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La sociedad recurre al agua para generar y mantener el crecimiento económico y la prosperidad, a través

de actividades tales como la agricultura, la pesca comercial, la producción de energía, la industria, el


transporte y el turismo. El agua es un elemento importante a la hora de decidir dónde establecerse y
cómo utilizar los terrenos. También puede ser fuente de conflictos geopolíticos, en particular cuando
escasea. Nuestro propio bienestar exige no solo un agua potable limpia, sino también agua limpia para la
higiene y el saneamiento. También se utiliza el agua en actividades recreativas tales como el baño, la
pesca, o el mero disfrute de la belleza natural de costas, ríos y lagos. Cuando salimos de vacaciones,
esperamos encontrar aguas limpias en los ríos y las costas, así como un suministro ilimitado de agua para
la ducha y el baño, la lavadora o el lavavajillas.

El agua es esencial para los ecosistemas naturales y la regulación del clima. Su movimiento continuo, sin
principio ni fin, a ras de la superficie de la Tierra, por encima y por debajo de ella, como líquido, vapor o
hielo, se denomina ciclo hidrológico. Aunque el total de agua presente en el planeta permanece
relativamente constante en el tiempo, su disponibilidad resulta particularmente vulnerable al cambio
climático. Los científicos advierten que en el siglo que viene podría reducirse el acceso a un agua potable
segura, al fundirse los glaciares y hacerse más frecuente la sequía en zonas como la mediterránea. Este
hecho hará que disminuya, a su vez, el agua disponible para riego y producción de alimentos.

Al mismo tiempo, se modificarán las pautas de pluviosidad y el caudal de los ríos. Inundaciones más
frecuentes, en especial en unas llanuras aluviales cada vez más pobladas, multiplicarán los daños a las
viviendas, las infraestructuras y el abastecimiento de energía. Se espera que las inundaciones repentinas
cada vez sean más frecuentes en Europa. El aumento de las temperaturas y la menor disponibilidad de
agua reducirán la capacidad de refrigeración de la industria y las centrales eléctricas.

La contaminación del agua y su escasez plantean amenazas para la salud humana y la calidad de vida,
pero su incidencia ecológica es más general. El libre flujo de un agua no contaminada resulta clave para
el sostenimiento de los ecosistemas que dependen del agua. La escasez de agua de buena calidad
perjudica al medio acuático, húmedo y terrestre, sometiendo a una presión todavía mayor a la flora y la
fauna, que padecen ya las repercusiones de la urbanización y el cambio climático.

Los expertos han puesto de relieve el valor de los «servicios ecosistémicos» que obtenemos de la
naturaleza. El agua es tanto un servicio de aprovisionamiento (un material básico) como un servicio de
regulación, que gobierna el clima y la meteorología y permite el funcionamiento de nuestro planeta. La
Agencia Europea de Medio Ambiente considera que el valor de los servicios, tales como la purificación del
agua y la absorción de carbono, prestados por los humedales de todo el mundo ascenderían a 2 500
millones de euros al año.

Aunque la humanidad conoce desde hace mucho tiempo su dependencia del agua, en Europa estamos
dándonos ahora cada vez más cuenta de que su oferta no es ilimitada, y de que tenemos que valorarla en
consecuencia. Hay que gestionar y proteger el agua, que no es un mero producto de consumo, sino un
precioso recurso natural tan esencial para las generaciones futuras como para la nuestra. Sin agua, no
puede haber vida.

Composición.
El agua está formada por dos átomos de hidrógeno (H) y un átomo de oxígeno (O) unidos
mediante sendos enlaces covalentes, de manera que la molécula tiene una forma
triangular plana. Es decir los átomos de hidrógeno y oxígeno están separados entre sí
aproximadamente 0,96 Angstroms (más o menos un nanómetro – una milmillonésima de
metro) y el ángulo que forman sus líneas de enlace es de unos 104,45 grados.

Además el agua se comporta como un dipolo, es decir tiene dos regiones con una cierta
carga eléctrica. Una de ellas es positiva y la otra negativa.

El hecho de que el agua sea un dipolo se debe a que el hidrógeno y el oxígeno son
átomos muy distintos desde el punto de vista de la electronegatividad. Es esta una
propiedad atómica que indica la forma en que un átomo atrae hacia si los electrones que
comparte con otro en un enlace covalente.
En el caso del agua, el oxígeno es un átomo muy electronegativo. El hidrógeno es un
átomo muy poco electronegativo. Los electrones que comparten en los dos enlaces
covalentes que presenta la molécula de agua están “desplazados” hacia la región ocupada
por el oxígeno. Esto implica que esa zona tenga un poco más (un diferencial) de carga
negativa, mientras que los hidrógenos tienen diferenciales de carga positiva. Decimos que
tiene diferenciales de carga para resaltar que el agua NO es una molécula cargada
eléctricamente, el agua NO ES UN IÓN. El agua, muchas otras, es una molécula polar.
Esta polaridad es fundamental para entender las propiedades del agua, porqué el agua se
comporta químicamente como lo hace y por extensión su importancia dentro de los seres
vivos.

1. ¿Qué es el agua?
El agua es una sustancia líquida desprovista de olor, sabor y color, que
existe en estado más o menos puro en la naturaleza y cubre un porcentaje
importante (71%) de la superficie del planeta Tierra. Además, es una sustancia
bastante común en el sistema solar y el universo, aunque en forma de vapor
(su forma gaseosa) o de hielo (su forma sólida).

En nuestro planeta, el agua se encuentra contenida en


los mares y océanos (96,5%), en los glaciares y casquetes polares (1,74%),
depósitos acuíferos y permafrost (1,72%) y del resto (0,04%) repartido entre
lagos, humedad de los suelos, vapor atmosférico, embalses, ríos y en el cuerpo
mismo de los seres vivos.

El agua es indispensable para la vida como la conocemos, y en su interior


tuvieron lugar las primeras formas de vida del mundo. También ha
ocupado un lugar central en el imaginario de las civilizaciones humanas, por lo
general atribuida a alguna deidad o como el mítico diluvio con que los dioses
arrasan a las culturas descarriadas. También se la consideró uno de los cuatro
elementos de la naturaleza.
Etapas del ciclo del agua
Fase 1: Evaporación

El ciclo del agua comienza con la evaporación. La evaporación ocurre cuando


el sol calienta la superficie de las aguas de los ríos, lagos, lagunas, mares y
océanos. El agua, entonces, se transforma en vapor y sube a la atmósfera,
donde tendrá lugar la siguiente fase: la condensación.

Vea más sobre Evaporación.

Fase 2: Condensación
La siguiente etapa del ciclo del agua es la condensación. Durante esta fase, el
vapor de agua que ha subido a la atmósfera gracias a la evaporación, se
concentra en gotas que formarán nubes y neblina. Una vez allí, el agua pasará
a su estado líquido nuevamente, lo que nos lleva al próximo paso: la
precipitación.

Vea más sobre Condensación.

Fase 3: Precipitación

La precipitación es el tercer paso en el ciclo del agua. Tiene lugar cuando el


agua condensada de la atmósfera desciende a la superficie en forma de
pequeñas gotas.

En las regiones más frías del planeta, sin embargo, el agua pasa del estado
líquido al sólido (solidificación) y se precipita como nieve o granizo.
Posteriormente, cuando se produce el deshielo, el agua volverá la estado
líquido en un proceso conocido como fusión.

Vea más sobre Precipitación.

Fase 4: Infiltración
La cuarta etapa del ciclo del agua es la infiltración. Se conoce como infiltración
el proceso en el cual el agua que ha caído en la superficie terrestre como
consecuencia de las precipitaciones penetra en el suelo. Una parte es
aprovechada por la naturaleza y los seres vivos, mientras que la otra se
incorpora a las aguas subterráneas.

Fase 5: Escorrentía

La escorrentía es la etapa final del ciclo del agua. Esta fase comprende el
desplazamiento del agua a través de la superficie, gracias a los declives y
accidentes del terreno, para entrar de nuevo en los ríos, lagos, lagunas, mares
y océanos, lo que constituye la vuelta al inicio del ciclo.

La escorrentía, además, es el principal agente geológico de erosión y


transporte de sedimentos.
Vea también Escorrentía.

Importancia del ciclo del agua


El ciclo del agua es fundamental para el mantenimiento de la vida en la
Tierra y para el sustento de todos los ecosistemas terrestres. Asimismo,
determina la variación climática e interfiere en el nivel de los ríos, lagos, mares
y océanos.
Los seres humanos tienen la responsabilidad de preservar el buen
funcionamiento del ciclo del agua, ya que la acción del hombre ha llevado a
cambios climáticos y contaminación en la biosfera, poniendo en riesgo la
distribución del agua y la vida en la Tierra.

Por otro lado, el agua del planeta se encuentra sometida a un ciclo natural
conocido como el ciclo hídrico o hidrológico, en el que las aguas líquidas se
evaporan por acción del sol y ascienden a la atmósfera en forma gaseosa,
luego se condensan en las nubes y vuelven a precipitarse al suelo como lluvia.
Este circuito es vital para la estabilidad climática y biológica del planeta.

Ver además: Agua mineral.

2. Composición del agua

El agua es el solvente universal, la mayoría de sustancias pueden disolverse en ella.


Una molécula de agua contiene únicamente dos elementos: un átomo de
oxígeno y dos de hidrógeno (H2O), enlazados covalentemente. Esto se
descubrió en 1782 gracias a Henry Cavendish, pues desde épocas antiguas el
agua se pensaba como un elemento. Se trata del solvente universal, pues la
mayoría de las sustancias pueden disolverse en ella (excepto los hidrófobos,
solubles en lípidos).

El agua es sumamente adhesiva (razón por la cual moja las cosas), debido a la
polaridad que tienen sus moléculas, capaces de hasta cuatro enlaces de
hidrógeno con átomos o moléculas circundantes. Es la razón también de que
tantas cosas se disuelvan bien en el agua.

Por último, el agua es un excelente conductor de la electricidad y del


calor, excepto en el caso del agua pura, cuya ausencia de minerales y
de iones la convierten en aislante eléctrico y en una sustancia diamagnética.

Ver también: Agua destilada.

3. Función del agua


El agua cumple funciones vitales en el planeta y en los
distintos ecosistemas, acuáticos o no, ya sea como medio vital, transporte de
nutrientes o insumo básico para la fotosíntesis vegetal. De igual forma, en el
cuerpo humano cumple con los siguientes roles vitales:

 Constituye el medio vital para la mayoría de las células del cuerpo.


 Transporta las sustancias disueltas y compone un enorme porcentaje de la
sangre y de otras sustancias de transporte.
 Permite la excreción de los desechos, tanto en la orina como en las heces, el
sudor y otras excreciones.
 Mantiene la temperatura corporal homogénea y permite el enfriamiento.
 Brinda electrolitos y minerales indispensables para el funcionamiento eléctrico
del organismo.

Por otro lado, las grandes masas de agua en el mundo permiten la recreación
humana (como las playas), le sirven de insumo a numerosas industrias y como
insumo para el aseo cotidiano, entre muchas otras funciones de interés.

4. Importancia del agua


El agua hidrata los suelos, haciéndolos fértiles para la vida vegetal.

La presencia masiva de agua líquida en el planeta es una de sus principales


diferencias respecto a los planetas vecinos y es lo que permitió el
nacimiento y florecimiento de la vida. Recordemos que los primeros pasos
de la evolución ocurrieron a nivel microscópico en los mares.

Por otro lado, el agua, el hielo, el vapor y su ciclo hidrológico mantienen la


estabilidad climática y atmosférica, permitiendo el enfriamiento del
planeta, que recibe diariamente la luz solar. También hidrata los suelos,
haciéndolos fértiles para la vida vegetal y para la actividad agrícola, y mantiene
circulando las sustancias residuales que, tarde o temprano, se distribuyen en
cantidades menos nocivas en el ambiente.

5. Agua potable
Se conoce como agua potable a toda la que sea apta para el consumo
humano, tanto para beber como para preparar alimentos o comidas. Existen
valores máximos de pH, minerales, sales y microorganismos que distinguen el
agua potable de la no apta para consumo. Esto significa que el agua potable es
poca, en comparación con las grandes masas de agua no potable, como la del
mar o de la lluvia.

Por suerte existen iniciativas de potabilización del agua, que combaten el


constante flujo de sustancias tóxicas y contaminantes que los seres humanos
arrojamos a las grandes masas de agua, producto de la industria o de la
vida urbana. Las plantas de desalinización, ozonización, irradiación y otros
mecanismos de potabilización se encargan de ello.

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