0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
59 vistas2 páginas
Durante las elecciones de 1970-1974, el candidato de la coalición gobernante no pudo vencer claramente al General Gustavo Rojas Pinilla. Su derrota llevó a que sus seguidores regresaran a los partidos tradicionales o migraran hacia la oposición de izquierda marxista. Tras las elecciones, se generó inconformidad popular que llevó al presidente a decretar toque de queda. Los gobernantes del Frente Nacional abandonaron la posibilidad de reformas para solucionar el conflicto, que se volvía más estructural. La protest
Descripción original:
Título original
Notas para un propuesta de periodización de la historia del conflicto armado colombiano en el siglo XX. Carlos Medina Gallego
Durante las elecciones de 1970-1974, el candidato de la coalición gobernante no pudo vencer claramente al General Gustavo Rojas Pinilla. Su derrota llevó a que sus seguidores regresaran a los partidos tradicionales o migraran hacia la oposición de izquierda marxista. Tras las elecciones, se generó inconformidad popular que llevó al presidente a decretar toque de queda. Los gobernantes del Frente Nacional abandonaron la posibilidad de reformas para solucionar el conflicto, que se volvía más estructural. La protest
Durante las elecciones de 1970-1974, el candidato de la coalición gobernante no pudo vencer claramente al General Gustavo Rojas Pinilla. Su derrota llevó a que sus seguidores regresaran a los partidos tradicionales o migraran hacia la oposición de izquierda marxista. Tras las elecciones, se generó inconformidad popular que llevó al presidente a decretar toque de queda. Los gobernantes del Frente Nacional abandonaron la posibilidad de reformas para solucionar el conflicto, que se volvía más estructural. La protest
Notas para una periodización de la Historia del conflicto colombiano en el siglo XX
Carlos Medina Gallego
6 de Febrero de 2015 En las elecciones para el periodo de 1970-1974, el último de os gobiernos del Frente Nacional, el candidato de la coalición partidista no puede vencer con suficiente claridad la candidatura del General Gustavo Rojas Pinilla, que a través de la Alianza Nacional Popular –ANAPO- logra canalizar electoralmente la creciente inconformidad popular surgida del empobrecimiento marcado de la población. Con la derrota de Rojas se golpea el movimiento populista que encarnaba las Anapo llevando a sus bases sociales a retornar a los partidos tradicionales y a un sector minoritario a migrar hacia la oposición en la izquierda marxista (En apéndice) la forma en que se consolida la victoria del candidato de la coalición genera una reacción popular que los días que siguieron a las elecciones, el Presidente Carlos Lleras Restrepo, se vio en la necesidad de establecer el toque de queda obligando a la población a recogerse en sus viviendas y tratando de evitar que la inconformidad generada a raíz de un “supuesto” fraude electoral produjeran desmanes que afectaran a la población y a la institucionalidad En el convulsionado mundo social que se está levantando, en el que crece y se manifiesta vertiginosa y vehemente la inconformidad de los distintos sectores de la sociedad, en su afán de sostener el poder, en el marco del acuerdo frente- nacionalista y, conjurar el fantasma de la amenaza militarista y comunista los gobernantes del Frente Nacional abandonan la posibilidad de realizar reformas capaces de incidir significativamente en las transformaciones del orden socio- económico, para constreñirse a la función de administrar el establecimiento, aplazando de paso las soluciones para un conflicto para un conflicto que se va haciendo más estructural y complejo Frente a la ausencia de una expresión política capaz de ser receptora de la inconformidad creciente y canalizarla hacía la confrontación y la salida institucional, la protesta social y el descontento colectivo encuentra sus principales apoyos en organizaciones de izquierdas inspiradas ideológicamente en el marxismo, que buscan establecer en la dinámica de la construcción histórica una estrecha relación ente los enunciados teóricos y las prácticas políticas y sociales, las que comienzan a darse en espacios extra-institucionales y se van radicalizando, en algunos sectores, en el contexto de la época hasta reencontrarse en la lucha, por reivindicaciones estratégicas distintas, con las armas y la violencia como vía para acceder al poder político. Se va construyendo a lo largo del Frente Nacional una izquierda idealista y flotante, que se ufana de constituir la fuerza transformadora de la sociedad y el Estado y se autodenomina, partido “único” del proletariado o “vanguardia” de la revolución colombiana; en términos generales – exceptuando al Partido Comunista Colombiano que , sobre los cuarenta a los de existencia, a lo largo de toda su historia ha logrado construir y disciplinar alguna base social significativa en los sectores obreros y campesinos- la mayoría de las organizaciones de izquierda carecen de esas bases y sueñan con un proletariado revolucionario de vanguardia. Estas organizaciones, movidas por un tipo de liderazgo personalista y dogmático, cargadas de contradicciones y confrontaciones internas se van dividiendo hasta llenar de pequeños grupos el escenario de la política. Esos partidos y movimientos políticos, “obreros” y de “vanguardia”; están “llenos “ de funcionarios públicos, estudiantes e intelectuales de izquierda, que se convierten en obreros y campesinos a través de la magia de la “proletarización” revolucionaria. No obstante, todas las críticas que se le pueda hacer a esa izquierda, idealista, sectaria, dogmática, son sus organizaciones las que movilizan la inconformidad social y llenan de contenido reivindicativo y “revolucionario” los conflictos de este periodo que se mueven entre la lucha reivindicativa reformista, la lucha política democrática y la lucha armada revolucionaria.