o no, en este caso el manejo de la política ha llevado a los

funcionarios a cuestionarse entre su vida y el bienestar de las víctimas y, por las

características del personal psicosocial, esta línea de cuidado se vuelve difusa cuando está el

proceso de la víctima en juego.

“Nuestro consentimiento informado inicial del proceso es que la persona se debe

atender donde ellos se sientan más tranquilos para dialogar y muchos de ellos no se

sienten tranquilos en su casa incluso muchos su familia no conoce los hechos de

violencia por los cuales han tenido que pasar entonces prefieren no tener la atención en

su hogar. Entonces por eso nosotros hacemos la atención donde […] claro es peligroso,

claro exponernos a nosotros, pero pues también uno toma las precauciones ¿no? si tú

sabes que es un lugar que es muy peligroso pues llegas allí temprano y estás saliendo

antes de las no sé dos de la tarde.” (Ep 3, comunicación personal, 17 marzo, 2020)

“Uno ve que aunque ellos se sepan la ruta, la reacción de ellos frente a una amenaza es

completamente distinta es un poco como tú sabes que una amenaza algo fuerte tú sabes

que una amenaza se debe denunciar y las mismas compañeras ‘pero no yo no creo que

sea tan fuerte o sea yo creo que de pronto el señor estaba muy de mal genio’ pues

porque precisamente ya hay un vínculo con las personas con las que están atendiendo

entonces no sienten el ambiente tan fuerte” (Ep 1, comunicación personal, 10 marzo,

2020)

Además de las amenazas, los profesionales tienen una carga adicional por el

interés de dar cierre al caso por cumplir con los objetivos institucionales.

“Nos toca mucho esa parte de las metas. Desafortunadamente como esto es un

presupuesto del Estado sí nos exigen esas metas y es un poquito complicado porque se

está trabajando con material humano y estamos es trabajando con el tiempo de ellos no

trabajamos con nuestro tiempo. Entonces a nosotros nos dicen en dos meses, dos meses

y medio debes empezar un proceso y acabarlo y cerrarlo en 8 sesiones, pero la persona


47

a la 4ª, 5ª sesión te dice no quiero más. Entonces es el susto porque si no a ti no te pagan

o no te pagan completo, empieza a peligrar tu trabajo porque es que resulta que no estás

cumpliendo con tu con tus metas” (Ep 2, comunicación personal, 21 febrero, 2020)

“Si esa familia en 3ª sesión te dice no, ya no más, ya no quiero hablar más o tiene que

irse porque la amenazaron y no sé qué, entonces es un caso que no te valen, te afecta a

ti como profesional por la meta y si una persona en 8ª sesión te dice: yo te necesitaba

más y siento que no vamos sino en la mitad pues en la calificación final va a quedar

bajita” (Ep 6, comunicación virtual, 3 abril, 2020)

Las exigencias laborales en ocasiones generan que, se sienta presión por realizar el

número de sesiones necesarias para sostener su trabajo. Esta presión puede generar varias

consecuencias como la insistencia de los funcionarios a terminar el proceso, lo que puede

causar en las víctimas la sensación de fastidio o puede obligar a los funcionarios a abrir casos

y buscar cerrarlos a como dé lugar sin darle prioridad a la calidad de la atención. Si bien en

las entrevistas no hay evidencia de que lo anterior haya pasado, es posible hacer la suposición

de que en caso de que el funcionario se encuentre sumamente desgastado por intentar cumplir

con el esquema planteado por la institución es posible que su rendimiento físico y mental y

por tanto la calidad de la atención, disminuyan.

Es aquí donde se evidencia la segunda disonancia a la que se tienen que enfrentar los

funcionarios cuando buscan responder a la institución: La evaluación oficial del programa ha

sido exclusivamente cuantitativa, se han realizado evaluaciones de resultado, como la

anteriormente mencionada, así como evaluaciones de implementación, pero hasta el momento

no se ha realizado una evaluación por parte del ministerio que tenga en cuenta la

participación de todos los actores involucrados en la política, contradiciendo así el carácter

psicosocial de la misma. Si bien es claro que la atención es de carácter psicosocial, no hay


48

manera en que se esté evaluando pues no es posible percibir la relación que tiene el

funcionario con la víctima mediante las evaluaciones de cobertura que dan resultados

meramente numéricos. Esto sin mencionar que el hecho mismo de establecer un número

específico de sesiones en el que se debe conocer a la víctima, su historia y sus necesidades,

atenderla y cerrar el caso va en contra de la misma teoría psicosocial en la que, de acuerdo

con Lira (2010), se busca empoderar también a la víctimas y darles herramientas que les

permitan volver a ser sujetos participativos, ciudadanos activos que reconozcan y ejerzan sus

derechos. Para lograrlo se hace necesario un proceso en el que tanto el psicólogo como la

persona que recibe la atención, en este caso la víctima, pongan sus objetivos y deseos sobre la

mesa, es necesario que entre ellos se entable una comunicación transparente y que juntos se

empiece un proceso de construcción de las sesiones en las que poco a poco la víctima va

recobrando su sentido como sujeto, retoma las riendas de su vida empezando por hacerse

activo en su propio proceso de recuperación. La atención psicosocial cobra vida en la relación

que existe entre psicólogo y víctima y demarcar, temporizar y estructurar esta relación genera

una sensación contradictoria en el profesional quien tiene que lograr cumplir con los

objetivos de la víctima en los tiempos de la institución.

7.2 La importancia de responderse a sí mismos para brindar una atención de calidad:

Si bien es importante para los funcionarios responder de manera adecuada a la

institución, el trabajo con población vulnerable no sería posible si no hay en los funcionarios

una motivación intrínseca muy fuerte. Para poder trabajar en atención psicosocial con

víctimas del conflicto armado se necesita una sensibilidad especial que les permita a las

víctimas abrir su corazón y expresar todo su dolor, confiar plenamente en el funcionario con

la esperanza de lograr mitigar el sufrimiento que han causado los hechos victimizantes. Como

se expone más adelante, esta conexión se encuentra sólo en aquellos funcionarios que parecen
49

tener una especie de “llamado” si es que se puede decir así que los mueve a superar los

límites físicos, las largas distancias y el cansancio para poder llegar a hacer cada una de sus

atenciones con toda su dedicación. Teniendo en cuenta este aspecto tan importante, se hace

evidente que dentro de su labor es fundamental responder a ese llamado.

“Entonces eso es una gran motivación, no que me agradezcan sino ver ese esa

recuperación en las personas ¿sí? Ver que se hizo parte de la historia de esa persona

que ... Dios mío, se pudo hacer algo, se pudo recuperar y pudo tener una vida mejor.

Lo que se busca es esto la recuperación emocional, estabilizar esa parte porque a las

personas pueden devolverles su casa, pueden dar la indemnización pueden retornarlos

a su tierra, pero si su corazón sigue dañado, sigue herido…” (Ep 2, comunicación

personal, 21 febrero, 2020)

“Poder reconocer que en el país existe tanta, pero tanta maldad hace que realmente uno

como profesional recapacite y reformule muchas cosas que la misma carrera no ha

contemplado ¿sí? por ejemplo, el hecho de estar categorizando de pronto personas bajo

enfermedades como en el DSM o algo así, en donde realmente uno dice es un proceso

de adaptación y estas personas que han pasado por un proceso de violencia son unos

berracos. Entonces poder tener la posibilidad de tener un proceso de acompañamiento

con personas que han sido víctimas de conflicto armado, realmente te abre los ojos

como profesional porque ves no solamente desde donde o qué puede desencadenar una

afectación emocional, sino cómo se mantiene como puede llegar a ser un límite y como

incluso de pronto las mismas capacidades de las personas pueden llegar a generar

estrategias que como profesionales dentro de la misma carrera no nos enseñan” (Ep 5,

comunicación virtual, 5 abril, 2020)

Como se hace evidente en las entrevistas, para poder trabajar con esta población de

características tan específicas, es necesario tener una motivación casi que visceral. Para los

profesionales que se enfrentan con el sufrimiento desgarrador con el que viven las víctimas,

lo psicosocial deja de ser una teoría o metodología de atención, para convertirse en un estilo
50

de vida. Demuestran a diario que para hacer una atención efectiva es necesario tener mente,

cuerpo y alma conectados con el sentir de la víctima, cada uno de sus pasos y decisiones se

toman en torno al bienestar de las personas que atienden. Han logrado una motivación

intrínseca tan poderosa que son capaces de dar ayudas económicas, a pesar de no ser el

proceder recomendado por el Ministerio, e incluso arriesgan su seguridad y bienestar con la

misión de asistir a las atenciones y no fallarle a aquellos que con brazos abiertos los esperan.

“Yo considero que antes de trabajar con las víctimas yo estaba como en una burbuja,

yo veía el país como lo muestran en las noticias, yo veía las víctimas como la gente

pobre que pide que se queja. Ya después de entrar de verdad en el tema, uno empieza

a evidenciar el daño qué se les ha hecho a las víctimas, el daño que les seguimos

haciendo y eso es lo que más me ha enseñado el PAPSIVI y lo que realmente ellos

necesitan el proceso de reparación emocional” (Ep 6, comunicación virtual, 3 abril,

2020)

“El brindarles un abrazo ¿sí? porque además son personas que ni siquiera es que sean

hurañas al entorno en el que están, sino que sencillamente son personas que salen de

sus tierras a buscar su sustento. Además de eso a preocuparse por sus hijos, si estaban

pequeños, a buscar donde vivir y empiezan como a llenarse de cosas y cosas y cosas

que lo último que piensan es emocionalmente como me encuentro. ¿sí? y encuentran

un proceso de atención psicosocial conmigo no se con otros, pero encuentran un

proceso de atención psicosocial donde mi saludo no es ‘Hola cómo está’ sino Siempre

un abrazo de Buenos días, cómo está. Entonces obviamente eso también fortalece un

vínculo en atención psico social.” (Ep 3, comunicación personal, 17 marzo, 2020)

“Tú llegas y en todas las fincas están todas las familias esperándote para recibirte ‘ay

doctora yo pensé que no iba a llegar’ no sé qué, cosas así y uno dice ‘ay por Dios’. […]

tú pasas de finca en finca de finca en finca, de finca en finca tranquilamente y sabes

que siempre va a estar la gente” (Ep 6, comunicación virtual, 3 abril, 2020)


51

Han sido capaces de dejar los juicios y prejuicios de lado buscando entender el

dolor en toda su intensidad, han logrado comprender lo que significa para las víctimas

colombianas dejar sus pertenencias de lado y verse obligados a migar por la violencia, ver

como asesinan y torturan a sus seres queridos o peor aún no tener ni la más remota idea de

qué pasó con su familiar desaparecido y verse eternamente sumergidos en el limbo y la

incertidumbre, han logrado que haya esperanza y tranquilidad donde parecía solo haber

desolación.

Los funcionarios hacen de lo psicosocial un proceso que les permite crecer y aprender

constantemente, aprenden a hacer malabares para que los objetivos de las víctimas coincidan

con los de la institución y así responder sin decepcionar. La manera en que se responden a sí

mismos es viendo las sonrisas de otros, cuando ven el proceso que logran las víctimas gracias

a la tenacidad que tienen, motivada por el conocimiento que ellos aportan.

Sin embargo, no basta con tener la voluntad, para poder brindar una atención de

calidad es necesaria también la formación de manera que se pueda hacer una planeación

juiciosa de las sesiones pues, que sea una intervención construida entre el funcionario y la

víctima, no quiere decir que puedan ser sesiones improvisadas, como asegura Martín-Baró

(1983) no basta con tener el conocimiento teórico de la psicología si no hay un estudio

riguroso del contexto, es necesario comprender el funcionamiento del sistema en el que

sucede el hecho victimizante para poder comprender en dónde se encuentra el daño.

Es en este punto en el que el profesional se encuentra con su primer obstáculo. A

pesar de que el conflicto armado en Colombia lleva tantos años y ha dejado a su paso

millones de víctimas, la academia y en especial la psicología, hasta hace muy poco se

empezaron a preocupar por su rol en la atención de víctimas.


52

“Pues yo creo que, si hubiese seguido en el programa normal no, pero yo estuve en un

semillero de ciencias ancestrales de la universidad que se llama TIGUAYA. Ahí

trabajamos con población víctima, estuvimos con unos abuelos muiscas, con unos

mayores Kogui entonces eso me enseñó muchas cosas, me mostró muchas cosas que

yo creo que normalmente en la academia pues no. Si no me hubiera metido ahí no

hubiera visto” (Ep 4, comunicación virtual, 11 abril, 2020)

“Para nada para nada a ti te enseñan pura teoría y las prácticas en la cámara de gesell

pero como tal no eso no te prepara para enfrentarte con lo que es la población como tal

empezando que yo nunca en mi vida pensé que iba a trabajar con víctimas del conflicto

armado […] pero sí el pregrado pues obviamente te da bases, te dan muchas bases para

que tú aprendas a desarrollar fortalezas para frente al quehacer de del profesional pero

el resto tú lo aprendes en el camino, mejor dicho las bases que te da el pregrado es el

título para que tú puedas seguir ejerciendo.” (Ep 2, comunicación personal, 21 febrero,

2020)

Desde el inicio de su formación académica, los funcionarios no encuentran un camino

claro para poder hacer atención psicosocial. Esto quiere decir que, en caso de querer hacer

este tipo de atención a nivel profesional, es necesario buscar más opciones como

voluntariados o semilleros de investigación que permitan el contacto con la población de

manera controlada y así poder aprender sobre la intervención permitida y necesaria en este

tipo de casos. Lo anterior permite cuestionar al gobierno colombiano, más específicamente el

Ministerio de Educación pues, como se ha mencionado múltiples veces a lo largo del

documento, el conflicto armado en Colombia lleva más de 50 años, esto quiere decir que las

víctimas de este evento histórico particular no son nuevas, por el contrario pueden llevar toda

una vida cargando con los efectos de los hechos victimizantes y el gobierno no ha sido capaz

de dar respuesta con personal calificado en ciencias sociales que pueda hacer la atención de la

población que así lo requiera. En este caso la pregunta evidente sería ¿cómo pretende el
53

gobierno realizar intervenciones de carácter psicosocial, cuando no se encuentran las bases

teóricas en la formación básica de las ciencias sociales?

En el caso del PAPSIVI, se da respuesta a este posible vacío teórico mediante el

desarrollo de “conocimientos, actitudes y habilidades” (Ministerio de Salud y Protección

Social, 2017) contemplado dentro del marco del PAPSIVI como una formación constante de

carácter presencial que además puede llegar a ser soportada por material virtual, no obstante,

la realidad de estas formaciones es que con frecuencia no cubren todos los campos que se

deberían cubrir, como antecedentes culturales de la población a atender, herramientas para la

atención psicosocial o conocimiento del conflicto armado político en Colombia, entre otros.

Si bien los funcionarios aseguran que las horas de formación son fructíferas y efectivas para

brindar la atención adecuada, la mayoría coincide en que definitivamente no son suficientes

para dar atención a una población como la colombiana caracterizada por ser pluriétnica y

multicultural.

“La formación técnica el componente 6 que era el componente de munay, ellos tenían

que hacer procesos de formulación de herramientas técnicas mensuales, una de

fortalecimiento específico y otra de fortalecimiento general mensual. ¿y qué es lo que

pasa? yo veo que sí o sí hay que reformular mucho la parte general que es en donde se

citan o se invitan a personas externas de pronto centrar un poco más en frente a personas

que tengan un poco más de conocimiento frente a este tipo de herramientas que puedan

generar cómo y mayor alcance” (Ep 5, comunicación virtual, 5 abril, 2020)

“Digamos que esa oportunidad más de pronto con la persona en lo individual, tuvimos

la oportunidad de trabajar con un grupo de mujeres afros y entonces con ellas y digamos

que con ellas si es más lo cultural. […] Además porque hacían también unos procesos

súper bonitos para toda esa parte de interiorizar las emociones que tenían de alguna

forma guardadas. […] entonces con ellas sí más que todo como con los sujetos de

reparación con los grupos que existen formados, más que a lo individual. Las personas
54

de pronto llegan aquí a Bogotá y en su afán de subsistir, digámoslo así olvidan ciertas

cosas olvidan ciertas creencias y cosas culturales, pero cuando se unen recuerdan

entonces cuando se unen fortalecen esa parte cultural.” (Ep 3, comunicación personal,

17 marzo, 2020)

“Culturales no es que haya formaciones específicas. Para aprender ese tipo de

aprehensiones diferenciales yo acompañaba como procesos de forma voluntaria

comunitarios. Había grupos pues Emberá y no me acuerdo el otro. Pero si no hay una

formación como tú dices o sea que imparta el Ministerio para poblaciones diferenciales,

no. Es lo que nosotros podamos investigar y buscar y responder. Digamos en relación

con lo que nos pasó con Sumapaz población campesina en su mayoría víctima del

Estado y de la guerrilla entonces nos tocó mirar qué nos aplicaba que nos servía y que

no, pero que haya formación pues no” (Ep 4, comunicación virtual, 11 abril, 2020)

“No mira nosotros lo que logramos aprender a nivel de las otras culturas lo hacen ellos

mismos, es decir cada centro local tiene un grupo y en el grupo hay una persona de

etnias y hay una persona de afro entonces ellos se encargan de mostrarnos los rituales,

para que son, ellos tienen ese espacio de interactuar en las reuniones; de decir por

ejemplo, si yo les digo no mire el proceso de esta señora es así, entonces ellos también

ponen su voz y por eso mismo es que nosotros no atendemos población afro, población

indígena con afro con indígenas trabajan son sabedoras, sacerdotisas, chamanes ellos

son los que trabajan pero no son psicólogos ni trabajadores sociales ni nada entonces

sí sería importante” (Ep 6, comunicación virtual, 3 abril, 2020)

Aquí es posible evidenciar que la falta de formación en intervención

psicosocial con culturas particulares ha generado que estas comunidades no puedan acceder a

la atención psicosocial. Si bien están acompañados de los sabios de cada cultura, estas

intervenciones se hacen exclusivamente de manera grupal, no hay oportunidad para solicitar

una atención familiar o individual. Adicionalmente, se desconoce por completo el rol de los
55

psicólogos en la medida en que se deja de lado las afecciones en la psique que han podido

dejar los hechos victimizantes y se hace una intervención a partir de la reconstrucción cultural

únicamente, olvidando así que la intervención psicosocial busca entender al individuo en

todas sus facetas desde lo individual hasta lo comunitario, pasando por sus creencias,

costumbres y estructuras sociopolíticas (Juan David Villa 2012, citado en PAPSIVI, 2017.

P.38)

Esto quiere decir que, aunque es fundamental respetar el bagaje cultural de cada

comunidad, como víctimas también tienen derecho a solicitar la atención que mejor se acople

a sus necesidades y la falta de formación tanto en atención psicosocial como en la

multiculturalidad que caracteriza al país, ha generado nuevamente la exclusión de estas

comunidades causando así su posible revictimización.

Es por esto que muchos de los profesionales tienen que invertir el poco tiempo que

no invierten en el trabajo, formándose de manera individual para poder así preparar una

mejor sesión. Lo anterior pone en cuestionamiento la perspectiva psicosocial que tiene la

política pues pareciera coincidir con la hipótesis de Moreno y Moncayo (2015) en la que

aseguran que el concepto de psicosocial se encuentra tan desdibujado, que bastará con un

grupo interdisciplinario de profesionales en ciencias sociales para brindar atenciones

psicosociales de calidad. De ningún modo se pretende menospreciar las formaciones

brindadas por el Ministerio, no es tarea fácil formar profesionales distribuidos por todo el

país y con un porcentaje tan alto de rotación, 47% de acuerdo al Ministerio de Salud y

Protección social (2020), sin embargo, es importante reconocer que la deficiencia en esta área

dificulta la implementación adecuada de la política, exigiendo mayor esfuerzo y desgaste del

profesional pues dificulta la atención efectiva lo que en últimas impide que, mediante su

labor, tengan la posibilidad de responder a su pasión.


56

7.3 La prioridad es siempre poder responder a las víctimas.

Esta es posiblemente la categoría más compleja pues se ve mediada por todas las

categorías mencionadas anteriormente: la formación del personal humano, la evaluación de la

política, la comprensión de lo psicosocial, el cuidado tanto físico como emocional del

personal humano y los objetivos de las víctimas versus los objetivos de la política.

Evidentemente la necesidad de responder a la institución y a sí mismos, también se ve

permeada por todas las categorías mencionadas algunas con mayor intensidad que otras, pero

en el caso de responder a las víctimas todas las inconsistencias entre teoría y práctica

confluyen en el campo de atención y es labor del funcionario hacerlas encajar con la mayor

armonía posible. Dicha tensión aumenta si se tiene en cuenta que hay territorios enteros que

son víctimas del Estado, esto quiere decir que el ente más poderoso que se suponía debía

protegerlos, viola la confianza y credibilidad arrasando a su paso con sus tierras, sus animales

y sus familias. Pero ahora, es el mismo Estado que pretende intervenir con atenciones

psicosociales y una aparente cara amable. Al profesional le toca la difícil tarea de convencer a

las víctimas de confiar en el proceso de atención, sin tener completa certeza de que sus

derechos no se verán vulnerados nuevamente por el Estado que se supone tiene la labor de

protegerlos.

En teoría, para lograr responder a las víctimas de manera adecuada es fundamental

que el funcionario, en primer lugar, entienda en dónde se encuentran las disonancias entre

víctimas e institución prestadora de servicio. Es importante que el psicólogo comprenda los

objetivos de la víctima, entienda hasta qué punto puede acoplar la implementación de la

política a dichos objetivos y tenga claro además que es necesario salirse del esquema

propuesto por la política. Es también importante tener clara la teoría de lo psicosocial, su

implementación y la planeación de las intervenciones teniendo en cuenta las necesidades de

la víctima desde la perspectiva teórica de lo psicosocial. Para esto, el funcionario deberá


57

acudir a la formación autodidacta de manera que tenga todas las herramientas teóricas y

prácticas para brindar una atención adecuada ante los posibles eventos que se pueden

presentar en las diferentes sesiones. Debe además mantenerse un estado físico y emocional

estable mediante las estrategias sugeridas por la institución de manera que la carga de trabajo

no lo sobrepase.

Estos pasos parecen ser sencillos y, aunque exigen organización y planeación no

parece una labor extraordinaria y es que, todo el proceso se encuentra incompleto. Para

responder a las víctimas no basta con seguir pasos, tener la teoría clara o tener una respuesta

para cada pregunta que se presenta. Los funcionarios tienen que ir mucho más allá de fijar

una estructura metodológica. Es necesario que tengan abierto su corazón, que lleguen con

humildad a las casas, tienen que vibrar con cada caso, sentir el dolor de la víctima, ser

capaces de ver más allá de lo evidente. Para responder de manera adecuada a las víctimas los

funcionarios tienen que vivir con pasión cada sesión, entrar siempre sin prevención, ser

honestos y directos, escuchar atentamente, ser roca, ser oportunidad, ser luz.

“Lo que yo soy. Yo soy muy humano me meto mucho en la humanidad de ellos como

te digo sin pasar el límite, pero soy muy humano el entendimiento del ponerles cuidado

con el simple hecho de escucharlos ya hay un alivio […] Entonces ya el simple hecho

escucharlos, el simple hecho de atenderlos, el estar en silencio con ellos” (Ep 2,

comunicación personal, 21 febrero, 2020)

“Que las escucho manera atenta, de que de verdad estoy escuchando, que de verdad me

intereso, que no es fría la atención. Porque cuando ellos van a los CLAV el profesional

tiene que ir al punto así es, pero digamos que las víctimas son muy frágiles muy

delicadas cualquier desplante para ellos duele mucho más. Entonces cómo que

encontrar un espacio donde los escuchen y se sienten bien yo creo que eso siempre me
58

han dicho que me lo agradecen. Pero pues es que no sé cómo haría de otra forma eso.”

(Ep 4, comunicación virtual, 11 abril, 2020)

“Yo no sabría responderte eso pero mira en la 3ª sesión a mí las señoras ya me tratan

como una hija a mí me abrazan yo soy muy amable, muy tranquila pero ellas siento

que mi forma de ser, que soy muy suave, que en la vida real no lo soy, pero es lo que

ellos me dicen (risas) ‘ay pero es que usted es tan linda’ no dejan de verme como la

psicóloga que es de víctimas y no, ellos tienen la libertad inclusive ahorita no he dejado

de recibir llamadas de las víctimas porque sienten que ese apoyo que si ellos entraron

en crisis que si no sé qué … tengo víctimas de que me llaman del año pasado además

que tenemos un grupito en donde les mandó ofertas laborales, educativas, en dónde

está la coordinadora de la mesa de víctimas les consigue la vuelta de acá la vuelta de

allá entonces ellos como que me ven como no debería ser porque yo sé que realmente

el psicólogo tiene que tener aquí su lugar pero en PAPSIVI no, en PAPSIVI nosotros

como qué desarrollamos una dinámica que me permite ser más tranquila menos

aburrida” (Ep 6, comunicación virtual, 3 abril, 2020)

“Yo pienso que lo más gratificante realmente o sea que uno dice me levanto súper

temprano y llego súper tarde pero lo vale es porque dicen que uno es un Ángel, que

uno llegó a transformar su vida qué ha sido la persona que más ha escuchado, que la

persona que más ha entendido, que ha logrado sacar mucho dolor mucha tristeza, que

se sienten diferentes, que se sienten capaces y eso es lo que lo llena a uno realmente o

sea ver de pronto incluso a veces personas que lloran y dicen no yo no quiero terminar

o cuando el sacrificio del mundo que te ofrezcan una aguapanela en gratitud, cosas así

eso es lo más bonito del proceso. Como cuando reconocen todo lo que han cambiado y

qué vean en ti cómo es reflejo de que llegaste en el momento que tenías que llegar a
59

transformar muchas cosas que llevaban con mucho dolor por mucho tiempo.” (Ep 5,

comunicación virtual, 5 abril, 2020)

El programa PAPSIVI, dentro de su marco legal establece unos objetivos claros para

cada sesión y estilo de atención, que si bien no son una “camisa de fuerza” como bien lo aclaran

los funcionarios, la mayoría de las veces son objetivos que se dejan de lado pues no son realistas

y dentro de la atención es posible evidenciar que las víctimas realmente necesitan cumplir con

otros objetivos. El éxito que se tiene en la atención a víctimas es la capacidad de entender la

política pública situada en un contexto y así poder permear la experiencia de su trayectoria, su

conocimiento y más importante su historia personal. La manera en la que los funcionarios

pueden dar solución a las posibles incongruencias que existen entre los objetivos de la política

y los de las víctimas, es entendiendo a profundidad la política, sus métodos y metas planteadas,

agregarle su conocimiento y herramientas particulares y ponerlo todo a disposición de la

víctima de manera que sea esta la que guíe el camino mediante una comprensión propia de lo

que significa la intervención psicosocial. En la medida en que el funcionario brinda las

herramientas y realiza las intervenciones de acuerdo a las necesidades reales de la víctima,

basado en el conocimiento íntimo de su situación particular, más que en las guías

metodológicas del programa, la víctima empieza a crear su propia definición de lo psicosocial,

entendiéndolo como la posibilidad de dar sentido a lo sucedido mediante la narración y trabajar

sobre los efectos que hayan podido quedar, con plena certeza de que se encuentra en un

ambiente seguro y libre de prejuicios en el que el psicólogo más que ser un erudito lleno de

conocimiento, se convierte en el medio para lograr sanar el dolor o por lo menos hacer vivible

la vida.

“Trato a la persona como un ser humano que es, con cariño, con aprecio. Aunque

nosotros dentro del PAPSIVI tenemos unas orientaciones establecidas para los casos

yo también permito que la persona exprese, ¿sí? exprese todo lo que tiene, sí está

enferma físicamente, si se siente cansada, si debe llorar el espacio debe ser amplio para
60

que ella llore, adecuado, les doy su espacio para qué me digan todo. Sí yo en una

atención debo durar dos, tres horas lo voy a hacer, que esa es una gran diferencia

también. Mira, tú vas a un consultorio de una psicóloga o a una EPS por ejemplo y

tienes 20 minutos o sea 20 minutos y si en 20 minutos fue 20 minutos. No aquí no, si

tú tienes la mañana tú ya sabes ¿sí?, entonces tú estás allí toda la mañana y para las

personas eso es algo de mucho agradecer todo el tiempo. La disposición, escuchó

entonces digamos que es eso que tengo yo. O el cariño que se le da en el poder escuchar

yo siempre he sido una buena escucha, siempre prefiero escuchar antes de hablar, no

juzgar no nada. Entonces yo pienso que eso ha hecho que las cosas funcionen con esta

población eso ha hecho que las atenciones sean adecuadas, tan buenas, tengan

resultados positivos. (Ep 3, comunicación personal, 17 marzo, 2020)

“Brindar siempre como una calidad un tema de calidad y calidez humana y es el trabajo

que yo hago con las personas siempre que realizó atención psicosocial, porque a mí me

parece algo bueno, es un rol muy bonito o sea el agradecimiento que tú tienes de las

personas es algo genuino, realmente las personas logran reconocer muchas cosas en ese

tiempo tan cortico que son 8 sesiones y finalmente se genera un vínculo terapéutico

pero es porque tú tienes eh tú estás una vez cada semana vas un día a hacer esa visita y

te encuentras con esa persona y con esa su historia muy de cerca. Es un trabajo muy de

tú a tú eso genera un vínculo muy fuerte” (Ep 1, comunicación personal 10 marzo,

2020)

Esto es lo que realmente reconocen las víctimas de los psicólogos, la posibilidad de

contar una historia y no simplemente dar cuenta de los hechos, esperan ser escuchados como

seres humanos, no como casos jurídicos, quieren la oportunidad de reconstruir su identidad,

perder el miedo, sentirse capaces de vivir a pesar del dolor. La respuesta a la víctima se

encuentra en el corazón del psicólogo que se levanta dispuesto a recorrer toda la cuidad con

tal de dar una voz de aliento, de mantener largas jornadas de trabajo y a pesar del cansancio,
61

siempre tener una sonrisa amable al saludar. Las víctimas buscan en los psicólogos seres

humanos y, aunque toda la teoría y metodología son fundamentales para lograr una atención

de calidad, son retahílas vacías si el funcionario no es capaz de darle sentido en la historia de

la víctima.

A pesar de reconocer que hay un alto porcentaje de atenciones exitosas en las que las

víctimas logran sus objetivos gracias a la intervención acertada del funcionario, también es

importante cuestionar el funcionamiento de la política e incluso es posible hacer un

cuestionamiento a nivel gubernamental por la falta de especialización de los profesionales en

ciencias sociales sobre la atención a víctimas y cómo la política del PAPSIVI debería tener la

capacidad de cubrir los vacíos teóricos para poder brindar la mejor atención posible, cuidando

a sus funcionarios y haciendo evaluaciones que realmente reflejen el trabajo desde uno de los

pilares más importantes, el acompañamiento psicosocial. Sin embargo, no se cumplen con

dichas promesas dificultando así la implementación adecuada de la política dejando así al

funcionario con toda la responsabilidad del éxito o fracaso de la atención.

8. Conclusiones

A partir de la información hasta aquí redactada, es posible hacer tres conclusiones

importantes. La primera, es que el personal psicosocial que realiza las atenciones del programa

PAPSIVI se encuentra atravesado por una historia que le permite implementar la política de la

manera más adecuada, acoplando los objetivos a las necesidades de las víctimas y logrando

muchos procesos exitosos a pesar de los obstáculos que se hacen evidentes en la

implementación, la falta de cuidado del personal por parte de la institución y las difíciles

situaciones emocionales que se evidencian en campo. Es importante enaltecer la labor de todos

los profesionales que actualmente se encuentran en la primera línea ayudando a las víctimas y

que hoy buscan poner fin a la misma dejando su granito de arena para construir un mejor país,

en cada una de las víctimas que ayudan en su atención. La segunda, es la urgencia de una
62

evaluación participativa que se nutra desde todas las perspectivas posibles para sí lograr una

mejor implementación desde la política, pues se hace evidente que las herramientas teóricas se

encuentran dentro del marco de la política, pero no se llevan a cabo en la ejecución. Finalmente,

es posible concluir que en Colombia se ha vuelto cada vez más necesario el personal

especializado en atenciones psicosociales, hasta el momento tan solo el 5% de la población

víctima ha sido atendida y las fuertes cargas laborales a las que se enfrentan a diario los

profesionales, son en parte resultado de falta de profesionales preparados que puedan atender

a las víctimas del conflicto armado. Las víctimas son de todos, y es responsabilidad de todos

los colombianos velar por su reparación y bienestar.

Para futuras investigaciones en este ámbito, sería interesante profundizar en las

perspectivas de las víctimas sobre la atención, así como ver en acción a los profesionales.

Indagar sobre la perspectiva institucional en la implementación de la política, comprender a

profundidad la diferencia que existe en la implementación nacional del programa y la

implementación distrital y finalmente la desconfianza al estado, como obstaculiza la labor de

los profesionales y cómo se logran romper esas barreras.


63

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