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Casa de la Contratación de Indias

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Principales rutas comerciales del Imperio español con las Indias.


La Casa de la Contratación de Indias fue una institución de la Corona de Castilla
que se estableció en 1503. Fue creada para fomentar la navegación con los
territorios españoles en ultramar.

Sevilla en la segunda mitad del siglo xvi, por Alonso Sánchez Coello. Museo de
América de Madrid.
Estableció un asiento que dio como fruto un monopolio de comercio español con las
Indias. Algunos períodos entre el siglo xvi y el xviii llegó a recibir 270.000 kg
de plata y 40.000 kg de oro.1

Índice
1 Creación y funciones
2 Sede
2.1 El traslado a Cádiz
3 Consulado de mercaderes
4 Véase también
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
Creación y funciones

En noviembre de 1552 se dio autorización a Andrés de Carvajal para imprimir las


ordenanzas a cambio de que entregara 50 a la Casa de la Contratación y a sus
subalternos. En 1553 el sevillano Martín de Montesdoca realizó una tirada muy
elevada de la que se conservan pocos ejemplares. Esta es la portada de la edición
de 1553.2
Desde el segundo viaje de Colón en 1493 todos los asuntos concernientes al Nuevo
Mundo habían estado en manos de Juan Rodríguez Fonseca, arcediano de la catedral de
Sevilla, capellán y hombre de confianza de Isabel la Católica. Este clérigo más
tarde sería promovido a las sedes episcopales de Badajoz, Palencia y Burgos. Sin
embargo, diez años después se hacía patente que no podían estar en manos de una
sola persona todos estos asuntos, por lo que se decide crear una institución
colegiada que es la Casa de Contratación. Aunque Fonseca perdería ese poder
unipersonal como superintendente se mantendría en la corte con un cargo equivalente
al de Ministro de las colonias, como dice el historiador Clarence H. Haring, hasta
que se crea el Consejo de Indias en 1524.3

Desde mediados de 1502 existe constancia documental del proceso de creación de una
Casa de Contratación y el historiador Ernesto Schaffër cree que pudo ser promovida
en origen por el genovés Francisco Pinelo, por ser un vecino de Sevilla muy
conocedor de los asuntos indianos.3

El 20 de enero de 1503 Fernando y Isabel firman una Real Provisión en Alcalá de


Henares por la que se aprueban las primeras 20 Ordenanzas para la Casa de
Contratación de Sevilla, para las Indias, las islas Canarias y el África
atlántica.4 Entre sus finalidades se especifica:

recoger y tener en ella, todo el tiempo necesario, cuantas mercaderías,


mantenimientos y otros aparejos fuesen menester para proveer todas las cosas
necesarias para la contratación de las Indias; para enviar allá todo lo que
conviniera; para recibir todas las mercaderías y otras cosas que de allí se
vendiese, de ello todo lo que hubiese que vender o se enviase a vender e contratar
a otras partes donde fuese necesario.
El gobierno de la Casa estaría a cargo de tres oficiales reales: el factor, el
tesorero y el contador-escribano, que fueron nombrados por Isabel la Católica por
Real Cédula el 14 de febrero de 1503, firmada también en Alcalá de Henares. Tenían
la misión saber cuántas mercancías y barcos enviar a las Indias, y para ello debían
mantener comunicación con otros oficiales reales que ya se encontraban allí y
conocer las necesidades de los colonos, elegir a los capitanes y escribanos para
los viajes, entregarles instrucciones por escrito y decidir qué mercancías comprar
para llevar allí.4

Para el cargo de tesorero fue nombrado el doctor Sancho Ortiz de Matienzo, natural
del Valle de Mena, Burgos, letrado, buen jurista, canónigo de la catedral de
Sevilla y que fue primer abad de Jamaica desde 1512 a propuesta de Fernando el
Católico y que ejerció de su labor en la Casa hasta diciembre de 1521. El contador-
escribano fue Jimeno de Briviesca, que era gran conocedor de los asuntos indianos
por haber participado en los preparativos de los viajes de Colón, y que ocupó el
cargo durante 7 años. El primer factor sería Francisco Pinelo, amigo personal de
Colón y colaborador suyo y que ocupó el cargo hasta su muerte en 1509.3

Se decide que, aunque se pueden utilizar también barcos de la Corona, estos se


pueden obtener también mediante requisa y arriendo a particulares. La Casa de
Contratación tenía también una labor fiscalizadora, porque debía comprobar que las
mercancías que llegaban a Sevilla eran las mismas que se habían embarcado en las
Indias. A esos tres oficiales reales se les conocería posteriormente como jueces
oficiales, para diferenciarse de los llamados jueces letrados que entrarían
posteriormente. En 1508 se crea la figura del piloto mayor de las Indias, nombrando
Fernando el Católico como primero con este cargo a Américo Vespucio.4 El piloto
mayor debía ser un auténtico experto en navegación, ya que su misión consistía en
la preparación y resultado de las expediciones, examinar y graduar a los pilotos y
censurar las cartas e instrumentos de navegación. Para realizar sus funciones
contaba con la ayuda de otros pilotos así como del cosmógrafo de la Casa. Américo
Vespucio fue sucedido más tarde por Juan Díaz de Solís y Sebastián Cabot.

En 1509 Fernando el Católico pidió un informe detallado de todas las ordenanzas,


instrucciones especiales, aranceles, etcétera, que operaban en la Casa para
disponer de la redacción de unas nuevas ordenanzas. Las nuevas ordenanzas, de 36
capítulos, fueron expedidas en Monzón el 15 de junio de 1510 y se completaron en
1511 con 17 artículos más.4

Las Ordenanzas de 1510 son más extensas y minuciosas que las de 1503. Se
especifican las horas de trabajo; se determinan los libros de registro que hay que
llevar; se regula la emigración; se trata de las relaciones con mercaderes y
navegantes; se dispone lo relativo a los bienes de los muertos en Indias (que a
partir de 1550 serán administrados por el llamado Juzgado general de bienes de
difuntos, presente en todas las Reales Audiencias indianas); y se le incorpora el
matiz científico al incluirse dentro de la Casa de la Contratación al piloto mayor
―creado en 1508―, encargado de examinar a los pilotos que desean hacer la carrera,
y de trazar los mapas o cartas de navegación y el padrón real o mapa modelo del
Nuevo Mundo donde se iban registrando todos los descubrimientos, hasta 1519 en que
se crea el puesto de cartógrafo. La Casa custodiaba la información náutica y la
cartografía de manera secreta para evitar que la información cayera en manos de
potencias extranjeras.5

A mediados del siglo la Casa del Océano ―como le gustaba llamarla a Mártir de
Anglería― era un organismo bien reglamentado, con capilla y cárcel propia. En 1557
se creó el cargo de presidente, al que estuvieron subordinados el contable, el
factor y el tesorero.
El cronista oficial de la Casa escribía la historia de la América española y de su
desarrollo tecnológico y científico. Los que violaban el reglamento de la Casa,
caían bajo su jurisdicción y para ello se creó un tribunal especial en 1583.

Además de estos cargos, la Casa de la Contratación fue aumentando el número de sus


funcionarios, a medida que fue incrementándose también la importancia del tráfico
americano. Los oficiales de contaduría, numerosos escribanos, hicieron de esta
institución una de las más complejas de todas las existentes.

Por la estructura que se da a la Casa se adivina una estrecha relación con la


Hacienda Real. Difícilmente hubiera podido ser de otra forma ya que el tesoro de la
Corona ocupaba una parte esencial de los asuntos indianos. Por una parte, servía
para financiar la compra y transporte de la mayoría de los bastimentos y pertrechos
que eran llevados a Indias. Muchos de los colonizadores gozaban de salario a cargo
del tesoro. Por la otra, los asientos para la formación de toda nueva expedición
incluían expresamente cláusulas mediante las cuales se aseguraba el interés de la
Hacienda Real en los beneficios económicos del viaje. Al efecto, eran comisionados
funcionarios que acompañarían a los descubridores en sus andanzas y velarían por la
adecuada satisfacción de los derechos reales.

En 1539 y 1552 se volvieron a reunir todas las leyes y disposiciones existentes en


relación con la Casa de Contratación para ser publicadas. De la misma forma se
volvieron a imprimir en 1585 y se convirtieron en la base del Libro Noveno de las
Leyes de Indias.4

El regreso de Juan Sebastián Elcano desde las islas de las especias en 1522,
después de haber dado la vuelta al mundo, trajo consigo que Carlos I planease una
nueva expedición a estas islas y que crease ese mismo año una institución
específica: la Casa de Contratación de la Especiería. Esta tuvo su sede en La
Coruña, por su cercanía geográfica con Flandes, para la distribución en los
mercados de Inglaterra, Francia, Alemania, Escocia, Dinamarca y Noruega. La
siguiente expedición a las islas de las especias tuvo lugar en 1525, siendo Juan
Sebastián Elcano piloto mayor y con Jofre de Loaisa como capitán general de la
Armada y gobernador general de las islas Molucas.6

No obstante, tras el Tratado de Zaragoza de 1529 la Casa de la Especiería dejó de


existir al haberse perdido ese mercado, que quedó en manos de Portugal por un
acuerdo con respecto al Tratado de Tordesillas de 1494.6 Ese mismo año Carlos I
permitió que los puertos La Coruña, Bayona, Avilés, Laredo, Bilbao, San Sebastián,
Cartagena y Málaga podían exportar productos a las Indias, aunque los barcos de
regreso debían pasar por Sevilla. En el reinado de Felipe II esos territorios de
las Indias Orientales pasaron de nuevo a control español. En 1561 Felipe II
ratificó a esos puertos su privilegio con la salvedad de que no podían transportar
viajeros. En 1573 Felipe II revocó el permiso ya que los barcos que regresaban no
pasaban por la Casa de Contratación de Sevilla, sino que pasaban por puertos
portugueses o por otros.7

Sede

Plano con los elementos mencionados sobre la Casa de la Contratación en Sevilla


La elección de Sevilla como primera sede de la Casa de la Contratación durante 214
años no fue casual. 8 Cádiz era prácticamente una ciudad-isla, que entonces estaba
demasiado poco desarrollada y, además, era extremadamente insegura por dar al mar.8
De hecho Cádiz sería atacada repetidas veces: en 1587, 1596, 1625 y 1797. Llegar a
Sevilla en barco, sin embargo, era un recorrido a través del Guadalquivir y la
ciudad podía guardarse mejor, y tenía mejores comunicaciones por tierra, además de
ciertas infraestructuras. La elección de Sevilla como ciudad con monopolio en el
comercio con las Indias posibilitó que en torno a 1540 Sevilla desbancara a Amberes
como centro financiero de Europa.8 Sevilla, además, ya desde el siglo XIII era un
foco comercial y financiero de gran importancia, que encauzaba los flujos
mercantiles que venían del Norte de África, recibiendo parte del oro de Sudán que
salía al Mediterráneo, comerciaba con plazas italianas y del Atlántico Norte y
disponía de focos financieros que respaldaban ese comercio.9

Su primera sede fueron las Atarazanas Reales de Sevilla, pero como era un lugar
expuesto a las arriadas y dañino para las mercancías, pronto fue trasladada a las
dependencias del Real Alcázar, donde quedó instalada, al oeste del palacio de Pedro
I, en la zona denominada de los Almirantes, local "sano, y alegre", con buen patio
y una puerta orientada hacia el río. Entre 1503 y 1506 se derribó la parte del
cuarto del Almirante y se volvió a levantar, con una fachada principal hacia el
río. Posteriormente se construyeron almacenes y casas en la zona de la actual plaza
de la Contratación.

La primera fase de las obras, que tuvo lugar entre 1503 y 1506, fue realizada por
el maestro mayor de obras y carpintería del Alcázar Juan de Limpias, y se creó una
portada de piedra labrada por Alonso Rozas, maestro mayor de la catedral.

Detalle de un plano de Sevilla de 1771 mandado a realizar por el asistente de la


ciudad, Pablo de Olavide, en el que se muestra el entorno urbano de donde estuvo la
Casa de la Contratación.
Cuando se realizó la obra la Corona pidió que se realizara una edificación simple,
sin gran suntuosidad, porque ya daría tiempo de ampliarla o mejorarla en el futuro.
Tras la primera fase hubo una segunda, entre 1506 y 1515 donde se creó una segunda
planta y se ampliaron las instalaciones hacia una zona que era conocida como cuarto
de los Cuatro Palacios.10 En 1553 se amplió la superficie disponible comprando un
edificio contiguo llamado Hospital de Santa Isabel.

Patio de la Casa de la Contratación.


Lo cierto es que, desde el comienzo el edificio se quedó pequeño, y aunque la
instalación completa tenía una extensión de 600 metros cuadrados, Américo Vespucio,
cuando fue nombrado piloto mayor en 1508, tuvo que dar clases en su domicilio
particular y cuando se creó en la institución la cátedra de Cosmografía tuvo que
asignarse como aula la capilla.3

Además, existió otra razón para llevar la Casa al Alcázar. Hasta entonces el cuarto
del Almirante había albergado una institución de gran tradición histórica en la
Andalucía bajomedieval: el Almirantazgo de Castilla y su Tribunal, establecido en
Sevilla desde el siglo XIII, que tenía competencia jurisdiccional en asuntos
marítimos.3

Anexo al Alcázar existe un patio almohade que era parte del complejo de la Casa de
la Contratación, sin embargo los inmuebles de ese entorno fueron derribados en la
segunda mitad del siglo XX y fue levantado un edificio historicista en 1973 que
respetaba el patio y algunas partes de los muros. Se realizaron excavaciones y
obras de restauración del patio en 1992.11 El inmueble ahora sirve de oficinas de
la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, por lo que no se encuentra
abierto al público salvo visitas concertadas. Sin embargo, el cuarto del Almirante
y la capilla de la Casa de Contratación, así como el patio de la Montería, sí están
dentro del recorrido turístico del Real Alcázar y pueden visitarse.

La entrada al cuarto del Almirante, en el patio de la Montería del Alcázar


sevillano, es de los pocos vestigios que quedan de lo que fue la Casa de la
Contratación de Sevilla. El cuarto es una habitación rectangular que actualmente
alberga varios cuadros en las paredes y que sirve para realizar algunos actos
protocolarios.12
Como una habitación abierta al cuarto del Almirante se encuentra la sala de
Audiencias, que fue reconvertida en capilla de la Casa de la Contratación en 1526.
Para adornarla, se colocó una imagen de la Virgen de los Navegantes, que hoy
constituye un importante documento gráfico, ya que en una parte del retablo existe
un retrato de Colón del siglo XVI. Dicha sala está hoy adornada, además de con el
valioso altar, con un techo dorado y unas paredes tapizadas que muestran varios
escudos, los de los almirantes de la flota española con el de Cristóbal Colón en el
centro.12 A ambos lados del retablo se encuentran un arcón y una maqueta de un
navío.

Maqueta de barco

Retablo de la Virgen de los Navegantes

Cofre, situado junto al retablo

Patio de la Montería.

Edificio que formó parte de la Casa de Contratación de Indias, en la parte oeste


del patio de la Montería del Alcázar de Sevilla

Cuarto del Almirante del Alcázar

Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Sevilla en la plaza de la


Contratación

Plaza de la Contratación de Sevilla. Al fondo la sede de la Delegación del Gobierno


de la Junta de Andalucía

Patio de la Casa de la Contratación.

En 1680 se decidió que los barcos que viniesen de América se pudieran despachar
tanto en Cádiz como en Sevilla. La Casa de la Contratación permaneció en el mismo
lugar hasta que fue trasladada oficialmente a Cádiz en 1717.

En el siglo XIX el edificio donde tuvo su sede en Sevilla tuvo algunas reformas. En
la segunda mitad del siglo XX la fachada principal y las estancias fueron
derribadas, construyéndose otras de nueva planta. Solo se conservan en el patio
central y parte de algunos de los muros. La plaza en la que se encontraba se
llamaba plaza de la Contratación.3

El traslado a Cádiz
El 14 de septiembre de 1519 se promulga una Real Cédula que ordena a los oficiales
de la Casa de la Contratación que pusieran a una persona en Cádiz que visitara a
los barcos que quisieran ir a Indias, para evitarles remontar el río hasta
Sevilla.13 De 1519 a 1535 residió por ello en Cádiz un visitador de la Casa de la
Contratación. A partir de una Real Provisión del 17 de agosto de 1535 se situará en
Cádiz a un Juez Oficial que actuará junto a los delegados de la Casa de la
Contratación hasta 1556 y con exclusividad para la Casa a partir de esa fecha. De
1588 a 1610 se situó en Cádiz a un Juez independiente, aunque a partir de 1610, y
aunque el juez de Cádiz quiso preservar su independencia, el Consejo de Indias no
la renovó.14

El traslado de la institución fue caro. La institución se instaló en unas


propiedades que pertenecían al conde de Alcudia y en las obras de reparación de
esas casas se gastaron más de 20 000 reales. Sin embargo en 1765 el conde intentó
subir el alquiler por el uso de esos inmuebles y, ante la negativa de la Casa, este
cesó en el mantenimiento del inmueble. Nunca existió un edificio construido ex
profeso para la institución, aunque en 1754 existió un proyecto al respecto.15 En
1772, como las propiedades del conde ya amenazaban ruina, la Casa se traslada al
palacio del marqués de Torresoto.16

En el traslado de la Casa de Cádiz a Sevilla hubo importantes cambios en el


funcionamiento. Entonces en Sevilla funcionaba con un presidente y dos salas: la
Sala de Justicia, formada por tres jueces letrados y un fiscal, y la Sala de
Gobierno, formada por los tres jueces oficiales reales (el tesorero, el contador y
el factor). Una vez trasladada a Cádiz se suprimirá la Sala de Gobierno y sus
competencias pasarán al presidente de la Casa. Además cada sala tenía tres oidores
en Sevilla y en Cádiz la Sala de Justicia pasará a tener solamente dos oidores. El
primer presidente de la Casa en Cádiz fue José Patiño. Entre 1717 y 1754 el
presidente sería también intendente de marina, pero a partir de esa fecha el cargo
de intendente de marina pasaría a otra persona. El Intendente de Marina se ocupaba
de la inspección de las carenas y el apresto de los navíos y en materia criminal se
ocupaba de los casos de indisciplina. Tras la supresión de la Sala de Gobierno y el
paso de las competencias al presidente realmente esas competencias pasaron a ser
ejercidas por dos oficinas: la de Contadurías y la Depositaria.16

El historiador Luis Navarro García dice que los cambios en la Casa de Contratación
tras su traslado:16

implican una reforma tan radical que sin grave exageración se podría decir que la
Casa, durante su permanencia en Cádiz, fue una institución distinta de la que había
conocido Sevilla
La Casa estuvo en Cádiz durante 73 años, ya que en 1790 se suprime la
institución.17

A la izquierda la catedral y a la derecha la Casa Lonja, actualmente Archivo de


Indias.
Durante el reinado de Carlos III los reformistas José del Campillo y Jerónimo de
Uztariz propusieron medidas liberalizadoras para el comercio americano. En 1765 se
autorizaron a las islas del Caribe de Cuba, Santo Domingo, Trinidad y Puerto Rico a
comerciar entre sí y con nueve puertos de la península (Cádiz, Sevilla, Málaga,
Alicante, Barcelona, Cartagena, Santander, La Coruña y Gijón), además de eliminarse
los derechos de palmeo. El decreto de 1765 dejó el sistema de registro de buques
para la América meridional y mantuvo el sistema de flotas entre Cádiz y Veracruz
para el virreinato de Nueva España. En 1768 la autorización incluyó a Luisiana. En
1770 se concedió este mismo privilegio a Yucatán y Campeche. En 1774 se permitió el
comercio entre Nueva España y Guatemala con Nueva Granada y el virreinato del Perú.
En 1778, mientras José de Gálvez preparaba el reglamento definitivo, se fueron
aprobando una serie de decretos para otorgar el libre comercio a Chile, Perú y el
Río de la Plata, y para dar este privilegio a los puertos de Almería, Tortosa,
Palma de Mallorca y Santa Cruz de Tenerife, en Canarias.1819 Hasta 1788 se
excluyeron de estas medidas a los puertos venezolanos para proteger el monopolio de
la Real Compañía Guipuzcoana.19

El Reglamento y aranceles reales para el comercio libre de España a Indias de 1778


autorizó al comercio de 13 puertos de España con 27 de América.

Esos trece puertos serían los de Sevilla, Cádiz, Málaga, Almería, Cartagena,
Alicante, Alfaques de Tortosa (Tarragona), Barcelona, Santander, Gijón (Asturias),
La Coruña, Santa Cruz de la Palma y Santa Cruz de Tenerife.

En América serían los puertos de San Juan de Puerto Rico; Santo Domingo y Monte-
Christi en La Española; Santiago de Cuba, Trinidad, Batabanó y La Habana en Cuba;
las dos de Margarita y Trinidad; Campeche, en la provincia de Yucatán; el Golfo de
Santo Tomás de Castilla, y el Puerto de Omoa en el Reino de Guatemala; Cartagena de
Indias, Santa Marta, Río de la Hacha, Portobelo y Chagre en el de Santa Fe, y en
Tierra Firme (exceptuando por ahora los de Venezuela, Cumaná, Guayana, y Maracaibo,
concedidos a la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas sin privilegio exclusivo);
Montevideo y Buenos Aires en el Río de la Plata; Valparaíso y de Concepción en
Chile; y los de Arica, Callao y Guayaquil en Perú y Costas de la Mar del Sur.

Consulado de mercaderes

Cruz del Juramento. Obra de Miguel de Zumárraga y colocada en 1609 a la derecha de


la puerta principal de la Casa Lonja. Recibe ese nombre por las promesas que hacían
los mercaderes del consulado entre sí para ganarse la confianza de otros
mercaderes.20 En 1758 fue trasladada a la parte septentrional del edificio.2122
Está rodeada por una reja de hierro del siglo XVII realizada por Juan Cerbigón.21
Los comerciantes desearon tener una organización gremial similar a los consulados y
universidades de mercaderes de Burgos y Valencia.23 En agosto de 1543 se creó en
Sevilla el Consulado de Cargadores a Indias,24 Se dedicó a resolver procesos
jurídicos de derecho civil entre los comerciantes. Esta organización resolvía los
asuntos jurídicos entre comerciantes de forma más ágil que la propia Casa de
Contratación.25 Los miembros debían pagar una cuota de 1 000 ducados.25

El Consulado carecía inicialmente de un local propio ya que el que utilizaban era


parte de la Casa de Contratación. Por lo general, los tratos se realizaban en las
gradas de la catedral, no dudando en usar el templo catedralicio si el tiempo se
mostraba desapacible.25 Para evitar el ingreso de cabalgaduras en el mismo, el
Cabildo eclesiástico acordó el 19 de enero de 1565 poner cadenas alrededor de la
catedral.25 Entre 1585 y 1598 se construyó un gran edificio, al sur de la catedral,
para que fuera la sede de esta institución y el lugar de trabajo de los mercaderes.
El rey encomendó la traza de la edificación a Juan de Herrera, arquitecto que había
dirigido pocos años antes la construcción del monasterio de El Escorial.26 Según
Ortiz de Zúñiga:27

Habíase puesto en perfección el gran edificio de la Lonja de los Mercaderes entre


la Santa Iglesia y el Alcázar Real, que para lustre del comercio mandó hacer el Rey
algunos años antes del presente, en el de 1585, a expensas de lo procedido de
algunos arbitrios sobre las mismas mercaderías; y este año a 14 de agosto se
comenzó a comerciar en ella, dícelo así este letrero sobre su puerta principal: «El
católico y muy alto y poderoso don Felipe segundo, Rey de las Españas, mandó hacer
esta Lonja a costa de la Universidad de los Mercaderes, de la cual hizo
administradores perpetuos al Prior y Cónsules de la dicha Universidad, comenzándose
a negociar en ella en 14 días del mes de agosto de 1598 años».
Trazóla, a imitación de las obras Romanas, Juan de Herrera, Maestro Mayor de las
obras del Escorial, sobre planta cuadrada, de iguales y conformes fachadas. Su
materia de la cantería de Jerez de la Frontera, piedra que llaman Martelilla [...]
Pretendióse en esto apartar de la Santa Iglesia y del ámbito de sus gradas y
tránsitos de sus puertas los tratos y negociantes que allí se hacían, y no había
bastado a impedirlo toda la autoridad eclesiástica.
El consulado se trasladó a Cádiz en 1717. La institución fue suprimida en 1868
cuando se suprimió la jurisdicción civil independiente.24

Véase también
Quinto del Rey
Flota de Indias
Consulado de Cargadores a Indias (Sevilla y Cádiz)
Consulado del Mar (Burgos)
Imperio español
Puerto de Indias
Referencias
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La primera orden, de 5 de julio de 1519, dictaba que a la vuelta el viaje a
Sevilla seguía siendo obligatorio: Archivo General de
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de Indias.
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