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Juicio No.

17294-2020-00276

SALA ESPECIALIZADA DE LO PENAL, PENAL MILITAR, PENAL


POLICIAL Y TRÁNSITO DE LA CORTE PROVINCIAL DE PICHINCHA

CRISTHIAN ESTEBAN ARGÜELLO HERNÁNDEZ, dentro de la acción ordinaria de


protección que propuse contra el Consejo Nacional Electoral y Otros, a usted digo:

Amparado en el art. 62 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control


Constitucional, dentro del término concedido por esa ley para hacerlo, interpongo para
ante la Corte Constitucional la siguiente acción extraordinaria de protección:

I. CALIDAD EN LA QUE COMPAREZCO:

Comparezco, por mis propios derechos, en mi calidad de afectado, ya que soy víctima
directa de la violación de varios derechos constitucionales producida en la acción
ordinaria de protección que se sustanció con el número de juicio 17294-2020-00276.

II. DECISIÓN JUDICIAL IMPUGNADA Y SEÑALAMIENTO DE LA


JUDICATURA DE LA QUE EMANA LA DECISION VIOLATORIA DE
LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES:

Es la sentencia de lunes 22 de junio del 2020, las 11h49, emitida por la Sala
Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial
de Pichincha, dentro de la acción de protección que se sustanció en esa judicatura con el
número de juicio 17294-2020-00276.

III. CONSTANCIA DE QUE LA DECISIÓN JUDICIAL IMPUGNADA


ESTÁ EJECUTORIADA Y DEMOSTRACIÓN DE HABER AGOTADO
LOS RECURSOS ORDINARIOS Y EXTRAORDINARIOS:

La sentencia de lunes 22 de junio del 2020, las 11h49, de la Sala Especializada de lo


Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial de Pichincha, se
encuentra ejecutoriada; pues, según dispone el art. 99 del Código Orgánico General de
Procesos, norma supletoria en materia constitucional según la disposición final de la
Ley de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, no cabe frente a ella la
interposición de ningún otro tipo de recurso.

Esa sentencia es una decisión jurisdiccional definitiva, pues no resta ningún otro recurso
adecuado y eficaz que pueda ser agotado en contra de ella, según se demuestra a
continuación: (1) no cabe interponer en contra de esa sentencia el recurso de
revocatoria, porque, según el art. 100 del Código Orgánico General de Procesos, una
vez pronunciada la sentencia esta debe mantenerse inmutable; (2) no cabe interponer
recurso de apelación en contra de ella, pues, de conformidad con el art. 256 del
Código Orgánico General de Procesos, este recurso solo cabe contra las sentencias y
autos interlocutorios de primera instancia, siendo la emitida por la Sala de lo Penal de la
Corte Provincial de Pichincha una de segunda instancia; y (3) no cabe interponer
recurso de casación en contra de ella, pues, de conformidad con el art. 266 del Código
Orgánico General de Procesos, este recurso recae únicamente sobre procesos de
conocimiento, es decir, de declaración de derechos, y, según se deduce del art. 42

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numeral 5 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional, la
acción ordinaria de protección no tiene como objeto la declaración de la existencia de
un derecho, sino la protección de uno ya existente.

IV. IDENTIFICACIÓN DE LOS DERECHOS CONSTITUCIONALES


VIOLADOS:

En la sentencia de lunes 22 de junio del 2020, las 11h49, emitida por la Sala
Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial
de Pichincha, se vulneró mediante una serie de omisiones los derechos constitucionales
que, en forma sucinta, enumero a continuación:

1. El derecho a la motivación de las resoluciones de los poderes públicos, previsto


en el art. 75 numeral 7 literal l) de la Constitución; pues, según se demostrará,
esa sentencia: (1.1) por un lado, no hace la más mínima referencia a algunos de
los argumentos que esgrimí como fundamento del recurso de apelación, que fue
resuelto a través de dicha sentencia; y, (1.2.) por otro lado, no cumple con
algunos de los parámetros exigibles por la jurisprudencia constitucional, para el
respeto de ese derecho.

2. El derecho a la seguridad jurídica, previsto en el art. 82 de la Constitución; pues,


según se demostrará, al dar esa sentencia no se ha cumplido con lo exigido a los
jueces por normas jurisprudenciales previas, claras y públicas, al resolver
acciones ordinarias de protección.

3. El derecho a la defensa en la garantía prevista en el art. 76 numeral 7 literal h de


la Constitución, ya que nunca se subsanó las nulidades procesales existentes al
no permitirme conocer ni contradecir las pruebas en base a las cuales se resolvió
en primera instancia mi acción.

4. Consecuencia de todo lo anterior, mi derecho a la igualdad formal ante la ley y


prohibición de discriminación, previsto en el art. 66 numeral 4 de la
Constitución; pues, sin que exista ningún motivo plausible para ello y sin ni
siquiera hacer mención a esos motivos, se ha dejado de aplicar una serie de
normas constitucionales y jurisprudenciales al decidir mi causa, pese a que estos,
según se argumentará, eran claramente aplicables.

5. El derecho a la tutela judicial efectiva, previsto en el art. 75 de la Constitución,


no solo, según se demostrará, debido a la falta de motivación de su sentencia,
sino por no haber dado trámite a mi causa con apego a la normativa vigente.

V. JUSTIFICACIÓN DE LA RELEVANCIA CONSTITUCIONAL DEL


PROBLEMA JURÍDICO Y NECESIDAD DE CORREGIR LA
INOBSERVANCIA DE PRECEDENTES ESTABLECIDOS POR LA
CORTE CONSTITUCIONAL

La acción extraordinaria de protección planteada mediante este escrito, cumple ante


todo con los requisitos establecidos para su admisión en los numerales 2 y 8 del art. 62
de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional. En efecto, en
primer lugar, su relevancia constitucional estriba en la resolución de un problema tan

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grave en la actualidad, como es la precarización laboral en el sector público. En segundo
lugar, según se demuestra a continuación, la acción extraordinaria de protección aquí
presentada, dará la oportunidad a la Corte Constitucional de corregir la inobservancia de
los precedentes establecidos por la propia Corte que se enumera a continuación:

1. Sentencia No. 139-18-SEP-CC, caso No. 1972-17-EP, de 11 de abril del 2018,


relativa a las reglas que deben seguir los jueces al conocer las acciones de
protección.
2. Sentencia No. 001-16-PJO-CC, caso 0530-10-JP, de 22 de marzo del 2016,
relativa a las reglas que deben seguir los jueces al conocer las acciones de
protección.
3. Sentencia No. 048-17-SEP-CC, caso No. 0238-13-EP, de 27 de febrero del
2017, relativa a la vulneración del derecho al trabajo mediante la
desnaturalización del contrato de servicios ocasionales.
4. Sentencia 004-18-SEP-CC, caso No. 0664-14-EP, de 3 de enero del 2018,
relativa a la vulneración del derecho al trabajo mediante la desnaturalización del
contrato de servicios ocasionales.
5. Sentencia No. 296-15-SEP-CC, caso No. 1386-10-EP, de 19 de septiembre del
2015, relativa a la precarización laboral mediante la suscripción sucesiva de
contratos de servicios ocasionales.
6. Sentencia No. 126-12-SEP-CC, caso No. 1593-10-EP, de 10 de abril del 2012,
relativa al derecho a la estabilidad laboral generada con la desnaturalización de
la figura del contrato de servicios ocasionales.
7. Sentencia No. 0009-09-SIS-CC, caso No. 0013-09-IS, de 29 de septiembre del
2009, relativa al otorgamiento de nombramientos provisionales como medida de
reparación ante la vulneración al derecho a la estabilidad laboral producida
mediante la suscripción sucesiva de contratos de servicios ocasionales.
8. Sentencia No. 047-17-SIS-CC, caso No. 0014-15-IS, de 11 de octubre del 2017,
relativa al otorgamiento de nombramientos provisionales como medida de
reparación ante la vulneración al derecho a la estabilidad laboral producida
mediante la suscripción sucesiva de contratos de servicios ocasionales.
9. Sentencia No. 118-17-SEP-CC, caso No. 1295-10-EP, de 27 de abril del 2017,
relativa a la obligación de las entidades del sector público de convocar a un
concurso de méritos y oposición en el que se permita participar al servidor
público al que se le ha renovado sucesivamente los contratos de servicios
ocasionales, a fin de hacer cesar su estado de precarización laboral.
10. Sentencia No. 080-16-SEP-CC, caso No. 0131-09-EP, de 9 de marzo de 2016,
relativa al deber de observancia y aplicación de los precedentes jurisprudenciales
acordes a la causa, como requisito del derecho a la motivación.
11. Sentencia No. 306-15-SEP-CC, caso No. 0409-12-EP, de 16 de septiembre del
2015, relativa al derecho a la motivación.

VI. FUNDAMENTOS DE HECHO E INDICACIÓN PRECISA DE LOS


DERECHOS CONSTITUCIONALES VIOLADOS CON LA DECISIÓN
JUDICIAL:

El 3 de marzo del 2020, interpuse una acción ordinaria de protección, que se sustanció
con el número de juicio 17294-2020-00276, en contra el Consejo Nacional Electoral; a
fin de obtener la tutela judicial frene a la violación por parte de esta entidad, de mis
derechos al trabajo, a la estabilidad laboral, a desempeñar empleos y funciones públicas,

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y, por conexión, a la vida digna, y al acceso a la vivienda. Esta violación de derechos
constitucionales, según sostuve en mi demanda, se produjo debido a una acción de esa
entidad pública. Esa acción consistía en la notificación de la terminación de la relación
laboral que mantuve con esa entidad bajo la modalidad de contrato de servicios
ocasionales de forma ininterrumpida a lo largo de seis años, mediante el Memorando
Nro. CNE-CNAFTH-2020-0311-M de 28 de febrero del 2010, suscrito por el Lic.
Eduardo Bladimir Franco Enríquez. Coordinador Nacional Administrativo Financiero y
de Talento Humano del Consejo Nacional Electoral.

Esa acción ordinaria de protección fue conocida en primera instancia por la jueza de la
Unidad Judicial Penal con sede en la parroquia Iñaquito del Distrito Metropolitano de
Quito, provincia de Pichincha, Campaña Terán Paola Viviana; quien, mediante
sentencia de 19 de mayo del 2020, la negó. Interpuesto el recurso de apelación de esta
providencia mediante escrito de 2 de junio del 2020, el mismo fue conocido y resuelto
mediante la sentencia de 22 de junio del 2020, por la Sala de lo Penal, Penal Militar,
Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial de Pichincha. En esta última sentencia,
se produjo las violaciones a mis derechos constitucionales que enumero a continuación:

1. Violaciones a mi derecho a la motivación:

Las violaciones a mi derecho a la motivación en la sentencia materia de esta acción de


protección, tuvieron lugar a causa de dos omisiones, que describo a continuación.

1.1.Falta de pronunciamiento sobre los argumentos esgrimidos en mi defensa, al


interponer mi recurso de apelación.

En el escrito de martes 2 de junio del 2020 con el que interpuse el recurso de apelación
de la sentencia que resolvió en primera instancia mi acción ordinaria de protección,
expuse en el acápite segundo los argumentos a los cuales contraje mi recurso. En ese
acápite que contiene el siguiente título: “II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS”; se
expone los argumentos de mi recurso, con ayuda de sangrías y empleando negrillas,
bajo la siguiente numeración: “(1.1.1)”, “(1.1.2)”, “(1.2.1)”, “(1.2.2)”, “(2.1)”, “(2.2)”, y
“(3)”; y, en tanto tienen rasgos en común, se agrupa algunos de ellos bajo los numerales
más omnicomprensivos: “(1.1)” y “(1.2)”. Cada uno de estos argumentos, según se
afirma en el escrito de interposición del recurso de apelación, expone los “errores in
judicando e in procedendo” que justificarían que se revoque la sentencia de primera
instancia y se de una distinta en segunda instancia. De allí precisamente la numeración.
Para interponer ese recurso, previamente tuve que, debido al desorden expositivo de la
sentencia de primera instancia, enumerar de una forma semejante los razonamientos que
había empleado la jueza a quo. Debido a esa falencia, solamente esto me permitiría
ejercer mi derecho a la defensa oponiendo, por ejemplo, al razonamiento de la sentencia
número 1, argumentos número 1.1.1, 1.1.2, 1.2.1, y así sucesivamente.

Pese a que son siete los argumentos que empleé al formular mi recurso de apelación –
argumentos: “(1.1.1)”, “(1.1.2)”, “(1.2.1)”, “(1.2.2)”, “(2.1)”, “(2.2)”, y “(3)”-, en la
sentencia de 22 de junio del 2020, de la Sala de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y
Tránsito de la Corte Provincial de Pichincha, solo se hace referencia a uno de ellos.
Sorprendentemente, al finalizar el numeral 4.3 del considerando “CUARTO” de esta
sentencia, luego de exponer los antecedentes, dice el Tribunal ad quem:

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“…el accionante limita su recurso a una presunta falta de motivación de la
decisión, por no haberse considerado todas las Resoluciones de la Cote
Constitucional que ha citado a lo largo del proceso, afirmando que esa presunta
omisión, se constituye en “error in procedendo”, de la sentencia, que la hace
objeto de revocación por el superior y de declaración de “error esencial” a la
Juez que lo emitió” (el énfasis me pertenece).

Esa delimitación de los argumentos de mi recurso -arbitraria en tanto que reñida con la
realidad- dio lugar a que el Tribunal ad quem omita pronunciarse sobre todos los que
había expuesto como fundamento de mi recurso. Tras sostener que solamente expresé
un único y exclusivo motivo, se limita a analizar el mismo en todas y cada una de las
páginas que la integran. La sentencia deja así de lado, injustificadamente, el resto de
motivos a los que -según dije: enumerando, y haciendo énfasis para destacarlos con
negrillas y sangrías-, había contraído mi recurso.

El Tribunal ad quem solo analiza en su sentencia, uno de los argumentos de mi recurso:


la alegada falta de motivación de la sentencia de primera instancia; y deja de lado todos
los restantes, que también había expuesto como fundamento de mi recurso de apelación.
Es lamentable que el Tribunal de alzada omita pronunciarse sobre esos argumentos de
mi recurso, pese a reconocer expresamente al final del párrafo sexto del considerando
“QUINTO” de su sentencia, que el único argumento al que en ella se hace referencia, es
“la afirmación esencial de la apelación”, o sea, que no es la única.

En forma expresa afirma ese Tribunal en el considerando “SEXTO” de su sentencia


luego de referirse solo a uno de los argumentos de mi recurso de apelación, y antes de
resolver, “por lo expuesto y sin que sean necesarias otras disquisiciones”. Es decir, que
habiendo tenido conciencia de que existía no solo uno sino varios argumentos para la
apelación, el Tribunal entiende, sin más, bastar pronunciarse sobre uno de ellos y no
sobre todos; esto constituye verdaderamente un acto ilegal pues, según disponen los
arts. 9 y 23 del Código Orgánico de la Función Judicial, los jueces se deben pronunciar
“siempre” respecto de las pretensiones de las partes procesales.

Y bien, el Tribunal ad quem, no se pronuncia en ningún lugar de la sentencia materia de


esta acción extraordinaria de protección, sobre los argumentos en los que también había
yo fundamentado mi recurso, y paso a relacionar a continuación:

a) En el numeral “(1.1)” de mi recurso, alegué, en primer lugar, que la sentencia de


primera instancia: “(1.1.1) inaplica disposiciones legales expresas que regulan
las relaciones laborales en el servicio público, e inobserva otras que son
relevantes para la resolución del caso, relativas a la interpretación en materia
constitucional, a las finanzas públicas y a la valoración de la prueba”. Entre
otras cosas dije al sostener este aserto: que la valoración de los hechos de la
jueza de primera instancia, estaba en franca tensión con varias disposiciones del
Código Orgánico de Planificación y Finanzas Públicas, con el art. 60 de la Ley
Orgánica de Servicio Público (LOSEP), y el art. 11. 5 de la Constitución. Pese a
esto, el Tribunal ad quem omite pronunciarse en su sentencia al respecto; nada
dice sobre si concuerda o no con este argumento, encontrando o no en él
fundamento para mi apelación; en ningún momento se hace siquiera mención a
estas disposiciones legales, pese a mi insistencia de que era importante tomarlas
en cuenta al resolver mi acción ordinaria de protección.

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En el numeral “(1.1)”, argumenté en segundo lugar que la sentencia de primea
instancia “(1.1.2) no valora adecuadamente el material probatorio constante
en los autos”. A breves rasgos, sostuve que la valoración de la prueba en que se
había basado su decisión, no era la debida conforme a lo dispuesto por el art. 60
de la LOSEP. Nada dijo el Tribunal ad quem en su sentencia, sobre si a la luz de
esa disposición legal esa valoración era correcta o incorrecta.

Ambos argumentos habían sido agrupados dentro de un solo numeral –el


“(1.1)”-, pues, según sostuve en el escrito de interposición de mi recurso, tenían
en común el constituir errores in judicando que condujeron a que en la sentencia
de primera instancia, se inaplique una serie precedentes jurisprudenciales que
había citado desde el momento en que plantee mi demanda.

b) En el numeral “(1.2)” de mi recurso, por otro lado, alegué, en primer lugar, que
la sentencia de primera instancia: “(1.2.1) inaplica disposiciones legales y
reglas de interpretación constitucional”. Entre otras cosas, argüí que la jueza a
quo había hecho en esa sentencia una interpretación de normas constitucionales,
que las utilizaba para justificar la violación de los derechos que ellas mismas
reconocían, pese a estar esto prohibido por los instrumentos internacionales de
derechos humanos, y en franca tensión con el principio pro homine previsto en
la Constitución. Sin embargo, nada dijo el Tribunal ad quem en su sentencia,
sobre si era verdad o no que la norma constitucional había sido utilizada contra
sí misma, para justificar su propia violación.

También argumente en el numeral “(1.2)”, que la sentencia de primera instancia


“(1.2.2) no motiva adecuadamente su sentencia”. En mi recurso explicaba que
esa falta de motivación se debía a que en los razonamientos en base a los cuales,
la jueza a quo concluyó que no existía violación del derecho a desempeñar
empleos y funciones públicas, se había incurrido en “la falacia conocida como
correlación coincidente o causalidad falsa, y que se suele referir con el latinajo:
post hoc, ergo propter hoc”. Es decir, sostuve que al no haberse cumplido con el
parámetro de la lógica exigido por la jurisprudencia constitucional, no se había
motivado la sentencia al afirmar que no existía violación a ese derecho. No
obstante, en ningún lugar de su sentencia el Tribunal ad quem razona sobre la
existencia o no de la alegada falacia, y, así, sobre la existencia o no de la falta de
motivación que yo había alegado como fundamento de mi recurso.

De hecho, sorprende que en el párrafo quinto del considerando “QUINTO” de su


sentencia, pese a que sí había sido uno de los argumentos en que se fundó mi
recurso de apelación, el Tribunal ad quem afirme, como justificando su falta de
pronunciamiento al respecto, lo siguiente:

“…tampoco se ha limitado el derecho al trabajo y a desempeñar


funciones públicas del accionante, tal y como lo analiza de forma
detallada la Jueza A quo, argumentos que no han sido objeto de la
impugnación, que se limita a la falta de motivación y “error in
procedendo”, por no haberse analizado y considerado toda la cita
jurisprudencial del accionante” (el énfasis me pertenece).

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En fin, ambos argumentos -el “(1.2.1)” y el “(1.2.2)”- habían sido agrupados en
el numeral “(1.2)”, por cuanto tenían en común ser errores in judicando que
habían conducido a la jueza a quo a considerar que no existe la violación de los
derechos alegados al plantear mi acción.

c) Como argumento “(2.1)”, en mi recurso de apelación sostuve lo siguiente: “la


jueza a quo considera que existen otras vías judiciales adecuadas y eficaces
para obtener la tutela que pretende mi acción, porque inaplica precedentes
jurisprudenciales vinculantes y obligatorios, dándome un trato
discriminatorio”. Al hacerlo argüí que la afirmación de la jueza a quo de que yo
debía haber acudido a la justicia administrativa y no a la constitucional, estaba
reñida con lo decidido por la Corte Constitucional frente a un caso semejante al
mío, en su fallo No. 1754-13-EP/19, de 19 de noviembre del 2019. Sin embargo,
el Tribunal ad quem no se pronunció en momento alguno al respecto. Ninguna
parte del texto de su sentencia, hace siquiera una remota referencia a ese fallo de
la Corte Constitucional, analizando su pertinencia o no para el caso juzgado en
segunda instancia. Pese a haber sido alegada como fundamento de mi recurso de
apelación esa pertinencia, nada se dice al respecto

d) El argumento “(3)” de mi recurso de apelación fue que la sentencia de primera


instancia se había dado en “franca, alarmante y deplorable infracción de las
disposiciones relativas al debido proceso y la valoración de la prueba”. De este
modo acusaba ante el Tribunal ad quem el cometimiento de cuatro errores in
procedendo por parte de la jueza a quo, a la espera de que los corrijan. Dos de
ellos eran errores realmente graves.

El primer error fue, haber omitido en su sentencia la extensa valoración de la


declaración de parte que rendí en audiencia como prueba, pese a su obligación
legal que tenía de hacerlo. El segundo error consistía en haber admitido como
prueba un informe técnico signado con el No. 316-CNE-DNTH-J-2020 de 30 de
abril del 2020, realizado en cumplimiento de una comisión librada por la propia
jueza a quo; pese a que dicha prueba había sido ilegalmente practicada, ya que
no se había respetado lo ordenado por el art. 16 de la Ley Orgánica de Garantías
Jurisdiccionales y Control Constitucional (LOGJCC): ante todo, que la persona
que suscribió ese informe no fue la misma a la que había comisionado la jueza
de primera instancia, sino un tercero. El tercer error consistía en una indebida
valoración de esta última prueba. En tanto al librar la comisión previamente
referida lo ordenado por la jueza de primer nivel había sido que los
comisionados aporten ciertos documentos, al no haber sido aportados estos
documentos ella no podía haber dado por cumplida la comisión, sino aplicado el
art. 16 de la LOGJCC sobre la inversión de la carga de la prueba. Finalmente, el
cuarto error, el más grave de todos, fue que no se me había permitido tener
acceso a la prueba en base a la que se decidió la causa, para ejercer mi derecho a
la defensa contradiciéndola. En el informe técnico signado con el No. 316-CNE-
DNTH-J-2020 de 30 de abril del 2020 se decía que se incorporaba como anexo
de sus trece fojas, todos los contratos que había celebrado con el Consejo
Nacional Electoral; sin embargo, en ningún momento se me permitió tener
acceso a esos contratos sino tan solo con las trece fojas de dicho informe. Al
fallar la jueza a quo dijo expresó que valoró 117 folios de documentos aportados
como prueba por el Consejo Nacional Electoral, los mismos que se encontrarían

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adjuntados al proceso desde fojas 62 a 179; sin embargo, a mi únicamente se me
había permitido conocer y contradecir, trece fojas del informe antes mencionado.

Y bien, la sentencia del Tribunal ad quem no contiene la más mínima mención a


estos cuatro errores in procedendo. Nada se dice acerca de esto argumentos de
defensa a los que contraje mi recurso.

La falta de pronunciamiento sobre los argumentos previamente detallados en que había


fundado mi recurso de apelación, supone una violación a mi derecho a la motivación
por parte de la sentencia de 22 de junio del 2020, las 11h49, de la Sala Especializada de
lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial de Pichincha. Y
es que, según ha sostenido la Corte Constitucional en páginas 6 a 7 de su sentencia No.
306-15-SEP-CC, caso No. 0409-12-EP, dictada el 16 de septiembre del 2015, entre
otras cosas:

“La motivación (…) implica hacer referencia a los argumentos esgrimidos


durante el proceso”.

Si, según afirma la doctrina, “La garantía de motivación (…) demanda (…) que el juez
muestre cuál fue el camino recorrido, el itinerario seguido para arribar a la decisión”;1
una sentencia que resuelve un recurso de apelación, naturalmente debe hacer mención a
la procedencia o no de los argumentos por los que se pide que se revoque la sentencia
de primera instancia, y que permitieron resolver ese recurso afirmativa o negativamente.

1.2. Falta de pronunciamiento sobre la aplicabilidad al caso de precedentes


jurisprudenciales alegados, y de cumplimiento de los parámetros de la lógica y
la comprensibilidad.

En el párrafo sexto del considerando “QUINTO” de su sentencia, el Tribunal ad quem


emprende una verificación de la “adecuación al caso y pertinencia” de una serie de
precedentes jurisprudenciales, que yo había citado como fundamento de mi acción y
cuya inaplicación fue uno de los argumentos en la interposición de mi recurso de
apelación. Sin embargo, lo hace de una forma, que de ningún modo puede ser
respetuosa de mi derecho a la motivación, ni, incluso, al principio dispositivo.

En primer lugar, en su sentencia el Tribunal ad quem escoge en forma extremadamente


libre, los precedentes jurisprudenciales que serán objeto de ese análisis de adecuación al
caso y pertinencia. Tan libre es esa selección, que el Tribunal ad quem (1.2.1) no solo
omite pronunciarse acerca de la aplicabilidad del principal precedente jurisprudencial
que había leído textualmente en audiencia mi abogado, y transcrito en mi propio recurso
de apelación solicitando que sea tomado en cuenta al resolver la causa; sino que incluso,
(1.2.2) se pronuncia sobre la aplicabilidad de algunos cuya falta de aplicación no había
sido alegada en ningún momento como argumento de mi recurso de apelación, sino en
el alegato de cierre rendido por mi abogado en audiencia única. Es más, al valorar estos
precedentes no se refiere a ellos con el mismo sentido que los había empleado en
audiencia mi abogado, sino uno totalmente distinto; de este modo, el Tribunal ad quem
termina pronunciándose sobre cualquier cosa, menos sobre los argumentos en que se
basaba mi recurso de apelación.
1
RUIZ, Alfredo; AGUIRRE, Pamela; ÁVILA, Dayana (Eds.), Desarrollo jurisprudencial de la primera
Corte Constitucional, Quito: Corte Constitucional del Ecuador, 2017, p. 105

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(1.2.1) Luego de referirme a él en forma extensa en el anverso de la primera
página de mi escrito de apelación, alegué como argumento en la interposición de
ese recurso, que la jueza de primera instancia no había considerado al resolver la
causa la sentencia No. 048-17-SIS-CC, caso No. 0238-13-EP, de 22 de febrero
de 2017. Esto pese a que, según expliqué en dicho escrito, esa sentencia era
evidentemente aplicable al resolver la causa. Pese a esto, en su sentencia el
Tribunal ad quem no incluye este precedente en su análisis de adecuación al caso
y pertinencia. Esta falta de pronunciamiento constituye una violación a mi
derecho a la motivación, según se puede despender de la reciente sentencia No.
1035-12-EP/20, caso No. 1035-12-EP, de 22 de enero de 2020, de la Corte
Constitucional. Aquí la Corte sostuvo en el considerando número 20:

“Cabe aclarar que un precedente horizontal no vinculante puede


esgrimirse, no obstante, como argumento por las partes con finalidad
persuasiva, correspondiendo al juez o tribunal pronunciarse sobre tal
argumento, cuando sea relevante en el debate procesal. Lo mismo
ocurre con el precedente vertical cuando este no es vinculante, es decir,
cuando no existe una norma jurídica que le atribuya esta calidad”.
(énfasis añadido)

Esto, aunque no lo mencione la Corte, es una exigencia del derecho a la


motivación. La semejanza o distinción entre el caso que motivó el precedente
jurisprudencial y el caso sometido al conocimiento de un juez o tribunal,
naturalmente determina que sea o no norma para la resolución de dicho caso. Y
aunque el juez o tribunal es libre de encontrar los mejores argumentos que le
lleven a concluir sobre la posibilidad de aplicación de esta norma, tiene la
obligación de expresarlos en su sentencia a fin de que esta se encuentre
debidamente motivada, cuando dicha norma ha sido alegada por las partes
procesales. Si, según se dijo anteriormente, la motivación exige que el juez
“muestre cuál fue el camino recorrido, el itinerario seguido para arribar a la
decisión”;2 y las partes procesales le sugirieron tomar otros caminos, para
motivar la sentencia el juez debe decir por qué optó por el primero y no por los
demás.

El segundo precedente jurisprudencial cuya inaplicación por parte de la


sentencia de primera instancia fue alegada en mi recurso de apelación, fue la
sentencia No. 0009-09-SIS-CC, caso No. 0013-09-IS, de 29 de septiembre del
2009. Aunque el Tribunal ad quem sí hizo referencia a este fallo, no cumplió con
los parámetros exigidos para una correcta motivación. Al analizar la
aplicabilidad de esa sentencia, el Tribunal se limita a decir lo siguiente:

“…[La sentencia] 009-09-SIS, adoptada en el caso 0013-09, que se


relaciona al incumplimiento de la Universidad Técnica de Machala, de
una decisión de la Corte Provincial de Justicia del Oro, adoptada con
sustento legal en la derogada Ley Orgánica del Servicio Civil y Carrera
Administrativa (LOSCA), no [es] aplicable al caso”.

2
RUIZ, Alfredo; AGUIRRE, Pamela; ÁVILA, Dayana (Eds.), Desarrollo jurisprudencial, p. 105

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Quedan dudas de si con esto, el Tribunal ad quem sostiene que la sentencia No.
0009-09-SIS-CC no es precedente aplicable al resolver mi acción: (1) porque
tratándose de una sentencia dada en un proceso constitucional en el cual la
entidad accionada fue la Universidad Técnica de Machala, y el mío uno en el
que la accionada es el Consejo Nacional Electoral, no se pude extraer elementos
de la primera para aplicarlos en la decisión de la segunda; o (2) porque siendo
una sentencia sobre una acción de incumplimiento y la que incoé una acción
ordinaria de protección, no pueden extraerse de la primera, elementos para
decidir la segunda; o (3) porque el caso sobre el que trata la sentencia de esa
acción de incumplimiento es relativo a la aplicación de la LOSCA, y el de la
acción ordinaria de protección que incoé guarda relación con la aplicación de la
LOSEP, no pueden extraerse de la primera, elementos para decidir la segunda; o,
finalmente, (4) por todas las razones anteriormente mencionadas. De ningún
modo con esta argumentación se puede haber cumplido con la garantía de la
motivación. De esos argumentos no se puede deducir que esa sentencia No.
0009-09-SIS-CC no sea aplicable al decidir sobre mi acción de protección. Al
emplearlos no se puede haber cumplido con el parámetro de la lógica, que, según
se ha dicho en su sentencia No. 080-16-SEP -CC, caso 0131-09-EP, de la Corte
Constitucional, exige:

“… coherencia entre las premisas expuestas por parte de los juzgadores y


la conclusión final a la cual arriban”.

Por un lado, si bien para que una sentencia sea considerada precedente
jurisprudencial para un supuesto de hecho determinado, se exige que este
supuesto sea análogo a aquel sobre el que se resolvió en dicha sentencia, no se
llega al extremo de exigir identidad entre los sujetos intervinientes en uno y otro
supuesto. Por eso debió resultar irrelevante para el Tribunal ad quem a la hora de
decidir si esa sentencia constituye un precedente jurisprudencial para mi caso,
que en él haya intervenido como accionada la Universidad Técnica de Machala,
mas no el Consejo Nacional Electoral.

Por otro lado, según es sabido, bien pueden extraerse criterios del orbiter dicta
de una sentencia, como fundamento de la pretensión de una acción, como
argumento de un recurso, o, en general, como argumento de defensa; de las
sentencias se cita como fundamento jurídico, no solo los criterios ratio
decidendi. No solo al decidir, sino al hacer razonamientos que conducen a esa
decisión, los jueces crean Derecho. De allí que estos razonamientos puedan ser
alegados, para dar fuerza a los argumentos vertidos en una acción, o, como dice
la sentencia No. 1035-12-EP/20, caso No. 1035-12-EP, de 22 de enero de 2020,
de la Corte Constitucional “…como argumento (…) con finalidad persuasiva”.
Por eso el Tribunal ad quem debió haberse pronunciado también sobre los
razonamientos adoptados en la sentencia No. 0009-09-SIS-CC, aún cuando no
los considere aplicables, según se dijo mantuvo la Corte Constitucional en la
sentencia No. 1035-12-EP/20, y razonar, explicar, en fin, motivar, si estimaba
que esos argumentos tenían relevancia en la resolución de la causa. Esto, sobre
todo, porque al citar la sentencia No. 0009-09-SIS-CC en mi escrito de
apelación, se incluyó una larga cita de los argumentos que se habían vertido en
la misma, arguyéndolos en respaldo de la resolución favorable de mi recurso.

10
Esta sentencia no se citó antojadizamente, tomando como argumentos de mi
propia defensa, lo que habían sido utilizados en ella.

Finalmente, debió resultar irrelevante para el Tribunal ad quem al decidir sobre


la aplicabilidad de la sentencia No. 0009-09-SIS-CC para la resolución de mi
caso, el que aquél que fue materia de dicha sentencia se haya dado en el marco
de la regulación de la LOSCA, y el que es tratado por mi acción ordinaria de
protección haya sido objeto de la regulación de la LOSEP. La sentencia No.
0009-09-SIS-CC proviene de un juez constitucional que discurre acerca de
cuestiones relativas a la vulneración de derechos constitucionales, y fue alegada
para que los jueces del Tribunal ad quem tomen o no esos argumentos de
carácter constitucional al resolver la causa. No proviene de un juez ordinario que
resuelve cuestiones de legalidad, para que otro juez ordinario resuelva una
cuestión de mera legalidad. He acudido a la justicia constitucional pidiendo que
se respeten mis derechos constitucionales, con un fallo que da argumentos para
sostener que en mi caso ellos han sido violados, nunca he pretendido que se me
aplique la LOSCA o la LOSEP. Esto es la muestra más patente de que en
realidad el Tribunal ad quem emplea cualquier recurso para tratar el fondo de esa
sentencia, y, por lo tanto, que no analiza realmente su aplicabilidad a esta causa.

En cualquier caso, por lo demás, el hecho de que no resulte diáfanamente claro


cuál de los cuatro posibles argumentos anteriormente enumerados, fue el que
adoptó el Tribunal ad quem al decidir que esa sentencia No. 0009-09-SIS-CC no
era aplicable a mi caso, demuestra que dicho Tribunal no motivó debidamente su
resolución. Las sentencias requieren para ser motivadas, el cumplimiento del
requisito de comprensibilidad, el cual, según se ha dicho en la sentencia No.
183-17-SEP-CC, caso 1209-EP, de la Corte Constitucional, exige:

“…aptitud de la resolución (…) para ser fácilmente entendida (…)


posibilidad real de que las partes procesales y el conglomerado social
entiendan el razonamiento judicial y puedan evaluarlo, criticarlo,
rebatirlo, defenderlo, en ejercicio de legitimación democrática a través de
la deliberación pública. Ello solamente se logra mediante el uso de un
lenguaje claro y una adecuada construcción semántica y contextual
del fallo”.

No puede ser adecuada la construcción contextual de la sentencia del Tribunal


ad quem, ni claro el lenguaje que emplea; si despierta dudas sobre lo que en ella
se dice, al decidir sobre la aplicabilidad de la sentencia No. 0009-09-SIS-CC al
caso concreto. ¡De ningún modo el lenguaje ambiguo de esa sentencia, puede
permitir a las partes procesales y el auditorio social, evaluar, criticar, rebatir o
defender las decisiones tomadas en ella! Para hacerlo se debería emplear -tal
como he hecho aquí- juegos interpretativos, que, en tanto pueden fracasar en el
intento de descifrar lo que allí se dice, pueden culminar en un ejercicio
deliberativo infructuoso. Y esto, no por mi incuria, sino la de los jueces. En esas
condiciones, todo esmero es vano. Así se extrae la sentencia al escrutinio
público.

11
(1.2.2) Según sostuve, el Tribunal ad quem analiza también en su sentencia la
adecuación y pertinencia de otros precedentes jurisprudenciales, pese a que,
según sostuve, su aplicabilidad no había sido alegada en ningún momento como
argumento al plantear mi recurso de apelación, sino en el alegato de cierre
rendido por mi abogado en audiencia única de primera instancia. Tampoco su
pronunciamiento al respecto, puede haber sido debidamente motivado.

En primer lugar, pese a que previo a hacer ese análisis sobre su aplicabilidad al
inicio del párrafo 6 del considerando “QUINTO” de su sentencia, el Tribunal
sostiene que “...el accionante refiere la no consideración de citas
jurisprudenciales, que a su criterio, le otorgan estabilidad laboral y que serían de
obligatorio cumplimiento y adecuación a su pretensión”, mi abogado defensor
había aducido esos precedentes en el alegato de cierre de la audiencia de primera
instancia para probar “La aplicabilidad de esas medidas de reparación integral a
casos análogos” al mío. Es decir, argumentando la posibilidad de que la jueza a
quo las aplique en forma legítima, porque precisamente su legitimidad había
sido reconocida en esas sentencias por el máximo órgano de justicia
constitucional. Este hecho, por sí solo, demuestra una falta de motivación: de esa
forma el Tribunal ad quem realmente no podría haber estado rebatiendo los
argumentos de mi defensa, sino otros; él se dirige a probar que esos precedentes
no pueden ser utilizados en respaldo de la afirmación de la vulneración de
derechos que he alegado, pese a que mi argumento fue que servirían como
prueba de la aplicación legitima de las medidas de reparación solicitadas.

En segundo lugar, al argumentar sobre la adecuación y pertinencia de estos


precedentes jurisprudenciales no alegados, el Tribunal ad quem incurre en las
mismas falencias acusadas en el numeral anterior. Esto es, no cumple en su
sentencia con los parámetros de lógica y comprensibilidad, requeridos por la
jurisprudencia constitucional para una debida motivación.

- Aduce el Tribunal en el párrafo sexto del considerando “QUINTO” de su


sentencia: La sentencia de la Corte Constitucional “No. 030-18-CC, (…)
adoptada en la causa No. 0290-10-EP, que sienta precedente jurisprudencial
en relación a la remoción de servidores públicos que “hayan ingresado con
nombramiento de carácter permanente, so pretexto de corregir el vicio de
legalidad en el ingreso”; entonces, no es una resolución aplicable al caso”.
Nuevamente el Tribunal ad quem se atiene tan fielmente a la configuración
de los supuestos que suscitaron el fallo citado, exigiendo prácticamente su
identidad con el caso sub judice; Nuevamente omite entrar en el análisis del
fondo de los precedentes alegados, en los argumentos empleados en ellos al
decidir la causa. Si bien es cierto que la sentencia en mención había
considerado especialmente el hecho de que en el caso sobre el que fallaba, al
accionante se le había despedido pese a que ya se le había otorgado un
nombramiento pero viciado por no haber precedido en su otorgamiento un
concurso de méritos y oposición, se reproducen los criterios de la sentencia
No. 048-17-SEP-CC, caso 0238-13-EP, que son de suma importancia para la
resolución de mi caso. Esa sentencia versa sobre el despido de un trabajador
de la alcaldía de Manta, acaecido pese a que el mismo había permanecido
vinculado a dicha institución durante nueve años; la similitud con mi caso,
entonces, se entiende: yo fui despedido pese a haber permanecido en el

12
Consejo Nacional Electoral 6 años. Y bien, en ese contexto en la página 29
de esa sentencia, la razón por la cual se ordena como medida de reparación el
reintegro del accionante a su empleo, es porque:

“…se deprende que no se trataba de un cargo temporal, excepcional ni de


cota duración, sino que la institución contó varios año con el trabajo del
accionante y nunca cuestionó el origen de la relación laboral sostenida,
sino hasta el momento en que se dio el acto presuntamente vulneratorio”.

- También aduce el Tribunal ad quem en los mismos párrafo y considerando


mencionados con anterioridad, que no sería aplicable a la decisión de mi
caso la sentencia “047-17-SIS-CC, adoptada en el caso No. 014-15-IS, que
se relaciona al incumplimiento del Registro Civil, de un decisión adoptada
por la Corte Provincial del Guayas con sustento en la misma LOSCA”. Aquí
realmente no queda claro cuál es el motivo por el que el Tribunal considera
que no es aplicable. De hecho, el pasaje citado se asemeja más a una simple
descripción de los caracteres de la sentencia analizada, y no de los motivos
de su inaplicabilidad al caso que juzga.

Nuevamente he de presumir que el argumento del Tribunal es: (1) que esa
sentencia no es aplicable porque en el caso que ella resolvió la entidad
accionada fue el Registro Civil, y no, como en mi caso, el Consejo Nacional
Electoral; (2) o que no es aplicable porque al tratarse de una acción de
incumplimiento, no se pueden extraer de ella elementos para decidir una
acción ordinaria de protección; (3) o que por haber sido regido ese caso con
la LOSCA y el mío con la LOSEP, no se puede aplicar los razonamientos
empleados para resolverlo al resolver el mío.

En fin, al igual que sostuve anteriormente, la duda acerca de qué es lo que


quiso argumentar el Tribunal, demuestra la falta de comprensibilidad de su
sentencia, y, así, la falta de motivación; y el hecho de que ese caso haya sido
regido por la LOSCA y no por la LOSEP -argumento que con mayor
probabilidad parecería ser el empleado por el Tribunal-, es una cuestión de
mera legalidad que no tiene relevancia en una decisión sobre un asunto
constitucional, siendo así su argumento carente de lógica.

- El argumento del Tribunal sobre la inaplicabilidad de la sentencia 005-13-


SIS-CC, adoptada en el caso 43-12-IS; también parece más describir la
misma, antes que probar su inaplicabilidad. Dice el Tribunal, sin más con ese
propósito: la sentencia “…005-13-SIS-CC, adoptada en el caso 43-12-IS,
también referida al incumplimiento por parte del Instituto Ecuatoriano de
Seguridad Social, de una decisión adoptada por la Corte Provincial del
Guayas”. Nuevamente: el que esa sentencia resolviere una acción en la que
la entidad demandad fue el IESS, no impide que se encuentren elementos
para juzgar mi acción por tener esta como accionada el CNE; el que aquella
sea una acción de cumplimiento, no impide extraer criterios para la decisión
de una acción ordinaria de protección. Los argumentos del Tribunal no
tienen la lógica exigida por la garantía de la motivación.

13
- Finalmente, de una forma que parece más una descripción de sus caracteres,
antes que un argumento sobre su inaplicabilidad, dice el Tribunal, sin más. la
sentencia “0014-15-SS-CC, adoptada en el caso No. 0047-14-IS, referida al
incumplimiento de la Dirección de Salud de Sucumbíos, de la decisión
adoptada por la Tercera Sala del Tribunal Constitucional, en base a la
LOSCA”. Otra vez: el que la accionada en ese caso fuese la Dirección de
Salud de Sucumbíos, no impide el uso al resolver uno en que lo es el CNE; el
que ese caso haya sido regido por la LOSCA, no debería importar al decidir
una cuestión constitucional y no de legalidad; y el que sea una acción de
incumplimiento, no impide traer de ella elementos al resolver una acción
ordinaria de protección. No hay lógica, ni motivación en este argumento.
Asimismo, no queda claro si el Tribunal ad quem utiliza todos, o solo una
parte de estos argumentos. Su resolución no es comprensible; no resuelve
motivadamente.

2. Violaciones a mi derecho a la seguridad jurídica.

Consecuencia de la falta de motivación en la que incurre con esos razonamientos


sucintos la Sala Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la
Corte Provincial de Pichincha, su sentencia de lunes 22 de junio del 2020, las 11h49,
vulnera mi derecho a la seguridad jurídica, previsto en el art. 82 de la Constitución. Este
derecho se fundamenta, según dice el texto constitucional, en el respeto de normas
previas, claras y públicas, incluyéndose aquí, se entiende, las normas jurisprudenciales.
Por lo que se puede entender fácilmente que en dicha sentencia para no vulnerar mi
derecho a la seguridad jurídica, los jueces que la emitieron debían haber respetado lo
ordenado a los jueces en la resolución de las acciones ordinarias de protección, por la
jurisprudencia vinculante y obligatoria de la Corte Constitucional, cuidando que su
resolución sea debidamente motivada, profunda y minuciosa.

Según ha dispuesto la Corte Constitucional en su sentencia No. 139-18-SEP-CC, caso


No. 1972-17-EP, de 11 de abril del 2018:

“..los operadores de justicia en ejercicio de sus competencias como jueces


constitucionales, al resolver acciones de protección, deben en primer lugar,
determinar en forma sustentada y motivada, si los hechos sometidos a su
conocimiento conllevan un contenido constitucional, esto es constatar si lo que
se demanda por el accionante es realmente la tutela y reparación de derechos
constitucionales soslayados (…) para lo cual es imprescindible que se realice
un profundo estudio de la causa y una verificación concreta y minuciosa
respecto a cada uno de los derechos constitucionales que se hayan invocado
dentro de la acción de protección” (pág. 14) (el énfasis es añadido)

Se trata de una regla de carácter erga omnes que la Corte Constitucional dispuso
anteriormente para el conocimiento de las acciones de protección en la sentencia No.
001-16-PJO-CC, caso 0530-10-JP, de 22 de marzo del 2016, del siguiente modo:

“Las juezas y jueces constitucionales que conozcan de una acción de protección


deberán realizar un profundo análisis acerca de la real existencia de la
vulneración de derecho constitucionales en sentencia, sobre la real ocurrencia de
los hechos del caso concreto. Las juezas y jueces constitucionales únicamente,

14
cuando no encuentren vulneración de derecho constitucionales y lo señalen
motivadamente en su sentencia, sobre la base de los parámetros de
razonabilidad, lógica y comprensibilidad, podrán determinar que la justicia
ordinaria es la vía idónea y eficaz para resolver el asunto controvertido” (énfasis
añadido)
No pude ser profundo ni minucioso el estudio contenido en la sentencia del Tribunal ad
quem, sobre la vulneración de los derechos constitucionales a la luz de los precedentes
jurisprudenciales alegados como fundamento tanto de mi acción cuanto de mi recurso
de apelación, pues se limita a analizar las cuestiones que se encuentran en la superficie,
tales como: quién fue la entidad accionada en los precedentes alegados, cuál fue la
naturaleza de la acción constitucional resuelta en ellos, y qué ley regía los casos que
fueron materia de su resolución. Un estudio profundo y minucioso hubiese exigido que
el Tribunal ad quem entre a tratar los razonamientos de dichas sentencias; o, al menos,
rebata por qué lo argumentos que había extraído de ellas para citar textualmente mi
abogado defensor, no podrían ser significativos al resolver mi caso.

3. Violaciones a mi derecho a la defensa.

La Sala Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte


Provincial de Pichincha, tenía la gran oportunidad de hacer respetar mi derecho a la
defensa frente a las violaciones de las que había sido objeto por parte de la jueza de
primea instancia, al resolver mi recurso de apelación en su sentencia de lunes 22 de
junio del 2020, las 11h49. Sin embargo, omitió hacerlo, perpetuando dicha violación. Y
esa omisión no se dio de forma cualquiera, sino haciendo letra muerta de la solicitud
expresa contenida en mi escrito de interposición de ese recurso de apelación, sobre la
cual no se hace ni la más mínima mención pese a haber tenido la obligación de hacerlo.

Nada dijo el Tribunal ad quem sobre las violaciones al debido proceso acusadas en mi
escrito de apelación, y referidas en esta acción de protección anteriormente en el literal
d) del numeral 1.1. No subsanó la nulidad procesal que se había producido en primera
instancia, al haberse resuelto la causa sin permitirme contradecir la prueba presentada
por la accionada, sin correrme traslado con 117 fojas que sí fueron objeto de análisis por
la jueza a quo. No subsanó la nulidad procesal causada al valorar la prueba ilegalmente
practicada por la entidad accionada. Nada dijo frente a estas violaciones al debido
proceso, pese a que en mi escrito de apelación había llamado la atención de esa “franca,
alarmante y deplorable” vulneración. Causa un daño también quien omite socorrer a
quien le presta su llamado de auxilio, y mucho más si tiene el deber de hacerlo. Por eso
el art. 130.1 del Código Orgánico de la Función Judicial, les impone el deber de cuidar
que se respeten los derechos y garantías de las partes procesales en los juicios.

4. Violaciones a mi derecho a la igualdad formal, y prohibición de discriminación.

Sin que exista motivo plausible alguno para hacerlo, con los hechos que expliqué en los
numerales anteriores en su sentencia de 22 de junio del 2020, las 11h49, la Sala
Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial
de Pichincha, me ha dado un trato diferenciado injustificado al dejar de aplicar normas
constitucionales, legales y jurisprudenciales al decidir mi recuso de apelación. Esto
permite afirmar que ha vulnerado mi derecho a la igualdad formal, con un trato
discriminatorio.

15
En lo particular, la inaplicación referida en el numeral 2 de la fundamentación de esta
acción extraordinaria de protección, de las sentencias de la Corte Constitucional No.
139-18-SEP-CC, caso No. 1972-17-EP, de 11 de abril del 2018 y No. 001-16-PJO-CC,
caso 0530-10-JP, de 22 de marzo del 2016, supone una violación de ese derecho porque
la igualdad ante la ley no supone tan solo la igual aplicación de la ley, sino, al mismo
tiempo, la igual aplicación de los fallos jurisprudenciales que la concretan. El principio
de la igualdad ante la ley estuvo ligado en la Ilustración con el “espejismo” de que el
juez al aplicarla, no realizaría un ejercicio interpretativo. Por eso se limitó a contener
una exigencia, que obliga al legislador a no dar a los ciudadanos ante supuestos de
hecho idénticos un trato diferenciado en la ley, pues con esto quedaba asegurado que los
jueces, verdaderos autómatas o “boca de la ley”, tampoco les darían un trato
diferenciado arbitrario al aplicarla. Sin embargo, pronto quedó claro que la ley siempre
da lugar a un margen interpretativo, y, por tanto, que para garantizar la igualdad ante las
leyes: “De poco serviría que estás no establezcan desigualdades entre los ciudadanos si
luego su descontrolada aplicación las acabará generando”.3

En ese orden de ideas, la doctrina sostiene que “…para que la igualdad ante la ley se
concretice en el derecho se necesita de una serie de mecanismos para hacerla efectiva.
[Y que] La jurisprudencia toma aquí relevancia al convertirse en instrumento
garantizador de esa igualdad”. Los precedentes, según se dice, se convierten en una
“extensión de la ley o de la disposición normativa” en tanto dan “un significado justo a
los conceptos [de esa ley o de esas disposiciones] respecto a ciertos hechos”, y de este
modo adquieren el mismo rango de la ley o la disposición normativa que aplican, sea
esta constitucional o legal. Es por eso, se concluye, que la igualdad ante la ley en tanto
igualdad de su aplicación, “…requiere seriamente tomar en consideración decisiones
anteriores como ejercicio de argumentación”.4 Por decirlo así, la falta de una igual
aplicación de un fallo jurisprudencial, equivale, entonces, a la falta de una igual
aplicación de una parte de la ley que es su interpretación; y, por ende, a la falta de igual
aplicación de esa ley misma.

Según enseñaba Larenz, el criterio de la “justicia igualitaria” fundamenta la idea de la


igualdad ante la ley, e implica que todos los ciudadanos deben ser juzgados “con las
mismas reglas y que tiene que haber para todos el mismo rasero”. Por eso la igualdad
ante la ley implica, por un lado, positivamente, que nadie puede reclamar para sí un
privilegio; y, por otro lado, negativamente, que es injusta la aplicación de “un doble y
diferente rasero” respecto a un ciudadano.5 Pues bien, precisamente la aplicación de un
criterio en los casos conocidos en los fallo jurisprudenciales, y de otros criterios
distintos en los casos idénticos conocidos por jueces o tribunales diferentes a los que
dieron esos fallos, implica la existencia de dobles y diferentes raseros a la hora de juzgar
idénticos supuestos de hecho, y, por eso, una flagrante vulneración del derecho a la
igualdad ante la ley que contradice la idea de la justicia igualitaria.

5. Violación de mis derechos a la tutela judicial efectiva.

3
OLLERO, Andrés, “La igualdad en la aplicación de la Ley en la doctrina del Tribunal Constitucional”,
en: COLMENERO, Miguel (Ed.), La casación: Unificación de doctrina y descentralización. Vinculación
de la doctrina del Tribunal Constitucional y vinculación de la jurisprudencia del Tribunal Supremo,
Madrid: Consejo General del Poder Judicial, 2007, pp. 229-260, pp. 232-233.
4
BAZANTE, Vladimir, El precedente constitucional, Quito: Corporación Editora Nacional, 2015, p. 36.
5
LARENZ, Karl, Derecho justo: Fundamentos de ética jurídica, DIEZ-PICASO, Luis (trad.), 1 ed., 1ª
reimp., Madrid: Civitas, 1990, p. 47.

16
Según se ha sostenido en la sentencia No. 016-13-SEP-CC, caso No. 1000-12-EP, de 16
de mayo del 2013:

“El principio de motivación se articula simbióticamente con el derecho a una tutela


judicial efectiva, y obviamente aquello contribuirá a garantizar la seguridad jurídica
dentro de un estado constitucional (…) aquello [la tutela judicial efectiva] no
significa exclusivamente acceder a los órganos jurisdiccionales, sino que una vez
ejercitado aquel derecho, los jueces deben guiar sus actuaciones diligentemente en
aras de alcanzar la tan anhelada justicia…”.

Por eso la falta de una debida motivación acusada en el numeral 1 de esta


fundamentación de mi acción extraordinaria de protección, supone una vulneración de
ese derecho a la tutela judicial efectiva. Es más, el irrespeto de los mandatos de las
normas legales relacionadas en los numerales anteriores de la fundamentación de esta
acción extraordinaria de protección, también implican una vulneración de ese derecho.
En lo particular, la tutela prestada por la Sala Especializada de lo Penal, Penal Militar,
Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial de Pichincha en su sentencia de 22 de
junio del 2020, las 11h49, no puede haber sido efectiva; por el hecho de haber omitido
resolver, según se probó en el primer numeral de la fundamentación de esta acción,
sobre todos y cada uno de los argumentos a los cuales contraje mi recurso de apelación,
contraviniendo así lo ordenado por los arts. 9 y 23 del Código Orgánico de la Función
Judicial que manda a los jueces a resolver “siempre” sobre las pretensiones de los litigantes.
La contravención de esta norma, implica naturalmente un comportamiento negligente al
tramitar mi causa. En efecto, según ha sostenido la Corte Constitucional en su sentencia
No. 364-16-SEP-CC, caso No. 1470-14-EP:

“La “debida diligencia”, se refiere a la actuación pronta y prolija por parte de las
autoridades jurisdiccionales; esto es, en un tiempo razonable y dando trámite a la
causa con apego a la normativa pertinente, con el objeto de dar efectiva
protección a los derechos e intereses de las partes”.

VII. PRETENSIÓN CONCRETA:

Con estos antecedentes, al amparo del Art. 18 de la Ley Orgánica de Garantías


Jurisdiccionales y Control Constitucional solicito expresamente que, a fin de obtener la
reparación integral por el daño sufrido por la violación de los derechos constitucionales
que he descrita en el acápite anterior:

1. Revoque la sentencia de lunes 22 de junio del 2020 dictada por la Sala


Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte
Provincial de Pichincha dentro del juicio 17294-2020-00276; y que la Corte
Constitucional pase a conocer la acción ordinaria de protección que propuse
inicialmente y fue sustanciada con ese bajo ese número de juicio, de una forma
que sí sea respetuosa de mis derechos constitucionales y sus propios fallos.

2. Que se llame la atención a los jueces integrantes de la Sala Especializada de lo


Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Provincial de
Pichincha, por su actuación dentro del juicio 17294-2020-00276. Esto, toda vez

17
que las violaciones a mis derechos constitucionales, se han dado en una franca
infracción de las normas más básicas de nuestro ordenamiento jurídico.

VIII. DECLARACIÓN DE NO HABER PRESENTADO OTRA ACCIÓN


CONSTITUCIONAL POR LA MISMA CAUSA Y CONTRA LAS
MISMA PERSONAS:

En cumplimiento con el Art. 10 numeral 6 de la Ley Orgánica de Garantías


Jurisdiccionales y Control Constitucional declaro que no he planteado otra garantía
jurisdiccional por las mismas acciones u omisiones, contra las mismas personas y con la
misma pretensión.

Notificaciones que me correspondan las recibiré en la casilla judicial 1577, y en el


correo electrónico camilomorenopiedrahita@yahoo.com.

A ruego del peticionario, firma su abogado defensor.

CAMILO RAFAEL Digital unterschrieben von


MORENO PIEDRAHITA CAMILO RAFAEL MORENO
PIEDRAHITA HERNANDEZ
HERNANDEZ Datum: 2020.07.16 16:36:22 -05'00'

CAMILO MORENO-PIEDRAHÍTA H.
MAT. 17-2011-586 F. A. C. N. J

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