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Estudiante:
José J. Marcano CI:
26295664
Sección: E-01 Regular
PNFE
Lo más importante que la ciencia nos enseña es que ofrece soluciones para los
desafíos de la vida cotidiana y nos ayuda a responder a los grandes misterios de la
humanidad, además nos muestra sobre los lugares que ocupamos en el universo. En
esencia, esta historia comprende un período de antigüedad, otro de ciencia clásica y
otro de ciencia moderna. La ciencia antigua creía en el poder supremo de la razón
para resolver todos los problemas sin necesidad de experimentos y su influjo duró dos
milenios. Su principal representante es Aristóteles, que consideraba que una piedra
grande cae más deprisa que una pequeña, aunque nunca se le ocurrió probarlo. La
historia de la ciencia no es un relato de hechos relacionados cronológicamente,
tampoco es una dialéctica de problemas y soluciones de la práctica experimental,
tampoco es la descripción de conjeturas y refutaciones, o del reemplazo de prácticas,
teorías, conceptos o métodos. Se trata de una narrativa historiográfica que describe el
proceso de transformación y evolución de la acción cognitiva humana. A
continuación se dará a conocer la historia de ciencia en sus diferentes etapas
La Historia de la Ciencia
Prehistoria
La historia de la ciencia en la prehistoria es una subdivisión temporal de la historia de
la ciencia que documenta el desarrollo de la ciencia, la técnica y la tecnología en
la prehistoria. Comienza desde el surgimiento de comunidades nómadas de Homo
sapiens sapiens en diversos sectores geográficos y concluye con la invención de
la escritura y el comienzo de la Edad Antigua.
No hay términos universalmente aceptados para calificar a la forma de conocimiento
del hombre prehistórico (que representaba artísticamente su visión del mundo —arte
paleolítico— e incluso ha dejado algunas muestras de cómputos numéricos, como
el hueso de Ishango).
El inicio de la tecnología humana se reconoce con el dominio del fuego, base de toda
la tecnología y del cambio en la naturaleza por medio de la alteración de su entorno.
Lo más natural es que, como primer resultado, obtuvieran un palo aguzado y con la
punta endurecida, principio de la lanza y otras herramientas. También surge
la alfarería, al observar el endurecimiento, en determinadas condiciones, de la tierra
arcillosa sobre la que se organiza el fuego. La cocción de los alimentos y el
surgimiento del cuero son también consecuencias de este hito tecnológico.
A lo largo del periodo prehistórico surgen y evolucionan las primeras herramientas y
se desarrollan las primeras tecnologías de carácter empírico, basadas en el ensayo y
error. La transmisión de los descubrimientos durante este periodo es oral y por medio
de Pictogramas. Las primeras herramientas se elaboran utilizando madera, hueso,
marfil y piedra; aparecen los primeros sistemas de numeración y cálculo en la ribera
del Tigris y el Éufrates, así como también en Mesoamérica y en la hindú, e incluso las
primeras anotaciones de observaciones astronómicas en diversas regiones del mundo.
Es relevante recordar que la prehistoria tiene diferentes historicidades a través del
planeta, donde el hito principal es el paso de la cultura oral a la escrita. En tiempos
prehistóricos, los consejos y los conocimientos fueron transmitidos de generación en
generación por medio de la tradición oral. El desarrollo de la escritura permitió que
los conocimientos pudieran ser guardados y comunicados a través de generaciones
venideras con mucha mayor fidelidad. Con la Revolución Neolítica y el desarrollo de
la agricultura, que propició un aumento de alimentos, se hizo factible el desarrollo de
las civilizaciones tempranas, porque podía dedicarse más tiempo a otras tareas que a
la supervivencia
Edad Antigua
La ciencia en la Edad Antigua documenta el desarrollo de la ciencia, la técnica y
la tecnología en la Edad Antigua. Comienza con la invención de la escritura y el fin
de la prehistoria, y concluye con la caída del Imperio romano de Occidente.
Que la ciencia esté sujeta a evolución o sea susceptible de progreso es una idea ajena
a las épocas históricas anteriores a la Edad Moderna (polémica de los antiguos y los
modernos, 1688-1704) y nuestra percepción del «atraso» científico relativo a una
época, un lugar o una rama del saber con respecto a otra proviene específicamente
del positivismo de Auguste Comte, para quien hay «tres estadios teoréticos
diferentes: el teológico o estadio ficticio; el metafísico o estadio abstracto; y por
último, el científico o positivo» (Curso de filosofía positiva, 1830-1842). No habría
ciencia, desde esa definición, antes de la revolución científica del siglo XVII. No hay
términos universalmente aceptados para calificar a la forma de conocimiento del
hombre prehistórico (que representaba artísticamente su visión del mundo —arte
paleolítico— e incluso ha dejado algunas muestras de cómputos numéricos, como
el hueso de Ishango); las producciones intelectuales, muy sofisticadas, de las primeras
civilizaciones (para las que se han propuesto las expresiones «pensamiento pre-
filosófico» o «mitopoeico»); la ciencia griega (cultura griega), que fue esencialmente
un ejercicio teórico que no se sometía al método experimental, y que no se implicaba
en la esfera de la producción (el modo de producción esclavista no demandaba
innovaciones tecnológicas); o la ciencia romana (cultura romana), continuadora
intelectual de la helenística (cultura helenística) en una civilización de inclinación
marcadamente pragmática, donde sobresalió una notable ingeniería.
El De divinatione de Cicerón (44 a. e. c.), que rechaza la astrología y otras técnicas
supuestamente adivinatorias, es una rica fuente histórica para conocer la concepción
de la cientificidad en la antigüedad romana clásica.
Edad Media
La historia de la ciencia en la Edad Media abarca los descubrimientos en el campo de
la filosofía natural que ocurrieron en el periodo de la Edad Media el periodo
intermedio, en una división esquemática de la Historia de Europa.
Europa Occidental entró en la Edad Media con grandes dificultades que minaron la
producción intelectual del continente tras la caída del Imperio Romano. Los tiempos
eran confusos y se había perdido el acceso a los tratados científicos de la antigüedad
clásica (en griego), manteniéndose sólo las compilaciones resumidas y hasta
desvirtuadas, por las sucesivas traducciones que los romanos habían hecho al latín.
Sin embargo, con el inicio de la llamada Revolución del siglo XII, se reavivó el
interés por la investigación de la naturaleza. La ciencia que se desarrolló en ese
periodo dorado de la filosofía escolástica daba énfasis a la lógica y abogaba por
el empirismo, entendiendo la naturaleza como un sistema coherente de leyes que
podrían ser explicadas por la razón.
Fue con esa visión con la que sabios medievales se lanzaron en busca de
explicaciones para los fenómenos del universo y consiguieron importantes avances en
áreas como la metodología científica y la física. Esos avances fueron repentinamente
interrumpidos por la Peste negra y son virtualmente desconocidos por el público
contemporáneo, en parte porque la mayoría de las teorías avanzadas del periodo
medieval están hoy obsoletas, y en parte por el estereotipo de que la Edad Media fue
una supuesta "Edad de las Tinieblas".
Mientras que en el Extremo Oriente se siguió desarrollando la civilización china con
su propio ritmo cíclico, en Occidente la civilización clásica greco-romana fue
sustituida por la cultura cristiana (latina y bizantina) y la civilización islámica, ambas
fuertemente teocéntricas. Los cinco siglos de la denominada "época oscura" de
la Alta Edad Media significaron un atraso cultural en la cristiandad latina, tanto en
relación con la Antigüedad clásica como en relación con la simultánea Edad de Oro
del islam, que no actuó únicamente como un contacto de innovaciones orientales
(chinas, hindúes y persas, como el papel, el molino de viento o la numeración hindú-
arábiga) hacia Occidente, sino añadiendo aportes propios y originales. No obstante, el
desarrollo productivo del modo de producción feudal demostró ser más dinámico que
el esclavista en cuanto a permitir desarrollos tecnológicos modestos, pero de notables
repercusiones (la collera, el estribo, la vertedera). Aparentemente, el mundo
intelectual, enclaustrado en los scriptoria de los monasterios y dedicado a la
conservación y glosa de los textos sagrados, la patrística y la parte del saber antiguo
que pudiera conciliarse con el cristianismo
(Boecio, Casiodoro, Isidoro, Beda, Beato, Alcuino), estaba completamente
desconectado de ese proceso, pero en su torno se fue gestando alguna variación en
la concepción ideológica del trabajo que, con contradicciones y altibajos, inspiró la
justificación de los intereses de la naciente burguesía y el desarrollo del capitalismo
comercial a partir de la Baja Edad Media. Mientras tanto, las instituciones educativas
se fueron sofisticando progresivamente (escuelas palatinas, escuelas
monásticas, escuelas episcopales, studia generalia, universidades medievales) y en
ellas, a pesar del efecto anquilosador que se supone al método escolástico, surgieron
notables individualidades (Gilberto de Aurillac, Pedro
Abelardo, Graciano, Raimundo de Peñafort, Tomás de Aquino, Roberto
Grosseteste, Roger Bacon -Doctor Mirabilis-, Duns Scoto -Doctor
Subtilis-, Raimundo Lulio, Marsilio de Padua, Guillermo de Ockham, Bártolo de
Sassoferrato, Jean Buridan, Nicolás de Oresme) y algunos conceptos innovadores en
terrenos como el de la química, en forma de alquimia (destilación del alcohol), el de
la lógica (Petrus Hispanus), el de las matemáticas (calculatores de Merton College) o
el de la física (teoría del impetus).
Ya al final de la Edad Media, fue decisiva la adopción de innovaciones de origen
oriental (brújula, pólvora, imprenta) que, si en la "sinocéntrica" civilización china no
pudieron tener un papel transformador, sí lo tuvieron en la expansiva civilización
europea.
Renacimiento
La historia de la ciencia en el Renacimiento comienza con el redescubrimiento de
textos científicos antiguos durante el Renacimiento y se acelera después de la caída
de Constantinopla en 1453 y la invención de la imprenta —que democratizaría al
aprendizaje y permitiría una propagación más rápida de nuevas ideas— y los
descubrimientos geográficos ocurridos en esta era.
Las ciencias naturales, fundamentadas en la metafísica nominalista, se diferenciaron
de los estudios anteriores —de raíz aristotélica— en dos factores esenciales: la idea
de la naturaleza y el método físico. La primera evoluciona desde la física ontológica
aristotélica hacia un discurrir simbólico fundamentado en las matemáticas, pasando
de analizar el «ser de las cosas» a interpretar «variaciones de fenómenos»; por tanto,
se renuncia a conocer las causas a cambio de medir los fenómenos, sentando las bases
de la ciencia positiva. El método físico, por otro lado, se fundamenta en el empirismo,
basado en el «análisis de la naturaleza», el cual parte de una hipótesis de origen
matemático para llegar a una comprobación a posteriori de esa premisa apriorística.
Uno de los principales teóricos de la nueva ciencia fue el filósofo inglés Francis
Bacon, padre del empirismo filosófico y científico; su principal obra, Novum
organum, presenta la ciencia como técnica, experimental e inductiva, capaz de dar al
ser humano el dominio sobre la naturaleza. Una de las disciplinas científicas que más
se desarrolló en esta época fue la astronomía, gracias principalmente a la figura
de Nicolás Copérnico: este científico polaco fue el difusor de la teoría
heliocéntrica —los planetas giran alrededor del Sol— frente a la geocéntrica impuesta
en la Edad Media principalmente por la iglesia —la Tierra es el centro del universo.
Expuso esta teoría, basada en la de Aristarco de Samos. Este sistema fue
posteriormente desarrollado por Johannes Kepler, quien describió el movimiento de
los planetas conforme a órbitas elípticas. Por último, Galileo Galilei sistematizó estos
conocimientos y formuló los principios modernos del conocimiento científico, por lo
que fue procesado por la Inquisición y obligado a retractarse; sin embargo, está
considerado por ello el fundador de la física moderna. Otro astrónomo destacado de
este período fue Tycho Brahe, creador del observatorio de Uraniborg, desde el que
realizó numerosas observaciones astronómicas que sirvieron de base a los cálculos de
Kepler. También cabe remarcar que en 1582 el papa Gregorio XIII introdujo
el calendario gregoriano, que sustituyó al anterior calendario juliano.
Las matemáticas también avanzaron notablemente en esta época: Christoph
Rudolff desarrolló la utilización de las fracciones decimales; Regiomontano estudió
la trigonometría esférica y rectilínea; los italianos Gerolamo Cardano y Lodovico
Ferrari resolvieron las ecuaciones de tercer y cuarto grado, respectivamente; otro
italiano, Tartaglia, utilizó el triángulo aritmético para calcular los coeficientes de un
binomio; Rafael Bombelli estudió los números imaginarios; François Viète efectuó
importantes avances en trigonometría, y creó el simbolismo algebraico; Simon
Stevin estudió las primeras tablas de intereses, resolvió el problema de la
composición de fuerzas y sistematizó las fracciones decimales.
En ciencias naturales y medicina también hubo importantes avances: en 1543 Andrés
Vesalio publicó De humani corporis fabrica, un compendio de anatomía con profusas
ilustraciones considerado uno de los más influyentes libros científicos de todos los
tiempos; Bartolomeo Eustachio descubrió las cápsulas suprarrenales; Ambroise
Paré inició la cirugía moderna; Conrad von Gesner inauguró la zoología moderna con
una primera clasificación de animales por géneros y familias; Miguel Servet describió
la circulación pulmonar, y William Harvey la de la sangre; Gabriele Falloppio estudió
la estructura interna del oído; Ulisse Aldrovandi creó el primer jardín
botánico en Bolonia; Bernard Palissy fundamentó la paleogeografía; Caspar
Bauhin introdujo un primer método de clasificación de las plantas; y Zacharias
Janssen inventó el microscopio en 1590.
También avanzó notablemente la geografía y la cartografía, gracias a los numerosos
descubrimientos realizados en esta época. Cabe destacar la labor del
flamenco Gerardus Mercator, autor del primer mapa del mundo (1538) y descubridor
de un método de posicionamiento geográfico sobre un mapa del rumbo dado por una
aguja imantada.
En el terreno de la química, relacionada todavía con la alquimia medieval, hubo
escasos avances: Georgius Agricola fundó la mineralogía moderna, clasificando los
minerales según sus caracteres externos; Paracelso aplicó la alquimia a la medicina,
estudiando las propiedades de los minerales como fármacos, en el transcurso de cuyas
investigaciones descubrió el cinc; Andreas Libavius escribió el primer tratado sobre
química con una mínima base científica, e introdujo diversos preparados químicos,
como el ácido clorhídrico, el tetracloruro de estaño y el sulfato amónico, así como la
preparación del agua regia.
Por último, conviene citar la figura polifacética de Leonardo da Vinci, ejemplo del
hombre renacentista interesado en todas las materias tanto artísticas como científicas
(homo universalis). En el terreno de la ciencia, realizó varios proyectos como
máquinas voladoras, concentradores de energía solar o calculadoras, que no pasaron
de meros proyectos teóricos. También realizó trabajos de ingeniería, hidráulica y
mecánica, y estudios de anatomía, óptica, botánica, geología, paleontología y otras
disciplinas.55
Historiadores como George Sarton y Lynn Thorndike han criticado el efecto del
Renacimiento sobre la ciencia, argumentando que el progreso fue demorado porque
los humanistas favorecieron los temas centrados en el hombre, como política e
historia, sobre el estudio de la filosofía natural o la matemática aplicada. Otros se han
localizado en la influencia positiva del Renacimiento puntualizando factores como el
descubrimiento de muchísimos textos ocultos o perdidos, y el nuevo énfasis en el
estudio de la lengua y la correcta lectura de textos. Marie Boas Hall acudió el término
«Renacimiento científico» para designar la primera fase de la Revolución científica.
Recientemente, Peter Dear argumentó a favor de un modelo de dos fases para
explicar la Génesis de la ciencia moderna: un «Renacimiento científico» en los siglos
XV y XVI, centrado en la restauración del conocimiento natural de los antiguos, y
una «Revolución científica» en el siglo XVII, cuándo los científicos pasaron de la
recuperación a la invención
Edad Moderna
Resumen
La Historia de la ciencia da origen en la era prehistórica. Aunque para muchos esto
no sea considerado así, puesto que la ciencia se basa en observación y
experimentación, de cierta forma es posible el nacimiento de la ciencia en esta etapa
debido al descubrimiento del fuego. Se estima que esto fue en torno al año 500.000
a.C. cuando se descubrió por primera vez el fuego, en el sentido de que se consiguió
domesticarlo, aprovechando alguna rama candente tras un incendio para luego
mantenerlo y conservarlo, seguramente basándose en ensayo y error.
La edad media es una etapa que comprende entre los siglos V y siglo XV. Para esta
etapa se crea la imprenta
Bibliografía
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_ciencia#Prehistoria
https://www.medigraphic.com/pdfs/odon/uo-2017/uo172a.pdf
Anexos
Descubrimiento total de elementos químicos: edad moderna