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1640. Esta presencia occidental tan antigua en Japón es un hecho histórico poco conocido en occidente. Y es
un hecho histórico importante porque la ciudad de Nagasaki fue fundada por navegantes de este país vecino
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de España en el año 1569. Junto a los navegantes y los comerciantes , los primeros en llegar a Japón fueron los
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sacerdotes y misioneros jesuitas de la península ibérica, tanto españoles como portugueses. Y estos hombres
desembarcaron en el país del sol naciente con el objetivo de convertir a la población a la religión católica. Lo
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que sabe aún menos gente es que, a pesar de su carácter hermético, los japoneses siempre han mantenido una
curiosidad por lo occidental, que ha llegado hasta su sofisticada cocina. El plato de tempura, las tradicionales
verduras, pescados y mariscos rebozados en harina de trigo que se sirven en cualquier restaurante japonés del
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mundo, es un ejemplo de ello. Este plato fue una adopción de la gastronomía japonesa de aquello que solían
comer los sacerdotes españoles y portugueses en Japón desde el siglo XVI. Introdujeron la costumbre de tomar
pescados y verdura en los tiempos de vigilia (las noches antes de cada fiesta sagrada) y cuaresma (cuarenta
días de ayuno y penitencia, imitando los cuarenta días de Jesús en el desierto) en los que estaba prohibido
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comer carne.
En latín, estos rituales se llamaban tempora ad quadragesimae. De este tempora viene el término tempura.
Otros investigadores dicen que tempura viene de la palabra portuguesa tempero, que significa ‘condimento’.
En Japón el aceite era difícil de obtener y apenas se consumían alimentos fritos. Pero los sacerdotes trajeron
sus costumbres: entre ellas la de freír pescado o verduras que antes habían rebozado en harina de trigo. Con el
tiempo, la población cercana a estos monasterios ibéricos comenzó a imitar a los sacerdotes, creando un plato
que hoy es fundamental en la gastronomía japonesa. Pero no es el único plato occidental: el tonkatsu,
chuleta de cerdo también rebozada, es un ejemplo más. Y es que, los sacerdotes comían la carne que
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comenzaba a ponerse mala envuelta en pan rallado . Como en Japón no existía el pan, crearon un producto de
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aspecto similar al pan rallado: el panko, hecho con harina de trigo y leche de soja . Y, por su nombre, es fácil
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