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OCTAVIO PINTO. REFLEXIONES SOBRE EL PAISAJE.

Mgter. Clementina Zablosky

Universidad Nacional de Córdoba

Resumen

El 8 de octubre de 1926, Octavio Pinto (Villa del Totoral, 1890- Montevideo, 1943)
abogado y artista cordobés, dictó la conferencia “El paisaje de los argentinos” en el
Instituto Popular de Conferencias, en Buenos Aires. La misma fue publicada en
diciembre de ese mismo año en el número 211 de la Revista Nosotros, y posteriormente,
en 1928, presentada como opúsculo, en una edición limitada de ciento cinco ejemplares
firmados y numerados por el autor. La disertación abordó una cuestión central en los
debates de escritores y artistas, desde fines del siglo XIX: la configuración de un paisaje
nacional y la posibilidad de un arte propio.
Este trabajo propone un análisis de las ideas expuestas oportunamente por Pinto en
torno a esta problemática, en relación a su producción como artista y otros textos de su
autoría publicados antes de 1926 en catálogos y notas de prensa. Asimismo se propone
una articulación con la perspectiva sobre el arte de algunos intelectuales, como Ricardo
Rojas y Manuel Gálvez, en el marco del nacionalismo cultural de principios del siglo
XX.

Palabras clave
Pinto- Paisaje argentino – 1926 - Conferencia-

OCTAVIO PINTO. REFLECTIONS ON THE LANDSCAPE.

Abstract
On October 8, 1926, Octavio Pinto (Villa del Totoral, 1890- Montevideo, 1943) lawyer
and artist from Cordoba, gave the lecture " El paisaje de los argentinos" at the Popular
Institute of Conferences, in Buenos Aires. It was published in December of that same
year in number 211 of the magazine Nosotros, and later, in 1928, presented as a booklet,
in a limited edition of one hundred and five copies signed and numbered by the author.
The dissertation addressed a central issue in the debates of writers and artists, since the
late nineteenth century: the configuration of a national landscape and the possibility of
an art of its own.
This work proposes an analysis of the ideas opportunely presented by Pinto around this
problem, in relation to his production as an artist and other texts of his authorship
published before 1926 in catalogs and press releases. It also proposes an articulation
with the perspective on the art of some intellectuals, such as Ricardo Rojas and Manuel
Gálvez, within the framework of contemporary cultural nationalism.

Keywords
Pinto- Argentine landscape-1926 - Conference

I. Introducción

Para 1926, el doctor Pinto, nacido en el seno de una familia de linaje de Córdoba, había
forjado una trayectoria en el campo del arte local, nacional e internacional.
Sus inquietudes artísticas y literarias se habían manifestado desde muy joven. Las
enseñanzas en artes plásticas del profesor Amadeo Deprète (s/d) durante sus estudios
secundarios en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, como las lecciones recibidas,
en la academia del maestro italiano Honorio Mossi (Cambiano, 1860- San Miguel de
Tucumán, 1943), en Córdoba, fueron un gran estímulo para su carrera de pintor 1. La
iniciación artística en la ciudad mediterránea acompañó los años de su formación en
derecho y la participación asidua en tertulias que compartió con otros estudiantes
universitarios y jóvenes interesados en la poesía, la pintura, la filosofía -Deodoro Roca,
amigo de la infancia, Rafael Bonet, Raúl y Arturo Orgaz, Carlos Astrada, José
Benjamín y Enrique Barros, futuros protagonistas de la Reforma universitaria de 1918,
Arturo y Raúl Pinto Escalier, los pintores Pedro Centanaro y Juan Butler, el poeta
Arturo Capdevila, entre otros 2-. De estos encuentros surgió una iniciativa editorial, La
Quincena Literaria, un suplemento dominical sobre literatura y artes plásticas,

1
PINTO, Adelina: Ensayo biográfico de Octavio Pinto, Córdoba, Dirección General de Publicaciones,
UNC, 1973, pp26 y 29.
2
PINTO, Adelina: op.cit., pp31-32.
publicada en el diario La Voz del Interior entre 1913 y 1914 dirigida por Pinto y el
escritor Juan Aymerich.
Como pintor, Octavio había expuesto algunos de sus trabajos en Casa Bobone, Córdoba,
en 1911 3 y había participado en los salones nacionales de Buenos Aires de 1913, 1915 y
1925, y en la Exposición Universal de San Francisco, California, en 1915. De estas
presentaciones obtuvo algunas distinciones en los concursos y elogios de la crítica 4, así
como un premio en dicho certamen internacional, por su pintura “La fuente ciega”, de
inspiración rusiñolesca (Figura 1): Tenía por Santiago Rusiñol una ferviente simpatía,
que se transparentaba en sus ingenuos dibujos. Pinto amaba las cosas viejas, las
fuentes, los jardines, los atardeceres. 5

Figura 1. Octavio Pinto. La fuente ciega. Óleo sobre tela, 67cmx 85cm, s/d.

Este reconocimiento, que lo posicionó en el ámbito nacional a la par de artistas como


Ernesto de la Cárcova (1866-1927), Jorge Bermúdez (1883-1926), Cesáreo Bernaldo de
Quirós (1881-1968) y Fernando Fader (1882-1935), también premiados en
competencias artísticas internacionales, impulsó su carrera temprana posibilitándole

3
“Exposición Pinto” en La Voz del Interior, 7 de mayo de 1911.
4
CHRETIEN, Bárbara y ZABLOSKY, Clementina: “Paisaje, arte y crítica. Manuel Gálvez y Octavio
Pinto” en Revista AVANCES del Área Artes del Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y
Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. 2010-2011. Volumen 2. Nº 18. Editorial Brujas.
Córdoba, octubre de 2011, pp119-136.
5
GÁLVEZ, Manuel: La vida múltiple (arte y literatura 1910-1916), Buenos Aires, Sociedad Cooperativa
«Nosotros», 1916, p143. Santiago Rusiñol y Prats (Barcelona, 1861-Aranjuez, 1931) que había expuesto
en la Exposición del Centenario, realizó exposiciones en Rosario, Tucumán y Córdoba. La exhibición de
Córdoba tuvo lugar en el Salón Fasce y dio lugar a la adquisición de la pintura “Paisaje de Mallorca”
(1902) por parte del gobierno provincial. Ver “Adquisición de una obra de Santiago Rusiñol (1910)” en
http://www.museocaraffa.org.ar/blogcentenario/?p=162
participar en la exhibición colectiva del Primer Salón de Arte de Córdoba de 1916, en
calidad de miembro del jurado de Escultura y de expositor en la sección de Pintura.
Asimismo expuso en una muestra individual de dibujos y pinturas montada de manera
paralela al salón. Las dos exhibiciones, colectiva e individual, se realizaron en la misma
sede, el Pabellón de las Industrias. Por estos antecedentes artísticos y sus vínculos
sociales, se iniciaron las gestiones en la legislatura que llevaron al pintor de Totoral a
obtener, ese mismo año, una beca del Gobierno de la Provincia de Córdoba para realizar
estudios de perfeccionamiento artístico en Europa por un período de cuatro años. 6
Entre 1917 y 1921 viajó por Francia, España y Marruecos -París y Versalles, Madrid,
Toledo, Ávila, Castilla, Cartuja del Paular, Segovia, Burgos, Salamanca, Santillana del
Mar y Mallorca- En su itinerario por la madre patria, recibió una beca del gobierno
español para estudiar un año en Cartuja del Paular, y se vinculó con artistas e
intelectuales –los grabadores Ricardo y Pilar Baroja, los pintores Santiago Rusiñol,
Hermen Anglada Camarassa, Valentín de Zubiaurre, Joaquín Mir, el crítico Juan de la
Encina (Ricardo Gutiérrez Abascal), los filósofos Miguel de Unamuno, José Ortega y
Gasset-, quienes, por entonces, tuvieron, una estrecha relación con Argentina. Los
artistas Rusiñol, Anglada y Zubiaurre, por su participación en la Exposición del
Centenario en Buenos Aires. Unamuno, a través de sus colaboraciones en el diario La
Nación. Ortega y Mir, por sus respectivas visitas, académica y artística, a la capital entre
1916 y 1917. 7
Al regreso de su viaje, Octavio expuso la producción europea en Buenos Aires (Galería
Müller, 1921), Córdoba (Salón Fasce, 1921), Rosario, Santa Fe y Paraná.
Posteriormente, realizó un viaje por el norte argentino cuyos dibujos y óleos exhibió en
Buenos Aires (Galería Müller, 1923, y Amigos del Arte, 1925, respectivamente).
Como escritor Pinto incursionó en la poesía y en la producción de textos sobre la obra
de colegas y artistas, publicados como prólogos, en catálogos de exposiciones, y como
notas en la prensa, principalmente en el diario La Voz del Interior. En la biografía de su
hermana Adelina, se mencionan comentarios referidos a Guillermo Butler, Carlos
Camilloni, Jorge Bermúdez, entre otros. En estos escritos caracterizaba estilísticamente
la obra y valoraba las cualidades de cada pintor, reflexionando en algunos casos, sobre
el arte nacional y el paisaje.

6
CHRETIEN, Bárbara y ZABLOSKY, Clementina: op.cit., p134. “Beca a Octavio Pinto” en La Voz del
Interior, 21 de junio de 1916.
7
AGÜERO, Ana Clarisa: El espacio del arte. Una microhistoria del Museo Politécnico de Córdoba entre
1911 y 1916. Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2009, pp100-101.
Estas ideas estéticas y literarias circularon también en sus conferencias y discursos 8 que
ocasionalmente, fueron publicados en la prensa, y que retomaba en su disertación de
1926.
En ese año, Pinto recibió un premio de Amigos del Arte por un libro de poemas “Las
abejas ciegas”, aún inédito. Si bien, impulsó iniciativas editoriales y formó parte de
círculos de escritores en Córdoba como en España, siendo seleccionado e incluido en la
“Antología de la poesía argentina moderna” de Julio Noé (1926), su reconocimiento se
asocia más con la obra pictórica que con la producción literaria. Aún así, algunos
críticos y amigos, consagraron a Octavio como pintor poeta: Alguien ha visto en tus
obras una apariencia rusiñolesca, te parecéis tal vez al poeta pintor en que eres pintor
poeta. 9
En 1927, Pinto inició la carrera diplomática como secretario en la Embajada Argentina,
actividad que desempeñó en Tokio, Japón (1928-1931), Rio de Janeiro, Brasil (1932-
1936) y Montevideo, Uruguay (1939-1941).

II. El paisaje de los argentinos

Reflexionemos un instante cuál será el paisaje más cercano a la presente conciencia


argentina ¿Verdad que sea el que con más tranquila franqueza hable a nuestra
sensibilidad, se proporcione a nuestro sentido de los valores morales y nos escuche y
nos entienda en voz baja? 10

El Instituto Popular de Conferencia de “La Prensa”, sede de su disertación sobre el


paisaje de los argentinos, fue fundado el 18 de julio de 1914 por el Sr. Ezequiel Paz,
como un centro de difusión de cultura que buscaba a la vez, atestiguar el potencial
intelectual de nuestra raza y fomentar la educación espiritual del pueblo en forma
amena y sintética de conferencias selectas, en artes y ciencias. 11
Invitado por el presidente del Instituto, Dr. Carlos Ibarguren Uriburu, Pinto expuso un
tema de interés nacional, acorde al propósito de esa institución que consistía en
propiciar orientaciones sobre los grandes temas nacionales y humanos, sean

8
Nos referimos a los discursos pronunciados en el banquete que se celebraron en su honor, con motivo de
su premio de San Francisco, La Voz del Interior, 27 de julio de 1915. A la conferencia "El paisaje de la
pintura argentina", La Voz del Interior, 15 de octubre de 1916, y la disertación sobre poesía moderna
argentina en la embajada argentina en Madrid, en 1918.
9
La Voz del Interior, 27 de julio de 1915.
10
PINTO, Octavio: El paisaje de los argentinos (Extracto de la Revista Nosotros, Diciembre 1926-
Nº211), Buenos Aires, Imprenta Mercatali, 1928, p. 25.
11
LOUDET, Osvaldo: “El Instituto Popular de Conferencias. Universidad libre”, Tomo XI, 1982, p203.
circunstanciales o permanentes 12. Para ello propuso dilucidar… pequeñas ideas sobre
nuestro sentir del paisaje y sus contrastes con la tradición artística europea y el pasado
prehistórico de nuestra América 13.
Al reflexionar sobre la inquietud de decidir un lugar que lleve a los argentinos a la meta
de un arte propio, Pinto advirtió una tensión entre las sensibilidades exóticas de las
razas lejanas y ese sentir de lo criollo de nuestros mayores. Una tensión emergente del
adelanto material, la modificación de los medios naturales, la construcción de ciudades
o de pueblos, del progreso que según Octavio, nos acerca a la cultura europea y nos
aleja de la belleza de la naturaleza y de la emoción prístina del paisaje americano. Para
Pinto, nuestro sentimiento del paisaje americano heredó la visión fantástica y codiciosa
de los descubridores y cronistas españoles, de los aventureros e inmigrantes, que
decantó en el carácter argentino la preferencia por lo exótico y el desapego por la
emoción vernácula y lo propio, dejando desvanecer las voces, los cantos y signos
indígenas, velando la verdadera expresión de nuestro paisaje. 14
En las palabras del pintor-poeta parecen resonar algunas ideas del ensayista Ricardo
Rojas (Tucumán, 1882- Buenos Aires, 1957), que rescata lo indígena como un
fundamento primitivo y espiritual del pueblo argentino. Una esencia que legitimaba una
nacionalidad telúrica y racial, -la fuerza del indianismo, el influjo de la tierra
americana, está oculto y presente como un instinto colectivo- y le confería, asociada al
pasado remoto de las culturas precolombinas, un lugar en los comienzos de la historia
universal. 15 Lo indígena y lo español constituían las raíces del ser argentino
configurando, de acuerdo a su perspectiva, una identidad nacional sin conflictos, donde
los efectos /procesos de la conquista y la colonización son atenuados y comprendidos
como la acción conjunta de españoles y nativos. 16
Pinto refiere a esa prehistoria precolombina, planteando que la verdadera expresión del
paisaje americano se había desvanecido como el legado indígena. El paisaje de la
América del descubrimiento ha quedado flotando en el misterio. 17 Y afirma,

12
Carta de fundación del Instituto Popular de Conferencias, firmada por Dr. Estanislao Zeballos, Ángel
Gallardo, David Tázanos Pinto, Carlos Ibarguren y el Ing. Carlos María Morales.
13
PINTO, Octavio: op.cit., p7.
14
PINTO, Octavio: op.cit., p15.
15
PENHOS, Marta: “Nativos en el Salón. Artes Plásticas e identidad en la primera mitad del siglo XX”
en PENHOS, Marta y WESCHLER; Diana: Tras los pasos de la norma. Salones nacionales de Bellas
Artes (1911-1989), Bs. As., Ed. El jilguero, 1999, 114-115.
16
PENHOS, Marta: op.cit., p115.
17
PINTO, Octavio: op.cit., p15.
El paisaje actual es otro, y cuando logremos realizarlo, hablará de otros deseos y alumbrará de
otras pasiones, se estremecerá de otras agonías o resplandecerá de las auroras que agitan hoy,
vanamente, nuestro corazón.

El paisaje vive y se manifiesta de las almas que lo pueblan y lo fecundan. Cosas grandes, hechos
de almas grandes, necesitamos crear sobre ellos para hermosearlos. Tal vez así puedan responder
mañana con idioma altivo y veraz, a los caracteres argentinos que los interrogan. 18

El protagonismo de ese “nosotros” como el compromiso de las acciones presentes con


el futuro revela una actitud moderna que opera en tensión con las ideas tradicionalistas
que Pinto compartía con los principales escritores de la generación del Centenario,
Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones (Córdoba, 1874 – Buenos Aires, 1938) y Manuel
Gálvez (Entre Ríos, 1882 – Buenos Aires, 1962). Autores que ante el proceso
inmigratorio, la conformación de nuevos grupos sociales de clase media y el
agotamiento del modelo agro-exportador advirtieron una crisis de valores y plantearon
la cuestión de la identidad y el ser nacional. Según Sarlo, el nacionalismo cultural
presentó dos posiciones:

los que como Ricardo Rojas proponen una fusión de la población nativa, gaucha, criolla de
origen español e indígena, con los inmigrantes y sus hijos; y los que, como Lugones y Gálvez,
perciben amenazada a la idiosincrasia cultural justamente por la presión lingüística, cultural e
ideológica de la inmigración. 19

Octavio, un pintor que ha intimado más con los escritores que con los pintores 20
admiraba a estos tres grandes autores, además de Arturo Capdevila (Córdoba, 1889-
Buenos Aires, 1967), Enrique Banchs (Buenos Aires, 1888-1968), Hugo Wast (Gustavo
A. Martínez Zubiría, Córdoba, 1883 – Buenos Aires, 1962), entre otros y se convirtió
en su vocero a través de conferencias y entrevistas 21.
Las ideas estéticas de Rojas planteadas en su Eurindia (1924) se basaban en el
determinismo del historiador, filósofo y crítico francés Hippolyte Taine (1828-1895),
que sostenía que para entender la obra de arte, las explicaciones debían buscarse en la
trama en la que está inserta. Así, debía estudiarse al hombre, su lengua, creencias,
educación, hábitos, al medio geográfico y político, la raza y la cultura.
Estas ideas taineanas de Rojas, parecían estar presentes en la producción gráfica de
Pinto durante su viaje al Norte argentino en 1923, tal como puede advertirse en las
18
PINTO, Octavio: op.cit., p15.
19
SARLO, Beatriz, “Vanguardia y criollismo: la aventura de Martín Fierro” en ALTAMIRANO, Carlos y
Beatriz SARLO: Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia, Bs. As., Espasa Calpe/Ariel, 1997.
20
“Octavio Pinto. Pintor, poeta, diplomático”, El País, 5 de septiembre de 1932.
21
Según la biografía de Adelina, Octavio presentó fragmentos o poemas de estos autores en la
conferencia que dio en la embajada argentina en Madrid. En 1932, en una entrevista realizada en
Córdoba, Pinto recitó poesías de su autoría.
palabras del Dr. Carlos P. Ibarguren Uriburu que prologaron el catálogo de la muestra
en la galería Müller.

Octavio Pinto se nos había presentado como un paisajista vibrante de ensueño y de luz. Ahora nos
ofrece en notables dibujos otro aspecto de su arte; la psicología de una raza. Para interpretarla,
Pinto ha ido a los cerros y a las quebradas de Salta y de Jujuy, ha convivido con los paisanos que
las habitan y ha puesto su espíritu en comunión con esa naturaleza. Por ello ha podido sentir,
comprender e interpretar fielmente esa emanación misteriosa que exhala el terruño y se
corporiza en el tipo de sus hijos.
Los nativos del Norte son los últimos descendientes de un pueblo que participó de la civilización
incaica. En la figura magra y ágil, en el rostro de tez bronceada, y en los ojos asiáticos de mirada
enigmática e impasible se revelan los viejos rasgos de la raza autóctona. 22

En la conferencia de 1926 se advierte también la afinidad del artista cordobés con las
ideas nacionalistas de Rojas, y parecía estar al tanto de la historia de la literatura
argentina del escritor tucumano, escrita entre 1917 y 1922, en la cual los signos de la
identidad americana y el ser nacional se fueron constituyendo con la indianidad de los
primeros habitantes, la españolidad de los colonos, en los procesos de la independencia
y el cosmopolitismo, como una fuerza creadora que traspasó los territorios, penetró la
raza y fue lanzada a un devenir civilizatorio. 23
Como ya señalamos, Pinto, en su relato trató de establecer los límites de la herencia
estética de los descubridores españoles en el presente, afirmando que la carencia actual
de un sentir propio por el paisaje americano y argentino era el legado de la falta de
sensibilidad del conquistador por nuestra naturaleza, que sólo admiró la rareza, y solo
vio la posibilidad material de explotar su riqueza, el oro y la plata:

Los conquistadores decantaron en el fondo del carácter argentino esa levadura de viajes y de
itinerarios exóticos que todavía fermenta alentándonos a las lejanas conquistas,
singularizándonos en el resto del mundo como un país de viajeros curiosos desapegados de la
emoción castiza y vernacular de la madre tierra. 24

Todo este conceptismo del conquistador delante de la naturaleza nos ha hecho mucho mal; aún
están cerca de nosotros sus imágenes desmesuradas y fabulosas y de cuando en cuando , apuntan
en mérito de lo fantásticamente bello, un prurito por lo pintoresco, lo decorativo y lo raro, en la
obra de nuestros mejores artistas. 25
Los relatos/ fábulas ancestrales de los cronistas muestran, gigantes, caníbales, peces, huesos y
calaveras…

22
IBARGUREN URIBURU, Carlos: “Los dibujos de Octavio Pinto”, septiembre de 1923.
23
OROPEZA, Mariano: “La estética euríndica de Ricardo Rojas. Los avatares de la identidad
latinoamericana”, en II Jornadas de Historia del Arte Argentino, La Plata, 15 y 16 de octubre de 2004.
24
PINTO, Octavio: op.cit., p10.
25
PINTO, Octavio: op.cit., p13.
Para Pinto la naturaleza de América, la pureza de su alma y belleza original quedaron
intactos como la imagen de su paisaje al perderse en el tiempo “las raíces” y las claves
para interpretarla. En esta pérdida de lo propio, como en el gusto pintoresco por lo
fabuloso heredado de los conquistadores, Octavio encontró una causa que justifique la
búsqueda del paisaje en otros países y lugares lejanos, que ofrecían espejismos e
imágenes fantasmagóricas como las Islas Baleares, un destino adonde muchos artistas
argentinos, entre ellos él mismo, fueron a pintar. (Figura 2)

Figura 2. Octavio Pinto. Montaña, nubes y mar. Óleo s/tela, 162x180cm. Col. MNBA, Buenos Aires.
En 1921, Pinto expuso los óleos de Mallorca en la Galería Müller y la cooperativa “Nosotros” celebró la
exhibición y el regreso de Pinto con un banquete.

Después de la experiencia mallorquina, última estación de su recorrido por las


diferentes regiones de España, y de regreso en Argentina, Pinto viajó por el norte
argentino y realizó una serie de dibujos (Figura 3) en los cuales, el director-anfitrión de
Nosotros, Ibarguren Uriburu, vio el alma de sus habitantes:

Octavio Pinto ha penetrado en el alma aborigen de los montañeses del Norte y la hace palpitar en
sus dibujos. La galería de tipos y de escenas que hoy exhibe en Müller es una vigorosa muestra de
arte genuinamente argentino; lo es por el amor lugareño con que trata los temas, por el ambiente
con que envuelve a las figuras y por la sugestión que éstas infunden 26.

26
IBARGUREN URIBURU, Carlos: “Los dibujos de Octavio Pinto”, septiembre de 1923.
Sorprende que en la conferencia, unos años después, Pinto se aleje de los tipos y
escenas regionales y se pregunte acerca del vínculo del norte, el sur, las selvas, o los
lagos, con el sentimiento criollo del paisaje. 27
Al plantear este interrogante Pinto volvía a actualizar el debate sobre el paisaje nacional.
Un debate que había sido iniciado por los escritores Rafael Obligado (Buenos Aires,
1851 - Mendoza, 1920) y Calixto Oyuela (Buenos Aires, 1857-1935) en la década de 1880.
Mientras el primero pugnaba por una poesía inspirada en el paisaje nacional, el segundo
sostenía la universalidad de los temas derivados de una tradición occidental, grecolatina y
cristiana. Obligado, desde una perspectiva romántica, nostálgica, esteticista y culta, se
centró en la pampa como tema y la caracterizó como un escenario idílico, sin conflictos. 28
Los pintores, posteriormente, ampliaron las representaciones literarias con imágenes
publicadas sobre la naturaleza, las costumbres, los hechos y héroes del país, en la prensa.
Por entonces, emergieron otros paisajes como el de las sierras de Córdoba, de la mano del
pintor y crítico Eduardo Schiaffino (1858-1935), las cataratas, la selva misionera, y a
principios del siglo XX, se sumaron los lagos, el altiplano jujeño, al repertorio de paisajes.
Sin embargo, la pampa, en el siglo XIX, se había instituido como el paisaje nacional. 29
Años después, Pinto se preguntaba si era necesario que el alma de los paisajistas argentinos
tuviera a mano la colección de vistas que debía ser ya el álbum obligado del naciente
turismo nacional 30. Y respondía,

Tendremos bellos paisajes argentinos, no cuando realicemos una colección o inventario de


nuestro acerbo pintoresco sino cuando logremos caracterizar con fuerte perfil y clara voz la
naturaleza de la patria. 31

Para Octavio el sentimiento criollo del paisaje no debía depender de los diversos
paisajes del territorio argentino sino de una imagen que lograra expresar el alma
nacional.
Como referencia Pinto cita el caso de España, país que había recorrido y conocido durante
su estadía como becario. Como Argentina, España también presentaba diferentes regiones
pintorescas, Cantabria, Castilla, Cataluña, Valencia, Galicia, Extremadura, y aún así no era
tierra de paisajistas. El interés por el paisaje en sí, apareció, dice Pinto, con la generación
del 98, con Azorín, Miguel de Unamuno, Ignacio Zuloaga en literatura y Darío de Regoyos

27
PINTO, Octavio: op.cit. p.17.
28
MALOSETTI COSTA, Laura: Los primeros modernos. Arte y sociedad en Buenos Aires a fines del
siglo XIX, Buenos Aires, FCE, 2003, pp164-165.
29
MALOSETTI COSTA, Laura: op.cit., p345.
30
PINTO, Octavio: op.cit., p17.
31
PINTO, Octavio: op.cit., p18.
(Ribadesella, Asturias, 1857 - Barcelona, 1913) en la pintura. Este pintor introdujo el
impresionismo en España tras su experiencia en Bélgica basada en el modelo parisino. Para
Octavio, de todos los paisajes, la parda tierra de Castilla logró traducir el carácter de la
raza austera que la contempla y la vive, el paisaje universalmente español de su alma
torturada y mística. 32
Esta apreciación del paisaje de Castilla como la imagen del alma española, nos recuerda
las palabras de un amigo personal de Octavio, el novelista Manuel Gálvez cuando
caracterizó la obra de Zuloaga como pintor y la diferenció de la producción de Regoyos.

Zuloaga realizó, pues, una revolución en el arte, al mostrarse como el revelador de la España
mística. Ningún pintor, después del Greco, ha expresado con tanta hondura, con tanta fuerza
evocadora, lo fundamentalmente católico del alma española 33.

Los cuadros de Darío de Regoyos están lejos de poseer aquella intensa emoción mística del Greco
o… de la honda y transcendental espiritualidad de Ignacio Zuloaga, — el poeta de la decadencia
española que ha concentrado en tantas obras maestras el alma de la raza, su profundo misticismo,
todas las grandes cualidades de antaño que aún perduran en los viejos pueblos de la ancha
Castilla. 34

Como la ancha Castilla para la madre patria, la pampa era para Pinto la imagen del
paisaje de los argentinos. Octavio encontraba en la extensión ilimitada de la pampa y el
protagonismo de la luz de la llanura, del amanecer y el atardecer, la serenidad y la
austeridad espiritualista que daría un sentimiento del paisaje nacional. Los accidentes y
excesiva naturaleza de las montañas y las selvas, según el pintor de Totoral, disminuían
la potencia de meditación y espiritualidad. 35
En consonancia con la perspectiva de Obligado, Pinto, cuarenta años después,
idealizaba la pampa y su habitantes: el hombre de la pampa, siempre a caballo,
dominando, acariciando con su larga mirada de solitario, esa perenne lejanía que
es…el espejo fiel de su libertad. 36
Pinto encontraba los signos de la identidad nacional en la infinitud y quietud de la
pampa, un medio geográfico, un paisaje que, en la línea de Rojas, determinaba el hábito
contemplativo, austero, silencioso, del hombre que lo habita. Para el pintor cordobés,
los artistas argentinos debían buscar estos signos en el paisaje de la pampa.

32
PINTO, Octavio: op.cit., p19.
33
GÁLVEZ, Manuel: op.cit, p72.
34
GÁLVEZ, Manuel: op.cit, p27.
35
PINTO, Octavio: op.cit., pp20 y 23.
36
PINTO, Octavio: op.cit., p22.
El paisaje es un simple camino abierto hacia el alma; su técnica, una verdadera filosofía de las
voliciones más intrínsecamente unidas a la personalidad espiritual. 37

En otro pasaje de su conferencia, refuerza

la llanura engrandecerá la obra de sus artistas…Aquí será justa aquella frase de Amiel, mas que
nunca verdadera cuando pueda decirse que el paisaje de los argentinos es espejo de serenidad y
fuente de alegría. 38
En una época superficial, como la definía Pinto, en la que se abrían rutas a diferentes
lugares del país para el descubrimiento de los turistas, el fomento de lo pintoresco, lo
singular, lo accesorio, atentaba contra la posibilidad de unificar los diversos aspectos del
paisaje argentino y profundizar en el carácter propio y los atributos necesarios para la
vida interior.
Para Octavio, si bien, las grandes ciudades y la vida moderna habían generado una
nueva belleza, y junto con las máquinas, la velocidad, la fuerza, la electricidad, un
nuevo paisaje, se habían convertido en desiertos para los seres sensibles y exigían para
el espíritu un mundo aparte. 39
Pinto, que por sus expresiones, parecía estar al tanto de la belleza proclamada por los
futuristas, se mostraba renuente a sus postulados. Más próximo al romanticismo de
Amiel resuenan otras palabras del filósofo suizo que Pinto no cita en esta oportunidad,
los paisajes son estados de alma. Para Octavio, el paisaje, particularmente el de la
pampa argentina, representaba un espacio de serenidad y quietud necesario para atenuar
la vida febril del espíritu moderno.
El sentimiento del paisaje no era el del misticismo religioso de Zuloaga, que Gálvez
identifica con el casticismo español, se trata más bien de un sentimiento artístico,
espiritual, una emoción modelada por ese ideal estético nacionalista, por una imagen
que represente lo argentino.
Ya en 1916, Pinto manifestaba su interés por el problema del arte argentino. En la
presentación del catálogo de una muestra de Fray Guillermo Butler, en la que se puede
advertir un conocimiento de la perspectiva de Taine, decía:

El naciente arte argentino encauzado por sendas extrañas, impersonales, se resentía de su falta de
espiritualidad , de su anti-idealismo, de su mal entendido concepto de los clásicos a quienes

37
PINTO, Octavio: op.cit., p23.
38
PINTO, Octavio: op.cit, p29. Henri-Frédéric Amiel (Ginebra, 1821-1881) filósofo, moralista y escritor
suizo, autor de un célebre Diario íntimo, escrito entre 1839 y 1881 y publicado póstumamente en 1884.
39
PINTO, Octavio: op. cit., p25. En junio de ese año Filippo Tomasso Marinetti visita Argentina y
durante su estadía en Córdoba, asiste a la Universidad Nacional de Córdoba.
copiábase servilmente en razón de llegar a producir lo que solo ellos por determinadas leyes de
ambiente y hasta de fisiología, les fue dado expresar… 40

Es desde esa visión del determinismo del ambiente y la raza que Pinto, en el mismo
texto señala que Martín Malharro (Buenos Aires, 1865-1911) era el verdadero artista
argentino, pintor e ideólogo, de un arte nacional:

No hubo una sola alma de pintor que reflejara lo nuestro, y se despojara de la preocupación
académica, de la literatura y de toda receta más o menos inocente. Es necesario llegar a
Malharro, para encontrar un verdadero artista argentino, empapado del aire de la patria, sincero
sin trabas, para mostrar su psiquis. 41

También Rojas, en su Eurindia, consideró a Malharro como el primer pintor de la


historia del arte argentino que inicia, con sus paisajes del Río de la Plata, el proceso de
liberación de las influencias extranjeras que caracterizaban a los artistas precursores. En
ese recorrido Rojas encuentra en las obras paisajísticas y costumbristas de Fader, Quirós
y Bermúdez, la culminación de la escuela euríndica de su tiempo, al conciliar la técnica
europea del plain air y el sentimiento americano. 42
Rojas incluyó el cuadro de Pinto El Numen tutelar de Ongay de 1910 (Figura 5), entre
los cuadros de orientación netamente argentinos junto a “Riña de gallos” de Bermúdez
(Figura 4) y “La pampa” de Quirós. Paradójicamente, para Rojas, Pinto con el Numen,
inmortalizó la montaña. 43 Es posible advertir en estas obras el rastro de la pintura
regionalista española.
En concordancia, una vez más con Rojas, advertimos que en la conferencia, Pinto se
refiere a una teoría clásica del paisaje nacional que podría establecer un esquema,
teniendo en cuenta el punto de su sugestión predilecta hacia las diversas artes. Así
plantea que la pampa, que abarca todo el paisaje argentino, se expresaría cabalmente en
la literatura. La pintura sería el modo de expresión más adecuado de las serranías, el
litoral y las montañas. La música daría el paisaje de las selvas tropicales, los lagos y los
valles andinos. En esta proposición reverbera aquella apreciación de Rojas, que sugiere
que los signos de identidad pueden ser diferenciados en diversas expresiones como la
música, la plástica o la poesía.

40
PINTO, Octavio, en PINTO, Adelina: op.cit., p92.
41
PINTO, Octavio, en PINTO, Adelina: op.cit., p93.
42
OROPEZA, Mariano: op.cit. s/d.
43
“Beca a Octavio Pinto”, La Voz del Interior, 21 de junio de 1916.
Figura 3. Octavio Pinto. Dibujos del Norte argentino, 1923.
Figura 4. Jorge Bermúdez. Riña de gallos, 1912.
Figura 5. Octavio Pinto. Numen tutelar de Ongay, ca.1910.

III. Cierre

La publicación de la conferencia “El paisaje de los argentinos” de Pinto tuvo


repercusión no sólo en la esfera dominante del campo intelectual rioplatense sino
también en los sectores reformistas del ámbito local.
El planteo del interrogante acerca del paisaje más cercano a la presente conciencia
argentina parecía ser un tema vigente para el círculo de letrados reunidos en torno a la
revista fundada en 1907, Nosotros. Un espacio clave en la profesionalización del campo
literario, que contribuyó a la interacción y desenvolvimiento de diferentes generaciones
de escritores, la de fines del siglo XIX, la del Centenario y la de la década de 1920. Un
espacio de consolidación de la tradición que habilitó en su seno, la formación de la
vanguardia, una fuerza impulsada por los intelectuales ligados a la revista Martín Fierro
(1924), quienes pronto colocaron y sostuvieron a Leopoldo Lugones como blanco de su
crítica. 44
La conciencia de Pinto, como vimos, estaba más próxima a la del Centenario. En sus
conferencias y entrevistas recitaba fragmentos poéticos de Lugones, Capdevila, Banchs,
entre otros. Compartía con Gálvez la valoración de la escuela pictórica española y la
necesidad de formular un sentimiento castizo del paisaje para los argentinos. De Rojas,
44
Sarlo nombra artículos, poemas y una antología “ultraístas” de Jorge Luis Borges, Norah Lange,
González Lanuza, entre otros, publicadas en la revista Nosotros, entre 1921 y 1923. Textos que irrumpían
en el núcleo dominante del campo literario desde la marginalidad. En SARLO, Beatriz: op.cit. s/d.
tomaba como referencia su narración histórica de la literatura y la plástica, desde el
origen indígena al cosmopolitismo moderno. Asimismo, coincidía con el ensayista, en
la búsqueda de una estética euríndica que amalgamara la técnica europea y la emoción
americana, “arraigando” las figuras de Malharro, Fader, Quirós, Bermúdez.
Para los reformistas locales, nucleados en torno a Clarín, una revista de crítica y cultura
cordobesa, dirigida por Carlos Astrada (Córdoba, 1894- Bs. As., 1970) en 1926 y Saúl
A. Taborda (Córdoba, 1885-1944) en 1927, la postulación del paisaje de la pampa, una
imagen promovida por Obligado a fines del siglo XIX, resultó no sólo extemporánea, en
el contexto avanzado de la segunda década del siglo XX. Un breve artículo no firmado,
ponía, mordazmente, en cuestión el contenido y la forma confusa de las expresiones de
Don Octavio Pinto, que pinta y escribe:

Sin tiempo para intentar desentrañar de la intensa y confusa exposición las ideas cardinales que
propaga su actor, queremos entresacar de ella uno de los pasajes que más han reclamado nuestra
atención.

Naturalmente, como las condiciones que el Señor Pinto impone al paisaje que corresponde “a la
presente conciencia argentina” son de las más claras y accesibles del mundo- el paisaje debe
saber hablar con tranquilidad y franqueza; debe conocer a fondo la ética de Kant y la de nuestros
días y debe saber escuchar y entender en voz baja, cosa más simple de lo que parece- se apresura
a señalarnos cuál es, en nuestra realidad geográfica, dicho paisaje: es el de la pampa.

Nuestras opiniones estéticas son un tanto diversas de las que enseña el señor Pinto. Nosotros, que
no exigimos tanto a nuestro paisaje, pensamos que lo que nos hace falta es una buena policía
literaria. 45

El alias de poeta pintor que Gálvez y Rojas, y otros muchos críticos, dieron a Octavio,
una joven promesa, se había convertido “generacionalmente” en Don Pinto, un
representante de la tradición consolidada del criollismo bajo la mirada de Clarín. Tal
como lo plantea Sarlo, el cambio estético e ideológico no se produce en un vacío social.
En consonancia con la vanguardia martinfierrista, Clarín critica de manera irreverente,
y justificadamente, la calidad argumentativa y retórica de la conferencia de Pinto sobre
el paisaje, haciendo manifiesta su divergencia ideológica y la distancia trazada dentro
del campo cultural local, entre Octavio y algunos de sus compañeros de juventud, como
Carlos Astrada, en el transcurso de una década.

45
“El paisaje de los argentinos” en Clarín, Año II, nº8, 1927.
Bibliografía
AGÜERO, Ana Clarisa: El espacio del arte. Una microhistoria del Museo Politécnico
de Córdoba entre 1911 y 1916, Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 2009.
ALTAMIRANO, Carlos y SARLO, Beatriz: Ensayos argentinos. De Sarmiento a la
vanguardia, Buenos Aires, Espasa Calpe/Ariel, 1997.
MALOSSETTI COSTA, Laura: Los primeros modernos. Arte y sociedad en Buenos
Aires a fines del siglo XIX, Buenos Aires, FCE, 2003.
OROPEZA, Mariano: “La estética euríndica de Ricardo Rojas. Los avatares de la
identidad latinoamericana”, en II Jornadas de Historia del Arte Argentino, La Plata, 15 y
16 de octubre de 2004.
PENHOS, Marta: “Nativos en el Salón. Artes Plásticas e identidad en la primera mitad
del siglo XX” en PENHOS, Marta y WESCHLER, Diana: Tras los pasos de la norma.
Salones nacionales de Bellas Artes (1911-1989), Bs. As., Ed. El jilguero, 1999.
PINTO, Adelina: Ensayo biográfico de Octavio Pinto, Córdoba, Dirección General de
Publicaciones, UNC, 1973.
PINTO, Octavio: El paisaje de los argentinos, Revista Nosotros, Bs. As., Instituto
Popular de conferencias, 1928.

Artículo publicado:
ZABLOSKY, Clementina. Octavio Pinto. Reflexiones sobre el paisaje. En AVANCES, Revista de Artes
del Centro de Producción e Investigación en Artes, Facultad de Artes. Universidad Nacional de Córdoba.
2018-2019. Nº 28, pp295-311. ISSN 1667-927X.

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