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REIVINDICACIÓN DE INMUEBLE – Exigencia de Individualizar el Inmueble –

Apreciación de la Prueba sobre la Posesión – Primacía del Interés Particular

HECHOS: Se agravia el recurrente ante la Corte Suprema, atendiendo a que el Juzgado


de Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Lambaré, resolvió: “Hacer Lugar, a la
demanda reconvencional, que por usucapión se promueve. Posteriormente, por Ac. y Sent.
N° 69 de fecha 17 de junio de 2016, el Tribunal de Apelaciones, resolvió: Revocar,
íntegramente la Sentencia Definitiva, en el sentido de Hacer Lugar a la acción de
Reivindicación de Inmueble promovida. La Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y
Comercial, Resuelve: Confirmar la sentencia del Tribunal de Apelaciones.
1-Es sabido que los derechos reales solo pueden recaer sobre cosas ciertas, y nunca sobre
cantidades de cosas, máxime cuando ni siquiera éstas se hallan enunciadas. En efecto, la
posesión es un estado de hecho o relación fáctica que se establece entre el poseedor y la
cosa, que no siempre coincide con los datos del título o la identidad jurídico-registral del
inmueble. La exigencia de individualizar el inmueble en el cual se encuentra enclavada la
posesión no se superpone o identifica necesariamente con su identidad jurídico-registral. En
caso de ocupación parcial, se reduce a la determinación exacta de la superficie poseída, de
modo que sus medidas y linderos son esenciales a fin de establecer hasta dónde ha poseído
el interesado; es decir, la extensión concretizada que abarca materialmente la posesión,
pues dicho polígono es el que puede ser realmente objeto de usucapión.
2-La delimitación o determinación del área poligonal poseída dentro de un inmueble mayor
se hace así indispensable, debido a que la posesión de una parte de la cosa presume la
posesión del todo sólo cuando se refiera cosas indivisibles, o cuando la posesión de una
parte de la cosa divisible pueda -conforme con el entorno contextual-razonable y
prudentemente ser extendida al todo, lo que debe ser sopesado según las particularidades de
cada caso.
3-Es indispensable la individualización correcta del inmueble objeto de la usucapión, con
sus dimensiones, linderos, lugar de su ubicación y su superficie, así como el número de
Matrícula o Finca que le corresponde y el de la Cuenta Corriente Catastral o del Padrón.
4-La falta de la concreta delimitación física de la porción ocupada es argumento suficiente
para desestimar presente demanda reconvencional de usucapión, que, como se ha dicho
supra, debe necesariamente recaer sobre cosa cierta, esto es, perfectamente individualizada,
ya que no puede existir usucapión de cosa genérica, cantidades de cosas o partes inciertas
de una cosa. Así, al no haber delimitado debidamente la porción del inmueble en cuestión,
la pretensión del reconviniente deviene inadmisible y debe ser rechazada.
5-En los juicios de usucapión -en los que razones de orden público se anteponen al interés
particular comprometido e imponen un criterio restrictivo en lo que refiere a la apreciación
de la prueba sobre la posesión en si- es fundamental que las pruebas aportadas sean de tal
precisión y claridad, que permitan llevar al juzgado a una plena certeza acerca de la
existencia y entidad de la posesión pretendida sobre el inmueble o porción del mismo.
1543-Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial, Juicio: “José Dolores Oviedo
Melgarejo y Otros c/ Federico Piris Villalba s/ Reivindicación de Inmueble”. (Ac. y
Sent. Nº 1795)
Legislación citada: Código Civil: 1886, 1911, 1921, 1925, 1935,1939, 1989,1990,
1993,2401,2407, 2408; Código Procesal Civil: 113, 192,203, 205.
TEXTO COMPLETO:
Asunción, 26 de diciembre de 2017.
Previo estudio de los antecedentes del caso, la Excelentísima Corte Suprema de Justicia,
Sala Civil y Comercial, resolvió plantear las siguientes:
Cuestiones:
¿Es nula la Sentencia apelada?
En su defecto, se halla ajustada a Derecho?
Practicado el sorteo de Ley para determinar el orden de votación dio el siguiente resultado:
José Raúl Torres Kirmser, Miguel Bajac Albertini y César Antonio Garay.
A la primera cuestión planteada, el señor Ministro José Raúl Torres Kirmser dijo: Al
recurrente debe tenérselo por desistido del recurso de nulidad interpuesto, tal como lo
solicitó, considerando que no se advierten vicios de defectos que ameriten un
pronunciamiento ex officio, en los términos del art. 113 del Código Procesal
A su turno, el señor Ministro Miguel Oscar Bajac Albertini dijo: Me adhiero al voto del
señor Ministro preopinante por compartir sus mismos fundamentos.
A su turno, el señor Ministro César Antonio Garay dijo: Adhiero opinión al voto del señor
Ministro preopinante, por idénticas motivaciones. Así voto.
A la segunda cuestión planteada, el señor Ministro José Raúl Torres Kirmser prosiguió
diciendo: Por Sentencia Definitiva Nº 239 de fecha 28 de abril de 2014, el Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil y Comercial de Lambaré, resolvió: “Hacer Lugar, a la
demanda reconvencional, que por usucapión promueve el señor Federico Piriz Villalba
contra los Señores José Dolores Oviedo Melgarejo, Víctor Manuel Hermosa Sagaz y
Carlos Francisco Álvarez Jara, y en consecuencia, declarar operada la usucapión a favor
del mismo sobre el inmueble individualizado como finca N° 7125, Cta. Cte. Ctral. N°
27.0696.05, fracción IA, del Distrito de San Antonio, compuesto de las siguientes
dimensiones y linderos y que son: “Línea 1 - 2: rumbo SE – 72º 07' 09" mide 85.43 mts., y
linda con derecho de Molinas. Línea 2.24: con rumbo SW-42° 48' 57", mide 63. 03 mts y
linda con Avda. San Antonio. Línea 24-a con rumbo SW-33° 05'30", mide 41.99 mts y linda
con Avda. San Antonio. Línea a-22: con rumbo NW-75°, 08", mide 102.16 mts y linda con
Fracción A. Línea 22-23- con rumbos NE – 30º 58'39", mide 37.59 mts, linda con Arroyo
Guazu. Línea 23-1, con rumbo NE - 52° 33' 09", mide 79.57 mts y linda con arroyo Guazu.
Superficie Total: 9534 mts2, con 2918 cmts.2" (sic. f. 513).
Por Acuerdo y Sentencia N° 69 de fecha 17 de junio de 2016, el Tribunal de Apelación en
lo Civil, Comercial y Laboral, Primera Sala, de la Circunscripción Judicial de Central,
resolvió: “1- DESESTIMAR el Recurso de Nulidad interpuesto, conforme a fundamentos
expuestos. 2- REVOCAR, íntegramente la Sentencia Definitiva Nº 239 de fecha 28 de abril
de 2014 –fs 503/513-, dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil, Comercial
y Laboral de la ciudad de Lambaré, a cargo del Abogado Isidoro Olazar Pozza, en los
autos de referencia, en el sentido de 1) RECHAZAR la demanda reconvencional que por
Usucapión promueve el señor Federico Piris Villa Iba en contra de los señores José
Dolores Oviedo Melgarejo, Víctor Manuel Hermosa y Carlos Francisco Jara. Y en el
sentido de 2) HACER LUGAR a la acción de Reivindicación de Inmueble promovida por
los señores José Dolores Oviedo Melgarejo, Víctor Manuel Hermosa Sagaz y Carlos
Francisco Jara contra el señor Federico Piris Villalba, en consecuencia ordenar a éste a
restituir la res litis individualizada como Finca N° 7.125 con Cta. Cte. Ctral. N° 27-0696-
05 del Distrito de San Antonio, a los accionantes, en el plazo de diez (10) días de quedar
firme esta resolución, bajo apercibimiento de utilizar la fuerza pública para el efecto en
caso de su incumplimiento, conforme a los fundamentos esgrimidos en el considerando de
esta resolución. 3- REVOCAR y dejar sin efecto la Sentencia Definitiva N° 0967 de fecha
28 de noviembre de 2014 -fs. 521-, dictada por el Juzgado de Primera Instancia en lo
Civil, Comercial y Laboral de la ciudad de Lambaré, a cargo del abogado Isidoro Olazar
Pozza, por ser la misma aclaratoria de la Sentencia Definitiva revocada en la presente
instancia, de conformidad a los fundamentos expuestos en el considerando del presente
fallo. 4- IMPONER COSTAS en ambas instancias al vencido, señor Federico Piris
Villalba, conforme a los fundamentos expuestos en el exordio de la presente resolución. 5-
DISPONER la remisión de éstos autos al Juzgado de origen, una vez firme la presente
resolución. 6- NOTIFICAR…” (f. 574 vlto).
El señor Piris ha volcado sus agravios en el memorial de fs. 585/594; manifestó que por
resultar él ganancioso no podía considerarse que la demanda de desalojo haya interrumpido
el curso de la usucapión, a tenor del art 64 del Código Civil. Por su parte, negó que se
hubiera demostrado que el señor Oviedo llegó a poseer el inmueble, haciendo seguidamente
alusión a los documentos que, en su decir, justifican su posesión. A ello, agregó, que los
testigos de su parte relataron que su persona vivió en el inmueble desde el nacimiento, sin
que otras personas lo hayan ocupado en momento alguno. En ese sentido, afirmó
igualmente que adquirió la posesión en el año 1989, al cumplir la edad de 14 años, según lo
autoriza el Código Civil y que, por lo tanto, la usucapión se habría operado ya para el año
2009.
El representante convencional de los demandantes se presenta a fs. 596/610 de autos a
contestar el memorial del demandado, haciendo cita en primar punto de los documentes que
justifican que la propiedad recae en cabeza de sus clientes. Por otro lado, asegura que no se
ha demostrado que la posesión del demandado se haya extendido por el tiempo necesario
para la verificación de la usucapión, señalando puntualmente que el certificado de vida y
residencia, acompañado no lo especifica. Por lo demás, rescata que según las testimoniales
ofrecidas por su parte, el demandado habría ingresado clandestinamente al inmueble entre
los años 2009 y 2010. En ese orden, solicita la confirmación la recurrida, con costas al
apelante.
En fundamento de su decisión, -el ad quem señaló que la prescripción adquisitiva fue
interrumpida en el año 2010 por la demanda de desalojo promovida contra el demandado
por el señor José Dolores Oviedo Melgarejo, a lo cual añadió que también se había
comprobado que este último había vivido unos meses en el inmueble litigioso, por lo que
no podría considerarse pacífica e ininterrumpida a la posesión del señor Federico Piris
Villalba. Además, sostuvo que no había pruebas que demostraran que la posesión del señor
Piris  fuera más antigua que del 15 de junio de 2006 y que el demandado incluso reconoció
el carácter de propietarios de los demandantes, lo cual permite descartar la existencia de
posesión animus domini. Bajo estas premisas, concluyó el inferior que el señor Piris debía
restituir el inmueble a sus propietarios, acogiendo, por lo tanto, la demanda reivindicatoria.
Dicho esto, hemos de recordar ahora que en autos se trata de determinar la procedencia -o
no- de una demanda de reivindicación, y de la contraria demanda reconvencional de
usucapión.
Primeramente, se impone el estudio de la de la demanda reconvencional por usucapión,
debido a que en caso de ser ella procedente la suerte de la acción reivindicatoria estaría
echada, pues establecería la extinción del derecho de propiedad en cabeza del reivindicante
y, consecuentemente, provocaría el rechazo de su pretensión, que se sustenta, precisamente,
en el dominio del inmueble objeto de litigio.
Recordemos, antes que nada, que en virtud del art. 1989 del Código Civil: “El que
poseyere ininterrumpidamente un inmueble durante veinte años sin oposición, y sin
distinción entre presentes y ausentes, adquiere el dominio de él sin necesidad del título ni
de buena fe, la que en este caso se presume. Podrá pedir al juez que así lo declare por
sentencia, la que servirá de título de propiedad para su inscripción en el Registro de
Inmuebles”.
Ahora bien, como hemos expresado en varios fallos precedentes, análogos al que nos
ocupa, en juicios como este debemos preguntarnos si el usucapiente cumplió con los
presupuestos exigidos por la ley, y los ha acreditado suficientemente, para que la usucapión
opere a su favor. En primer lugar, la determinación precisa de la cosa demandada -es decir
del predio que se pretende adquirir por usucapión, la que comprende: a) el número de
matrícula, finca o padrón del inmueble; b) dimensiones, superficie y linderos del mismo; c)
titulación del inmueble a nombre del demandado o accionado.
En segundo lugar, la duración de dicha posesión por el plazo de veinte años, ya que el
reconviniente no ha invocado la adquisición de la cosa con buena fe, ni con justo título ex
art. 1990 Código Civil.
En tercer lugar, el hecho mismo de la posesión, que debe ser pacífica, continua,
ininterrumpida, pública y con carácter de propietario, es decir, en forma excluyente de
cualquier otra posesión. De este modo, para que la posesión sea capaz de hacer adquirir el
dominio, debe ser animus domini y exclusiva, vale decir, descartando toda otra posesión
sobre la misma cosa. Así lo ha entendido la doctrina: “...La posesión debe ser no solo una
posesión ejercida a título de dueño, sino también en carácter de exclusivo propietario de la
cosa...” (SALVAT, Raymundo. 1962. Derechos Reales. Tomo II. Buenos Aires, editorial
Tipográfica Editora Argentina. 5a Edición. pág. 226), y consagrado la jurisprudencia. Este
requisito surge claramente de la lectura conjunta de los arts. 1939 y 1911 del Código Civil,
y este último establece perfectamente la diferencia entre posesión inmediata y mediata.
Quien posee a título de propietario tiene la posesión originaria, lo cual no impide que quien
la ostenta en calidad de derivada de la del propietario pueda intervenirla a tenor del art.
1921 del Código Civil. La referida posesión también debe ser ininterrumpida y sin
oposición.
En relación con la legitimación activa para usucapir, el art. 1989 transcripto ut supra no
establece “quienes” tienen la posibilidad de ejercer el derecho de usucapión, sino que
dispone: “...el que poseyere...” y a continuación establece los demás requisitos necesarios.
El art. 1925 del Código Civil prescribe: “Se adquiere la posesión de una cosa, cuando se
obtenga el poder físico sobre ella. Pueden adquirir por aprehensión la posesión originaria,
quienes hubieren cumplido catorce años, como también toda persona capaz de
discernimiento. Dichos extremos no serán necesarios, cuando por parte de terceros se
hubiere puesto una cosa bajo el poder de una persona, aunque fuere incapaz”.
En cuanto a la legitimación pasiva, el Código Civil nada establece este respecto, de lo que
se deduce que se pueden usucapir los inmuebles de todo tipo de personas, y cuando las
tierras no sean del dominio privado del ni de los entes autónomos del Derecho Público, las
cuales no pueden ser adquiridas por usucapión, de conformidad al art. 1993 del Código
Civil.
En cuanto al primer requisito, es sabido que los derechos reales solo pueden recaer sobre
cosas ciertas, y nunca sobre cantidades de cosas, máxime cuando ni siquiera éstas se hallan
enunciadas. En efecto, la posesión es un estado de hecho o relación fáctica que se establece
entre el poseedor y la cosa, que no siempre coincide con los datos del título o la identidad
jurídico-registral del inmueble. La exigencia de individualizar el inmueble en el cual se
encuentra enclavada la posesión no se superpone o identifica necesariamente con su
identidad jurídico-registral. En caso de ocupación parcial, se reduce a la determinación
exacta de la superficie poseída, de modo que sus medidas y linderos son esenciales a fin de
establecer hasta dónde ha poseído el interesado; es decir, la extensión concretizada que
abarca materialmente la posesión, pues dicho polígono es el que puede ser realmente objeto
de usucapión. La delimitación o determinación del área poligonal poseída dentro de un
inmueble mayor se hace así indispensable, debido a que la posesión de una parte de la cosa
presume la posesión del todo sólo cuando se refiera cosas indivisibles, o cuando la posesión
de una parte de la cosa divisible pueda -conforme con el entorno contextual-razonable y
prudentemente ser extendida al todo, lo que debe ser sopesado según las particularidades de
cada caso.
Conforme conteste jurisprudencia nacional es indispensable la individualización correcta
del inmueble objeto de la usucapión, con sus dimensiones, linderos, lugar de su ubicación y
su superficie, así como el número de Matrícula o Finca que le corresponde y el de la Cuenta
Corriente Catastral o del Padrón. En ese sentido, esta Sala se ha pronunciado en el Acuerdo
y Sentencia Nº 1.586 de fecha 22 de diciembre de 2006 en los autos caratulados: “Ignacia
Zarate de Molinas c/ Andrés Ramos González s/ Usucapión” que   “...debe rechazarse la
demanda de usucapión que adolece de la indeterminación de la superficie exacta del
inmueble y de la falta de individualización del perímetro del terreno que se pretende
usucapir. La usucapión es un modo de adquirir el dominio sobre cosas determinadas e
individualizadas, razón por la cual tratándose de inmuebles, debe recaer sobre una finca
determinada  según su inscripción registral o una parte delimitada y mensurada
topográficamente, que pueda constituir una individualidad resultando imposible usucapir
una cosa genérica”
En el caso de autos, dada la naturaleza de la cosa -inmueble- y su extensión nos
encontramos ante una cosa esencialmente divisible en los términos del art. 1886 del Código
Civil, por lo cual la ocupación de una parte, insistimos, no hace presumir, sin más, su
extensión al todo. Además, sólo para las personas que posean en virtud de un título -vgr.
propietario, usufructuario, etc.- rige la presunción de que poseen por toda la extensión del
título (art. 1935 del Código Civil).
Atentos, por lo tanto, a la considerable extensión de “la superficie del inmueble, que
alcanza unos 9534 m2 con 2918 cm2, y a que no se ha demostrado que la posesión se
extienda a su totalidad, se requería indefectiblemente una operación técnica de mensura,
que determine con exactitud las dimensiones, límites y linderos de la superficie poseída. A
más de la ya referida, existe abundante doctrina y jurisprudencia que apoya el razonamiento
antes ensayado: “4. Extensión de la posesión. La extensión de lo poseído debe estar
determinada por algún signo exterior que lo delimite, por ejemplo, el encerramiento del
predio entre cercos; sin este extremo, la construcción de una casa y el cultivo de una
huerta, solo da derecho a prescribir la superficie que abarcan…” (Salas, Acdeel E. y
TRIGO REPRESAS, Félix A. 1977, Código Civil y Leyes Complementarias Anotados.
Tomo III, 2ª Edición, actualizada. Buenos Aires. Editorial Depalta. pág. 338); “15. Para la
adquisición del dominio por prescripción treintañal de un campo es menester que el
alcance de la posesión esté determinada por algún signo exterior que le dé al juez la
certidumbre de que el inmueble ha sido poseído efectivamente en su totalidad, de modo
exclusivo, como sería su demarcación por medio de una mensura o su encerramiento entre
cercos; no demostrado este extremo, la construcción de casas, huertas, etc., no pueden dar
más derechos al poseedor que sobre la extensión que abarcan” (A. 1960, p. 98); “19. Que
del examen hasta aquí efectuado resulta el hecho cierto de que el actor y la demandada
están  poseyendo en partes diversas del mismo fundó. La regía del art. 2401 del Código
Civil, según la  cua1 'dos posesiones iguales y de la misma naturaleza no pueden concurrir
sobre la misma cosa, no es aplicable al caso en tanto que una y otra parte no poseen
simultáneamente el mismo lugar. Esto es que, atenta la divisibilidad de la cosa
-corroborado por los propios hechos-, la unidad que resultarla del título, no interesa en el
caso en que se está juzgando la posesión y en el cual, como queda dicho, se verifica que
los pretendientes han asentado su ocupación sobre cosas -superficies- distintas” (CS,
noviembre  6-974.-Bellocq, Eduardo M- c. Provincia de Buenos Aires, LL 1975-A, p. 607);
“La usucapión es un modo de adquirir el dominio sobre cosas determinadas e
individualizadas, razón por la cual, tratándose de inmuebles, debe recaer sobre una finca
determinada según su inscripción registral o una parte delimitada y mesurada
topográficamente, que pueda constituir también una individualidad, resultando imposible
usucapir una cosa genérica” (del voto del Dr. Torres Kirmser) (Corte Suprema de Justicia
del Paraguay, Sala Civil y Comercial. 22/12/2006, Zarate de Molinas Ignacia  C. Ramos
González, Andrés. LLP 2007, abril, 345).
La falta de la concreta delimitación física de la porción ocupada es argumento suficiente
para desestimar presente demanda reconvencional de usucapión, que, como se ha dicho
supra, debe necesariamente recaer sobre cosa cierta, esto es, perfectamente individualizada,
ya que no puede existir usucapión de cosa genérica, cantidades de cosas o partes inciertas
de una cosa. Así, al no haber delimitado debidamente la porción del inmueble en cuestión,
la pretensión del reconviniente deviene inadmisible y debe ser rechazada.
Por otro lado, y aunque la deficiencia en la determinación del objeto de la demanda es
suficiente para rechazar la acción, tampoco puede perderse de vista que en oportunidad de
absolver posiciones, el señor Piris ha reconocido expresamente la calidad de propietarios de
los demandantes (véase respuesta a la posición cuarta, fs. 4865/486), lo cual es de suyo
contradictorio con la posición que asume al pretenderse usucapiente.
Por su parte, debe rescatarse igualmente que el señor Piris indica que el inmueble era de
propiedad de su padre y que vivió en él desde su nacimiento, adquiriendo la titularidad de
la posesión en el año 1989, al cumplir 14 años, edad hábil para tal efecto de acuerdo con lo
que dispone el art. 1925 del Código Civil. Estas alegaciones son merecedoras de ciertos
comentarios y puntualizaciones.          
Del histórico registral de la Finca N° 70 del distrito de San Antonio, de la cual se ha
desmembrado la res litis, que se identifica como Finca N° 7125 del mismo distrito, se
advierte que efectivamente, el señor José Ascensión Piris González, padre del reconviniente
según certificado de nacimiento a fs. 162, era propietario de una parte de condominio del
inmueble, la cual enajenó totalmente y por mitades a los señores Víctor Faustino Sánchez
Villagra (1988) y al señor Miguel Ángel López Thaon (1981), según surge específicamente
de fs. 288/290 vlto. En el hipotético caso que fuera cierto que alguna vez poseyó el
inmueble –porque en realidad no hay prueba que inequívocamente lo indique; el informe de
la Ande de f. 477 no satisface porque refiere a una cuenta corriente catastral distinta que no
se ha probado sea antecedente de la actual y porque, en todo caso, ser titular de la conexión
no implica necesaria y talmente encontrarse en posesión del inmueble; tampoco lo hacen
las testimoniales ofrecidas a f. 475 y 476, en ausencia total de otros elementos,
considerando sobre todo la rigurosidad y el celo con que este medio de prueba debe ser
apreciado en juicios como el que nos ocupa- es patente que, luego de transferir el dominio,
si continuó poseyendo, lo hizo reconociendo en alguien más la propiedad, lo cual excluye
por completo el animus domini, sin que el reconviniente haya postulado y mucho menos
probado actos hábiles para lograr intervertir tal carácter.    Merece mención igualmente la
supuesta adquisición de la posesión por parte del reconviniente en el año 1989. Que a esa
edad se haya hecho capaz de adquirir la posesión no supone que haya desplazado de ella a
su padre, quien es quien según sus propios términos ejerció la posesión hasta el fin de sus
días, en el año 1998, según certificado de defunción de f. 177. En todo caso, tuvo que haber
postulado tal desplazamiento o, en su lugar, que heredó la posesión en los términos del art.
1913. Pero en este último supuesto, cabe señalar, la habría adquirido con el mismo carácter,
es decir, como una posesión derivada, inhábil a propósito de la usucapión. Y en todo caso,
el reconviniente no ha demostrado ser el único heredero de su padre, ya que, como es
obvio, la apertura de la sucesión habría configurado una situación de coposesión a favor de
los herederos sobre el inmueble por porciones alícuotas inmateriales no demarcadas, que
ciertamente habría aprovechado a todos en orden a la usucapión. Sin embargo, el
demandante pretende el dominio exclusivo del inmueble, por lo que está claro, tuvo que, o
probar ser el único heredero, o bien haber dirigido esta demanda también contra sus
coherederos, postulando y probando haberlos excluido de la posesión.
Por lo demás, hemos de recordar aquí que en los juicios de usucapión -en los que razones
de orden público se anteponen al interés particular comprometido e imponen un criterio
restrictivo en lo que refiere a la apreciación de la prueba sobre la posesión en si- es
fundamental que las pruebas aportadas sean de tal precisión y claridad, que permitan llevar
al juzgado a una plena certeza acerca de la existencia y entidad de la posesión pretendida
sobre el inmueble o porción del mismo. Los tribunales han sentado una jurisprudencia
pacífica y constante al establecer que “...en los procesos por usucapión la prueba debe
reunir condiciones sustanciales de exactitud, precisión y claridad” (Cám. 2ª  Civil y
Comercial La Plata, Sala 1, 31/10/72, ED, 49-168, cit. por AREÁN, Beatriz. 2005. Juicio
de Usucapión. Buenos Aires. Editorial Hammurabi. Pág. 320). “En materia de
prescripción adquisitiva, es preciso producir prueba clara y convincente para demostrar
que en realidad la posesión material se ha tenido de modo efectivo, quieta y pacífica,
ininterrumpida y con ánimo de dueño, y las pautas para apreciar las pruebas producidas
deben ser estrictas, por cuanto se pretende revertir un título de dominio, y por ello, es
dable exigir la demostración de hechos concretes que no dejen dudas acerca de la
posesión animus domini...” CCív. y Com., Paraná (E.R.), Sala 2ª, 31/8/87, Zeus, t . 47, R-
96, cit. por PORTILLO, Gloria y FISCELLA, María. 1995. Procedimiento Probatorio.
Tomo I. Rosario. Editorial Juris. Pág. 273). En conclusión, la duda en el ánimo del juzgador
en torno del cabal cumplimiento de alguno de los presupuestos exigidos por la ley el
usucapiente para la viabilidad de la acción, tornaría a ésta improcedente.
Dicho de otra manera “…la exactitud, claridad y precisión, como condiciones sustanciales
de la posesión veinteañal…” (C. Civil, 1º Cap., 29/12/1939, G.F., t 144, p. 255), no se
encuentran reunidas en autos. Lo más prudente y lo que manda la ley en casos como estos,
es estar por la no transformación del derecho original; esto es, por la conservación del
dominio en cabeza de su atual titular registral.
Frente al principio restrictivo que rige la valoración de las probanzas en juicios de
usucapión, que hace que el juzgador deba ser muy estricto en la apreciación de las pruebas
aportadas, las cuales deben llevarle a tener absoluta certeza sobre los hechos alegados en la
demanda y la traslación de dominio, vemos que la actividad probatoria del usucapiente
resulta en el presente caso claramente insuficiente para lograr dicho convencimiento.
Se concluye así que la usucapión debe ser rechazada y, por ende, el fallo en revisión
confirmado en este sentido. El trecho que resta de análisis está dado por la pretensión
reivindicatoria promovida por los hermanos Adle Sanabria. De esta guisa, cabe verificar si
efectivamente se encuentran reunidas las condiciones de procedencia de la pretensión
reivindicatoria contenidas en los arts. 2407 y siguientes del Código Civil, lo que, por cierto,
no ofrece mayor dificultad.
Ciertamente, la calidad, de propietarios de los demandantes ha quedado suficientemente
justificada mediante el informe de la Dirección General de los Registros Públicos obrante a
fs. 259/275. Por su parte, la obligación de restituir la cosa a que refiere el art. 2408 del
Código Civil no debe ser entendida necesariamente en el sentido de obligación personal,
sino como ausencia de todo título o motivo que justifique el derecho a poseer del
reivindicado, “...esto es, la potestad de tener la posesión, a la cual puede corresponder en
acto la posesión efectiva, pero puede también no corresponder, y que, de todos modos, se
funda sobre un título, el cual consiste en un derecho de alcance más amplio, entre cuyas
posibles manifestaciones está también en el derecho a la posesión ; y aquí el ius
possidendis está ligado (y la presupone) a la cualidad de titular del respectivo derecho”
(MESSINEO, Francesco, 1979. Manual de derecho civil y comercial. Tomo III, Buenos
Aires. Ediciones Jurídicas Europa América. pág. 203).
En ese sentido, como el demandado ha reconocido expresamente encontrarse en posesión
del inmueble que le es reclamado, pero no ha demostrado ningún título o circunstancia que
justifique que se encuentra intitulado a permanecer en ella, no resta más opción que la de
dar acogida a la demanda reivindicatoria, debiendo confirmarse también el acuerdo apelado
en este punto.          
En cuanto a las costas de esta instancia, corresponde imponerlas al recurrente, de
conformidad con los arts. 205, 203 inc. a) y 192 del Código Procesal Civil.
A su turno, el señor Ministro Miguel Oscar Bajac Albertini dijo: Me adhiero al voto del
señor Ministro preopinante por compartir sus mismos fundamentos.
A su turno, el señor Ministro César Antonio Garay dijo: Adhiero opinión al voto del señor
Ministro preopinante, por compartir sus mismos fundamentos.
Con lo que se dio por terminado el acto, firmando SS.EE., todo por ante mí que lo certifico.
Quedando acordada la sentencia que inmediatamente sigue.
VISTOS: Los méritos del acuerdo que antecede, la Excelentísima Corte Suprema de
Justicia, Sala Civil y Comercial, Resuelve: TENER por desistido al recurrente del Recurso
de Nulidad interpuesto. CONFIRMAR el Acuerdo y Sentencia Número 69, con fecha 17 de
julio de 2016, dictado por el Tribunal de Apelación en lo Civil, Comercial y Laboral,
Primera Sala, de la Circunscripción Judicial Central. IMPONER las Costas, en esta
Instancia, a la Parte recurrente. ANOTAR, registrar y notificar. Ante mí: José Raúl Torres
Kirmser, Miguel Bajac Albertini y César Antonio Garay, Ministros; Pierina Ozuna Wood,
Secretaria Judicial II, CSJ.

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