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Pensar sobre la libertad de expresión en las redes sociales es como juntar a un montón de
personas en una serie de salas, la mayoría sin pleno control de quiénes están en ella, y ser gritado por
todas ellas casi al mismo tiempo. Es cierto el hecho de que la información está siendo pasada hacia ti,
pero la realidad es que tu percepción y entendimiento de la misma estarán condicionadas a quienes estén
más cerca, griten con más fuerza, y en cierta medida de quien escuches la información más interesante
para tus oídos. No puedes saber si todo lo que te gritan es cierto o no, ya que para saberlo tendrías que
pararte a escuchar una idea, retenerla, salir de la sala, comprobarla con las autoridades y entidades
pertinentes, y volver entonces a la sala. Pero para cuando llegues, la discusión probablemente se haya
distorsionado en gran medida, perdidas las palabras en el aire y sin forma alguna de controlar quién tiene
derecho a hablar de un tema y quién no.
Al momento de intentar establecer una ruta hacia la felicidad para el ser humano en general, nos
damos cuenta de que las opiniones sobre sus propiedades y cómo alcanzarla difieren de persona a
persona, de pensador a pensador, y cambia mucho a lo largo de los años. Este tópico no es uno en el que
quepa la opinión objetiva de la ciencia, independientemente de la rama que sea, ya que nos damos
Redacción de argumentos mediante ejemplos, por analogía y de autoridad
cuenta que este no es su área de estudio. Por ende nos vamos a la opinión de pensadores y filósofos,
teniendo en un extremo la de San Agustín de Hipona, quien, resumiéndolo todo en su famosa frase “ama
y haz lo que quieras” nos decía que el camino a la felicidad tenía como pavimento el amor, y que con
solo eso podíamos hacer lo que queramos porque con amor la felicidad es posible, siendo uno feliz con
amor (Villanova, p. 1). Por otro lado tenemos a Buda (nombre real Siddharta Gautama), quien nos decía
en base a lo investigado por Harari (2011) que la búsqueda de la felicidad es inútil y un completo
despropósito, ya que nunca se va a alcanzar un estado de completa felicidad, de la misma forma que
resulta infructuoso el estar triste, ya que no consigue aportar nada aparte de dolor. Buda nos dice que
solo a través de la búsqueda de la paz interior y el abandono de los placeres terrenales se consigue estar
en armonía con el todo que nos rodea.
Redacción de argumentos mediante ejemplos, por analogía y de autoridad
Bibliografía:
Watson, P. (2005). ideas a history of thought and invention from fire to freud.
from https://www.jstor.org/stable/j.ctv233msg.6?seq=8#metadata_info_tab_contents.