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z6n ni ninguna posibilidad de serlo.

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Aceptemos el augurio de Freud cuando planteó en el c~razón de la
retación psicoanalítica cierto "amor por la verdad· que se mamfiesta por ~
deseo de reconocer la realidad", y la obligación resultante: denunciar
como error toda prueba de verdil.d dotada de !os oropeles de:~ certeza
que pone al saber y al trabajo del analista a cubierto ~e cualquier mterro~­
ción. Así comó en las ciencias exactas un pequeño numero de demostraeto·
nes escapan al cuestionamiento -nunca de manera indefini?ª• por. lo _de-
más-, en nµestra disciplina el poder de verdad de un enunciado exige q~e
aquel que lo hace suyo renuncie a creer al resguardo de ~ duda lo que s~
embargo pudo parecerle definitivaménte demostr_:i~º· So~o a ~e precio
tiene la verdad alguna posibilidad de encontrar la umca verificac16n confor:
me con su ·ambición: descubrirse trampolín para aquella que le sucedera .· .VI
. y 1 que sin ella no habría podido ser. El_ an~a está sometid~ a las. ~as
leyes metapsico16gicas que las que son. propias de sus seme.iantes. esta es filSTORIA DE UNA DEMANDA E
"una dura ananké" a la que no puede negarse; tener conochniento de e~ IMPREVISIBILIDAD DE SU FUTURO*
leyes no da derecho a ninguna derogaci6n-:Hay actos heroicos de rebelion, (Notas actuales)
y otrós que apenas son repetició~ de rabias y desesperaciones·infántiles.
La interpretación psicoanalítica no puede aspirar, en nombre ?e la Si -pór porvenir def psicoanálisis entendemos el lugar y la fonna que po-
verdad a declarar. nulo y sin "ningún· valor el préstamo tomado a una mter· dría cobrar, en el futuro, una Praxis que siguiera·reivindicando el calificati-
pretacl6n preexiátente y a las categ9rí~ lógicas ·que la hicieron pos!Dle. La vo de psicoanalíti03, confesamos nuestra incapacidad para.formular un pro- ·
"lógica". del ·inconsciente es un descubrimiento que se debe al del Yo: · nóstica cualquiera, por la sencillil razón de q.ue esto implicaría podet hacer
el trabajo del analista no tiene otra meta que pennitir al Yo de otro reco· un diagnóstico sobre su presente. Ahora bién: cuando se observa lo que hoy
nocerla y ~cerla pactar con sus propi~~ miras. ~ber o certeza: pa:afrasean· se pretende "prácticaº psicoanalítica, cuando se advierte la parte que ocu-
· do a Freud, pondremos ·im a e*s consideramones sobre l~ realidad Y el pan en el discurso de buen número ~ sus practicantes -témiino más apro·
· saber .expresando la esperanza de _-que ."no esca~ a la a~~nc16n de.nu~os . piado aquí que el _de práctico- · la ideología, la repetición:· y las estereo-
estimados lectores de qué modo conuenza l surgir tamb1en en estas pagmas tipias, se tiene la inipresi6n, a despecho de una aparente referencia a los .
. la supremacía de un principio de saber ~~J,re. el desecúle .certeza" •
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. mismo~ postulados de Freú?! de ~ contemp~do un traje de Arle(iµín:.
• • .,, ••. • .••O:'
que, le.Jos dé aportar al análisis un sabor festivo, le quita toda alegría y todo.
valor. _Por eso' nuestra .c~µm°bución al debate será muy modesta, y se limita..'
rá a indagar en tres facfoi~~ responsables de tal estado de cosas, factores que
. no da1an de hoy y euyó po<Jer y efectos el correr del tieµipo no hizo más
que amp!ifi.~. ;t.'c .
. · . La esperanza de tomar de ias disciplinas matemátiatS o físicas" un mo-
delo que pudiera. ofrecer una representación de la "cosa psíquica", modelo
que aboliera t~a diferencia entre la "cosa" y su "representación"' supone
· ilusiones que no dejamos de advertir. No obstante ello, será de un físico;
· pór. mucho tiempo dedicado. al problema:. epistemológico propio de su
cienc~. de ~en tomaremos. su definición del concepto de p;midigma; tér·
:mino con el cual designa un "conjunto teórico-práctico'; particular cada
\lez pero necesario y presente en toda disciplina científiea. · .
Esta définición sólo en parte puede aplicarse al modelo t~óüCo-prácti·
co que el)>sicoanáli$ hace valer como praxis1 • ·
. . .•
• '"L'bistolre d'une demande et Í'im¡Írévjsiblité de son futur (remarques actuelles)" .
artículo publicado ·en R~e franraise de psychanalyse, Nº 1·2 Tomo xxxix' .
. 1975. • . •
1o "ES¡>ero que no escapará a la atención de nuestros estbfiados lectores de qué mo-
do comienza· a surgir también en estas páginas la supremacía del principio de rea· 1 No podemÓS r~Ünciar al placer de evocar la respuesta· de RU:therfÓrd cuando .se
lidad". Freud, Los dos principios del funcionamúmto mental. le pre~ntó ~e qué mo_d~ había d~bierto 'el comportam~ent'? de las partÍculas

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Ya.hemos visto que una de la3 cosas que et~adigma procura ·a la co- en ei T?Qdelo teórico supone ·una modificación de la rélación en~~ éste
· el ~ta, Y .que toda modificación de dicha .relación se traduce por un'·
yli
munidad científica es un criterió para seleccionar problemas de los qt1.e está
· segura -·en tanto el p(Ua<Jigma e3 aceptado COlfW algo "que cae de su pe- · · Clll!1b10 en· la demanda que aquél dirige al módelo: desde este momento, es'
s<> ·~- 11ue ·tienen una sOlució.n. ·Eri amplísima medida, tales serán los únicos el modelo lo que queda modificado, · . .
problemas que la comunidad reconocerd como científicos, y los únicos que · ~ modelo del funcionamiento psíquico creado por Freud se define;·\
invitará 4 sus adeptos a resolver. Otras cuestiones, incluidas las que con an- a1 nusmo título, por la. coastrucción teórica que propone y pc:>r las denían- ;
.terioridad .parecían ·estándar, se rechazan por parecer metafísicas o relativ(IS ~a las <IW:,P~ten~; responder. La historia de esas démandas y la evolu-· ·
a otras. disciplinas, y a veces por resultar demasiado problemáticas como c1on ~ los objetos demandados nos narran la historia c;le la teoría y la •
. para que se pierda él i¡empo en el/Os. Por consiguiente, un paradigma puede del vmc~? que a ella nos enlaza. Dicha historia no se deja resumir en una~ ;
aislar a la comunidad de otros problemas que son importantes en el plano pocas pagm;as, pero es pOSJ"ble reflexionar sobre lo que revela en cuanto ' .
socia~ pero que no pueden ser reducidos a la forma de su rompecabezas ~ los· rl~gos una ·doble interacción que hace coi:rer a nuestra praxis: la
pues resulta imposible f orniularlos en los ·términos conceptuales e Instru- 1!1teracción prese~te entre el modelo teórico-práctico y la respuesta·<¡Ue de ,·
mentales que el paradigma propone2. . · · . . el se· espera,. y Ja 1~ente constante que se ejerce entre Ió que el analista ,
· Agreguemoi que según este autor, integra el "destino" de todo para: demanda a su teona y a su práctica, y otras demandas presentes en el cam- ..
digma el encontrar, en el transcprsó de su aplicación experiínental~ "anoma- posocial. . · · ·
lías" que sencillamente comenzará por no ver. Su pertenencia a1 campo de •· . Estas ill~. examinadas con mayor atención, p~eban que sus fonnu-
· Ja ciencia hara qu.e e&te desconocimiento, Gonfrontado con. la repeticil>n y l;aciones Y sus objetos son función de. las. ideologías que el discurso cultural
· la suma de esas anomalías, no puedá ser. preservado, y que ·se reconozca · Y. ~ iilstituciones respeetivatnente privilegian. Entre el proyecto que el
~na ~ontradicción entre lo que enuncia ·ta teo°Zía,.Jo que muestra la. expe- analista declara conforme con su teoría y· c01~ su práctica y lo que el profa-
nenc1a. . · · 1:º espera comQ p~a por su valorización d~ un proyecto que. cree idé~­
· Volviendo a nuestra disciplina, puede d cirse que también ella posee tico, aparece un fenomeno de ósmosis muy peligroso.
el ·equivalente de un paradigma, que le pemlite decretal'.'cuáles son los pro· .. La; teoría de. ~reu?. nunca ~retendió. ser simple oferta de conceptos;
blemas que le conciernen y a los que cabe espeiar.(¡ue aporte una solución; retvmdicaba una mtencion práctica; def'lDlda por· los efectos que es lícito
también puede decirse que en un primer tiempo dicho paradigma condujo esp~ de su ªP_licactón en la práctica analítica: intención cuya realización
a la comunidad psicoanaJítjca al aislamiento, y dio lugar..a que."se le negará esa .misma teona asegma como posible, lo que no quiere decir segura~ Es
todo derecho a reivindicar el título de ciencia y todo dereeho de pala~ra . eyiden~ que el inconsciente actúa siempre y én otra parte, pero otra. c;osa
sobre "otros problemas importantes en ·el plano social": · · · es decir que las formas con las cuales puede aparecer son no sólo función
Pero la analogí~ se malogra en cuanto comienza a indagarse la relación de Ja situación sino que a~s no .son equivalentes ep cuanto a Ja posi"bili-
que teórico y experimentador mantienen con sus modelos, y esto tanto en ~d. !'°'a. el Yo de reconoceria.,s y de operar en ellas una modificacióit"que .
el dominio· de las ciencias "exactas" como en el de' las "humanas". ~plique ~nte todo la suya propia•. Entre los efectds del inconsciente ejer- ·
.. C~J~.11_11 .l_!!()~~}_~Jt~?.~j~~..glJ.!~!~-~.~:!1i~f:!. ~ l~:_:~.~'!i.~~".,9, .~~.l<? .~~dose. en la escena del mundo. y los que están presentes en la escena ana"'. ·
social' ,' y más aún· si e discurso cultural ~w.Wte. y:faV.Ql~CJt.Sl! circülaci9J1. lítica,. se ~prueba una ~cia ~ductfüle: .él analista es quien mejor ·
se comprueba que··e1. ~bJ.~~9.~'_ai· qu~. ~e á~lia1J~Illl·~9JJ~~B.Q.!i::•~g~g­ puede. suministrar· una explicación de los primeros; en cuanto a los segun-
te" respons¡tbJe· de. dicl!a.~P.!íci.tcJ.~~· El ~o del que·se habla y el geó· dos,· tiene .el derecho de proponer una interpretación que pueda modifi-
metra que de él habla adquieren la extraña propiedad de coin9idir-. De esto .car su status y su acción. · . ·
resulta un~ interacción entre los resultados que el :recurso al m9(lelo su- Es .~portante insistir sobre uná verdad que a veces los analista.$ Í>áie-.
puestamente había pennitido y los efectos que se· manifiestan sobre los '7n CODSlderar, sorprendentemente, como un límite culpable: el incons-
"agéntes"; esos efectos, al modificar lo que en lo su~sivo estos últimos de-· c1entc:, tal como Freud lo descubre y define, depende del campo que la
manden al modelo, actliarlÍ.n sobre la esencia de éste, y ello· aun cuando expenencia instaura y reivindica como propio. La experiencia analítica in·
· su fonnulación, su apariencia~ podríamos decir, siga siendo la misma. · ~ en. los fenóm~n~s psíquicos tal como se presentan ·cada vez que el ·
l La relación 'del analista con su teoría, y en especial eón ese conjunto ~Jeto encuentra e mvJSte a otro como sopQrte privilegiado tanto de su li-
j conceptual que le peIIIJite fundar una praxis; muestm que. todo ~bio
. :
~tdo co""? m: . ~ demanda identificat?ria. Si ~ respuesta aportada por di- ·
~ . . .~ . ' ...
cha expenenCJa vmo a revelar }o parcial o erroneo que el conjunto de las
alfa: "Simplemente me pregunté qué haría yo si fuera una partícula alfa". Tal ve:.r .. ~espuestas precedentes coµteq1a, es porque la disposición del encuentro
sea preciso poseer el geiiio ·que semejapte descubrimiento requiere, para gozar de ·
la lucidez que permite una respuesta de esa clase. ·
nnpone, de~tr~ del ~po de los investimientos, un artificio que pennite
a la expenencia ~proxunarse a las condiciones presentes en ocasión de
2
Íhoma¡·K~. ''The Structure of Scle~tific Révolutions''. p. 31, lntemadonal los primeros encuenµ-os entre .el sujeto y los objetos de sus investimien~
Encyclopedia of unified science, vol. 11, Nº 2, 1962 (la ~ducción e.S nuestra). tos Y demandas pasados. Es evidente que la distancia no sólo no será lle-
Hemos traducido eJ. término granted por "allmit de sol". ["algo que cae de su pe- ·
so", en esta versión casteUana. N. de T.]. . · . ·· · el
nada nunca, sino que su presencia es una condición que analista tiene el

1Q2 103
· deber. de preservar, d tiempo ·que pennite a la ilusión del retomo ocupar
el frente de ta escena.
,
. ;~-....•..

1f
cuentro ~ dos dÍscursos vivientes. Ei genio de Freud al leer a Schrebet o
a .Frazer quizás hábría descnbiertó. Un mensaje hasta entonces ignorado,
Pero el analista también tiene derecho a afmnar que la particularidád pero puede tenerse. la certeza de que dicho mensaje habría sido diferente .
del campo analítico. es lo único que puede hacerle posible al ·sujet? tanto la del .que le brindó el discurso de Ja histérica: aplicar el modelo fuera del .
repetición de dicha ilusión como la posibilidad de.renunciar a e~. De esto campo analítico impliéa su preexistencia y exige también una reducción ..
deriva que el analista sea un sujeto ql,le cree poder .asumir en n~m~ P.r<.>· Por eso, más que de· psicoanálisis aplicado, fónnula contradictoria en sus
pio el proyecto que sostenía ·la "práctica" del fundador, y que. en~uentra ténninos, debería hablarse de "interpretación aplicada", y decir que con· ello .
en su eventual realización aquello que responde a su .deseo. . . ... ;· . se opera un triple recorte: en la t~oría, en su aplicación y en su proyecto.
· Debe agregarse que el éxito de este proyecto rio dispone de olra prueba Cuando él analista propone su 'futerpretac16n de un texto o de un f en6·
·de verdad que la posibilidad de alcanzar un mismo resultado, lo cual con· ~meno éfnico, casi. ntmc,:a pretende ejercer sobre éstós un poder cualquiera.ºe
fmna otra particularidad del m<;idelo legado. por Freud: legado de un saber mo~6,n; su intención se limita a explicar por qué razón hay cas'os en
· que hasta entonces se ignoraba•.. pero también legado cuyo valor, en el es- que es posI'ble. plantear una identidad causal entre dos fen6menos que son.
píptu del legador, era c~xtensiV(;>:de los resul~dos especí?co~ de la expe~ · heterogéneos en su forma, su tiempo y su espacio. Cuando él analista in-
. rlencia a Ja que subtiende y que. solo ésta podría reproducir. St en la evolu- . tei:preta Ja funci6n del tto mateino entre los ·:me1anes1os o detenninado COÍl•
ción de una teoría que no puede quedar separada de su proyecto concede- · flicto de. fuerzas en el. campo social, como manifestaciones de una causa
mos uná importancia pnvilegiada'iil factor tiem-¡>0, es porque el uso "cu!· que él identifica con el deseo edípico · o con cualquier ·otra causalidad
. tural" de nuestrQs conceptos acarrea la consecuencia de que hoy en d1a psíquica,. :postuht una analogíá entre lo que muestran lo escrito o lo visto
es del exterior que vuelve al campo de la experiencia analítica ~ proyecto y otras hianifestáCiones:-por él linaJ,izadas durante las experiencias a Jas
elaborado por.· el campo social y ~us ideologías. De este proyecto:~'profano", que debe su interpretaci6n. Aplica un "saber" adquiriao en otra parte, con
el ·analista ~orno sujeto que comparte la· misma: cultura resulta ser, por un fm explicativo del que resulta único beneficiario. No tiene ningún deSéo,
cierto que (su ·mane~a;. parte activa. Desde ese mome~to podrán hallar ac- . y ningún poder, de cambiar la estructura social de los '.trobriandeses. Del
ceso ál campo psicoanalítico proyectos y deman~ que viene de otra parte saber interpretativo espera una prima de conocittüentoi 'qbe le dé placer,
y qUe. le hacen' correr el riesgo de ser "colonizado.. poco a poco por un placer que no puede hacer compartir salvo por el colega que vea en su tra~ .
"poder-saber'' extrafios3 • . · · • bajo una confirmación de Ja legitimidad del propio. . . ·" ... ."--t,~...
· Creemos que ni hoy ni mañana podrá imp~dirse.tot:inente e8!e a;ci:so, Por eso hemos hablado de t.µta reducción del m.odelo teórico dél que se
pero sí puede hacerse más problemático el éxito de la. coloniza016n SI se extraen lQs conceptos que penniten comprender tal o cual aspecto del
esta advertido de que a ella se deben tres "anomalía8". cotidi~amente funcionamiento psíquico. Agreguemos que en este caso, ganancia en saoer
· presentadas. Tales "anomalías" dan .testimonio de la~ contradicciones sur· · y prima narcisística no ponen forzosamente en tela de juicio el valor del
gidas entre nuéstra teoría y ciertos efectos de su "aplicación": seguir deseo-· trabajo resultante: invitan, sin duda, a una gran vigilancia, pero el placer
. nociéndolasCequivaldría a renun·ciar·al psicoanálisis.. . · que así puede encontrar. el intérpre~ puede ser paralelo a un rigor del .
·Alin cuando ·todavía se ejei:ce aquí una constante interreacci6n; tra- pensamiento que evita cierto escollo: el de no ver ya en el fenómeno estu·
taremos sucesivamente tres fenómenos que denuncian Ja presencia de di· diado más ·que una respuésta · prefonnada por su propio ·deseo de. há11ar
chas contradicciones:· cierto abuso de la inter.Pretación aplicada, Ja ·triviali· . una confirmación de su saber. Otra cosa sucede cuando ~e comprueba que
zación de los conceptos freudianos y ~la priori de la certeza. la interpretación se pone al servicio de un.deseo de doníinio sobre.sí fnismo
y sobre el otro, o sobre los otros, y cuando se espera que ella ofrezca un .
medio que pennitiría abolir toda causa de conflicto, así se trate dé un ·con·
'[, .flicto trabado entre dos sujetos o de uno que posea c0mo escena el campo
· LA INTERPRETACION APUCADA
social. En ambos casos se espera la realización de un mismo fm.: ·obtener la
r · Aflnn~ que el modelo analítico sólo p~ede ser teó~co-pr.iCtico, ~ que prueba de que "sufrimiento psíquico" y "sufrimiento neú~6tiéo" son·
:esta "práctica" exige el respeto d~ 1~ p~etros, propios.del espacio. :n sinf>Dimos, y deSc:ono~r qu~ tal negativa a aceptar cualqúier causa de sufri-
. que se desarrolla ·la sesión, ¿no llllPlica olvi&u: su ~OS1'b~dad ~e aCCion miento y cualquier fonna de conflicto no es sino la fonna· privilegiada que
1 en ese vasto dominio que el propio Freud pareció privilegiar hacia el fmal · puede cobrar el rechazo del Yo en lo relativQ a la irreductibilidad de la
de sil vidá, o sea el dominio del psicoanálisis aplicado? Consideramos que no realidad psíquica. . .
1 hay aquí contradicción; todo analistll reconocerá que .sería inconcebible · Por .razones de comodidad, . ilustraremos esta desnaturalización · del
l que e~ modelo freudiano hay!i podido tener otras fuentes que la de un en• lo
proyecto psicoanalítico reflexionando acerca de que podríamos llamar .
"la .autoaplicación" de la interpretación: el medio analítico es un campo
4é observación privilegiado paia hacerlo. Permite afirmar que· en una parte
t 3 Es cierto que tos analistas dieron prueba de un mismo deseo de extraterrltoriali·
·dad y de "colonización": pero la experiencia muestra que, ·ai hacerlo, han jugado, importante de casos el recurso a este ejercicio de "interpret8ción autoapli·
Y.s~guen haciéndolo, a "el que pierde gana". · cada" tiene Cl?filO. motivación el conflicto afectivo que puede oponer el

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tOS
intérprete al amigo, ál alu'mno o al colegá, y que ~e propone dem<!Strar a. del mmm debería creerse capaz de adivinar cuál será lafórmulación futura.
estos últimos que sus conductas, o sus discursos, son exp.resión de un. deseo' .· . d~ una demanda que, por su parte, persistirá mientras haya.sujetós:.indepen- ·
inconsciente que ellos -ignoran y que uno desenmascara en su lugar: AL,;,, dientemente.de ~s formas que pueda cobrar;nos recuerda que todo sujeto
hacerlo se deniega al Yo del otro todo derecho .de conoclmiento sobre su· • .. co~erva ~~.el trasfondo de sí mismo la 'ilusión de que un día podría surgir
~ sab~r. qu~ demo~trara q~e ~tración y muerte, sufrimiento y conflic-
'.-;

propia acción, y se le rehusa la autonomía que uno concede en demasía ,· : .


al propio, ya sea que se afume que la acción apuµta no al intérprete sino ~~ ·~~f..~as que sunples .accidentes" sobre los cuales podría_ ejercerse
a la im!lgeñ proyectada sobre él, ya sea que se demuestre que ella es la dene·
gación de una motivación inconseiente, o que·se pruebe que no hace más .
que realizar un deseo .oculto del intérprete. En esta tarea, el intérprete
postula una abusiva equivalencia entre los parámetros de .una situación y LA TRIVIALIZACION DE NUESTROS CONCEPTOS
de una relación de 1aS que él y el otro son al mismo 'titulo parte activa, Y S!JS _EFECTOS SOBRE NUESTRA TEORIA
. .
y los parámetros heterogéneos de una experiencia analítica en la c'ual,
efectivamente, el ·analista tiene. el dereé:hó y el deber de decirse que el .Así como e~ uso prolongado dé un úÍstruÍDenfo aéaba por desafd;lrló,
amor; la envidia o el odio del que se le habla se refieren a un primer destina· º: bienpor desaJUstat algunos de sus engranajes, a la larga el empleo de ·
tario pasado. . · · una ~aJ:d>~ lle':ª~ trivializar lo que era insulto ·o elogio extremo; en nues-.
Este modo de ·aplicación ya no sólo implica un préstamo tomado a tr~ ~1plina ~os a una similar trivialización .y deterioro de conceptós
lo teórico, sino que tiende a ·una modificación de las fuerzas Jibidinales teoncos que en ~or con~rvan su valor, pero cuyos efectos se ven desba·
obrant~s en el confficto y posee, por lo tanto, una intención pr,áctica. De ra~d~s. ~ detenoro se manifiesta de modo privilegiado en la forma de una :
allí que el intérprete, en este caso, se adjudique un préstamo tomado a la t?v~~ón de su ~:a~ón: reducidos. a una simple funQión explica-
teoría de la relación transferencial, préstamo que ~pone la denegación tiva, pnvados de. toda accion innovadora y perturbante, se intentará volver-
de los fundamentos miSmos de dicha teoría. El mismo análisis podría efec- .los co~onn~s con el conjttnto de los enunciados del disQurso cotidiano ·
tuarse cuando 1a interpretación aplicada toma como objeto el campo social ~!~~~:~:· discurso l!l que ante todo se le demanda que pennanezca en lo ·
y sus conffictos, campo y conflictos cuyos efectos el intérprete padece
efectiv_amente, sea o no analista. Decir que las fuCIZaS que organizan el cam- · · Duran~ ~ buéOa época el esfuerw de_ los. analistas se diri~ó a lograr· ·
po social no carecen de relación con las fue!Za$ que organizan el campo : una fonn.alización de la teoría y de Ja experiencia. que "Se! acercará cuanto
psíquico es una ~osa; creer que en ambos casos una misma interpretáción .fuese ?OSJ.'ble !J. las exigencias propias de una éiencia. Sin embargo, los logros
se aplica de manera exhaustiva y que sería· lícito esperar de ella resultados obtemdos .en este dominio tuvieron el paradójico re·sultado de cuhninar
~énticos, es extrapolar abusi.Vamente el campo de Ja interpretación y caer , en~- ideologiza~ión de 1a nueva "ciencia" por el canipo cultural~ ideologi-.
.en 1a ilusión. Pero, ¿qué analista podría declararse inocente de.todo abuso zacio~ que com6 ·pareja c_on un derecho de préstamo ejercido sobre sus
de esta· clase? Y si se declara culpable, ¿cómo puede difei:enciar; salvo tal· . . enunci¡!.dos. De. esto. resulto un híbrido discurso gracias al cual los
ideÓlo· .·
vez en el a posteriori, Ja interpretación abusiva de la interpretación lícita? gos. _qu~ se ,lo:. apropian esperan, hacer pactar al. sratu q_uo de Ja institllción
¿Qué puntos de referenc~ posee el analista, no ya en su funci{>n, lo·que a -:-e.Jerc1to, sabe1, poder, familia.~..-:-· con· Ja interpretación que el discurSó
veces es más fácil, sino en su funcionamiento como suj~to privado que ama, .~ Freud of:rece. del deseo de mutabilidad y C1e la negativa a tódo cam-·
w. . . . .
que rechaza, que envidia, que deSC?a? ¿Qué puntos de_ referencia pose!' para
~:
decidir sobre lo verdadero y lo erróneo. en esa autoaplicaéión. de la inter- •• ·Porque no es p<>lible presexvar, salvo renegando. d~ ellas; 'la contradic-
~11_'
~. pretación? ¿Hasta qué punto puede interp.retu- su relación con el campo c1on,presente entre los -dos.~scursos a lo8 que ufl mismo sujeto apela, tanto· ·
~~¡ social? ¿Dónde se detiene el trabajo de autoaruilisis y d6nde comieiliil la
obra de sus mecanismos de desconocimiento? No responderemos a estas
cuando proclama que un hiJo debe ·resultar. conforme con las normas pater-
nas como cuan~o exhibe el ·:saber~ que .le pennite ·interpretar el· conflicto

que opone a Edipo. Y.Layo. ~~6?1plo tomado entre muchos otros igualmente
r~i
pr.eguntas, y tampoco· estamos seguros de que seá posi'ble una respuesta ·
clara. Al hablar de cierto abuso de un conocimiento debido á la teoría de claros Y fr~~· st su..análisis ofrece pocas difi~ultades, Otra cosa sucede ·
ij
¡; Freud no apuntábamos a ninguna acusación, sino á demostrar que a par- cdi~~o el ~ta pretende aportar una respuesta que resolverí1,1. Ja ~ontra-
~. . . .
j!
tir del momento en que 1á circulación del :modelo analítico indujo una
1
I· cierta forma de demanda y una cierta forma de espe~ativa, de nada ser· •. 'Es eVidente que el modelo que nuestta cuÍtura proponía sobre Ja ~xua~ . ...
vida al analista pretender -lo que además sería equivocado- que él no · lidad humana Y su temporalidad,. y el modelo de Freud, :SOn antiilómicos . . .
tiene nada que vei:, que SQ trata de un malentendido de los p1ofanos, y se- ' así c_~o la definición ,_ue se diera del instinto 'materno como prueba d; .
guir desconociendo la existencia de. ese ruido de fondo que-siempre ame- una. alianza· p~stableetda y. natural entre· la p~matwación. del infan_~ y .
naza transformarse en ese telón de fondo sobre el cual irá -a tejer sus eJa-
re~parecerá
4
boraciones teóricas. : · . Es evidente. que un discurso tan híbrid!) entre los ideólogos del
campo adversarló. · ·
El lústprlador que quisiera formular una previsión sobre- el ·_p0rvenir

106 107
1
·1a· función materna, y la que propone la teoría psicoanalítica: lo mismo
. podría comprobii!se en lo que concierne a la institución de la familia. Pero
,
.. .-.•:....
~

'li!
.

extra-analítico. Lo cual, en sí, nacb tendría de criticable si al hacerlo no .•


~orriera el riesgo de encontrarse él mismo fuera de ·su campo, es decir, de
si el modelo psicoanalítico apo~ una interpretación hasta entonces des. instaurar una relación con su teoría y con sti práctica· en la cual mira narci· ·
· ·conocida de las fuerzas a las que obedece dicha instituci6n, no es cierto sista y esperanza de do~o ti~n IOs roles prh!lordiales. -· · . · ·
que forme parte de su proyecto definir. otra, ni tampoco proclamar la: nece- · Hoy en d1a el ·problema es el parentesco presente entre el discurso
sidad de. destniir la actual. Personalmente consideramos, con la certeza de · ~ítico -ya sea que éste reivindique el pragmatismo y la adaptación ·
disgustar a los sostenedores de posiciones opuesw, que la esencia del mode- social o que, en el otro extremo, proclame la supremacía del "des-ser"- .; ·
lo análítico es proponer otra interpretación de la relación qne une al sujeto y los discUQos idéol6gicos que circulan en . la cultura y que proclaman, :
con ·sus instituciones socioculturales;· dícha interpretación siempre pondrá con la misma fuema y utilizando 'loa mismoa términos, la adaptación social
en peligró el statu quo qué toda institución apunta a preservar, y muestra o, a la inv~, la universalidad >: ~ sup.remacía de la subversión. Lo que
que el . complemento de justificación que el saber siempre ha ofrecido al merece reflexión no es Ja desapanc16n del efecto de escándalo sirio la 'anu-
poder es una necesidad para su ejercicio pero que, opuestamente, nuestro lación de toda diferencia entre la interpretación que en el transcurso de wi
saber teórico y clínico no basta, por sí sólo, para damos con6cimiehto M análisis permite revelar lo que es efecto del deseo inconsciente, y aquella
los medias necesarios para la instalación de otras institucione~ Si indagamos por .lá ~ el dis<mrso cultural y el sujeto singular se arrogan el derecho 4e. .
en el discurso freudiano para aislar el atributo que lo difetencia de entrada JUStiflcar O de denun~ todo deseo, (lesde el momento en que favorece 6 . •
' de cualquier discurso cultural, ·no. recurriremos tanto al término "contra· pe;turb~ el orden·que defiende el primero o los intereses particulares que·
dicción" .como al de "distancia":'lo caracteriza su necesidad, por cuanto pnvilegia el segundo. _ . .. , ..
quiere preservar la especif'icigad de su· funci6n, de mantener una d¡,tancia, ·. Agreguemos· que es más fácil demostrar la presencia y efectos de Ja "ttI· ·: .
una diferencia con todós los otros discursos; cualesquiera que fuesen. ~ación" que decir cómo evitarla: para hacerlo habría: que inclinarse : :
A ese precio la experiencia analítica conser\rará el poder de hacer apa· senamente sobre la extraiia economía libidinal que inevitablemente toda ·.
recer aquello que en los enliric:iados por medio de los cuales el sujeto se·de- institución psicoanalítica acaba. por reproducir~ bajo·.~ ~.otra forma, y (
. fine y define su reladón con la realidad, es función de sus ilusiones, de sus sobre las razones que toman tan. difícil al analista defmir con clai:idad ·
· miedos, de sus duelos, y podrá ofrecerle otro modelo de localización. Esa cuál es el proyecto que subtiende:su experiencia, qué es lícito esperar del
distancia y esa oferta representan el riesgo que el discurso psicoanalítico cono~ento adquirido sobre la realidad psíquica y cuáles son la$ ilusiones
hace correr y seguirá haciendo correr al saber instituido, pero también aque- que tiene el deber de rechazar. · · .
llo por medio de lo cual pµede instrumentarse su prop:ia desnaturaliz3ción.' I>ejamos sin respuesta estaS cuestiones; y pondremos f"m a nueStras
. En efecto, es más fácil llenar una distancia que negar una contradicción reflexiones sobre el efecto de la trivialización.sufrida por nuestros concep·
patente~ más narcisisante ofreéei fo que los otros es¡)erañ qUe hacerles ácep- tos, mostran~o d~ qué m~o puede reap~er en el.in~erior drl campo de
tar lo "nuevo". El D)edio más seguro para responder a esa espera será excluir nues~ expenencia, especialmenie en Jos sujetos cuyos intereses intelectua· .
del campo y del discurso analíticos a todo elemento cuyo SUrgimiento sólo les giran alrededor. de los textos freudianos. Será su consecuencia el desin- ~\ '
es cóncebible si se respetan los parámetros que definen y preservan' Ja ex- vestimi~nt~ del. discurso a.sociativo en proveého del .discUtso interpretafüto, /
periencia del mismo nombre~ Lo que sorprende cada vez más en los modelos la aroczacion libre cedera el lugar a Ja int~r..e.t.~ci{J.f1. .~:oqligadá ", lo que .1
teóricos· cp1e $e utilizan én ·nueimrdiscii>lina es su reduCci9D: a wia serie . pennite que a .partir de un elemento -lapsus, suefto, emoción- se desarrolle· !
mínima de enunciados- de alcance universal, en provecho 'de una. difusión . una cadena interpr~tativa en hí que no falta ningún eslabón y que, por ello, ·,,'?
.del modelo pero a oosta. de lo qtie conStituía su armazón esi>ecífica y su ' no puede presentar ninguna abertura. Todo pensamiento o imagen impre- i
mWá ~lar. Extrafia nivelación de las aspere2:as, de la riqueza y las a.pOrías" 1 " visto, será explicado gracias a una interpretación preconocida: el sueflo de (. · · ·
del .discurso freudiano, gracias · a ·lo ·cual se mantendrá a esa "serie" de ' · ' i:una. ?erida será vinculado con Ja angustia de castración:·ía angustia de cas·' \
enunciados fuera del campo de lo cuestionaple. En otra parte hemos mostia: . tracton con el deseo inconsciente, el deseo inconsciente con el amor por \
do por qué. razón el. mayor riesgo. que amenaza al. discurso analítico es el · la madre, el amor por la madré córi el objeto del deseo en tanto que in· )
de desli7MSe del registro de!_!!!_'l!er al de la ce.rteu¡5 • Cada vez que se opere defecti.Dlemente faltante, etc~ 1 . • · )

ese· deslizamiento se comprobará· que el analista no hace más que demandar a


. Se desenvuelve así una cadena 1conceptual rerilitida un saber que el
al modelo exactamente lo que le demanda el profano. Lioerádo de la necesi· Yo del analizado ha hecho suyo, que puede manejar con perspicacia, pero
· dad de tener que demostrar la legitllllidad de su teoría, en y p,or medio de cuyo resµltado es anular cualquier ef~cto de la interpretación sobre la eco-
.Ja experien~. prueba que sus predecesores le habrían legado de. una vez nomía ·psíquica. Sin contar con que el anaJizado, a .menudo de manera
. para siempre, reclamará el. derechó de .desplazar su campo de batalla a lo · · oportuna; a veces puede concluir sus "asociaciones-interpretaciones" inter-
pretando el conjunio como signo de ·un deseo, desconocido por él. de se-
5
Cf. P. Castoria<fh-AulagÍtier, La violeÍ'i~ de l'inte;.,,rétation. Du pfctograme d ducimos. Esta última frase resume adecuadamente el problema plaÍlteado: ·
l'énoncé, Ptesses Universitaires de Francé; cQL "Le f'ürouge"'. a\>ril de 1975, y de
·la misma autora, "Á propósito de la realidild: saber o certem", en este mismo representa una nueva fonna de la n~8ªción que se expresa por medio de uná
volumen. · · · · afnmación que ~e .a lo reprimido volver, pero que priva a esa vuelta

108
j 109.
de toda carga afectiva y por lo tanto de todo poder de transformación. En
efecto, ¿qué dice el sujeto? rextuabnente, que su discurso es aquello· por LA APERTURA DE LA PARTIDA Y EL
medio de.lo cuál se e~presa su deseo ..inconsciente"·a nuestro resp~to;de "A PRIORI" DE LA CERTEZA
. hecho ~niega de la presencia de ese deseo al negar acceso a la emoción . . .
de la que deberíá ser pÓrtador. Lo que nos ofrece. es una construcción in- . . TÓdos sabemos que entre los sujetos que llegarán a ser analistas el ob-
terpretativa; peri si lo propio y .eficaz de la ca.dena asociativa son lá imposi- jetivo · didáctico de· sus demandas está con frecuencia presente desde la
bilidad de su cieae, pues su remisión de ténnino a ténnino es indefmida y apertura de la partida. En la mayoría aparecerá una proximidad en el éam-
· no· previsfüle, y de allí surge el efecto de. sorpresa y la reacciQ.n emotjva que Pº. de_ sus ~ve~en~os teóricos-pr~cos antecedentes al análisis: psi-·
ella puede. slÍscitar, lo propio del sistema interpretativo es poder anillarse qwatna, soc1ologia, pSicologfa son J.as. discíplinas en las cuales la demanda ·
.. siempre en ún.punto de origen, lugar de una interpretación primera que de análisis es más frecuente. La motivación que se antepone como razón
: constituye su postulado de partida6 • . · . · ·de. la demanda .es a menudo la incomodidad y los límites que siente el
Vemos así al analizado, ~ntro de los parámetros mismos de la expe- SUJeto enfrentado a las exigencias de una práctica que le revela la insuficien-
.riencia, protegerse de ella recurriendo a un sistema interpretativo ya usad~, cia de su conocimiento de nuestra teoría: se ve que la "demanda" es ya un
en el dóble sentido del ténnino, y apelar a un saber que debe no a la expe.. · producto, un resultado de la práctica del modelo. También se habla de
.. rienc~ sino a ta ideología circulante én el discurso de su grupo. Para el ·suje-
to en análisis el fin es enunciar la eventual interpretación del analista en un
un malestar subjetivo, pero aquí daremos nuevamente las gracias al modelo
que permitió "reconocer" que la causa debe ser buscada en la psique del de·
momento ·elegido por su propio Yo: el sentido literal de los enunciados ~an~~· En la mayor .parte .de los casos resulta de·. esto que no sólo el
·pádrá ser fiel a lo que el analista habría podido fonnular, pero el tiempo mvestimiento del modelo preexiste a la demand'a8 sino hecho de conse-
. de su enunciación viene a garantizar que lo "dicho,. no dará acc.eso á1 afee- euen~· ~ graves! que su ver~d, antes de toda puesta a prueba por la
. to que, en un tiempo diferente, habría podido provocar. · expenenCJa, es ·conSiderada como obvia". En una ya extensa práctica, muy
: . En la.interpretación trivialiiada los enunciados conservan tá forma ilu- rari:mente hemos oído al joven psiquiatra, sociólogo, psicólogo o filósofo,
sória de una fuerza~ servicio dei proyecto analítico, mientras que en rea-. decir en las entrevistas preliminares que querría intentar la experiencia
lidad ya no remiten sino a las significaciones codificadas de un discursa para sa~r si "la teoría dice la verdad": hablará de poner a prueba su deseo
demasiado rutinario y usado pam.que su aparente coheSión y el &t~ma de de ~ -:bastante se Je .machacó los oídos con' este "slogan" para que
referencia preexistente a la. experiencia corran algún riesgo serio. La gene- sepa lo que tiene que decir-, de una posible duda sobre su capacidad para
r~ación del ·recurso. a ·la interpretación ·acarrea como consecuencia una llevar · a buen . puerto la experiencia analítica o incluso antepondrá sus
.. ín » 1
indiferenciación del tiempo de su aplicación: el analista se ve entonces en-. s toma$ para asegurar al analista en la conveniencia de su eventual
frenµ.do á un ···antes dél hecho·" que ql,tita todo poder de."a.posteriori" respu~a. afirmativa. Pero parece que le resulta absurdo imaginar qu~ la
a· su interp¡etación. Por poco qué háya caído en .Ja tmmpa de una ideali- ex~enen~ia q11e emprende pueda llevarle a declarar falso el paradigma
zación del paradigma, trarisformando su~ enunciados en una serie de fór- pr~1?~estido,, l~ que qu~da confmnado por otr~ fenómeno: el sujeto en
mulas mágicas que actilan wr la sola fuerza de su enunciación, sin tener . análiSIS podra mtemunp:ar su propia experiencia o reconocer que ésta hl!-
· que atender al ·1\lgar. al tiempo y al.·tento trabajo necesario para ofrecerles fracasado, pero es raro que justifique 4nte sus propios o/os esa interrupéión .·
. un. sqélo sobÍ'e· el cúal puedan actuar, nos topue.mos con la anulación de o ese fracaso por su descubrimiento de la no·verdad de la teoría.
toda diferencm entre las referenciils de los dos discursos, y el analista' y el .Dos explicaciones son entonces posibles: puede afirmarse que cualquie-
. arullizadQ! funcioriarán desde ese· momento bajo la égida.de uno solo:·aquel ra qu.e sea la forma que. tome }a resistencia -y sabeinos que la fuerza y la
que le viene del exterior. A partir de este momento la experiencia cae en astucia p~eden .serlo- no esta en sus manos renegar de lo que enuncia
su totalidad del lado de una· m.is!Qa ideolOgía cultutal, que analizado y ana- nuestro discurse) acerca de la estructura del inconsciente. Pero como sabe~
lista defünderári.. COl1$ecuencia. e~trema. de una colusión entre dos discur-. mos que la renegación del afecto, del saber y hasta de lo visto es una de
sos que se 'opera a expensas del anal(ti@. · · · · las v~s privilegiadas. que por lo generai toman los mecanismos de defensa,
·· .· Queda por considerar .una tercera "anomalía~ 7 que también se maní- seme1ante afinnación produce perplejidad. O bien hay que creer que en el
. .·fiesta dentro de los parámetros· de nuestra experiencia. Es pr-0bable que si caso de un didáctico el sujeto está dispuesto a éuestionar sus amores sus de-
~amos .hacia el pasado ruillaríainos un mismti fenómeno, pero pensa~ ·. . se~, su trabajo pero no ese "saber", .que aquí hay un "bien" del \¡ue no
· mos que la expansión .
del discw:so analítico
.
lo reforzó y generalizó.
. · quiere ser despojado, y que prefiere acusarse del fracaso o acusar de él al
analista, pero preservar a toda costa su fe en un paradi~a, transformado
' ' .

en dogma.
·6 · .Én éstos casÓs ·el "sistema" ailalítico está más mea del que rÍge el ~c:Urso psi· Si esto es así, y tal es nuestra opinión, debemos conciuir que incluso
coaD<llítico: toda sistematilicié!n de Ja interp.fetá(:ión conduce a re$ultados antes de que comience la experiencia, la existencia de un "saber" particu-
esencialmente Idénticos. · · a
? . Es ciertó qu~ es: un corofariQ ~que acabanÍpi de mencionar~ •' lnvestimie.nto. <:,interés qu~ no sólo no ~enen nada de criticable sino que.además
son u~a cond1cion necesana para que exista ese tipo de demanda. Lo problémáti·
co está en aquello que dicha "demand;( se niega a cuestionar.

ito
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lartelativo a la psique es iilvestida po; et.sujeto co1_1!o una certez~ al abrigo anaHtica a 1a prosecución de la experiencia del analista? ¿Qué debe a las
de lo cuestionable: nueva conf'mnacion de la funcion que podra re-tomar defensas del Yo, a partir del momento en que tales defensas no se mani·
el "objeto-saber" en ciertas fases de la partida. Pero no es posib~e limitar~ · fiestan ya por el rechazo sino- por una metabolizadón del modelo que
a aceptar esta evidencia sin preguntarse sobre sus consecuencias. Y e~to tiende a tomarlo conforme con ·miras preexistentes? Aquí no podemos evi·
más a6n por cuanto el fenómeno nos enfrenta a una mo~esta parado3a: tar preguntarnos si nuestra relación con 1a teoría no está inexorablemente
mientras que nuestra teoría viene a demostrar que los úrucos .caracteres condenada a un periódico reenjuitjamiento que vuelve necesaria la fonna
que pueden asegurar q_ue un "si:ber". no ha caíd~, y~ del lado ~el do.gma, cobrada por una resistencia que se manifiesta por el poder del Yo, una vez
serán su cuestionabilidad y la exigencia de un penodico recuestionanuento superado el efecto de choque, de apropiarse de un discurso cuya carga
de nuestra relación con ese mismo "saber'\ vemos en este caso al futuro explosiva previamente ha descebado. Lo que entonces viene a la mente es
analista, o a a,quel que desea llegar a serlo, rehusar todo cuestionamiento la metáfora de· la lucha que libran la eficacia de los antibióticos y la resis·
en nombre de una certeza preestablecida. Esperamos que quede claro lo tencia de los linajes mutantes. Se tiene la impresión de la posi'bilidad de
que intentamos destacar: en efecto, el analista corre el riesgo de esc~ote~ una misma evolución en los linajes del "Yo"11 • No es que la eficacia de una
:t
la paradoja al proclamar que ~ cree en modelo, ;es. porque ~ C::XJ?~nen~
que prosigue le prueba su verdad, y seriamos l?s -últimos e~ discutid~. No
teoría exija 1a periódica invención de una nueva, lo cual resultaría un pos·
tulado absurdo, pero creemos en la necesidad, para el analista de estai ad-
ponemos en tela de juicio ni el valor ~e la :eo~1a de Freud ?1 n~estro mves· venido de los efectos de deterioro por el que siempre estarán amenazados
timiento a su respecto9 ·; pero valor e mvestim1ento no nos ttnp1den pregun· sus conceptos, y de la astucia de un Yo, comenzando por el suyo propio;
tamos que quiere decir que la certeza preexiste a la ex~eriencia, YP.ºr qu~, que siempre tenderá a anular lo que se presenta bajo el aspecto de algo "di·
en estos casos, el sujeto no puede ofrecer a los mecanismos de reSIStencia ferente" que viene a comprometer su statu quo identificatorio. .'-"; ·
que provoca la experiencia su rechazo del modelo. . · . · Creemos así que no puede haber statu quo teórico; a falta de nuevos
En el horizonte de estas preguntas se perfila otra ·qu.e es sin duda la . ,aportes, toda teoría se momifica. Teoría y práctica analíticas deben anhe·
más esencial: si la certeza preexiste a la experie~cia, la cual en rigor es lo lar que aparezcan ·innovaciones probatorias de que ellas siguen vivas, pero,
· único que puede jactim;e de aportar al sujeto la prueba objetiva de la verdad a la mversa,, habría que exigir que aportes y modificaciones respeten un
del paradigma, ¿qué recurso posee el analista para probar .y probarse que e~ proyecto que debe permanecer fiel a la definición que Freud le dio.
en efecto a su propia experiencia, y sólo a ella, que debe esa p~e~? S1 Aqu.í" culminan las observaciones que deseábamos propon_er ·para la
el fin del proceso analítico implica haber renunciado al ex,~eso de iluStones reflexión de nuestros colegas; ellas conducen a una sola y misma cues- .
que sostenía la apertura del juego, no puede, inversamente; sino confirmar . tión: "¿cómo recuperar y preservar un proyecto que constantemente
a aquel que ha pa$11tl9 a iser analista la verdad de los postulados de la teo- arril!sga bastardearse?". La experiencia nos demostró que si bien la teoría
_ría1 b. Verdad que hallaría así, a posteriori, su garantía en la puest¡ta pru~- de Lacan podía defender mejor sus conceptos contra el peligro de su trivia· .
ba a la cual se ha aceptado someterla y someterse: . · · ~ación, no les ofrecía, por el contrario, ninguna protección contra el de ·
Pero aún habríá que definir los límites qu~ esa "certeza recuperada" su fetichizaci6n; entre estos dos accidentes la diferencia es de pura forma;
debe respetar para resultar conforme con el proyecto analí~co Y con su ..· sús. motivaciones y consecuencias son idénticos. Se comprende que a par·
cuestionamiento, nunca clausurable. · . tir 'de semejante comprobación hayamos renunciado a toda veleidad de
Es indiscutible que la teoría psicoanalítica .defiende un i_nodel~ del hacer pronósticos. Es cierto tarnbi~n que la inquietud de prever y defender
funcionamiento psíquico que impone otra conc.,pción del· funciQnam1ento ·el porvenir dél psicóanálisis nos pareció a menudo una maniobra y un despla·
· del Yo pero este modelo sólo puede proponerse al Yo, únic\l instancia zamiento que pennite a los ánalistas no reflexionar' sobre su presente.
· que pu~de darle "derecho de palabra" en el espacio psíqUico. Y que deberá . Y para terminar con una ·observación más constructiva y optimista,
aceptar, para hacerlo, convertirse en el agente de su propia transforma· digamos que estamos convencidos de que la teoría psicoanalítica posee los
ción. · . . · medios que pennitirían a esa reflexión convertirse en la promesa de un
Desdé ese momento, ¿son evaluables.las fonnas de resi$tencia que el porvenir posible~ ··
y o puede oponer en el curso mismo· y ·en el corazón mismó de la opera-
ción de apropiación
.
que efectúa? ¿Qué cosa debe la-evolución'de . .la teoría
9. Esto no quiere decir qu'e dicho valor deba se~ admitido Y IeJl!'tido COil';O ~texto
sagrado y como tal, acabado y perfecto de una vez pam siempre. 81 ast fuera, ·
toda preg~nta sobre el porvenir del psicoanálisis perdería su objeto.
1O Tal es, a nuestro parecer, la causa de esa "exigencia de verificación~ .que en los
mejores casos parece .sufrir el analista. Este no ha olvidado la paradoja presente
1! en su propia apertura de p~tida: el a posteriori de la prue?a .que e~ª~·~º
.; basta para anular la. cuestion que debe plantearle el a pnon de la Jillputacion
r, .
de verdad concedida al modelo. · ¡Y ante todo en los linajes de los "Yo analíticos"!

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