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•EN QUE CONSISTE ENTONCES .

ÍA ENTREVISTA

CON EL PSICOANALISTA?

La vulgarización d.,e los conceptos psicoanaHticos nos ha.ce

�orr�._el riesgocl_e_ pro?)rcionar UJ!ll�_!l,g�� f�Jsa �ªe la. �_!ltTe­

vista con el psicoanalista, si se cree que ella se reduce a una,

relación dual -en 1a <J ue el paciente se limita a proyectar - sobre


1

el, analista _tod.p�Jo que. lleva en él sin saberlo -es decfr-su


incons:ciente-.. De acuerdo _ con esta. concepción, el rol �el

analisja __SJLred uciria ·ª--"ºmp!obar el c a r á ct e r imaginario -\Jrác�

tjcaB!_e_!lte :irreal- de _!�ta.li _ proyecciones, __ y a JnfQnn_aLal_p�-·


1

ciente sobre ello. En resumen, el análisis se Umitarla a. una - ¡

reduCC:-ión- d�-i� -imaginario en nombre de la realidad.

Un análisis, sin embargo, no se desarrolla de esta forma,

�os encontramos frente a un discutso - tanto cuando se trata


de los padre!._ como del hjjo- al que cabe c.alifica·r, como

<lilienada, _ en el sentido etimoloiiéo de 1a p,alñlira - anfes �que

como mentiroso, como se puede sentir la tentación de decir­

ya que no se trata del discurso del sujeto, sino del de los

-otros, o de l a o p i n í é n , _ Nunca se podría salir de este -aiscuño ..

alienado si la e_!Pe·riencia analítica fuese solo u n a . objetiva­

ción psioo16gica� del ·suje.to,, de un . .sujet� que segúlría presen- .

tando uña máscara social -que n i. siquiera te es propia-

¡1ara- que· .otro, el analista, inl.e�prete _su se n t ido . _ _

Pc1n, volver a fas r u en les rreudiu n�s, -Laca 1 1 1�uso t'l�•,��!º


en mayor grado en l'! discurso del su1_et� que e11_ht_e�a)jo��c1nn_ _
------ .

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. .· . . adJos del desarrollo instin�vo, • debido�q_
ue et �jef9
�! l os _ e�t , _ • hJ
' - storia ,a su discur50 en una f�a _ deter-
. te,,,.. su propia. - ,. � �,,_,.1 .-
m , cr :-- , · _ __ ·• _- stituye su pensamiento en una wan:cHca
1
0
mi�da_ Y ª gu�I t'Ob, -por medio del desciframiento de est,a
medJante, .su P8 ª·
d' d - , brf,6 , 'I' ldJ'', ,
ra. --•, - - -
- , , -

_1 b _ , os díee Laca, n '_ -_- Freu _- ese, u , _ e__ _ oma_, primf-,


1
n:1 a ra - 0 � - - fri' '- 1
· d--- homb

i:- d ¡ . •. &nbolos vivo aún en e su . miento '11 .. . re

�=ºla :,:.�ci6n. (j�rogJlflcos de la histeria, blasones de la


)
' .,
locura . , . .
Esta palabra no siempre es fád� de aprehender, ya que . el

hombre utiliza a men�do el I��guaie para ocultarla o é,ogarla.


No n corresponde exphc�tar aquí � qué eonsíste un
05

. si co a oÁ H s i s . He i n t e n t a d o- senalar , � sí c 1 � n es .esenciales, que

�n público acostum,�rado a una vulgamac16n snnpllsta y erró­

nea del psicoanáhslS co?°oe ..m�L . Cuántos meses �rd�os,

por ejemplo, po19ue se tiene . miedo a la 1:3ruferenc1a. M�

prometí a mi misma - me d ice una estudiante- ,!lºe en mi

caso no sucedería as.f,. que no me dejaría atrapar•

.. Espero -- m e di c e o t ro - que usted sea sucesivamente mi

padre, mi madre, mi hermano y la mujer _de mi vida."

y el paciente, en su conducta y en su discurso, va a expresar

en un pri:me, r momento ese fo,��ore, p.ri008pa)Iti�. Necesi·tm


mucho tiempo para. comprender que(sü(ver._da<t:,e sUúa, en

un Jugar dístínto, y no siempre le es fáaf-rüñ ana.list.a res:ti•

tufnela.

Me, ocupo de estos conceptos debido a que la primem entre­

vis ta , tanto con el niño como con. los padres, -muestra la espe­

cif'icidad de mi escucha psieoanalltica, En función de e'lfa,

por ejemplo. porque se tiene "miedo a la _transferenciaª'. .. �e

,�e suele formular en algunos casos, al finat, estas palabras

clave: .. E s t e niño me cansa, no puedo aguantarlo. no p u ed . o

soportar m á s ser madre en el hogar, quíslera trabajar .. ,. Esta

p a la b r a n u n c a es proferida e n un monumto cualqule,o. A

m e n ud o , l o es d e s p u é s de q u e co m u ni c o a los padres los ,�e­

sultados del examen del niño, El dhUogo que , m a n , ! e ogo en­

tonces con elfos eontmúa ,a la entrevista del. comienzo.. A

menudo se debería rehacer esta entrevista por completo, ya

que e), primer discurso de los padres suele ser, antes que ·na.daL-

- , ,I !oda. _ una h_, i�Uognfla. p1icoanalfttco-mMJ00-ped1.gó,tca ,e 1


d aarroll6

al��or de _ e sta w.lgarfzad� enffléa _del p,teoan,JbJ, .


.
La P1110Je et le Lan,,ga,1e • ,
La P
, ,vdu:matv,,. vol. 1, •ur�

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scaneado con C a m S c a n n e r
d iscursu de los otros. Su sufrimiento puede ser e rp re sa d o
1

�lo en la medida en �ue p u ed e n est!r seguros de ser escu-

hados. ¿Por qué un niño no debería cansar'? ¿Por qué una

�adre no podría estar tan bien en la fábrica, en la oñ c i n a ,

corno en su c oc i n a ? Es t a s preguntas p ue d e n ser planteadas �

solo en la m ed i d a en que el Otro no asuma el r-01 de educador o ·

d e juez, en la medida en que· el Otro , por fin, acepta que surja·

u n a verdad que no necesariamente es la suya.

" N o le he dicho a nadie que este niño no es de mí marido."

Esta mujer pudo hacerme esta confesión, esencial como con­

fesión para ella misma y no como hecho en sí , trastornante

para el niño, gracias a que ella, sabía que yo no daría u na

respuesta mutiladora para su ser. .No se debe creer que yo

procedo con contemplaciones para con los padres, ya que ello

no les servíría de na da , ni tampoco le sirve al niño. Pero

me preocupo por respetar .. confesiones" que tienen �iilláo ..

no por dirigirse a otro sujeto, sino porque reconstruyen en

cierta forrna al sujeto. Lo que es peligroso para el n iño es la

mentira de la madre a -si -m-isina.-·-ro-safüa que esfe-ñijo no

era de mi marido, pero no quería saberlo." Ser consciente de

ello, supone también asumirlo plenamente en su destino de

madre y esposa; �l pJo_!>lem�, �n _ e{ecto,_JU.!. _R!QP.io,__y_e!._ t

perjudicial que finja que no le atañe, El niño siempre es

sensible a este tipo de mentira. Por otra parte res sensible fji

a todo lo que no ie dice. �

· " C u a nd o era -�uy pequeño - me dice un niño de 7 años .

a quien nunca nadie h abí a hablado del divorcio de sus pa•

dres- me tenían de un lado para el otro, y siempre lo mismo. r

Cuando estaba cómodo, tenía que i r a otra parte. Me mano­

seaban. . . Mi madre prometía venir, no venía; al comienzo

yo la llamaba d e sp u é s me dije que todo eso no estaba b i e n . "

Su madre se: drogaba; ¿el pequeño no lo sabía?

"�H madre estaba siempre acostada, ella estaba al parecer

enferma. Yo nunca iba a la escuela, quizás 15 días en todo el

año. Desde que tengo 3 años, me ocupo en su lugar de la

cocina y de la limpíeza,"

No todos los niños tienen la suerte de recordar en una

forma tan vívida lo que los ha marcado. La neurosis puede

originarse en -su olvido. . .


Las madres de t1�01 psicóticos suelen confesar una situación

familiar perturbadora solo después de un accidente grave, como

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· _ .. _ m p l o un suicidio. El m a r i d o , descripto como .. __
po r e 1 r . , ded í . " _ 3 ma-

bl ,. ' ' a d m i r a b l e por su 1cac1


6 n , muestra 1uego ser - d · f

e , . á 1 e- .. , .
re nte: " r ec i é n ahora veo cu, n tír meo era, me pegaba. me ínsul..

taba me decía todo el tiempo que yo lo engañaba, no

atrevla ya a salir y el pequeño no se atrevía a llorar, quedaba

inmovilizado delante de él �ual una e�atua de mármor._

En un fil m reciente, � hizo dra�t12�-r a cada u no . de los

adores de u n drama sentimental su hístoría, y se proporcionaron

de esta fonna dos visiones diferentes· de un mismo aronteci­

miento. Por lo general cada miembro de la familia suele

vivir una �ituaci_6n famili� de acuerdo con una _fonna que

le es propia. Viven u no junto a otro, y, en r·eahdad, igno­

ran todo lo referente al otro. El hecho de compartir e l - cu­

bierto, un techo, pl�ceres, un lecho, �arecerla bastar, ya que


son pocos los que mtentan saber q ui é n es aquel con el que

dicen "vivir". . Es IX!s!b.le que la _.verd�defa. fonna de pudor

resida en ello: es dif1�il compart_1r �a intimidad, y quizás, y

en primer lugar, especialmente difícil hacerlo consigo mismo.

., Por ello, la primera entrevista con el.. ·P.Sico�anaiist.a es más

l reveladora en lo que se refiere 1:1 las distorsiones - del -discur-so

: que -a su contenido m}smo. Este �ntenia<;>� y algunos se sor-

, prenden por ello, ,�ar1� de una_ sesión a otr�� �e un analista


1

8 otro; esto es asi, cabe repetirlo,_ po rq u e _ la verdad de ese -


·discur� (como nos !º requerda_ L a c � ) . se �nstitu�e eñ e l ·
Otro, siempre a tra v é s de una cierta í l u sí é n, Es curioso, me

doy cuenta de que Je digo �sas que son lo opuesto de Jo que

Je dije al doctor."

- ¿ P o r qué lo opuesto?

-Porque me encontré desprevenida y dije al comienzo Jo

que creí q u e había q u e decir y ahora tuve tiempo para recu­


peranne y confesarme lo que prefería ocultarme . .

Sin embargo, son püeas l a s personas ··que perciben con tanta

nitidez la diferencia entre los discursos. que manifiest.an • . •

iAI vivir eon �u hijo, ]a madre llega, en algunos casos, a

olvidar al �er -que se oculta detrás- d�l obje� que c�idi��

relad6n consigo misma carece de una. cierta distancia que le

pennitiría sorprenderse a veces por un cierto estilo de con­


ducta. Como perfecta ama de casa, est6 tranquila cuando

cada objeto está en su lugar; marido e hijos asumen una cierta

función en este universo cerrado del que toda evasión es im­

posible. En algunos casos y 111 carecer de una. posibilidad

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n,ejor, el n i ñ o busca _ la evasión C:" la ,enf rrmed!d. Sometido

;, lu mo(lre c�mo . o h ,e t o para cuidar, el le manifiesta con su

enfermedad q u e el l a no puede hacer nada por él, salvo qubJ

tener deseos fu era de él.

E9cuchemos las palabras de estas madres::

"�H hija tiene un asma. incurable. Los doC'tores dicen: es

511 subconsciente. Yo lloré cuando esta niña vino al mundo.

Me d e cí a a mí m i srn a que yo nunca tendría en m( lo sufi­

ciente pera darle todo lo que querría darle. Ella se ·negaba,

a comer. S í , me � a d a eso, mientras que yo me ocupa-ha. tanto

de ella. La poma cerc� de mí cama para vigilarla y ella no•

dormía. ¡Ah, cuantas lágrimas derramadas por su causal Y

he aquí que un día ella e m pe z ó a toser, a tener problemas

respiratorios. Ese d í a, el asma entró en ella, Me dijeron que

no era un � a sm a verdadero, sino un m a l es t a r respiratorio. Se

le dio cortisona y no sirvió para nada. La pequeña se volvi,ó

exigente. Abandoné mi trabajo para ser todo para ella. A

partir de ese momento, todo empeoró. Me dijeron un día.

Es u n a enf errna grave, tiene toda la parte inferior bloqueada

para la r e s p i r a ci ó n . 'Sé que no me curaré nunca", me die-e

mí hija, eso me vuelve loca y entonces corro a ver otro doctor,

Mi marido y yo ya no tenemos una vida propia. Claro, es

'inevitable, estarnos vigilando todo el tiempo su respiración.

"Un doctor se so rp r e n di ó una · vez al comprobar que de lm•

proviso, cuando uno no se ocupa de ella, la nena respira normal­

men.te. Yo no creo en absoluto que sea así. A mi hija hay que

evitar le los enojos, las contrariedades, los celos: 'V os sos mi

mamá mía - me dice ella - , no quiero compartirte con na d ie .

Tengo que prestarle a te nci ó n , ya que a la pequeña no 'le gusta

que yo me ocupe de su padre, Por otra parte, ella se lo d i ce :

'A mamá vos Je decís palabras amables, y a mí, nada, �1i

vida está arruinada, Todo el tiempo pienso en. sus bronquios.

Me ocupo yo misma de ponerle sus supositorios, de cuidarla,

pero de nada sirve, Por otra parte, vengo a veda pero, a.1

igual que los otros, · usted no podr,á hacer nada.''


¿Qué se puede agregar a este discurso que, por mementos,

presenta resonancias poéticas? El discurso está marcado, su�_:

rayado por l a neurosis de la madre. Dese� �nt�s <!� S'U nact­


-mien.fo,- esfa niña es ra objeto de la tantas1.a.. , materna, ¿e.sa
necesidad dé amor Inmenso no recuerda tam b i é n la. angustia,

el peligro de un sof�amiento -tptal? _ .Esta_ -�iña forma partti

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dtlQs_hutnQ.reuk la mad1..e, ha�t,!_!al _p�ntd que la madre

�_we__ n��e �r!_�a<:_er ��a • . . En r�l!�aá, �rra~00 (leseit

�ue la _s1tu�c1ón_ �amb�e. _, Carne de su carne, sufrimiento de


su c o r a z ó n , herida íntima, su hija tiene que mantenerse así

Trastornada por la posibilidad de un cambio, Madame Ro:

bertin me dice: "Es demasiado pronto para que le entre­

gue esta niña, tengo que recuperanne, después volveré sola.

No le hablé de mis angustias, desaparecieron con la enfer­

medad de mi .hija, y todo eso puede volver a aparecer, ten­

go miedo. Es horrible la idea que se me ocurre de repente

es absurda, es como si _ me pidiesen q ue eligiese entre mí

muerte y l a de mi hija. ¿Qué a·hsurdo, no es cierto? Si uno se

queda mucho tiempo con usted, termina por decir cualquier

cosa, por perder todo sentido común."

Ahora _bien, si algo se pierde en la confrontación con el

analista, es una cierta mentira; i Través --de este áhañaoño


él sujeto recibe en ca.T11liio- y como verdadel'O don� efllCCe�
a su verdad. · -- --

- Me limité a la primera entrevista. Dejo entonces en suspenso

la continuación de las entrevistas, no sin insistir sobre ]o si­

guiente: cuando los padres cons�ltan por. su hijo, �ás allá d�

este objeto que le traen, el analista debe esclar�r�l-.!��tiao

, de su sufrimiento o de su trastorno en la historia misma de los

, · dos padres. Emprender un psicoanáliais del niño��º �Tfga a


los padres a cuestionar su propia vida. �1 comienzo, antes

de la entrada del niño en su propio análisis, conviene refle:.­

xíonar sobre el lugar que ocupa -enla-Iantasia parentar--La

precaución es necesaria para q ue Tos padres -pueda-n- aceptar

después que el niño tenga· un destino pr(!pio:-�un-niño-5400�­

si es necesario, obtiene esta autonomía mediante crisis de ca­

rácter, mediante oposiciones espectaculares.

El niño neurótico, por su parte, paga este deseo de evolu­

ción personal incluso hasta ron un daño· orgánico muy serio.

Algunas afeccíones (epilepsia) son agravadas de este modo

por la ansiedad del medio; que compromete el éxito de un

tratamiento médico. Madre e hijo deben ser considerados en­

tonces en el · plano psicoanaJítico: la evoJuci6� de uno_· es

posible· solo_ si el _ otro � .Puede aceptar. �

-"Este niño _: me dice una madre - nos despojó de toda vida

personal, se cae, no podemos abandonarlo. No sabe utilizar

sus manos. Tiene contracciones. F8tá m uy enfermo. No podía

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scribir. Estuvimos tanto d�tr,s,. fu�mo_s he' en �-upamos de
e _ dec0le!ie, y lo logr6. VIVe e n un mundo propio. Tenerlo
'I ue - b ' · - -:- t C' , ... t ,., -
· una re,s;panSa' . , , a�. na que a ar o. siempre
' b . ' l !ll ' d d H 1 · 1 1

1 , , a _ , Jj3 oy

e;e�upada de que tenga un acei?ente, temo todo _ el tiempo


1
, muerte. T. iene un aspecto anq.wlo. sado, con. la cabeza síern-
0
s - . - d l'l 1

pre hacia adelante. E s . una pesa 1 a, �a cabeza arrastra su

cuerpo. N o puedo ser. amable. Estoy obhgada a ser dura para

despertarlo. Todo el hempo se cae. Pensé en ponerle un corsé.

Hay que hacer algo. Una vida increíble. Yo le digo, madame,

·1

0
que é\ necesita es el corsé de hierro. M í marido me dice

que yo me enfermo. Tanto peor, qué quiere usted. Cuando


él � c ae , le pego, Qué quiere usted, cada quince minutos: ]e

pa sa algo. Llama realmente la atención que no se haya, rna­

tado eon 'todas las cosas que le han pasado,"

Este niño, deteriorado por crisis convulsivas, no tiene - n i n ­

g,1í,n accidet1te en el Internado, La madre no quiere admitirlo:

'-' Aun si u s t ed lo atara vería que se cae."

'El discurso entrecortado de la madre expresa a5Í su propia

angustia casi asesina. No se aprecia con exactitud si el q�

puede caer es el niño, o si la madre a ct ú a de forma tal corno

pa·ra hacer caer a. su hijo, dulce, amable, que 'lleva en su

cuerpo un pánico total.

· A -travé:s del Otro, la entrevista con el psicoanalista es, un .

encuentro con su propia mentira. El niño presenla esta men­

tira en su síntoma. Lo que daña al niño no es tanto la

situación real como todo lo que ·no ea dich». En e:s e 1

no dí­

c:ho,_cuántos son los d r am a s imposibles de ser expresados e�

palabras, cuántas Ias locuras ocultas Por un equilibrio apa.-�. ,

rente, pero que el niño, trágicamente, siempre paga. _El rol '
del psicoanalista es el de permitir, a través del cuestionamiento \

de una. s i t u a c i ó n , q u e el niño emprenda un éami��p,r�pió.

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