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Francia y la revolución industrial

Cuando hablamos de Francia, muchos pensamos en el país del amor, en los grandes museos
famosos como el Lovre, marcas exitosas a nivel mundial, monumentos emblemáticos como la
Torre Eiffel y muchas otra cosas, pero hablar de Francia y la revolución industrial es un mundo
de historia interesante de saber, en especial cómo comenzó y que sucedió para llevarse a
cabo este fenómeno.

Esta revolución industrial tuvo sus comienzos entre los siglos XVIII y principios del XIX y fue
Gran Bretaña el país que llevó la delantera,  seguido del resto de Europa continental, quienes
tuvieron que sobrellevar una serie de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y
sociales, para lograr formar parte de la misma.

Haciendo énfasis especial en Francia, en este país el movimiento revolucionario se da de


forma más tardía que en Inglaterra, debido a una serie de factores que influyeron en su lento
crecimiento industrial en el siglo XIX, exactamente entre los años 1835-1840.

Entre los factores se destacan los siguientes:

 Escasez de materias primas.


 La clase campesina en un gran porcentaje tenía derecho absoluto sobre las tierras.
 La existencia de un lento crecimiento demográfico, con el que siempre se ha
caracterizado Francia y en general Europa, hasta la actualidad.

Fueron estos factores los que disminuyeron el ritmo de la revolución industrial francesa,
debido a que la baja tasa de natalidad para aquel entonces no generaba ningún tipo de
presión por parte de la población, lo que a su vez se traduce en que hubo disminución de la
demanda global y por lo tanto esto produjo freno al impulso necesario para el desarrollo
industrial.

Durante el siglo XIX, se hace referencia a que la evolución de la estructura económica


francesa fue lenta en este período, debido a que la agricultura continuó ejerciendo un papel
principal en la producción del país, con un predominio rural, donde la población urbana
representaba sólo el 25%  y el 75% restante era población campesina.
La revolución industrial  francesa, un verdadero
acontecimiento que marcó su historia
La revolución francesa se produce en la historia moderna de Europa, por un cambio que
desencadena  un paso de la dependencia a la economía agraria y artesanal a una economía
direccionada por la industrialización llevando a cabo la masificación de la producción, por ello
su nombre Revolución Industrial.

Esta trae consigo la construcción o conformación de fábricas, dejando de lado el mecanismo


productivo agrícola, para incursionar en la producción de ideas nuevas “inventos” como
fueron:

1. La guillotina
2. La sembradora y trilladora
3. El telar mecánico
4. La locomotora y el ferrocarril
5. El barco de vapor
6. En la industria química: blanqueadores, detergentes con base de sales y cal, tinturas y
otros productos que surgieron de combinaciones de elementos minerales.
7. El telar mecánico.
8. En la industria metalúrgica y siderurgia, impulsadas por la aparición del ferrocarril y el
Barco de vapor lo que aumento extraordinariamente la demanda del hierro.

Por tanto, se puede concluir que el pilar más importante de la economía francesa fue la
agricultura entre los años 1835 y 1873, por lo que es falso pensar que el campesinado no
estaba instruido, por el contrario, estos contaban con muchos conocimientos lo que produjo
altos niveles de calidad en la producción agrícola.

Así mismo, entre 1815 y 1870 se consolida la industria textil como motor en el proceso de
industrial y con el se lleva a cabo el perfeccionamiento de maquinarias y herramientas, así
como, la eficiente preparación de suelos, el aumento de superficies para cultivo y el desarrollo
de los medios de transporte como el ferrocarril y el barco a vapor, con lo cual se genera un
rápido crecimiento productivo, gracias a todos los cambios positivos que trajo consigo el
crecimiento industrial de Francia.

Fue en 1860 y hasta mediados de 1880 que hubo una desaceleración de la expansión
económica, como respuesta a la crisis producida por la modernización de la industria. A partir
de 1880 se incrementó la inversión en equipos, lográndose mecanizar las industrias
tradicionales.

De igual manera, se desarrollaron la industria química, metalúrgica y aparecieron nuevas


industrias. Con la función de producir termoelectricidad, construir automóviles y también
desarrollar la producción de material fotográfico, incrementando el financiamiento bancario a
las inversiones industriales y aumentando la cantidad de empresas o sociedades anónimas.
En las últimas décadas del siglo XIX el desarrollo industrial generó la transformación
estructural de la economía en Francia, lo cual redujo el predominio en torno a la agricultura,
dándole paso al incremento de la industrialización del mercado productivo.

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