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SALA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA

MAGISTRADO PONENTE: MARCO ANTONIO MEDINA SALAS

EXP. NÚM. 2020-0075

El Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción


Judicial del Estado Táchira, con sede en San Cristóbal, mediante oficio número 100/200 del 2 de marzo de 2020
remitió a esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia el expediente de la demanda por
nulidad de contrato de compra-venta, incoada por el ciudadano Edecio Arcadio Cañizales Araujo, cédula de
identidad número 11.610.682, en su carácter de Director Administrativo de la empresa PROMOCIONES
ROAN, C.A., inscrita en el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, bajo
el número 48, Tomo 11-A de fecha 26 de mayo de 2006, y posteriormente inscrita por cambio de domicilio por
ante el Registro Mercantil Primero de la Circunscripción del Estado Mérida bajo el número 70, Tomo A-28 en
fecha 6 de septiembre de 2007, asistido por la abogada Doris Victoria Niño de Abreu, inscrita en el
INPREABOGADO bajo el número 28.422, contra la ciudadana CRISTY JOHANNA JAIMES REY, cédula de
identidad número 16.371.479.

La remisión ordenada se cumplió en atención al recurso de regulación de jurisdicción ejercido el 26 de


febrero de 2020, por la abogada Doris Victoria Niño de Abreu -antes identificada-, actuando con el carácter de
apoderada judicial de la empresa Promociones Roan, C.A, conforme a lo previsto en los artículos 59 y 66 del
Código de Procedimiento Civil, contra la sentencia dictada el 18 de febrero de 2020, mediante la cual se declaró
con lugar la cuestión previa contenida en el ordinal 1° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil referida
a la falta de jurisdicción opuesta por la demandada.

El 1° de diciembre de 2020 se dio cuenta en Sala y, por auto de igual fecha, el Magistrado Marco Antonio
Medina Salas fue designado Ponente a los fines del pronunciamiento sobre el recurso incoado.

En sesión de Sala Plena del 5 de febrero de 2021, de conformidad con lo establecido en el artículo 20 de
la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, se reeligió la Junta Directiva de este Máximo Tribunal,
quedando integrada esta Sala Político-Administrativa de la forma siguiente: Presidenta, Magistrada María
Carolina Ameliach Villarroel; Vicepresidenta, Magistrada Bárbara Gabriela César Siero; el Magistrado Inocencio
Antonio Figueroa Arizaleta; el Magistrado Marco Antonio Medina Salas, y la Magistrada Eulalia Coromoto
Guerrero Rivero.

Realizado el estudio de las actas procesales, pasa esta Máxima Instancia a decidir, previo a lo cual formula
las consideraciones siguientes:
I

ANTECEDENTES

En fecha 16 de septiembre de 2019 el ciudadano Edecio Arcadio Cañizales Araujo, en su carácter de


Director Administrativo de la empresa Promociones Roan, C.A., asistido por la abogada Doris Victoria Niño de
Abreu, antes identificado e identificada, presentó ante el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, demanda por nulidad de contrato de
compra-venta contra la ciudadana Cristy Johanna Jaimes Rey, también identificada, en los siguientes términos:

Que su empresa está “dedicada al ramo de la promoción y construcción de conjuntos residenciales,


decidió invertir en el Estado Táchira y adquirió mediante documento de compra venta un terreno ubicado en la
Prolongación de las pilas, Av Segunda de la Urbanización Santa Inés (…) para construir tres torres de
Apartamentos, para un total de 156 viviendas…”. (Sic).

Alega que ambas partes suscribieron una “convención preparatoria de venta sobre un APARTAMENTO
en construcción (…)”. (Mayúsculas del escrito).

Que “A mediados de Julio de 2.019, CRISTY JOHANNA JAIMES REY, se dirigió a la oficina
administrativa de la empresa (…) a solicitar el documento traslativo de propiedad del APARTAMENTO… ya
que había pagado la totalidad del precio, por cuanto ella tenía conocimiento que se empezaría a protocolizar
los documentos definitivos de venta a los frutos (sic) adquirientes que estuvieran toralmente (sic) solventes con
el pago…”. (Mayúsculas y negritas del original).

Que la demandada “… en su condición de realtor (sic). (vendedora de bienes raíces) de la


franquicia RE/MAX DIAMANTE …ha[bía] revendido varios apartamentos (…) a diferentes compradores…”.
(Agregado de la Sala).

Que “CRISTY JOHANNA JAIMES REY (…) obró de mala fe al exigir el documento traslativo de la
propiedad cuando NO había cumplido con el pago del precio (…) sólo hizo abonos que suman la cantidad
de (…) (Bs. 220.000,00), quedando un saldo insoluto de (…) (Bs. 360.000,00) equivalente al 62% de la totalidad
del precio establecido para el año 2.010, TREINTA Y NUEVE MIL TRESCIENTOS OCHENTA Y SIETE
DOLARES (sic) AMERICANOS CON CERO CENTIMOS (sic) ($39.387,00) para la fecha, debido al error en
que la ciudadana hizo incurrir a la empresa al solicitar que le redactaran el documento definitivo de venta, sin
haber ingresado ninguna cantidad de dinero en un solo pago de (…) (Bs. 700.000,00) NI CONSTA DE
NINGUNA FORMA que haya pagado la totalidad del pago del precio, (sic) solo que la ciudadana CRISTY
JOHANNA JAIMES REY, se aprovechó de la confianza y la buena fe del director administrativo de la
empresa (…) que fue sorprendido e intencionalmente por la conducta dolosa desplegada por la
ciudadana (…), con un comportamiento ilícito, destinado a engañarlo (…)”. (Mayúsculas y negrillas del escrito).

En tal razón solicita la nulidad del contrato compra-venta.

Fundamenta la acción judicial en los artículos 1.146, 1.154, 1.141, 1.133 y 1.474 del Código Civil.

Por auto de fecha 20 de septiembre de 2019 el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil
y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, con sede en San Cristóbal, admitió la demanda.
Igualmente, ordenó la citación de la parte demandada a los fines de la contestación.

En fecha 23 de octubre de 2019, el aludido Juzgado dio cumplimiento a lo ordenado en el auto de admisión
y libró la respectiva compulsa.
Mediante escrito de fecha 11 de febrero de 2020, la abogada María Isabel Cárdenas Mendoza, inscrita en
el INPREABOGADO bajo el número 129.370, en su carácter de apoderada judicial de la parte demandada, opuso
la cuestión previa relativa a la falta de jurisdicción del Poder Judicial frente al arbitraje.

Por sentencia de fecha 18 de febrero de 2020 el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, con sede en San Cristóbal, declaró con
lugar la cuestión previa relativa a la falta de jurisdicción del Poder Judicial de conformidad al criterio establecido
en esta Sala en la sentencia número 1.163 de fecha 2 de octubre de 2008.

II

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Corresponde a esta Sala Político-Administrativa emitir pronunciamiento con relación al recurso de


regulación de jurisdicción ejercido, de acuerdo a la competencia que le ha sido atribuida en el numeral 20 del
artículo 23 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, los artículos 26, numeral 20 de la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia y los artículos 59 y 66 del Código de Procedimiento Civil. Para
decidir, se observa:

Mediante sentencia de fecha 18 de febrero de 2020 (folios 65 al 67 del expediente), el Juzgado remitente
declaró con lugar la cuestión previa opuesta por el apoderado judicial de la ciudadana Cristy Johanna Jaimes Rey,
relativa a la falta de jurisdicción del Poder Judicial frente al arbitraje, en virtud de la existencia de una cláusula
arbitral en el contrato de convención preparatoria de venta.

Ahora bien, advierte la Sala que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo
258 consagra que el sistema de justicia está constituido, entre otros, por el Tribunal Supremo de Justicia, los
demás tribunales que determine la ley y por los medios alternativos de justicia, entre los cuales se encuentra el
arbitraje. Por tal razón el constituyente estableció en la Carta Magna el deber que tiene el legislador de promover
el arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios para la solución de conflictos, como
alternativa ante las típicas disputas o querellas en sede judicial, lo que refleja la constitucionalización de los
medios alternativos para la resolución de conflictos.

De allí, que el arbitraje constituya un mecanismo eficaz de cooperación a la competencia que tienen los
tribunales ordinarios del país para resolver, por imperio de la Ley, todas las querellas que les sean sometidas por
los ciudadanos a su conocimiento, en uso del derecho constitucional a una tutela judicial efectiva y la garantía de
acceso a la justicia, previstos en el artículo 26 de la Carta Magna.

Por otra parte, la doctrina y la jurisprudencia han considerado al arbitraje como un medio de
heterocomposición procesal entre las partes, quienes mediante su voluntad expresa convienen de forma
anticipada, en sustraer del conocimiento del Poder Judicial (acuerdo este que también podría ser posterior, esto
es, ya iniciada una causa judicial), las diferencias, controversias o desavenencias que puedan surgir entre ellas
por la ejecución, desarrollo, interpretación o terminación de un negocio jurídico.

En tal sentido, el artículo 5 de la Ley de Arbitraje Comercial, publicada en la Gaceta Oficial de la


República de Venezuela número 36.430 del 7 de abril de 1998, prevé que cuando en una cláusula contractual o
en un acto independiente esté incluido un acuerdo de arbitraje, éste adquiere carácter vinculante para las partes
que han suscrito el contrato, quienes por dicho acuerdo se obligan a dirimir sus controversias ante árbitros y
renuncian a acudir ante los órganos jurisdiccionales ordinarios.

Igualmente, el artículo 6 de la Ley de Arbitraje Comercial prevé que el acuerdo de arbitraje deberá constar
por escrito, en cualquier documento o conjunto de documentos que dejen constancia de la voluntad de las partes
de someterse a este medio de resolución de controversias.
Ahora bien, respecto a las relaciones de coordinación y subsidiariedad de los órganos del Poder Judicial
frente al sistema de arbitraje, la Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de Justicia en la
sentencia número 1067 del 3 de noviembre de 2010, dispuso que los órganos del Poder Judicial sólo pueden
realizar un examen o verificación “prima facie”, formal, preliminar o sumario de los requisitos de validez,
eficacia y aplicabilidad de la cláusula arbitral, con exclusión de cualquier análisis relacionado con los vicios del
consentimiento.

De la misma forma, dejó sentado la referida Sala en su sentencia, que para determinar la procedencia de
la denominada “Renuncia Tácita al Arbitraje” debe estudiarse, en cada caso, el comportamiento desarrollado por
las partes en el proceso que demuestren una indiscutible “orientación” de someterse al arbitraje como medio de
resolución del conflicto.

Así, aprecia la Sala en el caso bajo examen, que en la Cláusula Décima Séptima de la convención
preparatoria de venta suscrita entre la sociedad mercantil Promociones Roan, C.A., y la ciudadana Cristy Johanna
Jaimes Rey (folio 21), las partes establecieron, lo siguiente:

“…DÉCIMA SÉPTIMA: Acuerdo Arbitral: Toda controversia que verse sobre la


existencia, extensión, interpretación y cumplimiento de este contrato, será resuelto
definitivamente mediante Arbitraje Institucional en la Ciudad de Caracas, República
Bolivariana de Venezuela, de acuerdo a las disposiciones del Reglamento General del
Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Caracas, quedando excluida la
Jurisdicción Civil Ordinaria y administrativa, para la solución de toda controversia
surgida de este contrato. Este Acuerdo Arbitral permanecerá incólume y mantendrá su
fuerza y vigor entre las partes siempre respecto del presente contrato, aún después de
otorgado el Documento Público de Compra-Venta. Así mismo; las partes convienen
expresamente en que se obligan en caso de controversia antes o después del
otorgamiento del Documento Público de Compra-Venta a no solicitar Medidas
Cautelares Nominadas ni Innominadas, ni ejercer Recursos de Amparo, de Nulidad, ni
de cualquier índole sobre el objeto del litigio, ni sobre el inmueble, fase, etapa o
conjunto de que este es parte, mientras no sea dictado el Laudo Arbitral y este se
encuentre definitivamente firme. Esto último en salvaguarda de los derechos de
terceros. El Tribunal Arbitral que decidirá conforme a Derecho estará compuesto por
3 Árbitros”. (Negrillas del original).

Ahora bien, del contenido de la referida cláusula se aprecia que las partes en ejercicio del principio de la
autonomía de la voluntad, acordaron someter las controversias que pudiesen surgir entre ellas a la decisión de un
tribunal arbitral.

Igualmente, observa esta Sala que el 11 de febrero de 2020 la apoderada judicial de la demandada, opuso
la cuestión previa prevista en el ordinal 1° del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, referida a la falta
de jurisdicción del Juez frente al arbitraje, en virtud de la existencia de una cláusula arbitral que excluye el
conocimiento del asunto de los jueces ordinarios para la resolución de conflictos relacionados con el contrato
cuyo cumplimiento se demanda.

Conforme al criterio jurisprudencial expuesto, advierte la Sala que en el caso bajo estudio no existe una
“renuncia expresa o tácita” del demandado respecto a la citada cláusula compromisoria, sino que por el contrario,
en la oportunidad supra señalada insistió en la validez de la misma frente al conocimiento de la jurisdicción
ordinaria.

Así, de la lectura de la cláusula arbitral transcrita, se constata que en efecto, las partes decidieron someter
las controversias que pudiesen surgir entre ellas a la decisión de un tribunal arbitral, por lo que la acción planteada
debería ser resuelta mediante arbitraje.
De esta manera, en aplicación de la Ley y de los criterios jurisprudenciales expuestos, esta Sala concluye
que el Poder Judicial no tiene jurisdicción pues la acción planteada debe ser admitida, sustanciada y decidida por
un tribunal arbitral. En consecuencia, declara sin lugar la regulación de jurisdicción, confirma la sentencia dictada
por el Juzgado remitente en fecha 18 de febrero de 2020 y condena en costas a la demandante, conforme a lo
previsto en los artículos 274 y 276 del Código de Procedimiento Civil. Así se determina.

III

DISPOSITIVA

Por las razones anteriormente expuestas, esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, declara:

1.- SIN LUGAR el recurso de regulación de jurisdicción interpuesto por la abogada Doris Victoria Niño
de Abreu, actuando con el carácter de apoderada judicial de la sociedad mercantil PROMOCIONES ROAN,
C.A., contra la sentencia dictada el 18 de febrero de 2020 por el Juzgado Tercero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Táchira, con sede en San Cristóbal.

2.- Que el PODER JUDICIAL NO TIENE JURISDICCIÓN para conocer y decidir la demanda
por nulidad de contrato de compra-venta, interpuesta por el ciudadano Edecio Arcadio Cañizales Araujo, en su
carácter de Director Administrativo de la empresa PROMOCIONES ROAN, C.A., asistido por la abogada Doris
Victoria Niño de Abreu, contra la ciudadana CRISTY JOHANNA JAIMES REY.

3.- En consecuencia, se CONFIRMA la decisión dictada en fecha 18 de febrero de 2020, por el Juzgado
Tercero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira, con sede en San Cristóbal.

4.- Se CONDENA en costas a la empresa demandante, conforme a lo previsto en los artículos 274 y 276
del Código de Procedimiento Civil.

Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase el expediente al Tribunal de origen. Cúmplase lo


ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo
de Justicia, en Caracas a los dos (2) días del mes de marzo del año dos mil veintiuno (2021). Años 210º de la
Independencia y 162º de la Federación.

La Presidenta,
MARÍA CAROLINA AMELIACH VILLARROEL
La Vicepresidenta,
BARBARA GABRIELA CÉSAR SIERO
El Magistrado,
INOCENCIO ANTONIO FIGUEROA ARIZALETA
El Magistrado-Ponente,
MARCO ANTONIO MEDINA SALAS
La Magistrada,
EULALIA COROMOTO GUERRERO RIVERO
La Secretaria,
GLADYS AZUAJE BARRETO

En fecha tres (3) de marzo del año dos mil veintiuno, se publicó y registró la anterior sentencia bajo
el Nº 00033.
La Secretaria,

GLADYS AZUAJE BARRETO

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