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LA GRAN PRETENSIÓN DEL PUEBLO BARI

Por : EMILIANA PINO TORRES - JOSE OROZCO – MARGARITA PEREZ


Es fundamental para las comunidades y la institucionalidad en territorio, conocer y
entender el proceso que se adelanta en la Región del Catatumbo (Figura 1), “región fronteriza
con Venezuela ubicada en el departamento de Norte de Santander, conformada por los
municipios de Tibú, El Tarra, Sardinata, Hacarí, San Calixto, La Playa de Belén, Ocaña,
Teorama, Convención y El Carmen. Alberga los resguardos Motilón-Barí y Catalaura-La
Gabarra, donde habita el pueblo indígena Bari” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017).
Con 24 comunidades fueron reconocidos como tales, por la autoridad civil en el año de 1981.
En Colombia, los pueblos étnicos se encuentran amparados por derechos constitucionales,
(Constitución Política, 1991) los cuales, fundamentaron la Gran Pretensión del pueblo Bari, vía
Acción de Tutela, donde solicitaron la ampliación, saneamiento y delimitación de su territorio;
aspiración en la que se incluye un área aproximada de 225 mil hectáreas e involucra a 5
municipios del departamento Norte de Santander.

Figura 1

Mapa Región del Catatumbo

Fuente: Centro Nacional de Memoria Histórica (2017)

1
La pretensión Bari se traslapa o coincide con la solicitud de creación de la Zona de
Reserva Campesina elevada por la Asociación Campesina del Catatumbo ASCAMCAT,
“organización conformada a finales del 2005 por habitantes de las áreas rurales de los
municipios de Convención, El Tarra, y el Carmen. Propuesta asociativa de reconstrucción del
tejido social que permita generar condiciones de vida digna y desarrollo para los catatumberos”
(Agencia prensa rural, 2020), y de la cual conoce la Agencia Nacional de Tierras (ANT), entidad
del Estado, encargada de administrar las tierras rurales del país. Pero, además la pretensión
incluye el área del Parque Nacional Natural Catatumbo, cuya competencia recae en la
Dirección Territorial Andes del Sistema de Parques Nacionales Naturales.

Por tanto, al lograr identificar geográficamente este territorio, es importante hacer


hincapié en la situación de la subregión del Catatumbo, pues, esta presenta graves problemas
sociales, de seguridad, estabilidad y de presencia institucional. Históricamente ha estado
marcada por el conflicto armado (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2018, p.18) aunque se
evidencia que, en los últimos tiempos, el conflicto tiene gran parte de su origen en la
producción, procesamiento y comercialización de la hoja de coca, lo que ha dejado inmersas a
las comunidades indígenas y campesinas, en situaciones de riesgo y vulnerabilidad.

Es necesario enfatizar que, la Etnia Bari pertenece a la familia Arawak y habitan en


Norte de Santander desde tiempos de la colonia, su asentamiento no solo se encuentra en
territorio colombiano, sino, que logra limitar con el lago de Maracaibo, en el país vecino de
Venezuela, como se ilustró en la figura 1. Se podría considerar que, los Bari tienen la condición
de “binacionalidad”, puesto que, para ellos, su jurisdicción tiene una comprensión más amplia y
no localizada, debido a que sus dinámicas ancestrales están atravesadas por una comunidad
de sentidos, las cuales, sobrepasan las figuras administrativas, las fronteras políticas e
institucionales (Jaramillo Orlando, 1993).
En cuanto, a la historia de la acción judicial que trata la Gran Pretensión, comenzó
cuando su Representante Legal en el año 2013, interpuso una acción pública de
inconstitucionalidad contra los artículos 74 a 84 de la Ley 160 de 1994, al considerar que, las
normas acusadas, las cuales regulan el proceso de constitución de las zonas de reserva
campesina y sus principales características, no podían haberse expedido sin la previa
realización de un proceso de consulta con los grupos étnicos afectados. La mayor
preocupación de la comunidad étnica se centraba en sentir que, se les iba a desmembrar su
territorio ancestral, al reconocer una ZRC (Zona de Reserva Campesina) en el área que
aspiran, sin otorgarles la oportunidad de ser llamados a su defensa y conservación, repitiendo
los antecedentes de la explotación de petróleo y la construcción del oleoducto acontecido en el
año 1939. Pero, adicional a lo anterior, se dio un desafortunado concepto por parte del
Ministerio del Interior, en el cual se manifestó al Incoder, hoy Agencia Nacional de Tierras
(ANT), que, en el área solicitada por ASCAMCAT para la creación de la ZRC, no existía ningún
pueblo étnico asentado, con lo se desconoció de un plumazo la presencia ancestral de los Bari
en el Catatumbo. (Agencia Nacional de Tierras, s.f.)

En efecto, el camino para ellos no ha sido fácil, la acción fue negada en primera
instancia, pero posteriormente revisada por la Sala de casación penal de la CSJ (Corte
Suprema de Justicia), donde se ordenó vincular al Incoder (hoy Agencia Nacional de Tierras), el
Ministerio de Agricultura, la Agencia Nacional de Minería, Agencia de renovación del territorio
ART, Unidad de Restitución de Tierras URT, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi IGAC, y al
Municipio de Tibú. Asimismo, hicieron parte la Organización Nacional Indígena de Colombia
ONIC y el Ministerio Público. Esta acción generó una gran tensión entre el pueblo Bari y las
comunidades campesinas del Catatumbo, que se prolongaron por varios años y ello solo se
logró mejorar con la instalación de una mesa territorial consultiva, conformada de manera
tripartita, por indígenas, campesinos y la institucionalidad, acompañados de un veedor
internacional (ONU), la Defensoría Regional del Pueblo y la Procuraduría para asuntos
agrarios.
La sentencia T 052 de 2017, (Corte Constitucional, 2017) la cual, tiene varias
modulaciones, y en este momento se encuentra en el Tribunal superior de Cúcuta, ordenó
entre otras cosas, resolver primero y preponderantemente, la Gran Pretensión del pueblo Bari,
y una vez se tenga resuelta, continuar con la creación de la Zona de reserva campesina (ZRC).
Esto debido al orden constitucional de los derechos fundamentales para los pueblos indígenas,
prevalentes a los derechos de las comunidades campesinas. Es obvio decir qué, el mencionado
orden jurídico, es fuente de diferencias y conflictos en todo el territorio nacional, puesto que,
nuestra realidad nos ubica y nos lleva a compartir el territorio, aún con aquellas diferencias. Sin
embargo, la posición del pueblo Bari, frente a la creación de la ZRC, es que no existe
oposición, siempre y cuando no se realice al interior de sus territorios ancestrales.

Como se mencionó, la Gran Pretensión, involucra un área de 224.738 hectáreas (Corte


Constitucional, 2017), en los municipios de Tibú, El Carmen, El Tarra, Teorama y Convención,
todos ubicados en la subregión del Catatumbo. Para resolver la Pretensión, la ANT se
encuentra adelantando “estudio socioeconómico, jurídico y de tenencia de la tierra - ESEJTT”
(ANT; UGT, 2019) conforme a lo ordenado por el Decreto 1071 de 2015, buscando establecer
las condiciones para ampliar y delimitar, así como la ruta para sanear el territorio de los Bari. El
estudio deberá, identificar la población étnica y campesina al interior del área pretendida,
determinar las condiciones, uso, tenencia y necesidades de la tierra, identificar debidamente los
predios involucrados dentro y en colindancia con el área en pretensión, abordar los
componentes etnohistóricos, demográficos, económicos y socioculturales del pueblo étnico, al
final concretar la viabilidad y alcance de la pretensión. Sin duda, el estudio ESJTT representa
un desafío importante para la institucionalidad y para el mismo pueblo Bari, puesto que, supone
una cantidad de acciones en las que se hace relevante los espacios de acuerdos y
socialización, la resolución de conflictos, la producción y formalización de la tierra para todos
quienes habitan el territorio. Con el estudio final, el Consejo Directivo de la ANT deberá resolver
de fondo la Gran pretensión Bari, para lo cual falta mucho trabajo y articulación de todos los
actores.
Uno de los escoyos en los avances de la Gran Pretensión, fueron las diferencias al
interior de sus propias comunidades, puesto que el proceso, para llegar a un acuerdo sobre los
territorios pretendidos, fue demorado y conflictivo, se necesitaron seis mesas territoriales y
muchas reuniones, entre los dos resguardos, la ANT y los organismos internacionales que
acompañaron dichos espacios. En agosto de 2019 se llegó por fin a un acuerdo, y se logró
determinar las aspiraciones de cada resguardo, las cuales se establecieron en 35.886
hectáreas para el Resguardo Catalaura La Gabarra y 159.156 hectáreas para el resguardo
Motilón Bari. Pero en ese momento se encuentra, que existe una nueva pretensión, sobre la
creación de un tercer resguardo al interior del mismo pueblo Bari, con un área pretendida de
29.696 hectáreas, que en principio no se debería asignar a ninguno de los dos resguardos
existentes, hasta tanto no se resuelva de fondo la viabilidad de esta creación, a la fecha se
encuentra en proceso, un recurso interpuesto por la comunidad, ante la negación del
reconocimiento en primera instancia, por parte del Ministerio del Interior (Figura 2).

Figura 2

Gran Pretensión con el acuerdo de los resguardos

Fuente: Agencia Nacional de Tierras


Como parte del procedimiento adelantado por la ANT en el marco del ESEJTT, se
encuentran dos temas sin conciliar, y tienen que ver con el censo del pueblo Bari y su condición
de binacionalidad. Lo primero, tiene adicional el concepto ancestral, pues su población va más
allá de lo corpóreo e incluyen también sus espíritus, denominados “Ojos limpios”. Se adelantó,
por la ANT, el censo poblacional Bari, el cual arrojó un poco menos de 3 mil étnicos, entre
mujeres, hombres y niños, los cuales fueron debidamente caracterizados, número que es el
oficial para el Estado colombiano. Pero, el Pueblo Bari reclama incluir como número total de su
población, los miembros caracterizados, más los ojos limpios, por tanto, esto varía
considerablemente el número de población a incluir, lo que en últimas es un insumo para
determinar la necesidad de la tierra. Lo segundo, es algo más complejo, en el sentido que
depende de las relaciones internacionales con Venezuela, para lograr realizar un
reconocimiento conjunto, que les otorgue la condición de pueblo binacional, condición que les
permitiría incluir en el censo poblacional a los Bari que habitan en territorio venezolano, se
calculan serían unos
1.500 aproximadamente (Agencia Nacional de Tierras, 2019). Condición realmente difícil, pues,
se deben señalar los conflictos que tienen actualmente los dos países, lo que, por ahora, deja
sin posibilidad la inclusión de la población fuera del territorio colombiano.

A la vez que se resuelven las condiciones al interior del pueblo Bari, se adelantan
también espacios de dialogo con las comunidades campesinas, representadas en la Sentencia
T 052, por ASCAMCAT. Como anteriormente se expresó, esta organización campesina
conformada a finales del año 2005, por habitantes de las áreas rurales de los municipios de la
región del Catatumbo, en el departamento Norte de Santander, “surgió como una propuesta
asociativa de reconstrucción del tejido social, el respeto a las comunidades indígenas, los
adultos mayores, los niños y las mujeres; la erradicación de los factores socioeconómicos que
dieron origen a la siembra de coca” (Agencia Prensa Rural, 2020). Esta organización
campesina juega un rol importante en territorio, con líderes reconocidos y validados por todos
los actores. Igualmente, ha liderado movilizaciones y acciones públicas conocidas a nivel
nacional, su posición frente a la erradicación y sustitución de cultivos de hoja de coca, ha
generado enfrentamientos con la institucionalidad, además de conflictividad en la región. Sin
embargo, se puede decir que ASCAMCAT ha ganado espacio y reconocimiento, aunque tienen
un largo camino por recorrer,
puesto que, primero deberán culminar todas las acciones para ampliar y delimitar los territorios
indígenas, para que proceda entrar a resolver sus aspiraciones. Pero, también, se tiene
pendiente la tarea de caracterizar y determinar las condiciones del área pretendida para la
ZRC, labor que tiene su complejidad por las condiciones del territorio y por su frontera con
Venezuela. Alrededor de la pretensión para la creación de ZRC, igualmente, se presenta
conflicto al interior de sus comunidades, pues existen otras organizaciones, como CISCA
(Comité de Integración Social del Catatumbo) que exigen su inclusión en los procesos llevados
a cabo por las agencias del Estado; esta organización es fuerte en territorio y agrupa un
número considerable de comunidad campesina, por lo que su participación en las mesas
territoriales es de vital importancia, pero aun así, siguen sin aparecer en los escenarios
institucionales, lo que podría viciar los procedimientos de consulta previa con todas las
comunidades. Como solución a ello, una opción para garantizar la participación de todos, es a
través de las bases, y para llegar a estas, se podría hacer mediante el relacionamiento con las
Juntas de Acción Comunal (JAC), quienes verdaderamente tienen la posibilidad de validar la
intervención en territorio. En este sentido, se debe tener en cuenta, las dificultades de
comunicación con los presidentes de JAC, puesto que, muchos de ellos se encuentran en
zonas donde no existe ningún medio que lo permita, por lo que se pensaría en una
interlocución con las alcaldías para lograr acceder a las comunidades. Ciertamente, cualquier
vía que se tome, requiere de tiempo, logística, recursos y articulación a todo nivel.

Como si todas las aristas referidas en el escrito, no fueran suficientes, nos encontramos
con otra condición especial del territorio, esta tiene que ver con la existencia del Parque
Nacional Natural Catatumbo Barí, “ubicado al nororiente del país, en el extremo norte del
departamento de Norte de Santander, esta área protegida comprende una extensión de
158.125 hectáreas” (Parques Nacionales Naturales de Colombia,2002), el cual fue creado en
1989, es decir, posterior a la fecha de creación de los dos resguardos. En esta área se requiere
también la caracterización de la población no étnica al interior del parque, la identificación de
los ocupantes y el uso de la tierra; y el saneamiento de su área protegida, la cual esta plena y
legalmente identificada. Se han logrado avances con el relacionamiento de las comunidades
por parte de la Dirección Territorial
Andes del Sistema Nacional de Parques Nacionales Naturales (DTAN-PNN), quien tiene a su
cargo el manejo y la responsabilidad del parque; sin embargo, las actividades en campo, para
la caracterización e intervención, están congeladas por el momento, debido al tema de la
emergencia sanitaria producida por el COVID19, lo que afecta aún más el desarrollo del
proceso, sin tenerse noción por cuánto tiempo. Se debe considerar la existencia de, no poca,
población campesina al interior del parque, a diferencia de la información oficial. La presencia
de los campesinos en el parque, los pone indiscutiblemente, frente a una situación irregular de
ocupantes de un área protegida, situación que tendrá que resolver PNN a través del
saneamiento del área al interior del parque, estudiando la ruta de dicho saneamiento, en el cual
se identifican figuras como, el reconocimiento de mejoras o el otorgamiento de contratos de
uso, conservación y preservación, para lo cual se considera falta bastante camino por recorrer.
Pero, aquí no termina la complejidad al interior del parque, pues también, se presenta en esta
área un alto porcentaje de desforestación y aumento exagerado de los cultivos de Hoja de
Coca, todo ello, conforme a los datos presentados por el Director Territorial de PNN, en el
marco de la reunión PDET (Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial) del mes de Julio de
2020, en donde, manifestó su preocupación por la situación irregular y la falta de garantías de
control y seguridad al interior del parque, lo que deja a merced de los actores ilegales el uso
indebido del área, pero, además no se ve cerca una solución, sumado a las mismas
condiciones geográficas y de ubicación del parque.

Con el fin de contextualizar, se comenta que, la gran Pretensión del pueblo Bari, tiene
su área de influencia, en un territorio pretendido para la creación de una Zona de Reserva
Campesina (ZRC). Además, de la existencia del Parque Nacional Catatumbo Barí, con
influencia en 5 municipios, de esta vasta región. Pero, hasta ahora, no se ha hecho referencia a
la Zona del Catatumbo en general, de sus condiciones y dificultades, las cuales son de amplio
conocimiento público, por el conflicto armado que la azota; sin embargo, se tendría que asumir
que Catatumbo va más allá de lo que se ha escuchado, “es un territorio con una gran diversidad
biológica y riqueza natural, atravesado por numerosos ríos, quebradas y caños. El río
Catatumbo recorre toda la región, desde su nacimiento en las montañas de Ábrego, hasta su
desembocadura en el Lago de Maracaibo en Venezuela”. Es palabras coloquiales, es una
región
inmensamente rica, con recursos naturales, energéticos, hídricos, con una comunidad
generosa y humanística, donde históricamente han convivido indígenas y campesinos, con una
cultura de arraigo al campo, con necesidad de tierra y una vocación agraria preponderante
(Centro Nacional de Memoria Histórica, 2017).

Por consiguiente, la zona del Catatumbo, por sus bastos territorios y la riqueza de su
tierra, le hacen apta para cualquier tipo de producción agrícola; sin embargo, la ausencia del
Estado ha sido una constante a través de los tiempos, lo que ha permitido la presencia de
múltiples grupos ilegales, quienes controlan el territorio, la población, las cadenas de
producción y todo lo que se haga, hasta el simple hecho de moverse al interior de la zona. Se
ha identificado recientemente, que a la fecha en el Catatumbo actúan cerca de 14 grupos
armados ilegales, en los que se incluyen, los grupos de guerrillas como el ELN y algunas
disidencias de las FARC; carteles de droga y bandas organizadas, como los pelusos, el clan del
golfo, el cartel Sinaloa, los urabeños, los rastrojos (Fundación Paz y Reconciliación, 2020) lo
que hace de este territorio, un polvorín permanente que estalla por la más mínima cosa. El
Estado colombiano ha incrementado la presencia de la fuerza pública en el Catatumbo, con la
creación de nuevas unidades de combate, pero al final no han logrado controlar la inestabilidad
y la delicada situación de seguridad en la región. La ubicación estratégica del Catatumbo, con
una frontera amplia y sin control con la República de Venezuela, ha sido identificado con un
corredor efectivo para el tráfico y envío de estupefacientes hacia el exterior. El tema de frontera
ha sido conflictivo históricamente y se ha pasado del contrabando de productos a la
comercialización de drogas, lo que verdaderamente implica un desafío inmenso, al no existir
ningún tipo de interés del país vecino, para tomar las medidas y acciones necesarias que
permitan controlar el tráfico. También, encontramos el fenómeno del robo de hidrocarburos, lo
que ha generado en múltiples ocasiones la contaminación de ríos y quebradas, causando
daños ambientales irreversibles, sumado a los graves problemas de enfrentamientos y disputa
por el control de este otro negocio. La disputa por el territorio del Catatumbo y los negocios
ilícitos que allí se dan, causan desplazamientos frecuentes entre la población, asimismo, se
presentan masacres, desapariciones y conflictos entre bandas que dejan a la población civil en
medio del fuego cruzado, poniendo a sus hijos como víctimas del negocio manejado por
foráneos. Se debe mencionar que, además de todos
sus problemas de seguridad, esta región carece de vías, infraestructura, proyectos productivos
que aseguren, no solo la producción, sino, también la comercialización de sus productos; el
abandono del Estado y la corrupción desborda en esta parte del país. Se carece de puestos de
salud, las escuelas se encuentran en pésimo estado, con un acceso limitado de los niños por el
peligro, que muchas veces representa ir a estudiar (Noguera, 2016). Todo ello, deja el sin sabor
de pensar cómo se realizará la transformación que se requiere, cuando no se garantiza el
derecho de su gente a prepararse para aportar en la generación de cambios. Ni pensar en la
educación superior y el acceso casi imposible a esta para los jóvenes del Catatumbo.

En consecuencia, este panorama de conflictividad en la región, que está presente a


todo nivel, al interior del pueblo indígena, entre indígenas y campesinos, entre los actores
armados y la población, entre la institucionalidad y los grupos delincuenciales organizados,
entre las organizaciones campesinas y sus representantes, podríamos suponer que la Gran
Pretensión del Pueblo Bari, no se abstrae de ello y tendrá que recorrer un camino de
concertación y construcción, también a todo nivel.

En todo este proceso, se evidencia que, el Gobierno colombiano y los organismos


internacionales, han venido propiciando espacios de encuentros y dialogo, los cuales, se han
acompañado a través de las mesas institucionales con las Agencias del Estado y con garantes
como la ONU, que hacen de veedores y acompañan al Pueblo Bari en la consecución de sus
derechos. Estos espacios, naturalmente sirven para disentir y acercar las diferencias a
realidades más claras y con mecanismos más efectivos en la construcción del territorio.
Actualmente, se apuesta a la inversión social, mediante, el marco de zonas PDET (Planes de
Desarrollo con Enfoque Territorial), la cual, surge ante la necesidad del cumplimiento de los
Acuerdos de Paz, pero con una particularidad, y es que, la Región del Catatumbo está
conformada por 11 municipios a saber, Ocaña, Abrego, La Playa de Belén, Tibú, Sardinata, El
Carmen, El Tarra, Teorama, San Calixto, Convención y Hacarí, de los cuales, los tres primeros
3 no fueron incluidos
en la zona PDET, para permitir la inversión e intervención del Estado, lo que irremediablemente
causó una mutilación complicada del territorio. Se diría que, la pretensión del pueblo Bari solo
se circunscribe a 5 de los 11 municipios, pero, en realidad las características y condiciones de
la zona, hacen que lo que ocurra los impacte a todos.

La Gran Pretensión Bari, tiene tanto de largo como de ancho, pues, no se logra
establecer con certeza el tiempo que lleve resolverla, por la complejidad de las condiciones
analizadas del territorio; lo que inevitablemente representa el aplazamiento de las aspiraciones
de las comunidades campesinas; los recursos que se requieren para la intervención son altos y
exigen un esfuerzo de todos, en la que representa un importante papel la cooperación
internacional; la realidad de la afectación al PNN Catatumbo es evidente y su avance es
incontrolable; el cultivo de la Hoja de Coca se encuentra en todo el territorio, incluso al interior
de los resguardos, el Parque Nacional Natural Catatumbo Bari, y la zona pretendida para
creación de ZRC; la violencia cada vez se agudiza más, por la disputa en el manejo y control
del territorio por parte de los actores irregulares.

No obstante, también se debe mirar la Gran Pretensión desde la óptica del desafío que
representa sacarla adelante. Un desafío enorme para la comunidad, en cuanto, a su
subsistencia y su proyección en el tiempo, el reconocimiento de su cultura, el derecho ancestral
de la tierra; la producción, conservación y uso de su territorio. Para el Estado colombiano, como
protector de los mencionados derechos, así como en su rol de operador del proceso
administrativo, el cual, permitirá resolver de fondo la pretensión, con la necesidad de articularse
en sus agencias e instituciones, que le permita obtener avances cuantificables en la
intervención del territorio. Para las comunidades campesinas, en la medida que logren
concertar sus diferencias y validar un proceso que aporte beneficios reales a la población del
campo, partiendo de las bases, quienes han apostado por quedarse en la zona rural, aún a
costa de la alta cuota de víctimas que han puesto, buscando modelos productivos que permitan
mejorar todas sus condiciones, lo que
indudablemente aportará a la paz en la región. Para los organismos internacionales que
acompañan el proceso, como garantes de los derechos del pueblo indígena y de las
comunidades campesinas, con un papel activo, de acompañamiento, apoyo e impulso en las
acciones requeridas en el proceso. Para la Sociedad civil, académica y en general para todos,
en la medida en que lo que se resuelva en este proceso, tendrá implicaciones, positivas o
negativas, en la estabilidad y desarrollo de la Región del Catatumbo.

Abordar la situación general de la Gran Pretensión del pueblo Bari, busca analizar sus
complejidades, documentar sus realidades y observar sus implicaciones.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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