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I. INTRODUCCIÓN
ii. Se aplica a los litigios cuya cuantía sea superior a 500 unidades tributarias
mensuales y siempre que la ley no establezca un procedimiento especial; en
consecuencia, es un procedimiento de mayor cuantía y común o general.
1
Los presentes apuntes, cuyo objetivo exclusivo es facilitar el estudio del ramo “Procedimientos
Civiles I” por parte de los alumnos, han sido elaborados, principalmente, a partir de las siguientes
fuentes: RÍOS LLANEZA, Jaime: apuntes de clases; ANABALÓN SANDERSON. Carlos: El juicio ordinario
de mayor cuantía. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 1954; RODRÍGUEZ PAPIC, Ignacio:
Procedimiento Civil. Juicio Ordinario de Mayor Cuantía, Editorial Jurídica de Chile. Quinta edición.
Santiago, año 1995; BENAVENTE GORROÑO, Darío. El juicio ordinario y recursos procesales. Tercera
Edición. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 1991; CASARINO VITERBO, Mario: Manual de Derecho
Procesal. Derecho Procesal Civil. Tomo IV. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2008; PALOMO
VÉLEZ, Diego, BORDALÍ, Andrés y CORTÉS MATCOVICH, Gonzalo: Proceso Civil: El juicio ordinario de
mayor cuantía. Editorial Legal Publishing. Santiago, 2013; PAILLÁS PEÑA. Enrique: Estudios de
Derecho Probatorio. Editorial Jurídica. Segunda edición, Santiago, 2002; FIGUEROA YÁVAR, Juan
Agustín y MORGADO SAN MARTIN, Erika: Procedimientos Civiles e incidentes. Editorial Thomson
Reuters. Santiago, 2013; RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio: La prueba ante la jurisprudencia. Derecho
Procesal Civil. Editorial Jurídica de Chile. Cuarta Edición actualizada. Santiago, 2017; ALESSANDRI,
Arturo, SOMARRIVA, Manuel y VODANOVIC, Antonio: Tratado de Derecho Civil. Parte Preliminar y
general. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 1998; CORRAL TALCIANI, Hernán: Curso de Derecho
Civil. Parte general. Editorial Thomson Reuters. Santiago, 2018; MENESES PACHECO, Claudio: El
documento público como medio de prueba en el proceso civil chileno. Editorial LegalPublishing.
Santiago, 2017; TARUFFO, Michelle: La Prueba de los Hechos. Editorial Trotta. Madrid, 2002;
MATURANA MIQUEL, Cristian: Separatas; y, DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría General del Proceso,
tomo I, Editorial Universidad, 1997. Solo se ha citado a los referidos autores cuando se ha estimado
necesario recalcar que lo expuesto corresponde a la opinión particular de alguno de ellos.
1
negado. Puede ser también constitutivo y de condena dentro de la clasificación
habitual de los procedimientos.
El juicio ordinario puede iniciarse por medio de demanda o prepararse por una
medida prejudicial; pero la circunstancia de que se prepare por medio de una
medida prejudicial no significa que no tenga que haber demanda: ésta debe existir
en todo caso.
En este estado el juez debe estudiar el proceso y ver si hay hechos substanciales,
pertinentes y controvertidos. Si no los hay, debe citar para oír sentencia. Si los hay
y es admisible en el juicio la transacción, y no estamos ante uno de los casos
previstos en el art. 313, el juez debe citar a las partes a una audiencia de
conciliación. Si se rechaza la conciliación o no se efectúa el comparendo, el tribunal
procede a recibir la causa a prueba, que se notifica por cédula, dándose inicio al
período probatorio.
2
Esto último es de suma relevancia porque el CPC al legislar sobre los juicios especiales (Libro III),
no lo hizo en detalle, de modo que existen gran cantidad de cuestiones que necesariamente deben
resolverse por los trámites del juicio ordinario. Asimismo, significa que todos los vacíos que se
presenten en los demás procedimientos deben suplirse aplicando las reglas del procedimiento
ordinario, salvo que el procedimiento especial establezca expresamente lo contrario (art. 3, CPC).
Así, por ejemplo, en el juicio ejecutivo el CPC reglamenta los títulos ejecutivos, el plazo para oponer
excepciones, las excepciones que pueden oponerse, etc., pero no reglamenta los medios de prueba,
los requisitos que debe contener la demanda ejecutiva, la manera como debe rendirse la prueba
testimonial, etc., todo lo cual debe hacerse en la forma establecida para el procedimiento ordinario.
2
Vencido el término probatorio -que generalmente es de 20 días-, los autos quedan
en secretaría por otros 10, en cuyo plazo las partes pueden hacer, por escrito, las
observaciones que el examen de la prueba les sugiere. Vencido este término, se
hayan o no presentado escritos, el tribunal, a petición de parte o de oficio, citará
para oír sentencia. El juez debe dictar la sentencia en el plazo de 60 días 3 y contra
ella proceden los recursos de casación en la forma y apelación.
Se puede definir como la presentación formal que el actor hace ante el tribunal
para que éste se pronuncie sobre las acciones sometidas a su conocimiento 4.
3
Según lo recordará el lector, este plazo no es fatal en virtud del inciso primero del art. 64 del CPC,
por lo que si el tribunal sentencia luego de dicho término esta es plenamente válida y eficaz, sin
perjuicio de las sanciones disciplinarias que puedan imponerse al juez “moroso”.
4
Salvo los casos de excepción vistos en los semestres anteriores (medida prejudicial precautoria,
reserva de excepciones en el juicio ejecutivo, jactancia y acumulación subjetiva del art. 21, del CPC),
el ejercicio de la acción mediante la interposición de una demanda es voluntario.
3
2. El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las
personas que lo representen, y la naturaleza de la representación
Este requisito dice relación con la substancia o médula del juicio mismo. Las
pretensiones del actor se basan en determinados hechos, a los cuales les aplica
determinados preceptos legales; de manera que su exposición, fuera de la claridad
necesaria, debe contener los hechos en que se apoya la demanda, como igualmente
sus respectivos fundamentos de derecho.
5
Si se desconoce la profesión u oficio del demandado, basta con indicar que se ignora.
4
La exposición clara de los hechos en que se apoya la demanda permite calificar de
antemano, y con facilidad, la acción deducida y, por consiguiente, determinar la
competencia del tribunal; sirve también para saber, con posterioridad, qué hechos
han sido reconocidos y cuáles, en cambio, han sido controvertidos, lo que influirá,
decididamente, en la recepción de la causa a prueba; y, por último, facilita también
al tribunal el establecimiento de los hechos en la sentencia definitiva, mediante la
ponderación o examen de las pruebas pertinentes que se hayan rendido.
Queda abierta la instancia y el juez está obligado a conocer las peticiones del
actor e instruir el proceso, incurriendo, en caso de no hacerlo, en
6
El profesor don Hugo Pereira enseña que "no es indispensable citar art. s de textos legales; basta
señalar los fundamentos de derecho. Si se cobra un crédito, indicar, por ejemplo, su origen (saldo de
precio de compraventa, renta insoluta de arrendamiento, préstamo, etc.), pero no es indispensable,
repetimos, indicar textos. Al respecto cabe observar la diferencia de redacción entre el Nº 4º del art.
254 con el Nº 5º del art. 170 del C.P.C. Este último sí que exige para la sentencia la indicación de los
textos legales, art. s, incisos y números de leyes o códigos en que se fundamenta la sentencia".
5
responsabilidad de carácter disciplinario, civil y criminal, y específicamente
incurre en el delito de denegación de justicia7.
Fija la extensión del juicio, determinando las defensas del demandado (que
no pueden referirse sino a ella), salvo el caso de reconvención; y limita los
poderes del juez, que en la sentencia sólo podrá referirse a lo expuesto en la
demanda (sin perjuicio de la modificación de la demanda, según veremos).
Produce efectos respecto al derecho. Así por ejemplo, en los juicios sobre
alimentos se deben éstos desde la presentación de la demanda (art. 331 del
Código Civil.); en el caso de las obligaciones alternativas, la demanda
individualiza la cosa debida cuando la elección es del acreedor, como lo
establece el art. 1502, inc. 2º, del Código Civil (en adelante, “CC”); entre
otros.
7
Vid. arts. 224, Nº 3º, y 225, Nº 3º, del C.P. y art. 324 del C.O.T.
6
diligencia se practique correrá el término para contestar la primitiva demanda"
(art. 261, CPC)8.
Sobre este punto, supóngase que, en ejercicio del art. 18 del CPC comparecen a
demandar a una determinada empresa 20 personas naturales y, luego de
presentada la demanda y antes de la contestación del demandado, el abogado de
los demandantes se da cuenta que existen otras 10 personas que quieren demandar
a la misma empresa ¿podría, en ejercicio del art. 261 del CPC, modificar la
demanda incluyendo como demandantes a esas 10 personas, fundándose en los
mismos hechos y fundamentos de derecho que el libelo original?
8
Según aparece de la historia del establecimiento del art. 261 del CPC, en el seno de la Comisión
Mixta revisora del proyecto se estimó oportuno que hasta antes de la contestación pueda el actor
ampliarla o rectificarla “no sólo por no existir litis trabada, sino porque en este estado la ampliación
no produce las perturbaciones que origina en el curso del pleito” (intervención del comisionado Sr.
M. Riesco, sesión 13. Los Códigos Chilenos Comentados. Código de Procedimiento Civil, Santiago
Lazo Poblete Cruzat Hnos.” Editores, 1918, página 227).
9
“La corrección no puede ir hasta verificar un cambio total de la demanda o del juicio o plantear un
juicio nuevo eliminando el inicialmente planteado, sino que debe limitarse a mejorar la ya
formulada mediante un superior planteamiento del litigio y de la pretensión, e inclusive a adicionar
el litigio, pero manteniéndolo en su esencia. También es posible incluir o suprimir demandantes o
demandados y peticiones o hechos, pero no en su totalidad y siempre que el litigio siga siendo en el
fondo el mismo, lo cual debe interpretarse con un criterio amplio”. DEVIS ECHANDÍA, Hernando.
Teoría General del Proceso, tomo I, Editorial Universidad, 1997. Pág. 234.
10
En este sentido lo resolvió la EXCMA. CORTE SUPREMA. Rol 42975 – 2017. Sentencia de fecha 1 de
agosto de 2018.
7
iii. Después de contestada la demanda, el actor no puede modificarla en forma
alguna, y sólo podrá desistirse de ella en las condiciones y forma que establece el
Título XV del Libro I del CPC. Ello debe entenderse sin perjuicio de las facultades
que se le confieren al actor para modificar la demanda en el escrito de réplica con la
limitación prevista en el art. 312 del mismo Código.
Se provee con una resolución de mero trámite, que tiene por objeto dar curso
progresivo a los autos. Al respecto establece el art. 257: "Admitida la demanda, se
conferirá traslado de ella al demandado para que la conteste". El traslado no es otra
cosa que la comunicación que se da a una de las partes litigantes de las
pretensiones o escritos de la otra para que sea oída y exponga lo conveniente a sus
intereses.
Dispone el art. 256: "Puede el juez de oficio no dar curso a la demanda que no
contenga las indicaciones ordenadas en los tres primeros números del art. 254,
expresando el defecto de que adolece". Estos tres primeros números se refieren a la
designación del tribunal y la individualización de las partes. En este caso el actor
deberá cumplir con lo ordenado por el tribunal, mediante un escrito que corrija la
omisión.
Si los defectos de la demanda se refieren a los números 4º y 5º del art. 254, o sea
obscuridad u omisión en la relación de los hechos o fundamentos de derecho que
sirven de base a la demanda, o vaguedad en la parte petitoria, no puede el tribunal,
de oficio, no dar curso a la demanda. En estos casos, la petición sólo puede hacerla
el demandado oponiendo la excepción dilatoria de ineptitud del libelo.
(C) EL EMPLAZAMIENTO
(C.1) Concepto
El emplazamiento es una notificación a la cual se le agrega la orden de que el
demandado comparezca al tribunal a causa de que hay una demanda interpuesta
en su contra o de que se ha deducido un recurso legal 11. El emplazamiento consta de
dos elementos: 1º notificación hecha en forma legal; y 2º el transcurso del término
que la ley señala al demandado para que comparezca al tribunal.
11
BENAVENTE GORROÑO, Darío. El juicio ordinario y recursos procesales. Tercera Edición. Editorial
Jurídica de Chile. Santiago, 1991. pág. 17.
8
resolución recaída en ella (art. 40 inc. 1º). Al actor se le notifica por el estado
diario (art. 40, inc. 2º).
No basta que la demanda sea notificada, sino que ella debe notificarse en forma
legal; ya que de lo contrario, no puede producirse la relación procesal entre
demandante y demandado y el tribunal; y si el juicio sigue tramitándose, todo lo
actuado será nulo, por faltar un presupuesto en la relación procesal, cual es el
emplazamiento.
ii. Se aumentará este término con tres días más, o sea, es de dieciocho
días, si el demandado se encuentra en el mismo territorio jurisdiccional,
pero fuera de los límites de la comuna que sirva de asiento al tribunal
(art. 258, inc. 2º, CPC). Ejemplo: se interpone la demanda en uno de los
juzgados de letras de Santiago y el demandado es notificado en la
comuna de Las Condes.
iii. Es de dieciocho días, y a más el aumento que corresponda al lugar en
que se encuentra el demandado, si éste es notificado en un territorio
diverso o fuera del territorio de la República (art. 259, inc. 1º, CPC).
Ejemplo: se interpone la demanda en uno de los juzgados de letras de
Valparaíso y se notifica al demandado en Valdivia 12.
El plazo para contestar la demanda es de días hábiles (como todos los plazos del
CPC), legal, fatal y variable.
Puede suceder que los demandados sean varios, esto es, dos o más. En tal
caso, sea que obren separada o conjuntamente, el término para contestar la
demanda correrá para todos a la vez, y se contará hasta que expire el último
término parcial que corresponda a los notificados (art. 260 inc. 2º CPC).
12
Este aumento será determinado en conformidad a una tabla que cada cinco años formará la Corte
Suprema con tal objeto, tomando en consideración las distancias y las facilidades o dificultades que
existan para las comunicaciones, y se formará en el mes de noviembre del año que preceda al del
vencimiento de los cinco años indicados, para que se ponga en vigor en toda la República desde el 1º
de marzo siguiente; se publicará en el Diario Oficial, y se fijará a lo menos dos meses antes de su
vigencia, en los oficios de todos los secretarios de Cortes y Juzgados de Letras (art. 259, inc. 2º,
CPC).
9
¿El término de emplazamiento es común o individual? Respecto de si es
común o individual en caso que sean varios los demandados, existen distintas
posturas en doctrina a partir de lo señalado en el art. 260 del CPC.
13
Así, CASARINO VITERBO, Mario: Manual de Derecho Procesal. Derecho Procesal Civil. Tomo IV.
Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2008. Pág. 25.
14
El aumento por la tabla de emplazamiento es de dos días. http://www.pjud.cl/tabla-de-
emplazamiento?
p_auth=lkJeG7RY&p_p_id=tablaemplazamientoportlet_WAR_tablaemplazamientoportlet&p_p_l
ifecycle=1&p_p_state=normal&p_p_mode=view&p_p_col_id=column-
3&p_p_col_pos=1&p_p_col_count=2&_tablaemplazamientoportlet_WAR_tablaemplazamientopo
rtlet_javax.portlet.action=buscarEmplazamiento.
10
Si entendemos que el plazo es individual en el inicio y común en el término, el
último día que tendrán ambos para contestar será el 4 de abril de 2019, fecha en
que se vence el último término parcial que corresponde a los notificados, para
César. En este caso, cada uno de los demandados se beneficia de su propia
extensión del plazo.
11
ii. La relación procesal, una vez formada, determina el tribunal que tendrá
el deber exclusivo de dictar pronunciamiento en la controversia que a
ella se refiere. Y, además, determina las personas para quienes será
obligatorio ese pronunciamiento; son las que, como demandante y
demandado, hayan concurrido a formar la relación procesal.
Lo dicho es lógico, porque del silencio del demandante no se prueba que los hechos
que el alega de existieron, por lo cual se mantiene éste en el deber de acreditar los
hechos en que fundamenta su acción.
(D.2) ALLANARSE
12
Es el acto procesal por el cual el demandado acepta expresamente la pretensión
hecha valer en su contra. Ocurre en el caso de que acepten todas las pretensiones
del actor y todos los fundamentos de hecho y derecho en que las sustenta. El efecto
jurídico de tal declaración no será el de poner fin al juicio, sino el liberar al tribunal
de recibir la causa prueba, al no haber hechos controvertidos (art. 313, CPC). O sea,
pasa directamente a citar a las partes a oír sentencia.
(D.3) DEFENDERSE
Las excepciones dilatorias entonces son las que tienen por objeto corregir vicios de
procedimiento sin afectar al fondo de la acción deducida (art. 303, Nº 6º).
Mediante ellas el demandado se abstiene de contestar la demanda, no entra al
fondo de la cuestión, sino que solicita previamente que se corrijan los vicios de que
a su juicio adolece el procedimiento. Las excepciones dilatorias están señaladas en
el art. 303 del CPC y su enumeración no es taxativa, por cuanto el Nº 6º reconoce
13
explícitamente que hay otras al decir que en general pueden oponerse como
excepciones dilatorias "las que se refieran a la corrección del procedimiento sin
afectar el fondo de la acción deducida".
Las excepciones que indica este art. 303 son: la incompetencia, la incapacidad y
falta de personería, la litispendencia, la ineptitud del libelo y el beneficio de
excusión.
Está señalada en el Nº 1º del art. 303 del CPC. Mediante la excepción dilatoria de
incompetencia se puede reclamar tanto de la absoluta como de la relativa; la ley no
distingue. Pero hay una importante diferencia. Tratándose de la primera, el
tribunal, de oficio, puede declararse absolutamente incompetente para conocer de
un determinado asunto, ya sea por razón de la de la materia o del fuero de los
litigantes; la ley le exige al juez que examine la demanda y se niegue a dar curso a
ella cuando se han infringido las reglas de la competencia absoluta. Ello resulta del
inciso 4º del art. 84, que le permite tomar las medidas necesarias que tiendan a
evitar la nulidad de los actos de procedimiento; ya que tramitándose un proceso
ante un tribunal absolutamente incompetente, en cualquier momento las partes
pueden reclamar de la nulidad de la relación procesal, trayendo como consecuencia
la nulidad de todo lo actuado, lo que tiende a evitar la ley. Además, se lo exige
perentoriamente el art. 10 del COT al establecer que el tribunal debe excusarse de
conocer un asunto cuando es absolutamente incompetente.
14
procedimiento, que no afectaría el fondo de la acción deducida? Indudablemente
que no15.
Por consiguiente, estimamos que la oportunidad procesal para oponer la excepción
de falta de jurisdicción es al contestar la demanda.
15
"La excepción opuesta a una demanda fundada en la falta de jurisdicción de los tribunales
chilenos para conocer de ella, es una excepción perentoria, puesto que conduce al rechazo absoluto
y definitivo de la demanda por falta de acción en el demandante para ocurrir a los tribunales de
justicia. La excepción dilatoria de incompetencia, o simple declinatoria de jurisdicción, sólo tiene
por objeto desconocer la facultad de un determinado tribunal para intervenir en el asunto de que se
trata pretendiendo llevar por este medio al conocimiento de la causa ante otro tribunal que se
estima competente". EXCMA. CORTE SUPREMA., Rev. IV-II-1ª-581.
16
"Entre los derechos fundamentales de los Estados destaca el de su igualdad, y de esta igualdad
deriva, a su vez, la necesidad de considerar a cada Estado exento de la jurisdicción de cualquier otro.
Es en razón de la anotada característica, elevada a la categoría de principio de derecho
internacional, que al regularse la actividad jurisdiccional de los distintos Estados se ha establecido
como límite impuesto a ella, en relación con los sujetos, el que determina que un Estado soberano
no debe ser sometido a la potestad jurisdiccional de los tribunales de otro. Esta exención de los
Estados extranjeros de la jurisdicción nacional se encuentra expresamente establecida en el ámbito
del derecho vigente en nuestro país, por el art. 333 del Código de Derecho Internacional Privado,
llamado Código de Bustamante, que dispone que los jueces y tribunales de cada Estado contratante
serán incompetentes para conocer de los asuntos civiles o mercantiles en que sean parte demandada
los demás Estados contratantes, salvo el caso de ciertas excepciones, ninguna de las cuales guarda
relación con el asunto en estudio (…) Que la demanda instaurada por el señor Abraham Senerman
en los autos tramitados ante el Quinto Juzgado Civil de Mayor Cuantía de Santiago aparece, según
ya se ha visto, incuestionablemente dirigida contra el Estado de la República de Cuba y con el
preciso objeto de obtener la nulidad de la compraventa de un inmueble que para dicha República
adquirió, quien la representaba en calidad de Embajador ante nuestro país, y esta sola
circunstancia, al margen de todo otro tipo de consideraciones, permite concluir que el juez del
mencionado Quinto Juzgado ha carecido de jurisdicción para conocer de la aludida demanda y para
pronunciar la sentencia de 16 de enero último. De acuerdo, además, con lo dispuesto por los art. s
86 de la Constitución Política de la República y 537, 540 y 541 del Código Orgánico de Tribunales, se
resuelve: A) Procediendo esta corte de oficio se deja sin efecto la sentencia definitiva de 16 de enero
del año en curso, escrita a fojas 29, y todo lo actuado en el juicio (…). Queja, 2.6.1975. R.D.J., tomo
LXXII, 2ª parte, sec. 1ª, págs. 55 y 56
15
Suprema. No se sanea por la ejecutoriedad del fallo que no existe, y tan sólo pasa en
autoridad de cosa juzgada aparente17.
El CPC no contiene norma alguna que se refiera a esta materia; por consiguiente
deben aplicarse las reglas generales que establecen los Códigos y leyes substantivos
(Códigos Civil, Comercial, Ley sobre Sociedades Anónimas, etc.).
(D.3.1.3) Litispendencia
Está señalada en el Nº 3º del art. 303 del CPC. Para que proceda la litispendencia
es necesario que haya otro juicio, seguido entre las mismas partes y persiguiendo la
misma causa y objeto. Cuatro son los requisitos o presupuestos de la litispendencia:
(i) que exista un juicio pendiente, sea ante el mismo tribunal o ante otro; (ii)
16
identidad legal de personas; (iii) identidad de objeto, y (iii) identidad de causa de
pedir.
Para que exista un juicio pendiente no es necesario que se haya trabado la litis;
basta con la notificación de la demanda, porque desde ese momento se produce la
relación procesal. La notificación de la demanda es en todo caso un requisito
fundamental18.
Respecto de la identidad legal de partes, objeto y causa de pedir, nos remitimos a lo
señalado el semestre pasado a propósito del estudio de la cosa juzgada.
El fundamento de esta excepción dilatoria es obvio: evitar que las partes litigantes
pretendan subsanar los posibles errores cometidos en un juicio, renovando este
mismo juicio mediante una nueva demanda. Por tal razón acogida la excepción
dilatoria de litispendencia, produce el efecto de paralizar el nuevo pleito, intertanto
se falle el primero por sentencia ejecutoriada; a objeto de que la parte favorecida
con la excepción de cosa juzgada, que pueda emanar de esta sentencia, la oponga
como excepción perentoria en el segundo pleito, que estaba paralizado, y cuya
tramitación ha debido reiniciarse a virtud de la terminación del primero 19.
Para finalizar este apartado, digamos que una de las consecuencias que tiene
reconocer los límites a la competencia judicial internacional de los tribunales
chilenos es la posibilidad de que las partes puedan oponer la excepción de
litispendencia internacional, cuando existe un litigio pendiente entre los mismos
sujetos ante un tribunal de otro país. Lo anterior es admitido por el Código de
Bustamante en el art. 394, cuando dispone que la litispendencia por pleito en otro
de los Estados contratantes, podrá alegarse en materia civil cuando la sentencia
18
No es suficiente una simple petición incidental en otro juicio, sino que se requiere una demanda
formal; por consiguiente, no procede fundar la excepción de litispendencia en la existencia de un
incidente sobre medidas prejudiciales. No hay juicio pendiente -por ende, no procede la
litispendencia fundada en el mismo- si el juicio ha concluido por sentencia firme, aunque esté
pendiente la liquidación de las cosas; tampoco lo hay cuando ésta ha concluido por conciliación, por
desistimiento de la demanda, por abandono del procedimiento o por transacción.
19
Como lo ha sintetizado la sentencia de la Corte Suprema de 30 de enero de 2012, "(...) la
institución de la litispendencia apunta a evitar la pendencia simultánea de más de un proceso sobre
la misma cuestión. Supone invocar la existencia de un pleito pendiente entre las mismas partes
sobre el mismo objeto y con la misma causa de pedir, con el fin de evitar un nuevo pronunciamiento
sobre algo que ya ha sido objeto de conocimiento por un órgano judicial” .En el mismo fallo recién
aludido se indica que "se dice, en este sentido, que existe hoy litispendencia donde mañana existirá
cosa juzgada, idea que permite concebir la eficacia excluyente de la litispendencia como una especie
de anticipación de la función negativa de la cosa juzgada material. Como observa Vegas Torres, 'el
fundamento de las dos instituciones sería el principio general de prohibición del non bis in idem, y
la finalidad de ambas, la de evitar la pluralidad de pronunciamientos jurisdiccionales sobre un
mismo asunto, finalidad principal a la que se añadiría la secundaria de evitar la sustanciación de
procesos inútiles, con beneficio evidente en términos de economía procesal'. (VEGAS TORRES, Jaime:
"La eficacia excluyente de la litispendencia", en: Revista de Derecho de la Universidad de la Rioja,
p. 170).
17
que se dicte en uno de ellos haya de producir en el otro los efectos de cosa
juzgada20.
Esta excepción dilatoria está indicada en el Nº 4º del art. 303 del CPC.
Al estudiar los requisitos comunes a toda demanda dijimos que ésta debía contener
la designación del tribunal, la individualización de las partes, la exposición clara de
los hechos y fundamentos de derecho en que se basa y las peticiones que se
someten al tribunal; también vimos que si a la demanda le faltaban las dos
primeras menciones -la designación del tribunal y la individualización de las
partes- el juez podía desecharla de oficio. Pero puede ocurrir que a pesar de faltarle
a la demanda esas menciones, o de faltarle las demás que exige el art. 253, el juez
dé curso a la demanda. Son precisamente en estos casos en los que se puede oponer
excepción de ineptitud del libelo.
Para que esta excepción proceda, la demanda debe ser vaga, ininteligible, falta de
precisión en lo que se pide, susceptible de aplicarse a varias personas, etc.; en fin
deben faltarle algunas de las menciones del art. 254 o estar éstas mal expuestas.
Como se comprende, esta excepción dilatoria se hará valer por el fiador en pleito
que le siga el acreedor, y su finalidad u objetivo es paralizarlo, intertanto el
acreedor no agote los medios judiciales en contra del deudor principal, y en las
hipotecas o prendas que éste hubiere prestado para caucionar la deuda misma.
20
Un ejemplo práctico de esta excepción puede revisarse en el juicio de nulidad de testamento
iniciado por Summer Thompkis, hija del filántropo Douglas Thompkis en los autos caratulados
“Tompkins con The Douglas R”. RolC-2261-2017, seguidos ante el Juzgado de Letras de Puerto
Varas. Destacan en dicho proceso los informes en derecho presentados por los profesores ROMERO
SEGUEL, Alejandro; PIZARRO WILSON, Carlos; VILLARROEL BARRIENTOS, Carlos y Gabriel.
18
Si con estas nuevas acciones interpuestas por el acreedor, no obtiene el pago de su
crédito, no habrá más camino que reiniciar el juicio que había seguido
primitivamente en contra del fiador, el cual se hallaba paralizado, a virtud del
beneficio de excusión hecho valer en forma de excepción dilatoria.
21
ANABALÓN SANDERSON. Ob. cit. pág. 155. Respecto del ejemplo de este autor referido a la cesión del
crédito, creemos que la vía idónea es mediante una excepción de fondo, que podría fundarse en la
falta de legitimación activa y pasiva por ser dicha cesión inoponible al deudor cedido.
22
Ejemplo: el tribunal ante quien se presentó la demanda es incompetente, el mandatario del
demandante carece de suficiente personería, y la demanda no contiene la exposición clara de los
hechos en que se funda. Tengo, por consiguiente, tres excepciones dilatorias que hacer valer en
contra del demandante y las tres debo oponerlas en un solo y mismo escrito.
19
En primer lugar, si las excepciones no se han opuesto todas en un mismo escrito
y dentro del término de emplazamiento ya indicado, "se podrán oponer en el
progreso del juicio sólo por vía de alegación o defensa, y se estará a lo dispuesto en
los art. s 85 y 86" (art. 305, inc. 2º, CPC).
Las excepciones dilatorias se tramitarán como incidentes (art. 307, inc. 1º, CPC). Se
trata, por consiguiente, de una cuestión accesoria que requiere especial
pronunciamiento del tribunal; y se promueve y falla la excepción dilatoria dentro
de la misma pieza de auto, porque sin su previa resolución no se puede seguir
sustanciando la causa principal (art. 87, inc. 1º, CPC).
20
correspondiente fallo sobre el incidente. No obstante, el tribunal podrá resolver de
plano, esto es, sin necesidad de tramitarlas ni de recibirlas a prueba, aquellas
excepciones dilatorias cuyo fallo se pueda fundar en hechos que consten del
proceso, o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal consignará en su
resolución (art. 89 CPC).
Al dictar sentencia, el tribunal deberá tener buen cuidado de fallar a la vez todas
las excepciones que se le hubieren propuesto conjuntamente; pero si entre ellas
figura la de incompetencia, y el tribunal la acepta, se abstendrá naturalmente de
pronunciarse sobre las demás, pues, según su propia opinión, carece de facultad
para conocer sobre ellas (art. 306, parte 1ª, CPC).
Sin embargo, este mismo precepto agrega: "Lo cual se entiende sin perjuicio de lo
dispuesto por el art. 208". En otras palabras, si se apela de esta resolución, el
tribunal de alzada puede revocarla y negar lugar a la excepción dilatoria de
incompetencia, en cuyo caso tiene que pasar a pronunciarse sobre las demás
excepciones dilatorias sin necesidad de nuevo pronunciamiento de parte del
tribunal inferior, o sea, prácticamente las resuelve en única instancia.
Por último, la resolución que falla el incidente de excepción dilatoria será auto o
sentencia interlocutoria, según el caso, lo cual tendría importancia para el efecto de
los recursos; pero la ley resuelve derechamente el problema de la procedencia del
recurso de apelación, al prescribir que "la resolución que deseche este incidente
será apelable sólo en el efecto devolutivo".
La ley se pone así en los dos casos que pueden presentarse con el fallo de las
excepciones dilatorias. Si se deniegan, quiere decir que el procedimiento estaba
correcto y debe seguir adelante en su tramitación; a la inversa, si se aceptan, quiere
decir que el procedimiento era defectuoso y debe ser subsanado para que pueda
continuarse válidamente.
Este nuevo plazo que tiene el demandado para contestar la demanda es siempre
fatal, o sea, si no evacua el trámite en el plazo señalado sigue el curso progresivo de
los autos con el litigante o parte diligente y no sufre variación alguna, a diferencia
del primitivo, cualquiera que sea el lugar en que haya sido notificada la demanda.
21
momento, comenzará a correr el plazo de diez días que tiene el demandado para
contestar la demanda. En la práctica, en este último caso, para evitar toda duda al
respecto, el demandante pide al tribunal que se declare que ha subsanado el vicio o
defecto de que se trata, y a contar de la notificación de la resolución que así lo
declare, comenzará a correr el ya citado plazo de diez días.
Con todo, la frase "o subsanados por el demandante los defectos de que adolezca la
demanda", que se contiene en el precepto legal que comentamos, carece de la
claridad necesaria para su adecuada interpretación. La interrogante que ella
plantea es determinar cuándo o en qué casos los defectos de que adolezca la
demanda podrán ser legalmente subsanados por el actor. Pensamos que ello
acontecerá siempre y cuando el mencionado defecto no llegue a afectar la validez de
la relación procesal. En cambio, si la excepción dilatoria acogida lo ha sido por
incompetencia del tribunal ante el cual se presentó la demanda, o por falta de
capacidad del demandante, o de personería o representación legal del que
comparece en su nombre, la relación procesal ha nacido viciada; pues estas
circunstancias miran a sus condiciones esenciales de validez y, por consiguiente,
sólo cabe ordenar el archivo de los autos24-25 .
En definitiva, los efectos que, en cuanto al proceso, produce el acogimiento de una
excepción dilatoria dependen de cuál de ellas sea acogida. Así, si se trata de la
excepción de incompetencia, el juicio termina definitivamente y todo lo obrado es
nulo, por cuanto la incompetencia acarrea la nulidad de todo lo obrado, de modo
que si el demandante quiere perseverar en su pretensión deberá demandar
nuevamente ante el tribunal competente. Lo mismo se predica de la falta de
capacidad o de personería del demandante, dado que la falta de capacidad o de
representación impide la configuración de la relación procesal, por lo que todo lo
actuado en ese proceso va a ser nulo26.
22
subsanar los efectos de la demanda? La ley no lo establece expresamente, por
lo que la sanción por su inactividad no será otra que el abandono del
procedimiento, si el demandado lo hace valer mediante la interposición del
incidente respectivo.
Las contempla el art. 304 del CPC, al disponer: "Podrán también oponerse y
tramitarse del mismo modo que las dilatorias la excepción de cosa juzgada y la de
transacción; pero, si son de lato conocimiento, se mandará contestar la demanda,
y se reservarán para fallarlas en la sentencia definitiva".
23
(D.3.3) EXCEPCIONES ANÓMALAS
Son aquellas que pueden deducirse en cualquier estado del proceso, antes de que se
cite a las partes a oír sentencia en primera instancia, o antes de que se inicie la vista
de la causa en segunda instancia (art. 310, CPC). Son excepciones taxativas
también. Son las de cosa juzgada, prescripción, transacción y pago en tanto conste
en un antecedente escrito.
Son los medios jurídicos por los cuales se intenta impedir reclamando el
fundamento de la pretensión alegada por el actor. Dicho así, por esta vía el
demandado ataca derechamente los fundamentos de hecho y de derecho del
demandante, buscando conjurar la tutela jurídica que pretende en su contra.
Ejemplo: el pago de la deuda, el caso fortuito, la prescripción de la acción, la
inexistencia de relación causal, etc.
(D.3.5) RECONVENIR
Esta actitud del demandado será vista más adelante. Por ahora digamos que la
contrademanda del demandado, la que se sigue ante el mismo tribunal ante el que
el actor ejerció su acción.
24
origen a la litis contestatio 28 de la cuál surgen múltiples consecuencias, entre ellas
queda integrada la relación procesal entre el actor, demandado y tribunal; queda
fijada la cuestión controvertida, quedan fijados los hechos sobre los cuales las
partes deben rendir prueba. (C. Suprema, 3 de noviembre de 2008, N° Legal P.
41240)
La contestación de la demanda debe hacerse en el escrito que la ley señala y no en
otro posterior, y sus requisitos especiales que señala el art. 309 son:
28
Momento jurídico en que queda definido el juicio, al aceptar el demandado los términos de la demanda
expuesta (es decir, después de las dilatorias).
25
Resumiendo, podemos decir que entre la defensa y la excepción se pueden anotar
las siguientes diferencias principales:
Tratándose de las alegaciones o defensas que importan una mera negativa de los
supuestos fácticos y jurídicos de la pretensión hecha valer, no rige el principio
dispositivo, puesto que el examen de los supuestos fácticos y jurídicos que deben
efectuarse respecto de la pretensión lo debe efectuar el tribunal libremente, sin
encontrarse limitado en manera alguna por las alegaciones que hubiere podido
formular el demandado29.
26
al ámbito del proceso, en cuanto a que son también las partes las que lo
determinan. Así cuando se afirma la vigencia de la máxima ne eat iudex ultra vel
extra petitum partium se está haciendo referencia a la congruencia o vinculación
del órgano jurisdiccional con el objeto del proceso determinado por el actor.
En nuestro derecho, sólo configuran el objeto del proceso sobre el cual debe recaer
el pronunciamiento de la sentencia las pretensiones formuladas por el actor y las
excepciones formuladas por el demandado. Tratándose de las alegaciones o
defensas, no se requiere que el tribunal se haga cargo en su fallo de ellas, puesto
que le corresponde a él de oficio examinar todos los fundamentos fácticos y
jurídicos de las excepciones que se hagan valer por las partes.
No obstante lo anterior, en virtud del art. 310 del CPC, las excepciones perentorias
de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda se
denominan “anómalas”, toda vez que no obstante tratarse de excepciones
perentorias (y por lo tanto se deben oponer en el escrito de contestación a la
demanda) se pueden oponer en cualquier estado de la causa, hasta antes de la
citación para oír sentencia en primera instancia o antes de la vista de la causa en
segunda instancia.
(F) LA RECONVENCIÓN
27
admisible la prórroga de jurisdicción” (art. 315, CPC). Podrá también deducirse aun
cuando por su cuantía la reconvención deba ventilarse ante un juez inferior. "Para
estimar la competencia, se considerará el monto de los valores reclamados por vía
de reconvención separadamente de los que son materia de la demanda".
Además, como tercera condición, la reconvención tiene que ser deducida por el
demandado en contra del demandante y no en contra de terceros. En el caso que
existan codemandados, no puede uno de los codemandados demandar
reconvencionalmente tanto al actor como a otro de los codemandados.
28
vicios que la afectan, impidiéndose que con semejante omisión se pueda obtener la
paralización del procedimiento. La sanción es sumamente drástica, puesto que si el
demandado no subsana los vicios que afecten a su reconvención dentro de ese
plazo legal y fatal de 10 días, se tiene ésta por no presentada para todos los efectos
legales.
A pesar de lo dicho, el legislador reconoce a las partes un derecho que pueden hacer
valer en los escritos de réplica y dúplica, cuya importancia no podemos desconocer.
Se halla consagrado en los siguientes términos: "En los escritos de réplica y dúplica
podrán las partes ampliar, adicionar o modificar las acciones y
excepciones que hayan formulado en la demanda y contestación, pero sin que
puedan alterar las que sean objeto principal del pleito" (art. 312, CPC).
El tenor literal de la disposición legal antes citada permite afirmar que consagra
una facultad en favor de las partes, y que si dicha facultad se ejerce, está sujeta a
29
una doble limitación, a saber: la actividad de parte debe consistir únicamente en
pretender ampliar, adicionar o modificar las acciones o las excepciones, según el
caso, y esta actividad no puede afectar a las acciones o a las excepciones que sean
objeto principal del pleito.
30
corrijan o rectifiquen, manteniéndose, eso sí, como en los demás casos, los
hechos trascendentales y fundamentos de derecho con que las partes apoyaron sus
acciones y excepciones, de acuerdo con lo prevenido en los arts. 254 N° 4° y 309 N°
3°.
31
substituido por la nueva; pero no existe ni se opera dicha alteración cuando se
mantienen ambas acciones y se complementan, o se propone la segunda como
subsidiaria de la principal y una y otra tienden al mismo objeto, por derivar de
actos o hechos iguales o congruentes. Por fin, en cuanto a las partes litigantes, la
simple rectificación de ellas es permitida dentro del concepto de modificación de la
demanda y contestación; pero no su variación fundamental o substitución de las
mismas, porque en estos casos se producirá el desestimiento de la antigua
demanda y la presentación de otra nueva, como también la pluralidad de partes,
cuestiones que se reglan por las disposiciones pertinentes sobre la materia.
Esto es para el caso que el escrito de contestación haya sido puro y simple; pero en
el caso que haya habido demanda reconvencional, aunque el CPC no lo dice, debe
darse traslado al demandante para que evacue el trámite de la dúplica de la
reconvención (art. 316, inc. 2º).
Para que proceda este trámite obligatorio o necesario del llamado a conciliación en
un juicio civil es menester que con-curran los siguientes requisitos:
32
III (Derecho legal de retención), V (Citación de evicción) y XVI (Juicios de
Hacienda) del Libro III del CPC34.
De lo anterior, y por el contrario fluye que no se puede transigir sobre los derechos
indisponibles, o sea, aquellos derechos ligados a la persona del sujeto y sustraídos a
su poder dispositivo; tales son: (a) los derechos que por su naturaleza no pueden
concebirse sino en relación a un solo determinado sujeto (derechos de la
personalidad, de la familia, etc.); y (b) aquellos derechos que independientemente
de su naturaleza son puestos al servicio de un determinado sujeto por una norma
legal inderogable, de manera que sea prohibido al sujeto mismo disponer de ellos.
Tampoco pueden ser objeto de transacción bienes o derechos que por diversas
razones la ley taxativamente los considera ineptos para tal efecto 35.
Los arts. 2449 a 2455 del CC se encargan de establecer algunos de los casos en los
cuales no es admisible la transacción.
El juez debe en un juicio ordinario civil en que concurran los requisitos anteriores,
evacuados los trámites del período de discusión, citar a las partes a una audiencia
de conciliación para un día no anterior al quinto ni posterior al decimoquinto
contado desde la fecha de notificación de la resolución.
Dicha resolución que cita a las partes a la audiencia de conciliación debe ser
notificada por cédula, puesto que ordena la comparecencia personal de las partes
(art. 48).A la audiencia de conciliación deberán concurrir las partes por sí o por
34
Sin perjuicio de ello, es menester tener presente que se contempla el trámite obligatorio o
necesario del llamado a conciliación en el procedimiento laboral (art. 442 del Código del Trabajo),
en el procedimiento por crimen o simple delito de acción penal privada por injuria o calumnia ( art.
574 del Código de Procedimiento Penal) y en el procedimiento por crimen o simple delito de acción
penal privada del nuevo sistema procesal penal (art. 404 del Código Procesal Penal).
35
VODANOVIC HAKLICKA, Antonio: Contrato de transacción. Editorial Ediar-ConoSur Ltda., Santiago,
1985. página 81.
33
apoderados. No obstante, el juez podrá exigir la comparencia personal, sin
perjuicio de la asistencia de sus abogados.
El fracaso del llamado del juez a la conciliación necesaria no obsta a que éste
pueda, en cualquier estado de la causa, efectuar la misma convocatoria (art. 262,
inc. final).
34
IV. EL PERÍODO DE PRUEBA
(A) GENERALIDADES
Según el art. 318, evacuado el escrito de dúplica o extinguida esa facultad por no
haberse ejercido dentro del plazo fatal por el demandado; o, si ha habido
reconvención, evacuada la dúplica de ella, o extinguida esa facultad por no haberse
ejercido dentro del plazo fatal por el demandante y luego del llamado a conciliación
obligatorio o necesario en los casos en que ese trámite es procedente, el tribunal
procede a examinar personalmente el proceso para establecer si existen o no
hechos sustanciales y pertinentes, que hayan sido controvertidos por las partes en
los escritos fundamentales del período de discusión.
36
Ejemplo de hecho controvertido insubstancial: demando la suma de un millón de pesos, a título
de mutuo, fundado en escritura pública, y discutimos, en cambio, acerca del nombre del notario que
intervino en el otorgamiento de dicha escritura.
37
Ejemplo de hecho controvertido impertinente: demando la suma de un millón de pesos, a título de
mutuo, y discutimos, en cambio, si fui no esta primavera a Buenos Aires.
35
Por consiguiente, el trámite de la recepción de la causa a prueba, concebido y
dispuesto en los términos expuestos, cobra un valor imponderable en la marcha del
proceso y ante el fallo de la causa, en forma tal que debe esperarse del juez el mayor
tino y ponderación en el momento de realizarlo, ya que de ello depende muchas
veces no tanto la facilidad en la práctica de las diligencias probatorias, como el
verdadero resultado de estas mismas, lo que le permitirá la dictación de una
sentencia más segura y justa.
De acuerdo con el inciso 2° del art. 318, el juez está llamado a consignar en la
resolución que recibe la causa a prueba únicamente los hechos substanciales
controvertidos en los escritos anteriores al momento de dictarla, a través de
tantos puntos o anotaciones numerados cuantos sean tales hechos. Quedan así
descartados los hechos que, aunque substanciales, no hayan sido controvertidos, o
aparezcan llanamente aceptados por la parte a quien perjudiquen, y siempre que en
concepto del juez la prueba sea innecesaria de ese modo.
38
Por lo mismo, no resulta feliz la designación de dicha resolución como “auto de prueba”.
39
Art. 319, en relación con los arts. 158 inc 3°, 181, 187, 188 y 189. R. de D., Tomo XXXIII, año 1936,
pág. 11.
36
No hay tampoco que olvidar que esta resolución, para que produzca los efectos
legales que le son propios, debe ser notificada a las partes por cédula (art. 48
CPC)40.
En efecto, el juez puede errar al ordenar que se reciba la causa aprueba, en razón de
que la resolución que así lo manda no contenga todos los hechos sustanciales y
pertinentes controvertidos, o los contenga mal expresados, o los contenga en
exceso. Puede también errar al negarse a recibir la causa a prueba en circunstancias
de que tal trámite era legalmente necesario; y, a la inversa, puede errar al ordenar
recibir la causa a prueba, en circunstancias de que ese trámite era legalmente
innecesario. Por consiguiente, los recursos a deducir serán diferentes, según sean
también diversos los casos antes planteados:
40
Ha sido objeto de dudas y discusiones la aplicación tácita o presuntiva del art. 55 del
CPC frente a la resolución que recibe la causa a prueba. “Pues bien, a nuestro modo de
ver, la disposición legal antedicha no ha hecho distinción alguna y, por consiguiente,
carece de todo fundamento la intención de limitar su aplicación en los casos aquí
previstos. Además, si se recuerda que las notificaciones aparecen establecidas por la ley
con el inmediato y evidente propósito de que las partes tomen oportuna y
adecuadamente noticia de las resoluciones judiciales, no se divisa la razón para imaginar
que no ha existido verdadera notificación de una resolución cuando alguna de las partes
manifiesta inequívocamente haber tomado conocimiento de ella. Huelgan ejemplos;
pero, supongamos que, recibida la causa a prueba, presente el demandante el
correspondiente escrito de minuta de puntos de prueba y nómina de testigos, junto con
el cual acompañe, en parte de prueba, determinados documentos, y que el demandado,
sin haber sido previamente notificado por cédula de aquella resolución, presente un
escrito en que objete los documentos en cuestión, dentro del plazo de citación con que se
tuvieron por acompañados. ¿Podría argüirse seriamente que en esta forma no se dio por
notificado tácitamente de la resolución sobre recepción de la causa a prueba y que sólo
tomó conocimiento del escrito del demandante en la parte que le daba la citación de los
documentos? Sostener tal cosa significaría una aberración” (ANABALÓN SANDERSON,
Carlos. Ob. cit. pág. 130).
37
La resolución que recibe la causa a prueba y fija los hechos substanciales y
pertinentes controvertidos es susceptible de dos clases de recursos; a saber,
reposición y apelación. Estos recursos, por expresa disposición de la ley, pueden
perseguir una triple finalidad; o sea, permiten pedir a la parte agraviada con la
resolución que ha recibido la causa a prueba, que el tribunal modifique los hechos
controvertidos fijados, elimine alguno o algunos de ellos, o bien, agregue otros.
41
Ambos recursos tienen reglas particularísimas que los hacen diferenciarse de las normas generales
que regulan los recursos de reposición y apelación (art. 319). En efecto, ésta es una reposición
especial, porque: procede en contra de una sentencia interlocutoria, como es la resolución que
recibe la causa a prueba, en circunstancias que sólo los autos y decretos son susceptibles de esta
clase de recursos (art. 181); y, el plazo para interponerla es dentro de tercero día, en circunstancias
que la reposición sin nuevos antecedentes tiene un plazo de cinco días para poder ser deducida (art.
181.). La apelación, a su vez, también tiene reglas especiales, porque: sólo puede interponerse en el
carácter de subsidiaria de la reposición pedida con fundamentos de hecho y de derecho y se
formulen peticiones concretas y para el caso de que ésta no sea acogida; y debe ser interpuesta
dentro de tercero día, en circunstancias que el plazo general para apelar es de cinco días (art. 189).
38
La solución, en este caso, está en la concesión de un término especial de prueba por
el número de días que fije prudencialmente el tribunal "a quo", y que no podrá
exceder de ocho (art. 339, inc. 4°).
Así lo establece el art. 326 del CPC. Explícitamente se niega lugar a este trámite,
cuando el tribunal provee derechamente una solicitud en que se pide se dé lugar a
la recepción de la causa a prueba con un "no ha lugar"; e implícitamente, cuando en
igual situación, se provee "citase a las partes oír sentencia".
La regla anterior tiene una excepción, o sea, no es apelable la resolución que niega
lugar al trámite de recepción de la causa aprueba cuando las mismas partes han
pedido que se falle el pleito sin más trámite (art. 326). Esta apelación, debe ser
concedida en el solo efecto devolutivo (art. 195 CPC).
Nótese que este caso es diverso del planteado anteriormente en la letra anterior.
Aquí el agravio consiste en haber recibido a prueba la causa sin que ello hubiera
sido necesario y el o los recursos debieran tender a dejar sin efecto esta resolución y
a que se decrete, en cambio, la citación de las partes para oír sentencia. A nuestro
entender, esta resolución no es susceptible de reposición, por tratarse de una
sentencia interlocutoria (art. 181); y tampoco de apelación, por tratarse de una
resolución que dispone la práctica de diligencias probatorias (art. 326, inc. 2).
39
La petición de ampliación de la prueba se tramita en conformidad a las reglas
generales de los incidentes, pero en ramo separado y sin suspender el término
probatorio (art. 322). Sin embargo, la otra parte, al responder el traslado recaído
en la solicitud de ampliación, puede también alegar hechos que reúnan las
condiciones antes señaladas, o que tengan relación con los que en dicha solicitud se
mencionan (art. 322, inc. 1°).
En todo caso, este derecho de las partes litigantes para solicitar ampliación de la
prueba se entiende con las limitaciones establecidas en el art. 86 (art 322, inc. 3o,
CPC). En otras palabras, todos los incidentes de ampliación de la prueba cuyas
causas existan simultáneamente, deberán promoverse a la vez; pues, en caso
contrario, serán rechazados de oficio por el tribunal, salvo que se trate de hechos
esenciales para la ritualidad o marcha del juicio.
Por fin, la resolución que acoge los incidentes de esta clase es inapelable, conforme
a la expresa prevención del inciso final del art. 326; pero, a contrario sensu, la que
los rechaza, será apelable en la forma ordinaria, supuesta su tramitación en
cuaderno separado42.
Toda diligencia probatoria debe practicarse previo decreto del tribunal que conoce
de la causa, notificado43 a las partes (art. 324 CPC). En los tribunales colegiados
podrán practicarse las diligencias probatorias ante uno solo de sus miembros
comisionado al efecto (art. 325 CPC).
42
ANABALÓN SANDERSON. Carlos. Ob. cit, pág. 129.
43
Según algunos, esta disposición no es enteramente exacta, porque si ella se amolda al N° 5° del
art. 795, como es de rigor, resulta que necesita ser concebida mejor en estos términos: “Toda
diligencia probatoria debe practicarse previo decreto del tribunal que conoce en la causa y citación
de las partes. Quienes siguen esta tesis obtienen las siguientes conclusiones: 1° que en su mandato
se comprende a toda diligencia de prueba, incluso la de testigos; 2° que ninguna diligencia
probatoria puede realizarse y ser válida en la causa sin la intervención del tribunal que actualmente
conoce de ella, vale decir, que a las partes les está prohibido rendir prueba alguna de motu proprio y
secretamente; y 3° la citación aquí ordenada alcanza a todas las partes reconocidas como tales y que
actúen en el juicio, no solamente como pudiera creerse a la parte contraria o contra quien vaya
dirigida directamente tal diligencia. En una palabra, la ley consagra en este lugar la publicidad e
intervención del tribunal y de las partes en toda diligencia de prueba (vid. Art. 69). Particularmente
a la prueba testimonial, la citación de las partes para realizarla se entiende mutuamente
emprendida desde el momento en que cada una de ellas presente el consabido escrito contemplado
por el art. 320, de suerte que si esta presentación no se pone en conocimiento de las partes, previa
notificación -que en estos casos lo será sólo por el estado- no podrá rendirse válidamente la prueba
en cuestión y adolecería de nulidad la que así se practicara. Transcurrido de este modo el aludido
plazo de citación, las partes quedan en situación de rendir su prueba de testigos en cualquiera de las
audiencias que hayan sido señaladas o se señalen al efecto por el tribunal con la debida
anticipación. En este sentido, ANABALÓN SANDERSON. Carlos. Ob. cit, pág. 129.
40
Debido a la importancia que el legislador le atribuye a la práctica de diligencias
probatorias, estableció que la resolución que ordena la práctica de una diligencia
probatoria es inapelable (art. 326, inciso 2°, primera parte).
Este plazo de cinco días es fatal en lo que se refiere a la lista de testigos; pues si ésta
no se presenta en ese plazo, la parte pierde el derecho de rendir prueba testimonial,
conforme lo dispone el art. 372, inciso 2º.
Con la última notificación a las partes de la resolución que recibe la causa a prueba,
si no se hubiere deducido recurso de reposición, o desde la notificación por el
estado diario de la resolución del tribunal que se pronuncia sobre la última
reposición si ella se hubiere hecho valer, se inicia el segundo período del juicio
ordinario, llamado período de prueba.
El término probatorio es, simplemente, el espacio de tiempo que la ley señala a las
partes para rendir prueba en el juicio y, particularmente, para rendir la prueba
testimonial.
41
En cuanto al momento que empieza a correr, el término probatorio es un
común, dado lo dispuesto en el art. 327, que dice que todo término
probatorio es común para las partes; o sea, comienza a correr desde la
última notificación de la resolución que recibe la causa a prueba si no se
hubiere deducido reposición, o desde la notificación de la resolución que se
pronuncia acerca de la última reposición si ella se hubiere deducido por las
partes.
El art. 328 concede a las partes el término de 20 días para rendir prueba dentro
del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio, esto es, 20 días hábiles, de
acuerdo con el art. 66 del CPC. Este plazo es el que constituye y se llama el término
ordinario de prueba.
Se encuentra reglamentado en los arts. 329 y siguientes del CPC. Este término
extraordinario puede ser de dos clases: 1) para rendir prueba dentro del territorio
44
De igual manera, es indudable que las partes tienen facultad para diferir el nacimiento del
término probatorio, a virtud de lo preceptuado por el art. 339 del CPC; por el contrario, no están
autorizadas para ampliarlo o prorrogarlo en ninguna forma, a diferencia de lo que ocurre dentro del
juicio ejecutivo, según se verifica en el art. 468 del CPC.
42
de la República pero fuera del territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue
el juicio; y 2) para rendir prueba fuera del territorio de la República. Se acostumbra
hacer esta diferencia, pues la manera como debe concederse y la caución que debe
rendirse son distintas según se trate de uno u otro término.
En ambos términos extraordinarios es preciso distinguir dos elementos: 1º el
término ordinario de prueba, vale decir, los 20 días; y 2º el aumento que
corresponde según la tabla de emplazamiento, que varía según la distancia a que se
encuentra el lugar en donde va a rendirse la prueba, con relación al lugar en que
está ubicado el tribunal ante el que se sigue el juicio (art. 333).
43
- Debe determinarse la clase y condición de los instrumentos de que el
solicitante piensa valerse y el lugar en que se encuentran; y
- Tratándose de prueba de testigos, se exprese su nombre y residencia o se
justifique algún antecedente que haga presumible la conveniencia de
obtener sus declaraciones.
El inciso 2º del artículo 338 dispone que la parte que ha obtenido aumento
extraordinario para rendir prueba fuera de la República perderá la cantidad
consignada, que se mandará aplicar al Fisco, si resulta establecida en el proceso
alguna de las circunstancias siguientes: 1º que no ha hecho diligencia alguna para
rendir la prueba pedida; 2º que los testigos señalados, en el caso del artículo 331,
no tenían conocimiento de los hechos, ni se han hallado en situación de conocerlos,
y 3º que los testigos o documentos no han existido nunca en el país en que se ha
pedido que se practiquen las diligencias probatorias.
44
tribunal exonerar de ella a la parte que acredite no haberla rendido por motivos
justificados.
Esta última clase de término probatorio tiene como fuente u origen una resolución
judicial y es, además, supletorio de los anteriores. Su fundamento radica en el
hecho de que el término probatorio ordinario no se suspende en caso alguno, salvo
que todas las partes lo pidan (art. 339, CPC) ni siquiera con motivo del incidente de
ampliación de la prueba (art. 322, inc.2°, CPC) y del incidente de aumento
extraordinario (art. 336, inc.2°, C.P.C); debiendo, por lo demás, todos los
incidentes que se formulen durante dicho término o que se relacionen con la
prueba tramitarse
en cuaderno separado (art. 339, inc.1°, parte final, CPC).
Mientras tanto puede ocurrir algún accidente o entorpecimiento que impida rendir
la prueba, por razones ajenas a la parte, y no es justo, por consiguiente, dejarla sin
oportunidad legal de rendirla. Este inconveniente se salva mediante la petición y
concesión de un término probatorio especial.
Para poder tener derecho a solicitar este término especial de prueba es necesario
que la parte reclame del obstáculo que impide la prueba en el momento de
presentarse o dentro de los tres días siguientes (art.339, inc. 3, CPC).
El término especial de prueba creado por el artículo 339 persigue un doble objeto:
rendir en general la prueba, en buenas cuentas, reemplazar de este modo al
término ordinario; o bien, rendirla en cierto lugar respecto del cual se la haya
propuesto para dentro del mismo término ordinario o dentro de uno
extraordinario. Como se comprende, ello dependerá de la clase de entorpecimiento
producido, que tanto puede ser de carácter absoluto como particular, o al decir de
la ley, dado que “sea absolutamente, sea respecto de algún lugar determinado”.
45
Resulta de lo expuesto que el entorpecimiento podrá ocurrir y justificarse durante
la vigencia del término extraordinario o “aumento extraordinario”, y, aun, del
propio término especial, toda vez que la ley nada ha distinguido en este punto,
poniéndose únicamente en la hipótesis de que ocurran entorpecimientos durante
el término de prueba, expresión comprensiva de toda clase de términos
probatorios. En resumen, en la concesión de un término especial no debe atenderse
a la categoría o tipo del término de prueba en que se produce el entorpecimiento y a
causa del cual se solicita aquél, sino a que este entorpecimiento haya ocurrido en
realidad y tenga la virtud necesaria de autorizar dicho otorgamiento.
Además, la ley tampoco limita aquí el número de veces que puede concederse el
término especial – como lo hace en el artículo siguiente, que luego veremos- y todo
vuelve a traducirse en la presentación efectiva de algún entorpecimiento
que reúna las condiciones indispensables como para justificar aquella concesión,
que lo será, según la ley, “por el número de días que haya durado el
entorpecimiento”, de suerte que no precisándose la duración de dicho término
especial, el tribunal cuidará al otorgarlo que sea lo más adecuado, esto es, que la
parte quede en situación confortable para rendir su prueba sin sobresaltos ni
tropiezos45.
(G.3.1.2) Cuando el tribunal superior acoge la apelación, agregando o
un punto de prueba
45
Tal como la concesión del término especial de prueba nunca habrá de justificarse por motivos
fútiles o por algún obstáculo cuya remoción estuvo al alcance del que solicitare esa franquicia, según
se ha recalcado en más de una ocasión, así también constituirá una verdadera indefensión la
negativa a otorgar a una parte algún término especial, cuando haya constancia en el proceso de
entorpecimientos ciertos que le impidieron rendir su prueba en el término ordinario. Una negativa
semejante, por supuesto, podría llegar a importar la causal de casación en la forma prevista en el N°
9° del artículo 768, en relación con los artículos 795 N° 3° y 800 N° 7° del mismo Código.
46
Frente a la prueba testimonial -según también ha sido ya enunciado- el término
probatorio es fatal, o sea, esta clase de diligencias probatorias sólo podrán
practicarse dentro de dicho término; pero, con esta precisa salvedad “las diligencias
iniciadas en tiempo hábil y no concluidas en él por impedimento cuya remoción no
haya dependido de la parte interesada, podrán practicarse dentro de un breve
término que el tribunal señalará, por una sola vez, para este objeto. Este derecho
no podrá reclamarse sino dentro del término probatorio o de los tres días
siguientes a su vencimiento”. Tal es lo preceptuado por el art. 340 del CPC.
46
A primera vista, aquello que este breve término especial se conceda por una sola vez, no parece
que sea muy equitativo; sin embargo, será muy extraño que iniciada una diligencia no se pueda
completar tampoco en un término especialmente dedicado a este objeto y, por otra parte, hay una
conveniencia superior en no prorrogar indefinidamente la estación de la prueba, entregando a la
sola voluntad de la parte la renovación sin límite alguno en este caso del referido término, que
dejará de ser así breve para transformarse en excesivo. Por lo demás, si en realidad ocurriera
todavía un impedimento para continuar la prueba en el breve término especial fijado por el tribunal,
esto podrá obviarse fácilmente con arreglo a lo prevenido en el artículo 207, que tendría perfecta
aplicación en la especie, siempre que se tratase de hechos que no figuraran ya en la prueba rendida.
47
en el proceso y con el mérito de este certificado fijará el tribunal nuevo día para la
recepción de la prueba".
Llamamos la atención que, en este caso, el juez debe proceder de oficio para fijar
nuevo día y hora para rendir la prueba.
(G.3.1.5) Término especial en el caso del art. 159, inciso 3° del CPC
(medidas para mejor resolver)
El artículo 159 autoriza al tribunal para que, sólo dentro del plazo para dictar
sentencia, disponga de oficio, como medidas para mejor resolver, determinadas
pruebas o ciertas diligencias. Las medidas decretadas deben cumplirse dentro del
plazo de 20 días contados desde la notificación por el estado diario de la resolución
que las decreta. Vencido este plazo, las medidas no cumplidas se tendrán por no
decretadas y el tribunal procederá a dictar sentencia sin más trámite.
48
rendir la prueba de tachas, término que no puede exceder de 10 días, pero al cual
puede agregársele el aumento extraordinario que concede el artículo 329 (tabla de
emplazamiento) en los casos a que él se refiere.
El artículo 1698, inciso 2º, del Código Civil (en adelante también, “CC”) dispone:
"Las pruebas consisten en instrumentos públicos o privados, testigos,
presunciones, confesiones de parte, juramento deferido, e inspección personal del
juez".50El CPC, por su parte, en el artículo 341 estatuye: "Los medios de prueba de
que puede hacerse uso en juicio son: Instrumentos; testigos; confesión de parte;
inspección personal del tribunal; informes de peritos, y presunciones". Como puede
notarse, el CPC agregó a los medios de prueba señalados por el CC el informe de
peritos.
La enumeración que hacen los artículos 1698, inciso 2º del CC, y 341 del CPC, es
taxativa, o sea, que fuera de ellos no existen otros para probar la existencia de un
hecho en juicio. Sin embargo, la jurisprudencia, frente a situaciones especiales ha
considerado otros, pero siempre encasillándolos dentro de los medios probatorios
clásicos. Por ejemplo, la fotografía, la radiografía (muy usada en casos de juicios de
accidentes del trabajo), como prueba instrumental; el análisis de la sangre, etc.
A. PRUEBA INSTRUMENTAL
(A) GENERALIDADES
49
Documento es una palabra que deriva del latín documentum, que a su turno
proviene del verbo docere, que quiere decir “enseñar”, significando
etimológicamente “que enseña una cosa”. Documento, jurídicamente, son todas
aquellas cosas en las que se expresan por medios de signos escritos una
manifestación del pensamiento, con prescindencia material del soporte. Vale decir,
es una cosa destina a proyectar una expresión por medio de signos.
50
tenor literal de los artículos 350, inc. 1°, 29, inc. 1°, 159 N°1, 255, 338 N°3, 342 N° s 1
y 6, 565, y 704 del CPC, en los que aparece la noción de documento.
Por último, desde el punto de vista de la lege ferenda, el artículo 296 del Proyecto
de ley que aprueba un Nuevo Código Procesal Civil, define documento de la misma
manera que lo ha entendido la doctrina, marcando una separación con el Código
Civil y con el actual CPC que equiparan dichos conceptos. Así, el proyecto de CPC
dispone: “es documento todo soporte susceptible de ser incorporado al proceso,
que represente o dé cuenta de un hecho, idea o acto jurídico, sea por medio de la
escritura, la imagen o el sonido, tales como instrumentos, escritos, los
documentos electrónicos, las fotocopias, planos, cuadros, dibujos, fotografías,
grabaciones de voz, sonido o la imagen, cintas cinematográficas o videográficas
u otras formas de representación generalmente aceptadas”.
Sin perjuicio de que las acusaremos con latitud en su momento, entre instrumento
público e instrumento privado se presentan las siguientes diferencias:
Podrá decretarse, a solicitud de parte, la exhibición de instrumentos […]”. Pues bien, en esta sesión
los miembros de la comisión intercambiaron opiniones respecto a los vocablos documento e
instrumento, concluyendo que esta última expresión era preferible por tener un significado más
lato”. MENESES PACHECO, Claudio: El documento público como medio de prueba en el proceso civil
chileno. Editorial LegalPublishing. Santiago, 2017. Págs.47-48.
51
estudiaremos que ineludiblemente debe estar firmado por la contraria
del juicio o excepcionalmente al menos escrito por ella; y
(B.1) CONCEPTO
Valga advertir que no sólo a los notarios nuestro ordenamiento concede la potestad
de ser ministro de fe para dar fe acerca de determinados actos. También son
ministros de fe respecto a determinados documentos que ante su autoridad se
otorguen, por ejemplo, los receptores respecto a determinadas actuaciones
judiciales, el secretario o al jefe de la unidad de administración de causas del
tribunal en lo referido a la dictación de resoluciones, el Archivero Judicial respecto
a las copias que extienda, un funcionario autorizado del Instituto Nacional del
Deporte para la constitución de organizaciones deportivas, el funcionario de
50
La consabida competencia de los funcionarios públicos en general, según puede ya deducirse,
cobra dos aspectos: el uno en razón de la materia y el otro en razón del lugar. En virtud del
primero, por lo que atañe a la confección o autorización del instrumento público, ningún
funcionario estará facultado para ello si no se le hubiere reconocido legalmente esta facultad. He
aquí la incompetencia que podría llamarse común u ordinaria, en contraste con la incompetencia
accidental de los mismos funcionarios, provenientes de inhabilidades para actuar en determinados
casos por motivos de parentesco, interés u otros móviles, las conocidas causales de implicancia y
recusación que afectan a los jueces y demás funcionarios del orden judicial. Aún más: existen
también prohibiciones impuestas a toda clase de funcionarios para intervenir igualmente en
determinados negocios por razones de moralidad o de bien público, que suelen denominarse
incompetencias especiales. En virtud del segundo aspecto, el funcionario sólo es competente para
actuar en la porción territorial o lugar para el que ha sido nombrado y en que desempeña sus
funciones, a menos que éstas tengan carácter general. No obstante todo aquello, si la ley ha
designado a cierto funcionario para expedir o autorizar un determinado instrumento público, no
será válido el que expida o autorice el jefe del servicio ni el funcionario de más alta categoría dentro
de la correspondiente repartición pública. Así, por ejemplo, la legalización de los instrumentos
públicos otorgados fuera de Chile corresponde al Subsecretario de Relaciones Exteriores o, en su
defecto, al Jefe de la Sección Consular del mismo Ministerio; pero será ineficaz esta diligencia si la
cumpliere cualquier otro funcionario, incluso el propio Ministro del citado despacho. ANABALÓN
SANDERSON, Carlos. Ob. cit. pág. 154.
52
Carabineros para determinados los hechos que constate, entre varios; e incluso los
decanos de las facultades de Derecho son ministros de fe a efectos de los privilegios
de pobreza que entreguen para la defensa gratuita de los beneficiados (art. 600,
inc. final, COT).
Como sea, necesariamente deben estar investidos por un precepto legal para que su
certificación tenga carácter fedatario.
Antes de entrar a otras materias, conviene tener bien presentes la disposición del
art. 1701 del CC. Por un lado consagra un caso de inexistencia del negocio jurídico
expresamente en nuestro sistema, al prescribir que en los actos solemnes cuya
solemnidad consista precisamente en que conste en un instrumento público no
puede suplirse por otra prueba. Por ello es que la falta de observancia de las
solemnidades del instrumento público acarrea la nulidad del acto solemne.
A lo dicho, agregar que de ser ineficaz el instrumento público por incompetencia
del funcionario o falta de una solemnidad diversa a la que se mencionará, el
instrumento en el que conste la firma de las partes valdrá no obstante como
instrumento privado; regla que expresa el principio de que lo inútil no vicia lo útil.
Digamos, por último, que los instrumentos públicos pueden clasificarse en dos
clases: instrumentos públicos propiamente tales y escrituras públicas, estas últimas
como veremos, que deben cumplir con mayor cantidad de solemnidades.
De las definiciones de los arts. 403, COT y 1699, inc. 2°, CC, escritura pública es el
instrumento público o auténtico otorgado con las solemnidades que fija la ley, por
el competente notario e incorporado en su protocolo o registro notarial.
53
Veremos a continuación cuáles son los requisitos con los que deben cumplir, a
saber: (i) Observancia de las solemnidades legales; (ii) Autorizado por un notario;
y, (iii) Estar incorporado al registro público o protocolo del notario. Todos,
sistematizando las reglas de los arts. 404 y ss., COT.
i. Requisitos de materialidad
54
iii. Requisitos especiales
Legalmente, a falta de éste pueden cumplir tal labor el notario suplente o el notario
subrogante. El art. 85 de la Ley N° 4.808 permite en las comunas donde no hayan
notarías desplegar tales potestades al oficial del Registro Civil.
Muy importante es saber que la escritura original o escritura matriz no puede ser
desglosada o extraída del protocolo: siempre se guarda ahí el original (arts. 418 y
435, COT). Sólo pueden ser retirados por decreto judicial que el notario debe
cumplir so riesgo de incurrir en responsabilidades de distinta naturaleza en caso de
oposición.
52
Así, BARROS ERRÁZURIZ, Alfredo: Curso de Derecho Civil. Segundo año. Primera Parte. Editorial
Nascimento. Cuarta Edición. Santiago, 1932. p. 353; SANTA CRUZ, Víctor. Ob. cit. P. 152;
ALESSANDRI, Arturo, SOMARRIVA, Manuel y VODANOVIC, Antonio: Tratado de Derecho Civil. Parte
Preliminar y general. Explicaciones basadas en las versiones de clases de los profesores de la
Universidad de Chile Arturo Alessandri R. y Manuel Somarriva U., redactadas, ampliadas y
actualizadas por Antonio Vodanovic. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 1998, t. ii. pp. 451 y 452;
RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio: La prueba ante la jurisprudencia. Derecho Procesal Civil. Editorial
Jurídica de Chile. Cuarta Edición. Santiago, 2002, t. ii. Pp. 395 y 396.
55
atribuye un valor probatorio restringido en dar fecha cierta de su celebración
respecto de terceros (art. 419, COT), que en su momento veremos qué significa.
Hay que tener claro que existen ciertos documentos que una vez protocolizados
establecidos en el art. 420, COT, “valen como instrumentos públicos” 53. Esta norma
contiene lo llamado impropiamente “conversión de instrumento privado en
público. Sin embargo, si la analizamos, veremos que todos los casos que enumera
se refieren a instrumentos públicos, como lo son el decreto del juez que ordena
protocolizar un testamento, o la legalización de instrumentos otorgados en el
extranjero. En realidad la disposición citada ha exigido para la validez de los
instrumentos públicos un requisito más, cuál es su protocolización.
El artículo 342 del CPC establece que se considerarán como instrumentos públicos
en juicio, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las disposiciones
legales que les den este carácter, los siguientes instrumentos (documentos):
1° Los documentos originales. Hay aquí un descalce con el COT dictado con
posterioridad al CPC, toda vez que ya vimos que el original no puede ser retirado
del protocolo sino por decreto judicial, y extraído no puede agregarse al expediente.
2° Las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriben para que hagan fe
respecto de toda persona, o, a lo menos, respecto de aquella contra quien se hacen
valer. Los arts. 421 a 425, COT 54-55, establecen los requisitos para las copias de las
escrituras públicas, pudiendo ser dadas por los notarios subrogantes, supletorios o
el Archivero Judicial una vez que se depositen las escrituras antiguas en sus
53
“Art. 420. Una vez protocolizados, valdrán como instrumentos públicos: 1. Los testamentos
cerrados y abiertos en forma legal; 2. Los testamentos solemnes abiertos que se otorguen en hojas
sueltas, siempre que su protocolización se haya efectuado a más tardar, dentro del primer día
siguiente hábil al de su otorgamiento; Los testamentos menos solemnes o privilegiados que no
hayan sido autorizados por notario, previo decreto del juez competente; 4. Las actas de ofertas de
pago, y 5.Los instrumentos otorgados en el extranjero, las transcripciones y las traducciones
efectuadas por el intérprete oficial o los peritos nombrados al efecto por el juez competente y
debidamente legalizadas, que sirvan para otorgar escrituras en Chile”.
54
Art. 422. Las copias podrán ser manuscritas, dactilografiadas, impresas, fotocopiadas,
litografiadas o fotograbadas. En ellas deberá expresarse que son testimonio fiel de su original y
llevarán la fecha, la firma y sello del funcionario autorizante. El notario deberá otorgar tantas copias
cuantas se soliciten.
55
Art. 425. Los notarios podrán autorizar las firmas que se estampen en documentos privados,
siempre que den fe del conocimiento o de la identidad de los firmantes y dejen constancia de la
fecha en que se firman. Se aplicará también en este caso la regla del artículo 409. Los testimonios
autorizados por el notario, como copias, fotocopias o reproducciones fieles de documentos públicos
o privados, tendrán valor en conformidad a las reglas generales.
56
registros cumplido el término legal durante el cual el notario tiene que
almacenarlo.
Esta norma hay que complementarla con el art. 343, CPC, que si la copia
presentada en juicio es incompleta podrá exigirse que a expensas de dicha parte se
agregue la parte faltante, sin perjuicio de lo que se resuelva en costas.
3° Las copias que, obtenidas sin estos requisitos, no sean objetadas como
inexactas por la parte contraria dentro de los tres días siguientes a aquel en que
se le dio conocimiento de ellas. Como veremos, los instrumentos públicos deben
presentarse con citación, lo que implica, conforme al art. 69, CPC, que notificada la
resolución que los tiene por acompañados se conceden tres días a la contraparte
para oponerse. Dispone este numeral que transcurridos tales tres días sin que se
opusiere, la copia pasa a tener carácter de instrumento público para efectos
procesales.
4° Las copias que, objetadas en el caso del número anterior, sean cotejadas y
halladas conforme con sus originales o con otras que hagan fe respecto de la
parte contraria. Supone una impugnación de la contraparte de quien presentó el
instrumento, ante lo cual, promovido el incidente respectivo, deberá comprobarse
la autenticidad del documento presentado en aras a esclarecer si es o no un
instrumento público. De ordinario, y sin perjuicio de poder ser suministrado
cualquier medio de prueba al efecto, se determina tal carácter mediante una
diligencia denominada cotejo de documentos, que consiste en contrastar la copia
presentada con el original conservado en el protocolo del notario o del Archivo
Judicial. Dicha gestión puede ser realizada por el notario autorizante, el secretario
del tribunal u otro ministro de fe designado por el tribunal (art. 344, CPC).
5° Los testimonios que le tribunal mande agregar durante el juicio, autorizados
por su secretario u otro funcionario competente y sacados de los originales o de
copias que reúnan las condiciones indicadas en el número anterior. Alude al caso
en que según lo permite el art. 159, N° 1, CPC, el juez del proceso decrete la
agregación de un instrumento público como medida para mejor resolver.
57
Pueden ser presentados durante todo el juicio, antes del vencimiento del término
probatorio en primera instancia o antes de la vista de la causa en segunda (art. 348,
CPC). En la última hipótesis su presentación no será una causal válida para
suspender la vista de la causa. Lo anterior, salvo que el tribunal lo decrete como
medida para mejor resolver.
Conforme al art. 342, N° 3, CPC, los instrumentos públicos deben presentarse con
citación, esto es, concediéndole un plazo de tres días desde la notificación de la
resolución que los tiene por acompañados para oponerse e impugnarlos. Esta regla
general tiene por excepción cuando los instrumentos hayan sido presentados con la
demanda, en cuyo caso podrán impugnarse dentro del término de emplazamiento
por el demandado (art. 255, CPC). Hay reglas especiales también acerca de los
documentos electrónicos con valor de instrumento público, según estudiaremos.
Valga recordar que de no agregarse con citación, junto con otros requisitos que en
el semestre que vienen estudiarán, se configura un vicio de casación en la forma
(arts. 768, N° 9 y 795, N° 5, CPC).
De conformidad con el artículo 345 del CPC los instrumentos públicos otorgados en
el extranjero deben estar legalizados para ser presentados en un juicio en Chile.
Con el término “legalización” se denomina el proceso por el cual un instrumento o
documento, normalmente público u oficial, otorgado en un país, puede ser
reconocido y tener la misma fuerza probatoria en otro.
El CPC, en su art. 345, acogió el sistema usual de “cadena de firmas”. Así por
ejemplo, si se otorga un mandato notarial en Perú, deberá autentificarse la firma
del notario ante el Colegio de Notarios al que pertenece, la de éste ante al
Ministerio de Relaciones Exteriores peruano, la de éste ante un Cónsul chileno en
ese país, y finalmente la de este funcionario diplomático ante el Ministerio de
Relaciones Exteriores chileno.
La legalización del documento puede realizarse por cualquiera de estas tres
maneras:
56
Al respecto conviene enfatizar que siempre queda la posibilidad de celebrar en el extranjero
instrumentos según las solemnidades chilenas frente al ministro de fe autorizado en el extranjero
para ello, normalmente el cónsul.
58
1° El atestado de un agente diplomático o consular chileno, acreditado en el país de
donde el instrumento procede, y cuya firma se compruebe con el respectivo
certificado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
2° El atestado de un agente diplomático o consular de una nación amiga acreditado
en el mismo país, a falta de funcionario chileno, certificándose en este caso la firma
por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores del país a que pertenezca el
agente o Ministro Diplomático de dicho país en Chile, y además por el Ministerio
de Relaciones Exteriores de la República en ambos casos.
3° El atestado del agente diplomático acreditado en Chile por el Gobierno del país
donde se otorgó el instrumento, certificándose su firma por el Ministerio de
Relaciones Exteriores de la República.
La idea es que todos los países que ratifican o se adhieren a esta Convención se
comprometen a reconocer y a entregar esa única certificación para documentos
públicos, con un contenido prestablecido de pocos pero esenciales datos, y que es
emitida por las autoridades que cada Estado define y comunica al Ministerio de
Relaciones Exteriores de Países Bajos (Holanda).
La nueva norma dispone, en primer lugar, que los instrumentos públicos otorgados
en un Estado Parte de la Convención no deberán ser sometidos al procedimiento de
legalización, si respecto de éstos se ha otorgado apostillas por la autoridad
designada por el Estado de que dimana dicho instrumento (art. 345 bis inc. 1º
CPC). A su vez, una modificación al Código Orgánico de Tribunales aclara que los
instrumentos apostillados no necesitan ser protocolizados para adquirir el valor de
instrumentos públicos (art. 420 Nº 5 COT).
59
de apostilla. Pero en tales casos la legalización o apostilla sólo acreditará la
autenticidad de la certificación, pero no concederá al instrumento el carácter de
público (art. 345 bis inc. 2º CPC). Finalmente, se reitera lo dispuesto en la
Convención (art. 1) de que no podrá otorgarse apostillas respecto de documentos
expedidos por agentes diplomáticos o consulares o documentos administrativos
que se refieren directamente a una operación mercantil o aduanera (art. 345 bis
inc. 3º CPC).
Dentro del valor, tarificado para cada medio por regla general en nuestro
procedimiento civil, hay que distinguir el valor de los instrumentos públicos entre
las partes y respecto de terceros, encontrándose regulado por los arts. 1700 y 1706,
CC. Ahora bien, recordemos que el valor probatorio en juicio de los instrumentos
públicos se despliega luego de cumplirse alguno de los supuestos del art. 342, CPC.
60
interesados. En esta parte no hace plena fe sino contra los otorgantes. Las
obligaciones y descargos contenidos en él hacen plena prueba respecto de los
otorgantes y de las personas a quienes se transfieran dichas obligaciones y
descargos por título universal o singular” (art. 1700, CC).
Por otra parte, el artículo 1706 del mismo cuerpo legal prescribe: “El instrumento
público o privado hace fe entre las partes aun en someramente enunciativo, con tal
que tenga relación directa con lo dispositivo del acto o contrato”.
Las expresiones “hacen fe” y “plena fe” hay que entenderlas como equivalentes a
“plena prueba”, lo que a su vez significa prueba suficiente. Como se recordará el
hecho que haga plena fe no puede identificarse con la prohibición de prueba en
contrario.
61
certificada por la simple vista sino que requiere de un examen médico,
bastante complicado en el caso de algunos integrantes de la sección) 57.
No hay que confundir el hecho de haberse efectuado las declaraciones con que tales
declaraciones sean verdaderas, puesto que los comparecientes en un instrumento
público perfectamente pueden mentir, como que pagaron el aporte de una sociedad
siendo que en verdad no lo ha el socio realizado, v.gr.
Sobre este asunto, el CC siguió a Poithier 58 y distinguió, para determinar el valor
probatorio de la verdad de las declaraciones, entre declaraciones dispositivas y
enunciativas.
Los arts. 1700 y 1706 no han sido interpretados de manera uniforme por la
doctrina y la jurisprudencia. Según la lectura que han dado autores como Claro
Solar, Santa Cruz, Rodríguez Papic, Diaz Uribe y Caroca, lo que habría en la especie
es una presunción de verdad o de sinceridad de las declaraciones consignadas de
los instrumentos públicos59.
57
“La fe pública documentaria sólo puede abarcar las declaraciones del funcionario otorgante, sea
en cuanto al hecho de haberse otorgado el instrumento y a las modalidades en él observadas, sea a
las declaraciones sobre hechos propios del funcionario o a los que ha podido percibir por sus
propios sentidos o que ha podido comprobar por los medios que la ley le suministra, como es la
identidad personal establecida mediante la cédula de identidad. Pero la fe pública documentaria no
puede comprender las apreciaciones del funcionario otorgante, como sería, por ejemplo, la de que el
testador se encuentra en su sano juicio; ni tampoco puede comprender las declaraciones
funcionarias por las que el otorgante hace fe, a su vez, en el dicho de terceras personas, por más que
tales dichos se refieren a la nacionalidad, estado civil, edad o domicilio de las partes”. ILTMA CORTE
DE APELACIONES DE CONCEPCIÓN, 1º diciembre 1954. R., t. 51, sec. 4ª, p. 258; “Ha de evitarse
confundir el efecto probatorio del instrumento público con los efectos obligatorios del acto jurídico
de que da cuenta dicho documento. Conforme al artículo 1700 del CC, lo expresado en un
instrumento público no obliga a terceros; pero de esa disposición no puede inferirse la negación de
la presunción de veracidad de las declaraciones de las partes. Oponerse a aceptar tal presunción
conduce a no poder probar nunca el contenido de los instrumentos públicos frente a terceros, pues
no se vislumbra cómo podría acreditarse objetivamente la veracidad de una declaración. En cambio,
fácil es impugnar la veracidad presunta demostrando que ésta se contradice con otros elementos
objetivos”. EXCMA. CORTE SUPREMA , 15 mayo 1972. R., t. 69, sec. 1ª, p. 59 (C. 3º, p. 61). F. del M. Nº
162, sent. 3ª, p. 69.
58
. POTHIER, Robert J: Tratado de las Obligaciones, Editorial Heliasta, Buenos Aires, 1993, pp. 460-
462.
62
Esta postura se sustenta en que lo normal se presume y no excepcional debe
probarse. Aquí lo normal consistiría en que las declaraciones dispositivas
contenidas en los instrumentos públicos sean sinceras, o sea, que el consentimiento
sea real y no fingido, y que los actos jurídicos otorgados son efectivos y no
simulados; lo anormal sería lo contrario, y quien lo alegue tendría la carga de
demostrarlo. Lo mismo sucedería con las declaraciones enunciativas, atendida la
conexión o relación con las dispositivas. En cambio, tratándose de declaraciones
meramente enunciativas (las que no guardan relación con el objeto del contrato), lo
que habría es una confesión extrajudicial y, por ello, únicamente tendría el valor
probatorio consignado en el art. 398, CPC.
Maturana y Palomo61 han sostenido que la anterior solución sólo es aplicable frente
a terceros, ya que en lo que atinge a las partes otorgantes corresponde aplicar el
valor de plena prueba. Así, para estos autores, las declaraciones aludidas producen
plena fe entre las partes, sea que una de ellas la invoque en contra de la otra, o que
sea un tercero quien lo haga. En cambio, en lo tocante al valor de estas evidencias
respecto de terceros, tendría lugar una presunción de verdad en virtud del criterio
de distribución de la carga de la prueba, dado que lo normal (que no requiere ser
demostrado) es que tales declaraciones sean sinceras.
Por último, en contra de las interpretaciones anteriores 62, se ha señalado que los
arts. 1700 y 1706 producen plena fe en cuanto a la verdad de las declaraciones
59
CLARO SOLAR, Luis: Explicaciones de Derecho Civil chileno y comparado. Las Obligaciones.
Editorial Jurídica de Chile. Reimpresión. Santiago, 1992, vol. VI, t. XII. pp 667-683; DIAZ URIBE,
Hugo: De la prueba documental en los procesos civiles y penal chileno. Editorial Librotec.
Concepción, 1965. pp. 269-276; CAROCA PÉREZ, Alex: Manual de Derecho Procesal. Tomo II. Los
procedimientos declarativos. Editorial LexisNexis. Santiago, 2003. pp. 20-223; RODRÍGUEZ PAPIC,
Ignacio, Procedimiento Civil, Juicio Ordinario de Mayor Cuantía, Editorial Jurídica de Chile. Quinta
edición. Santiago, año 1995. pp. 119-121; ANABALÓN SANDERSON, Carlos. Ob. cit. pp. 300-303; y,
SANTA CRUZ, Víctor. Ob. cit. pp. 9-19, 22-28
60
EXCMA. CORTE SUPREMA. Sentencia de fecha 22 de octubre de 2003, RDJ, sec 1 a, p. 195, parte
transcrita en c. 4°, pp. 196 y 197. En el mismo sentido: Las declaraciones enunciativas que formulan
las partes en una escritura pública y que están directamente relacionadas con las dispositivas de la
misma, frente a terceros tienen una presunción de sinceridad y les alcanza lo dispuesto en el artículo
1706 del Código Civil. ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO , 28 mayo 1984. R., t. 81, sec. 2ª,
p. 51.
61
MATURANA MIQUEL, Cristian. Ob. Cit. pág. 433; PALOMO, Diego, en BORDALÍ, A; CORTÉS, G., y
PALOMO, D. ob. cit. pág. 256.
62
MENESES PACHECO, Claudio. Ob. cit. Pp. 551-553.
63
dispositivas y enunciativas que digan relación con lo dispositivo del acto o contrato,
en la medida que sean invocadas en contra de los otorgantes, lo que se aplica a las
partes y a terceros. Así, una parte puede invocar la tarifa legal en contra de su co-
contratante; un tercero puede hacerlo en contra de cualquiera de las partes, la parte
afectada por la norma tiene la carga de impugnar el documento y probar la
impugnación; si no formula objeción, el instrumento tiene el valor de plena prueba
respecto de la verdad de las mencionadas declaraciones. Así lo demostraría la
historia fidedigna del artículo 1706 y los comentarios de García Goyena en que
Bello se inspiró63.
La nulidad del instrumento se puede probar por todos los medios de prueba que
señala la ley, incluyendo la prueba de testigos, sin que rijan las limitaciones del
63
Según las anotaciones de Bello, el art. 1700 se basó en el art. 1201 del Proyecto del CC español de
1851. Este artículo indica que: “[l]a escritura pública hace plena fe de la obligación en ella
comprendida entre las partes contratantes y sus herederos o causahientes. También hacen fe contra
el tercero, en cuanto al hecho de haberse otorgado y su fecha”. De la comparación de ambos arts. Se
tiene, en primer lugar que la mención a los terceros no está presente en el inc. 1° del art. 1700 –
referido al valor probatorio- sino en el inc. 2° que se refiere a un aspecto distinto (a quién obliga el
contrato). A lo anterior se suma como argumento el comentario de García Goyena: “Los autores
explican esto con bastante laconismo y energía. El instrumento público, prueba contra un tercero
rem ipsa, la materialidad y lo dispositivo del contrato, por ejemplo que hubo una venta con la fecha
que lleva el instrumento. Pero no prueba lo enunciativo, como si el vendedor de una finca dijera que
la finca que se vende tiene el derecho de cierta servidumbre; y ponen una sola excepción de esta
regla; enunciativas sostenidas en una larga posesión prueban en contra de un tercero en las cosas
antiguas”. De este modo, si Bello tuvo a la vista estos comentarios y decidió redactar el art. 1700 con
el tenor que tiene es porque se separó del Proyecto español y se inclinó por la solución que García
Goyena no compartía, se tiene que el art. prevé una norma de tarifa legal en cuanto a la veracidad,
tanto para las partes como para terceros.
64
1708 a 1711 del CC, por tratarse de acreditar hechos materiales y no actos o
contratos.
Según dicha disposición, para que pueda invalidarse por testigos una escritura
pública se requiere:
- La concurrencia de 5 testigos
- Que ellos reúnan las condiciones expresadas en la regla segunda del
artículo 384, o sea, que estén contestes en el hecho y en sus
circunstancias esenciales, sin tacha, legalmente examinados, que den
razón de sus dichos, y que sus declaraciones no hayan sido desvirtuadas
por otra prueba en contrario.
- Que los testigos acrediten que la parte que dice haber asistido
personalmente al otorgamiento o el escribano o alguno de los testigos
instrumentales ha fallecido con anterioridad o ha permanecido fuera del
lugar en el día del otorgamiento y en los 70 días subsiguientes.
Esta prueba es apreciada por el tribunal según las reglas de la sana crítica.
64
“Las declaraciones consignadas en un testamento abierto destinadas a establecer que el testador
oyó la lectura del testamento, pueden legalmente impugnarse por todos los medios de prueba
establecidos por la ley”. EXCMA. CORTE SUPREMA, 8 noviembre 1919. R., t.18, sec.1ª, p.145.
65
iii) Verdad de las declaraciones. En rigor, en este caso no se trata de impugnar
un medio de prueba sino que propiamente corresponde a controvertir el contenido
del mismo.
En caso de que sea hecha por un tercero se debe tener presente el art. 1707, CC, que
lo protege en caso de que las partes del instrumento no hubiesen dicho la verdad en
el instrumento público, pudiendo incluso aprovecharse de la voluntad simulada en
el instrumento pero jamás pudiendo perjudicarlo.
Quienes dicen que no pueden lo hacen fundado en el art.1700, CC, que establece
que produce plena fe la verdad de las declaraciones entre los contratantes,
agregando además el art. 1876, inc. 2°, CC, respecto de la compraventa, en cuanto
impide al vendedor ejercer contra terceros las acciones de los arts. 1490 y 1491, CC,
al instar por la resolución del contrato por no haberse pagado el precio si es que no
alegara la falsificación de la escritura pública cuando constara su pago en tal
instrumento.
Se ha rebatido esta postura con los siguientes argumentos: (a) Pueden siempre
cuestionarse la veracidad de cualquier aspecto de un instrumento público, dado
que su efectivo valor probatorio se alcanza frente a un supuesto legal del art. 342,
CPC, al tiempo que siempre puede existir otro medio de prueba de igual valor –
como dos testigos contestes, por ejemplo-, que dando fe de un hecho contrario
permiten al juez determinar la verdad de los hechos según las reglas de la sana
crítica (art. 428, CPC);
(b) Se facilitaría que uno de los comparecientes se enriqueciera sobre la mentira, y
es bien sabido que en nuestro Derecho uno de los principios fundamentales es que
nadie puede reportar provecho de su propio dolo; y, (c) El art. 1876, inc. 2°, CC, es
una regla establecida en protección de los terceros, por lo que no rige respecto a la
controversia que entre las partes se promoviere. Por lo demás, la jurisprudencia se
ha inclinado por esta última posición.
66
Puede ser por vía principal o por vía incidental.
La impugnación por vía principal consiste en iniciar un juicio completo que recae
sobre la nulidad, simulación o falta de autenticidad del instrumento público. La
resolución que falle este asunto será una sentencia definitiva, que tendrá los efectos
de cosa juzgada, pero sólo respecto de las partes litigantes. Debiera ser juicio
ordinario de mayor cuantía, toda vez que no hay procedimiento especial y el asunto
no susceptible de apreciación pecuniaria
Se procede por vía incidental cuando, dentro del plazo de citación, la parte en
contra de quien se hace valer el documento, lo impugna, dando lugar al incidente
correspondiente, el que se tramita conforme a las reglas generales. La resolución
que recaiga en ese incidente será una sentencia interlocutoria, que producirá los
efectos de cosa juzgada, pero sólo respecto de las partes litigantes. Algunos
sostienen que la vía incidental se puede utilizar para alegar cualquiera de las
causales, en tanto que para otros, solo se puede utilizar para alegar falta de
autenticidad, toda vez que las otras dos deben alegarse en juicio ordinario.
Del art. 1699, CC, podemos concluir que los instrumentos privados se definen
negativamente: son aquellos en que no requieren del cumplimiento de
solemnidades legales ni exigen la intervención de un ministro de fe.
Quedan claras las severas diferencias que existen entre los instrumentos privados y
públicos y los motivos que justifican el diferente tratamiento de cada uno. Análogo
al caso de los instrumentos públicos, su falsificación también constituye un delito,
pero con una pena menor que el primero (arts. 197 y 198 del Código Penal).
67
Ahora bien, en lo alusivo a los instrumentos privados otorgados en el extranjero,
éstos no requieren de legalización, pero carecen de cualquier valor probatorio para
suplir aquellos actos que por ley deben demostrarse mediante instrumento
públicos (art. 18, CC). De tratarse de un instrumento privado escrito en lengua
extranjera, deberá acompañarse en juicio según las reglas del art. 347, CPC.
Respecto a la oportunidad para presentarlos, se aplican las mismas reglas que los
instrumentos públicos (arts. 348 y 255, CPC).
Antes de estudiar las condiciones que deben verificarse para que un instrumento
privado suministre el efecto probatorio contemplado en la ley, es del caso recordar
que careciendo de la intervención de un ministro de fe para su formación ni contar
con su garantía, no teniendo por tanto la presunción de autenticidad de la que
hablamos respecto de los instrumentos públicos, quien presenta un instrumento
privado tiene la carga de demostrar que tal documento es verdadero en el evento
que la contraparte lo impugne. Asimismo, debemos enfatizar con que el
instrumento privado debe tener al menos la firma de la parte contra quien
presenta, puesto que de modo contrario no se tiene certeza de su origen, pudiendo
tratarse de un medio de prueba confeccionado por la misma persona que lo aporta.
Según el art. 346, CPC, para que un instrumento privado tenga valor en juicio es
necesario que se tenga por reconocido. De esta disposición fluye la conclusión de
que el reconocimiento aludido sólo puede ser obra de una de las partes, de aquella
de quien emana, y en esta forma, únicamente, el instrumento privado llegará a
tener el valor de escritura pública, con arreglo al artículo 1702 del CC, como se
dejara expresa constancia en la discusión del CPC con motivo de la revisión de
aquel artículo.
68
El reconocimiento, según la precitada disposición, puede ser expreso, tácito o
judicial.
65
“La falsedad puede consistir en la falsificación misma del documento, o sea, creando
completamente un documento privado que no existe; o en la falsedad material del mismo, es decir
cuando existiendo verdaderamente un documento, se altera su contenido, haciéndose adiciones o
enmiendas. La falsedad dice relación con un delito, y es por esa razón que está penada en los
artículos 197 y 198 del Código Penal. La falta de integridad mira a la carencia o privación de su
calidad de íntegro; a que no le falte ninguna de sus partes”.
69
Resultan relevantes tres precisiones: (a) el apercibimiento judicial a que alude el
N° 3° del artículo 346 es un requisito indispensable para que el instrumento pueda
tenerse por reconocido tácitamente; y en cuanto al plazo de seis días, como se trata
de uno fatal, transcurrido que fuere sin que la parte nada haya expuesto sobre el
instrumento, el reconocimiento de él se producirá ipso facto, sin mayores
trámites66.; (b) la parte que presenta el documento debe solicitar que se tenga por
acompañado bajo el apercibimiento del artículo 346 N°3; y, (c) el apercibimiento
en cuestión y el consecuente reconocimiento de los instrumentos privados sólo son
admisibles cuando estos instrumentos emanan de la parte contra quien se
presentan, pues de otra manera ésta no puede saber si son o no auténticos, por no
ser suyos ni confeccionados por ella.
66
A nuestro modo de ver, es completamente innecesario que el tribunal también declare incurso al
litigante en el apercibimiento legal; basta con que lo decrete en el acto de la presentación del
instrumento.
70
Esta cuestión ha sido resuelta correctamente por nuestra jurisprudencia valiéndose
implícitamente, aun cuando no en términos expresos, de la distinción entre fuente
y medio de prueba.
67
Otros autores sostienen que podría valer como base de una presunción judicial; vid. Rodríguez
Papic Ignacio Ob.cit, p. 133. A la misma conclusión, pero expresando sus fundamentos se ha
señalado: "Las reglas sobre la prueba de los artículos 1698 y ss. CC., se pensaron respecto de las
obligaciones, por lo que su alcance respecto de otros aspectos merece una mirada más flexible. Bien
se ha dicho que lo que tales reglas procuran es impedir que el efecto obligacional de un instrumento
privado alcance a quien no lo ha suscrito. Se debe distinguir entre el efecto probatorio y el efecto
obligatorio (PALOMO, Diego, BORDALÍ, Andrés y CORTÉS, Gonzalo. Ob. cit. pág. 263).
“Este análisis y diferenciación entre el "efecto probatorio" y el "efecto obligatorio" de los
instrumentos, se encuentra recogido en los incisos 3° y 4° del art. 306 del proyecto
del Código Procesal Civil, los que establecen que los instrumentos privados emanados de la
contraparte -que hayan sido reconocidos de conformidad a la ley-dispondrán el valor de
instrumentos públicos ("efecto obligatorio"). Los demás instrumentos privados -como los emanados
de terceros- serán apreciados por el tribunal conforme a las reglas de la sana crítica ("efecto
probatorio"), es decir, no se les excluye automáticamente de la posibilidad de acreditar otras
circunstancias de hecho debitadas en el proceso (PADILLA PAROT, Ricardo: Ese dolor de cabeza
llamado prueba legal tasada: la anticipada aplicación del proyecto de código procesal civil, que los
tribunales ordinarios de justicia se encuentran llevando a cabo. RChDP no.26 Santiago jul. 2016).
Este modo de valoración de los instrumentos ha sido recogido por nuestros máximos tribunales, en
procesos en que aún la prueba legal tasada de forma imperativa resulta aplicable: "Que estos
documentos, son instrumentos privados que emanan de un tercero ajeno al juicio, que no ha
comparecido ratificándolos o reconociéndolos, [...] no obstante, unidos a la declaración del testigo
de la demandante y copia de la causa Rol 32.223 [...], constituyen, mediante un proceso
71
(C.3) VALOR PROBATORIO DEL INSTRUMENTO PRIVADO
Ahora bien, en lo alusivo a sus efectos respecto de terceros, el art. 1703, CC,
establece supuestos en los cuales la fecha de un instrumento privado se presume
verdadera contra terceros. Dicho de otro modo, la fecha de un instrumento privado
es de fácil adulteración, pero en alguna de las hipótesis contempladas por el
artículo en comento, la ley cautelando siempre los intereses de las personas, en los
cuales la alteración del instrumento es ya complicada por lo que quien quiera
demostrar la falsedad de la fecha debe demostrarlo en juicio, teniendo pleno valor
probatorio de no acreditarse lo contrario. Pasa lo mismo con el caso de los
documentos protocolizados según vimos en su oportunidad.
Hace excepción al art. 127 del Código de Comercio respecto a la concordancia entre
un instrumento privado con los libros de comerciantes.
lógico, plena prueba a juicio del tribunal, por tener el carácter de gravedad y precisión
suficiente para formar el convencimiento, de acuerdo a las máximas de experiencia de los daños,
su reparación y que ello implicó pagar una suma de dinero” (ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE
CONCEPCIÓN, sentencia de 23 de mayo de 2013, rol 148-2013).
72
puede ser publicada en un proceso. Respecto a la correspondencia entre las partes
del juicio, debemos decir que una vez que el destinatario del correo lo recibe el
documento pasa a ser suyo, pudiendo legítimamente presentarlo en cualquier
proceso dado que es en beneficio de él que se establece la inviolabilidad de las
comunicaciones.
68
La principal disposición que se refiere a los documentos oficiales es el art. 193 N°8 del Código
Penal, ubicado dentro del epígrafe de los delitos de “falsificación de documentos públicos o
auténticos”. La norma castiga al empleado público que, abusando de su oficio, cometiere falsedad
ocultando en perjuicio del Estado o de un particular “cualquier documento oficial”. Nuestra
jurisprudencia ha atribuido la naturaleza de instrumento público a los documentos extendidos y
emitidos por servicios públicos dentro de sus atribuciones y, en mérito de ellos ha resuelto dar
aplicación al tipo penal en cuestión. Así la Corte Suprema calificó como documento oficial al
informe enviado por un funcionario público en cumplimiento de un oficio de un tribunal,
considerando para tales fines “que fue emitido en ejercicio de sus funciones por la autoridad
superior de un servicio público a requerimiento de otra autoridad”. CS. 7 noviembre 1951, RDJ, t.
48, Sec, 4°,p. 226. Con base al mismo razonamiento, se ha sostenido que en el ámbito punitivo
admiten la aludida calificación, los certificados de exámenes otorgados bajo sello y firma de la
directora de un liceo fiscal; los documentos confeccionados por la Subsecretaría del Ministerio de
Relaciones Exteriores, las boletas de citaciones a un juzgado de policía local emitidas por
funcionarios de Carabineros de Chile; los permisos de circulación vehicular otorgados por un
director de tránsito municipal; los formularios únicos de remplazos de taxis, emitidos por una
funcionaria del Ministerio de Transportes, etc. Junto a lo anterior, encontramos disposiciones
dispersas: art. 427 del Código Penal, art. 4° de la Ley N°19.477, entre otras, en las cuales el concepto
no es unitario
73
naturaleza jurídica de aquellos. Esto se acentúa en el plano regulatorio, donde
simplemente falta regulación.
Al respecto existen cuatro posturas:
Defendida en Chile por Moreno Vacaro, siendo una variante de la tesis de Santa
Cruz –parte de la base que la regulación civil tiene un alcance general para regular
la prueba documental pública- con la salvedad de que, en lugar de calificar a estos
documentos como instrumentos públicos le atribuye un estatuto diverso e
intermedio bajo la denominación de “documentos oficiales”.
“Dado que estas clases documentales no reúnen los elementos de los instrumentos
públicos definidos por el CC, debe asignárseles una eficacia distinta a la señalada
en los arts. 1700 y 1706”70. Concretamente, que el valor de los documentos oficiales
es mayor que el de los privados, pero diferente de los públicos, lo cual se traduce en
colocar el peso de la prueba de falta de autenticidad o de veracidad en la parte que
lo impugna. En otros términos, habría una especie de presunción de autenticidad y
veracidad que acompañaría a esta clase intermedia de prueba documental.
Podríamos decir que esta última explicación es la que ha tenido mayor recepción en
la jurisprudencia del último tiempo. Se trata de una presunción judicial que
emanaría de los propios caracteres de las documentaciones oficiales, en cuya virtud
éstas deben ser apreciadas por los jueces de la instancia con una fuerza mayor a la
que poseen los documentos privados71.
69
SANTA CRUZ. Ob. cit. pág. 143. Anabalón Sanderson, Rodríguez Papic y Caroca, se han
pronunciado en términos similares.
70
RIOSECO ob. cit., t. I. pp. 283 y 284.
74
iii. La tercera alternativa es sostener que se trata de documentos atípicos, es
decir, de una probanza que no se condice con ninguna de las tipologías
documentales reglamentadas en la ley y que, por lo mismo, se encuentra
íntegramente sometida a un sistema de valoración judicial.
Existen sentencias que han adoptado esta opinión. Así, la Corte Suprema declaró
que los instrumentos extendidos por la autoridad marítima chilena no admiten
calificación ni valoración de la prueba documental pública, al carecer del atributo
de la fe pública. Se trata, según esta sentencia, de documentos oficiales, pero que
no hacen plena fe en los términos del art. 1700; por el contrario, son documentos
cuyo grado de certeza debe ser fijado por los jueces de la instancia, de acuerdo al
mérito del proceso73.
Según esta, los arts. 1699, 1700 y 1706 no impertinentes para resolver esta
cuestión, por tratarse de normas que están pensados para documentos públicos
propios de los actos jurídicos privados y no para documentos que tienen
actuaciones de Derecho Público. Así, un decreto no puede ser calificado como
instrumento público, pues en ellos no concurren declaraciones de particulares que
son autorizadas por un ministro de fe.
71
En este sentido, se ha indicado que el certificado suscrito por el director de un hospital público
“no tiene el carácter de instrumento público por no reunir las solemnidades que prescribe el artículo
1699 del Código, mas como evidentemente es un documento oficial emitido por el jefe responsable
de un servicio público, que consiga el resultado de antecedentes fidedignos que existen en la
repartición a su cargo, tiene, por lo menos, el mérito probatorio de una presunción” (ILTMA. CORTE
DE APELACIONES DE SANTIAGO, 22 de julio 1957, RDJ, t. 54, sec.2°); también que el informe expedido
por el Banco Central “no es propiamente un instrumento público sino un documento oficial al que
se le dio valor probatorio con las atribuciones de los jueces de la instancia para apreciar la prueba
rendida” (EXCMA. CORTE SUPREMA, 16 de noviembre de 1973, FM, N°180, p. 203).
72
COMOGLIO, Luigi Paolo Le prove civil. Utet Giuridica. Tercera Edición. Turín, 2010. Pp. 58, 59,
429-447.
73
EXCMA. CORTE SUPREMA, 10 de marzo de 2010. Rol 7651-2009.
75
Administración que menciona el art. 4° inc. 2° de la Ley N°20.285; (ii)
documentos oficiales que reúnen especiales condiciones a raíz de la fe pública que
interviene durante su proceso de elaboración; y, por último, (iii) los documentos
oficiales emitidos por particulares y que, no obstante, no merecen el tratamiento de
documentaciones públicas en atención al contexto en que se ubican. No nos
extenderemos sobre este punto.
i) El cotejo de letras. Siendo una diligencia que puede solicitarse tanto de los
instrumentos privados como de los instrumentos públicos que carezcan de matriz,
según el mismo art. 350, CPC, prescribe, se trata de una gestión que persigue
confirmar si la firma estampada en un documento es efectivamente auténtica, esto
es, de la parte que se sostiene.
Su valor probatorio se rige por las normas de los arts. 353 y 354, CPC. Por lo
demás, puede probarse la autenticidad de una firma mediante cualquier otro medio
de prueba.
El art. 349, CPC, establece los siguientes requisitos para su decreto: a) Una regla de
pertinencia de los documentos cuya exhibición se pide, de manera que tengan
relación con el litigio; b) No deben ser confidenciales; y, c) Debe practicarse ante el
tribunal, salvo que se solicite un documento de un tercero, caso en el cual podrá
hacerse en el domicilio o lugar donde el tercero lo guarde.
En caso de negativa del tercero, el art. 277, CPC, contempla apremios de multas y
arrestos. Si la resistencia es de la contraparte, a los dichos se puede hacer efectivo
el apercibimiento del art. 274, CPC, consistente en imponerle la prohibición de
poder acompañar después el mismo documento en el proceso.
iii) Los documentos electrónicos. Siendo una materia que recién fue
reglamentada expresamente por la Ley N° 19.799 sobre Firma Electrónica del año
76
2002, conviene decir que respecto del procedimiento civil los documentos
electrónicos no presentan las facilidades para su agregación en juicio que tiene en
procedimientos donde rige la libertad de medios probatorios.
El art. 2 de la ley antedicha define los documentos electrónicos como aquellos que
representan un hecho, imagen o idea que sea creada, enviada, comunicada o
recibida por medios electrónicos; y almacenada de un modo idóneo para su
recepción posterior. El art. 3 de la misma norma prescribe que el documento
electrónico valdrá como si estuviese escrito, salvo en los actos de Derecho de
Familia, los que exijan la concurrencia personal de los otorgantes y los actos que
requieran del cumplimiento de solemnidades.
B. LA PRUEBA TESTIMONIAL
77
(A) CONCEPTO, CARACTERÍSTICAS Y CLASIFICACIÓN
La reserva con que se recibe ahora a la prueba testifical debe más bien atribuirse a
razones de psicología experimental, cuyas enseñanzas han permitido convencernos
que el testimonio de las personas forma un proceso complejo, en que actúan
diversos factores, tales como la sensación, la percepción, la fijación y la expresión,
que involuntariamente pueden deformarlo o alterarlo, junto a la frágil memoria del
hombre, con grave daño del interés de la colectividad y de los derechos
particulares. He aquí el quid de esta cuestión y la explicación de por qué la prueba
testifical, en buenas cuentas, constituye hoy la excepción y no la regla.
74
BENAVENTE GORROÑO, Darío. Ob. cit. pág. 17.
75
Así, lo dejó en claro el mensaje del CC al justificar las limitaciones establecidas para esta clase de
probanzas: “[n]o hay para deciros la facilidad con que por medio de declaraciones juradas puedan
impugnarse y echarse por tierra los más legítimos derechos. Conocida es las poblaciones inferiores
la existencia de una clase infame de hombres, que se labran un medio de subsistencia en la
prostitución del juramento”.
78
Por último, digamos que esta materia se encuentra regulada por los artículos 1708,
1709, 1710 y 1711 del CC y por los arts. 356 y sgtes. del CPC
Los peligros que derivan del carácter subjetivo de la prueba testimonial han
determinado al legislador a establecer importantes limitaciones en orden a su
admisibilidad. Desde este punto de vista, es preciso tener presentes dos
situaciones: 1º una que dice relación con su recepción, o sea con el procedimiento
mismo, y 2º la otra, con la eficacia de esta prueba.
79
cualquiera que sea su monto. Además, esta disposición excluye solamente a
la prueba testimonial; no a los demás medios probatorios.
Deben constar por escrito, por último, las modificaciones o alteraciones de
cualquier naturaleza que se hagan a un acto o contrato que contenga la
entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades tributarias,
aun cuando se refiera a una cosa cuyo precio sea menor (art. 1709, inc. 2º,
del CC.).
Sin embargo, existen excepciones a lo anterior, vale decir, casos en que a pesar de
tratarse de un contrato de más de 2 UTM que no consta por escrito es admisible la
prueba testimonial:
1. Excepción del art. 1711, inc. 1° del CC: cuando exista un principio de
prueba por escrito, entendiéndose por tal un acto escrito del demandado o de su
representante, que haga verosímil el hecho litigioso (art. 1711, inc. 1º, del CC). Fácil
es convenir en que el principio de prueba por escrito equivale a cualquier
documento parcial o deficiente, emanado de la parte a quien se opone, o contra
quien se invoca, y auténtico 76, que sirva de antecedente creador de la existencia de
la obligación cuestionada, o que represente un indicio de esta obligación, de suerte
que unido a otro u otros permita al juez convencerse de su existencia, “que haga
verosímil el hecho litigioso”77. Claro está que si se niega la autenticidad de un
principio de prueba por escrito, podrá ella probarse previamente por toda clase de
pruebas, inclusa la testimonial78.
¿Es necesario que este principio de prueba haya sido reconocido por la parte
contraria para que pueda invocarse? Creemos que no, porque entonces no habría
principio de prueba, sino prueba completa 79.
2. Excepciones del art. 1711, inc. 2° del CC : cuando haya sido imposible
obtener una prueba escrita y los demás casos expresamente exceptuados en el CC y
en los Códigos especiales. Entre las excepciones contempladas expresamente en el
CC podemos nombrar al depósito necesario (arts. 2237 y 2241 del CC), al comodato
(art. 2175).
76
“El instrumento privado debe ser reconocido por la persona contra la cual se invoca o mandado
tener por reconocido para que pueda constituir principio de prueba por escrito” (ILTMA. CORTE DE
APELACIONES DE SANTIAGO, 27 julio 1883. G. 1883, Nº 1.862, p. 1019; ILTMA. CORTE DE APELACIONES
DE CONCEPCIÓN, 11 junio 1898. G. 1898, t. I, Nº 1.641, p. 1169; ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE
TACNA, 8 marzo 1905. R., t. 3, sec. 2ª, p. 141; EXCMA. CORTE SUPREMA, 20 mayo 1905. R., t. 2, sec. 1ª,
p. 401; EXCMA. CORTE SUPREMA, 16 agosto 1919. G. 1919, 2º sem., Nº 42, p. 251. R., t. 17, sec. 1ª, p.
426).
77
Así, ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE CHILLÁN., Sentencia de 22 noviembre 1945. G. 1945, 2º
sem., Nº 58, p. 299 (C. 4º, 1ª inst., p. 300).
78
R. DE D., Tomo II, año 1905, pág. 401; Tomo XIII, año 1916, pág. 172.
79
RODRÍGUEZ PAPIC, Ignacio. Ob. cit. pág. 168.
80
a) Como las últimas de dichas excepciones se contemplan todas aquellas que la
misma ley haya expresamente señalado, como la tan conocida del artículo 128 del
Código de Comercio, que no es tampoco absoluta, pues no se aplica a los casos en
que se exige escritura pública, como son los previstos por los artículos 5° N° 2°,
11, 344, 350, 425, 474, 491, 727, 815, 833, 850, 888; o bien, escritura privada, con
arreglo a los artículos 339, 415, 514, 632, 820, 979, 1170 de este mismo Código, ni
reza contra la explícita disposición del artículo 618, que rechaza abiertamente la
prueba testimonial.
Los testigos deben ser personas capaces. La ley lo exige al establecer que es hábil
para testificar en juicio toda persona a quien la ley no declare inhábil (art. 356). La
regla general es la capacidad de las personas para ser testigos.
Las inhabilidades establecidas por la ley son de dos clases: absolutas y relativas.
Las inhabilidades absolutas afectan a toda persona que se encuentre en
determinadas condiciones. Las relativas sólo afectan a ciertas personas en casos
determinados en que inciden.
- Por falta de capacidad para percibir los hechos sobre los que declara el
testigo. Son las comprendidas en el artículo 357, Nos 1º al 5º. Se trata de
inhabilidades absolutas.
- Por falta de probidad para declarar (art. 357, N os 6º al 9º). También son
inhabilidades absolutas.
- Por falta de imparcialidad para apreciar los hechos sobre los cuales
declara el testigo (art. 358). Estas son incapacidades relativas, porque
dicen relación con un juicio determinado.
81
¿Qué ocurre si el testigo no va a declarar o asistiendo se niega a ello? El
testigo que estando legalmente citado no comparece, puede ser compelido por
medio de la fuerza pública a presentarse ante el tribunal, a menos que acredite que
está en la imposibilidad de ir. Si se niega a declarar sin justa causa, puede incluso
ser mantenido en arresto hasta que preste su declaración (art. 380, inc. 2° y 3°). Se
entienden por justa causa los casos en que el testigo no está obligado a declarar.
La citación deberá hacerse por medio de un receptor, quien notificará a los testigos,
personalmente o por cédula, el hecho de que deben presentarse a declarar ante
determinado tribunal, en tal juicio y en tal día y hora 80. La obligación de concurrir a
la audiencia señalada por el tribunal sólo la tienen los testigos que residan en el
territorio jurisdiccional en donde funciona el tribunal (art. 371).
Empero lo dicho, existen casos en que las personas citadas como testigos no se
encuentran en la obligación de declarar.
82
las profesiones que requieren título, revelen los secretos que por razón de ella se les
hubieren confiado.
83
(E) PROPOSICIÓN Y OPORTUNIDAD DE LA PRUEBA TESTIMONIAL
Por regla general, la testimonial debe producirse a iniciativa de las partes, las que
están obligadas a presentar una lista de testigos y una minuta de puntos de prueba,
como tantas veces lo hemos dicho.
Sin embargo, también puede producirse a iniciativa del propio tribunal, como una
medida para mejor resolver (art. 159, Nº 5º). En este caso no se trata de nuevos
testigos que vayan a declarar sobre las mismas preguntas, ni de los mismos testigos
anteriores, sobre nuevas, sino que se trata de los mismos testigos que hayan
declarado en el juicio, para que aclaren o expliquen sus dichos obscuros o
contradictorios.
El tribunal puede ordenar como medida para mejor resolver en segunda instancia
la recepción de la prueba testimonial, siempre que no se haya podido rendir en
primera, debiendo ella recaer acerca de hechos que no figuren en la prueba rendida
y que tales hechos sean considerados estrictamente necesarios, en concepto del
tribunal, para la acertada resolución del juicio. En este caso, el tribunal deberá
señalar determinadamente los hechos sobre que deba recaer y abrir un término
especial de prueba por el número de días que fije prudencialmente y que no podrá
exceder de ocho días. La lista de testigos deberá presentarse dentro de segundo día
de notificada por el estado la resolución respectiva (art. 207)84.
Carecen de todo valor como prueba testimonial las declaraciones firmadas por
terceros ante notario y que se presentan como declaraciones de testigos; ello es
evidente porque la testimonial debe rendirse dentro del probatorio y cumpliendo
las exigencias y requisitos que establece la ley.
83
Concerniente a esto ha establecido la jurisprudencia que es nula la prueba testimonial rendida
fuera del término probatorio, aunque los días en que se la rindió hayan sido señalados por sentencia
que quedó ejecutoriada, la cual no produce cosa juzgada respecto de la validez de la prueba.
84
El artículo 207 del CPC autoriza la aceptación de pruebas en segunda instancia, pero ella queda
sujeta a la facultad del tribunal, vale decir, no se trata de un imperativo a que esté obligado y será
ejercida cuando la prueba sea, a juicio del tribunal, indispensable para la decisión del juicio (SCS,
R.D.J. 1980, t. LXXVII, 2ª Parte, sec. 1ª, pág. 74, C. 4°. En el mismo sentido SCS de 03.11.1993, Rol
Nº 28.654, C. 3°).
84
La recepción de la prueba testimonial se sujeta a las reglas que se indican a
continuación.
1. En la lista de que trata el artículo 320 pueden presentarse todos los testigos
que se deseen; pero sólo serán admitidos a declarar hasta seis testigos, por cada
parte, sobre cada uno de los puntos de prueba que haya señalado el tribunal (art.
372, inc. 1º). Sólo pueden examinarse los testigos que figuran en la nómina a que se
refiere el inciso final del artículo 320 (art. 372, inc. 2º); sin embargo, el tribunal
puede admitir otros testigos en casos muy calificados y siempre que jure la parte
que los presenta que no tuvo conocimiento de ellos al tiempo de formar la lista de
testigos (art. 372, inc. final).
2. Dispone el art. 369, inciso 1º: "El tribunal, atendido el número de testigos y
el de los puntos de prueba, señalará una o más audiencias para el examen de los
que se encuentren en el departamento (territorio jurisdiccional)". En la práctica, el
día y la hora en que se examinarán los testigos se señalan generalmente en la
resolución que recibe la causa a prueba. Pero no hay inconveniente alguno en que
las partes soliciten día y hora para rendir su prueba. Si los testigos residen fuera del
territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio se aplica el art. 371, inciso 1º.
3. Los testigos deben ser interrogados personalmente por el juez (art. 365,
inc. 1º). El examen se hace en presencia de las partes y de sus abogados, actuando
como ministro de fe -quien autorizará el acto un receptor que las partes eligen, el
que debe ser remunerado. El receptor servirá además como actuario en las
incidencias que ocurran durante la audiencia de prueba (art. 370). Tratándose de
un tribunal colegiado, los testigos deben ser interrogados personalmente por uno
de sus miembros (art. 365).
6. Llenados los requisitos del juramento y demás que hemos visto, comienza
el interrogatorio. En primer lugar, se efectúan las preguntas de tacha (art. 365,
inc.2°) y luego, sobre los puntos de prueba. Según este artículo, las preguntas
85
deben versar: 1º sobre los datos necesarios para establecer si existen causas que
inhabiliten al testigo para declarar; 2º sobre los puntos de prueba que se hayan
fijado, y 3º podrán también hacerse preguntas tendientes a rectificar, esclarecer o
precisar las aseveraciones hechas85.
7. Los requisitos que deben contener las respuestas de los testigos los
consigna el artículo 367: "Los testigos deben responder de una manera clara y
precisa a las preguntas que se les hagan, expresando la causa por que afirman los
hechos aseverados. No se les permitirá llevar escrita su declaración".
(G.1) CLASIFICACIÓN
Las inhabilidades, según ya lo hemos dicho, son de dos clases: absolutas y relativas.
Las primeras, tratadas en el artículo 357, son las que afectan a todas las personas
85
Si el testigo no supiere el idioma castellano, será examinado por medio de un intérprete mayor de
dieciocho años, quien prometerá bajo juramento desempeñar bien y fielmente el cargo. Por
conducto del intérprete se interrogará al testigo y se recibirán sus contestaciones, las cuales serán
consigna-das en el idioma del testigo, si éste no entendiere absolutamente el castellano. En tal caso,
se pondrá al pie de la declaración la traducción que de ella haga el intérprete (art. 382, CPC). Esta
disposición debe concordarse con el art. 63 del CPC.
86
El artículo 366 consagra una disposición que tiene mucha importancia para descubrir a los
testigos falsos: "Cada parte tendrá derecho para dirigir, por conducto del juez, las interrogaciones
que estime conducentes a fin de establecer las causases de inhabilidad legal que puedan oponerse a
los testigos, y a fin de que éstos rectifiquen, esclarezcan o precisen los hechos sobre los cuales se
invoca su testimonio. “En caso de desacuerdo entre las partes sobre la conducencia de las preguntas
resolverá el tribunal y su fallo será apelable sólo en lo devolutivo".
86
que se encuentran en determinadas condiciones. Las segundas, relativas, a las que
se refiere el artículo 358, afectan a ciertas personas en casos determinados en que
inciden.
4. El Nº 4º del artículo 357 establece como causal de tacha a los testigos el que
carezcan del sentido necesario para percibir los hechos declarados al tiempo de
verificarse éstos. ¿Qué debe entenderse por carecer del sentido necesario Se alude
al sentido de la vista, por ejemplo, cuando se trata de declarar sobre la efectividad
de un suicidio que se dice presenciado por el testigo; del oído, cuando se declara
sobre lo que ha oído decir a otra persona; etc.
7. Los vagos sin ocupación u oficio conocido (art. 357 Nº 7º). La ley considera
que tales testigos carecen de probidad y no puede fundarse una sentencia en sus
dichos, pues la ley supone, que la persona que es un vago no se halla en condiciones
de valorar la conducta de los demás, ni es capaz de substraerse a la influencia de la
pasión o del interés.
87
8. Los condenados por delito, pero solamente los que en concepto del tribunal
sean indignos de fe. Se deja, pues, a la conciencia del juez la calificación de la tacha
(art. 357, Nº 8º).
9. Son absolutamente inhábiles para declarar en juicio los que hagan profesión
de testificar en juicio. Son llamados vulgarmente "jureros" (art. 357, Nº 9º).
87
Según quedó constancia en las Actas de la sesión 19 de la Comisión Revisora del Proyecto
de Código de Procedimiento Civil, criado doméstico es una persona que presta a otra, mediante un
salario, ciertos servicios, determinados por el contrato o por la costumbre del país. Ahora debe
entenderse que son trabajadores de casa particular.
88
La Comisión Revisora del Proyecto de 1893 dejó constancia en actas que esta tacha procede no
sólo respecto de los dependientes de una persona natural, sino también de las personas jurídicas.
89
Así, por ejemplo, son inhábiles como testigos los empleados de una empresa de transportes en la
causa seguida en contra de ésta por culpa o negligencia atribuida a aquéllos, en vista de la
responsabilidad ulterior de estos mismos, en el caso de ser vencida la empresa, conforme al
artículo 2325 del CC. También son inhábiles el comunero, codeudor o socio de la persona que figura
como parte en el juicio, lo mismo que cualquiera de las partes, aunque haya enajenado o cedido sus
derechos; sin embargo, algunos de estos testigos dejarán de serlo si la condición particular que
invisten no les da interés en el pleito.
88
6. Los que tengan íntima amistad con la persona que los presenta o enemistad
respecto de la persona contra quien declaren (art. 358, Nº 7º). La amistad o
enemistad deberán ser manifestadas por hechos graves que el tribunal calificará
según las circunstancias90.
Las tachas las opone la parte en contra de quien va a declarar el testigo 91. Las
tachas deben deducirse antes que el testigo empiece a hacer las declaraciones (art.
373); deben fundarse en alguna de las inhabilidades mencionadas en los artículos
357 y 358, y con tal que se expresen con la claridad y especificación necesarias para
que puedan ser fácilmente comprendidas.
La ley dispone que las tachas se opongan antes que declaren los testigos, pero no
dice que ello se haga en la audiencia misma de prueba, ni en qué tiempo, de modo
que pueden oponerse desde que la parte tiene conocimiento de la lista de testigos
hasta la declaración de éstos, verbalmente en la audiencia o por escrito antes de
ella92.
89
Las tachas opuestas por las partes no obstan al examen de los testigos tachados. Sin
embargo, el tribunal puede repeler de oficio a los que notoriamente aparezcan
comprendidos en alguno de los casos de inhabilidades absolutas comprendidas en
el artículo 357 (art. 375, inc. 1º). La apelación que se interponga en este caso sólo
será concedida en el efecto devolutivo (art. 375, inc. 2º), norma que en la
actualidad carece de mayor significación en atención a la regla general establecida
en el Nº 2º del artículo 194.
Cuando el tribunal lo estime necesario para resolver el juicio, va a recibir las tachas
a prueba, debiendo rendirse dentro del término ordinario de prueba. Sin embargo,
si este se encuentra vencido o lo que reste no sea suficiente, se ampliará para el solo
efecto de rendir la prueba de tachas hasta completar diez días, pudiendo además
solicitarse el aumento extraordinario que concede el artículo 329 en los casos a que
él se refiere (art.376).
La recepción a prueba de las tachas es optativa del tribunal, y en los casos que el
interesado lo estime indispensable, debe reclamar si no se recibieron a prueba por
medio de los recursos que la ley le franquea. La resolución que ordena recibir
prueba sobre las tachas opuestas es inapelable (art. 379, inc. 1º).
Por último, hay que tener presente que, conforme a lo señalado por el art. 377, para
probar las tachas están permitidos todos los medios, incluso la prueba testimonial.
Sin perjuicio de lo anterior, no se admitirá la prueba de los testigos para
inhabilitar a los que hayan declarado sobre las tachas deducidas, lo cual
no obsta para que el tribunal acepte otros medios probatorios, sin abrir término
especial, y tome en cuenta las incapacidades que contra los mismos testigos
aparezcan en el proceso (art. 378).
La decisión del juez que resuelve las tachas opuestas a los testigos presentados, no
es parte integrante de la sentencia definitiva sino que es un pronunciamiento
incidental93 y, por tanto, una sentencia interlocutoria, que no es de aquellas que
93
“La resolución que decide sobre tachas es sentencia interlocutoria, aunque por mandato del
artículo379 del Código de Procedimiento Civil su fallo deba reservarse para definitiva” (EXCMA.
CORTE SUPREMA. 26 mayo 1954. R., t.51, sec.1ª, p.149; EXCMA. CORTE SUPREMA, 10 agosto 1965. R.,
t.62, sec.1ª, p.268. EXCMA. CORTE SUPREMA, 14 mayo 1984. R., t.81, sec.1ª, p.64).
90
ponen término al juicio o hacen imposible su continuación, por lo que no procede
el recurso de casación en el fondo94.
94
No es admisible el recurso de casación en el fondo respecto de la decisión sobre tachas formulada,
pues ésta recae sobre un incidente del juicio que no es sentencia definitiva y tampoco interlocutoria
que ponga término al juicio o haga imposible su continuación y, por consiguiente, no dice relación
alguna con las acciones y excepciones hechas valer en la causa. SCS, R.D.J. 1984, t. LXXXI, 2ª Parte,
sec. 1ª, pág. 64, C. 4°). En el mismo sentido SCS, R.D.J. 1983, t. LXXX, 2ª Parte, sec. 1ª, pág. 42, C.
13°.
95
Casación. 19 de agosto de 1964. Rev. T. 61. Sec. 1°, pág. 258.
96
ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO, 20 mayo 1908. R., t.5, sec.2ª, p.93y 22 junio 1932. R.,
t.29, sec.2ª, p.91; ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE VALDIVIA , 22 abril 1910. R., t.8, seec.2ª,
p.70.EXCMA. CORTE SUPREMA, 16 agosto 1920. R., t.19, sec.1ª, p.239.
97
RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio. Ob. cit. pág. 129.
98
RIOSECO ENRÍQUEZ, Emilio. Ob. cit. pág. 142.
91
legal no es susceptible de ser denunciada por intermedio del recurso de casación en
el fondo, ya que ese valor probatorio no es perentorio para el tribunal.
Las declaraciones de los testigos de oídas tienen mucho menor valor probatorio que
las de los presenciales; ya que no hacen plena prueba, sino que constituyen base de
una presunción judicial (art. 383, inc. 1º). Para que el juez pueda darles ese valor
es necesario que las palabras oídas se refieran directamente a aseverar los hechos
que se trata de probar, y, además, es esencial que individualicen a las personas que
los han ilustrado sobre los hechos que no percibieron con sus propios sentidos, a
objeto de que el juez conozca el origen de tales especies y esté en situación de
valorarlas99.
El artículo 384 establece las reglas a las cuales debe ceñirse el tribunal en la
apreciación de la fuerza probatoria de los testigos presenciales. Las reglas que este
artículo da son seis, las que examinaremos.
92
SEGUNDA REGLA: "La de dos o más testigos contestes en el hecho y en sus
circunstancias esenciales, sin tacha, lealmente examinados y que den razón de sus
dichos, podrá constituir prueba plena cuando no haya sido desvirtuada por otra
prueba en contrario". Esta disposición, por su letra (nótese que emplea la forma
verbal "podrá"), su espíritu y su historia, contiene una autorización facultativa que
no regla de un modo indefectible el criterio del tribunal.
Es decir, no significa que las declaraciones de dos o más testigos que reúnan las
condiciones que ella indica van a constituir necesariamente plena prueba. En
efecto, en historia fidedigna del establecimiento del artículo 384 aparece que, como
se dejó expresa constancia en las actas de la Comisión a petición de los señores
Ballesteros y Vergara, los Tribunales tenían amplia libertad para apreciar el mérito
probatorio de las declaraciones de los testigos, de tal manera que quedaban
facultades para desestimar, no sólo el dicho de uno, sino que cualquier número de
testigos, cuando, en su concepto, no fuere digno de fe su testimonio, y a ese
predicamento obedeció el reemplazo de la palabra "hará" por la frase "podrá
constituir"101.
CUARTA REGLA: "Cuando los testigos de una y otra parte reúnan iguales condiciones
de ciencia, de imparcialidad y de veracidad, tendrán por cierto lo que declare el
mayor número".
93
por ésta, apreciándose el mérito probatorio de todas ellas en conformidad a las
reglas precedentes".
C. LA PRUEBA CONFESIONAL
(C.1) CONCEPTO
De ordinario, para provocar una declaración en tales términos la ley permite citar a
la contraria a una audiencia durante el término probatorio denominada absolución
de posiciones, en la cual, debe responder sobre un pliego de preguntas tendientes a
obtener una declaración confesional.
103
SCS, R.D.J. 1983, t. LXXX, 2ª Parte, sec. 1ª, pág. 105, C. 7°; también en SCS, R.D.J. 1991, t.
LXXXVIII, 2ª Parte, sec. 1ª, pág. 14, C.17°; SCS 20/09/2000, Rol N° 4562-99, C. 3° y 4°.
104
Distinta de la confesión como medio de prueba es la admisión en el pleito de los datos aportados
de contrario, pues si no hay controversia sobre un hecho sustancial y pertinente, éste no es objeto de
prueba. Entre admisión y confesión dice-Guasp-hay toda la diferencia que existe entre un acto de
alegación y uno de prueba. PAILLÁS PEÑA. Enrique: Estudios de Derecho Probatorio. Editorial
Jurídica. Segunda edición, Santiago, 2002. Pág.100.
105
“Su valor probatorio tiene un fundamento lógico: porque es razonable creer que el que confiesa
en juicio no ha de mentir para perjudicar sus intereses, y cuando hace una confesión favorable para
la contraria ha de ser creído”. ALESSANDRI RODRÍGUEZ, Arturo, SOMARRIVA UNDURRAGA, Manuel y
VODANOVIC HAKLICKA, Antonio: Tratado de Derecho Civil. Partes preliminar y general. Tomo
94
su valoración ha generado discusiones dentro de sistemas de libre apreciación de la
prueba.
(C.2) ELEMENTOS
ii) Objeto. Necesariamente la declaración de la parte debe versar sobre uno de los
aspectos discutidos del proceso y relevantes para el reconocimiento jurídico de
95
pretensión de la parte contraria, de suerte que actúa en su propio perjuicio. Siendo
la fuente de prueba en este caso el conocimiento que la parte tenga sobre los
hechos, puede declarar sobre hechos personales (que él hizo) o no personales (que
hicieron terceros).
Nuestra legislación no ha sido clara ni precisa al tratar esta materia; sin embargo,
se puede sostener que la regla general al respecto está establecida en los artículos
385 del CPC y 1713 del CC, de los que resulta que la confesión se admite en todos
los casos, salvo los siguientes casos de excepción:
(C.4) CLASIFICACIÓN
i) Judicial / Extrajudicial
96
Espontánea es la que se realiza sin requerimiento del juez, fuera del juicio y sin
formalidades. Provocada es la que se efectúa en una audiencia decretada al efecto
por el tribunal, la absolución de posiciones, mediante interrogatorio, previo
juramento y con la presencia del juez.
La confesión compleja presenta dos aspectos. Puede ser de primer grado, cuando
se agreguen hechos desligados con los anteriores o que no presupongan su
existencia para haber sido efectivos; por ejemplo, “sí, yo debí un millón de pesos,
pero la deuda se extinguió por compensación”. También puede ser de segundo
grado, cuando las nuevas circunstancias implican la existencia de los hechos que
confiesa; v.gr., “sí, debí un millón de pesos, pero pagué el mes pasado”. Esta
clasificación es importante a efectos de la divisibilidad de la confesión.
106
ALSINA, Hugo. ob. cit., tomo II, pág. 240.
107
ALSINA, Hugo. ob. cit., tomo II, pág. 241.
97
v) Divisible / Indivisible
Veremos más adelante que la ley permite fraccionar la declaración de la parte que
confiesa en lo que le favorece, excluyendo aquéllos no reconocidos en su absolución
que lo perjudican. Divisible, evidentemente es la que admite división a favor de la
parte que solicitó la absolución de posiciones; indivisible la que no.
Como medida prejudicial propiamente tal es propia del demandante y tiene por
objeto preparar la entrada al juicio, exigiendo la declaración jurada del futuro
demandado sobre algún hecho relativo a su capacidad para parecer en el juicio, o a
su personería o al nombre y domicilio de sus representantes (art. 273 N°1).
En segunda instancia, pueden volver a solicitarlo por una vez más hasta antes de la
vista de la causa (art. 207, CPC); facultando la ley a las partes para pedirlo una vez
más si es que se alegan hechos nuevos (art. 385, CPC)109.
108
Si bien es cierto que el art. 385 establece que solamente pueden pedirse posiciones después de
contestada la demanda, ello no obsta a que se soliciten tratándose de un incidente previo o de
incontestación -como el que se produce al oponerse excepciones dilatorias o las perentorias de cosa
juzgada, transacción e inadmisibilidad tramitándose como dilatorias-, pero siempre que sólo se
refieran a hechos alegados en ese incidente y no al negocio principal, porque la confesión en medio
de prueba que también las partes pueden hacer valer en los incidentes. Lo propio se predica de las
medidas prejudiciales, según vimos.
109
La absolución de posiciones, de acuerdo con lo que dispone el inciso 2° del
artículo 385 del Código de Procedimiento Civil, no suspende el procedimiento. Al dictarse sentencia,
estando pendiente dicha diligencia, no se incurre en el vicio de casación en la forma del N° 9 del
artículo 768 del cuerpo legal referido, en relación con el N° 3 del artículo 795 y el Nº 7° del artículo
800 del mismo” (SCS, R.D.J. 1980, t. LXXVII, 2ª Parte, sec. 1ª, pág. 158, C. 3°).
98
(C.5) INICIATIVA PARA LA ABSOLUCIÓN DE POSICIONES
110
Si no ha habido por parte del tribunal negativa para que se cumpliera el trámite de absolución de
posiciones, sino que el propio interesado no gestionó la práctica de ella, la sentencia no ha podido
incurrir en la causal de casación de haber faltado a trámites o diligencias esenciales para su
pronunciamiento (Cas. forma, 17.4.1975, R.D.J., tomo LXXII, 2ª parte, sec. 1ª, pág. 37).
111
Esta resolución se notifica por cédula al apoderado del absolvente.
112
En la práctica, quien recibe la declaración del absolvente es un receptor judicial.
99
Antes de la audiencia, debe tomarse juramento al absolvente (art. 390, CPC), luego
de lo cual se abre el pliego de posiciones (art. 391, CPC) y se procede a su lectura.
Acorde con los anteriores, otro de los requisitos de las posiciones, consagrado
asimismo por la ley, consiste en que “la declaración deberá prestarse
inmediatamente, de palabra y en términos claros y precisos “Si se trata de
hechos personales, deberá prestarse afirmándolos o negándolos. Podrá, sin
embargo, el tribunal admitir la excusa de olvido de los hechos, en casos calificados,
cuando ella se funde en circunstancias verosímiles y notablemente aceptables”. “En
todo caso, podrá el confesante añadir las circunstancias necesarias para la recta y
cabal inteligencia de lo declarado” 113.
De conformidad al art. 398, CPC, es la que se presta fuera del proceso, incluso si se
lleva a cabo ante un juez incompetente, un proceso diverso o ante otro juicio entre
las mismas partes. Tiene un valor probatorio especialmente determinado.
113
En realidad, este precepto, en cierto modo, reproduce e interpreta lo que establecía ya la
Novísima Recopilación: “Mandamos que la parte que estuviere presente responda a las posiciones
que por la otra le fueren puestas confesando o negando simplemente y sin cautela y no por palabras
de creo o no creo, niégola como en ella se contiene o según la pone”. Aquello significa, pues, que el
absolvente está obligado a ser categórico y puntual en sus respuestas, sin que logre eludirlas
mediante ninguno de los subterfugios otrora repudiados por la antigua legislación española.
Quedan así descartadas toda clase de contestaciones dubitativas y los pretextos fútiles para hacer
malograr la diligencia, a menos que el obstinado en tal conducta se exponga a sufrir las sanciones
especialmente previstas por la ley. Sin embargo, nada obsta para que el confesante -como dice la
ley- se explaye en aquellos pormenores o circunstancias que ayuden a una recta y cabal
comprensión de su declaración, lo mismo que para que el juez admita la excusa de olvido en
aquellos casos en que se justifique con notoria evidencia.
100
Al efecto, es preciso distinguir entre la confesión extrajudicial y la confesión
judicial114; y, en el primer caso: 1º confesión extrajudicial verbal; 2º confesión
extrajudicial escrita, y 3º confesión extrajudicial prestada ante juez incompetente,
pero que ejerce jurisdicción, o en otro juicio.
I. CONFESIÓN EXTRAJUDICIAL
114
De primera impresión, uno piensa que la ley no debió gastar -como diría Cervantes- tanta
guarnición en esto, y, en cambio, pudo haber hecho equivalentes las confesiones prestadas por una
parte en todos los juicios en que haya intervenido o intervenga como tal. Sin embargo, en estricta
doctrina, sólo cabe considerar como confesión, en cuanto medio probatorio alusivo a la causa
pendiente, a la que se produce en el mismo juicio en que se presta, porque nadie ignora que en
cada litigio se exponen y ventilan los hechos de un modo propio o especial, acondicionados a las
circunstancias exactas del asunto controvertido, las cuales jamás coinciden en dos juicios diversos,
por muchos que sean los contactos o semejanzas entre ellos. Es por esto que a la confesión prestada
en un juicio diverso no es posible concederle así no más, pleno valor probatorio, y ha sido necesario
acogerse a la realidad, como lo hace nuestro Código, hasta el punto que ni siquiera la confesión
prestada en otro juicio distinto, aunque seguido entre las mismas partes que actualmente litigan,
logra tener el mérito de prueba completa, a menos que existan motivos poderosos para ello,
contingencia que corresponde apreciar al tribunal y que tendrá resultado efectivo sólo cuando la
pertinencia de los hechos confesados fuere indiscutible dentro del actual juicio, supuesto que la
confesión, al igual que todas y cualesquiera de las actuaciones de un pleito, concierne a este mismo,
en donde incide y se presta en atención a él, sin que pueda extenderse ni modificarse por
circunstancias extrañas ventiladas en otros negocios.
101
Tanto la confesión espontánea como la provocada, la expresa como la tácita,
producen en el proceso los mismos efectos probatorios, dado lo dispuesto en los
artículos 399 y 400. Por lo tanto, lo que expondremos a continuación se refiere a
todas ellas. Para determinar el valor probatorio de la confesión judicial hay que
distinguir según se trate de hechos personales del confesante o de hechos que no
tienen tal carácter.
102
2. Confesión sobre hechos no personales. También produce plena prueba
(art. 399, inc. 2º); así, si es la única prueba que existe en el proceso, el juez puede
condenar al confesante, de acuerdo con las reglas generales que informan la
prueba; pero su valor probatorio puede ser destruido rindiéndose prueba en
contrario; incluso el tribunal puede, si lo estima necesario y ha expirado el
probatorio de la causa, abrir un término especial para rendirla (art. 402, inc. final).
Por consiguiente, cuando la confesión versa sobre hechos no personales del
confesante, puede destruirse su valor probatorio por cualquier otro medio, lo cual –
como vimos- se discute respecto de la confesión judicial sobre hechos propios.
103
alguna modalidad u otro hecho en conexión material o jurídica con aquél; pero es
divisible en los demás casos, esto es, cuando la confesión comprende hechos
diversos e inconexos con el confesado, que no importan ninguna modalidad de
éste, o cuando a la confesión se le agregan hechos o circunstancias
cualesquiera para enervar los efectos de ella, y el contendor ha justificado o
puede justificar con otros medios probatorios la falsedad de tales hechos o
circunstancias. Luego se demostrará que esta última situación no ofrece novedad
alguna. Eso es todo, a nuestro modesto entender; lo demás, pamplinas.
Por fin, como ejemplos de una confesión compuesta divisible podemos presentar
los siguientes: a) A la misma pregunta anterior, el absolvente contesta: “Es cierto
que debo esa cantidad; pero mi contendor me adeuda otra mayor por servicios
profesionales”. Este último hecho, secundario o accidental, es enteramente extraño
del propuesto en la confesión y sólo cabe desligarlo del que es actualmente objeto
del juicio, pues de otra suerte el resultado no sería otro que permitirle al confesante
que se creara así un crédito a su favor, a expensas y contra la propia voluntad de su
colitigante, que lo requirió únicamente para que confesara su deuda. b) Se le
pregunta al absolvente: “Confiese Ud. que me compró un cuadro del famoso pintor
XX y hasta ahora no me paga su precio, que se convino en tanto”; y el interpelado,
contesta: “El cuadro no se lo compré; lo recibí a consignación en un
establecimiento de remates y consignaciones que yo tenía en esta ciudad, en donde
no alcanzó a estar dos meses, porque el negocio lo liquidé a fines del año pasado y
con este motivo se lo devolví a mi contendor, porque no hubo interesado para
104
adquirirlo, lo mismo que hice con los demás objetos que se hallaban en igual
condición”. Estos hechos y circunstancias que rodean a la confesión de la entrega
del cuadro son falsos: el contendor prueba que el absolvente recibió el cuadro
después de la fecha de terminación de su establecimiento comercial; que la especie
estuvo en su casa particular por algún tiempo y que la vendió posteriormente al
señor Zutano, en cuyo poder se encuentra en la actualidad.
105
la confesión, por regla general, máxime cuando el nuevo hecho destruye el
efecto del anteriormente confesado.
119
La indivisibilidad de la confesión, por expresa disposición de los artículos 1704 y 1705 del
Código Civil y 39 del Código de Comercio, se extiende a los asientos, registros y papeles domésticos,
y a las notas escritas o firmadas por el acreedor a continuación, al margen o al dorso de los
documentos que siempre han estado en su poder, del propio modo que a la fe de los libros de
comercio. Asimismo, las reglas recién expuestas relativas a la indivisibilidad o divisibilidad de la
confesión, tienen aplicación delante de las declaraciones formuladas por las partes en sus escritos y
demás actuaciones que son base del juicio, como quiera que el artículo 401 no ha hecho ninguna
distinción al respecto, comprendiendo a toda clase de confesión, y ya se ha demostrado la igualdad
entre la confesión a que se acaba de aludir y la realizada por medio de la absolución de peticiones,
en cuanto a sus efectos, sin que pueda sostenerse fundadamente que el Código, al reglamentar la
“Confesión en juicio”, en el párrafo 4° del Título XI, Libro II, haya querido circunscribirse a la
declaración jurada y provocada, pues un intento semejante estaría desmentido por el propio
contexto de ese párrafo, sí nos atenemos a los términos de los artículos 400 y 402, aparte del
artículo 398, que trata todavía de la confesión judicial, necesariamente también comprendida en el
artículo 401 y, por lo tanto, aplicables sus reglas a la confesión espontánea de las partes en sus
escritos, en el supuesto de considerarla confesión extrajudicial y no confesión de parte o confesión
en juicio28
106
En el caso de la retractación de la confesión sobre hechos personales,
necesariamente debe reclamarse que se debe a un error de hecho que necesita ser
justificado por quien lo alega dentro del juicio. Sobre la retractación de la confesión
sobre hechos no personales, se permite, a diferencia del anterior, fundar la
alegación tanto en un error de hecho como en cualquier otro.
Para demostrar la efectividad del error el juez debe abrir un término especial de
prueba, pudiendo valerse de cualquier probanza para acreditar su efectividad (art.
402, incs. 2° y final, CPC).
Se puede definir la inspección personal del tribunal como el examen que el juez
hace por sí mismo de la cosa litigiosa, con el objeto de establecer la verdad o
falsedad de los hechos discutidos en el pleito120.
120
Técnicamente se ha sostenido por algunos que no es un medio de prueba, sino que en realidad se
trata de la apreciación de una prueba, pues ella estará constituida o resultará de la cosa sobre la cual
recaiga la inspección; la diligencia sólo servirá para ilustrar al juez, permitiéndole aclarar
circunstancias que de otra manera no habrían podido ser valoradas con precisión (Así, ALSINA,
Hugo ob. cit., tomo II, págs. 490 y 491). Según otros, negarle a la inspección el carácter de prueba
conduce a identificar erróneamente la prueba con el acto de parte que la suministra al juez, lo cual
conduce a decir que como en la inspección sólo aparece la actividad del juez, ya que las partes no le
suministran ninguna prueba, no puede tener este carácter; pero si por prueba se entiende, como la
mayoría de los autores, todo medio para la comprobación de hechos por el juez, esto es, para
suministrarle razones o motivos de convencimiento sobre su existencia o inexistencia, resulta
indiscutible que en la inspección judicial, y por lo tanto, en la percepción directa del hecho por el
juez, existe una prueba. (DEVIS ECHANDÍA, Hernando, ob. cit., tomo II, págs. 421 y 422).
107
Nuestra legislación contempla dos situaciones en cuanto a la procedencia de la
inspección personal del tribunal: 1º en ciertos procedimientos es obligatoria esta
diligencia, y 2º en los demás sólo se decretará cuando el tribunal la estime
necesaria.
108
(D) OPORTUNIDAD PARA SOLICITARLA Y DECRETARLA
Una vez iniciado el juicio, debe solicitarse dentro del término probatorio (art. 327,
inciso 1°); e incluso, algunos creen, que puede ser pedida y decretada antes de la
recepción de la causa a prueba, si se invocan razones de urgencia 121-122. Con todo, el
tribunal puede de oficio dictarla como medida para mejor resolver dentro del plazo
para dictar sentencia, siempre que se trate de una cosa que sea objeto del juicio
(art. 159 N°3).
(E) PROCEDIMIENTO
121
RODRÍGUEZ PAPIC. Ob. Cit. pág. 230.
122
Otros autores van más allá e indican que “la inspección personal no requiere para ser decretada y
cumplida que haya término probatorio en la causa, o que lo sea durante su vigencia -como pasa con
la prueba de testigos- toda vez que la ley no ha impuesto una exigencia semejante, de manera que
ella podrá practicarse en todo tiempo, antes de la citación para sentencia, conforme a lo prevenido
por el artículo 433”. ANABALÓN SANDERSON, Carlos. Ob. Cit. pág. 244.
109
4. Establece el artículo 407: "De la diligencia de inspección se levantará acta, en
la cual se expresarán las circunstancias o hechos materiales que el tribunal observe,
sin que puedan dichas observaciones reputarse como una opinión anticipada sobre
los puntos que se debaten. Podrán también las partes pedir, durante la diligencia,
que se consignen en el acta las circunstancias o hechos materiales que consideren
pertinentes". El acta debe levantarse en el lugar mismo de la inspección, o si se
levanta después, debe ser puesta oportunamente en conocimiento de las partes,
antes de citar para sentencia, para que hagan valer sus derechos.
5. Hay veces que los hechos que debe observar el tribunal son de tal naturaleza
que para su debida apreciación se requieren conocimientos especiales de alguna
ciencia o arte. En este caso pueden nombrarse peritos (en la forma ordinaria, que
veremos en el próximo capítulo), para que ilustren al juez y le orienten en la
diligencia, siempre que este nombramiento sea necesario para el éxito de la
inspección y haya sido solicitado por las partes con la debida anticipación (art.
404).
El art. 408 del CPC preceptúa: "La inspección personal constituye prueba plena en
cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca en el acta
como resultado de su propia observación". La jurisprudencia ha interpretado
correctamente esta disposición al precisar que la inspección personal del juez sólo
constituye prueba en cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el juez
establezca como resultado de su propia observación, pero no en cuanto a las
deducciones o a los hechos de carácter científico que consigne. Por consiguiente,
para que tenga valor probatorio la inspección se requiere: 1º que se trate de hechos
materiales; 2º que sean establecidos como resultado de la propia observación o
constatación del tribunal, y 3º que ellos sean consignados en el acta.
E. LA PRUEBA PERICIAL
(A) CONCEPTO
110
La prueba pericial responde a la necesidad o, por lo menos, a la conveniencia de
suministrar al juez conocimientos o aptitudes que no posee y que, sin embargo, le
hacen falta para la acertada resolución de la causa que conoce 123.
La ley reglamenta en el artículo 413 las condiciones que deben reunir los peritos.
En primer lugar, la persona que se designe como perito debe ser hábil para declarar
como testigo en juicio; se le aplican, pues, las reglas de los artículos 356, 357 y 358
-ya analizadas al estudiar la prueba testimonial-, en cuanto le sean pertinentes. Por
consiguiente, nos remitimos a lo ya dicho. En segundo término, debe tener título
profesional expedido por autoridad competente, si la ciencia o arte cuyo
conocimiento se requiera está reglamentada por la ley y hay en el territorio
jurisdiccional dos o más personas tituladas que puedan desempeñar el cargo.
Además, los peritos pueden ser inhabilitados por cualquiera de las causales de
implicancia o recusación de los jueces -la de los artículos 195 y 196 del COT-, dado
lo dispuesto en el artículo 113, inciso 2º del CPC.
123
Se ha discutido en torno a si la prueba pericial debe considerarse como un medio de prueba del
que se valen las partes para probar los hechos que afirman, o si bien el perito es un asesor de la
administración de justicia, que en su función de tal asesora al juez, quien lo nombra con
independencia de la voluntad de las partes, basándose en que la misma es solo un argumento que se
le aporta al juzgador con el fin de formarle una opinión más acabada de algún elemento del que no
tiene suficiente preparación, además de que quien ha de administrar la justicia no se le suministra
prueba alguna, sino que constituye un elemento de valoración de hechos o de circunstancias. Esta
doctrina resulta minoritaria a la hora de determinar la naturaleza del peritaje, porque lo cierto es
que tradicionalmente se ha configurado como un medio de prueba, es decir, un "elemento usado
para establecer la verdad acerca de los hechos de la causa", y que resulta útil para apoyar o
confirmar los hechos en que se apoyan las pretensiones de las partes de un modo instrumental, lo
que significa que la controversia se produce respecto de ciertos hechos, y lo que debe establecerse en
la sentencia es la verdad acerca de los hechos controvertidos. Vid. AGUIRREZABAL GRÜNSTEIN, Maite:
algunos aspectos relevantes de la prueba pericial en el proceso civil. Revista de Derecho Universidad
Católica del Norte, Año 19 -N° 1, 2012 pp. 335-351.
111
Sin embargo, si las partes están de acuerdo expresamente, puede servir el cargo de
perito alguna persona que no reúna las condiciones que hemos indicado en las
letras anteriores (art. 413, inc. 1º); pero esa facultad que la ley otorga a las partes
debe interpretarse racionalmente; así, las partes, por muy de acuerdo que
estuvieran, no podrían designar a una persona absolutamente incapaz para el cargo
de perito.
El informe de peritos procede en forma obligatoria en los casos a que se refieren los
artículos 409 y 410, esto es: (i) cuando la ley ordena que debe oírse a peritos, sea
que se valga de esta expresión o de otra que signifique la necesidad de consultar
opiniones periciales; y (ii) cuando la ley ordena que se proceda en juicio práctico o
previo informe de peritos124.
Procede, entonces, este medio probatorio en los siguientes casos, contemplados por distintos
124
Códigos y leyes: 1) Código Civil: artículos 848, 855, 1335, 1943, 1997, 1998, 2002, 2006 y 2012; 2)
Código de Procedimiento Civil: artículos 438, Nº 2º, 567, 602, 657, 745 y 865; 3) Código de
Comercio: artículos 133, 134, 208, 209 y 534; y 4) Ley Nº 16.271, que fijó el texto refundido de la
Ley Nº 5.427, sobre Impuesto a las Herencias, Asignaciones y Donaciones: artículo 46.
112
el vicio o defecto de omisión de un trámite o diligencia declarado esencial por la
ley, porque no otro carácter ha de tener este medio probatorio exigido
perentoriamente por el legislador; y la nulidad se obtendrá mediante el recurso de
casación en la forma, fundado en la causal ya señalada (art. 768, Nº 9º, CPC).
(E) PROCEDIMIENTO
(E.1) Iniciativa
De oficio por el tribunal, a su vez puede también revestir dos formas, o sea, la de
medio probatorio propiamente tal (art. 412 CPC) y la de medida para mejor
resolver, una vez puesto el proceso en estado de sentencia, pero dando de ello
conocimiento a las partes (art. 159, Nº 4º, CPC). Si esta medida la decreta un
tribunal de primera instancia, será apelable en el solo efecto devolutivo (art. 159,
inc. final, CPC).
(E.2) NOMBRAMIENTO
Cualquiera que sea la clase del informe pericial de que se trate, esto es, forzoso o
facultativo, de oficio o a petición de parte, el hecho es que, junto con decretarlo el
tribunal, deberá citar a las partes a una audiencia con el objeto de proceder a la
designación de los peritos (art. 414 CPC).
113
que deban nombrarse, la calidad, aptitudes o títulos que deban tener, y, en fin, el
punto o puntos materia del informe (art. 414 CPC).
La primera misión del tribunal es lograr el común acuerdo de las partes frente al
cuádruple objetivo o finalidad de la audiencia a que han sido citadas, o sea sobre el
nombre de los peritos, su número, calidades, aptitudes o títulos que deben poseer,
y punto o puntos materia del informe.
(E.3) NOMBRAMIENTO
114
aplicables al perito; y la otra, no decir nada, no formular oposición, en cuyo caso se
entenderá aceptado el nombramiento, sin más trámite (art. 416, parte final, CPC).
En seguida, cualquiera que sea la fuente u origen de la designación del perito, sea
que haya sido nombrado de común acuerdo por las partes, sea que lo haya sido por
la judicatura, será necesario también notificar al perito de la designación de que ha
sido objeto. Éste, a su vez, puede también adoptar dos actitudes: una, rechazar el
cargo, puesto que su desempeño no es obligatorio; y la otra, aceptarlo, en cuyo caso
deberá declararlo así, jurando desempeñarlo con fidelidad (art. 417, inc. 1º, CPC).
Esta declaración podrá hacerse verbalmente en el acto de la notificación, o por
escrito dentro de los tres días inmediatos, y se dejará testimonio de ella en los autos
(art. 417, inc. 2º, CPC).
Una vez que el perito acepta el cargo y presta el juramento de rigor queda, pues,
legalmente investido para desempeñar la misión que se le ha confiado, o sea, la de
informar al tribunal al tenor del punto o puntos que oportunamente se le
señalaron.
(E.4) RECONOCIMIENTO
Pero, en la mayoría de los casos, para poder emitir una opinión pericial se hace
necesario previamente examinar una cosa u objeto, en otros términos, se hace
indispensable reconocerlo. Este examen previo se llama operación de
reconocimiento o, simple-mente, reconocimiento. Por ejemplo: se nombra a un
perito para que dictamine sobre la calidad o condiciones de un edificio; para
opinar, será previo visitar y examinar tal edificio.
Por eso se define el reconocimiento como aquel conjunto de operaciones por medio
de las cuales el perito procede a estudiar el caso sometido a su apreciación, y que le
permiten formular una opinión motivada. El reconocimiento es una actuación que
está sujeta al control de las partes y, por lo tanto, la ley exige al perito encargado de
practicarlo que las cite previamente, para que concurran si quieren (art. 417, inc.
3º, CPC).
115
constar los hechos y circunstancias que juzguen pertinentes; pero no tomarán parte
en las deliberaciones de los peritos, ni estarán en ellas presentes (art. 419, inc. 1º,
CPC). De todo lo obrado se levantará acta, en la cual se consignarán los acuerdos
celebrados por los peritos (art. 419, inc. 3º, CPC).
125
Al respecto, nuestros tribunales de justicia han señalado que el informe de peritos debe ceñirse a
las circunstancias que requieran de sus conocimientos especiales, careciendo de valor las
conclusiones que escapan a sus conocimientos específicos, “siendo consiguientemente también
ajeno a su natural órbita de competencia todo juicio de valor y con mayor razón toda calificación
jurídica que saliéndose de ese ámbito emita el perito al cumplir su encargo. Considerando segundo
del fallo de fecha 4 de agosto de 1998, pronunciado por la ILTMA. CORTE DE APELACIONES DE
SANTIAGO en causa caratulada “Arcaya y López S.A. con Tecnología del Aluminio Ltda.
116
(E.6) GASTOS Y HONORARIOS DEL PERITO
Ahora bien, estos gastos y honorarios serán de cargo de la parte que haya solicitado
este medio probatorio; salvo que el tribunal estime necesaria la medida para el
esclarecimiento de la cuestión, en cuyo caso se subentiende que los gastos y
honorarios son soportados por mitades, y todo ello sin perjuicio de lo que en
definitiva se resuelva sobre pago de costas (art. 411, inc. 2º, CPC).Todavía más, el
tribunal, de oficio o a petición de parte, podrá ordenar que previamente
se consigne una cantidad prudencial para responder a los gastos y honorarios
referidos (art. 411, inc. 3º, CPC).
El art. 425 dispone: "Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del dictamen de
peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica". Por otra parte, el artículo
422, ya visto, refiriéndose al caso que no haya acuerdo entre los informes de los
peritos, establece que "el tribunal apreciará libremente las opiniones de todos ellos,
tomando en cuenta los demás antecedentes del juicio"126.
“Puede resultar paradójico que el tribunal deba ponderar el trabajo de un perito al que se recurrió
126
precisamente por no contar con sus conocimientos. Sin embargo, diariamente personas comunes y
corrientes toman decisiones en materias altamente complejas en base a recomendaciones de
especialistas, tales como el someterse o no a una cirugía riesgosa, decidir las mejores condiciones
para contratar un crédito, etc. Si bien un litigio puede involucrar materias incluso más complejas, la
naturaleza del problema sigue siendo la misma: tomar una decisión sobre temas que escapan del
saber común sobre la base de la opinión de expertos”. BULNES SERRANO, Felipe y VIAL FOURCADE,
117
De las disposiciones transcritas más arriba resulta que el legislador adoptó el
sistema de las reglas de la sana crítica para la apreciación de la prueba pericial; o
sea, el juez al valorar esta prueba debe tener en cuenta las reglas de la lógica y de la
experiencia. En consecuencia, el tribunal no se encontrará –ni debe sentirse-
vinculado por el dictamen de los expertos, conservando la libertad necesaria para
que el perito no usurpe su exclusividad jurisdiccional Como contrapartida, la
discrecionalidad del tribunal requerirá la entrega de una “motivación racional de
los criterios que adopte”, de manera de justificar por qué ha avalado o decidido
distanciarse del informe del experto127.
Gonzalo: La prueba pericial y el riesgo de transferencia indebida de jurisdicción: medidas para una
adecuada valoración de la pericia. Disponible en
http://www.camsantiago.cl/articulos_online/ArticulosobrePeritos.pdf.
127
Ídem.
128
Así, EXCMA. CORTE SUPREMA, 18 mayo 1938. R., t.35, sec.1ª, p.550; 14 mayo 1947. R., t.44, sec.1ª,
p.565; EXCMA. CORTE SUPREMA, 8 septiembre 1954. R., t.51, sec.1ª, p.433; EXCMA. CORTE SUPREMA,
26 abril 1957. R., t.54, sec.1ª, p.68., Excma. Corte Suprema 23 mayo 1990. R., t.87, sec.19, p.52. En
el mismo sentido, EXMA. CORTE SUPREMA , 6 de junio 2005, Rol N°1600-2003; EXMA. CORTE
SUPREMA, 16 de noviembre de 2006; EXMA. CORTE SUPREMA, 24 de mayo de 2006, Rol N°5605-05;
EXMA. CORTE SUPREMA 11 de mayo 2005, Rol 4101-2003, EXMA. CORTE SUPREMA, 3 de junio 2010,
Rol 5851-2008, EXMA. CORTE SUPREMA 31 de octubre 2012., Rol 6650-2012; EXCMA. CORTE
SUPREMA, 1 de julio 2009, Rol 3664-2007 (prevención); EXCMA. CORTE SUPREMA, 12 de diciembre de
2018. Rol 43.691-2017.
118
F. LAS PRESUNCIONES
(A) CONCEPTO
Pasa así, por ejemplo con las presunciones de derecho contenidas en los arts. 76 o
706, CC; normas jurídicas que prevén un resultado probatorio determinado en la
ley para el caso en que concurran los presupuestos o premisas sobre los que la
presunción descansa. Así, probado el nacimiento, la consecuencia probatoria es
tener a la persona por concebida entre los 180 a 300 días anteriores al nacimiento;
o probada que el poseedor se excusó en un error de derecho irrebatiblemente se le
tendrá a su posesión como de mala fe. De perogrullo, importan una norma legal
que establezca y consagre la presunción de derecho para ser tal.
129
EXCMA. CORTE SUPREMA, 31 de diciembre de 2018. Rol 43.691-2017. En el mismo sentido, EXCMA.
CORTE SUPREMA, 2 de enero de 2019. Rol 43.691-2017.
130
“Presunpcion: que quiere decir, con grand sospecha, que vale tanto en algunas cosas como
auerigamiento de preua”. III° Partida, L. VIII, T. XIV.
119
Como queda de manifiesto, malamente encuadra la presunción de derecho con la
noción de medio de prueba, habida consideración de que no consiste en un
antecedente allegado al proceso por el que se introduzca una fuente de prueba, sino
que lisa y llanamente corresponde a una norma legal que, como cualquier otra,
sanciona una consecuencia a la ocurrencia de un supuesto: en este caso, el tener
por indesmentible un hecho. Obviamente, habrá que probar los enunciados de la
presunción para que se produzcan las consecuencias jurídicas de la presunción de
derecho.
Finalmente, y empero no tiene efectos prácticos relevantes, digamos que existe una
diferencia entre la presunción de derecho con la ficción. Mientras la presunción de
derecho consiste en un razonamiento que es posible que haya existido en la
realidad (v.gr., como el que una persona haya sido concebida dentro de los 180 a
300 días con anterioridad a su nacimiento), la ficción supone un hecho que es
imposible que suceda (v.gr., como la retroactividad, por el que el efecto de un acto
se produce en un momento cronológicamente anterior a su nacimiento) 131.
Sería una “mentira técnica” que importa el triunfo de la norma sobre la realidad. VON IHERING,
131
Rudolph “El Espíritu del Derecho Romano”, Revista de Occidente, Buenos Aires, 1947, p. 418.
120
Tradicionalmente, suele decirse que las presunciones simplemente legales
consisten en una inversión de la carga de la prueba. Así, por ejemplo, lo normal
sería que quien alegue la buena fe deba probarla, sin embargo el art. 707, CC, al
prescribir que la buena fe se presume y la mala fe debe probarse, entrañaría una
alteración de la carga de la prueba. Lo cierto es que tal concepción parece errada ya
que, en estricto rigor, la parte afectada por la presunción simplemente legal
siempre ha tenido la carga de acreditar los hechos que alega. En rigor, las
presunciones simplemente legales otorgan una dispensa a la parte beneficiada de
probar un hecho, liberándolo de la sanción de no probarlo e instaurándolo
exclusivamente sobre la contraparte del juicio en caso de que no pueda contradecir
el razonamiento legal132.
Aparte de los ejemplos reseñados existen otros casos más elocuentes. Por ejemplo,
el art. 198, CC, consagra una presunción simplemente legal de paternidad o
maternidad en contra de la persona que niegue a realizarse el peritaje de ADN; el
art. 280 del CPC que presume doloso al que obtiene una medida prejudicial
precautoria sin deducir la demanda dentro del término legal establecido, de
ordinario diez días desde su concesión; etc. Quizás el caso más inconcuso sea el de
la presunción de inocencia, con sus amplias ramificaciones y particularmente fértil
en el ámbito probatorio, en el que no existe ninguna regla de la experiencia que
lleve a cualquier legislador a pensar que todos los acusados son normalmente
inocentes. Sin embargo, no por el promedio o la probabilidad parece sensato
denegar o coartar esta garantía, por la simple razón de que ésta se funda sobre un
valor moral e ideológico: la posición del acusado en el proceso frente a todo el
poder del Estado y sus órganos jurisdiccionales y persecutores, a fin de evitar que
se pueda producir una sentencia disvaliosa consistente en la condena de un
inocente. Por lo mismo, y entre otras vastas materias según vimos, en el proceso
penal, y por la presunción de inocencia, la duda absuelve y sólo la verdad
condena134.
132
ROSENBERG, Leo: Tratado de Derecho Procesal Civil”. Editorial Jurídica América-Europa, 1955, t.
II, pp. 212 y ss.
133
GASCÓN ABELLÁN, Marina: “Los Hechos en el Derecho”. Editorial Marcial Pons, Madrid, 1999, pp.
140-141.
134
Hay otros autores que reniegan de este aspecto probatorio de la presunción de inocencia, y la
justifican exclusivamente como una garantía política que asegura que toda persona llega como
inocente a un proceso donde se reconstruirá la verdad de los hechos, siendo mediante un juicio
previo solamente que se le tratará como culpable. Vid. HORVITZ, María Inés y LÓPEZ, Julián:
Derecho Procesal Penal Chileno. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2002, p. 79.
121
Las presunciones judiciales, también llamadas en Roma presunciones homini,
corresponden al razonamiento inductivo del juez por el que tiene por acreditado un
hecho a partir de premisas que elabora de los distintos medios de prueba
incorporados al proceso135. Vale decir, el juez extrae la verdad de probanzas que por
sí solas no esclarecen los hechos discutidos.
En rigor las presunciones judiciales no son medios de prueba, puesto que no son
elementos que se incorporan al proceso, sino que conforman un proceso de
razonamiento o valoración especial del juez sobre un hecho determinado. Ya
Pothier sostenía “la presunción difiere de la prueba propiamente dicha; ésta hace fe
directamente y por sí misma de una cosa; la presunción da de ello fe por una
consecuencia sacada de otra cosa” 136. Por lo mismo, siendo un resultado intelectual
del juez y no normativo como en los casos anteriores, no puede circunscribirse
dentro de las normas reguladoras de la prueba ni ser controlable por el recurso de
casación en el fondo.
Ahora bien, para el razonamiento que realice el juez al formular la presunción la ley
establece condiciones de aceptabilidad, de modo de asegurar que tanto las
premisas como la conclusión del juez son plausibles y seguras, reduciendo el
margen de error del razonamiento presuntivo137.
En Chile, tales reglas las aportan el art. 1712, CC, y el art. 426, CPC, disponiendo al
efecto que las presunciones judiciales deben ser:
Graves, vale decir, que los enunciados sobre los que se basa la presunción
se encuentren bien probados.
135
Es la también llamada prueba indirecta o inductiva, término que en otros países sirve para
designar figuras distintas. Vid. TARUFFO, Michelle: La Prueba de los Hechos. Editorial Trotta.
Madrid, 2002, pp. 478-480.
136
POTHIEr, Robert J, “Tratado de las Obligaciones”, Editorial Heliasta. Buenos Aires, p. 508.
137
TARUFFO, Michelle op. cit. p. 472.
122
Precisas, en el sentido de que los antecedentes indiquen que tener el hecho
por demostrado o no es lo racional, de manera que sea dable pensar que las
pruebas aportadas conducen necesariamente al juez a tal resultado.
Concordantes, que no es un requisito exigido de manera ineludible por el
CPC. Esta condición se refiere a que todas las distintas presunciones que el
juez pueda formular apunten al mismo resultado probatorio. Ante ello, el
art. 426, inc. final, CPC, permite al juez con una sola presunción tener por
probado un hecho, pudiendo evaluar o apreciar la calidad de determinadas
probanzas por sobre las otras. Ello es razonable, si se tiene en consideración
que, como dice el adagio, “un puñado de buenas pruebas pueden ser mejor
que mil malas”. No es, entonces, un requisito indispensable.
138
“Sin perjuicio de las demás circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la
ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán verdaderos los hechos certificados
en el proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal competente, salvo prueba en
contrario.
139
Igual presunción [de veracidad] existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro
juicio entre las mismas partes”. Este precepto es una manifestación de la eficacia positiva o
prejudicial de la cosa juzgada. Así por ejemplo, si en un juicio anterior de cumplimiento de contrato
se declaró por la sentencia su validez, la eficacia positiva o prejudicial impide que en un proceso
posterior –entre las mismas partes- se cuestione nuevamente la eficacia del contrato, cuya validez
viene dada por la sentencia anterior. Por todos, vid. ROMERO SEGUEL, Alejandro: La cosa juzgada en
el proceso civil chileno. Doctrina y Jurisprudencia. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, 2012. Págs.
95 y siguientes. Del mismo autor, pero referido a la sentencia judicial como medio de prueba
consúltese: La sentencia judicial como medio de prueba. Rev. chil.
derecho vol.39 no.2 Santiago ago. 2012. pp. 251 - 276.
123
Exclusión de medios de prueba por incumplimiento de formalidades
probatorias. Por ejemplo, el caso de los testigos consagrado en los arts. 1708
a 1711, CC.
Presunción de derecho. Concurriendo los enunciados de la presunción, debe
el juez aplicar el resultado indiscutible para la ley.
Presunción simplemente legal. Que tendrá aplicación siempre y cuando no
se haya rendido prueba necesaria para desacreditarla.
Confesión sobre hechos personales. En el procedimiento civil, conforme lo
prescribe el art. 402, inc. 1°, CPC, es el medio de prueba que se impone
sobre cualquier otro admitido en el proceso.
Existencia de un medio que produzca plena prueba. Recordando al efecto
que la ley tarifica el valor de cada medio probatorio.
Existencia de medios de prueba contradictorios. Dispone el art. 428, CPC,
una regla de desempate para el evento de que exista igualdad entre el valor
de los medios de prueba para demostrar los hechos reclamados por ambas
partes, de modo que conforme a la valoración legal no puede inclinarse la
decisión a favor de uno u otro. En tal caso, el juez podrá valorar los medios
de prueba según las reglas de la sana crítica – conclusión que se ha estimado
como más correcta frente a la expresión “preferirán la que estime más
conforme con la verdad”-, siempre que concurran los siguientes requisitos:
Es así que en tales escritos el actor sostendrá que mediante las pruebas que ha
suministrado al tribunal ha logrado demostrar los fundamentos de hecho de su
demanda, haciendo la correspondiente ponderación de cada medio probatorio en
particular, labor, agregará, que no ha cumplido el demandado, por cuya razón su
demanda debe ser acogida; y el demandado, por su parte, sostendrá y tratará de
demostrar que la prueba anterior es insuficiente, y que, en cambio, la que él ha
proporcionado tiene la virtud de acreditar los fundamentos de hecho de las
124
excepciones, alegaciones o defensas que hubiere formulado y que, en consecuencia,
el tribunal debe, acogiendo éstas, rechazar la demanda interpuesta en su contra.
Ahora bien, la oportunidad que tienen las partes para presentar estos escritos de
observaciones a la prueba es dentro del plazo de diez días siguientes al vencimiento
del término probatorio de la causa. Se trata, por consiguiente, de un plazo
de días, de manera que se computa descontando los días feriados; y de un
plazo fatal, que se cuenta desde el vencimiento del término de prueba de la causa
principal; de manera que, en atención a que la ley no distingue, será el vencimiento
del término probatorio ordinario, extraordinario o especial, según el caso 140.
125
En cuanto a los efectos que produce el pronunciamiento de esta sentencia
interlocutoria de segundo grado, se indican en el artículo 433 del CPC: “Citadas las
partes para oír sentencia, no se admitirán escritos ni pruebas de ningún género. Lo
cual se entiende sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 83, 84, 159 y 290 Los
plazos establecidos en los artículos 342 Nº 3, 346 Nº 3 y 347 que hubieren
comenzado a correr al tiempo de la citación para oír sentencia, continuarán
corriendo sin interrupción y la parte podrá, dentro de ellos, ejercer su derecho de
impugnación. De producirse ésta, se tramitará en cuaderno separado y se fallará en
la sentencia definitiva, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 431”.
Notificadas las partes de la resolución que cita para oír sentencia, queda
enteramente cerrado el debate judicial: no más escritos ni más pruebas de ningún
género, expresa el legislador. Sin embargo, él mismo reconoce tres excepciones: el
incidente de nulidad, las medidas para mejor resolver y las medidas precautorias.
La finalidad de estas excepciones las justifica por sí solas. Pero esta enumeración es
incompleta. Citadas las partes para oír sentencia, pueden todavía promover
legalmente las siguientes cuestiones: incidente de acumulación de autos (art. 98
CPC); incidente de privilegio de pobreza (art. 130 CPC); incidente de desistimiento
de demanda (art. 148 CPC), y gestiones de conciliación (art. 262 CPC).
Agreguemos que, conforme al art. 431, no será motivo para suspender el curso del
juicio ni será obstáculo para la dictación del fallo el hecho de no haberse devuelto la
prueba rendida fuera del tribunal, o el de no haberse practicado alguna otra
diligencia de prueba pendiente, a menos que el tribunal la estime estrictamente
necesaria para la acertada resolución de la causa, en cuyo caso la reiterará como
medida para mejor resolver y se estará a lo establecido por el art. 159, que
estudiaremos a continuación. Ahora bien, si la prueba pendiente se recibe luego de
que el tribunal haya dictado la sentencia, se agregará al expediente para que sea
considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ella (art. 431, inc. 2°, CPC).
Son diligencias probatorias decretadas de oficio por el tribunal, una vez puesto el
proceso en estado de sentencia, a fin de quedar en condiciones adecuadas para
dictar un mejor fallo. Desde el punto de vista del derecho procesal orgánico,
constituyen una de las más importantes excepciones al principio o base
fundamental de organización de los tribunales, llamado de la pasividad de los
mismos (art. 10, inc. 1º, COT); y en cuanto a su aspecto de derecho procesal
propiamente dicho, integran la teoría general de la prueba.
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exclusivamente a cargo del tribunal, debiendo, por lo tanto, decretarlas de oficio y
sin sugerencia alguna de parte interesada; su finalidad, ya que tienen por objeto
dejar al tribunal en condiciones adecuadas frente al problema fáctico suscitado en
el proceso; y, por último, el control de las partes litigantes, desde el momento en
que se decretan con conocimiento, o sea, pudiendo llevarse a efecto desde que se
noticia a las partes de lo resuelto (arts. 69, inc. 2º, y 159, inc. 1º, CPC).
Estos hechos, por consiguiente, deben reunir dos condiciones o requisitos: ser de
influencia en la cuestión debatida y no haber resultado probados. Se trata de una
confesión judicial provocada de manera que la incomparecencia de la parte, o su
negativa a prestarla, deberá sancionarse en la forma prescrita en el artículo
394 del Código de Procedimiento Civil. Los hechos se mantendrán en secreto, o se
expresarán en la misma resolución que decreta la medida para mejor resolver. En
la práctica, generalmente se sigue este último camino.
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expediente original, éste quedará en poder del tribunal que decrete esta medida
sólo por el tiempo estrictamente necesario para su examen, no pudiendo exceder de
ocho días este término si se trata de autos pendientes (art. 159, inc. 2º, CPC).
A contar desde la notificación de la resolución que cita a las partes para oír
sentencia, el juez tiene un plazo de sesenta días para dictar sentencia definitiva
(art. 162, inc. 3º, CPC).
La sentencia definitiva de primera instancia se notifica por cédula (art. 48, inc. 1º,
CPC); sin perjuicio de que el secretario anote en el estado diario el hecho de
haberse dictado, el día de su dictación y el envío de aviso a las partes, formalidades
que en caso alguno implican notificación (art. 162, inc. final, CPC).
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Una vez notificada la sentencia definitiva de primera instancia, las partes
agraviadas son dueñas de deducir o no los recursos procesales que estimen
convenientes. Si no los deducen, la sentencia queda firme o ejecutoriada desde que
transcurren todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos
recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes, y el secretario certifique este
hecho, a continuación del fallo (art. 174 CPC). Si se deducen, la sentencia queda
firme o ejecutoriada desde que se notifique el decreto que la manda cumplir, una
vez que terminen los recursos deducidos (art. 174 CPC).
La forma normal en que termina la primera instancia del juicio ordinario de mayor
cuantía es mediante la dictación de la correspondiente sentencia definitiva. Pero
puede suceder que el juicio termine en dicha instancia, sin necesidad de llegar al
pronunciamiento de la sentencia definitiva.
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