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Svampa - Arg Una Decada Desp - 2003-2010
Svampa - Arg Una Decada Desp - 2003-2010
Maristella Svampa
nes piqueteras que respondían a una la crisis era total: como por arte de
matriz de izquierda clasista como magia, el nuevo ethos destituía la to-
aquellas que reenviaban a una matriz talidad de poderes causales previos
autonomista. A fines de 2002, la cta (partidos políticos, sindicatos), inclu-
realizó un congreso nacional y esta- yendo aquellos que pudieran invocar
bleció que era la hora de devenir un un saber profesional, una expertise,
movimiento político-social, a la ma- cualquier suplemento de sentido que
nera de la Central Única de los Traba- apuntara a la expropiación de la vo-
jadores (cut) brasileña. Sin embargo, luntad política asamblearia o pudie-
a esa altura su propuesta ya era una ra ser portador de una tentación he-
suerte de vía muerta, que descansaba gemonista. Había lugar para todos, a
al costado de las formaciones princi- condición de que esos lugares signifi-
pales, todavía en movimiento. caran la igualación sin más.
Por otro lado, la narrativa autonomis- Pero las dinámicas sociopolíticas siem-
ta se había ido constituyendo en la pre son recursivas, y el devenir autó-
piedra de toque de la emergencia de nomo del asambleísmo urbano, dismi-
una nueva subjetividad militante, so- nuido en términos de participación,
bre todo entre los jóvenes y los críticos desgastado por las interminables dis-
de las formas organizativas de la iz- cusiones políticas y las múltiples esci-
quierda clasista. Aun si, como bien siones, terminó acorralado por las de-
señalara Martín Bergel, estas recla- mandas de normalidad institucional
maban una suerte de autonomismo que provenían de una sociedad ex-
«práctico» antes que teórico7, dicha hausta por la crisis. Asimismo, la re-
narrativa en construcción contaba con presión del Puente Pueyrredón, ocu-
movimientos-faros, entre ellos, el Mo- rrida el 26 de junio de 2002, resultado
vimiento de Trabajadores Desocupa- de una operación conjunta de la Poli-
dos de Solano (presentado por la vía cía Federal, la Gendarmería y la Poli-
del Colectivo Situaciones) y exhibía cía de la provincia de Buenos Aires,
ciertos autores de culto (Negri y John fue un punto de inflexión. Esta asestó
Holloway8). Un nuevo ethos militante,
caracterizado por el rechazo a la de- 7. M. Bergel: «En torno al ‘autonomismo argenti-
mocracia delegativa, fue surgiendo al no’», 2007, en Darío Vive, portal latinoamericano de
calor de aquellos primeros meses en crítica social y pensamiento plebeyo, <www.dariovive.
org/notas/berguel1.html>.
los que se mezclaban sentimientos de 8. La fórmula hollowayana de «cambiar el mun-
temor e incertidumbre frente a la au- do sin tomar el poder» apuntaba a destituir la
posibilidad de pensar en un proyecto de cambio
sencia de referencias institucionales, contrahegemónico desde el Estado, al tiempo
y una alegría instituyente de cara a que ilustraba la consolidación de una subjetivi-
dad militante potente y novedosa, que podía re-
las nuevas experiencias políticas. Las conocerse en el espejo del zapatismo mexicano o
asambleas barriales mostraban que en los movimientos alterglobalización.
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Maristella Svampa
un golpe duro a las organizaciones pi- los ejemplares» para esa nueva juven-
queteras, sobre todo a las autónomas, tud militante.
de donde provenían Darío Santillán y
Maximiliano Kosteki, los dos jóvenes El nuevo ethos militante, anclado en
asesinados. El temor a una gran repre- el activismo asambleario y territorial,
sión, evocando los horrores de la pa- más autocrítico y por ende mucho me-
sada dictadura militar, abrió una gran nos hiperbólicamente autonomista que
herida en las organizaciones movili- en 2002, se difundió en otros espacios
zadas, que encontraría una acelerada organizacionales, entre ellos, en los
confirmación en los sucesivos desalo- numerosos colectivos culturales que
jos y represiones que caracterizaron comenzaron a desplegarse en el cam-
el final del gobierno provisorio de po de la documentación (videoactivis-
Eduardo Duhalde (2002-2003). mo), el periodismo alternativo, la edu-
cación popular, entre otros. Se expresó
Al mismo tiempo, como señala Meli- incluso en el sindicalismo de base, que
na Vásquez, el repudio a la represión comenzó a manifestarse a partir de
del Puente Pueyrredón constituyó un 2003-2004, con el mejoramiento de los
disparador para el ingreso de nuevas índices económicos y en el marco de
camadas de jóvenes militantes de cla- la profundización de la precariedad.
ses medias, que se acercaron a las or- Surgían así nuevas camadas de jóve-
ganizaciones piqueteras autónomas, nes delegados sindicales que, luego de
buscando tejer lazos con los sectores tantos años de aparente inmovilidad
populares excluidos9. Se consolidaba y descreimiento en las organizacio-
así una nueva generación militante, nes sindicales, habían revalorizado la
la de 2001, articulada sobre la terri- acción gremial como herramienta de
torialidad, el activismo asambleario, lucha. Eran en gran parte tributarios
la demanda de autonomía y la hori- de ese ethos libertario, partidario de la
zontalidad de los lazos políticos. Un acción radical, más proclive tanto a las
ritual de viaje los unía en todo el país: alianzas con las izquierdas como al re-
el recorrido territorial que iba del cen- pudio a las estructuras burocráticas y
tro de la ciudad hacia la periferia, en empresariales.
especial, aquellos que iban hacia los Posteriormente, la nueva subjetividad
lugares más pobres del conurbano bo- militante se haría presente también en
naerense. El desafío tenía como coro- las asambleas de vecinos autoconvo-
lario la necesidad de la construcción cados contra la megaminería a cielo
«desde abajo» y la exigencia de la ar-
ticulación entre política y ética. «Maxi 9. «Socialización política y activismo. Carreras
y Darío», quienes en definitiva habían de militancia política de jóvenes referentes de
un movimiento de trabajadores desocupados»,
ofrendado su vida en el peor momen- tesis de doctorado en Ciencias Sociales, Univer-
to de la crisis, aparecían como «mode- sidad de Buenos Aires (uba), 2010.
23 Coyuntura
Argentina, una década después
medio de una sociedad atravesada lar –desde 2003, con Néstor Kirchner
por múltiples conflictos. Sin embar- como presidente– y exacerbadamen-
go, en los primeros años del nuevo te nacional-popular desde 2008 –bajo
siglo, bien podía pensarse que mu- la presidencia de Cristina Fernández
cha agua había corrido bajo el puen- de Kirchner–. Como afirma Juan Car-
te peronista y que el neoliberalismo los Torre, en realidad el peronismo es
había dejado marcas indelebles en un sistema político en sí mismo, pues
la memoria militante de los argenti- reúne a la vez gobierno y oposición20.
nos. Más simple: parecía inconcebi- Un ejemplo reciente ilustra lo dicho:
ble que luego del notable giro neoli- en las primeras elecciones genera-
beral del peronismo en los años 90, les primarias, realizadas en agosto
que se tradujo en una profunda cri- de 2011, las corrientes que se reivin-
sis de la militancia política y en un dican dentro del campo peronista
gran desdibujamiento en términos reunieron en total 70% de los votos
de contracultura política, este pudie- válidos emitidos. 50,4% votó por la
ra reactualizar y potenciar los com- actual presidenta, anticipando su re-
ponentes nacional-populares, visi- elección. Este fenómeno tiene su con-
bles en la revaloración del Estado, tracara también en la creciente divi-
la centralidad del líder y el rearma- sión de la oposición, tanto dentro del
do de un aparato militante (sindi- peronismo más conservador, de los
cal, social, político y cultural). sectores de derecha, como en la vola-
tilidad de los proyectos alternativos
En contraste con Eduardo Duhalde y de centroizquierda. En 2011, el único
su fórmula «default más represión», triunfo que la oposición puede mos-
Néstor Kirchner, el presidente ines- trar como incontestable es la reelec-
perado, propuso una fórmula via- ción del jefe de gobierno de la Ciudad
ble y atractiva que combinaba el re- Autónoma de Buenos Aires, Mauricio
ciente progresismo latinoamericano Macri, quien se perfila como el candi-
con apelaciones tradicionales (prag- dato de los sectores de derecha para
matismo político, concentración de las elecciones de 2015.
poder, subordinación de los actores
al líder, entre otros), en un contexto Por primera vez en la historia ar-
económico favorable. Cabe observar gentina, el partido peronista (en su
en retrospectiva que, desde el retorno a versión kirchnerista) gobernará por
la institucionalidad democrática, en 12 años consecutivos, algo que ni el
1983, el peronismo gobernó 20 sobre mismísimo Juan D. Perón logró, ya
28 años, y que ha sido sucesivamente
neoliberal –en los 90, bajo las dos ges- 20. «Los desafíos de la oposición en un gobierno
peronista» en J.C. Torre et al.: Entre el abismo y
tiones de Carlos Menem–, progresis- la ilusión. Peronismo, democracia y mercado, Grupo
ta y tendencialmente nacional-popu- Editorial Norma, Buenos Aires, 1999.
33 Coyuntura
Argentina, una década después
que gobernó entre 1946 y 1955, año que tanto ha sobrevolado como mal-
en que fue derrocado por un golpe dición sobre anteriores experiencias
militar. Mucho menos podía espe- nacional-populares.
rarse tal continuidad en los años 70,
cuando la inestabilidad institucional En el orden de los «populismos real-
y la violencia política eran parte del mente existentes», la actualización de
clima de época. lo nacional-popular, realizada a tra-
vés de la profundización de los anta-
Nuevamente, y mucho más que otros gonismos y la activación de estruc-
populismos latinoamericanos, el pe- turas de inteligibilidad binarias, se
ronismo probó ser capaz de contener halla más cerca de las clásicas versio-
las más diversas corrientes político- nes organicistas de la hegemonía que
ideológicas en su seno, así como vol- de una visión pluralista. No obstante,
vió a dar pruebas de una gran pro- aunque la matriz nacional-popular
ductividad política. No es extraño puede reclamar hegemonía (asentada
entonces que, debido a una combi- sobre todo en una construcción cultu-
nación de lógica política y estrategia ral-mediática), se muestra incapaz de
adaptativa, propia de la amplitud y aglutinar y contener todos los fren-
la plasticidad de su marco ideológi- tes de conflicto y todas las formas de
co, las mismas personas que fueron expresión de lo popular21. La explo-
fervorosamente neoliberales en una sión de una conflictividad ligada a
etapa pudieran devenir nacional-po- las políticas de mercantilización de
pulares en la siguiente. Con los años, las tierras, en la que se mezclan fe-
el éxito económico del gobierno y la nómenos como la urbanización for-
posterior ampliación de un sistema zada con la concentración de la tie-
de alianzas en clave nacional-popu- rra, la expansión del agronegocio y
lar (no solo desde el sindicalismo tra- la minería transnacional, revelan
dicional, sino también desde el ám- algo más que el costado «débil» del
bito de la cultura y la educación, y gobierno: en realidad, estas polí-
la nueva militancia política juvenil), ticas forman parte del sistema de
con la consiguiente reducción y sim- dominación; son sostenidas y pro-
plificación del espacio político, ter- movidas desde el aparato estatal y
minaron por ensanchar las espaldas
del proyecto político gubernamental,
21. La permanencia de la matriz autonomista (en
con ingentes bases provenientes de organizaciones sociales) e incluso la clasista, liga-
las clases medias urbanas. Asimis- da a los partidos de izquierda, es algo más que
la expresión de formas organizacionales y parti-
mo, por primera vez en su historia, darias residuales o recesivas: es parte constituti-
desde el poder, el peronismo parece- va del tejido organizativo popular y no es casual
que aparezca asociada a aquellos conflictos o
ría superar la oposición entre pueblo «modelos» que el discurso oficial intenta borrar
y cultura, entre masas e intelectuales, o denegar.
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marcan la profundización de una ló- ción por demás frágil y peligrosa. Cabe
gica de desposesión, en una pertur- destacar que en el último año hubo 15
badora continuidad con lo sucedido muertos por represión, en gran parte
en los años 90. ligados a conflictos por la tierra y la vi-
vienda. En este sentido, si bien los go-
Una particularidad que afianza la biernos de los Kirchner no utilizaron
construcción hegemónica es que, en la represión como «política de Esta-
el campo de las luchas, la coexistencia do», no es menos cierto que esta apare-
actual entre modelos de desarrollo di- ce hoy ampliamente federalizada. Más
ferentes (industrial/servicios; agrone- claro: son los gobiernos provinciales
gocio/minero) se expresa a través de –muchos de ellos alineados con el ofi-
una gran desconexión: así, existen po- cialismo– los que apelan a la represión
cos puentes entre las actuales luchas a través de grupos especiales, policía
sindicales y las disputas por la tierra y provincial, patotas sindicales e inclu-
el territorio. Entre otros, uno de los fac- so guardias privadas, contra aquellos
tores que agrava la desconexión es la que cuestionan una política de acapa-
acentuación de una retórica nacional- ramiento de tierras, y por ende, directa
popular, en clave desarrollista, que o indirectamente recusan la expansión
potencia los rasgos corporativos de los de modelos productivos avalados y
sindicatos y acentúa la incomprensión promovidos de manera activa por po-
hacia aquellos sectores que cuestio- líticas nacionales. Existe, como tal, una
nan los modelos minero y de agrone- clara responsabilidad del gobierno na-
gocio. En este marco, no es casual que cional, cuyo sistema de mediaciones y
los sectores intelectuales kirchneristas entramados de poder aparece por lo
y la nueva juventud política militante general desdibujado y que los hechos
tiendan a mantener «blindado» el dis- de represión tienden a iluminar de
curso frente al carácter nodal de estas manera cada vez más dramática.
problemáticas, negando la responsa-
bilidad gubernamental respecto de la Está por verse qué pasos seguirá la nue-
lógica de desposesión que caracteriza va juventud militante frente a la dimen-
determinadas políticas de Estado, y a sión conflictiva que cobre el avance de
subrayar, en contraste, el peso de las la dinámica de desposesión y qué capa-
políticas sociales y la revitalización de cidad de absorción y neutralización de
institutos laborales, como la negocia- las disputas (sociales, políticas y econó-
ción colectiva, entre otros. micas) mostrará un gobierno cuya pre-
sidenta, luego de 2011, ya no tiene posi-
Todo indica que, en los próximos años, bilidades de ser reelegida. Un escenario
la coexistencia entre dinámica nacio- atravesado por conflictos y la sucesión
nal-popular y acentuación de la lógica futura dentro del peronismo abren así
de desposesión tenderá a agravarse, lo nuevos interrogantes sobre el devenir
cual coloca a Argentina en una situa- de lo nacional-popular en Argentina.