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Corte Suprema
04/01/1989
Cita Westlaw Chile: J5026/1989

SUMARIO

La cláusula, pactada en el contrato de concesión de un casino, en que el nuevo


concesionario se obliga a contratar y mantener durante el tiempo que dura la con-
cesión al mismo personal preexistente y a respetar todas sus garantías laborales
adquiridas, especialmente los años de servicios, constituye la aplicación de la figu-
ra jurídica de la estipulación en favor de otro que contempla el art. 1449 del Código
Civil, la que debe tenerse por aceptada tácitamente por los trabajadores al pre-
tender seguir laborando para el nuevo empleador y, en forma expresa, al reclamar
ante la Inspección del Trabajo, lo que significa que la citada cláusula se haya hecho
irrevocable

TEXTO COMPLETO

Corte Suprema, 4 de enero de 1989


La Corte Suprema, conociendo del recurso de queja:
Vistos y teniendo presente:
1°. Que del expediente traído a la vista constan los siguientes hechos:
a) Que los actores se desempeñaban como trabajadores del Casino Munici-
pal de Juego de Arica, tanto en sus salas de juego como en los comedores, con
contratos vigentes desde 1963, 1965, 1969, 1972, 1974 y 1984, respectivamente
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b) Que la concesión de dichos servicios fue otorgada a la sociedad “Miguel


Nasur y Cía.” a partir del 1° de febrero de 1986.
c) Que el anterior concesionario de dichos establecimientos lo fueron las
empresas Sociedad Turismo y Atracciones Ltda. y Luis Contreras Cáceres.
d) Que al hacerse cargo de la administración la nueva concesionaria no
mantuvo los contratos de trabajo de los demandantes, quienes dedujeron de-
manda por despido injustiicado;
2°. Que según se desprende de las escrituras corrientes a fojas 22 y 32 de los
autos traídos a la vista, el día 30 de diciembre de 1985 la Ilustre Municipalidad
de Arica celebró sendos contratos de concesión con la Sociedad Miguel Nasur
y Cía., en virtud de los cuales la primera da en concesión a ésta la sala de juego
del Casino Municipal y de los comedores de dicho establecimiento a partir del
primero de febrero de 1986 y hasta el 31 de diciembre de 1990. Se estipuló en sus
cláusulas que el concesionario debía someterse a las disposiciones legales que
regulan la negociación colectiva debiendo mantenerse los convenios vigentes
con el personal que labora en el Casino, hasta su vencimiento. Además, se dis-
puso que el concesionario estará obligado a contratar y mantener durante el
tiempo que dure la concesión el mismo personal de la actual administración,
respetándoles todas las garantías laborales adquiridas, especialmente los años
de servicios de acuerdo a las normas legales vigentes. Por otra parte, en los con-
tratos de negociación colectiva que rolan a fojas 36 y 41 de esos autos celebrados
con anterioridad al cambio de concesión, pero cuya vigencia era hasta el año
1987, los involucrados en él convinieron sistemas de indemnización por años de
servicios por causales especíicas de terminación de contrato de trabajo;
3°. Que los actores, demandaron a la sociedad Miguel Nasur y Cía. por des-
pido injustiicado pese a que esta sociedad que no los había contratado no pudo
formalmente poner término a la relación laboral, sin embargo es el caso, que en
la demanda se explica claramente, que la demandada en una situación de he-
cho incumplió sus obligaciones legales y contractuales, al no contratar y man-
tener en sus labores a los actores en la misma empresa en que éstos desde hacía
varios años laboraban, de tal modo que esta situación implicaba poner in a esta
relación laboral fuera de los casos previstos por la ley;
4°. Que conforme a los contratos de concesión antes referidos, la demanda-
da se encontraba obligada a respetar los derechos laborales de los trabajadores
del establecimiento comercial del cual se hacía cargo, obligación que implica-
ba mantener los contratos de trabajo y acatar los convenios colectivos que los
trabajadores tenían vigentes a la fecha del cambió de concesión, por lo que el
hecho de no contratar a los actores implicaba necesariamente, poner término
a dichos contratos laborales en forma injustiicada, por lo que los demandan-
tes tienen derecho por esta circunstancia de despido a obtener las indemniza-
ciones por años de servicio y desahucio que les otorga la ley. Por lo demás, de
acuerdo a la declaración efectuada en la Inspección del Trabajo de Arica y que
corre a fojas 47 del proceso traído a la vista, la demandada adujo razones que
constituyen causales de despido, para no contratar a los actores, lo cual deter-
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mina que su voluntad fue poner término a la vinculación laboral que tenían
estos trabajadores en la empresa en la cual laboraban;
5°. Que lo expuesto precedentemente, al respetar un contrato válidamente
celebrado, en que en una de sus cláusulas se beneició a terceros, constituye
la aplicación de la igura jurídica de la estipulación en favor de otro que con-
templa el artículo 1449 del Código Civil, la que fue aceptada tácitamente. por
los trabajadores al pretender seguir laborando con la nueva concesionaria y ex-
presamente también al reclamar luego a la Inspección del Trabajo, por lo que
en este evento dicha cláusula se tornó irrevocable, obligando de este modo a la
sociedad demandada a respetar dichas estipulaciones y, al no hacerlo, implíci-
tamente ha de entenderse que se ha producido el desahucio de los contratos, los
que por tratarse de plazo indeinido, la obligan a las indemnizaciones que pre-
vé el artículo 19 del Decreto Ley 2.200, con la salvedad que se dirá más adelante
del demandante Gildo Cánepa;
6°. Que también resulta aplicable al presente caso, a mayor abundamiento,
lo previsto en el inciso segundo del artículo 4° del Decreto Ley 2.200, que pre-
ceptúa que “las modiicaciones totales o parciales relativas al dominio, pose-
sión o mera tenencia de la empresa no alterarán los derechos y obligaciones de
los trabajadores emanados de sus contratos individuales o de los instrumentos
colectivos del trabajo, que mantendrán su vigencia y continuidad con el o los
nuevos empleadores”, ya que si bien esta norma fue introducida por la Ley Nº
18.018, cuyo artículo 1° transitorio dispuso que los trabajadores contratados en
cualquier fecha anterior a la vigencia de esta Ley quedarán sujetos al régimen
de terminación individual del contrato de trabajo establecido en las disposicio-
nes permanentes del texto primitivo del D.L. 2.200, que no contemplaba aquel
beneicio, puesto que los actores tenían contratos celebrados con anterioridad
al 14 de agosto de 1981. Es lo cierto que la limitación de vigencia de la norma del
artículo 4° inciso 2° del Decreto Ley 2.200, ha de entenderse referido únicamen-
te a las disposiciones contenidas en el régimen de terminación individual del
contrato de trabajo, o sea, aquellas previstas en el título I de dicho cuerpo legal,
resultando aplicable en consecuencia las reformas producidas a esta ley a los
otros títulos de ella, en especial la de su título preliminar. De tal manera, que
habiéndose producido el desahucio, en la forma señalada en el motivo anterior
en 1986, correspondía aplicar en toda su amplitud el inciso 2° del artículo 4° del
Decreto Ley 2.200, hoy del Código del Trabajo;
7°. Que de las alegaciones efectuadas por la sociedad demandada, para no
contratar a los actores, sólo resultaba plausible lo aducido respecto de Gildo Cá-
nepa Pesce, pero sólo en el sentido de poner término del contrato, conforme al
texto primitivo del artículo 17 del Decreto Ley 2.200, hoy derogado, pero que es
aplicable al caso por la fecha del contrato de trabajo, ya que éste era un emplea-
do de la exclusiva conianza de su empleador, lo que se demuestra con el con-
trato de trabajo de fojas 63 del proceso traído a la vista, el cual deja constancia
que este trabajador fue contratado como gerente, en las escrituras de mandato
de fojas 93 y 95 y en el contrato de negociación colectiva de fojas 36 en el cual
este actor actuó en representación de la empresa en dicho convenio, todo lo cual
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demuestra que este empleado tenía labores de administración y de representa-


ción de gran importancia, como para estimar que era de la exclusiva conianza
de su empleadora. En este caso, el señor Cánepa tiene derecho, conforme a esta
norma, a una indemnización equivalente a la última remuneración mensual
devengada, esto es la cantidad de $ 114.735 señalada en la demanda;

8°. Que en relación a los demandantes Miguel Rojas, Lisandro Soza, Wen-
ceslao Calderón, Ongolmo Rojas y Haroldo Castañeda, a quienes se les observa
el hecho, también, de ser empleados de la exclusiva conianza de la emplea-
dora, dicha vinculación no quedó probada, porque los mandatos que corren a
fojas 93 y 95 de los autos respectivos, son de relativa importancia toda vez que
para actuar en representación de su mandante en determinadas actividades de
administración deben actuar en conjunto con otros apoderados;

9°. Que en resumen, resultando acreditado el despido injustiicado de los


actores con excepción del señor Cánepa, la demandada estaba obligada a pagar
a aquellos la indemnización por años de servicios y de desahucio, en la forma
pedida en la demanda de autos, con los reajustes e intereses previstos en el ar-
tículo 21 inciso primero del Decreto Ley 2.200;

10. Que de este modo los jueces recurridos, al conirmar el fallo de primer
grado, desechando la demanda laboral, han cometido falta que es necesario
corregir por esta vía.

Y visto, además, lo dispuesto en los artículos 540 y 549 del Código Orgánico
de Tribunales, se acoge el recurso de queja deducido a fojas 24 en representa-
ción de don Gildo Cánepa Pesce y otros, sólo en cuanto se deja sin efecto la sen-
tencia de veintitrés de agosto pasado, escrita a fojas 147 de los autos traídos a la
vista y revocándose la de fojas 127 de veintiocho de mayo último, se declara:

Que se acoge la demanda deducida a fojas 48, en cuanto se otorga a los de-
mandantes, con excepción de Gildo Cánepa Pesce, las indemnizaciones por
años de servicios y de desahucio demandadas en los párrafos I Nº V de dicho
libelo y que el señor Cánepa debe ser indemnizado únicamente con la suma de
$ 114.735. Que a estas cantidades se les debe agregar los reajustes e intereses en
los términos del inciso primero del artículo 164 del Código del Trabajo y que no
habiendo sido vencida totalmente la demandada queda eximida del pago de las
costas.

Víctor M. Rivas del C, Servando Jordán L., Osvaldo Faúndez V., Cecil Che-
llew C. y Walter Riesco S.

La Corte de Apelaciones de Arica, informando el recurso de queja:

Cúmplenos informar a V.E. el recurso de queja rol Nº 8.437, interpuesto por


don Miguel Villarroel Serrano en representación de Gildo Cánepa Pesce y otros,
el que incide en los autos rol Nº 1.170 del Tercer Juzgado de Letras de esta ciu-
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dad, caratulados “Gildo Cánepa Pesce y otros en contra de la Sociedad Miguel


Nasur y Cía”, sobre despido injustiicado.

Nos reprocha el quejoso falta o abuso al dictar la sentencia que conirmó la


de primer grado, en que se niega lugar a la demanda de los actores.

Básicamente, V.E., el recurrente apoya su reclamo en los mismos términos


en que fundamentó la demanda laboral, sin agregar ningún antecedente o ra-
zonamiento nuevo, los que tanto en la sentencia del Juzgado y en la de esta Cor-
te ponderamos resolviendo en deinitiva de la forma que agravia a los actores.

Así las cosas, V.E., en primer lugar establecimos como hechos de la causa
que los recurrentes iniciaron juicio sobre “despido injustiicado”, y no, como
ahora pretenden, juicio ordinario de indemnización de perjuicios, y es por ello
que la primera idea que adujimos fue que “las prestaciones cuyo cobro se per-
sigue presuponen como fundamento básico la existencia de un contrato de tra-
bajo que habría sido infringido por el empleador al ponerle término en forma
ilegal”.

Como tal no es el caso, puesto que los propios actores reconocieron expre-
samente que el demandado “no los contrató”, lo cual está de acuerdo con lo
alegado por el demandado, concluimos en que “en la especie no hubo acuerdo
de voluntades sobre los hechos que perfeccionan un contrato”.

Creemos, V.E., que el recurrente equivocó la acción, pues si bien del contra-
to de concesión del Casino Municipal, de donde nacería la posible obligación
con los demandantes, ella dice relación con “contratar y mantener el antiguo
personal”, y como ya adelantamos, tal acuerdo de voluntades no se produjo y,
por ende, las infracciones que reprochan a la empresa demandada dicen rela-
ción con capítulos absolutamente diferentes a la forma en que lo demandaron.

En in, V.E., los latos argumentos del quejoso relativos a la legislación aplica-
ble en la especie, como el hecho nuevo alegado en orden a que en el presupuesto
municipal se contempla el pago de indemnizaciones por años de servicios a los
obreros, no tiene relación alguna con los hechos básicos del juicio laboral que
motiva el recurso en informe, y por el contrario, evidencia la errada forma en
que los trabajadores han recurrido a la justicia para defender sus derechos.

En atención a lo explicado, V.E., nos permitimos acompañar a este informe


copia de las sentencias que motiva el recurso, pues allí se contienen los fun-
damentos de lo que resolvimos y que quien ahora recurre a esa Excelentísima
Corte los ataca sin aportar nada nuevo a lo debatido.

Creemos, V.E., que la “sensibilidad de las normas laborales” que alega el re-
currente no es un antecedente que nos permita adoptar nuestras resoluciones
pasando por sobre el mérito de autos y la legislación que nos es obligatorio apli-
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car y por ello tampoco estimamos que de alguna manera comprometiéramos la


“imagen de nuestros Tribunales”.

Hernán Olote M., Adela Manquilef V., Andrés Díaz C, Hugo Neira C.

La Corte de Apelaciones de Arica, conociendo en segunda instancia:

Arica, veintitrés de agosto de mil novecientos ochenta y ocho.

Vistos:

Se reproduce la sentencia en alzada, pero sin sus fundamentos cuarto,


quinto y sexto, que se suprimen, y

Teniendo, además, presente:

1°. Que tendiente a establecer claramente los hechos de esta causa debe
puntualizarse que la demanda de fs. 48 lo es por despido injustiicado y, por
ende, las prestaciones cuyo cobro se persigue presuponen como fundamento
básico la existencia de un contrato de trabajo que fue infringido por el emplea-
dor al ponerle éste término en forma ilegal.

2°. Que, dentro de este orden de ideas, debe aceptarse que dicha relación
laboral no llegó a formarse, puesto que los mismos actores se apresuran a infor-
mar que “la situación de facto creada por la demandada al prescindir de nues-
tros contratos de trabajo mediante el simple expediente de no contratarnos,
aduciendo que se trata de cargos de exclusiva conianza del anterior concesio-
nario, viola las normas legales. . .”.

Por otra parte, la empresa demandada también airma que “jamás los ha
contratado. . .”, reiriéndose a los actores, con lo cual como se dijo resulta un
hecho de la causa plenamente establecido que no hubo en la especie el acuerdo
de voluntades que básicamente perfecciona un contrato;

3°. Que tampoco resulta útil para las pretensiones de los actores apoyarse
en el contrato de “Concesión del Casino Municipal de Arica a la Soc. Miguel
Nasur y Compañía”, puesto que según se lee en la estipulación vigésimo cuarta,
letra “d”, del referido instrumento, “el concesionario estará obligado a contratar
y mantener durante el tiempo que dura la concesión, al mismo personal. . .”.

Es decir, la obligación básica es “contratar” y no, como equivocadamente


lo expresa la demanda, “mantener y contratar al antiguo personal”, distinción
que resulta fundamental para los efectos perseguidos, puesto que el segundo
presupuesto obviamente requiere previamente del primero.

No se ve cómo, entonces, se podría mantener la vigencia de un contrato que


no se ha celebrado, motivándose de esta misma forma el incumplimiento, por
parte de los actores, de su principal obligación consistente en señalar la causal
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supuestamente infringida por el demandado al poner término a sus contratos


de trabajo en forma injusta;
4°. Que por las razones anotadas no resulta pertinente entrar a ponderar
la posible existencia de alguna relación contractual entre los demandantes y
terceros ajenos a este juicio, como lo sería el ex concesionario del Casino Mu-
nicipal, o el carácter o condiciones de antiguas vinculaciones laborales, puesto
que con ello se atentaría contra principios fundamentales referentes a la com-
petencia jurisdiccional;
5°. Que, en in, al haber fundamentado los actores todos los pagos que de-
mandaron en obligaciones propias de la existencia de un contrato de trabajo, al
no haberse probado este último, tampoco es dable condenar a la demandada a
satisfacerlos;
Por estas consideraciones y lo dispuesto en el artículo 439 del Código del
Trabajo, se conirma la sentencia de fecha veintiocho de mayo de 1988, escrita a
fojas 127, sin costas, por haberse alzado con motivo plausible.
Redacción del ministro don Hernán Olate Meló.
Hernán Oíate M., Andrés Díaz C, Adela Manquilef V., Hugo Neira C.
El juez titular del Tercer Juzgado de Letras de Arica:
Arica, veintiocho de mayo de mil novecientos ochenta y ocho.
Vistos:
Don Gildo Cánepa Pesce, Miguel Rojas Rojas, Lisandro Soza Soto, Víctor
Araya González, Haroldo Castañeda Santibáñez, Ongolmo Rojas Peñaranda,
Wenceslao Calderón Duran y Jaime Ortuño Gómez, todos sin ocupación, do-
miciliados para estos efectos en calle Manuel Rodríguez Nº 77, Depto. Nº 33
de esta ciudad, interponen a fojas 48, demanda en juicio ordinario del trabajo
en contra de la sociedad Miguel Nasur y Cía., representada por su gerente don
Carlos Torres Kameid, comerciante, domiciliado en calle Velásquez Nº 955 de
esta ciudad, a objeto de que se declare la obligación que tienen de cancelarles
las indemnizaciones que legalmente les corresponden como otros beneicios
que demandan.
Fundamentan su demanda expresando que don Gildo Cánepa Pesce fue
contratado desde el 1° de octubre de 1960, y su último sueldo ascendía a la suma
de $ 114.735; don Miguel Rojas Rojas fue contratado el 1° de enero de 1965, y
su último sueldo ascendía a la suma de $ 115.599; don Lisandro Soza Soto fue
contratado el 1° de diciembre de 1963 y su último sueldo ascendía a la suma de
76.115 pesos; don Víctor Araya González fue contratado el 12 de septiembre de
1972, y su último sueldo ascendía a la suma de $ 29.680; don Haroldo Castañeda
Santibáñez fue contratado el 1° de junio de 1974, y su sueldo ascendía a la suma
de $ 40.397; don Ongolmo Rojas Peñaranda fue contratado el 8 de enero de 1969,
y su último sueldo ascendía a la suma de $ 26.639; don Wenceslao Calderón Du-
ran fue contratado el l9 de julio de 1965, y su último sueldo ascendía a la suma
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de $ 26.639; y don Jaime Ortuño Gómez fue contratado el 1° de enero de 1984, y


su último sueldo ascendía a la suma de $ 17.432. Consta de los certiicados que
acompañan que, a petición de ellos, la Inspección del Trabajo de Arica requirió
a la irma Miguel Nasur y Cía., a in de que deiniera la situación laboral. Como
se puede advertir, la empresa demandada puso in a sus contratos de trabajo
fuera de los casos previstos por la ley, por lo que ha incurrido en despido injusti-
icado, contraviniendo obligaciones legales y contractuales que expresamente
pasan a demostrar: El Casino Municipal de Arica es una empresa municipal, de
acuerdo con lo que dispone el inciso inal del artículo 3° del D.L. 2.200, toda vez
que el establecimiento, útiles y enseres son de propiedad de la I. Municipalidad,
la que entregó en concesión a la irma demandada la explotación de la sala de
juegos y comedores con fecha 31 de enero del año en curso, repartiéndose las
utilidades en un 90% para la Corporación edilicia y en un 10% para la sociedad
concesionaria.
El carácter de empresa municipal del establecimiento denominado Casino
Municipal de Arica le hace aplicable el inciso 2° del artículo 4° del D.L. 2.200, el
que a la letra dice: “Las modiicaciones totales o parciales relativas al dominio,
posesión o mera tenencia de la empresa no alterarán los derechos y obligacio-
nes de los trabajadores emanados de sus contratos individuales o de los instru-
mentos colectivos del trabajo, que mantendrán su vigencia y continuidad con el
o los nuevos empleadores”, es de incumplimiento de obligaciones legales.
Dicho principio legal fue reconocido plenamente por la I. Municipalidad de
Arica y la irma concesionaria “Nasur y Cía.”, las incorporaron como obligación
contractual a los contratos de concesión suscritos por ellos, según consta en
las escrituras públicas de fecha 30 de diciembre de 1985, ante el notario Víctor
Warner Sarria, que se reieren a la concesión de la I. Municipalidad de Arica,
para la explotación de la sala de juegos y comedores del Casino Municipal, a la
sociedad demandada. En la forma antes dicha, en el contrato de concesión para
la explotación de la sala de juegos la sociedad demandada, en la cláusula 24 le-
tra d, se compromete a mantener y contratar el mismo personal de la concesión
anterior, obligándose “a someterse a las disposiciones legales que regulan la
negociación colectiva debiendo mantenerse además los convenios vigentes con
el personal que labora en el Casino hasta su vencimiento. El concesionario es-
tará obligado a contratar y mantener durante el tiempo que dure la concesión el
mismo personal de la actual concesión, respetándose todas sus garantías labo-
rales adquiridas, especialmente los años de servicios, de acuerdo a las normas
legales vigentes”. En relación con el contrato de concesión para la explotación
de los comedores del Casino Municipal de Arica, la cláusula 5a letra p) estable-
ce: “El concesionario estará obligado a contratar y mantener durante el tiempo
que dure la concesión, el mismo personal de la actual concesión, más todas
las garantías laborales adquiridas por dicho personal, especialmente los años
de servicios, de acuerdo a las normas legales vigentes”. En conclusión, la situa-
ción de facto creada por la demandada al prescindir de los contratos de traba-
jo mediante el simple expediente de no contratarlos aduciendo el pretexto de
que ocupaban cargos de exclusiva conianza del anterior concesionario, viola
las normas legales expresadas y afecta sus derechos, toda vez que no se invoca
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causa legal que dé término al contrato de trabajo, por lo qué se ha producido el


despido injustiicado de lo que se reclama en la presente demanda. Por lo que
procede, de conformidad con el artículo 10 del D.L. 2.200, en relación con el
artículo 19 del mismo cuerpo legal, que US. ordene pagar las indemnizaciones
por años de servicios que le corresponden conforme a la siguiente pauta:
1. Gildo Cánepa Pesce, 25 años de servicios, último sueldo $ 114.735, indem-
nización $ 2.868.375.; 2. Miguel Rojas Rojas, 21 años de servicios, último sueldo
$ 115.599, indemnización $ 2.247.579; 3.
Lisandro Soza Soto, 23 años de servicios, último sueldo $ 76.115, indem-
nización $ 1.750.645.; 4. Víctor Araya González, 14 años de servicios, último
sueldo $ 29.680, indemnización $ 415.520.; 5.Haroldo Castañeda Santibáñez, 13
años de servicios, último sueldo $ 49.397, indemnización $ 642.161.; 6. Ongolmo
Rojas Peñaranda, 17 años de servicios, último sueldo $ 26.639, indemnización
$ 452.863.; 7. Wenceslao Calderón Durárí, 21 años de servicios, último sueldo $
26.639, indemnización $ 559.419.; 8. Jaime Ortuño Gómez, 2 años de servicios,
último sueldo $ 17.432, indemnización $ 34.864.
La irma demandada no les ha pagado los sueldos que corresponden a los
días comprendidos entre el 1° de febrero y el día 10 del mismo mes, fecha en
la que se produjo el despido, conforme lo señala la declaración certiicada por
el Sr. Inspector Provincial del Trabajo de Arica, lo que asciende en total a $
356.236. Dada la continuidad de los contratos de trabajo que les asegura la ley,
la irma demandada les adeuda por concepto de un mes de sueldo por no haber
hecho uso de feriado legal o vacaciones y a $ 356.236 el valor proporcional por el
tiempo trabajado. Un doceavo por gratiicación proporcional a los meses traba-
jados ascendente a $ 36.416. Indemnización por desahucio, en reemplazo de los
30 días de aviso equivalente a la última remuneración imponible ascendente a
la suma de $ 356.236. Sin perjuicio de las pautas presentadas, dichas sumas en
su oportunidad serán liquidadas por el secretario del Tribunal, incluyendo los
reajustes e intereses conforme a la Ley. Les adeudan imposiciones que corres-
ponden a los días 1° de febrero al 10 del mismo mes, más las que se devenguen
durante el juicio, incluyendo reajustes, intereses y multas que sean procedentes
conforme a derecho. Por las razones expuestas y en conformidad a lo previsto
en el artículo 5° letra a) del D.L. 3.648 inciso 2° del artículo 4, 16 y 19 del D.L.
2.200; solicitan tener por interpuesta demanda en juicio del trabajo y acogerla
con expresa condenación en costas.
Acompañan a su libelo de demanda los documentos que rolan de fojas 1 a
fojas 47, con citación. A fojas 58 y siguientes rola el acta del comparendo de estilo
a que fueron citadas las partes, el que se celebró con la asistencia de los apode-
rados de ambas partes. En tal audiencia, la demandante ratiicó la demanda en
todas sus partes y solicitó que se diera lugar a ella en la forma pedida, con cos-
tas. La parte demandada, contestando la demanda, expresó que ella es absur-
da, puesto que nunca se celebró contrato alguno de trabajo con ninguno de los
demandantes y resulta de perogrullo que para poder despedir a un trabajador
previamente se le haya contratado, lo que en la especie, reitera, no ha ocurrido.
Y en cuanto al supuesto incumplimiento de obligaciones legales señaladas en
952 O/E    

la demanda, que de conformidad a la Ley Nº 18,018, artículo 1° transitorio, los


trabajadores contratados con anterioridad al Decreto Ley Nº 2.200 del año 1978,
el cual no incluía el citado inciso 2° del artículo 4°, el cual fue agregado preci-
samente por la Ley N° 2.200 en la totalidad de los demandantes, con la única
excepción de don Jaime Ortuño Gómez, el que fue contratado por la empresa
(Luis Contreras Cáceres con fecha posterior a la señalada, pero) Sociedad Tu-
rismo y Atracciones Ltda., lo cual demuestra con mayor razón la imposibilidad
de acceder a la demanda. En el caso de los señores demandantes Gildo Cáne-
pa, Miguel Rojas y Lisandro Soza, se trata de trabajadores que desempeñaban
los cargos de gerente, contralor y tesorero de la empresa “Luis Contreras Cáce-
res y Cía.”, de tal modo que a ellos les resulta plenamente aplicable el artículo
17 del Decreto Ley Nº 2.200 en lo que respecta a sus términos de contrato de
trabajo. En lo que respecta a los trabajadores Wenceslao Calderón, Ongolmo
Rojas y Haroldo Castañeda, la situación resulta más improcedente, por cuan-
to ellos son trabajadores de la Sociedad Turismo y Atracciones Ltda., sociedad
que se mantiene plenamente vigente y en la cual los trabajadores ocupaban los
cargos de bodeguero, adicionista y jefe de personal. A estos trabajadores, más
don Jaime Ortuño Gómez, la empresa Miguel Nasur y Cía., no los ha contratado
como trabajadores, y puesto que ellos se desempeñaban en los comedores del
casino, tampoco les resulta aplicable el artículo 4° inciso 2° del Decreto Ley N°
2.200, por cuanto no existió continuidad alguna entre la Sociedad Turismo y
Atracciones Ltda. y la sociedad demandada, toda vez que la primera cesó en sus
funciones con fecha 31 de enero de 1986 y la sociedad demandada comenzó sus
funciones en los comedores con fecha 4 de febrero de 1986, habiéndose contra-
tado a la mayoría del personal que labora actualmente con esa misma fecha.
Por último, maniiesta a U.S. que los contratos celebrados por los demandantes
fueron suscritos con el empleador Luis Contreras Cáceres.
En lo que respecta a sueldos supuestos, feriado legal o vacaciones, grati-
icaciones, indemnizaciones por desahucio e imposiciones que se devenguen
durante este juicio, la parte demandada solicita el rechazo de lo pedido de ple-
no derecho, por no corresponder a ninguna norma legal vigente que permita
acceder siquiera medianamente a lo solicitado. Además que, en todo caso, la
empresa Miguel Nasur y Cía. debe efectuar sus liquidaciones de gratiicaciones
en el mes de mayo de 1987 y por el período comprendido entre febrero de 1986 y
la presentación de balance al 31 de diciembre de 1987, es decir, todo un período
en el cual los actores no fueron ni han sido trabajadores de la empresa.
El tribunal, conforme a la ley, procedió a llamar a las partes a un aveni-
miento, el que no se produjo, por lo que el mismo Tribunal ija los puntos de
prueba pertinentes en fojas 97 en su continuación.
Las partes no rinden prueba testimonial, rolando a continuación la docu-
mental de la parte demandante, en lo que reitera y pide que se tengan presen-
tes todos los documentos acompañados en el primer otrosí de la demanda, así
como la resolución recaída en esa solicitud. La parte demandada acompaña
J E 953

documentos rolantes de fojas 63 a fojas 96, con citación y bajo el apercibimiento


del artículo 346 N° 3| del Código de Procedimiento Civil.
A fojas 100 rola escrito del Conservador y Archivero Judicial, con citación.
A fojas 102, 103, 104, 105, 106, 107, 108, rolan informes de la Inspección Pro-
vincial del Trabajo, con citación. A fojas 110 rola informe del Servicio de Im-
puestos Internos, con citación.
A fojas 124, roja informe del Servicio de Impuestos Internos, con citación.
A fojas 126 se trajeron los autos para oír sentencia.
Considerando:
Primero: Que en estos autos a fs. 78 don Gildo Cánepa Pesce, Miguel Rojas
Rojas, Lisandro Soza Soto, Víctor Araya González, Haroldo Castañeda Santi-
báñez, Ongolmo Rojas Peñaranda, Wenceslao Calderón Duran y Jaime Ortu-
ño Gómez, interponen demanda en juicio del trabajo en contra de la sociedad
Miguel Nasur y Cía., representada por su gerente don Carlos Torres Kameid,
comerciante, pidiendo que se les condene al pago de las indemnizaciones que
legalmente les corresponden como otros beneicios que demandan.
Basan la acción en el hecho de que don Gildo Cánepa Pesce fue contrata-
do desde el 1° de octubre de 1960, y su último sueldo ascendía a la suma de
$ 114.735; don Miguel Rojas Rojas fue contratado el 1° de enero de 1965, y su
último sueldo ascendía a la suma de $ 115. 599; don Lisandro Soza Soto fue con-
tratado el 19 de diciembre de 1963, y su último sueldo ascendía a la suma de $
76.115; don Víctor Araya González fue contratado el 12 de septiembre de 1972, y
su último sueldo ascendía a la suma de $ 29.680; don Haroldo Castañeda Santi-
báñez fue contratado el 1° de junio de 1974, y su sueldo ascendía a la suma de $
40.397; don Ongolmo Rojas Peñaranda fue contratado el 8 de enero de 1969, y su
último sueldo ascendía a la suma de $ 26.639; don Wenceslao Calderón Duran
fue contratado el 1° de julio de 1965, y su último sueldo ascendía a la suma de $
26.639; y don Jaime Ortuño Gómez fue contratado el 1° de enero de 1984, y su úl-
timo sueldo ascendía a la suma de $ 17.432 pesos. Consta de los certiicados que
acompañan que a petición de ellos la Inspección del Trabajo de Arica requirió a
la irma Miguel Nasur y Cía., a in de que deiniera la situación laboral; como se
puede advertir, la empresa demandada puso in a sus contratos de trabajo fuera
de los casos previstos por la ley, por lo que ha incurrido en despido injustiicado,
contraviniendo obligaciones legales y contractuales que expresamente pasa a
demostrar: el Casino Municipal de Arica es una empresa municipal, de acuer-
do con lo que dispone el inciso inal del artículo 3° del D.L. 2.200, toda vez que
el establecimiento, útiles y enseres son de propiedad de la I. Municipalidad, la
que entregó en concesión a la irma demandada la explotación de las salas de
juegos y comedores con fecha 31 de enero del año en curso, repartiéndose las
utilidades en un 90% para la corporación edilicia y en un 10% para la sociedad
concesionaria. El carácter de empresa municipal del establecimiento denomi-
nado Casino Municipal de Arica le hace aplicable el inciso 2° del artículo 4° del
D.L. 2.200, el que a la letra dice: “Las modiicaciones totales o parciales relativas
954 O/E    

al dominio, posesión o mera tenencia de la empresa no alterarán los derechos


y obligaciones de los trabajadores emanados de sus contratos individuales o de
los instrumentos colectivos del trabajo, que mantendrán su vigencia y conti-
nuidad con el o los nuevos empleadores”, es de incumplimiento de obligaciones
legales. Dicho principio legal fue reconocido plenamente por la I. Municipa-
lidad de Arica y la irma concesionaria “Nasur y Cía.” las incorporaron como
obligación contractual a los contratos de concesión suscritos por ellos, según
consta de las escrituras públicas de fecha 30 de diciembre de 1985, ante el No-
tario Víctor Warner Sarria, que se reieren a la concesión de la I. Municipalidad
para la explotación de la sala de juegos y comedores del Casino Municipal, a
la sociedad demandada; en la cláusula 24 letra d), se compromete a mantener
y contratar el mismo personal de la concesión anterior, obligándose “a some-
terse a las disposiciones legales que regulan la negociación colectiva, debién-
dose mantenerse además los convenios vigentes con el personal que labora en
el Casino hasta su vencimiento. El concesionario estará obligado a contratar
y mantener durante el tiempo que dure la concesión, el mismo personal de la
actual concesión, respetándose todas sus garantías laborales adquiridas, espe-
cialmente los años de servicios, de acuerdo a las normas legales vigentes. En
relación con el contrato de concesión para la explotación de los comedores del
Casino Municipal, la cláusula 5a, letra p), establece: “El concesionario estará
obligado a contratar y mantener el tiempo que dure la concesión”.
Por lo que procede que de conformidad con el artículo 10, D.L. 2.200, en
relación con el artículo 1° del mismo cuerpo legal, que U.S. ordene pagar las
indemnizaciones por años de servicios que les corresponden, conforme a la
siguiente pauta: 1) Gildo Cánepa Pesce, 25 años de servicios, último sueldo $
114.735, indemnización 2.868.375 pesos; 2) Miguel Rojas Rojas, 21 años de ser-
vicios, último sueldo $ 115.599, indemnización $ 2.427.579; 3) Lisandro Soza
Soto, 23 años de servicios, último sueldo $ 76.115, indemnización $ 1.750.645; 4)
Víctor Araya González, 14 años de servicios, último sueldo $ 29.680, indemni-
zación $ 415.520; 5) Haroldo Castañeda Santibáñez, 13 años de servicios, último
sueldo $ 49.397, indemnización $ 642.161; 6) Ongolmo Rojas Peñaranda, 17 años
de servicios, último sueldo $ 26.639, indemnización $ 452.863; 7) Wenceslao
Calderón Duran, 21 años de servicios, último sueldo 26.639 pesos, indemni-
zación $ 559.419; 8) Jaime Ortuño Gómez, 2 años de servicio, último sueldo $
17.432, indemnización $ 34.864. Beneicios que solicitan les sean cancelados en
la forma ya relacionada;
Segundo: Que la parte demandada, en el libelo de fojas 58, contestó la de-
manda en su contra entablada, expresando que es absurda, puesto que nunca
se celebró contrato alguno de trabajo con ninguno de los demandantes y re-
sulta de perogrullo que para poder despedir a un trabajador previamente se
le haga contrato, lo que en la especie, reitera, no ha ocurrido. Y en cuanto al
supuesto incumplimiento de obligaciones legales señaladas en la demanda,
que de conformidad a la Ley Nº 18.018, artículo 1° transitorio, los trabajadores
contratados con anterioridad ál Decreto Ley Nº 2.200 del año 1978, el cual no
incluía el citado inciso 2° del artículo 4°, el cual fue agregado precisamente por
la Ley 2.200 en la totalidad de los demandantes, con la única excepción de don
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Jaime Ortuño Gómez, el que fue contratado por la empresa (Luis Contreras Cá-
ceres con fecha posterior a la señalada, pero) Sociedad Turismo y Atracciones
Ltda., lo cual demuestra con mayor razón la imposibilidad de acceder a la de-
manda. En el caso de los demandantes Gildo Cánepa, Miguel Rojas y Lisandro
Soza, se trata de trabajadores que desempeñaban los cargos de gerente, con-
tralor y tesorero de la empresa “Luis Contreras Cáceres y Cía.” de tal modo que
a ellos les resulta plenamente el artículo 17 del Decreto Ley N° 2.200 en lo que
respecta a sus términos de contrato de trabajo. En lo que respecta a los traba-
jadores Wenceslao Calderón, Ongoldo Rojas y Haroldo Castañeda, la situación
resulta más improcedente, por cuanto ellos son trabajadores de la Sociedad Tu-
rismo y Atracciones Ltda., sociedad que se mantiene plenamente vigente y en
la cual los trabajadores ocupaban los cargos de bodeguero, adicionista y jefe
de personal. A estos trabajadores, más don Jaime Ortuño Gómez, la empresa
Miguel Nasur y Cía. no los ha contratado como trabajadores y puesto que ellos
se desempeñaban en los comedores del casino, tampoco les resulta aplicable el
artículo 4° inciso 2° del Decreto Ley N° 2.200, por cuanto no existió continuidad
alguna entre la Sociedad Turismo y Atracciones Ltda. y la sociedad demandada,
toda vez que la primera cesó en sus funciones con fecha 31 de enero de 1986 y
la sociedad demandada comenzó sus funciones en los comedores con fecha 4
de febrero de 1986, habiéndose contratado a la mayoría del personal que la-
bora actualmente con esa misma fecha. Por último, maniiesta a US. que los
contratos celebrados por los demandantes fueron celebrados con el empleador
Luis Contreras Cáceres. En lo que respecta a sueldos supuestos, feriado legal
o vacaciones, gratiicaciones, indemnizaciones por desahucio e imposiciones
que se devenguen durante este juicio, la parte demandada solicita el rechazo
de lo pedido de pleno derecho, por no corresponder a ninguna norma legal vi-
gente que permita acceder siquiera medianamente a lo solicitado. Además que
en todo caso la Empresa Miguel Nasur y Cía. debe efectuar sus liquidaciones de
gratiicaciones en el mes de mayo de 1987 y por el período comprendido entre
febrero de 1986 y la presentación de balance al 31 de diciembre de 1987, es decir,
todo un período en el cual los actores no fueron ni han sido trabajadores de la
empresa. Por lo que solicita a US. el rechazo de la demanda en todas sus partes,
con expresa condenación en costas.
Tercero: Que con los documentos acompañados por las partes y que se agre-
gan a fojas uno, tres, cinco, ocho, once, quince, dieciocho, veinte, sesenta y tres,
sesenta y seis, sesenta y nueve, setenta y dos, setenta y cinco, setenta y siete,
setenta y nueve y ochenta y uno, y que constituyen los contratos de trabajo ce-
lebrados por los demandantes, se establece legalmente en autos lo siguiente: a)
que el 1° de agosto de 1975 Gildo Cánepa Pesce celebró contrato de trabajo con
Luis Contreras Cáceres como empleador; b) que el 1° de agosto de 1975 Lisandro
Soza Soto celebró contrato de trabajo con Luis Contreras Cáceres como emplea-
dor; c) que el 12 de septiembre de 1972 Víctor Araya González celebró contrato
de trabajo con Luis Contreras Cáceres como empleador; d) que el 1° de agosto de
1975 Miguel Rojas Rojas celebró contrato de trabajo don Luis Contreras Cáce-
res como empleador; e) que el 1° de agosto de 1981 Haroldo Antonio Castañeda
Santibáñez celebró contrato de trabajo con la Sociedad Turismo y Atracciones
Limitada; f) que el 1° de agosto de 1981 Wenceslao Segundo Calderón Duran ce-
956 O/E    

lebró contrato de trabajo con la Sociedad Turismo y Atracciones Limitada como


empleador; g) que Ongolmo Pablo Rojas Peñaranda celebró contrato de trabajo
con la Sociedad Turismo y Atracciones Limitada como empleador; y h) que Jai-
me Juan Ortuño Gómez celebró contrato de trabajo con la Sociedad Turismo y
Atracciones Limitada como empleador el 1° de febrero de 1984.
También se acredita con las fotocopias de escrituras públicas que se agre-
gan a fojas noventa y tres, noventa y cinco, con lo informado por el Archivero
Judicial de Arica a fojas ciento y el Servicio de Impuestos Internos a fojas ciento
once y ciento veinticuatro, respectivamente, que las sociedades “Sociedad Co-
lectiva Comercial Luis Contreras Cáceres y Compañía” y la “Sociedad Turismo
y Atracciones Limitada”, cuyo representante legal es Luis Contreras Cáceres, se
hallan vigentes y no registran término de giro de sus actividades comerciales;
Cuarto: Que todo esto lleva a concluir que los contratos de trabajo se en-
cuentran vigentes, ya que ninguna de las partes contratantes: ni los trabajado-
res que accionan ni el empleador, llámese Luis Contreras Cáceres o “Sociedad
Colectiva Comercial Luis Contreras Cáceres y Compañía” o “Sociedad Turismo
y Atracciones Limitada” han acreditado en autos que estos contratos habrían
terminado en alguna forma legal; de manera que es correcto aceptar la tesis
de la demandada, “Sociedad Miguel Nasur y Compañía”, en cuanto a que ella
no ha celebrado contrato de trabajo alguno con ninguna de las personas que la
demandan en este proceso y que, por tanto, no corresponde a ella satisfacerles
las pretensiones de índole laboral que reclaman;
Quinto: Que, por otro lado, los trabajadores demandantes tampoco han
rendido prueba alguna tendiente a establecer la relación contractual entre Luis
Contreras Cáceres o la ^Sociedad Colectiva Comercial Luis Contreras Cáceres
y Compañía” o la “Sociedad Turismo y Atracciones Limitada” y la Ilustre Mu-
nicipalidad de Arica, en relación a la concesión o calidad de concesionario que
se atribuye el empleador, su vigencia ni condiciones contractuales, y de la cual
emanarían los derechos laborales reclamados; o si ésta sería única o paralela
con la que se contiene en el documento que se agrega a fojas veintidós a treinta
y cinco, y que se reiere al contrato de concesión entre la I. Municipalidad de
Arica y la “Sociedad Miguel Nasur y Compañía”, vigente sólo del 1° de febrero de
1986 y hasta el 31 de diciembre de 1990;
Sexto: Que la nutrida documentación acompañada por los actores y que se
agrega a fojas veintidós, treinta y dos, treinta y seis, cuarenta y uno, cuarenta y
siete, nada aporta a la resolución de la litis, en cuanto al contrato de concesión
habido entre el empleador Luis Contreras Cáceres o las sociedades que repre-
senta y la Ilustre Municipalidad de Arica, los efectos del mismo y si éste habría
terminado o no, ya que, como consta de los contratos de negociación colectiva
celebrados el 12 y 13 de diciembre de 1985 documentos de fojas treinta y seis y
cuarenta y uno, el empleador Luis Contreras Cáceres se compromete a cumplir
los derechos laborales allí convenidos hasta el 31 de diciembre de 1987 respec-
to de sus trabajadores y entre los que se incluyen los demandantes de autos, y
habida consideración, además, que la sociedad empleadora se halla vigente en
J E 957

su existencia y actividades, como se ha señalado en el fundamento tercero de


este fallo;

Séptimo: Que, por todas estas razones y por no haberse probado, además,
que la sociedad “Miguel Nasur y Compañía” se encuentra comprendida dentro
de alguna de las situaciones que prevé el inciso inal del artículo 4° del Decreto
Ley Nº 2.200, como lo alega la demandante, el tribunal rechazará la demanda
que se ha interpuesto contra la mencionada sociedad, por no revestir la calidad
de empleadora respecto de los demandantes ni empecerle a ella el cumplimien-
to de los derechos laborales que reclama cada uno de los demandantes;

Octavo: Que incumbe probar las obligaciones o su extinción, al que alega


éstas o aquéllas;

Noveno: Que el sentenciador ha arribado a las conclusiones consignadas


en este fallo, haciendo uso de la facultad que le coniere la ley para apreciar
la prueba en conciencia y, en base a ello, se rechaza la objeción documentaría
que hace la parte demandada en la audiencia de fojas noventa y siete/noventa
y nueve, ya que dichos actos jurídicos existieron y se convinieron entre los con-
tratantes, y han servido para fundamentar los argumentos que tiene el tribunal
para arribar a su conclusión, .como se indica en el considerando sexto de esta
sentencia.

Y vistos, además, lo previsto en el Decreto Ley Nº 2.200 y disposiciones del


Decreto Ley Nº 3.648, se declara:

A. Que se rechaza la objeción de documentos que hace la parte demandada


en la audiencia de fojas noventa y siete/ noventa y nueve;

B. Que no se hace lugar en ninguna de sus partes la demanda del trabajo in-
terpuesta por Gild Pesce, Miguel Rojas Rojas, Lisandro Soza Soto, Víctor Araya
González, Haroldo Castañeda Santibáñez, Ongolmo Rojas Peñaranda, Wences-
lao Calderón Duran y Jaime Ortuño Gómez en contra de la “Sociedad Nasur y
Compañía”, en lo principal del libelo de fojas cuarenta y ocho/cincuenta y uno.

Jorge Cañón M.

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