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Tabú°') implica que la infraestructura o la identificación !undante
Psicología Institucional P.sic:oanalíti_co:
de un super-yo masculino es una identificación sádica. Superación del ".Obstáculo" Organizadónal
- A partir de ella deberá seguir elaborándose o. sobreinvistién-
dose el Super-yo con identificación a ciertos rasgos del padre, Ricardo MOlfé
que son -valores culturalmente aceptados y que terminarán enun-
ciándose como normas abstractas y universalmente compartidas '·
(es decir cuando adquieren rango de imperativo categórico).
En este sentido habría un sadismo propiamente masculino,
complementario de un masoquismo propiamente femenino. .,;..,,.-
Recapitulando: el varón entra en el Edipo por el amor a la mu-
jer-pero sale del Edipo por el temor a ser mujer, usando "mujer"
en el sentido de las conceptualizaciones fálicas es decir, como
sinónimo de castrada.
O sea que en el mantenimiento del objeto heterosexual con·
fluyen dos grandes corrientes de motivos, y uno de los motivos
para amar a la mujer es, como acabamos de ver, el horror a ser Tan incitante y tan riesgoso como fue, en su momento; para
los psicoanalistas, -el ingreso al .ámbito complejo de las organiza.
mujer.
De todos modos, he simplificado •· la cuestión porque el juego ciones, a fin de operar _en ellas con desparejo rigor', fo es hoy
el traspasar, en la práctica dé una psicología institucionál psieo.
Complejo del Edipo completo hace que, finalmente, y de todos
analítica, los límites de ese óbjeto. :Algunos .aritecedentes'ebonan
modos, haya también una identificación a ciertos valores de la
ya la posibilidad de extender -conceptos y métodos· cque lian
madre, la que resuelve parte del Edipo negativo y que, como subes·
sido producidos -0 puestos a 1>rueba en ámbitos -0<ganmiciona-
tructura del Ideal del Yo. contribuye al encuentro adulto con el
. les a otro al que podría pen=é que estaban inicialmente desti-
objeto heterosexual. nados. La .misma amblgiiedád de la designación con que se conoce
en la Argentina desde hace tres décadas este campo de_.trabajo,
"psicología institucional"~ así permite interpretarlo~\ . porque 1

· Taller de terapia gestáltica


dirección: Florida Glocer
\cea\ Hinstitución~' no coincide d-e manera precisa con "'organizacióri"
y deja un margen en el que cabe la referencia a lo }lUeen l!ll con-
texto socioló~co. se de.nominarí~? órdenes y eef~ ___ ~t{juc_ i?·
na/es ' , territono vecino tam!nen de otro ..:..~ nl).b,ufoso.. sm
1

\
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CENTRO EDITOR embargo- al que apunta desde hace unos años, en Francia.espe- --Í
¡
ARGENTINO \ cialmente, el llamado "análisis institucional'". Pero no fue nece·
1er.año i
Introducción a lacterapia gestáltica
Enfoque gcstáltico de la neurosis
• Material Psicométrico \
Individual. Grupal. Parejas. Familias.

-~
Teoda. Técnicas. Práctica. • libros de Psicología y
~=nMi~s \
1 No me ?":!fiero aquf a los intentos -que pueden remontarse a los de Sieg·
fried Bernfeld en pedagogía (véase de él: El P$icoanálisís y la educación
antiautoritaria, Barcelona, Barral, 1973}- de dirigir u o~. esclaQ
Laboratorios y sus aplicaciones 1 .,,,..-'."'' reciclo quien lo hace por su saber, formación o práctica en psicoanálisis.
Tc'oría. Diseño. Práctfca. 1 '
1
NOVEDAD DE JULIO Quiero aludir, en cambio, a operaciones sobre el conjunto de una organi~
zación como sistema- psic_osocial. El primero que ll~vó a ca~o una inter·
El taller artesanal. ·
Seminarios Epistemología .
1
Diccionario de Epistemología vención semejante fUe Elliott Jacques (The changing culture <?fa f_actory,
Londres, Tavistock, 195,1), representante entonces de la versión "klei·
El. ~ue~po. Psic~_~rama. Psicoprofllaxis · Genética de A. Battro. niana" del análisis. Conf\óntese una exposición Hfreudiana" del tema en:
qu1rurg1ca. __ , d' '·
Actualización en ~~,rifoques grupales. : Descuentos a Estu 1antes Y . R. Malfé, "Psicología institucional psicoanalítica, Revista Argentina de
Psicologta, Ne 30, Buenos Aires, A.P.B.A., 1981~ .
Clínica psiquiátriCa; enfoque gestáltico. l nroiesionales 1
Av. de los Incas 3129 4to. B
L- T.E. 551-5292
(l M. T. de Alvear 2221 · 1° P. 1
' _T_e1_._s_26_-4_15_7_ _ _ _ _--'·1
2

3
H. Gerth y C. Wright Milis, Carácter y estructura Social, Bs. Aa.-, Paidós,
1968.
Véase, por ejemplo·: Guattari, Félix y otros, La intervencfón institu-
cional, México, Folios, 1981. .- ~
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69
68
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sario adscribirse a esta última orientación para haber percibido
y haber operado sobre !o que sw; cultores llaman "transversa-
!idad"4. En un trabajo institucional que culminó hace diez años,
-
p~oductores
'

con¡unto, mtegran un ámbito institucional -dado ofo, tomando


una palabra, no el concepto -si lo h1dlÍere-, de Miehel Foucault:
•,
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de discursos -·Y modeladores -de ·prácticas -::.:qJ.~e., ·.en
'

~.1
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y del cual se publicó una síntesis en la Revista Argentina de un "qispositivo"' J en el que comience a .trabajar con cierta efi-
cacia. Es el casa, por ejemplo, en· mi propia experiencia y ·en la
Psicología, unuestra intervención-se caracterizó por la apertura de varios colegas, de trabajos institucionales <¡ire comienzan por ~
de posibilidades de diferenciación ideológica que ya estaban de· una organización determinada de un ámbito como •el ieducacional
lineadas virtualmente en función de la pertenencia o la referencia (que en realidad está compuesto . por sectores·. diferenciados:
implícitas de cada miembro o sector del grupo a otros sistemas
escuelas públicas o privadas, confesionales, de colectividades, ~
colectivos ... En suma, al romperse la fascinación ... quedó abierto 1\1
el camino para que aparecieran ¡junto con los deseos discrepantes]
las diferencias y las contradicciones entre los diferentes subgrupos
etc.), o como el constituido en torno ·.de una ·.especialidad mé'
dica, o de otra profesión universitaria, o también de la -esfera de· e
socio-económicos y profesionales (en relación con el grupo social
la administración pública, etc., y que a corto o mediano oplazo
se van extendiendo R generan iniciativas similares en otras organi· ~:¡.::.
más amplio)" 5 • zaciones del mismo ámbito, en forma muchas veces coordinada.
Por esa misma época . -para mencionar otro ejemplo- un
-----p;;;a explicarlo mejor;· usaré el eje~plo de mi;propia vincu-
r
~i
grupo de docentes de la carrera de Psicología, entonces incluida '\11
lación de varios .años, como psicólogo institucional, 'con el ~dis­
en la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos
positivo" pediátrico. El vínculo profesional se estableció-a raíz
Aires), habíamos tenido que constitúir un espacio de reflexión e de un pedido de asistencia para un grupo .docente con -conflictos.
investigación, frente a la maraña de fdiscutsos, prácticas e inercias.
Como resultado de una intervención relativamente 'breve, esos
institucionales en que estábamos envueltos. A esa tarea aplicamos conflictos quedaron formulados de una manera .que tos hizo más·
algunos de los recursos teóricos con los que trabajábamos en
"psicología institucional", aunque el objeto desbordaba con
llevaderos y el grupo pudo encarar entone-es-una etapa de ·planifica-
r
~
ción de su. tarea, que era la enseñanza -univel'.llitaria,de I;a ,pedia-
mucho ei ámbito de la organización, pues implicaba, entre otras tría. ' ··
dimensiones que fueron analizadas, la historia comparada de
una profesión, el momento político nacional, la influencia de Para esta nueva etapa, quisieron contar con el asesoramiento
acontecimientos externos como el mayo/68 parisino, etc. institucional del psicólogo en forma ya ·pennanent.e. Fue así
que durante siete u ocho años colaboré en la dilucidación de con- -11

Desde ya que en la práctica del psicólogo institucional, tal


flictos que estaban alojados· no sólo en la red de relaciones que se 1'

.~l.\
como se ha venido produciendo en la A?gentina hasta ahora,
pueden darse también ciertas variantes que lo arrojan, no a Ja creaba entre los docentes sino también, ·como es lógico, ·en la
relación con los alumnos y con el résto de la estructuráacadé- 16
"deriva" institucional', pero sí fuera del ámbito que durante
algún tiempo concitó su preocupación casi exclusiva, el de las mica universitaria, en la relación con la práctica pediátriéa con y :11

organizaciones.
Es el caso de la progresiva implicación que, por vías ascen-
su enseñanza y, sobre todó, en los múltiples vínculos que ligaban
a este grupo, en sus tareas cotidianas, con la institudón hospita-
laria donde estaba instalada la cátedra. (Los docentes estaban ti·
1
1
.¡:

•'i·-·,,
dentes, descendentes o laterales, tiende a c¡¡¡nprometer al psicÓ·
logo institucional con las distintas organiz;¡ciones y con los centrns
'>••-"N~, roneados por una doble pertenegcia instit.llijpnaLc.o~, 1
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1
1'i
transparente en el simple hecho de tener que desempeñarse como 1
....
médicos en las mismas horas del día en que debían hacerse cargo
Esta noción de "tnnsv~rsalidad" parece aludir a la in~id~ncia o pene· ·-"'·'·"'~
de los alumnos). ,11·_

' tración de un 2n'ii%to 1mtih1c16nal en otto.+ por ejemplo del pohttco· ....... 1
represor en el educacion~ o en el médico-asistencial,etc. Cf. F. Guattari,
Psychanalyse et transuersalité. Essais d'analyse institu.tionelle, París,
::.<"~":;,
~·~,;:E.~'
El trabajo psicológico debió recorrer también, entonces,
las bifurcadas vías institucionales por las que se desplazaban mo- 1
t
Ed. Maspéro, 1972.
,.,.,.._......,....
- •. -::-'";:>:
delos práctico~, d_iscursos ~ ide~les. En el vínculo con las ins_!;i~u· 1
R. Malfé, R. Mazzuca. G:1Jafi.essa, G. Autino, I. Reich y J. Rodríguez
Marino, "Psicoanálisis aplicado: un caso institucional'', Reuista Argentina
c10nes umversitarias, para ampliar -el examen de la problernat1ca ,¡
de Psicología, N,, 21, Buenos Aires, A.P.B.A., 1976, págs. 60·61. !
6 V. G. Lw_passade, "La intervención en las instituciones de educación y de 7
Cf. "El juego c,ie Michel Foucault", entrevista con A. Grosrichard,
formación'1, en: Guattari et al., La intervención institucional, op. cit.,
págs. 133·4.
?.. Revista Argentina de Psicología, ,'\[" 26, Buenos Aires, A.P.B.A. 1980.
:·1 ... ~
·e•
~'"""''·::;... ..., :.;t:·. .);:;,:.·.~:. _.,."':,_:~·2 ' - .:<..·.-·' '~···,,,;,,.~ '--~"""·.:::,..;.::;::,,~,;,,,; si;,,_,~,:,;;,-;.:;¡;,,.,,,,.,,,_

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docente que se venía produciendo en el grupo originario -que 1 de psicólogos, , se 'Prolongó varios ailos. Tuvo -como resultado
siguió siendo el eje del trabajo-, fue necesario asistir y partici· i que se produjeran traru:towaclones en aquello que -siguiendo
par en congresos~ seminarios etc.i que tenían· corno ~ema la refor~
7
! a Freud- podemos .de!!Omlnar ·~estructura libidinosa" l!llfrige11te.
ma la enseñanza de la pediatría y de la medicina en general', Las consecuencias prácticas füeron múltiples, no mterOÍia
lo que para conocer las que han aquí reseñarlas sino tan solo explicitar nuestro ol>ietivo. l!n é!>ité
e11· ese ámbito de se íban de· Y en los demás Mpectoo del trabajo con los pe;t!Ja;tr.,,; dlecidmnos
contrapunto entre. discursos oficiales, enuncia<'lon.es
IB':ll colaborar en lo que pudiéramos a com;olidar w:i modelo de llSÍS·
es1ior1táJ~e'" y ex abruptos'. 1;encia pediátrica que,. Permit1k"e•~r;:ªª~~7c;~)~~~~?~~~~f!'1'z
Te.ml>ié11 fue necesario participar en la de tareas matisrnQ~ y que t1.r~iera ·en e
con otros docentes~ instalados en otros hospitales. En atención rnédica pública en .e! pafs procurando 7

de que Hevar a cabo otro grups.It en.de .. Para que algo así ·pÚeda intentar.se} es J.lecesa.rio
al esclarecitn.ie:nto de conflictos qu0 obstacu~ t.ariado primero. el repertorio de aquellas constantes fainta¡¡máti·
Hz.aban ]a ta.rea -docente y asisteru:ial a ~te ah:u.ra. cas alrededor de las cuales ·se (en el espat.io m1ag!narlo
Esta cor.J"]uencia 1 co.ntr~dictori.a en la aunque no en instalado <"U tomo empefio colectivo, por
inevit~ble la que sea la los Hc:onflietus y ruarno•ní.as"
.s:istem-8.s o esferns en .an&tee1a con. que resuen.ru1 en ,iu. mqu~ -ellos
:tanta o. por io rnenos eón tanta darídad, en ,¡¡or lo que "" .i~ en
dkdón cors10 en l:a un CID11po
el qne fu0 si.oxr,¡ir<
dondfr instal;;¡da la cáto1lra y rivafüfa,102 "'"'''!l!tas,
bi.en.t1~ y a sus mírnmim)S, h1.s an1bi!v..leitcÍ;!lfl, .porqw.B zy,gto
las que entrax en con l:az de 1a función docente, t:-JJJJSPük'tan V R'0'Pl oi:hxeen
... con \~~
.Pero Trtiis c1u~ una d.¡; e.stH C~tS>G~ las qt:H? c+stán a. P•Jsiici<1t1es
se ti.e.a :m•&di;c,,.¡,
t'12.rco;:; de referencia con la desc1:ip<~fo,11 de co11o:¡:fo,¡¡e;s i:uterin~ti~
que no &.8 s.13 fueron M;l:ai1ktcie'1do
acu.erdo -c-on una \'. \ ue con1er.1.zó
un chiste fa;;hd:Jo¡;o
cole;:as en. . y Hdecente:si~ ,.) de .uo
no entrar en un relato prmnenc'ri'""fo, que no se avendri'a cálted!ra medlwa ren xa que rnen~
con )_a irite-neión. de este xne a decir que ~por esa con a.pata tos
és.ta y otras .razo:nes- se üpera:r e:u:tens.an1.ente sobre provincias .a. tgen.tinas~
. a que pres~
el vú1cu.lo - taba --su·pervisión y apoyo científico y doce1.:1te
Se pudo conce:d:.ar a este fin un acuerdo pa.ra iniciar un trabajo en el área pediáti:iea o, mejor dicho, de "salud rr1aterno··infan~
que abarcaba prácticamente a todo el tir\ aunque en la esa colaboración o tutela se extendió
Este en el que participó un calificado y numeroso a otras áreas :médico-asistenciales~
Fue preciso prestar ayuda técnica en. e! vencimiento de xesis~
8 Se h:ataba de esfuerzos xef.Ü:rmistas auspiciados en ese entonces por una
tencias a..! ca:n1bioi ligadas. en parte a intereses creados.de Ja
"Asociación -de Facultaides .de Medicina", que fue el orgarJ.smo gesto:r tencia privada local y a la i'1erda burocrática y en parte a com·
del tJ:ahajo· institucional plejos de actitudes que fueron matería de análisis, En. este pWJto
VE'.ase al respe<:to mi a;tfuul.o ya citado: ''Paicología institucional psicoa~
nalf!:ical', publicado en el N"" 30 de la RevúiJifJ Argentina de Psi~olog{a.
.,
11
10 Con respecto a estos sistemas jerárquicos, o "numisn1áticos." (de d:istri~ En ocasiones como ésta quedan noto:tirunente limitadas la~'·caXacterfs~
bu.ción de un valor), que se sostienCn en:. un consenso, véaS<?: R. Malfé, ticas de n.eutraüd.ad y prescindeucia que suele teñe.t'Ta p:rli'éticié:'.íiilí"
"Sobre.."!albo, pánico, 'angustia coJ:ectiva' ", }?.evisla lnu1go N"' 7, Buenos tícaY"""que -adn la "ñ:iisma psicología institucional, en otros casos, puede
Aires. Letra Viva, 1979. pretende: para sr.

72
3 C) 73
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'"'•·'~;; .'.c.:.;;c. ..•,

el "dispositivo" pediátrico (o médico), entraba en confluencia, co.tidiana. ¿Exageración de !o mismo que •·en ·otro J>lllÍlol mostra:
a veces, y en colisión, otras, con "dispositivos'' administrativos ba el grupo de profesionales? .De todosmodos,<in.un áíribito,atra-
0
estrictamente políticos; la psicología institucional había dado vesado en ese momento por ruidosas pasiones y ''por desgarra-
lugar a tareas y est«ategias propias de una psicología de la comu- mientos colectivos, la utilidad que el ti:abajo de psieología'lnstitu·
nidad o de una psicología política ... cional tuvo para algunos de sus gestores se redujo; según ere(), a
Un atravesamiento similar de los límites de una or anización posibilitarles el ábandono de coartadas o ilusiones, a permitirles .
-cliente puede producirse en cualquier tra ajo institucional que a unos irse, a otros reinvindicar la modesta ·espeeific:idad de un
se deja llevar- sin oponer resistencias ligadas a imágenes de un trabajo del que dependían económicamente. En euanto.ineunás
"rol" o de un '~encuadre'' fijos- por los movimientos de' los claro lo que determina -desde esa perspectiva de fa sexualidad
discursos y las prácticas para el esclarecimiento de cuyo sentido en -la que insisto en wer la marca del cuño psicoanalítico- esas
[desde la perspectiva en ·la que el psicoanálisis se instala: la de la .c:>7:.,
puestas-en-escena concretas en los escenarios eolectivos 13 , incluí-·
sexualidad"], se es llamado, con fines prácticos o no. do el "teatro-dentro-de-otro" del trabajo. psicológico-institucio-
En otra intervención (y así terminaré con los ejemplos), el nal, no ·puedo .asegurarlo, pero creo que fue poco lo que.,.allí
sesgo tranversal que descentró lo que empezó por ser también ... se logró, tanto por impericia del operador cuanto por fas espe·
un trabajo institucional pedido por un grupo de profesionales, ciales condiciolll!S·del campo.
en este caso de las ciencias sociales, tuvo que ver con la incursión Estas breves reseñas' a las que quiero limitarme -la una, de
de la tarea para la que ellos estaban. empleados en zonas transitadas un trabajo bastante exitoso, la otra, de uno más o menos..fallido-
habitualmente por discursos -Y pr.icticas- políticos. no tienen otro fin que el de. iluatrar .de...qué manera.el.psicólogo
Se trataba de un grupo constituido, hace unos diez años, por institucional puede verse .precisado de atravesar los límites de la
asistentes sociales, psicólogos y arquitectos, que estaban incor- organización o grupo que .inicialmente lo contrata. ',l'anto teó-
porados -aunque conservaban bastante autonomía- a un organis- rica como prácticamente puede juatificame. que lo haia. Al fü1 de·.
mo municipal, en una ciudad del interior, a fines de proyectar cuentas, nada muy esencial cabría postular de! lado del objeto
e instrumentar el traslado de una "villa" a otro lugar, un barrio cuando .se deja atrás al individuocpara aboeaxse a lo que puede ..
que estaba siendo construido. Se procuraba alentar una experien- (o debe) concebirse como intersecciones ,de práctiCllS,discursos
cia participativa de ese vecindario en todas las fases del proyecto, y objetos instituidos en .campos coleetivcis, más o menos orga- ·
iniciativa que -en opinión de todos-- se ligaba (en forma algo nizados 14 • La sistematicidad de estas 'Organizaciones es funitada.
laxa) al propósito de las autoridades municipales, que eran de ''""':' Constituye el objeto de la práctica profesioñai, entre otros, de! psi-
facto, de contar con apoyo popular en unas próximas elecciones. cosociólogo o del "analista organizacional"".
En este contexto, es fácil calcular que el pedido de asistencia Lo que le otorga, sí, cierto privilegio al ámbito organizacio·
psicológica tenía que ver con escrúpulos de conciencia de esos na!, para el psicólogo institucional también, es el hecM de que
profesionales, agravados por la indefinición que manifestaban allí se precipita e¡¡ formas estables (al punto de arn("!'.)lln símil
en cuanto a sus roles laboral.es -no tanto en el caso de los arqui- de "estructura") la libido colectiva, de modo que resulta estraté-
tectos cuanto en el de la mayoría .de los psicólogos y asistentes gico como Jugar de escucha y operación para el psicoanalista.
sociales. Lo más ejemplar de este trabajo institucional para quienes Pero puede ocurrir que· nuestra "competencia discursiVa" 16 nos
lo llevamos a cabo consistió en el trasl.ado que fue necesario indique la conveniencia de proceder de modo que el ámbito de
operar en una etapa hacia el lugar, discursivo y geográfico, de
los habitantes del barrio. Allí fuimos testigos (en ocasión de una
~~ ..;;;:,.• 13 Cf. R. Malfé~ _"Psicología instituc~onal psicOanalítica11 , loe. cit., pág. 34.
de las reuniones o asambleas de veéinos) del carácter penosamente 14
Algo sitn,ilar podría decirse de los ~sistemas familiares'', ya ·que no se
residual, imitativo y fragmentario que allí asumían los intentos . "":,..;_·, justifica -una práctica terapéutica rígidamente limitada a ellos "como

¡:;i
--
de una colectividad marginal por otorgar coherencia a su vida

E$to quiere de-cir~ aplicar el análisis a 11


c:ri.stalizaciones" cuyo proto~
tipo es la "estructura libidinosa" y tambíén explorar aquella fuente
15
totalidad 11 1 o como .u.nidad privilegiada de operación,- según_pÍ'ecónizan
algunos.
Cf. A. Schleíu.ensofi, "Análisis orgWacional. Aportaciones pala una
definición del objeto y del nivel de análisis'', en: Sobre la ~oría Y la
práctica (ler. Congreso Metropolitano de Psicología), Bii:~nos Aires,
reiterativa de las ganas que -en conjunción o en conflicto con el interés A..P.B.A., 1981, pág. 75 y sigs. '
16 Cf. R. Malfé, "Supuesto de competenc1¡; discursiva, requi'>itoif de desem~
~
y la razón- hacén girar la rueda del molino de todo lo que emprendemos.

74 75
':::J
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-"'"'"':"·""
efect9s, sobre el quehac~r y las ideologías de los mieiii,)ros del-~;'.::;
la interlocución (para que ésta sea eficaz) se desplace, se restrinja grupo, de causas heterogeneas y ·muchas "1eces ·remotas, en·el ln· · -
0 se amplíe, -según Jos casos y según la intención.
En relación éon este últuno punto, puede "ocurrir que la inter- terior de un "dispositivo".
. Hay que tener presente que lo que .aquí se desiflña como
vención del psicólogo esté planeada para ipci•fü sobre el sustra- udispQS_t~Yf>,, debe ser pensado ComO :un conjunto, erf -efecto,
to fantasmático de ciertos aspectos de un modelo que atraviese
muy heterogéneo. -~
tod:a la heterogénea trama discursivo-praético-institucional de Lo integran: ,.·~
lo que se ha dado !.!! llamar un "dispositiyo", como en el caso '""
primero reseñado. Tal cosa sólo parece viable, sin embargo, si se es- Prácticg:¡ dispares, organizadas en tomo de méldelos que
. ·es aldado por alguna organización de¡¡¡:- na ima- muchas veces se contraponen en lugar de complementarse;
@n prestigiosa Y. e re a va imparcialidad dentro del ámbito sobre -."l':'" Discursos, que van desde los <:¡ue; en carácter de textos funda-
el que se pretende operar. o es conveniente, en cambio, qye se mentales o de libros ~dos, informan todo un .ámbito hasta los
trate de una or ización ue (y otorgue, por ende, al psí- que "en presenCia" y . cotidi>ln•wmte··son .enwiciados por los
co ogo po er administrativo directo =ººder jerárquico- sobre portadores de ideología o de eiencia·-parajustificar, para otorgar -~
los indiviauos, grupos u otras organizaciones con los que se haya coherencia o para criticar y proponer uformas de lo que allí f
de trabajar. se hace (aunque nos toca .no.. olvidavque lo ya.dicho y lo que 1
va siendo-dicho transportan.mássentidosquelosqu.~ ·. preten·
..
Otro modelo de intervenciOn, más cercano del tradicional
dió darles); · . . .... . . t_J . -
Objetos instituidos, entre·los que a.incluyenlas Dllfaniza-
der psicólogo -<¡ue se atiene por lo común a una práctica seden-
""' ciones, ademas de los bienes, territorios, instalaciones,_;edificios;
taria en "consultorio"- puede bosquejarse en relación también instrumental, archivos; códigos, ..emblema$, monum~!ltos, reli-
con un campo institucional que se define a partir del "dispositivo"
y ne de la organización. quias 18 , que corresponden al ámbitoestudi•do.
En cada una de.estas·.dimensiones, puede ser-~o un
Se trata del trabajo. psicoanalítico con grupos constituidos proceso histórico· relativamente .autón01!1o, caracterizado por .sus
EJ!_l individuos que comparten algún oficio o profes1on, una for- propias . continuidades y rupturas,. y el conjunto· Soportará,
mación o una práctica, sm pertenecer necesanamente a la misma como puede colegirse, multiplicadaseontradicciones.
organización.
Los conflictos ligados a cualquier trabajo o práctica pueden
Por ejemplo, retomando el. caso de la interveftClón antes
reseñada sobre el "dispositivo'' pediátrico, allí había discor-
servir de elemento de unión para que un._,grupo" psicológico se dias y armonías entre las formas que presiden los·modelos diversos
. . ..
constituya, cuando e~te -a su vez- un andamiaje institucional
'

' ", ' ' ,.' ::/l


que permita orientar requerimientos de análisis en tal sentido.
Una situación semejante tiene la ventaja de que no es nece- 1 1ª Esta ·enumelación ~e lós llneami~ntos de uD esquema _d~ónaaO . en
psicología institucional a los fines d~·describir la diversidad de los siste·

l
sario intervenir sobre un drama colectivo apremiante, como sucede mas de constricciones que dan contextun "8. un campo psi~osocial ...Cf.
-en cambio-, la mayor parte de las veces, en los trabajos institu- R. Malfé, .. Consi<:\eraeiones críticas sobre aspectos ideológicos y técaj.cos
cionales pedidos por los miembros ·de una organización". de la práctica psicoanalítica habi~ual. Con motivo de º.Axiologt'a,, neutnt-
lidad del analista y contra4:ransferencia", de León Ostrov". Rer.Jista A,...
En cambio, de lo que se trata en "con-textos" como los antes gentina de Psicología, Nº 4~ Buenos Aires1 A.P.B.A. 1 1970, esp~ págs.
delineal:los -además del desciframiento de lo que allí mismo 36-37; una ltansfonnación ulterior del esquema, que apunta a las con~
("textos") r<iquiere atención, ligadó a historias individuales (cómo i diciones de producción de aquellos sistemas. figura-en el A;ddendum 2 a:
R. M8J.fét '.'Tres proposiciones pala cernir el objeto ·de la psicología
comienzan, por ejemplo, ciertas vocaciones, qué es lo que deter- (psicoanalítica) en horizontes del psic~análisis aplicado"',; Reuista Arge11-
·tina de Psicologfa, Nº 26, .Bu.enos Aires, A:P .B.A., 1980 (V~ ºFe de

--
mina repeticiones·específicas, etc.)- es de desmontar los variados

peño ret6rlco: la cuestión 'técnica' en la práctica del psicólogo psicoana~


19
erratas" en el N~ 28 1 pág. 160, de la misma Revista).
Tomo ésta ~~1:-esi6n, "continuidades y ruptura.su de un estudio de
'

Hugo Vezzetti sobre el '"dispositivo" ligado a la locura, la criminali~


17
lista", !bid. p!gS. 67·69. dad y la ••salud mental" e.n· la Argentina. Cf. H. Vezzetti;,.1.i.La constitu~
Como fue el caso 1 por ejemplo, del trabajo institucional que se nana ""~ ,j" ción histórica de las pdcticas psicológicas en la .A:rgentl!!.•" Sobre la
en el artículo antes citado, nota• supra, de varios autores, "Psicoanálisis teoría y ldprlÍctica, op. cit.• págs. 53~55.
aplicado: un caso institucional",
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que se recomiendan para la práctica en cuestión {a los que se


puede simplificar en extremo como: el modelo "clínico tradicio·
zón de Ja represión- ser percibido 23 . Estos esquern:~a11t~,
máticos hallan luego en el mundo <>xtelior ·(natu¡:al y social}
nal", el "cientifi~ista"; que privilegia el uso de recursos' técnicos obstáculos y vías de realización. Pero debe tenerse en cuenta qu~
sofisticados para el diagnóstico, y el "psicologista"); otras formas, de ese mundo exterior ,han ·.recibido en el momento de su,consti•
las que están implicadas en modelos de organización, arcaicos lución el material ideológico ,Y un requisito de coherencia. Son
unos (cátedra, sala de hospital) .otros más modernos y de distinta formas de tranycc1on o .<Xim.Promiso entre los sistemas psíquicos :.¡,:.{

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procedencia cultural (la residencia hospitalaria, Jos organismos "ñconsciente y Preconsciente. ~.·· · ,¡_,ff>e,
asesores), otras y otras más, las que propugnan y las que dejan La incorporación de los individuos .al "dispositivo" p11ede
traslucir Jos discursos con-sagrados y los enunciados corriente- concebirse ~n los casos, como es tís~ ·que eStamos dise]ltiendo,
mente, ya sea en lugares privilegiados (clases, congresos, ateneos), en los que se requiere "vocación"-·en términos de la ad~n
ya en lugares cotidianos. de sus mundos :fantasmáticos CQ!l. lo que la institución Jl!Ol)One
La enumeración de las dimensiones estructurantes puede •.!!..calidad también de esguemas argumentales (!undamentalmen-
';;::
culminar con una referencia a órdenes cada vez mas amplios: el talmente míticos) co(i)nstitutivos de liís prácticas, susténtadores
de la profesión médica en general, los correspondientes a la ac- de modelos. t{picos de relación socia/y, por lo tanto, de las organi-
titud que tiene -Y ha tenido- nue$tra cultura con respecto al zaciones características del ámbito, todo lo cual se apoya, con
niño, la enfermedad, etc. . mayor o !llenor grado de explicitación, 'transparenci,a,•..contra- ·
Todo esta complicación se i¡lcrementa en un campo institu- dición u ocultamiento, en los discursos allí enunciado's.,~len los
cional histórico concreto por el' hecho de que éste será siempre allí instituidos''.
recorrido "transversalmente" (y a veces, como en la Argentina no El proceso por el .que pasan los ·estudiantes de una disciplina .
podemos ignorar, aplastado "verticalmente") por los efectos de durante sus años de formación Iosllevaa ponerseencontac.tocon
0

su participación en la dimensión política -en un sentido estric- ' un muestrario de:esas practicas, esos-OiscUlSOS, esas organizaciones,
to- de lo social. con el resultado de ·que-escogen, podo .general, aquella orienta-
0

Claro está que ning\ma tarea profesional, ni siquiera la de un ción cuyas. formas instituidas hacen resonar proyectos< otrora
psicólogo, puede ser tan intoleráblemente vasta, o tan impre- fantaseados y much;is"vecés vueltos ueprimir a poco de haber sido
cisa, como la de ocuparse (aunque fuere verbalmente) de todas articulados 25 , pero siempre activos, Los ,estudiantes de medicina,
estas cosas en forma sistemática. por ejemplo, van encontrando a lo ..largo de su carrera una-serie de
110 propio del psicólogo es prestar atención central a otra módulos en los que encajar de .acuerdo con la propia estructurá·
trama, solidaria de la recién descripta, que co-(i) nstituye 'º el ción fantasmática y allí termina de afianzarse (aunque a veces
ámbito en estudio desde la perspectiva de)os que lo viven a la
manera característicamente humana. El psicoanálisis, ajeno a una 23 Recuérdese que ~reUd comparó a las fan~rii,s.c~n:·~'inést~Q que ven
mera fenomenología, ha ubicado en ese lugar un objeto que debe bloqueado el act:eso .a Jugares exclusivos .para ·hlaiWos (la ·conciencia),·
1

ser interpretado o (re) construido: la fantasía"· aunque tienen permitido el acceso a otros"'sitios :(cf. ºLo inconscie.nte ' ,
Obras Completas, Madrid, Biblioteca Nue.va, .1948, t •. I., pág. 1054).
Para Freud, ese soporte íntimo de la experiencia" tiene la Como por otro lado, hay también un fantasear consciente -por ejemplo,
forma de ar~mentos. En el adulto, dichos argumentos reprodu- en las ensoñaciones típicas de la adolescencia- que guarda a veces
cen con insíStencia variantes de los modelos en que quedaron estrecha relación con aquel esquema (Bildung) :que no puede, en razón
de su origen, pasar del Preconsciente, es preciso inferir que lo que no
plasmados, en la adolescencia de cada individuo, proyectos eróti- puede llegar a la consciencia de ningún modo (en circunstancias norma-.
cos y ambiciosos cuyo último sentido libidinal no puede -en ra- les) es el tí.ltimo sentido libid1'nal de dichos esquema$, que remi~ -aun~
que por vía indirecta-:- a lo reprimido primordial y al complejo de Edipo .. .. ·~{

24 El momentó de la Ín$tituci6n (en un sentido activo, o sea, acei6n de


20 instituir) de un modelo de práctica y de los <ll.scursos que 10' sustentan
Cf. R. Malfé 1 "Tres proposiciones .. .'', op. cit., esp. Proposición I).
21
Véase: Malfé, ~ 1 Psic010ifa instit.ucional psicoanalíticaº,op. cit.
R. resulta especialmente revelador -como· lo atestiguan algunos estudios
de historia d.e ~ ciencias, por ejemp·lo- del diseño del "zócalo" o
22
Ya Aristóteles consideraba que la 'empiria (;xperiencia) recibía su confor~ cimiento fantasm!tico Sobre el tjué se constituyen -a partir de Ja con~
mación interna del fántasma (fantasía). Sus otros dos componentes fluencia de ésa y otras dimensiones de determinación- dichos modelos
eran para él la. ésthesis (sensación) y la mneme ·(memoria). Véase al en la historia.
respecto: Wilhelm Szilasi, Fantas{a y conocimiento, Buenos Aíres, Ed, lS Aunque no· siempre sucede así. Véase al resP~to una nota ·~~bre !anta·

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Amorrortu, 1977. sía ·que Freud colocó al pie de página en el Segundo Capítulo de Psico·
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produzca la impresión de aparecer "por vez primera") una voca~ -··j
Algunas cuestiones en torno
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Junto con el aprendizaje de los textos y las pericias, habrán del Psicoanálisis de Niños
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estado expuestos para entonces a liderazgos y prestigios dispares, Maño S. cíe Altschuler _;';,_' .
a modelos de trabajo, formas organizacionales, mitos y rituales.
Sobre la base de consideraciones -de este tipo, la intervención
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brevemente narrada sobre el "dispositivo" pediátrico tomó a la
posire un se&go, en el que puede tender a estabilizarse (bajo la '--
responsabilidad -desde hace unos años- de otros psicólogos),
por el cual se presta también atención y asistencia a problemas
que podríamos llamar, en un sentido amplio, "vocacionales".

Volviendo al tipo de trabajo institucional que antes se bosque-


jó, vale decir, el que se puede hacer ·con grupos integrados por
indWiduos que proceden, aunque aisladamente, del interior de un Voy a comenzar este tra o con una cita deFreud.de las con-
ámbito o diSpositivo y que copsultaii con motivo de conflictos ferencias ·de 1932 "Ese ientos, aplicacio . · : ~ciones."
con lo que-hacen 26 cabe observár que aquí también la "vocación", "No hemos vacilado plicar Ja terapia para uellos niños que;-:
cuando se trate -eomo es lo más probable en casos tales- de mostraban síntomas euróticos inequívocos"•.. ''Ha resultado que
personas que hayan elegido su oficio, profesión o práctica, puede el niño es un obj muy favorable para rapia .a.oalítka; los re-
resultar un articulador privilegiado para la ex !oración de los ci- sultados son f • ntalés y pennan tes•.Claro está que ha sido ·
mientos fan at1 (no necesariamente necesario m ificar la técnica crea para el análisis de adultos. El
"organizacionesn) comnartidas por ellos. ·niño es, · cológicamente, disti del adulto; no posee avía un
Claro que dicha exploración, tanto en este contexto reducido supery , en su análisis, el m· o de la asociación lib resulta in-
cuanto en el más vasto de una intervención psicológico-institu- sufic · nte, y la transfer a desempeña un papel mpletamente
cional del tipo de la de "pediatría", no debe entenderse como un dis nto, ya que el pa y la madre reales e · tod3l1ía al lado
intento de usurpar el espacio que corresponde a las tareas de cons- del sujeto. Las resis ncias internas que co atiinos <m .e1 adulto
truh- una teoría o una historia de fu prácticas en cuestión. Puede quedan sustituida en el niño por dificul externas. Cuando los
vísl:u.mbrarse, en cambio, como un valios.o complemento de ellas. padres se hace uhsfratos de la resiste ia.suelen poner en peligro
•! análisi.".:·· •r lo ~ual se h.ace, a v • , necesario al !~del análi-
- logi'a de las masas y aru.ílis'is del yo (Obras ComjJletas, Ióc.-cit. pág. 1124;
sis del nm , cierta mfluencia an 1ca de los padres. Por otro lado ·
las dive ncias inevitables en e el análisis de los niñ y de los a-
d ult quedan disminuidas orla circunstancia d ue algunos de
.'·,

Gesammelte Werke, XIII, 85).


26
Se sobreentiende que el coÚflicto que una persona tien~ con Jo que hace n tros pacientes adúl s conservan tantos r os ·de carácter in'
puede ser de fndole neurótica. en cuyo caso habría que encaminar a fantiles, que el analí · o, adaptándose nuev ente a su sujeto, no
esa persona hacia un análisis propiamente dicho (vale decir, psicoaná- puede menos de e plear con ellos, ciert técnicas del análisis in-
lisis bajo su forma de _aplicación .terapéutica), pero aquí se trata de fantil". ·
aludir a otra cosa, a un tipo de conflictos de los que _está ausente -por
lo menos a primera vista- esa angustiosa sinrazón por la que el conflicto Propong entonces como eje · discusión de este trabajo la
neurótico se hace injustificable ante el sentido común. También puede pertinenci de coüsiderar psico álisis el psicoanálisis de niños. ·
(y suele) oeurrir que coincidan ambos tipos de conflict9. En esos casos Que est campo no es aplicaci. de un cuerpo teórico respecto del
convendría tener en cuenta que un ángulo de abordaje analítico -ligado
siempre a un dispositivo especial; terapéutico, vocacional, institucional, cual ·cha práctica le sea e ema. Lejos de ello,.la técnica debe ser
etc- no excluye ni contradice necesariatnente otros a los que (muchas fu ón de.' aque1las ope iones posibles, dadas determinadas leyes
veces en forma simultánea) se puede recurrir en caso de conflicto. Cuan· que gobiernan el fun ·onamiento del aparato psíquico-;y debe dar
do exísten condiciones estructurales en los sujetos como para soportar
el_ análisis, nunca habrá exceso de éste. Los propios interesados se encar· cuenta de la eficacia de sus operaciones.para ratificar,-rectificar o
. gan de hacer la síntesis.
/;/ hallar nuevas hipótesis explicativas.
80
~
o 81

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