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TOMO 3
MEDICINA INTERNA
HEPATOBILIOPANCREATICA
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COLABORADORES
Sarem Mohamed MD, Médico Gastroenterólogo. Docente de la Histologia de la Facultad de
Medicina de la Fundación H. A. Barceló. Temas: fibrosis hepática, peritonitis espontánea del
cirrótico y síndrome hepatorrenal.
Guzzo, Gisella Fernanda (alumna 6to año de la carrera de Medicina, Facultad de Medicina
de la Fundación H. A. Barceló. Tema : Hipertensión portal.
Bello, Gustavo Fabián (alumno de 6to año de la Carrera de Medicina, Facultad de Medicina
de la Fundación H. A. Barcelo) temas: Infecciones hepáticas específicas, tumores hepáticos
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PROLOGO
Tenemos una gran satisfacción al entregar a la consideración de alumnos y colegas este
tercer tomo de la serie “Lo cotidiano, lo agudo y lo complejo” en Medicina Interna que nos
hemos propuesto. Este tercer tomo está dirigido a la patología hepato-bilio-pancreática.
Según nuestros objetivos tratamos de mantener un equilibrio entre la necesidad de introducir
al alumno en la capacidad del diagnóstico adecuado y que privilegie los conocimientos
farmacoterapeúticos como para elegir el tratamiento más adecuado.
Hemos recibido muchos comentarios elogiosos acerca de nuestra decisión de dividir a la
patología en aquellas cotidianas o frecuentes (que son evacuadas en los consultorios), las
patologías agudas o graves (de las guardias y servicios de emergentologia y terapia
intensiva) y las patologías complejas (raras o de difícil diagnóstico).
Hemos confeccionado este tomo tomando como referencia a las clases de Medicina Interna
que dictamos en la Facultad de Medicina del Instituto de Ciencias de la Salud de la
Fundación H. A. Barceló desde hace 10 años.
Deseamos expresar nuestro más profundo agradecimiento al Sr Rector Prof Dr Héctor A.
Barceló por su apoyo a la innovación didáctica y y su ayuda en la concreción de esta obra.
Nuestro agradecimiento también al Sr Decano Prof Dr Félix P. Etchegoyen por su
permanente vocación docente y su prédica por lograr una enseñanza médica de avanzada
en nuestro país.
Esperamos que el libro sea una herramienta útil, sobre todo para los alumnos y los médicos
residentes.
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CAPITULO 1
EL PACIENTE CON HEPATOMEGALIA
El hecho de que se palpe el reborde hepático por debajo del reborde costal, no es sinónimo
de hepatomegalia. Cuando mediante la semiologia se detecta un hígado aumentado de
tamaño la altura hepática medida entre el borde superior hepático (localizado en el tórax
mediante percusión) y el borde inferior (localizado por palpación) debe superar los 11 cm en
la línea axilar anterior para afirmar categóricamente que el paciente tiene hepatomegalia.
El borde inferior hepático puede determinarse mediante palpación y también mediante la
siguiente maniobra: se posa el estetoscopio en la cercanía del presunto borde hepático y se
forta con un dedo indice la piel del abdomen por encima y por debajo de la zona, se notará
un evidente cambio de sonoridad cuando se supera el borde inferior hepático (el sonido se
torna más apagado).
El borde superior hepático se ubica en general en el 5to espacio intercostal siguiendo la línea
del pezón. La percusión del borde superior puede ser engañosa si hay un absceso
subfrénico, o un derrame pleural derecho. La palpación del borde inferior puede ser
engañosa por la cercanía de un tumor gástrico o colónico o por inflamación o tumor del
epiplón.
Se recordará que pueden ser fuente de error en la apreciación de una hepatomegalia:
a) el descenso hepático por ptosis de la glándula
b) el alargamiento del lóbulo derecho en sentido vertical en los pacientes longilíneos
c) el desplazamiento hacia abajo del hígado por un enfisema grave, derrame pleural o
absceso subfrénico.
d) Tumor retroperitoneal que empuja al hígado hacia abajo y hacia delante.
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Enfermedad por almacenamiento glucógeno
Acromegalia
Hipertiroidismo
Crisis hemolíticas severas (talasemia, drepanocitosis)
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CAPITULO 2
EL MEDICO GENERAL Y
LAS ALTERACIONES DEL LABORATORIO EN LAS
ENFERMEDADES HEPATO-BILIO-PANCREATICAS
En nuestro análisis de las alteraciones usuales del hepatograma dejaremos para el
capítulo de ictericias las alteraciones de la bilirrubina.
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ALTERACIONES DE LA FOSFATASA ALCALINA
La fosfatasa alcalina puede elevarse por las siguientes razones:
Amoniaco en sangre: no hay buena correlación entre los niveles de amoníaco en sangre
y a nivel cerebral en la encefalopatía hepática. Se prefiere su medición en sangre arterial
ya que en la sangre venosa sus niveles pueden estar aumentados por la metabolización
de aminoácidos en el músculo.
AMILASA
La enzima amilasa es producida el 45% por el páncreas y el 55% por las glándulas salivales.
Participa en la digestión de los hidratos de carbono, produciendo por su acción maltosa y
oligosacáridos. La amilasa está elevada en el 75% de las pancreatitis agudas (lo que implica
que puede haber pancreatitis severas aún con necrosis con amilasa normal).
La amilasa P se origina en el páncreas y la S en las glándulas salivales, pueden ser
diferenciadas por electroforesis. El riñon es el órgano principal de la metabolización de la
amilasa por ello en la insuficiencia renal severa sus niveles plasmáticos pueden aumentar
hasta un 50%. El hígado también participaría en su metabolización por ello está elevada en
la insuficiencia hepática y en la cirrosis.
En la pancreatitis aguda la amilasa P está elevada hasta 3 veces por encima del valor
normal y retorna a las cifras normales en 3 a 7 días. No aumenta la amilasa en la pancreatitis
aguda por hipertrigliceridemia porque los altos niveles de triglicéridos pueden interferir con
las pruebas realizadas para su detección. La amilasa no aumenta en las pancreatitis
crónicas.
La amilasa puede aumentar cuando se forman pseudoquistes en el contexto de una
pancreatitis aguda necrohemorrágica. El trauma en la zona del páncreas produce su
elevación lo mismo que la pancreatografia retrógrada endoscópica.
La litiasis coledociana cuando produce cólico biliar puede provocar su elevación.
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La parotiditis puede producir una aumento de la amilasa S, lo mismo que el trauma, la cirugía
o la irradiación de las glándulas salivales, asi como la litiasis salival. Los pacientes
alcohólicos con hipertrofia parotídea pueden tener elevada la amilasa.
Las enfermedades del intestino delgado (ileo, infarto mesentérico, apendicitis) cursan con
aumento de la amilasa por mayor absorción de la luz intestinal o del peritoneo.
La ruptura de un embarazo ectópico, los quistes ováricos, y la salpingitis producen aumento
de la amilasa S que es fabricada en dichos órganos.
Se ha descrito producción ectópica de amilasa en cánceres como en el cáncer de pulmón,
ovario, páncreas, colon, feocromocitoma, timoma, mieloma múltiple, mama.
La acidosis metabólica puede cursar con amilasemia elevada.
Se consideran causas raras de hiperamilasemia: lupus eritematoso sistémico, tratamiento
con ciprofloxacina, neumonía, politrauma, quemados, aneurisma de aorta abdominal
complicado, anorexia nerviosa, bulimia, intoxicación con organaofosforados.
En pacientes con politrauma el hecho de presentar amilasemia elevada implica peor
pronóstico con mayor tendencia al shock y a la falla multiorgánica y mayores requerimientos
transfusionales.
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CAPITULO 3
CUANDO SOLICITAR UNA BIOPSIA HEPÁTICA?
La utilidad de la solicitud de una biopsia hepática es:
Contraindicaciones
Absolutas: paciente que no colabora, trastorno de la coagulación o plaquetopenia, el
paciente no acepta transfusiones, sospecha de hidatidosis, sospecha de hemangioma
hepático o tumor muy vascularizado.
Contraindicaciones relativas: ascitis, infección en la pleura derecha, absceso subfrénico.
Complicaciones
a) hemorragia peritoneal: se detecta a las 2 a 3 hs del procedimiento y se produce
por la laceración de un vaso sanguíneo. Ocurre en 0,3 a 0,7% de los casos.
Son raras las hemorragias tardías que aparecen días después del
procedimiento. Las hemorragias son más comunes en ancianos, cirróticos o
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pacientes con tumores. Se lo controla con embolización angiográfica del vaso
sangrante o cirugía
b) Hemorragia intrahepática o subcapsular: ocurre en 20% de los casos, la
mayoría son asintomáticos. Si es grande puede producir dolor, hipovolemia y
shock, fiebre leucocitosis y compresión de la vía biliar. Se trata con
embolización o cirugía.
c) Hemofilia: representa el 0,2% de las complicaciones. Produce cólico biliar e
icterica obstructiva. Puede aparecer precozmente o tardíamente. Se trata con
embolización angiográfica o cirugía y drenaje de los coágulos por vía biliar.
d) Punción de la vesícula: produce ascitis y peritonitis biliar y puede producir
derrame pleural biliar. Hay dolor fiebre, hipotensión vaso-vagal, dolor en
hipocondrio derecho, leucocitosis y luego ileo. El tratamiento es quirúrgico.
e) Bacteremias en 5 al 13% de los casos: algunos sugieren efectuar el estudio
con cobertura antibiótica
f) Neumotórax y hemotórax
g) Dolor en la zona hasta en el 20% de los casos.
Contraindicación
Absoluta: insuficiencia cardíaca, respiratoria, infarto agudo de miocardio, obstrucción
intestinal, peritonitis bacteriana
Relativas: paciente no colaborador, coagulopatia grave, hernia irreducible, obeso morbido
o con hernia diafragmática.
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Complicaciones
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CAPITULO 4
SINDROME DE INSUFICIENCIA HEPATICA CRONICA
Se caracteriza por la claudicación del hígado que se torna incapaz de cumplir con sus
funciones. La causa habitual es la cirrosis. También se ha descrito insuficiencia hepática
crónica en la amiloidosis hepática, y en los tumores que ocupan masivamente el
parénquima hepático. El cuadro clínico de la insuficiencia hepática se caracteriza por:
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Hipoglucemia: el descenso de los depósitos hepáticos de glucógeno predispone a la
hipoglucemia.
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CAPITULO 5
SINDROME DE HIPERTENSION PORTAL
La hipertensión portal es un síndrome producido por un aumento persistente de la presión
en la totalidad o parte del sistema venoso portal por el bloqueo circulatorio portohepático y
caracterizado por la existencia de esplenomegalia, várices esofagogástricas, circulación
colateral de la pared abdominal, ascitis, hemorroides y, en algunos casos, hepatomegalia.
Normalmente el gradiente de presión entre la vena porta y la vena cava inferior es menor
de 5 mmHg. Cuando aumenta por encima de 5 mmHg hay hipertensión portal, pero la
misma adquiere relevancia cuando sus valores son mayores de 10 mmHg (aparición de
las várices esofágicas) o mayores de 12 mmHg (hemorragia en las várices y aparición de
ascitis).
La sangre portal conduce los principios nutritivos absorbidos en el intestino, hasta el
hígado, donde deben ser metabolizados. La vena porta aporta 70% del flujo sanguíneo
hepático. La arteria hepática aporta el 30% restante.
La hipertensión portal puede ser clasificada en prehepática cuando ocurre antes de la
llegada de la porta al hígado, en hepática cuando se produce un pasaje dificultoso de la
sangre a través de los sinusoides hepáticos o suprahepática cuando se produce una
obstrucción en la vena cava inferior, en la vena suprahepática o un remanso circulatorio
en el corazón derecho.
Cuando por alguna razón está impedido el retorno de la sangre venosa hacia la vena cava
inferior y el corazón derecho por la presencia de hipertensión portal se desarrollan
sistemas venosos colaterales mediante los cuales la sangre intenta regresar al circuito
mayor. Uno de ellos es sistema de las venas gástricas cortas que confluyen hacia la
venas esofágicas provocando la aparición de várices esofágicas y drenando finalmente en
la vena ácigos. Las venas subcutáneas abdominales y el sistema venoso peri-umbilical de
la pared abdominal, puede ser utilizado también como vía de retorno a la circulación
general, lo que puede producir el síndrome de Cruveilhier-Baumgarten (venas colaterales
muy grandes y tortuosas que se asocian con soplo en la zona umbilical) y la presencia de
circulación colateral visible a ambos lados del abdomen. Otra vía de retorno de la sangre
portal a la circulación general son las venas de Retzius, que representan conexiones entre
ramas de la porta con venas de la region retroperitoneal. También se utilizan con igual fin
las venas de Sappey, que son conexiones entre la porta y venas de la cara
posterosuperior del hígado, el diafragma y el pericardio. Por último la vena hemorroidal
superior rama de la porta pueden anastomosarse a otras venas hemorroidales (media e
inferior) que convergen en forma directa en la cava inferior, provocando la aparición de
hemorroides en estos pacientes.
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presenta trastornos de la coagulación y a veces plaquetopenia. Pueden requerir la
administración de plasma fresco o concentrados de factores de la coagulación para
mejorar los niveles circulantes de los factores de coagulación y a veces puede ser
necesario hasta transfundir plaquetas. Por otro lado la presencia de abundante sangre en
el tubo digestivo facilita la descompensación de la insuficiencia hepática.
La ruptura de las várices esofágicas se produce exclusivamente por la excesiva presión
en el interior de las várices. Las várices de gran tamaño y con zonas de color rojo intenso
en su superficie tienen mayor riesgo de sangrar. Si el paciente sobrevive a una
hemorragia digestiva por várices esofágicas la tasa de recidiva en uno o dos años es del
63% y la mortalidad del 33%, por ello se hace necesario el tratamiento profiláctico.
Las várices gástricas pueden ser continuación de las esofágicas o más raramente puede
el paciente tener várices gástricas aisladas (son más frecuentes en la hipertensión portal
prehepática). Se encuentran en 20% de los pacientes con hipertensión portal. Estos
pacientes tienen mayor incidencia de encefalopatia hepática y ellas son responsables de
5 al 10% de los casos de hemorragia digestiva alta en pacientes con cirrosis.
Ascitis se produce por una triple conjunción, por un lado por la hipoalbuminemia de la
insuficiencia hepática, por otro lado por el éstasis sanguíneo en el lecho portal por la
estenosis fibrótica hepática, y por otro lado por el hipoflujo renal por la llegada de poca
sangre al corazón con activación del sistema renina angiotensina aldosterona con
retención de sodio y de agua.
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Sangrado hemorroidal: la anastomosis entre la hemorroidal superior rama de la porta
con las venas hemorroidales media e inferior ramas de la porta provoca la aparición de
hemorroides anales sujetas a alta presión, cuya ruptura puede provocar sangrado intenso.
PREHEPÁTICA
HEPATICA
PRESINUSOIDAL
-Esquistosomiasis
-Fibrosis hepática congénita
-Esclerosis hepatoportal (hipertensión portal primaria)
-Trastornos mieloproliferativos (enfermedad de Hodgkin, leucemia mieloide)
-Sarcoidosis y enfermedad de Gaucher
-Toxicidad por arsénico
-Cirrosis biliar primaria
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-Obstrucción sinusoidal
-Degeneración grasa
-Hepatitis tóxica
-Enfermedad de Wilson
-Cirrosis
HEPATICA
POSTSINUSOIDAL
-Cirrosis
1. Nutricional (alcohólica)
2. Postnecrótica
3. Biliar secundaria
-Hemocromatosis
-Hepatitis viral aguda y crónica
-Hepatitis alcohólica
-Síndrome de Budd-Chiari (intrahepático)
1. Enfermedad venooclusiva
2. Estados de hipercoagulabilidad (hemoglobinuria paroxística nocturna,
anticonceptivos orales)
POST-HEPATICAS
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Traumatismos
Sepsis
Trombosis de la vena cava inferior
Malformación congénita de la vena cava inferior
-Causas cardíacas
1. Pericarditis constrictiva
2. Insuficiencia cardíaca congestiva
3- Valvulopatía tricuspídea
-Hipertensión portal por hiperflujo
-Fístula arteriovenosa
1. Entre arteria hepática y vena porta
2. Esplénica
3. Mesentérica
-Esplenomegalia masiva
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3- Tomografía computada helicoidal
4- Venografia hepática retrógrada de enclavamiento con dioxido de carbono, permite
ver la porta en 70% de los casos.
Cuando existe hipertensión sinusoidal o post sinusoidal, tanto la presión venosa portal
como la presión suprahepática enclavada se encuentran elevadas, mientras que en la
obstrucción presinusoidal la presión venosa portal está alta pero la presión suprahepática
enclavada es normal.
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valor basal o que esté alrededor de 55 latidos por minuto. Los efectos adversos más
comunes son la astenia y la impotencia.
Los nitratos relajan la pared vascular mediante la formación intracelular de óxido nítrico y
5 nitrosothiol. Ello estimula a la guanilato-ciclasa generando GMPc que disminuye la
permeabilidad de las células al calcio extracelular e inhibe la liberación de calcio
intracelular desde el retículo endoplasmico. Se utiliza el 5 mononitrato de isosorbide por
vía oral en dos tomas diarias 20 mg/día, pudiendo aumentar la dosis hasta 60 a 80 mg por
día. Se debe reducir la tensión arterial media sólo en 15 al 20%. La hipotensión y la
cefalea son los efectos colaterales que limitan su uso. Actúan sobre la presión portal de
dos formas, por un lado al producir hipotensión arterial en forma refleja se produce
vasoconstricción esplácnica con disminución del flujo sanguíneo portal y porto-colateral.
Además al usar dosis elevadas disminuye la resistencia vascular intrahepática y porto-
colateral, por acción sobre los miofibroblastos presentes en las paredes de los vasos
intrahepáticos y los tabiques fibrosos del hígado cirrótico. La reducción promedio de la
presión portal es menor que con los beta bloqueantes y hay un grupo de pacientes que no
responden a la droga.
El uso de la combinación nitratos-betabloqueantes permite obtener una mejor respuesta
hipotensora, que al usar ambas drogas por separado. Ello permite lograr con mayor
frecuencia una disminución mayor del 20% en los niveles de hipertensión portal, lo que
reduce significativamente el riesgo de resangrado en estos pacientes. Si se logra
mantener al paciente con presiones portales menores de 12 mmHg se considera que el
paciente está protegido contra el resangrado de las várices esofágicas o del techo
gástrico.
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veces para minimizar el riesgo de encefalopatía hepática se minimiza la
comunicación entre los vasos a sólo 8 mm.
B) Derivación espleno-renal: utiliza las venas gástricas cortas, el bazo y la
vena esplénica y la vena renal izquierda, esta técnica permite mantener
una adecuada perfusión hepática en el 90% de los casos con menor
incidencia de encefalopatía.
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CAPITULO 6
SINDROME ASCITICO
La ascitis es la acumulación excesiva de líquido libre dentro de la cavidad peritoneal. Ella
se vuelve clínicamente detectable cuando se acumulan más de 500 ml. Cuando la ascitis
se asocia a la presencia de edemas generalizados hablamos de síndrome ascítico
edematoso.
ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA
Más del 90 % de las ascitis son secundarias a sólo cuatro causas: cirrosis hepática,
carcinomatosis peritoneal, insuficiencia cardiaca y peritonitis tuberculosa. Se recordará
siempre que toda peritonitis bacteriana se acompaña de ascitis.
Existen diferentes teorías que podrían explicar los mecanismos fisiopatológicos que
intervienen en la génesis y en el mantenimiento de la ascitis en los hepatópatas:
1- Teoria del volumen circulante bajo, "teoría del bajo llenado" (underfill): la
hipertensión portal provoca una contracción del volumen circulante efectivo (aquella parte
del volumen que es efectiva en estimular los receptores de volumen). Se combinan para
esto:
La hipertensión portal
La dilatación del lecho vascular esplácnico
La hipoalbuminemia
La vasodilatación periférica mediada por el óxido nítrico asociada a apertura de
shunts arterio-venosos.
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un individuo normal deberían provocar una hipertensión arterial maligna. La vasodilatación
del cirrótico es esplácnica, y se cree que estaría mediada por altos niveles circulantes de
óxido nítrico. A medida que progresan la ascitis y la vasodilatación con baja resistencia
vascular periférica, disminuye el flujo arterial efectivo produciendo disfunción renal con
desarrollo de sindrome hepatorenal. Esta complicación es un evento terminal en el
paciente cirrótico con ascitis, con una mortalidad cercana al 100% aún con transplante
hepático.
Además, el aumento de la presión sinusoidal, conduce a una mayor producción de linfa y
como los sinusoides no poseen membrana basal son muy permeables. El flujo linfático
aumenta linealmente con el aumento de la presión y se produce una extravasación de
linfa al peritoneo a través de la cápsula hepática, lo que ayuda a la focalización de la
ascitis.
Gran volumen
También llamada de ascitis tensa, corresponde al abdomen de forma globosa, que no se
modifica con las posiciones del paciente, sea con el paciente acostado en distintos
decúbitos, sea parado. Este tipo de ascitis provoca disconfort en el paciente,
generalmente llevando a la disnea, al impedir la expansión diafragmática, inclusive, puede
provocar la aparición de atelectasias en las bases pulmonares. El ombligo puede estar
desplegado.
Medio volumen
Cuando el paciente se encuentra parado, el volumen líquido se restringe a cerca de dos
tercios de la altura abdominal, dando una protusión menor que la anterior. Cuando el
paciente se acuesta, el líquido se ubica en los flancos y espacios parietocólicos, mientras
el centro del abdomen se torna plano. Esta forma de abdomen es conocida como el
abdomen en batracio.
Pequeño volumen
Generalmente imperceptible con el paciente acostado, puede ser detectado en la posición
de pie. La ascitis de pequeño volumen es identificada mediante la ecografía.
CAUSAS DE ASCITIS
Ascitis quilosa
Es el acúmulo de un líquido peritoneal turbio, lechoso o cremoso debido a la presencia de
linfa torácica o intestinal. Este líquido muestra glóbulos microscópicos de grasas con la
tinción de Sudán y aumento del contenido de triglicéridos en el examen químico. El líquido
opaco lechoso suele presentar una concentración de triglicéridos > 1000mg/dL. Un líquido
turbio debido a leucocitosis o células tumorales puede confundirse con el líquido quiloso
(pseudoquiloso), por lo que a menudo resulta útil la alcalinización y la extracción con éter
de la muestra. Los álcalis tenderán a disolver las proteínas celulares y por tanto reducen
la turbidez; la extracción con éter eliminará la turbidez del líquido cuando ésta se debe a
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los lípidos. La ascitis quilosa es consecuencia casi siempre de una obstrucción linfática
por traumatismo, tumor (especialmente, linfomas), tuberculosis, filariosis, o anomalías
congénitas. También se puede observarse en el síndrome nefrótico.
Ascitis de la cirrosis
En las cirrosis la ascitis se produce por la hipoalbuminemia de la insuficiencia hepática y
por la hipertensión portal. (ver apartado de fisiopatología de la ascitis en el hepatopata,
supra) Se observa líquido claro translúcido, celularidad baja (menos de 500 células/mm³)
con predominio moderado de polimorfonucleares, siendo un trasudado (proteínas
inferiores a 3 g/dL).
Ascitis peritonítica
Todos los pacientes con peritonitis acumulan líquido en la cavidad peritoneal, por ello
siempre que hay peritonitis hay ascitis. El líquido en estos casos es un exudado. Existe
líquido turbio con gran contenido de proteínas y células, a expensas de
polimorfonucleares; los valores de glucosa y pH son bajos. Por la tinción de Gram y el
cultivo se pondrá de manifiesto la etiología, siendo habitualmente polimicrobiana y con
existencia de anaerobios.
Ascitis pancreática
Se acompaña casi invariablemente de una extravasación de líquido pancreático desde el
sistema ductal del páncreas, casi siempre a partir de un pseudoquiste con fugas. El
aspecto del líquido es variable, pero su característica principal es el elevado valor de
amilasa (casi siempre arriba de 1000 unidades) y de lipasa. El aspecto del líquido suele
ser turbio, serohemorrágico o quiloso. Hay exudado. La amilasa está muy elevada. Los
leucocitos son variables aunque habitualmente hay predominio linfocitario.
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Ascitis biliar
Se caracteriza por su color verdoso, se produce por el extravasamiento de bilis hacia la
cavidad peritoneal como consecuencia de traumatismos abdominales o procedimientos
quirúrgicos sobre el hígado o vías biliares, o ruptura de la vesícula biliar por colecistitis.
Ascitis urinaria
Por traumatismos o lesiones quirúrgicas del tracto urinario con formación de fístula hacia
la cavidad peritoneal. En recién nacidos pueden ser por anomalías congénitas. El dosaje
de la urea e creatinina en el líquido obtenido por paracentesis indica valores muy por
encima de los niveles plasmáticos.
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En los hepatopatas la aparición de la ascitis suele estar precedida durante algunos días
por la distensión del abdomen con gas (meteorismo), los viejos clínicos llamaban a esto
“el viento antes de la tormenta”.
La aparición de ascitis se manifiesta clínicamente por distensión abdominal. Si la
concentración de líquido ascítico es pequeña su presencia puede pasar inadvertida. Sin
embargo cuando el volumen de ascitis es muy elevado, ésta es fácilmente detectable por
percusión abdominal, apreciándose una matidez en los flancos y el hipogastrio (volumen
mínimo detectable por matidez: 1.500 ml) que se desplaza al ladear al paciente a la
derecha o a la izquierda (matidez desplazable). Si el paciente es colocado es posición
genupectoral, y se le percute la región abdominal, el mínimo volumen de líquido detectado
por matidez pasa a ser de unos 120 ml.
En pacientes con ascitis de gran volumen podemos detectar la onda ascítica. Al percutir
con un dedo el abdomen en un flanco, percibiremos con la mano opuesta colocada sobre
la pared abdominal la vibración trasmitida por el líquido ubicado dentro de la cavidad
abdominal. Es de escaso valor diagnóstico, ya que se requiere mucha cantidad de líquido
para manifestarse.
Cuando la distensión abdominal es muy intensa, es difícil detectar el hígado y el bazo por
palpación, en estas circunstancias es interesante buscar el signo del témpano, que
consiste en deprimir bruscamente la pared abdominal del epigastrio, el hipocondrio
derecho o el izquierdo El hígado y el bazo se hundirán primero en el líquido ascítico y
luego percibiremos el choque de rebote o de retorno del órgano contra la mano colocada
sobre la pared abdominal.
Con frecuencia la enorme cantidad de líquido ascítico acumulado en el peritoneo provoca
una excesiva elevación diafragmática, con aparición de disnea por disminución de la
capacidad ventilatoria. Pueden aparecer atelectasias en las bases pulmonares
El aumento de la presión intraabdominal es asimismo responsable de la aparición de
hernias crurales y umbilicales hecho relativamente frecuente en la ascitis refractaria al
tratamiento diurético.
Un elevado porcentaje de pacientes cirróticos con ascitis, presenta edemas en las
extremidades inferiores, que en ocasiones preceden en semanas o meses a la aparición
de la ascitis. Aproximadamente el 10% de los cirróticos con ascitis presentan derrame
pleural, en el 70% localizado en el lado derecho.
1-Investigar la causa de ascitis y cuando sea necesario tomar una muestra para
biopsia peritoneal.
2-Evaluar la infección bacteriana del líquido ascítico.
3-Efectuar tratamiento: a) retirar líquido para aliviar el dolor abdominal o una
disnea severa, o b) administrar sustancias quimioterapéuticas.
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punto ubicado en la línea imaginaria que une el ombligo con la espina ilíaca
anterosuperior, a dos tercios del ombligo.
b) Antes de proceder a la punción se aconseja administrar media ampolla de atropina
intramuscular para evitar reacciones vagales.
c) La zona a punzar debe ser pintada con antisepticos tipo yodo povidona con mucho
esmero, recordar que la complicación más temida del procedimiento es que el
propio médico contamine la cavidad peritoneal por no cumplir las medidas de
asepsia correctas provocando una peritonitis.
d) Si la paracentesis tiene sólo fines diagnósticos alcanza con extraer 50 mL de
líquido en varios tubos de ensayo que serán enviados al laboratorio. En uno de
ellos se solicitará celularidad, fórmula leucocitaria, bioquímica (glucosa, LDH,
amilasa, proteínas y, si es posible, adenosindesoxiamina-ADA y albúmina). Otro de
ellos se enviará a anatomía patológica para visualizar las características de las
células para detectar la presencia de células neoplásicas. El último tubo se enviará
a bacteriología para tinciones de Gram y Ziehl Nielsen, y cultivo. Se prefiere enviar
las muestras para cultivo directamente en frascos de hemocultivo ya que se
obstiene de esta manera el germen causal en el 80% de los casos.
e) La apariencia macroscópica es de utilidad ya que un aspecto turbio, orienta hacia
infección, si es hemorrágico su origen es traumático o carcinomatoso y un aspecto
lechoso indica un aumento en contenido de triglicéridos de etiología maligna,
enfermedades linfoproliferativas o de origen cirrótico.
f) La paracentesis evacuadora sólo estará indicada de urgencia en la ascitis a
tensión para aliviar la disnea o el dolor, pudiendo realizarse en la sala de
observación. Se extraerá en estos casos todo el líquido posible. Cuando se
efectuan paracentesis masivas, hay alto riesgo de que se produzca un movimiento
brusco de líquido desde el espacio intravascular al espacio peritoneal con
reaparición de la ascitis y shock hipovolémico. Para evitarlo se debe infundir
albúmina o dextrán para aumentar al presión oncótica intravascular y prevenir
dicho pasaje. La reposición de albúmina será a razón de 6-8 g por litro de líquido
extraído.
g) En los pacientes hepatópatas con ascitis refractaria al tratamiento diurético, el
único tratamiento posible es la realización de paracentesis evacuadoras frecuentes
programadas cada 15 a 20 días.
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Cirrosis Carcinomatosis peritoneal
Hepatitis alcohólica TBC peritoneal en paciente no cirrótico
Metástasis hepáticas masivas Ascitis pancreática en paciente no
cirrótico
Fallo hepático fulminante Ascitis biliar en paciente no cirrótico
Síndrome de Budd-Chiari Síndrome nefrótico
Trombosis de la vena porta Ascitis de las colagenopatías (serositis)
Enfermedad veno-oclusiva hepática Ascitis por obstrucción o infarto intestinal
Hígado graso agudo del embarazo
Mixedema
Ascitis de etiología mixta
Si la amilasa en el líquido ascítico es mayor que en sangre nos orienta hacia la posibilidad
de una ascitis pancreática o de origen intestinal.
Si la bilirrubina en líquido ascítico es mayor que en sangre nos orienta hacia una ascitis
de origen intestinal o biliar.
La concentración de proteínas en valores superiores a 2 gr/100 ml sugieren infección
(peritonitis bacteriana espontánea del cirrótico), ascitis de origen pancreático, cáncer o
síndrome de Budd-Chiari.
Con respecto al análisis del predominio de células en el líquido ascítico, normalmente
existen menos de 500 leucocitos por mm3 y menos de 250 polimorfonucleares. Si existen
más de 500 leucocitos por mm3 y más del 50% son polimorfonucleares y/o más de 250
polimorfonucleares por mm3, ello indica que existe infección del líquido ascítico pudiendo
tratarse de una peritonitis bacteriana espontánea (PBE), o bien tratarse de una peritonitis
bacteriana secundaria
Si existe un predominio de linfocitos en el líquido, nos orienta hacia un origen tuberculoso
o carcinomatoso. Un predominio de hematíes sugeriría origen traumático o bien
carcinomatoso cuya confirmación sería mediante citología del líquido positiva para
malignidad.
La determinación de la concentración de adenosindesaminasa (ADA) en el líquido ascítico
es de gran utilidad en el diagnóstico de la ascitis tuberculosa, puesto que se halla elevada
en la gran mayoría de los casos.
La biopsia de peritoneo mediante laparoscopía puede ser útil para el diagnóstico de las
ascitis no purulentas en las cuales el líquido tiene una concentración de proteínas mayor
de 25 g/L, no es rico en amilasa, y en el cual el examen directo no muestra células
malignas ni tampoco bacilos ácido-alcohol resistentes.
Está contraindicada la realización de paracentesis en:
COMPLICACIONES DE LA ASCITIS
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1. Hernias de la pared abdominal: las hernias umbilicales e inguinales son muy
comunes en los pacientes con ascitis. La cirugía es el tratamiento electivo, ya que
la mitad o más sufre en algún momento alguna complicación. En el preoperatorio
es necesario evacuar la mayor cantidad de ascitis, ya que sino la hernia recurre en
el 73% de los casos debido a que la ascitis no permite el cierre adecuado de la
pared abdominal.
2. Derrame pleural: pueden verse en los pacientes con ascitis cirrótica (5% de los
casos). Generalmente son unilaterales y del lado derecho, pero ocasionalmente
son bilaterales a predominio derecho. Del lado izquierdo del tórax suelen verse los
tuberculosos. Suelen ser de pequeño volumen si opacifican todo el pulmón se
denominan hidrotórax hepático. Estos se producirían por una debilidad congénita
de la porción membranosa del diafragma derecho, permitiendo el pasaje de liquido
del abdomen a la cavidad torácica.
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CAPITULO 7
SINDROME ICTERICO
Se denomina ictericia a la coloración amarillenta de la piel y mucosas producido por el
depósito de bilirrubina, es detectable clínicamente cuando sus niveles plasmáticos
superan los 2.3 mg/dl. Existe en estos casos pigmentación amarilla de la esclerótica.
Debe diferenciarse de las pseudoictericias que se producen por: hipercarotinemia
(ingestión excesiva de zanahorias, hipotiroidismo, diabetes mellitus), retención de
urocromos e ingestión de ácido pícrico. En ellas la coloración amarillenta suele estar
restringida a la piel y no afecta a las mucosas.
Esta coloración amarilla de piel y mucosas se debe a que existe una mayor afinidad de la
bilirrubina por los tejidos elásticos, lo que hace que la coloración sea más marcada en las
zonas donde hay mayor proporción de los mismos (conjuntiva ocular, piel de la cara).
La intensidad y la tonalidad del color varía desde el anaranjado hasta el verde oscuro, y
depende de la fracción predominante del pigmento y de sus niveles plasmáticos.
Diferenciamos:
--- una ictericia flavínica (a predominio de bilirrubina indirecta por hemólisis, con
piel de color amarillo limón)
--- una ictericia rubínica (con elevación de ambas bilirrubinas pero a predominio de
bilirrubina directa, por daño hepatocelular, como ocurre en las hepatitis de color
amarillo naranjado)
--- una ictericia verdínica (con neto predominio de bilirrubina directa, producida por
la obstrucción de la vía biliar, de color amarillo verdoso)
METABOLISMO DE LA BILIRRUBINA
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La bilirrubina es captada activamente por el polo sinusoidal de las células hepáticas
uniéndose a proteínas intracelulares Y y Z. La proteína Y o ligandina es la principal, en el
feto no existe y aparece a los 10 días de nacer. La proteína Z fija la bilirrubina cuando se
satura la Y y ya existe en la vida fetal.
Estos carrier transportan la bilirrubina al sistema reticuloendoplásmico liso hepatico
donde se produce la conjugación.
La bilirrubina liposoluble o no conjugada se conjuga con el ácido glucurónico y una
pequeña porción con sulfatos en el interior del hepatocito. El enzima más importante que
interviene en este proceso es la glucuroniltransferasa y la molécula formada es el
diglucorónico de bilirrubina.
La bilirrubina conjugada o directa es hidrosoluble y puede ser excretada hacia el
canalículo biliar por un proceso dependiente de energía. Puede atravesar el filtro renal
apareciendo en orina y como no es liposoluble no atraviesa la barrera hematoencefálica
no siendo tóxica para el cerebro.
Su excreción renal puede ser inhibida por: ampicilina, tiazidas y productos
colecistográficos.
Luego de su llegada a la vía biliar, por el colédoco la bilirrubina conjugada llega al
duodeno y al intestino. Por la acción de las bacterias intestinales se reduce a
“estercobilinógeno” y “urobilinógeno” que colorean las heces. Parte del estercobilinógeno
es reabsorbido por el colon a la sangre y vuelve al hígado (circulación enterohepática).
El estercobilinógeno y el urobilinógeno son oxidados y se convierten en estercobilina y
urobilina siendo eliminados por heces. Son responsables del color habitual de la materia
fecal.
PREHEPATICAS
HEPATICAS
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probablemente por competición en la captación de bilirrubina por proteínas de la
membrana o del citosol del hepatocito.
Crigler-Najjar Tipo I
Es una enfermedad autosómica recesiva debida a una mutación homocigota en el gen
que codifica la UDP-GT (situado en el cromosoma 2), que hace que la actividad UDP-GT
sea nula. Cursa con ictericia importante, por lo general con bilirrubinemia superior a 20
mg/dL (340 mmol/L), a base de bilirrubina indirecta, desde el nacimiento y causa la
muerte por kernicterus en el primer año de vida. La biopsia hepática es normal. Su
tratamiento es el trasplante hepático y debe realizarse antes del desarrollo de kernicterus;
entre tanto, la fototerapia o la plasmaféresis pueden evitar la afección neurológica.
Crigler Najjar Tipo II (síndrome de Arias)
Se debe a una mutación en ambos alelos del gen de la UDP-GT, al menos uno de ellos,
codifica una proteína con actividad enzimática muy escasa. Los pacientes presentan
hiperbilirrubinemia no conjugada oscilante entre 6 y 20 mg/dL , que puede aumentar en
los procesos infecciosos o con el ayuno. Raras veces se produce kernicterus, pero se han
descrito episodios de encefalopatía reversible en relación con las reagudizaciones. La
biopsia hepática es normal. A diferencia del tipo I, en el que la bilis (obtenida por aspirado
duodenal) es pálida y la cantidad de bilirrubina es casi nula y no conjugada, en el tipo II
existen cantidades apreciables de bilirrubina, aunque predomina la forma
monoglucuronizada. El tratamiento con inductores enzimáticos como el fenobarbital
consigue disminuir la hiperbilirrubinemia al menos un 30%. La fototerapia también es
efectiva.
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molestias abdominales vagas y raramente puede hallarse hepatomegalia o
esplenomegalia. Existe una alteración en la eliminación urinaria de coproporfirinas
exclusiva de esta enfermedad: la cantidad total es normal, pero el isómero I supone más
del 80% del total (habitualmente, el 75% de las coproporfirinas urinarias son del isómero
III). En la colecistografía oral no se observa la vesícula biliar, pero la vía biliar puede verse
con ácido dimetiliminodiacético (HIDA) marcado con 99mTc. El hígado es de color negro
debido a la acumulación de un pigmento, posiblemente polímeros de metabolitos de la
adrenalina, en los hepatocitos centrolobulillares. El diagnóstico se confirma con la biopsia
hepática y del estudio de coproporfirinas urinarias. El pronóstico es bueno y la
enfermedad no requiere tratamiento; únicamente se recomienda evitar los tratamientos
con estrógenos.
4)COLESTASIS
Está causada por una alteración de los mecanismos fisiológicos que intervienen en la
formación de bilis por los hepatocitos. Las causas usuales que la producen son:
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Sarcoidosis
Amiloidosis
Drepanocitosis
Ductopenia idiopática del adulto
Toxicidad farmacológica: Entre los fármacos que pueden producirla se destacan por su
frecuencia: clorpromazina y otras fenotiazinas, eritromicina, sulfamidas, sulfonilureas,
antiinflamatorios no esteroides, esteroides anabolizantes y anovulatorios y, aunque con
menor frecuencia, algunos fármacos de uso común, como amoxicilina-clavulánico o
captopril.
Hepatitis: Algunas hepatitis víricas agudas, especialmente por virus A y E, presentan, tras
la fase aguda, un síndrome colestásico que en general no empeora el pronóstico y puede
durar varios meses. En algunos casos de hepatitis alcohólica puede haber colestasis
importante. Las hepatitis crónicas pueden cursar con ictericia.
Cirrosis: debido a la insuficiencia hepática en la cirrosis hay ictericia con aumento de
ambas bilirrubinas a predominio de bilirrubina directa. En la cirrosis, la presencia de
ictericia tiene mal pronóstico.
Hígado de sepsis: Las infecciones, sobre todo por bacilos gramnegativos, pueden
ocasionar colestasis funcional, con aumento de la fosfatasa alcalina y ligera
hipertransaminasemia sin prurito. Esta complicación es más frecuente en recién nacidos y
hepatópatas.
Colestasis benigna postoperatoria: se caracteriza por la aparición, 1-10 días después
de una intervención quirúrgica mayor, de ictericia, en ocasiones muy importante con
incremento de fosfatasa alcalina y ligera hipertransaminasemia. La biopsia hepática
muestra colestasis, sin inflamación ni necrosis. Es autolimitada y no empeora el
pronóstico.
Colestasis benigna recurrente del embarazo: es un trastorno autosómico dominante
con expresión variable que cursa con prurito y, en ocasiones, ictericia ligera. Sucede
típicamente en el tercer trimestre y se resuelve en las primeras dos semanas tras el parto.
El pronóstico es bueno, aunque se asocia a un mayor riesgo de distrés fetal, parto
prematuro y muerte neonatal. Puede recurrir en embarazos posteriores o presentarse en
caso de consumo de anticonceptivos hormonales.
Colestasis benigna recurrente idiopática es un trastorno infrecuente, autosómico
recesivo en el que se produce una alteración en la excreción biliar de aniones orgánicos.
Cursa en brotes de 3-4 meses de duración; el primero de ellos sucede en la adolescencia
y puede desencadenerse con un tratamiento estrogénico. Habitualmente, los brotes están
precedidos por una fase preictérica que dura 2-4 semanas en la que existe malestar
general, anorexia y prurito. La biopsia hepática muestra una importante colestasis
centrolobulillar y un ligero infiltrado inflamatorio en los espacios porta. Entre los brotes los
estudios bioquímicos e histológicos son normales. Su pronóstico es bueno.
Nutrición parenteral puede causar esteatosis hepática, colestasis e inflamación portal y
favorece la formación de litiasis biliar. Puede aparecer ictericia tras su administración
durante 3-4 semanas, cuando los lípidos representan más del 60% del aporte calórico
diario.
Linfomas: El 3-10% de los linfomas hay ictericia por infiltración hepática o por obstrucción
biliar extrahepática por compresión ganglionar o por toxicidad del tratamiento
quimioterápico o como fenómeno paraneoplásico.
Síndrome de Schaeffer: es un síndrome paraneoplásico del cáncer renal. Se presenta
hasta en el 10% de los casos tienen colestasis con ictericia sin hallazgos patológicos
microscópicos y cede por completo si se efectúa la exéresis del tumor.
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Insuficiencia cardíaca derecha y congestiva: El 25-75% de estos pacientes tienen
hiperbilirrubinemia, con ictericia en el 10-20% de los casos.
Protoporfiria eritrocítica se produce colestasis aparentemente funcional, aunque puede
deberse a la precipitación intracanalicular de cristales de protoporfirina.
Síndrome de Aagenae (linfedema hereditario con colestasis recurrente) es una rara
enfermedad de herencia autosómica recesiva caracterizada por linfedema crónico en
extremidades inferiores y colestasis a partir del primer mes de vida, que se prolonga hasta
la edad de 1-6 años.
Síndrome de Zellweger (síndrome cerebrohepatorrenal) existe una alteración en los
peroxisomas hepáticos que impide la oxidación de los ácidos biliares. Los pacientes
mueren poco después del nacimiento.
Colestasis intrahepática familiar progresiva o enfermedad de Byler: se acompaña de
una colestasis grave con hepatomegalia y/o esplenomegalia, sin hipercolesterolemia y sin
el desarrollo de xantomas. Su curso clínico, habitualmente hacia la cirrosis biliar
secundaria, se caracteriza por remisiones espontáneas y recurrencias, en general
desencadenadas por infecciones respiratorias. La evolución tras el trasplante hepático es
favorable.
Ductopenia idiopática del adulto: es una enfermedad muy rara, con colangiograma normal,
anticuerpo antimitocondrial negativo, y con una biopsia hepática con ductopenia no
compatible con colangitis esclerosante.
Sarcoidosis: produce un sindrome difícil de distinguir de una cirrosis biliar primaria con
prurito, aumento de la fosfatasa alcalina, ictericia, hepatomegalia e hipercolesterolemia.
Produce destrucción progresiva de los conductos por granulomas portales y periportales con
evolución a la cirrosis.
Amiloidosis: se observa tanto en las amiloidosis primaria como en la secundaria. Produce
disfunción hepática moderada con hepatomegalia. En algunos casos, los depósitos amiloides
impiden la excreción de la bilis hacia los conductos septales produciendo una mayor ictericia
con aumento de la fosfatasa alcalina y aumento del colesterol. Los depósitos amiloides son
preferentemente periportales.
Drepanocitosis: produce un cuadro de dolor en hipocondrio derecho con ictericia y aumento
de la fosfatasa alcalina con variable elevación de las transaminasas
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puede cursar con colangitis de repetición y con formación de cálculos biliares
pigmentarios intrahepáticos.
En la fibrosis quística puede producirse obstrucción de las vías biliares intrahepáticas por
un depósito de material eosinófilo, pero es más frecuente la estenosis biliar secundaria a
la enfermedad pancreática. Este síndrome colestásico puede causar una cirrosis biliar
secundaria.
En el síndrome de Alagille (displasia arteriohepática) hay escasa cantidad de conductos
biliares interlobulillares, lo que causa colestasis clínicamente evidente en los primeros
meses de vida. A menudo se asocia a dismorfia facial y otras malformaciones
cardiovasculares. Parece heredarse con carácter autosómico dominante, con penetrancia
variable.
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CAPITULO 8
CONSIDERACIONES GENERALES CON RESPECTO A
LOS SINDROMES DE HEPATITIS AGUDA Y CRONICA
Hepatitis aguda
Es un cuadro de comienzo agudo en el cual el paciente presenta marcada astenia,
marcado decaimiento, anorexia, sensación nauseosa con asco frente a los alimentos,
asco al cigarrillo, puede tener vómitos. A veces puede comenzar como una enfermedad
del suero con artritis, rash cutáneo y eritema cutáneo. Luego se instaura la ictericia
hepatocelular con coluria y acolia. El paciente puede referir una molestia sorda en
hipocondrio derecho, donde se puede palpar un hígado levemente aumentado de tamaño
y blando. En el laboratorio la confirmación de la presencia del cuadro hepatítico está dado
por la elevación de las transaminasas AST y ALT en general varias veces por encima de
lo normal
Las causas de hepatitis agudas son:
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El paciente con hepatitis crónica es un paciente asintomático que sólo presenta elevación
de las transaminasas durante más de seis meses. Las causas más comunes son la
cronificación de la hepatitis B y C. Cómo diagnostico diferencial se deberá descartar una
cirrosis, una enfermedad de Wilson, una hepatitis autoinmune y una hepatitis
medicamentosa.
Hepatitis B crónica
Hepatitis C crónica
Enfermedad de Wilson
Hepatitis autoinmune
Hepatitis medicamentosa
Todo paciente con hepatitis crónica deberá ser sometido a una biopsia hepática ya que no
hay correlación entre la clínica y el daño hepático que pueden presentar a la histologia. Se
le solicitarán marcadores de hepatitis B y C. La hepatitis crónica por virus B puede ser
tratada con interferon y con lamivudina, y la producida por virus C con ribavirina e
interferón. Lamentablemente sólo se consigue con el tratamiento la curación de un 50%
de los casos. El resto evoluciona a la cirrosis posthepatítica y al hepatocarcinoma.
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CAPITULO 9
HEPATITIS POR VIRUS HEPATITIS A
El virus de la hepatitis A es un virus ARN icosaédrico, no envuelto que mide 27 nm y
pertenece a la familia Hepatovirus. Se registraron cuatro genotipos del virus diferentes
que afectan humanos, aunque no se han encontrado diferencias biológicas entre ellos.
Hay aproximadamente 1.400.000 casos por año a nivel mundial y, debido a su vía de
contagio fecal oral, se encuentra con más frecuencia en áreas de pobreza con carencia
de higiene. Se trasmite mediante aguas o alimentos contaminados. También se puede
trasmitir por via sexual si hay contacto oral-fecal. El uso de heces humanas como
fertilizante favorece su diseminación. El consumo de mariscos que crecen en aguas
contaminadas favorece el contagio. Se puede trasmitir por sexo anal, siendo más común
en homosexuales. Las guarderias que atienden a niños menores de dos años son un
factor importante de diseminación del virus, ya que a esa edad la enfermedad es
anicterica por lo general.
El virus es resistente al pH gástrico y a la acción de la bilis y penetra a la circulación en el
intestino delgado. El virus se replica en las células del epitelio intestinal y se elimina por
heces entre la semana 1 a la semana 4 a partir del contagio. Se ha detectado antígeno
viral en el hígado, bazo, ganglios linfaticos y en la membrana basal glomerular. Se
eliminan particulas virales por la bilis. La materia fecal sigue siendo contagiosa hasta dos
semanas después de la aparición de los síntomas.
Curso clínico
El curso puede ir desde asintomático hasta incluso una forma con afección biliar que
puede desembocar en una falla hepática fulminante (rara) . Los niños por lo general son
asintomáticos mientras que el 70% de los adultos muestra síntomas de la enfermedad.
La incubación es de 30 días aproximadamente. Luego la enfermedad comienza con
síntomas inespecíficos tales como vómitos, anorexia, cefalea, malestar general, mialgias,
fiebre, fatiga, hepatomegalia y dolor en hipocondrio derecho. Hay pacientes que pueden
desarrollar una forma ictérica de la enfermedad en la cual la regularización de la
bilirrubina tarda más que la regularización de las transaminasas. Hay coluria e hipocolia.
En el 80% de los casos las transaminasas se normalizan en menos de seis meses, Un
pequeño número de pacientes puede desarrollar una forma recurrente de la enfermedad
volviendo a padecer los síntomas luego de una remisión que dura 4 a 5 semanas. Aunque
la enfermedad no pasa a un estado crónico, se descubrió que puede ser un gatillo para
activar una hepatitis autoinmune en individuos genéticamente predispuestos. Por último
puede haber manifestaciones fuera del hígado como artritis, trombocitopenia y anemia.
La lesión hepática cursa con aumento de la ALT mayor que la AST, aumento de la
bilirrubina a predominio directa, aumento de la fosfatasa alcalina y de la gamma GT. La
necrosis hepática se cree que es producida por la reacción inmune desencadenada por
los antígenos virales. La infección produce una respuesta de anticuerpos , al comienzo de
la IgM anti A y luego de una IgG anti A. En la anatomía patológica hay inflamación
centrilobulillar, portal y periporta, con linfocitos y células plasmáticas.
Se han descrito como complicaciones: pancreatitis aguda, alteraciones neurológicas,
insuficiencia renal y aplasia de la serie roja.
Diagnóstico
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En el hepatograma encontramos elevación de transaminasas, FAL y de bilirrubina.
También puede encontrarse en el hemograma una VSG aumentada.
El diagnóstico definitivo se hace detectando en el suero el anticuerpo IgM anti HAV el cual
está presente en el 99% de los enfermos al momento de la aparición de los síntomas. El
pico plasmático de IgM se hace a los 2 meses de la infección.
Tratamiento
Se indica reposo relativo, sólo se internan los pacientes de edad muy avanzada o los
portadores de hepatitis C crónica. Los primeros dias se aconseja una dieta con pocas
grasas y más rica en hidratos de carbono para aumentar la tolerancia oral.
Se aconseja administrar a la brevedad luego del contacto, IgG anti A especifica que tiene
una eficacia de prevención del 85%, 0,02 ml/kg IM, debe recibirlo todo contacto hogareño
o compañero sexual del paciente.
Hay vacunas diseñadas con virus inactivados. Hay dos en el mercado una de Glaxo y otra
del laboratorio Merck. Se administran dos dosis con un intervalo entre ellas de 6 a 18
meses. Tardan un mes en aparecer los anticuerpos protectores. Su eficacia es del 95%.
Se aconseja vacunar en zonas de incidencias elevadas, y a drogadictos, homosexuales, a
los reciben factores de coagulación intravenosos, a los portadores de hepatitis C y a los
que trabajan en contacto con el virus en laboratorios.
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CAPITULO 10
HEPATITIS POR VIRUS HEPATITIS B
Este virus forma parte de la familia Hepadnaviridae que comprende a virus ADN de doble
cadena. Posee tres proteínas superficiales: HbsAg; HBMag; HBLag. El genoma viral codifica
las proteína del core, el antígeno e (HbeAg), las tres proteínas de la superficie antes
nombradas y la proteína X.
La polimerasa viral es la única enzima producida y requiere de ARN para actuar.
La familia Hepadnaviridae para replicarse utiliza una transcriptasa reversa al igual que los
retrovirus. Hay alrededor de 10000 receptores moleculares por cada hepatocito lo que
explica la rápida unión del virus a las células hepáticas lo cual es seguido por un ingreso
lento del virus el cual puede tardar más de 16 horas. Luego de la entrada, la nucleocápside
se transporta dentro del núcleo de la célula liberando el ADN viral. Este ADN se utiliza para
la transcripción de los genes del virus. Este ARN sintetizado por la transcripción, se usa para
la traducción de proteínas o como molde para la producción del genoma de la progenie.
La transmisión del virus es por vía vertical durante el parto y por vía horizontal a través de los
fluidos (contacto con sangre o contacto sexual). La infección tiene un porcentaje de
cronicidad del 90% en recién nacidos y de un 10% en adultos.
La acción de los natural killers y los linfocitos citotóxicos se cree indispensable para erradicar
la infección ya que estas células destruyen a los hepatocitos infectados. Debido a esto, se
presupone que el porcentaje de cronicidad es mayor en individuos cuyo sistema inmune se
encontraba débil ante el momento del contacto con el virus.
Cerca de 1.000.000 de personas mueren por causas relacionadas a la hepatitis B por año.
Esto es más común en áreas como el sudeste asiático, China y la región del Sahara en
África.
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El curso fulminante de la enfermedad es raro (del 0.1 al 0.5%). Esta se debe a una lisis
masiva inmunomodulada de los hepatocitos.
El tratamiento por lo general es paliativo sin la necesidad de dar antivirales.
Replicación viral
Alcoholismo
Coinfección con hepatitis C (en este caso predominan los síntomas de la hepatitis C
dando un menor nivel de transaminasas. El riesgo de falla hepática fulminante aquí
es más elevado)
Coinfección con hepatitis D (acá por lo general también predomina la hepatitis D y
también hay mayor riesgo de hepatitis fulminante)
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niños. La característica clínica es la proteinuria. En contraste con la poliarteritis nodosa, no
hay ningún beneficio significativo del tratamiento con antivirales
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Además, la medición cuantitativa y cualitativa del ADN viral es importante para monitorear
una hepatitis oculta. Este se caracteriza por una infección por el VHB con niveles normales
de ADN viral pero con ausencia de HBsAg. Se recomienda sospechar una hepatitis oculta si:
1) Se observa una enfermedad criptogénica 2) Hay inmunosupresión 3) en transplantados
con serología positiva para VHB. Se recomienda que la carga viral se debe medir cada 3-6
meses mientras el paciente se haya en terapia anti VHB o para monitorear la hepatitis
crónica. También se recomienda la medición al principio del tratamiento para ver si hay
pacientes que no responden al mismo.
El genotipado del genoma del VHB, aunque no es un procedimiento estándar en la clínica,
puede ser útil. En primer lugar, el genotipo viral puede influir en el éxito de la terapia, por
ejemplo, los pacientes con una infección con el genotipo A del VHB tienen un resultado más
favorable que los infectados con el genotipo no-A. En segundo lugar, el genotipado es el
método más simple para la identificación de mutaciones que generan resistencia al
tratamiento, y desempeña un papel importante en la identificación de las cadenas de la
infección en un ambiente nosocomial o si la transmisión por donaciones de sangre o
productos sanguíneos.
A pesar de estar disponible una vacuna profiláctica, existen más de 350 millones
de personas infectadas en forma crónica en el mundo por el virus de la hepatitis B (VHB).
Estudios recientes han demostrado que la presencia de ADN del VHB en el suero por más
de una década se correlaciona con el riesgo de desarrollar cirrosis y hepatocarcinoma. Por lo
tanto, la supresión de la replicación del VHB a niveles por debajo del límite de detección
sensible es objetivo importante en el tratamiento del VHB. El riesgo relativo de cirrosis
aumenta en los pacientes, cuando se llega a niveles de ADN del VHB
≥ 300 copias / ml, independientemente de si tenían HBeAg negativa o positiva.
En los pacientes HBeAg-positivo la seroconversión de HBeAg a anti-HBe
resultó ser un marcador confiable para el pronóstico favorable de la hepatitis B crónica. En
estos pacientes, el HBsAg sigue siendo detectable, pero la replicación del VHB es baja o
incluso no detectable y los niveles de transaminasas son por lo general normales. A largo
plazo las observaciones revelan, sin embargo, que la seroconversión del HBeAg no siempre
puede ser tomada como una garantía para la remisión a largo plazo de la hepatitis crónica,
dado que, la reactivación de la enfermedad con "sero-reversión" (es decir, convertirse en
HBeAg positivo otra vez), así como el incremento de los niveles del ADN del VHB puede
ocurrir en hasta un 30% de los pacientes. Por lo tanto, la seroconversión del HBeAg debe
considerarse sólo en relación con la sostenida y completa supresión del ADN del VHB.
Pero aún así, los niveles normales de ALAT y la supresión de los niveles de ADN del VHB no
garantizan la remisión sostenida. Una vez que la terapia se detiene, la durabilidad de la
respuesta sigue siendo una preocupación teniendo en cuenta la fluctuación del curso de la
hepatitis B crónica HBeAg-negativa.
La pérdida de HBsAg o seroconversión a anti-HBs es la última meta y la más deseable, de la
terapia antiviral. La pérdida de HBsAg o seroconversión de HBsAg se asocia con una
completa y definitiva remisión de la actividad de la hepatitis B crónica y un mejor resultado a
largo plazo. Sin embargo, la pérdida de HBsAg o seroconversión puede ser inducido en un
número limitado de los pacientes después del tratamiento a corto plazo (<5%).
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-VIROLOGICOS
disminución sostenida del ADN del VHB, por lo menos <10000 copias / ml, ideal
<300 copias / ml
seroconversión HBe sostenida en los pacientes HBeAg-positivo
Idealmente, pérdida de HBsAg
-BIOQUIMICOS
Normalización sostenida de las transaminasas
-HISTOLOGICOS
reducción del estadio de fibrosis o ausencia de progresión de la misma en la
histología
reducción de la actividad inflamatoria en la histología
La biopsia hepática antes del inicio del tratamiento puede ser útil ya que puede proporcionar
información importante sobre el pronóstico de la enfermedad. Sin embargo, una biopsia del
hígado no es necesariamente obligatoria como para tomar una decisión sobre
tratamiento para la mayoría de los pacientes. En cambio, la biopsia hepática puede ser
necesaria en los casos en que los niveles de ADN del VHB sean bajos y los niveles de
transaminasas se encuentren elevados.
Los pacientes con VHB inmunotolerantes son en su mayoría menores de 30 años de edad
y pueden ser reconocidos por tener altos niveles de ADN del VHB, por ser HBeAg-positivos y
tener niveles normales de transaminasas sin cambios significativos en la histología hepática.
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Según la mayoría de las guías de práctica clínica la terapia inmediata no es necesaria. Sin
embargo los pacientes en mayor riesgo de hepatocarcinoma - aquellos con una historia
familiar positiva, y las procedentes de zonas de endemia como Asia o África - tal vez pueden
beneficiarse de la terapia antiviral temprana. Se están realizando estudios para aclarar esta
cuestión, especialmente para responder a la cuestión de si la intervención temprana con la
terapia antiviral puede influir positivamente a largo plazo en disminuir el riesgo de
hepatocarcinoma.
Interferones
IFN α es una citoquina natural con actividad inmunomoduladora, antiproliferativa y antiviral.
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La eficacia terapéutica de IFN α puede ser clínicamente reconocida por un aumento en los
niveles de transaminasas al menos dos veces por encima del nivel basal. En general una
respuesta a largo plazo definida por la seroconversión del HBeAg o supresión duradera del
ADN del VHB a niveles indetectables se puede lograr en aproximadamente el 30% de los
pacientes tratados. Se observó la remisión completa de los cambios fibróticos con la pérdida
del HBsAg. Además, hay una tendencia hacia la reducción de la descompensación hepática,
el desarrollo de carcinoma hepatocelular y la muerte asociada a la disfunción hepática.
Una disminución significativa de las transaminasas, así como de la concentración de ADN
del VHB también se demostró con el uso de interferón alfa estándar para el tratamiento de la
crónica la hepatitis B HBeAg-negativa. Sin embargo, estos pacientes recaen con frecuencia
después de la finalización del tratamiento (25-89%), evidenciado por la elevación de los
niveles de transaminasas y de la carga viral. La tasa de recaída parece ser mayor cuando la
duración del tratamiento es corto (16 a 24 semanas) en comparación con más tiempo (12 a
24 meses).
La adición de una molécula de glicol polietileno (PEG) al IFN resulta en un significativo
aumento de la vida media, lo que permite su administración una vez por semana. En muchos
centros asistenciales el IFN α estándar ha sido ampliamente sustituido por el PEG-IFN α.
Existen dos tipos de PEG-IFN: PEG-IFN α-2a y PEG-IFN α-2b, de los cuales PEG-IFNα-2a
se ha licenciado para el tratamiento de la infección crónica por el VHB en una dosis semanal
de 180 μg (subcutánea) durante 48 semanas tanto en pacientes HBeAg positivos y HBeAg-
negativos.
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El tratamiento a largo plazo con lamivudina se asocia con una reducción en la progresión de
la fibrosis del hígado en pacientes con fibrosis hepática avanzada, demostrando un favorable
efecto sobre el curso natural de la enfermedad. Sin embargo, la lamivudina presenta una
tasa cada vez mayor de resistencia. Por lo tanto, en muchas de las guías de tratamiento, la
lamivudina no es más considerada como un fármaco de primera línea en el tratamiento de la
infección crónica por el VHB. Sin embargo, la lamivudina aún puede desempeñar un papel
en los regímenes de combinación o en pacientes con hepatitis B crónica leve, que expresan
niveles bajos de ADN del VHB (<105 copias / ml).
La lamivudina se caracteriza por una buena tolerabilidad clínica, eficacia antiviral moderada y
rápido desarrollo de resistencia en caso de que el tratamiento antiviral no suprima
completamente la replicación viral. Dentro del primer año de tratamiento hasta el 20% de los
pacientes puede desarrollar mutaciones asociadas con la pérdida de la actividad contra el
VHB y alrededor del 70-80% de pacientes sin la seroconversión del antígeno HBe pueden
desarrollar variantes resistentes a lamivudina, después de cuatro o más años.
Las mutaciones contra la lamivudina pueden conferir una resistencia cruzada a la
telbivudina, emtricitabina y entecavir. Las mutaciones pueden reducir la eficacia del
tratamiento con tenofovir.
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Telbivudina debe utilizarse con precaución en pacientes HBeAg-positivos con niveles
elevados de ADN del VHB (>109 copias / ml), porque el riesgo de respuesta virológica
incompleta en la semana 24 es especialmente alto en esta población de pacientes. Además,
en todos los pacientes, el tratamiento con telbivudina debería modificarse si los niveles de
ADN del VHB no se convierten en indetectables después de 24 semanas de tratamiento (por
lo tanto, se aconseja, cambiar a una droga más potente o adicionar una segunda droga que
no tenga resistencia cruzada). Telbivudina muestra resistencia cruzada a lamivudina y
entecavir. Como consecuencia de esto, no debe utilizarse en pacientes resistentes a
lamivudina o entecavir.
Sólo hay un estudio que ha comparado la terapia de combinación de lamivudina con adefovir
vs. monoterapia con lamivudina en pacientes sin tratamiento previo. No hubo diferencias en
la respuesta virológica y bioquímica entre los grupos. La tasa de resistencia a la lamivudina
era mucho menor en el grupo de combinación. Sin embargo, el desarrollo de resistencia no
puede evitarse por completo mediante la adición de adefovir. Otro estudio analizó la
combinación de lamivudina más telbivudina y no mostró ningún beneficio en un período de
observación promedio de dos años. La combinación de telbivudina y lamivudina no mejora la
eficacia antiviral ni protege contra el desarrollo de la resistencia. No hay datos disponibles
sobre otras terapias de combinación. La terapia combinada se piensa que es superior a la
monoterapia, particularmente en pacientes con hepatitis B altamente replicativa (ADN del
VHB> 109 copias / ml).
ESTRATEGIAS DE TRATAMIENTO.
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1) Tratar con PEG-IFN alfa con el fin de inducir el control a largo plazo, a través de un
tratamiento limitado.
2) Sin embargo, cuando un paciente no cumple los criterios para PEG-IFN α o tiene
contraindicaciones o intolerancia al IFN α, se recomienda la terapia a largo plazo con
Lamivudina o algún otro análogo de nucleósidos o nucleótidos.
3) El uso de lamivudina, sin embargo, debe restringirse a los pacientes con fibrosis leve
y niveles de ADN del VHB <105 copias / ml.
4) Para los pacientes con alto nivel de replicación del VHB (> 109 copias / ml) sólo los
fármacos con una alta barrera genética para la resistencia antiviral se deben utilizar
(es decir, el entecavir y / o tenofovir).
Durante la terapia, los niveles de ADN del VHB, de transaminasas y creatinina deben
medirse inicialmente, a las 4 a 6 semanas y luego cada 3 meses Los pacientes con
supresión de la replicación del VHB a <300 copias / ml (60 UI / ml) durante al menos 2 años
tal vez pueden ser seguidos cada 6 meses. La determinación del genotipo del VHB sólo se
recomienda en pacientes que son considerados candidatos para el tratamiento con
interferón. Pruebas de resistencia del VHB pueden ser útiles en pacientes en los cuales ha
fallado la terapia con los análogos.
La disminución del ADN del VHB es la herramienta más importante en el control de la
eficacia del tratamiento. La respuesta completa al tratamiento antiviral se define como la
supresión completa del ADN del VHB por debajo del límite de detección de una PCR
mantenida a lo largo del tiempo. La replicación persistente del VHB a pesar de la terapia
antiviral con aumento aumento de los niveles de ADN del VHB a pesar de la terapia antiviral
es, a menudo, causado por la resistencia viral. La adhesión al tratamiento es también
importante en la prevención de la aparición de resistencia a las drogas.
La resistencia a telbivudina y lamivudina puede ocurrir dentro de un período de tratamiento
relativamente corto, de 6 meses, si no se induce la supresión completa de la viremia, por lo
que se recomienda que la terapia de rescate deba ser adaptada en el caso de supresión
incompleta de ADN del VHB en el mes 6. En contraste, el entecavir, tenofovir y en menor
medida, adefovir, no han demostrado estar asociados con un riesgo significativo de
resistencia en los primeros dos años de terapia en pacientes sin tratamiento previo. En caso
de supresión viral incompleta en la semana 48, la continuación de la monoterapia, es
aconsejable para entecavir y tenofovir, siempre y cuando los niveles de ADN del VHB sigan
disminuyendo.
En el tratamiento de pacientes no tratados previamente que presentan una respuesta
incompleta a la lamivudina, la telbivudina o al adefovir, un cambio a tenofovir ha demostrado
ser muy exitoso. El debate, sin embargo, está aún en curso sobre si cambiar o agregar
tenofovir como tratamiento óptimo.
En pacientes HBe positivo infectados por el VHB, la seroconversión del antígeno HBe
ha demostrado estar asociada con una reducción de la morbilidad y una mayor
supervivencia. Así, la seroconversión del antígeno HBe se considera un criterio de valoración
clínica y se recomienda la suspensión de los inhibidores de la polimerasa del VHB a los 6-12
meses después de la seroconversión en los pacientes que no tienen cirrosis hepática.
La pérdida de antígeno HBe se logra en hasta un 50% en los pacientes tratados con los
inhibidores de la polimerasa después de períodos prolongados de terapia. El tratamiento con
interferón pegilado alfa durante 48 semanas, resulta en la seroconversión del antígeno HBe
en alrededor de un tercio de los pacientes.
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Recomendaciones para el tratamiento secundario, cuando hay resistencia a las drogas
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CAPITULO 11
HEPATITIS POR VIRUS DE LA HEPATITIS D
La hepatitis delta se considera la forma más grave de hepatitis vírica en los seres
humanos. El virus de la hepatitis delta (HDV) es un virus ARN defectuoso que requiere del
virus de la hepatitis B, sobre todo a su antígeno de superficie (HBsAg) para la replicación
completa y su transmisión. Por lo tanto, la hepatitis delta se produce sólo en sujetos con
HBsAg-positivo, ya sea como coinfección aguda o como superinfección en pacientes con
hepatitis B crónica.
El virus de la hepatitis D (HDV) es una partícula esférica de 36nm compuesta por una
cadena simple de ARN cubierta por el antígeno de superficie del virus de la hepatitis B
(HBsAg).
Existen dos antígenos D (HDAgs): los HDAg pequeños y los HDAg grandes. El HDAg
pequeño acelera la síntesis del genoma, mientras que el HDAg grande inhibe la síntesis
de ARN necesaria para la morfogénesis del virión.
El análisis genético ha revelado la presencia de al menos siete genotipos de HDV. El
genotipo 1 es el genotipo más frecuente y se distribuye en todo el mundo, especialmente
en Europa, Oriente Medio, América del Norte y Norte de África. El genotipo 2 se observa
en Asia oriental, y el genotipo 3 se considera exclusivamente en la parte norte de América
del Sur. El genotipo 1 se asocia con dos estados, una enfermedad grave y leve mientras
que el genotipo 2 causa una enfermedad leve en un largo plazo.
La hepatitis D no es una enfermedad poco frecuente. Al estar vinculada a la hepatitis B,
se transmite de la misma manera que la hepatitis B, principalmente a través de la
exposición parenteral. Es altamente endémica en los países del Mediterráneo, el Oriente
Medio, África Central, y norte de América del Sur. Más de 350 millones de personas se
considera que padecen de infección crónica por el HBV de los cuales 15-20 millones se
estima que son anti-HDV positivo.
Por otro lado se comprobó que, como resultado de la aplicación de los programas de
vacunación contra la hepatitis B, la incidencia de la infecciones HDV disminuyó
significativamente en el sur de Europa.
-Hepatitis D crónica: la infección por HDV crónica lleva a una enfermedad hepática más
severa en comparación con la monoinfección crónica por el HBV, con un curso acelerado
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de progresión a la fibrosis, un mayor riesgo de carcinoma hepatocelular y
descompensación temprana en presencia de cirrosis.
Diagnóstico de hepatitis D
Todos los pacientes con HBsAg positivo, deben hacerse la prueba de anticuerpos anti-
HDV al menos una vez.
Actualmente no hay datos que avalen que las pruebas directas para ARN HDV en
ausencia de anti-HDV sean de alguna utilidad. Un resultado positivo para anti-HDV no
necesariamente indica hepatitis D “activa” como si lo hace ARN HDV cuando negativiza,
indicando la recuperación de la infección por HDV.
El estado “activo” de la hepatitis D (de replicación) debe ser confirmado por la detección
del ARN HDV Esta cuantificación del ARN en la actualidad
sólo es útil si está indicado el tratamiento antiviral.
Como la hepatitis D sólo se produce en el contexto de coinfección por el HBV, se debe
realizar la determinación del ADN del HBV y HBeAg / anti-HBe. Del mismo modo, las
pruebas de anti-HCV y anti-VIH son obligatorias.
Tratamiento
-Análogos nucleosídicos y nucleotídicos:
Se comprobó que muchos análogos nucleotídicos y nucleosídicos usados en el
tratamiento de la hepatitis B no sirven para el tratamiento de la hepatitis D. Entre ellos
mencionamos el famciclovir, lamivudina, rivavirina.
-Interferón alfa recombinante:
Dan un beneficio a largo plazo en pacientes con hepatitis D, pero en general los pacientes
no toleran el tratamiento a largo plazo.
-Interferón pegilado:
Se comprobó a través de recientes estudios que la terapia con interferón alfa 2a
disminuyó los niveles de la ARN del virus de la hepatitis D haciéndose incluso negativo en
diversos casos. En caso de haber una infección por hepatitis B concomitante puede
administrarse a su vez adenofovir.
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CAPITULO 12
HEPATITIS C
El HCV es un virus pequeño, ARN. Pertenece a la familia de los Flavivirus y se encontraron
hasta 6 genotipos del virus cada uno con una gran cantidad de subtipos. Esto es de
importancia clínica ya que de acuerdo con el genotipo descubierto el tratamiento es
diferente.
El genoma del VHC consiste en una sola hebra de ARN el cual a su vez sirve también como
ARNm para la traducción de proteínas. Tiene la capacidad de sintetizar tres proteínas
estructurales que son la del core; E1; E2 y siete proteínas no estructurales que son p7; NS2;
NS3; NS4A; NS4B; NS5A; NS5B. Las proteínas estructurales son componentes esenciales
del virión y las no estructurales se asocian con la replicación viral.
La adsorción del virus a la superficie del hepatocito se inicia posiblemente mediante la
interacción de la glicoproteína de la envoltura VHC E2 con el glicosaminoglicano heparán
sulfato en la superficie del hepatocito. El virus comenzaría la infección por unión al receptor
LDL de la célula. Esto lo logran mas específicamente uniéndose a la proteína SR-BI del
hepatocito la cual es la encargada de captar también LDL y HDL. Se investigó que esta
unión es un requisito para que el virus luego pueda interactuar con la molécula CD-81. Por
otra parte, se descubrió un factor celular llamado CLDN1 cuya función se sugiere que es la
de permitir el paso de célula a célula del virus sin requerir del CD81.
Como resultado de la fusión de la membrana celular y la envoltura viral, el ARN del virus es
ahora liberado dentro del citoplasma de la célula.
Luego de sintetizadas las proteínas virales, glicoproteínas y el ARN genómico,el ensamblaje
viral se lleva a cabo en el retículo endoplásmico.
Se cree que hay 170 millones de personas infectadas en el mundo. Los grupos más
expuestos a la infección son los drogadictos intravenosos, los pacientes con hemodiálisis y
las personas que han recibido trasfusiones de sangre antes de 1991. La enfermedad
produce síntomas en menos de un 25% de infectados.
La transmisión por uso de drogas intravenosas es la más común aunque también hay otras
formas de contagio dentro de las que destacan las transfusiones sanguíneas y el transplante
de órganos. Otras causas de contagio, cuya probabilidad de contagio es mínima, son el
contacto sexual, la transmisión perinatal y las hemodiálisis.
HEPATITIS C AGUDA
El ARN del virus se detecta en la sangre entre pocos días después de la infección y hasta 8
semanas luego de ella. Las transaminasas aumentan después de 6-12 semanas llegando a
tener valores de aproximadamente 800 UI/ml . Los anticuerpos se encuentran al cabo de 8
semanas aunque en ciertos pacientes tardarían más en aparecer.
En los pocos pacientes que presentan síntomas, el principal sería la ictericia seguida del
dolor y náuseas y los mismos duran entre 2 y 12 semanas.
Los infectados rara vez curan siendo el porcentaje de cronificación del 80%
Cuando se sospecha una hepatitis C aguda, la presencia de anticuerpos anti-HCV y del ARN
del HCV confirman el diagnóstico. Para la detección del ARN se utiliza la técnica del PCR.
El objetivo del tratamiento de la hepatitis C aguda es la prevención de la infección
persistente. La tasa natural de evolución de la enfermedad, al estado crónico, es del 50-90%.
El tratamiento precoz de la infección aguda por el HCV con interferón alfa (IFN) es la única
opción para prevenir la infección persistente. El tratamiento inmediato de pacientes con
clínica de la hepatitis C aguda con IFN recombinante o PEG-IFN 1,5 µg/kg/semana en
monoterapia durante 24 semanas puede prevenir el desarrollo de la hepatitis C crónica en
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aproximadamente el 90% de los casos. La combinación con ribavirina no parece ser
necesaria.
HEPATITIS C CRONICA
Cuando la hepatitis persiste por más de 6 meses se la considera crónica. Una vez que esto
ocurre es muy raro que haya una curación espontánea. La infección en niños parece tener
un menor porcentaje de cronificación siendo del 60%. Estos pacientes suelen permanecer
asintomáticos hasta la aparición de la cirrosis siendo la queja principal la presencia de
astenia crónica.
El riesgo de desarrollar cirrosis es de alrededor de 20% al cabo de 20 años. Se cree que el
30% de los pacientes no desarrollará cirrosis por al menos 50 años. El riesgo de desarrollar
hepatocarcinoma es todavía menor.
Una vez desarrollada la falla hepática, el pronóstico de vida a 5 años es del 50%. El riesgo
de desarrollar hepatocarcinoma una vez desarrollada la cirrosis es del 3%.
Hoy por hoy lo que se utiliza para averiguar el pronóstico es la biopsia para observar si el
paciente tiene inflamación y fibrosis severas.
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BIOLOGIA MOLECULAR, REPLICACIÓN VIRAL, Y SU ENSAMBLAJE
La replicación del VHC tiene lugar predominantemente en los hepatocitos y se inicia con la
formación del complejo de replicación. El complejo de replicación se forma por la asociación
de las proteínas virales y ARN, de las proteínas celulares y cofactores, y del reordenado de
las membranas lipídicas intracelulares derivados del retículo endoplásmico. Las principales
proteÍnas implicadas en la replicación son:
NS5B es una ARN-polimerasa ARN-dependiente de que cataliza la síntesis de una
cadena complementaria negativa de ARN mediante una cadena de ARN de sentido positivo.
NS5A está involucrado en la formación temprana del complejo de replicación y con la
interacción con las membranas lipídicas intracelulares Por otra parte, se demostró que NS5A
es capaz de interactuar con NS5B, lo que genera una mayor actividad de la ARN
polimerasa.
NS4B es otra proteína implicada en la formación del complejo de replicación.
CICLOFILINA B Se ha demostrado que ciclofilina B regula positivamente a NS5B y por lo
tanto facilita la replicación del VHC.
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membrano-proliferativa autoinmunes
Nefropatía membranosa Ídem
Glomerulonefritis Ídem
rápidamente progresiva
Piel Púrpura palpable CM
Porfiria cutánea Multifactorial
Liquen plano Desconocido
Vasculitis necrotizante CM
Prurito Desconocido
Crioglobulinemia mixta
La crioglobulinemia se refiere a la presencia de inmunoglobulinas anormales en el suero,
que tienen la extraña propiedad de precipitar a temperaturas inferiores a 37 ° C. La
crioglobulinemia mixta (CM) es la más conocida y más estudiada de las manifestaciones
extrahepaticas por la infección crónica del VHC. CM se puede encontrar en el 19-50% de los
pacientes con infección por el VHC. Al mismo tiempo, sólo una pequeña fracción de estos
pacientes, (menos del 15%) tienen enfermedad sintomática.
Los factores que parecen favorecer el desarrollo de CM son el sexo femenino, la edad, la
ingesta de alcohol (> 50 g / d), la fibrosis hepática avanzada y la esteatosis.
Las crioglobulinas derivan de la expansion poli o monoclonal de linfocitos B pequeños,
sobretodo situados en la médula ósea e hígado. En el 8-10% de los casos, CM de tipo II
puede evolucionar, después de un largo período de tiempo, a linfoma no Hodgkin.
El diagnóstico del síndrome de CM se basa en criterios serológicos (reducción de C4, CGs
mixtos, positividad del factor reumatoide, anti-VHC), patológicos (vasculitis leucocitoclástica,
infiltrados de células B) y clínicas (púrpura, glomerulonefritis membranosa proliferativa,
neuropatía periférica). La detección de CGS se lleva a cabo manteniendo el suero del
paciente a 4 ° por un máximo de 7 días.
57
ERRNVPHGLFRVRUJ
curso de la enfermedad
-Neuropatía periférica: sobre la base de microangiopatía endoneural, constituye otra
complicación común de la CM. Clínicamente se presenta como mononeuropatía o
polineuropatía, sobre todo sensorial, y se caracteriza por el entumecimiento, hormigueo,
ardor en la piel y prurito, principalmente en las manos y los pies
Tratamiento
Teniendo en cuenta el hecho de la correlación causal entre la infección por el VHC y la CM,
el abordaje terapéutico de los síntomas de la CM deben concentrarse en la erradicación del
virus. Así, la terapia antiviral debe ser considerada como el
enfoque de primera línea terapéutica en pacientes infectados con VHC con CM y los
trastornos relacionados.
Sin embargo, hay pacientes que requieren otras estrategias terapéuticas, tales como
citostáticos, immunosupresores y / o plasmaféresis.
Desde mediados de los años 80, la tasa de respuesta virológica sostenida (RVS) ha
aumentado de 5-20% con IFN en monoterapia hasta el 40-50% con la combinación de IFN y
ribavirina. El desarrollo de interferón alfa pegilado (IFN-PEG) añadió un nuevo hito para el
tratamiento de la hepatitis crónica C. El PEG-IFN permite la administración una vez por
58
ERRNVPHGLFRVRUJ
semana debido a una mejora del perfil farmacocinético. La terapia de combinación PEG-
IFN/ribavirina mejoró la RVS global al 54-63%.
No parece haber ninguna diferencia entre los dos PEG-IFN en combinación con
ribavirina en relación con RVS. PEG-IFN α-2b se administra ajustado por peso corporal (1,5
µg / kg una vez por semana), mientras que PEG-IFN α-2a se administra en una dosis fija de
180 µg una vez por semana.
La ribavirina se debe administrar de acuerdo con el peso corporal del paciente. La dosis de
ribavirina óptima es de al menos 11 mg / kg.
PACIENTES EN DIALISIS
Las terapias basadas en el IFN están contraindicadas post-trasplante renal, ya que
puede provocar rechazo del órgano. Por lo tanto, si es posible, se debe eliminar el VHC
antes del trasplante.
Se observó que los resultados del IFN en monoterapia en pacientes en diálisis eran mejores
que en los pacientes no sometidos a diálisis. Los datos sobre la combinación
terapias con ribavirina son limitados, dado que la ribavirina se ha considerado
tradicionalmente estar contraindicada en este contexto. Sin embargo, la ribavirina se puede
administrar a dosis más bajas en pacientes en diálisis, de 200-400 mg al día.
Se debe tener en cuenta que el PEG-IFN α-2a se elimina principalmente por el hígado,
mientras que el PEG-IFN alfa-2b es eliminado a través del riñón. Así, sólo Peg-IFN α-2a se
ha aprobado en este escenario.
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ERRNVPHGLFRVRUJ
Muchos inhibidores de la proteasa NS3/4A están en desarrollo y se los puede dividir en dos
clases de productos químicos, los inhibidores macrocíclicos y los derivados de la α-
ketoamida. En general, los inhibidores de la proteasa NS3/4A han demostrado que inhiben la
replicación del VHC en monoterapia, pero también puede causar la generación de mutantes
resistentes.
Los compuestos más avanzados son el telaprevir y el boceprevir, que en la actualidad
están en estudios de fase III.
Telaprevir
Se administra por vía oral, es un derivado α-ketoamida que se une en forma covalente a la
enzima de manera reversible. Telaprevir se encuentra actualmente en fase de evaluación III.
Telaprevir se administra a dosis de 450 mg o de 750 mg cada 8 horas o 1250 mg cada 12
horas durante 14 días. Es bien tolerado y condujo a una rápida disminución de los niveles de
ARN del VHC en suero en todos los grupos. Los mejores resultados se obtuvieron en el
grupo de dosificación de 750 mg. Sin embargo, un rebote viral debido a la generación de
mutantes seleccionados ocurrió en todos los pacientes después de la finalización del
tratamiento y en algunos pacientes durante la terapia, especialmente cuando son tratados
con dosis subóptimas. Se puede además combinar con el interferón PEG y con la ribavirina.
Boceprevir
Boceprevir biodisponible oralmente, es un derivado de ketoamida, inhibidor de la proteasa
que forma un complejo covalente pero reversibles con la proteína NS3. En la actualidad,
boceprevir está en fase de evaluación III.
R7128
R7128, es un profármaco de PS-I6130, es un análogo nucleósido (citidina) inhibidor de la
NS5B.
R7128 en monoterapia a 1500 mg por 14 días en el genotipo 1 de no respondedores al
tratamiento estándar era seguro y provocó reducción de ARN del VHC. No se observó un
rebrote viral durante el período de tratamiento.
Se estudió la combinación de R7128 (500 o 1500mg una vez al día), PEG-IFN α-2a y
ribavirina durante 28 días en pacientes con genotipo 1 y se observó disminución del HCV
ARN al día 28.
Algunos de los pacientes tratados con R7128 sufrieron de dolores de cabeza, insomnio o
triglicéridos séricos elevados. Es importante destacar que R7128 fue altamente efectiva en
los genotipos 2 y 3 no respondedores.
Se encuentra en fase 1 de estudio.
VCH-759
VCH-759 con biodisponibilidad oral, es un inhibidor no nucleósido de NS5B.
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ERRNVPHGLFRVRUJ
VCH-759 en monoterapia en dosis de 400mg tres veces al día, 800 mg tres veces al día o
800 mg dos veces al día durante 10 días en el tratamiento de pacientes con genotipo 1, logró
reducir la carga viral en los pacientes tratados en forma dosis-dependiente.
En general, VCH-759 fue bien tolerado, los acontecimientos adversos más frecuentes fueron
trastornos gastrointestinales.
Inhibidores de la ciclofilina B
Debio-025 es un inhibidor de la ciclofilina B. Se administra por vía oral En ensayos clínicos
el tratamiento con 1200 mg de Debio-025 dos veces al día durante dos semanas condujo a
una reducción del ARN del VHC y del ADN del VIH.
Debio-025 fue segura y bien tolerada, pero llevó a un aumento reversible de la bilirrubina en
algunos de los pacientes. Se estan realizando estudios combinandolo con interferon PEG.
Inhibidor de la glucosidasa
Las interacciones de las proteínas estructurales E1 y E2 con el retículo endoplásmico
parecen ser esenciales para el ensamblaje viral. Las α –glucosidasas son importantes para
el correcto plegamiento y ensamblaje de proteínas de la envoltura del VHC. Inhibidores de la
α -glucosidasa demostraron ser capaces de interrumpir el ensamblaje viral con un importante
impacto antiviral in vitro e in vivo.
Celgosivir es un profármaco inhibidor de la α-glucosidasa que se administra por via oral.
Se evaluó la triple terapia con celgosivir, PEG-IFN α-2b y ribavirina y se demostró una
reducción de la carga viral mayor en comparación con los pacientes tratados solo con PEG-
IFN α-2b y ribavirina.
Celgosivir 400 mg se administra una vez al día durante un período de tratamiento de 12
semanas. No se informaron graves eventos adversos relacionados con celgosivir.
Nitazoxanida
La nitazoxanida con su metabolito activo, tizoxanida, es un antiprotozoario aprobado
para el tratamiento de infecciones por Giardia lamblia y Cryptosporidium parvum.
En estudios in vitro han demostrado un efecto inhibitorio esencial sobre la réplicación del
VHC. En general, la nitazoxanida fue bien tolerada y no fueron reportados efectos adversos
graves.
NUEVOS INTERFERONES
Los interferones nuevos que están en desarrollo están diseñados para garantizar una vida
media más larga y concentraciones plasmáticas sostenidas para reducir la frecuencia de la
inyección.
Albinterferón
Albinterferón es un interferón recombinante compuesto por IFN-α 2b genéticamente
fundido a la albúmina humana. La albúmina humana tiene una vida media de
aproximadamente 20 días en la sangre humana, ello amplia la vida media del interferon en
148 horas.. El perfil farmacocinético de Albuferon permite la dosificación a intervalos de 2-4
semanas en comparación con una semana con la PEG-IFN.
En general, albinterferón fue bien tolerado. Sin embargo, en algunos pacientes que reciben
1200 mg cada dos o cada cuatro semanas, se observaron graves adversos pulmonares
(neumonitis), dando lugar a reducciones de la dosis a 900 mg en los
ensayos en curso. En general, los estudios con albinterferon mostraron tasas de respuesta
iguales en comparación con el estándar de atención.
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ERRNVPHGLFRVRUJ
Los resultados de un ensayo de fase II con dosis múltiples de Alb-IFN versus PEG-IFN α-2a
en el genotipo 1 del HCV en pacientes demostró una eficacia antiviral comparable de Alb-
IFN.
Belerofon
Belerofon es el interferón oral más avanzado que se tiene en la actualidad, está en fase de
evaluación II.
Taribavirina
Taribavirina es un profármaco con biodisponibilidad oral de ribavirina, que fue diseñado para
evitar los episodios de anemia hemolítica severa que frecuentemente requiere la reducción
de dosis o la terminación del tratamiento con la ribavirina. Taribavirina se procesa con
rapidez en los hepatocitos a su metabolito activo, ribavirina, lo que resulta en
concentraciones plasmáticas menores de ribavirina.
62
ERRNVPHGLFRVRUJ
f) Hipotiroidismo en 3 al 10% de los casos, puede mejorar al suspender el tratamiento,
e hipertiroidismo en 1 al 3% de los casos.
g) Insomnio e irritabilidad
h) Trastornos cognitivos y de la memoria
i) Delirios y psicosis en 6% de los casos
j) Trastornos de ansiedad
k) Leucopenia y neutropenia- anemia y trombocitopenia por efecto mielosupresor.
l) Las reacciones cutáneas locales a la inyección de interferón pegilado son comunes y
usualmente se presentan como induración roja. Las inyecciones repetidas en el
mismo lugar deben se evitadas ya que pueden causar úlceras. Reacciones de
hipersensibilidad al interferón pegilado se informaron de manera anecdótica.
La ribavirina produce sobre todo náuseas y vomitos, boca seca y anemia hemolítica
El interferón y la ribavirina pueden tener un efecto sobre la piel como sequedad de la piel,
prurito, eccema y psoriasis nueva o exacerbación de la preexistente. La pérdida de cabello
es frecuente, por lo general aparece después de los primeros meses de terapia y continúa
durante algunas semanas después de la interrupción del tratamiento. La pérdida de cabello
suele ser totalmente reversible, aunque la estructura del cabello puede ser diferente después
del tratamiento.
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ERRNVPHGLFRVRUJ
CAPITULO 13
HEPATITIS E
El HEV es un virus ARN de forma icosaédrica.
Las zonas con mayor prevalencia de infección son África, Asia y América central en donde el
virus infecta de modo fecal-oral por ingesta de aguas contaminadas. También se describe
una transmisión de la infección vía vertical.
La enfermedad puede ir desde una manifestación subclínica a una forma fulminante que en
mujeres embarazadas tiene hasta un 20% de mortalidad. Luego del período de incubación,
que dura entre 15 y 60 días, los pacientes infectados desarrollan síntomas y signos clínicos
que se asemejan a las observadas con otras formas de hepatitis viral aguda. La
característica más prominente es la ictericia acompañada por síntomas generales como
malestar, anorexia y fiebre, así como dolor abdominal, náuseas, vómitos y hepatomegalia.
Otros síntomas clínicos son diarrea, prurito, artralgias y exantema.
En el laboratorio las concentraciones de bilirrubina y transaminasas se hallan elevadas. El
laboratorio y los síntomas clínicos generalmente se resuelven de pocas semanas
a dos meses. En comparación con la hepatitis A, la enfermedad parece ser más grave, con
coagulopatía y colestasis prolongada en más de la mitad de los pacientes.
El diagnóstico se confirna por la detección de anticuerpos anti HEV o mediante la detección
del antígeno HEV ARN en el suero o en las heces.
Solo hay tratamiento de forma sintomática sin haber un tratamiento específico. La
enfermedad por lo general es autolimitada y es seguida por recuperación completa sin
secuelas crónicas.
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CAPITULO 14
CIRROSIS
La cirrosis es una enfermedad hepática crónica que requiere de una biopsia hepática para
su confirmación. Los criterios histopatológicos de cirrosis requieren la presencia de:
1/ Necrosis hepatocitaria: este es el único parámetro que podemos determinar con el
laboratorio, la elevación de las transaminasas crónica nos indica la presencia de necrosis
hepática en estos pacientes.
2/ Fibrosis hepática a partir de la conversión fibroblástica de las células de Ito de los
sinusoides hepáticos. La fibrosis en puentes aisla zonas sanas de parénquima y nódulos
de regeneración
3/ Presencia de nódulos de regeneración hepática.
1- Alcoholismo
2- Hepatitis B crónica
3- Hepatitis C crónica
4- Hepatitis autoinmune crónica
5- Enfermedad de Wilson
6- Hemocromatosis
7- Cirrosis biliar primaria
8- Cirrosis biliar secundaria
9- Deficit de alfa 1 antitripsina
10- Secundaria a drogas y tóxicos
11- Sifilis
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12- Glucogenosis y enzimopatías congénitas.
13- Esteato-hepatitis crónica
14- Cirrosis cardíaca
15- Fibrosis quística
La cirrosis biliar primaria es una enfermedad autoinmune con anticuerpos contra los
canalículos hepáticos, es más común en mujeres jóvenes y se asocia fuertemente a otras
enfermedades autoinmunes, su marcador es el anticuerpo antimitocondrial que es positivo
en más del 90% de los casos. El cuadro clínico comienza con prurito e ictericia.
La cirrosis biliar secundaria se refiere a la cirrosis secundaria a la obstrucción de los
conductos biliares por causas benignas o malignas que se mantiene durante más de un
mes.
Laboratorio.
Además de las manifestaciones bioquímicas propias de la insuficiencia hepática, de la
hipertensión portal, de la ascitis y de la ictericia en un portador de cirrosis se puede
observar un aumento de las enzimas de necrosis, AST y ALT; de las colestasis, FAL, 5´-
nucleotidasa y/o -glutamil transpeptidasa (GGT). El descenso de la seudocolinesterasa
es proporcional al grado de deterioro hepático, su valor normal es de alrededor de 5500
UI, cuando sus cifras son menores de 700 el pronóstico del paciente es ominoso en plazo
corto. Hay hiperglobulinemia como consecuencia de la estimulación reticuloendotelial, tal
vez por antígenos de la luz intestinal que escapan a la extracción hepática.
Pueden haber anormalidades eritrocíticas. La macrocitosis es común y se relaciona con
múltiples factores, como alteraciones de los lípidos sanguíneos, deficiencia de ácido
fólico, efecto directo del alcohol sobre la eritropoyesis y respuesta de la médula ósea a la
pérdida de sangre y a la hemólisis. Puede haber anemia por pérdida de sangre,
hiperesplenismo, deficiencia de ácido fólico o de vitamina B12, hemólisis, alteraciones de
metabolismo del hierro y de los “trastornos crónicos”. En los estadios finales se ha
descrito una anemia con acantocitos espiculados por la presencia de lipoproteínas
anormales que recubren el glóbulo rojo produciendo hemolisis. Los recuentos de
leucocitos pueden ser bajos, aumentados o normales, reflejando hiperesplenismo o
infección. La trombocitopenia puede ser secundaria a la supresión alcohólica de médula
ósea, infección, deficiencia de folato o secuestro esplénico. La hipopotasemia es común
en la cirrosis, a causa del hiperaldosteronismo y puede ser agravada por las pérdidas del
potasio debidas a los vómitos y la diarrea. La alcalosis respiratoria se produciría en la
cirrosis avanzada por hiperventilación central.
Complicaciones.
Hemorragia digestiva alta por varices, gastropatía hipertensiva o úlcera
gastroduodenal.
Encefalopatía portosistémica.
Insuficiencia hepática.
Carcinoma hepático.
Trombosis de la vena porta.
Infecciones sistémicas.
Tendencia hemorrágica.
Anemia.
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elevada en estos tumores). Los pacientes con hepatocarcinoma pueden tener dolor
hepático y presentar soplos en la zona hepática.
Clasificación de Child-Puhg
Las causas de muerte en la cirrosis avanzada son las mismas que las que señalamos en
la insuficiencia hepática masiva.
-- Reposo en cama, restricción sódica 2 g de sal por día, leve restricción hídrica.
-- Se tratará que la pérdida de peso del paciente no supere los 500 g por día, ya que si se
supera dicha cifra, se está retirando volemia del intravascular y hay riesgo de falla renal
-- Espironolactona (Aldactone A ® comp. 100 mg) se comienza con 100 mg por día, tarda
algunos días en alcanzar su máximo efecto, la dosis máxima es de 400 mg por día. Es un
inhibidor competitivo del receptor de la aldosterona a nivel del tubulo colector renal.
-- Si con la espironolactona sola no se puede controlar la ascitis se puede agregar
furosemida, comenzando por ½ comp. por día hasta una dosis de 1 comp por día.
-- Si ha pesar de los diuréticos el paciente continúa con ascitis, se trata de una ascitis
refractaria a los diuréticos. Ello obliga a descartar la peritonitis espontánea del cirrótico que
frecuentemente se manifiesta por refractariedad al tratamiento diurético usual. Si no hay
evidencias de infección, se procederá a paracentesis programadas.
--El riesgo de las paracentesis es la disfunción circulatoria postparacentesis
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los pacientes con cirrosis. Puede persistir hasta 6 meses después de la paracentesis y se
asocia a rápida reacumulación de la ascitis y a menor sobrevida.
Se la previene usando un expansor plasmático inmediatamente luego de efectuada la
paracentesis. Se usan usualmente 6 a 8 g de albúmina por cada litro de ascitis extraída. Se
ha probado además efectuar la expansión con dextran 70, haemacel o solución fisiológica
con similares resultados y menor costo. Se ha utilizado también con igual fin una dosis oral
de 15 mg de midadrine o de 3 mg de terlipresina, con buenos resultados.
SINDROME HEPATORRENAL
Es un deterioro agudo de la función renal en un paciente con cirrosis avanzada con ascitis
que se produce por una vasoconstricción generalizada de las arterias renales. Ello conduce
a un deterioro progresivo de la creatininemia y una disminución del clearence de creatinina.
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Se produciría por un aumento de la actividad de sustancias vasoconstrictoras con
disminución de las sustancias vasodilatadoras.
Se presenta en el 10% de los cirróticos avanzados. Se asocia a hiponatremia dilucional. A
veces el cuadro es desencadenado por una hepatitis alcohólica aguda o por una peritonitis
bacteriana espontánea. También puede a veces aparecer luego de una paracentesis aguda
si no se tomó el recaudo de expandir el volumen minuto luego de su realización.
Hay dos tipos:
a) Tipo 1 : tienen creatininemia superior a 2,5 mg por dl, y un filtrado glomerular
menor de 50 ml por minuto en 24 hs. Tienen peor pronóstico
b) Tipo 2: tienen creatininemias entre 1, 5 a 2, 5 mg/dl, tienen mejor pronóstico.
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En el higado cirrótico las células de Ito que normalmente almacenan vitamina A sufren una
transformación a células estrelladas que fabrican excesiva cantidad de matriz colágena,
aumentando de 3 a 10 veces el contenido hepático de colágeno. Dicha fibrosis afecta en
primer lugar al espacio de Disse ocluyendo las fenestraciones de los sinusoides hepáticos, lo
que impide el paso normal de los nutrientes de la sangre al hepatocito. Habría un aumento
de la fibronectina que activaría aún más a la celula estrellada acelerando la fibrosis. Se
activarían así mismo una serie de inhibidores de las enzimas capaces de degradar colágeno
como las colagenasas, gelatinazas, estromalisinas y metaloelastasas que serían fabricados
por las celulas estrelladas. Uno de dicho inhibidores es el llamado TIMP-1 que seria un factor
clave para la progresión de la fibrosis hepática.
La lesión inicial que provoca la transformación de la célula de Ito en célula estrellada sería
gatillada por la llegada de estímulos provenientes de las celulas adyacentes como el
endotelio sinusoidal, las células de Kupffer, los hepatocitos y las plaquetas circulantes. Se ha
señalado que la presencia de peróxidos de lípidos facilitaría la transformación a célula
estrellada sobre todo en el higado graso, la hemocromatosis y la hepatitis C. El factor de
crecimiento derivado de las plaquetas es el mitógeno más potente sobre las células
estrelladas. El estimulo más potente para la producción de colágeno tipo es el TGF-beta
(factor de crecimiento transformante beta). El TNF y la IL-1b son también estimulantes de la
fibrosis hepática.
Las celulas estrelladas poseen cierta capacidad contráctil que contribuiría al desarrollo de la
hipertensión portal al ocluir aún más los sinusoides hepáticos. El principal estimulo contráctil
es la producción de endotelina tipo 1 por el endotelio vascular. Las celulas estrelladas
fabricarían oxido nítrico para contrarrestar dicho efecto vasoconstrictor.
Las células estrelladas ejercerían efectos de atracción sobre los monocitos y los
polimorfonucleares neutrófilos provocando la aparición de infiltrados inflamatorios. Los
factores que provocan una progresión más acelerada de la fibrosis son: a) alta ingesta de
alcohol,,b) hepatitis virales crónicas como factor agregado c) hígado graso d) sobrecarga de
hierro. La fibrosis en sus estados iniciales pueden ser altamente reversible, pero no asi en
sus estados avanzados.
El grado de fibrosis hepático puede cuantificarse de 1 a 5 puntos mediante la biopsia
hepática teñida con tinciones para demostrar tejido conectivo como el tricrómico de Masson.
En el tratamiento de la fibrosis se pueden usar:
a) esta en experimentación el uso de antagonistas del factor de necrosis tumoral.
b) El ácido ursodesoxicólico (ha demostrado su utilidad en las cirrosis biliar primaria)
c) El captopril está en fase de experimentación
d) La vitamina E por su efecto antioxidante (experimental)
e) Fosfatidilcolina como estabilizante de membranas (experimetal)
f) Silimarina: es un derivado del Silybum mariarum, actua como antioxidante, produce
citoprotección del hepatocito e inhibe a la célula de Kupffer.
g) Interferón gamma (uso experimetal)
h) Factor de crecimiento de los hepatocitos (uso experimental)
i) Safironilo es un inhibidor de la fibrogénesis, esta en experimentación
j) Roxiglitazona y pioglitazona por su efectos sobre el PPAR
k) Sinvastatina
l) Pentoxifilina
m) Colchicina (se discute si su efecto es útil o no)
n) Rapamicina: inhibe la proliferación de las células estrelladas.
o) Relaxina: es una hormona natural fabricada durante el parto que inhibe la síntesis de
colageno y aumenta su degradación
p) Bosentan por su efecto antiendotelina tipo 1
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Propiltiouracilo en el tratamiento de las cirrosis
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CAPITULO 15
ALCOHOLISMO Y CIRROSIS
Los alcohólicos tienen hígado graso en el 100% de los casos, 10 al 35% tienen hepatitis
alcohólica y un 8 al 10% cirrosis. Los hallazgos histológicos compatibles con el
alcoholismo son a) la degeneración balonizante de los hepatocitos b) cuerpos de Mallory
c) megamitocondrias d) necrosis hialina esclerosante, esteatosis, y fibrosis perivenular.
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e) Lesiòn hepatocelular indirecta: las células de Kupffer generan TNF alfa y el
factor de crecimiento transformante beta que favorecen la aparición de lesión
hepatocelular. Habría además lesiones mediadas por los linfocitos T. La
transformación de las celulas de Ito en células estrelladas explica la fibrosis.
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CAPITULO 16
HEPATITIS ALCOHOLICA
Esta afección ocurre por lo general en alcohólicos con alto consumo de bebidas
alcoholicas. Es habitual que el cuadro se desencadene ante una alta ingesta de alcohol
cuando el paciente durante algunas semanas había cesado en el consumo. La edad
habitual de aparición es entre los 40 y los 60 años.
El cuadro comienza con ictericia de comienzo rápido, fiebre, ascitis y miopatía muscular
proximal. Pueden tener encefalopatia hepática. El hígado está aumentado de tamaño y
algo doloroso.
Hay aumento de las transaminasas siendo mayor el AST que la ALT, rara vez con cifras
mayores de 300 UI/ml de transaminasas. El índice AST/ALT es generalmente mayor de 2.
Suelen tener leucocitosis y neutrofilia. Si hay aumento de la creatininemia es un signo de
mal pronóstico ya que indica el comienzo de un síndrome hepatorenal.
En la biopsia hepática hay injuria hepatocelular con hepatocitos distendidos con
inclusiones eosinófilas llamados cuerpos de Mallory, junto con infiltrados neutrofílicos y
zonas de esteatosis hepática. Una lesión característica es la presencia de fibrosis
ocluyendo los espacios de Disse. A veces pueden verse zonas de cirrosis.
Se solicitará un ecodoppler hepático, y se puede encontrar en él una velocidad sistólica
aumentada o un aumento del diámetro de la arteria hepática.
Los parámetros que se consideran para evaluar el caso como grave son:
a) aumento de la bilirrubina muy elevado
b) Prolongación del tiempo de Quick
c) Aumento de la uremia y de la creatininemia
d) Aumento de los blancos
e) Disminución de la albumina.
Los casos más severos deben ser tratados agresivamente ya que la mortalidad es mayor
del 40%.
El tratamiento incluye:
a) Abstinencia total del alcohol
b) Tratamiento de la ascitis
c) Tratamiento de la encefalopatía hepática
d) Alimentación enteral
e) Administración de tiamina intravenosa
f) Prednisolona 40 mg oral por día durante un mes: disminuye los niveles circulantes
de interleucinas, Mejoran el 60% de los casos
g) Pentoxifilina 400 mg por día durante un mes. Actúa modulando la transcripción del
TNF alfa, tendría cierto efecto preventivo sobre el síndrome hepatorrenal.
h) Transplante hepático: controvertido ya que son pacientes alcohólicos que no
tienen por lo menos 6 meses de abstinencia de consumo de alcohol.
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CAPITULO 17
CIRROSIS Y ENFERMEDAD DE WILSON
Cuadro clinico
-Enfermedad hepática: en general, los pacientes que son diagnosticados con enfermedad
hepática, principalmente son niños y adolescentes, y son más jóvenes que los
diagnosticados con síntomas neurológicos. Pueden presentar desde una elevación
asintomática de las transaminasas en el suero, que puede confundir con una hepatitis
aguda o crónica hasta un fallo hepático fulminante. Lo más común es que evolucionen a
la cirrosis.
-Síntomas neurológicos: a menudo se asemejan a los observados en la enfermedad de
Parkinson, incluyendo el temblor y la rigidez. Muchos pacientes informan que los síntomas
comienzan con problemas para escribir y disartria. Los síntomas neurológicos pueden
estar asociados con ligeras alteraciones del comportamiento, que puede progresar
posteriormente a manifestar enfermedad psiquiátrica: depresión, ansiedad y psicosis. Con
la progresión de la enfermedad los pacientes pueden desarrollar convulsiones y parálisis
pseudobulbar asociados con disfagia severa, aspiración y neumonía.
DIAGNOSTICO
La ceruloplasmina es una proteína que es la mayor transportadora de cobre en la
circulación, es sintetizada y secretada principalmente por los hepatocitos.
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La ceruloplasmina actúa como reactante de fase aguda entonces pueden aumentar en un
proceso inflamatorio, pero también puede aumentar en el embarazo y con el uso de
estrógenos y anticonceptivos orales.
Los niveles séricos de ceruloplasmina en general disminuyen en la enfermedad de
Wilson.
Hay sin embargo, otras causas de reducción de ceruloplasmina ademas de la enfermedad
de Wilson como ser los estados de deficiencia de proteínas o fase final de enfermedad
hepática. La nutrición parenteral por tiempos prolongados también puede dar lugar a
disminución de los niveles de ceruloplasmina. La enfermedad de Menkes (muy rara,
genética con trastornos en el metabolismo del cobre) también cursa con ceruloplasmina
disminuida.
La mayoría (90%) de los pacientes con enfermedad de Wilson tienen una ceruloplasmina
sérica inferior a 20 μg / dl.
El cobre sérico total está también, por lo general, disminuido en la enfermedad de Wilson.
Los valores están por debajo de 10 a 15 ug/dl.
En la biopsia hepática con medicion de los niveles de cobre en los cortes histológicos
superior a 250 μg/g de peso seco de hígado sigue siendo el gold standard para el
diagnóstico de la enfermedad. En la biopsia hepática se observan cambios compatibles
con esteatosis, hepatitis crónica y cirrosis,
En los pacientes con marcados síntomas neurológicos la resonancia magnética nuclear
cerebral permite identificar imágenes hiperintensas en los ganglios basales.
El uso de análisis genéticos para diagnosticar la mutación en la enfermedad de Wilson
está limitado por el hecho de que se han descrito más de 200 mutaciones del gen ATP7B.
Cuando se conoce la mutación en un paciente especifico, el análisis de genes puede ser
útil para el screening de la familia o para análisis prenatales.
TRATAMIENTO
Por lo general incluye: una terapia con quelantes de cobre y / o una sal de zinc.
Hoy en día, la mayoría de los médicos inicia la terapia farmacológica con quelantes orales
para el tratamiento de los pacientes sintomáticos, y muchos médicos comienzan el
tratamiento con penicilamina mientras que algunos prefieren trientine. Ambos fármacos
son probablemente igual de eficaces, pero con trientine parece haber menos efectos
secundarios. En pacientes con enfermedad neurológica algunos autores recomiendan
tetratiomolibdato como terapia primaria.
La combinación de los quelantes y sales de zinc puede tener efectos aditivos, ya que
actúan ambos en la excreción urinaria de cobre y en su absorción intestinal. Después de
la eliminación de la mayoría de los acúmulos de cobre y de la regresión de los más graves
problemas clínicos, la dosis de quelante puede reducirse y más tarde ser reemplazada por
el zinc.
-Para combinación y/o mantenimiento: sulfato o acetato de zinc 50-100 mg/día vía oral
repartidas en tres veces al día.
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-En pacientes con falla hepática aguda o cirrosis descompensada: transplante de hígado
Zinc. La mayoría de los médicos utiliza el zinc para sustituir a la penicilamina o al trientine
para el mantenimiento de la terapia cuando la mayor parte del cobre acumulado se ha
eliminado El zinc también puede ser dado como terapia inicial en pacientes asintomáticos
diagnosticados por el screening familiar. Un reciente informe muestra que, sin embargo,
los síntomas pueden ocurrir a pesar de la profilaxis con zinc en pacientes asintomáticos.
El zinc inhibe la absorción intestinal de cobre .Para los niños mayores y adultos, se
administran 150 mg/d, divididas en 3 dosis.
Otros autores recomiendan el uso de sulfato de zinc a 150 mg tres veces al día como
dosis de carga y dosis de 100 mg tres veces al día para el mantenimiento. Otras
recomendaciones sugieren dar 50 mg de acetato de zinc tres veces al día en adultos.
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Tetratiomolibdato. Se ha sugerido como tratamiento inicial de la enfermedad en
pacientes con afección neurológica. Los primeros informes señalan que el
tetratiomolibdato estabiliza la enfermedad neurológica y reduce la circulacion libre de
cobre en cuestión de semanas.
Los pacientes deben evitar los alimentos con alto contenido en cobre (frutos secos,
chocolate, mariscos, hongos, vísceras, etc.) Los pacientes que viven en edificios antiguos
también deben comprobar si el agua que consumen corre a través de tuberías de cobre.
Pacientes asintomáticos. Todos los sujetos asintomáticos, deben ser tratados con
quelantes o zinc con el fin de evitar complicaciones.
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CAPITULO 18
CIRROSIS POR HEMOCROMATOSIS
Se denomina hemocromatosis a una enfermedad caracterizada por excesiva sobrecarga
de hierro que tiende a depositarse en los tejidos provocando severas alteraciones.
La hemocromatosis se clasifica en:
Tipo I
Es el de mayor importancia clínica en poblaciones caucásicas. Se hereda de forma
autosómica recesivo y se debe a la mutación homocigótica C282Y del gen HFE, ubicado
en el cromosoma 6. La mutación provoca un inadecuado aumento en la absorción de
hierro a nivel intestinal (fallan los mecanismos normales que frenan la absorción de hierrro
intestinal cuando los depósitos de hierro están saturados) que, después de décadas
puede provocar una sobrecarga de hierro y dañar diversos órganos. El curso natural de
este tipo de hemocromatosis es el siguiente:
Incremento en la absorción intestinal de hierro por defecto genético
Incremento en la saturación de transferrina
Aumento de la concentración de hierro en el hígado
Aumento en la ferritina sérica
Aumento del hierro corporal total
Depósito de hierro en diversos órganos
Daño orgánico irreversible
Tipo II
Autonómica recesiva. Se divide en 2a y 2b son formas de sobrecarga de hierro que
conducen a manifestaciones clínicas antes de los 30 años, con miocardiopatía e
hipogonadismo.
Tipo III
Autonómica recesiva. Ha sido descrito en familias italianas, y se debe a una mutación en
el gen que codifica al receptor transferrina 2. Las consecuencias clínicas del tipo 3 son
similares a las del tipo 1.
Tipo IV
Las mutaciones de la hemocromatosis tipo 4 se encuentran en el gen que codifica el
transportador de hierro ferroportin 1 y se transmite de forma autosómica dominante. En
contraste con los otros tipos, el hierro se acumula, en el tipo 4, principalmente en los
macrófagos, los valores de ferritina son notablemente elevados, aunque la saturación de
transferrina es sólo ligeramente superior.
Hemocromatosis secundaria
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La hemocromatosis secundaria suele ser causada por múltiples transfusiones de sangre
en anemias hemolíticas, como talasemia, anemia de células falciformes y el síndrome
mielodisplásico. El hierro primero se acumula en macrófagos y posteriormente se
transfiere a las células del parénquima. En estos casos la evolución suele ser más rápida
que en las hemocromatosis genéticas, por lo que la sobrecarga de hierro a menudo
conduce a graves cardiomiopatías y cirrosis hepática. .
Hemocromatosis hereditaria
TIPO DEFECTO GEN HERENCIA ALTA
GENETICO AFECTADO PREVALENCIA
EN
1 Cromosoma C282Y Autosómica Población
6 recesiva caucásica
2a Cromosoma Hemojuvenil Autosómica Forma juvenil
1 recesiva
2b Cromosoma Hepcidina Autosómica Forma juvenil
19 recesiva
3 Cromosoma Receptor de Autosómica Italia
7 transferrina recesiva
2
4 Cromosoma Ferroportin 1 Autosómica Italia
2 dominante
Neonatal Desconocido Desconocido Desconocido Muy raro
Otros Desconocido Desconocido Desconocido De origen no
caucásico
METODOLOGIA DE ESTUDIO
-Pruebas de laboratorio: cualquier aumento persistente del hierro sérico, implica la
necesidad de excluir hemocromatosis, para lograr así el diagnóstico precoz de esta
enfermedad. Sin embargo los niveles normales de hierro sérico no excluyen a una
hemocromatosis.
Por otro lado la detección de un aumento en la saturación de transferrina es un mejor
indicador de sobrecarga de hierro sérico dado que generalmente precede al aumento de
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la ferritina; es la prueba más sensible y especifica para la detección de hemocromatosis.
En la hemocromatosis un ligero aumento de la ferritina sérica (300-500ng/ml) suele
acompañarse por saturaciones de transferrina superiores al 80-90%. El riesgo de fibrosis
y cirrosis hepática es cuando la ferritina pasa el umbral de 1000 ng / ml en el suero.
-Biopsia hepática y determinación de la concentración de hierro hepático: Aunque el
aumento simultáneo de la ferritina sérica y de la saturación de transferrina indican
claramente un riesgo de hemocromatosis, el diagnóstico debe ser confirmado con la
biopsia hepática teñida con la técnica de Azul de Prusia y con medición del contenido de
hierro hepático.
-Tomografía computada (TAC), resonancia magnética (RM) y biomagnetometría:
La tomografía computada abdominal permite obtener una estimación de la concentración
del hierro en el hígado. La resonancia magnética del hígado permite una medición más
fiable del contenido de hierro en el hígado, sin embargo la biomagnetometría es la que
permite la medición de la concentración de hierro hepático con mayor precisión en forma
no invasiva, pero al ser un equipo muy caro solo se usa en muy pocos centros de
investigación y sólo para investigaciones científicas.
-Pruebas genéticas: para detectar los casos familiares y establecer cuál es el gen
responsable.
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-Enfermedades del corazón. Cardiomiopatía, insuficiencia cardíaca y arritmias cardíacas
son complicaciones específicas de hemocromatosis causada por el depósito de hierro en
el corazón, en particular en pacientes jóvenes. La cardiomiopatía es una causa frecuente
de muerte.
Terapéutica
-Flebotomías: es el tratamiento estándar para eliminar el hierro en las hemocromatosis
genéticas. En un período de sesiones se eliminan aproximadamente 250 mg de hierro del
cuerpo. Como los pacientes con el fenotipo clínico clásico tienen un exceso de 10-30 g de
hierro, pueden pasar 12-24 meses para eliminar la sobrecarga de hierro cuando se
realizan flebotomías de 500 ml de sangre semanalmente. El tratamiento es generalmente
bien tolerado. El control de la terapia es a través de mediciones de la ferritina.
-Trasplante hepático. Una cirrosis hepática avanzada y carcinoma pueden ser indicativos
para un trasplante de hígado en hemocromatosis. El pronóstico de los pacientes que
tienen un trasplante de hígado por hemocromatosis es marcadamente
peor que la de los pacientes con otras enfermedades hepáticas; un número considerable
de pacientes con hemocromatosis mueren después del trasplante por las complicaciones
infecciosas o por falla cardíaca. El trasplante hepático no cura el defecto genético original.
Por ello la enfermedad puede reaparecer en el higado transplantado si no se trata con
flebotomías regladas.
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La diabetes insulino-dependiente y el hipogonadismo son irreversibles a pesar de la
completa eliminación de hierro. Por razones desconocidas, la artropatía no responde al
tratamiento con flebotomía.
Se recomienda iniciar el tratamiento con flebotomía cuando los valores de ferritina son
mayores a 300 ng/ml en hombres y mayores a 200 ng/ml en las mujeres. El riesgo de
fibrosis y cirrosis hepática se incrementa sólo en niveles de ferritina mayores a 1000ng/ml.
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CAPITULO 19
HIGADO GRASO (ESTEATOSIS HEPATICA) E
HIGADO GRASO NO ALCOHOLICO-
(ESTEATOHEPATITIS NO ALCOHOLICA)
La esteatosis hepática es un depósito exagerado de grasa en los hepatocitos. Las causas
que pueden producirla son:
ESTEATOSIS CRÓNICA
a) alcoholismo crónico
b) obesidad, diabetes tipo II, síndrome metabolico X.
c) Hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia
d) Cirugía de derivación yeyuno-ileal
e) Desnutrición calórico-proteica.
f) Nutricion parenteral total
g) Hepatitis C crónica
h) Enfermedad de Wilson
i) HIV
j) Enfermedades genéticas de la beta oxidación mitocondrial.
ESTEATOSIS AGUDA
a) Degeneración grasa aguda del embarazo
b) Síndrome de Reye
c) Intoxicaciones y fármacos
El síndrome de Reye es un cuadro infantil con encefalopatia y falla hepatica masiva que
conduce a la muerte, es desencadenado por virosis que generalmente han sido tratadas
con aspirina, por dicha razón está contraindicado usar aspirina en niños con cuadros
virales.
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la diabetes, también son importantes para reducir el riesgo de enfermedad hepática
severa.
La estrato-hepatitis puede evolucionar a una cirrosis con el correr de los años y aún
producir hepatocarcinoma. Se cree que muchos casos de cirrosis llamada antiguamente
criptogenética corresponden a estos pacientes que evolucionan a lo largo de años a la
cirrosis a partir de un higado graso
PREVALENCIA
HGNA está presente en la población general de los países industrializados en un 20 a un
40% y es la enfermedad hepática crónica más prevalente. Es más frecuente en obesos y
diabéticos. La prevalencia de la EHNA en los países occidentales es de aproximadamente
2-6%, es 3-5 veces más frecuente en hombres que en mujeres.
Más del 80% de los pacientes con HGNA tienen un índice de masa corporal aumentado y
el 30-40% son obesos; aproximadamente el 50% muestran signos de resistencia a la
insulina, 20-30% tiene diabetes tipo 2, el 80% muestran la hiperlipidemia, y 30-60% tiene
hipertensión arterial por lo tanto hoy se considera al hígado graso como una
manifestación hepática del síndrome metabólico X.
PATOGENESIS
El grado de infiltración grasa en el HGNA se clasifica por el porcentaje de hepatocitos con
depósitos de grasa: HGNA leve supone menos del 30% de los hepatocitos, HGNA
moderada hasta el 60%, y HGNA grave más del 60%. El HGNA puede presentar un
retroceso si se elimina la causa que lo provoca.
La EHNA se asocia con resistencia a la insulina, el aumento de los niveles circulantes de
leptina, adiponectina, factor de necrosis tumoral y algunas interleuquinas. La resistencia a
la insulina y el aumento de los ácidos grasos libres afectan a la oxidación mitocondrial de
los ácidos grasos, lo que causa la generación de radicales libres en hepatocitos. Por lo
tanto, la EHNA es causada por dos mecanismos por un lado la acumulación hepática de
triglicéridos (HGNA), debido a la resistencia a la insulina y el segundo mecanismo es por
la generación de radicales libres, con la consiguiente liberación de mediadores y citocinas.
Probablemente, factores genéticos (similares a los responsables del síndrome
metabólico), así como factores exógenos (como las drogas, cantidades moderadas de
alcohol, y otras toxinas) pueden contribuir a la evolución del HGNA al EHNA.
En algunos pacientes, el hierro puede tener un papel en la patogenia de la EHNA porque
promueve estrés oxidativo.
Un 10% de los pacientes con HGNA evoluciona en 10 años a EHNA, de estos, el 10% en
10 años evoluciona a cirrosis hepática y, el 10% de estos, en 10 años puede evolucionar
a carcinoma hepatocelular.
CAUSAS
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DIAGNOSTICO
La EHNA puede ser inducida por diversos fármacos y toxinas, incluidos: corticoides,
amiodarona, metotrexate, tetraciclina, tamoxifeno, y valproato. Por lo tanto, es necesario
evaluar cuidadosamente la historia clínica completa de los pacientes.
HGNA en la práctica a menudo se diagnostica mediante la combinación de niveles
elevados de ALAT y gamma-GT con los hallazgos ecográficos de un aumento de la
ecodensidad del hígado.
La ecografía de hígado tiene una alta sensibilidad y especificidad (en ambas es de
aproximadamente del 90%) para la detección de la infiltración grasa, pero no permite la
evaluación de la presencia o el grado de inflamación y fibrosis. Por lo tanto, el diagnóstico
de grasa en el hígado se hace fácilmente por ecografía, pero el diagnóstico diferencial de
EHNA o HGNA se hace únicamente por biopsia hepática.
El transplante hepático Es la última opción para los pacientes en fase terminal, con
cirrosis.
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CAPITULO 20
CIRROSIS POR DÉFICIT DE ALFA 1 ANTITRIPSINA
Se trata de una enfermedad genética por mutación de un gen, que produce déficit
marcado de la alfa 1 antitripsina provocando enfisema pulmonar a edades tempranas y
aún en pacientes no fumadores y cirrosis hepática.
Afecta a 1 de cada 2000 nacimientos , y es más común en escandinavos y en oriundos
del norte de Europa.
La hepatopatia puede manifestarse ya en la lactancia con ictericia con aumento de las
transaminasas y hepatomegalia. Un 10% se presenta ya con insuficiencia hepática y aún
con insuficiencia hepática fulminante.
Otros presentan el cuadro recién en la adolescencia, y debuta con ascitis, hemorragia por
várices esofágicas con cirrosis y aún hepatocarcinoma. Deberá tenerse en cuenta este
diagnóstico en todo adulto con hepatitis crónica o cirrosis de causa no clara.
Los sintomas pulmonares de enfisema aparecen a los 30 años con tos productiva,
sibilancias, disnea e infecciones a repetición.
La alfa 1 antitripsina es codificada por un gen del cromosoma 14. La enfermedad se
presenta en homocigotas con la mutación llamada PIZZ. La alfa 1 antitripsina es
sintetizada sobre todo en el hígado y se la considera un reactante de fase aguda,
aumentando en dichos casos sus niveles plasmáticos hasta 4 veces. Tiene una vida
media de 5 días. Su eliminación excesiva en materia fecal se usa como indice diagnóstico
de la presencia de una enteropatía perdedora de proteínas.
La hepatopatía se debe a los efectos tóxicos directos que la molécula mutante tiene sobre
los hepatocitos. En cambio la neumopatía se debe a la falta de inhibición de la elastasa
pulmonar con destrucción de la pared alveolar y aparición de enfisema.
El diagnóstico se confirma con un proteinograma electroforético en el cual se detectarán
niveles muy bajos de alfa 1 antitripsina.
En la biopsia hepática de estos pacientes hay glóbulos PASS +de 1 a 40 um en los
hepatocitos periportales, en las células de Kupffer y en las células de los conductos
biliares.
El tratamiento consiste en el transplante hepático y pulmonar.
Se ha administrado por vía intravenosa e intratraqueal una forma sustitutiva de la alfa 1
antitripsina purificada por ingeniería genética pero la respuesta al tratamiento es parcial.
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CAPITULO 21
EL COMPROMISO HEPÁTICO
EN LA FALLA DE BOMBA CARDIACA
El hígado recibe normalmente el 25% del volumen minuto cardíaco, y de el 2/3 le llega por
la vena porta y 1/3 por la arteria hepática. La arteria hepática suministra más del 50% del
oxígeno que requiere el hígado y es el único aporte sanguíneo de los conductos biliares.
La sangre que sale del higado regresa a la vena cava superior por las venas hepáticas
derecha, izquierda y media.
Los pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva o con insuficiencia cardíaca derecha
o pericarditis constrictiva suelen tener una hepatopatía congestiva. El hígado congestivo
crónico presenta un aspecto macróscopico “en nuez moscada”, y está aumentado de
tamaño con venas hepáticas prominentes.
Al microscopio óptico se observan los sinusoides dilatados, hay necrosis hemorrágica
sobre todo en la zona 3 del acino hepático, con cambios adiposos y aparición de trombos
biliares en los canalículos biliares.
En los casos severos y crónicos ocurre fibrosis en la zona 3 y dicha fibrosis forma puentes
entre las venas centrales, todo ello provoca una cirrosis cardíaca con nódulos de
regeneración hepático, necrosis y fibrosis.
Clínicamente el paciente se presenta con una congestion hepática pasiva con ictericia, a
veces aumento de transaminasas (puede remedar una hepatitis o una lesión de la via
biliar). Puede haber dolor en hipocondrio derecho y epigastrio por la distensión de la
cápsula de Glisson y ascitis con niveles elevados de albúmina. La hepatomegalia tiene un
borde duro liso y a veces algo doloroso. Hay reflujo hepatoyugular positivo. Si hay
insuficiencia tricuspídea el hígado puede ser pulsatil.
En el laboratorio hay aumento de la bilirrubina, transaminasas aumentadas dos a tres
veces por encima de lo normal, con fosfatasa alcalina normal, y prolongación del Quick en
el 80% de los casos. A veces evoluciona a la falla hepática y a la encefalopatía hepática.
En general la cirrosis cardíaca no produce la aparición de várices esofágicas.
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CAPITULO 22
ENFERMEDAD AUTOINMUNE HEPATO-BILIAR
HEPATITIS AUTOINMUNE
Es un ataque autoinmune dirigido contra los hepatocitos. La enfermedad suele seguir un
curso crónico con exacerbaciones y remisiones por brotes. Se la clasifica en:
Hay casos con cierto solapamiento con la cirrosis biliar primaria y con la colangitis
esclerosante primaria.
Se han descrito como desencadenantes de la enfermedad:
a) se han propuesto reacciones cruzadas contra virus como el del sarampión,
Epstein Barr, y hepatitis.
b) Se han descrito ciertos antígenos de histocompatibilidad como predisponentes
como el HLA DR3 (formas de comienzo precoz, y graves que afectan a mujeres
jóvenes) y HLA DR4 (de comienzo tardío y menor gravedad).
c) Probablemente el antígeno hepatocitario atacado en la enfermedad es el
receptor de la asialoglucoproteína. El proceso inflamatorio necrótico está
mediado por los linfocitos CD4.
Cuadro clinico
El paciente puede presentarse asintomático, con sólo la elevación de las transaminasas y
la presencia de autoanticuerpos.
En los brotes de actividad de la enfermedad pueden tener marcada astenia, malestar
general, anorexia, náuseas y vómitos, dolor en hipocondrio derecho, prurito y artralgias en
las pequeñas articulaciones.
Puede haber formas fulminantes en raros casos con insuficiencia hepática masiva
La enfermedad puede coexistir con otras enfermedades autoinmunes por ejemplo: colitis
ulcerosa, enfermedad de Hashimoto, enfermedad de Graves, artritis reumatoidea,
diabetes mellitus, diabetes insípida, insuficiencia suprarrenal autoinmune, anemia
hemolitica autoinmune, púrpura trombocitopénica inmune, lupus eritematoso sistémico,
polimiositis, CREST, enfermedad mixta del tejido conectivo, enfermedad de Sjögren,
enfermedad celíaca, glomerulonefritis, fibrosis pulmonar, uveitis, paniculitis febril, vitiligo,
síndrome de Sweet, pitiriasis liquenoide, urticaria pigmentosa, pancreatitis autoinmune y
síndrome hipereosinófilo.
Si la enfermedad no es diagnósticada evoluciona con los años a una cirrosis hepática y
aún presentar hepatocarcinoma.
Metodología diagnóstica
Hepatograma: aumento de las transaminasas, menos frecuentemente aumento de la
fosfatasa alcalina y de la bilirrubina directa.
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Aumento de la Ig G en la inmunoelectroforesis.
Presencia de los anticuerpos marcadores ya señalados.
Biopsia hepática: en ella se observa una hepatitis crónica con invasión de la placa
limitante, con necrosis en parches con denso infiltrado inflamatorio de células plasmáticas.
Luego aparece la fibrosis, los nódulos de regeneración y la evolución a la cirrosis.
Tratamiento
Meprednisona 5 a15 mg por día asociado a azatioprina 1 a 3 mg/kg/día. Se recordará que
los inmunosupresores tardan un mes en actuar. Con este esquema la enfermedad remite
en el 70% de los casos. Aunque el paciente esté en fase cirrótica se beneficia del
tratamiento, mejorando su supervivencia en más de 10 años. Se controla la eficacia del
tratamiento con los niveles de transaminasas y con biopsias hepáticas cada 2 a 3 años. El
30% fracasa, la enfermedad continua en actividad, en ese caso se ha probado con
ciclosporina, mefetil micofenolato y con ciclofosfamida. Si no responden a ningun
tratamiento pueden requerir transplante hepático, pero tener en cuenta que la enfermedad
puede recidivar en el hígado transplantado.
Etiología
El 75% tienen enfermedad inflamatoria intestinal asociada (colitis ulcerosa sobre todo, y
menos frecuentemente enfermedad de Crohn) que puede coincidir, preceder o aparecer
luego del diagnóstico de colangitis esclerosante. Ello explica que estos pacientes tienen
mayor incidencia de cáncer de colon.
Se han descrito casos familiares condicionados por los antígenos HLA B8, DR3, DR2, A1
y DR4 (este último tiene evolución más agresiva).
Esta enfermedad autoinmune cursa con aumento de la IgM, y pueden tener positivos los
inmunocomplejos circulantes y hay activación del complemento. Pueden tener anticuerpos
antinúcleo positivos, y anticuerpos ANCA positivos.
Presentan una disminución de los linfocitos CD8 y tienen disminución de los linfocitos T y
aumento de los linfocitos B.
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Cuadro clínico
Consultan por ictericia a predominio de bilirrubina directa con prurito intenso, pueden
tener fiebre y pérdida de peso. En casos avanzados consulta por cirrosis y por estenosis
de la vía biliar extrahepática.
Suelen tener muy aumentada la fosfatasa alcalina con menor aumento de las
transaminasas. Pero recordar que puede haber casos con fosfatasa alcalina normal.
La no llegada de bilis al duodeno provoca un síndrome de malabsorción de grasas con
esteatorrea. Dicha malabsorción grasa interfiere con la absorción de las vitaminas
liposolubles A, D, E, K. El déficit de vitamina D puede producir osteoporosis y
osteomalacia.
Es común que estos pacientes tengan aumento del colesterol y xantelasmas en los
párpados.
Pueden presentar cálculos biliares en vesícula y en colédoco en 30% de los casos.
En pacientes que por su colitis ulcerosa fueron sometidos a colectomía con ileostomía, la
aparición de hipertensión portal por esta enfermedad puede producir várices peri-estoma.
Complicaciones
Un 40% de los casos puede evolucionar al colangiocarcinoma (suelen tener el CA 19-9
aumentado). La sobrevida habitual de la enfermedad suele ser de 12 a 17 años.
La biopsia hepatica se clasifica en 4 estadíos: a) portal b) periportal c) septal d) cirrosis
Tratamiento
Para el manejo del intenso prurito se pueden utilizar:
a) antihistamínicos anti H1
b) colestiramina 4 g 3 a 4 veces por día
c) naltrexona 50 mg por día oral
d) rifampicina 150 a 300 mg por dia oral.
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Es una enfermedad autoinmune más común en mujeres de más de 40 años, en la cual
hay un ataque inmunitario dirigido contra la célula epitelial biliar de los conductos biliares
septales e interlobulillares hepáticos.
El 95% de los casos tienen anticuerpo antimitocondrial positivo. El antígeno sería un
complejo 2 oxo-ácido-deshidrogenasa localizada en la membrana interna de las
mitocondrias. Probablemente estos antígenos sean cruzados contra cepas mutantes de E.
coli y retrovirus endógenos. Se produce en la enfermedad una respuesta inmunológica
que destruye a las células epiteliales de los conductos biliares mediada por linfocitos CD4.
Cuadro clinico
Periodo asintomático
Tienen aumento de la fosfatasa alcalina con aumento de la gamma GT y de la 5
nucleotidasa. Hay leve aumento de las transaminasas, hay aumento sérico de los ácidos
biliares con hipercolesterolemia y aumento de la Ig M y de la Ig G en plasma.
A veces la enfermedad aparece luego de un embarazo.
Periodo sintomático
Astenia, cansancio marcado
Prurito, a veces muy intenso, peor por la noche, mejora con la luz solar
Xantelasmas en párpados y xantomas en palmas
Hiperpigmentación por mayor depósito de melanina en la piel
Ictericia a predominio de bilirrubina directa
Al no llegar la bilis al duodeno hay síndrome de malabsorción de grasas con esteatorrea,
con défitic de las vitaminas A,D; E; K liposolubles. Por el déficit de vitamina D pueden
tener osteoporosis y osteomalacia.
Hipertensión portal
Evoluciona a la cirrosis pero la insuficiencia hepática aparece tardíamente.
Enfermedades asociadas
Enfermedad celíaca (7%), tiroiditis de Hashimoto (15%) enfermedad de Sjögren (70%),
enfermedad de Graves, CREST, artritis reumatoidea, acidosis tubular renal, sarcoidosis,
glomerulonefritis, anemia hemolítica autoinmune, púrpura trombocitopénica autoinmune,
fibrosis pulmonar, osteoartropatía hipertrófica.
Metodología diagnóstica
a) Anticuerpo antimitocondrial positivo en 95% de los casos. Pueden tener anticuerpo
antinúcleo positivos y antimúsculo liso positivos en algunos casos.
b) Ecografia hepática y abdominal: detecta trastornos en los conductos biliares
intrahepáticos y la presencia de grandes ganglios en el abdomen llenos de
granulomas.
c) Biopsia hepática.
Por los hallazgos en la biopsia se han descrito 4 etapas:
---- 1) infiltrado inflamatorio en los conductos biliares interlobulillares a veces con
granulomas
----- 2) proliferación de los conductos
---- 3) fibrosis septal
----- 4- cirrosis.
Tratamiento
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Prurito: se trata como se ha descrito en la colangitis esclerosante primaria
Estatinas para disminuir el colesterol
Aportes de calcio y vitamina D, aportes de las otras vitaminas deficitarias
Metotrexate 7,5 mg por semana como unica medicación, está en discusión, hay que tener
cuidado por la hepatotoxicidad del metotrexate.
Budesonide, es un corticoide que se activa a nivel hepático, el problema es que los
corticoides pueden agravar la osteoporosis.
Acido ursodeoxicólico 15 mg/kg/día. Su uso disminuye los marcadores de colestasis,
disminuye la Ig M, y disminuye el colesterol con menor progresión a la fibrosis cuando se
lo administra por 5 o más años. Se consume en una única dosis con la cena.
La droga favorece el transporte intracelular y canalicular de ácidos biliares, disminuye las
concentraciones intracelulares de acidos biliares tóxicos, aumenta la excreción de
bilirrubina conjugada, e inhibe la apoptosis de los hepatocitos estimulada por los acidos
biliares tóxicos.
El bezafibrato está en experimentación
Como ultima medida la indicación de transplante hepático, las lesiones pueden recurrir en
el hígado transplantado, a nivel histológico pero no a nivel clínico.
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CAPITULO 23
INFECCIONES HEPATICAS FRECUENTES
Absceso hepático piógeno
Los gérmenes que produce abscesos hepáticos pueden llegar por vía hematógena al
hígado, siendo en ese caso el agente etiológico más común el Estafilococo aureus.
También puede ocurrir secundariamente a procesos infecciosos intraabdominales sobre
todo al producirse una pileflebitis de la vena porta (diverticulitis, apendicitis). La
obstrucción biliar puede complicarse con colangitis y ello provocar la aparición de
múltiples abscesos hepáticos. La implantación de dilatadores de la vía biliar en pacientes
con tumores de la vía biliar, la papilotomía endoscópica, y la inyección de etanol o
quimioterapia en lesiones hepáticas malignas, y la trombosis de la arteria hepática en ese
contexto también puede producir abscesos.
El cuadro es levemente más común en varones, el 40% son múltiples, la mayoría se
localiza en el lóbulo derecho pero pueden aparecer también en el lóbulo izquierdo.
El cuadro clínico es fiebre elevada, escalofríos, malestar general, náuseas, vómitos,
molestias y dolor en hipocondrio derecho. En el laboratorio presentan leucocitosis,
aumento de la eritrosedimentación, aumento de la fosfatasa alcalina y la bilirrubina puede
estar aumentada a expensas de la bilirrubina directa.
Se deben tomar muestras de hemocultivo y de material de los abscesos por punción bajo
control ecográfico o tomográfico.
Un tercio de los abscesos son producidos por bacterias aerobias, un tercio por anaerobias
y un tercio son mixtos por bacterias aerobias y anaerobias simultáneamente.
Tratamiento
En caso de sospecha de gérmenes gram positivos se cubrirá sobre todo el Estafilococo
aureus: vancomicina + rifampicina
En caso de sospecha de gérmenes gram negativos o anaerobios: se utiliza Ceftazidime +
metronidazol.
A veces puede ser necesario además el drenaje simultáneo del absceso bajo control
ecográfico.
Si con dicho tratamiento no se lo puede controlar puede estar indicada la cirugía
laparoscópica o a cielo abierto. Se recomienda la rápida cirugía en pacientes que toman
corticoides o inmunosupresores.
Hígado de sepsis
Los pacientes sépticos con fracaso multiorgánico pueden presentar hígado de sepsis con
un aumento de la bilirrubina a predominio de la bilirrubina directa, con aumento franco de
la fosfatasa alcalina y aumento de las transaminasas. Se produciría por la liberación de
citoquinas que acompaña al cuadro séptico. Se producirían además alteraciones de la
excreción biliar en el canalículo biliar.
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representan la hiperplasia del sistema retículo endotelial y pueden provocar
hepatomegalia.
Clínicamente tienen fiebre alta y bradicardia relativa, con leucocitosis y desviación a la
izquierda. La ictericia es poco frecuente la mayoría son anictéricas. La relación entre la
ALT/LDH es mayor a 4, y hay un aumento leve de las transaminasas.
El cuadro se puede complicar con sepsis, glomerulonefritis, abscesos hepáticos,
encefalopatía, miocarditis, coagulación intravascular diseminada y rabdomiolisis.
Se tratan con ciprofloxacina durante 10 días.
Tuberculosis hepática
Se puede presentar de varias formas a) forma miliar (rara) b) hepatitis granulomatosa
caseosa c) abscesos tuberculosos d) tuberculomas solitarios o múltiples. Se han descrito
casos con evolución a la insuficiencia hepática masiva. En su presentación suelen tener
fiebre de origen desconocido, dolor en hipocondrio derecho, disminución de peso,
hepatomegalia, aumento marcado de la fosfatasa alcalina e ictericia a predominio de
bilirrubina directa.
En la radiografías simples de abdomen se pueden ver calcificaciones hepáticas y los
abscesos y los tuberculomas se ven en la ecografía.
Puede ser necesaria la biopsia laparoscópica, 35% son positivos para Mycobacterium
tuberculosis. Se puede hacer PCR para tuberculosis de las lesiones encontradas.
Se tratan con 4 drogas antituberculosas durante un año.
Sífilis
En la sífilis secundaria suele haber hepatitis con ictericia, anorexia, hepatomegalia y
disminución de peso con aumento de la fosfatasa alcalina. Suele coexistir con un
síndrome nefrótico por glomerulonefritis membranosa. En la sífilis terciaria hay gomas
sifilíticos que pueden simular una cirrosis o enfermedad metastásica hepática. Evoluciona
a un hígado lobulado (hepar lobatum) y a la cirrosis. El diagnostico es biópsico y la VDRL
es positiva.
Candidiasis
La candidiasis hepática es una complicación muy grave de los pacientes con fiebre y
neutropenia (en general pacientes tumorales que recibieron quimioterapia). Se presentan
con fiebre, leucocitosis, ictericia y aumento sostenido y progresivo de la fosfatasa alcalina.
En la tomografía computada luego de algunas semanas aparecen lesiones “en ojo de
buey”. La laparoscopía muestra un higado con lesiones punteadas blanco amarillentas en
su superficie. Se trata con anfotericina B liposomal, y con fluconazol. El pronostico es
reservado y la mortalidad alta.
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achocolatado). Tienen leucocitosis, aumento de la fosfatasa alcalina en 50% de los casos,
y anemia.
El 90% presenta anticuerpos antiamebianos positivos en la primera semana (dicha
positividad puede durar años). La ecografía y la tomografía permiten visualizar la lesión.
Se lo trata con metronidazol intravenoso 500 mg cada 6 horas u oral 1 g cada 12 hs
durante 15 días. Puede ser necesario el drenaje quirúrgico sobre todo si hay abscesos
complicados.
Hidatidosis
Los quistes hidatídicos suelen ser asintomáticos, y contienen epitelios germinales que dan
lugar a parásitos viables. La ecografia, la tomografia o la resonancia magnética permiten
ver la formación de los quistes hijos, la calcificación de dichos quistes, la fibrosis
periquística que afecta al parénquima hepático, y la presencia de comunicaciones
anormales entre los quistes y la vía biliar. Pueden tener hipertensión portal
La serología es positiva en 90% de los casos. Tienen eosinofilia
Se trata con albendazol por su alta eficacia y letalidad para los quistes hijos, 10 a 50
mg/kg/dia divididos en tres tomas.
A veces se requiere tratamiento quirurgico con inyección previa de sustancias para matar
a los quistes hijos antes de efectuar la resección. Se pueden hacer en estos casos
albendazol + laparoscopia y drenaje laparoscópico de los quistes.
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CAPITULO 24
LESIONES HEPATICAS SOLIDAS
BENIGNAS Y FRECUENTES
HEMANGIOMA HEPÁTICO
Es el tumor benigno más frecuente del hígado. Puede alcanzar gran tamaño y es más
frecuente en mujeres, entre 30 a 50 años. Si mide más de 4 cm se lo denomina gigante.
Se cree que los estrógenos influencian su desarrollo. Pueden trombosarse y fibrosarse.
La lesión suele ser asintomática y se ubica en el lóbulo derecho. Los gigantes dan
síntomas en el 40% de los casos y si miden más de 10 cm en todos los casos. Pueden
producir molestias en hipocondrio derecho, saciedad precoz, anorexia y náuseas. Si
sufren infarto y necrosis pueden provocar episodios dolorosos agudos. Puede detectarse
una hepatomegalia con soplo a la auscultación. En el hepatograma hay aumento de la
fosfatasa alcalina pero rara vez hay ictericia. Es raro que sufran ruptura espontánea. Los
gigantes se pueden complicar con coagulación intravascular diseminada crónica. Pueden
aumentar de tamaño en el embarazo o si hay ingesta de anticonceptivos.
Metodologia diagnóstica
Ecografía: la lesión es hiperecoica en el 70% de los casos y homogenea en el 65% de los
casos. Puede tener realce acústico posterior.
Tomografía con contraste: permite ver una lesión hipodensa que realza con el contraste
con un llenado centripeto progresivo.Tsarda 3 minutos en llenarse y permanece
hiperdensa por lo menos durante una hora. La sensibilidad y la especificidad es del 60%.
Puede verse calcificaciones en su interior.
Tomografía helicoidal: tienen una sensibilidad y una especificidad del 86%, pero es menor
en las lesiones pequeñas
Resonancia magnética: tiene una sensibilidad mayor del 90%.
Centellograma con hematíes marcados con Tc99m: tiene una sensibilidad y especificidad
mayor del 70% para lesiones mayores de 2 cm.
SPECT con hematíes marcados con Tc99m mejora la sensibilidad y la especificidad a un
80%.
La angiografía hepática se reserva para los casos con dudas diagnósticas.
El diagnóstico diferencial es con el cáncer hepatocelular y con las métastasis hepáticas.
El tratamiento es conservador. Sólo se indica tratamiento quirúrgico si hay síntomas
graves o hay alguna complicación (2% de los casos).
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suele ser subcapsular y se localiza en el lóbulo derecho. Rara vez producen malestar o
dolor. La ruptura hemorrágica es poco frecuente. Puede presentar coagulación
intravascular diseminada crónica, y hepatomegalia sensible a la palpación.
En la ecografía las lesiones se ven claramente delimitadas de aspecto nodular, a veces
puede detectarse una zona central de fibrosis.
En la tomografía se observa una lesión hipodensa o isodensa que capta el contraste en
forma homogénea, pero en pocos minutos recupera su aspecto anterior. En 55% de los
casos tienen una cicatriz fibrosa central, y 2% pueden presentar calcificaciones.
En la resonancia magnética se visualiza como una lesión homogenea isointensa o
levemente hiperintensa en T2. Los márgenes de la lesión no están bien definidos y se
puede ver una cicatriz central hiperintensa en 50% de los casos.
La resonancia magnética con administración de partículas de óxido de hierro
supermagnetico permite diferenciar esta lesión de una lesión tumoral. Estas partículas
suelen ser fagocitadas por las células de Kupffer.
El centellograma con sulfuro de tecnecio 99m permite visualizar la lesión en 60% de los
casos. La colegammagrafia con tecnecio 99m disida (acido sido-propil-iminodiacético)
tiene alta sensibilidad y especificidad para detectar estas lesiones.
La angiografía permite en 40% de los casos detectar un patron irrigatorio con una arteria
central y ramas vasculares como radios de una rueda.
El diagnóstico diferencial es con el cáncer hepático, adenoma, hemangioma y metástasis.
El tratamiento es la observación cada dos años. Suspender todo aporte de estrógenos.
Si la lesión aumenta de tamaño o tiene síntomas severos se aconseja su resección,
puede intentarse además su embolización con arteriografía.
ADENOMA HEPÁTICO
Son tumores benignos estrógeno-dependientes. Son más comunes en mujeres que
consumen anticonceptivos durante más de 5 años seguidos. Son raros en mujeres que no
los consumen. Hay casos raros en pacientes con diabetes mellitus y con glucogenosis.
Son tumores grandes, delimitados , con vasos de gran calibre en su superficie. Puede ser
solitario o múltiple, pueden llegar a medir más de 10 cm y tener áreas de necrosis y de
hemorragia en su interior. Las células que lo forman son similares a los hepatocitos
normales. Tienen tendencia a sangrar porque sus sinusioides tienen paredes muy finas.
Cuadro clínico
Dolor abdominal intenso en 52% de los casos localizado en epigastrio o en hipocondrio
derecho, de aparición repentina, más común durante la menstruación.
Shock por ruptura hepática con hemorragia intracapsular o intraperitoneal (6% de
mortalidad)
Hepatomegalia
Dolor crónico en 30% de los casos
Aumento de la fosfatasa alcalina, gamma GT y 5 nucleotidasa.
Los pacientes con glucogenosis tipo I y tipo III suelen tener adenomas múltiples a edades
precoces (menores de 20 años)
Se habla de adenomatosis hepática cuando hay más de 10 adenomas (el diagnóstico
diferencial es con las metástasis multiples). Se han descrito en diabéticos y en
consumidores de andrógenos.
Los adenomas hepáticos pueden sufrir malignización.
Metodologia diagnóstica
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La lesión se puede visualizar por ecografía , con una ecogenicidad interna variable.
En la tomografía se observa una lesion hipodensa o isodensa muy vascularizada que
capta irregularmente el contraste intravenoso.
En la resonancia magnética el tumor muestra una señal debil o levemente hperintensa en
T1 con realce heterogéneo en T2
La angiografía permite diferenciarlo de un hepatocarcinoma.
Tratamiento
Debe ser resecado luego de un período de observación sin estrógenos. Se reseca si tiene
sintomas, si aumenta la alfa feto proteina, si aumenta de tamaño, si tienen bordes
irregulares o si hay alta sospecha de neoplasia. La cirugía programada tienen 1 % de
mortalidad, pero la de urgencia un 5 al 8%. Los que tienen adenomas múltiples pueden
requerir transplante hepático. La embolización permite evitar la hemorragia y disminuir el
sangrado.
a) colagenopatías
b) sindrome de Felty
c) enfermedades mieloproliferativas
d) luego de quimioterapia
e) enfermedad de Rendu Osler
f) cirrosis biliar primria
g) necrosis masivas y subamasivas hepáticas
h) en cirrosis cuando hay pérdidas celulares extensas (11% de los casos)
i) como zona de compensación por atrofia de otras zonas hepáticos como ocurre
con el lóbulo caudado atrófico en el Budd Chiari.
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CAPITULO 25
MASAS MALIGNAS HEPÁTICAS FRECUENTES
CANCER HEPATOCELULAR
Representa el 6% de los cánceres, es más frecuente en el sexo femenino. Un 76% de los
casos ocurren en Asia y en Africa por la alta incidencia de hepatitis viral en dichas zonas.
Las causas predisponentes son:
Infección crónica por hepatitis B: los casos de transmisión perinatal pueden explicar la
aparición de casos en menores. Se produciría por integración del genoma viral al
hepatocito.
Infección crónica por hepatitis C: el riesgo es de 1,7% si tiene hepatitis crónica y de 2,5
% si tiene cirrosis. El riesgo es mayor si la infección se produce a una edad tardía. La
proteína central del virus C tendría potencial carcinogénico.
Alcoholismo crónico: actuaria como acelerador de las lesiones en pacientes con
hepatitis B o C no diagnósticadas.
Cirrosis: por año la evolución a hepatocarcinoma es del 3% de las cirrosis. El riesgo es
mayor si hay una proliferación celular hepatocitica alta. La presencia de nódulos grandes
de regeneración hepática es también factor de riesgo.
Aflatoxina B1: es una sustancia fabricada por hongos del género Aspergillus flavus y
otros similares. Los humanos que consumen alimentos y cereales contaminados tiene
mayor incidencia de carcinoma hepático sobre todo en Asia y en Africa.
Hepatopatías metabólicas: se producen hepatocarcinomas en pacientes con
hemocromatosis, déficit de alfa-1 antitripsina, porfiria cutánea tarda, tirosinemia,
citrulinemia, glucogenosis tipo I y III, enfermedad de Wilson e intolerancia a la fructosa.
Hepatopatías autoinmunes: sobre todo cirrosis biliar primaria, es más raro en la hepatitis
autoinmune.
Exposición al Thorotrast: (dióxido de torio) se utilizaba en estudios diagnósticos
radiactivos: las lesiones tardan años en desarrollarse, el torio radiactivo queda atrapado
dentro de las células de Kupffer.
Se discute si predisponen o no a la aparición del tumor el tabaquismo y los
anticonceptivos.
Clasificación histológica
Se clasifica en nodular o masivo (difuso, infiltrante, más extenso puede tener nódulos
satélites)
Histológicamente se distingue:
a) Trabecular: los hepatocitos se disponen en cordones
b) Acinar: los hepatocitos se disponen en acinos
c) Compacto: los hepatocitos forman una masa solida sin sinusoides
d) Escirro: tienen tejido conectivo abundante
e) Fibrolamelar: está formado por células grandes eosinófilas, rodeadas de
bandas fibrosas con una organización laminar, son el 1% de los casos y se ven
en adultos jóvenes.
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Cuadro clinico
a) Dolor y molestia en hipocondrio derecho por la hepatomegalia
b) Ictericia hepatocelular
Metodología diagnóstica
a) Ecografia cada 6 meses en todo paciente con cirrosis o hepatitis crónicas
b) Aumento de la alfa feto proteína en sangre mayor a 400 ng/ml
c) Tomografia computada helicoidal: son masas hipervascularizadas
d) Biopsia por laparoscopía o guiada por tomografía o ecografía
(pueden tener como complicación hemoperitoneo en 0,5% de los casos, y
diseminación del tumor en el trayecto de la aguja en 3 al 5% de los casos.
e) Resonancia magnética
Estadio B: tumor muy grande o multinodular con nódulos grandes. Con Child Pugh A o B
. A cinco años están vivos solo el 16%, tratamientos paliativos
Tratamientos propuestos
a) Resección del tumor, sobre todo si asienta en hígado normal o en hígado cirrótico
y estadio A .
b) El transplante hepático es la mejor opción del estadio A pero debe efectuarse
rápido lo que no siempre es posible por la falta de donantes. Sino se puede
efectuar resección segmentaria o subsegmentaria hepática.
c) En pacientes con tumores no operables las opciones son: 1) inyección de etanol o
de ácido acético al 50% intratumoral 2) termoablación del tumor con láser,
microondas o radiofrecuencia 3) quimioembolización por la arteria hepática 4)
radioterapia paliativa.
COLANGIOCARCINOMA
Es un cáncer de los conductos biliares intrahepáticos. Representa el 10% de los tumores
hepáticos, el 90% siente en hígado normal y en 10% en hígado con patologia
predisponente. Estos tumores son más comunes en ancianos y son muy frecuentes en
Sur y Este de Asia.
Las enfermedades que predisponen a su aparición son:
a) Fibrosis hepática congénita
b) Enfermedad de Caroli
c) Hígado poliquístico
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d) Complejo de von Meyenburg
e) Atresia de la vía biliar
f) Litiasis biliar y coledociana (por la presencia de hepatolitiasis en 10% de los
casos)
g) Colangitis esclerosante (7% de los casos)ç
h) Enfermedad inflamatoria intestinal, sobre todo colitis ulcerosa
i) Parasitosis hepáticas por Clonorchis sinensis o Opisthorchis viverrini.
Cuadro clínico
Se presentan con ictericia hepatocelular por obstrucción de la vía biliar con aumento de la
fosfatasa alcalina, la 5 nucleotidasa y la gamma GT. Pueden producir aumento del Ca 19-
9 y del antígeno carcinoembrionario.
La lesión se detecta en la ecografía y en la tomografia con dilatación de la vía biliar
intrahepática.
En tumores pequeños el SPET es la técnica más sensible.
La colangioresonancia y la colangiografía retrógrada endoscópica o transparietohepática
por punción pueden ser útiles para visualizar la lesión.
La biopsia bajo control ecográfico hace el diagnóstico en 70% de los casos.
Estadíos
I- Invade sólo el conducto biliar
II- Invade tejido periductal
III- Invade ganglios linfáticos regionales
IV- Ganglios u órganos alejados (metástasis peritoneales y hepáticas)
La invasión hiliar y portal y de la arteria hepática deben tenerse en cuenta ya que pueden
contraindicar la resección.
Tratamiento
Cirugía: a los cinco años la sobrevida es del 17%
Tratamientos paliativos: responde poco a la quimioterapia y radioterapia.
METASTASIS HEPATICAS
Son las lesiones hepáticas malignas más frecuentes. La mitad de los cánceres avanzados
tienen metástasis hepaticas. Los tumores que más frecuentemente las provocan son:
a) Cáncer de colon y recto: 20% tienen metástasis en el momento del diagnóstico
y 50% la desarrollan luego de la extirpación del tumor.
b) Tumor carcinoide
c) Insulinomas, gastrinomas y glucagonomas
d) Cáncer de páncreas y de estómago
e) Cáncer de vesícula y vía biliar
f) Cáncer de pulmón y de mama
g) Melanomas oculares
h) Estroma gastrointestinal
i) Sarcoma retroperitoneal
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j) Cáncer de riñón.
Metodología diagnóstica
a) La tomografía computada detecta el 95% de las lesiones de más de un
centímetro. Descarta otras lesiones que contraindican la cirugía
b) SPET: Tiene alta sensibilidad y especificidad para su diagnóstico.
c) Resonancia magnética: permite ver mejor si hay compromiso vascular
d) Colangioresonancia.
Tratamiento
En el cáncer colo rectal:
Quimioterapia con fluorucacilo responde 15 al 30%, asociado a irinotecan responden el
40%.
Resección quirúrgica con ecografía hepática en quirófano. Supervivencia a 5 años del 26
al 40%. Si recidivan nuevamente se pueden reoperar pero la sobrevida desciende a 15 al
40% a cinco años.
Si son múltiples y de ambos lóbulos se puede plantear el transplante hepático.
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CAPITULO 26
EL PACIENTE CON VESICULA PALPABLE
La palpación de la vesícula biliar se efectúa con el paciente en el decúbito dorsal, con los
miembros inferiores semiflexionados y el médico ubicado a su derecha. La mano
semiflexionada en cuchara inicia el examen en la fosa ilíaca derecha y asciende
progresivamente hasta el hipocondrio derecho en cada pausa espiratoria, hasta que
percibe la conformación redondeada del borde de la vesícula. Si la vesícula está muy
agrandada puede intentarse la maniobra del peloteo colocando una mano en la region
lumbar derecha y otra en la cara anterior del abdomen, al hacer presión por detrás se
percibe el peloteo vesicular por delante.
Lo habitual es que la vesícula excursione con la respiración, pero dicha movilidad puede
ser interferida por una inflamción perivesicular que la fije a las estructuras adyacentes.
El agrandamiento vesicular puede comprobarse en dos situaciones clínicas.
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c). Cáncer de vesícula. Se trata de un tumor de escasa movilidad, duro e irregular
cuando ha invadido gran parte de la pared vesicular, cuyo volumen aumenta
progresivamente.
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CAPITULO 28
FORMACIÓN DE LA BILIS Y LITIASIS BILIAR
La bilis es fabricada en el hepatocito y es secretada hacia el canalículo biliar formado entre
dos hepatocitos adyacentes unidos por uniones estrechas (en las colestasis dichas uniones
estrechas se pueden romper y la bilis se vierte en el espacio intersticial y puede llegar a la
sangre). La membrana del hepatocito que mira al canalículo biliar tiene microvellosidades. El
canalículo biliar desemboca en los conductillos biliares más pequeños, los conductos de
Hering, estos conductos sufren unas 12 ramificaciones hasta llegar a los hepáticos derecho e
izquierdo y desembocar en el colédoco. Las células que revisten los conductos fabrican
bicarbonato.
La bilis es una solución acuosa isosmótica con el plasma, por lo cual tiene alta concentración
de sodio. Los principales componentes de la bilis son el colesterol, y la fosfatidilcolina, la
bilirrubina conjugada y las sales biliares. Se excretan por la bilis los metales divalentes como
el cobre, hierro, manganeso y cinc. El epitelio de los conductos fabrica inmunoglobulina A.
El flujo biliar tiene dos fases, una dependiente de la secreción de sales biliares y una
independiente de ellas (esta última dependería de sustancias osmóticamente activas
eliminadas por la bilis, como el glutatión). Cada sal biliar tiene un determinado potencial
colerético (estimulante de la producción de líquido biliar)
El ácido ursodexosicólico tiene una alta acción colerética que es mayor que el ácido
taurocólico o taurodesoxicólico.
La secreción de los conductos biliares esta estimulada por la secretina que se forma en el
duodeno ante la llegada de ácidos grasos y sales biliares. La somatostatina frena la
producción de los conductos biliares.
La litiasis biliar afecta al 10% de los habitantes de occidente. Los cálculos biliares se dividen
en 3 grupos.
a) Cálculos de colesterol
b) Cálculos de pigmento negro
c) Cálculos de pigmento marrón.
Las sales biliares se sintetizan en el hígado, se forman a partir de los ácidos biliares que
químicamente derivan del colesterol, y en su síntesis participan la 7 hidroxilasa y la 27
hidroxilasa. Las sales biliares primarias son el trihidroxicolato y el quenodexosicolato. Luego
ellas sufren un proceso de conversión por acción de las bacterias intestinales dando lugar a
las sales biliares secundarias como los deoxicolatos, el ursodexocicólico, y el
monohidroxilitocolato. El 95% de los ácidos biliares se reabsorben en el ileon y regresan por
la sangre al hígado, siendo captados por los hepatocitos. Esta recirculación enterohepática
ejerce un feedback negativo sobre la producción de sales biliares en el hígado. Las sales
biliares, la bilirrubina y el colesterol se deben mantener en determinadas proporciones en la
bilis y si dicha proporción se modifica se produce la precipitación de alguno de los
componentes y la formación de cálculos.
Cálculos de colesterol
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El contenido relativo de colesterol de la bilis se expresa habitualmente como indice de
saturación del colesterol. La supersaturación de colesterol de la bilis disminuye la motilidad
de la vesícula, favoreciendo la formación de cálculos. Además la bilis sobresaturada de
colesterol estimula la producción de mucina y su eliminación en la bilis, lo que favorece la
formación de cristales de colesterol, y luego de cálculos. Ambos factores favorecen la
precipitación de los cristales de colesterol y la formación de cálculos de tamaño grande. Las
concentraciones elevadas de deoxicolato facilita la formación de cálculos de colesterol. Ello
se debe a que esta sal biliar tiene una acción detergente muy intensa sobre las membranas
de las células que forman el canalículo biliar, deprivándolas de colesterol.
En raros casos puede haber cálculos de colesterol que se forman directamente en las vías
biliares y aún en las vías biliares intrahepáticas. Suele ocurrir ello en pacientes con
mutaciones de la fosfatidilcolina lipasa y con una secreción biliar de fosfatidil colina alterada.
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Cálculos biliares de pigmento marrón
En las sociedades occidentales los cálculos de pigmento marrón se forman en el colédoco,
en pacientes que han sufrido colecistectomías previas (a veces precipitan sobre un pequeño
cálculo retenido, o por material de sutura presente en el colédoco. La presencia de
diverticulos duodenales o ligera estenosis del colédoco facilita su formación. En los países
orientales son frecuentes los cálculos como secuela de la infección por el parásito Clonorchis
sinensis, son cálculos de bilirrubinato de calcio, y suele haber bacterias en el corazón del
cálculo.
Barro biliar
El barro biliar llamado también microlitiasis es un paso previo a la formación de cálculos
tanto de colesterol como de pigmento negro, pero sólo una minoría de los que presentan
barro biliar terminan desarrollando cálculos. El barro puede estar compuesto por cristales de
colesterol o gránulos de bilirrubina en una matriz de mucina. Los pacientes que reciben
alimentación parenteral prolongada y los que reciben tratamientos prolongados con
ceftriaxona pueden tener barro biliar.
El cólico biliar se manifiesta con un dolor intenso en epigastrio e hipocondrio derecho que
puede irradiar a la espalda, al hombro derecho o a la escápula derecha. El dolor se produce
por la impactación de un cálculo en el conducto cístico o en la ampolla de Vater. El dolor es
intermitente y acompañado de náuseas y vómitos.
a) Colecistitis aguda
b) Colecistitis cronica: se produciria en pacientes con episodios recurrentes de
colecistitis leves lo que provocaría fibrosis, atrofia y perdida de función de la
vesícula
c) Coledocolitiasis
d) Colangitis bacteriana aguda
e) Pancreatitis biliar
f) Fístula vesículo-entérica con riesgo de ileo biliar
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c) Pólipos vesiculares: el paciente debe sufrir colecistectomía ya que pueden
malignizarse, se detectan en la ecografía.
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Complicaciones a largo plazo de la colecistectomía
a) Diarrea 5% de los casos por mayor circulación enterohepática de las sales biiares. Se
puede tratar con colestiramina.
b) Leve aumento de la incidencia de cáncer de colon derecho sobre todo en mujeres.
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CAPITULO 28
CANCER DE VESICULA BILIAR Y VIA BILIAR-AMPULOMAS
CANCER DE VESÍCULA BILIAR
El carcinoma de vesícula biliar es un tumor poco frecuente y de mal pronóstico. Su edad de
aparición suele ser alrededor de los 70 años, siendo 3 veces más común en la mujer. El 95%
de los pacientes con cáncer de vesícula tienen colelitiasis, y a veces hace su presentación
con un cuadro concomitante de colecistitis. También los portadores de vesícula de porcelana
tienen un 50% de probabilidad de malignización.
El tumor tiende a extenderse e invadir localmente precozmente sobre todo a los segmentos
IV y V del hígado que forman el lecho vesicular, y por vía linfática hacia el colédoco. Son
muy pocos los pacientes con lesiones que pueden ser quirúrgicamente resecadas, ya que la
invasión al hilio hepático suele ser precoz.
Los pocos casos que se diagnóstican precozmente pueden operarse y efectuarse resección
de la vesícula acompañadas de resección en cuña o resecciones segmentarias hepáticas,
con extracción de ganglios para-duodenales y del hilio hepático.
Los casos avanzados suelen mostrar a un pacientes con dolor en hipocondrio derecho,
ictericia, náuseas, vomitos y pérdida de peso. Puede recurrirse a cirugías paliativas de
drenaje biliar o duodenal, sólo para mejorar la calidad de la sobreviva. A veces se utilizan
prótesis de drenaje de la vía biliar que se colocan mediante cirugía o endoscopias
retrogradas.
La sobrevida suele ser de pocos meses. No suelen responder a la quimio o a la radioterapia.
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AMPULOMAS
Son tumores que surgen hasta 1 cm de la ampolla de Vater y pueden ser de origen
duodenal, del páncreas, del colédoco o de la propia ampolla de Vater. Pueden ser benignos
o malignos. El 80% ocurren en ancianos entre 60 y 80 años. El fumar cigarrillos ha sido
relacionado con estos tumores.
Pueden presentarse microscópicamente con protrusión intramural, con protrusión expuesta y
a veces como tumor ulcerado. La mayoría son adenocarcinomas (se han descrito
carcinoides, linfomas y sarcomas). Puede ser tumores benignos como el adenoma velloso,
lipomas, fibromas y leiomiomas. A veces es difícil determinar precirugía si el tumor es
benigno o maligno.
En el cuadro clínico presentan un síndrome coledociano, con la carácterística de que la
ictericia puede ser fluctuante ya que suelen sufrir necrosis parciales. Pueden sangrar y
producir hemobilia con hemorragia digestiva alta, u oclusión de la vía biliar por coágulos.
Pueden presentarse con dolor abdominal, pérdida de peso, náuseas y vómitos. En 20% de
los casos pueden producir pancreatitis. Como síndrome paraneoplásico pueden tener
trombopatía asociada a tumores. Pueden complicarse con colangitis infecciosa.
Los estudios utilizados en su diagnóstico son : la ecoendoscopía, la tomografia computada
abdominal con contraste oral e intravenoso, la colangio resonancia y la colangiografía
endoscópica retrógrada para efectuar toma de biopsia y cepillado de la lesión.
El tratamiento quirúrgico se efectúa en los casos con comprobación de malignidad o alta
sospecha de malignidad, se puede efectuar la pancreatoduodenectomía completa, o en
algunos casos la ampulectomía con derivación yeyunal de la vía biliar.
En lesiones benignas se ha intentado el tratamiento endoscopico con stent, con la
destrucción de la masa con laser o radioterapia con braquiterapia.
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CAPITULO 29
CANCER DE PANCREAS
El cáncer de páncreas es en frecuencia el octavo tumor maligno en el sexo masculino y el
séptimo en el femenino. Es de elevada mortalidad, ya que representa la cuarta causa de
muerte por cáncer. En los últimos 30 años se ha incrementado la tasa de mortalidad un 12
% en hombres y un 26 % en mujeres. La edad media de aparición es de 67 años. Los
varones tienen un riesgo 1,4 a 1,5 veces más alto que las mujeres. Se ha descrito mayor
riesgo en raza negra, hawaianos, judios y polinesios. Es más común en individuos de
grupos socioeconómicos bajos. Los químicos, obreros del coque, metalúrgicos y obreros
de fábricas de gasolinas, tienen un riesgo quíntuple, debido a la exposición a solventes y
compuestos del petróleo.
El habito de fumar (por lo menos 2 atados por día) duplica el riesgo de carcinoma de
páncreas. Se ha postulado su asociación con el consumo de café, alcohol y grasas.
La pancreatitis crónica puede predisponer a la aparición de procesos malignos
pancreáticos. Los pacientes con diabetes mellitus tienen mayor riesgo de sufrir cáncer de
páncreas.
CUADRO CLINICO
Los tumores localizados en la cabeza del páncreas concurren a la consulta por marcada
pérdida de peso y de apetito, ictericia obstructiva por sindrome coledociano con aumento
de la fosfatasa alcalina, la 5 nucleotidasa y la gammaglutamiltranspeptidasa, prurito,
coluria y acolia. Otros motivos de consulta pueden ser dolor, náuseas, vómitos, malestar
general por la compresión de la segunda porción del duodeno. Al examen físico pueden
presentar el llamado signo de Courvoisier (vesícula palpable dilatada e indolora). Por la
pérdida de las secreciones exócrinas pancreáticas por oclusión del conducto de Wirsung
puede haber esteatorrea y sindrome de malabsorción.
Los tumores localizados en el cuerpo y cola del páncreas producen pérdida de peso, dolor
que puede localizarse en epigastrio o en la espalda en la zona lumbar a la altura de L1-L2
por invasión del plexo solar y las vértebras, debilidad, náuseas, vómitos, anorexia,
hepatomegalia, constipación, masa abdominal palpable, ascitis, intolerancia a las grasas.
El 20% de los tumores localizados en la cola presentan diabetes por destrucción de los
islotes de Langerhans que se localizan preferencialmente allí. Es común que los tumores
de la cola del páncreas invadan el bazo, la vena esplénica y obstruyan el ángulo de Treitz.
Por la presencia de metástasis pueden tener hepatomegalia nodular, compromiso
neurológico, nódulos pulmonares, invasión del ganglio supraclavicular izquierdo (ganglio
centinela de Virchow).
Los sindromes paraneoplásicos más descritos con este tumor son: la tromboflebitis
migratoria (signo de Trousseau) y el síndrome de paniculitis-artritis-eosinofilia o
enfermedad de Webber-Christian que se presenta con episodios febriles recurrentes con
eosinofilia, poliartritis y grupos de nódulos subcutáneos eritematosos.
Se ha descrito la aparición de cuadros severos depresivos asociados con la aparición de
esta neoplasia.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
En ocasiones puede ser difícil la diferenciación entre una pancreatitis crónica y un
carcinoma. Aún con las tomas biopsias pueden a veces los resultados ser controvertidos,
y muchas veces es la evolución ulterior del cuadro la que nos indica el diagnóstico
adecuado. Otros diagnósticos diferenciales a tener en cuenta son los pseudoquistes del
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páncreas, y los tumores benignos pancreáticos como el adenoma, cistoadenoma,
fibroadenoma, lipoma, hemangioma y linfangioma.
METODOLOGIA DE ESTUDIO
La tomografía computada es el mejor estudio para la determinar la extensión de la
enfermedad, permite evaluar la afectación ganglionar y la extensión a otros órganos
abdominales. Ha demostrado tener una sensibilidad del 78% y una especificidad del 80%
para la determinación de masas pancreáticas. La punción aspiración transabdominal con
aguja guíada por tomografía permite tomar biopsias dirigidas y diagnosticar el 87-100%
de los casos.
Antígeno carcinoembrionario. Aumenta sus niveles plasmáticos un 80% en pacientes
con alguna patología pancreática, pero es un hallazgo inespecífico, ya que aumenta en
procesos benignos y malignos, aunque esta demostrado que el aumento por encima de
los 10 ng/ml evidencia una patología pancreática maligna avanzada.
Antígeno pancreático oncofetal. Es una glucoproteína (POA) que aumenta 77-90% en
los casos de enfermedad pancreática maligna.
Antígeno Ca 19-9. Es un antígeno asociado con tumor, aumenta un 80% en procesos
malignos pancreáticos, pero solo el 8% en las patologías benignas y 1% en los sujetos
normales.
Ecografía abdominal. Representa un excelente método de screening para las masas
pancreáticas, tiene una sensibilidad del 82% y una especificidad del 84%
Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica Permite visualizar el carcinoma
periampollar, así como la infiltración o la obstrucción del conducto pancreático por el
tumor, su precisión diagnóstica es del 85% y si se asocia a citología biliar puede llegar a
ser del 90%.
En lo que respecta a su localización, los más comunes son los de la cabeza del páncreas
(73%), el cuerpo representa el 20% y la cola solamente el 7%. Desde el punto de vista
histológico 80% son adenocarcinomas, un 8% pueden ser carcinomas adenoescamosos o
de células gigantes. Son tumores raros el cistoadenocarcinoma, el carcinoma de células
acinares, el carcinoma papilar y quístico, el anaplásico, el microadenoma, el sarcoma y el
linfoma (ver tumores raros pancreáticos)
Al momento del diagnóstico hay metástasis en 50% de los casos. Por contiguidad las
lesiones en la cabeza del páncreas invaden duodeno 19% y estómago 11%. Los tumores
del cuerpo del páncreas comprometen bazo 14%, colon transverso 12%, estomago 5% y
duodeno 5%. Las lesiones de la cola del páncreas afectan a la glándula suprarrenal
izquierda 24%, bazo 14%, colon transverso 14%, estómago 5%, riñón izquierdo 5% y
yeyuno 5%.
Las células malignas se diseminan muy fácilmente a través de los conductos linfáticos a
los ganglios pancreáticos superiores e inferiores, gástricos, pilóricos, mesentéricos y
pancreaticoduodenales anteriores. Las células tumorales pueden desprenderse hacia la
cavidad peritoneal e implantarse en la superficie de cualquier víscera intraabdominal o en
el propio peritoneo produciendo ascitis tumoral o ileo.
Las células malignas que acceden al torrente sanguíneo viajan a través de los vasos
porta, portovertebrales y portosistémicos hacia órganos alejados. Los principales sitios de
metástasis son: los ganglios linfáticos regionales 50-75%, hígado 70%, pulmones 15-30%,
peritoneo 25%, glándulas suprarrenales 29%, duodeno 67%, estómago 25-40%, bazo 12-
35%, vesícula biliar 10%, riñón 7%, intestino delgado 7%.
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ESTADIFICACIÓN
Estadio tumoral
Tx. Tumor primario no pasible de evaluación.
T0. No hay evidencia de tumor primario.
T1. Tumor limitado al páncreas.
T1a. Tumor menor de 2 cm de diámetro
T1b. Tumor mayor de 2 cm de diámetro.
T2. Tumor que se extiende directamente al duodeno, conducto
biliar o los tejidos peripancreáticos.
T3. Tumor que se extiende a estómago, bazo, colon o vasos
Estadio metastático
Mx. Mtts a distancia no pasibles de evaluación.
M0. Ausencia de mtts a distancia.
M1. Presencia de mtts a distancia.
TRATAMIENTO
La resección quirúrgica continúa siendo la única probabilidad de curación para los
pacientes con carcinoma de páncreas. Alrededor de 75% de los pacientes son candidatos
a la cirugía, sin embargo solo el 20% de las lesiones son en definitiva resecables. Se
debe efectuar una duodenopancreatectomía (procedimiento de Whipple). Consiste en
resecar la parte distal del estomago, el duodeno, la vesícula biliar, el segmento distal del
colédoco, la cabeza del páncreas (hasta el nivel de la vena mesentérica superior) y la
porción proximal del yeyuno. La pancreatectomía distal con esplenectomía se utiliza en
los tumores de cuerpo o cola del páncreas, que no requieren un procedimiento de
Whipple.
En casos con carcinoma localmente avanzado y metastásico se puede efectuar una
cirugía paliativa con derivaciones de la vía biliar y anastomosis gastroentéricas. En la
misma cirugía se efectúa un bloqueo intraoperatorio del nervio celíaco para evitar el dolor
dorsal y abdominal que puede ser terrible en los estadíos avanzados de este tumor.
La colocación percutánea transhepática o endoscópica de catéteres y stents biliares
permite el drenaje biliar sin recurrir a la cirugía. Estas técnicas se pueden practicar en un
70-90% de los pacientes con una morbilidad menor al 3% y una mortalidad que oscila
entre el 2-5%. Los stents y catéteres se deben cambiar cada tres meses, de todos modos
la mayoría de los pacientes no requieren más que un cambio de catéter por su corta
sobrevida..
La radioterapia preoperatoria: puede permitir la resección demorada hasta en el 33% de
los pacientes con enfermedad localizada pero irresecable. La administración
intraoperatoria de 2.000 cGy inmediatamente después de la resección pancreática puede
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preservar tejidos normales radiosensibles, y prolonga la supervivencia 20 meses contra
12 meses sin radioterapia.
La radioterapia por haz externo después de la resección de un carcinoma de páncreas
(4000 cGy por 6 semanas) junto con la administración de fluouracilo mejoró
significativamente la supervivencia a los 2 años, aproximadamente 21 meses contra 11
sin radioterapia. La radioterapia puede usarse además como tratamiento paliativo para
aliviar el dolor
Quimioterapia: se evaluaron muchos agentes, aunque ninguno ha mostrado un efecto
sobresaliente, los mas destacados son, fluouracilo (26%), ifosfamida (26%), epirrubicina
(22%), mitomicina-c (21%), lomustina (16%) y la estreptozotocina (11%).
PRONOSTICO
La supervivencia global a los 2 años es de alrededor del 10% y la supervivencia a los 5
años es del 1-5%. Un caso de mejor pronostico es el del cistoadenocarcinomas, que se
ubican en la cola del páncreas el cual tiene una supervivencia a los 5 años de hasta 30-
60% en caso de resección completa.
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CAPITULO 30
FARMACOLOGÍA DE LOS ÁCIDOS BILIARES
FISIOLOGIA DE LOS ÁCIDOS BILIARES
Sus usos terapéuticos son tres: 1) reducir la secreción de colesterol de la bilis y disolver
los cálculos de colesterol. Se emplean para ello el ácido quenodesoxicólico y el ácido
ursodesoxicólico 2) reducir los efectos deletéreos de la colostasis sobre los hepatocitos y
canalículos biliares. Se usa para ello el ácido ursodesoxicólico. 3) reponer ácidos biliares
si están ausentes.
Durante el ayuno, la mitad de los ácidos biliares secretados por el hígado ingresan a la
vesícula biliar, se acumulan en ella y dentro de ella sufren un proceso de concentración.
Luego de la ingesta, la vesícula se contrae en forma lenta y los libera hacia el intestino.
En el intestino proximal se absorben en forma pasiva los ácidos biliares conjugados
lipofílicos, la mayor parte de la absorción ocurre en el ileon. Luego de la reabsorción son
transportados por el sistema porta al hígado donde son extraídos y de nuevo secretados a
la bilis. Las moléculas de ácido biliar que escapan a dicha captación pasan a la circulación
general, pero en sus subsiguientes pasajes hepáticos sufren un eficiente proceso de
extracción por parte del hepatocito.
La biosíntesis hepática a partir del colesterol de los ácidos biliares estaría regulada por
una retroalimentación negativa, dado por la concentración de ácidos biliares en el interior
del hepatocito. El vago y la colecistoquinina estimulan la contracción vesicular y la
somatostatina la inhibe.
Los ácidos biliares que participan en la circulación enterohepática son los primarios
formados en el hígado a partir del colesterol y los secundarios formados en el intestino a
partir de los primarios por acción de las bacterias. El hígado forma dos ácidos biliares a
partir del colesterol 1) el ácido quenodesoxicólico y 2) el ácido cólico. Dichos ácidos son
conjugados con taurina o glicina con una union N-ácido formando los 4 ácidos biliares
conjugados . La conjugación aumenta significativamente su hidrosolubilidad, y evita que
sean absorbidos en el intestino alto. La mayoría de los ácidos biliares excretados (75%)
117
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se reabsorbe en el ileon sin sufrir modificaciones, pero el 25% restante sufre
desconjugación por las bacterias del intestino delgado y colon, una fracción de estos
nuevos ácidos deconjugados es absorbida en el ileon terminal. Los ácidos biliares no
absorbidos allí, ingresan al colon donde las enzimas bacterianas oxidan a los grupos
hidroxi en las posiciones 3,7, 12. Se forma allí el ácido desoxicólico y litocólico. El ácido
desoxicólico se absorbe en colon el 50%, el litocólico es absorbido en colon en un
porcentaje menor. El deoxicólico por circulación enterohepática llega al hígado y se
conjuga con glicina o taurina y es excretado por la bilis en los adultos, representa un 20-
40% del total de ácidos biliares excretados.
El litocólico puede conjugarse con glicina o taurina o puede ser además sulfatado. Estos
conjugados se absorben mal en el ileon terminal y son eliminados con rapidez de la
circulación enterohepática, sólo representan menos del 5% de todos los ácidos biliares.
El ácido ursodesoxicólico es una forma 7 beta del quenodesoxicólico y representa 1 al 3%
del pool de ácidos biliares en un adulto.
La biosíntesis diaria total de ácidos biliares es de 0,2 a 0,4 g/día. La absorción activa de
los ácidos biliares en el ileon requiere la participación de un cotransportador acoplado con
el sodio en la membrana apical, una proteína trasportadora intracelular y una de
intercambio basolateral.
La captación hepática requiere un cotransportador acoplado al sodio y una proteína
intracelular con actividad de deshidrogenasa esteroidea que fija a los ácidos biliares en el
hepatocito. La salida del hepatocito se produce por la membrana canalicular por una o
más proteínas transportadoras específicas. Una de las cuales es una ATPasa.
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desplazamiento del desoxicólico y quenodesoxicólico que son más tóxicos en su contacto
con el hepatocito. No se sabe si disminute la destructividad en los conductos biliares y si
retarda el desarrollo de insuficiencia hepática, ni si actúa sobre los mecanismos inmunes
puestos en juego en la cirrosis biliar primaria y en la colangitis esclerosante.
En casos raros de defecto congénito de la biosíntesis de ácidos biliares se utiliza una
combinación de quenodesoxicólico y ácido cólico con una mejoría notable.
Se cree que en concentraciones elevadas los ácidos biliares pueden producir liberación
de histamina de los mastocitos o que estimulan la liberación de opioides endógenos y por
esos mecanismos se produciría prurito.
2- COLAGOGOS Y COLERÉTICOS
FARMACOLOGÍA PANCREÁTICA
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acidez gástrica. No deben usarse enzimas pancreáticas en el tratamiento de pacientes
que se quejan de dispepsias ya que su uso en estas indicaciones no está avalado por
estudios científicos serios
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LO COMPLEJO EN PATOLOGIA
HEPATOBILIOPANCREATICA.
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CAPITULO 1
HEPATITIS NO-A, NO-B Y NO-C
VIRUS TT
Fue descubierto en 1977 en Japón. Pertenece a la familia Circoviridae. Tiene un genoma
circular con ADN, y no tiene cubierta. El diagnóstico se efectúa con PCR. Tiene alta
prevalencia en Africa, Sudamérica y Oriente.
La transmisión sería intravenosa, pero además se podría transmitir por vía fecal-oral.
Puede haber portadores crónicos del virus. El virus se replica en los hepatocitos, en la
médula ósea y en los tejidos linfoides. Clinicamente se discute aún si produce hepatitis
aguda, crónica e insuficiencia hepática fulminante.
VIRUS SEN
Es un virus ADN, monocatenario y circular, es también miembro de la familia Circoviridae.
Se detecta por PCR. Se transmite por vía parenteral. Sólo 6% de los casos de infección
aguda son seguidos de hepatitis clínica. Puede haber portadores crónicos pero no
produciría ni hepatitis crónica ni cirrosis.
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CAPITULO 2
EL HIGADO EN EL PACIENTE HIV POSITIVO
Los pacientes HIV positivos pueden tener actualmente una sobre vida prolongada por el
uso de los nuevos tratamientos antivirales combinados. Por ello están más propensos a
sufrir enfermedad hepática o biliar a lo largo de su evolución.
a) Infección concomitante con virus de hepatitis B: 10 al 15% de los pacientes
HIV positivos son portadores crónicos de virus B. Por la misma
inmunodepresión el virus tiene una mayor replicación y un bajo porcentaje de
seroconversión espontánea. Pero tienen menor daño histológico y niveles más
bajos de transaminasas por la menor respuesta inmune. Por ello el tratamiento
del HIV al mejorar el estado inmunitario puede provocar exacerbación de las
lesiones y aún casos de muerte por falla hepática. Los HIV positivos tienen
mayor riesgo de cirrosis y de hepatocarcinoma. Se aconseja tratar con
antivirales a la hepatitis de estos pacientes.
b) Coinfección hepatitis B con hepatitis delta: el virus delta esta presente en
80% de los HIV postivios adictos. Tiene un efecto citopático sobre los
hepatocitos, con 80% de evolución a la cirrosis
c) Infección concomitante con hepatitis C: un tercio de los HIV positivos tiene
virus de hepatitis C. Tienen mayor daño hepatocitario. Tienen mayor fibrosis y
necrosis y mayor evolución a la cirrosis. Algunos estudios sugieren que acelera
la mala evolución del paciente con SIDA. Se recomienda el tratamiento de la
hepatitis C,
d) Hepatitis por otros virus: se han descrito hepatitis por citomegalovirus (40%
de los casos HIV positivos) por herpes simple (puede producir insuficiencia
hepática masiva) por Epstein Barr, varicella-zoster y adenovirus
e) Tuberculosis hepática
f) Infección por micobacterias atípicas sobre todo las varieades M. xenopi, M.
kansassi, y M. genovense.
g) Infección hepática por Micobacteirum avium se encuentra en 20 al 55% de las
necropsias y en 10 al 30% de las biopsias.
h) Infecciones por hongos: Criptococo, Cándida, Aspergilus, Histoplasma,
Sporothrix schenckii
i) Infección por Pneumocystis jirovecci: produce hepatitis con aumento de la
fosfatasa alcalina, en la tomografia se observan calcificaciones hepáticas
difusas punteadas.
j) Por parasitosis: se han descrito lesiones por Toxoplasmosis, Microsporidios,
Schistosoma, Leishmania, Amebas.
k) Sarcoma de Kaposi: los pacientes presentan dolor abdominal con
hepatomegalia y aumento de la fosfatasa alcalina. En la tomografía se
observan lesiones hipointensas pero que realzan con el contraste. Tienen
frecuentes zonas de necrosis y hemorragia. Puede ocluir la vía biliar.
l) Peliosis hepática: es producida por Bartonella Henselale y Bartonella
Quintana. El paciente tiene fiebre, pérdida de peso, dolor abdominal y
hepatoesplenomegalia. Hay lesiones cutáneas de angiomatosis bacilar, tienen
aumento de las transaminasas y de la fosfatasa alcalina. En la tomografia se
observan múltiples lesiones hipointensas. La biopsia muestra espacios
quísticos intrahepáticos llenos de sangre, el germen se observa con tinciones
especiales. Se trata con macrólidos o doxiciclina durante 3 meses.
123
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m) Colecistitis alitiásica: se produce en los pacientes con SIDA por
Criptosporidios , Microsporidios, Micobacterium avium y Citomegalovirus.
n) Colangiopatía por SIDA: se trata de una inflamación periductal en los
conductos biliares intra y extra hepáticos, con obstrucciones parciales de la vía
biliar, pueden afectar a la papila de Vater, tienen dolor, fiebre, náuseas,
vómitos, aumento de la fosfatasa alcalina pero sin ictericia. El diagnóstico se
confirma por colangiografía retrógrada endoscópica. Puede producir
pancreatitis a repetición con evolución a pancreatitis crónica. Puede ser
producida por Microsporidios, Criptosporidios, Citomegalovirus.
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CAPITULO 3
PATOLOGIA QUISTICA HEPATICA
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FIBROSIS HEPÁTICA CONGÉNITA
Se produce por una destrucción fibrosa de los conductos biliares interlobulillares, es una
enfermedad muy rara. Hay dilatación de los conductos biliares de los espacio porta. Se
asocia a enfermedad poliquística, a enfermedad de Caroli, a quistes del colédoco y
complejos de von Meyenburg. También se asocia a diversos sindromes genéticos
infantiles. Clinicamente el 70% de los casos tienen hepatoesplenomegalia e hipertensión
portal. A veces pueden presentarse con colangitis a repetición.
CISTOADENOMA HEPÁTICO
Es un tumor benigno quístico del hígado. Es un único quiste de gran tamaño lleno de
líquido. En el 85% de los casos aparecen en mujeres de edad media. Presentan dolor
epigástrico y en hipocondrio derecho, e ictericia. Por compresión gástrica pueden tener
náuseas, vomitos, distensión abdominal y anorexia. Sus complicaciones más frecuentes
son la infección, la hemorragia y la ruptura. Es rara la transformación maligna. Suele ser
un quiste multiloculado con paredes gruesas con tabicaciones o proyecciones papilares.
El tratamiento es la resección quirúrgica.
QUISTE HIDATÍDICO
La hidatidosis es producida por el Equinococcus granulosus, y puede producir quistes
hepáticos en el 70% de los casos. El paciente se presenta con dolor en epigastrio o en
hipocondrio derecho, a veces con fiebre, náuseas y dispepsia. La ruptura del quiste puede
producir ictericia, colangitis, pancreatitis aguda y cuadros anafilácticos. Las pruebas
serológicas son positivas para el 90% de los casos.
El tratamiento es quirurgico con resección y drenaje por laparoscopía. Se puede tratar
además con punción percutánea con aspiraciòn de su contenido e instilación de fármacos
contra el parásito dentro del quiste.
Los antiparasitarios de elección son el mebendazol o en albendazol, pero con el uso
aislado de las drogas sólo se cura el 30%.
126
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CAPITULO 4
GRANULOMAS HEPÁTICOS
Hay una serie de enfermedades hepáticas que en la biopsia hepática se manifiestan con
granulomas hepáticos. Se encuentra dicho hallazgo en 2 al 10% de las biopsias
hepáticas.
Clinicamente el pacientes puede presentar:
a) Hepatomegalia
b) Aumento de la fosfatasa alcalina y leve aumento de las transaminasas.
c) Dolor en hipocondrio derecho
d) A veces fiebre
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CAPITULO 5
INFECCIONES HEPATO-BILIARES POCO FRECUENTES
Brucelosis
El compromiso hepático ocurre en las infecciones por Brucella abortus o Brucella
melitensis. Pueden presentar hepatitis con granulomas hepáticos con aumento de las
transaminasas y de la fosfatasa alcalina. En las formas crónicas pueden aparecer
abscesos hepáticos con depósitos cálcicos en el hígado.
Las formas agudas se tratan con rifampicina + tetraciclinas. En las formas crónicas se
aconseja el drenaje del absceso.
Tularemia
El germen vive en conejos y liebres y es transmitido por garrapatas o moscas sobre todo
a cazadores. Puede producir aumento de las transaminasas con ictericia obstructiva con
fiebre y abscesos hepáticos. Se tratan con estreptomicina o con gentamicina.
Listeriosis
Produce una hepatitis en inmunocomprometidos con ictericia y puede provocar hepatitis
fulminantes. Tienen fiebre alta, leucocitosis y a veces provoca la aparición de abscesos
hepáticos.
Leptospirosis
Es transmitida por ratas (L. icterohemorrágica) o por perros (L. canicola). La espiroqueta
ingresa al humano por piel y mucosas. Suelen tener dolor abdominal que simula un cólico
biliar e ictericia. Se diagnóstican por examen de sangre en campo oscuro. Pueden
detectarse en orina y en liquido cefalorraquideo. Se tratan con doxiciclina.
Fiebre Q
Es producida por la Coxiella burnetti, además de neumonía atipica, produce hepatitis, con
fiebre de origen desconocido por granulomas hepáticos multiples, un tercio de los
afectados tiene ictericia. Se trata con tetraciclinas.
Histoplasma
Un 10% de los casos tienen compromiso hepático. Pueden tener granulomas y fiebre de
origen desconocido. A veces hay colestasis con fiebre, cansancio y gran pérdida de peso
por infiltración del hígado por los hongos.
Actinomicosis
La actinomicosis produce en 5% de los casos abscesos hepáticos o masas hepáticas
ocupantes de espacio que pueden simular una neoplasia, El diagnóstico se hace con
biopsia, y se trata con penicilina G y con drenaje.
Coccidiodomicosis
Produce hepatitis anicterica o granulomatosa con fiebre de origen desconocido, a veces
provoca colostasis con aumento de la fosfatasa alcalina.
Paludismo
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En las infecciones producidas por Plasmodium falciparum puede ocurrir una necrosis
hepatica submasiva que contribuye intensamente a la gravedad del cuadro.
Leishmaniasis
La leishmaniasis visceral o kala azar es producida por la L. donovani en las zonas
tropicales. Se difunde por moscas, o por contactos con sangre infectada y por vía sexual.
Produce hepatomegalia con aumento de la fosfatasa alcalina, aumento de las
transaminasas y disminución de la albúmina. En el hígado se producen granulomas, y
fibrosis intralobular grave, pero sin nódulos de regeneración. Se diagnostica por examen y
cultivo de médula osea o biopsia hepática. Puede afectar a pacientes HIV positivos e
inmunosuprimidos. Se la trata con estibo-gluconato sódico una inyección por día
intramuscular durante 3 semanas, Como segunda elección anfotericina B y azoles.
Esquistosomiasis
Los casos hepáticos son producidos por el S. mansoni en Africa y Sudamerica y por el S.
Japonicum en Asia. Los huevos del parásito quedan atrapados en los vasos portales
provocando la aparición de granulomas y fibrosis portal severa con evolución cirrótica. Los
pacientes tienen hipertensión portal, hepatoesplenomegalia, várices esofágicas. En el 1%
de los casos se complica con linfoma folicular del bazo. Pueden presentar coenfermedad
con los abscesos hepáticos y con las infecciones por Salmonella. La coinfección con
hepatitis B o C empeora mucho el pronóstico.
El diagnóstico se confirma por la detección de huevos eliminados por materia fecal.
El 90% se cura con praziquantel 20 mg/kg cada 8 horas.
Fascioliasis
Los humanos se contagian por la ingesta de berro o al beber aguas contaminadas. La
forma aguda presenta fiebre, dolor en hipocondrio derecho y hepatomegalia. Hay necrosis
hepática con eosinofilia, pueden desarrollar pequeños abscesos múltiples. La forma
crónica se produce por invasión de la vía biliar con fibrosis de la vía biliar e ictericia
obstructiva.
El diagnóstico serólogico es positivo.
El tratamiento de elección es el bitional en ciclos de 10 a 30 días, como segunda elección
se usa el triclabendazol.
Clonorquiasis y opistorquiasis
Son enfermedades producidas por los parásitos Clonorchis sinensis y Opisthorchis
viverrini y Opisthorchis ferineus que crecen en los conductos biliares. Son adquiridos al
consumir pescado crudo. Viven en los conductos biliares intrahepáticos. Favorecen la
aparición de colangiocarcinoma, aumentan la incidencia de litiasis biliar, y aumentan el
tamaño vesicular. Se los trata con praziquantel.
129
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CAPITULO 6
CAUSAS RARAS DE MASAS INTRAHEPÁTICAS
MASAS INTRAHEPÁTICAS BENIGNAS
HAMARTOMA MESENQUIMATOSO
Se observa en niños de 3 años, raro en adultos. Son grandes únicos y bien delimitados,
pueden pesar hasta un kilo. Está formado por espacios quísticos que contienen material
gelatinoso. Es un tejido conectivo mixomatoso con vasos sanguíneos y linfáticos llenos de
mucopolisacárido con islotes de hepatocitos. Puede producir hepatomegalia y dolor
abdominal, la lesión es hipovascular o avascular en la angiografia. Se los extirpa.
ANGIOMIOLIPOMA
Son lesiones raras, en mujeres de tamaño variable, pueden producir hepatomegalia y
dolor abdominal. Tienen captación de grasa en la tomografía computada y la resonancia
magnética permite confirmar el diagnóstico. Son lesiones hipervasculares.
PSEUDOLIPOMA
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Es una masa encapsulada de tejido adiposo que aparece en la superficie del hígado, por
debajo de la cápsula de Glisson, que se presenta calcificada en dicha zona. Se origina a
partir de epiplon intestinal que se desprende del intestino y se adhiere al hígado.
NODULO NECROTICO
Puede ser únicos o múltiples, miden hasta 2,5 cm y se localizan en la region subcapsular
anterior del hígado. Se producen por degeneración de un hemangioma o por infestación
parasitaria.
HEMANGIOENDOTELIOMA EPITELOIDE
Es un tumor raro de gente añosa 50 a 70 años. Es más común en mujeres. Se lo ha
relacionado con anticonceptivos, con trauma hepático y exposición a cloruro de vinilo. Son
pequeños y afectan ambos lóbulos. Suelen tener una sobrevida prolongada aunque
tengan metástasis a distancia. Requiren biopsia para su diagnóstico. Se los trata con
resección, quimio y radioterapia.
131
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CAPITULO 7
TRASPLANTE HEPATICO
El trasplante hepático es el tratamiento de última elección para pacientes con falla
hepática terminal. Además de las técnicas usuales de trasplante se está usando el
trasplante de higado con donante vivo, en el cual se le quita al donante sólo el lóbulo
hepático derecho. (la mortalidad del donante es muy baja del 0,25%). Las patologías que
más frecuentemente son sometidas a trasplante hepático son:
a) Insuficiencia hepática masiva: el 75% muere si no son trasplantados, se incluye
dentro de ellos a la enfermedad de Wilson de presentación fulminante.
b) Cirrosis : se los considera candidatos a trasplante a los que alcanzan una
puntuación Child-Pugh-Turcotte mayor o igual a siete puntos, o que presentan
manifestaciones de enfermedad avanzada como plaquetopenia, enfermedad
metabólica ósea, prurito grave, mal estado nutricional y mala calidad de vida,
sindrome hepatopulmonar
c) Cirrosis biliar primaria: se usan además de los criterios citados en las otras cirrosis
los niveles de bilirrubina, cuando tienen bilirrubina mayor de 10 mg/dl mueren en
un año.
d) Colangitis esclerosante primaria: la presencia de cirrosis, colangitis a repetición o
obstrucción biliar no accesible a tratamientos requiere de trasplante hepático
e) Hepatocarcinoma: (ver capitulo correspondiente)
f) Hepatocarcinoma fibrolamelar (ver capítulo correspondiente)
g) Hemangioendotelioma hepático
h) Hemocromatosis con cirrosis (la sobrevida a cinco años es menor que con los
otros transplante hepáticos sólo llega al 50%)
i) Déficit de alfa-1-antitripsina con cirrosis
j) Sindrome de Budd Chiari
INMUNODEPRESIÓN POST-TRASPLANTE
Se usa por lo general ciclosporina o tacrolimus asociados a corticosteroides. Como
drogas de segunda línea se usan azatioprina y mofetil micofenolato.
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COMPLICACIONES DEL TRASPLANTE
a) Disfunción del injerto: se presentan con insuficiencia hepática masiva aguda y
fracaso multiorgánico, requiere retrasplante.
b) Rechazo hepático agudo: en el 50% de los casos ocurre en las primeras semanas
que siguen al trasplante. Un 20% de pacientes sufren dos episodiios, y 4% hasta
tres episodios. El riesgo es mayor en trasplantados jóvenes. Para su diagnóstico
se requiere de una biopsia hepática que revela inflamación portal con infiltrado
mixto y daño del epitelio biliar y endotelio vascular. Se lo trata con pulsos de
metilprednisolona y tratamiento con globulina anti-linfocito o anti-timocito.
c) Hepatitis B recidivante: puede recidivar la hepatitis en el injerto, cursa como una
hepatitis asintomática o aguda o una forma colestásica fibrosa que puede llevar a
la pérdida del injerto. Se usa lamivudina como profilaxis para evitarla.
d) Hepatitis C recidivante
e) Hemorragia postquirúrgica ocurre en 10 al 15% de los pacientes y deben ser
reoperados para su control
f) Trombosis de la arteria hepática: aparece en 6% de los casos es más frecuente en
los niños. A veces ocurre una estenosis progresiva sin trombosis que puede
requerir angioplastia. Se diagnostica con ecodoppler y con angiografía. El cuadro
se presenta con fiebre y aumento de las enzimas hepáticas. Puede requerir una
revascularización de urgencia.
g) Trombosis de la vena porta: aparece en 2% de los casos y produce insuficiencia
hepática , hipertensión portal.
h) Oclusión de la vena suprahepática o de la vena cava inferior: ocurre en 2% de los
casos.
i) Complicaciones del tracto biliar: se produce fugas de bilis y estenosis biliares en
15% de los casos, suelen ocurrir en los tres primeros meses puede ser secundaria
a una isquemia arterial. Se diagnostica mediante gammagrafía biliar o
colangiografía transparietohepátíca. Las estenosis suelen ocurrir en las zonas de
anastomosis o estar relacionadas con isquemia.
j) Complicaciones infecciosas: en el primer mes predominan las complicaciones
bacterianas biliares, abdominales, de la herida, las neumonías e infecciones por
catéteres.
Luego aparecen las complicaciones virales:
--- Citomegalovirus: produce hepatitis, colitis, gastritis, enteritis, neumonitis,
infección de la médula osea y corioretinitis. El sindrome del citomegalovirus
presentan anorexia, artralgias, mialgias, cefaleas, fiebre y leucopenia. Si recibieron
un hígado de un paciente portador el 50% va a desarrollar la enfermedad. Se
puede hacer profilaxis con ganciclovir y tratamiento con ganciclovir y foscarnet.
--- Virus Epstein Barr produce mononucleosis o hepatitis
Otras infecciones del inmunosuprimido como Pneumocystis jirovecci, Candidiasis,
Aspergilosis, Mucormicosis, Nocardiosis, Listeriosis y tuberculosis.
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CAPITULO 8
PILEFLEBITIS DE LA PORTA
Tratamiento
Se los trata con antibióticos contra gram negativos y anaerobios durante un mes. Se utiliza
una cefalosporina de 3era generación + metronidazol.
Con respecto a anticoagular a estos pacientes, es una medida discutida, no hay un
consenso, la mayoría anticoagula a las trombosis portales extensas. Tampoco hay consenso
en el uso de trombolíticos para destapar la vena ocluída.
Se puede realizar el drenaje bajo control ecográfico o tomografico de los abscesos.
En algunos casos puede ser necesario el drenaje quirúrgico de los abscesos y aún la
colocación de un drenaje en el lecho de la porta para facilitar la salida del material purulento.
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CAPITULO 9
SINDROME DE OCLUSION SINUSOIDAL
Antes se llamaba a esta afección enfermedad veno oclusiva hepática, pero se vió que en
el 25% de los casos los pacientes no presentaban oclusión venosa. La enfermedad ocurre
luego de una quimioterapia ablativa medular severa preparando al paciente para un
transplante medular, y es más común si en dicho tratamiento se ha usado ciclofosfamida o
busulfan. Suele aparecer dentro de los 30 dias de realizado el transplante.
Por la acción de las altas dosis de citostáticos, se produce un daño tóxico que afecta al
endotelio sinusoidal con compromiso de los hepatocitos centrilobulillares, proliferación de las
células estrelladas, y obstrucción de los sinusoides hepáticos.
El paciente se presenta con hepatomegalia con dolor en hipocondrio derecho, retención de
Na+ y agua con aumento de peso y luego hiperbilirrubinemia. Predomina la clínica de
hipertensión portal sobre la de insuficiencia hepática. En el laboratorio tienen aumento de
las transaminasas (si superan las 750 UI implica mal pronóstico).
En la ecografía se detecta un hígado aumentado de tamaño, ascitis, esplenomegalia,
aumento de diámetro de la vena porta, visualización de las venas paraumbilicales y en
casos graves flujo portal reverso y aún trombosis de la porta.
Se puede efectuar biopsia hepática transyugular con medición de las presiones portales para
confirmar el diagnóstico.
El 75% se recupera espontáneamente pero el 25% fallece. La muerte suele ocurrir no por
insuficiencia hepática sino por falla renal y pulmonar. Son signos de mal pronóstico las
transaminasas muy altas, gran aumento de la presión portal, trombosis portal, aumento de la
creatinina y la disminución de la saturación de oxígeno.
En su tratamiento se utiizan:
a) trombolíticos con heparina
b) defibrótido: es una sustancia con propiedad antitrombótica, antiisquemica y
trombolitica.
c) N acetil cisteína 50 a 150 mg/kg por dos a 4 semanas.
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CAPITULO 9
DISFUNCION DEL ESFINTER DE ODDI
El esfínter de Oddi es una estructura formada por músculo liso que rodea la zona final del
colédoco, el conducto de Wirsung en su desembocadura y la ampolla de Vater. Su rol es
regular el flujo de la bilis y del jugo pancreático hacia el duodeno y evitar el reflujo del
contenido duodenal al páncreas y a la vesícula biliar.
Las anomalias en su contractilidad pueden afectar a su porción biliar o pancreática o a
ambas.
Se habla de disfunción del esfínter cuando por causas estructurales o funcionales hay una
dificultad en el pasaje del líquido biliar o pancreático. Es más común en mujeres de edad
media y le corresponde el 20% de los pacientes con dolor en la zona vesicular
postcolecistectomía y un 10 al 20% de los pacientes con pancreatitis recurrente.
Desde el punto de vista anatómico se distingue un esfínter del colédoco superior, otro del
colédoco inferior, uno pancreático y uno de la ampolla de Vater. Dichos tejidos
musculares contribuyen a crear una zona de alta presión, Hay un ritmo de contracciones
fásicas que alcanza 130 mmHg con una frecuencia media de 4 por minuto, y la mayoría
de dichas contracciones se dirigen hacia el duodeno.
Durante el ayuno el esfínter está contraído, facilitando el llenado de la vesícula. Durante
las comidas, se relaja por la influencia de la colescistoquinina y la secretina. Habría
también una regulación autonómica de dicha relajación que estaría mediada por el VIP
como neurotransmisor.
La disfunción del esfínter de Oddi es un sindrome pobremente definido. Incluiría a dos
cuadros clínicos:
---la estenosis del esfinter de Oddi por pancreatitis, por migración de cálculos por el
colédoco, por trauma intraoperatorio, o adenomiosis de la ampolla de Vater.
---La disquinesia del esfínter de Oddi que se produciría por un espasmo funcional
del músculo liso de esfínter.
La disfunción del esfínter de Oddi es más común en mujeres de edad media. Produce
dolor en la zona biliar persistente o recurrente. Se pude asociar a náuseas y vómitos. Es
común que estas pacientes sean colecistectomizadas y que luego de la cirugía persistan
con dolor en hipocondrio derecho, lo que lleva a investigar posteriormente al esfinter de
Oddi como causante de su cuadro clínico.
Se ha descrito además su aparición en paciente trasplantados hepáticos, en pacientes
HIV positivos y en pacientes con hiperlipidemias. El dolor puede tener la característica de
un dolor biliar o pancreático.
Si se sospecha disfunción del Oddi en un paciente que aún tiene la vesícula, se puede
estudiar la fracción de eyección vesicular (si es anormal se efectuará la colecistectomia) y
la respuesta de dilatación del colédoco frente a una comida grasa (si es anormal el
paciente se puede beneficiar de la esfinterectomía endoscópica). De aquellos a los que se
les realiza el procedimiento sobre el Oddi, igualmente el 60% requieren posteriormente
colecistectomía para mejorar sus sintomas.
Metodología diagnóstica
--Prueba de provocación de Nardi: consiste en la inyección intramural endoscópica de 10
mg de morfina y de 1 mg de prostigmina. La morfina induce espasmo del Oddi y la
prostigmina estimula la producción exocrina del páncreas. Se considera a la prueba
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positiva si reproduce el dolor que usualmente tiene el paciente, o si hay aumento de la
amilasa y la lipasa en sangre.
--Ecografía: la presencia de un colédoco dilatado en un paciente colecistectomizado es
sugestivo de la afección. Se puede observar mejoría de la dilatación o no luego de la
administración de colecistoquinina o secretina.
--Centellograma hepatobiliar: hay un retardo en la eliminación de la sustancia radiactiva
del arbol biliar
--Colangioresonancia
--Colangiografía endoscópica retrógrada con manometria del esfínter de Oddi, se
considera a esta prueba el gold standard para hacer el diagnóstico.
Tratamiento
Farmacológico: se ha utilizado bloqueantes cálcicos como la nifedipina para lograr la
relajación del músculo liso biliar. Se ha descrito además el uso de octeotride y de
inyecciones de toxina botulinica aplicadas en el propio esfinter de Oddi por vía
endoscopica.
Esfinterotomía endoscópica: produce mejoría de los síntomas en 70% de los casos.
Cirugía: se realiza la esfinteroplastia transduodenal y la septectomia transampular. Se ha
descrito alivio sintomático en 60% de los casos, pero con mayor morbilidad que con el
procedimiento endoscópico.
137
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CAPITULO 10
DUCTOPENIA HEPÁTICA
El sindrome de desaparición de los conductos biliares o ductopenia se caracteriza por la
desaparición progresiva de los conductos biliares interlobulillares y septales proximales
CAUSAS
1- Rechazo de injerto hepático: cursa con una colangitis eosinófila, si se
cronifica puede tornarse irreversible y provocar la pérdida del hígado
trasplantado. Suele aparecer luego de meses o años del trasplante. Se
cree que una isquemia crónica de los conductos o una infección crónica
por citomegalovirus podría generarla.
2- Enfermedad injerto contra huésped
3- Cirrosis biliar primaria
4- Colangitis autoinmune con anticuerpo contra la anhidrasa carbónica tipo II
5- Colangitis esclerosante
6- Colestasis granulomatosa destructiva por sarcoidosis
7- Ductopenia de la infancia
8- Ductopenia por fármacos (amoxicilina-clavulánico)
9- Colangitis isquémica
10- Colangitis por sida (Criptosporidium, Microsporidium, citomegalovirus, y
Cándida)
11- Linfoma
12- Histiocitosis
13- Ductopenia idiopática del adulto
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CAPITULO 11
COLANGIOPATIA ISQUEMICA
Esta afección afecta a los conductos biliares extrahepáticos y puede extenderse a los
intrahepÁticos de mayor calibre. Se produce por trombosis o embolia de la arteria
hepática que es la que alimenta al plexo peribiliar.
Las causas más frecuentes de dicha obstrucción son el postoperatorio del transplante
hepÁtico, y el cuadro cursa con constricciones biliares y fugas de bilis con bacteremia y
sepsis. Puede producir un síndrome coledociano.
El diagNostico se confirma por colangiografía retrógrada endoscópica o
transparietohepática. Se ve una imagen arrosariada de los conductos biliares con
extravasación de la bilis.
El tratamiento es la dilatación de las estricturas con colocacion de endoprótesis para tapar
las fugas.
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CAPITULO 12
PANCREATITIS CRONICA
Es una inflamación crónica que evoluciona en forma progresiva e irreversible hacia la
destrucción anatómica del páncreas y a la insuficiencia funcional, tanto exócrina como
endócrina a lo largo de años. Hay necrosis focal de las células acinares, que son
reemplazadas por fibrosis (colágeno), con formación de "complejos tubulares", con o sin
calcificaciones del parenquima y de los conductos. Puede evolucionar a la estenosis del
conducto pancreático principal.
CAUSAS
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serina proteasa 1 (SPINK 1) y ello se ha encontrado en pacientes con pancreatitis crónica
tropical, y también en 33% de los casos de pancreatitis autoinmune.
Se ha descrito que ciertos factores ambientales podrían influir en la aparición de la
enfermedad como el consumo de cigarrillos (acelera la progresión del cuadro y aumenta
el riesgo de calcificaciones), la infección por virus Cocksakie B y el alto consumo de
grasas.
En la pancreatitis crónica autoinmune los hallazgos biópsicos compatibles son: el infiltrado
linfoplasmocitario, la presencia de venulitis y la presencia de fibrosis. Se produce en estos
casos un aumento difuso de tamaño del páncreas y títulos aumentados de IgG4. Se
asocia con enfermedad de Sjögren, Cirrosis biliar primaria y acidosis renal tubular.
La llamada pancreatitis crónica idiopática se divide en dos formas clínicas:
a) una de comienzo temprano con lenta progresión a la insuficiencia pancreática
exócrina y calcificaciones. Tiene pocos episodios dolorosos de menos de 10 días
de duración con intervalos largos libres de dolor.
b) Una de comienzo tardío con mayor número de episodios dolorosos, con intervalos
de 1 a 2 meses entre ellos.
ETIOLOGIA
Entre los mecanismos patogénicos se considera que la hiperproducción de proteínas por
las células acinares pancreáticas, en ausencia de un incremento en la secreción acuosa y
de bicarbonato por las células de los conductos, origina la precipitación de proteínas en
los conductos pancreáticos, formándose verdaderos tapones de material proteico y de
restos celulares que dificultan el flujo pancreático y producen aumento de la presión
intraductal y en los acinos pancreáticos. Al depositarse calcio en estos depósitos
intraductales se forman cálculos intrapancreáticos. La pancreatitis crónica calcificante se
produce con mayor frecuencia en relación con la ingesta alcohólica y en casos de
pancreatitis tropical, siendo inhabitual en la pancreatitis idiopática. Otros mecanismos
patogénicos involucrados son el aumento de presión en los conductos pancreáticos.
CUADRO CLÍNICO
Existen a grandes rasgos tres formas de presentación clínica.
Tipo 1: En la más frecuente, en ella la enfermedad comienza con dolor por un ataque de
pancreatitis aguda. El dolor es epigástrico, a menudo irradiado al dorso , y se presenta a
intervalos variables que se acortan progresivamente durante la evolución de la
enfermedad. Las crisis dolorosas pueden aparecer espontáneamente o ser precipitadas
por ingesta de alcohol o de comida. A menudo el enfermo alivia parcialmente el dolor
flexionando su abdomen (posición de plegaria mahometana) o incluso evita el crisis
suprimiendo la ingesta oral.
El dolor suele iniciarse en el epigastrio o en todo el hemiabdomen superior e irradiar a la
espalda. Otras veces se puede originar en el hipocondrio o la fosa lumbar izquierdos. El
enfermo intenta aliviarse adquiriendo la posición fetal. En los pacientes bebedores este
síntoma se inicia a las 12-48 h de una ingesta alcohólica importante. Otras veces el dolor
aparece en relación con la ingesta, en cuyo caso el paciente evita ingerir alimentos y se
produce un adelgazamiento progresivo. Las primeras crisis son intensas y obligan a
acudir a centros hospitalarios. Posteriormente los ataques suelen ser menos fuertes y de
duración más corta.
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Tipo 2: Otra forma de presentación clínica es a través de las complicaciones locales:
colestasis por obstrucción de la vía biliar, ascitis o fístula pancreaticopleural por
perforación de un seudoquiste o de un conducto pancreático, hemorragia por hipertensión
portal segmentaria, vómitos por estenosis duodenal. En menos de 10% de los pacientes
la pancreatitis crónica se presenta con diabetes y esteatorrea. La ictericia colostática es
secundaria al englobamiento del tercio distal del colédoco por el proceso inflamatorio de la
cabeza pancreática, o su compresión por un seudoquiste o exudados. La elevación de la
fosfatasa alcalina durante más de 4 semanas hará sospechar dicha complicación. En
otras ocasiones pueden aparecer vómitos alimentarios de retención debido a la
compresión de alguna de las porciones duodenales (en general la segunda). La ascitis es
una complicación infrecuente de la pancreatitis. Se manifiesta por pérdida ponderal y
distensión abdominal progresiva
METODOLOGIA DE ESTUDIO
Durante los ataques agudos pueden estar elevadas la amilasa, la lipasa y la bilirrubina
séricas. La amilasa normal no excluye el diagnóstico. Es posible encontrar hiperglucemia
y glucosuria. Puede haber exceso de grasa fecal en análisis de las heces (test de van de
Kamer anormal). Se ha señalado en casos avanzados la disminución de la elastasa 1 en
materia fecal como marcador de la enfermedad, y la disminución de la tripsina sérica.
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En caso de obstrucción biliar, la lesión coledociana típica en pancreatitis crónica es una
estenosis regular y uniforme de uno o más centímetros de longitud o una estenosis corta
en reloj de arena.
Ecotomografía abdominal : alta sensibilidad en demostrar calcificaciones, y colecciones
líquidas. Con menor sensibilidad se puede detectar alteraciones del parenquima,
dilatación del conducto pancreático.
TRATAMIENTO
1- Abandonar el alcohol y el cigarrillo
2- Utilizar la ingesta de enzimas pancreáticas para manejar la esteatorrea.
3- Derivados de los opiáceos para el dolor, se pude recurrir en casos severos
a l bloqueo del ganglio celíaco con alcohol o con esteroides.
4- Inhibidores de la bomba de protones como el omeprazol para frenar la
secreción gástrica.
5- Dieta con bajo contenido en grasas (menor de 20g por día)
6- Suplementos de vitaminas liposolubles A-D-E-K
7- Octeotride 200 µg dos veces por día (mejora el dolor en 66% de los casos)
8- Procedimientos endoscópicos para aliviar el daño del Wirsung:
---Papilotomía para facilitar el drenaje del Wirsung
--- Dilatación de las zonas de estenosis con colocación de stents
intrapancreáticos. La complicación es que los stents pueden ocluirse.
--- Litotricia extracorpórea para romper los litos de mayor tamaño y facilitar
su extracción endoscópica
--- Drenaje endoscópico de los pseudoquistes.
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9) Tratamientos quirúrgicos
--- Drenaje del conducto pancreático principal con anastomosis entre el
Wirsung y el yeyuno. Mejora el dolor en el 75% de los casos pero no cambia la
evolución global de la enfermedad.
--- Extirpación total, subtotal o parcial del páncreas
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CAPITULO 13
TUMORES RAROS DEL PÁNCREAS
LIPOMATOSIS PANCREATICA
Es una rara alteración que se caracteriza por la sustitución de los acinos del páncreas por
tejido adiposo maduro lo que conduce a una insuficiencia pancreática con diarrea crónica y
esteatorrea. Se han descrito una forma idiopática, asociada a anomalías congénitas,
secundaria a fibrosis quística, kwashiokor y obstrucción del conducto pancreático por
carcinoma, cálculos o quistes.
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CAPITULO 14
TUMORES MALIGNOS DEL PÁNCREAS ENDOCRINO
Los tumores del páncreas endÓcrino son raros. Comprenden el insulinoma, el gastrinoma,
el glucagonoma, el somatostatinoma, el tumor secretor de polipéptidos pancreático
(PPoma) y el tumor secretor de polipéptido intestinal vasoactivo (VIPoma). Dentro de su
rareza, el más frecuente es el gastrinoma.
La ubicación intrapancreática de estos tumores se distribuye así:
INSULINOMA
Este tumor produce y libera gran cantidad de insulina con lo cual provoca hipoglucemia la
que se manifiesta con confusión, irritabilidad, somnolencia, apatía, alteraciones visuales,
cefaleas, sincopes e inclusive puede llevar hasta convulsiones y coma.
Las hipoglucemias reiteradas suelen provocar una descarga de secreción de
catecolaminas y glucagón y ello produce palpitaciones, diaforesis, taquicardia y ansiedad.
Los pacientes pueden referir en ocasiones síntomas gastrointestinales como, hambre,
náuseas o vómitos, que aparecen después de 2-3 horas de las comidas, aunque también
pueden ser desencadenados por el ayuno o el ejercicio.
Por las manifestaciones neuropsiquiátricas muchos de estos pacientes son considerados
y tratados como psiquiátricos al no comprender los médicos la etiología de sus
manifestaciones.
Se debe efectuar en caso de sospecha la prueba de la hipoglucemia durante el ayuno.
Cualquier paciente en el que se sospeche un insulinoma debe ser observado en el
hospital mientras ayuna durante 24-72 horas, en el 98% de los casos se observa un nivel
sérico de glucosa inferior a 50 mg/dl, con un aumento simultaneo del nivel de insulina a
más de 5 mcU/ml o una relación insulina-glucosa mayor de 0,3.
El 90% de los insulinomas son benignos y curables mediante la cirugía, el único propósito
del tratamiento es prevenir la hipoglucemia severa. Para ello se puede usar: El acetato de
octreotide que es actualmente la terapia de primera línea. Normaliza la glucemia en el 50-
60% de los casos, reduce el nivel sérico de la insulina en un 47% y amortigua la
respuesta de insulina a los estímulos provocadores. También el agente antihipertensivo
diazóxido, suprime la liberación de insulina y controla la hiperinsulinemia en la mayoría de
los pacientes.
GASTRINOMA
La hipersecreción de ácido gástrico debida a un exceso de producción de gastrina,
determina síntomas idénticos a los de la úlcera péptica, es decir, dolor abdominal (95%),
acidez, dispepsia, náuseas, vómitos pero se suele agregar al cuadro diarrea ya que el
exceso de ácido lesiona la mucosa del intestino e inactiva las enzimas pancreáticas (28-
50% de los casos), pudiendo ser el único síntoma de presentación . En ocasiones, las
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lesiones ulcerosas pueden producir hemorragia o perforación. A todo este cortejo
sintomático se lo conoce con el nombre de sindrome de Zollinger – Ellison. Se lo debe
sospechar en todo paciente con úlceras más allá de la segunda porción del duodeno, o
úlceras gigantes que no curan con el tratamiento antiulceroso habitual o que recidivan con
mucha facilidad.
Los gastrinomas se localizan en el páncreas, duodeno y los ganglios linfáticos ubicados
dentro del triangulo del gastrinoma. Esta área se define como la confluencia de los
conductos cístico y colédoco (por arriba), la segunda y la tercera porción del duodeno (por
abajo) y el cuello y el cuerpo del páncreas. El gastrinoma puede ser multicéntrico en el
30-40% de los casos
Una concentración sérica de gastrina en ayunas mayor a 500 pg/ml, confirma el
diagnóstico de gastrinoma.
Prueba de estimulación con secretina: se utiliza para confirmar un gastrinoma. Tiene una
sensibilidad del 90% y una especificidad del 94%. Debe ser indicada en cualquier
paciente en el que se sospeche un gastrinoma y tenga un nivel de gastrina en ayunas
menor a 500 pg/ml. Se administra secretina (2mg/kg) intravenosa y se analiza la gastrina
en muestras de sangre obtenidas 2, 5, 10, 15, 20 y 30 minutos después de la
administración. Un aumento mayor de 200 pg/ml en el término de 2-5 minutos es
diagnóstico.
Prueba de infusión de calcio. Una infusión de calcio de 15 mg/kg en 4 horas, aumenta los
niveles de gastrina en los pacientes con gastrinoma, pero no en los individuos normales,
si bien su sensibilidad es del 77% y su especificidad es del 100%, hoy en día su empleo
esta muy discutido debido al riesgo cardíaco que presenta.
Se efectuará una endoscopía digestiva alta en todos los pacientes con gastrinoma, con el
fin de comprobar la severidad de la enfermedad ulcerosa y determinar la secreción ácida
gástrica basal.
En el tratamiento hasta lograr la extirpación del tumor, para controlar la hipersecreción
hormonal se utiliza acetato de octeotride que disminuye la gastrinemia en un 80%. Se
utilizan altas dosis de bloqueantes de la bomba de protones tipo omeprazol para controlar
la hiperacidez gástrica.
GLUCAGONOMA
La hiperproducción de glucagÓn provoca: intolerancia a la glucosa leve (83%), o aún
diabetes franca. Tienen anemia (85%), estomatitis (34%), anorexia, hipoaminoacidemia,
desnutrición calórico-proteica, diarrea y pérdida de peso por la pérdida de aminoácidos.
La hipoaminoacidemia causa una dermatitis necrolÍtica migratoria (68%) con placas
eritemato-escamosas, de diseminación serpiginosa en intertrigos, boca, vagina, ano,
tronco y cara. Se tornan confluentes, sobreelevadas, vesiculosas y necróticas en 2 a 3
semanas y luego curan centralmente. Un 30% de estos pacientes presentan fenómenos
trombóticos con riesgo de tromboembolismo pulmonar, por lo que hay mantenerlos con
una anticoagulación crónica.
Niveles circulantes de glucagón mayores de 1000 pg/ml son sugestivos en presencia de
masa pancreática.
Como la mayor parte de los glucagonomas son malignos e irresecables, es importante el
alivio sintomático. Se emplea el acetato de octreotide, quien puede reducir el nivel de
glucagon en un 61%, amortiguar las respuestas provocadoras, aliviar los síntomas y
promover la resolución de la dermatitis asociada.
SOMATOTASTINOMA
La inhibición de las secreciones peptÍdicas intestinales, de la producción de enzimas
digestivas y de la motilidad de la vesÍcula biliar por producción excesiva de somatostatina
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provoca: diabetes mellitus (90%), esteatorrea (20%) y colelitiasis (25-65%). Además
puede haber dolor abdominal (35%), diarrea (25%), anorexia (13%), pérdida de peso
(35%) y anemia. Niveles circulantes de somatostatina por encima de 150 pg/ml son
sugestivos en presencia de tumoración pancreática.
TRATAMIENTO
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La cirugía representa el único tratamiento potencialmente curativo y se recomienda en
cualquier paciente que no presente enfermedad metastÁsica extensa. El tipo de
procedimiento quirúrgico depende de la localización del tumor, el tipo celular, el tamaño,
la multiplicidad y el grado de invasión local. Las 2 importantes categorías quirúrgicas de
los tumores pancreáticos endocrinos son, los que se localizan hacia la derecha de la
arteria mesentérica superior y los que se localizan hacia la izquierda. Los que se localizan
hacia la derecha en más del 50% de los casos, requieren pancreatectomía subtotal o
duodenopancreatectomía (gastrinoma, somatostatinoma, VIPoma, PPoma), mientras que
los localizados hacia la izquierda en más del 50% de los casos requieren pancreatectomía
distal (insulinoma, glucagonoma).
A veces debido a su dificil localización se puede utilizar a la laparotomía exploradora para
localizar el tumor. Durante el acto quirúrgico se puede recurrir a la ecografía
intraoperatoria, a la transiluminación duodenal endoscópica intraoperatoria (permite
identificar pequeños gastrinomas, somatostatinomas y Ppomas); la duodenotomía con
palpación intraluminal. Este es un procedimiento riesgoso, por lo que solo esta indicado
en pacientes que no presentan evidencia de enfermedad pancreática ni ganglionar, pese
a una exhaustiva búsqueda intraoperatoria.
Pancreatectomía subtotal. Esta indicada la resección del 90% del páncreas (subtotal), en
presencia de lesiones localizadas en la cabeza del páncreas (gastrinoma,
somatostatinoma, VIPoma) que no son pasibles de resección local. Se prefiere este
método, de ser posible, ya que tiene una morbimortalidad mucho menor que la
pancreaticoduodenectomía, además la pancreatectomía “a ciegas”, puede curar el 75%
de los VIPomas, mas del 50% de los insulinomas y el 35% de los glucagonomas.
Pancreaticoduodenectomía (procedimiento de Whipple). Dada su alta morbimortalidad,
sólo esta justificada en pacientes con lesiones malignas grandes u obstructivas
localizadas en la cabeza del páncreas.
Si la resección completa es imposible, la resección subtotal de los depósitos tumorales
primarios y metastásicos, puede brindar un alivio importante en casos de tumores
pancreáticos endocrinos de crecimiento lento pero funcionalmente activos.
Los pacientes con gastrinoma no controlado y enfermedad ulcerosa péptica fulminante,
que no responden a las medicaciones antisecretoras, se pueden beneficiar con una
gastrectomía total, aunque este procedimiento conlleva una tasa de mortalidad del 6-15%.
Teniendo en cuenta la velocidad de crecimiento y la falta de sensibilidad clínica, nunca
esta indicada la radioterapia en el tratamiento de los procesos malignos del páncreas
endocrino sea cual fuere su histología.
Pronóstico
Estos tumores suelen ser indolentes y los pacientes sobreviven con frecuencia 10 años,
incluso con metástasis hepáticas. La recurrencia del gastrinoma es del 77%, del
insulinoma del 11%, del glucagonoma del 70% y del somatostatinoma del 25%. Los
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pacientes deben ser controlados cada 3 meses durante 2 años, cada 6 meses durante
otros 3-7 años y anualmente de ahí en adelante.
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CAPITULO 15
QUISTES DE LA VÍA BILIAR
Hay dos teorías para explicar su formación a) serían congénitos b) son adquiridos por
desembocadura anormal del colédoco en el Wirsung con reflujo de jugo pancreático a la vía
biliar y activación de las enzimas pancreáticas en el interior de la vía biliar. c) se han
sugerido otros factores predisponentes como el espasmo anormal del esfínter de Oddi y la
falta de plexos colinérgicos en la porción distal del colédoco. Predisponen a la aparición de
tumores malignos de la vía biliar. La clínica puede ser de dolor abdominal tipo cólico biliar
recurrente, pancreatitis a repetición y colangitis e ictericias intermitentes. Son más comunes
en mujeres jóvenes y en japoneses. La ruptura de los quistes de cualquiera de los tipos es
más común durante el embarazo o el parto. Se los clasifica en los siguientes tipos:
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LO AGUDO EN LA ENFERMEDAD
HEPATOBILIOPANCREATICA
152
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CAPITULO 1
ENCEFALOPATIA HEPÁTICA
El término encefalopatía hepática engloba todos los síndromes neuropsiquiátricos que
pueden presentarse en el curso de una hepatopatía por insuficiencia hepatocelular. El
concepto de encefalopatía hepática abarca desde los más leves síntomas iniciales hasta
las situaciones conocidas como precoma o coma hepático, representando éste último el
grado extremo de encefalopatía. Dado que la encefalopatía hepática es inicialmente un
trastorno funcional, en los casos agudos no suele existir lesiones orgánicas cerebrales. En
nuestro texto distinguimos una forma aguda, una forma crónica persistente y una forma
mínima, latente o subclínica.
Fisiopatología
Se produce por sustancias que son normalmente detoxificadas por el hígado, y que al
producirse la insuficiencia hepática alcanzan la circulación sistémica y atraviesan la
barrera hematoencefálica.
Las sustancias implicadas han sido:
a) amoníaco: en parte es producido por las bacterias colónicas y parte por la
desaminación de la glutamina en el intestino delgado. En el primer paso
hepático se extrae normalmente un 80% y es transformado en urea en el ciclo
de la urea en los hepatocitos periportales. El músculo participa también de la
captación de amoníaco de la sangre (eliminan un 50%) pero durante el ejercicio
moderado o intenso el músculo lo libera a la circulación. El riñón sintetiza
amoníaco pero sólo una cantidad pequeña pasa a la circulación.
b) Sustancias tóxicas de origen intestinal con actividad simil benzodiacepinas:
ejercerían sus efectos actuando sobre los receptores GABA cerebrales.
Podrían actuar directamente sobre el GABA o actuar sobre las mitocondrias de
los astrocitos estimulando la síntesis de neuroesteroides que luego provocarían
efectos sobre los receptores GABA. Ello explicaría la mejoría de los síntomas
de la encefalopatía con flumazenilo que es un antagonista del receptor de las
benzodiacepinas. (solo es eficaz en 30% de los pacientes).
c) Manganeso: esta elevado en los pacientes con insuficiencia hepática y se
acumula en los ganglios de la base provocando la aparición de síntomas
extrapiramidales.
d) Mercaptanos y ácidos grasos de cadena corta.
e) Aumento de los aminoácidos aromáticos (tirosina, fenilalanina y triptofano)
con una disminución de los aminoácidos ramificados. A partir de los
aminoácidos araomáticos se fabrican falsos neurotransmisores.
ALTERACIONES ANATOMOPATOLÓGICAS
Las células más afectadas por la encefalopatía hepática son los astrocitos. Se presentan
con aumento de tamaño, núcleo pálido y nucléolo prominente con edema celular. El
astrocito desintoxica el amoníaco transformando al glutamato en glutamina. Los altos
niveles intracelulares de glutamina provocan aumento de la osmolaridad celular y edema
cerebral. Así la encefalopatía hepática sería en verdad una gliopatía. El edema de los
astrocitos interfiere con la liberación de iones y de neurotransmisores. Habría una
disminución de la recaptación sináptica de glutamato con trastornos de la
neurotransmisión glutamatérgica.
Se han descrito en la insuficiencia hepática alteraciones del glutamato, GABA, serotonina,
dopamina, opioides endogenos e histamina.
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Se ha descrito en estos pacientes alteraciones en el consumo de oxígeno y de glucosa a
nivel cerebral y disminución del flujo sanguíneo cerebral. El edema cerebral puede
producir hipertensión endocraneana y muerte por enclavamiento.
CUADRO CLINICO
Se lo divide en tres fases:
a) Fase incipiente: el paciente presenta alteraciones sutiles de la personalidad (a
veces solo advertidas por sus familiares), hiperventilación con alcalosis
respiratoria, inversión del ritmo del sueño (están excitados durante la noche y
somnolientos durante el día), y pueden tener flapping o asterixis: se produce
por una alteración de los núcleos motores diencefálicos que regulan a los
músculos agonistas y antagonistas para el mantenimiento de la postura. El
paciente puede tener además apraxia de construcción (si le hacemos dibujar
una casita en una hoja es incapaz de efectuar normalmente dicho dibujo
simple)-
b) Fase intermedia: presenta obnubilación, confusión o estupor mental. Pueden
aparecer hiperreflexia, signo de Babinski, signos de foco neurológico. Fetor
hepaticus (aliento hepático característico)
c) Fase grave: paciente en coma, severo edema cerebral, hipertensión
endocraneana, convulsiones, rigidez de descerebración, enclavamiento y
muerte
d) Forma crónica persistente: aparece en pacientes que tienen episodios
recidivantes de encefalopatía aguda, o que no se recuperan totalmente de una
forma aguda a pesar del tratamiento efectuado. Suelen presentar un aumento
crónico del tono motor, enlentecimiento mental y motor, disartria, hipomimia,
dificultad en la atención, apraxias, evoluciona a la demencia con un
parkinsonismo intenso, pueden tener además un síndrome atáxico por
meolopatía con paraparesia espástica progresiva.
e) Forma mínima o latente o subclínica: son pacientes con disfunción cerebral
leve que sólo se pone en evidencia al efectuar pruebas cognitivas
psicométricas. Se recomienda realizar estas pruebas a los pacientes cirróticos
asintomáticos que desarrollan actividades que requieren atención y capacidad
motora.
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B) EEG: se observa en él un retraso en la frecuencia en la zona frontal y central que
progresa hacia la zona posterior. Es típico ver frecuencias bajas con ondas
trifásicas de voltaje alto.
C) Potenciales evocados cerebrales
D) Resonancia magnética: muestra una hiperintensidad típica en el núcleo pálido en
T1, que se relaciona con mayores manifestaciones parkinsonianas y se debería al
depósito de manganeso.
DIAGNOSTICO DIFERENCIAL
Encefalopatía alcohólica, abstinencia alcohólica, encefalopatía de Wernicke –Korsakoff,
encefalopatía séptica.
TRATAMIENTO
--Restricción de la ingesta proteica durante tiempo corto, dieta a predominio de vegetales
que favorecen por las fibras la eliminación de las sustancias nitrogenadas.
Lactulosa es metabolizada por las bacterias del colon con formación de lactato y acetato
lo que disminuye el pH fecal y aumenta la excreción fecal de nitrógeno y disminuye las
concentraciones plasmáticas de amoníaco. 30 a 50 ml cada 1 a 2 hs o en enemas 300 ml
en 1 a 3 litros de agua, luego 15 a 30 ml cada 6 hs,o enemas cada 8 horas. El enema
permite su administración aunque esté en ileo. La dosis de mantenimiento a elegir es la
que induce 2 a 3 deposiciones blandas por día. Como efectos adversos produce gases,
gusto dulce, calambres abdominales.
Neomicina, es un antibiótico aminoglucósido, 3 a 6 g por día durante 3 días, luego 1 a 2 g
por día reduce la flora intestinal
Metronidazol 250 mg cada 12 hs (se han usado además la vancomicina y la rifaximina)
Flumazenilo: es un antagonistra selectivo del receptor benzodiacepínico central 0,4 a 2
mg intravenoso
Ornitina /aspartato: facilita la síntesis de la urea y de la glutamina lo que disminuye el
amoníaco en la sangre.
Sulfato de Cinc 600 mg por día: actua como cofactor de las enzimas del ciclo de la urea
Bromoergocriptina: mejora los síntomas extrapiramidales.
Enemas evacuantes reglados para eliminar restos de melena y evitar el estreñimiento.
En las formas más graves el paciente pasa a terapia intensiva y es puesto en asistencia
respiratoria mecaníca con medición de la presión intracraneana. Comienza protocolo de
insuficiencia hepática masiva (vide infra)
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CAPITULO 2
EL PACIENTE CON INSUFICIENCIA HEPATICA MASIVA
La insuficiencia hepática masiva o fulminante es un cuadro clínico en el cual el paciente
llega a una situación insuficiencia hepática en pocas horas a pocos días. El cuadro tiene
alta mortalidad y muchas veces requiere de transplante hepático agudo.
En la fase terminal de las cirrosis encontraremos un cuadro clínico similar
ETIOLOGIA
a) Intoxicación con paracetamol: representa el 70% de los casos, en general como
consecuencia de intentos de suicidio. En hepatópatas severos previos, una dosis
no tan elevada de paracetamol puede desencadenar el cuadro. Los que consumen
drogas antiepilépticas o tratamientos antibióticos con rifampicina e isoniacida
tienen mayor riesgo. Muchas veces se asocia a ingesta alcohólica. El antídoto de
esta intoxicación es la N-acetilcisteína.
b) Hepatitis A aguda : representa el 10% de los casos, sobre todo en mayores de 40
años.
c) Hepatitis B fulminante: puede ocurrir por reactivación de una hepatitis crónica al
retirar un tratamiento quimioterápico o inmunosupresor.
d) Coinfección hepatitis B con Hepatitis D, o sobreinfección con virus D de un
paciente portador de virus B.
e) Hepatitis E aguda: es más frecuente en el sureste asiático donde es responsable
del 50% de los casos, con mayor prevalencia entre mujeres embarazadas.
f) Hepatitis C aguda: es frecuente en paises orientales e infrecuente en los
occidentales. Este virus en portadores crónicos puede sufrir exacerbaciones al
suspender una quimioterapia o una inmunoterapia.
g) Virus Sen: es un nuevo virus que produce hepatitis en drogadictos y se puede
transmitir por transfusiones.
h) Hepatitis por otros virus: citomegalovirus, Epstein Barr, varicela zoster, enterovirus,
parvovirus B19, adenovirus, herpes simple, togavirus, virus del papiloma,
paramixovirus, virus de la fiebre hemorrágica.
i) Hepatitis medicamentosas
j) Hepatitis por extasis
k) Hepatitis autoinmune hiperaguda
l) Enfermedad de Wilson
m) Intoxicación alimentaria por Bacilus cereus
n) Hígado graso agudo del embarazo
o) Síndrome Hellp del embarazo
p) Intoxicación con hongos del tipo Amanita Phalloides
q) Hígado de shock
r) Síndrome de Budd Chiari agudo
s) Linfoma con invasión hepática
t) Síndrome de Reye (desencadenado por virosis más administración de aspirinas en
niños)
CUADRO CLINICO
El cuadro clínico esta dominado por un fracaso de múltiples parénquimas:
a) Encefalopatía hepática que puede producir hipertensión endocraneana y
muerte por enclavamiento
b) Hipoglucemia
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c) Hemorragia digestiva por gastritis erosiva o várices esofágicas
d) Coagulación intravascular diseminada
e) Síndrome hepatorrenal (llega al 70% en la intoxicación con paracetamol)
f) Sepsis sobre todo a gram negativos y candida
g) Hipofosfatemia, hipomagnesemia e hipokalemia
h) Vasodilatación sistémica con circulación hiperdinámica con disminución de la
diferencia arteriovenosa de oxígeno por lesiones microtrombóticas en la
microcirculación.
TRATAMIENTO
Plan de hidratación amplio con coloides y cristaloides
Uso de vasopresores como la dopamina
Infusión de N acetilcisteína y prostaciclinas para mejorar el aporte y consumo de oxígeno.
Infusión de vasopresina si la vasodilatacion es muy intensa.
Para controlar la hipertensión endocraneana: cabecera de la cama a 30º, Asistencia
respiratoria mecánica con hiperventilación. tiopental intravenoso, medición de la presión
intracraneana.
Difenilhidantoína para prevenir convulsiones y disminuir el edema cerebral
Flumacenilo
Hemofiltración venovenosa continua
Profilaxis antibiótica con ceftazidime + ciprofloxacina, fluconazol si se sospecha Cándida.
Alimentación enteral, dextrosa al 25% para evitar hipoglucemia
Trasplante hepático
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CAPITULO 3
CUANDO INDICAR UNA DERIVACIÓN
PORTOSISTEMICA INTRAHEPATICA TRANSYUGULAR
Consiste en la colocación intrahepática por vía transyugular de una prótesis expandible
(similar a un stent) que permite la apertura de una vía preferencial para el pasaje de la
sangre en el interior del hígado en su ruta hacia la vena cava inferior, en un paciente con
fibrosis hepática por cirrosis, con hipertensión portal. La prótesis se coloca bajo control
radioscópico. Requiere antes de la colocación la realización de un ecodoppler para medir
el flujo de la arteria hepática y de la vena porta. En las primeras 48 hs se controlará al
paciente para descartar complicaciones hemorrágicas o infecciosas. Se hará luego un
ecodoppler de control a la semana para evaluar si la prótesis continúa permeble. La
colocación es exitosa en más del 90% de los casos.
Las compliciones más importantes de su colocación son:
g) Trombosis endoprótesis
h) Estenosis de la prótesis por hiperplasia de la pseudointima que reviste a la
protesis que proviene de la proliferación de células endoteliales que
provienen de los sinusoides hepáticos. Ocurre en 18 al 70% de los casos,
produce la reaparición de la hipertensión portal, para detectarla se efectúa
ecodoppler cada tres meses.
i) Fístulas bilio-vasculares
j) Hemólisis por ruptura de los glóbulos rojos al pasar por el interior de la
prótesis en el 13% de los casos
k) Infecciones endoprótesis
l) Puede provocar la aparición o empeorar una encefalopatía hepática en
25% de los casos.
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CAPITULO 4
INFECCIONES Y LÍQUIDO ASCITICO
La complicación infecciosa del líquido ascítico puede ser un cuadro muy grave y poner en
peligro la vida del paciente. La clasificamos en las siguientes categorías:
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El tratamiento es con antibióticos y debe instaurarse en forma inmediata, el antibiótico de
elección es la ceftriazona 1 g cada 12 hs por via intravenosa por 14 días. Se evitán los
aminoglucósidos por el riesgo de falla renal. Los pacientes con peritonitis espontánea
primaria, habitualmente responden dentro de las 48 horas al tratamiento antimicrobiano
adecuado, observándose un descenso progresivo del número de leucocitos del líquido
ascítico.
BACTERIASCITIS
Bacteriascitis monomicrobiana: se diagnostica con un cultivo positivo de líquido
ascítico para un solo germen y un recuento de neutrófilos menor a 250/mm3. Quizás una
de las explicaciones para la no presencia de abundantes neutrófilos en el líquido ascítico
sería que el paciente tiene una defensa inmune intraperitoneal más eficiente a cargo de
los macrófagos o que tiene cierta incapacidad para opsonizar adecuadamente a las
bacterias, lo que implica menor estimulación para el pasaje de neutrófilos a la cavidad
peritoneal.
Si el paciente presenta bacteriascitis y está asintomático no se les administra tratamiento.
Pero si presentan síntomas similares a la peritonitis espontánea deben ser tratados de
inmediato ya que un 60% progresan a la peritonitis espontánea del cirrótico
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solamente con antibióticos. La peritonitis secundaria puede ocurrir en cualquier paciente
con ascitis, incluso en aquellos con ascitis de causa no cirrótica.
Estos pacientes infectados con ascitis aunque tengan perforación visceral no suelen
desarrollar un cuadro clásico de abdomen agudo, debido a que los signos peritoneales
requieren el contacto de la víscera inflamada con la superficie del peritoneo parietal, cosa
que no sucede cuando hay ascitis de gran cuantía interpuesta..
La peritonitis secundaria por perforación de víscera hueca debe ser sospechada cuando
se tiene un líquido ascítico con dos de los tres siguientes criterios:
Proteínas totales > 1 g%
Glucosa <0.5 g/l
LDH > al límite superior sérico normal (habitualmente 225 mU/ml).
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CAPITULO 5
SINDROME DE BUDD CHIARI
Esta enfermedad comprende a los pacientes que tienen oclusión de las venas
suprahepáticas o la vena cava inferior. Las causas que la producen son:
a) Oclusión membranosa de la vena cava inferior: es común en Oriente, Sudafrica
e India, se asocian el 50% a hepatocarcinoma.
b) Oclusión trombótica de las venas suprahepáticas o la vena cava inferior
Cuadro clínico
Forma aguda: el paciente se presenta con hepatomegalia masiva de aparición brusca,
insuficiencia hepatica masiva, ascitis de rápida aparicion , dolor abdominal en hipocondrio
derecho y aumento de las transaminasas por la isquemia hepática.
Hallazgos anatomopatológicos
Forma aguda: hepatomegalia congestiva con higado de color rojo purpura. En la
histologia hay congestión centrolubilillar con dilatacion sinusoidal y necrosis hepatocitaria
centrolobulillar.
Forma subaguda o crónica: hígado cirrótico atrófico pero con hipertrofia del lóbulo
caudado (drena sangre directamente a la vena cava inferior para tratar de compensar la
oclusión de la suprahepática). Histológicamente hay cirrosis con oblitaración completa de
las venas centrolobulillares.
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METODOLOGIA DIAGNOSTICA
Laboratorio: En el laboratorio la ictericia no es frecuente, y hay elevación de las
transaminasas y de la fosfatasa alcalina en 40% de los casos. En los casos hiperagudos
puede haber transaminasas mayores de 1000, con un líquido ascítico con proteínas
mayores de 2 g/dl.
Interconsulta a hematología para estudiar la coagulación. En muchos casos se requiere
que el paciente sea anticoagulado.
Ecodoppler hepático: tiene 90% de sensibilidad para efectuar el diagnóstico, se ven la
oclusión de la suprahepática y la vena cava inferior y la hipertrofia del lóbulo caudado. A
veces permite ver trombo, membrana o tumor que comprime los vasos.
Tomografía computada con contraste: se puede ver la falta de visualización de la
suprahepática o la obstrucción por trombos y las membranas, o compresión tumoral y la
hipertrofia del caudado.
Resonancia magnética: permite ver los mismos hallazgos que la tomografía
Angiografía: es el gold standard, las venas suprahepáticas se observan estrechadas e
irregulares con trombos en su interior con una imagen en “telaraña” por la recanalización
parcial.
Biopsia hepática: para detectar los cambios cirróticos
EVOLUCIÓN CLINICA
Sin tratamiento mueren dentro de los tres años de su diagnóstico
TRATAMIENTO
Se puede intentar en agudo lisar el trombo con trombolÍticos y anticoagulantes
Se puede intentar destapar el vaso con angioplastÍa con balon inflable y colocación de
stent.
CirugÍa de descompresión para disminuir la hipertensión portal: se puede efectuar una
derivación porto cava latero-lateral, una derivación mesentérica superior-cava o una
derivación cava-auricula si lo que está tapado es la vena cava inferior.
En las forma agudas y fulminantes: trasplante hepático
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CAPITULO 6
HIGADO DE SHOCK (HEPATITIS ISQUEMICA)
Es una lesión aguda que ocurre luego de una hipoperfusión aguda y severa hepática. Las
causas que pueden producirla son:
Shock
Sepsis
Golpe de calor
Politrauma
Crisis drepanocítica
Oclusión de la arteria hepática luego del transplante hepático
Oclusión de la arteria hepática para el pasaje de quimioterapia.
INFARTO HEPÁTICO
El infarto hepático suele ocurrir por el compromiso oclusivo de una sola de las ramas
intrahepáticas de la arteria hepática. Es más común en el lóbulo derecho.
Histológicamente hay necrosis de hepatocitos acompañada de necrosis de los espacios
porta y de las venas centrales del acino.
Las causas más comunes son:
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c) Ictericia
d) Náuseas y vómitos.
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CAPITULO 7
ENFERMEDAD HEPÁTICA ASOCIADA AL EMBARAZO
Durante el embarazo pueden producirse severas patologías hepáticas:
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CAPITULO 8
COLICO BILIAR Y COLECISTITIS
COLICO BILIAR
El cólico biliar es el síntoma más frecuente de enfermedad vesicular. Se produce por la
obstrucción brusca del cístico o del colédoco con aumento de la presión intraluminal, y
distensión de la vesícula que no puede ser vencida a pesar de contracciones repetidas de
ella.
Ello produce dolor en hipocondrio derecho o epigastrio de aparición brusca con duración
de 1 a 4 horas y suelen ir acompañado de náuseas y vómitos con signo de Murphy
positivo. El cólico biliar es a menudo, de comienzo nocturno o postprandial, de
localización epigástrica, pudiéndose irradiar a hipocondrio derecho o a ambos
hipocondrios y a la región lumbar o subescapular derecha. Generalmente de comienzo
intenso de duracion variable de minutos a horas, a diferencia de otros tipos de cólico es
un dolor constante en aumento que alcanza una meseta para luego descender
gradualmente pudiéndose acompañar de náuseas y vómitos.
Si el cálculo es movilizado de su posición, el cuadro puede ceder luego de unas horas, si
persiste impactado en la vía biliar la clínica evoluciona a una colecistitis aguda si está
impactado en el cístico o a un sindrome coledociano si está impactado en el colédoco.
El manejo terapéutico del cólico biliar incluye:
a) Nada por boca
b) Colocación de vía intravenosa
c) Administración de anticolinérgicos derivados de la atropina para disminuir el dolor.
d) Está contraindicado la administración de opiáceos o sus derivados ya que
aumentan la contracción de la vía biliar.
e) Si hay vómitos colocación de sonda nasogástrica
f) Efectuar una ecografía de inmediato para evaluar si hay cálculo impactado en el
bacinete de la vesícula o en la ampolla de Vater.
COLECISTITIS AGUDA
Es la inflamación y distensión de la vesícula con engrosamiento de la pared vesicular. El
cuadro clínico está caracterizado por dolor abdominal en hipocondrio derecho que no
alivia con antiespasmódicos comunes (a diferencia del cólico biliar), signo de Murphy
positivo, defensa en hipocondrio derecho, puede haber reacción peritoneal, hay fiebre y
leucocitocis.
Es una de las urgencias abdominales mas frecuentes, se presenta en el 10 a 20% de los
pacientes que presentan litiasis sintomática. Es más frecuente en mujeres y en la edad
media de la vida.
Fisiopatologia:
Distinguimos dos tipos de colecistitis:
Colecistitis litiásica: en ella la etiología de la dilatación e inflamación vesicular está dada
por el enclavamiento de un lito en el bacinete de la vesícula.
Colecistitis alitiásica: en ella la etiología no está en relación a un lito enclavado, son
producidas por compromiso de la vasculatura de la vesícula con gangrena vesicular. Se
las observa en pacientes diabéticos, en sépticos y en enfermos con fracaso multiorgánico
y en las vasculitis. Atención: estos pacientes pueden tener cálculos intravesiculares, lo
que se expresa con el término alitiásico es que la colecistitis no es producida por el
enclavamiento de un cálculo.
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En la colecistitis litiásica la inflamacion aguda de la vesícula puede producirse por la
obstrucción del conducto cístico por un cálculo. La respuesta inflamatoria suele producirse
por tres factores:
1) La inflamacion mecánica producida por el aumento de la presión intraluminal y la
distención que origina isquemia de la mucosa.
2) La inflamación quimica producida por la liberacion de lisolectina (debido a la acción
de la fosfolipasa sobre la lecitina de la bilis) y por otros factores tisulares locales.
3) La inflamacion bacteriana que puede existir en un 50 a 85% de los pacientes con
colecistitis aguda. Los microorganismos aislados con mayor frecuencia son: E. Coli,
Klebsiela, Streptococus del grupo D, anaerobios intestinales (bacteroides) en
pacientes diabéticos o mayores de 60 años.
Grado II
Aguda catarral
Aguda edematosa
Aguda exudativa
Supurada simple
Aguda necrotica y/o gangrenosa.
Clínica.
El cuadro clínico puede ser la primera manifestación de la enfermedad biliar u ocurrir en
enfermos con antecedentes de dispepsia o de cólicos biliares. El dolor en la zona
vesicular (hipocondrio derecho), con irradiación hacia el dorso o el hombro derecho, no
difiere del dolor del cólico vesicular y constituye un dolor visceral resultante de la
distención de la vesícula. Puede manifestarse como epigastralgia. Cuando el proceso
inflamatorio progresa e invade la superficie peritoneal, el dolor es más intenso y se agrega
defensa o contractura.
Al examen físico se comprueba exacerbación del dolor durante la palpación subcostal que
detiene la respiración (signo de Murphy), o ante la percusión del hipocondrio derecho o de
la fosa lumbar homolateral. En un tercio de pacientes puede palparse la vesícula
distendida.
Normalmente la vesícula biliar no se palpa aunque sobresalga del reborde hepático,
debido a la escasa consistencia del reservorio que contiene bilis a escasa tensión.
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La investigación del punto vesicular se realiza de diferentes maneras. La palpación uni o
bidigital se efectúa en decúbito dorsal, profundizando oblicuamente en dirección cefálica
hasta alcanzar el fondo del reservorio.
La maniobra de Murphy facilita la búsqueda del dolor vesicular. El médico se coloca a la
derecha del paciente y coloca la extremidad de los dedos de mano derecha bajo el
reborde condrocostal. Se indica al paciente que inspire profundamente. En el momento en
que la vesícula enferma toca el dedo explorador, el paciente interrumpe la respiración y
acusa intenso dolor.
Una variante de esta maniobra consiste en colocar los dedos pulgares adosados, con el
pulpejo en la región vesicular y los restantes dedos de las dos manos afirmados en las
bases hemitorácicas, para inmovilizarlas. Al hacer respirar al enfermo, se reproduce la
interrupción de la respiración por el intenso dolor.
Al dolor se asocian fiebre con escalofríos, vómitos y en algunas oportunidades íleo reflejo.
Solamente en el 10% de los casos hay ictericia porque la vesícula muy distendida puede
ejercer cierta compresión del colédoco (síndrome de Mirizzi)
METODOLOGIA DE ESTUDIO
En el 75% de los pacientes hay leucocitosis con neutrofilia. El aumento de bilirrubina se
observa en el 10% de los casos y no siempre implica la presencia de litiasis coledociana,
cuya incidencia asociada a la colecistitis aguda es cerca de 10%. En el 40% de los
pacientes puede existir un ligero aumento de las transaminasas y en el 15% la fosfatasa
alcalina está elevada, aún en ausencia de cálculos en la vía biliar principal.
Diagnóstico por imágenes.
La radiografía simple puede demostrar en el 20% de los casos los cálculos de calcio. En
algunos casos puede demostrar el íleo que acompaña a la colecistitis.
La ecografía es el método de elección y no tiene contraindicaciones. Primeramente
puede demostrar la litiasis. Los signos ecográficos característicos son el aumento de
espesor de la pared vesicular, aumento del diámetro transversal mayor de 4,5 cm y una
ecotransparencia rodeándola. La presencia de gas intramural es sugestivo de colecistitis
enfisematosa. La presencia de barro biliar es otra característica observada en las
colecistitis alitiásicas.
La tomografía computada abdominal tiene valor limitado. Los signos son el aumento del
grosor parietal (con contraste endovenoso) y la distensión vesicular.
La colangiografía radioisotópica mediante inoculación de derivados del ácido
iminodiacético marcados con Tc99m permite, por su excreción a través de bilis,
diagnosticar la obstrucción del cístico, que está presente en todas las colecistitis agudas.
Se considera positivo para colecistitis cuando no se consigue la imagen vesicular después
de una hora de inyección y hay radioactividad en el duodeno. Su utilidad fundamental es
para descartar una colecistitisaguda cuando se observa el llenado vesicular que
demuestra permeabilidad del conducto cístico.
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COMPLICACIONES
Empiema vesicular: Es una complicación de la colecistitis en la cual la luz de la vesícula
biliar se llena con material purulento, cuyo drenaje está impedido por la presencia de un
cálculo en el cístico. También puede ocurrir en la colecistitis alitiásica y en el cáncer
vesicular. Dejado a su evolución produce sepsis, necrosis y perforación vesicular con
peritonitis biliar, y fistulas vesico-intestinales.
La perforacion vesicular temprana puede producir una peritonitis biliar.
Fistula bilio-entérica: A veces al perforarse la vesícula se forma un plastrón inflamatorio
que contiene y obtura la perforación. En otros casos, se producen adherencias con otras
visceras huecas como duodeno, estómago, colon con aparición de fístulas bilioentéricas,
detectadas por el hallazgo en la radiografía simple de abdomen de aire en la vesícula o en
la vía biliar. A través de dichas fístulas puede ocurrir el pasaje de los litos al intestino,
donde son movilizados por el peristaltismo pero pueden quedar impactados en la válvula
ileocecal provocando un ileo biliar.
Diagnostico diferencial:
Colestasis.
Oclusión biliar.
Pancreatitis aguda:
Ulcera perforada:
Colico renal:.
Absceso hepatico.
Apendicitis aguda.
Neumonia de base derecha
Infarto agudo de miocardio de cara inferior
TRATAMIENTO DE LA COLECISTITIS
a) Nada por boca
b) Colocación de vía intravenosa y plan de hidratación
c) Colocación de sonda nasogástrica si hay vómitos
d) Manejo del dolor con anticolinérgicos derivados de la atropina
e) Contraindicado el uso de opiáceos para el dolor por estimular la contracción
de la vía biliar
f) Antibióticos:
1era opción: ceftriazona 1 g cada 12 hs
2da opción: gentamicina 80 mg cada 8 horas
Si se trata de paciente mayor de 60 años, diabético o de colecistitis
alitiásica: agregar metronidazol 500 mg cada 12 hs por mayor frecuencia de
gérmenes anaerobios.
g) Solicitar ecografía de urgencia para confirmar diagnóstico
h) Cirugía colecistectomía laparoscópica, si hay dificultad técnica se efectúa
colecistectomía a cielo abierto. Sólo en paciente muy grave en Terapia
Intensiva con colecistitis alitiásica en el contexto de fracaso multiorgánico
se puede efectuar colecistostomía (consiste en abocar la vesícula biliar al
exterior y extraer los cálculos).
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CAPITULO 9
SINDROME COLEDOCIANO Y COLANGITIS AGUDA
El síndrome coledociano se desarrolla como consecuencia de una colestasis
extrahepática y corresponde a una ictericia posthepática. Desde el punto de vista clínico
se trata de una ictericia con elevación de ambas bilirrubinas pero neto predominio de la
bilirrubina directa. El paciente se presenta con color amarillento verdoso de piel y
mucosas (ictericia verdínica). Tiene acolia (materia fecal de color masilla ya que no se
forma esternobilinógeno por la no llegada de la bilis al intestino) y coluria porque la
bilirrubina directa es filtrada por los glomérulos (orina color Coca-Cola). Los pacientes
presentan intenso prurito ya que la bilirrubina directa tiende a depositarse en la piel y
estimula los neuroreceptores cutáneos. El prurito es un síntoma frecuente en la colestasis,
independientemente de la causa. Puede ser generalizado o presentarse
fundamentalmente en las palmas de las manos y plantas de los pies. Su intensidad puede
ser mínima, moderada o severa, invalidante.
La no llegada de la bilis al colédoco provoca la aparición de una esteatorrea con sindrome
de malabsorción de las grasas y dificultad en la absorción de las vitaminas liposolubles A,
D, E, K. El déficit de vitamina K puede provocar trastornos de la coagulación por interferir
con la síntesis de los factores de la coagulación sobre todo el II-VII-IX y X.
La intensidad de la ictericia es variable. La coluria generalmente precede a la ictericia y,
en casos de colestasis crónica, puede desaparecer al producirse una unión covalente
entre la albúmina y la bilirrubina que impide el filtrado glomerular de esta última. La acolia
se produce si la obstrucción biliar es completa, pero si es incompleta hay hipocolia. El
prurito suele ser más intenso por la noche y dificulta el sueño. A menudo es más intenso
en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Se atribuye a la retención de sales
biliares y, en general, es paralelo al grado de colestasis, aunque desaparece en fases
terminales. La inspección de la piel puede revelar lesiones por rascado.
Los pacientes con colestasis prolongada suelen tener una hiperpigmentación melánica,
probablemente secundaria al rascado, xantelasmas y xantomas, en relación con el
incremento de los niveles de colesterol.
La ausencia de sales biliares en el tubo intestinal dificulta la absorción de grasas y
vitaminas liposolubles y ocasiona esteatorrea. La hipovitaminosis A se acompaña de
hemeralopía y de sequedad cutaneomucosa; la hipovitaminosis D, de osteoporosis y
osteomalacia, con el consiguiente riesgo de aplastamientos vertebrales y otras fracturas.
La hipovitaminosis K se asocia a coagulopatía, con alargamiento del tiempo de
protrombina (que se corrige con la administración parenteral de vitamina K). La
hipovitaminosis E puede causar afección neuromuscular degenerativa en niños
caracterizada por arreflexia, oftalmoplejía, ataxia cerebelosa, neuropatía periférica y
degeneración cordonal posterior, que más raramente puede afectar a adultos.
La acumulación de cobre debida a su deficiente eliminación biliar no provoca lesión
hepática ni neurológica, aunque puede verse un anillo de Kayser-Fleischer.
En la colestasis se produce una situación hemodinámica similar a la de la cirrosis
hepática, con circulación hiperdinámica, disminución de las resistencias periféricas, menor
reactividad cardiovascular, bradicardia relativa e hipotensión. Estos trastornos son más
notorios cuando el paciente es intervenido quirúrgicamente.
También existe vasoconstricción renal, al menos cortical, así como disfunción tubular, que
ocasiona un incremento en la natriuresis y una incapacidad para concentrar la orina.
Estas alteraciones funcionales del riñón en la colestasis explican su sensibilidad a la
hipotensión y la hipoxia y la frecuencia con que se produce insuficiencia renal en el
postoperatorio de las colestasis obstructivas.
171
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Toda obstrucción total de la vía biliar debe resolverse dentro de las 72 horas ya que
si no comienzan a aparecer las complicaciones
Procesos benignos.
- Litiasis coledociana y/o de los hepáticos
- Estenosis benigna de la vía biliar primaria postquirúrgica
- Colangitis esclerosante primaria
- Tumores benignos de la vía biliar principal
- Quistes de colédoco
- Disfunción del esfinter de Oddi
- Quistes de las vías biliares extrahepáticas (Caroli)
- Quiste hidático abierto en la vía biliar
- Ascaris
- Fasciola hepática
- Clonorchis sinensis
- Ulcera duodenal penetrante
- Pancreatitis aguda y crónica
- Hemobilia con hematomas en el colédoco
- Atresia de la vía biliar en lactantes
- Enfermedad duodenal (Crohn de duodeno, divertículo, gastroenteritis
eosinófila)
- Colecistitis (sindrome de Mirizzi)
Procesos malignos
172
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- Compresión de la vía biliar principal por ganglios neoplásicos o por
linfomas
Compresión coledociana por causas benignas pancreáticas: puede verse por tumores
benignos, quistes, pancreatitis agudas y crónicas (en estas ultimas en 7% de los casos)
Espasmo del esfínter de Oddi: presentan altas presiones en la manometría del esfínter con
respuestas enérgicas anormales ante la comida grasa o la CCK. Puede asociarse a
dilatación coledociana, retardo del vaciamiento del contraste luego de la colangiografía
retrógrada endoscópica, y elevación de las enzimas hepáticas. Pueden presentar dolor cólico
o dolor postcolecistectomía. Se los trata con esfinterectomía endoscópica.
Fascioliasis: es un parásito común del tracto biliar de ovejas y vacas. La forma aguda
produce dolor abdominal, hepatomegalia, fiebre, vómitos, ictericia, leucocitosis y eosinofilia.
En la fase crónica, proliferan en la vía biliar produciendo obstrucción y colecistitis, a largo
plazo puede evolucionar a una cirrosis biliar. Si anida en faringe y laringe genera cuadros
asfícticos. En piel y en tejido celular subcutáneo, puede producir nódulos migratorios de 2 a 5
cm. Es raro que anide en pulmón, peritoneo, músculos, ojos y cerebro. El examen fecal
revela la presencia de los huevos. Se puede examinar la bilis y el contenido duodenal y la
colangiografía retrógrada es patológica.
METODOLOGIA DE ESTUDIO
Los hallazgos de laboratorio comunes a todas las formas de colestasis son el aumento de
la bilirrubina total a predominio de la bilirrubina conjugada, y la elevación de la fosfatasa
alcalina (ALP), la gama-glutamil-transpeptidasa (GGT), la 5´- nucleotidasa. Las
transaminasas pueden estar ligeramente aumentadas, muy aumentadas o normales,
según la etiología.
173
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Ecografía. La presencia de un árbol biliar dilatado hace el diagnóstico de colestasis
extrahepática ya que esta dilatación no ocurre en las colestasis intrahepática. Se la
observa como una típica imagen tubular tortuosa, en ocasiones de aspecto estrellado.
El diámetro normal del colédoco es entre 2 y 4 mm, y se considera que está dilatado
cuando excede los 8 mm. Un diámetro entre 5 a 8 mm debe ser considerado sospechoso.
Cuando existe dilatación del colédoco y más aún cuando se dilatan los conductos
hepáticos, se suele ver el signo del doble canal o en escopeta de doble caño. Este
signo se construye por la superposición de la imagen de la dilatación de la vía biliar con la
imagen de la vena porta.
La dilatación de ambos hepáticos con dilatación de la vía biliar intrahepática en ambos
lóbulos, con un hepatocolédoco y una vesícula biliar no dilatada, indica una obtrucción en
la bifurcación, de los hepáticos. La dilatación de la vía biliar intrahepática en un solo lóbulo
orienta a una obstrucción a nivel del hepático correspondiente.
La identificación ecográfica de los cálculos se logra con más frecuencia cuando el
colédoco está dilatado que cuando su calibre es normal. La visualización de cálculos en la
vía biliar principal se logra en 60% de los casos.
El diagnóstico de coledocolitiasis por ecografía no se basa únicamente en la visión directa
del cálculo, sino también en algunos signos indirectos resultantes de su migración
transpapilar, de los cuales el más importante es la variación del diámetro de los conductos
biliar y pancreático. También se ha descrito un engrosamiento reversible por edema de la
pared del colédoco, provocado aparentemente por la descompresión brusca de la vía
biliar después del pasaje transpapilar de un cálculo.
La presencia de tumores de cabeza de páncreas, la dilatación y las características del
conducto de Wirsung (regular en el carcinoma y en obstrucción litiásica de papila e
irregular en la pancreatitis crónica), los seudoquistes y las calcificaciones en pancreatitis
crónicas son fácilmente observables en ecografías si el paciente es delgado y no hay gran
interposición de grasa o gases.
Los ampulomas y los tumores del colédoco son pobremente visualizados en ecografías
convencionales (transparietal) pero son accesibles al diagnóstico mediante la ecografía
endoscópica.
Ecografía endoscópica. Combina la endoscopia y la ecografía en un solo instrumento.
Proporciona una excelente visualización del páncreas, el colédoco distal hasta la
bifurcación, la región papilar y las estructuras adyacentes.
Tomografía computada abdominal: Permite una mejor diferenciación de los tumores
del páncreas, y de la pancreatitis crónica. Permite ver la dilatación de la vía biliar
intrahepática. Su capacidad diagnóstica es menor que la de ecografía para detectar
cálculos, barro biliar o lesiones mucosas de vesícula. Los equipos helicoidales tienen
mayor definición que la TC convencional y permiten una excelente visualización del árbol
biliar empleando contraste venoso, pero esta opacificación es pobre cuando la cifra de
bilirrubina supera los 2 mg/dL.
Colangio-Resonancia magnética nuclear: consiste en una resonancia que se efectúa
con un contraste que se elimina por la vía biliar. Permite muy buena evaluación de la
patología de la vía biliar.
Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (ERCP): es un estudio endoscópico
que se efectua con un aparato que permite la visualización lateral. Al llegar a la segunda
porcion del duodeno permite localizar la papila de Vater (permite el diagnóstico y biopsia
de los ampulomas). La papila puede ser canalizada y se inyecta con contraste lo que
permite ver todo el colédoco y el Wirsung. El estudio permite asi la visualización directa de
las estenosis de coledoco y de Wirsung por neoplasias o causas beningnas. El estudio
puede además ser terapéutico, ya que se puede realizar una incisión de la papila
(papilotomia) e introducir en ella una canastilla para pescar los cálculos que pueden estar
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flotando en el colédoco, evitando asi una cirugía. El procedimiento tiene como
complicación que en el 3% de los casos puede producir pancreatitis.
Colangiografía transparietohepática: este procedimiento se usa cada vez menos, es útil
para visualizar los tumores altos de la vía biliar que afectan a los hepáticos (tumores del
carrefour o bifurcación o tumor de Klaskin) Consiste en ubicar bajo control ecográfico o
tomográfico un conducto biliar dilatado intrahepático, al cual se lo punza y a través de él
se inyecta sustancia de contraste, que va a ser conducida hacia la vía biiar superior.
Biopsia hepática. Debe realizarse cuando se sospecha una enfermedad hepatocelular
difusa o una colestasis intrahepática.
COLANGITIS INFECCIOSA
El estasis biliar predispone a la aparición de infección de la vía biliar (colangitis). Es t[ípica
de ella la llamada triada de Charcot con ictericia obstructiva, fiebre y escalofríos y en el
laboratorio la presencia de leucocitosis con desviación a la izquierda de la fórmula
leucocitaria. La fiebre es héctica o séptica en picos, propia de un proceso infeccioso no
drenado con escalofríos y signos de bacteremias recidivantes. Si dicha infección asciende
a través de la vía biliar y llega al hígado se producirán múltiples microabscesos hepáticos
y el paciente puede evolucionar a la sepsis. La bilirrubina directa elevada es eliminada por
filtrado glomerular y puede inducir lesiones tubulares renales con necrosis tubular aguda e
insuficiencia renal. En la presencia de sepsis la aparición de necrosis tubular renal es más
común. Los gérmenes que producen el cuadro séptico son gram negativos entéricos y en
pacientes añosos y diabéticos se agregan los anaerobios bacteroides.
En las colangitis además del tratamiento antibiótico con alguna cefalosporina de 3era
generación asociada a metronidazol, se debe efectuar el drenaje de la vía biliar a la
brevedad para evitar la aparición de complicaciones. Dicho drenaje puede efectuarse:
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CAPITULO 10
EL PACIENTE CON PANCREATITIS AGUDA
La pancreatitis aguda es una respuesta inflamatoria inespecífica del páncreas a injurias
muy diversas. Se produciría por la activación intrapancreátaica de las enzimas acinares,
lo que desencadena un proceso de auto-digestión pancreática de gravedad variable.
Distinguimos una pancreatitis aguda edematosa, que es una forma más benigna, que
suele resolverse satisfactoriamente en unos 7 a 10 días y una pancreatitis
necrohemorrágica muy grave, que puede dar aún cuadros fulminantes y deja secuelas
pancreáticas irreversibles en el paciente que consigue sobrevivir.
Patogenia
La activación de las enzimas pancreáticas en el interior de la glándula es el
acontecimiento que desencadena la inflamación pancreática. Este fenómeno, es común
en todas las etiologías de pancreatitis aguda. Según la hipótesis de la autodigestión a
partir de conversión del tripsinógeno en tripsina, se activan en cascada las enzimas
proteolíticas y lipolíticas del páncreas. Estos productos digerirán localmente al páncreas y
la lesión puede extenderse a los tejidos peripancreáticos y luego, por invasión sistémica, a
órganos distantes.
Además se considera que la respuesta inflamatoria pancreática activa una cascada de
mediadores de la inflamación que producen una respuesta inflamatoria sistémica que
puede culminar en un cuadro de fracaso multiorgánico.
Etiología
Litiasis coledociana
Alcoholismo crónico
Hipertrigliceridemia
Hipercalcemia
Anomalías congénitas del páncreas
Tumores de papila, via biliar distal, duodeno y páncreas
Virosis (parotiditis, virus ECHO, virus Cocksakie, Hepatitis, Mononucleosis,
Citomegalovirus)
Parasitosis que ocluyen la vía biliar
Otras infecciones: Micoplasma y Salmonella
Medicamentos (estatinas, tiazidas, asparaginasa, drogas antiretrovirales, pentamidina,
sulfazalazina, anticonceptivos con estrógenos)
Secundaria a cirugía abdominal alta (estómago, vía biliar, páncreas)
Secundaria a colangio-pancreatografía endoscópica retrógrada (3% de los estudios)
Por trauma pancreático con ruptura del Wirsung
Vasculitis (panarteritis nodosa, lupus eritematoso sistémico)
Picadura de escorpión.
Divertículo duodenal
Enfermedad de Crohn
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La pancreatitis alcohólica se observa en bebedores que consumen alta cantidad de
alcohol y sobre todo ingesta de bebidas blancas como vodka o whisky, no es frecuente en
Argentina. El etanol y el acetaldehido, actuarían por acción tóxica directa sobre la célula
pancreática. El alcohol provocaría hipersecreción, aumento de presión en el conducto
pancreático por espasmo o edema del esfínter de Oddi e incluso por obstrucción debida a
precipitados proteicos, mecanismos que causarían la disrupción de los conductillos
pancreáticos y el paso de enzimas al intersticio glandular. Las alteraciones de los lípidos
secundarias al alcoholismo darían lugar a altas concentraciones en el páncreas de ácidos
grasos libres que lesionarían las células por acción tóxica directa.
Cuadro clínico.
El dolor epigástrico y las náuseas con vómitos son los síntomas más frecuentes al
ingreso. La intensidad de dolor es muy variable; en la mayoría de los casos es intenso y
requiere analgesia. El dolor puede ser tan intenso que se tendrán en cuenta como
diagnósticos diferenciales la perforación de víscera hueca, el infarto de miocardio de cara
inferior y la disección de la aorta. En ocasiones es de comienzo brusco, pero en otras
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oportunidades está precedido por crisis dolorosas iterativas de intensidad veriables. La
irradiación al dorso no es constante, aunque su presencia sugiere fuertemente el origen
pancreático del dolor. Es frecuente la irradiación hacia ambos hipocondrios (“en cinturón”)
La presencia de vómitos es casi la regla, por lo general biliosos.
Dentro de los factores que pueden desencadenar un ataque se tendrán en cuenta: la
ingesta reciente copiosa de alcohol o comidas copiosas y la administración de drogas.
En el 10 % de los casos existe ictericia al ingreso. En los ataques leves su causa más
frecuente es la obstrucción litiásica de la papila; en los ataques graves es el resultado de
una falla hepática temprana, sobre todo cuando la etiología del ataque es el alcohol.
Habitualmente cuando ocurre una pancreatitis aguda hay una acumulación importante de
líquido en el páncreas inflamado que puede ser de 3 a 5 litros, dicho líquido proviene del
compartimento intravascular y ello puede condicionar la presencia de hipovolemia con
tendencia a la hipotensión e hipotensión ortostática y shock.
En el examen del abdomen es común encontrar un abdomen blando sin defensa y sin
signos peritoneales. Es frecuente la distensión abdominal con predominio supraumbilical
por la presencia de un ileo reflejo regional que por lo general se debe a una dilatación
segmentaria del colon transverso y en raras ocasiones a una dilatación gástrica.
En las formas graves necrohemorrágicas hay dos signos muy específicos por la
extravasación retroperitoneal de sangre. Se presentan en 3% de los casos. El signo de
Cullen que es una coloración rojo-azulada de la piel periumbilical, causada por la difusión
de sangre desde el retroperitoneo hacia el ombligo a través del ligamento redondo y el
signo de Grey-Turner es la coloración rojo-azulada del dorso y eventualmente de los
flancos, por la difusión de sangre al espacio retroperitoneal. Pueden presentar el signo de
Mayo-Robson (dolor a la palpación del ángulo costo lumbar posterior izquierdo)
Laboratorio
Las manifestaciones características son:
En el hemograma hay aumento del hematocrito por la pérdida de líquido al espacion
extravascular retroperitoneal. Suelen presentar leucocitosis.
Es común que tengan hipocalcemia sobre todo en las formas necrohemorrágicas ello se
produce porque la lipasa activada libera grasas a nivel pancreático que se unen al calcio
formando jabones provocando la disminución del calcio sérico.
En las primeras horas de la pancreatitis suele haber hiperglucemia con aumento de
bilirrubina sérica.
En la orina se ha descrito la presencia de proteinuria, cilindruria, y glucosuria. Las pruebas
diagnósticas más específicas son:
Dosaje de Amilasa sérica total, especialmente la isoamilasa P está elevada, hasta 3 veces
del valor máximo normal. Sin embargo su elevación no es específica ya que puede haber
causas extrapancreáticas de elevación como ser :
Abdominales: colecistitis aguda; coledocolitiasis con o sin colangitis aguda; obstrucción
intestinal; infarto mesentérico; úlcera perforada; apendicitis aguda; embaraxo ectópico;
disección de aneurisma aórtico; trauma abdominal; insuficiencia hepática; insuficiencia
renal.
Extraabdominales: parotiditis, trauma cerebral, quemaduras, insuficiencia renal,
alcoholismo crónico, shock.
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AMILASA URINARIA: su elevación es más persistente que la amilasa sérica (7-10 días).
Se suele pedir mediciones en orina de 24 hrs. Es más sensible que la amilasa sérica.
Tratamiento inicial
1) nada por boca
2) colocación de sonda nasogástrica
3) Plan de hidratación amplio para evitar hipovolemia y shock
por secuestro de líquido en páncreas y asas intestinales en
ileo.
4) Opiáceos sólo si el dolor es muy intenso (recordar que
aumentan la presión en el esfínter de Oddi)
5) Imipenem intravenoso 500 mg cada 8 hs, para evitar las
infecciones precoces.
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6) En las formas necrohemorrágicas se comenzarán en dos o
tres dias la alimentación parenteral.
Valoración de la gravedad
Los llamados signos clínicos de gravedad (taquicardia mayor de 140 lat/min; presión
arterial menor de 90 mm Hg; signo de Cullen o de Grey-Turner) tienen escaso valor
pronóstico.
Los criterios de Ranson combinan 11 datos recogidos al ingreso y durante las primeras
48 horas. Cuando están presenctes 3 o más de los siguientes criterios en el momento de
la admisión, puede predecirse un curso grave, complicado por necrosis pancreática.
Al ingreso:
1. Mayor de 55 años
2. Leucocitosis > 16.000/mm3
3. Glucemia >200 mg/dL
4. Déficit de bases > 4 mEq/L
5. LDH sérica >350 UI/L
6. AST >250 UI/L
La presencia de:
0 – 2 signos – ataque leve;
3 – 6 signos – ataque grave;
7 signos – ataque fulminante.
Tasa de mortalidad:
- 0 a 2 – 1%
- 3 a 4 – 16%
- 5 a 6 – 40%
- 7 a 8 – 100%
Evolución ulterior
Pancreatitis edematosas
En estos pacientes se mantiene en reposo el tubo digestivo, se coloca un plan de
hidratación amplio. El cuadro se va atenuando con el correr de los días, desaparece el
dolor y la amilasa y la lipasa se normalizan. Si hay litiasis biliar se aconseja la operación
laparoscópica (colecistectomía) luego del 7mo día para evitar que ocurran nuevos
episodios ulteriores de pancreatitis. No requieren alimentación parenteral y suelen irse de
alta luego de probar la tolerancia oral a los 9 a 10 días de su ingreso.
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Pancreatitis necrohemorrágica
Esta es una pancreatitis grave y de muy mal pronóstico sobre todo en mayores de 50
años.
Forma fulminante: un grupo de pacientes alrededor del 10% presentan desde el
comienzo una evolución grave y catastrófica que los lleva a la muerte en pocas horas. El
deceso ocurre por fracaso de múltiples órganos desencadenado por la activación de
mediadores inflamatorios sistemicos a partir del cuadro pancreático. Se produce distress
respiratorio del adulto, encefalopatía pancreática, insuficiencia renal aguda oligúrica y
coagulación intravascular diseminada. Es común la digestión de la pared anterior del
retroperitoneo con volcado del material pancreático al peritoneo (ascitis pancreática). La
absorción sistémica del material inflamatorio y enzimatico acelera el pronóstico ominoso.
El 90% restante que no tiene una forma fulminante tiene sin embargo cierto toque o
compromiso leve de múltiples órganos que se manifiesta en elevación de la uremia y de la
creatininemia, disminución de la PaO2, alteraciones de las pruebas de coagulación. Ello
retorna a la normalidad luego de 7 días.
A partir de allí sobreviene un periodo de calma durante el cual el paciente persiste en
Terapia Intermedia y se coloca una vía central para alimentación parenteral. El paciente
no tiene más dolor, se normalizan las enzimas y se siente bien y tiene apetito, sin
embargo se le debe explicar que esta calma aparente sufrirá modificaciones luego de dos
semanas por lo cual debe permanecer internado.
A partir de este punto dividimos a los pacientes en dos grupos:
a) Grupo con evolución satisfactoria: luego de dos semanas el magma de necrosis e
inflamación pancreático comienza a organizarse formando pseudoquistes con una pared
que contiene al material enzimático y necrótico. Los pseudoquistes pueden ser uno o
múltiples y tienden a acumular líquido y aumentar de tamaño. Su evolución no es pareja
en el tiempo, puede madurar un pseudoquiste más que los otros. La aparición de los
pseudoquistes va asociada a la reaparición del dolor abdominal y a la nueva elevación de
las enzimas. Los riesgos que corre el paciente al formarse los pseudoquistes son: a) que
se perfore al peritoneo y se produzca una reactivación aguda b) que se pegue a órganos
intraabdominales y se forma una fistula pancreática a dichos organos (colon, intestino,
estómago) c) que se infecte y se forme un absceso con fiebre, y leucocitosis.
Para la detección y para el seguimiento de los pseudoquistes el paciente debe ser
tomografiado cada 3 días. Cuando el pseudoquiste alcanza un tamaño considerable o
cuando está infectado debe ser drenado, el drenaje puede efectuarse mediante una
cirugía o bajo control tomográfico. Como la maduración de los pseudoquistes no es
sincrónica pueden requerir varios procedimientos de drenaje en el tiempo; Todo el
proceso suele extenderse por uno a dos meses.
Puede producirse pseudo aneurismas pancreáticos cuando se produce la erosión de un
vaso sanguíneo importante por la compresión de un pseudoquiste. Las más afectadas son
la arteria hepática y la esplénica. Puede producirse shock por hemorragia en el
pseudoquiste y dolor por su dilatación brusca; y si éste tiene comunicación con el
conducto pancreático puede producirse una hemorragia digestiva alta de origen
pancreático (hemosuccus pancreático)
También son manifestaciones tardías de la enfermedad las necrosis grasas subcutáneas
a distancia, generalmente en extremidades inferiores, con aspecto similar al eritema
nudoso o a la paniculitis supurada.
Mientras tanto el paciente continúa siendo alimentado por alimentación parenteral y puede
presentar complicaciones sépticas por el catéter a permanencia.
Si todo el proceso anterior es superado (muchos pacientes sucumben por sepsis)
finalmente llegamos a una situación de un páncreas destruído, con destrucción de los
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islotes de Langerhans, y el paciente se torna diabético requiriendo insulina de por vida.
Además la falta de enzimas pancreáticas provoca un síndrome de malabsorción con
esteatorrea que debe ser tratado con enzimas pancreáticas orales. Cuando el paciente
retoma la alimentación oral se retira la alimentación parenteral y puede ser externado.
Grupo con evolucion no satisfactoria: en este grupo lo que puede ocurrir es que un
germen invade el magma pancreático de necrosis, hemorragia y enzimas antes de que se
formen los pseudoquistes. Ello provoca un proceso séptico retroperitoneal descontrolado
y sin límites claros ya que el páncreas carece de cápsula. La infección se extiende hacia
atrás, abajo y arriba por el retroperitoneo y no puede ser controlada con antibióticos y
difícilmente con cirugía. Estos enfermos fallecen casi todos. Para evitar esto se utilizan
actualmente en las pancreatitis necrohemorrágica antibióticos como el imipenem 500 mg
cada 8 hs que brinda buena cobertura contra gram negativos y anaerobios.
La otra complicación mortal es que el magma pancreatico en su avance puede digerir la
pared de un vaso sanguíneo de gran calibre y provocar una hemorragia interna severa
con shock hipovolémico y muerte.
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