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Ideas para superar los días grises

Por Rafael Zavala


Gerente General
Laborum Perú
Tristeza La depresión es hoy uno de los males más comunes en el mundo.
Nadie puede decir que no le tocará. Y es que estar vivo es muchas veces
doloroso. Depresión es muchísima tristeza. Es como que el infierno te cayera
encima. Es una manera más lenta de estar muerto, decía Andrew Salomón en
su charla en TED. Y está muy cerca a nosotros, ya que o nos ha pasado o
tenemos un amigo cercano o familiar.
¿Cómo darle la vuelta y pasar la página? Entrevisté a muchas personas para mi
2do libro, psiquiatras, psicólogos, profesores de Gobierno de personas y sobre
todo, mi fuente más valiosa, a personas como tú o como yo, que han vivido
dificultades en carne propia, para saber que hicieron para salir adelante.
Primero reconocerla. No transformas una realidad que niegas. Los que niegan
que tienen depresión son los que irónicamente no sanan de ella. No pensar en
la depresión la hace más fuerte. Reconocer no estar bien es el primer paso
para crecer. Sin embargo, no basta con conocer las reglas de juego, para ganar
hay que jugar bien el partido.
No es suficiente con saber la ruta del camino, hay que correrlo, y muchas veces
con mentalidad de maratonista, sabiendo que son muchos kilómetros, y que
en éstos habrán caídas y tropiezos y se trata de saber gestionarlos. Es allí
donde afloran los valores que hemos sembrado antes: resiliencia (capacidad
para soportar golpes y salir fortalecido), esfuerzo, optimismo, perseverancia y
paciencia, ya que todo pasa.
Leía a Santiago Alvarez de Mon, profesor del IESE que en su libro escribe sobre
estos dos casos. El primero es el de Andrea Bocelli, a los 12 años, a causa de
una rara enfermedad y un pelotazo en la cara accidental, se quedó ciego. El
mismo Bocelli comenta en su libro autobiográfico: The music of silence,
”Curiosamente la naturaleza, mientras me quitaba algo valiosísimo, la vista,
me daba otro regalo, la música. Con una mano soltaba algo tan querido como
la visión, pero con otra agarraba fuerte una muleta y una compañera
inestimable, la música, otra forma de “ver”. Muchos de los logros de Bocelli se
han dado gracias al coraje y persistencia de un hombre que aprendió a mirar
de otra manera.
El 2do caso, John de Zulueta, exitoso empresario español, amante del deporte,
es paralizado por una garrapata que le picó. Sin embargo, en lugar de
deprimirse aprendió y grabó enseñanzas valiosísimas. En una entrevista él
dice: “Cuál es tu primera reacción cuando te dicen que vas a vivir en una silla
de ruedas por culpa de la picazón de una garrapata?. Al principio te preguntas,
¿como me ha pasado esto? ¿Por qué a mi, habiendo sólo dos o tres casos por
año? Ha sido porque la vida me ha tratado tan bien y ahora tengo que pagar
el precio justo?” A pesar de su justificable reacción, supo salir adelante. No se
amilanó sino por el contrario, salió fortalecido, se dio cuenta que lo que piense
o se lamente no iba a cambiar para nada su destino, sin embargo, si lo iba a
cambiar la actitud que tomara sobre el hecho puntual, es por ello que cambió
“el chip” hacia uno positivo, y su vida cambió significativamente.
Uno siempre tiene días o meses tristes pero que nuestra tristeza no sea como
la de aquellos que no tienen esperanza. La angustia, la soledad, la frustración,
la desesperación son la expresión de un mundo que ha perdido la esperanza.
Y vivir sin esperanza es condenarse al vacío. Nace el vacío cuando muere la
esperanza escribió Leonardo.
Sobreponerse no es fácil, los tratamientos no son perfectos. ¿Así que tomas
estas pastillitas y eres feliz? Pues no, la verdad es que la felicidad no te la da el
Prozac sino la tranquilidad de conciencia de saber que estás haciendo lo
correcto. La superan los que se caen pero tienen las agallas para levantarse,
para llenarse el día de actividades que no dejen espacio para estar tristes. Lo
contrario a la depresión no es la felicidad sino la vitalidad.
Decía un santo de nuestros días que parece mentira que se pueda ser tan feliz
en este mundo donde muchos se empeñan en vivir tristes, porque corren tras
su egoísmo, como si todo se acabara aquí abajo! No se trata de combatir
contra enemigos de fuera sino de una guerra personal contra las propias
claudicaciones. Decía Aristóteles: “Considero más valiente al que conquista sus
deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la
victoria sobre uno mismo”.

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