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'I m.n~IO l. ¡1~c.um.nN -.flll(l.fl .u.n~Tm.

ANN
AM OR , SEX O Y ... FOR MU LAS

r-' ,
§
CONC □ RREIN~IAS

El sentido y la pertinencia del axioma "No hay relación sexual" implica


t.ener claro el punto de partida desde donde se escriben las fórmulas de 1~ se-
xuación.
Cuando afirmamos que no hay cura tipo, ¿qué problemas planteamos? Del
mismo modo, cuando afirmamos que hay que considerar "caso por caso", ¿qué
sostenemos?
Cuando convenimos con la form~lación d,e La<;a.J! d~ q,ue 1
.i iiiw!a J:...,_S - ~ -\~' ¿q.ué pro-
blemas se nos p.~esentan?. . .
A este respecto-el vuelco freudiano es enorme. En sus .Tres ·ensayos sobre
una teoría sexual parte.de. las .perversiones ,par~ tómar de .ellas las--c-aracterísti-
cas de la sexualidad humana: aquel]o que era desvío de lo normal muestra la
. naturaleza perversa polimorfa de la se.xualidad común a todo sujeto humano. La
inadecuación con la norma de la naturaleza, e~tendiendo por ésta a la fisiología
que se constata en las especies animales, pasa a ser el rasgo prevalente para ,el
animal humano. Se puede apreciar que esto va mucho más lejos que el descu-
Bnm1ento de una sexualidad infantil.
Como se verá, estas cuestiones de ningún modo están lejos del acontecer
clínico. Están present;s todo el tiempo, a partir del momento en que determinan
el lugar desde donde el analista opera en su acción. Que se haya postulado el
"objeto genital maduro", la "identificación· al analista' o los reglamentos de la
1

cura analítica, no es ajeno a este asunto en el que Freud nos instala, problemáti-

l. Lacan, J., "La significación del falo", Escritos 2, ob. cit., pág. 665 Ysgtes.
28 AMOR, SEXO Y... FÓRMULAS CONCURRENCIAS 29

camente, en el acontecer de nuestra práctica. Las salidas posfreudianas mencio- bºeto hurtado en la Crítica... de Kant. Pero en esa ocasión Laca~
1
nadas son un intento de respuesta, desviadas pero para nada alejadas del proble- restablece e o ~ d un paso más allá de lo que Sade revela en Kant. 3 Ahí en
fi ma que no va a ar . , .
ma. Nos cabe reabrirlo en su valor de pregunta para apreciar las consecuencias ª _ir á se encuentra en los años '70, si se nos permite algun forzanuento.
que implica. ese Epasfio m sbemos que sostener la verdad empírica deja un reguero de problemas
n m, sa •
ostura anterior. Nos internamos · 1uso por esa v1a
me ' e n los
Tradicionalmente se decide sobre el valor de verdad de un fenómeno parti-
no menor que en la P . • 1b
cular con relación al universal del cual es subalterno. En otras palabras, y lo - d puentes neuropsíquicos en los cuales desde un sentimiento a una pa a ra
suenos e · , · d d
volveremos a considerar con mayor detalle, en el lugar del universal se ubico tienen su base a nivel neurohormonal. Con esto_ no plante~os nmgun tipo ~ e-
clásicamente la esencia, y en el nivel del particular la existenc ia: sacuerdo con las neurociencias, cuyo avance es mne~able, smo co_n el _borram1e~to
de los confines de cada dominio, cuyo resultado es s1empr~ la aphcac1ón de meto-


dos demostrativos de "modelos" a los que, incluso, recumeron los grandes mate-
( ~ Aserción UNIVERSAL: "Todos-Ningún" x son ... máticos y de los que ya comprobaron su limitación decisiva.

-~~- ~➔
Por esta vía se desemboca en la noción tan empapada de vaguedad que es la
Aserción PARTICULAR: "Algunos" x son, no son ... del innatismo; pero, curiosamente tan defendida, tan atractiva, como ~ara que
~ - - --- - recurra a ella alguien del nivel de Chomsky. Para lo que a nosotros nos interesa,
conocemos las impropiedades a las que arribó Nacht (para nombrarlo) soste-
\i Si el universal es verdadero el particular también lo niendo en el deslizamiento a lo innato las capacidades de cada analista. Cuando
r~I). subalternanci_a. De algún modo es patente la empresa d se rebate que sin un cerebro no pensamos, ni hay formaciones del inconsciente,
-J la razón práctica, de ue cada acción se a·uste a · fin de oder de- ni tampoco tan siquiera hablamos, no se dice nada ni tampoco menos que nada.
cidir sobre el carácter moral de ella. Intenta, así, deslindar cualquier razón sub- . Ahora bien, desde el to en el que..el psicoanálisis se afirma con todos
jetiva de cada uno sometida al pathos. Que un universal garantice el caso parti- sus derechos, siguiend a Lacan como "ciencia de lo particular", se abren / co-
cular puede parecer indiscutiblemente necesario, ya que en el caso contrario la mo decíamos, una serie de ue se nos 1 '
validez, la verdad o incluso lo admisible queda librado a la vivencia subjetiva; Todos ellos podemos reducirlos a un~e las lecturas del "No bay celacióo se-

1 algo será válido según le parezca a cada quien. De este modo la razón, además
de entrar en el desorden, también justifica el solipsismo e incluso el despotismo.
xual" que se plantea simplemeJlt así no hay universal que responda por el va-
lorde verdad dc.l caso particular. o t bién: no hay universal gue garantice e¡l
valor de verdad de cada caso a icula demos graficar este estado de cos~F
~J /
Para nosotros, dicha moral del sujeto del pathos forma parte de una teoría histé-
rica a la que habitualmente escuchamos bajo la forma, por ejemplo, de "Es así, en la tachadura de la flecha:
porque yo lo siento así" . Representa un recurso último a un lugar de garantía, no
sólo de la verdad sino también de la prueba de la existencia y del goce. UNNERSAL
No es fácil ni sencillo deshacerse de la vivencia propia que asegura el carác-

(l,l_t\ .
ter de las cosas y que a menudo desemboca en el delirio de las discusiones, en
donde se constata que en el campo de las razones todo el mundo tiene razón. En
fin
q~f, _
~puede evoc_l!-r .!1~!!1~º ~?s ejemplos en este polo del problema al
dedicó los párrafos memorables de la "Ley del corazón".2 D;fin-;-
t
PARTICULAR

a ocur
ani. :,,... corno el resultado de la conciencia ue n - a SI,
{ __,, . .
m1 Rl!-;-s!TI med1ac1ón al una · ~voque~os en este punto las reiteradas recomendaciones de Freud de que el
Frente a esta posición, que es la del subjetivismo Kant defiende ue un act analista o)w l e J ~ u a n do..comieoza 110 nuevo análisjs, e incluso en ca-
, . · , ,
es moral sólo si responde al universal Lacan en "Ka con Sade" m ues tra c6- ° da s_esión; caso contrario, advierte, nunca encontrará nada nuevo, sólo lo que ya
tl
1 mo el caracter kantiano de la formulación sadeana del derecho universal al goce sabia. ~abemos que el conocimiento te ' co no lcanza por sí solo para saber
conducir una cura. El sicoanálisis e intensión es la enseñanza del cuerpo

2. Hegel, G.W., Fenomenología del Espíritu, México Fondo de Cultu E 6 ·


1966, pág. 217. • ra con mica, 3. Lacan, J., Escritos 2, ob. cit., pág. 337.

30 AMOR , SEXO Y.. FÓRMULAS
CONCURRENCIAS 31
teórico¡ incluso Freud prefería a los desconfiad os de ese saber que a aquellos
que profesaba n manifiesta mente su adhesión a su doctrina. Lacan es conlunden - esto que este mo do d e intento de cura del malestar
. tiene muchas veces
Por supu
1.'.::: !J,\'O),.,,\ ~~ te al respecto cuando, por ejemplo, a propósito
. . 1 efectos curativos que reiteradam
del algoritmo de la transferen cia
.
éx ito, Y.,ª
sí ¡0 testimonia n os
• 1a. en los comienzos de un analls1s; , . . ente se constatan.
pero son exc 1us1-
1' ~ 11).lJ dice con relación al psicoanalista- " Está claI=g q1:1e RaEla sabe sel saber supu0S- de la trans,erenc
1
~Jjl - -ffi'.' .4 Por lo tanto , el saber referencial que _se aCJ~ID JJl_a de la experienc ia psicoa- •
por acc10n
vamente efectos sugestivos .. y el psicoanáli sis nace
h 1 . estión como resorte de su acc10n.
.,
y se propone como una cu-
'Y)V:. nalítica no es el saber inconscien te a desCJÍfill'. 0 bv1~mente, hay que aclararlo, raque desee a a s~g .
~O~ l.. p este rechazo, ¡,no es tam b'én
1
una ideología? El desacuerd o con la cura
.d
esto no quiere decir lo opuesto: es decir, que el analista -~ada tenga que sab~ ero " . es en función de otro ideal? Estas preguntas merecen cons1 erar~e
\C- c_on lo que muctiª u~ces se_promu 1go.e , l " lo d o va 1e " . "por amor ~~ancia que cobran cuando se advierte que incluso al de_seo se o
De lo antedicho surge una consecuencia que no es para nada fácil de· zanjar; por ~= /:~ntar como bandera idealizante · es decir hac d 1 deseo un ideal:.~s-
incluso nos atreverem os a decir que es en relación con esta cuestión donde se ue es habitual en la cultura llamada posmodgn a. Observem os que, s1 se ~
~ uegan los problemas éticos del psicoanálisi~ y de _I~ ~ormación de los an~listas. te caso stro desarrollo Ías soluciones vía el Ideal son solucione s cu o ~eca
¿Cómo asel!iurar gue un tratain~o....es-0n-ps1G0anahs1s..S-1-no-hay_r_egla umversal j acepta nue ' . , t a
·
msmo es en si' mismo neurótico. Se cura una neurosis con otra mas ace a
( gue lo decida? ,.-- ¡ momento histórico-social en aue se propon~
-- E el unto en donde se cruzan la cuestión de la aran ía . _ .
d ' -~ i- e Ahora bien, Freud constató que la solución vía el Ideal de¡a al s_u1~to hbr~do"'
lidad . Más adelante nos explicaremos, a propósito deheo ema de Godel, sobre a su destino, sin haber avanzado nada en la superación de su sufnm1ent o; esta
la "decidibil idad"; pero adelantamos que es en el seno de los problemas que es- es la única justificación de nuestro accionar. Y Lacan se r~fiere a estas apare~-
tamos poniendo sobre el tapete donde el examen de dicho teorema encuentra el tes paradoja~ puesto que no son más que aparentes, por eJemp~o _cuando es~n-
" cable a tierra" en nuestra disciplina. be: "Nosotros no tenemos que responder por oinguq a verdad uJttma, especial-
Bien , estamos en el meollo de las fórmulas de la sexuación y del axioma mente ni a favor ni en contra de nin una religión" .5 Este es el punto central que
" No hay relación sexua ",ye se meollo hay que considerar todas las cuestio- se plantea con la topología el "ocho interior". _. .,
nes que concierne n a I garantía. 'ª
o ..
Por otra parte, entendemo s que ..___,_
es impensa hl eaesap?
I el PCJ nn : ñP fonr¡nn

'
Justament e en ese iñ~-oH a tendencia ha sido -y hay que revisar en cada del Ideal al final de un análisis . Por eso cobra importanc ia cons1dr;rac Ja ce1él-
,¿e~esta que n~s demos cuánto_de ella sigue presente- recu~rf la fu ~:ión ·d~I ción del sujeto con ella v no sólo con la causa.
~ Decimos que hay que revisar porque es convenien te segu1r Antes de dejar este tema q remarcar cóm LagLen el Semmarw 8,
en el banqui-
llo de los acusados" y no considerarnos · es de r.ecaer, con palabras lacania- "La transferencia" e nsidera ideal n relación con sus efectos en la "masa
nas, justo en lo que decimos que rech amos. analítica', y sobre todo al exorci ue el analista, en tanto está implicado sub-
Afirmamo s que todos los desvío osfr s (llámese objeto genital ma- jetivamente, tiene que acer e e en su acción propia, lo cual im~h~~ gue no se
duro, amor primario, identifi a del lista, amor posambiva lente, puede suponer al analista como un nuevo hombre liberado de las .!!:.fil!!.l~~-d e\
etcétera) radica~n_P-Q J.YlaLu a las veces de UniversaÍ justa- Ideal . ya gue los ideales son variables de la funcjón del Ideal. Merece observarse
esta diferencia,. Cuanto más se lo suponga -liberado, más librado estará a borrar

l
mente do nde éste fa lta'. La funci ea! e una de las ma ores su !encías a
la ausencia de Univer,sa Se puede advertir por qué Lacan insistió tantas veces con algún way of lije la imposibilidad de escribir un universal de la relación .
en que " no hay uni y~r.so_de...disc.ur.so", articulable a "no hay Otro del Otro". ~ n modo diferente, el falocentrismo se propone también como un uni-
Además, postular al Ideal como Universal es una coartada neurótica que tapona versal· cama iíoica goce Ya nos dedicarem os a esta cuestión, por lo cual sola-
la castración del Otro (A) en la búsqueda de una certeza consensua da, pero cu- mente planteamo s lo siguiente. Freud descubre en la dialéctica fálica algo del
yo precio es el deseo. Esta tendencia a conformar comunidad , a través de la orden de lo universal; pero cosa muy curiosa es que ese universal aparece en el
identificac ión con el Ideal, se contrapone a Ja es12ecificid ad del 12.Skoan ~a síntoma. es decir, en su falla. Y éste es el aspecto fundamen tal. del cual la clave
que, como observó Freud, la neurosis, o mejor dicho, su causa, queda afuera. se encuentra en la articulación falo-castracióñ, donde Lacan vuelve a interrogar
el papel del falo en la dirección de la cura.

4. Lacan, J., "Proposición del 9 de octubre de 1967 acerca del psicoanalista de la Es-
cuela", en Momentos cruciales de la experiencia analítica, Buenos Aires, Manantial, 5. Lacan, J., "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudia-
no", en Escritos 2, ob. cit.
1987, pág. 13.
32 AMOR, SEXO Y.. . FÓRMULAS

En cuanto a l~ relación-entre el falo y el ~ . hay un giro radical ª. partir

~ Í
1
de las fórmulas de la sexuación. Cuando Lacan considera el deseo masculmp en
"La significac ión del falo", lo hace desde una lógica atribl,!ti\lfi, digamos una ló;
gÍca cieTa sÍgnificación fálica de "ser~ tene¡i', y desde ella e~tablece el caráctet
; smtrífugo ~el signjficante de_dicho deM01- A partir de estable~r_el.,a.xiQma "NQ
.fü!.Y relación s~ual" correlativo a las fórmulas y a la estru~tura.de los cu~tro

c,ut)-1 W discursos reconsidera al deseo masculino de otro modo al mclu1r el punto de


l !mposibili~d ~;-~ ; rticulación nF;dosa. . - · ~ . - ... .
Por un lado planteamos la gran importancia chmca de dicha recons1derac1ón
.

por los efectos de vulgata que ha tenido la primera, ~on tendencia a las mencio-
.

nadas recetas que se proponen como universales, y por otra parte planteamos
que es un modo de decir el axioma en cuestión. Volveremos sobre este punto en
los dos próximos capítulos y veremos cuál es el giro que, según pensamos, rea-
liza Lacan. Veremos que la articulación del deseo, el goce y el falo no es, nece-
sariamente, cuestión de metonimia ni de degradación. Temas que sin duda man-
tienen su vigencia ya que se escuchan en la clínica.
Como se ve, el axioma "No hay relación sexual" abre un abanico de cuesti~
nes delascuii~s él es su J - . , . Pero hay que percatarse de que su enunciado
)
Rlantea por si misJ!}Q -~n~_ aradoj __re~ts_ a lo gue venimos desarrollando, ya que
) él (el enunciado)~tiene vocac universal.6 Resulta muy fácil parapetarse detrás
de él, eludiendo así las dificultades personales de cada uno con las relaciones, ya
que ~i no hay relación sexu'ªl, ¡se terminó el problema! -otra coartada n~~
Más aún, se puede levantar una nueva iglesia llamada "No hay". Luego de la
iglesia de Dios, la de la naturaleza, la de la muerte, tendríamos la psicoanalítica
del "No hay relación alguna". Sería sin duda un universal aristotélico: ninguná
relación existe. Por eso entendemos q~e es--- --
de máxima ·-------
-importancia cfetenerg~_ ~n
este aspecto. Como veremos, el axioma "No hay relación sexual" es condición
ge p~ iºilidad_~ u e exis.tan relaciP.n~ de las más interesantes, _apasionante~·y
aun creadoras, y~ otra parte les impone su condición. Esto es qu e ninguna e~
capa a la castración, q~guna.pued~el carácter de universal.
Para finali zar, dicho axioma se articula con la enunciación. Querem~ s decir,
no con lo que el analista dice, lo cual es importante sin duda, sino desde dónde
dice lo que dice. Se observa de este modo un fructífero remozamiento de la in-
terpretación del operador analítico llamado "deseo del analista". Para el anali-
zan te los efectos de las interpretaciones de su analista cobrarán, a la larga, su
valor definitivo más que por sus contenidos por la posición desde la cual fueron
enunciados. Consideramos que esto es patente y constituye nuestra tesis, ya que
comanda nuestra lectura.

6. Cf. el capítulo 1, "Desmontaje", pág. 21 y sgtes.

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