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LA FUNCIÓN ERÓTICA

Extracto del capítulo “La función erótica” tomado del libro “El lenguaje sexual” del
Dr. Andrés Flores Colombino. Editorial A&M, 2003.

La función sexual estudia la sexualidad humana en acción, en el ejercicio propio


de sus diversos sistemas, órganos y aparatos, vivencias, interacciones, en el
cumplimiento de sus fines.

Nuestra definición de sexualidad humana es la siguiente. Se trata de un sistema


de comportamientos de fuente instintiva e intelectiva, al servicio de la
comunicación, el placer y el amor, así como de la reproducción, que se expresa a
través del coito o sus sustitutos normales y patológicos y que está condicionada
por factores culturales y morales vigentes en cada época y lugar (12).

Los fines de la sexualidad son, pues, cuatro: comunicación, placer, amor y


reproducción. Los tres primeros están abarcados en la función erótica, y el último,
por la función reproductiva.

Tomaremos de un esquema muy útil que preparara Alzate (1) en 1973 hasta la
concepción más elaborada de su “Compendio de sexualidad humana”(2), y que
nosotros modificamos con algunos agregados que creemos sustanciales, también
a lo largo de sucesivas elaboraciones (7)(12).

FUNCIÓN SEXUAL

FUNCIÓN REPRODUCTIVA

De mayor antigüedad filogenética


Común a animales y seres humanos
Función animal genérica

No singulariza al ser humano (Alzate)
Humanizada por el saber
Ligada a la trascendencia

Mecanismo de conjuración de la muerte
Regulada por la Paternidad Responsable

Al servicio de la creatividad y la fecundidad (FC)

FUNCIÓN ERÓTICA

Más tardía en su aparición filogenética



Coincide con la aparición de la función intelectiva



Culminación evolutiva de la sexualidad animal

Función humana genérica (Verdadera sexualidad humana) (Alzate)
Integra la naturaleza humana y la singulariza
Al servicio de la comunicación, el
placer y el amor (FC)

El tema de la Función reproductiva es motivo de otro estudio en nuestro libro


“Sexología de la reproducción”. Aquí estudiaremos la Función erótica o placentera.
La misma fue descripta por Gerard Zwang (26) en su libro “La fonction erotique”
publicado en 1972, donde resumía lo ya estudiado por otros autores sobre el
ejercicio de la sexualidad en el aspecto recreativo y placentero. Es autor de un
Manual de Sexología y de una Enciclopedia de la Sexualidad, donde vuelve sobre
sus aportes sobre este tema. Fue Alzate (2) quien descubrió a este autor para los
latinoamericanos a través de la jerarquización de lo erótico, aspecto que por
mucho tiempo fue dejado de lado para enfatizar la reproducción como única
función legítima de la sexualidad. Esta presentación “dialéctica” de la sexualidad –
erótica y reproductiva- posee un indudable valor didáctico, pues todo lo no
reproductivo de la misma es atribuible a la función erótica.

Las concepciones tradicionales y biologistas plantearon que el placer era un


ingrediente secundario pero indispensable para que la función reproductiva
pudiera expresarse. Tanto el humano como el animal necesitarían de un factor
estimulante, divertido y lúdico, gratificante y excitante a la vez, como el placer,
para no “olvidarse” de cumplir con la ley natural de propagación de la especie.
Por eso, el placer estaba culpabilizado metafísicamente, al decir de Zwang (27).
Carrel (3) por su parte nos decía: “El sacrificio es una ley de la vida”. Y estamos de
acuerdo. Pero agregaba: “La diversión es opuesta a la vida. Porque la vida es
acción”. De acuerdo a este criterio, en la fornicación, que es uno de los siete
pecados capitales y se define por “realizar fuera del matrimonio el acto de
procreación”, no sería pecado pues en él se realizan actos placenteros y no
reproductivos. Por ello debió extenderse el concepto de fornicación a “desear a la
mujer aun en el pensamiento”, para pecar en el corazón.

La sexofobia del Medio Oriente y luego de Occidente es un tema muy interesante.


Las culturas orientales y las más primitivas de occidente eran muy francas en sus
expresiones eróticas. Pero sus costumbres fueron modificadas por el pensamiento
judeocristiano desde el comienzo de nuestra Era. San Agustín afirmaba que el
placer era un simple señuelo para que el hombre no se olvidara de reproducirse.
Se han demorado decenas de siglos para reconocer la validez y legitimidad propia
de la función erótica como elemento primario –ya no secundario- en la sexualidad
humana. Se comprende el exceso de pretender por parte de Alzate (2) de que esta
función es la única y verdadera sexualidad humana, aunque no lo compartimos.

La función erótica es más tardía en su aparición filogenética en relación con la


función reproductiva, siempre presente en forma exclusiva o prevalente desde los

primeros homínidos y hasta los comienzos de los 50 mil años de historia conocida
de la humanidad. Y su aparición coincide en el hombre con la de la función
intelectiva.

Según Washburn (25), el hombre de Cromagnon de hace 15.000 años fabrica


utensilios, descubre el fuego e inventa la rueda, cultiva cereales, domestica a los
animales y luego reflexiona sobre sí mismo, el universo y la divinidad. Los
egipcios, 40 siglos antes de Cristo, ya tenían un código moral escrito y los
astrólogos chinos, en el siglo 24 antes de Cristo ya establecieron la medida del
año.

La función intelectiva permitió desarrollar una cultura que dominó el perfil abrupto
del instinto sexual. Desde los antropoides del mioceno, 20 o 30 millones de años
antes, cuyo cerebro tenía apenas 600 cc, hasta el hombre de Cromagnon con un
cerebro de 1550 cc, y con una estructura y cualidades que veremos más adelante,
el ser humano culmina la evolución de la sexualidad animal, crea un lenguaje para
la comunicación verbal, kinésica-gestual, táctil, paralenguajes, una proxémica, el
uso de artefactos linguísticos, emblemas de todo tipo y conductas ilustradoras,
reguladoras y adaptadoras, ritualizadas o no, que enriquecieron progresivamente
el lenguaje primitivo. Todo ello también expresado en la sexualidad, la cual se
transforma en un verdadero lenguaje de comunicación con características propias.
Por eso afirmamos que la sexualidad es un lenguaje para la comunicación, propia
del ser humano. También existe un lenguaje sexual en el animal que no se
denomina lenguaje erótico. Pues en el animal el comportamiento está
preprogramado genéticamente y ejecutado por mecanismos neurofisiológicos
activados cíclica y sensorialmente, que no necesitan ser aprendidos en su
esencia, sobre todo en lo sexual. La domesticación animal abarca otras áreas no
sexuales.

Nosotros agregamos que la función erótica integra la naturaleza humana y la


singulariza, ya que es propia del humano, no aparece en el animal en el sentido de
libertad que expresa y posee el humano para disponer de su sexualidad, lo que a
su vez le permite colocarla al servicio de la comunicación, el placer y el amor.
Toda la sexualidad humana está perfeccionada, modificada históricamente -en un
sentido cultural y personal-, humanizada en fin, por el saber sexual. Lo que
sabemos sobre la reproducción en los últimos siglos y años, ha modificado
totalmente la responsabilidad paterna Y los conocimientos en materia de fisiología
sexual, sobre las diferencias de la respuesta sexual en el varón y la mujer, los
niños, jóvenes, adultos y anciano, en el embarazo, en los discapacitados, así
como el conocimiento de nuestras potencialidades eróticas estudiadas en
detalle,facilitan el logro de un placer compartido con el Otro y el desarrollo de un
enriquecimiento erótico-sexual progresivo.

Bibliografía.

1.Alzate, H. Los conocimientos sexuales de los médicos, Revista Col ombiana de


Obstetricia y Ginecología 24:323-328, 1973.

2.Alzate, H. Aspectos básicos de la sexualidad humana. Introducción.
3. Carrel, A. La conducta en la vida, Kraft, 5a, Buenos Aires,1952.

4. Ellis, H. La selección natural en el hombre, Partenon, 2a, BuenosAires, 1949.

5. Eysenck, H.J., Wilson,G. Psicología del sexo, Herder, Barcelona,1981.

6. Flores Colombino, A. Sexología y comunicación, Conferencia, 2º Simposio
Uruguayo de Psicología Laboral, Montevideo, 1980.

7. Flores Colombino, A. Eroticidad subjetiva y objetiva.Textos de slides, Curso de
Sexología, Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras, Montevideo, noviembre, 1983.

8. Flores Colombino, A. El atractivo físico corporal, Ponencia 2º Congreso
Internacional de Somatoterapia, Montevideo, marzo, 1990.

9. Flores Colombino, A. La belleza de los cuerpos. P. 147-153, Dismar, 3a,
Montevideo, 1992.

10. Flores Colombino, A. El deseo sexual, Guambia 209: 52-52, Montevideo, 1993.

11. Flores Colombino, A. El placer sexual, Guambia 206: 38-39, Montevideo, 1993.

12. Flores Colombino, Diccionario de Sexología, Grupo Editor - Fin de Siglo,
Montevideo, 1997.

13. Kaplan, H.S. Trastornos del deseo sexual, Grijalbo, Barcelona, 1982.

14. Grimal, P. Diccionario de Mitología griega y latina, Paidós, Barcelona, 1981.
15. Laplanche, L., Pontalis, J.B. Diccionario de Psicoanálisis, Labor, 2a,
Barcelona, 1974.

16. Masters, W.H., Johnson, V.E. El vínculo del placer, Grijalbo, 3a, Buenos Aires,
1977.

17. Money, J., Erhardt, A. Desarrollo de la sexualidad humana, Morata, Madrid,
1982.

18. Montagú, A., Matson, F. El contacto humano, Paidós, Buenos Aires, 1983.

19. Morris, D. El mono desnudo, Plaza y Janés, Barcelona, 1976.

20. Offit, A.K. El Yo sexual, Grijalbo, Barcelona, 1978.

21. Sichel, J.P., Heinrich, J.P. Erotismo En: Volcher, R. (Comp.): Enciclopedia de
la sexualidad, p. 480-491, Fundamentos, Madrid, 1975.

22. Sirling, L. Diccionario Sexológico, Caymi, Buenos Aires, 1973.

23. Tordjman, G. Realidades y perspectivas de la vida sexual, Argos Vergara,
Barcelona, 1975.
24. Van de Velde, Th. Aversión y atracción en el matrimonio, Claridad, 4a, Buenos
Aires, 1951.

25.Washburn, S.L. Utensilios y evolución humana, Psicología Fisiológica, p. 17-
30, Blume, Madrid, 1979.
26. Zwang, G. La fonction erotique, Robert Lafont, Paris, 1972.
27. Zwang, G.
Manual de Sexología, Toray – Masson, Barcelona, 1978.

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