Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Clarín, 1998
1
– Después de la bomba atómica y de la posibilidad del holocausto,
todo es distinto. Hoy también la medicina deshumanizada muestra el
camino de la eugenesia, o sea la manipulación del hombre antes del
nacimiento, y la lógica de la eugenesia lleva a la lógica del genocidio.
– Usted, como científica, cada vez que produjo un nuevo avance, ¿tuvo
claro desde el principio si viola o no la ética?
– Sí, porque se me fue haciendo claro con la reflexión y la experiencia.
Cuando desarrollé en 1982 mi innovación – la biopsia de placenta
(coriónica) –, que permite hacer el diagnóstico prenatal a los dos meses
de embarazo para prevenir enfermedades graves, métodos que tenían
aplicaciones muy precisas, vi al poco tiempo cómo esa técnica se
empezaba utilizar para determinar tempranamente el sexo en
embarazos normales y eliminar al feto en el caso de que fuera del sexo
femenino. Es lo que yo llamo ginecidio.
– ¿Qué hizo entonces?
– Primero me alucinó ver lo que se hacía. Las primeras respuestas que
obtuve de algunos científicos fueron cínicas: “Si vos no hacías la
innovación, la hacía otro”. Entonces prácticamente me negué a
intervenir en las aplicaciones. Mi trabajo es investigación básica y esta
fue la primera vez que hice una innovación que tiene una aplicación
práctica. Una vez que la hice, cerré el tema y pasé a otro, y trabajé –
trabajo – en inmunología de la reproducción. Aquella innovación había
sido impulsada por una finalidad noble: es una técnica útil para detectar
ciertas enfermedades hereditarias muy graves, las cuales se pueden
prever porque los padres traen una historia clínica precisa, casos en la
familia…
– ¿Es una técnica más riesgosa?
– Es un poquito más riesgosa que la punción abdominal que se hace
en la mitad del embarazo. La técnica que desarrollo presenta quizás el 1
o 2 por ciento más de riesgo y permite hacerla ya a las 8 semanas del
embarazo. En medicina la ética reclama que un riesgo que se asume sea
escaso en relación con el peligro que se quiere evitar. Que el remedio no
sea peor que la enfermedad. Entonces, ese 1 por ciento de riesgo se
justifica en relación con ciertas enfermedades graves pero no se
justifica, por ejemplo, para la detección del mongolismo, que puede
hacerse un poco más tarde en el embarazo. Y mucho menos para
conocer el sexo y otras características del bebé.
2