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Juan Eduardo

Tesis 57 Obligatoria.

Sacramentos de iniciación cristiana:

56) La iniciación cristiana en la Escritura, especialmente en los Sinópticos (Mt 28,16-


20; Mc 16,14-20; Lc 3,1-4. 13); en san Pablo (Rm 6, 3-7) y en san Juan (3,1-21).

57) Sacramentos de iniciación cristiana en la Tradición primitiva de los siglos I- IV. El


rito de la Iniciación cristiana significa la unión del bautizado con Cristo en la Iglesia y
va precedida en los adultos de la conversión del corazón y de la enseñanza de la fe.
El bautismo es un verdadero sacramento. Sus elementos, su significado y sus
efectos. Su necesidad para la salvación..
El nuevo Ordo para el bautismo de niños y de adultos. Su orientación teológica.

58) La Confirmación es un verdadero sacramento. Sus elementos, su significado y


sus efectos. Su necesidad. Constitución Apostólica de Pablo VI sobre la
Confirmación. El nuevo Ordo. Su orientación teológica.

TESIS 56. La iniciación cristiana en la Escritura.

Iniciación significa introducción y comprende una serie de ritos y enseñanzas


que apuntan a una modificación radical de la persona que va a tomar esa iniciación.
Lo central de la iniciación en cualquier religión está representado por la experiencia
de la “muerte” y “la resurrección”.

El santo bautismo, como sacramento de iniciación, es el fundamento de toda


la vida cristiana, la puerta de la vida en el Espíritu y que abre el acceso a los otros
sacramentos. Los textos más antiguos ya nos señalan el bautismo como puerta de
entrada a la comunidad cristiana(Hch 2,41).

El sacramento del bautismo se encuentra en el centro de la salvación, del


designio salvador de Dios. Este designio, que alcanza su culmine en la Pascua de
Cristo, ya se encuentra prefigurado en el A.T.

No han faltado quienes han visto en el bautismo una derivación de actos


para-cristianos como el rito de purificación de los esenios. En esta líneas
mostraremos como el bautismo, teniendo una raíz veterotestamentaria posee un
contenido absolutamente novedoso por la vinculación con el mandato de Jesús y su
obra salvífica.

i. Prefiguraciones del bautismo en la antigua alianza.

Los Padres de la Iglesia, y con ellos la liturgia (cf. Vigilia Pascual), han
reflexionado a la luz del N. T. como los acontecimientos de salvación del A.T.
prefiguraban el misterio del bautismo.
a. Desde el origen del mundo el agua es fuente de vida y fecundidad (cf. Gn 1,2: el
Espíritu de Dios se cernía sobre ella)

b. Arca de Noé: Otra prefiguración de la salvación por el bautismo (cf. 1 Pe. 3,20:
agua, muerte al pecado y vida para algunos.)

c. Paso del Mar Rojo: anuncia la liberación obrada por el bautismo.

d. Paso del Jordán: don de la tierra prometida.

e. A estos debemos integrar la Circuncisión: en cuanto indica pertenencia al Pueblo


elegido. Este rito, posiblemente tomado de los egipcios, muy pronto paso a ser en
Israel el signo de la Alianza y expresó la pertenencia a Yavé o al pueblo elegido (Ex
4,25). La institución de este rito es atribuida a Israel y tiene su fundamento en el
pacto de Yavé con Abraham, cuando Yavé realiza el signo de la Alianza con su
pueblo (Gn 15,5-21). Los profetas pondrán el acento en la necesidad de comprender
el significado del rito, poniendo el acento en la circuncisión del corazón, más
importante que la de la carne (Jr 4,14), porque es el signo de la fidelidad al pacto,
obediencia a la Palabra de Yavé y de transformación interior.

ii. El bautismo en el Nuevo Testamento.

a. Preámbulo, el bautismo de Juan:

1) Muchas religiones han tenido ritos en los que se utiliza el agua como signo de
purificación. Así, por ejemplo, en la época de Cristo los esenios utilizaban un baño
de purificación como requisito para ingresar a la comunidad. Israel también conocía
los ritos de purificación mediante el lavado con agua (purificación externa o legal).
2) El baño de Juan Bautista dista de todos estos: es un signo de conversión radical
como preparación a la era mesiánica inminente. Juan representa el último eslabón
del A.T. y su bautismo no tiene otra finalidad que preparar la aparición del Mesías
(cf. Mt 3,1). Juan, al igual que el resto de los profetas esperaban que cada israelita se
arrepintiera y experimentara una transformación personal del corazón.
3) El bautismo de Juan consistía en arrepentimiento individual, confesión de los
pecados y el los bautizaba en el Jordán (Mc 1,5).

- Este bautismo era para el perdón de los pecados (Mc 1,4), “bautizaba con
agua para la conversión”(Mt 3,11).
- En este contexto el bautismo de Juan implicaba verse libre del castigo
futuro (carácter escatológico).
- Finalmente este bautismo no es un rito de iniciación, pues su centro está en
la purificación para el fin de los tiempos. No tiene función eclesiológica
(como el bautismo cristiano) sino solo sotereológica, y centrado en la
inminente venida del Mesías.

- En los sinópticos (Mt 28,16-20; Mc 16,14-20; Lc 3,1-4.13):


Cristo no sólo revela en sus palabras sino en su manera de actuar, de ahí que
para comprender el bautismo cristiano debamos partir de la teofanía bautismal de
Jesús en el Jordán. Tan importante será el bautismo de Jesús en el N. T. que el
testimonio apostólico arrancará del mismo para proyectarlo hasta el final en la
resurrección (cf. condiciones para suplir a Judas).

a. El bautismo de Jesús.

El bautismo cristiano tiene su origen en el bautismo de Jesús. Ya los padres


de la Iglesia veían en el hecho, por la presencia de Jesús, una santificación de las
aguas bautismales.

Los tres textos: Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc. 3, 21-22, coinciden en lo más


fundamental:

1) Apertura de los cielos. Género típico de la literatura profética para evocar


la comunicación de la revelación divina a los profetas. En el N.T. expresa la
proximidad de lo divino. Así Cristo se manifiesta como el revelador por
excelencia en el que el cielo y la tierra se unen.

2) Descenso del Espíritu (Cf. Is. 42,1-7). El Espíritu que estará en el Mesías
para ayudarlo en su misión. El texto nos revela la inauguración de los tiempos
mesiánicos en Cristo. Marcos, en especial, nos revela la diferencia con el
bautismo de Juan (Mc 1,8); por el bautismo Jesús nos comunicará el E.S.
haciéndonos verdaderos hijos de Dios. Lo mismo, en otros términos está en
el relato de Mt. y Lc.

Jesús, solidarizando con la comunidad pecadora -sin tener Él pecado-,


está restableciendo la amistad del hombre con Dios. De ahí que el bautismo
sea el preludio de su obra liberadora, como lo entendió la primitiva
comunidad, y el mismo Jesús lo afirmó (cf. Lc 12,50). En la muerte Jesús es
bañado en su propia sangre, y puede así comunicarnos el Espíritu por la
resurrección.

3) Proclamación celeste (cf. Mc, texto más antiguo). Institución del


bautismo.

b. Institución del bautismo.

Mt 28,16-20 y Mc 16,14-20, colocan en boca del resucitado, al final del


Evangelio, las palabras de la promulgación del bautismo.

1) Ante todo el bautismo va vinculado a la fe en Cristo resucitado. La fe


ilumina el contenido interno del bautismo (cf. Mc 16,16. “El que crea y sea
bautizado...”) como requisito para la salvación. Y esta fe bautismal, que está
en la estructura más íntima del bautismo, está a la base de la invitación
universal a la salvación. Esto aparece con toda claridad en el texto de Mt 28
(cf. Mc “A toda creatura...”; Mt “A todas las gentes...”).

2) El bautismo no agrega a una raza (pueblo de Israel) sino que nos consagra
a Dios, el Padre, mediante la configuración con el Hijo en el Espíritu de
filiación, comunicado en el rito. Este carácter trinitario del bautismo está en
Mt. Además, la asistencia personal de Jesús es prometida a la proclamación
de su Palabra (“...Yo estaré con vosotros...”, Mt 28,20).

3) El bautismo vincula con la comunidad de los discípulos de Jesús (cf. Mt.).


Mc contiene implícito lo mismo al ligar la fe con el bautismo.

c. En los Hechos de los Apóstoles:

1) Rito de incorporación a la comunidad de los salvados por Cristo (Hch 2,37-


47).

2) Este acceso a la comunidad por el bautismo está relacionado a la


conversión interior (Hch 2,38), que exigía, sobre todo abrirse a la fe en
Jesucristo, muerto y glorificado como Señor de todos (cf. Kerygma).

3) De ahí que se hable del bautismo en el nombre de Jesús (Hch 2,38), al


reclamar la plena consagración a Jesucristo como único salvador y mediador.

4) Y al ser Cristo el dador del Espíritu, el aspecto cristológico del bautismo se


despliega en el neumatológico. El bautismo es también el medio de la
efusión del Espíritu Santo en el interior de los fieles (Hch 19,2-7).

En síntesis, los sinópticos al vincular bautismo con fe y comunidad, coinciden


en lo fundamental con los Hechos. Tenemos así todos los elementos de la
sacramentalidad del bautismo: el agua y la palabra consagratoria, dentro del cuadro
de la fe y de la comunidad. El terreno está dispuesto para la ulterior elaboración
teológica del bautismo, hecha por Pablo y Juan.

iii. El bautismo en san Pablo (Rm 6,3-7).

Si los sinópticos se refieren a las acciones y palabras de Jesús. Pablo se


mueve dentro de coordenadas teológicas.

1) Constata la centralidad de la experiencia bautismal en la vida de la Iglesia, tal


como lo fue en su vida personal. Así como el bautismo, que sigue el hecho de la
resurrección, es central en la formación de la primitiva comunidad, lo mismo
acontece con la transformación de Saulo, al bautizarse después del encuentro
personal con el resucitado. Bautismo vinculado a todo el misterio de Cristo salvador
2) Bautismo como unión personal con la muerte y resurrección de Cristo (cf. Rm 6,1-
11). El Bautismo aparece como la reproducción del misterio Pascual de Jesús. De ahí
que la vida del resucitado se hace presente en el bautizado. Para San Pablo, ser
sepultado con Cristo es dejar sepultado al hombre viejo e iniciar así el retorno al
Padre (retorno del cual Cristo es la primicia; cf. 1Co 15,20). Esta unión del bautizado
con Cristo se da en un proceso dinámico de participación en su vida (cf. v. 5 que
refiere a una semejanza interna, a que estamos injertados en Cristo). Es importante
acentuar que la participación del bautizado en la muerte, en la sepultura y en la
resurrección de Cristo, no es solo una participación moral, sino real, no solo
espiritual sino ontológica. Es decir, quien se convierte en propiedad de Cristo por
medio del bautismo debe situarse bajo su cruz.

3) El bautismo, vida nueva en Cristo (cf. 2 Co 5,17). La regeneración es obra del


Espíritu Santo, como lo es la resurrección de Jesús y la nuestra (Rm 8,11).

4) El bautismo y el E.S. (cf. Tt 3,5): el agua bautismal como signo de la renovación


interna por el Espíritu. Este espíritu nos confiere la filiación divina y por tanto, la
herencia eterna, y es quien nos permite dirigirnos a Dios como Padre. El Espíritu
Santo es el primer don recibido, la vida en el Espíritu (Rm 8,2).

5) Inserción en la comunidad eclesial. Expresado por Pablo a través de dos


imágenes: Cuerpo de Cristo, la unión con Cristo incide en nuestra unión a la Iglesia,
somos “bautizados en un solo Espíritu para formar un solo cuerpo”. La segunda
imagen es la de esposa de Cristo (cf. Ef 5,26), une el bautismo martirial de Cristo
que purifica a la Iglesia, con el bautismo del agua por el que cada cristiano participa
del amor de Cristo por su Iglesia.

6) Bautismo y fe (cf. Ga 3,26-27). La fe se encarna en el sacramento, a la vez que


recibe del mismo su desarrollo vital como plena adhesión a Cristo. En 1 Co 6,11 y Rm
10,9-10 se atribuyen los mismos efectos, en un caso al bautismo y en el otro a la fe.

7) La Nueva creación deriva de la comparación entre Adán y Cristo. El nuevo Adán,


el hombre nuevo, no es una persona singular, es la unidad de cuantos hemos sido
creados en Cristo Jesús por obra de Dios (Ef 2,10). Por eso el cristiano es exhortado
a despojarse del hombre viejo y a revestirse del hombre nuevo, creado según Dios
(Ef 4,22).

iv. El bautismo en san Juan (Jn 3,1-21):

El relato del bautismo de Juan Bautista nos introduce en la revelación del


bautismo que Jesús instituirá: este proviene de Dios, al comunicarnos el Espíritu (Jn
1,27.33)

- Jn. 3,1-21. Entrevista con Nicodemo, el bautismo como nacimiento en el agua y el


Espíritu.

1) El bautismo, nuevo nacimiento. El diálogo con Nicodemo tiene un ritmo creciente


de la revelación hasta exigir la fe en Jesús como Hijo de Dios, frente a la fe
imperfecta de los judíos (Nicodemo). El nuevo nacimiento del hombre tiene su
fuente en el Espíritu. En el v. 6 lo contrapone al nacimiento de la carne (cf. Jn 1,13: el
hombre que por la fe acoge la Palabra, nace a la vida de Dios). Esta fe es suscitada
por el Espíritu Santo. El realiza este nuevo nacimiento.

2) Nacer del Espíritu es nacer de lo alto (3,7) lo cual es esencialmente nacer a la vida
nueva (Jn. 1,13) porque el Espíritu es la fuerza del amor.

3) Pero este nacimiento es también del agua. En el Evangelio de Juan, el agua tiene
un valor salvífico (cf. milagros) y de purificación (cf. lavado de pies). Indica también
la plenitud mesiánica cumplida en Cristo (cf. 7,37) y esta agua que es viva (cf. 7,38)
se conecta con el Espíritu (7,39). Este bautismo del agua y del espíritu tendrá una
plena eficacia por la Pasión de Cristo. Será la configuración con Cristo, que comporta
el bautismo, lo que le dará su eficacia. En síntesis: nacer del agua y del Espíritu es
nacer a la vida divina por el bautismo que nos da el Espíritu Santo.

4) Necesidad del bautismo y de la fe (3,5).

5) Bautismo y reino de Dios. Según Jn. 3,3-5 el bautismo incorpora en el Reino de


Dios. Se está refiriendo a la comunidad, a la Iglesia.

6) En síntesis: El E. S. Ocupa el centro de la teología bautismal de san Juan, como


Cristo la ocupaba en San Pablo.

v. Algo sobre el bautismo en san Pedro.

1) Refleja la fe de la comunidad eclesial que vive el bautismo como una plena


consagración al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.
2) La salvación divina que tuvo lugar por medio de las aguas (como instrumento) se
realiza ahora en plenitud mediante el bautismo (1 P 3,18-22).
3) La carta 1 P describe la fe que profesa el cristianismo en el bautismo: es la fe en el
misterio salvífico de Cristo (cf. Rm 8,34). Este misterio de Cristo profesado en el
bautismo, nos revela la intimidad divina del Hijo con el Padre, en el Espíritu Santo (1
P 1,2-5).
4) La carta 1 P desarrolla también las exigencia éticas del bautismo (1 P 13ss.).

vi. Conclusión.

1) Los textos del N.T. se complementan. En ellos progresivamente se va perfilando


la doble realidad personal y comunitaria implicada en el bautismo:

- Transformación personal del hombre en Cristo por el Espíritu.


- y su inserción en la comunidad eclesial.

2) Sacramentalidad: Asume las tipologías del A.T. El elemento sensible del agua
acompañada de la Palabra, recibe su eficacia sacramental del sacrificio salvador de
Cristo. Es el Espíritu Santo quien interviene y forma en el interior del hombre la
imagen del resucitado.
3) Fe y bautismo: la respuesta personal de fe esta respaldadas por la presencia del
Espíritu. Esta fe, profesada en el bautismo, reclama un desarrollo sucesivo en la
práctica de la vida cristiana

4) Limpia los pecados de los bautizados y es necesario para la salvación.


TESIS 57. Sacramentos de iniciación Cristiana en la Tradición

i. En los primeros siglos

a. En la comunidad primitiva ( S. I-II, confrontar la doctrina bíblica de la tesis


anterior):

b. En los primeros siglos:

1) El acto sacramental consistía en general en un baño de agua. El significado de


sumergir, el modo como Jesús recibió el bautismo de Juan, la descripción del rito en
la Iglesia primitiva como un lavado o baño, y finalmente su simbolismo como
sepultura llevan a la conclusión que su forma ideal, y al mismo tiempo normal del
bautismo era la inmersión. En algunos casos particulares, en razón de las
circunstancias se utilizaba aspersión en la cabeza

2) La característica es la toma de posesión del bautizado por parte de Cristo. Es lo


expresado en la fórmula “bautizar en el nombre de Jesucristo”. Pero la entrega a
Cristo, significa a la vez el retorno al Padre en el Espíritu (1 Co 6,11). De ahí que ya a
fines del N.T. la fórmula se hace trinitaria (Mt 28,28).

3) Esta fórmula refleja una praxis litúrgica. El bautismo presupone en el bautizado la


decisión de fundamentar en Cristo su existencia, por la penitencia y por la fe.
Dinámica: predicación, fe, confesión de fe y bautismo.

b. En los Padres:

1) Didajé: Aparecen las primeras indicaciones litúrgicas (fórmula trinitaria: el agua se


derrama tres veces)

2) Justino: “consagración a Dios”, “nueva creación”; regeneración”; “iluminación”.

3) Clemente de Alejandría: Aporta una teología más desarrollada con abundantes


imágenes y conceptos acerca de la immortalidad, don gratuito y la perfección por el
esfuerzo humano. Pero, destaca ante todo que el bautismo es gracia, obra del
Espíritu, que implica un nuevo nacimiento. Afirma la necesidad de la fe y el bautismo
como fundamento de la vida cristiana.

4) Orígenes. Enmarca el bautismo dentro de la historia de salvación. Destaca la


importancia de la colaboración del bautizado para que el sacramento sea efectivo.
Tiene una clara postura en favor del bautismo de los niños y refiere a los efectos del
bautismo: resurrección con Cristo, liberación de Satanás y de la culpa, recepción del
Espíritu.

5) Tertuliano: Es el primero en escribir un tratado sobre el bautismo (De baptismo):


- Principios generales del rito bautismal, destaca la dignidad y el simbolismo
del agua.
- Explica la acción del Espíritu Santo en este sacramento
- Diferencia del bautismo de Juan está en que, en el bautismo cristiano el
ministro es Cristo.
- Necesidad y unicidad del bautismo
- Bautismo de sangre
- La costumbre de administrar y recibir el bautismo con particular referencia
al bautismo de los niños
- La unción con óleos y la imposición de manos del obispo para la recepción
del Espíritu.

6) Cipriano: niega validez del bautismo hecho por herejes, en cuanto es el


sacramento de la Iglesia. El bautismo válido es incompatible con la herejía.

7) A lo aportado por los Padres, es bueno señalar que en este primer período las
imágenes más comunes que usan son:

- El baño con agua como signo de tránsito de la muerte a la nueva vida en


Cristo
- La regeneración o nuevo nacimiento
- El sello. Es signo de Cristo, protección contra Satanás.

c. Polémica por el bautismo de los herejes. ¿Es válido el bautismo conferido por los
herejes?

1) La praxis africana: se considera inválido porque los herejes no tienen el E.S., son
pecadores y enemigos de Dios. Fuera de la Iglesia no hay salvación. Entonces, solo
vale el bautismo de la Iglesia, pues es la única administradora de los sacramentos.
Los herejes no confiesan la fe íntegra en la Trinidad y están fuera de ellas. Entonces
el bautismo administrado por ellos es INVÁLIDO..

2) La praxis romana, en cambio, señala que el bautismo una vez administrado no se


repetía. El problema eran cuales son las condiciones para recibirlo válidamente
Roma defendió enérgicamente que la validez y eficacia del sacramento no está en la
santidad del ministro, sino que en el poder de Dios que obra cuando se invoca su
nombre.

3) Esta polémica llevó a profundizar la teología del bautismo. Como conclusión


prevaleció el principio que no hay que preguntar quien ha bautizado, ya que el
bautizado solo ha podido alcanzar la gracia por la invocación de la Trinidad.

d. Teología del bautismo en occidente (S. IV. San Agustín)


En esta época emergen los donatistas, cismáticos cuya doctrina enseña que
la comunidad pura solo constituye la Iglesia real. Por tanto, sólo un sacerdote sin
mancha puede administrar los sacramentos. Para ellos todos los sacramentos
administrados por la Iglesia son inválidos, por la falta de santidad y “pureza” de los
ministros.

Agustín enseña distingue entre validez y eficacia. Para la validez no se


requiere la fe ni la santidad del ministro. Además la Iglesia reconoce el bautismo
conferido fuera de ella. La validez del sacramento deriva también del carácter único,
irrepetible, e indeleble que imprime el bautismo. La causa de este sacramento es
Cristo y no la santidad del ministro.

En la disputa con Pelagio, a propósito del bautismo de los niños, Agustín


acentúa el hecho objetivo de la redención por Cristo y la virtualidad del signo
sacramental previa a toda insuficiencia humana. El bautismo de los niños no nace
por la profesión de fe sino que por la virtud del E. S. La gracia de Dios suple las
disposiciones personales del niño. Además, en relación al pecado original, afirma
que sin Cristo, sin el bautismo nadie puede verse libre de ese pecado ni de esa
condenación. Afirma la universalidad del pecado original y la NECESIDAD del
bautismo

San Agustín también referirá algo en relación al martirio y al bautismo de


deseo ante las imposibilidad de recibirlo.

Relación Iglesia-sacramentos para San Agustín: son indisolubles. El bautismo


hace la Iglesia y la Iglesia hace el bautismo. Los sacramentos operan porque
cualquiera sea la mano que bautiza, es Cristo quien siempre opera en ellas. El
bautismo integra al a iglesia, el cuerpo de Cristo y permite participar del “banquete
de la comunión”.

ii. El bautismo es un verdadero sacramento.

1) El concepto: “Es el sacramento instituido por Cristo, por el que la Iglesia, Cuerpo
de Cristo y presencia especial viviente de Cristo encarnado, aplica a cada hombre la
salvación, alcanzada para todos por Cristo, en forma de purificación por el baño de
agua en la palabra (cf. Ef 5,26) por el que se actualizan simbólicamente las obras
salvíficas de Jesús" (cf. Dz 844 Trento).

2) Lo peculiar del bautismo cristiano es su unicidad e irrepetibilidad: “porque está


intrínsecamente vinculado a la obra histórica de salvación de Jesús, la cual de una
vez y para siempre, purificó a todos los hombres de toda culpa”.

3) La muerte y la resurrección de Jesús están de un modo especialmente manifiesta


en la inmersión bautismal, que como símbolos hacen presente estas acciones
salvíficas. Con el bautismo el neo cristiano muere con Cristo al pecado y nace con Él,
por el E.S., a una nueva vida divina.
4) Harnack hizo derivar el bautismo cristiano de la evolución del de Juan. Para el
modernismo fue una introducción de la comunidad cristiana.

5) Instituido por Cristo. Se discute el cuando. San Buenaventura, al respecto señala


que el bautismo es instituido por Cristo:

- En cuanto a la materia, al Cristo bautizarse, santifica las aguas.


- En cuanto a la forma, al darle el mandato a los apóstoles de bautizar en
nombre de la Trinidad.
- En cuanto al efecto, en la Pasión de su costado brotó sangre y agua.

iii. Elementos que constituyen el bautismo.

a. Materia:

1) REMOTA: Agua verdadera y natural (Dz 854; Didajé 7; Jn 3,5; Hch 8,36)

2) PRÓXIMA: Ablución realizada por el contacto físico del agua. Esto sea por
inmersión (sumergirse en el agua); por infusión (derramar agua) y por aspersión
(rociar agua). En la antigüedad se practicaba en general la triple inmersión, esto en
símbolo de las tres divinas personas y de la permanencia del Señor por tres día en el
sepulcro (san Cirilo de Jerusalén).

b. Forma:

La palabras del ministro que acompañan y determinan la ablución. Estas


deben ser una invocación a la Trinidad. En el rito latino la fórmula es: N. Yo te
bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.

c. Ministro:

1) Ordinario: el sacerdote (obispo o presbítero), y en el rito latino también el


diácono.

2) Extraordinario:

- Instituido por la Iglesia: Un laico para los lugares donde hay penuria de
clero.
- En caso de necesidad: cualquier ser humano, incluso un no cristiano.

d. Sujeto:

Todo hombre y mujer vivo aún no bautizado.


iv. Efectos del bautismo.

1) La gracia de la justificación: es decir remisión de los pecados, santificación y


renovación del hombre interior. Remisión del pecado original y en los adultos
remisión de todos los pecado personales. Permanece no obstante la
concupiscencia. Esto conlleva la gracia santificante y todo su séquito (cf. Dz 86:
credo niceno constantinopolitano); Dz 287. Remisión de todos los pecados; Dz. 482;
483; 696; 791;792; 799; Epístola de Bernabé que nos dice “descendemos a las aguas
llenos de pecados e inmundicias y salimos de ellas llevando en nuestro corazón el
Justo temor y en nuestro espíritu el de la esperanza en Jesús” (cf. CEC 1263-1264:
Por el bautismo son perdonados, tanto el pecado original y todos los pecados
personales).

2) Remisión de las penas debidas por el pecado. Trento enseña “todos los que han
sido renacidos por las aguas del bautismo no queda nada abominable a Dios, ni que
pueda impedirles la entrada al cielo”(Dz 782; 696). Se remiten tanto las penas
eternas como las temporales.

3) Carácter bautismal. El bautismo incorpora el hombre a Cristo (Rm 8,29), y por lo


tanto no se repite. Configura sacramentalmente al hombre con Cristo glorioso a
través de su muerte y resurrección, marcando el alma del bautizado como signo de
pertenencia a Dios. Con el carácter se consagra el hombre para el culto, capacitando
y comprometiendo al hombre para el servicio en la liturgia, por medio del
sacerdocio real. Da el derecho a recibir todos los otros sacramentos y los dones que
confió Cristo a su Iglesia (CEC 1272-1273).

4) Incorpora a la Iglesia. No hay bautismo sin Iglesia e Iglesia sin bautismo. El


bautismo es el rito de iniciación de la Iglesia, es decir, de la comunidad visible de
Jesucristo en este mundo (Dz 696; CEC 1267-1270).

5) Participa de los oficios del sacerdocio de Cristo, es decir, el sacerdocio común de


los fieles:

- Sacerdotal, es decir, el culto espiritual, que incluye toda la vida del cristiano.
Particularmente lo habilita para celebrar la Eucaristía.
- Profético, es decir, el testimonio, anuncio y denuncia con la palabra y con el
modo de vivir.
- Real, por cuanto el bautismo capacita para la ascesis, el servicio, trabajar
por el Reino, siendo el bautizado señor con Cristo por que ha vencido el
pecado y la muerte (cf. LG 11, 17; CEC 1270).

6) Nuevo nacimiento en Cristo. Unimos nuestra existencia a Cristo muerto,


sepultado y resucitado. Participamos de la naturaleza divina, como hijos adoptivos
del Padre (Rm 8,14-15) lo que expresa una vida intratrinitaria del bautizado,
miembros de Cristo y de su cuerpo que es la Iglesia (1Co 12,13); y al final de los
tiempos resucitaremos con Él. El bautismo nos hace criaturas nuevas, recibiendo de
la Santísima Trinidad la gracia santificante, la gracia de la justificación que nos
infunde las virtudes teologales, los dones del Espíritu Santo y las virtudes morales
(cf. CEC 1267ss).
7) Es vínculo sacramental de la unidad de los cristianos. Constituye el fundamento
de la comunión entre todos los cristianos, e incluso con los que todavía no están en
plena comunión con la Iglesia Católica (CEC 1271; UR 3 y 22)

v. Necesario para la salvación.

a. Es necesario para la salvación: Jn, 3,5: “quien no nace del agua y del Espíritu no
puede entrar en el reino de los cielos”; lo mismo se define en Trento Dz 861 y otros
como 696 en Florencia; 791,847,861,868-870; CEC 1257. Por los mismo Jesús mandó
a los discípulos a anunciar a todas las gentes el Evangelio y a bautizar (Mt 28,19; LG
14; AG 5). Importante parece acotar lo que señala el catecismo: “el bautismo es
necesario para la salvación en aquellos a los que el Evangelio ha sido anunciado y
han tenido la posibilidad de pedir este sacramento” (CEC 1257).

b. Tanto el bautismo de sangre como el de deseo (explícito o implícito) producen los


frutos del bautismo sin ser sacramento (CEC 1258). Esta doctrina ya es admitida por
los Padres(cf. San Agustín, San Ambrosio;...)

c. Los catecúmenos: el deseo explícito del bautismo, unido al arrepentimiento y la


caridad les aseguran la salvación que no han podido recibir por el sacramento (CEC
1259).

d. Todo hombre que, ignorando el Evangelio de Cristo y su Iglesia, busca la verdad y


hace la voluntad de Dios según él la conoce, puede ser salvado (CEC 1260).

e. En cuanto a los niños que mueren sin bautismo, la Iglesia solo puede confiarlos a
la misericordia divina, que nos hace confiar en que haya un camino de salvación para
los niños que mueren sin el bautismo (cf. CEC 1261).

vi. Elementos básicos del bautismo de niños y adultos.

a. Ministros:

1) Ordinario: el sacerdote (obispo o presbítero), y en el rito latino también el


diácono.

2) Extraordinario:

- Instituido por la Iglesia: Un laico para los lugares donde hay penuria de
clero.
- En caso de necesidad: cualquier ser humano, incluso un no cristiano.

b. Sujeto: “Es capaz de recibir el bautismo todo ser humano, aún no bautizado, y
solo él” (CEC 1246; CIC 864)

c. Rito:

1) Recepción.
2) Liturgia de la Palabra
3) bendición del agua
4) renuncias
5) profesión de fe
6) ablución con agua y forma esencial
7) unción del crisma
8) vestidura blanca y cirio
9) Padrenuestro
10) Bendición final

vii. Nota respecto del bautismo de los niños.

1) Es válido y lícito (CEC 1250-1252)


2) Trento condenó las prácticas de los anabaptistas de rebautizar a los niños cuando
llegaran a la edad adulta.
3) Puede faltar la fe, ya que ella no es causa de la justificación. Según san Agustín, la
fe del párvulo la sustituye la fe de la Iglesia. El CEC en el número 1253 “la fe que se
requiere para el bautismo no es una fe perfecta y madura, sino un comienzo que
esta llamado a desarrollarse”
4) San Ireneo y Tertuliano ya testimonian la práctica. Orígenes afirma que es una
costumbre apostólica
5) La práctica atestigua que el bautismo es una gracia y un don de Dios.
6) Finalmente frente a los niños que mueren sin bautizo, la liturgia de la Iglesia nos
invita a tener confianza en la misericordia de Dios, y a orar por su salvación” (CEC
1283)
TESIS 58. La Confirmación

i. Generalidades

a. Definición.

Es el sacramento que da el E.S. para enraizarnos más profundamente en la


filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro
vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía más a su misión y ayudarnos a dar
testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras. La
confirmación perfecciona la gracia bautismal (CEC 1316).

b. En la economía salvífica

1) Antiguo Testamento:

Los profetas anunciaron la venida del Espíritu sobre el futuro Mesías (Is 11,2)
para realizar su misión salvífica. También anunciaron la venida del E.S. sobre todo el
pueblo mesiánico (cf. Ez 36;25-27, Jl 3,1-2). Cristo es el ungido de Dios, a la vez que
prometió y realizó la efusión del E.S.

2) Nuevo Testamento:

Desde entonces los apóstoles comunicaban a los neófitos mediante la


imposición de las manos, el don del E.S., destinado a completar la gracia del
bautismo (cf. Hch 8,15-17; 19,5-6). Hb 6,2 distingue del bautismo la imposición de
manos: sería según la tradición católica, el primitivo origen del sacramento de la
confirmación. Pronto, para mejor significar el don del E.S., se añadió a la imposición
de manos una unción con óleo perfumado (crisma). De ahí que en oriente se llama a
este sacramento crismación (Cf. CEC 1287-1289).

ii. Confirmación, verdadero sacramento instituido por Cristo.

a. No existe relato alguno que narre la institución de este sacramento por Cristo. Sin
embargo lo sugieren tres hechos:

- La consumación de la obra de Cristo la realiza el Espíritu enviado por el y por


el Padre, como lo demuestran las promesas del Espíritu (Jn 16,13-15)
Pentecostés es el inicio de la consumación de la obra de Cristo, y la obra del
nacimiento de su comunidad, la Iglesia.

- Las primeras comunidades comprendieron y comunicaron el don del E.S.


por medio de un rito específico: la imposición de manos (Hch 8,17) que
completaba la gracia del bautismo (cf. CEC 1288). Prolongan pentecostés
(Hch 2,2-4).
- Es esta imposición de las manos la que a sido considerada con toda razón
por la doctrina católica como el primitivo origen del sacramento de la
confirmación, el cual perpetúa, en cierto modo, en la Iglesia la gracia de
Pentecostés (CEC 1288). Muy pronto, para mejor significar el don del Espíritu
se añadió a la imposición de las manos la UNCIÓN con el Crisma (ilustra el
nombre de Cristiano: ungido).

b. Esta no es una novedad introducida por los apóstoles, sino que una acción por la
cual única y exclusivamente trataron de cumplir la obra de Cristo.

c. Dos tradiciones: oriente y occidente.

En los primeros siglos la confirmación constituye generalmente una única


celebración con el bautismo y forma con este, según San. Cipriano un “sacramento
doble”.

La multiplicación de los bautismos de niños y la extensión de las parroquias


rurales, impedían la presencia del obispo en todos los bautizos. De ahí que en
occidente se separaran temporalmente ambos sacramentos, para reservar al obispo
el acto de conferir la plenitud del bautismo. En oriente se conservaran ambos
unidos, confirma el presbítero que bautiza, con el crisma consagrado por el obispo.

Una costumbre de la Iglesia de Roma facilitó lo anterior (cf. san Hipólito):


había dos unciones después del bautismo, una aplicada por el presbítero después de
la inmersión para significar la participación en las funciones profética, sacerdotal y
real de Cristo; la otra dada por el obispo, ésta es la que se desplaza.

En oriente destaca más la unidad de la iniciación cristiana. La de occidente


destaca más la vinculación con el obispo y los apóstoles.

iii. Magisterio: interpretación conciliar y magisterial.

a. Inocencio I (419 d.C.): Afirma que la confirmación solo debe ser conferida por el
obispo. Esto lo fundamenta en la costumbre eclesiástica y en Hch 8,14-17 (Dz 98).

b. Inocencio III (1204 d.C.): Por la crismación de la frente se designa la imposición de


las manos, que por nombre se llama confirmación, porque por medio de ella se da el
Espíritu Santo para aumento de fuerza (Dz 419).

c. Concilio de Florencia (1439 d. C.):

El segundo sacramento es la confirmación cuya materia es el crisma, ...la


forma es: te signo con el signo de la cruz y te confirmo con el crisma de la salud, en
el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. El ministro ordinario es el
obispo; efecto: se da el Espíritu santo para fortalecer, para que el cristiano, como los
apóstoles en Pentecostés confiese valerosamente el nombre de Cristo (Dz 697).

d. Concilio de Trento (1547 d.C.): Reafirma su carácter sacramental (Dz 871); la


acción del Espíritu Santo(Dz 872); y que es propio del obispo administrarlo como
ministro ordinario (Dz 873).
e. Vaticano II:

- El ministro originario de la confirmación es el obispo.

- Los Fines de la confirmación:

- Vinculación más estrecha a la Iglesia. y fuerza especial del E.S.


- Mayor compromiso a difundir y defender la fe en palabra y obras como
testigos de Cristo (LG. 11). - - Es el origen del apostolado de los fieles (LG. 33)

f. Pablo VI (1971) en el Nuevo Ritual de la confirmación:

En cuanto a los ritos y palabras esenciales, estipula que, la confirmación se


confiere mediante la unción con el Crisma sobre la frente, que se hace con la
imposición de las manos y con las siguientes palabras: “recibe por esta señal el don
del E.S.”. Sin embargo, la imposición de las manos se realiza con la oración prescrita,
antes de la confirmación.
iv. Rito esencial (se recomienda revisar el ritual).

1) Rito latino: unción del santo crisma en la frente (imprime el sello espiritual), hecha
imponiendo la mano, y con estas palabras: “recibe por esta señal el don del E. S.”

2) Rito oriental: La crismación sigue inmediatamente al bautismo, después de una


oración de epíclesis, el presbítero unge las partes más significativas del cuerpo con
la fórmula oriental para la confirmación. Sin embargo el santo crisma debe haber
sido consagrado antes, en la misa crismal, por el obispo.

3) Elementos propios además de lo enunciado: renovación de las promesas


bautismales, y profesión de fe; el obispo extiende las manos sobre los confirmados
invocando la efusión del Espíritu Santo; luego del sacramento, el beso de la paz.

v. Significación teológica de la confirmación:

1) La unción designa e imprime el sello espiritual En el simbolismo bíblico significa


abundancia y alegría; signo de purificación, agilidad; curación, belleza y fuerza; pero
también como consagración y dedicación a Dios (ej. crismación de reyes).

2) En la confirmación se da una participación más plena en la misión de Jesucristo y


en su plenitud de E.S., a fin de que toda la vida exhale “el buen olor de Cristo” (cf. 2
Co 2,15).

3) Por la unción se recibe la marca o sello del Espíritu Santo. El sello es símbolo de la
persona, de su amistad, de su propiedad sobre un objeto y autentifica un acto
jurídico.
4) Este sello del E.S. marca la pertenencia total a Cristo, la puesta a su servicio para
siempre, pero indica también la promesa de la protección divina en la gran prueba
escatológica (CEC 1296 y Ap 7,2-3; Ez 9,4-6).

5) Efectos (cf. CEC 1303)

- Efusión plena del E. S. y crecimiento y profundización de la gracia bautismal.

- Nos introduce mas profundamente en la filiación divina.


- Nos une más firmemente a Cristo.
- Aumenta los dones del E.S.
- Perfecciona el vínculo con la Iglesia.

- Fuerza especial del E.S. para “difundir y defender la fe mediante la palabra y las
obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre
de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz”(cf. CEC 1303). La plenitud que
proporciona este sacramento se mueve en una doble dimensión: de testigo
(fermento, mártir) y de apóstol (misionero, soldado)

- Carácter indeleble, sello del E.S.

vi. Sujeto y ministro de este sacramento:

a. Sujeto:

"Todo bautizado aún no confirmado puede y debe ser confirmado..." (cf. CIC,
c. 889). Además en la tradición latina se requiere edad de uso de razón como
requisito de licitud. En peligro de muerte se puede aplicar incluso antes, a los niños
pequeños. Importante es establecer una adecuada distinción entre la edad adulta
de crecimiento natural y la edad adulta de la fe.

b. Ministro:

1) En el rito oriental: el sacerdote, obispo o presbítero. Aunque el óleo debe ser


confeccionado y consagrado por el obispo.

2) En el rito latino: El ministro originario es el obispo (LG 26). El obispo puede, por
razones graves, conceder a presbíteros la facultad de administrar el sacramento de
la confirmación (CIC, c. 884). En peligro de muerte, cualquier presbítero.

vii. Notas finales.

1) Es verdadero y propio sacramento conforme a lo definido en Trento (Dz 871).

2) Este sacramento es imprescindible para la Iglesia considerada colectivamente,


pero no como medio de salvación para cada bautizado. La obligatoriedad de la
recepción de este sacramento tiene su base la preocupación de la Iglesia en su
globalidad más que la salvación individual. Pues es el sacramento fundamental del
apostolado de los fieles, tanto de los laicos como de los clérigos (es requisito previo
al orden).

3) Este sacramento ya fue contestado en la antigüedad por los donatistas y en la


edad media por los valdenses.

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