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La palabra “protección” tiene dos aceptaciones. Una conforta y la otra inquieta. Por un
lado protección significa refugio contra un peligro enemigo. Por otro, evoca el negocio
mediante el cual un cacique local obliga a los comerciantes a pagar un impuesto a
cambio de no amenazarles. Hay distintos tipos de ver la protección:
Finalmente hay el que ofrece una protección barata y fiable ante los chantajistas
locales y los intrusos de fuera. Este hace la mejor protección.
El afán bélico de los titulares del poder exige, quieran o no, que extraigan recursos para
la guerra de las poblaciones sobre las que ejercen el control y que fomenten la
acumulación de capital por parte de aquellos que les pueden ayudar mediante el
préstamo y la compra. La extracción, la guerra y la acumulación de capital interactuaron
para configurar la construcción del Estado en Europa.
Muy al contrario, las personas que controlaban a los Estados Europeos y a los Estados
en proceso de construcción luchaban con la intención de frenar o dominar a sus rivales y
disfrutar de su poder dentro de un territorio seguro y cada vez más extenso. Las
diferencias existentes en la dificultad para recaudar impuestos, en el coste de mantener
el tipo específico de fuerza armada adoptado, en la cantidad de recursos militares para
defenderse de los rivales... fueron los causantes de las principales variedades en la
forma de los Estados Europeos.
VIOLENCIA Y GOBIERNO
En los primeros momentos del proceso de construcción del Estado, muchos de los
implicados defendieron el derecho a utilizar la violencia para cumplir sus objetivos. Se
pasó de bandidos y piratas a Reyes a través de los recaudadores de impuestos, los
titulares de poder de la región y los soldados. La delgada línea que separa la violencia
legítima e ilegitima apareció en los escalafones más altos de poder.
La desmilitarización de los grandes señores feudales llevada a cabo por los Tudor se
realizó a través de 4 estrategias complementarias:
Para finales del S. XVIII, en la mayor parte de Europa, los monarcas controlaban
fuerzas militares permanentes y profesionales que rivalizaban con las de sus
vecinos. El monopolio estatal de la violencia a gran escala estaba pasando de la
teoría a la realidad.
La eliminación de los rivales locales supuso un grave problema. Más allá de las
pequeñas ciudades-estado, ningún monarca podía gobernar una población
exclusivamente con sus fuerzas armadas.
Dejando a un lado las objeciones a la idea de una venta forzosa al insistir que el
cliente siempre tuvo la posibilidad de no pagar y asumir las consecuencias del
impago
Hasta el siglo XVIII, las grandes potencias fueron estados marítimos, y la guerra
naval siguió siendo crucial para determinar la posición internacional de los
Estados. La guerra marítima no fue, en modo alguno, la única razón para tal
predisposición hacia el mar. Antes de finales de siglo XIX, el transporte terrestre
era tan caro en cualquier punto de Europa que ningún país podría permitirse
abastecer un gran ejercito o una gran ciudad con grano o cualquier otro producto
de primera necesidad sin disponer de un transporte marítimo eficaz.
Más tarde, 3 factores interrelacionados conectaron cualquier estado nacional con el resto
de Estados Europeos.
Existía una rivalidad entre estados por la hegemonía en los territorios objeto de
disputa que estimulaba la guerra y eliminaba temporalmente las distinciones
entre los procesos de la guerra., de construcción del estado y de extracción.
La guerra fue más eficaz que ningún otro medio. La lógica por la cual un señor
feudal extendía o defendía el perímetro dentro del cual monopolizaba los medios
de violencia y, de ese modo, aumentaba la contraprestación bajo la forma de
tributos, dando un paso más en la lógica de la guerra. Al comienzo del proceso,
los rivales internos y externos coincidían en gran medida. Esta lógica de
construcción del Estado internacional implica en gran medida la lógica del
engrandecimiento local: lo externo complementa lo interno.
1. El diferente éxito de algunos de los titulares del poder en las luchas externas
marca la diferencia entre un marco interno o externo para el uso de violencia.
3. Los acuerdos externos entre Estados tienen cada vez más influencia en la forma
y el lugar en el que se encuentra cada estado en el sistema internacional.
Las luchas internas como el control de los grandes señores regionales y la imposición de
impuestos en los pueblos campesinos produjeron rasgos organizacionales importantes
de los Estados Europeos: