primicias, El día de reposo, El uso de in-
cienso, La adoración con instrumentos
musicales, entre otros…
La Biblia enseña que practicar los precep-
tos del viejo Testamento trae consecuen-
cias:
“Pero el entendimiento de ellos se embo-
tó; porque hasta el día de hoy, cuando
leen el antiguo pacto, les queda el mis-
mo velo no descubierto, el cual por
Cristo es quitado” 2 Corintios 3.14.
“Porque todos los que dependen de las
obras de la ley están bajo maldición,
pues escrito está: Maldito todo aquel
que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacer-
las” Gálatas 3.10.
“De Cristo os desligasteis, los que por la
ley os justificáis; de la gracia habéis
caído” Gálatas 5.4.
Sobre todo, la mayor consecuencia es que
quienes guardan tales mandamientos no
reciben la salvación porque no guardan el
Pacto que fue establecido con la sangre de
Cristo; el único medio por el cual Dios
perdona los pecados.
“sabiendo que el hombre no es justificado
por las obras de la ley, sino por la fe de
Jesucristo, nosotros también hemos creí-
do en Jesucristo, para ser justificados por
la fe de Cristo y no por las obras de la ley,
por cuanto por las obras de la ley nadie
será justificado” Gálatas 2.16.
¿Pero si no tenemos que guardar los
mandamientos del Antiguo Pacto,
significa eso que los cristianos esta-
mos sin ley?
¡De ninguna manera!; ¡por supuesto que
los cristianos tenemos ley que guardar!,
¡tenemos que guardar los mandamientos
del Nuevo Testamento!. El apóstol Pablo
enseñó que él sí estaba bajo una ley, más
no bajo la ley de Moisés sino bajo la ley
de Cristo:
“a los que están sin ley, como si yo estuvie-
ra sin ley (no estando yo sin ley de Dios,
sino bajo la ley de Cristo), para ganar a
los que están sin ley” (1 Cor. 9.21)
Inclusive, muestra que varios de los man-
damientos del Antiguo Pacto siguieron
vigentes en el Nuevo, a excepción de los
rituales como el diezmo, el sábado y de-
LOS DOS
más preceptos del culto judaico:
“Porque: No adulterarás, no matarás, no
hurtarás, no dirás falso testimonio, no co-
diciarás, y cualquier otro mandamiento,
en esta sentencia se resume: Amarás a
PACTOS
tu prójimo como a ti mismo” (Rom. 13.9)
El Antiguo Testamento sirve hoy día co-
mo ejemplo, para enseñar, para exhortar,
más no para que guardemos sus manda-
tos y preceptos porque todos ellos que-
daron abolidos:
“Porque las cosas que se escribieron an-
tes, para nuestra enseñanza se escribie-
ron, a fin de que por la paciencia y la con-
solación de las Escrituras, tengamos espe-
ranza” (Rom. 15.4)
Y tú,
¿Estás en una iglesia que
guarda preceptos del Antiguo
o del Nuevo Testamento?
Le invitamos a que conozca la
IGLESIA DE CRISTO
LA DORADA CALDAS
Calle 14 No 12 - 56 san Antonio
HORARIOS
JUEVES 7.30 PM—DOMINGOS 6 PM
Por,
Usted puede solicitar más material de estudio Germán Centeno A.
bíblico sobre diversos temas, y gratis:
Iglesia de Cristo
gercentar@gmail.com
 ¿QUÉ ES UN PACTO?
Un pacto es un acuerdo entre dos o más
personas, un pacto contiene normas, re-
glamentos, estatutos que deben ser
cumplidos. En la Biblia la palabra “pacto”
equivale a “testamento” o “Ley”, de ma-
nera que La Biblia contiene dos Pactos, el
Antiguo y el Nuevo.
¿HAY ALGUNA DIFERENCIA ENTRE LOS
DOS PACTOS?
Claro que sí, la Biblia enseña que el Nue-
vo Pacto es mejor que el primero, ya que
contiene mejores promesas, además
agrega que el Antiguo era defectuoso:
“Pero ahora tanto mejor ministerio es
el suyo, cuanto es mediador de un me-
jor pacto, establecido sobre mejores
promesas. Porque si aquel primero hu-
biera sido sin defecto, ciertamente no
se hubiera procurado lugar para el se-
gundo” Hebreos 8.6-7.
¿QUÉ SE EXIGE EN EL ANTIGUO PACTO?
Cumplir las ordenanzas allí establecidas,
para que los Israelitas pudieran vivir para
siempre en la tierra que Dios había pro-
metido a su antepasado Abraham:
“Ahora, pues, oh Israel, oye los estatu-
tos y decretos que yo os enseño, para
que los ejecutéis, y viváis, y entréis y
poseáis la tierra que Jehová el Dios de
vuestros padres os da.” Deut. 4.1.
Si usted nota, el Antiguo Pacto fue dado
solamente al pueblo de Israel, Dios se
dirige a ellos, las demás naciones no co-
nocían este pacto; Moisés sigue dicien-
do:
“Guardadlos, pues, y ponedlos por obra;
porque esta es vuestra sabiduría y vues-
tra inteligencia ante los ojos de los
pueblos, los cuales oirán todos estos
estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo
sabio y entendido, nación grande es
esta. Porque ¿qué nación grande hay
que tenga dioses tan cercanos a ellos
como lo está Jehová nuestro Dios en to-
do cuanto le pedimos? Y ¿qué nación
grande hay que tenga estatutos y jui-
cios justos como es toda esta ley que
yo pongo hoy delante de vosotros?”
Deut. 4.6-8.
¡Ni siquiera los antepasados de los israeli-
tas como Noé, Abraham, Isaac, Jacob, etc.
Tuvieron ese pacto!
“Llamó Moisés a todo Israel y les dijo:
Oye, Israel, los estatutos y decretos que
yo pronuncio hoy en vuestros oídos;
aprendedlos, y guardadlos, para poner-
los por obra. Jehová nuestro Dios hizo
pacto con nosotros en Horeb. No con
nuestros padres hizo Jehová este pac-
to, sino con nosotros todos los que es-
tamos aquí hoy vivos” Deut. 5.1-3.
Varios siglos después de Israel recibir es-
te pacto, el rey David dijo:
“Ha manifestado sus palabras a Jacob,
sus estatutos y juicios a Israel; no ha
hecho así con ninguna otra de las na-
ciones; y en cuanto a sus juicios, no los
conocieron. aleluya” Salmo 147.19-20.
Los profetas anunciaron que este pacto
pasaría, sería abolido porque vendría un
nuevo pacto, y que la naturaleza de este
sería diferente a la del antiguo:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en
los cuales haré nuevo pacto con la casa
de Israel y con la casa de Judá. No como
el pacto que hice con sus padres el día
que tomé su mano para sacarlos de la
tierra de Egipto; porque ellos invalidaron
mi pacto, aunque fui yo un marido para
ellos, dice Jehová” Jeremías 31.31-32.
El escritor de Hebreos cita esta profecía
como ya cumplida en los tiempos de la
iglesia (Hebreos 8.8-12), y finalmente de-
clara:
“Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo
al primero; y lo que se da por viejo y se
envejece, está próximo a desaparecer”
Hebreos 8.13.
¿QUÉ ES EL NUEVO PACTO?
Es el Nuevo Testamento dado por nuestro
Señor Jesucristo; para mejor entendimien-
to, el Nuevo Pacto es el evangelio mismo,
y a diferencia del Antiguo, el Nuevo no es-
tá limitado a una sola nación, sino que es
para todas las naciones, para todo el mun-
do, para toda criatura:
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura” Marcos 16.15.
En él se encuentran las normas, los man-
damientos que Dios quiere para todo el
mundo. Es el Pacto que nos guía a la salva-
ción:
“Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y
holocaustos y expiaciones por el pecado
no quisiste, ni te agradaron (las cuales co-
sas se ofrecen según la ley), y diciendo lue-
go: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer
tu voluntad; quita lo primero, para esta-
blecer esto último. En esa voluntad so-
mos santificados mediante la ofrenda del
cuerpo de Jesucristo hecha una vez para
siempre” Hebreos 10.8-10.
El Nuevo Pacto es superior al primero, es
el que salva porque fue establecido con la
sangre de nuestro Señor Jesucristo:
“Y tomando la copa, y habiendo dado
gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella
todos; porque esto es mi sangre del
nuevo pacto, que por muchos es derra-
mada para remisión de los pecados” Ma-
teo 26.27-28.
El Antiguo Pacto era inferior porque fue
establecido, no con la sangre de Cristo,
sino con la sangre de animales:
“porque la sangre de los toros y de los
machos cabríos no puede quitar los pe-
cados” Hebreos 10.1-4.
¿QUÉ PASA SI UNA IGLESIA GUARDA
LOS MANDAMIENTOS DEL ANTIGUO
PACTO?
Hoy día las iglesias humanas guardan
mandamientos tomados del Antiguo Pacto
o Testamento tales como: El diezmo, Las