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Características de un ciudadano del

cielo
La  palabra que Pablo tenía en mente al comenzar a despedirse en su epístola a los
Filipenses es la palabra: Cielo. ¿Por qué digo esto? Porque los ciudadanos del cielo a los
que hace alusión en 3:20 en primer lugar conviven a pesar de las diferencias. Eso lo
vemos en el ejemplo de exhortación dirigido a las dos hermanas que estaban peleadas. Él
les dijo en 4:3 que aprendan a convivir desde ahora a pesar de sus diferencias personales
porque le esperaba una eternidad para convivir juntas puesto que sus nombres estaban
inscritos en el libro de la vida. En segundo lugar el ciudadano del cielo controla su
estado de ánimo. En 4:4 dice: “Regocijaos en el Señor siempre”. Sí, siempre, a pesar de
lo que pase afuera, porque el ánimo del hijo de Dios no se regula desde afuera sino desde
adentro porque es regulado por el Espíritu Santo que mora en él. No andan hoy bien y
mañana mal. Hoy me siento con ganas de ir a la iglesia y mañana no voy porque no tengo
ganas, hoy hago mi devocional mañana no porque esto o aquello me salió mal. ¡No!.
Regocijaos en el Señor siempre repite Pablo. En tercer lugar los ciudadanos del
cielo confían en el control divino, por eso presentan sus peticiones al Padre en toda
oración y ruego, con acción de gracias como dice en 4:6. En cuarto lugar los ciudadanos
del cielo cuidan su salud mental. Los versículos 8 y 9  nos animan a pensar en todo lo
bueno, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, etc. En quinto lugar el verdadero
ciudadano del cielo comparte para las necesidades de los santos. ¿Te das cuenta que
el cielo es la idea preponderante en la mente de Pablo al escribir este último capítulo? Él
tenía la mira puesta en las cosas del cielo y no en las de la tierra, ese era el secreto de un
gozo estable. Y puede y debe ser el tuyo y el mío en este día. Mira arriba. Contempla con
los ojos de la fe tu futuro de gloria, y frente al espejo de la Palabra de Dios mira si están
en ti estas cinco características. ¡Dios te bendiga!
esús y la ley (Mateo 5:17-20)

Walter Cuadra 20:04:00 Evangelio según Mateo

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde
pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno
de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en
el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el
reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”.

Mateo 5:17-20

Introducción

Aquí nos encontramos con una de las declaraciones más impactantes de nuestro Señor
Jesucristo. Muchos amadores de la doctrina de la gracia han llegado a especular que Jesús nunca
pronuncio esta palabras, sino fueron puestas por los judíos mesiánicos como Mateos que
consideraban importante continuar con la observancia de la ley aun después de convertidos a
Cristo, contrario a las enseñanzas de Pablo a los gentiles donde ya no se estaba obligado a
continuar con esto. Sin embargo, creemos que fue Jesús quien dijo estas palabras, y de hecho está
a punto de mostrarnos la verdadera interpretación de la ley en los siguientes versículos.

Jesús-ley

Jesús y la ley

Para poder comprender mejor lo que Jesús está tratando de enseñar es importante
comprender que significa la ley y los profetas. En primer lugar el canon hebreo contenían 24 libros
y éstos estaban divididos en 3 partes: La Ley (Torá), los profetas (Nebiim) y los Escritos (Ketubim),
y éstos incluían:

1. La Ley: Génesis, Éxodo, Levíticos, Números y Deuteronomio.

2. Los Profetas: Profetas anteriores (Josué, Jueces, Reyes y Samuel) y Profetas posteriores
(Isaías, Jeremías, Ezequiel y el Libro de los doce –es decir, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás,
Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías-).

3. Los Escritos: Salmos, Proverbios, Job, los Megilot –Cantar de los Cantares, Rut,
Lamentaciones, Eclesiastés y Ester-, y finalmente Daniel, Esdras-Nehemías y Crónicas).

En ocasiones a la tercera división simplemente se la llama los Salmos. Fue esta la Biblia
que cito muchas veces nuestro Señor Jesús y hoy por hoy sigue siendo la Biblia Hebrea. Por eso
cuando el gran Maestro habla acerca de la ley o los profetas se refiere al canon hebreo y no solo lo
cito aquí sino en otras ocasiones:

“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que
se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés (Torá), en los profetas (Nebiim) y
en los salmos (Ketubim)”.

Lucas 24:44

Por tanto, cuando Jesús habla acerca de cumplir la ley y los profetas (y en otras ocasiones
los salmos) se refiere a cumplir todo el Antiguo Testamento que incluyen nuestros primeros 39
libros (24 para los judíos) de la Biblia. No obstante, los judíos de los tiempos de Jesús habían
confundido el verdadero camino que la ley quería mostrar y habían caído en una serie de
interpretaciones que los llevaron a establecer una serie de mandamiento de hombres que
imponían al pueblo desviándose de la verdadera esencia de la palabra de Dios.

El Cumplimiento de la verdadera ley

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde
pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”.

Mateo 5:17-18

Nos queda claro que aquí Jesús se está refiriendo a cumplir la verdadera ley de Dios; sin
embargo, para esta época los escribas y fariseos tenían un concepto muy diferente de lo que esto
significaba ya que habían incluido entre los mandamientos del Señor una serie de interpretaciones
que ellos le daban a los mandamientos y los habían convertido en parte de la ley. Cuando Dios le
entrego los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí, también le dio una serie de leyes
sacerdotales, civiles y morales que en total sumaban alrededor de 613 leyes. Estas leyes formaron
parte de los principios y normas que regían la vida de los judíos, sin embargo, esto no significa que
los cristianos estamos obligados a someternos a todas ellas. En el caso de las leyes sacerdotales
estaban orientadas a legislar la adoración a Dios, los sacrificios y demás ceremonias en las que el
pueblo participaba a través de la ministración de los sacerdotes. En la actualidad estas leyes ya no
se aplican ya que es a través del sacrificio de Cristo que tenemos entrada al lugar santísimo. Con
respecto a las leyes civiles, si bien es cierto nos dejan una gran enseñanza, difícilmente la mayoría
de ellas podría aplicarse a nuestras vidas ya que fueron dadas a un pueblo que vivió hace muchos
años en el desierto y que tenía un gobierno teocrático. Ahora bien, cuando hablamos de las leyes
morales esto es cosa diferente. Las leyes morales aún está vigentes, no solo para los judíos, sino
también para todos los cristianos. En estas se legislan los aspectos relacionados con la conducta
hacia el prójimo, Dios y nosotros mismos y la prohibición al pecado. Es a esta ley a la cual se refería
Jesús cuando decía: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas…” Esta ley es
eterna y permanece inalterable a los largo de todos los tiempos, a tal punto que ni siquiera la más
pequeña de las letras del alfabeto hebreo, la yod que equivale a nuestra jota española, puede ser
alterada. Ni siquiera la parte más pequeña de una letra se omitirá o como la Reina Valera 60 lo
dice: ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido, asegurándonos no solo su
eterna inalterabilidad, sino también su seguro cumplimiento.

“Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba
se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre”.

1 Pedro 1:24-25

Lamentablemente los escribas y fariseos tenían un entendimiento muy diferente a lo que


nuestro Señor llamaba ley, ya que ellos aparte de considerar la ley que Dios había otorgado a su
pueblo a través de Moisés, también se habían dedicado a incluir otras normas que consideraban al
mismo nivel que los anteriores. Mantenían que la Ley era divina, y que en ella Dios había dicho la
última palabra, y que por tanto todo debía estar en ella. Si una cosa no estaba en la Ley
explícitamente, tendría que estar implícitamente. Por tanto discutían que debe ser posible deducir
de la Ley una regla y una norma para cada posible situación de la vida. Así surgió un grupo llamado
de los escribas, cuyo cometido era reducir los grandes principios de la Ley a literalmente miles de
miles de reglas y normas. Por ejemplo, el día sábado era considerado santo y ningún trabajo tenía
que realizarse ese día. Pero era aquí donde los escribas se preguntaba: ¿qué es trabajo?
Resultando la formulación de esta pregunta en una serie de respuestas. Por ejemplo ellos decían
que trabajo es llevar una carga. Luego esta respuesta provocaba otra pregunta: ¿Qué es una
carga? A esta pregunta respondían los rabinos: “es una comida equivalente al peso de un higo
seco, vino suficiente para mezclarlo en una copa, bastante leche para un trago, la miel necesaria
para poner en una herida, el aceite necesario para ungir un pequeño miembro, el agua necesaria
para humedecer un colirio, el papel necesario para escribir un recibo de impuestos, tinta suficiente
para escribir dos letras del alfabeto, caña suficiente para hacer una pluma” y así hasta el infinito.
Las discusiones al respecto eran interminables y todas ellas eran enseñadas al pueblo como parte
de la ley divina que todos debían obedecer convirtiéndose estos mandamientos de hombres en
una gran carga para todo el pueblo. La curación de enfermedades era otra actividad que ellos
consideraban trabajo y por tanto no se podía practicar el día sábado. Lo único que se podía hacer
era asistir al paciente si su vida corría peligro, pero solo lo necesario para que no se pusiera peor y
nunca sanarlo completamente. Esta norma de ellos fue una de las cuales causo gran disgusto entre
los judíos religiosos al ver como Jesús sanaba aun el día de reposo. Tantas eran las
interpretaciones que los escribas daban a un mandamiento que todo ello resulto en varios cientos
de normas que todos debían obedecer por considerarse parte de la ley de Dios. Al principio estas
leyes y tradiciones se transmitían oralmente, pero después llego a codificarse en un sumario que
se llamó Mishná que contiene 63 tratados sobre varios asuntos de la ley, haciéndose tan
voluminoso como la Biblia misma. Posteriormente los rabinos hicieron otros comentarios para
explicar el Mishná, a los cuales llamaron los Talmudes. Todas estas malas interpretaciones estaban
lejos de captar el verdadero significado de la ley divina, sin embargo, Jesús, el gran Maestro estaba
dispuesto a mostrar la verdadera esencia de las palabras divinas, y es a partir del versículo 21 de
este capítulo y durante los siguiente dos capítulos que Jesús enseña el verdadero significado de la
ley que Dios aprueba.

La verdadera grandeza del cristianismo

“De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así
enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los
haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos”.

Mateo 5:19

Si bien es cierto la vida cristiana se vive por medio de la fe en Jesús, esta fe tiene que verse
reflejada a través de las buenas obras que caracterizan a un verdadero hijo de Dios. Pablo, el
defensor de la fe que salva sin obras, lo aclara de la siguiente manera: “Porque por gracia sois
salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie
se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”, (Efesios 2:8-10), y Santiago expresa el
mismo principio de la siguiente manera: “Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras.
Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras”, (Santiago 2:18). Por tanto, la
verdadera grandeza de la vida cristiana consiste en glorificar al Dios que nos salva por la fe a través
de las buenas obras, y estas buenas obras se reflejan en la observancia de su palabra. La palabra
de Dios nos muestra el verdadero carácter moral y espiritual que debemos tener en este mundo
de pecado y como cristianos debemos girar nuestra vida alrededor de estos principios divinos. Por
eso los grandes en el reino de los cielos serán aquellos que por la fe vivieron de acuerdo a su
bendita palabra y aún más, se dedicaron a enseñarla a los demás.

Los que entraran en el reino del cielo


“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos”.

Mateo 5:20

Estas palabras tuvieron que haber causado gran impacto en los oídos de la multitud, ya
que los escribas y fariseos eran considerados como las personas cuyo nivel espiritual estaba por
encima de las personas comunes y sin duda alguna eran los primeros en entrar en el reino de los
cielos. Sin embargo Jesús dice que no era así. La vida de estos líderes religiosos estaba basada en
puras apariencias e hipocresía religiosas y habían olvidado el amor, la justicia y la misericordia;
estaban más preocupados en obedecer sus preceptos y conceptos religiosos que en vivir la
verdadera ley. Por eso Jesús les dice que para poder entrar en el reino de los cielos su justicia tiene
que ser mayor que la de los escribas y fariseos. Para ello Nuestro Señor proveyó un camino
perfecto a través de su muerte y resurrección para que todos los que por la fe creyéramos en Él
fuésemos justificados gratuitamente y así heredar la vida eterna.

“Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma
manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida”.

El Significado de Mateo 5:17-19, 2ª.


Parte: Entendiendo “la ley o los profetas.”
Por Michael J. Vlach
En la 1ª. Parte, mencioné que se debe tomar una decisión con respecto a lo que Jesús quiso decir
con “la Ley o los Profetas” en Mateo 5:17 y “La Ley” en 5:18. Aunque este asunto no parezca tan
significativo a primera vista, es importante para una correcta comprensión de Mateo 5:17-19. El
propósito de este artículo es estudiar los temas aquí y comentar sobre lo que creo que es la mejor
comprensión.
Antes de empezar, sin embargo, entiendo que los temas que estamos comenzando a discutir son
muy debatidos y la gente razonable puede estar en desacuerdo con mis conclusiones.
Para comenzar, observe las palabras de Jesús en Mateo 5:17-18:
“No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir.
Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una
tilde de la ley hasta que toda se cumpla.”
El Significado de “la ley o los profetas” en 5:17
Otras diez veces, “Ley” y “Profetas” aparecen juntas en el Nuevo Testamento-Mateo 7:12; 11:13;
22:40; Lucas 16:16; 24:44; Juan 1:45; Hechos 13:15; 24:14; 28:23; y Romanos 3:21. La unión de
“la Ley” y “los Profetas” se refiere a la totalidad de las Escrituras hebreas, es decir, al Antiguo
Testamento. La “Ley” en este contexto se refiere a la Torá o a los primeros cinco libros de la Biblia.
Y “Profetas” se refiere al resto de los libros del Antiguo Testamento. Como observa Grant Osborne,
“’La ley o los profetas ‘significa toda la Escritura’”( Matthew, 181).
La mención de Jesús de “o” (ē) en lugar del habitual “y” (kai) al conectar “la Ley” con “los
Profetas” no cambia esta realidad. El punto es que Jesús no vino a abolir “la Ley” como parte de la
Palabra de Dios “o” “los Profetas” como parte de la Palabra de Dios. Juntos, no hay partes de las
Escrituras Hebreas que Jesús vino a abolir. En resumen, estamos sobre una base sólida para ver “la
Ley o los Profetas” en 5:17 como una referencia a la totalidad del Antiguo Testamento.

El Significado de “Ley” en 5:18


Pero determinar lo que Jesús quiso decir con “Ley” en Mateo 5:18 es más desafiante y debatido:
Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más
pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla (el énfasis es mío).
Aquí Jesús mencionó “Ley” pero no “Profetas”. ¿Qué podemos concluir de todo esto? ¿Está Jesús
llamando la atención específicamente a los mandamientos de la Ley de Moisés solamente? Esta es
la opinión mayoritaria entre los comentaristas. ¿O está usando aquí “Ley” como abreviatura de “la
Ley” y “los Profetas” que acabamos de mencionar en 5:17? Con este entendimiento, este segundo
uso de la “Ley” también se refiere a las Escrituras hebreas en su totalidad.
Existen tres argumentos para el punto de vista de la “Ley mosaica solamente”. Primero, Jesús sólo
menciona la “Ley”. Dejando fuera a los “Profetas” aquí Él se enfoca únicamente en los
mandamientos mosaicos. Segundo, el contexto indica que Él está enfocado en los mandamientos de
la Ley de Moisés. En el versículo 19, Jesús mencionará “estos mandamientos”. Y en el versículo 20,
Él discutirá una justicia necesaria para entrar en el reino de Dios. Entonces con Mateo 5:21-48 Jesús
traerá seis mandamientos mosaicos que muestran que la ley era su énfasis. Tercero, la mayoría de
los usos de la “Ley” en el Nuevo Testamento se enfocan en los mandamientos de la Ley mosaica.
Por otro lado, algunos creen que “Ley” en 5:18 es la abreviatura de todas las Escrituras Hebreas.
Así que se está considerando el Antiguo Testamento como un todo, no sólo los mandamientos de la
Ley mosaica. Existen varios argumentos a favor de este punto de vista. Primero, puesto que Jesús
acaba de mencionar “la Ley o los Profetas” en 5:17, parece poco probable que excluya a “los
Profetas” en 5:18. Segundo, la conjunción “para” (gar) conecta la “Ley” y los “Profetas” de 5:17
con 5:18. Así que el mensaje de 5:18 parece ser una explicación de lo que fue declarado en 5:17.
Esto tendría que incluir las Escrituras Hebreas fuera de los mandamientos mosaicos. Tercero, con
5:17 Jesús habla de cumplir la Ley y los Profetas, y en 5:18 habla de cumplir todos los detalles de la
Ley. Parece extraño que el cumplimiento de 5:18 sea distinto del cumplimiento de Mateo 5:17.
Cuarto, si bien es cierto que “Ley” se refiere con mayor frecuencia a los mandamientos mosaicos,
no es infrecuente que se utilice la “Ley” del Antiguo Testamento como un todo. Como observa
Schreiner:
En algunos textos, “Ley” por sí solo parece referirse ampliamente a las Escrituras del Antiguo
Testamento (Mateo 22:36; Lucas 10:26; Juan 7:49; 10:34; 12:34; 15:25; 1 Corintios 9:8-9; 14:21,
34; Gálatas 4:21), aunque en algunos de estos textos un precepto particular de la ley de Moisés
también puede estar en consideración (Juan 7:49; 1 Corintios 9:8-9; 14:34) (Schreiner, 40
Questions about Christians and Biblical Law, 21).
Quinto, en el único otro caso en el que los tres elementos de la Ley mosaica, Profetas y “cumplir”
ocurren, el énfasis está en las profecías del Antiguo Testamento que se están cumpliendo, no sólo en
el cumplimiento de la Ley mosaica:
Y les dijo: Esto es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se
cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.”
Al examinar los dos puntos de vista, creo que el segundo punto de vista es más convincente y es
más probable que sea exacto. Parece mejor ver “Ley” en 5:18 como la abreviatura de “Ley” y
“Profetas” y ver a Jesús incluyendo todo el corpus del Antiguo Testamento con su segundo uso de
“Ley”. Con 5:17-18 Jesús se dirigió a más de lo que la ley mosaica ordena. Hizo una declaración
sobre el cumplimiento de todas las Escrituras Hebreas. Tal vez Jesús incluye las profecías, pactos,
predicciones mesiánicas y principios de todo el Antiguo Testamento. Con Lucas 24:44 sabemos que
Él incluyó profecías sobre su muerte y resurrección.
Pero, ¿qué pasa con el argumento de que el contexto de Mateo 5:17-48 se centra en los
mandamientos de la Ley de Moisés? Hay varias respuestas. En primer lugar, la perspectiva más
amplia de la “Ley” no excluye la posibilidad de que Jesús pudiera hacer declaraciones sobre la Ley
mosaica. Una declaración sobre la “Ley” no significa que los “Profetas” estén excluidos de la
discusión. Segundo, como se mostrará en un post posterior, “estos mandamientos” en 5:19 podrían
no referirse a los mandamientos de la Ley mosaica. Se podría argumentar razonablemente que
“estos mandamientos” se refieren a la totalidad de la instrucción del Antiguo Testamento. O bien,
“estos mandamientos” podrían referirse a las palabras autoritativas de Jesús en el Sermón del Monte
(Mateo 5-7). Al final del Sermón, Jesús llama la atención sobre “estas palabras mías” (Mat. 7:24,
26). También, mientras Jesús tratará con seis mandamientos mosaicos en 5:21-48, Él podría estar
haciéndolo para contrastar la instrucción de la Ley mosaica con la instrucción del Nuevo Pacto que
Él está ofreciendo ahora. El punto principal aquí es que no se puede asumir que el contexto de
Mateo 5 exige que la “Ley” en Mateo 5:18 significa sólo la Ley mosaica.

El Debate Sobre Este Tema


Este debate sobre lo que Jesús quiso decir con “la Ley o los Profetas” y el segundo uso de la “Ley”
en 5:18 fue abordado por los colaboradores en el libro, La Ley, el Evangelio y el Cristiano
Moderno. [The Law, the Gospel, and the Modern Christian]. Tomando el punto de vista más amplio
de que Jesús se refería a todo el Antiguo Testamento, Wayne Strickland declaró:
En Mateo, la frase “la ley y los profetas” se refiere no sólo a la ley mosaica, sino a todo el Antiguo
Testamento (7:12; 11:13; 22:40). Así pues, el término “ley” en el versículo siguiente[5:18] es una
forma abreviada de referirse al mismo Antiguo Testamento. También hay que señalar que la
referencia explícita a los “Profetas” indica que el autor habla de profecía. Que el cumplimiento de
las profecías del Antiguo Testamento que se contempla está señalado por la frase “hasta que todo
esté cumplido” en el versículo 18. (p. 258)
Douglas Moo retrocedió en el entendimiento de Strickland diciendo que su punto de vista “sesga no
sólo el significado de este pasaje sino también la síntesis teológica general” (p. 313). Moo dice que
la frase “la Ley y los Profetas” “no se centra en las profecías del Antiguo Testamento, sino en los
aspectos legales o mandatorios del Antiguo Testamento” (p. 314). Por lo tanto, Moo cree que el
contexto apoya una comprensión más estrecha de los mandamientos Mosaicos.
Pero si los “Profetas” están en el contexto cercano de la discusión de Jesús en 5:17, tiene sentido
que Jesús incluya a los Profetas en 5:18. No se trata de una comprensión distorsionada, sino
contextual. Además, no estoy seguro de cómo una declaración de que las Escrituras del Antiguo
Testamento deben cumplirse en su totalidad es una amenaza para una “síntesis teológica general”.

Conclusión
En resumen, creo que “la Ley o los Profetas” en 5:17 y “la Ley” en 5:18 se refieren al Antiguo
Testamento como un todo. Yo no diría que este entendimiento está probado más allá de toda duda o
que personas razonables no puede estar en desacuerdo. Pero creo que esta comprensión es más
probable que no, incluso viable. Ciertamente creo que es razonable y digno de consideración. Por
otro lado, creo que el punto de vista de la Ley mosaica es más difícil de probar. También sería
cauteloso de cualquier sistema o punto de vista teológico que base el peso de su validez en un
entendimiento más estrecho de la “Ley” en Mateo 5:18.
En mi próximo artículo veremos el significado de “abolir” y “cumplir” en Mateo 5:17-18 y cómo
estos términos se relacionan con “la Ley o los Profetas.”

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