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Robert Dahl

Democratización y opinión pública


Democracia y autoritarismo

 Dahl entiende por democracia un régimen ideal donde el gobierno se caracteriza por
su continua actitud para responder a las preferencias de los ciudadanos, sin
establecer distinciones políticas entre ellos. Esta definición es ideal y, en la práctica,
podría decirse que ningún sistema la cumple del todo, no obstante, es posible
concebirlo como el extremo de un continuo o límite de un estado de cosas que
puede servir para contrastar los distintos sistemas que se presentan en la práctica.

 Condiciones fundamentales (más no suficientes) para la existencia de la democracia


son que cada ciudadano debe tener iguales oportunidades para:

 Formular sus preferencias.

 Manifestar públicamente dichas preferencias entre sus partidarios y ante el


gobierno, individual o colectivamente.

 Recibir por parte del gobierno igualdad de trato.

 Podemos ver que, de acuerdo con esto, los regímenes facilitan (o dificultan) la
oposición, el debate público y la lucha política. A esta dimensión Dahl la denomina
competencia. Ahora, debemos notar que la competencia puede ser restringida,
permitiéndose a una fracción muy pequeña de la población, o más grande, por lo
que necesitamos otra dimensión.

 Esta es la dimensión de la participación. Ella tiene que ver con el número de


personas facultadas para participar, es decir, tener voz en un sistema de debate
público. Por tanto, debemos también comparar los regímenes por su capacidad de
participación. Estas dos dimensiones, participación y competencia, varían
significativamente.

 Las hegemonías cerradas no son competitivas ni participativas. Estas son las


dictaduras clásicas, que no otorgan libertades que permitan el surgimiento de la
oposición política, ni buscan generar instancias de participación para sus
ciudadanos. Un ejemplo de esto sería la dictadura de Pinochet en Chile.

 Las oligarquías competitivas no son participativas, pero abren el sistema a la


competencia. Por ejemplo, la Inglaterra del S. XVIII tenía un alto grado de
competencia entre whigs y tories, pero sólo una pequeña parte de la población
participaba en sus debates.

 Las hegemonías representativas no son competitivas, pero estimulan la


participación. Tal es el caso de la Unión Soviética que, sin ningún sistema de debate
público ni oposición al Partido Comunista, presentaba sufragio universal e
incentivaba la participación política en las instancias del Partido.

 Las poliarquías son regímenes sustancialmente liberalizados, participativos y


competitivos.

 Mientras más grande sea el conflicto entre gobierno y oposición, más altas son las
posibilidades de que cada uno niegue al otro la participación efectiva en el ejercicio
del poder político. Es decir, más alto es el precio a pagar si se tolera al otro, pues el
oficialismo se arriesga a perder sus derechos políticos en caso de ser derrotado por
una oposición hostil.

 En la medida en que el precio de la supresión exceda al precio de la tolerancia,


mayores son las oportunidades de que se dé un régimen competitivo.

 Si el precio de la tolerancia es bajo, más seguidores tiene el gobierno. Si el precio de


la supresión es alto, mayores son las seguridades de la oposición. Por lo que existe
un punto de equilibrio que proporciona un grado de seguridad mutua, y que
propende a originar y conservar los regímenes competitivos.

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