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¿Bruja se nace o se hace?

Dayanna Tapia Barbosa

MADRID
2021

ÍNDICE
1. Objetivo e introducción
2. Origen de la brujería
3. La bruja
4. La comercialización
5. Las brujas de la actualidad
6. Conclusiones
7. Bibliografía

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OBJETIVO E INTRODUCCIÓN

En este trabajo vamos a tratar el mito de la bruja, analizaremos cómo surgieron las
brujas, cómo estas han evolucionado a lo largo de los siglos hasta el punto en que la
sociedad cambió su opinión al respecto del concepto inicial de bruja para terminar
haciendo de ello algo bueno y comercial. Esto se puede ver en la gran saga de Harry
Potter (J.K. Rowling, 1997- 2007) que se trata de la historia de un mundo mágico en el
que existen todo tipo de seres fantásticos desde brujas hasta duendes o en la antigua
serie de Disney Channel Los magos de Waverly Place (Greenwald et al., 2007-2012)
que se muestra a una familia de magos (menos la madre) que viven aventuras y hacen
alguna que otra travesura. Así como en estos dos ejemplos, se ha ido enseñando la
imagen de los hechiceros y de la magia como algo increíble, que solo existe en los
libros, en las películas y en las series, que no es malo y que la mayoría de la gente
desearía poder hacer.

Entonces con esto podremos comparar el concepto de bruja, dando paso a la duda
acerca de si era la brujería un modo de opresión machista que fue poco a poco
infundiéndose en el pueblo para poder tener a las mujeres sumisas bajo ordenes
patriarcales, y si es esa la misma razón por la cual el feminismo ha elegido este papel
de la mujer en la historia como elemento reivindicativo para exigir libertad e igualdad
en un mundo donde por nacer mujer estás más cerca cada día de la muerte. Aquí, en
este punto, es importante reflexionar acerca de que la mayoría de las personas que
practicaban la brujería y fueron llevadas a la hoguera eran mujeres, muchas incluso
con falsos testimonios por tener actos de «rebeldía», es decir, por no querer seguir
órdenes de un hombre o por no querer yacer con él.

A las brujas se las culpaba por todo lo que pasaba, tanto así que el papa Gregorio VII
elevó una queja al rey Harald de Dinamarca, pues decía que no era sensato culpar a las
mujeres por todos los males y matarlas de un modo tan cruel, sino que debía darse
cuenta de que estos eran castigos de Dios, que estaba tomando las medidas
equivocadas al arremeter contra esas mujeres cuando en realidad lo que debía hacer
era disculparse a través de penitencias para obtener el perdón divino. (Henningsen,
Vol. 26, 2014)

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ORIGEN DE LA BRUJERÍA

Para hablar sobre cómo inició todo este oscuro periodo de la caza de brujas hay que
entender primero el miedo del hombre de la época hacia el sexo femenino. De esto
habló Freud, usando el término «complejo de castración», y en parte tenía razón,
aunque eso envolviese muchas más cosas.

Como expresa Delumeau en su libro El miedo en Occidente (1978) la mujer a lo largo


de los siglos, hasta el comienzo del medievo, ha estado enaltecida por lo hombres en la
mitología, en los poemas; ha sido musa y diosa, en su mayoría muy cercana a la
naturaleza, por lo tanto estos sentimientos terminaron produciendo un miedo en el
sexo masculino, pues los misterios acerca del mecanismo y funcionamiento del cuerpo
femenino desembocaron en un rechazo a la maternidad, a las menstruaciones, hasta el
nivel de considerarse ambas como actos impuros, sucios, pecados.

Entonces, al tener la mujer tantos aspectos fisiológicos curiosos, y el hombre solo


tener el falo, se vio altamente «amenazada» por el sexo contrario, sintiendo que
quiere el poder de todo, y eso incluiría también el miembro viril masculino. Delumeau
expresa muy bien esto diciendo:

«Informes clínicos, mitología e historia confirman, en efecto, el miedo a la


castración en el hombre. Se han encontrado más de trescientas versiones del
mito de la vagina dentada […] con una variante muy significativa: la vagina no
tiene dientes, sino que está llena de serpientes» (Delumeau, 1978; p.382-383)

Incluso se ve reflejado este temor en el Malleus Maleficarum (1486), o también


llamado El martillo de las brujas, que es una obra escrita por Heinrich Institoris y
Jacobus Sprenger, dos sacerdotes dominicos que plasmaron la existencia de las brujas
y su manifestación como agentes del mal en la Tierra; escribieron acerca de casos
prácticos y cómo tratar jurídicamente estos casos. Y le dedicaron todo un capítulo a la
duda de si podrían las brujas ilusionar tanto a un hombre para hacerle creer que su
pene había sido separado del cuerpo.

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Gracias a estos miedos, los textos, historias y teorías que empezaron a surgir se fueron
sumergiendo lentamente en la sociedad, mediante una serie de bulos que comenzaron
a afectar a todas aquellas personas que se salían de la norma, haciéndolas ver como si
fuesen malas, mandadas por Satán. La Iglesia se encargó de ir analizando La Biblia y
otros textos de tal manera en la que salieran beneficiados, retrasmitiendo así una joya
que en la actualidad sigue pesando en la espalda de todas las mujeres.

Las mujeres, como se puede leer en un texto que originalmente es de Germán Aller
Maissonave, pero adaptado y publicado en la Revista de ciencias penales del libro del
Instituto de Ciencias Penales de México, «tenían menos capacidad de fe que el hombre
por provenir de una costilla curva de Adán en vez de la rectitud del hombre, y por eso
era considerada genéticamente inferior y más débil.» Esta era una de las tantas
conclusiones a las que el clero llegó con un magnifico análisis de La Biblia, por tanto, se
terminó diciendo que la mujer debía obedecer al hombre, estar siempre para él. Es
más, el odio hacia este género fue aumentando, y con él podemos encontrar textos
como el de Tertuliano:

«Deberías llevar siempre luto, ir cubierta de harapos y abismarte en la


penitencia, a fin de redimir la falta de haber sido la perdición del género
humano […] Mujer, eres la puerta del diablo. Fuiste tú quien tocó el árbol de
Satán y la primera en violar la ley divina.» (Delumeau, 1978; p.386)

Así es como la mujer termina viéndose como culpable de todo lo que sucede, siendo,
para los hombres, el ser con mayores imperfecciones que existe. Este odio y
antifeminismo de la época lleva a que sean las mujeres acusadas de ser seres que han
nacido para ejercer el mal, de ahí la justificación de someterlas a la sumisión, pues
debían estar precavidos constantemente, ya que nunca eran suficientes las medidas de
seguridad que se tenían para con estas. La solución encontrada a este problema era
mantener ocupadas a estas malignas en tareas «sanas», por ejemplo, san Berdardino
de Sierna dijo:

«¿Hay que barrer la casa? […] Házsela barrer. ¿Hay que volver a lavar las
escudillas? Hazle que vuelva a lavarlas. ¿Hay que tamizar? Hazla tamizar, hazla
tamizar. ¿Hay que hacer la colada? Haz que la haga en casa. […] Si no la

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acostumbras a hacerlo todo, se convertirá en un buen trocito de carne. […]
Mientras la mantengas activa no se le pasará por la cabeza unas veces una
cosa, otras otra.» (Delumeau, 1978; p.391)

Como resumen, podemos decir que mientras una mujer esté bajo las órdenes del
hombre, ocupada con las tareas del hogar, con el cuidado de los niños, con la compra y
todas las tareas que hay para hacer en un hogar, estará un poco más alejada de sus
pensamientos malignos.

Pero no son solo sus pensamientos los que la hilan con Satán, también, sus ropas, su
bisutería, sus lecturas son juzgadas como elementos que la mantiene cerca del diablo.
Vestidos de cola que hacen que se asemejen a algún animal, collares que representan
que son ellas las siervas del mal, como si fuesen las perras de Satán, sus mascotas. Y
sus lecturas, rechazadas por ser obscenas. (Delumeau, 1978)

LA BRUJA

En las sociedades se establecen una serie de cánones, normas y leyes que hay que
cumplir; la existencia de esta serie de rasgos que deben tener las personas que habitan
esa sociedad, no determina lo moral de estas, es decir, que una mujer que fuese
acusada por brujería con escasas pruebas terminase en la hoguera no es muy correcto,
y aun así se hacía.

Como venimos hablando, esto se debe al miedo que tenían los hombres a perder su
masculinidad, la angustia de tener encuentros sexuales con una mujer activa que
«redujese su hombría» o a que estas tuviesen una mínima oportunidad de darles una
orden. La frágil masculinidad hizo que todas aquellas personas que se apartaran de lo
normativo establecido por la sociedad fuesen marginadas. Todo esto se transmitió de
manera maquillada y fue infundido por los altos cargos, que ejercen un enorme poder
con la palabra. Esto lo explica muy bien la tesis de Yolanda Beteta Martín cuando dice:

«Ronald Cohen define el poder como: “la capacidad para influir en el


comportamiento ajeno e influir en el control de las acciones importantes. ” […] El
sistema patriarcal canaliza su capacidad para influir en el comportamiento

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social a través de diversos medios de aculturación que se canalizan en las
esferas normativas e ideológicas, siendo esta última la que concentra la
caracterización de lo “socialmente monstruoso”.» (Martín, 2006; p.43-44)

Un discurso que dice una persona al azar, sin ningún tipo de poder ni respaldo, son
simplemente palabras, pero un discurso que se lleva oyendo durante siglos, que tiene
el respaldo de la Iglesia, de los gobernantes y de la mayoría de los hombres, no son
palabras sin mas, son pequeñas gotas de agua que van llenando el vaso hasta hacerlo
rebosar. Esto fue lo que pasó con las brujas.

El mito de la bruja es un concepto que estalló durante la Edad Media, un periodo en el


que se estima que masacraran alrededor de más de un millón de personas, en su
mayoría mujeres, por el hecho de ser «brujas», «brujos» o que tuvieran cualquier
práctica relacionada con la hechicería.

Nos vamos a centrar en la mujer, en la bruja. Empezaremos por hacer un retrato, más
o menos, de cómo se veían, pues actualmente es muy difícil saber realmente el
comportamiento que tenían ya que no existen casi textos y hay diversas opiniones,
pero de lo que podemos estar seguros es que la mayoría de estas mujeres eran
campesinas, analfabetas que no pudieron nunca escribir sobre lo qué pasaba. Es más,
según los textos, para los hombres casi cualquier mujer que hiciese algo que ellos no
conociesen ya era un peligro, en ello se incluyen las matronas y las curanderas, que
simplemente eran mujeres que ayudaban a otras, pero al parecer esto era tan maléfico
que necesitaban quemarlas por estos actos tan atroces.

Si tenemos en cuenta la pobreza en la que vivían estas mujeres, es bastante lógico que
a través de tratamientos empíricos supieran cómo proceder, pues sin los medios
suficientes para poder conseguir a alguien que tuviese los conocimientos precisos con
los que solucionar sus problemas, debían hacerlo por su propia mano, pero esto las
llevaba a ser, nuevamente culpable, de una serie de problemas que la ignorancia de la
época no podía ver de manera científica, sino que cegados por el miedo a la hechicería
creían que era esta la causante.

«El Malleus Maleficarum detalla las características y capacidades maléficas de


las curanderas y parteras y las responsabiliza de los casos de esterilidad

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femenina, impotencia masculina y abortos en virtud de un supuesto pacto con
el diablo. Tales desórdenes están directamente relacionados con la sexualidad y
la capacidad reproductiva de las mujeres. El saber empírico, contrario al
conocimiento científico, es deslegitimado bajo un continuo proceso de
demonización que subraya el carácter diabólico de los sentidos.» (Martín, 2014;
p.304)

LA COMERCIALIZACIÓN

Para continuar el desarrollo de este mito hablaremos sobre cómo se han


comercializado las brujas, empezando por La noche de brujas, que, aunque inició por
una tradición Celta, tiene como fin sacar esa noche todo aquello que produce miedo, y
las brujas no se salvan de estar presente entre los disfraces más usados de la noche.

Se dice que la última «bruja» quemada en la hoguera fue Anna Göldin, que trabajaba
como sirvienta en Suiza. Eso ocurrió en el año 1782, aunque hay ligeras dudas de que
en el año 1793 dos mujeres polacas fuesen también quemadas, pero son suposiciones.

Con esto tenemos que hasta el siglo XVIII las brujas y la caza de estas seguía en pie,
aunque ya había gente que no estuviese muy a favor de ello. Y luego, llegado el siglo
XIX, aparece la primera celebración de Halloween, una fiesta que actualmente ha
evolucionado y perdido parte de su esencia, pero que podemos relacionar con las
brujas y el comienzo de su trayectoria comercial.

Esta noche, como hemos dicho, trata de reflejar todo lo que da miedo, hay una gran
variedad de seres. Las brujas siempre triunfan, pues en su historia está presente el
miedo por doquier. El triunfo de esta fiesta fue aumentando, entonces el capitalismo
se encargó de ir lentamente lavando la imagen de estos seres, y por supuesto que las
brujas tuvieron un giro en lo que respecta al ideal que se tenía de ellas.

Podemos decir que las películas de Disney ayudaron mucho a este cambio de imagen,
pues se comenzaron a hacer muchas películas en las que efectivamente se mostraban
a ciertas mujeres como las brujas, pero con un trasfondo distinto. Por ejemplo, en la
película de Blancanieves y los siete enanitos (1932) tenemos a una bruja que en un

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principio es la reina, es guapa, pero malvada y se transforma en una anciana, de un
aspecto físico no muy agradable y que quiere matar a Blancanieves por ser la más bella
del reino. Esta malvada reina es el prototipo que se tiene de bruja en esa época, pero
hemos de recordar que estas historias de Disney nacen previamente de cuentos como
es Hansel y Gretel (1812), que son abandonados en el bosque y una malvada bruja les
atrae con dulces para engordarles y comérselos.

El éxito de estas historias era tan grande que hubo que humanizar a las brujas, todo
eso ha llevado a que hoy en día la protagonista de la película sea la «bruja mala», para
poder mostrar su lado humano y la razón de su maldad. El claro ejemplo de esto es
Maléfica (2014), donde le dan la vuelta al cuento de La Bella durmiente (1960) que es
una niña a la que le echan una maldición que decía que el día que cumpliese dieciséis
años se pincharía el dedo con el huso de una rueca y moriría; pero entonces, el
Maléfica (2014) la protagonista no es la niña, sino Maléfica, que fue quien maldijo a la
niña. Muestran porqué se convirtió en un ser malvado, la razón de su desprecio a los
humanos, y cómo no fue capaz de matar a Aurora, sino que la puso a dormir hasta que
recibiese un beso de amor verdadero.

Otra imagen de la bruja en la actualidad la ha dado el feminismo, y antes de pasar a


explicar un cómo ha sido, es necesario leer el siguiente fragmento tomado de un
artículo de Yolanda Beteta Martín:

«Las diversas oleadas del feminismo a lo largo del siglo XX han impulsado la
deconstrucción y cuestionamiento de esas imágenes monstruosas de la
feminidad. La lucha por la emancipación de las mujeres y el reconocimiento de
sus derechos civiles en las sociedades occidentales han impulsado la
incorporación de las mujeres en la creación de conocimiento: escritoras,
artistas, investigadoras, intelectuales etc. (Alario, 2008). Su presencia en el
mundo de las artes y las letras está permitiendo deconstruir los cánones
artísticos que tradicionalmente han deslegitimado las capacidades intelectuales
y creadoras de las mujeres y están cuestionando los antiguos modelos de
feminidad.» (Martín, 2014; p.296)

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El hecho de que las brujas hayan terminado siendo un símbolo para la lucha feminista,
como resistencia en contra de este sistema patriarcal en el que estamos es gracias a
este cuestionamiento que se hicieron las feministas, entonces se pudieron dar cuenta
que a lo que en la Edad Media llamaban brujas realmente eran mujeres sabias e
independientes que no pretendían seguir ordenes de ningún opresor, mujeres que
querían ser libres.

LAS BRUJAS DE LA ACTUALIDAD

La sociedad, en este punto, es muy diversa con el tema de las brujas. En ciertos
lugares del mundo son simples mitos, pero en otros son seres que existen, aunque
quizás no sean vistos como en la Edad Media. De igual modo, el término de bruja se
sigue usando, sobre todo hacia las mujeres, de maneras despectivas (y muy pocas
veces de manera cariñosa) para decirle a una mujer que es fea, que es mala o que está
desarreglada.

En muchos países de Occidente las brujas son un mito más, aunque en ciudades de
esta parte del mundo, como Galicia, se conservan aún algunos rituales de brujería (Las
Meigas).

En toda Latinoamérica estos mitos son reales, la mayoría de la población cree


fielmente en estos seres, para ellos son reales y viven entre nosotros. Cualquier
persona podría hacer brujería, y se habla abiertamente de ellos. De hecho, en
Colombia hay varias formas para que la bruja que te persigue de la cara o te deje en
paz. Si quieres saber la identidad de esta solo debes gritarle «¡Vecina, venga mañana a
primera hora por sal!» y al día siguiente llegará la persona que te hace brujería a
pedirte sal. Por el contrario, si por la noche te arañan y maltratan, deberás dormir con
la camiseta del pijama del revés, es decir, lo de atrás para adelante, y ponerte encima
del pecho unas tijeras abiertas; este es el gran método para que no te ataquen.

Vivimos en una sociedad muy diversa, pero las mujeres siguen siendo brujas pues
también se las culpa de una cantidad de cosas, y son martirizadas si no quieren ejercer
la maternidad, si están a favor del aborto, si disfrutan abiertamente de su sexualidad,

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si no cumplen los cánones de belleza implantados por la sociedad, entre otras cosas. Y
claro, ahora no las mandan a la hoguera, pero sí que se las margina de cierto modo.

CONCLUSIONES

Finalmente tenemos que desde el inicio de los tiempos la masculinidad ha significado


para el hombre un enorme complejo, pues la idea de no tener un miembro viril
plenamente funcional, no ejercer como el cabeza de hogar, no poder controlar a la
mujer, no tener el poder, le hace sentirse un ser débil e inferior.

Este deseo de control absoluto del hombre ha llevado a las mujeres a vivir en un
sistema patriarcal donde son vistas como un mero trozo de carne, un objeto sexual,
que existe gracias al hombre, gracias a esa divina costilla de Adán. Las mujeres, según
el pensamiento retrógrado masculino de la época (y que en la actualidad sigue
existiendo), deben respetar, obedecer y atender al hombre en modo de
agradecimiento.

El hombre ha perjudicado mucho a la mujer, pero gracias a las brujas hoy tenemos
diversidad de historias fantásticas, y se han convertido en un símbolo de la lucha,
como antes he expresado, pues antes de la Edad Media, durante el paso de todos los
años, no han dejado de intentar callarlas y reprimirlas de su ser, las han idealizado y
odiado, maltratado de todas las formas ejerciendo su poder de seres inalcanzables,
pero ya ha sido suficiente.

Hay miles de historias de brujas, al final en muchas de ellas lo que dejan como malo es
su interior, y dan como moraleja que por muy bella que seas físicamente lo importante
es lo que hay en el corazón, y si tienes el corazón podrido de maldad no vas a llegar
lejos, te vas a estancar y se olvidarán de ti, como les pasa a las brujas de los cuentos,
que se quedan en un segundo plano.

También hay que recalcar que la evolución de la humanidad hace que la Iglesia vaya
perdiendo su moral y el capitalismo vaya creciendo, por ende, ¿dónde está tu
moralidad si algo vende? Es ahí donde las brujas ganan, pues venden mucho las
historias de brujas, de hechicería; la fantasía, un campo tan amplio, tiene mucho tirón

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entre el público, pues realmente son escenarios de la vida inalcanzables, se trate del
bien o del mal.

BIBLIOGRAFÍA

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brujas”. Google Scholar. Recuperado 18 de junio de 2021, de
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- Beteta Martín, Y., MINECO, & López F., M. (s. f.). LA SEXUALIDAD DE LAS
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https://cvmdp.ucm.es/moodle/pluginfile.php/344494/mod_forum/attachment
/219282/Art%C3%ADculo-Brujas_Yolanda%20Beteta%20Mart%C3%ADn.pdf?
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«Este artículo se enmarca en el proyecto de investigación I+D+i «Estudios de los
fondos museísticos desde una perspectiva de género» dirigido por la Dra.
Marián López F. Cao y financiado por el MINECO. Duración del proyecto: 2010-
2014.»
- Delumeau, J. (2012). El miedo en Occidente. Taurus.
- Henningsen, G. (2014). La inquisición y las brujas. En La inquisición y las brujas
(pp. 133–152). https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5562701
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https://doi.org/10.5209/rfrm.54691
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Moderna/links/56edbcd608ae4b8b5e744993/El-imaginario-medieval-El-
concepto-de-bruja-brujeria-historia-de-la-caseria-de-brujas-en-la-Edad-Media-
y-la-Epoca-Moderna.pdf

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