Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los derechos humanos son normas universales vivas que evolucionan en el tiempo y por ello
no es extraño, que no obstante la atribución constitucional reconocida a las autoridades
indígenas para ejercer funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial, de conformidad
con sus propias usos y costumbres, pero bajo la condición de no ser contrarias a la constitución
y a la ley, se evidencien tensiones entre las jurisdicciones indígena y ordinaria por las
diferencias conceptuales entre el reconocimiento constitucional de la diversidad étnica y
cultural y la consagración de los derechos fundamentales.
Para solucionar esas tensiones, como lo manifiesta Carlos Eduardo Rueda es su artículo: “El
reconocimiento de la jurisdicción especial indígena dentro del sistema judicial nacional en
Colombia. El debate de la coordinación”1, la Corte Constitucional ha establecido unos límites
concretos a la jurisdicción indígena en lo que respecta específicamente a las sanciones
impuestas por los pueblos indígenas, los cuales inician con el debido proceso; respecto a este
derecho fundamental la Corte en la sentencia T-1127/01 estableció que:
Una vez desarrollado el procedimiento establecido por el pueblo indígena que deriva en una
sanción, esta también tiene unos límites que la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha
definido:
Si bien la propiedad de la cual puede ser titular una comunidad indígena tiene carácter
colectivo, no escapa a esta Corte que en la medida en que sus usos y costumbres permitan
1
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0124-05792008000100012
1
el reconocimiento de mejoras efectuadas por sus miembros, la sanción consistente en la
expulsión de uno de sus integrantes que, al mismo tiempo, signifique la pérdida absoluta
de aquéllas, equivale a la pena de confiscación constitucionalmente proscrita. En verdad,
el sujeto pasivo de la sanción y su familia se verían expuestos a una situación de indigencia
y de absoluto despojo, motivos que llevaron al Constituyente a señalar que en ningún caso
dicha pena podría ser impuesta.
El cepo: la constitucionalidad del cepo fue avalada por la sentencia T-349/96, que en síntesis
establece que esta sanción no constituye un trato cruel e inhumano, limitante constitucional
consagrado en el artículo 12 de la Carta Magna. La sanción, pese a los riesgos físicos que
implica, hace parte de la tradición de la comunidad que la aplica (emberá chamí), goza de
aceptación dentro de esta, en razón a su alto grado intimidatorio y de su corta duración, y no
causa ningún daño grave a la integridad física o mental del condenado.
En San Andrés de Sotavento, los sorprendieron robándose unas gallinas y los castigaron en
el cepo 2 mayo, 2020. La Lengua Caribe.
https://www.lalenguacaribe.co/2020/judicial/en-san-andres-de-sotavento-los-sorprendieron-robandose-unas-gallinas-y-los-castigaron-en-el-cepo/
2
El fuete: la Corte mediante sentencia T-523/97 lo avaló al manifestar:
Este castigo, que se considera de menor entidad que el cepo, es una de las sanciones que
más utilizan los paeces. Aunque indudablemente produce aflicción, su finalidad no es
causar un sufrimiento excesivo, sino representar el elemento que servirá para purificar al
individuo con el rayo. Es pues, una figura simbólica o, en otras palabras, un ritual que utiliza
la comunidad para sancionar al individuo y devolver la armonía. En este caso, y al margen
de su significado simbólico, la Corte estima que el sufrimiento que esta pena podría causar
al actor, no reviste los niveles de gravedad requeridos para que pueda considerarse como
tortura, pues el daño corporal que produce es mínimo. Tampoco podría considerarse como
una pena degradante que "humille al individuo groseramente delante de otro o en su mismo
fuero interno", porque de acuerdo con los elementos del caso, ésta es una práctica que se
utiliza normalmente entre los paeces y cuyo fin no es exponer al individuo al "escarmiento"
público, sino buscar que recupere su lugar en la comunidad. Al respecto, es significativo el
hecho que ninguno de los condenados, ni siquiera el propio demandante, cuestionara esta
sanción.